Disputa que tiene por objetivo por objetivo influir sobre los elementos culturales de una sociedad a través de las instituciones políticas y de los aparatos culturales de esa sociedad.
¿Qué son los elementos culturales?
Las creencias, las costumbres, los símbolos, los mitos, los valores, las historias, las normas, etc. Cosas intangibles, que la mayoría de nosotros pensamos que no sirven para nada, y que nos perdemos de vista en cuanto a su importancia, ya que son en verdad nuestros anteojos con los cuales logramos ver una realidad. Nuestro acceso a la realidad no es incontaminado. Nosotros tenemos anteojos. Éstos son todos los elementos que nombre al principio y que en conjunto los llamamos CULTURA. Justamente cuando yo modifico esos anteojos, lo que obtengo es una modificación de la manera que tengo de ver la realidad el mundo que me rodea (cosmovisión).
Al lograr modificar la forma en que se aprende la realidad, se logra modificar también la forma en que se actúa sobre esa realidad.
¿Hablas como un ateo? Fíjate que el Talmud comenta sobre los diez espías y su informe maligno diciendo: “El que difunde informes malignos casi niega la existencia de Dios”.
Los espías regresaron de Canaán con un racimo gigante de uvas. Las uvas deberían haber animado a los israelitas. La tierra era de hecho una buena tierra llena de generosidad, tal como el Eterno lo había prometido. Los diez espías, sin embargo, interpretaron las uvas gigantes de manera diferente. Los usaron como evidencia de que la tierra estaba habitada por gigantes invencibles. «¿Qué esperarías de los viñedos de los gigantes?» ¿No es extraño cómo dos personas pueden mirar lo mismo, como un racimo de uvas, y llegar a conclusiones opuestas? Para Josué y Caleb, las uvas gigantes eran algo bueno. Para los otros espías, las uvas gigantes eran un signo de desesperación.
El Eterno se reveló con su ira diciendo que escuchó las murmuraciones y las quejas de los hijos de Israel. Él también escucha nuestras quejas. El pecado de murmurar está relacionado con el pecado de chismear. Ambos son formas de malas palabras; ambos resultan de un espíritu crítico.
La Torah enseña que el Eterno escucha todas nuestras quejas y negatividad. Por eso los sabios enseñan que el quejumbroso equivale a un ateo. Sus quejas niegan la existencia de Yahvéh como si no hubiera Dios para escuchar sus amargas palabras.
Comienzo con un planteo: ¿Qué significa verdaderamente haber progresado en la vida? ¿Qué es evolución real?
Quizás te ayude a encontrar tu respuesta la siguiente frase:
“Nuestro más profundo entendimiento nos dice que un ser auténticamente evolucionado es aquel que valora a los otros más de lo que se valora a sí mismo, y que valora el amor más de lo que valora el mundo físico y todo lo que en él se encuentra”.
[Gary Zukav -«El asiento del alma«]
En la vida llegamos a aprender que no importa el tamaño de nuestra casa ni nuestra cuenta bancaria, sino el tamaño de nuestro corazón. Es el camino del amor el que nos lleva a evolucionar en seres santos. En los momentos que elegimos el amor, comenzamos a ascender en el camino vertical y a dar pasos hacia niveles superiores.
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”
Efesios 6:11 – 12
El apóstol Pablo recomiendo a los discípulos de Yeshúa que habitaban la ciudad de Éfeso que presentaran diariamente batalla al Oponente, vistiéndose con la armadura divina, confeccionada en la Justicia y la Verdad.
Por siglos, en el cristianismo, se ha enseñado que este consejo paulino surgía del hecho de que el apóstol escribía la epístola inspirándose en la guardia romana que lo vigilaba en la cárcel.
Ahora bien, ¿cree usted que Pablo representaría la armadura del creyente con un soldado romano?
Lo invito a sentarse a escuchar este SEMINARIO y tomar nota de toda la Verdad que se esconde en dicho consejo apostólico:
Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
“Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; y en la séptima saldrá libre de balde.”
