Tishrei

Un Viduy (plegaria de confesión) para nuestros días

Por Rabbi Yosef Bitton

«Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia.»

(Proverbios 28:13)

El Viduy consiste en la lectura de las transgresiones que pudimos haber cometido. Así, el Viduy nos ayuda a identificar las malas acciones que quizás hemos olvidado, o borrado (=reprimido) inconscientemente de nuestra memoria y así podemos arrepentirnos por ellas. “Viduy” significa literalmente “confesión” y es el centro del proceso de la Teshuvah, que consta de tres pasos: la admisión de nuestras transgresiones (hakarat hajet), la articulación y confesión de las mismas (Viduy), y la decisión de abandonar nuestras malas acciones y hábitos negativos (‘azibat hajet).

Si bien el Viduy lo decimos para nosotros mismos, y no delante de otra persona, no debemos leer el Viduy mentalmente. Debemos pronunciar cada palabra, articulando el texto en voz baja.

Cuando el Templo de Jerusalém estaba en pie, el Kohen Gadol o Sumo Sacerdote confesaba en Yom Kippur en nombre de todo el pueblo de Israel, tal como está escrito:

«Y apoyará Aharón sus dos manos sobre la cabeza del animal y confesará todas las iniquidades de los hijos de Israel y todos sus pecados».
(Vayikrá 16:21)

La confesión seguía la siguiente fórmula:

«Por favor YHVH, tu pueblo, la casa de Israel, pecó negligentemente, intencionalmente, y se rebeló ante ti. Por favor, en Tu Nombre, expía los pecados negligentes, los intencionales y las rebeldías que cometieron los hijos de Israel, tal como está escrito en la Torah de Moshé de Tu boca gloriosa: Ya que en este día hará expiación por vosotros para purificaros. De todos vuestros errores, ante YHVH habréis de purificaros»

Es interesante saber que los «jataím» son acciones negligentes, los «avonot» pecados intencionales y los «peshaím» pecados motivados por la rebeldía. Este es el orden correcto pues se debe pedir primero por lo más leve (Talmud Babilonio Tratado de Yomá 36(B), Shulján Aruj 621:5).

Mediante esta fórmula el Kohen Gadol hacía cumplir a todo el pueblo con su deber de confesarse y si bien es virtuoso que cada quien se confiese individualmente ante el Eterno por sus inconductas particulares, la ventaja de la confesión pública radicaba en el hecho de que por ser colectiva, todos participaban de la misma y por ende el retorno era más profundo y completo.

Tras la destrucción del Templo, los sabios establecieron que cada judío recite por sí mismo el formato de la confesión colectiva y cada quien ponga la intención de incluir sus inconductas particulares al recitarla (Iereím, Rabí Saadiá Gaón).

¿Por qué debemos pronunciar el Viduy?

Porque el Viduy es la culminación del proceso de admisión de nuestra responsabilidad por nuestros errores. Y solamente cuando somos capaces de verbalizar nuestras transgresiones, hemos realmente admitido nuestra culpa, y recién entonces somos capaces de cambiar. Una vez que este proceso de admisión se concretiza, el Eterno acepta nuestras disculpas y nos perdona.

Dado que Kippur es un tiempo de perdón y expiación, tal como está escrito:

«…Ya que en este día hará expiación por vosotros para purificaros. De todos vuestros errores, ante YHVH habréis de purificaros»,
(VaYikrah/Levítico 16:30)

Es preceptivo en este día retornar en teshuvah y confesar ante el Eterno sus pecados (Rambám Hiljot Teshuvá 2:7).

La confesión verbal explícita culmina la teshuvah, ya que la esencia de nuestra labor en este mundo pasa por llevar a la práctica las buenas intenciones que se ocultan en el pensamiento y en el corazón.

Mediante la confesión verbal explícita, los pensamientos y los sentimientos que acompañan el proceso del retorno cobran forma, se elaboran y elucidan, el arrepentimiento se hace profundo y tajante al punto que el transgresor refuerza su decisión de no volver a pecar.

Por lo tanto, la Torah ordenó:

«Diles a los hijos de Israel, cuando un hombre o una mujer cometa cualquier pecado contra su prójimo obrando engañosamente contra el Eterno, confesará su pecado…»
(Bamidbar-Números 5:6-7)

Además, está también escrito:

«… y cuando confesare el pecado realizado».
(Vayikrá 5:5)

Así como quien ofrenda un sacrificio de «Jatat» debe primeramente confesarse, quien retorna debe confesar sus inconductas y mediante ello su teshuvah culmina (Rambám Teshuvá 1:1).

Si una persona pecó por negligencia o descuido durante todo el año debe decir ante el Eterno «jatati», si pecó intencionalmente debe decir «aviti» y si pecó por rebeldía debe decir «pashati». De esta manera la persona cumple el deber de la confesión si bien no detalló su mala acción, y en algunas ocasiones es hasta mejor no hacerlo (Shulján Aruj 607:2, Mishná Berurá 5, Sha´ar Hatziún 11.

Decimos el Viduy en plural y confesando también transgresiones que quizás, personalmente, no hemos cometido. Esto nos enseña que nuestra responsabilidad moral va más allá de nuestra responsabilidad personal. En otras palabras, que cuando un hijo, un familiar, un amigo, o cualquier otra persona sobre quien ejercemos cierta influencia actúa equivocadamente debemos advertirle sobre lo que está haciendo mal. Y si no lo hacemos, nos consideramos responsables de esa acción equivocada. Decimos el Viduy en plural porque los judíos cargamos con una responsabilidad colectiva: somos responsables unos por otros.

El texto del Viduy en los libros de oraciones de Yom Kipur está escrito en hebreo y está presentado en orden alfabético. Vale aclarar que si leemos la versión hebrea del Viduy y no entendemos lo que estamos diciendo, la admisión, la confesión, el arrepentimiento y la contrición no pueden tener lugar. Es por eso que, a diferencia de otras oraciones, es imperativo entender las palabras del Viduy. Por lo tanto, no sólo está permitido sino que es necesario leer el Viduy en un lenguaje que uno entienda.

Hay muchas versiones y excelentes traducciones del Viduy en el Majzor de Kipur. Aquí presentamos una versión del Viduy, preparado en base al texto que los Yehudim Sefaradim recitamos en las Selijot. La traducción no es literal. He extendido el significado del texto original tratando de expresar en este Viduy algunas ideas y conceptos con un lenguaje relevante para nuestros días. Esta versión no pretende reemplazar a otros textos de Viduy.

Esperemos que comprender las palabras del Viduy nos ayude a identificar nuestras faltas y facilite el proceso de nuestro sincero arrepentimiento.

¿Cómo debemos rezar el Viduy?

El formato de confesión que debemos recitar en Yom Kipur es el siguiente:

«Empero nosotros pecamos negligentemente, intencionalmente y nos rebelamos ante Ti»

o en hebreo:

«Aval anajnu jatanu, avinu, fashanu»

(Talmud Babilonio Tratado de Yomá 87(B), Rambám Hiljot Teshuvá 2:8, Prí JadashMishná Berurá 607:12).

Se acostumbra asimismo agregar una lista de pecados ordenados alfabéticamente (Rav Amram Gaón):

«Ashamnu (nos hemos hecho culpables), bagadnu (traicionamos), Gazalnu (robamos violentamente), Dibarnu dofi (hablamos calumnias), heevinu (causamos iniquidad), vehirshanu (hicimos maldades), zadnu (pecamos intencionalmente), jamasnu (robamos con violencia), tafalnu sheker (mentimos), iaatznu rá (aconsejamos el mal), kizavnu (engañamos), latznu (nos burlamos), maradnu (nos rebelamos), niatznu (provocamos), sararnu (nos desviamos), avinu (pecamos intencionalmente), pashanu (pecamos por rebelión), tzararnu (oprimimos a otros), kishinu oref (nos obstinamos), rashanu (hicimos el mal), shijatnu (corrompimos), tiavnu (cometimos actos abominables)…»

Luego se sigue detallando y se recita:

«Al jet shejatanu lefaneja etc.» («perdona por el pecado cometido ante Ti…») que incluye una larga lista de transgresiones sumamente detallada. Sobre la base de esta versión común, cada congregación agregó la suya propia.

Aparentemente, cabe preguntarse:

¿Cómo puede una persona justa decir «nos rebelamos, insultamos, pecamos intencionalmente, pecamos por rebeldía?… ¿Cómo puede una persona cuidadosa de la propiedad ajena decir «robamos violentamente» etc.?

La respuesta radica en que el precepto de Yom Kippur es que toda la nación retorne en teshuvah conjuntamente, por lo que se estableció que cada quien recite la confesión en la primer persona del plural por todo el pueblo de Israel, tal como el Kohen Gadol confesaba en nombre de toda la nación.

Además, a veces quien no pecó personalmente es responsable de trasgresiones que realizan miembros de su familia o amigos, ya que quizás pudo haber protestado ante una inconducta y prefirió callar o pudo haber acercado a otros para que retornen pero no se esforzó en hacerlo, o quizás pudo haber servido de ejemplo para los demás mas no lo hizo.

Además, todos los miembros de Israel son responsables los unos por los otros y todos conforman un gran cuerpo místico compuesto de múltiples órganos, de modo tal que cada pecado realizado por un hijo de Israel pertenece a la generalidad de la nación. Por esta razón, los justos necesitan recitar la confesión y haciéndolo limpian su participación en el pecado e impulsan así a toda la nación a retornar en teshuvá (Sefer Jasidim 601, Arí Z»l, Ben Ish Jai Ki Tisá).

La confesión debe ser recitada de pie hasta que concluye la sección:

«Por los pecados que nos hacen acreedores de las cuatro penas capitales…  Rey que absuelve»
(Shulján Aruj 607:3, Mishná Berurá 10).

Es bueno adoptar una posición  cabizbaja o inclinarse un poco hacia adelante al recitar la confesión para adoptar una actitud más sumisa. Hay quienes cumplen con excelencia y se inclinan marcadamente hacia adelante, tal como lo hacen durante la bendición de «Modim» (Shelá). En el caso de quienes quieren cumplir con excelencia pero les cuesta inclinarse prolongadamente, es bueno que al menos se inclinen al recitar la primer parte de la confesión («Ashamnu, bagadnu») y al recitar «Al jet» que se conformen con una leve inclinación.

También se acostumbra golpear el pecho con el puño durante el recitado de la confesión, como forma de expresar que los impulsos de su corazón lo impulsaron a pecar (Mishná Berurá 607:11).

TEXTO COMPLETO DEL VIDUY EN ESPAÑOL

ANA HASHEM ELOKENU…
Por favor Oh, YHVH nuestro Dios y Dios de nuestros padres, que nuestra oración llegue a Ti, y no ignores, nuestro Rey, nuestra súplica. Porque no somos tan insolentes ni tan necios para decir delante de Ti, “YHVH , nuestro Dios y Dios de nuestros antepasados, somos justos y no hemos pecado”. En realidad, hemos cometido transgresiones, iniquidades, y pecados, tanto nosotros como nuestros antepasados y los miembros de nuestra familia,

JATATI HODI’AJA
“Que mi pecado sea conocido [sólo] por Ti, [YHVH]. No niego mis transgresiones, porque me dije a mi mismo, confesar mis pecados al Eterno es lo correcto, y así Tú considerarás perdonar mis transgresiones.”

ASHAMNU: Hemos pecado a sabiendas, plenamente conscientes de que estábamos haciendo algo mal.

AJALNU MAAJALOT ASUROT: Hemos comido alimentos prohibidos.

BAGADNU: Hemos traicionado nuestro pacto contigo. Tú confiaste en nosotros y nos encomendaste Tu Torah, pero nosotros no hemos cumplido con lo que prometimos en el Monte Sinai: mantener Tu Torá y observar plenamente Tus mandamientos.

BITALNU TALMUD TORATEJA: Hemos perdido nuestro tiempo en vanidades, frivolidades y cosas banales, en vez de dedicarnos a estudiar las palabras de Tu Torah, que nos acercan más a Ti.

GAZALNU: Hemos hurtado. Hemos tomado o gastado lo que no nos pertenece.

GANABNU: Hemos robado bienes materiales. Hemos robado a mucha gente, de maneras diferentes. Hemos robado el tiempo de nuestros empleadores, y no hemos hecho nuestro trabajo con honestidad.

GAINU: Hemos sido arrogantes. Hemos actuado de manera altiva con nuestros amigos, familiares y colegas.

DIBARNU DOFI VELESHON HARA’: Hemos diseminado chismes y comentarios destructivos sobre otras personas. Hemos escuchado y repetido críticas, sin siquiera estar seguros de que son verdad. Hemos esparcido rumores negativos sobre otros. Rumores que, si se dijeran acerca de nosotros, nos harían sentir avergonzados y heridos.

DIBARNU EJAD BAPE VEEJAD BALEB: Fuimos cínicos e hipócritas. Hemos dicho algo con nuestra boca, mientras sentíamos otra cosa en nuestros corazones.

HE’EVINU: Hemos practicado la corrupción, la injusticia y la iniquidad.

HIRHARNU HIRHURIM RA’IM BAYOM …: Hemos tenido deliberadamente pensamientos promiscuos durante el día, provocando la impureza durante la noche.

VEHIRSHA’NU: Hemos procedido con maldad, y hemos causado que otros imiten nuestro mal comportamiento.

VIADNU ATSMENU LIDBAR ABERA: Visitamos lugares inapropiados. Nos hemos reunido con amigos o conocidos para propósitos indecentes.

ZADNU: Hemos pecado deliberadamente. No con inocencia sino con plena conciencia.

ZANINU AJAR LIBENU …: Nos dejamos llevar por nuestros ojos y por nuestros impulsos para practicar la promiscuidad.

JAMASNU: Hemos explotado a otras personas, hemos abusado de nuestros empleados, deudores o acreedores. Tomamos cosas que no nos pertenecen.

JAMADNU: Hemos tenido celos y envidia de los demás. No estuvimos felices, satisfechos y agradecidos con todo lo que YHVH nos dio.

TAFALNU SHEQER UMIRMA: Hemos mentido premeditadamente. Hemos inventado historias engañosas para cubrir nuestras mentiras. Engañamos a nuestros amigos, mentimos a nuestros clientes para ganar dinero deshonestamente.

YA’ATSNU ‘ETSOT RA’OT…: Hemos dado malos consejos. Hemos aconsejado a los demás hacer lo que era bueno para nosotros, en lugar de aconsejarles hacer lo que era bueno para ellos. Traicionamos la confianza de aquellos que buscaron nuestro consejo, priorizando nuestra propia ganancia y nuestro interés personal, sobre nuestra integridad.

KIZABNU: Hemos dicho falsedades. Le mentimos aún a nuestros amigos y a los miembros de nuestra familia.

KA’ASNU: Hemos perdido la paciencia y hemos reaccionado con ira y enojo. A sabiendas que la ira es un pecado comparado con la idolatría, por su irracionalidad y su destructividad. Hemos actuado sin paciencia con nuestros hijos y alumnos, enojándonos con ellos injustamente.

LATSNU: Hemos actuado con frivolidad, sin pensar en las consecuencias de lo que hemos hecho o dicho. Hemos perdido la conciencia de nuestra mortalidad y de la brevedad de nuestra vida, desperdiciando nuestro tiempo en vanidades, sin tener en cuenta la irrecuperabilidad del tiempo perdido.

LOTSATSNU: Nos hemos burlado de otras personas. Hemos acosado e intimidado a los más débiles. Hemos avergonzado a amigos y parientes, privadamente o en público. Hemos llamado a otras personas con apodos embarazosos.

MARADNU: Hemos actuado con rebeldía hacia Ti. Sabíamos muy bien qué es lo que Tú consideras incorrecto, y sin embargo lo hicimos. Actuamos con arrogancia y con vanidad.

MARINU DEBAREJA: Hemos desobedecido Tus palabras. No tuvimos la voluntad ni el deseo de estudiar, aprender y entender lo que Tú nos has ordenado.

NI’ATSNU: Te hemos faltado el respeto, repitiendo deliberadamente las transgresiones por las cuales nos habíamos arrepentido. Volvimos a cometer los mismos pecados por los cuales Te habíamos pedido perdón.

NIAFNU: Hemos actuado con deslealtad hacia nuestro esposo o nuestra esposa.

NISHBA’NU LASHAV VELASHEQER: Hemos jurado en vano y en falso.

NADARNU VELO SHILAMNU: Hemos prometido y no hemos cumplido nuestras promesas. No hemos mantenido nuestra palabra con honor. Hemos prometido colaborar con obras de bien o Tsedaqá, y no hemos cumplido.

SARARNU: Nos hemos desviado de Tu camino y de la senda de rectitud.

SORERIN UMORIM HAYNU: Hemos sido irrespetuosos con nuestros mayores, con los ancianos, con nuestros maestros, con los estudiosos de la Torá.

‘AVINU: Hemos practicado la injusticia. Hemos sido insensibles ante el sufrimiento de los demás. No hemos prestado atención a las necesidades de los pobres. No hemos sido sensibles con los huérfanos y con las viudas.

‘ABARNU AL MITSVOT ASE … Hemos fallado en el cumplimiento de Tus mandamientos. Hemos transgredido Tus prohibiciones. Hemos violado los mandamientos que merecen la pena máxima (Karet).

ABARNU AL JILUL HASHEM: Hemos profanado Tu nombre. Por nuestro mal comportamiento, por nuestras malas acciones o por nuestra deshonestidad, provocamos que otras personas, judíos o gentiles, piensen o hablen mal del Pueblo de Israel, de aquellos que debemos ser fieles observantes de Tu Ley.

PASHA’NU: Hemos pecado intencionalmente, con rebeldía, desafiando abiertamente y sin vergüenza Tu palabra, Tus mandamientos y Tu voluntad.

PAGAMNU BE-OT BERIT QODESH: Hemos profanado el signo de nuestro pacto, el Berit Milá, con delitos sexuales y un comportamiento promiscuo.

TSARARNU: Hemos oprimido a otros seres humanos, judíos o gentiles. Hemos traicionado a aquellos que confiaban en nuestra integridad religiosa. Hemos maltratado a nuestros empleados y a los que trabajan con nosotros o para nosotros. Hemos humillado y herido a aquellos que merecen nuestra paciencia, respeto y amabilidad.

TSI’ARNU AB VAEM: Hemos causado sufrimiento a nuestros padres, al desobedecerles o al faltarles el respeto. No los honramos suficientemente, sabiendo que la Torá nos demanda cuidarlos y atenderlos cuando ellos necesitan de nosotros, como está escrito en el quinto de los Diez Mandamientos.

QISHINU ‘OREF: Hemos sido obstinados. Hemos actuado con arrogancia y vanidad. No fuimos capaces de pedir perdón a nuestros amigos y familiares por haberlos ofendido o herido. Hemos sido tercos y necios, al ser incapaces de cambiar nuestra opinión o dictamen, aún cuando nos dimos cuenta que estábamos equivocados.

QILQALNU TSINOROT HASHEFA’… : Nos hemos privado a nosotros mismos de recibir todas Tus bendiciones, arruinado los medios por los cuales Tú nos concedes Tu abundancia. Hemos optado por quejarnos de todo lo que nos falta, en lugar de estar felices por todo lo que nos has dado.

RASHA’NU: Hemos actuado con maldad. A través de nuestras malas acciones hemos causado dolor a nuestros amigos, hijos, familiares y seres queridos.

RA’IM LASHAMAYIM … Hemos actuado incorrectamente hacia Ti y hacia nuestros compañeros. Actuamos de acuerdo a nuestro limitado juicio, ignorando deliberadamente Tu Infinito Juicio.

SHIJATNU: Hemos actuado con deshonestidad. Hemos aprendido a engañar y a mentir, al punto que el engaño y la mentira se han convertido en parte de nuestra personalidad.

SHIQARNU: Hemos hablado falsamente y con engaño.

SHIJATNU ZERA QODESH …: Hemos desperdiciado y destruído nuestra simiente sagrada. No hemos mantenido nuestros ojos limpios y alejados de la promiscuidad. Hemos procurado deliberadamente exponernos a imágenes inapropiadas, provocando que las semillas de la vida sean destruídas.

TI’AVNU: Hemos cometido abominaciones. Hemos practicado lo que Tu aborreces y lo que nos has exhortado a rechazar: la injusticia, la opresión y el engaño.

TA’INU VETI’ATANU: Hemos tomado los caminos equivocados. Hemos arrastrado a otras personas a unirse a nosotros en esos malos caminos. Presionamos a otros a cometer los mismos pecados que nosotros cometimos, para así sentirnos menos incómodos. Hemos dado un mal ejemplo a nuestros hijos e hijas, que naturalmente imitan lo que hacemos. No hemos inspirado a nuestros hijos a hacer el bien. Hemos fallado en enseñar a nuestros hijos, a esas almas que Tú confiaste en nuestras manos , a evitar todo lo que está mal en Tus ojos.

VESARNU: Nos hemos apartado de Tus mandamientos y de Tus preceptos. Y nuestra rebeldía no nos ha servido de nada. Tú eres justo y recto en Tu juicio y en Tu veredicto. Admitimos que todo lo malo que nos ocurre, es nuestra propia culpa y responsabilidad. Tú nos has enseñado a buscar la verdad y la justicia, y nosotros hemos buscado nuestro propio mal.

Fuente: Halaja.org

Yom Kipur: ¿Qué es? (Cosas a Saber)

Por Séfora

El nombre “Yom Kipur” significa “Día de Expiación” y explica lo que la festividad representa. Es un día que se aparta para expiar los pecados del tiempo pasado y purificarse a través de la plegaria y el ayuno.

¿Sobre qué exactamente nos purifica?

Yom Kipur expía únicamente los pecados que existen entre el hombre y Dios; no los pecados que existen entre las personas. Para purificarse de los pecados hechos a otra persona uno debe primero buscar la reconciliación con ella, reparando los daños hechos a ella si es posible. Eso debe suceder antes de Yom Kipur.

¿Cuáles son las actividades prohibidas durante Yom Kipur?

Es un día de descanso en el cual uno se abstiene de cualquier tipo de trabajo. También es un día de ayuno durante el cual uno se abstiene de comer o beber cualquier tipo de alimento o bebida. Dura 25 horas, empieza antes del atardecer en la tarde previa a Yom Kipur y termina a la noche del día siguiente (en la noche de Yom Kipur)…

¿Las restricciones recaen sobre todas las personas?

Cualquiera de estas restricciones se detienen cuando existe una amenaza importante a la vida o a la salud. Niños menores de nueve años y mujeres en proceso de parto tienen determinantemente prohibido ayunar.

¿Cuál es el orden de los servicios durante Yom Kipur?

La primera plegaria es “Kol Nidrei” y se dice al atardecer en la víspera de Yom Kipur; en ella la comunidad absuelve a todos sus integrantes de los juramentos hechos. Después se dice el rezo de la noche (Arbit) y existe una costumbre que cierra la noche con “Shir Ha’Kavod,” un canto de alabanza a Dios en el que se describen Sus atributos y Su Gloria.

Al día siguiente se dice el rezo matutino (Shajarit) en el cual se agregan numerosas plegarias referentes a la cualidad de compasión divina y el perdón de Dios. El servicio de Musaf (servicio hecho especialmente durante los días sagrados) tiene una sección especial dedicada a la Avodáh (los sacrificios hechos por el Sumo sacerdote durante las épocas del gran templo) en la cual pedimos por su restauración. En la tarde se dicen las plegarias de Minjah y Neilah y el ayuno continua hasta la noche. Los servicios concluyen con el soplido del shofar al acabar el ayuno.

¿Cuál es la parte más importante de los servicios?

La parte más importante de los servicios es el Vidui, la confesión de los pecados individualmente. No basta con arrepentirse, uno debe confesar frente a Dios sus pecados. La confesión pública de los pecados es parte de todos los servicios de Yom Kipur, y es tan importante que uno está obligado a confesarse incluso antes de empezar los servicios.


Tomado de: Enlace Judío

La Importancia de Sonar el Shofar en Yom Teruah (Fiesta de las Trompetas)

Por P.A. David Nesher

Muchas personas quisieran saber ahora mismo, cuál es el significado de sonar dicho instrumento ceremonial, pero la Torah en sí no da una razón específica del por qué resulta ser de vital importancia tocar el shofar durante las reuniones de la Kehiláh (Congregación) y después de nuestras oraciones de la mañana o en el servicio de Shabbath, etc….

Sin embargo como el Rosh Jodesh del 7° mes, en Yom Teruah, se dice que el sonido del shofar está destinado a anunciar dicho gran evento, sirve con el fin de coronar a Yahvéh como el verdadero y único Rey del Mundo.

Otra opinión es que el lamento de este poderoso instrumento ceremonial hebreo está totalmente destinado a despertar las almas complaciente. Por esto es que dicho instrumento suele tener un valor muy importante para el pueblo israelita.

Cabe señalar que también se dice que el sonido del shofar significa y recuerda el sonido de los cuernos que el pueblo de Israel escuchó en aquel momento cuando Elohim descendió del Monte Sinaí para entregarle Su Torah.

Así mismo, no podemos negar el hecho de que hay varias opiniones distintas a estas sobre por qué se toca el shofar durante los dos días de Moedim (celebraciones) santas, si bien es cierto que cada razón es única, todas por igual sirven como un claro recordatorio de que existimos bajo la soberana voluntad de YHVH Elohim, y eso es lo que verdaderamente importa.

Lo interesante, y a la vez misterioso de esta Fiesta del Eterno llamada Yom Teruah, y conocida como Fiesta de las Trompetas, es que el Shofar es la mitzváh (mandamiento) principal de esta celebración.

Es la Torah misma la que nos ordenó tocar el shofar en el día de Yom Teruah, y meditar en nuestros corazones acerca de nuestro obrar, mientras escuchamos sus sonidos reparadores.

Sí, así es, el sonido del shofar rectifica y repara el alma que ha sido redimida por el Eterno, y todo lo que tenemos que hacer es simplemente escucharlo con actitud obediente y meditando en teshuváh delante del Boré Olam (Creador del Mundo), nuestro Abba.

El Ayuno de Guedaliah: La Relación de la Muerte de un Justo y la Destrucción del Santo Templo

Por P.A. David Nesher

En las Sagradas Escrituras encontramos que el profeta Zacarías hace referencia a un día de ayuno conocido como «el ayuno del séptimo«, ya que es observado en Tishrei, el séptimo mes contando a partir de Nisán (Zacarías 7:5; 8:19).

Este ayuno conocido como Tzom Guedaliah (Ayuno de Gedaliah)  fue decretado por los sabios para conmemorar el asesinato de Guedaliah, el hijo de Ajikám, a manos de Ishmael, hijo de Netaniáh, instigado por el rey de Amón. Sucede que con la muerte de Guedaliah se extinguió la última llama de esperanza para mantener la autonomía de Judá luego de la destrucción del primer Beit HaMíkdash. Miles de personas fueron masacradas, y aquellas que sobrevivieron fueron conducidas al exilio.

Esto realmente no tiene nada que ver con los días del temor o expiación, salvo que se produce en medio de ellos. No es una ordenanza divina, sino más bien resulta de la tradición de la Casa de Judá. Este ayuno comienza temprano en la mañana, con el alba, y termina al anochecer.

La Historia que dio origen a este Ayuno.

Cuando Nebujadnetsar (Nabucodonosor) destruyó el Templo del Eterno (año 586 antes de la era común), asesinó a una gran parte de la población del Reino de Yehudáh (Judá), cuya capital era Jerusalem. También llevó como cautivos de Babilonia a decenas de miles de judíos. Y permitió que una parte de la población vencida, campesinos muy pobres, permanecieran en Israel trabajando la tierra y pagando exorbitantes tributos a Babilonia.

Flight of the Prisioners luego de la destrucción de Jerusalén

Nebujadnetsar nombró como gobernador de estos judíos a Guedaliah ben Ajiqam, que pertenecía a la familia Shafán, que vivían en Babilonia desde el exilio de Yejoniá (597 A.E.C.) y se consideraban leales al rey. Fue un gesto positivo inesperado. ¡Era todo un milagro!, que un judío fuera nombrado para cuidar de Judea.

Muchos de los judíos exiliados en Babel esperaban que Guedaliah, siguiendo las directivas del profeta Yirmiyahu (Jeremías) lograría  ganarse nuevamente la confianza del rey de Babilonia hasta que el rey, o su sucesor, accedieran a permitir que todos los judíos regresaran a Israel y eventualmente pudieran reconstruir el Bet haMiqdash (Templo Santo). Por esta razón, y llenos de esperanza, muchos judíos que habían huido a Moab, Amón, Edom, y otros países vecinos regresaron a la tierra de Judá, atendía a los viñedos que se les eran dados por el rey de Babilonia, y disfrutar de un descanso después de la opresión vivida. Así, gradualmente, más y más judíos que habían escapado de los horrores de la guerra y se habían refugiado en países vecinos, comenzaron a volver a sus hogares en Israel.

Así con Guedaliáh a cargo, la esperanza de volver a una vida normal y reconstruir el Beit HaMíkdash era ahora más real que nunca

Por toda esta situación, Ba’alis, el rey de Amón, (hoy Jordania), un reino que se alió con Egipto, hostil y envidioso de los restos de Judá envió un judío leal a sus asuntos, Ishmael Ben Netaniah, para asesinar a Gedalías. El rey Ba’alis sabía que si Guedaliah continuaba como gobernador de Judá eso significaría que le sería más fácil a Babilonia conquistar a Amón. Por ello, este malvado amonita animó a Yishhma’el Ben Netaniá a asesinar a Guedaliáh y le ofreció su ayuda.

Yishma’el era un hombre muy violento que descendía del rey David (cf. 2 Samuel 5:16). Aprovechándose de su linaje davídico se opuso a la designación de Guedaliah, justificando su oposición con el argumento que este último no pertenecía a la dinastía de David, y por eso no podía ostentar el cargo de gobernador de Judá.

Así, al comenzar el séptimo mes hebreo (Tishrí) Yishma’el y un grupo de hombres tan violentos como él, llegaron a la ciudad de Mitzpá, donde fueron cordialmente recibidos por Guedaliah con los honores debidos a un descendiente de la dinastía de David.

Guedaliah había sido advertido de la posibilidad de un atentado contra su vida, pero se negó a dar crédito a sus informantes, convencido de que un yehudí nunca mataría a otro yehudí, y además, ¿por qué alguien con un mínimo de sentido común pondría en peligro las renovadas esperanzas de la redención de Israel que se estaban cristalizando?… ¿Por qué pondría en peligro las esperanzas de redención de todo el pueblo de Israel?

Sin embargo, Yishma’el y diez de sus hombres asesinaron a Guedaliah y a los otros hombres que estaban con él en Mitzpá (ver Jeremías capítulos 41, 42, 43 y 44). Todo acerca de Yishma’el era una desgracia para el nombre de David su ancestro, quien se había soportado todo impulso ‘de asesinar para obtener el trono’ y había esperado por el tiempo de Dios y la voluntad de su pueblo. Este no era un David sino un Jehú.

Después del asesinato de Guedaliah, los judíos temieron represalias del rey de Babilonia. Pensaron en huir a Egipto para salvarse, pero dado que Egipto era una sociedad moralmente corrupta, se encontraron frente a un gran dilema – debían sopesar la amenaza física de quedarse en Babilonia versus el peligro espiritual de ir a Egipto. Por esta razón fueron donde el profeta Jeremías, quien estaba recluido haciendo duelo, para pedirle consejo.

Durante toda una semana Yirmiyahu (Jeremías) le rogó al Eterno por una respuesta, hasta que finalmente la obtuvo en Yom Kipur.

Jeremías llamó a los judíos y les dijo que debían quedarse en Israel y que todo estaría bien. Dios estaba planeando hacer que los babilonios actuasen con misericordia hacia ellos y, poco tiempo después, todos los judíos exiliados tendrían permitido volver a su propio suelo. Pero, les dijo Jeremías, si deciden ir a Egipto la espada de la que están huyendo los mataría allí.

Por desgracia las palabras del profeta no penetraron en los oídos del pueblo, y ellos se rehusaron a creer en ellas. Todos los judíos que quedaban en Israel empacaron sus maletas y se fueron a Egipto. ¡Incluso secuestraron a Jeremías y lo llevaron con ellos! Ahora la destrucción estaba completa; la Tierra de Israel estaba completamente desolada.

Puedes adivinar lo que ocurrió a continuación. Unos pocos años después, Babilonia conquistó Egipto y miles de judíos exiliados fueron asesinados. El único sobreviviente de esta masacre fue Jeremías; su profecía se había convertido dolorosamente en verdad.

La tierra de Israel permaneció por muchos años con poquísimos yehudim, y así el exilio del pueblo de Israel de su tierra alcanzó su pico más alto, y las esperanzas de volver a Yerushalayim se desvanecieron (2 Melakim/Reyes, 25:23-26).

Y así, la tierra de Israel permaneció virtualmente sin población judía durante 52 años. Y las esperanzas de regresar a Yerushalayim y reconstruir el Bet HaMiKdash prontamente se desvanecieron. Fue como revivir una vez más el exilio que tuvo lugar unos años atrás. Era como si el Primer Templo hubiese sido destruido por segunda vez… O peor, porque esta vez, el exilio fue causado por el Pueblo de Dios, al no valorar a su hermanos como piedras vivas de la Casa espiritual de YHVH …

El evento inicial (el asesinato de Guedaliah) ha sido comparado a la destrucción del Templo Sagrado; causó la pérdida de miles de vidas judías y desencadenó el fin del asentamiento judío en Israel por muchos años. Por ende, los profetas declararon que el aniversario de esta tragedia fuese un día de ayuno. Este día es el tres de Tishrei, dos días inmediatamente posterior a Yom Teruah.

Los Sabios estudiosos de la TaNaK (Antiguo Testamento) señalan respecto de este ayuno lo siguiente:

«Esto nos enseña que la muerte de un justo equivale al incendio de la Casa de Dios, ya que así como se decrete un ayuno en conmemoración de la destrucción del Beit HaMíkdash, así también se decrete un ayuno en conmemoración de la muerte de Guedaliá«.
(Rosh HaShaná 18b)

¿Cuál es el significado de este ayuno y por qué ocurre entre Yom Teruah y Yom Kippur?

La respuesta a esta cuestión la podemos encontrar en la Guemarah (parte del Talmud que contiene comentarios rabínicos y análisis de la Mishnah) que afirma que el ayuno en este día nos enseña que la muerte de un justo es comparable con la destrucción del Gran Templo. Sabemos que la muerte de un hombre justo es comparable con la tragedia de la destrucción del Templo, porque el versículo de Zacarías menciona al ayuno de Guedaliah junto con los otros ayunos que conmemoran la destrucción del Templo.

Desde este concepto, podemos considerar la historia de este tzadik (justo) y desglosarla en tres lecciones…

Tres Lecciones para el Ayuno de Guedaliah 

Lección nº 1:

El pueblo judío se había hundido hasta uno de sus niveles más bajos de la historia. El Templo había sido destruido, la mayoría de los judíos estaban exiliados y la situación parecía desesperanzadora. Pero Dios cambió las desesperadas circunstancias del pueblo e hizo que el recto Guedaliah fuese designado como líder. Sin embargo, Guedaliah fue asesinado y toda la esperanza desapareció.

Pero fue precisamente en ese momento que Jeremías le rezó a Dios para obtener algo de claridad y convicción. Esto fue durante los 10 días entre Yom Teruah y Yom Kippur. Esta historia es conmemorada para enseñarnos un importante mensaje para estos días: no importa cuán lejos estés, siempre puedes regresar y Dios te perdonará.

Lección nº 2:

Los judíos que fueron a aconsejarse con Jeremías estaban, subconscientemente, seguros de que Dios daría la respuesta que querían escuchar. Entonces, cuando Dios les respondió de una forma diferente, se rebelaron.

Pero ellos no eran personas malvadas. ¿Qué pasó?

A pesar de que estos judíos eran, en un sentido, dependientes de la voluntad de los babilonios, no estaban dispuestos a depender de la voluntad de Dios. La lección es que apegarse a Dios significa seguirlo siempre, no sólo cuando coincide con lo que buscas.

Una buena regla para la vida: cuando te enfrentes a un complicado problema moral, pregúntate: «¿Qué diría Dios? ¿Qué es lo que Dios quiere que yo haga?».

Lección nº 3:

Cuando un israelita asesina a otro es una tragedia terrible que puede tener enormes repercusiones históricas. Tal violencia es inexcusable. ¿Tenemos diferencias políticas y filosóficas? Debemos solucionarlas con calma y tolerancia; ésta es la única manera aceptable.

Después de dos días en que la nación entera de Israel había clamado con esperanza por un buen destino, y larga vida, sufrió una gran caída. Por ello, nosotros debemos atrevernos a usar este día para pensar y preocuparnos por nuestra devoción hacia Yahvéh. Debemos enfocar nuestras plegarias a pedirle compasión al Eterno, no sentirnos tan seguros de las plegarias que hicimos el día de Yom Teruah y pedirle a Yahvéh que nos levante del abismo al que hemos caído tras nuestros errores y que nos dé la certeza de estar construyendo un año de vida bueno para la nación.

El propósito de este, como los demás días de ayuno, es despertarnos de nuestro letargo, al conmover nuestros corazones hacia el arrepentimiento (teshuvah), recordando nuestros propios pecados así como también los de nuestros ancestros, que fueron similares a los nuestros.  Al recordar estos pecados, los cuales continuamos cometiendo, y siguen provocando calamidades similares a aquellas que nuestro pueblo ya sufrió en el pasado – somos motivados a retornar al camino correcto de la vida, como dice la Torah: «Y ellos confesarán sus pecados y los pecados de sus ancestros…» (Vayikrá/Levítico 26:40).

Cada persona debe aprovechar estos días de ayuno y reflexión para hacer un profundo auto-examen de sus acciones, puesto que el propósito esencial de un día de ayuno no es el ayuno en sí, sino motivar a la persona a arrepentirse, es decir regresar a la Fuente, y apegarse en amor a ella, sentido perfecto de teshuvah.

Es por eso que aquellos que cuidan el ayuno pero no meditan sobre los cambios internos que su realidad exige están desperdiciando el día. Ellos sólo enfatizan lo que es secundario (el ayuno) y desprecian lo que es esencial (el arrepentimiento). Sin embargo, tomar el arrepentimiento solamente, sin ayunar, es insuficiente, porque el ayunar es una orden establecida por los profetas, y todo el pueblo de Israel ha cumplido estos días de ayuno, a través de todas las generaciones.

¿Quienes están exentos de este ayuno?
  1. Es un ayuno obligatorio para todos, a partir de la edad de la Bar Mitsvá (13 años cumplidos) para los hombres y de 12 años cumplidos para las mujeres.
  2. Si el 3 de Tishrí cae en Shabat, se aplaza el ayuno al Domingo, pues, a excepción de Yom Kipur, ningún ayuno puede tener lugar en Shabat.
  3. Una persona enferma, aun si gravedad, esta exenta de ayunar en Tsom Guedaliáh. (Ver las leyes concernientes al ayuno del 17 de Tamuz).
  4. Las madres embarazadas y las que están en periodo de lactancia.
  5. Los ancianos deben consultar a su médico para hacer este ayuno.

Fuente utilizada para esta bitácora: Estudio del Tzom Guedaliah hecho por por los rabinos Arie Leiv Nivin y Shraga Simmons


¿Cómo debo festejar Yom Kippur?

Por P.A. David Nesher

En estos años de transicionar hacia la perfecta voluntad de Abba en lo referente a valorar la Vida como una Fiesta, hemos comprendido que Yom Kipur es un día festivo especial de introspección y de profundo examen personal. Un día en el que se nos ha dado la posibilidad de acercarnos al verdadero propósito de nuestra vida, el sacerdocio de la Luz Infinita (Or Einsof) y por ese hecho, es considerado una festividad bendita y de suma importancia. Yom Kipur es la fiesta del Eterno que abre ante nosotros un mundo entero de discernimientos espirituales, refinados y maravillosos.

Yom Kipur es la forma hebrea de nombrar al Día de la Expiación. Fiesta especial del Eterno en la que el perdón y del arrepentimiento de corazón (teshuvá) se manifiestan con un poder transformador de circunstancias. Es considerado el día más santo y más solemne del año.

Yom Kipur es el ayuno más solemne del Pueblo de Dios. Durante el mismo, ningún alimento puede ser consumido en forma alguna (en todo el día), y está prohibido todo tipo de trabajo servil.  La Instrucción (Torah) dice:

 “A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahvéh. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Yahvéh vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.”

(Levítico/Vayikrá 23:27-32)

«Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de YHWH. Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo»

(Levítico/Vayikrá 16:30-31)

En el calendario hebreo, y como se lee en las Escrituras, Yom Kipur comienza con un servicio de adoración en el anochecer del noveno día del mes séptimo (Tishri), y continúa hasta el anochecer del siguiente día. Al terminar el día de Yom Kipur, se celebra un servicio más que marca el cierre de las fiesta. Esta culminación debe realizarse con el sonar del shofar, marcando con ella la conclusión del ayuno ofrecido a Abba.

El ayuno de Yom Kipur obedece al mandato bíblico de “afligiréis vuestras almas” (Lv. 23:32). La expresión aflicción debe ser interpretada como un ayuno completo: un alejarse, por espacio de un día, de las necesidades materiales del cuerpo humano, para poder dedicarse con más concentración a las oraciones y al contenido espiritual de la fecha.

Al decir esto, creo que primero debo aclarar el espíritu de este día a fin de ser mal interpretado en mi enseñanza. Nosotros, los primogénitos de Su Santo Monte, no ayunamos para que seamos absueltos de nuestros pecados, ni para que nuestros nombres sean inscriptos en el ‘Séfer ha’Jaim’ (Libro de la Vida).  Sabemos y tenemos la certeza que ya hemos sido redimidos, y nuestros pecados han sido perdonados, por lo que nuestros nombres ya se escribieron en el Libro de la Vida, gracias a la sangre bendita de Yeshúa, que habla más fuerte que la de Abel.

«Ustedes han llegado a Jesús, el mediador del nuevo pacto entre Dios y la gente, y también a la sangre rociada, que habla de perdón en lugar de clamar por venganza como la sangre de Abel«.

(Hebreos 12:24 -NTV)

Necesito que esto quede bien claro en la conciencias de todos y cada uno de nosotros.  Yeshúa nuestro Mesías y amado Dueño, ha hecho un Buen y Eficiente Trabajo; ha cumplido Su misión expiando perfectamente nuestros pecados; cumplió todos los tipos y figuras de los sacrificios realizados en el Tabernáculo de Moisés y en el Templo de Jerusalén del Antiguo Pacto.

La epístola a los Hebreos es el mejor comentario que nos habla del cumplimiento de los sacrificios típicos del Día de Expiación. Nos demuestra que el sacrificio de Cristo por los pecados de la gente, cuando murió en la cruz, no fue un día anual de ayuno y expiación para ser repetido cada año, sino que único para un completo y final sacrificio por el pecado (Heb. 9:11-12, 24-26; 10:12). La lectura de esta carta apostólica no guía a entender que Yom Kipur es un Festival día de alegría por el alivio que  otorga saber que nuestros pecados han sido confesado al Eterno Dios, a través de nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo, y el arrepentimiento (teshuvá) que hacemos durante ese día es para testificar que nuestros pecados fueron expiados, una vez y para siempre, y que además nunca serán repetidos.

Para nosotros, los primogénitos del Nuevo Pacto (Hb. 12:23) la Fiesta de Yom Kipur es una inmersión que puede eliminar completamente toda negatividad (carnalidad) que tengamos adherida en nuestra alma. Pero la negatividad sólo puede ser liberada si estamos completamente inmersos en el poder de nuestro Sumo Sacerdote y apóstol de nuestra Fe: Yeshúa HaMashiah (Heb. 3:1).  Para disfrutar de la energía que esta fiesta propone nos conviene mucho recordar y deshacernos de cada uno de los aspectos de nosotros mismos que queremos cambiar.

Yom Kipur representa también dos momentos escatológicos de la profecía:

  • el Juicio de los redimidos frente al Tribunal de Cristo, con el posterior establecimiento del Milenio;
  • y  el Día del Juicio Final cuando el Eterno juzgará a la humanidad frente a Su Gran Trono Blanco.
¿Qué se debe o puede hacer en Yom Kipur?

Es sumamente sencillo, solo debemos tener en cuenta que Yom Kipur es un día de oración y ayuno. Así que comenzamos el ayuno al anochecer del comienzo del 10 de Thisrei.

  • Tomamos una buena cena antes de la puesta del sol.
  • Si tenemos la bendición de contar con una asamblea local asistimos a un servicio especial de Kippur en la Casa de Asamblea esa noche; así que se debe asistir a la congregación, en caso de tener un lugar al cual asistir. Sino se tiene un lugar para congregarse, se debe convocar a la familia para que se reúna, para una reunión o servicio propio de este día. O asistir a una congregación virtual, en Internet,  como puede ser nuestro caso. Se pueden reunir por la noche para un servicio simple, con lecturas dirigidas a estimular la revisión, y el arrepentimiento. Y luego ir a descansar, para tener energías para el día siguiente, que es cuando se realizan mayor cantidad de actividades, aprovechando el día libre, pero tratando de no cansar el cuerpo, debido esto al ayuno. Es importante esto pues el apoyo de otros te ayudará a pasar el desafío de este día. También es más fácil concentrarse y meditar en un ambiente como el que produce una asamblea de magistrado en un santuario.  Y recuerda siempre: ¡El “sacrificio” no sirve la “misericordia” sí, y recordemos que este es un día para “ayunar” no para “morir”!
  • Luego, por la mañana, uno se puede reunir, para un servicio especial de Kipur que puede durar todo el día, o hasta el medio día, según las fuerzas y la disposición de la congregación, donde se estudie las escrituras, se ore, se cante alabanzas, se presentan testimonios, reflexiones… por parte de los miembros; y se presenta uno o varios temas escriturales por parte de los líderes de la asamblea. Luego se debe descansar un poco, se puede haber un receso al medio día para descansar y para que tomen sus alimentos los que no estén ayunando (los niños, los muy ancianos, los que padecen de alguna condición que les impide ayunar, y las mujeres embarazadas).
  • Por la tarde todos pueden reunirse nuevamente para un estudio final más, al que se le puede añadir también algunas oraciones y meditaciones que lleven a una profunda reflexión.
  • Kippur es el día especial para hacer reconciliaciones, restaurar amistades, pedir perdón y dar perdón; esa es la esencia de este Día Sagrado. Es un Día muy solemne en el que buscamos de manera especial el perdón de Yahvéh y también de aquéllos a quienes quizás hemos ofendido inadvertidamente; es un Día de Reconciliación.
  • En este Día también damos gracias por la expiación lograda en nuestro favor por el Mesías Yeshúa mediante su vida perfecta y su muerte cruenta en el Gólgota. Es muy importante, incentivar sobre todo, la toma de conciencia, respecto a que este es un día para pedir perdón al Altísimo, en actitud de meditación y arrepentimiento que involucra la “teshuváh” es decir volverse hacia Yahvéh, no solo por el arrepentirse para nuestro propio bien, sino también volverse a Yahvéh por amarlo y no poder estar alejado de el debiéndole, al tener cuentas sin saldar. Es por tanto fundamental, aprovechar este día y esta Moed, para que se adquiera una real conciencia de la magnitud del sacrificio expiatorio del Mesías Yahoshúa por nosotros. Uno se abstiene de alimentos, baile, sexo, juegos, diversiones, etc.
  • En este Día también estudiamos sobre el significado profético de esta ocasión, que representa el Día de juicio y expiación para Israel en el Reino Mesiánico venidero.
  • Kipur es el Día más sagrado del año bíblico; y es la antesala del gran Día de las Cabañas, en el que se representa el comienzo del Reino Milenial Mesiánico sobre las naciones de la Tierra.
  • Y por último, después de la caída del sol se acaba con el ayuno, ingiriendo una comida  muy liviana, evitando toda comida que pudiere ser pesada y afectara al aparato digestivo. Además hay que estar organizados, ya que los menores de edad y los enfermos, los cuales están exentos de ayunar, deben comer a las horas regulares y acostumbradas del día.

Ahora veamos unas cortas preguntas que muchos de ustedes aún realizan al acercarse este precioso día…

¿Yom Kipur es solo ayunar?

No, Yom Kipur es reposo y ayuno, ambas cosas. Como bien el Eterno nos lo dice (ver Números 29:7; Levítico 16:29 o 23:32).

¿Se puede hacer el reposo, sin ayuno?

Si se puede. Ya que una persona grave o enferma no puede ayunar, pero puede estar en reposo. Pero si se tiene salud se deben hacer ambas cosas. Una cosa no quita la otra.

Y lo contrario… ¿Se puede ayunar sin hacer reposo?

No se puede. Ya que no se debe ir a trabajar y ayunar a la vez. Debido a que el ayuno de Kipur implica ambas cosas, negación propia y reposo. Solo los enfermos pueden hacer una de las dos (es decir solo estar en reposo), lo cual es una excepción, aunque aun así sería un cumplimiento incompleto, o bien un memorial. Ayunar en kipur, pero trabajar, es quebrar kipur.

Entonces… ¿Sino se pueden cumplir con esas condiciones?

Pues sencillamente no se hace Kippur, sino más bien se realiza el “memorial”. O sea, se participa en las reuniones, haciendo “recuerdo” de esta fiesta santa (Moed Kadosh) que se debe hacer en el Templo de Jerusalén, a manera de respeto. Y teniendo en mente pedir a Abba nuestro que nos ayude el año próximo a poder hacerlo como Él ordena, en Su Palabra.

¿Qué pasa al no cumplir con Yom Kipur?

Pues, sea por una u otra razón, tenemos abogado en el Mesías. Lo cual nos da alivio, aunque no permiso para hacer lo que nos parezca. El Altísimo pasa por alto la ignorancia, pero no la negligencia, y debemos reconocer que muchos de Uds. hace ya tiempo que vienen mirando de lejos la Fiestas del Eterno, pero no se deciden a llevarla a la práctica.

Por último, solamente me queda asegurarles que la verdadera transformación es posible para cada alma humana que se comprometa a una contemplación y limpieza en Yom Kipur.

¡Envío un abrazo fuerte y fraternal para todos y cada uno de los amables compañeros de ruta que se tomaron el tiempo y el esfuerzo por leer y compartir estas líneas!

Anhelo que vuestros estén (o sean) inscritos y sellados en el Libro de la Vida, con bien, bondad, salud, prosperidad, paz, alegría, buenas nuevas y deleite de la bendición que gozamos mediante la fe en el Mesías que hemos heredados.

El Sonido Científico del Shofar

En cada Yom Teruah comprobamos en nuestro ser que el conmovedor sonido del shofar nos habla con mayor intensidad que las palabras. Es un llamado personal a cada uno de nosotros para que despertemos y utilicemos la oportunidad para cambiar que esta fiesta del Eterno nos brinda.

Encontré un artículo escrito por Yvette Alt Miller en el que nos demuestra como la ciencia moderna ha documentado las respuestas físicas que experimentan los seres humanos al verse expuestos a sonidos fuertes y resonantes como lo es el sonido del Shofar.

Los cambios físicos que experimentamos al enfrentarnos a alarmas urgentes y repentinas —conocidos como la respuesta de “lucha o escapa”— nos ayudan a tratar con las amenazas inmediatas. Durante Yom Teruah, esos cambios nos pueden ayudar a ver el mundo de otra manera, brindándonos una perspectiva diferente y ayudándonos en áreas donde necesitamos crecer.

  1. Nuestros sentidos se agudizan

Cuando nos sobresaltamos, el hipotálamo de nuestro cerebro comienza inmediatamente a producir hormonas, alterando de esta forma nuestro estado fisiológico. Una de las primeras cosas que produce son los Neuropéptidos-S, una pequeña proteína que nos hace estar más alertas. Disminuye nuestra necesidad de sueño, se agudiza nuestro estado de alerta y aumenta nuestra energía.

Nuestro cerebro también envía una señal a nuestras glándulas de adrenalina para que comiencen a liberar adrenalina y noradrenalina, dos hormonas que aumentan nuestro ritmo cardíaco y respiratorio, y agudizan nuestra concentración.

En tan sólo segundos pasamos a un estado de alerta y podemos ver los peligros y los detalles que antes pasábamos por alto.

En Yom Teruah, esos momentos son invaluables. La energía que ganamos al oír los fuertes sonidos del shofar nos da, por un momento, un estado de consciencia renovado y más agudo, así como una forma diferente de ver el mundo.

  1. La emoción se incrementa

Otro efecto del estrés repentino es la simplificación de nuestro proceso de razonamiento. Cuando nos sobresaltamos, nuestro cerebro libera catecolamina, un neurotransmisor que estimula una parte de nuestro cerebro denominada cuerpo amigdalino, un centro que se basa en el pensamiento emocional (en lugar de puramente racional).

Este cambio nos ayuda a no sobrecargarnos de detalles y a no atascarnos cuando tomamos decisiones: es parte de nuestra respuesta “lucha o escapa” que nos ayuda a decidir ¡corre! en los momentos de peligro.

También puede darnos la claridad para analizar nuestro comportamiento sin la racionalización que es parte de nuestro matizado proceso de pensamiento cotidiano.

Pensar con nuestro cuerpo amigdalino en los momentos posteriores a los sonidos del shofar nos ayuda a vernos con mayor honestidad, a percibir nuestro comportamiento como bueno o malo, sin racionalizaciones. Puede darnos el coraje para admitir nuestras falencias y la claridad para saber qué hacer en el futuro.

  1. Se despierta la memoria a largo plazo

No sólo nuestro cuerpo amigdalino es estimulado, sino también el hipocampo, la región del cerebro que almacena la memoria a largo plazo. Esto nos ayuda a asegurar que no desperdiciemos esos momentos, a que aprendamos del estrés que acabamos de vivir.

Esto significa que cualquier cosa que vivamos en este estado de alta sensibilidad hará una impresión duradera en nosotros y permanecerá en nuestra memoria más que los recuerdos normales.

Esto ayuda a asegurar que nuestras resoluciones de Yom Teruah tengan un impacto más duradero. Todos nuestros pensamientos (nuestras emociones y nuestras decisiones para cambiar) se arraigarán profundamente en nuestro ser y serán parte de nuestra memoria a largo plazo.

Cuando oímos los fuertes sonidos del shofar nuestro cerebro se sensibiliza; saber esto puede ayudarnos a utilizar estos preciados momentos para imbuir en nuestra memoria mensajes positivos y decisiones para crecer, recuerdos a los que podremos recurrir durante todo el año.

  1. Nuestro cerebro se vuelve más activo

Con todos estos cambios ocurriendo, durante los momentos de estrés nuestro cerebro se vuelve más activo. Las células nerviosas de nuestro cerebro reciben más mensajes que lo normal y aumenta la actividad cerebral. En este estado somos capaces de procesar mucha más información que durante los momentos menos estresantes.

El período en que escuchamos el llamado del shofar es muy breve. Sin embargo, si se lo permitimos, puede estimularnos a pensar con mayor profundidad y a tomar decisiones que duren más que lo normal.

Las Escrituras del Eterno enseñan que es posible tomar decisiones importantes y cambiar nuestra vida en un instante. La capacidad extra que tenemos durante este período hace que el cambio sea más accesible.

Cuando escuchamos los urgentes y potentes sonidos del shofar, nuestros cuerpos están perfectamente calibrados para reaccionar ante ellos, dándonos más energía y concentración; utilicemos esta dosis extra para analizar nuestras acciones pasadas y para decidir crecer en el año entrante.

 

Sheminí Atzéret: El Día que la Nueva Humanidad será Una con el Eterno

Por P.A. David Nesher

 

 

«Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos».

(Revelación 21:3)

Durante siete días nuestra alegría aumentó. El regocijo de la teshuvah (arrepentimiento y/o regreso) que alcanzamos en Yom Kipur necesitó ser absorbido e internalizado en nuestras vidas. En vez de perdurar como una experiencia de una vez al año, debió integrarse a nuestra naturaleza y existencia diaria. Por esto es que la festividad de siete días de Sukkot es seguida por un “Atzeret”, un día en el que nuestra alegría con la esencia de la Torah alcanza su cumbre, y es casada inmediatamente con el Cielo de nuestras vidas de todo el año.

Sheminí Atzéret significa “Octavo día de Asamblea” y también «Día de Retención«. La expresión viene del término hebreo “Atzar” (עָצַר H6113 _ Dicc. Strong) que significa: encerrar, cercar; contener; mantener, gobernar, congregar:- atajar, cerrar, cesar, detener, encerrar, impedir, meter, prevalecer, retener.

«El primer día será una ocasión sagrada: ustedes no trabajarán en sus ocupaciones; por siete días traerán ofrendas encendidas a YHWH. En el octavo día observarán una ocasión sagrada y traerán una ofrenda encendida a YHVH; es una reunión solemne: ustedes no trabajarán en sus ocupaciones».
(Levítico 23:35-36)

De acuerdo a lo que la Torah expresa, Sheminí Atzeret o el Último Gran Día está íntimamente relacionado con la Fiesta de Sukkot, en vista de que Sheminí Atzeret es conocida como “El Último Gran Día” con relación a la fiesta de Sucot, tal como se aprecia en Juan 7:37 (VIN):

«En el último día, el día grande de la Fiesta, Yeshúa se puso de pie y alzó la voz diciendo: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba».

La razón de esta santa convocación es que Abba, nos quiere con Él, en especial comunión, un día más. Como pretendiendo prolongar Sucot y no queriéndose separarse de nosotros, al volver a nuestras tareas habituales. Y esto porque es la última de las celebraciones. Ese es el motivo fundamental. Abba, no quiere dejar a sus hijitos, sino que se aferra, a nosotros como buen Dios celoso y que no nos comparte con otro.

¿Qué implica proféticamente Sheminí Atzéret?

Se evidencia claramente en las Sagradas Escrituras, que así como la festividad de Sukkot alude al Reino Milenial del Mesías, Sheminí Atzéret o el Último Gran Día (8º día de la fiesta), proféticamente es igual a la consecución de ese tiempo. O sea, Sukot alude al Reino del Mesías en el Milenio y Sheminí Atzeret alude a lo más preciado a lo más oculto, a un nivel sod  [misterio puro, oculto, algo por ser revelado] . Simplemente alude a cuando termine el Reino Milenial y Yeshúa entregue su Reino a Yahvéh mismo, tal como lo explica el apóstol Pablo a los creyentes de Corinto:

«Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia
(1Co 15:24)

Entonces el Padre estará eternamente con nosotros. Por lo tanto, el número ocho, símbolo de nuevos comienzos, representa los nuevos cielos y la nueva tierra que se mencionan en Revelación 21:1-3.

Siete es el número del mundo natural. Hay siete días en la semana, siete notas en la escala musical y siete direcciones (izquierda, derecha, arriba, abajo, adelante, atrás y el centro). «Siete» – representado por los siete días de Sukkot – es el mundo de la naturaleza. «Ocho» – representado por Sheminí Atzeret – es aquello que está más allá de la naturaleza. Es lo supernatural o eternidad misma.

Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, es el día solemne que figura lo porvenir. Representa al momento exacto cuando todos los salvos de Israel y de las naciones ya no vivirán en «habitaciones temporales» sino que finalmente serán herederos de su morada eterna y habitarán unidos a Yahvéh por la eternidad.

Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, da inicio al período de la eternidad. Representa al momento desde el que ya no estaremos regidos por el tiempo ni la materia.  El adversario, HaSatán, y los desobedientes habrán sido lanzados al lago de fuego y habrán sido olvidados para siempre.

Es decir, entonces, que Sheminí Atzéret alude al “Reino Eterno de Yahveh”. Con todo lo que eso implica para nosotros.

Con Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, Yahvéh concluye su obra de redimir a la raza humana.  De ahí en adelante todos los salvos viven en eterna y armoniosa paz dotados de cuerpos espirituales que no se pueden corromper.  ¡De ahí en adelante «no habrá mas maldición» (Ap. 22:3) porque no habrá mas posibilidad de pecar! ¡En Sheminí Atzeret celebramos que llega el Gran Día en que todos  los seres humanos seremos obedientes e incorruptibles!

¡CULMINACIÓN, ABUNDANCIA, PAZ, PLENITUD, y ETERNIDAD,… son algunas de las palabras que describen lo que experimentaremos a partir del Último Gran Día del Eterno Dios!

¿Qué quiere para nosotros el Todopoderoso en Sheminí Atzéret? 

Como ya algo dijimos el termino hebreo que identifica este día solemne es “atzar o atzer”, que significan no solo retener, sino también, impedir, detener y parar.  Y esto es muy interesante, ya que nos reafirma la intención de Yahvéh: «¡No quiero dejarlos ir!»

Comparado al Eterno, la vida del hombre, es como “niebla de la mañana,  y como el rocío de la madrugada que pasa y se desvanece”. Y aun así, Él nos anhela y necesita. Por eso nos quiere “atzar”, (nos quiere retener) con Él en Su Presencia, para hacernos Uno. Nos quiere impedir que nos alejemos. Nos quiere detener en nuestro andar. ¡Y todo por un día más! ¡Ese es nuestro tremendo Yahvéh, el único y verdadero Abba Kadosh!

Así que vemos, como este día solemne, es por nuestra parte, muestra de obediencia. Y por parte de Yahvéh, muestra de su celo y pasión por nosotros.

Sheminí Atzeret  está dedicado completamente a nuestro encuentro íntimo con el Eterno Dios, sin mediación alguna. Es pura conexión.

En este día sentimos Su Voz expresarnos al oído: …»tu partida es difícil para mí. Pero eso es debido a que nuestro tiempo es tan, pero tan preciado«.

¿Cómo podemos experimentar este estado de Unidad? Sólo a través del regalo que Él  mismo nos dio para tal propósito: Su Torah encarnada, ¡Yeshúa vivo en nosotros!

¡Llega el Tiempo de nuestra Alegría!

«Durante siete días celebrarás esta fiesta en honor al Señor tu Dios, en el lugar que él elija, pues el Señor tu Dios bendecirá toda tu cosecha y todo el trabajo de tus manos. Y tu alegría será completa».
(Deuteronomio 16:15)

La Fiesta de Sukkot, es conocida como el «Tiempo de nuestra Alegría«, y marca el clímax del año de YHVH.
Durante los siete días que esta festividad dura, los escogidos tenemos un mandato divino: el de estar completa y exclusivamente alegres (Deuteronomio 16:15). ¡Es una orden bastante exigente! Obvio que nos encantaría estar felices por siete días de corrido, pero la pregunta es ¿cómo lo hacemos?
Todos queremos felicidad, pero a menudo cometemos el error de confundir la felicidad con el éxito. Éxito es obtener lo que quieres; felicidad es querer lo que obtienes.
Por lo tanto, recuerda que la felicidad no es algo que nos pasa; es una decisión que tenemos que tomar, ya que podemos ser tan felices como decidamos serlo.
Dado que el mandato de Abba en Sucot es estar «completamente alegres«, estamos obligados a tomar esa decisión; ésta requiere que contemplemos una de las grandes paradojas de la vida. Por un lado, independientemente de quién seas, por el solo hecho de estar vivo tu copa está rebosando. Pero por el otro lado, siempre podrías tener una copa más grande. Elige obtener placer por lo que tienes, y habrás encontrado el secreto de la felicidad. Elige enfocarte en la búsqueda de una copa más grande, y siempre te va a faltar algo.
¡No te preocupes, sé feliz que es gratis!
¡Que nada, ni nadie robe tu alegría!

La Construcción de la Enramada (Suka)

«El primer día tomarán frutos de los mejores árboles, ramos de palmera, ramas de árboles frondosos y de sauces de las riberas y harán fiesta durante siete días en presencia del Señor, su Dios. 
Cada año, en el séptimo mes, celebrarán fiesta en honor del Señor; será esta una norma perpetua para las futuras generaciones. 
Durante siete días habitarán en tiendas de campaña; todo nacido en el país de Israel habitará en tiendas,».
(Levítico 23: 40-42)
¡Que maravilloso es habitar bajo la sombra del Altísimo! ¡Que asombroso es descubrir las ventajas que otorga su cobertura espiritual! Lo bueno es que esto lo descubrimos desde el detalle de celebrarle fiestas cumpliendo obedientemente lo que Él nos ordena en Su Instrucción (Torah).

Por eso, para celebrar correctamente la última Fiesta del Eterno (Sukot), Él nos comunica la obligación de construir una cabaña o enramada (en hebreo suka) bajo el cielo, ya sea en el patio de nuestra casa o en nuestro balcón. Básicamente servirá cualquier lugar bajo el cielo abierto. Es un requisito importante es que no debe haber nada entre su suka y el cielo abierto. Así que asegúrese de que no hay árboles, toldos o techos de cualquier tipo sobre su suka.

Cada jefe de hogar debe tratar de construir para su familia su propia suka para poder cumplir el mandamiento como corresponde, comiendo, durmiendo, estudiando en la suka, etc. En lo posible, se debe tratar de comenzar la construcción de la suka inmediatamente después de Yom Kippur.

Primeramente, hay que organizarse con la familia, mediante el diálogo, a fin de vivir durante toda la fiesta de Sukkot en condiciones que nos permitan realizar este importante y precioso mandamiento, por el cual testificamos que nos colocamos, una vez más y voluntariamente, bajo la protección divina y en la sombra de la fe (Salmo 91:1). El que reside en ella hereda libertad para él, su familia y para toda su descendencia para siempre… y el que se excluye de ella, hereda exilio para él y para sus generaciones.

Por todo el peso profético que tiene armar la suka, les recomiendo a cada jefe de familia construirla desde su propio y único esfuerzo en cooperación unánime con sus hijos. De este modo cada uno de ustedes invertirá por consiguiente sus propias fuerzas para construir la morada donde residirá la Shekiná o Presencia Divina.

Este momento de festividad es crucial. Un redimido que realmente se compromete con la teshuvá, arrepentimiento, entre Yom Teruah y Yom Kipur, experimenta una limpieza espiritual indescriptible en el Día de Expiación. Las transgresiones son como una pared de concreto que obstruye nuestra «conexión satelital» con Dios. La expiación de Yom Kipur destruye esa barrera de concreto, para que podamos experimentar una «señal» sin impedimentos de la Presencia Divina. Por eso es que el techo de la suka debe ser suficientemente poroso para poder ver las estrellas, ya que simboliza el alma de una femilia que permite una recepción total de la Shekiná.

¿En que consistía Sukot?



La mitzvá de vivir en una suka por siete días es en recuerdo de las sukkot que el pueblo de Israel habitó durante sus 40 años en el desierto después del Éxodo. En un nivel más profundo, la suka representa a las Nubes de Gloria (annanet kabod) que rodearon a los errantes israelitas. Las místicas Nubes de Gloria protegían al pueblo del sol del desierto, de serpientes y escorpiones, y de que fueran detectados por naciones enemigas. Las Nubes de Gloria son, de hecho, sinónimo de la Shekiná, la inminente presencia de Dios. Durante la festividad de Sucot, un redimido viviendo en una suka está por lo tanto rodeado por la Shekiná misma.

Toda la esencia de esta fiesta pasa por recordar a la persona que la vida es algo temporal, fugaz, y que el objetivo de la existencia humana está en alcanzar el «mundo venidero» junto al Eterno Dios a través de Su Mesías, Yeshúa. Fragilidad humana y la protección divina a la vez.

Yahvéh, nuestro Dios, nos saca de nuestras casas permanentes y nos lleva a las cabañas para decirnos que estamos en un viaje, que nuestra existencia es algo fugaz, que no pertenecemos a esa estructura en la que vivimos toda la vida.

Por todo esto, el elemento principal que distingue a esta Moed, o celebración santa, es básicamente la construcción de una “Suká” o cabaña, o tienda, o enramada. Esta es construida de ramas de árboles. De cuatro especies, que fueron identificadas como: Etrog; Lulav; Hadas; Aravás.

Etrog= árbol de fruto cítrico; mencionado en la escritura como “árbol hermoso”.

Lulav= Ramas de una palmera de datilera.

Hadas= Ramas de Mirto, de muchas hojas y muy espeso. En la escritura es “árboles frondosos”.

Aravá= Sauce de arroyo.

 

¿Qué significa el termino Suká?

 

El término hebreo Sakak que significa cubrir, cerrar, entretejer; da origen a Sok que refiere a choza de ramas entretejidas; y de este sale Suká término femenino que también es choza, tienda, cabaña, enramada, etc. Vemos entonces como un término da origen a otro y todos se relacionan, compartiendo, una misma raíz gramatical.

La Suka será el símbolo de nuestra actitud mental: ser un recipiente de las bendiciones de Yahvéh.

 

Mentalízate en el Sucot.

 

¡El Sucot es una fiesta dichosa y un tiempo de gran celebración para todos los redimidos!

En realidad, el Sucot está tan relacionado con los sentimientos de la felicidad que a menudo se llaman «zman simjateinu» o “el tiempo de nuestra alegría”. Durante los siete días del Sucot, se alienta a que los primogénitos del Padre celebremos el rol del Eterno Dios en nuestras vidas y nos regocijemos en la buena fortuna del año pasado.

El Sukot es un tiempo de alegría con tus amigos y familia, así que prepárate a dejar todos los pensamientos negativos para la fiesta.

Ten como objetivo estar alegre, positivo y sobre todo agradecido con Dios durante casi toda una semana.

 

El armado propiamente dicho.

La suka estará situada en un lugar limpio y no en la proximidad de aguas sucias u otras suciedades.

Se levantará primero las paredes (en hebreo defanot), y luego se instalará el techo de la suka (heb. Sejaj).

suka

Las Paredes: Se puede utilizar cualquier material para hacer las paredes de la Sucá. Ésta ha de ser lo suficiente sólida para resistir a un viento medio.

Se pueden emplear alfombras o mantas como paredes a condición de sujetarlas bien por todos los lados de modo que el viento no pueda desplazarías.

Puede utilizarse paneles de madera o fibra de vidrio, tejidos impermeables sujetos a un bastidor de metal, etc. También puede utilizar las paredes ya existentes (es decir, las paredes exteriores de su casa, patio o en el garaje), como una o más de las paredes de su suka. Una estructura existente que está sin techo o con techo desmontable también se puede convertir en una suka cubriéndola con sekaj adecuado.

La Cubierta del Techo:

Hacer un techo de materia vegetal es una manera de conmemorar a los israelitas que deambularon en el desierto por 40 años después de dejar Egipto. Durante sus viajes, tuvieron que vivir en moradas temporales similares a la sucá y utilizaban cualquier material que encontraban para refugiarse.

El Sejaj ha de ser lo suficientemente espeso para que la sombra que proyecte sobre el suelo sea más extensa que la claridad que le atraviesa. No debe presentar claros de más de 24 cm. Lo mejor es cubrir totalmente la suka dejando algunos claros a través de los cuales pueda percibir las estrellas.

El Sejaj también debe ser cortado de su lugar de crecimiento antes de ser colocado sobre la suka. Es por eso que primero se deben cortar la ramas del árbol, y solamente después de haberlas cortado podremos colocarlas en el techo de la suka.

La Iluminación:

Si desea establecer un sistema de iluminación y su suka se construye cerca de una toma de corriente, compre una bombilla con una cubierta de protección contra la lluvia y el cable eléctrico.

Mobiliario: 

Recuerde, usted va a tomar todas sus comidas en la suka durante la duración de la festividad. Además, es una mitzvá (un mandamiento) especial del Eterno invitar a compartir su suka. Por lo tanto, asegúrese de contar con una mesa y sillas acorde a las dimensiones de la suka que construyó.

Decoraciones: 

Ya que la Suka es designada como tu «casa» por los siete días que dura la fiesta, es costumbre decorarla bien. Mucha gente cuelga frutas (primordialmente cítricos dulces) y flores desde el techo. También se acostumbra a decorar la suka con carteles de colores que representan temas de esta festividad.

En general, a los niños les encanta ayudar a decorar la suka. Una buena forma de hacer que tus hijos se involucren con la celebración desde una edad temprana es darles la oportunidad de que dibujen en las paredes de la suka y recolecten vegetales para exhibirlos.

Sobre la mesa no deberá faltar una Menorah (candelabro de siete brazos) y una Biblia.

Disfruta de muchas otras tradiciones del Sucot.

A continuación te presentamos algunas ideas que podrías considerar para tu Sucot:

  • Pasa tiempo comiendo y acampando en la suka.
  • Lee y relata historias de las Escrituras, en especial aquellas sobre los 40 años que pasaron los israelitas en el desierto.
  • Participa en la canción y danza de la suka.
  • Invita a tu familia a participar de tu celebración del Sukot.
  • Recuerda que debes estar alegre, ¡así que divierte con todo esto!

 

La Biblioteca del Eterno Dios

«Y vi a los muertos grandes y pequeños de pie ante Dios y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego» 
( Apocalipsis20:15)

Es muy interesante, especialmente en este día tan importante de Yom Kippur o Día del Perdón, ver en las Sagradas Escrituras esta mención de los libros que el Eterno abre en los días de juicios y que en las congregaciones babilónicas se omite a causa de la ignorancia.

¿Qué significa que hayan libros en el Cielo? Entendemos que cuando alguien, aquí en la Tierra, quiere recordar algo, porque anhela que no se olvide, se asegurará de dejarlo registrado a través de la anotación en un libro. Todo ser pensante sabe que siempre lo que está escrito en un libro tiene mayor seguridad, mayor firmeza, que aquello que simplemente se dice y después se puede olvidar.

Aquellos que son categorizados bajo el título de los Libros del Cielo, son registros en los cuales están consignados los nombres y los actos de los hombres, especialmente los justos. Estos son los que determinarán los fallos del juicio final. El profeta Daniel dice: «El Juez se sentó, y los libros se abrieron«. Juan, describiendo la misma escena en el Apocalipsis, agrega: «Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:12).

Nos esforzaremos en la tarea de escudriñar las Escrituras con el objetivo de encontrar en ellas cuáles son estos libros que son abiertos delante del Trono del Eterno.

El «Libro del Diseño Divino»: los códigos del verdadero Yo.

El rey y profeta de Israel David salmodiando profeticamente reveló lo siguiente:
«Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos, a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo.»
(Salmos 139:13-18).
David nos muestra lo que sucedió con nosotros antes de nacer; en el período de gestación en el vientre de nuestra madre. Él habla en este salmo de un libro, y de que en ese libro estaban escritas aquellas cosas, de cada ser humano, que fueron formadas en el útero materno. Podríamos llamarlo el ‘libro del diseño‘. En este libro estaban escritas las características de nuestra personalidad, de nuestro cuerpo, de nuestro carácter. Estaban escritas las características íntimas y las características externas de nuestra persona. La ciencia denomina a una parte de este libro código genético. Una de las pruebas más grande de la existencia del Eterno Dios es el ADN (el código genético hereditario) en el que está concentrada toda la información única de cada ser humano como si fueran 80 enciclopedias británicas en cada una de nuestras células. Esta información organizada en códigos requiere de un diseño inteligente ya la información asombrosa que el ADN tiene no puede surgir de la nada.
Quisiera destacar que este libro que menciona el Salmo 139, que denominado el libro de diseño, fue escrito antes de que nuestros padres se conocieran; se confeccionó antes de la Creación, y en este libro el Eterno Dios dejó codificado todo lo que nosotros seríamos. En este libro quedó evidenciado que el Creador diseñó para cada uno de nosotros una conformación psicológica y física única e irrepetible. Todo lo que nosotros hemos llegado a ser después en nuestras vidas estaba escrito en ese libro de diseño, sin faltar nada. ¿Por qué unos somos altos, otros bajos, por qué tenemos una conformación estilizada, o menos estilizada, o por qué tenemos ojos claros u oscuros, o la forma de la nariz, la boca, o la mirada, por qué somos lo que somos?

Todo eso estaba escrito en ese libro y este libro lo escribió Yahvéh, nuestro Dios. Él determinó las características que habíamos de tener; y tan perfecto es su diseño y tan maravillosa es la capacidad creativa del Eterno, que no hay ningún diseño igual a otro. No hay ninguna persona igual a otra; todos nosotros somos únicos. Un ejemplo rápido y muy práctico de esto, son las huellas digitales de cada uno de nosotros. Ellas son absolutamente únicas y revelan el diseño característico peculiar y único que nosotros tenemos, y eso estaba escrito en el libro de diseño de Dios.A continuación me permitiré contarles una historia que de alguna manera les ayudará a entender esto:

«Había cierta vez un pastor predicando un mensaje, y hablaba sobre el Juicio Final. Estaba describiendo en forma muy detallada el momento en que los hombres tendrían que comparecer ante el Gran Trono Blanco. Detrás del Eterno Dios había una cortina y delante, parados en línea, estaban los que serían juzgados. Entonces Yahvéh hace una señal con la mano y de detrás de la cortina aparecen seres de una belleza indecible, radiantes de esplendor. Cada uno de ellos se para frente a los que estaban siendo juzgados, uno con cada uno. Los que estaban siendo juzgados nunca habían visto seres como esos, tan preciosos, tan refulgentes. Entonces le preguntan a Dios: ‘¿Quiénes son estos?’. Y Dios les dice: ‘Estos son ustedes, tal como hubiesen sido si hubiesen escuchado mi voz’. En ese momento ellos se dan cuenta de lo que han perdido, y, avergonzados, y son echados al Lago de Fuego siendo conscientes de la oportunidad que perdieron por rechazar la voz del Eterno Dios«.

Cuando leí esta historia quedó perfectamente ilustrada la idea bíblica de que existe un ‘yo real‘ (ego) y un ‘yo ideal‘. Es decir, que en la historia de cada ser humano, existe la persona que cada hombre llegará a ser y que será cotejada con la persona que el Eterno Dios concibió y se propuso que yo fuese. Esto significa que cada ser humano tiene la opción cotidiana de vivir la vida diaria a nivel de lo inmediato, no mirando más allá, o puedo proseguir a la meta, mirando lo que está delante, al yo ideal, al yo perfecto, que el Eterno de antemano diseñó para que fuera.

¿Cómo será el yo ideal de cada ser humano? Necesariamente es un yo muy parecido al modelo original, el Mesías (Cristo). El «yo ideal», de cada hombre, fue pensado para manifestar a Cristo, al mostrar las características peculiares y únicas de cada persona humana.

El «Libro de Memoria»: un acta celestial para el recuerdo eterno.

Los invito a leer en el libro del profeta Malaquías (3:16), donde dice:
«Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Yahvéh, y para los que piensan en su Nombre«.

Aquí el profeta está revelando la existencia celestial de lo que se denomina el libro de memoria donde se registran los hechos, las cosas que suceden a los que temen al Señor; un libro de memoria para que el Eterno Dios pueda recordar las cosas que hicimos. Evidentemente, este no es un libro para condenar. El profeta revela que es para los que temen al Señor y para los que piensan en Su Nombre. Se entiende entonces que este es un libro de recompensas. Malaquías vivió en días de profunda crisis, en los cuales el pueblo se había apartado de los códigos que el Eterno Dios revela en Su Torah (Instrucción). Sin embargo, aun en esas circunstancias, Dios está atento a lo que hace su remanente fiel, para tomar nota de su fidelidad. Igual ocurre hoy en día. El pueblo de Israel se encontraba en una situación espantosa. Los sacerdotes habían descuidado sus deberes, y la gente se había entregado a prácticas que manchaban el nombre de Dios, tales como la hechicería, el adulterio y el fraude (Malaquías 2:8; 3:5). Sin embargo, en medio de esa corrupción moral y espiritual, un pequeño grupo de israelitas se mantuvo leal a Yahvéh. ¿Qué hicieron para lograrlo?El profeta nos lo explica: “Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero”. El temor del Eterno Dios es una cualidad muy deseable. Aquellos israelitas fieles sentían un profundo respeto por Yahvéh y concentraban sus mentes en no desagradarlo. Además, dice el pasaje que “hablaron cada uno a su compañero”. Esto pudiera indicar que llegaron a reunirse para alabar a Yahvéh y animarse mutuamente, lo cual los ayudó a mantener su fidelidad y pureza. Por causa de esta actitud mental corporativa, el Eterno, oyó sus conversaciones y abrió un libro de actas dónde se escribió lo suyo para recuerdo celestial. Ese libro contiene los nombres de todos los que han servido lealmente a Dios. El hecho de que se le llame un “libro de memoria” indica que Yahvéh nunca olvidará a sus siervos fieles ni lo que han hecho para glorificarlo: sus buenas obras, palabras y pensamientos. Él quiere recompensar con vida eterna a todo aquel cuyo nombre esté escrito de forma imborrable en ese libro (Salmo 37:29).

Así pues, el Señor lleva un libro de memoria exacto, perfecto y completo de toda la obra de amor que los hijos de Dios hacen por causa de Su Nombre. Desde esto, nos damos cuenta que cada una de las palabras de fe dicha por un santo, cada uno de sus actos de amor, están registrados en el Cielo. Hay un libro de actas divino que registra todo pensar y obrar de los justos. A esto se refiere Nehemías cuando dice: «¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, . . . y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios!» (Nehemías 13:14). En el «libro de memoria» del Eterno Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: «Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma: ¿no están en tu libro?» (Salmo 56:8).

Este libro de memoria es un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. «Pues que Dios traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala» (Eclesiastés 12:14). Yeshúa mismo se refirió a este libro al decir: «…de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio«… «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:36, 37). Los propósitos y motivos secretos aparecen en este registro infalible, pues Dios «sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones» (1 Corintios 4:5). «He aquí que esto está escrito delante de Mí: . . . vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente dice Yahwéh» (Isaías 65:6, 7).

Evidentemente la obra de cada ser humano, especialmente la de aquellos que temen a Yahvéh, pasa bajo la mirada del Eterno Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad, ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en este libro de actas o memoria, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue registrado por el ángel anotador, que oficia en la confección de este libro.

El Señor dice que ni un vaso de agua dado a uno de sus discípulos, por pequeño que sea, quedará sin recompensa. Hay recompensa de justo a quien recibe a un justo y hay recompensa de profeta a quien recibe a un profeta (Mateo 10:41-42). Estas distinciones, tan sutiles a nuestro entender, nos indican que todo lo que el Señor hace es perfecto, y que todo está consignado a cabalidad. Nadie podrá decir en aquel día: ‘Señor, a ése le estás dando más recompensa de lo que merece’, o ‘A mí me estás dando menos de lo que merezco’. El Señor tendrá el detalle de todas las cosas que hicimos por amor de Su Nombre.

Sin lugar a dudas, es animador saber que Yahvéh valora todo lo que hacemos a fin de adorarlo de la manera correcta. Ahora bien, las palabras de Malaquías 3:16 nos deben impulsar a hacernos una importante pregunta: “¿está mi nombre escrito en el ‘libro de memoria’ del Eterno Dios?”. Lo estará si procuramos que nuestras obras, palabras y pensamientos sean algo que Yahvéh quiera recordar.

Libro de la Predestinación: el Acta de la Elección Divina.

Yendo a la Escritura para conocer lo referente a este libro, leeremos la epístola paulina a los Romanos que dice:
«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos».
(Romanos 8:29)

Aquí se habla de un conocimiento anticipado. «…a los que antes conoció» se refiere a un período anterior a la fundación del mundo. El apóstol Pablo dice»…los predestinó», eso significa que antes de que nosotros, los escogidos, naciésemos ya estábamos considerados en el corazón del Eterno Dios, ya estábamos predestinados para que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que fuésemos dibujados, diseñados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Todos nosotros fuimos diseñados para ser hechos según la imagen de Cristo y esto está escrito en los códigos de un libro que podríamos denominar el «libro de la predestinación«.Haber sido predestinado no significa que ya se es salvo o que algunos «vienen o nacen salvos«. Aunque en el sentido objetivo si se es escogido se es salvo desde antes de la fundación del mundo no es así en el sentido subjetivo. Todos los hombres nacen condenados y todos son hijos de ira y necesitan la salvación que es por medio de Cristo…

 

«…Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),… «
(Efesios 2:1-5)

 

Eso es lo que dicen las Sagradas Escrituras claramente. Y si la Palabra revela la Verdad, entonces las otras interpretaciones tienen que ser falsas por obligación.

«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó«.
( Romanos 8:28-30)

El ser escogidos y predestinados no significa que ya se es salvo automáticamente y no se necesita arrepentimiento de pecados. El hombre que escucha el mensaje necesita:

  1. Creer al Evangelio del Reino de Dios en Yeshúa el Mesías para ser salvo,
  2. Recibir a Yeshúa como el Cristo Divino y Dueño de su vida por medio de la fe (es sellado con el Espíritu Santo recibiendo la Torah de la promesa para el día de la redención) .
  3. Permanecer en la fe hasta el fin.

Aunque delante del Eterno Dios esto es un hecho seguro que tuvo lugar desde antes de la fundación del mundo, y fueron perdonados los pecados en la cruz, el proyecto escrito debe de ser desarrollado a totalidad.

El Libro de la Vida: el Acta que se escribe con la Sangre del Cordero.


Al leer Apocalipsis 13:8 y 21:27, encontramos referencias al “Libro de la Vida del Cordero,” llamado también, en su forma simple, el «Libro de la Vida«. En él están los nombres de todos aquellos que han sido lavados por la Sangre del Cordero de Dios, Yeshúa, el Mesías divino. De la misma manera, Apocalipsis 3:5 se refiere al Libro de la Vida, en el cual se encuentran los nombres de los creyentes en el Señor. Este verso también pone en claro que, una vez que un nombre es escrito en el libro de la vida, Jesús promete que nunca lo borrará, respaldando una vez más la doctrina de la seguridad eterna. El Señor Jesús, quien está hablando a las iglesias en esta parte del Apocalipsis, promete reconocer a los Suyos ante Su Padre. Por el contrario, Apocalipsis 20:15 revela el destino de aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida – la eternidad en el lago de fuego (Salmo 69:28).

El Cordero “que fue inmolado desde el principio del mundo” tiene un libro en el cual están escritos los nombres de todos aquellos que han sido redimidos por Su sacrificio. Ellos son los que entrarán en la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:10), y quienes vivirán para siempre en el cielo con Dios. Estos son aquellos que superaron las pruebas de la vida terrenal, demostrando que su salvación fue genuina.

El Libro de la Vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: «Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos» (Lucas 10:20). Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, «cuyos nombres están en el libro de la vida» (Filipenses 4:3), nuevamente, identificando el Libro de la Vida como un registro de los nombres de aquellos que tienen la salvación eterna. . El profeta Daniel, vislumbrando un «tiempo de angustia, cual nunca fue«, declara que el pueblo del Eterno Dios será librado de vivir esto, al decir, «todos los que se hallaren escritos en el libro» (Daniel 12:1). Y el apóstol y profeta Juan dice en el libro de Revelación (Apocalipsis) que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres «están escritos en el libro de la vida del Cordero» (Apocalipsis 21:27).

A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe el poder redentor de la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la Torah (Instrucción) del Eterno, sus pecados han sido borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: «yo, yo Soy aquel que borro tus transgresiones a causa de Mí mismo, y no Me acordaré más de tus pecados» (Isaías 43:25). Jesús dijo: «A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32, 33).

De acuerdo a lo revelado por las Sagradas Escrituras, aquellos seres humanos que no han sido salvos tendrán que dar cuentas por cada acto pecaminoso que han cometido. Todas y cada una de las cosas que han hecho saldrán a la luz delante del Eterno Dios y delante de millones y millones de personas que van a ver como en una pantalla enorme de cine todo lo que han hecho a la luz, y todo lo que han hecho en secreto desde el día que nacieron hasta el día que murieron. El libro de Apocalipsis dice: “los libros fueron abiertos” y todas las obras de los hombres que estén escritas en esos libros serán expuestas. El Eterno Dios lleva la cuenta de todo y aunque muchos piensen que las cosas que hacen a escondidas nadie las sabe, está equivocado de lleno. Él lo ve todo y cada acción está quedando grabada en los libros celestiales con el nombre de cada uno. En Su día, El Eterno juzgará a cada hombre que ha rechazado el regalo de la salvación en Su Mesías y la gracia divina en Su Hijo Jesús, de acuerdo a las cosas escritas en esos libros.

¿Qué se considera Arrepentimiento Completo?

Por P.A. David Nesher

 

«Por tanto, dad frutos dignos de arrepentimiento»
(Mateo 3:8)

 

Según los códigos amorosos de las Sagradas Escrituras, el arrepentimiento completo es aquel que incluye el abandono del pecado y conduce al alma humana a sujetarse a la guía de la Torah (Instrucción) de Yahvéh. ¿Hasta qué punto? Hasta que Él, nuestro Amado Consolador, quien conoce lo oculto, da testimonio en Yeshúa, al Padre, de que esa persona no reincidirá en el pecado.
La palabra teshuvá (mal traducida como arrepentimiento) indica la idea de regreso. La voz hebrea “teshuvá” tiene su raíz en “shuv”, que quiere decir “volver”, “volverse”, “darse la vuelta con intención de regresar a una posición anterior”. Desde esta significación, se entiende que en la cosmovisión divina (yahveísta) en la idea de arrepentimiento el pecador vuelve al diseño pre-existencial: un ser humano en propósito lleno de capacitación celestial (idea encerrada en la expresión hebrea Mesías, el Ungido). En otras palabras, un hombre en la Palabra del Eterno Dios. Esta ubicación original le permite al hombre ser aceptable ante el Eterno Dios, tan amado por Él como antes del pecado. Esto significa que la teshuvá, en la cosmovisión yavehista, borra totalmente todo resto de pecado para el futuro. La teshuvá, hecha en el amor perfecto, saca de raíz el pecado desde su inicio, y es como si ese ser humano nunca hubiera pecado. Este es el verdadero resultado de la obra expiatoria del Mesías Yeshúa en el hombre escogido.
Con todo esto, será importante enfatizar que arrepentirse o hacer teshuvá es «volverse a la Torah». Hacer “teshuvá”, es decir, proceder al arrepentimiento, es convertirse hacia un lugar o posición que se ocupó en un tiempo, y que después se abandonó. Así se podrá comprender las palabras de nuestro Señor quien nos dice cuál es el motivo de su venida para estar entre nosotros: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Y es que hubo un tiempo áureo en que la humanidad caminaba diariamente con el Eterno Dios, por lo que la llamada del Señor al regreso es precisamente a andar en el camino del Eterno. De ahí que esa vocación no sea solamente para los hijos de Israel, sino que en Yeshúa el Mesías es una vocación de carácter universal, sin discriminación por procedencia ni género.
El fruto de teshuvá, al que Juan el Bautista llamaba en Su mensaje pre-mesiánico, es volver a mostrar en la práctica, que retornamos a una vida conforme Torah nos manda.
Puesto que el arrepentimiento genuino –teshuvá– es tan complejo, un escogido en Cristo nunca debe sentirse conforme ya que siempre debe inspeccionar de si cumplió adecuadamente el mandato de teshuvá o no; se preguntará si sus nuevos pecados son tal vez el resultado de pecados anteriores que aún no abandonó por entero.
La teshuvá o el retorno al Eterno Dios (YHWH) es una actitud que tiene que tomar el hombre de retractarse de algo que está incorrecto. Es una reacción apropiada que lleva a reconciliarse con el Eterno y tiene que ver con el arrepentimiento, el retorno a YHWH. ¿por qué?. Porque la oración a veces de clamor y de pedir perdón sin la actitud de un verdadero arrepentimiento no es aceptada por YHVH.

El versículo 6, del capítulo 55, del libro del profeta Isaías declara: «Buscad a Dios mientras Él puede ser hallado«. Los sabios de Israel explicaron que el profeta realizaba este llamado se refiriéndose a los diez días entre Yom Teruáh y Yom Kippur.

Es por ello que muchas personas nos ocupamos de no dejar pasar estos días sin rectificar al menos una acción incorrecta. Cada año asumen el compromiso de enmendar otro pecado y construir en el poder de nuestro Sumo Sacerdote, otra valla protectora que jamás volverán a violar.

La esencia del arrepentimiento consiste en darse cuenta de cuáles son los pecados que lo dominan, para así poder concentrar todos los esfuerzos en superarlos, hasta alcanzar la etapa en que el Eterno Dios testifica que nunca más reincidirá en esa actitud insensata.

Aunque la acción elegida sea insignificante, y aun si rectificarla no demanda demasiado esfuerzo, su arrepentimiento sigue siendo de gran valor pues le permite relacionarse con el auténtico arrepentimiento –teshuvá– que permite con su acción reparadora una nueva dimensionalidad del amor perfecto gobernando el entorno.

El Shofar llamando a los Mansos y Humildes de Corazón

Ningún otro símbolo caracteriza esta época del año de la manera que lo hace el Shofar.    

El sonido del Shofar estremece, sacude, despierta la conciencia, es un llamado a la reflexión a revisar nuestras acciones.    

El profeta Amós dijo:

«¿Acaso es posible que se toque el Shofar  y el pueblo no se estremezca?
(Amós 3:6)      

El Shofar desde la etimología de su nombre, nos convoca al Shipur, es decir al mejoramiento, al cambio. Pero es evidente, que no habrá Shipursin una real escucha interior.      

¿Por qué se nos ordena escuchar y no tocar el Shofar?    

Tal vez para enseñarnos que es más importante escuchar que hacerse escuchar. Saber escuchar es también saber escuchar a aquellos que necesitan de nuestra ayuda. Saber escuchar es tener la suficiente humildad para reconocer que también el otro también tiene cosas valiosas que decir.    

El Shofar es un instrumento de viento. Viento en hebreo se dice Ruaj”, igual que espíritu. Así como el Shofar no tiene sentido sin Ruaj”, de la misma manera el hombre no tiene sentido sin espíritu.    

El Shofar también nos da una lección de sencillez y humildad, ya que éste no puede ser adornado en forma lujosa. Es más, sólo se puede decorar en la parte exterior sin que los adornos de oro y plata puedan penetrar las paredes del cuerno, lo cual lo haría inservible.    

Este es un alerta para que sepamos que, tal como sucede con el Shofar, nos volvemos inadecuados como seres humanos, si permitimos que el oro y la plata penetren en nuestras vidas y se posesionen de nuestra mente y nuestra alma. Es el llamado al abandono de la soberbia que tanto daño causa al hombre.    

Otras funciones cumplidas por el Shofar:

  • En la antigüedad el toque del Shofar servía para dar alerta. Con él se convocaba al pueblo para marchar a la guerra.
  • Todo acontecimiento importante en la vida del pueblo iba acompañado por el toque del Shofar.
  • En nuestros días después de la Liberación de Ierushalaim en la guerra de los Seis Días, el toque del Shofar fue expresión de la
    alegría.
 
A pesar que el sonar del Shofar en Yom Teruá es un decreto Divino, contiene en sí la siguiente sugerencia: Vosotros, los que permanecéis sumidos en el sueño, ¡Despertadhurgad en vuestras acciones, retornad con arrepentimiento y temed a vuestro Creador!
 
Lo que olvidáis la verdad, sumergidos en la vanidad, y andáis extraviados todo el año en lo tonto y lo vacío, que no produce beneficio ni salva a ninguno: ¡Examinad vuestras almas, mejorad vuestras sendas y vuestros propósitos, abandonando los senderos malos y los pensamientosque no conducen al bien!

¿Qué Voz escucharemos la del Eterno o la de los Rabinos?

A raíz de la bitácora que ayer publiqué en la que demostraba, por medio de la Torah, que la fiesta del primer día de Tishrei se denomina Yom Teruah y no Rosh Hashanah, algunas personas me escribieron argumentado que Yom Teruah debe considerarse Año Nuevo porque es el comienzo del año sabático según lo estipulado en el capítulo 25, verso 9, del libro de Levítico.
Sin embargo, insistiré en la certeza de que la Toráh no dice que Yom Teruáh sea el comienzo del año sabático y todas las indicaciones son que el año sabático comienza en el primer día del Primer Mes. La Toráh dice lo siguiente:
 “Y ustedes pasarán un Shofar de toque en el Séptimo Mes en el diez del mes; en el Día de Expiación pasarán un Shofar por toda su tierra.” 
(Levíticos 25:9)

 

Este verso está diciendo que debe usarse un Shofar para anunciar la llegada del Año de Jubileo, es decir el año 50 en el sistema sabático que Yahvéh enseñó a Israel como conteo y dominio del tiempo. Si leemos con atención y discernimiento, no dice que el Jubileo comienza en el Día de Expiación, sino más bien, la Escritura establece que la inminente llegada del año de Jubileo se anuncia en el Día de Expiación. Ciertamente el Shofar puede pasarse por la tierra en el Yom Kippur del año 49, seis meses antes del comienzo de la llegada del año Jubilar.Para humillación de muchas opiniones humanas debo decir que esta interpretación está apoyada por el contexto inmediato del capítulo 25 de Levítico.   El verso 8 dice de contar cuarenta y nueve años, el verso 9 dice de pasar el Shofar por el país, y el verso 10 dice de proclamar el año 50 como el año del Jubileo.   Esto muestra que el Shofar que anuncia la llegada del Jubileo en el verso 9 se pasa por el país antes de que se proclame en realidad el Jubileo revelado y ordenado en el verso 10.

Otro argumento que trata de establecer al primero del mes séptimo como Rosh Ha’Shana es la idea de pensar que comienza el ciclo agrícola.   Sin embargo al leer la Toráh descubrimos que el medio del Séptimo Mes es en realidad el final del ciclo agrícola, específicamente del ciclo del grano.   En la Tierra de Israel, los granos se siembran al terminar el otoño y se cosechan en la primavera. El nuevo ciclo agrícola no comienza realmente sino hasta la arada de los campos.   Esto no ocurre sino hasta las primeras lluvias livianas que humedecen el terreno lo suficiente para ser quebrado por los arados de hierro y madera.  En la Tierra de Israel esto puede ser tan temprano como a mediados del Séptimo Mes pero es usualmente en el Octavo Mes o más tarde. Por la lógica anterior el Octavo Mes debe considerarse como el comienzo del año, no el Séptimo Mes.
Hoy en día entre las desviaciones del judaísmo mesiánico encontramos a muchos adoptando el primer día de Rosh Ha’Shana como el año nuevo, y gente redimida como nosotros somos catalogados de “herejes” por defender lo que estipulan las Sagradas Escrituras tanto del Tanak como los Escritos del Nuevo Pacto.    Pero, me he enterado que no todos los judíos ortodoxos celebran el primero del mes séptimo llamado Tishrei como la llegada del año nuevo. Hoy en día, dentro de los grupos de judaísmo ortodoxo, no todos guardan las reglamentaciones o disposiciones rabínicas-babilónicas. Por el contrario, existe un grupo que ha querido restaurar el judaísmo a su plena esencia bíblica y no a las disposiciones rabínicas, este grupo es denominado: “Los Caraítas” (Judaismo Karaíta) que son ortodoxos seguidores de la Escritura solamente.
Estos rechazan plenamente que Rosh Ha’Shana sea en el séptimo mes y acusan al judaísmo rabínico antiguo de haber sido renuente a repudiar el paganismo babilónico que ha echado tantas raíces por lo que hoy tenemos un judaísmo igual de sincretista que el cristianismo católico y sus derivados protestantes.

Para finalizar, será necesario solicitar a todo lector de esta bitácora que debe quedar claro que Rosh Ha’Shana es en el primer día del primer mes (Aviv o Nisán) y no en el primer día del séptimo mes. Por tal razón todos aquellos cristianos que en búsqueda de las raíces hebreas de la fe han adoptado el primer día del séptimo mes como Rosh Ha’Shana, salieron de la apostasía cristiana para entrar a la apostasía judía.Por lo tanto, será necesario entender que las raíces hebreas de la fe, están en las Sagradas Escrituras (Biblia) mismas y no en el estudio de dogmas y tradiciones del judaísmo.

 

Por ello, les preguntaré una vez más:   ¿A quien oiremos al Eterno o a los rabinos?

El «Día de Aclamación» no es la «Cabeza del Año»

¡Yom Teruah NO ES Rosh HaShanah! 

De acuerdo a lo que se nos enseña en la revelación, en el primer día del séptimo mes (Tishrei), el Eterno Dios, a través de Su Instrucción (Torah), nos manda a  observar el día santo de Yom Teruah que significa “Día de Aclamación” (Lv. 23:23-25; Nm. 29:1-6).

Yom Teruah, según estos pasajes bíblicos, es un día de reposo en el que se prohíbe el trabajo. En verdad, es un Shabbatón, es decir un Gran Sábado en el que las 12 tribus de Israel se convocaba para oír el sonido del shofar (trompeta de cuerno de carnero) y aclamaban a Yahvéh con voz de júbilo tal como lo expresa el Salmo 47.

Será el nombre mismo de Yom Teruah el que nos proveerá una cosmovisión correcta en cuanto a su propósito. La expresión hebrea Teruah literalmente significa «hacer un sonido fuerte«.

Esta palabra sirve para describir especialmente el sonido que hace una trompeta pero, también describe el ruido que hace una gran compañía de personas que gritan al unísono (Nm. 10:5–6). Un ejemplo de esto lo vemos en la instrucción del Ángel de Yahvéh en la conquista de la ciudad de Jericó: “Y sucederá cuando el cuerno de carnero haga un toque largo, cuando ustedes oigan el sonido del shofar, la nación entera emitirá un gran grito, y la muralla de la ciudad caerá en su lugar, y el pueblo subirá como un solo hombre contra ella”. (Josué 6:5). En este verso la palabra “gritar” aparece dos veces, una vez como la forma verbal de teruah y una segunda vez como la forma sustantiva de teruah. Aunque este verso menciona el sonido del shofar (cuerno de carnero), las dos menciones de teruah se refieren al grito en unísono de los israelitas que fue seguido por la caída de los muros de Jericó.

Aunque la Torah no nos dice explícitamente el propósito de Yom Teruah, su nombre puede indicar que está supuesto a ser un día de oración pública en el que se muestra entusiasmo al Mesías con voces y aplausos de la multitud que lo reconoce como Rey de reyes y Señor de Señores. La forma verbal de Teruah a menudo se refiere al ruido que hace una reunión de los fieles que claman al Todopoderoso al unísono. Por ejemplo:

  • “¡Batan manos, todas las naciones, clamen a Dios, con voz de canto!” (Sal 47:2)
  • ¡Clame a Dios, toda la tierra!” (Sal 66:1)
  • “¡Canten a Dios, nuestra fortaleza, clamen al Dios de Jacob!” (Sal 81:2)
  • ¡Clamen a YHVH, toda la tierra!” (Sal 100:1)

En Lev 23:24, se hace referencia a Yom Teruah con el nombre de Zikhrón Teruah. La palabra hebrea Zikhrón se traduce a veces como “memorial” pero también tiene el significado de “mencionar”, a menudo con referencia al nombre de YHVH (p.ej. Ex. 3:15; Is. 12:4; ; 26:13; Sal. 45:18). El día Zikhrón Teruah, el “Memorial de Clamor”, hace referencia a un día de
reunión en oración pública en el que la multitud de fieles grita el nombre de YHVH al unísono.

La bendición que recibimos cuando entendemos el significado de Yom Teruah es verdaderamente muy grande, tal y como se describe en el libro de los Salmos (Tehilim):

“En gran manera es bendecido el pueblo que sabe aclamarte (Teruah); andará, oh YHWH, a la luz de tu rostro” 

(Salmo 89:15)

Para Yahvéh es muy importante que cada redimido escuche en este día el sonido del shofar y que en respuesta se sume a dicho sonido con su grito de júbilo clamoroso ya que  Teruah significa “Una ráfaga que despierta” o “Despertarse con fuerte grito” (1Tes.4:16-17 – 1Cor.15:51-52).


Después de toda esta explicación bíblica, debemos decir que, lamentablemente hoy en día son muy pocos los seres humanos que recuerdan el nombre bíblico de Yom Teruah como el nombre de este festival santo. En lugar de ello, el primer día del mes Tishrei se ha hecho mundialmente conocido como el «Rosh Hashanah» que literalmente significa “cabeza del año”. Y por este hecho son millones los que lo llaman el “Año Nuevo judío«, creyendo de este modo que es una fiesta única y absoluta de dicho pueblo.

Rosh HaShanah es una fiesta introducida por el Judaísmo Rabínico Tradicional, no es una fiesta escritural sino rabínica. La palabra «Rosh» quiere decir «cabeza o comienzo». «Shanah» quiere decir «año». Por lo tanto, Rosh Ha-Shanáh significa «cabeza del año» o «comienzo del año».

Rosh Ha-Shanah desde una perspectiva tradicional rabínica, conmemora el día de la creación del mundo y específicamente la creación de Adán.  En esta tradición, si usted lee el primer versículo de Génesis al revés, en vez de pronunciar BERESHIT BARA puede leerse Alef be Tishreiv lo que es lo mismo, «el primer día de Tishrei». Sin embargo esto no es lo que dice la Torah. Esto es una interpretación de la Torah pero no lo que dice la Torah.

Por ello, es necesario aquí explicar que la transformación de Yom Teruah (Día de Clamor) a Rosh Hashanah (Año Nuevo) es el resultado de la influencia pagana babilónica sobre la nación judía, durante su exilio babilónico.

La primera etapa en la transición que la nación de Judá vivió en sus formas de contar el tiempo fue la adopción de los nombres de los meses babilónicos. En la Torah los meses simplemente se enumeran ordinalmente. Es decir que eran llamados de acuerdo al orden de conteo como Mes Primero , Mes Segundo, Mes Tercero, etc (Levítico 23; Números 28). Durante su exilio en Babilonia los judíos comenzaron a a usar los nombres paganos de los meses babilónicos, tal y como se admite en el testimonio del Talmud: «Los nombres de los meses vinieron con ellos desde Babilonia” (Talmud de Jerusalem, Rosh Hashanah 1:2 56d).

La naturaleza pagana de los nombres babilónicos de los meses está ejemplificada por el cuarto mes conocido como Tammuz. En la religión babilónica Tammuz que era el dios del grano y profeta de la idolatría, cuya muerte y resurrección anual traía fertilidad al mundo. En el libro de Ezequiel, el profeta describe un viaje a Jerusalén en el cual él vio a las mujeres judías sentadas en el Templo “llorando por Tammuz” (Ezekiel 8:14). La razón por la que estaban llorando por Tammuz es que según la mitología babilónica Tammuz había sido matado pero aún no había resucitado. En la antigua Babilonia el tiempo para llorar por Tammuz era el verano temprano, cuando las lluvias cesaban en todo el Medio Oriente y la vegetación verde era quemada por el implacable sol. Hasta el día de hoy el Cuarto Mes en el calendario rabínico se conoce como el mes de Tammuz y es todavía un tiempo de lloro y lamento.

Algunos de los nombres de los meses babilónicos se introdujeron en los libros tardíos del Tanak (Antiguo Testamento), pero siempre aparecen junto a los nombres de la Torah para los meses. Un ejemplo de ello lo encontramos en el libro de Ester cuando dice:

“En el Mes Primero, que es el mes de Nisán, en el año doce del rey Ajashverosh”. 

Este verso comienza por dar el nombre de la Torah para el mes (“Mes Primero”) y luego interpreta este mes con su equivalente pagano (“que es el mes de Nissán”). Para el tiempo de Ester todos los judíos vivían dentro de los límites del Imperio Persa y los persas habían adoptado el calendario babilónico para la administración civil de su Imperio. Al principio los judíos usaban estos nombres babilónicos de los meses junto con los nombres de la Torah pero con el tiempo los nombres de la Torah cayeron en desuso.

A medida que el pueblo judío vino a estar más cómodo con los nombres babilónicos de los meses se hicieron más susceptibles a otras influencias babilónicas.  Así los antiguos rabinos fueron influenciados por la religión pagana de Babilonia y sus festividades. Aunque muchos judíos regresaron a Judea cuando el exilio terminó oficialmente en el año 516 a.C, los principales de los rabinos permanecieron en Babilonia donde tomó forma gradualmente el judaísmo rabínico. Muchos de los más antiguos rabinos tales como Hilel nacieron y se  educaron en Babilonia, sujetándose a su filosofía y cultura. Ciertamente Babilonia permaneció como la tierra del corazón del judaísmo rabínico hasta la caída del Gaonato en el siglo XI d.C. El Talmud Babilónico abunda en influencias del paganismo babilónico. Ciertamente, las deidades paganas hasta aparecen en el Talmud recicladas como genuinos ángeles y demonios.

Un campo de influencia religiosa babilónica ocurrió en la observancia de Yom Teruah como una celebración de Año Nuevo. Desde tiempos muy antiguos los babilonios tenían un calendario luni-solar muy similar al calendario bíblico. El resultado era que Yom Teruah a menudo caía en el mismo día de la fiesta del Año Nuevo babilónico conocida como “Akitu”. Akitu caía en el primer día de Tishrei que coincidía con Yom Teruah en el primer día del Mes Séptimo. El hecho de que los judíos habían comenzado a llamar al Mes Séptimo con el nombre babilónico Tishrei pavimentó el camino para convertir a Yom Teruah en un Akitu con matices judío. Al mismo tiempo los rabinos no querían adoptar a Akitu directamente así que lo judaizaron por medio de cambiar el nombre de Yom Teruah (Día de Clamor) a Rosh Hashanah («Cabeza del Año» o Año Nuevo). El hecho de que la Torah no da una razón para Yom Teruah sin duda hizo más fácil para los rabinos proclamarlo como el Año Nuevo Judío.

Parecería alocado celebrar Yom Teruah como Año Nuevo si se considera que cae en el primer día del Mes Séptimo, pero en el contexto de la cultura babilónica esto era perfectamente natural. Los babilonios en realidad celebraban Akitu, Año Nuevo, dos veces cada año, una vez en el primero de Tishrei y otra vez seis meses más tarde en el primero de Nissán. La primera celebración del Akitu babilónico coincidía con Yom Teruah y el segundo Akitu coincidía con el verdadero Año Nuevo de la Torah en en el primer día del Mes Primero. Aunque los Rabinos proclamaron a Yom Teruah como Año Nuevo, prestamente admitieron que el primer día del “Mes Primero” en la Torah era, como implica su nombre, también un Año Nuevo. Ellos difícilmente podían negar esto basados en el capítulo 12 del libro de Éxodo que dice:

“Este mes será para ustedes el comienzo de los meses;
es el primero de los meses del año”.

(Éxodo 12:2)

El contexto de este verso habla sobre la celebración de la Fiesta de los Panes Ácimos que cae en el Mes Primero. A la luz de este verso los rabinos no podían negar que el primer día del Mes Primero era un Año Nuevo bíblico. Pero en el contexto cultural de Babilonia donde Akitu se celebraba como Año Nuevo dos veces al año, tenía perfecto sentido que Yom Teruah pudiera ser un segundo Año Nuevo aun cuando fuera en el Mes Séptimo. Desde todo este trasfondo babilónico los rabinos judíos llamaron equivocadamente Año Nuevo (Rosh Hashannah) a  la Fiesta del Eterno que realmente es un Día de Aclamación (Teruah) en oración a Dios, de acuerdo a lo especificado por la Torah. Los rabinos renombraron la fiesta Rosh Hashana (Año Nuevo) afirmando que el año civil judío en realidad empieza en Tishrei. ¡Lo absurdo de esta afirmación queda inmediatamente manifiesto ya que la Biblia al referirse a esta fiesta afirma que cae en el Séptimo mes (Tishrei es un nombre posterior a los tiempos Bíblicos y que nunca es usado en la Torah).Será necesario entonces remarcar que Rosh Ha-Shanah es una fiesta introducida por el Judaísmo Tradicional. Esto significa que no es una fiesta escritural sino rabínica. La palabra «Rosh» quiere decir «cabeza o comienzo«. y la expresión «Shanah» quiere decir «año«. Por lo tanto, Rosh Ha-Shanáh significa «cabeza del año» o «comienzo del año«.Rosh Ha-Shanah desde una perspectiva rabínica tradicional, conmemora el día de la creación del mundo (tal como los mitos babilónicos lo enseñaban) y específicamente la creación de Adán.  En esta tradición, dicen los rabinos que si se lee el primer versículo de Génesis al revés, en vez de pronunciar Bereshit baráen el principio creó«) puede leerse Alef be Tishreiv lo que es lo mismo, «el primer día de Tishrei«, de dónde se puede deducir que en el primer día de Tishrei, el Eterno Dios creó los cielos y la Tierra. Sin embargo esto no es lo que dice la Torah. Esto es sólo una interpretación humana de la Torah pero no lo que dice la Torah.

La Biblia nunca llama a esta fiesta Rosh Hashanah pero sí en cambio la llama en diversas ocasiones Yom Teruah (Día de Aclamación) y Zicaron Teruah (Recuerdo de Aclamación).

En contraste con el paganismo babilónico, la Torah no dice ni implica que Yom Teruah tenga algo que ver con el Año Nuevo. Por el contrario, la Fiesta de Sukkot (Cabañas) que ocurre exactamente dos semanas después de Yom Teruah se menciona en un verso como “la salida del año” (Ex. 23:16). Nadie llamaría a enero 15 en el calendario occidental moderno “la salida del año” y la Torah no podría describir a Sukkot en esta manera si se propusiera que Yom Teruah fuera celebrado como un Año Nuevo.

Así que no puede haber ninguna duda de que el «comienzo de los meses» mencionado en Ex. 12:2 se refiere al primero de Nisán (tiempo en el que se celebra la Pascua) y no a Yom Teruah que tiene lugar en el Séptimo mes.

Algunos rabinos modernos han argumentado que Yom Teruah realmente se menciona como Rosh Hashanah en Ezequiel 40:1 el cual describe una visión que tuvo el profeta, “al principio del año (Rosh Hashanah) en el diez del mes”. El hecho de que Ezequiel 40:1 se refiere al día diez del mes prueba que en este contexto Rosh Hashanah no podría significar “Año Nuevo” desde los actuales conceptos judíos. Más bien debe retener su sentido literal de “la cabeza del año” con referencia al Mes Primero en el calendario de la Torah. Por lo tanto, el día diez en de Rosh Hashanah en Ezekiel 40:1 debe referirse al día 10 del Mes Primero.

La Torah claramente afirma que el primer mes para Israel será el mes de Aviv o Nisán cuando el Éxodo de Egipto tuvo lugar. Ella misma dice en Éxodo 12: 1,2 lo siguiente:

«Este mes os será principio de los meses». 

Este es el primer mes, (Aviv) el primer día de este mes es el primer día del año para Israel.

El festival santo de Yom Teruah se menciona en los siguientes pasajes bíblicos:

  • Levítico 23:23-25 «Y YHVH le habló a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel diciendo: En el Mes Séptimo en el primero del mes habrá un día de reposo (Shabbatón) para ustedes, un Memorial de Clamoreo, una santa convocación. Ustedes no harán ningún trabajo y traerán un sacrificio al fuego a YHVH.»
  • Números 29:1-6 «Y en el Mes Séptimo en el primero del mes habrá una santa convocación para ustedes; no harán ningún trabajo, será un Día de Clamor para ustedes. [Sigue una lista de Sacrificios para Yom Teruah].»

Concluyendo debemos afirmar que, según la cosmovisión de Yahvéh el comienzo del año nuevo está relacionado con la libertad de Egipto, no con la creación del mundo. Nosotros, los primogénitos de Su Monte Santo, al momento de tomar una decisión en cuanto a esta celebración, debemos entender que nuestro compromiso es con Yeshúa y la Torah, no con la tradición de los hombres. Así pues, nosotros haremos énfasis en Yom Teruah, no en Rosh Ha-Shanah. Este último deberá esperar a que llegue el primer día de Aviv para ser celebrado. Así pues, cuando llegue el primero de Nisán, nosotros celebraremos el Año Nuevo según Abba, porque es obediencia a las Escrituras sobre todas las cosas y porque las fiestas dadas por YHVH representan todo el plan de redención de Abba. ¡El momento que usted cambia una, usted afecta todo el proceso!¡Celebremos Rosh Ha-Shanah, el comienzo del año para cuando Abba lo puso y nos irá bien! ¡Líbrenos Abba de caer en el pecado vanidoso de Jeroboam de cambiar las fiestas de YHVH y de sustituirlas por otras!

¿Sabía usted que, en el ritual hebreo de la ceremonia de bodas, la llegada del novio se anuncia con el toque del shofar? Yeshúa HaMashíaj es el novio que, con ansias, su amada novia está esperando. Y esa novia amada, el objeto del gran amor de Yeshúa, es su kehilah (congregación); o sea, nosotros, su pueblo escogido. Estemos preparados para cuando venga nuestro esposo Yeshúa haMashiaj a completar la ceremonia nupcial.

Esta celebración, como las demás nos habla del Mesías, trayéndonos el grato recuerdo en este caso, el de estar vigilantes ante su venida. Y como en la antigüedad era una celebración para el recordatorio de estar alertas, así mismo hoy día mantiene el mismo significado. Ya que ahora debemos continuar alertas y más, que nunca, debido a que este no es un llamado a la guerra sino un llamado al recibimiento y unión con el Mesías. Lo cual es de suponerse que nadie se lo quiere perder.

¡Así que estemos firmes y sin bajar los brazos, alertas y vigilantes, sabiendo que en un tiempo como este, el regresará!

¡Preparémonos, pues, para este gran día, cuando nuestro gozo al fin será completado! ¡Maranatha!

¡Vive alegre!… ¡Es una Orden Divina!

«Siete días celebrarás fiesta al Señor tu Dios en el lugar que escoja el Señor; porque el Señor tu Dios te bendecirá en todos tus productos y en toda la obra de tus manos; por tanto, estarás realmente alegre.»
 (Deuteronomio 16: 15)
La orden del Eterno para estos ocho de Sukkot días fue:
«Estarás realmente alegre» se debería traducir «te obligarás a estar verdaderamente alegre«
La palabra hebrea para alegría usada en la Torah es «Simjat – que hace referencia a un  estado constante de alegría que no depende de los factores externos coyunturales, que varían. Esta alegría no requiere estímulos de ninguna índole, ni bebidas alcohólicas, ni chistes, ni música, ni bailes. Simjat, es la alegría producto de una reflexión hecha en la profundidad del espíritu humano.
De este modo la alegría se convierte en esa fuerza espiritual que mantiene al entendimiento despierto en la certeza de que la felicidad es un trayecto, no un destino.

Yom Kippur: Un Día para Diferenciar el Obrar Mesiánico

 
Por P.A. David Nesher
 
 
 
 

“Con todo eso, Yahvéh quiso
quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en
expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de 

Yahvéhserá en su mano prosperada”

(Isaías 53:10)  

La mención de la palabra expiación en las Sagradas Escrituras, apunta básicamente a la acción de cubrir el pecado limpiándolo y erradicándolo en su causa y efecto. Es eso lo que justamente está hizo y aún sigue realizando nuestro amado Mesías. Él extiende un manto de Justicia sobre nosotros para poder cubrir el pecado que nos impedía llegar a Dios.  

Hoy nuestra certeza de lo que esperamos en Su Segunda Venida nos demanda detenernos y estudiar el significado de la palabra expiación, a fin de comprender por qué celebramos la festividad profética del Yom Kippur.   Diré en primer lugar que expiación, o mejor expresado propiciación, en hebreo viene de la raíz Kaphar, que es definida por el diccionario hebreo como:

  • cubrir,
  • hacer reconciliación,
  • reparar el daño,
  • apaciguar,
  • aplacar,
  • perdonar,
  • reconciliar.

El concepto de propiciación llevaba implícita la idea de aplacar la ira y ganar el favor de la divinidad.  El mecanismo para alcanzar este objetivo radicaba en los dones presentados por el adorador, que era siempre estaba representado en el Sumo Sacerdote, el presentador del acto propiciador. Desde este movimiento de adoración surgía la expiación que presupone la actividad sacerdotal que borra una culpa (y sus miedos) a través de un sacrificio que logra la cobertura de la divinidad en reconciliación con el ser humano hasta hacerse los dos uno.   Los invito a descubrir como el rey David usa este concepto cuando escribió los Salmos:  

«Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado»
(Sal 32:1).    

«Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; Todos los pecados de ellos cubriste»
(Sal 85:2).  

