Judá

Una Obra Revolucionaria de la Astronomía: El Calendario Hebreo corregido

Por Irving Gatell

El Calendario Hebreo es una de las obras de ingeniería astronómica más avanzadas que hay, ya que se basa en una profunda comprensión de la relación entre los ciclos solares y lunares.

Dicho equilibrio entre ambos ciclos es obligatorio porque la Torá establece (Génesis 1:14-16) que “los días, las estaciones y los años” tendrían que medirse por medio de las dos lumbreras: la mayor, que gobierna el día (es decir, el Sol), y la menor, que gobierna la noche (es decir, la luna).

En plena coherencia con ello, el Calendario Hebreo siempre se basó en dos parámetros muy sencillos: los inicios de mes se marcan con los ciclos lunares (concretamente, con la aparición de la Luna Nueva), y la festividad de Pésaj (Pascua) se celebra en la temporada de Aviv (primavera; específicamente, se refiere al momento en el que ya maduró la cosecha de cebada).

Para entenderlo mejor, comparemos este equilibrio del Calendario Hebreo entre los ciclos solares y lunares, con lo que sucede en los calendarios islámico y gregoriano. En el calendario del Islam, la norma es estrictamente lunar. El Sol no cuenta para determinar absolutamente nada. Por ello, los doce meses del año alternan su duración entre 29 y 30 días (porque el ciclo lunar dura, en promedio, 29.56 días, de tal modo que dos meses tienen un total de 59 días), lo que nos da un total de 354 días al año. En consecuencia, cada tres años el calendario islámico lunar tiene un mes más que el calendario gregoriano solar; por lo tanto, cada 36 años se habrán acumulado 12 meses extras, por lo que mientras que en el calendario Gregoriano habrán pasado 36 años, en el musulmán habrán pasado 37.

En el otro extremo, el hecho de que el calendario solar usado por la cultura occidental (conocido como Gregoriano) no use a la luna como referente para absolutamente nada, hace que los inicios de mes (1 de Enero, 1 de Febrero, etcétera) no tengan ninguna relación con el ciclo lunar.

El Calendario Hebreo es un punto intermedio entre ambas situaciones. Los meses comienan con la Luna Nueva, pero hay que cerciorarse de que la Pascua se celebre en primavera. Si sólo se usara el cómputo del ciclo lunar, pasaría lo mismo que con el calendario islámico: años de 354 días que provocarían que, apenas en 3 años, la Pascua se hubiese desfazado en por lo menos 33 días, con el riesgo de celebrarse en invierno. A más tardar en 12 años, la Pascua se estaría celebrando en otoño, y así sucesivamente.

¿Cómo se arreglaba esto en la antigüedad? De un modo simple, aunque poco eficiente: por observación. Las autoridades judías tenían a personas encargadas de corroborar que el primer filo de la Luna Creciente había aparecido en el cielo para declarar el inicio de cada mes. Cuando llegaba la Pascua, lo único que había que corroborar es que la cebada estuviese madura. Si la diferencia promedio de 11 días entre el año lunar y el año solar ya había provocado el desfase estacional, y se cumplían 12 meses desde la última Pascua pero aún no había madurado la cebada, simplemente se decretaba que había que esperar un mes más. De ese modo, cada cuatro años en promedio, una Pascua se celebraba 13 meses después que la otra.

Por supuesto, el conteo basado en la observación tiene sus límites, porque puede ser afectado por muchos factores. El más simple en este caso sería un cielo nublado que no permita ver en qué momento aparece el primer filo de la Luna Creciente. Dicha situación se vuelve la norma en las temporadas de lluvias. Otros factores más complejos hacían del asunto algo todavía más difícil: una invasión enemiga que destruyera las cosechas de cereales y luego no se tuviera modo de saber si estas ya habrían madurado o no, o comunidades judías viviendo aisladas en el exilio en un país lejano, sin saber si la Luna Creciente ya se podía ver en la tierra de Israel, o si la cebada ya había madurado.

Por ello, como en todos los sistemas calendáricos, poco a poco se dejó de usar el sistema de observación y se pasó a usar el del cálculo astronómico.

Al respecto hay un curioso mito, surgido de la incomprensión de muchas personas sobre cómo funciona la ciencia astronómica: se cree que hacia el año 358 EC, Hillel II “cambió el Calendario Hebreo”. Eso es falso. Hillel II no introdujo ningún cambio, porque los meses inician en la Luna Nueva y la Pascua se celebra en primavera, exactamente igual que hace miles de años.

Lo que –se supone– introdujo Hillel II fue el sistema de cómputo astronómico para que todos los judíos, sin importar en dónde vivieran ni que circunstancias meteorológicas tuvieran, pudiesen saber sin problemas cuándo serían los inicios de mes, y cuándo habría que celebrar la Pascua, el Yom Terúah (Rosh Hashaná) y el Yom Kippur, sin riesgo de cometer errores.

Esta suposición asume, además, que Hillel II aprovechó lo mejor de la ciencia astronómica de su tiempo, y diseñó un cálculo basado en el llamado Ciclo Metónico. Metón de Atenas (nacido hacia el año 460 AEC) fue quien estableció los cálculos para determinar que cada 19 años, la Luna se encuentra prácticamente en el mismo punto en relación al Sol y la Tierra, salvo por una diferencia de dos horas (que, en este tipo de casos, es algo ínfimo). Hillel II habría tomado esta información para diseñar un sistema que permitiese, sin margen de error posible, hacer los cálculos calendáricos exactos para las necesidades teóricas y religiosas del Calendario Hebreo.

De ese modo, se determinó que cada 19 años se agregarían meses extras en los años 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19 del ciclo. A estos años se les llama “embolismales”, término que equivale a “bisiestos”.

Dicho ajuste no es suficiente para que las Lunas Nuevas correspondan perfectamente a los inicios de mes. Por ello, Hillel II estableció una normatividad secuenciada para agregar o quitar un día en determinados momentos del año. Esa es la razón por la que, por ejemplo, el mes de Jeshván puede tener 29 o 30 días, dependiendo del año.

De ese modo, el año hebreo puede tener 354 días o 384 días, dependiendo si es normal o embolismal (es decir, con 12 o 13 meses). Pero si además corresponde agregar o quitar un día, puede tener 353 o 355 en los años normales, o 383 y 385 en los embolismales.

Ingeniería astronómica de lo más elevado. Gracias a este Calendario Hebreo “corregido”, podemos prever con cuanta anticipación queramos qué años van a ser embolismales, en qué años se va a agregar o quitar un día, con la garantía de que los inicios de mes siempre se van a celebrar en el momento de la Luna Nueva, y que la Pascua siempre va a celebrarse después de la maduración de la cebada. Es decir: funciona exactamente igual que en la antigüedad; la diferencia es que ahora entendemos cómo funciona la relación entre la Tierra, la Luna y el Sol.

Pero hay una serie de datos que han salido a la luz últimamente, y que nos obligan a reconsiderar muchas de nuestras creencias respecto al Calendario Hebreo Corregido y el papel que Hillel II jugó en dicha corrección. Estos replanteamientos han sido explicados en las investigaciones de Richard Fiedler.

Lo primero que Fiedler nos señala es que Hillel II señaló, según el Talmud, que el sistema de 19 años que usó para sistematizar el cálculo astronómico del Calendario Hebreo “lo aprendió de sus padres”.

¿Es esto posible? Hoy sabemos que sí. Los estudios de Richard Parker y Waldo Dubberstein de varias tabletas de arcilla recuperadas en Babilonia han demostrado que, hacia inicios del siglo V, los babilonios ya usaban el ciclo de 19 años usado posteriormente por Hillel II. Es decir: ya aplicaban la noción de agregar un mes extra específicamente en los años 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19 para empatar 19 años lunares con 19 años solares. Entonces, desde esta óptica Hillel II no habría diseñado este sistema. Realmente lo habría aprendido de sus ancestros y se habría limitado a aplicarlo al Calendario Hebreo.

Por cierto: los babilonios ya usaban el sistema hacia el año 490 AEC. Metón de Atenas nació hacia el año 460 AEC. Eso significa que Metón tampoco habría sido el verdadero descubridor del Ciclo Metónico. Los babilonios se le adelantaron.

Pero hay más. Fiedler se preguntó si dicho sistema de cálculo astronómico sólo empezó a usarse en el Judaísmo desde las épocas de Hillel II (siglo IV EC), o antes. Y la respuesta la halló en el propio calendario.

Según la Guemará, el mes lunar tiene una duración de 29 días, 12 horas y 793 halakim. Los “halakim” son la medida temporal que se usaba en las antiguas culturas semíticas en lugar de nuestros modernos “segundos”. Según los conocimientos astronómicos antiguos, una hora tiene 1,080 halakim. Si tomamos en cuenta que una hora tiene 3,600 segundos, entonces un halakim equivale a un poco más de 3 segundos.

Fiedler entendió algo tan simple como lógico, pero que puede pasar desapercibido fácilmente: en el momento en que un grupo de sabios judíos debió iniciar con la aplicación del sistema “corregido” del Calendario (es decir: ciclos de 19 años, años embolismales en 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19, y ciclos lunares medidos en 29 días, 12 horas y 793 halakim), debió iniciarse con una “cuenta cero”.

¿A qué me refiero con esto? Primero, a que había que escoger un punto en donde comenzar la cuenta. Es decir, un momento donde comenzaran AL MISMO TIEMPO el halak número 1, la hora número 1, el día número 1, y el mes número 1, del ciclo de 19 años. Obviamente, no me refiero al inicio de la Creación (ese es otro tema); me refiero al inicio del uso del sistema calendárico corregido y basado en el cálculo astronómico.

¿Qué evento podía ser lo suficientemente relevante para marcar ese inicio? Obviamente, no podía ser simplemente cualquier día. Para efectos de que todo el sistema cuadre adecuadamente con sus objetivos de predicción calendárica, el inicio es Rosh Hashaná: la Luna Nueva de Tishrei.

La Luna Nueva es el momento en el que hay una conjunción entre la Tierra, el Sol y la Luna. Es decir: están alineados de tal modo que la sombra de la Tierra cubre por completo a la Luna y esta no es visible. Cuando dicha conjunción se rompe, aparece el primer filo de la Luna Creciente.

¿Cuánto tiempo pasa entre la conjunción de la Luna Nueva y la aparición de la Luna Creciente? Es variable. En promedio, los cálculos indican que unas 32 horas, si bien se han dado ocasiones en que ha sido mucho menor el lapso. Lo menos que se tiene registrado son 9 horas.

Esto tiene una implicación interesante: nos ayuda a determinar cuándo pudo ocurrir un punto cero en la cuenta de los años, los meses, los días, las horas y los halakim. Es decir, cuándo pudo iniciar la aplicación del Calendario Hebreo Corregido.

La conjunción es imposible de observar, debido a que por la sombra de la Tierra, la Luna es absolutamente invisible. Pero lo que se puede observar es la aparición del primer filo de la Luna (que en hebreo se llama MOLAD). ¿En qué momento podría tratarse de un punto cero? En el que la puesta de Sol con la que inicia algún mes coincide con la aparición del Molad de la Luna Nueva. Ese es el único momento del año en el que tiene sentido comenzar a contar “hekal número 1, hora número 1, mes número 1, año número 1” del ciclo de 19 años.

Pero las cantidades no son múltiplos exactos entre sí. Es decir: 19 años después se comenzaría otra vez con un año número 1, un mes número 1 y una hora número 1, pero no con un hekal número 1. ¿Por qué? Porque el mes lunar tiene un sobrante de 793 hekalim. Por lo tanto, el ciclo completo de 19 años habría acumulado 157,807 hekalim. Por supuesto, hay que recordar que una hora tiene 1,080 hekalim, así que hay que seguir ajustando las cuentas.

Seis días exactos tienen 155,520 hekalim, mismos que –obviamente– estarían integrados en la cuenta de los 19 años. Así que sólo nos están sobrando 2,287 hekalim, que corresponden a dos horas y 127 hekalim.

Es decir: si X año el filo de la Luna Nueva apareció en el momento de la puesta de sol, 19 años después el filo de la Luna Nueva aparecerá un poco más de dos horas después de la puesta de Sol. Esos son los 2,287 hekalim de diferencia.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que el filo de la Luna Nueva vuelva a aparecer exactamente en el momento de la puesta de Sol? Fiedler se lanzó a hacer los cálculos gracias a toda la información astronómica que tenemos, y encontró que esto sucede sólo cada 2,096 años. Es decir: sólo cada 2,096 años se vuelve al punto cero de la cuenta y se empieza con el primer año, el primer mes, el primer día, la primera hora y el primer hekal del nuevo ciclo de 19 años.

A Fiedler no le costó trabajo seguir con sus cálculos. Simplemente, le bastó ubicar la puesta de Sol con la que empezó cada mes de cada año (algomuy laborioso, pero relativamente fácil de hacer hoy en día gracias a toda la información que tenemos), y medir la diferencia en hekalim que hubo con la aparición del primer filo de la Luna Creciente. Con esos datos en la mano, se lanzó hacia atrás en el tiempo para encontrar el momento en que aconteció la última cuenta cero. ¿Por qué? Porque ese sería el momento en el que se habría comenzado a usar el sistema de cálculo de Hillel II.

Pero lo que encontró fue desconcertante: la última vez que se comenzó la cuenta en un punto cero fue el jueves 23 de Marzo del año 1306. Es decir, casi mil años después de Hillel II. La fecha anterior que corresponde a un punto cero corresponde al viernes 16 de Julio del año 791 AEC; y la anterior corresponde al lunes 9 de Noviembre del 2887 AEC.

Las fechas primera y tercera están descartadas. En el año 1306 los judíos teníamos casi mil años –por lo menos y hasta donde se sabía– de estar usando el sistema corregido de Hillel II. Y en el año 2887 AEC, los Sumerios apenas estaban desarrollando la primera cultura mesopotámica y faltaba mucho para la aparición de los Hebreos.

Luego entonces, no hay alternativas: el sistema corregido que usa el Calendario Hebreo se comenzó a usar el viernes 16 de Julio del año 791 AEC, año en el que el reino de Samaria era gobernado por Joás de Samaria (no confundir con Joás de Judá), y en Jerusalén reinaba Amasías (el hijo de Joás de Judá).

Tiene mucha lógica por dos razones históricas: si bien la cuenta cero puede empezar cualquier día, resulta más verosímil que haya comenzado un viernes al ponerse el Sol, porque es el inicio del Shabat, el día más significativo para los judíos.