Shemot/Éxodo 21: 2
La porción de la Torah de Mishpatim sienta las bases de un sistema de justicia yahvista, con muchas leyes y castigos diferentes. Una de esas leyes, la ley del esclavo hebreo, sus seis años de trabajo y su libertad en el séptimo año, apunta hacia la Era Mesiánica y nuestra dedicación a Dios.
En la Era Mesiánica, el Mesías será rey sobre todo el mundo. En Isaías 11:3-4 dice que él “no juzgará según la vista de sus ojos, ni decidirá según el oír de sus oídos; Mas con justicia juzgará a los pobres, Y juzgará con equidad por los mansos de la tierra; Y herirá la tierra con la vara de su boca, Y con el aliento de sus labios matará a los impíos.” Y en Isaías, 9:7 dice: “Para que el principado se multiplique, y la paz no tenga fin, sobre el trono de David y sobre su reino, para afirmarlo y sustentarlo por el derecho y la justicia. De ahora en adelante y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.”
Los creyentes en Yeshua ya están actuando bajo la autoridad de ese futuro reino. A medida que estudiamos los mandamientos de la Torá, aprendemos acerca de los fallos del Rey Mesías, el máximo campeón de la justicia. Es como dice en Isaías 56:1 “Así ha dicho Yahvéh: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi favor para manifestarse”.
Te invito a escuchar esta enseñanza:
Los seis años de trabajo por los que debe pasar un esclavo hebreo simbolizan lo que le está sucediendo al pueblo judío en el mundo de hoy, con aflicción, subyugación y exilio. La liberación del esclavo hebreo en el séptimo año simboliza el fin de los tiempos y la redención final.
La libertad que se recibe en el séptimo año corresponde al séptimo día de la semana, como dice Éxodo 23:12: “Seis días harás tu trabajo, mas el séptimo día descansarás”. Esto también corresponde al ciclo sabático de años en Éxodo 23:10-11, “Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás sus frutos; pero el séptimo año lo dejarás descansar y quedar en barbecho.” Este patrón de tiempo refleja el comienzo mismo de la creación, donde Dios creó las cosas durante seis días y descansó el séptimo día. Algunos sabios en el Talmud vieron los siete días de la creación como un bosquejo amplio de la historia de la humanidad, como dice en el Salmo 90:4, “Porque mil años ante Tus ojos Son como ayer cuando pasó”. Según esta visión, cada día se refería a un milenio diferente de la historia.
Los primeros creyentes en Yeshúa tenían una opinión similar, los libros de Hebreos hablan del Shabat como una muestra de la era mesiánica. El libro de Apocalipsis habla de un milenio venidero de paz.
Desde lo que hemos entendido en estos años de investigación de la Torah (Instrucción) divina, sabemos que, todo ser humano ha sido colocado en esta Tierra como representante de Dios (Elohim) sobre los órdenes de los seres inferiores. Éstos últimos no pueden comprender ni reconocer la soberanía del Eterno; sin embargo, fueron creados con la capacidad instintiva de ver la Gloria divina a través del ser humano posicionado mesiánicamente. Desde aquí cada uno de estos animales está apto para amar y servir al hombre que en propósito cumple la misión de promoverlos como criaturas, garantizándoles las mejores condiciones de vida.
Los invito a disfrutar de esta AULA VIRTUAL que junto a mi esposa Laura Arco dimos para todos aquellos que quieren adquirir el correcto conocimiento del propósito eterno de Dios en nuestras vidas.
La palabra hebrea Bereshit equivale al primer soplo de la Divinidad, equivale a la virtud divina más alta Keter (Corona), es el PRINCIPIO Espiritual, cuando fueron creados los cielos y la tierra y aún no se creó al ser humano. Bereshit, el principio, es la Luz ESPIRITUAL del Infinito (Ein Sof), es la Consciencia del Espíritu de YHVH, capaz de expandir, formar, generar, ordenar. Así en el primer versículo del libro de Génesis, Bereshit es el principio espiritual, capaz de expandir el universo, cuando se crearon los Cielos y la Tierra.