La idea que se encierra en esta palabra hebrea es reconciliar a los que antes eran enemigos. La palabra hace referencia a la sangre del sacrificio como paga por las transgresiones, las que separaban las dos partes que ahora son llamadas a ser reconciliadas. Por ello el apóstol Pablo, y desde esta mentalidad hebrea, escribía:   «…siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su hijo…» (Ro. 5:10)  

De esta manera, al celebrar Yom Kippur, quedaba claramente establecido en la mente de cada israelita que el sacrificio «elimina» la culpabilidad del pecado del hombre ante Yahvéh. Así, la eliminación definitiva de la causa y efecto del pecado realiza la reconciliación entre el hombre y el Eterno, fusionándolos en una entidad espiritual. Quizás esta es la razón por lo que los sacerdotes lo llamaron el «Día» o el «Gran Día«.   Los eventos de ese Día de la Expiación contienen percepciones fenomenales dentro de las cosas que Yeshúa haría en su misión sacerdotal «…para expiar los pecados del pueblo» (He 2:17).  

Nunca podremos comprender totalmente nuestra gran salvación hasta que nos familiaricemos íntimamente con los detalles relativos al «Día de la Expiación» (Yom Kippur).  

Tiene bastante importancia destacar que la expiación difiere sensiblemente de la redención.

En el libro de Éxodo se yergue el gran tipo de la redención, y en Levítico el de la expiación. La verdad en ambos se centra en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. En la Antigua Alianza la redención fue la liberación de Israel del Faraón y de Egipto. En Su misericordia, Dios intervino para liberar al pueblo de la casa de servidumbre, y así como la Pascua (Pesaj) presentó su terreno justo en la sangre del cordero, así estaba allí la figura de la muerte y resurrección del Mesías en el paso del mar Rojo, o más bien de la muerte con Cristo, y por lo tanto de la fe viviendo para Dios. Pero esto no es tanto lo que se enseña en el libro de Levítico, sino  más bien un sacrificio por el pecado glorificando perfectamente a Dios dentro del Lugar Santísimo, y un testimonio al pueblo afuera de que sus pecados fueron confesados y llevados lejos para no ser recordados nunca más por Él.

En un solo día cada año en Israel se hacía una obra sacrificial que tenía por objeto hacer aptos al pueblo y a los sacerdotes para sus respectivas medidas de acercamiento a Dios. Ahora era un asunto, no de enemigos, ni siquiera de Israel siendo liberado, sino de conciliar con la santidad y justicia de Dios a un pueblo culpable e inmundo.

¿Podía Él reconocer, en relación de vida, a un pueblo con pecados y rebeliones sobre ellos? ¿Estaban ellos completamente incapacitados a causa de estas inmundicias de venir o a estar en la presencia de Dios en la persona del sumo sacerdote?

La expiación responde a la necesidad de ellos y a Su gloria; porque en ella Yahvéh propuso para ese pueblo mientras estaba en el desierto, el lugar donde abunda la impureza y los hombres están siempre expuestos a ella. proporcionar un camino digno de Sí mismo y adecuado a ellos por el cual su representante podría acercarse a Él.

Yahvéh se propuso a Sí mismo darles un terreno de acceso a Su santuario, y esto de tal forma que no iba a haber ninguna disminución de Su carácter por una parte y, por otra parte, ninguna negación de la impureza de ellos, pero ambas cosas conocidas mucho mejor y sentidas más profundamente que antes. Sus males quedaban tan desnudos y exhibidos delante de Dios en ese gran día como nunca se había presenciado en otro día del año. Pero la misma institución que los exponía, también los cubría, juzgando, al mismo tiempo, y borrando su culpa, y esto, uno puede añadir, por medio del trato más severo por parte de Dios y la más solemne confesión de parte del hombre. No obstante, ese juicio no caía en el culpable sino en un sacrificio designado por el Eterno.

Lo que vemos en el capítulo 16 de Levítico, por supuesto, no es sino una figura; pero la figura de una más bendita y eficaz realidad, del mayor interés para nosotros a quienes el Eterno ha revelado ahora su plenitud en la muerte de Cristo. Porque el Espíritu de Dios toma en el Nuevo Pacto esta figura de la expiación en Israel para mostrar, no simplemente que nosotros tenemos un sacrificio expiatorio así como ellos, sino que el de ellos no era sino una débil sombra y no la imagen misma de lo que la gracia nos ha dado ahora en la sola ofrenda de nuestro Señor Jesucristo. (Hebreos capítulos 9 y 10).

La muerte y resurrección de Yeshúa, nuestro Mesías, es el cumplimiento de todo lo que fue representado en el sistema expiatorio del Antiguo Pacto. Yahvéh estaba en el Mesías reconciliando consigo al mundo (2 Cor. 5:19).

Con esta festividad se nos revela el gran fundamente de nuestras fe. Son el sacrificio de Yeshúa y Su sumo sacerdocio los que garantizan nuestra «eterna redención.» Lo que el  imperfecto sacrificio de los animales no puede hacer, Yeshúa lo hizo de una vez por todas para todos los que en Él creen.

El Mesías, nos representó en Su muerte. Él es nuestro sustituto. «Uno murió por todos» (2 Cor. 5:14). Sin embargo, todo no terminó allí, hoy Él continúa su ministerio mesiánico ya que es nuestro abogado ante el Padre en defensa de nuestro caso, con Su sangre (1 Jn. 2:2).

El Eterno gentilmente proveyó el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Fue un acto de Gracia de Dios para el hombre pecador. La muerte de Yeshúa  es lo que ofrece expiación por el pecador. Nosotros podemos venir ante la presencia de Dios solamente por la sangre (Mat. 26:28; Lc. 22:20; Col. 1:20).

¡La expiación que Yeshúa el Mesías hizo, es de una vez por todas, nunca se repite!

Por lo tanto, te invito a apropiarte de sus beneficios hoy mismo… ¡Quizás sea tu última oportunidad!

Una bitácora que recomiendo leer y meditar para completar estas ideas es:
¿Cómo Debo Festejar Yom Kippur?

Arrepentimiento (griego Metanoia) la Transformación de la Conciencia

Por P.A. David Nesher
Al referirnos a “arrepentimiento”, ¿a que nos referimos? He notado que existe mucha confusión al respecto. Para poder entender el arrepentimiento que el Espíritu de Dios hoy nos reclama como pauta de oración, es necesario acudir a la escritura en su idioma original.
Arrepentimiento, viene del vocablo: Metanoia, y esto quiere decir «cambio de parecer» y «volver al estado original«; también se traduce como reconciliación, y dolor por haber ofendido a Dios.
Los griego aplicaban la palabra metanoia a un estado relacionado con el `regalo de las lágrimas’, es decir, un remordimiento mental que llevaba a un cambio de actitud para regresar con dolor a la Fuente del origen de la vida.
Metanoia está formada por dos palabras Griegas que son`meta´ y `nous´. El prefijo `meta´ significa ir más allá y también implica cambio y `nous´es el `intelecto´, aplicado no la inteligencia racional sino a la intuitiva. Es nuestro modo de saber intuitivamente que algo es verdad.
 
El maestro Eckart (s. XIII) habla de metanoia como el “conocimiento puramente espiritual, allí el alma es cautivada muy lejos de las cosas terrenales. Allí oímos sin escuchar sonido algunoy vemos sin ver…”  Es un modo de entender, más allá de lo común, es una transformación de la conciencia, es un ir más allá hacia una Realidad más profunda, en verdade es un encuentro con la Verdad misma revelándose en neustro interior (2Timoteo 2:25). Más Importante aún, metanoia es el modo “por el cual Dios puede ser visto”. En síntesis, metanoia (arrepentimiento) es “cambio de mente”, un cambio en nuestra forma de pensar que produce nuevos propósitos y se manifiesta en un cambio de conducta que produce un estilo de vida nuevo.
Desde toda esta consideración nos damos cuenta que el arrepentimiento es el divorcio del alma con el pecado. Es la reacción del individuo que vuelve en sí y por primera vez considera su pecado como la fuente de todas sus desgracias. Eso es arrepentimiento. Y sin ese arrepentimiento nadie puede disfrutar de la salvación que Dios ha provisto en Cristo Jesús Señor nuestro.
El hijo pródigo de la parábola no pidió perdón a su padre mientras continuaba aún viviendo perdidamente. Dice el relato que él se levantó y fue a su padre; él había tomado la decisión de cortar con ese estilo de vida que hasta ahora había seguido y entonces pidió perdón.
Nadie encontrará perdón para su alma mientras continúe casado con su pecado. Pero hay algo aquí que es indispensable aclarar si deseamos mantener la pureza del evangelio verdadero. El arrepentimiento no es un intento de parte del pecador de ordenar su vida para que entonces Cristo pueda aceptarlo. Si el pecador pudiese ordenar su vida sin Cristo, entonces ya no necesita a Cristo. Cristo vino a salvar a su pueblo de sus pecados, porque su pueblo no podía salvarse a sí mismo.
Estamos hablando más bien de una persona que reconoce su pecaminosidad y al mismo tiempo su incapacidad de escapar de semejante condición; es una persona que habiendo comprendido la maldad de su pecado y las terribles consecuencias que ese pecado le acarrea ahora y en la eternidad, acude a Cristo con la disposición de obedecerlo.
Es la disposición del pecador a abandonar su vida de pecado, para obedecer de ahora en adelante la voluntad de Dios revelada en Su Palabra, pero sabiendo de antemano que eso sólo será posible con la ayuda del Espíritu de Cristo. El pecador arrepentido no es aquel que dice: “Voy a reformarme primero y luego iré a Dios”; no. Es más bien el hombre que reconoce que no puede seguir luchando con la maldad de su corazón y, habiendo pedido perdón, pide también a Dios que le transforme, que le conceda la gracia que necesita para ser librado de la esclavitud de su propia corrupción.
Cuando hablamos de arrepentimiento (metanoia), nos referimos a que un hombre, antes pensaba que su condición espiritual dependía de sus obras, ahora cambia a pensar que él no puedo lograr nada espiritual por sus propios esfuerzos sino que Cristo es el único que lo ha limpiado del pecado y ha completado su nueva creación en él. Es necesario entender que el arrepentimiento “metanoia” es un arrepentimiento sobrenatural, que proviene de Dios.
El arrepentimiento, entonces, es el cambio de la mente y del corazón que da como resultado un cambio de acción y esto debido al ministerio de iluminación (revelación) y convencimiento del Espíritu Santo cuando Cristo, el Evangelio, es presentado. Es cuando la persona es iluminada y convencida por el Espíritu Santo para ver su verdadera condición. Necesitamos entender que hasta que una persona no se percate de que está en tinieblas, no tiene el deseo de la luz, como claramente se ve en el siguiente pasaje:
 ”Y esta es la condenación:
que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” 
(Juan 3:19)
A partir de hoy en nuestro ministerio nos determinamos a proclamar solamente el mensaje de Cristo, no lo que la gente quiere escuchar, no vamos a predicar mensajes de motivación que muchos falsos apóstoles anuncian y falsos maestros enseñan. Solo anunciaremos y enseñaremos lo que dice la Palabra de Dios. Muchos quieren fe, sin pasar por arrepentimiento, por esto la fe de muchos es vana, porque dicen tener fe y no obstante siguen con una vida llena de inmundicia y de mentiras. En cambio una persona que es responsable, que decide cambiar, es alguien confiable para Dios y su prójimo, y eso es vivir por revelación y no por religión.
Recuerda hoy el anhelo del Padre: Él quiere todo de ti, no un poco. Te aseguro que ya no serás un cristiano que se oculta detrás de una máscara religiosa para que los demás lo vean como el sistema quier verlo, sino que todos verán la Verdad manifestándose en ti.

La Fiestas del Otoño tienen Significados Específicos

Las denominadas Altas Fiestas de Yahvéh ocurren en una estación específica: el Otoño. Este detalle no es casual. Por el contrario, el Creador de todo lo existente, se aseguró de convocar a Israel, Su amada, a una cita amorosa que aprovecha todas las características metafísicas de esta estación solar.

Al llegar el otoño el clima físico comienza a tomar características, que simbolizan lo que en el mundo metafísico se comienza a manifestar en el alma humana.

En el otoño se discierne la sensación como que todo recobra la calma. Todo pareciera querer regresar a su esencia misma, el centro de este cosmos.

La creación tiene un adentro, un seno en el que se alojan las mil semillas que son promesas de vida.

Considerado así, descubrimos que el otoño no es preferentemente un asunto de climatología.  Todo cae al caer las hojas, mientras regresa el árbol a su seno, como intentando reconectarse con su raíz.  Ese despojo y desapego, evidenciado en la caída de las hojas,  simboliza ese momento de búsqueda que el ser humano experimenta cuando se caen las palabras, cuando se detienen los deseos, cuando cesan las expectativas. Su alma sedienta del Eterno se vuelve transparente de la trascendencia que lo habita. El ser humano siente que debe volver a su Ser, a su latir secreto, su esencia misma. Por eso, su interior se inquieta procurando regresar a su Fuente. Mientras hay como un derrumbe, como un desmoronamiento fuera, una luz, una hoguera se enciende en el adentro.

El otoño es sementera; es paciencia con cierta impaciencia. Por ello, el Abba nuestro determinó una cita con los hombres estableciendo Sus Altas Fiestas. Con ellas se aseguró que todo ese despliegue espiritual que en el alma humana acontece asegure una nueva promoción en sus hijos, que los conduzca a una nueva era de abundancia para sus vidas.

Por ello, las Altas Fiestas del Eterno tienen un carácter profundamente universal porque convocan al sentido moral de la existencia humana, mientras que en su aspecto formal se manifiestan como una expresión particular del pueblo escogido. Son conmemoraciones cuyo origen se remonta a un pasado muy lejano (unos 3.000 años) a la vez que en el plano espiritual nos proyectan hacia un futuro más ético, transmitiéndonos su milenario mensaje ya que su lenguaje es el de todos los tiempos. Se trata de celebraciones que ubican al creyente en armonía con el Creador y con sus semejantes, y para el no creyente son una oportunidad para repensar el sentido de la vida. En estas fiestas, los hombres enriquecemos la calidad de la vida, simplemente por asumir humildemente y con responsabilidad las acciones realizadas.
Existen tres fiestas durante la estación de otoño en Israel, en el séptimo mes llamado Tishrei:
  • Fiesta de trompetas (Yom Teruah): Arrepentimiento.
  • Día del Perdón (Yom kippur): Redención
  • Tabernáculos (Sukkot): Regocijo

A continuación, los invito a considerar algunos aspectos fundamentales de estas celebraciones regias:

«Yom Teruah»: Significa «Día de soplar trompetas» o mejor traducido «Día de Aclamación«
«Habla a los hijos de Israel y diles:
En el mes séptimo, al primero del mes
tendréis día de reposo, una conmemoración al son de trompetas, y una santa
convocación.

Ningún trabajo de siervos haréis; 
y ofreceréis ofrenda encendida a Yahvéh.»
(Levítico 23:24-25)
Yom Teruah celebra el inicio de la recuperación de los reinos de la Tierra sujetos a Aquel que ha sido designado por Yahvéh para sentarse por mil años sobre el Trono de David.
Soplar el shofar era la manera de clamar al Eterno para que Él se recordara de su pueblo en los momentos de salir a la batalla.
«Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Yahvéh
vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.» 
(Números 10:9)

 

 El enemigo, como león rugiente anda buscando a quien devorar (1Pedro 5:8), y nosotros día a día debemos velar para que cada batalla sea ganada por la naturaleza del León de Judá que vibra en nuestra genética de hijos celestiales. Por lo tanto, la celebración de esta fiesta es la certeza.
El shofar es el sonido de entendimiento que se discierne en los lugares celestiales como el  clamor a Dios por parte de sus hijos para que Él los recuerde en su Alianza Mesiánica y los defiendad.
«Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen
a Yahvéh, y para los que piensan en su nombre.
Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Yahvéh de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.»
(Malaquías 3:16-17)
Yom Teruah es una fiesta profética relacionada con hechos que van a ocurrir en cualquier momento.

DÍA DE JUSTICIA Y DESTINO

La primera fiesta del séptimo mes es la mal llamada Fiesta de las Trompetas, y en realidad debe llamarse Día de la Aclamación. 

Dicha festividad se celebra el primer día del séptimo mes de Tishri. En ese día, «tendréis día de reposo, un memorial al son de trompetas, una santa convocación«, dice al Señor (Levíticos 23:24).

Este día es celebración de Gran Shabat y, además, el Señor dijo que deberá ser un «recordatorio«. Ahora bien, ¿qué pide el Señor que recordemos? Debemos recordar que Dios desea morar en medio de Su pueblo. Israel escuchó el sonido del shofar (trompeta) por vez primera cuando el pueblo estaba reunido a los pies del Monte Sinaí. La Escritura señala «tendréis… una santa convocación«. En hebreo la palabra «convocación» es mikrá, la cual significa «llamado a estar juntos; asamblea sagrada«.Entendemos mejor esto al considerar su real significado. Jesús dijo «Y [El Hijo de Hombre] enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro«. (Mateo 24:31). Es decir que esta trompeta corresponde a la séptima trompeta mostrada en Apocalipsis 11:15-18. Habrá una reunión — «una santa convocación» — del pueblo del Señor y serán reunidos por Jesús — el Señor en medio de ellos. Así la festividad de las Trompetas refleja el sonido del shofar en la venida del Señor.