Y el otro detalle es que durante el reinado de Joás de Judá (835-796 AEC) se llevó a cabo una profunda revolución religiosa que, a juicio de muchos historiadores, fue la que definió el perfil histórico que, hasta la fecha, es la esencia del Judaísmo. Entonces no es de extrañar que Joás hubiese comenzado con los preparativos para llevar esa reforma al Calendario, pero que estos sólo estuvieran listos hasta cinco años después de su muerte.

Lo interesante es esto: los babilonios comenzaron a usar el sistema de 19 años con meses añadidos en los años 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19 hacia el año 490 AEC. La evidencia recuperada por Fiedler demuestra que en el antiguo Israel el uso de este sistema calendárico comenzó tres siglos antes. Tomando en cuenta que los babilonios conquistaron Judea en el año 587 AEC, resulta notable que casi un siglo después ya estuvieran usando el mismo sistema.

Entonces, no fue Israel quien aprendió de Babilonia el modo de organizar los años lunares en ciclos de 19 años, con todos sus sofisticados detalles. Fue al revés: los Babilonios lo aprendieron de los antiguos israelitas.

Por supuesto, la propuesta de Fiedler es controversial, pero tiene un punto a favor que, personalmente, me parece contundente: astronómicamente hablando, sus cálculos para las fechas en las que comienzan lo que podemos llamar “cuentas cero” son correctos. Y una cuenta cero es, por definición, el único momento donde tiene lógica el inicio del conteo.

Por lo tanto, la única posibilidad de imaginar a un grupo de judíos diciendo “vamos a empezar a contar los ciclos de 19 años el próximo Shabat, porque ese día el Moled de la Luna coincidirá con la puesta de Sol”, fue un viernes 16 de Julio del año 791 AEC.

Eso significaría un par de cosas, por lo menos: el sistema que rige al Calendario Hebreo no se inventó en Babilonia. Se inventó en Israel. Y, por lo menos desde entonces, seguimos contando correctamente la secuencia de seis días de trabajo y uno de reposo.

Las ordenanzas de la Torá están cumplidas: usamos las luminarias –ambas– para contar los días, los meses y los años.

Y la promesa es fiel: el Shabat ha guardado a Israel.


Fuente: Enlace Judío


Bitácora Relacionada:

Historia y transición de un Calendario Bíblico al Calendario Judío moderno

Introducción.

Generalmente se cree que el calendario  Bíblico es igual al calendario Judío  de hoy. También, se suele creer que la transición del calendario Bíblico al calendario Judío fue algo espontáneo, introducido por Hillel II en el año 358 o 359 de la E.C.

Ahora bien, al leer la Biblia, en la Torah, Yahvéh Dios nos enseña las características y normas de Su calendario, sin embargo, en los libros históricos y los profetas podemos fácilmente ver que surgieron  variaciones de esto, como por ejemplo, nombrar los meses según las deidades de Canaán y Babilonia (Tammuz), o establecer el comienzo del año civil en Tishri,  práctica de la cual se desconoce la fecha en que fue adoptada, pero  que sí se conoce que era la costumbre de  las naciones que rodeaban a Israel. En el Mishná a esto se le da un sentido más espiritual «Divino» y deja de ser algo negativo (santificación de una costumbre), lo cual  puede parecer algo menor y no tan importante, no obstante, la Torah nos advierte al respecto en Ex 23:24; Lev 20:23; y Deut 18:9, al instruirnos a no adoptar las prácticas, tradiciones  o costumbres de las naciones, y en Deut 4:2, al mandarnos no agregar ni disminuir de los mandamientos de «Esta Torah».

El objetivo de este estudio es, de este modo, exponer textos Talmúdicos que nos permitirán conocer la historia de la evolución del Calendario Bíblico basado en la observancia, hacia un calendario Rabínico Calculado  basado en la luna en conjunción, que es el que se suele emplear actualmente. El calendario judío moderno está basado en el Calendario  de Tiberias y     Hillel II,   introducido en el tiempo de la Mishná  hasta alrededor del año   420 E.C. 

Calendario Bíblico: ​»Recordatorio y Resumen»

De manera resumida, el calendario Bíblico se guía principalmente por las luminarias de los cielos, como el sol, la luna y las estrellas (Gen 1:15). En él los meses tienen una duración entre 29 a 30 días, basado en la observancia de la Luna Nueva «Jodesh», según Ex 12:2. De igual modo, el año Bíblico comienza con la primera Luna Nueva después que la cebada es hallada en  Israel y está  «Aviv» (estado de madurez que indica que está lista para ser cosechada y ofrendada en el Templo durante la Fiesta de Los Panes sin Levadura) según Ex 9:31; Lev 23:1; Ex 12:2 y Deut 16:1. Y finalmente, las Fiestas Bíblicas son establecidas por la observancia de la Luna Nueva «Jodesh» de acuerdo a Salmos 104:19.

Estas señales eran fácilmente vistas y conocidas por el antiguo pueblo de Israel, ya que era una sociedad agrícola que dependía de las fases lunares para sus cosechas, y en ella el trabajo mismo  los volvía conscientes  de su entorno, especialmente en cuanto al estado de sus cosechas.

1 Samuel 20:5 dice:
«Y David respondió a Yonatán: he aquí mañana es luna nueva (jodesh) y debo sentarme a comer con el rey (…)»

[1 Samuel 20:18 y 2 Reyes 4:23 comparten historias similares.
]

Lo que podemos inferir de estos pasajes bíblicos, es que  tanto David, Yonatan y la mujer Sunamita  -es decir, un pastor de ovejas y futuro rey, un guerrero e hijo del rey y una mujer en tiempos bíblicos- podían saber cuándo era el comienzo del mes, «la luna nueva», sin necesidad de un calendario calculado, de la declaración del Sanhedrín o de leyes rabínicas, sino que únicamente por las enseñanzas bíblicas respecto a la observancia de la luna creciente. Ahora, ¿Cómo podían saber que el día siguiente era día de Luna Nueva? Como es conocido, el ciclo lunar dura entre 29 a 30 días, si la luna no es vista el día 29, ésta debía ser vista sin falta el día 30, por lo cual debemos entender que cuando David dijo: «Mañana es día de Luna Nueva«, ese día debió haber sido día 29, en el cual la luna no había sido vista, de modo que se daba por entendido que el día siguiente sería el día de luna nueva, el comienzo del mes.

El Calendario por Observación: ​»Comunicaciones por fuego»

No es conocido con exactitud cuándo el Sanhedrín comenzó a tener autoridad sobre el calendario  Bíblico, pero el Calendario  por Observación fue establecido por los rabinos en el periodo de la Mishná, antes del segundo siglo.

Éste consistía  en el testimonio de testigos que veían la luna nueva y en la declaración de la corte del Sanhedrín. Existe clara evidencia de que Rosh HaShanna (Yom Teruah) y Yom Kippur podían caer en cualquier día de la semana. Cuando la luna era vista y era declarada por el Sanhedrín, «Santificada», fuegos eran encendido sobre los montes para comunicar a los israelitas en la diáspora hasta Babilonia. Así, los judíos que vivían cerca del los caminos podían ver las señales y guardar los días festivos  en sus tiempos señalados, pero los que vivían lejos y no tenían acceso a esta información  tenían que basarse en un calendario empírico de 29 a 30 días. Por la inseguridad que esto acarreaba, se observaba un día extra por cada festividad, y siempre con la preocupación de estar desfasados por un mes.


Mishna Shabbat XV,3 y 19 Manakhot XI, 7 y 9.
Tosefta Arakhim I:8
B. Sanhedrin 11b y Sanhedrin 18d – Tosefta Sanhedrin II:6
Rosh Hashanna  22b-23a y Rosh Hashanna II, 5, 8, 9


Comunicación via mensajeros

En la Mishna Rosh Hashanna II,2 nos dice que los samaritanos encendían fuegos cuando no era apropiado, con el fin de frustrar la comunicación del calendario. Como consecuencia, era necesario un cambio radical en la forma de comunicar a los exiliados la progresión del mismo.

Rabbi Judah, el Patriarca, suprimió las comunicaciones por fuego, lo cual obligó a los dispersos en Babilonia a adoptar el principio de los «dos días festivos», y también con ocasión de esto, se volvió una regla tener Elul, y probablemente Adar, como meses defectivos (de 29 días), para que así los judíos en la diáspora pudieran celebrar las fiestas junto con los que permanecían en la Tierra de Israel.


Mishna  Rosh Hashanna IV,a  Y Rosh Hashanna II: 1,5  -8a
B Rosh Hashanna 19b     ,  Y Sanhedrin I,2, 18d

Transición de un Calendario Empírico al Calendario Calculado

La clasificación cronológica de los siguientes pasajes Talmúdicos a continuación muestran que la transición del calendario empírico a un calendario calculado fue algo más progresivo que el simple establecimiento de una ley espontánea y drástica como suele creerse. Podremos ver  que antes de la institución del calendario Hillel en el año 359 E.C. una versión de un calendario pre calculado ya existía, y que éste era comunicado a Babilonia alrededor del año 325 E.C. Es  más, incluso antes del 325 E.C., el comité de Tiberias usó cálculos y estableció reglas para establecer el comienzo de cada mes (Neomenia) conforme a la tradición rabínica y observancias empíricas.

  • Antes del año 210 E.C. ​

​Durante la vida de Rabbi ha-Nasi, el Sanhedrín  se tornó más tolerante en examinar los testigos de la luna nueva, y a la vez se volvió más flexible al momento de declarar la luna nueva. Por ejemplo, en Babli Rosh Hashanna 25b, Rabbi envió a Rabbi Hiya a santificar la luna nueva de Tishri, aunque era muy evidente que la luna creciente aún no había sido vista. Los testigos estaban obviamente equivocados, pero rabba Ha-Nasi y Rabbi Hiya lo aceptaron para respetar la regla de Elul y Adar, que indicaba que estos meses debían ser defectivos (29 días).
El supuesto propósito de esta regla era ayudar a quienes estaban en la diáspora a observar los días festivos en el mismo día que los habitantes en la tierra de Israel, especialmente el día de Yom kippur, para no tener dos días de ayuno. 


B. Rosh Hashanna 25a
Elul B Rosh Hashanna 19b,  Y Sanhedrin 1:2  18d  Adar Sanhedrin.


  •  Desde 210 E.C. hasta (entre) 300-305 E.C.​

​Hasta el liderazgo  de Rabbi Johannan, el calendario era semi empírico, pero principalmente basado en la observancia. Sin embargo, Rab Johannan introdujo una nueva regla para evitar que yom kippur cayera en un día viernes o domingo: El primer día de Tishri no podía caer día miércoles ni viernes.

Babli Rosh Hashanna 20a:
Cuando Ulle llegó a Babilonia, él dijo que Elul había sido completo (30 días) Ulle dijo: nuestros colegas de Babilonia saben qué  placer les estamos haciendo [por tomar las medidas necesarias para prevenir que yom kippur ocurra cerca de un shabbat].

Antes de este tiempo, cualquier día de la semana podía ser Rosh Hashanna. Ahora miércoles y viernes no podían ser el día de la Luna Nueva, requiriendo por tanto manipulaciones del  testimonio de los testigos.

Babli Rosh Hashanna 20a continúa diciendo:
Rabbi Judah II envió mensajeros a Rabbi Ami diciendo: deben saber que durante todos  estos años de su reinado, Rabbi Yohannan nos enseñó a intimidar a los testigos en el caso de una Luna Nueva que ha sido vista en el tiempo apropiado para testificar que la han visto, incluso si no la hubieran visto.


Mishna Shabbat 15:3 y 19:5.   Mishna Menahot 11:7 y 11:9
ver tambien Babli Sukkah 43b.   El comentario de Maimonades en Menahot 11:7 
Kidush le.Tsorekh


  • Takanah de agregar un día extra festivo

Otra decisión de Rab Yohannan fue obligar a las áreas más lejanas, a las cuales los mensajeros no podían llegar por los días de viaje, a guardar un día extra en las festividades.

B ta´anit 28b y B Erakhim 10a:
Leemos el Hallel compledo por 18 días al año, 8 días en Sukkot, 8 días en Januca, el primer día de Pesah y el día de Shavuot. En la diáspora lo leemos por 21 días, 9 días en Sukkot, 8 días en Januca, los dos primeros días de Pesah y los dos días de Shavuot.

Rabi Yosef en Yerushalami Erubim 3 dice:
Aunque te envío la orden de los festivales, no cambies las costumbres de tus ancestros.

Babli Beitzah 4b dice:
Y ahora, cuando conocemos el arreglo de la luna ¿Por qué estamos observando dos días festivos? Porque enviaron de la Tierra de Israel la siguiente orden. Ten cuidado en mantener las costumbres de tus antepasados, podría pasar que las autoridades promulguen leyes incorrectas en contra de los judíos y podrías estar equivocado si solo observas un día.

  •  Desde el año  300 hasta 323

​Rabbi Simon Yerushalam Sukkah 4:5 dice :
Rabbi Simon ordenó a aquellos a cargo de las calculaciones (Demachasvin). Pongan cuidado de no poner Rosh Hashanna en Shabbat o Hoshanna Rabbah en Shabbat. Pero si están apretados entonces pongan Rosh Hashanna en Shabbat, pero no pongan Hoshanna Rabba en Shabbat.

Se estima que esta ordenanza rabínica, o «Takanah», tomó forma entre 300-309 E.C. La palabra «Demachasvin» muestra que el calendario Empírico o semi empírico del momento avanzaba rápidamente a ser un calendario más calculado,  tomando prioridad el arreglo de la Neomenia (Comienzo del mes, luna nueva). Incluso si el formalismo de la luna nueva y los testigos y la santificación fueran organizados, el comienzo del mes dependía casi completamente en la decisión de la corte del Sanhedrín.

  • Entre el año 323-325 E.C.


Bar Hedya en Babli Sukkah 43b encontramos:
Cuando Bar Hedya volvió a Babilonia le dijo que Hoshanna Rabbah no ocurriría en Shabbat.

*De Babli Berahot 56b-Sabemos que bar Hadya volvió a Babilonia cuando Rav Yosef seguía con vida, por lo cual sabemos que esto fue alrededor del año 323 E.C.

Era de Rabbah y Rav Yosef. Babli Sukkah 43b continúa:
Nosotros, [los de Babilonia] no conocemos el arreglo de las lunas, ellos [los que habitan en Israel] que conocen el arreglo de la luna….

Lo que podemos ver hasta el momento, basado en estos últimos pasajes, es que la información del calendario calculado cada vez se hacía más conocida, siendo transmitida a los que habitaban en Babilonia, sin embargo , aún no existía un calendario pre calculado oficial, pues al decir que no les era conocido el arreglo de la luna, quiere decir que ellos no sabían cuándo iba a ser el comienzo del mes, puesto que cada mes se estimaba una fecha probable de la luna nueva, además de moverla para evitar que Rosh Hashanna  (Yom teruah) o Yom kippur cayeran  en Yom Shabbat, y al enviar mensajeros , el anuncio llegaba después de 15 días de viaje.

Camino a la institucion del Calendario Hillel II 
​»Persecuciones» 

Rava-Babli Sanhedrin 12a dice:
Enviaron un mensaje a Rava:
Una pareja  venía de Requet, pero un águila los capturó. En sus manos habían cosas hechas en «luz» y ¿Qué eran estas? Púrpura. Por el mérito del Misericordioso y por sus propios méritos se escaparon a salvo, y la simiente de los leones de Nashon  deseaba establecer una venganza, pero ese Edomita no los permitía, sin embargo, los miembros de la asamblea se congregaban y establecían una venganza en el mes en el cual Aarón el sacerdote murió.

Este texto es claramente un código secreto, nos da la impresión de que habían problemas de comunicación entre Israel y los exiliados en Babilonia, lo cual puede estar conectado a las situaciones de guerra entre el imperio Romano y Persia.

Rava- Babli Hulin 101b dice:
Después de una discusión sin tener una conclusión convincente entre Abaye y Rava; Rava concluyó que había una persecución en Israel  [El Sanhedrín en la Tierra de Israel] y ellos le enviaron un mensaje codificado de que Yom Kippur de ese año ocurriría en Shabbat, luego cuando Rabin y los que viajaban volvieron a Babilonia, confirmaron la interpretación a Rava.

Babli Arachim 9b dice:
Rav Adda Bar Ahava dijo a Rava Aheim [Rav Meir] ¿Querían hacernos saber el conteo del nuevo mes? No, él nos quería enseñar que no es una obligación santificar los meses por observación.

Mishna Rosh Hashanna 3:1
Si todo Israel y la corte vieran la luna y los testigos fueran interrogados, pero la corte no tuvo tiempo (lo tardaron) para declararla «Santificada» antes que oscureciera, ese mes duraría 30 días.

Estas evidencias demuestran las primeras instancias de un calendario calculado establecido por las Leyes rabínicas y comunicado con mucha anticipación a los académicos de Babilonia, como también nos muestra la progresiva y lenta evolución del Calendario Judío Rabínico.

Institucion Calendario Hillel II

​El calendario Hillel en conexión con la institución del Calendario Judío solo es conocido a través de una única y lejana fuente rabínica; una respuesta de Rav Hay Gaon mencionado por Rav Avraham Bar Hiya (Sefer ha-ibbur libro 3 cap 7). Como hemos expuesto en este estudio, la evolución de un calendario empírico a un calendario calculado fue un proceso lento y progresivo, comenzando a mediados del tercer siglo hasta el comienzo del cuarto siglo. Esta «Institución Oficial» del calendario judío podría presentar el proceso final del cambio de  la Neomenia (arreglo del día de luna nueva), desde el día teórico  de la primera visibilidad de la luna, al día de la conjunción (Molad)  . El papel exacto de Hillel II en la institución del Calendario Calculado no es clara, podría haber sido limitada y reducida por el hecho de que era el Patriarca en la época de la institución. Lo que sí sabemos desde una perspectiva Rabínica, es que el calendario calculado fue necesario para preservar las Fiestas durante la diáspora, por causa de las persecuciones y de la desaparición del Sanhedrin (Maimonades Hilkhot Kiddush-ha Kadosh V:3)

Cambios post-Talmúdicos

De la carta de el Resh Galuta del año 835/836 E.C. Podemos ver que aún existían diferencias en las reglas del Molad (Luna en Conjución), entre otras. Como también existe evidencia que surgieron cambios en la duración del año, las horas del día, y la fijación de la luna.
Los detalles y reglas  de cálculo  desarrollados en este proceso no serán analizados en este estudio.


Aharon Heyman p.85 parte 3 cap. 4.
B Arakhim 9b   – Tambien ver  Edicion R´Nathan Amram, Salonique 1861
Ver Stern (2001) pg. 277-283
Carta de Resh Galuta Keviya  dr 835/836 E.C.


En Sumatoria
  • Hemos hecho un recordatorio de cómo era el Calendario Bíblico según la observancia de la Luna Nueva.
  • El Calendario bíblico comenzó    a tener variaciones al adoptar costumbres ajenas a Israel y a la instrucción de Dios.
  • Las señales de fuego fueron suprimidas por causa de la confusión creada por los samaritanos
  • El calendario del Sanhedrín Empírico era comunicado vía mensajeros a los exiliados en Babilonia.
  • La  transición del calendario rabínico empírico a un calendario calculado fue un proceso    lento  y    progresivo.
  • La institución oficial del Calendario Hillel fue una medida tomada como consecuencia de las persecuciones y de la desaparición del Sanhedrín, ya que no quedaba    nadie para informar el comienzo de cada mes.
  • Hemos aprendido  el origen y las razones de algunos Takanot  relacionados a las fiestas y el calendario.

Tomado de: Una Torah


Bitácora Relacionada:

La Casa de Israel: ¿Diez Tribus Perdidas? (Maestro Jim Stanley)

Este video es colocado en este canal sólo como medio de difusión sin fines de lucro. Los derechos reservados de distribución legal, edición y lucro [si aplican], corresponden al «Passion For Truth Ministries».

Misión Tamar: Ser Madre del Mashíaj

Por Rebetzin  Bodner-Lankry

El relato de Yehudáh y Tamar es una historia que a menudo se malinterpreta. Tamar se casa con el hijo mayor de Yehudáh, Er, quien deja de tener hijos y muere debido a sus pecados.

Yehudáh tiene su próximo hijo, Onán, que se casa con Tamar de acuerdo con los requisitos de yibum. Onán también evita concebir un hijo y muere.

Yehudáh no quiere que su último hijo muera, así que le pide a Tamar que espere hasta que él crezca. Tamar regresa a la casa de su padre, esperando.

El tiempo pasa y la esposa de Yehudáh fallece, pero aun así Yehudáh no le da el hijo que le queda a Tamar. A través de la astucia, Tamar se encuentra con Yehudáh y concibe con él. Ella toma como prenda tres de sus objetos personales.

Más tarde, cuando se supo que Tamar está embarazada, es condenada a muerte por su comportamiento inmoral. Al sacarla para quemarla, revela los tres objetos personales que tomó como garantía y declara que el dueño de estos objetos es el responsable. Yehudah admite que es él y Tamar es absuelta. Tamar da a luz a gemelos de los que descienden David y finalmente Mashiaj.

Hay muchas preguntas que surgen de esta cadena de eventos, aunque quizás la más desconcertante es, ¿quién fue esta mujer Tamar, que se convirtió en la madre de la dinastía davídica? ¿Por qué sucedió de esa manera?

Tamar descendía del hijo de Noé, Sem. Aunque la Torah no da el nombre de la esposa de Yehudáh, nos dice el nombre de Tamar ya que se distinguió por su propio valor personal.

A diferencia de quienes la rodeaban, llevaba una vida modesta y virtuosa. Tamar tenía un solo deseo: unirse a la sagrada familia de los Avot y tener hijos que serían parte de su nación.

Tamar era una mujer grande y justa que fue divinamente elegida para convertirse en la madre de la dinastía davídica, y ella deseaba apasionadamente cumplir esa misión. Cuando su matrimonio con Er no produjo hijos, ella no se rindió y se casó con su hermano, Onán. Cuando Onán también murió sin hijos, Tamar persistió en su búsqueda de tener hijos para sus difuntos maridos.

A veces, cuando existe un enorme potencial para un avance espiritual del bien, la mala inclinación ofrece una inmensa resistencia. Tamar se dio cuenta de que tenía que buscar medios poco convencionales, incluso desagradables (aunque halájicamente permisibles en ese momento), para atraer a Yehudáh y eludir los esfuerzos de la mala inclinación para sabotear el nacimiento de la dinastía davídica. Este era el plan del Eterno, porque quería que la dinastía viniera de Tamar a través de Yehudáh, que era más justo y puro que sus hijos (Sforno). Rashí explica que Tamar actuó por el bien del Cielo con intenciones puras.

Cuando el embarazo de Tamar se hizo evidente, fue condenada a muerte no por motivos legales, sino porque su comportamiento aparentemente relajado, como nuera de Yehudáh, era una afrenta a su condición de soberano de la tierra. Este juicio no se habría impuesto a un plebeyo (Ramban).

Tamar no lo acusó externamente, solo insinuó, para no avergonzar abiertamente a su suegro. Ella razonó que era mejor morir que exponer a Yehudah a la vergüenza pública. Esto indica además el carácter recto de Tamar y su completa fe en Hashem, a quien oró pidiendo un milagro.

¿Por qué Tamar esperó hasta el último momento, cuando la sacaron para ser ejecutada, para devolver las promesas de Yehudáh?

El sabio Elazar (Midrash; Sotah 10b) comenta que aquí también la mala inclinación hizo que ella olvidara dónde estaban los elementos para evitar que el futuro Mashiaj entrara en este mundo. Tamar suplicó la misericordia de YHVH con todo su corazón y justo cuando la llevaron a la ejecución, encontró los artículos de la promesa. Yehudáh admite su culpabilidad y responde «tzadkah mimeni – ella tiene razón, es mía». Rambam y Ramban dicen que Yehudáh gritó «¡Ella es más justa que yo!»

Aunque Tamar no nació en grandeza, reconoció la santidad y la alcanzó. Modesta y justa, Tamar persistió para lograr su santa misión. Ella era una mujer noble y desinteresada y conectada con Hashem en su emuná completa. No es de extrañar que Tamar mereciera ser la madre de la dinastía real davídica y de Mashiaj, nuestro futuro redentor.

Podemos alcanzar grandes alturas si lo anhelamos. Si perseveramos en nuestros esfuerzos de rectitud y tefilot sinceros, podemos dejar nuestra huella en la historia.

Fuente: Editores Feldheim.

Rabino Levi Sudri asegura: «Sí el Vaticano no regresa los tesoros del Templo el ‘Coronavirus’ será agresivo en Roma.»

A medida que la crisis de COVID-19 empeora en todo el mundo, la nación de Israel solicita que el Vaticano devuelva inmediatamente a Jerusalén los recipientes del Templo que han estado almacenados en Roma durante casi 2000 años, señaló Breaking Israel News.

Pese a que muchos estudiosos han asegurado que El Vaticano no tiene los tesoros del Templo de Herodes; el rabino Levi Sudri, un galardonado experto bíblico, señaló que un mensaje divino seguramente debe estar contenido dentro del Coronavirus.

«Está claro para todos que estamos viviendo en tiempos poderosos«, dijo el rabino Sudri. “Es nuestra responsabilidad entender lo que Dios quiere de nosotros. Hoy no tenemos profetas, por lo que debemos hacer todo lo posible para comprenderlo”.

El rabino Sudri señaló que el coronavirus comenzó en China y rápidamente se apoderó de Italia de una manera contraintuitiva.

«¿Cuál es la conexión entre China e Italia?» Preguntó el rabino Sudri. “Están geográficamente distantes el uno del otro. Eso es cierto, pero tienen una conexión espiritual en que ambos son centros de dos tipos diferentes de idolatría«.

Italia es, de hecho, el país con el segundo mayor brote de coronavirus fuera de China con más de 21,000 casos reportados y más de 1.400 muertes. El sistema de salud del país se ha visto abrumado por el repentino aumento de los casos de COVID-19, a pesar de un cierre de una semana de toda la nación en un intento por frenar la propagación del virus.

«En la visión de Daniel, habló de los pies del ídolo que es Roma«, explicó el rabino Sudri, señalando que la forma distintiva de la bota de Italia alude a esta referencia bíblica y se conoce en hebreo como ארץ המגף (eretz hamagaf; tierra del brote). El rabino Sudri señaló que la palabra מגף (magaf; boot) comparte la misma raíz que la palabra מגיפה (magefa; epidemia)… «La palabra ‘corona’ significa corona y ese es precisamente el problema«, dijo el rabino Sudri. «Roma robó la corona de Israel, los utensilios del Templo, por lo que están siendo golpeados por el virus de la corona«.

El judío-romano Flavio Josefo, un erudito historiador del primer siglo de ascendencia sacerdotal, informó que los artefactos del Templo fueron llevados a Roma y colocados en el Templo de la Paz de Vespasiano, completado en el 75 e. C.

Desde entonces, ha habido varios avistamientos no verificados de la Menorah en el Vaticano, pero la mayoría son afirmaciones de segunda mano o anecdóticas que señalan con el dedo sin proporcionar pruebas reales. En la segunda mitad del siglo XII, un judío español conocido como Benjamín de Tudela realizó una gira por el mundo conocido, viajando tan al este como Mesopotamia. Afirma en su diario que los judíos de Roma sabían que las vasijas del Templo estaban escondidas en una cueva en el Vaticano.

Esta es una oportunidad histórica para llevar al mundo a su estado legítimo y evitar que el Coronavirus asole a la humanidad. La respuesta de las comunidades políticas, médicas y científicas mundiales frente a la pandemia actual es noble y necesaria. Pedimos al Vaticano que permita a la nación de Israel hacer su verdadera parte, más allá del desarrollo de vacunas y la realización de cuarentenas en las que Israel ya está involucrado. La restauración de los servicios del Templo coronará la Roca y el Redentor de Israel, completando así los esfuerzos necesarios para lograr el cambio histórico que la humanidad ahora busca«.

El rabino Sudri señaló que la peste se está centrando en los centros religiosos.

«Italia es, por supuesto, la corona del catolicismo, y ha sido muy afectada por el coronavirus«, señaló el rabino Sudri. “Pero también Irán, el jefe del Islam chiíta, ha sido golpeado igualmente fuerte. Y en Israel, el enfoque parece ser Belén, el enfoque del cristianismo.”

El rabino Sudri notó una razón interna para que el coronavirus ataque a Israel.