Para lograr captar los maravillosos secretos que esta palabra hebrea contiene de manera encriptada, los invito a conocer la historia de un sabio judío: Salomon Meir Ben Moisés
El rabino Shlomo Meir Ben Moshé (Salomon Meir Ben Moisés) fue un eminente rabino del siglo XVII. Nació en Casal en el ducado de Montserrat, en el año 1606. Fue nombrado Shlomo (Salomon) en memoria de su abuelo, y Meir, que significa «iluminar«, por causa de nacer en la semana de la lectura de la Torah que contiente el relato del nacimiento de Moshé (Moisés), cuya entrada en la tradición mundial declara haberse distinguido por una luz sobrenatural, que iluminó toda la casa de su padre en esa ocasión.
Cuando tenía apenas trece años, el joven Shlomo comenzó a componer discursos en hebreo; y prosiguió sus estudios en el Talmud y el Zohar durante muchos años con tal éxito, que al final alcanzó la reputación de uno de los judíos más eruditos de esa época.
Lo cierto es que dondequiera que Shlomo viajaba, sus conferencias en las sinagogas eran escuchadas con admiración; y los judíos de Jerusalén lo honraron con el título de “rabino”, y con frecuencia lo enviaron a recolectar las contribuciones eleemosynary (ofrenda para los pobres), que suelen recibir de sus hermanos en otros países de Asia, África y Europa.
Lo interesante de la biografía de este sabio será que en el año 1665, a la edad de cincuenta y nueve años, estudiando los códigos encriptados en la Torah (especialmente en la palabra Bereshit) llegó a la conclusión de que Yeshúa el netzarita, era de hecho el Mesías anunciado en la TaNaK. Por causa de esto, el rabino anteriormente respetado pronto se vio marginado de sus hermanos judíos. Y al no encontrar una comunidad judía nazarena en el siglo XVII, no vio otra opción para convertirse en cristiano.
Lo cierto de toda esta historia es que uno de los viejos amigos del rabino Shlomo había sido un joyero llamado David Jouaillier. Cuenta la anécdota histórica que este varón se molestó tanto cuando escuchó que Rabí Moshé había abrazado a Yeshúa el netzarita como Mesías, que declaró públicamente que deseaba tener el corazón de Rabí Moshé, para asarlo sobre las brasas y luego arrojarlo para que lo devoraran los perros.
Cierto día, Jouaillier se encontró accidentalmente con su antiguo amigo en la casa de un amigo común que era cristiano. El rabino Shlomo preguntó si era cierto que su viejo amigo había expresado este salvaje deseo. David reconoció que lo había hecho y declaró que estaba convencido de que, si sus circunstancias hubieran sido revertidas, el rabino Shlomo habría dicho lo mismo. Shlomo le preguntó a su viejo amigo si repetiría este deseo si Shlomo podía probar que Yeshua era el Mesías. «De ninguna manera.» dijo David, «pero ¿cómo probarás que la fe es verdadera?»
El rabino Moshe le dijo a su viejo amigo que podía mostrarle que Yeshúa es el Mesías en la primera palabra de la Torah.
David Jouaillier dijo que si Shlomo podía hacer esto, aceptaría a Yeshua como el Mesías inmediatamente.
El rabino Shlomo advirtió a su amigo que considerara cuidadosamente aquello a lo que se estaba comprometiendo, pero David se mantuvo firme en su compromiso.
El rabino Shlomo comenzó su exposición señalando que la primera palabra de la Torah es בראשית (Bereshit); entonces señaló que esta palabra, traducida literalmente, significa «Al principio de«, dejando una elipsis, que algunos han proporcionado insertando todo, y otros repitiendo el segunda palabra en el texto; como, «Al principio de todas las cosas«, o «Al principio de la creación«, o, finalmente, «Por causa del Principal, Elohim creó«. El rabino Shlomo Meir Ben Moshé señaló a su amigo que esta forma elíptica de expresión fue utilizada por Elohim, no por falta de otras palabras, sino por diseño, para indicar algún misterio oculto.
Shlomo continuó su enseñanza así:
«Divide la palabra en dos y tendrás בר אשית (Bar ashith), que significa «nombraré, estableceré o colocaré al Hijo». La palabra ( בר ) Bar tiene un doble significado: también significa grano o pan, en alusión al pan de la Pascua, ya las palabras de Yeshúa que dijo: “Yo soy el pan vivo, que descendió del cielo» (Juan 6:51). Hay una gran belleza en designar al Hijo con un término aplicable también al pan, con preferencia a otras palabras que significan sólo un Hijo; y también hay una propiedad sorprendente en la denominación que aquí se le da al grano, que se ha distinguido por tres nombres adaptados a los tres estados diferentes en los que se han encontrado hombres: En primer lugar el grano se llama (דגן) DAGAN, que simboliza que antes de la caída, el hombre debía subsistir del producto del árbol del paraíso, convertido en pan, y llamado דגן , que también puede traducirse como “del huerto”. En segundo lugar el grano de trigo también se llama (חטא) JITA que también significa «pecado» simbolizando así el período desde la caída del hombre hasta la venida del Mesías. Finalmente el grano también se denomina (בר) BAR que también significa “hijo” simbolizando que desde la venida del Mesías, el pan simboliza al Hijo de Yah encarnado; según la declaración de Yeshúa, «Si alguno come de este pan, vivirá para siempre«.
David Jouaillier quedó maravillado con el misterio que estaba revelando el rabino Shlomo.
El rabino Shlomo luego comenzó a mostrarle a su viejo amigo una serie de mensajes incrustados en la primera palabra de la Torah, que extrajo a través de Notarikon (un método cabalístico por el cual una palabra hebrea se toma como un acrónimo, o por el cual un acrónimo es a la inversa hecho a partir de una frase). Para conocer estos mensaje, te invito a escucharlos en esta enseñanza:
Con los años, muchos rabinos, influenciados por estos descubrimientos del supuesto rabino «hereje» Salomón Meir, han encontrado mensajes incrustados en la palabra בראשית (Bereshit); por ejemplo:
ב ראש’ת ראה א לוהים ש יקבלו י שראל ת ורה «En el principio, Elohim vio que Israel recibiría la Torah«
Así también, entre los mensajes que el rabino Moshe le mostró a su amigo:
ב ן ר וח א ב ש לושתם י חד ת מים “El Hijo, el Espíritu, el Padre, son tres, una perfecta Unidad”
“Adorarás a mi primogénito, mi primero, cuyo nombre es Yeshúa” ב כורי ר אשוני א שר ש מו י שוע ת עבודו
“Cuando venga el Maestro cuyo nombre es Yeshúa, adorarás” ב בוא ר בן א שר ש מו י שוע ת עבודו
De este modo, y a través de este maravilloso método de hermenéutica judía, el rabino Shlomo Mair Ben Moshé le mostró a su viejo amigo muchas más pruebas. David fue vencido por los misterios que estaba revelando su viejo amigo, y profesó que Yeshúa era de hecho el Mesías.
Será muy importante que leas la siguiente BITÁCORA a fin de ampliar lo que AQUÍ se ha explicado:
Hemos ya estudiado que existen tres nombres en las Sagradas Escrituras para referirse al pueblo del Eterno:
_ Yaakov (Jacob),
_ Yisrael (Israel) y
_ Yeshurún (cf. 33:26, 28).
Como creo que ustedes estarán ya discerniendo, éstos tres nombres, representan tres niveles de espiritualidad, en los que Yaakov es el más bajo y Yeshurún es el más alto.
Para comprender esto te invito a escuchar esta LECCIÓN (en dos partes) que hoy consideré con los discípulos de Yeshúa:
¿Qué es la Verdad y cómo se relaciona con el ser hebreo?