«En la Biblia se nos advierte que no contemos a los judíos para que no traigamos una plaga«, dijo el rabino Sudri. «Debido a las elecciones excesivas, hemos contado a Israel, no una, sino tres veces. Además, los judíos tienen que devolver la corona a Jerusalén«, dijo el rabino Sudri, señalando que Netanyahu tomó la decisión política de negar el derecho de los judíos a rezar en el Monte del Templo. «En lugar de la corona adecuada, un Templo judío, está la Cúpula de la roca, una réplica moderna del Becerro de Oro«.

Cabe señalar que el domingo, la Waqf (autoridad musulmana) ordenó el cierre de la Mezquita Al Aqsa con cúpula plateada y la Cúpula de la Roca con cúpula dorada hasta nuevo aviso. Los judíos todavía están visitando su sitio más sagrado; el Monte del Templo.

Tomado de: Profecía al Día

Colisionar para Fusionarse Reconciliados (Parashá Vayigash)

Por P.A. David Nesher 

 

Vayigash elav Yehudah vayomer bi adoni yedaber-na avdeja davar be’ozney adoni ve’al-yijar apja be’avdeja ki kamoja keFar’oh.

«Entonces Yehudá se acercó a él [a Yosef] y le dijo: “Por favor, mi amo, permítame que yo, su servidor, le diga algo [sea receptivo a mi mensaje]; no se enoje contra mí, pues usted es como Faraón (Parhó).

(Bereshit/Génesis 44:18)

 

En esta parashá continuamos con la historia de Yosef y su encuentro con sus hermanos. Vayigash (וַיִּגַַּ֨שׁ ) significa literalmente “Y se acercó”.

En el libro de El Zohar los sabios se preguntan en un debate por qué en la Torah se emplea el vocablo וַיִּגַַּ֨שׁ (“Vayigash”), siendo que existen otras expresiones para indicar un “acercamiento”. La respuesta es que la raíz hebraica de “vayigash” es “nagsh” (Nun נ, Guimel ג , Shin ש), que es igualmente la raíz de la palabra “hitnagshut”, que significa “colisión”, o choque. Por eso, también puede traducirse como «Y colisionó para fusionarse» (en otra bitácora ampliaré más esto).

Si la primera palabra de la porción es Vayigashse acercó«) es porque allí se encierra la esencia de la lección de la semana.  En el clímax de la «Parashat Vayigash», Yosef revela su identidad a sus hermanos que lo habían vendido como esclavo años atrás. A través de besos y lágrimas, Yaakov y sus 12 hijos volverán a ser una sola familia. Todos se reconcilian dejando a sus espaldas el difícil y desgarrador pasado. Pero antes de estos hechos, Yehudáh (Judá) confrontará a Yosef por la acusación que hizo sobre el robo de su “copa de la adivinación”. A fin de cuentas, ¿qué sentido hay en que Yosef desee tomar a Binyamín como siervo si supuestamente es un ladrón? ¿Para qué quiere el Virrey un mozo cleptómano? Esto no es coherente y Yehudá lo sabe. “Aquí hay gato encerrado”, diría Yehudáh usando una frase de nuestros días.

Así vemos que Yehudáh no soportó más y dio un paso adelante para explicar lo que había sucedido. Esto era peligroso pues Yoséf podría haber mandado que lo mataran. Pero Yehudáh defendió con valor su vida y la de sus hermanos e imploró misericordia. Y ofreció ocupar el lugar de Binyamín. Hay momentos en que debemos guardar silencio, pero hay momentos en que debemos hablar, incluso si esto tiene serias repercusiones. Cuando enfrente una situación que necesita una voz fuerte y una acción valerosa, acuérdese de Yehudáh y hable.

Esta es sin duda, una de las lecturas más emocionantes registradas en la Torah y el Tanak, ya que se narra el emotivo reencuentro de Yosef con sus once hermanos y su padre Yaakov. Por otro lado, resulta muy interesante que la Torah ocupe más pasukim para hablar de Yosef que de los mismos patriarcas Abraham avinu, Itzjak avinu y Yaakov avinu, especialmente teniendo en cuenta que Yosef solo representa a una de las 12 tribus de Israel (aunque en realidad son dos tribus las que provienen de él), mientras que los patriarcas son la fuente misma de toda la nación hebrea.

En esta sección Yehudáh representa a la sefiráh Malkut (Mundo Físico) y Yosef a la sefiráh Yesod (esfera celestial de vinculación con todos los ámbitos del Mundo de Arriba). Por tanto, el poder de la energía de esta semana se concentra en cerrar la distancia que hay entre Malkut y Yesod. No olvidemos entonces que Yesod representa al Cielo y Malkut a la Tierra.

La colisión mencionada en el segundo párrafo está detallada en el Midrash y se refiere a dos impulsos opuestos: nuestro deseo ontológico (esencial) de conectar con nuestro Creador y las necesidades, impulsos y deseos de nuestro cuerpo de someterse a los impulsos sensoriales que pugnan por dominar nuestras emociones.

Justamente Yesod es la esfera celestial donde la actividad sacerdotal del Mesías transfiere luz a Malkut (la Tierra), pero somos nosotros mismos los que determinamos con nuestras acciones cuanto recibiremos de Él desde esa dimensionalidad celestial (Yesod). Recordemos y aceptemos que nuestras acciones son las que hacen que la zona de Yesod se contenga o que fluya. Pues bien, la energía de esta semana nos ayuda a aprender a evitar que Yesod se contenga. Comprenderemos que estar asociados con Yeshúa HaMashiaj permite que el chorro de Yesod se abra y todo lo que suceda en consecuencia sea siempre milagroso. 

¿Qué más podemos pedirle a la vida? Todo lo que queremos es construir el Paraíso (Gan Edén) en la Tierra. Hacer descender el Cielo a nuestro mundo (Mateo 6:10). Pues bien, esta porción es la que nos da esa materia prima para que descienda el Cielo en todos los aspectos de nuestra vida (amor, familia trabajo, dinero, salud, etc.). Yesod es el almacén de todo lo que podemos desear, así que para cerrar la distancia que tenemos con él, tenemos que eliminar el caos de nuestra vida. ¿Cómo? Removiéndolo, y esto requiere mucho valor, porque a veces es muy doloroso. El dolor de esta lucha cotidiana de colisión para fusión lo describía el apóstol Pablo, cuando a los romanos les decía:

«¡Miserable de mí!

¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

Gracias doy a Dios, por Jesús, el Cristo Señor nuestro.

Así que, yo mismo con la mente sirvo a la Torah de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.»

(Romanos 7:24-25)

Por ello, en esta semana estaremos conectados a la gratitud al Eterno por habernos dado a Yeshúa quien demostró en su propio cuerpo con unir los dos planes de la existencia desde el correcto uso de su esencia: ser Deseo. Así lograremos que nuestro cuerpo (instrumento propio de Malkut) sea utilizado por el Espíritu Santificador de Yahvéh para ascender todo lo material hasta sublimarlo con lo celestial.

Debemos saber y aceptar que en Malkut (el cuerpo) es donde nuestro mundo psicoemocional (hebreo Zeir Anpin) se materializa. Tenemos muchos rincones oscuros, muchas sombras del pasado que, consciente o inconscientemente, ocultamos en lo profundo de nuestra psiquis. Entendemos, por los experimentos de las neurociencias, que esto funciona como un mecanismo de protección, está bien, pero que saber y aceptar que no porque escondemos nuestros traumas y frustraciones, ellos no nos están corroyendo por dentro. Por ello, muchas disciplinas de las ciencias de la salud, en su apertura holística, aseguran que las enfermedades son la purga de esas emociones no sanadas. Arrastramos traumas infantiles toda la vida sin poder sanarlos conscientemente, y, a veces, eso desata una enfermedad mortal, como el cáncer. Yo sé que nadie quiere sufrir, pero el dolor debe salir a través del trabajo espiritual o por medio de una enfermedad.

Malkut es puro deseo egoísta (ratzón atzmut) y por cada deseo hay una vasija. Cuando un espacio de la vasija está ocupado con una situación no resuelta, esto es igual a una vasija cerrada como una nuez. La Luz Infinita no tiene manera de penetrar. Por tanto, esa nuez hay que romperla, y es eso lo que duele (en el idioma paulino, a esto se le llama «castigar el cuerpo» – ver 1 Corinitios cap. 9 vers. 27). Salir de un trauma duele porque para el subconsciente es como si fuera un hijo y ha vivido con él durante años (es lo único que conoce). Nos cuesta romperlo porque lo desconocido causa miedo.

Te invito, estimado lector, a que imagines que cada problema o dolor que se te presenta es una nuez que vas a romper. En cuanto se rompe, sentirás la tristeza, el dolor, llorarás… pero debes saber que estás en el proceso verdadero de acercarte a Yeshúa como Salvador. Ese proceso de sanación es la semilla de la nuez que te estás comiendo y digiriendo, pero una vez que termine, te queda el espacio para que la vasija se llene de Luz mesiánica. Ella es simple y tiene una sola programación: dar. No puede haber una vasija vacía, porque en cuanto el espacio esté disponible, enseguida se llenará de Luz.

Justamente de esto se trata el proceso de salvación que el Eterno ha realizado con sus llamados, tal y como lo describe el apóstol Pablo al escribir:

«Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó…»

(Romanos 8:30)

Es decir que a través de Yeshúa HaMashiaj hemos escapado del mundo sensoro-emocional en donde habita el miedo limitante, la ira y el sentimiento de ser una víctima (emociones estas que nos bajan la frecuencia), para ir a la cabeza, que son los niveles superiores intelectuales que conectan con las dimensiones de Yesod; las zonas donde todo le es posible al que cree (Marcos 9: 23).

En esta semana seremos capacitados por el Espíritu de la profecía (Apoc. 19:10) para entender que nuestra propia naturaleza reactiva que siempre busca detenernos, volvernos lentos o paralizarnos psíquica y emocionalmente, se vale del mecanismo de la víctima como la principal herramienta del cuerpo, para evitar los cambios que anhelamos a hacer, y que a ese nuestro satán no le gustan nada. La naturaleza corpórea rechaza los cambios porque ello incluye una actividad psíquica, emocional, química o celular nueva, que terminará produciendo un movimiento interno de conexión con la energía de la vida eterna (es decir, una vida con la calidad del Eterno); y el cuerpo, por causa del pecado, tiene implícito una memoria de muerte, porque constantemente se está regenerando, es decir, una parte nuestra muere y otra renace, por lo tanto debemos encontrar una manera diferente que nos llevará a un verdadero cambio y transformación, es por eso que se ha revelado públicamente el yugo de Yeshúa, que están provocando que cada día despierten más varones y mujeres, salgan de la zona de la Gran P… (Babilonia) y acepten hacerse sus discípulos a fin de sanar sus almas hasta lograr unir el Mundo de Arriba con el Mundo de Abajo. Así cuando los redimidos logran su misión en plenitud uniendo Cielo y Tierra, el Nombre de YHVH es santificado y se activa produciendo un flujo de milagros en la fisicalidad.

Anhelo que te interese caminar conmigo en estos seis días de ascensión y promoción mesiánica.

Shalom!

 

El Liderazgo de Yehudah como Intercesor

Lechu venimkerenu la-Yishme’elim veyadenu al-tehi-vo ki-achinu vesarenu hu vayishme’u echav.

«Vamos, vendámoslo a los ishmaelitas y no pongamos nuestra mano sobre él, porque es nuestro hermano, nuestra misma carne”. Y sus hermanos lo escucharon.»

(Bereshit/Génesis 37:27)

 

Al considerar la expresión: “Y sus hermanos lo escucharon”,  el intérprete Rashí, siguiendo la traducción de Onkelos, asegura que el verbo “escuchar” significa aquí “obedecer”. Por lo tanto, la traducción más fiel debería decir: “Sus hermanos le obedecieron.” Así pues vemos que es esta la primera vez que Judá (hebreo Yehudah) toma la palabra, y podemos observar que sabe imponerse sobre sus hermanos. Yehudah ahora asume un papel de liderazgo en relación con el destino de Yosef (José).

Yehudah tenía, en efecto, una autoridad natural que ninguno de ellos cuestionaba. Reuvén (Rubén), en cambio no conseguía que le obedecieran de esta manera, no tenía el suficiente carácter. Desde este punto Yehudah adquiere un papel cada vez más destacado en la familia. Él dijo: vendámoslo a los ismaelitas, y no sea nuestra mano contra él. Sus hermanos aceptaron su sugerencia. Ellos podrían evitar el pecado de asesinato y obtener un beneficio al mismo tiempo. Los rabinos enseñan que los hermanos trataron de castigarlo a él medida por medida. Debido a que Yosef quería gobernar sobre ellos, se convertiría en un esclavo.

Así pues, Yehudá, en una hábil demostración táctica, logró por medio de su intercesión dar expresión a la furia de los hermanos, y al mismo tiempo, salvar a Yosef de una muerte segura. Sin embargo, la esclavitud no constituía una garantía de vida; por el contrario, Yehudah en su interior sabía que lo más probable era que la muerte fuese el destino final de Yosef.

Ahora bien, pese a esta significativa influencia de autoridad, Yehudah no supo utilizar convenientemente el ascendiente que ejercía sobre sus hermanos, tuvo que sufrir las consecuencias de su error. En el capítulo siguiente veremos la “caída”. Rashí comenta:

«…Este relato nos informa de que los hermanos de Yehudah le despojaron de su dignidad de jefe cuando vieron el sufrimiento de su padre. Le dijeron: “Tú fuiste el que nos aconsejó venderle. Si nos hubieras pedido que le trajésemos de vuelta a casa, te hubiéramos obedecido…».

Aquí vemos como los hermanos de Yosef, que hipócritamente no querían contaminarse con su sangre, lo vendieron a los ismaelitas, siglos más tarde, vemos como los judíos, que hipócritamente no querían contaminarse con la sangre del Mesías Yeshúa, llevaron a Yeshúa a Pilato (Juan 18:28).

 

De Jarán a Galut (Los Códigos Mesiánicos del Exilio Israelita)

Por P.A. David Nesher

“Y salió Yaakov de Beer-Sheva, y fue para Jarán.”

(Génesis/Bereshit 28:10)

 

 

La parashá «Vayetzé» se enfocará en el tema de los lazos familiares. El presente capítulo es continuación de la anterior lectura, «Toldot», que nos habló entre diversos temas, sobre la pugna entre los hermanos Yaakov y Esav que tuvieron por causa de los derechos de la primogenitura. En esta porción las disputas continuarán, pero ahora serán dos hermosas mujeres, dos hermanas, que pelearán por ganarse el amor del mismo varón.

El patriarca Yaakov es el primero que emigra de su tierra y emprende el camino al galut (exilio). En la porción «Lej Lejá», leímos sobre el patriarca Abraham Avinu que salía rumbo a la Tierra Prometida, porque allí estaba su futuro eterno. Ahora es su descendiente Yaakov quien deberá alejarse de su lugar de nacimiento, pero lo hace recorriendo cientos de kilómetros en un camino inverso, de sur a norte, al encuentro de su familia materna en la lejana Jarán. Yaakov deja su hogar, como le indicaron sus padres. En Jarán encontrará esposa y tendrá sus propios hijos con los que funda su propia familia que habrá de convertirse en una gran nación.

Uno sólo puede imaginar la extraña avalancha de sentimientos, en Yaakov, en este momento. El miedo, la soledad, el aislamiento, la emoción y la expectativa. Este fue un momento absolutamente estratégico en la vida del patriarca.

Jarán, un sitio en el que la Presencia Divina estaba oculta. Yaakov abandona el mundo puro y santificado hogar de sus padres para dirigirse a una región cuya sociedad estaba plagada de indecencia y corrupción. ¿Cuál es la razón de trasladarse a un lugar así? Porque en un lugar como Jarán es muy fácil cometer pecado, sumamente difícil cumplir las mitzvot y mantenerse virtuoso. Yaakov marcha con “corazón liviano” y convicción, pues tenía fe en el Altísimo. Por ello, se mantendría firme y pasaría exitosamente cada una de las pruebas experimentadas ahí.

Las almas de los hebreos, a través del tiempo, han seguido exactamente el mismo patrón, por ello vemos a Yaakov saliendo de la tierra santa, que es Eretz Israel, para luego encaminarse hacia tierras extrañas, territorios dominados por los paganos. Esto también nos habla del exilio del pueblo de Israel que experimentaría a lo largo de su historia viviendo y conviviendo entre goyim (paganos), empero sin quedarse de manera permanente en aquellas extrañas tierras, más regresando a casa, junto a todas las tribus, tras un “largo viaje”.

Por todo esto, esta salida de Yaakov avinu simbolizó (y anunciaba) las tres diásporas que sus hijos experimentarían en el futuro. Una diáspora sufriría el reino del norte, la Casa de Israel y dos diásporas sufriría el reino del sur, la Casa de Yehudá.

El primer destierro y el más grande es el de las diez tribus, que empezó en el año 722 a.E.C. con la invasión de Asiria. Ese destierro todavía no ha terminado. Sin embargo los profetas hablan de la vuelta en los últimos tiempos de “la casa de Israel”, “la casa de Yosef” y “Efrayim” que son los desterrados de las diez tribus, (Por favor, investiga más de esto estudiando: Ezequiel 37:15-28; Isaías 11:12; Jeremías 3:18; 16:14-16; 23:5-8; 30:3; 31:27-36; 33:7; 50:4-5; Oseas 1:11; 11:8-11; Zacarías 8:13, 23; 10:8-12).

La casa de Yehudá (Judá), el pueblo judío, ha experimentado dos destierros. El de Babilonia duró 70 años, y abarcó entre los años entre los años 586-516, si se cuenta desde la destrucción del primer templo hasta la restauración del culto.

El segundo destierro empezó en el año 70 E.C. (Era Común) si se cuenta desde la destrucción del segundo templo y, como todavía no se ha reiniciado el servicio en el tercer templo este destierro no ha terminado completamente.

Si se hace un cálculo desde la destrucción de Yerushalayim (Jerusalén) en el año 135 de nuestra era común, hasta su reconquista por el pueblo judío en el año 1967 hubo 1832 años de destierro. (Es bueno tener en cuenta que ha habido judíos viviendo en la tierra de Israel durante toda la historia desde la conquista en los tiempos de Yehoshúa (Josué).

Nuestro padre Yaakov estaría fuera de su tierra durante 20 años, los cuales corresponden simbólicamente a 2000 años. ¿Implicaría esto que el tercer templo será reconstruido en el año 2070? ¿O hay que contar los 2000 años desde la profecía del Mesías:

Cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.” (Lucas 19:41-44)

Esa profecía fue pronunciada, según algunos cálculos, el 10 de Nisán, que corresponde al 22 de abril del año 30 de la era común. ¿Será que la re-dedicación del culto en el tercer templo será en el año 2030? El Eterno, nuestro Abba, nos dará la respuesta en el tiempo oportuno.

Mientras tanto nuestro espíritu gime: ¡Maranhata! ¡Vene Señor Yeshúa!

El Ayuno de Guedaliah: La Relación de la Muerte de un Justo y la Destrucción del Santo Templo

Por P.A. David Nesher

En las Sagradas Escrituras encontramos que el profeta Zacarías hace referencia a un día de ayuno conocido como «el ayuno del séptimo«, ya que es observado en Tishrei, el séptimo mes contando a partir de Nisán (Zacarías 7:5; 8:19).

Este ayuno conocido como Tzom Guedaliah (Ayuno de Gedaliah)  fue decretado por los sabios para conmemorar el asesinato de Guedaliah, el hijo de Ajikám, a manos de Ishmael, hijo de Netaniáh, instigado por el rey de Amón. Sucede que con la muerte de Guedaliah se extinguió la última llama de esperanza para mantener la autonomía de Judá luego de la destrucción del primer Beit HaMíkdash. Miles de personas fueron masacradas, y aquellas que sobrevivieron fueron conducidas al exilio.

Esto realmente no tiene nada que ver con los días del temor o expiación, salvo que se produce en medio de ellos. No es una ordenanza divina, sino más bien resulta de la tradición de la Casa de Judá. Este ayuno comienza temprano en la mañana, con el alba, y termina al anochecer.

La Historia que dio origen a este Ayuno.

Cuando Nebujadnetsar (Nabucodonosor) destruyó el Templo del Eterno (año 586 antes de la era común), asesinó a una gran parte de la población del Reino de Yehudáh (Judá), cuya capital era Jerusalem. También llevó como cautivos de Babilonia a decenas de miles de judíos. Y permitió que una parte de la población vencida, campesinos muy pobres, permanecieran en Israel trabajando la tierra y pagando exorbitantes tributos a Babilonia.

Flight of the Prisioners luego de la destrucción de Jerusalén

Nebujadnetsar nombró como gobernador de estos judíos a Guedaliah ben Ajiqam, que pertenecía a la familia Shafán, que vivían en Babilonia desde el exilio de Yejoniá (597 A.E.C.) y se consideraban leales al rey. Fue un gesto positivo inesperado. ¡Era todo un milagro!, que un judío fuera nombrado para cuidar de Judea.

Muchos de los judíos exiliados en Babel esperaban que Guedaliah, siguiendo las directivas del profeta Yirmiyahu (Jeremías) lograría  ganarse nuevamente la confianza del rey de Babilonia hasta que el rey, o su sucesor, accedieran a permitir que todos los judíos regresaran a Israel y eventualmente pudieran reconstruir el Bet haMiqdash (Templo Santo). Por esta razón, y llenos de esperanza, muchos judíos que habían huido a Moab, Amón, Edom, y otros países vecinos regresaron a la tierra de Judá, atendía a los viñedos que se les eran dados por el rey de Babilonia, y disfrutar de un descanso después de la opresión vivida. Así, gradualmente, más y más judíos que habían escapado de los horrores de la guerra y se habían refugiado en países vecinos, comenzaron a volver a sus hogares en Israel.

Así con Guedaliáh a cargo, la esperanza de volver a una vida normal y reconstruir el Beit HaMíkdash era ahora más real que nunca

Por toda esta situación, Ba’alis, el rey de Amón, (hoy Jordania), un reino que se alió con Egipto, hostil y envidioso de los restos de Judá envió un judío leal a sus asuntos, Ishmael Ben Netaniah, para asesinar a Gedalías. El rey Ba’alis sabía que si Guedaliah continuaba como gobernador de Judá eso significaría que le sería más fácil a Babilonia conquistar a Amón. Por ello, este malvado amonita animó a Yishhma’el Ben Netaniá a asesinar a Guedaliáh y le ofreció su ayuda.

Yishma’el era un hombre muy violento que descendía del rey David (cf. 2 Samuel 5:16). Aprovechándose de su linaje davídico se opuso a la designación de Guedaliah, justificando su oposición con el argumento que este último no pertenecía a la dinastía de David, y por eso no podía ostentar el cargo de gobernador de Judá.

Así, al comenzar el séptimo mes hebreo (Tishrí) Yishma’el y un grupo de hombres tan violentos como él, llegaron a la ciudad de Mitzpá, donde fueron cordialmente recibidos por Guedaliah con los honores debidos a un descendiente de la dinastía de David.

Guedaliah había sido advertido de la posibilidad de un atentado contra su vida, pero se negó a dar crédito a sus informantes, convencido de que un yehudí nunca mataría a otro yehudí, y además, ¿por qué alguien con un mínimo de sentido común pondría en peligro las renovadas esperanzas de la redención de Israel que se estaban cristalizando?… ¿Por qué pondría en peligro las esperanzas de redención de todo el pueblo de Israel?

Sin embargo, Yishma’el y diez de sus hombres asesinaron a Guedaliah y a los otros hombres que estaban con él en Mitzpá (ver Jeremías capítulos 41, 42, 43 y 44). Todo acerca de Yishma’el era una desgracia para el nombre de David su ancestro, quien se había soportado todo impulso ‘de asesinar para obtener el trono’ y había esperado por el tiempo de Dios y la voluntad de su pueblo. Este no era un David sino un Jehú.

Después del asesinato de Guedaliah, los judíos temieron represalias del rey de Babilonia. Pensaron en huir a Egipto para salvarse, pero dado que Egipto era una sociedad moralmente corrupta, se encontraron frente a un gran dilema – debían sopesar la amenaza física de quedarse en Babilonia versus el peligro espiritual de ir a Egipto. Por esta razón fueron donde el profeta Jeremías, quien estaba recluido haciendo duelo, para pedirle consejo.

Durante toda una semana Yirmiyahu (Jeremías) le rogó al Eterno por una respuesta, hasta que finalmente la obtuvo en Yom Kipur.

Jeremías llamó a los judíos y les dijo que debían quedarse en Israel y que todo estaría bien. Dios estaba planeando hacer que los babilonios actuasen con misericordia hacia ellos y, poco tiempo después, todos los judíos exiliados tendrían permitido volver a su propio suelo. Pero, les dijo Jeremías, si deciden ir a Egipto la espada de la que están huyendo los mataría allí.

Por desgracia las palabras del profeta no penetraron en los oídos del pueblo, y ellos se rehusaron a creer en ellas. Todos los judíos que quedaban en Israel empacaron sus maletas y se fueron a Egipto. ¡Incluso secuestraron a Jeremías y lo llevaron con ellos! Ahora la destrucción estaba completa; la Tierra de Israel estaba completamente desolada.

Puedes adivinar lo que ocurrió a continuación. Unos pocos años después, Babilonia conquistó Egipto y miles de judíos exiliados fueron asesinados. El único sobreviviente de esta masacre fue Jeremías; su profecía se había convertido dolorosamente en verdad.

La tierra de Israel permaneció por muchos años con poquísimos yehudim, y así el exilio del pueblo de Israel de su tierra alcanzó su pico más alto, y las esperanzas de volver a Yerushalayim se desvanecieron (2 Melakim/Reyes, 25:23-26).

Y así, la tierra de Israel permaneció virtualmente sin población judía durante 52 años. Y las esperanzas de regresar a Yerushalayim y reconstruir el Bet HaMiKdash prontamente se desvanecieron. Fue como revivir una vez más el exilio que tuvo lugar unos años atrás. Era como si el Primer Templo hubiese sido destruido por segunda vez… O peor, porque esta vez, el exilio fue causado por el Pueblo de Dios, al no valorar a su hermanos como piedras vivas de la Casa espiritual de YHVH …

El evento inicial (el asesinato de Guedaliah) ha sido comparado a la destrucción del Templo Sagrado; causó la pérdida de miles de vidas judías y desencadenó el fin del asentamiento judío en Israel por muchos años. Por ende, los profetas declararon que el aniversario de esta tragedia fuese un día de ayuno. Este día es el tres de Tishrei, dos días inmediatamente posterior a Yom Teruah.

Los Sabios estudiosos de la TaNaK (Antiguo Testamento) señalan respecto de este ayuno lo siguiente:

«Esto nos enseña que la muerte de un justo equivale al incendio de la Casa de Dios, ya que así como se decrete un ayuno en conmemoración de la destrucción del Beit HaMíkdash, así también se decrete un ayuno en conmemoración de la muerte de Guedaliá«.
(Rosh HaShaná 18b)

¿Cuál es el significado de este ayuno y por qué ocurre entre Yom Teruah y Yom Kippur?

La respuesta a esta cuestión la podemos encontrar en la Guemarah (parte del Talmud que contiene comentarios rabínicos y análisis de la Mishnah) que afirma que el ayuno en este día nos enseña que la muerte de un justo es comparable con la destrucción del Gran Templo. Sabemos que la muerte de un hombre justo es comparable con la tragedia de la destrucción del Templo, porque el versículo de Zacarías menciona al ayuno de Guedaliah junto con los otros ayunos que conmemoran la destrucción del Templo.

Desde este concepto, podemos considerar la historia de este tzadik (justo) y desglosarla en tres lecciones…

Tres Lecciones para el Ayuno de Guedaliah 

Lección nº 1:

El pueblo judío se había hundido hasta uno de sus niveles más bajos de la historia. El Templo había sido destruido, la mayoría de los judíos estaban exiliados y la situación parecía desesperanzadora. Pero Dios cambió las desesperadas circunstancias del pueblo e hizo que el recto Guedaliah fuese designado como líder. Sin embargo, Guedaliah fue asesinado y toda la esperanza desapareció.

Pero fue precisamente en ese momento que Jeremías le rezó a Dios para obtener algo de claridad y convicción. Esto fue durante los 10 días entre Yom Teruah y Yom Kippur. Esta historia es conmemorada para enseñarnos un importante mensaje para estos días: no importa cuán lejos estés, siempre puedes regresar y Dios te perdonará.

Lección nº 2:

Los judíos que fueron a aconsejarse con Jeremías estaban, subconscientemente, seguros de que Dios daría la respuesta que querían escuchar. Entonces, cuando Dios les respondió de una forma diferente, se rebelaron.

Pero ellos no eran personas malvadas. ¿Qué pasó?

A pesar de que estos judíos eran, en un sentido, dependientes de la voluntad de los babilonios, no estaban dispuestos a depender de la voluntad de Dios. La lección es que apegarse a Dios significa seguirlo siempre, no sólo cuando coincide con lo que buscas.

Una buena regla para la vida: cuando te enfrentes a un complicado problema moral, pregúntate: «¿Qué diría Dios? ¿Qué es lo que Dios quiere que yo haga?».

Lección nº 3:

Cuando un israelita asesina a otro es una tragedia terrible que puede tener enormes repercusiones históricas. Tal violencia es inexcusable. ¿Tenemos diferencias políticas y filosóficas? Debemos solucionarlas con calma y tolerancia; ésta es la única manera aceptable.

Después de dos días en que la nación entera de Israel había clamado con esperanza por un buen destino, y larga vida, sufrió una gran caída. Por ello, nosotros debemos atrevernos a usar este día para pensar y preocuparnos por nuestra devoción hacia Yahvéh. Debemos enfocar nuestras plegarias a pedirle compasión al Eterno, no sentirnos tan seguros de las plegarias que hicimos el día de Yom Teruah y pedirle a Yahvéh que nos levante del abismo al que hemos caído tras nuestros errores y que nos dé la certeza de estar construyendo un año de vida bueno para la nación.

El propósito de este, como los demás días de ayuno, es despertarnos de nuestro letargo, al conmover nuestros corazones hacia el arrepentimiento (teshuvah), recordando nuestros propios pecados así como también los de nuestros ancestros, que fueron similares a los nuestros.  Al recordar estos pecados, los cuales continuamos cometiendo, y siguen provocando calamidades similares a aquellas que nuestro pueblo ya sufrió en el pasado – somos motivados a retornar al camino correcto de la vida, como dice la Torah: «Y ellos confesarán sus pecados y los pecados de sus ancestros…» (Vayikrá/Levítico 26:40).

Cada persona debe aprovechar estos días de ayuno y reflexión para hacer un profundo auto-examen de sus acciones, puesto que el propósito esencial de un día de ayuno no es el ayuno en sí, sino motivar a la persona a arrepentirse, es decir regresar a la Fuente, y apegarse en amor a ella, sentido perfecto de teshuvah.

Es por eso que aquellos que cuidan el ayuno pero no meditan sobre los cambios internos que su realidad exige están desperdiciando el día. Ellos sólo enfatizan lo que es secundario (el ayuno) y desprecian lo que es esencial (el arrepentimiento). Sin embargo, tomar el arrepentimiento solamente, sin ayunar, es insuficiente, porque el ayunar es una orden establecida por los profetas, y todo el pueblo de Israel ha cumplido estos días de ayuno, a través de todas las generaciones.

¿Quienes están exentos de este ayuno?
  1. Es un ayuno obligatorio para todos, a partir de la edad de la Bar Mitsvá (13 años cumplidos) para los hombres y de 12 años cumplidos para las mujeres.
  2. Si el 3 de Tishrí cae en Shabat, se aplaza el ayuno al Domingo, pues, a excepción de Yom Kipur, ningún ayuno puede tener lugar en Shabat.
  3. Una persona enferma, aun si gravedad, esta exenta de ayunar en Tsom Guedaliáh. (Ver las leyes concernientes al ayuno del 17 de Tamuz).
  4. Las madres embarazadas y las que están en periodo de lactancia.
  5. Los ancianos deben consultar a su médico para hacer este ayuno.

Fuente utilizada para esta bitácora: Estudio del Tzom Guedaliah hecho por por los rabinos Arie Leiv Nivin y Shraga Simmons


La Mezuzah: Herramienta para Proteger el Hogar.

Por P.A. David Nesher

«Y los escribirás [las palabras del Shemá] en las jambas de tu casa y en tus portones»

Deuteronomio 6:9; 11:20

 

Como cualquier dueño de casa sabe, no son los pequeños dispositivos con luces intermitentes los que protegen su hogar. La protección está en la seccional de la policía. Lo único que tienes que verificar es que los dispositivos estén conectados.

Una Mezuzah en la jamba de la puerta de tu casa funciona de la misma manera, sólo que está conectada a un sistema orgánico superior de protección. Una entidad muy superior: Or EinSof (la Luz Infinita).

Por eso, según Tosafot y Shulchan Aruch , la función principal de la Mezuzah es proteger la casa del mal. Debido a este atributo, la Mezuzah ha sido llamada «el escudo de armas en la caballería de Dios «.

Tener una Mezuzah es un acto de alta  inteligencia emocional (Binah), porque básicamente es como si contratáramos a un guardia de seguridad 24 horas, los 7 días a la semana para que esté parado en la puerta de nuestra casa. De hecho cada dos o tres años hay que revisarla para verificar que no se haya roto ninguna letra, porque cuando esto sucede es señal de que la Mezuzah quedó inválida, es decir  ya cumplió su misión. Esto es, porque cuando una letra se rompe, significa que ella sirvió de escudo contra una energía del Mundo Oscuro donde gobierna HaSatán y su séquito de espíritus de rigor, y la anuló. Sin embargo, una Mezuzah es también inválida  en una casa en donde no se cultiva el amor, la armonía y la Shalom. Así que su efectividad no depende solo de lo kosher que sea, también depende de mantener los nombres divinos en nuestro corazón y llevarlos a todos lados. El corazón es el cesto del cual nos habla la Torah.

De hecho, es así que funciona cada mitzvá (mandamiento), los tzitziyot, las velas de Shabat, el estudio de la Torah, las buenas acciones. Piensa en ellos como conexiones dedicadas que te conectan con el Servidor infinito de todas las cosas: Yeshúa HaMashiaj, nuestro Gran Sumo Sacerdote celestial.

Sin embargo, las mezuzot tienen una cualidad especial: están directamente conectadas a la función de protección. Y, como nos enseñan los sabios del Talmud, si colocas una mezuzá en la puerta de tu casa estarás protegido, tanto dentro como fuera de ella. Eso sí que es algo que ningún servicio terrenal puede ofrecer.

En realidad, una Mezuzah es un recordatorio diario – y una declaración pública – de la identidad y fe hebrea.

A pesar de que Mezuzah significa literalmente “marco» o «jamba«de puerta, comúnmente se refiere a un rollo de pergamino que contiene versículos bíblicos, el cual es puesto en ese lugar.

La Mezuzah recuerda el éxodo de Egipto (Mitzraim), cuando la sangre del cordero untada en los marcos de las puertas “identificó” las casas hebreas que Yahvéh pasó por alto durante la última plaga (la muerte de los primogénitos).

La Mezuzah, que colocamos en la puerta de nuestras casas, contiene un fragmento de pergamino en el cual están escritos dos versículos determinados (Devarim 6:4 y Devarim 11:13-21). Estos versículos corresponden al rezo conocido como el Shemá, que expresa la unicidad de El Eterno. El escribir los fragmentos en el pergamino, es efectuado por un escriba ritual especializado, llamado Sofer Stam, que es quien también escribe a mano los rollos de la Torah. En su parte externa, la Mezuzah lleva inscriptas la palabra «שַׁדַּי«, «Shadday», uno de los nombres de Dios. Estas letras permiten que se realice la lectura de un acrónimo usándolas como las iniciales de  «Shomer Delet Israel» que significa: «El que cuida las puertas de Israel».

En hebreo, la palabra para el lugar en donde vive un humano es dirá, mientras que para el lugar en donde vive un animal es dir. La diferencia entre estas dos palabras es la letra hei – la cual representa el Nombre de Dios. La presencia de Dios en nuestro hogar es lo que nos distingue como humanos, que hemos comprendido la Buena Noticia (Betzorah) de Salvación que Yahvéh ha dado al mundo entero en Su Mesías.

¿Por qué tocamos la Mezuzah?

El versículo que está escrito en hebreo dice: “Escucha, oh, Israel, El Eterno es nuestro Elohim, El Eterno uno es”, y a continuación nos encomienda amar a el Eterno con todo nuestro corazón. El pergamino se coloca en una caja pequeña hecha a medida y se fija en el marco de la puerta de las casas.

La tradición en muchos hogares hebreos es tocar la Mezuzah con la mano al entrar o al salir. Hay quienes luego se besan la mano con la cual la han tocado.

Algunos comentaristas sostienen que esto nos recuerda la unicidad de El Eterno, tal como explica el Rambam en su código sobre la ley judía:

“Las personas deben ser muy cuidadosas respecto de la observancia de la Mezuzá, ya que eso le corresponde a cada individuo todos los días”.

Por medio de la Mezuzah, cada vez que se entre o se salga del hogar, se recordará la unicidad de El Eterno y el amor por El Eterno. De este modo, se despertará del “sueño” y se reconocerá la propia obsesión por la vanidad del tiempo, y se entenderá que no hay nada que dure eternamente, más allá del conocimiento del creador del mundo que otorga el estudio de los secretos de la Torah.

Igualmente, al salir de la casa tocamos la mezuzá y pensamos en el nombre divino “El Shadday”, lo cual constituye también un precepto que traslada el nombre de Yahvéh a donde vayamos. El Ari agrega que uno debe besarse el dedo con el que tocó la mezuzá, como si la santidad se hubiese transferido a la mano.

Al contemplarla, las personas tomarán conciencia y seguirán el camino del bien.

El rabino Isaac Luria, más conocido como el Arizal, agrega que uno debe besarse el dedo con el que tocó la Mezuzah, como si la santidad se hubiera transferido a la mano.

El rabino Menajem Mendel Schneerson, en una charla en 1987, elogió la costumbre de que los niños besen la Mezuzah antes de acostarte en la cama. Explicó que las cosas que uno ve y escucha cuando es niño influyen en su práctica como adulto, y que para los niños “besar la Mezuzá afianza el reconocimiento de que existe un solo Elohim (Di-s), que vela por ellos y por todo lo que hay en sus cuartos”.

Si queremos que nuestro mundo privado refleje los ideales de Yahvéh, entonces tenemos que protegerlo del mundo exterior en el punto de conexión: la puerta. Al tener una parte de las Escrituras en las puertas hay un recuerdo de que son nuestro modelo de vida y la base para nuestras conversaciones en la casa. En una casa donde está la Torah en las puertas no se puede vivir de cualquier manera. Tampoco se puede hablar de cualquier manera o de cualquier cosa en esa casa. Tampoco se puede introducir por medio de las puertas o por la televisión o internet cualquier cosa en esa casa. Esto significa que cada padre de familia se compromete con las esferas celestes a monitorear el contenido de los libros, juegos y videos que ponemos frente a nuestros niños y frente a nosotros mismos. Una casa con Mezuzah en cada puerta es una casa apartada para servir al propósito eterno de Dios en el Mesías.

El sabio Maimónides declara que aquellos que consideran a la Mezuzah como un amuleto para alejar los males, son unos ignorantes, pues no entienden que su verdadero objetivo que es mantenernos siempre conscientes de la Unicidad divina y los deberes morales y es esa conciencia la que nos protege y aleja los males.

Entonces efectivamente la Mezuzah ha sido otorgada por el Eterno para mantener lejos a los malos espíritus. Pero no a esos que flotan por ahí, en la imaginación supersticiosa de gente educada por las producciones de Hollywood; sino a aquellos espíritus que podemos controlar y dominar, Es decir, esas formas de pensamientos producidas por el yetzer hará (tendencia a lo malo)  que están dentro  de nuestros corazones por causa del ego, portal impuro por el que logran ingresar los espíritu del mal del llamado Sitra Ajrá, o «el otro lado».

Con la observancia de esta mitzvá (mandamiento divino) introducimos una medida de espiritualidad y de seguridad en nuestros hogares.

La Mezuzahes una de los pocos mitzvot(mandamientos divinos) por la cual la Torá declara su recompensa. La Torah promete que cualquier persona que observa cuidadosamente la mitzvá de Mezuzah vivirá una vida más larga y rica, junto a sus hijos; como indica Deuteronomio 11:21:

«De modo que prolonguéis vuestros días y los días de vuestros hijos… «

Cuando la Enemistad produce Destrucción (Kamtza y Bar Kamtza)

La historia que destruyó el Templo Sagrado.

 

El Talmud (Gittin 56) habla de Shemaia, uno de los mas prestigiosos judíos de Jerusalén que quería organizar una fiesta para todos sus amigos, por lo que elaboró ​​una lista de invitados e instruyó a su sirviente para que enviara las invitaciones. Uno de los varones en la lista de invitados se llamaba » Kamtza » , pero el sirviente cometió un error e invitó a » Bar Kamtza » en su lugar. Vaya, Bar Kamtza era en realidad un enemigo declarado del anfitrión.

Cuando Bar Kamtza recibió su invitación, estaba muy agradecido de pensar que el anfitrión finalmente había hecho las paces.

Reinaba gran alegría en el espacioso salón de la casa de Shemaia. Se oían jubilosos aplausos y una conversación animada. Un exquisito aroma brotaba del lugar, signos de una suntuosa fiesta que habla sido preparada en honor de sus invitados. Había extensas filas de mesas largas ya servidas con los manjares. Se acomodaron alrededor de las mismas los invitados que apetitosamente se servían.

Todos conversaban acerca de lo mismo: «¿Habría revolución en Jerusalém? ¿Estallará la guerra contra los romanos? ¿O, a cambio, se oirá la voz de la paz?«

Entre los invitados se hallaban estudiosos de Torah que estaban embuidos en problemas de Halajá (ley) .

Shemaia, el anfitrión, de pie en la puerta recibía a sus invitados. De vez en cuando pasaba entre las mesas para verificar que todo estuviera en orden. De pronto, quedó asombrado al darse cuenta que, su amigo Kamtza no habla asistido al festin.

_ «No, no ha venido, mi mejor amigo no llegó al banquete«, pensó. «Envié a uno de los sirvientes especialmente para que lo invite. Quién sabe qué es lo que está ocurriendo en Jerusalén«.

Prosiguió controlando la asistencia de sus invitados. Se acercó a uno de los comensales, helado ante lo que sus ojos veían.

_ «¿Puede ser? ¿Acaso, mi peor enemigo, Bar Kamtza, está sentado en mi mesa, disfrutando de los manjares? ¿Acaso ha asistido para enfadarme?«

El anfitrión con una mirada llena de resentimiento, ordenó a su sirviente que inmediatamente expulsara a Bar Kamtza del local.

Cuando se le pidió que se fuera, Bar Kamtza dijo:

_ «Entiendo el error. Pero es vergonzoso que deje la fiesta. Con mucho gusto pagaré el costo de mi comida si me permite quedarme«.

El anfitrión no escucharía nada de esto, y reiteró su exigencia de que se elimine a Bar Kamtza.

Bar Kamtza apeló nuevamente:

_ «Incluso estaría dispuesto a pagar la mitad del costo de todo el partido, si solo me permitieran quedarme«.

De nuevo, la solicitud fue denegada. En ese momento, el angustiado Bar Kamtza suplicó:

_ «¡Pagaré por toda la fiesta! ¡Por favor, no me avergüences de esta manera!«

El anfitrión, sin embargo, se mantuvo firme y arrojó a Bar Kamtza. Los rabinos presentes habían observado este intercambio, sin embargo ninguno protestó; Bar Kamtza entendió que esto significaba que aprobaban el comportamiento del anfitrión.

El Talmud informa que Bar Kamtza estaba tan dolido y molesto, que se sentía humillado. Por eso, Bar Kamsa juró venganza contra los rabinos presentes que no lo defendieron y le permitieron avergonzarse públicamente.

Ese mismo día, preparó su equipaje y se encaminó hacia Roma, a solicitar una cita con el emperador romano.Delante de enormes escalinatas de mármol pulido, se encontraba un hombre judío, de la ciudad de Jerusalén, que miraba confuso a los soldados ubicados en la entrada.

_ «¡Ey, judio! ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué asuntos te traen por aquí?«

_ «Sí,…mmm… Quiero hablar con el emperador«, murmuró el judío.

_ «¿De veras? ¿Y qué le dirás?«

El hombre arregló sus ropas y dijo:

Me llamo Bar Kamtza. He venido desde Jerusalén, y tengo un mensaje secreto para el emperador«.

Los soldados se miraron entre ellos,

_ «Bien», dijeron, «si» es como dices, ven, te llevaremos ante el emperador».

Así fue como llegó hasta el emperador.

_ «¿Qué es lo que te trae desde Jerusalén, judío? Me dijeron que tienes un secreto para mi«.

_ «Tengo malas noticias para su majestad. Los judíos están planeando una rebelión. Quieren destronar al rey «.

El emperador no se sintió a gusto. Hasta el momento habla escuchado que la ciudad estaba tranquila, y ahora Bar Karmtza venía con novedades.

Me traes graves anuncios, judío. ¿Cómo sé que me dices la verdad?«

_ «Vea por usted mismo», aseguró Bar Kamtza. «Pruebe a enviar un carnero para que lo sacrifiquen en nombre del emperador. Y veremos si es que lo aceptan.«

El emperador mandó con Bar Kamtza un carnero tierno y ordenó:

_ «Este carnero llévalo a Jerusalén y diles a los sacerdotes: «Este camero lo envió el emperador para que lo ofrezcan como sacrificio de paz en vuestro Templo, para el bien del Emperador y del Imperio romano«. Y tú verás si lo aceptan o no, y me lo comunicas» .

Bar Kamtza viajó a Jerusalén. En el camino dañó al carnero en el lugar que implica un defecto para los judíos pero no para los gentiles. Al llegar a Jerusalén, los sacerdotes del Templo, lo revisaron y enseguida notaron que tenía un defecto.

Al ver al animal desfigurado, los rabinos del Sanedrín presentes en el Templo tienen que tomar una decisión sobre cómo responder a la delicada situación presentada. Algunos defienden prescindir de la ley y ofrecer el animal de todos modos para evitar la guerra. Este plan es vetado por el rabino Zecharia ben Avkolos, quien teme que las personas comiencen a llevar animales manchados al Templo para ser sacrificados. Luego sugieren matar a Bar Kamsa para demostrar que tiene la culpa, pero el rabino Zecharia ben Avkolos nuevamente se niega, porque esta no es la penalización obligatoria por traer intencionalmente una ofrenda descalificada al Templo.

El rabino Yochanan dice que debido a las acciones del rabino Zecharia ben Avkolos, el templo fue destruido y los judíos fueron exiliados de la tierra.

Lo cierto es que Bar Kamtza no fue asesinado, y el sacrificio no fue ofrecido. Bar Kamtza retornó a Roma, como temían los sacerdotes, con el informe de que los judíos se hablan negado a aceptar su ofrenda. Esta era toda la prueba que el emperador necesitaba para comprobar que los judíos estaban por rebelarse.

El César, indignado, envió un ejército para sitiar a Jerusalén, que finalmente condujo a su caída en el año 70 E.C. El historiador judío Josefo (Guerras II, 17: 2) también atribuye el comienzo de la guerra a la negativa a aceptar la ofrenda del emperador . El registro del Talmud está destinado a ilustrar cómo las tensiones internas entre el pueblo judío exacerbaron la amenaza externa de los conquistadores romanos.

Haciendo la reparación

Podríamos pensar que el Segundo Templo fue destruido por una combinación de razones complejas, una serie de eventos fuera de nuestro control. Sin embargo, no es tan así. Fue simplemente debido al pecado del odio injustificado entre los judíos, que los condujo a fisuras en sus vínculos, que ocasionaron enemistades dogmáticas, por las que llegó la destrucción y el caos. El resentimiento y el rencor entre hermanos fueron en verdad las causales de la derrota ante los enemigos.

Cuando deseamos la redención de nuestra gente, la clave es centrarse en arreglar lo que hemos arruinado. La forma de reparar esta tragedia es opuesta a su causa: todos deben hacer un esfuerzo máximo para amar a cada miembro del pueblo escogido.

Esto es lo que nos falta hoy, y esto es lo que lloramos en Tisha B’Av. Cada vez que entras en una pelea con alguien y no lo resuelves, piensa por mucho tiempo que eres personalmente responsable de retener el cumplimiento final de nuestra redención. Y cada vez que amas a un hermano en la fe de Avraham incondicionalmente, lo acercamos un paso más.

(Basado en el Talmud Babli, Guitin Páginas 55 y 56)

Los Banqueros Judíos culpables del Purim

Por  Yosef Bitton

El primer ministro del imperio persa, Hamán, emitió un decreto genocida en el que permitía y alentaba a cualquier persona del imperio que matara a un judío y a su familia, a quedarse con todos sus bienes y pertenencias. Como todos sabemos, gracias a la intervención de Mordejai y Ester, y a la “invisible” ayuda de YHVH, el decreto fue revertido.

Los eventos de Purim no contienen fábulas ni metáforas, como algunos mitos de la antigüedad, y han sido registrados en el Meguilá Ester (o “Libro de Ester«), que leemos dos veces durante Purim. Para comprender la dramática historia que este libro relata y la magnitud del milagro y del genocidio que se evitó, presentaré a continuación una breve reseña de la historia de Purim.

Después de salir de Egipto, los Yehudim (judíos) vivimos por aproximadamente 800 años como pueblo soberano en la tierra de Israel. En el año 586 antes de la era común (a.E.C) el emperador de Babilonia, Nebujadnetsar (Nabucodonosor) conquistó y destruyó Yerushalayim (Jerusalén). Cientos de miles de judíos murieron de hambre, enfermedades o fueron asesinados; el Bet haMiqdash fue destruido y aproximadamente 70.000 judíos fueron tomados como cautivos y llevados a Babilonia.

En el año 539 a.E.C., Ciro (llamado en hebreo Koresh) derrotó y conquistó al imperio babilonio, transformándose en el primer monarca del Imperio Persa.

En el año 538 a.E.C sucedió un gran milagro: el emperador persa Ciro promulgó un edicto (הכרזת כורש) en el que invitaba y alentaba a todos los miembros del pueblo judío a regresar a Israel y reconstruir el Bet haMiqdash. Este gran evento está registrado en las últimas palabras del Tanaj (la Biblia hebrea).

Miles de judíos regresaron a Israel, liderados por Zerubabel y en al año 516 a.E.C, luego de 70 años de exilio, tal como lo había profetizado Yirmiyahu (Jeremías), comenzó la construcción del segundo Bet haMiqdash.

Con el tiempo la población judía de Israel siguió creciendo y en los tiempos de Purim, primera mitad del siglo V a.E.C. vivían en Israel no menos de 50.000 judíos.

No todos los judíos regresaron a Israel.

¿Por qué? Tal como lamentablemente ocurre en nuestros días, aunque todos podían vivir en Israel, la mayoría de los judíos seguía viviendo fuera de Israel. Vamos a tratar de entender cómo y por qué los Yehudim residían en un exilio voluntario.

Durante el reinado de Ajashverosh (484-465 aec) el imperio Persa se convirtió en el más grande que existió en la historia de la humanidad (se extendía desde la India hasta Etiopía). Esto les brindó a los judíos, que eran muy exitosos en el comercio, la oportunidad de establecer una red comercial internacional que resultó muy rentable.

Hay documentos y evidencias de que los judíos se dispersaron por todos los confines del Imperio Persa y llegaron hasta lo que hoy en día es el límite entre India y China. Aprovechando que las rutas comerciales estaban protegidas contra los bandidos, montaron una red de intercambio comercial entre Indochina y occidente. Utilizando la recién inaugurada “ruta de la seda”, también protegida por guardias imperiales. Así, los judíos, importaban seda y oro de la China y exportaban especias, colorantes, jade, lapislázuli y vidrio. Hay un libro, lamentablemente muy poco conocido pero absolutamente fascinante (“El octavo Día”, The Eighth Day, por Samuel Kurinsky), que describe con lujo de detalles todas las empresas comerciales en las que se destacaban los judíos en los tiempos del imperio Persa, durante el reinado del rey Asuero.

Los judíos estaban, como lo confirmó Hamán (Ester 3:8) “diseminados entre todos los pueblo del imperio Persa”, y esto también les permitió establecer una nueva industria en la cual también se destacaron: el crédito. Un documento escrito (seguramente en hebreo) por un judío de Turquía podía ser cobrado en la India, al ser presentado a otro judío que vivía allí. Hay testimonios arqueológicos muy importantes sobre una familia judía de “banqueros” de esa época, los Murashu.

Todos estos datos son importantes para entender lo siguiente:

  1. Dado el éxito de sus comercios, los Yehudim no regresaron a Israel. Aunque cabe destacar que apoyaban económicamente a Israel enviando permanentemente generosas donaciones para el Bet haMiqdash y para ayudar a los Yehudim que allí residían.
  2. Los judíos vivían esparcidos por todos los confines del enorme imperio Persa, incluyendo Turquía, Egipto, y 50,000 en Israel. De manera que no había judíos viviendo fuera del imperio Persa.
  3. Por lo tanto, como todos los Yehudim del mundo vivían en el imperio Persa, cuando Hamán emitió su decreto para eliminar a todos los judíos del imperio, estaba llamando a la destrucción de todos los judíos del mundo.

Fuente: Halaja.org

La Plenitud de los Gentiles y la Verdadera Misión de Yeshúa.

Por P.A. David Nesher

 

Cuando Yosef vio que su padre había puesto su mano derecha sobre la cabeza de Efraim, esto le desagradó; y asió la mano de su padre para cambiarla de la cabeza de Efraim a la cabeza de Menashé. Mas su padre rehusó y dijo: Lo sé, hijo mío, lo sé; él también llegará a ser un pueblo, y él también será grande. Sin embargo, su hermano menor será más grande que él, y su descendencia llegará a ser plenitud de naciones.

(Bereshit/Génesis 48:17 – 19 _ LBLA)

Comenzaré esta bitácora solicitando un favor: ten presente en todo momento que en las dimensiones celestes, el orden profético siempre tiene preferencia sobre el orden natural.

El hijo mayor de Yosef (José), llamado Menashéh (Manasés), llegó a convertirse en una tribu grande dentro de Israel. Su territorio inmenso se distribuyó a los dos lados del río Yardén (Jordán).

Cuando leemos los datos  del censo que registra el libro de Badmibar (Números cap. 1), notamos que Menashéh era la tribu más pequeña de la nación que recién salía de Mitzraim (Egipto). Pero, según Números capítulo 26 vers. 34, ocurrió un aumento milagroso del 64 % de su población durante los 38 años en el desierto. De este modo, vemos que fue la tribu que más creció durante ese tiempo de proceso divino en el desierto. Sabemos que luego, instalada en Canaán, también llegó a ser una tribu grande debido a la influencia del juez Guidón (Gedeón) que surgió de Menashé (cf. Jueces 7-8) para liberar al pueblo escogido de la opresión madianita.

Sin embargo, vemos que fue Efraim quien recibió una bendición superior a la de Menashéh. La profecía que Yaakov avinu liberó en su bendición, aseguró que Efraim sería mayor. Justamente de esta tribu salió Yehoshúa, el sucesor de Moshé. La tribu de Efraim fue puesta como la principal de la nación norteña, la casa de Israel, y cuando los profetas hablan de Efraim están incluidas todas las diez tribus del norte.

Efraim recibe como palabra profética la promesa de que llegaría a ser una plenitud de naciones, en hebreo se dice meló ha-goyim, y puede ser entendida de varias maneras. La palabra ha-goyim –הגוים – es plural definido de goy ­–גוי – cuyo significado principal es nación. Esta palabra se usa tanto para la nación de Israel como las otras naciones. En la forma plural normalmente significa las naciones gentiles en el sentido de los no israelitas. De esa manera el término en su forma singular goy ­–גוי – llegó a significar gentil, en el sentido no hebreo/israelita/judío.

Yehoshúa (Josué), el sucesor de Moshé, era descendiente de Efraim. Por eso mismo, el sabio intérprete Rashí, basándose en los midrashim, asegura que la expresión plenitud de naciones (hbre. meló ha-goyim) significa que la descendencia de Efraim llenará los pueblos, en el sentido de que la fama de Yehoshúa (Josué) produciría un impacto entre las naciones por haber detenido el sol en Guivón (Gabaón) y la luna en el valle de Ayalón, (cf. Josué 10:12).

No obstante, la expresión meló ha-goyim (–מלא הגוים –) va mucho más allá de la fama de Yehoshúa, puesto que el texto hebreo dice que la simiente de Efraim sería la llenura de las naciones, o plenitud de los gentiles. Esto significa en primer lugar que por el rechazo del Eterno de las diez tribus los gentiles serían llenados de estos descendientes de manera que ya no se podrán contar por su gran cantidad (Os. 1:10). Las diez tribus, con Efraim a la cabeza, están hoy en día mezcladas entre todas las naciones de la tierra y son gentiles.

Por eso, la manera más simple de entender el texto de Bereshit (Génesis) que estamos analizando es que Efraim se convertiría en mucha gente. Sin embargo, la elección de términos que hay en el hebreo nos da a entender que aquí no se trata sólo de que Efraim se convertiría en mucha gente, sino de algo proféticamente más profundo.

Necesitamos tener en cuenta que la palabra hebrea meló –מלא – no significa simplemente multitud, montón o cantidad, sino más bien llenura, o plenitud. Viene de la raíz malé –מלא – que significa llenar. La expresión que usa nuestro padre Yaakov se traduce literalmente como “su descendencia será llenura de las naciones (gentiles)” lo que parece indicar que se dispersarían entre los pueblos gentiles, lo cual no es una bendición de acuerdo a lo revelado por la Torah misma.

Por todo lo dicho, debemos entender que el texto hebreo invita a una consideración mayor de lo que se lee a simple vista. Literalmente dice “y su descendencia será plenitud de las naciones (gentiles)”. Hay un lugar más en las Escrituras donde aparece la misma expresión. Se trata de la epístola a los romanos, en la que el apóstol Pablo expresó:

Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis sabios en vuestra propia opinión: que a Israel le ha acontecido un endurecimiento parcial hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y así, todo Israel será salvo; tal como está escrito: EL LIBERTADOR VENDRÁ DE TZIÓN; APARTARA LA IMPIEDAD DE YAAKOV.

(Romanos 11:25-26)

De este texto paulino podemos sacar varias conclusiones importantes:

  • Sólo una parte de Israel ha sido endurecida durante un tiempo limitado. No se trata de todo Israel ni para siempre.
  • Esto es un misterio, es decir, es parte del plan divino para la salvación del mundo que es difícil de entender.
  • La plenitud de los gentiles tiene que entrar en esa salvación que pertenece a Israel.
  • La salvación de todo Israel depende de la entrada de la plenitud de los gentiles.
  • Todo Israel incluye no solamente el pueblo judío, sino también la plenitud de los gentiles.
  • La impiedad será quitada de Yaakov, que son las doce tribus, no solamente los judíos que representan dos tribus de Israel, Yehudá y Binyamín y posiblemente Leví.

Este lineamiento perfecto de salvación del Eterno es uno de los misterios más maravillosos a los que un hijo primogénito de Dios puede acceder. Es tan profundo lo codificado en esta medida de fe, que es imposible explicarlo en un espacio como este. Intentaré trazarlo con pocas palabras, esperando en el Señor poder ser claro en la explicación, anhelando que Su Santo Espíritu lleve a cada lector a una mayor investigación de este asunto profético o escatológico.

En el capítulo 12 del primer libro de Reyes, se relata como el reino de Israel se dividió en dos naciones, posterior a la muerte del rey Salomón. Esto ocurrió por causa de una rebelión que se originó en el territorio de Efraim, en la ciudad de Shejem (Siquem), que fue entregado a Yosef (Génesis 48:22).

A partir de esta revuelta tribal, Efraim llegó a ser la tribu principal para el territorio que se conocería como «el Reino del Norte» o «Casa de Israel».  El primer rey de las diez tribus del norte fue Yeravam (Jeroboam), de la tribu de Efraim, (1 Reyes 11:26, 28). Desde ese día, y en adelante sólo hubo división entre las Dos Casas de Israel (1 Reyes 12:19; 2 Crónicas 10:19). Este desencuentro vino siempre controlado por la Providencia del Eterno (1 Reyes 12:24; 2 Crónicas 10:15). Este es uno de los misterios del proyecto divino de salvación para todo el mundo gentil.

El Reino del Norte se paganizó rápidamente con la introducción de una religión sincretista (1 Reyes 12:28-33). Por causa de esta abominación, los profetas Amós y Hoshea fueron enviados por Yahvéh al Reino del Norte para anunciar su pronta destrucción, sino no procedían a una teshuvá corporativa. El oráculo divino fue siempre bien claro: la Casa de Israel iba a ser enviada a las naciones y para mezclarse entre ellas. Así lo dejó documentado en su rollo profético el profeta Oseas:

“Efraim se mezcla con las naciones”
(Oseas 7:8a)

Esto ya había sido anunciado por Moshé en pleno proceso de entrenamiento, durante los treinta y ocho años en el desierto:

“A vosotros, sin embargo, os esparciré entre las naciones”
(Levítico 26:33)

Pero existe un hecho escatológico muy interesante en el mensaje del profeta Hoshea que permite entender mejor todo el movimiento profético que estamos protagonizando en estos días:

“Y el Eterno dijo a Hoshea: Ponle por nombre Yizreel, porque dentro de poco castigaré a la casa de Yehú por la sangre derramada en Yizreel, y pondré fin al reino de la casa de Israel. Y sucederá que en aquel día quebraré el arco de Israel en el valle de Yizreel.”
(Oseas 1:4-5 )

Este Yizreel aquí mencionado fue el primer hijo del profeta con su mujer, quien se había dedicado a ser lo que se conocía como «prostituta sagrada», involucrada en cultos sexuales en honor a Baal y Aserá.

Por eso, el matrimonio entre el profeta y esta mujer refleja el pacto entre la casa de Israel, es decir, las diez tribus del norte, y el Eterno. El primer hijo fue llamado Yizreel que significa “Dios sembrará”.  Así que los hijos de la casa de Efraim eran las semillas para la siembra que Yahvéh esparciría entre las naciones.  Teniendo en cuenta esto, podemos profundizar la interpretación de la parábola del Sembrador que Yeshúa dio a sus discípulos:

“He aquí, el sembrador salió a sembrar.”
(Mateo 13:3)

Esta siembra que nuestro Mesías describe dará un fruto en los últimos tiempos, tal cual Él mismo lo explica:

“…la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.”
(Mateo 13:39)

Con esta cosmovisión profética en nuestra mente, podemos volver al oráculo del profeta Hoshea, y enfocarnos en el siguiente mensaje:

“Ella concibió otra vez y dio a luz una hija.
Y el Señor le dijo: Ponle por nombre Lo-Rujamá (ninguna compasión), porque ya no me compadeceré de la casa de Israel, pues no los perdonaré jamás. Pero me compadeceré de la casa de Yehudá (el pueblo judío) y los salvaré por el Eterno su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.Después de haber destetado a Lo-Rujamá, ella concibió y dio a luz un hijo. Y el Señor dijo:
Ponle por nombre Lo-Amí, porque vosotros no sois mi pueblo y yo no soy vuestro Dios. Y el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar; y sucederá que en el lugar donde se les dice: No sois mi pueblo, se les dirá: Sois hijos del Dios viviente.
Y los hijos de Yehudá y los hijos de Israel se reunirán, y nombrarán para sí un solo jefe, y subirán de la tierra, porque grande será el día de Yizreel.”
(Oseas 1:6-11)

El profeta dibuja en su oráculo el desarrollo escatológico del Proyecto del Eterno para la Casa de Israel con unos pocos brochazos, que podemos describir así:

  • Primero, la casa de Israel será rechazada.
  • Segundo, se convertirá en una cantidad tan grande que no se puede contar, como la arena del mar, lo cual indica que están dentro de las naciones del mundo.
  • Tercero, se habla de una restauración de la identidad israelita en el mismo lugar donde fueron rechazados, en la tierra de Israel. Esto será el resultado de una unificación entre los hijos de Yehudá, los judíos, que nunca perdieron su identidad, y los hijos de Israel que hayan dejado su identidad gentil en los últimos tiempos. Juntos reconocerán a Yeshúa como el Mesías.
  • Por último, dice que subirán de la tierra lo cual es una alusión al arrebatamiento de todos los que son del Mesías. Como el día de Yizreel, el día de la siembra de Dios, era grande, los hijos de Israel están entre todas las naciones gentiles, y desde allí serán arrebatados para encontrarse con el Mesías cuando vuelva a la tierra.

En su oráculo el profeta también describe con líneas llenas de romanticismo el proceso mesiánico que la Casa de Israel viviría desde la deportación a Asiria hasta el regreso a la Tierra Prometida bajo el Mesías, según está escrito:

Por tanto, he aquí, la seduciré, la llevaré al desierto ( es decir, a las naciones gentiles), y le hablaré al corazón.
Le daré sus viñas desde allí, y el valle de Ajor por puerta de esperanza. Y allí cantará como en los días de su juventud, como en el día en que subió de la tierra de Egipto. 
Sucederá en aquel día–declara el Eterno– que me llamarás Ishí y no me llamarás más Baalí. Porque quitaré de su boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados por sus nombres.
En aquel día haré también un pacto por ellos con las bestias del campo, con las aves del cielo y con los reptiles de la tierra; quitaré de la tierra el arco, la espada y la guerra, y haré que ellos duerman seguros.
Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al Eterno.  
Y sucederá que en aquel día yo responderé–declara el Eterno–, responderé a los cielos, y ellos responderán a la tierra, y la tierra responderá al trigo, al mosto y al aceite, y ellos responderán a Yizreel.
La sembraré para mí en la tierra, y tendré compasión de la que no recibió compasión, y diré al que no era mi pueblo: Tú eres mi pueblo, y él dirá: Tú eres mi Dios.
(Oseas 2:14-23)

Ahora bien, convengamos que para que todo este proceso sea una bendición, tiene que existir un proyecto divino con lineamientos perfectos que permitan la restauración de la simiente de estas diez tribus que ha sido sembrada entre las naciones gentiles. Todos entendemos bien que cuando hay una siembra, los granos mueren para luego dar fruto abundante. Ese es el Proyecto Emanuel con el que el Eterno tiene pensado dar salvación aún a los gentiles. Una semilla plantada esta escondida en el suelo con el propósito de salir para traer mucho fruto. El profeta Amós aseguró que Yahvéh zarandeará estas tribus entre todas las naciones, y aun así Él no perderá ningún grano en la tierra (Amós 9:9). ¡“José” algún día será reunido con Judá! (Ezeq. 37:15 y ss.)

Entonces, Efraim fue sembrado entre todas las naciones con el fin de producir un fruto para el Reino de los Cielos. Por lo tanto, los gentiles que van entrando en el reino representan algo de la vuelta de Efraim a casa. Para expresarlo de otra manera, cuando un gentil nace de nuevo y recibe la salvación, es injertado en Israel y de esa manera se cumple en parte las profecías que hablan de la vuelta de Efraim a su casa para ser llamado pueblo de nuevo (Os. 1:10; 2:1, 23; Rom. 9:24-26). El apóstol Pablo utiliza exactamente la misma expresión meló hagoyim en su epístola a los discípulos de Roma  (Romanos 11:25) que nuestro padre Yaakov en utilizó al bendecir al segundo hijo de Yosef (Génesis 48:19).

Sin embargo, todos los profetas hablan de algo aún más grande todavía. El oráculo completo asegura que será el Mesías quien tendrá como prioridad la misión de restaurar las doce tribus de Israel (Isa 49:6). Entiéndase bien, el Mesías fue enviado a las ovejas perdidas de la Casa de Israel (Mateo 15: 24) que se encuentran diseminados entre las naciones gentiles. Esto tira a tierra todo dogma que habla que el Mesías murió por todo el mundo. Evidentemente muchos cristianos, que incluso aseguran ser nacidos de nuevo, no han entendido la Misión de Yeshúa del mismo modo que sus primeros seguidores. Por lo tanto, debemos aceptar que entre todos los gentiles (el mundo) hay innumerables descendientes de Efraim que serán restaurados por completo dentro del pacto renovado de Yeshúa y todo lo que este implica, para luego ser unidos con el pueblo judío como un solo palo (Ezequiel 37:15-28).

El Eterno aseguró por su profeta:

«…hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid; El que espació a Israel, lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.»
(Jeremías 31:10)

Este es el contexto escritural que permite entender a  Yeshúa cuando se identifica así mismo como el «Buen Pastor» (Juan 10:11, 14). Con esta cosmovisión profética logramos entonces comprender cuando Él dijo que tenía otras ovejas que «no eran de este redil» (Judá). Yeshúa se estaba haciendo cargo de ser el cumplimiento de la profecía de Jeremías y Ezequiel que anunciaron que llegaría un pastor para ambos reino, Judá e Israel (34:23). Por esto, tenemos que leer los libros del Pacto Renovado (mal llamado «Nuevo Testamento») a la luz de estas promesas escatológico-proféticas de recoger a Efraim. De no hacer esta re-lectura, perderemos una porción maravillosa de nuestra herencia en el Mundo Venidero, porqué Yeshúa vino a recoger las tribus de Israel esparcidas por las naciones en innumerables descendientes.

Ahora bien, no debemos confundir, ni mezclar, la entrada de los gentiles con la restauración de las diez tribus norteñas. Los gentiles que reciben la salvación no son la restauración de Efraim, ni son todos Efraim en su restauración total. La restauración de Efraim implicará la total vuelta al pacto de Avraham y el pacto de Sinaí junto con la renovación del pacto por la sangre del Mesías Yeshúa (Jer. 31:31, 33). Dicho en otras palabras, para que haya una restauración total, los restaurados efraimitas de entre las naciones tendrán que hacerse hebreos, en el sentido jurídico de la palabra. Por eso, esto no es para todos los gentiles que hoy aseguran haber nacido de nuevo.

En la profecía de Ezequiel del cap. 37 verso 19 se puede entender el texto hebreo de manera que Yahvéh dará al palo de Yehudá el papel de estar sobre el palo de Efraim y así se unirán los dos palos. El trabajo del Mesías Yeshúa es unir los dos pueblos. Entonces, un movimiento que los separe no puede jamás venir de Él. Y, como venimos dándonos cuenta, será la persona proveniente de la gentilidad la que tendrá que adaptar su estilo de vida con la mentalidad hebrea de la Torah, para así estar unido al judío. Nunca puede pretenderse que sea  al revés.

Clamemos día y noche para que  el Eterno cumpla su Proyecto de Salvación con todas las naciones y que podamos ver la restauración de las doce tribus de Israel pronto y en nuestros días. ¡Amén!