«Hashket Ushmah Israel Hayom!» (traducido es: «¡Cállate y escucha Israel, Hoy!«)
Aprender a callar garantiza evitar males. El mes de #Av es un tiempo especial para aprender a hacer silencio, escuchar atentamente con el corazón y hablar si es necesario. Si estás en Paz con Dios, seguramente serás un pacificador, es decir, un generador de paz.
La parashá Devarim nos inspira a valorar la capacidad de cambio que nuestras acciones ejercen en nuestro entorno.
“Los días de los árboles, serán los días de mi pueblo”
(Isaías 65:22)
“Será como un árbol plantado junto al agua”
(Jeremías 17:8)
En Tu B’Shvat(15 de Shevat) conocido como el Rosh Hashanáh o el Año Nuevo de los Árboles actúan como un límite o fecha de corte entre un año y el siguiente, ya que la mayoría de las lluvias del año anterior, en Eretz Israel, ya han caído. Un cierto porcentaje de los frutos han llegado a la etapa donde han comenzado a madurar. Esto se define desde el momento del florecimiento hasta que el fruto ha alcanzado un tercio de su pleno crecimiento. Las frutas que han llegado a esta etapa son atribuidas al año anterior. Cualquier nuevo florecimiento de la fruta después de este día cae en la categoría del Año Nuevo. Como resultado Tu B’Shvat es un factor decisivo en la determinación de las Leyes de Ma’aser y Orlah.
En Israel, el día 15 de Shvat se encuentra a la mitad del invierno boreal y vislumbramos hacia adelante la primavera. La savia de los árboles está comenzando a fluir y también se produce el aumento de las raíces de los árboles, aunque sin ser visto por el hombre y, como resultado de esto los frutos están manifestando su primera etapa de formación.
Además, el Talmud Ierushalmi (Rosh Hashaná 1:2) nos dice que los frutos que crecerán después del 15 de Shevat son considerados producto del nuevo año, pues hasta este día los frutos crecieron gracias a las lluvias del año anterior, pero a partir de esta fecha crecerán por efecto de las lluvias de este año.
Por ello, el Rosh Hashaná de los árboles, es un tiempo de Tefilah (Oración de Alianza). Nosotros jubilosamente celebramos este día para pedir a nuestro Creador que continúe derramando su benevolencia sobre sus hijos, los Benei Israel (HIjos de Israel), así también como con el resto de sus creaciones en el mundo, como decimos en Birkat HaMazón.
“Hazan et haolam Kulo Betuvo» («Alimenta al mundo entero, en su bondad»).
A pesar de ser llamado Rosh Hashaná, en Tu Bishvat no está prohibida la realización de trabajos, y tampoco existe en él la obligación de comer una comida festiva. Sin embargo, por cuanto que Tu Bishvat es llamado «Rosh Hashaná», rigen en él algunas leyes relacionadas con las leyes de los días de fiesta: en él está prohibido ayunar.
En Tu Bishvat se acostumbra comer frutos de los árboles (si es posible, que crecieron en la tierra de Israel), y especialmente los frutos que fueron recordados en el versículo de la Torá que alaba a la tierra de Israel: «Tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granadas, tierra de olivos y de miel (de dátiles)» (Devarim 8:8). La idea es reflexionar profundamente en el significado de cada uno de estos frutos.
Esta celebración es muy especial, pues permite un festejo que nos invita a comer frutos de árboles y meditar en los significados simbólicos de cada uno de esos frutos.
Te invito a escuchar esta entrevista que contiene una maravillosa enseñanza por medio de la cual sabrás qué celebramos y cómo hacerlo bien:
El Espíritu Santo es Yeshúa el Ungido sin fronteras, ni limitaciones.
El Espíritu Santo es Yeshúa en la Nube ofreciendo una tecnología cósmica a todos los hombres. Por eso, Él es quien nos da denuedo para la evangelización.
El Espíritu Santo es quien nos ayuda a orar. Por eso, en adoración Él nos guía. Él nos revela a Yeshúa, el Camino, haciéndolo real para que seamos conmovidos por el fuego santo que enciende en nosotros, nos lleva a arder de tal modo, que no podamos contener esa pasión por hacer discípulos en las naciones.
El Espíritu Santo despierta la verdadera fe (emunáh) dentro del alma para que nuestra conciencia sólo vibre en lo milagroso.
Te sugiero que partir de este día piensa en el Espíritu Santo obrando en ti…
Busca más momentos de adoración para lograr experimentar su comunión con tu espíritu y logres escuchar Su Voz en tu conciencia dando testimonio de que eres hijo de Dios.
Quizás te preguntas: ¿Quién es el Espíritu Santo?…
Estamos ante dos pasajes bíblicos que, desde la cosmovisión cristiana, son muy complicados de comprender, por lo que la mayoría de los teólogos y hermenéutas (intérpretes) del cristianismo aseguran que es un texto oscuro. Otros, más rápidos para despegarse de la responsabilidad de investigar, salen al paso, asegurando que estamos simplemente ante unas normas higiénicas que el Eterno dio a Israel para procesar una dolencia física en la piel que en aquellos días no sabían tratar médicamente. Ya lo he enseñado en otras bitácoras: la “lepra bíblica” (hebreo tzaráat) no es la misma enfermedad de la lepra de hoy, pero sí comparten algunas afinidades. Es más, según la Torah de Dios, contraer aquella lepra hacía a una persona inmunda. Dicha inmundicia le impedía participar en los rituales del Mishkán (Tabernáculo), y después, el Templo. Así mismo, la persona afectada por tzaraat no podía comer de los sacrificios , y estaba obligado a vivir fuera de la comunidad hasta que dichas manchas desaparecieran y un sacerdote declarara su restauración e reintegración al campamento. Ahora, y continuando con lo planteado más arriba, de todos los títulos y nombres aplicados al Mesías, uno de los más extraños es el título del Talmud: “El Mesías Leproso”. Dicho título se deriva del oráculo del profeta Isaías que dice: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido” ( Isaías 53:4)
Te invito a ver más de esto en el Aula Virtual de HOY
La parashá Sheminí muestra que la Torah (Instrucción) divina es eterna. No hay ciencia humana que pueda invalidarla ya que todas provienen de sus códigos lumínicos.
En esta oportunidad comprenderemos como manifestar nuestra nobleza, desarrollando una mentalidad regia por medio de una vida guiada por la Instrucción de la Luz Infinita, y una alimentación acorde a las leyes del kashrut que el Eterno ordena.
Te invito a escuchar esta enseñanza llena de códigos de Sabiduría con una menta abierta y dispuesta a desaprender:
El papa Francisco pidió a los creyentes que guarden el Shabat (sábado) como “los judíos siguieron y aún observan”.
“Vivimos con el acelerador de la mañana a la noche”, dijo Francisco en una entrevista que estuvo circulando en la web durante los últimos días. “Esto arruina la salud mental, la salud espiritual y la salud física. Más aún: afecta y destruye a la familia y, por lo tanto, a la sociedad. ‘En el séptimo día, descansó’. Lo que los judíos siguieron y aún observan fue considerar el sábado como santo. El sábado descansas. ¡Un día de la semana, eso es lo mínimo! Por gratitud, para adorar a Dios, para pasar tiempo con la familia, para jugar, para hacer todas estas cosas. ¡No somos máquinas!”
Ahora bien, sabemos que los católicos romanos creen que el Papa disfruta del privilegio divino de la infalibilidad papal.
La infalibilidad papal es un dogma de la Iglesia Católica que establece que, en virtud de la promesa de Jesús a Pedro, el Papa se preserva de la posibilidad de error “cuando, en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o la moral que debe tener toda la Iglesia”.
Sin embargo, muchos católicos acusan que el papa Francisco se ha apartado de la doctrina de la Iglesia, incluso acusándolo de marxismo. “Al igual que Bernie Sanders, el papa es socialista”, escribió el filósofo norteamericano William Kilpatrick en Crisis Magazine. “Ha tenido muchas palabras desagradables sobre el capitalismo (‘el estiércol del diablo’), pero ninguna crítica correspondiente al socialismo. Al igual que Sanders, sus ideas sobre la economía fueron formadas por pensadores y activistas marxistas. Y al igual que Sanders y otros demócratas socialistas, que movieron al Partido Demócrata hacia la izquierda, también el Papa Francisco está tratando de mover a la Iglesia en la misma dirección”.
La infalibilidad es, según la Nueva Enciclopedia Católica, “más que una simple ausencia de error de facto. Es una perfección positiva, descartando la posibilidad de error”.
Entonces, cuando el Papa dijo lo que aquí escuchaste… ¿Recomendó volver al verdadero Decálogo?
¡Que gran contraste! Una vivencia celestial en la cumbre; un resultado inframundano a los pies del Monte Sianí. Esa es la síntesis del mensaje de este shiur (lección). Para el pueblo de Israel, Moisés se demoraba en el Monte y eso le hacía perder su confianza (emunáh). Sus percepciones sensoriales prevalecieron sobre toda certeza extrasensorial. El líder no regresaba, quizás había fallecido. En ausencia de Moisés, el pueblo se intranquilizó. Sin su líder, quedaron abandonados a sus propios recursos.
Es cierto que Moisés tardaba, pero Dios tenía un propósito maravilloso por la tardanza de Moisés, y muy pronto terminaría. El Eterno quería que ellos comprendieran que su relación con Él ya era directa, pues ya contaban Su Instrucción en sus mentes y corazones. Todo lo que ellos necesitaban era ser pacientes un día más y la preciada Torah sería de ellos para reparar o rectificar (tikún) el mundo entero. Pero debido a que el pueblo no pudo ver la razón de la tardanza, ellos permitieron que esto les fuera de tropiezo.
La Torah, más allá de relatar eventos históricos referidos a la relación redentora del Eterno hacia Israel, es una metáfora acerca de la lucha contra el dualismo del sistema reptiliano. En la Instrucción divina hayamos los códigos lumínicos que otorgan las claves para obtener la victoria en esa lucha diaria en la que el mundo de la materia no quiere dejar libre al alma para que manifieste su propósito esencial.
Justamente la palabra Mitsrayim (traducida como Egipto) en su raíz señala a aquellos pensamientos limitantes que por medio de la angustia paralizan al alma al hacerla producir miedos.
Las primeras plagas de Egipto, son ni más ni menos que mensajes divinos que nos permiten ver nuestro propósito más allá de lo que sensorialmente captamos. A través de una profundización en el simbolismo ontológico que cada una de estas plagas tiene, lograremos ingresar en un proceso curativo de nuestra alma intoxicada por las creencias y los paradigmas propios del sistema reptiliano de cosas, que impera en este mundo.
Sabemos, por la revelación divina que otorga la Torah, que el alma humana está compuesta en su esencia por la Tzelem Elohim (traducida como «Imagen de Dios«) que llena de las Sefirot (Virtudes) divinas, permite que el espíritu humano se conecte a su psiquismo a fin de lograr acciones de Luz Infinita que permitan el tikkun Olam (reparación del mundo).
Dichos actos de reparación y transformación del mundo físico se logra ejerciendo el don divino llamado libre albedrío que permite escoger entre el camino de la vida y el camino la muerte.
¿Qué significa elegir entre estos dos caminos (vida o muerte)?
Escoger por la vida, significa decidir ser refinado. Es decir elegir por el refinamiento psíquico que permite reparar el mundo físico. Escoger por la muerte, es elegir la perversión para ocasionar corrupción.
La parashá Vaerá, invita al alma redimida a trabajar a través de las primeras siete plagas para ver si se está pervirtiendo o refinando.
Para saber cómo es esta técnica cósmica de sanación, te invito a escuchar esta shiur (lección) o catequesismistagógica que impartí para los santos que buscan el Reino de Dios y Su Justicia
También, puedes profundizar esta enseñanza conociendo todos los detalles de las Diez Plagas en el siguiente estudio: