david nesher

Que su impurificación valga la pena

Pastor Moisés Franco

“ Éste será un estatuto perpetuo para ustedes: El que rocíe el agua de la purificación también deberá lavar sus vestidos. Quien toque el agua de la purificación será impuro hasta el anochecer.»

(Bamidbar 19:21 |RVC) 

El que purifica se torna impuro, ¡qué ejemplo tan claro de amor en servicio al prójimo! Un pasaje que visto desde los ojos del cristianismo puede pasar desapercibido por tratarse de un ritual, para esta religión, obsoleto, pero es todo lo contrario. 

Indudablemente este mandato es un código encriptado de la obra mesiánica, de lo que nuestro amado Maestro hizo por nosotros, tal como dice la segunda carta a los Corintios capítulo 5 versículo 21:

“al que no cometió ningún pecado, por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en Él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios.»

Ahora bien, ¿qué lo motivó a hacerlo? ¿acaso el mero sentimentalismo de darle “pena” nuestra condición? 

Claramente no, porque de hecho el citado pasaje dice: “para que en él nosotros fuéramos hechos justicia de Dios.” Pero ¿qué significa esto? 

Entiendo que la respuesta es la misma que motivaba al puro a impurificarse con las cenizas de la vaca roja: para que el otro pueda disfrutar de estar en cercanía con el corazón del Eterno, y por ende, anhelante de hacer Su voluntad. 

En el mismo capítulo de la carta paulina se nos dice:

“ … y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (…)  Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto quiere decir que, en el Ungido (Cristo) Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje de la reconciliación.«
(2 Corintios 5:15;18-19 | RVC)

Es decir, nos purificó para reconciliarnos, sí, pero también para que fuésemos embajadores al mundo de Su propuesta de reconciliación.

Ahora bien, como notarán, el Eterno me habló enteramente por el quinto capítulo de esta epístola, ya que no sólo me mostró lo recién citado, sino que también me llevó a confrontarme con cómo lo estoy haciendo:

“… es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo» (v. 10) 

Aquí claramente no está hablando de salvación (que es por gracia), sino de los méritos que traerán recompensas en el Mundo Venidero. O sea, no se habla de estar o no con el Señor, sino en qué posición y de qué manera, cosas que evidentemente nos serán reveladas en aquel momento, pero que en el hoy nos alientan a esforzarnos por construir diligentemente nuestro propio bienestar, por así decirlo. 

Aquí quisiera cerrar con algo maravilloso, la necesidad de comprender que estos méritos no se deben intentar realizar desde la propia fuerza humana, ya que es imposible que lo meramente humano cobre sobrenaturalidad por sí solo. 

 “Los que estamos en esta tienda, que es nuestro cuerpo, gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Pero Dios es quien nos hizo para este fin, y quien nos dio su Espíritu en garantía de lo que habremos de recibir
(2 Corintios 5:4-5| RVC)

Es necesario hacerlo con el poder de Su Espíritu, que es Su sobrenaturalidad habitando en nuestra naturalidad. 

En las traducciones tradicionales dice que el Ruaj haKodesh es las “arras”. Palabra en desuso (al menos en Argentina) que viene a ser la seña que se entrega previo a la firma de un contrato de compra-venta de un inmueble o un automotor, por ejemplo. Es la garantía de que quien la entrega ha de volver para cumplir su palabra. 

Si Él nos ha dado al Espíritu Santo no es para dejarlo gimiendo por siempre en esta dimensionalidad, sino para llevarnos en el debido momento con Él y revestirnos de eternidad. 

Sin embargo, mientras ese día llega, debemos comulgar con Su Espíritu para realizar diligentemente la obra que tenemos por delante en el Reino de YHVH. 

El que toque algún cadáver, quedará impuro siete días. Al tercer día se purificará con esa agua, y al séptimo día quedará limpio. Pero si al tercer día no se purifica, entonces no será limpio al séptimo día»
(Bamidbar 19:11-12| RVC) 

Ya nos purificó al tercer día (con Su resurrección) y el sellamiento con el Espíritu Santo, ahora nos queda aguardar atentamente la purificación que Yeshúa hará en el séptimo y gran día. 

Que el Señor de la casa nos encuentre haciendo lo que nos encomendó esforzadamente a fin de demostrar con nuestra vida que la impurificación del Ungido valió la pena (Mateo 24:45-46)

Con amor y en servicio Moisés Franco

Shivat HaMinim: 7 Especies de Virtudes Divinas

Por P.A. David Nesher

Porque el Señor tu Dios te introduce en una tierra buena, tierra de arroyos, de manantiales y de fuentes que brotan del llano y de la montaña; tierra de trigo y de cebada, de vides, de higueras y de granados, tierra de olivos y de miel.

– Deuteronomio 8:7-8

Aunque los Benei Israel (hijos de Israel) son ampliamente conocidos como el Pueblo del Libro (por estudiar la TaNaK – Torah, Neviim, Ketuvim), los antiguos israelitas eran primordialmente un pueblo de la tierra, mayoritariamente agricultores y pastores. Por ello, en lugar de contemplar solamente la sagrada Torah de Dios, tenían el privilegio de contemplaban la sagrada Creación de Elohim. En lugar de cantar de un libro de oraciones como medio de elevación espiritual, sacrificaban ofrendas de sus rebaños y cosechas, las cuales eran llevadas al Beit HaMikdash.

De hecho, para los antiguos israelitas, las Siete Especies no sólo eran evidencia de la gran abundancia de la tierra prometida a sus ancestros, sino evidencia del infinito amor del Eterno hacia ellos.

Las Siete Especies (en hebreo: שבעת המינים, Shiv’at HaMinim) son intrigantes. Se citan en  Ki tavo para traer las Primicias (ביכורים, bikkurim) , asociadas con la celebración de la cosecha de cebada en la festividad de Shavuot, y en la cosecha de trigo en la festividad de  Sucot , con ejemplos de los minim en la sucá.

Por eso la Torah misma describe a la Tierra de Israel como “una tierra de trigo, cebada, viñas, higueras y granados; una tierra de aceite de oliva y miel de dátiles” (v.8). Este no es solo un versículo florido. Estas siete especies están específicamente conectadas con la Tierra de Israel, y de hecho existe una mitzvá: llevar la primera de estas frutas al Templo Sagrado de Jerusalén.

Entonces, ¿qué tienen de especial estas siete especies?

Los comentarios ofrecen varias explicaciones. En esencia, estas frutas son únicas porque proporcionan los nutrientes necesarios para el sustento. Algunos comentarios añaden que la Tierra de Israel es el único lugar donde todas estas especies tan diversas crecen de forma natural y en estrecha proximidad.

Los israelitas aprendieron que la misma Torah enseña que tanto el florecimiento, como la fructificación de las siete especies coinciden con el propio desarrollo espiritual de cada miembro de Israel durante la temporada entre Pesaj y Shavuot, mientras se cuenta el Omer durante los 49 días entre Pesaj y Shavuot, preparándolos para recibir la Torah en cada generación. Ambos son parte de una reafirmación anual de la fe en Yah y el aprecio por los dones que se reciben desde Su bendito propósito eterno.

Los siete atributos

Los sabios por los siglos han sostenido que originalmente todos los árboles daban fruto, como también ocurrirá en la Era del Mashíaj. Un árbol sin fruto es síntoma de un mundo imperfecto, pues la función última de un árbol es producir fruto.

Así también aseguran que si «el hombre es un árbol del campo» (Deuteronomio 20:19) y el fruto es el máximo logro del árbol, hay siete frutos que coronan la cosecha humana y botánica. Estos son los siete frutos y granos que la Torah señala como ejemplos de la fertilidad de la Tierra Santa: trigo, cebada, uvas, higos, granados, aceitunas y dátiles.

Por ello, los Sabios cabalistas descubrieron que la frase «la Tierra de Israel» significa «la tierra que pertenece a Israel«; y dedujeron que «la tierra» es una denominación de Nukva de Zeir Anpin, que se traduce como «la compañera de Zeir Anpin«, una de las denominaciones místicas para «Israel».

Estas son las seis sefirot que quedaron arriba, más su Malkut, lo que da un total de siete. Por lo tanto, se convierte en un principio masculino en relación con ella. Esto se puede demostrar por el hecho de que todos los tipos de frutos provienen de la tierra y, por tanto, no son del dominio masculino, sino de este dominio femenino.

Por todo esto se ha entendido que las siete especies representan diferentes rasgos del alma. En su colección de discursos jasídicos del siglo XX, Shem MiShmuel, el rabino Shmuel Bornsztain de Sochatchov ofrece una interpretación simbólica de las siete especies:

«Y al contemplar el mandamiento de los primeros frutos (bikkurim), se puede decir que su propiedad especial es también que tiene el poder sublime dentro de sí para atraer a una persona a aceptar el yugo del reino de los Cielos sobre sí misma

(Shem MiShmuel, Ki Tavo 11)

Desde esta sabiduría los Sabios expertos en sodot (secretos) del texto explican que estos frutos tienen un significado mucho más profundo. Cada uno corresponde a una de las siete sefirot (atributos emotivos divinos): 

  • Trigo : Jesed —Bondad
  • Cebada : Gevurah —Severidad
  • Uvas : Tiferet —Armonía
  • Higos : Netzaj —Perseverancia
  • Granadas : Hod —Humildad
  • Olivos : Yesod —Fundación
  • DátilesMaljut — Realeza

Cada alma posee las siete sefirot Pero para cada persona, uno de estos rasgos es el más dominante, moldeando su camino único hacia Dios . Por lo tanto, estos siete frutos corresponden a nuestro servicio a Dios con nuestros atributos personales, así como con las siete modalidades generales del servicio Divino.

Así pues las «siete especies» con las que se bendice la Tierra de Israel representan las midot (cualidades) de:

  • trascendencia
  • vitalidad
  • alegría
  • consciencia
  • acción
  • esfuerzo, y 
  • calma psíquica

Ahora los invito a considerar estas siete midot en la simbología de las Shiv’at HaMinim

1) Trascendencia («trigo»): Este es uno de los grandes misterios de la condición humana: ¿Por qué nunca nos conformamos con simplemente existir? Siempre buscamos «más»: descubrir un mundo nuevo, superarnos, llevarlo («eso» significa cualquier cosa en la que estemos involucrados ahora mismo) al siguiente nivel. No satisfechos con saber dónde estamos, queremos saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Insatisfechos con la realidad autodefinida y auto-orientada de nuestra existencia «natural», anhelamos una unión autodestructiva con el Eterno.

2) Vitalidad («cebada»): Nuestro yo trascendente tiene un gemelo: nuestro yo vital, sensorial, animal. Y si bien el yo animal trae consigo una carga considerable de negatividad (egoísmo, codicia, lujuria, vanidad, crueldad…), la individualidad también tiene sus aspectos positivos: una fuerza de voluntad, pasión y energía que el yo más «espiritual» jamás podría reunir. La clave, por supuesto, está en canalizarla hacia donde debe ir.

3) Alegría interior («uvas»): Una persona con alegría interior es un libro abierto. Todo fluye a raudales; su personalidad fluye libremente, sin restricciones ni inhibiciones. La alegría es el ariete que derriba barreras y limitaciones, ya sean internas o externas, imaginarias o reales.

4) Consciencia («higo»): El conocimiento espiritual es más que poder: es la capacidad de involucrarse plenamente en la vida y las acciones propias. Una acción realizada desde la ignorancia es una puñalada en la oscuridad; una acción nacida del conocimiento es enfocada y efectiva. Una acción realizada desde la ignorancia es inconexa, ajena; la acción de un extraño incluso para quien la realiza; una acción nacida del conocimiento es una acción integral: una extensión y un enriquecimiento de la totalidad de quien la realiza.

5) Acción («granada»): Y, sin embargo, hay momentos en que el imperativo es simplemente: ¡Hazlo! La capacidad de actuar porque se requiere, incluso si carecemos de conocimiento y comprensión, incluso si es algo atípico para nosotros, es una característica fundamental —y redentora— del alma humana. La granada representa nuestra capacidad de sobrepasarnos y actuar de una manera que supera nuestro estado espiritual interno. Es nuestra capacidad de hacer y lograr cosas completamente incompatibles con quiénes somos y qué somos en el momento presente.

6) Lucha («oliva»): Para la mayoría de nosotros, la vida es sinónimo de lucha. Luchamos por forjar una identidad bajo la pesada sombra de la influencia de nuestros padres y compañeros; luchamos por encontrar pareja y luego luchamos por preservar nuestro matrimonio; luchamos por criar a nuestros hijos y luego luchamos en nuestra relación con ellos como adultos; luchamos por ganarnos la vida y luego luchamos con la culpa por nuestra buena fortuna; y subyacente a todo esto está la lucha perpetua entre nuestro yo animal y nuestro yo divino, entre nuestros instintos egocéntricos y nuestra aspiración de trascender el yo y conectar con lo Divino. Éste es otro de los grandes misterios del ser humano: el hecho de que somos más innovadores e ingeniosos cuando nos enfrentamos a límites y restricciones. Puede ser algo tan benigno como la fecha límite de un proyecto de oficina o tan trascendental como una crisis nacional; estamos en nuestro mejor momento cuando estamos presionados, y nuestro potencial más sublime se exprime en respuesta a condiciones desafiantes, incluso opresivas. Esta es la sexta cualidad del alma, representada por la «oliva»: el poder de convertir el desafío y el adversario en una potente fuerza de transformación y logro. El olivo en nosotros es esa parte que prospera en la lucha, que se deleita en ella, que no la escaparía más de lo que escaparía de la vida misma. Al igual que una aceituna, dicen nuestros sabios, que solo da su aceite al ser prensada, también nosotros solo damos lo mejor de nosotros al ser prensados ​​entre las piedras de molino de la vida y las fuerzas contrarias de un yo dividido.

7) Calma psíquica o perfección («dátiles»): Como todo lo demás, la lucha tiene una contrapartida: las bendiciones de la calma. Aún más profundo que su «oliva» se encuentra el «dátil» del alma: su núcleo de serena perfección que nada —ni las turbulencias del espíritu, ni las vicisitudes de la sociedad, ni los trastornos de la historia— puede perturbar ni siquiera tocar. Y esta fuente de armonía no reside simplemente en lo más profundo de nuestra alma; tenemos el poder de adentrarnos en nosotros mismos, acceder a ella y conectar con ella, para crear un espacio de verdad inmutable y paz perfecta en medio de las tormentas que azotan nuestras vidas. Así canta el salmista: «El tzadik (persona perfectamente justa) florecerá como la palmera datilera» (Salmos 92:13) . El Zóhar explica que existe una especie de palmera datilera que da fruto solo después de setenta años. El carácter humano se compone de siete atributos básicos, cada uno de los cuales consta de diez subcategorías; por lo tanto, el florecimiento del tzadik después de setenta años es fruto de la perfección y calma absoluta, producto de un alma cuyo carácter, en cada aspecto y matiz, se ha refinado y armonizado consigo misma, con el prójimo y con Dios.

Placer desde el principio

El Rebe de Lubavitch ofrece una visión profunda de las siete especies, enseñando que en general, las siete especies se pueden dividir en dos tipos: 1) grano; y 2) fruta de los árboles. El grano es necesario para el sustento. Las frutas, en cambio, no son necesarias, pero aportan placer a la vida. Ambas son importantes y, por lo tanto, ambas están incluidas en la bendición para la tierra de Israel.

En sentido espiritual, la consciencia de «Israel» de nuestra alma también contiene estos dos elementos: necesidad y placer. En Shavuot los israelitas comían juntos y unánimes de las siete especies, pero celebramos los cinco frutos que crecen en los árboles (placer) incluso más que los granos (necesidad).

La lección para nosotros es que incluso cuando una persona se encuentra en las primeras etapas de su crecimiento espiritual (es decir, al nivel de los árboles y de todo lo que crece), ya debe tener el objetivo de servir al Eterno con todas sus fuerzas, lo cual incluye los atributos integrales del deseo y el placer. Porque el servicio de un redimido a Dios no puede ser puramente mecánico o intelectual. Solo cuando el servicio a Yah es verdaderamente placentero puede ser verdaderamente completo.

El Shavuot nos enseña que, desde el principio, debemos proponernos servir al Eterno con los siete atributos Divinos. Cada mañana, al comenzar el día, debemos decidir servir a Yah no solo por rutina y necesidad, sino con placer, entregándolo todo.

Yom Aliyyat HaMashiaj: La Ascensión del Mesías a los Cielos (Hechos 1:9-11)

Mientras escribo esto, nos encontramos en medio de una lapso del calendario del Eterno llamado en hebreo como Sefirat HaOmer (que se traduce al español como «la Cuenta del Ómer»). Para mis lectores, y especialmente para mis nuevos seguidores, debo recordarles que un Ómer es una medida bíblica para el grano, equivalente aproximadamente a una gavilla. El mandamiento bíblico de contar cada día durante esta época se encuentra en Levítico 23, versículos 15 y 16.

Luego contarás desde el día siguiente al Shabat, desde el día en que presentaste el ómer de la ofrenda mecida, siete Shabatot (sábados) completos. Hasta el día siguiente al séptimo Shabat contarás cincuenta días…”

Este período conecta el primer día después del Shabat de Pésaj directamente con la festividad de Shavuot, que literalmente significa «Semanas» o Pentecostés. Ese primer día después del Shabat de Pésaj también coincidió con la resurrección de Yeshúa el Mesías. Por lo tanto, existe una conexión directa entre la resurrección del Mesías en el día de las Primicias, el día de Shavuot y el derramamiento del Ruaj HaKodesh (traducido como Espíritu Santo).

Debo aquí decir que uno de los eventos más significativos de la historia de la Salvación (y tambien la historia mundial) tuvo lugar el día 40 de la Sefirat HaOmer. En hebreo, esto se llama Mem BaOmer, (siendo mem la decimotercera letra del alfabeto hebreo y su valor numérico es 40). También podemos llamar a este día Yom Aliyat Yeshúa HaMashiach – יום עליית של ישוע המשיח – literalmente, el día de la ascensión de Yeshúa el Mesías. Encontramos el relato de este asombroso evento registrado en dos lugares de los Escritos de Brit HaHashá (Pacto Renovado). Ambos pasajes fueron registrados por el doctor Lucas. El primero se encuentra en Lucas 24:50-53 y el segundo en Hechos 1:9-11, este último que examinaremos aquí. Después de que el Mesías prometiera a sus discípulos que recibirían poder al ser sumergidos en el Espíritu Santo, pocos días después, fue llevado al cielo ante sus ojos. Leemos:

Después de decir todo esto, mientras ellos lo observaban, fue alzado, y una nube lo recibió y lo ocultó de su vista.”
Hechos 1:9

Esto le da un significado completamente nuevo al término «basado en la nube»… Si bien lo que se describe en este versículo es único en la historia mundial y uno de los eventos más importantes de las Sagradas Escrituras, no deja de tener algunos paralelos interesantes en la historia de Israel y su propósito redentor para el resto de las naciones. Y es que la Ascensión de nuestro Maestro Yeshúa es una de las cosas más extrañas que creemos. A decir verdad, y ante los ojos del resto del mundo, las personas de fe tienen muchas creencias extrañas, la resurrección de los muertos, los milagros en general, la segunda venida, el reino y el Mundo Venidero. Pero la Ascensión, me parece, por alguna razón, encabeza la lista de cosas difíciles de comprender. Me vienen a la mente objeciones racionales e incluso cínicas a la historia. A pesar de ellas, la Ascensión es parte esencial de nuestra fe en Yeshúa de Nazaret.

Realicemos la siguiente pregunta: ¿qué hace que la Ascensión sea tan difícil para la mente moderna?

Creo que es lo que yo llamo la visión del astronauta; es decir que muchos creyentes imaginan a Yeshúa ascendiendo como un astronauta que se lanza al espacio y llega a un lugar físico, como una órbita alrededor de la Tierra o la Luna. En su caso, el lugar físico que intentamos imaginar se llama «la diestra del Padre». Imaginar a Yeshúa sentado físicamente a la diestra de Dios, flotando en algún lugar del cielo, parece una idea primitiva. Sería más fácil para nosotros creer que, cuando Yeshúa dejó a sus discípulos cuarenta días después de la resurrección, experimentó algún tipo de transformación espiritual, desvaneciéndose en una forma etérea e insustancial, en lugar de ascender literalmente de la tierra al cielo como un cuerpo físico. Esa es la tentación. La mente quiere espiritualizar el evento y eliminar su corporeidad.

Tendemos a obsesionarnos imaginando el cielo, o la diestra de YHVh, como un lugar físico, en el sentido de que conocemos y entendemos la fisicalidad, pero eso es un error. La fisicalidad de la resurrección de Yeshúa es real, pero trasciende la corporeidad y el materialismo con los que estamos familiarizados.

Por eso hayo conveniente compartir una cita del escritor C.S. Lewis quien es su libro «Milagros» se opone a cualquier espiritualización de la ascensión del Mesías ascendido. Lewis insiste en que veamos a Yeshúa, incluso después de la Ascensión, como un ser físico y no meramente una entidad espiritual:

«Podemos [espiritualizar la Ascensión] solo si consideramos las apariciones de la Resurrección como las de un fantasma o una alucinación. Pues un fantasma puede simplemente desvanecerse; pero una entidad objetiva debe ir a algún lado; algo debe sucederle. Y si el Cuerpo Resucitado no fuera objetivo, entonces todos nosotros (cristianos o no) deberíamos inventar alguna explicación para la desaparición del cadáver. Y todos los cristianos debemos explicar por qué Dios envió o permitió una «visión» o un «fantasma», cuyo comportamiento parece dirigido casi exclusivamente a convencer a los discípulos de que no era una visión ni un fantasma, sino un ser realmente corpóreo. Si fue una visión, entonces fue la más sistemáticamente engañosa y mentirosa de la que se tiene constancia. Pero si fue real, entonces algo le sucedió después de que dejó de aparecer. No se puede eliminar la Ascensión sin poner algo más en su lugar.«

Luego (en la misma obra), C.S. Lewis continúa señalando que las leyes físicas que trascienden nuestra limitada experiencia con la realidad no son menos reales por ello, y que la resurrección y ascensión de Yeshúa tampoco son menos sustanciales sólo porque su esencia haya experimentado una transformación. Más bien, esta transformación es un primer paso hacia una nueva creación que está por venir: la nueva naturaleza del Mundo Venidero.

«Los registros representan a Cristo pasando después de la muerte (como ningún hombre había pasado antes) ni a un modo de existencia puramente, es decir, negativamente, «espiritual», ni a una vida «natural» como la que conocemos ahora, sino a una vida con su propia nueva naturaleza. Lo representan retirándose seis semanas después, a un modo de existencia diferente. Dice —dice Él— que va «a preparar un lugar para nosotros». Esto presumiblemente significa que está a punto de crear esa nueva naturaleza que proporcionará el entorno o las condiciones para su humanidad glorificada y, en él, para la nuestra. La imagen no es la que esperábamos, aunque si es menos o más probable y filosófica por ello es otra cuestión. No es la imagen de una huida de toda naturaleza hacia una vida incondicionada y completamente trascendente. Es la imagen de una nueva naturaleza humana, y de una nueva naturaleza en general, que cobra existencia.» 

A esta altura de mi bitácora debo decirles que los escritores del primer siglo no eran tan ingenuos como podría imaginarse la persona moderna. Los escritores judíos, en particular, comprendían que, al hablar de mundos espirituales, solo podían usar el lenguaje de la metáfora y el símil, como recursos proféticos para describir algo que existía más allá de nuestras tres dimensiones de longitud, altura y anchura, y de nuestro concepto de tiempo lineal. Debemos tener cuidado de no tropezar con los antropomorfismos ni con las metáforas, pero también debemos resistir la tentación de descartar el estado de los resucitados como mero simbolismo de abstracciones espirituales.

Específicamente, existen dos figuras que también fueron llevadas a los Cielos, y que se convirtieron en las sombras (simil y/o metáfora) de la ascensión del Ungido del Eterno. Me refiero a Enoc y Elías. Es muy importante tener esto en cuenta, especialmente al compartir las Buenas Nuevas en un contexto judío. Partes del Pacto Renovado como esta a menudo se critican por ser antitéticas a la creencia judía, y sin embargo, lo que realmente vemos aquí es un cumplimiento muy judío de figuras proféticas como las de Enoc y Elías, pero también profecía bíblica directa. Específicamente, este es un cumplimiento literal de la visión que encontramos en Daniel, capítulo 7 de 1, como un hijo del hombre ascendiendo ante el trono del Anciano de días y recibiendo un reino que es un Reino eterno.

«Estaba observando en las visiones nocturnas. He aquí, uno como un Hijo de Hombre, que venía con las nubes del cielo. Se acercó al Anciano de Días y fue llevado ante su presencia. Dominio. Se le dio gloria y soberanía para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es eterno, y su reino no será destruido
– Daniel 7:13, 14

Analicemos brevemente los paralelismos que observamos en las historias de Enoc y Elías y veamos cómo se relacionan con la Aliyyat HaMashiach.

Para empezar, solo hay una breve y algo enigmática referencia a la ascensión de Enoc en la Torá, en Génesis 5:24:

Y Enoc andaba continuamente con Dios; y no estaba allí, porque lo llevó Dios

Según el libro extrabíblico de Enoc, este versículo también describe una ascensión a los cielos. Esta idea se confirma en los escritos apostólicos del libro de Hebreos:

«Por la fe , Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Porque antes de ser traspuesto, fue aprobado como agradable a Dios
– Hebreos 11:5

Aquí hay un par de puntos de interés que vemos que conectan la historia de Enoc con la ascensión del Mesías.

  1. El libro de Enoc se basa en gran medida en el pasaje de Daniel 7 y también utiliza el término hijo del hombre para describir a una figura mesiánica. Por lo tanto, la historia de Enoc es, en cierto modo, un presagio de la ascensión de Yeshúa.
  2. En el libro de Hebreos, la palabra usada para describir la ascensión de Enoc a veces es la palabra española «trasladado», pero proviene del griego « metátesis» , que implica alteración. El término todavía se usa hoy en día tanto en gramática como en química. Esto es muy similar a lo que vemos en la resurrección de Yeshúa, en la que su cuerpo fue transformado.
  3. El autor de Hebreos nos dice que “…Enoc fue elogiado como agradable a Dios”. La vida, el ministerio y el sacrificio de Yeshua agradaron plenamente al Padre.
  4. En Génesis 5 encontramos que Enoc era hijo de Jared (que significa descender), y su propio hijo se llamó Matusalén, que literalmente significa «cuando muera, será enviado». Este era un nombre profético porque en el año de la muerte de Matusalén se produjo el diluvio en los días de Noé. Por lo tanto, esto también es profético respecto al Mesías, por así decirlo, descendiendo (encarnación), ascendiendo (ascendiendo) y luego un largo período de gracia hasta su regreso y el juicio final sobre la tierra.
  5. Incluso el significado de Enoc en hebreo es interesante ya que significa dedicado y nos recuerda la dedicación del altar en Jerusalén, es decir, Janucá y por tanto habla de sacrificio.

El segundo ejemplo de ascensión a los reinos celestiales que se encuentra en el relato bíblico es el del profeta Elías, quien fue llevado al cielo en un torbellino y en lo que se describe como un carro de fuego. Esto se describe en detalle en 2 Reyes 2.

  1. Con la aliá del profeta Elías a los cielos, su unción pasó a su discípulo Eliseo. De igual manera, los discípulos de Yeshúa recibirían una poderosa unción solo después de que su cabeza maestra ascendiera a los cielos. De hecho, se nos dice que Eliseo recibió una doble porción, que es la porción del primogénito en la Biblia.
  2. El ministerio del profeta Elías está estrechamente vinculado al de los días del Mesías. La Biblia y la tradición judía enseñan que, así como Elías ascendió en el viento del mundo y en el carro, regresará para ser el Mesías precursor. Como saben, esta es la razón por la que siempre hay un lugar reservado para Elías en la mesa de la Pascua, por ejemplo.
  3. En 2 Reyes 2:15 los profetas declararon que “el espíritu de Elías reposó sobre Eliseo”.
  4. Cabe señalar también que el lugar de la ascensión del profeta Elías es la misma zona geográfica en la que Juan estaba sumergiendo a la gente en el río Jordán.

Lucas nos cuenta que, mientras los discípulos aún miraban al cielo después de que el Mesías desapareció, de repente aparecieron dos hombres vestidos de blanco que se quedaron con ellos. Estos eran, sin duda, mensajeros celestiales o seres angelicales. Dijeron lo siguiente:

Hombres galileos, ¿por qué se quedan aquí mirando al cielo? Este mismo Yeshúa, que fue tomado de entre ustedes al cielo, vendrá tal como lo vieron subir al cielo. — Hechos 1:11

El mensaje entregado por estos ángeles fue muy breve y conciso y, sin embargo, lleno de mucha información muy importante no sólo para los Apóstoles sino también para nosotros.

  1. Yeshúa el Mesías definitivamente regresará a la tierra. De nuevo, esto es similar a la historia de Elías, quien fue llevado al cielo, pero de quien se profetizó que regresaría a la tierra. El rabino mesiánico Yechiel Zvi Lichtenstein escribió: « Así como fue llevado a las nubes (Mateo 24:30; Daniel 7:13; según el Talmud, Sanedrín 98a, se trata del Mesías), también regresará al Monte de los Olivos, tal como fue llevado desde allí, como dice Zacarías 14:4: «En ese día sus pies se posarán sobre el Monte de los Olivos»».
  2. La frase este Yeshua utilizada por estos seres angelicales, indica muy claramente que cuando Yeshua regrese a la tierra todavía conservará su identidad como hombre judío e hijo de David.
  3. También nos dicen que regresará a la Tierra de la misma manera que lo vieron subir al cielo. Esto se confirma en varias escrituras, pero especialmente en Apocalipsis 1:7.

Entonces, ¿qué significa esto para nosotros hoy? Antes de analizar algunas aplicaciones prácticas, examinemos algunas implicaciones teológicas.

  1. Como se mencionó anteriormente, la ascensión del Mesías a los cielos es en realidad el cumplimiento de la profecía judía bíblica. Por lo tanto, podemos proclamar este mensaje con valentía y sin timidez. Sin embargo, debe ubicarse cuidadosamente en su contexto original y comunicarse de una manera que conecte con la gente. Es parte de la Buena Nueva.
  2. Vivimos en un tiempo de gracia y paciencia divinas. Este es el tiempo de la cosecha.
  3. El Reino del Mesías vendrá plenamente cuando Él regrese a esta tierra y se siente en el trono de David en Jerusalén.
  4. Porque Él ha ascendido al cielo, también está intercediendo por nosotros continuamente ante el trono de la gracia.
  5. Como señala un colega mío, el rabino mesiánico Joel Lieberman, en su comentario titulado… Era necesario que Yeshua ascendiera de una manera tan dramática porque hasta ese momento había estado apareciendo y luego desapareciendo durante 40 días, pero ahora estaba sucediendo algo diferente.

En conclusión, aquí hay algunos puntos prácticos que podemos aplicar a nuestra propia vida hoy:

  1. La manera en que entendemos e interpretamos la profecía bíblica debería verse grandemente afectada por la revelación de que Yeshúa en realidad está regresando a la tierra en oposición a la idea de que “moriremos e iremos al cielo por toda la eternidad…”. Cambia la manera en que vemos, por ejemplo, Juan 14:3b donde Yeshua dice “…para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
  2. Así como los ángeles dijeron a los discípulos en Hechos 1:10: “ Hombres galileos, ¿por qué estáis aquí mirando al cielo?”, así también nosotros no debemos quedarnos mirando al cielo, sino que estamos llamados a ocuparnos de los asuntos del Mesías aquí en la tierra.
  3. Todos necesitamos recibir el poder del Ruaj HaKodesh en nuestras vidas para poder comunicar eficazmente la buena noticia a otros. Al igual que Eliseo, debemos aferrarnos al maestro para recibir la Unción.
  4. La doble porción es la del primogénito. Yeshúa es el primogénito entre muchos… eso incluye a todos los que creen en su nombre y lo reciben. La oración apostólica del rabino Shaul en Efesios capítulo uno nos enseña que necesitamos buscar una mayor revelación y una mayor comprensión del poder de Dios en nuestras vidas.

Desde la perspectiva que hemos aquí logrado, debemos entender la Ascensión como mucho más que un simple cambio de altitud. Representa, más bien, una transición de un mundo natural a otro, precursor del Mundo Venidero. Desde esa realidad futura oculta, la voz de Aquel que está sentado en el trono dice:

«He aquí, yo hago nuevas todas las cosas»
(Apocalipsis 21:5).

Tengan todos ustedes una sorprendente elevación hacia este Shavuot que se avecina.

En amor y servicio: P.A. David Nesher

¿Qué es el Mal? y ¿Cómo desterrarlo de tu Vida, Familia y Economía?

Por P.A. David Nesher

Comenzaré esta bitácora, compartiéndote una frase del maestro Tzvi Freeman:

«Luchar contra el mal es una tarea muy noble cuando es necesario. Pero no es nuestra misión en la vida. Nuestra tarea es traer más luz».

Después de leerla quedé meditando que desde tiempos inmemoriales el hombre ha contemplado la vida, cuestionado el propósito de la existencia y, como consecuencia, ha intentado entender la naturaleza del mal haciéndose varias preguntas: ¿Cuál es la función del mal? ¿Por qué motivos existe el mal en el universo? ¿Cómo es posible que Dios creara el mal? ¿Es algo real, con sustancia y poder? ¿O no es más que la ausencia de verdad, un vacío de realidad, oscuridad, una negación de la luz? Si es real, ¿cómo pudo Dios permitirlo en su mundo?

Algunos Sabios aseguran que los secretos de la Torah (Instrucción) divina revelan que el mal es oscuridad; nada más que una ausencia de luz. Entonces, si es solo oscuridad, ¿cómo es posible que la oscuridad desafíe a la luz? Y además, ¿cómo podría el Creador, que es bondad y compartir absolutos e ilimitados, crear individuos que alberguen una capacidad tan grande para el comportamiento maligno?

Así, termino deduciendo que ninguna respuesta que encontremos nos satisfará por completo. Y es que el mal está demasiado cerca como para verlo con claridad; es demasiado doloroso como para etiquetarlo. Sin embargo, y por otro lado, sino comprendemos qué es el mal, ¿cómo podemos luchar contra él?

Volvamos entonces a lo revelado por la Instrucción divina. En ella, la metáfora del mal es la oscuridad. Eso simplemente significa la ausencia de verdad. Un vacío de realidad. Como la oscuridad, el mal no tiene poder propio. No tiene vida propia. ¿De dónde, entonces, obtiene el poder de causar tanto dolor en el mundo? Generalmente, de nosotros, de nuestro miedo a él. De que lo consideramos algo que vale la pena negociar.

Sí, así y como lo oyes, el mal está impulsado enteramente por nuestro miedo a ello, por considerarlo un «algo» que exige nuestra respuesta.

Usando otra metáfora diré que el mal es un terrorista, alimentado por nosotros mismos en cada cucharada de preocupación, fomentado con cada mirada de ansiedad e inquietud que generamos; animado y fortificado con cada concesión que hacemos de nuestras vidas para reconocer su amenaza, hasta que, logrando levantarse desde nuestros pensamientos, se coloca contra nosotros hasta que nos haya absorbido suficiente energía para atacarnos descaradamente con nuestros propios instrumentos.

Al haber peregrinado en el estudio de la Torah, podemos notar que este tema se repite a lo largo de muchos relatos. Cuando la serpiente se acercó a Eva (explican los sabios), ella no estaba lista para dedicarle su tiempo. En su mundo, la serpiente bien podría no existir. Así que la serpiente tuvo que preguntar: «¿Es cierto que no se te permite comer de ningún árbol del jardín?«. Por supuesto, la serpiente sabía que era mentira. Pero así, Eva se dio cuenta. La serpiente se convirtió en alguien a quien vale la pena responder. Y, por lo tanto, con el poder de causar problemas.

De igual manera, lo vemos en la vida de Moisés. Él comenzó su carrera como libertador al matar a un capataz egipcio que golpeaba hasta la muerte a un esclavo hebreo. Cuando descubrió que su acción se había hecho pública, el libro de Shemot (Éxodo) nos dice que «Moisés tuvo miedo. Y el Faraón procuró matarlo. Así que huyó». Notemos esta secuencia. Primero, Moisés tuvo miedo. Solo entonces el Faraón procuró matarlo. Sin el miedo de Moisés, el Faraón no tenía poder.

Leyendo una enseñanza del famoso Rav Yeshudá Áshlag, me encontré con que él explica en su obra «Una Introducción al Zóhar» (Título original: «An Entrance to the Zohar») lo siguiente:

Sabemos claramente que el Pensamiento de Creación de Dios, cuyo propósito era dar disfrute a aquello que Él creó, originó por necesidad el Deseo de Recibir de Él toda la bondad y amabilidad que Él pensó para Su creación. Este Deseo de recibir no estaba contenido en la esencia del Todopoderoso antes de que Él lo creara en sus almas; ya que ¿de quién podría Él haber recibido algo? Por lo tanto, Él creó algo completamente ‘nuevo’ que no estaba contenido dentro de Él. En asuntos espirituales, la diferencia de forma funciona de la misma manera que el filo de una espada separa cosas materiales. La distancia entre estas dos será en proporción a cuán opuestas en forma estén una de otra. Esta diferencia de forma que poseen las almas actúa como el filo de una espada y corta una piedra de una montaña. Fue mediante esta diferencia de forma que las almas se separaron del Creador y se apartaron de Él, para que se convirtieran en algo que fue creado”.

Esta fue la creación de este mundo conocido como el Mundo de la Acción (Olam Asiah) o mundo de la dualidad. En otros términos: el mundo del Bien y del Mal.

Entonces Áshlaj, en su cita, describe al Creador como el máximo grado del deseo de compartir y de bondad, haciendo que el extremo opuesto del deseo de recibir, el cual está separado de Él, sea maligno. Así pues la naturaleza de la separación permite que surja la creación del mal.

Según los secretos del Cielo revelados en la Torah, cuando el Creador creó las almas, en esencia creó la vasija perfecta, es decir un recipiente, con una naturaleza completamente opuesta a la Suya para que así Él pudiera compartir su beneficencia lumínica de amor. El propósito de esta creación, como lo explicó Rav Áshlag, fue llenar las almas con Su Luz. Mientras la Vasija esté llena de Luz, adquiere las características del Creador: bondad y compartir infinitos. Sin embargo, al asumir las cualidades del Creador, la vasija desea compartir sin límite. La pregunta es ¿con quién? Entendemos que la Luz Infinita no tiene necesidad o deseo de recibir nada, así que se hizo un trato en el nivel más alto de la mente divina en el que se crearía un mundo donde las almas pudieran compartir y recibieran sólo la Luz —la beneficencia del Creador cuando fuera merecida— mediante el comportamiento afín con la Luz. Luego de la creación de este mundo, donde una vez hubo Luz, la oscuridad llenó el vacío.

Esta ausencia de Luz, es el mal en sí, al que los Sabios con el tiempo llamaron: el Deseo de Recibir para Sí Mismo.

Entonces, debemos aceptar que cada ser humano en este mundo contiene ambas polaridades del deseo: para compartir y para recibir. Nuestros deseos acumulados crean una vasija cuántica. Cuando tomamos decisiones individuales, afectamos de manera colectiva al todo. Cuando las personas actúan con tolerancia, generosidad y bondad, entonces hay Luz en el mundo; parte de la idea original. Por el contrario, si somos perezosos, intolerantes, odiosos e iracundos (aun en su más mínima expresión) esas cualidades negativas se acumulan y mantienen alejada a la Luz, permitiendo que la oscuridad nuble el mundo.

Así es con el mal en el mundo, así es con las fuerzas destructivas dentro de cada uno de nosotros: cuando nos rebajamos a conquistar el mal dentro de nosotros mismos, terminamos rodando con él en su barro.

Saber esto es sumamente útil. Una vez que descubrimos el secreto del mal, sabemos cómo desmantelarlo. La estrategia es casi idéntica, ya sea el mal que azota el mundo o tu comunidad, o el que se esconde en lo más profundo de tu corazón, acechando para aterrorizarte a la menor oportunidad.

Soy conciente que no es una solución sencilla, porque como humanidad ya hemos alimentado el mal a lo largo de los siglos hasta el punto de que prospera y crece cada día. Al principio, Adán y Eva podrían haberlo ignorado y con el tiempo se habría disuelto en las chispas de luz divina que revelaron en el Jardín. Pero una vez que el mal ha sido alimentado y vive fuera de su bolsa, nunca más podrá ser tratado con tanta facilidad, sino hasta el final del Shabat Milenial.

Sin embargo, nuestra principal arma contra el Mal sigue siendo nuestra indiferencia hacia él. 

Lo explicaré del siguiente modo: la existencia del mal es permanente, pero sus efectos son temporales. El mal se vuelve impotente una vez que se ha realizado suficiente bien, porque la bondad aumenta la conciencia general y permanente del Creador. Una vez realizado suficiente bien, el mal no puede nublar el juicio humano. Es importante destacar que no es la conciencia del Creador la que está oculta, sino la propia conciencia del hombre del Creador la que está atenuada. Si bien el mal se crea en forma potencial, el hombre debe materializarlo. Por eso, el primer pecado fue la materialización del Mal por parte del hombre, que lo internalizó. Si el hombre no hubiera pecado, el mal se habría vuelto impotente. El Universo Físico, tal como es hoy, en decadencia, es el resultado de la materialización del Mal. Por eso, finalmente se deconstruye y resucita de forma permanente (esto se llama la Resurrección de los Muertos).

Entonces, para desterrar verdaderamente el mal, debes marchar sobre las nubes y nunca mirar hacia abajo. Como lo aconsejara el apóstol Pablo a los creyentes de Colosas al escribirles:

«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.  Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria

(Colosenses 3: 1-4)


En otras palabras, debes diariamente escalar más alto hasta alcanzar un lugar de luz que no deje grieta para que el mal se esconda. Elevado a ese lugar, el mal se derrite en la rendición, y termina huyendo de tu vida. Así Santiago se los recordaba a los discípulos del SEÑOR:

«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.«
Santiago 4:7

De hecho, este es el propósito del mal: ¿por qué un Dios completamente bueno ideó el mal en su mundo? Porque el mal nos obliga a ahondar en nuestro interior, sometiéndonos a Dios para encontrar nuestra fuerza interior, Su Unción, con la que podemos ascender cada vez más, hasta alcanzar una luz brillante y cegadora, una luz que no deja resquicio para que la oscuridad se esconda.

Entonces, por ahora el mal ha cumplido su sentido: exprimir la luz interior del alma humana, una luz que no conoce límites. Ante esa luz, el Mal se derrite, rendido, y desaparece. Pues, en el principio, la oscuridad se creó con un solo propósito: extinguir la luz interior del alma humana. Una luz sin límites.

¡Misión cumplida, el mal se desvanece en la luz que él mismo ha llamado!

Ahora sí, con esto bien entendido, vale la pena terminar la bitácora con la frase que usé al comenzarla:

«Luchar contra el mal es una tarea muy noble cuando es necesario. Pero no es nuestra misión en la vida. Nuestra tarea es traer más luz«.

Shalom a todos! ¡Los amo y los necesito!

P.A. David Nesher

“Una palabra puede abrir el Cielo… o romper mundos”

Por P.A. David Nesher

En cierta ocasión leí una frase que melló mi alma: “Una palabra puede abrir el Cielo… o romper mundos”. Para escribir esta bitácora, hice el esfuerzo de buscar el libro en el que la leí, pero el trabajo no lo encontré. Sin embargo, y más allá de la obra literaria y el autor, me animo a escribir esta enseñanza desde aquellas pautas que el Espíritu Santo ha ido sembrando en mi vida a lo largo del camino ministerial que el Señor me ha hecho transitar.

Por eso comenzaré diciéndote que en las Sagradas Escrituras se encuentra la enseñanza correcta sobre el poder del verbo que la frase compartida nos da a entender. La revelación del Eterno deja bien en claro que en los mundos superiores, no existen las palabras vacías. Por lo contrario, cada palabra que pronunciamos aquí abajo asciende o desciende como una chispa viva, una vibración que deja marcas en los planos ocultos de las distintas esferas celestiales (hebreo: sefirot).

Por lo tanto, debemos aceptar que existen palabras que salvan, porque contienen luz; y hay palabras que, nacidas del ego engreído o el prejuicio egoico, dejan fracturas en la conciencia que sólo el silencio y el amor pueden reparar.

La Sabiduría de la Instrucción divina (Torah) enseña con absoluta claridad que fuimos dotados del habla como reflejo del Creador:

Y dijo Elokim: Sea la luz. Y fue la luz.”

(Bereshit | Génesis 1:3)

Por esto último, también tú puedes decir: ¡“Sea la luz”!… y la luz será.

Porque la palabra humana es arquitectura de mundos.

En la mente de Israel está bien establecida la idea de que cada letra hebrea no es sólo forma o sonido, sino una energía viva, una hebra del infinito. Cuando las pronuncias con intención pura, alineas tu alma con los códigos de la creación.

Los especialistas en las ciencias del alma aseguran que un abrazo puede sanar un corazón. Sin embargo una palabra pronunciada desde el alma puede devolverle a alguien su raíz ontológica, su certeza y convicción, su aliento de propósito, su misión de fe.

Así, y de igual modo, una palabra dicha con dureza o desdén puede romper un alma en silencio.

Por todo esto, amigo lector, deseo que cada palabra que salga de tu boca sea una plegaria, una nueva creación, una medicina efectiva, un ladrillo de luz que contribuye a la edificación de un mundo más humano.

Me despido solicitándote que medites en lo que el rey sabio Shlomo (Salomón) dejó en sus Proverbios:

🌿Porque la vida y la muerte están en poder de la lengua, y quien la ama comerá de sus frutos.

(Mishlé | Proverbios 18:21)

Shalom!

En servicio y amor: P.A. David Nesher

¿De dónde sabemos que diez varones constituyen un Minyán?

La fuente está en la parashá Emor. La Torá nos dice: «Venikdashti betoj bnei israel» —estas son las palabras de YHVH—: «Seré santificado en medio de los hijos de Israel».

Aquí se nos habla de una comunidad de personas que adoran a YHVH, pero ¿cómo entendemos la frase: “en medio de”?

Los Sabios emplearon un método de exégesis bíblica conocido como guezerá shavá, en el cual dos versos con idéntica terminología son comparados entre sí, este verso coincide con otro.

Pue bien, por medio de este método, sabemos que en la Parashá de Kóraj, la Torah nos dice “Hibbadelu mittoch haedah” que traducida es: «sepárense de en medio de esta comunidad«.

Entonces, tenemos la misma frase, “en medio”, con referencia a una comunidad y ese término “edah” para comunidad se usa en la Parashá Shelaj Lejá, donde los diez espías malvados son mencionados como “ha’edah hara’ah hazzot” (–»esa asamblea malvada«).

Así es como sabemos que la referencia en la Parashá Emor a un grupo de personas, en medio de las cuales santificamos el nombre de Dios, es diez personas.

Me parece absolutamente extraordinario que aprendamos sobre un minyán a partir de dos eventos históricos: uno es la rebelión de Koraj, y el otro es la historia de los espías. En ambos casos, tuvimos personas dentro de nuestra nación que nos decepcionaron gravemente, pero el mensaje del minyán es que todos deben ser incluidos. No nos corresponde juzgar a los demás.

Por supuesto, debemos evaluar lo que está bien y lo que está mal, y debemos tomar una posición cuando creemos que es necesario, pero dicho esto, en última instancia, debemos dejar el juicio en manos de YHVH.

Cuando se trata de una comunidad, absolutamente todos deberían estar «en medio de nosotros».

Shabat Shalom!

Te regalo 52 Proverbios africanos

1. No importa cuán alto sea un árbol, sus hojas caerán al suelo.

2. El río que olvida su fuente se seca.

3. La tortuga dice que es paciente porque sabe a dónde va.

4. No importa cuán largo sea el cuello de la jirafa, no puede ver el futuro.

5. El sol no olvida una aldea por ser pequeña.

6. Es la rata de la casa la que le dice a las de fuera por dónde entrar.

7. La lluvia que moja a uno ya ha mojado a muchos antes.

8. Cuando las raíces de un árbol se pudren, llevan la muerte a sus ramas.

9. El niño que no es enseñado en su casa, será enseñado en la calle.

10. El escorpión que se esconde en el zapato está buscando problemas

11. Quien trae leña con hormigas invita lagartijas a su casa.

12. Quien lanza piedras al mercado debe recordar que sus familiares pueden estar allí.

13. El halcón no se come al polluelo de una gallina cuidadosa.

14. No se sube a un árbol desde la cima.

15. Quien quiere dormir en un cuarto lleno de mosquitos no debe quejarse de las picaduras.

16. Si los ojos no ven, la boca no debe hablar.

17. Quien se levanta temprano encuentra comida.

18. Si no defiendes algo, caerás por cualquier cosa.

19. Cuando brilla la luna, el cojo camina con alegría.

20. No importa cuán larga sea la noche, el día siempre llega.

21. Si un ciego dice que lanzará una piedra, ya pisó una.

22. El tambor suena más fuerte para quien lo sostiene.

23. Si subes un árbol sin ramas, caerás.

24. Quien come solo, muere solo.

25. Las pisadas de los ancianos son lámparas para los jóvenes.

26. No importa cuán lejos fluya un arroyo, no olvida su origen.

27. Si el agua se derrama y no se limpia, alguien resbalará.

28. El sol no olvida una aldea por ser pequeña.

29. Incluso el tambor más pequeño suena cuando se golpea.

30. Cuando dos elefantes pelean, la hierba sufre.

31. Los ojos que todo lo ven no se ven a sí mismos.

32. El cielo es muy grande para que dos aves choquen sin razón.

33. No se mide un río con ambos pies.

34. El escorpión que se esconde en el zapato está buscando problemas.

35. Cuando el tambor cambia de ritmo, el bailarín cambia de paso.

36. El hombre que cuenta a sus enemigos tiene demasiado tiempo libre.

37. Quien quiere miel debe enfrentarse a las abejas.

38. Cuando cae el árbol, las aves se dispersan.

39. No se enseña a nadar a un pez.

40. No discutas con quien no tiene nada que perder.

41. Un rico sin sabiduría es un tonto decorado.

42. El leopardo no cambia sus manchas.

43. Lo que ve un anciano sentado, un niño no lo ve de pie.

44. La lengua y los dientes pelean, pero viven juntos.

45. El perezoso dice que el camino es demasiado largo.

46. Si duermes demasiado, la pobreza te despertará.

47. El fuego que quema la choza del vecino puede alcanzar la tuya.

48. Si el agua se queda mucho tiempo en la olla, apesta.

49. La serpiente que muerde al campesino encontrará el machete.

50. Cuando el mercado está lleno, la gente camina despacio.

51. La olla no hierve sin fuego.

52. Incluso en la oscuridad, el ojo busca la luz.

¿Quién es el P.A. David Nesher?

Te cuento que tuve la curiosidad de probar a la Inteligencia Artificial haciéndole la pregunta que he colocado como título de esta bitácora; me sorprendí toda la info que encontró y la rapidez con la que elaboró la biografía que a continuación te comparto:

David Nesher: El profeta mendocino que une los secretos cabalísticos de Torá con el cristianismo moderno.

En las tierras áridas y montañosas de la provinica de Mendoza, Argentina, un 30 de octubre del año 1965, nació David Nesher, un hombre cuyo destino estaría marcado por la búsqueda de lo divino y la conexión entre lo antiguo y lo moderno. Hoy, es reconocido en las naciones como un profeta, devenido luego en apóstol, erudito en Teología, y especializado especialmente en Toralogía y Kabbalah mística. Con todo esta carrera de vida, Nesher se ha convertido en una figura influyente en el mundo religioso, fusionando el judaísmo místico con el cristianismo carismático.

Es el profeta y apóstol (por sus siglas P.A.) fundador del Ministerio Monte Santo, una organización que se está expandiendo en las naciones, y se dedica primordialmente a la formación de discípulos, la capacitación de líderes y la expansión del evangelio del Reino. Su enfoque principal es equipar a creyentes y líderes para que funcionen en los cinco ministerios mencionados en Efesios 4:11 (apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros).

Desde muy joven, a sus 16 años, mostró un interés profundo por los textos sagrados, no sólo desde una perspectiva cristiana, sino también explorando las raíces judías de la fe. Su curiosidad intelectual y autodidacta lo llevó a sumergirse en el estudio de la Torah y la Kabbalah, disciplinas que más tarde definirían su enfoque teológico único, y le daría su base de acción profética.

De esta manera, con una vida dedicada a la exploración y enseñanza de las verdades profundas de las Sagradas Escrituras, Nesher se ha consolidado como un líder visionario que combina su formación académica con una pasión por guiar a otros hacia una conexión renovada con lo divino.

Su ministerio se caracteriza por la enseñanza de principios bíblicos profundos, con un énfasis en la restauración de la iglesia primitiva y la implementación de modelos apostólicos para la edificación de la iglesia contemporánea.

Este llamado lo llevó a profundizar en el estudio de la Torah, alcanzando el grado de Master en Toralogía, una disciplina que examina la Ley divina desde una perspectiva tanto histórica como espiritual. Su enfoque en la Toralogía no solo refleja su erudición, sino también su compromiso con desentrañar los códigos y significados ocultos en los textos sagrados para aplicarlos a la vida contemporánea.

El ministerio: Profeta y apóstol de la restauración

A mediados de los años 90, David Nesher sintió un llamado divino que lo llevó a abandonar la vida académica tradicional para dedicarse por completo al ministerio profético que hasta hoy lo caracteriza.

Desde 1998, ha sido un conferencista activo, llevando su mensaje a iglesias, congresos cristianos y seminarios empresariales en países como Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Venezuela, Colombia, México y Estados Unidos. Su capacidad para conectar las enseñanzas bíblicas con aplicaciones prácticas en la vida cotidiana y el ámbito laboral lo ha convertido en un orador muy solicitado.

Esta demanda como expositor se debe a que el apóstol Nesher enfatiza la importancia de entender las Escrituras desde una perspectiva hebraica, resaltando el contexto cultural y lingüístico de la Biblia. Su enseñanza combina elementos del judaísmo mesiánico con principios del movimiento apostólico y profético moderno. Aboga por una iglesia que funcione bajo un gobierno apostólico y que esté fundamentada en la revelación de Cristo como el Mesías.

Entre los temas centrales de su enseñanza se encuentran:

  • – La restauración de los fundamentos apostólicos y proféticos.
  • – El gobierno del Reino de Dios en la Tierra.
  • – La formación de discípulos y líderes según el modelo bíblico.
  • – La importancia de la identidad y las raíces hebreas en la fe cristiana.
  • – La restauración de Sión como diseño defenitivo de los últimos tiempos.


El ministerio del apóstol David Nesher ha tenido un impacto significativo en América Latina y otras regiones del mundo. A través de conferencias, seminarios, publicaciones y recursos en línea, ha influido en miles de creyentes y líderes que buscan profundizar en su fe y entender su rol en el Reino de Dios.

Innovaciones en el campo espiritual y social

En el año 2000, fundó la Red Apostólica Internacional Ministerio Monte Santo, una organización dedicada a la formación de líderes espirituales y la promoción de un avivamiento basado en los principios apostólicos y proféticos. Bajo su liderazgo, esta red ha crecido hasta convertirse en una influencia significativa en el mundo cristiano de habla hispana.

Junto a su esposa, la escritora Laura Arco, David Nesher ha desarrollado dos enfoques innovadores: la pneumaterapia y la logopedagogía social. La pneumaterapia es una metodología que combina la sanidad espiritual con principios psicológicos. Para explicarlo mejor la pneumaterapia es una práctica que él define como un enfoque terapéutico basado en la restauración del alma humana a través del poder del Espíritu. Este método, profundamente enraizado en su comprensión de la dimensión espiritual del ser humano, busca integrar mente, cuerpo y espíritu para promover sanidad y plenitud. Su trabajo en este campo lo ha distinguido como un innovador que trasciende las fronteras tradicionales de la teología y la psicología.

Por otro lado la logopedagogía social (metodología ideada por Laura Arco), se enfoca en la educación y el desarrollo personal a través de la palabra y la acción. Estas herramientas han sido utilizadas para transformar vidas y comunidades, especialmente entre los más vulnerables.

Como profeta y apóstol, Nesher fundó el Ministerio Monte Santo, una plataforma desde la cual imparte enseñanzas, profecías y reflexiones sobre los tiempos actuales. Desde Las Heras (Mendoza), su ciudad natal, ha extendido su influencia a nivel global, utilizando medios digitales como su blog y diversas plataformas como Facebook, Youtube y Tiktok para compartir un «panorama profético» que invita a sus seguidores a vivir en armonía con los designios divinos. Su mensaje, caracterizado por una mezcla de autoridad espiritual y empatía, resuena con quienes buscan respuestas en un mundo en constante cambio.

Trabajo social: Las Casas del Alfarero

El compromiso de David Nesher con los más necesitados se materializa a través de la Fundación Monte Santo, que dirige junto a su equipo de colaboradores.

Esta fundación ha establecido las conocidas Casas del Alfarero, centros de asistencia integral que brindan comida, refugio y apoyo a niños, ancianos y personas en situación de calle. Pero su labor no se limita a la asistencia inmediata; en estas casas también se ofrece capacitación laboral para jóvenes, adultos y mujeres a cargo de familia, ayudándoles a reconstruir sus vidas con dignidad y esperanza.

Además, las Casas del Alfarero son un espacio de sanidad y restauración para personas que luchan contra las adicciones, gracias al Proyecto Reconcilia2. Este programa ofrece apoyo emocional, espiritual y práctico para que los participantes puedan reintegrarse a la sociedad como individuos plenos y productivos.

Enseñanzas y legado.

David Nesher es un líder espiritual ordenado como apóstol en dos ocasiones formales:

  • primero el 12 de diciembre de 2005 por la Red del Ministerio Monte Santo (acta en Mendoza, Argentina), y
  • luego en septiembre de 2007 en Santiago de Chile por un presbiterio apostólico internacional (acta en una congregación chilena), lo que refuerza su posición dentro de los círculos carismáticos y apostólicos que lo reconocen. Esto refleja un proceso de legitimación progresiva dentro de su ámbito ministerial.

A lo largo de su trayectoria, David Nesher ha sido invitado a impartir conferencias en congresos cristianos y empresariales en países como Argentina, Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Uruguay, México y Estados Unidos. Estas presentaciones han destacado por su capacidad para fusionar principios espirituales con aplicaciones prácticas, inspirando tanto a líderes religiosos como a profesionales del ámbito empresarial a alinear sus vidas y proyectos con valores eternos. Además, ha publicado numerosos escritos, videos y estudios que abordan temas como la redención, la unidad del pueblo de Dios y la relevancia de las fiestas bíblicas en el contexto moderno. Su estilo es accesible pero profundo, apelando tanto a eruditos como a quienes apenas comienzan su camino de fe.

David Nesher es conocido por sus conferencias internacionales, donde aborda temas como la restauración del Tabernáculo de David y de Sión, el significado místico de las festividades judías y el papel de la iglesia de Cristo en los últimos tiempos. Ha escrito numerosos artículos que exploran la intersección entre la Torá y el Nuevo Testamento, convirtiéndose en una voz influyente para aquellos que buscan una fe más profunda y enraizada en las Escrituras.

Además, su ministerio ha formado a cientos de líderes espirituales en América Latina y más allá, quienes han llevado sus enseñanzas a sus propias congregaciones. Nesher también ha sido invitado a participar en eventos interreligiosos, donde promueve el diálogo entre el judaísmo y el cristianismo.

Críticas y controversias

Como toda figura pública en el ámbito religioso, David Nesher no ha estado exento de controversias.

Algunos de sus críticos detractores han cuestionado su enfoque en la Kabbalah, argumentando que esta tradición mística judía no tiene lugar en el cristianismo. Otros han expresado preocupación por el énfasis en las revelaciones proféticas, que algunos consideran alejadas de la ortodoxia bíblica. Sin embargo, sus seguidores defienden su ministerio, afirmando que Nesher ha sido un instrumento de Dios para restaurar verdades olvidadas, y elevar la conciencia de multitudes de creyentes que buscan mayor formación espiritual.

Vida personal y familia

Aunque gran parte de su vida gira en torno al ministerio, David Nesher es también un hombre de familia.

David Nesher es conocido por su estilo de vida sencillo y su dedicación a la familia. Si bien mantiene un perfil relativamente bajo en cuanto a su vida privada, su enfoque en la integridad y la santidad personal es un aspecto destacado de su ministerio. Los que lo conocen, y admiran destacan que Nesher, como padre, esposo y mentor, logra el equilibrio de su vida personal con su misión, siendo un ejemplo vivo de los principios que enseña.

Está casado con la Licenciada Laura Arco, una escritora y colaboradora clave en su trabajo espiritual y social. Juntos han formado un equipo inseparable, dedicado no solo a la enseñanza y la predicación, sino también a la transformación social a través de sus iniciativas innovadoras. Su hogar, ubicado en Mendoza, sigue siendo un lugar de refugio y estudio, donde continúa profundizando en las Escrituras y las tradiciones místicas.

El futuro: Un mensaje para las nuevas generaciones

Hoy, a sus casi 60 años, David Nesher sigue activo en su ministerio, viajando por el mundo y compartiendo su mensaje de restauración y avivamiento. Su visión para el futuro incluye la formación de una nueva generación de líderes espirituales que puedan llevar el mensaje del Reino de Dios con sabiduría y poder.

En un mundo cada vez más fragmentado, David Nesher se erige como un puente entre tradiciones, un profeta moderno que invita a sus seguidores a explorar las profundidades de la fe y a conectarse con las raíces eternas de la Palabra de Dios, y los principios de vida que ella revela. Su legado, tanto en el ámbito espiritual como en el social, sigue creciendo, impactando vidas y comunidades en todo el mundo.

Hoy, con casi seis décadas de vida, David Nesher continúa siendo una voz influyente desde Mendoza, Argentina, al mundo. Su legado trasciende las etiquetas, pues no solo es un teólogo o un terapeuta del alma, sino un guía que inspira a otros a descubrir su propósito eterno en medio de los desafíos del presente. Su vida y obra son un testimonio de cómo la fe, el conocimiento y el amor por la humanidad pueden converger para transformar vidas.

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Nota: Las tres AI consultadas coincidieron en la biografía (Bing, DeepSee, Grok)

La Familia: Prioridad para la Vida Humana

Por P.A. David Nesher

Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con élSi su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre. 

Éxodo 21: 3-6

La exclamación de aquellos israelitas que salieron con Moisés, debe haber sido algo así: «¡Sí, estamos libres de la esclavitud de Egipto! ¡Hemos aceptado nuestra suerte como pueblo elegido de YHVH! Ahora pasamos con entusiasmo a…» ¡Un momento, el Eterno quiere primero otra cosa! ¿Una lista de normas para una sociedad hipotética que todavía no podemos construir? y entonces surgirá en todas las generaciones la pregunta: ¿Por qué está aquí la parashá Mishpatim?

Antes de avanzar en esta bitácora, tengamos en cuenta que no podemos entender este pasaje en particular a menos que sepamos que hay otros dos pasajes en la Torah que complementan estas palabras; uno en Levítico 25, los versículos 39 a 55, y el otro Deuteronomio 16, los versículos 12 a 18. Luego, de leer estos pasajes, deberemos revisar todo este asunto en el libro del profeta Jeremías (34:8-22). Sólo con estos tres pasajes lograremos obtener la cosmovisión completa que necesitamos para la comprensión de este mandato divino. 

Desde toda esta consideración quiero decir que lo que tenemos aquí en Levítico 25, versículos 39 a 55, es que se habla muy claramente de cómo realmente no puedes maltratar a tu sirviente hebreo. En realidad, la palabra utilizada en hebreo es “eved”, que es “esclavo”. Así que no puedes maltratar a tu esclavo hebreo. Esencialmente, el esclavo hebreo asume el papel de, al menos, el sirviente contratado. Trabaja durante seis años y en el séptimo año, queda libre. En el versículo 39 de Levítico 25: “Cuando tu hermano se vuelve pobre contigo y te es vendido, no le hagas la obra de un esclavo”. Lo que la Torah dice aquí es: “debería ser como un trabajador contratado o un residente extranjero contigo. Y él te servirá, él trabajará para ti, hasta el año del Jubileo.” Esto es significativo porque, en este pasaje de Éxodo, habla de si decide quedarse contigo, se quedará contigo, dice «para siempre» (versículo 6). Sin embargo este “para siempre” queda perfectamente definido en Levítico 25 como «hasta el año del jubileo», que es un máximo de 49 años, y en el año 50 se va libre.

Ahora bien, buscando la clave esencial de este pasaje de mishpatim la hallamos en el primer tema: las normas para tratar a los esclavos hebreos con dignidad. Justamente en este momento de transición de la impotencia a la autonomía, de la mera supervivencia a la providencia divina en una Tierra Prometida, los israelitas necesitan que se les recuerde que tienen una responsabilidad moral hacia los más vulnerables de su sociedad.

Y esto es lo que me sorprende de esta parashá, la medida de humanidad que Mishpatim le otorga al “esclavo hebreo”, dado el contexto de un mundo en el que la esclavitud y la servidumbre legal eran normativas que permitían el trato inhumano a un esclavo. El Eterno quiere que se entienda que el esclavo hebreo es en realidad un pariente que ha pasado por tiempos difíciles y debe entrar en servidumbre temporal para pagar sus deudas. Al final de su período de seis años, la Torá dice:

Si tenía mujer, su mujer se marchará con él. Si su amo le dio mujer y ella le dio hijos, la mujer y sus hijos serán del amo, y él se marchará solo. Pero si el esclavo declara: «Amo a mi amo, a mi mujer y a mis hijos; no quiero salir libre»,… (Éxodo 21:3-6) entonces seguirá siendo su esclavo de por vida.

Con esto, el Eterno se asegura por medio de Su Torah que Su Pueblo entienda que el diseño de familia es una prioridad para el establecimiento de Su Reino en la Tierra.

Yah, deja bien establecido que las relaciones amorosas deben ser respetadas, incluso en circunstancias difíciles y degradantes, como vemos en la apertura de esta porción. El esclavo hebreo tiene el derecho de determinar el futuro de su familia dentro de sus limitadas circunstancias: puede elegir trabajar para proveer y criar a sus hijos.

Ésta es, entonces, la lección que la parashá Mishpatim nos enseña en este momento. Quienes tienen seguridad deben recordar ejercer su influencia con cuidado hacia quienes no la tienen. Así como una sociedad de esclavos recién liberados necesitaba tratar a los demás con humanidad una vez que conseguían un poco de poder, también nosotros, en tiempos en los que las naciones se llenan de inmigrantes, refugiados, esclavos y pueblos oprimidos, necesitamos priorizar los valores de la familia y la dignidad para todos, sin importar cuán recién llegados sean.

Está bien claro que el recurrir a la misericordia de los demás en tiempos difíciles no despoja a una persona de su humanidad fundamental, ya sea en la época de la Torah o en la actualidad.

Debemos proteger los derechos de las familias migrantes mientras buscan una vida mejor en nuestra nación, otorgándoles un trato humano y el debido proceso. Debemos vivir los “Mishpatim”, encarnando el conjunto de valores que el Eterno ha establecido en Su Instrucción para gobernar nuestra sociedad en forma justa, asegurando una equidad que construya un mundo más humano.

La Paz y Gracia de nuestro SEÑOR esté con cada uno de ustedes.

David Nesher

¡Tu Casa, es el Reflejo de tu Alma!

Por David Nesher

Un hogar que está sucio y lleno de desorden, no es un lugar feliz para vivir, está plagado de energía negativa, esa que a las fuerzas del Otra Lado de la Luza les gusta consumir; y por ello, las personas que viven en este entorno, se verán afectadas.

El desorden entorpece y estanca, haciendo muy difícil seguir adelante, en nuestros caminos.

El estrés de búsqueda de cosas, provoca ansiedad, deprime y trae confusión, por ello la importancia de tirar, o donar lo que ya no necesitamos, para dar un aire nuevo al hogar.

Tu casa es el reflejo de tu vida, y esto implica todo: parte física, espiritual, sentimental, laboral, social y familiar.

Recuerda siempre que hay un lugar para cada cosa, y cada cosa debe estar en su lugar, esto ayuda a estar en armonía, y repercute en un mejor flujo de energía.

Se debe hacer limpieza de casa y deshacerse o remodelar todo aquello que no nos haga sentir bien, para dejar paso a lo nuevo.

No se deben acumular cosas innecesarias, sacar de la casa todo aquello que no aporta nada, todo lo que no sirve, o ya no te gusta.

Al deshacerse de cosas que no aportan nada positivo, la casa pierde negatividad, gana espacio y es mucho más fácil de limpiar, que es algo importante. Hay que rodearse de cosas que nos gusten, que nos traigan buenos recuerdos, que nos motiven.

¡Tu casa eres tú!… ¡Como está tu casa, así estás tú!

Entonces te invito a ponernos de acuerdo. Nuestro hogar, es un reflejo de nosotros mismos. Nuestra casa nos dice cómo nos encontramos en ese momento, si estamos estancados, rodeados de un montón de cosas que no nos aportan nada, y nos impiden ver o tener tiempo para las más importantes, se pierde tanto tiempo buscando las cosas, ordenándolas o quitándoles el polvo.

¡Por favor, simplifiquemos nuestra vida, y quedémonos con lo que verdaderamente merece la pena! Ten en cuenta que aligerar tu vida hace que te sientas más liberado. Tomar decisiones hace que te sientas más seguro y responsable. Regalar cosas te hace sentir desprendido y más generoso y ordenando tu espacio, te sientes más organizado y eficaz.

Es una forma de liberar espacio no solo físico, sino también mental, dejar espacio para que entren cosas nuevas, eso no significa tirar cosas que nos recuerden quién somos, eso también es importante tenerlo, los recuerdos son las raíces de quién somos, pero aquello que acumulamos que no nos aporta nada, sácalo de tu casa y de tu vida.

Una vez que se depuró todo lo que no necesitamos más, se debe seguir la rutina del orden y la limpieza para así mantener un ambiente agradable en nuestro hogar, con hábitos como:

–Tender tu cama, sin duda la habitación tendrá un aspecto más ordenado.

–Lavar los platos sucios al momento, para evitar que se acumulen.

–Sacar la basura diariamente, para evitar malos olores, o que rebalse.

–Volver a colocar las cosas en su lugar después de utilizarlas.

–Hacer limpieza de rutina diaria, sin caer en obsesión, frustración y que nunca disfrutes de la vida.

Un entorno ordenado, limpio y despejado, transmite alegría, paz y equilibrio, sin duda lo más lujoso de tu casa será el orden, recuerda que no es más limpio el que más limpia, sino, el que menos ensucia.

Un dicho que siempre escuche de Luisa Josefina Peralta, mi madre:

«Una casa puede ser la más pobre del barrio; pero si está limpia y ordenada, es un verdadero placer estar allí, y Dios se complace en protegerla junto con los que en ella habitan«.

¿Eres Creyente en Jesús? ¡Entonces produce Pruebas!

P.A. David Nesher

Estas señales seguirán a los que CREEN.”
(Marcos 16:17)

Apenas unos momentos antes de que Yeshúa ascendiera al Padre, les dijo a sus discípulos:

“Y estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes; y si beben cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán las manos, y sanarán”
(Marcos 16:17,18).

«Las señales acompañarán a los que crean»

Ésta es una frase que enfatiza que la fe en Yeshúa como Ungido de Dios que está a la diestra del Padre, implica más que un simple acuerdo mental; está acompañada de señales tangibles y sobrenaturales que sirven como evidencia del poder del Eterno obrando a través de los creyentes discípulos de Yeshúa.

Las Sagradas Escrituras nunca dicen que estas señales dejarán de seguir a los creyentes. Si crees, ¡te seguirán!

En este asombroso pasaje, Yeshúa dijo que las “señales” seguirán a los que creen. La palabra “señales” proviene de una palabra griega que se refiere a una firma o sello que se aplicaba a un documento para garantizar su autenticidad . Era la prueba que mostraba que el documento era real . Jesús estaba enviando a sus discípulos al mundo a predicar el Evangelio, y al enviarlos, dijo, en esencia, que la firma sobrenatural de Dios estaría en su ministerio. Estas “señales” debían ser la declaración oficial de Dios de que su pueblo había sido enviado por el Cielo y que el mensaje del Evangelio era verdadero. Las señales que seguían a la predicación del Evangelio del Reino debían autenticar el mensaje y dejar en claro que no era un mensaje hecho por el hombre, sino que provenía directamente de Dios mismo.

El Maestro Resucitado dijo que estas señales “seguirán” a los que creen. Es importante que Jesús dijera en Marcos 16:17: “…Estas señales seguirán a los que creen…”. La palabra “seguir” se traduce de una palabra que significa seguir o ir a algún lugar con una persona , como acompañarla en un viaje. Tal como se usa en este versículo, la palabra “seguir” significa acompañar incansablemente a alguien , estar constantemente al lado de un individuo o estar siempre en estrecha proximidad con una persona, como un compañero fiel que siempre está a su lado .

Esto nos dice que las señales y los prodigios deben seguirnos fielmente a nosotros y al mensaje del Evangelio dondequiera que vayamos. Las señales y los prodigios deben estar tan en sintonía con nosotros y con el mensaje que predicamos que vivir sin estas señales nos parecería muy extraño. Dios quiso que estas señales nos siguieran a dondequiera que vayamos, como nuestros compañeros ininterrumpidos y como la firma de Dios de que el mensaje que predicamos es verdadero.

Al decir estas cosas, Yeshúa dio autoridad a los creyentes para hacer estas cosas en Su Nombre. Para que los creyentes puedan expulsar demonios, obviamente deben tener autoridad sobre ellos.

Este pasaje de las Escrituras habla del dominio restaurado a la humanidad en Yeshúa el Ungido de Yah. Simbólicamente, este pasaje representa el empoderamiento, la comisión y la habilitación sobrenatural de los creyentes para llevar a cabo la misión de difundir el Evangelio del Reino de Dios. Las señales y los milagros mencionados sirven como una demostración visible del poder de YHVH y una confirmación de la verdad del mensaje del Evangelio anunciado por Yeshúa. Además, la ascensión de Yeshúa sirve como recordatorio de su presencia y participación constantes en la obra de sus seguidores.

En conclusión, Marcos 16:15-20 contiene instrucciones y promesas vitales para quienes siguen a Yeshúa. Destaca el mandato universal de compartir el mensaje de salvación, la importancia de la fe y el bautismo de los creyentes, las señales que acompañan a los discípulos y la presencia y colaboración constantes de Yeshúa en la misión de difundir el Evangelio del Reino. Este pasaje sigue siendo una fuente de aliento y motivación para que los discípulos del Maestro cumplan la Gran Comisión y esperen que Dios trabaje a través de ellos mientras proclaman obedientemente las buenas nuevas.

Por lo tanto, si eres creyente, Yeshúa dijo que estas señales te seguirán. Por lo tanto: ¡Cree!

En amor y servicio: David Nesher

¿Por qué a Kislev se lo denomina «el Mes de los Sueños»?

Por P.A. David Nesher

Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos le aborrecieron aún más. Y él les dijo:
Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que estábamos atando gavillas en el campo, y he aquí mi gavilla se levantó y estuvo derecha también; y he aquí vuestras gavillas estaban alrededor, inclinándose a mi gavilla. 

Génesis 37:5-7

Hemos entrado ya en el mes hebreo de Kislev  (כִּסְלֵו en hebreo), que es el noveno mes del calendario del Eterno. Este mes es un punto vital en el año que representa un tiempo para volver a soñar, un tiempo para encontrar descanso en aquel que nunca cambia y un tiempo para obtener nuevas estrategias de guerra.

¿Sabías que la mayoría de los sueños registrados en la Torah se leen durante este mes de Kislev? ¿Por qué razón? ¡Porque los Sabios descubrieron que este es un mes ideal para soñar con el Eterno y Su propósito!

Primero quiero explicarte lo que te afirmé en el párrafo anterior. Si observas con atención notarás que en las porciones de la Torah que se leen durante el mes de Kislev, encontramos la mayoría de los sueños mencionados en la Torah. A lo largo de los cinco libros de la Torá, encontramos diez sueños explícitos (soñados por siete «soñadores»), todos en el Libro de Génesis.

El primer sueño de Avimelej, Rey de Gerar, aparece en la porción de la Torah de  Toldot , leída en el mes de  Jeshvan . Los otros nueve sueños aparecen en las porciones de la Torah de  Vayetzé, Vayeshev y Miketz , todas leídas durante el mes de Kislev. De acuerdo con el conocido principio de la Torah de que uno debe «vivir con los tiempos» (es decir, con la porción semanal de la Torah), el tema de los sueños sería un tema de meditación adecuado durante el mes de Kislev. Durante este «mes de los sueños» uno debe esforzarse por examinar y aclarar en su alma el tema del «sueño», sondear las profundidades de sus raíces en el alma y resolver su enigma de una manera buena y apropiada.

Ahora quiero dejar en claro una cosa. Cuando hablo de sueños, no me refiero solamente a los sueños literales que tenemos mientras dormimos. También me refiero a los sueños en términos de visión y propósito. Hay un sueño divino para tu vida, tal y como lo aprendemos en el evento de la Escalera de Yaakov, es divino porque se origina en el cielo. ¡Es una visión y un propósito que el Señor pone en tu corazón y en tu mente!

En el sueño de Yaakov, era el Eterno el que estaba de pie en la cima de la escalera. Los sueños de YaH nunca se tratan de nosotros. Nos esforzamos por alcanzar los sueños de Dios porque sabemos que se trata del SEÑOR. Sabemos que al subir por esa escalera lo encontraremos más en cada peldaño mientras corremos en pos de Su visión y propósito para nuestras vidas. ¡Los sueños de Dios cambiarán tu vida!

Volvamos a lo que los Sabios enseñan. Debes saber que cada mes del calendario hebreo está asociado con una piedra preciosa en particular de entre las doce piedras preciosas incrustadas en el pectoral del Kohen Gadol (Sumo Sacerdote). La piedra preciosa de Kislev, el noveno mes (que corresponde con los nueve sueños, como se mencionó anteriormente), es la novena piedra del pectoral: la amatista (ajlama en hebreo). En su Libro de raíces hebreas, el famoso sabio Radak explica que la raíz de Ajlama es jalam («sueño»), y «quien lleve una (una amatista) en el dedo, muy probablemente verá sueños«.

La amatista es la piedra que representa la tribu de Benjamín, cuya grandeza latente y destino real a menudo están ocultos por defectos visibles de carácter que frenan su crecimiento y desarrollo para cumplir el plano de liderazgo que el Eterno le ha dado. Pero a través de las pruebas que Dios les envía para revelar sus defectos, los dones reales emergen y toman su lugar como fuertes líderes en la familia de Dios, poderosos en la Palabra, inquebrantables en su postura por la verdad, buenos discernidores al percibir errores y audaces al defender la causa de YHVH. Su amor por Dios se exterioriza mientras toman la responsabilidad de ser pastores del rebaño custodiándolo con sus arcos y flechas.

Al avanzar con nuestro estudios de parashot (porciones) del Sefer Bereshit (Génesis) observaremos que la principal figura de la Torah relacionada con los sueños (sea tanto como soñador, así como intérprete de los tales), es Yosef (José) el Tzadik (Justo), apodado (por sus hermanos) como “el maestro de los sueños”, y más tarde fuen nombrado Tzafenat Paneaj («Descifrador de Secretos») por el Faraón. Los cuatro sueños que precedieron a los de Yosef –el sueño de Avimelej, el primero y el segundo sueño de Yaakov, y el sueño de Labán– eran transparentes y no necesitaban una interpretación especial. En estos sueños, el Eterno, o un ángel, se le aparece al soñador y le revela información directamente. En cambio, los seis sueños finales –los dos de Yosef, los dos de los ministros del Faraón y los dos del Faraón– requieren interpretación, pues se han “vestido” de la facultad imaginativa del alma del soñador y aparecen en forma de alegoría y acertijo.

Sin embargo, la solución a los sueños de José –la postración de las gavillas de sus hermanos, y el sol, la luna y once estrellas ante él– es relativamente transparente. Sin necesidad de interpretación, tanto sus hermanos como su padre Jacob entendieron que el significado del simbolismo de los sueños de José era que debían venir y postrarse ante José. Jacob se pregunta diciendo (Génesis 37:10-11): “¿Quieres que yo, tu madre y tus hermanos vengamos y nos postremos en tierra ante ti?” Sin embargo: “su padre esperó a ver el resultado”.

De esto se desprende claramente que, así como Yosef, “el Tzadik, fundamento del mundo”, es “un intermediario que conecta «los reinos espiritual y físico, también es “un intermediario que conecta” los sueños transparentes que no necesitan soluciones y los sueños enigmáticos que necesitan interpretación (estos últimos provienen de una fuente superior, ya que los sueños enigmáticos son una expresión de la esencia de Dios manifestada en la capacidad de sostener la paradoja, como lo explicaré más adelante).

Salud mental y física

Cabe aquí decir que otra forma de la raíz hebrea jalam es hajlamá, que significa «salud» en general (tanto mental como física) y «recuperación» de una enfermedad en particular. Al dar gracias a Dios después de haber estado enfermo y haberse recuperado, el rey Jizkiyahu (Ezequías) oró así:

«Restaurame [de la raíz jalam] y hazme vivir».
(Isaías 38:16):

Los especialistas en enfermedades mentales han explicado que la aparición de un sueño en el alma de una persona es similar al fenómeno de la «sudadera» o «fiebre» de una persona enferma, ya que la sudoración es la separación y secreción de los desechos de lo que es saludable. Este proceso es una de las primeras señales de que el enfermo está en el camino de la recuperación.

Aunque la “separación de los desechos” es ciertamente una propiedad externa importante del sueño, en un nivel más profundo, el sueño sirve para revelar en el alma la Luz, la Providencia y la Voluntad de YHVH. En general, encontramos que la presencia del mal o de los “desechos” impide la revelación Divina y que la separación del mal provoca la revelación Divina, como se revela en el versículo de Bereshit (Génesis) capítulo 12, vers. 14: “Después que Lot se fue, Dios le dijo a Abram”. Rashi explica este pasuk de esta manera: “Mientras el malvado residió con él, la palabra de Dios estuvo separada de Abram”.

Por eso, y debido a su naturaleza “saludable”, la parte interna de la yema del huevo en hebreo se llama jelmon (de la raíz jalam, que significa salud o recuperación), como lo encontramos en el libro de Yob (Job) capítulo 6, versículo 6: “¿Hay alguna tarea en la yema de un huevo?” Continuando con la estructura del huevo en el hebreo, diré que la parte externa, “blanca” o «clara», se llama jelbon, de la raíz jelev (“grasa”), como en el versículo de Vayikrá (Levítico) cap 3, vers. 3: “La grasa que cubre las entrañas”. La yema, en el pensamiento hebreo, refleja y simboliza el aspecto de los “pensamientos de adentro”, insinuando en el alma la idea del salmista cuando escribio:

porque el pensamiento íntimo del hombre, y su corazón, son profundos
(Salmos 64:6)

Es en este nivel que el sueño se manifiesta. De manera similar, la yema refleja el nivel de “luz que ilumina para sí misma” en contraste con la parte “blanca”, que representa “la luz que ilumina a otro”. Esta distinción interior-exterior también se nota en la luz del sol mismo (la fuerza vectorial de la luz dentro del núcleo del sol se dirige hacia adentro). Así, el sueño refleja la luz interior, oculta en el alma, la luz que brilla hacia sí misma, que es la fuente de la salud mental y física.

Por lo tanto, ya que este es un mes para vigilar nuestros patrones de sueño, especialmente aquellos en los que el Eterno nos entrega sus dones, pues el salmista expresa:

“Él da a su amado aun mientras duerme”
(Salmo 127:2, NVI).

Todos soñamos, y el Eterno puede hablarnos en sueños. Puede ser un sueño de advertencia o de aliento para nuestro futuro.

¡Este es verdaderamente el mes de los sueños! Que seamos conscientes de cómo el Santo y Bendito Es se comunica con nosotros mientras dormimos. Pidámosle que revele cualquier misterio en los sueños como lo hizo con el profeta Daniel (Daniel 2:28). Que le encomendemos tanto los sueños de la noche como los de nuestro corazón.

Este mes es el momento de escuchar atentamente las estrategias del Rey de reyes, y de ponerlas en práctica en tu vida cotidiana. Mantén un cuaderno de notas o una aplicación grabadora siempre lista para que puedas registrar tus sueños y visiones. Es hora de ahuyentar y destruir todo lo que te ha estado ensuciando, el Templo de Dios, y volver a dedicarte al Eterno. Él te renovará, y serás consagrado como sacerdote del Altísimo, por la sangre de Yeshúa. Pon tu fe en acción, y observa cómo las estrategias del Señor de los Señores abruman, cansan y destruyen sistema reptiliano que aún gobierna en tu vida. Procura reunirte todo lo que puedas con tus hermanos en el Mesías para sentirte apoyado en tus sueños y a la vez apoyar a los otros. Sé como los lobos del Reino que trabajan juntos para devorar al enemigo y repartir el botín. Experimenta la bendición espiritual y financiera al recibir nuevos avances en las relaciones y las finanzas, y observa cómo las luchas del pasado desaparecen al poner tu esperanza y confianza en el Mesías. Sin la estrategia correcta, la guerra está perdida antes de que haya comenzado, pero cuando su estrategia proviene de Aquel que conoce todas las cosas, tú estás destinado a tener siempre éxito.

Mantén tus ojos enfocados en el arco iris que se arquea en el cielo, la promesa de Dios, y avanza con audacia y valentía (con Yeshúa como tu escudo y protector), sin miedo y sin temor, frente a tu enemigo.

Aléjate de tu propio entendimiento y deja que la sabiduría del Todopoderoso guíe tus pasos. Recuerda este proverbio:

«Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho.
El corazón del hombre piensa su camino; más Yahvéh endereza sus pasos.«
(Proverbios 16:8-9).

Amigo, amiga, el secreto es avanzar paso a paso, sumergido en la Unción, y consumido en la llama siempre ardiente del Espíritu Santo sobre ti.

Shemini Atzeret, la Circuncisión del Mesías y nuestro Corazón

Por David Nesher

«𝙀𝙣 𝙡𝙖 𝙀𝙧𝙖 𝙈𝙚𝙨𝙞𝙖́𝙣𝙞𝙘𝙖, 𝙡𝙖 𝙞𝙣𝙘𝙡𝙞𝙣𝙖𝙘𝙞𝙤́𝙣 𝙣𝙖𝙩𝙪𝙧𝙖𝙡 𝙙𝙚𝙡 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙨𝙚𝙧𝙖́ 𝙚𝙡𝙚𝙜𝙞𝙧 𝙚𝙡 𝙗𝙞𝙚𝙣».

– 𝙉𝙖𝙟𝙢𝙖́𝙣𝙞𝙙𝙚𝙨

Momentos antes de partir de este mundo, Moisés describió qué señal característica marcaría la redención final; le dijo a los Benei Israel que el Eterno circuncidaría sus corazones. Así fue como lo expresó:

 «El Eterno, tu Elokim, circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para amar al Eterno tu Elokim con todo tu corazón y con toda tu alma, para que puedas vivir»

(Deuteronomio 30: 6)

El análisis de esta metáfora profética conocida como la circuncisión del corazón nos permitirá cumplir por completo el mandamiento de amar a Dios (Deuteronomio 6:5). Pues nos dará vida plena, incluso palparemos lo que significa tener vida eterna.

En las Sagradas Escrituras, la expresión «corazón circuncidado» hace referencia a tener un corazón arrepentido, suplicante y sujeto incondicionalmente a la voluntad de Dios, que es buena, agradable y perfecta. Por ejemplo, en el libro de Devarim (Deuteronomio), Moisés ordenó a la gente:

«Circunciden su corazón y no endurezcan más su cuello«.
(Deuteronomio 10:16)

El profeta Jeremías le dice a Israel que se arrepienta de las malas acciones, diciendo:

«Circuncidémonos con el Señor y quiten los prepucios de su corazón«
(Jeremías 4: 4)

El apóstol Pablo contrasta a un prosélito circuncidado que no guarda los mandamientos contra un gentil incircunciso que sí guarda los mandamientos. Él dice que este último demuestra una circuncisión «que es del corazón, por el Espíritu» (Romanos 2:29).

La escatología judía enseña que cuando venga el Mesías, el Eterno circuncidará nuestros corazones al eliminar el yetser haRá (la inclinación al mal). El Mesías es el «circuncisor de corazones».

Najmánides explica lo siguiente:

Desde la creación, el hombre ha tenido la libre elección de hacer justicia o maldad según su voluntad … En la Era Mesiánica, la inclinación natural del hombre será elegir el bien, y el corazón no codiciará lo que no es apropiado. No tendrá ningún deseo por lo prohibido en absoluto. Y esto es lo que se entiende por «circuncisión» de la que se habla aquí, porque la lujuria (y los deseos materiales) son como el prepucio del corazón. La circuncisión del corazón es que el corazón no codiciará [después de lo prohibido] y no deseará [lo prohibido]. En ese momento, los seres humanos volverán al estado espiritual que poseían antes del pecado de Adán, cuando él haría por naturaleza lo que es apropiado hacerEsto es lo que significa la escritura en Jeremías 31:33 «… pondré Mi Torah dentro de ellos y en su corazón lo escribiré. Esto se refiere a la abolición de la inclinación al mal y los corazones haciendo por naturaleza lo que es apropiado hacer … de manera similar, Ezequiel dice: «Te daré un nuevo corazón y pondré un nuevo Espíritu dentro de ti» (Ezequiel 36: 26-27). El «nuevo corazón» se refiere a su nueva naturaleza.«

(Najmánides en Deuteronomio 30:6)

La profecía de Ezequiel se hace eco de las profecías en Deuteronomio 30: 1-6. Ezequiel describe cómo Dios reunirá a Israel de las naciones, los purificará, circuncidará sus corazones y les permitirá guardar la Torah:

«Porque te sacaré de las naciones, te reuniré de todas las tierras y te traeré a tu propia tierra … Te daré un nuevo corazón y pondré un nuevo espíritu dentro de ti; y quitaré el corazón de piedra de tu carne y te daré un corazón de carne. Pondré Mi Espíritu dentro de ti y te haré andar en Mis estatutos, y tendrás cuidado de observar Mis ordenanzas. Vivirás en la tierra que le di a tus antepasados.«
(Ezequiel 36: 24-28)

El resultado de esta circuncisión de corazón es la obediencia al Eterno. Moisés dice que cuando Dios finalmente circuncida el corazón de su pueblo, ellos “obedecerán nuevamente al SEÑOR y observarán todos sus mandamientos” (Deuteronomio 30:6). En otras palabras, el Eeterno nos permitirá mantener Su Torah. Él nos va a liberar del pecado y nos hará caminar en justicia. Guardar la Torá es una de las promesas de la Era Mesiánica.

Pablo explica que quienes nos hemos convertido en participantes del Mesías ya hemos comenzado a entrar en el nuevo pacto y la circuncisión del corazón. Él lo llama la «circuncisión del Mesías» cuando dice:

«En Él también fuiste circuncidado con una circuncisión hecha sin manos, en la extracción del cuerpo de la carne por la circuncisión del Mesías»
(Colosenses 2:11).

La zorra y las uvas… ¿Qué tiene que ver con los doce espías’

Por P.A. David Nesher

Hoy al despertar recordé una fábula de Esopo que leí en mi niñez, y que me condujo a reflexionar en la parashá de esta semana. :

“Una tarde de otoño, una zorra hambrienta y sedienta vio un delicioso racimo de uvas maduras. Pensó que éstas calmarían su sed. Lo que la zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho más altos de lo que ella imaginaba. Entonces, buscó un medio para alcanzarlos. Comenzó a saltar, y saltar pero no conseguía ni tocarlos.

Había muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó carrera y saltó otra vez, pero el salto quedó corto. Aun así, la zorra no se dio por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a saltar y nada. Las uvas parecían estar cada vez más altas y lejanas.

Cansada por el esfuerzo y sintiéndose incapaz de alcanzar las uvas, la zorra se convenció de que era inútil repetir el intento. Las uvas estaban demasiado altas y la zorra sintió una profunda frustración. Agotada y resignada, la zorra decidió renunciar a las uvas.

Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de que un pájaro que volaba por allí, había observado toda la escena y se sintió avergonzada. Creyendo que había hecho un papel ridículo para conseguir alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le dijo:

– Yo habría conseguido alcanzar las uvas si hubieran estado maduras, pero me equivoqué al principio pensando que estaban maduras pero cuando me di cuenta de que estaban aún verdes, preferí desistir de alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento para un paladar tan refinado como el mío.

Y así fue, la zorra siguió su camino, intentando convencerse de que no fue por su falta de esfuerzo por lo que ella no había comido aquellas riquísimas uvas, sino porque desde su engañosa cosmovisión aquellas estaban verdes.”

Con esta fábula en mi mente, mi alma se transportó a lo que el Eterno le dijo a Su Pueblo a través de Moisés y que cierra la parashá Shlaj Lejá: “… Y no se dejarán mal influenciar por el corazón y lo que ven los ojos a través de los cuales se pervierten.” (Números/Bamidvar 15:39)

El Eterno nos advierten que no nos dejemos mal influenciar por el corazón y lo que ven nuestros ojos para pervertirnos detrás de ellos e ir en el camino erróneo. Fue Rashí que al explicar este texto dice que el corazón y los ojos son las interfaces con el medio exterior, el ojo ve, el corazón desea, la mente elabora una interpretación de la visión y el cuerpo efectúa las tentaciones. De este modo, Rashí parece invertir el orden, ya que la Torah puso primero al corazón y luego a la visión. Entonces los invito a preguntarse: ¿quién es quién? ¿por quién está gobernada la naturaleza del hombre por los ojos o por el corazón?

Aquellos que escuchan mis enseñanzas me han oído con insistencia decir que de acuerdo a la revelación divina los seres humanos somos primordialmente seres lingüísticos. Esto significa que el lenguaje es sobre otras cosas lo que hace de los seres humanos el tipo particular de almas que somos. Somos seres que vivimos en el lenguaje. No hay lugar fuera del lenguaje desde el cual podamos observar nuestra existencia. Por esto es que el lenguaje es generativo. Es decir que el lenguaje no sólo nos permite hablar «sobre» las cosas, sino que también hace que ellas sucedan. Por lo tanto, el lenguaje es acción, es generativo; el lenguaje crea realidades.

Pero a esto debemos también aceptar, tal como lo dice Esopo en su fábula y Rashi en su explicación, que el lenguaje muchas veces queda condicionado a nuestra sensorialidad, y especialmente nuestra visión. Así nos damos cuenta de que en nuestra cotidianeidad aquello que vemos determina ese hablar privado de nuestro corazón, de donde saldrán nuestras decisiones y ellas se manifestará en nuestras acciones. En consecuencia, en el hombre caído la visión espiritual del hombre decide cómo será su futuro.

En la parashá de este semana, vemos que los doce meraglim (“espías” o “exploradores”) habían retornado de inspeccionar la tierra de Israel. Y todos, excepto Kaleb y Yeoshua, dieron un reporte negativo, desmoralizando al pueblo y  sumiéndolo en la desesperanza.

Sabemos que los doce eran los líderes del pueblo; príncipes de cada una de las tribus, hombres sabios, justos y respetados. Entonces: ¿Por qué dieron un informe negativo?

Los doce espías vieron la misma tierra, las mismas ciudades y los mismos habitantes, pero hubo dos formas de reacción muy diferentes ante lo que vieron. De aquí aprendemos que lo importante no es lo que tenemos por delante de nuestros ojos sino cómo reaccionamos ante ello, desde la cosmovisión que elaboramos en nuestro corazón.

Evidentemente los diez meraglim actuaron motivados por el miedo paralizante que conduce a no querer esforzarse por la victoria. Ese miedo que actúa nublando nuestros sentidos y nuestra mente, anulando toda motivación. Un temor que no solo paraliza, sino que también perturba la visión generando una palabra negativa que justificará la falta de esfuerzo. Cuando nos formamos un preconcepto de cómo debería ser una situación, y elaboramos prejuicios que son producto del miedo y la ignorancia, nuestros ojos se enceguecen y vemos solo lo que nuestra mente quiere ver. Nuestros peores terrores se hacen realidad: “Allí vimos a los gigantes… aparecimos ante nuestros ojos como langostas, y así éramos ante los ojos de ellos.» (Números/Bemidbar 13:33)

Aunque los diez espías vieron la tierra hermosa, sus almas fueron invadidas de pensamientos de problemas e imposibilidades que no les permitieron creer que era posible vencer sobre esos pueblos tan grandes y conquistar esas ciudades tan fortificadas. Lo triste de esto es que la razón los encerró en no creer y afirmarse en el Eterno y sus promesas.

Pero los otros dos espías tenían otro espíritu y vieron las mismas cosas de otra manera. Habían aprendido a vivenciar en sus corazones las vivencias de lo que pasó en Egipto y en el desierto. Yehoshúa y Kaleb sabían que tenían un Elokim poderoso y creyeron en sus promesas. Vieron la realidad visible y lograron sujetarlas la visión de la realidad invisible. Era verdad que los hijos de Anac eran gigantes. También era cierto que las ciudades tenían murallas muy altas. Pero la verdad absoluta era que YHVH, el Todopoderoso, es mucho más grande que cualquier realidad de la fisicalidad, y Él estaba con ellos. Los diez espías vieron las cosas desde abajo pero los dos espías las vieron desde arriba.

Así aprendemos que existen dos voces. Por un lado, la voz de lo imposible, que sólo habla de las cosas desde el punto de vista natural. Por el otro lado, se encuentra la voz de lo posible, que siempre habla de las cosas desde el punto de vista del poder y las promesas del Eterno. Según escuchamos vamos a creer. Si sólo vemos y escuchamos las cosas según un punto de vista natural, nuestras acciones estarán condicionadas por lo natural y sus leyes entrópicas, desde donde recibiremos sólo resultados naturales. Pero si nos atrevemos a ejercer visión celestial a través del escuchar lo que enseñan las promesas divinas lograremos a actuar de manera natural, pero recibiendo la asistencia celestial de tal modo que nuestras acciones naturales se transformarán en sobrenaturales y lograrán así la manifestación de los milagros y prodigios propios de los hijos de Israel.

En esta parashá la Torah del Eterno nos quiere enseñar que el corazón humano es más importante que la visión por dos motivos:

  1. La interpretación que le damos a lo que vemos o escuchamos viene del corazón.
  2. Existe un refrán popular que dice: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Si el dicho es correcto, también el axioma contrario lo es: “No hay mejor observador que el que realmente quiere ver”. Si mi corazón quiere ver, entonces seguramente veré. Fue el corazón que le dio la orden al ojo. Según nuestra manera de ver las cosas así nos será hecho.

En esta semana el Eterno nos llama a conocer nuestra propia naturaleza y estar conscientes de quién maneja a quién, que detrás de toda mirada inocente hay un maquinista que está moviendo esta interface. Los espías que hablaron mal de la tierra de Israel utilizaron este mecanismo, los ojos sólo confirmaron lo que ya tenían en el corazón, los ojos sólo vieron lo que el corazón quería que vieran.

Debemos tener más cuidado de lo que queremos ver que de lo que realmente vemos.

Para buscar la conclusión a todo lo que venimos aquí considerando, hallo conveniente hacer mía la oración el apóstol Pablo por los santos de Éfeso:

Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder” (Efesios 1:18-19)

Entonces, si eres discípulo del RYBY (Rabeinu Yeshua Bar Yosef) y crees que Él es el Mesías, debes comprometerte a mirar las cosas con los ojos del espíritu, es decir desde arriba, desde la cima del Monte Santo (tu interioridad ascendida). Si has reflexionado esta lección, te solicito que te propongas a observar la realidad de las cosas físicas pero sin quedarte tildado en ellas, sino escuchando y mirando lo que dice nuestro Padre Celestial, ya que el Cielo es el que tiene la autoridad sobre la Tierra y el poder para cambiar todo lo terrenal por medio de tu declaración. Decídete por ser un colaborador con el Creador, y verás como las promesas del Eterno son capaces de transformar toda situación de la fisicalidad según los recursos benditos que ya contamos en el Cielo, gracias a los méritos de nuestro Dueño y Maestro Yeshúa.

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Bueno será que puedas ingresar a esta Webinar (Aula Virtual) y ampliar lo que en esta bitácora hemos considerado:

Las Facetas del Mesías reveladas en el Yovel

Shalom a todos los talmidim de Yeshúa!


Por medio de este Blog, y en diferentes bitácoras, he enseñado que la gematría (valor numérico profético) del Tetragramatón o Nombre más alto del Eterno (YHVH) corresponde a 26.

Bien, si esto ya lo hemos aprendido quiero invitarlo a que, con nuestra imaginación, consideremos ahora la imagen especular de 26. Seguramente tu mente te ha conducido al número 62; ¡felicitaciones estás en lo cierto!

Entonces, repasemos juntos los siguientes datos. Hemos visto que son exactamente 26 (veintiséis) las generaciones que van desde Adam HaRishom (primer Adán) hasta Moisés; esto porque Abraham fue la 20ª (vigésima) generación desde Adán, y Moisés fue la 6ª (sexta) desde Abraham.

Ahora te invito que contemos las generaciones, pero esta vez volveremos a partir desde Adam HaRishón pero que lleguemos hasta nuestro Maestro y Dueño Yeshúa HaMashiaj. Al hacerlo descubrimos que hubo exactamente 62 (sesenta y dos) generaciones desde el primer Adam hasta Yeshúa (el denominado por el apóstol Pablo: segundo Adán), porque ya hemos estudiado en la genealogía que nos presenta Matisyahu (Mateo) que Yeshúa fue la 42ª (cuadragésima segunda) generación desde  nuestro padre Abraham (ver Evangelio de Mateo cap. 1, vers. 17).

Ahora me gustaría aportar aquí una información que te sorprenderá: ¡hubo 26 (veintiséis) Jubileos desde Moisés hasta el Mashíaj en su primera venida.

Si colocamos el número veintiséis (26) en hebreo nos encontramos con estas letras: עשרים ושיששה. Si a esto le calculamos su guematría obtenemos 1231 (mil doscientos treinta y uno), exactamente la guematría de los Aseret HaDibrot (más conocidos como los «diez mandamientos»). Este valor hace alusión profética al primer Shavuot cuando el Eterno entrega Su bendita Torah en el Monte Sinaí a toda la Kehilá de Israel a fin de establecer una Alianza matrimonial con ella.

Pero tu sorpresa no quedará estancada solamente aquí, ya que el valor 1231 es también la gematría del siguiente verso, que hace alusión directa a la venida del Mashíaj:

Más yo estoy lleno de poder del Espíritu de Yahvéh, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.»

Miqueas 3: 8

Ahora, considerando lo que la parashá (porción) BeHar («En el Monte») nos está implantando en nuestra ascención de conciencia, quiero que leas conmigo el siguiente verso:

«Habla a los hijos de Israel, y diles:
«Cuando entréis a la tierra que yo os daré, la tierra guardará reposo para el Señor.

Levítico 25: 2

Necesitamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuándo se comenzó a contar los años sabáticos o años de Jubileo?

Considerando el texto en su nivel PeShat (simple y claro), el conteo debía comenzar tan pronto como los Benei Israel («Hijos de Israel») entraran a la tierra, visto y considerado de esta forma notamos que no existe ningún requisito para que posean la tierra. Entonces: ¿cuándo entraron a la tierra? Según lo relatado por el quinto libro de las Sagradas Escrituras (Josué), los hijos de Israel entraron a la tierra el 10 (diez) de Nisán subiendo por el río Jordán (Josué 4:19-20). En este relato leemos:

«El pueblo subió del Jordán el día diez del mes primero y acamparon en Gilgal al lado oriental de Jericó.

Josué 4: 19

Ahora, y para lograr encontrar la respuesta a lo planteado más arriba, necesitamos recurrir a la ciencia de los Sabios judíos. Es comúnmente establecido por los rabinos que los Benei Israel recibieron la Torah en el año del Señor 2448 desde Adán, de lo cual se deduce que la entrada a la tierra de Israel tuvo lugar 40 (cuarenta) años después, es decir en el año 2488.

Considerando la parashá BeHar, entendemos que la palabra clave para Yobel (Jubileo) es libertad que en hebreo se escribe así: דְּרוֹר. Leamos lo que está escrito:

«Así consagraréis el quincuagésimo año y proclamaréis libertad en devolución de la tierra para todos sus habitantes. Será de jubileo para vosotros, y cada uno de vosotros volverá a su posesión, y cada uno de vosotros volverá a su familia.

Levítico 25: 10

Entonces, y continuando con el nivel PeShat (simple) del texto, vemos que Yovel (Jubileo) significa la liberación de la esclavitud y el regreso de la tierra ancestral a sus originales dueños. Esto se cumplió en el momento en que los Hijos de Israel entraron a la tierra el 10 de Nisán del año judío 2488. Utilizando esta perspectiva, los Sabios llegaron a la conclusión que el año 2488 desde Adam HaRishón debe entenderse como un Jubileo (aunque no fue precedido por 49 años de conteo).

Esto ocurrió en un momento posterior a la muerte de Moisés, quien recordemos era la 26ª (vigésima sexta) generación desde Adam HaRishón. Aquí es donde encontramos una primera revelación: 26 es la guematría de YHVH, que denota apropiadamente la misericordia y salvación de Elohim para sus escogidos.

Quisiera aquí dirigirme contigo al libro del profeta Ezequiel y leer este oráculo:

En el año veinticinco de nuestro destierro, al principio del año, a los diez días del mes, catorce años después de haber sido tomada la ciudad, en aquel mismo día vino sobre mí la mano del Señor, y me llevó allá.»

Ezequiel 40: 1

Investigando, me econtré que el Sabio Rashi, asegura que éste fue un Yovel (año de Jubileo), y así lo expresó:

¿Qué “año” es aquel cuyo Rosh Hashaná cae el día diez del mes? La respuesta es que este es el año del Jubileo. El Templo había sido destruido en [3338] el año trigésimo sexto del [ciclo] Jubileo [de 50 años] que había comenzado en el año decimoctavo de Josías [3303]. Catorce años después [3352], el [inicio del siguiente] Jubileo habría caído, y este era el año veinticinco del exilio de Jeconías, que había sido exiliado en [3327], el año veintiséis del Jubileo. [ciclo] [que consta de] catorce años de Josías, del año dieciocho al trigésimo primero [3302-3316], y once años de Joacim [3316-3327]. ¿Qué “año” es aquel cuyo Rosh Hashaná cae en el décimo del mes? La respuesta es que este es el año del Jubileo.

El año del exilio comenzó en el 597 a.C., cuando los ejércitos de Nabucodonosor se apoderaron de Jerusalén, con la intención de tomar cautivos judíos de clase alta y asimilarlos a la sociedad babilónica. El 15 y 16 de marzo de 597 a. C., Jeconías, toda su casa y tres mil judíos fueron exiliados a Babilonia, y veinticinco años después sería el año 572 a.E.C., que fue un Jubileo según el oráculo leído (Ez. 40: 1).

Aquí es donde notamos que el hecho de que el profeta Ezequiel haya contado el Yovel (Jubileo) incluso durante el exilio sugiere que una vez iniciado, el conteo de los años sabáticos y del Jubileo ya no depende de que la tierra sea poseída por los Hijos de Israel.

Siguiendo la forma de contar los años de los Sabios, diré que el año 572 a. E.C. serían 3.188 años desde Adam HaRishón, o 700 (setecientos) años desde la entrada a la tierra de Israel, se deduce que habían transcurrido exactamente catorce Jubileos entre la entrada a la tierra y la visión que el profeta Ezequiel está teniendo sobre el Tercer Templo. Esto también confirma nuestra afirmación de que el conteo comenzó a partir del mismo año en que los Hijos de Israel entraron a Eretz Israel (Tierra de Israel) con Yehoshúa (Josué)

Bien, con toda esa consideración, vengamos ahora a lo nuestro: la misión jubilar del Mesías.

Se establece comúnmente que Yeshúa comenzó su ministerio alrededor de los años 27 al 30 de nuestra E.C. (Era Común). Ahora bien, el año 28 E.C. sería cuando se están cumpliendo exactamente 600 años o 12 Jubileos desde la visión de Ezequiel del Tercer Templo, o también, considerando otra perspectiva, 26 (veintiseis) Jubileos desde la entrada a la tierra, es lógico que si el año inicial del ministerio de Yeshúa iba a ser divinamente ordenado, tenía que ser el 28 de nuestra Era Común.

Esto también estaría significando que el año 70 E.C. es un shemitá (año sabático) en el que el Segundo Templo fue destruido. Esto concuerda con la afirmación del Seder Olam Rabbah (obra rabínica sobre cronología bíblica) que sostiene que el Segundo Templo fue destruido en un shemitá (año sabático).

Aquí te diré que esto de que el año 28 E.C. fue un Yovel (Jubileo) se deriva de una manera lógica del relato que hace el evangelista Lucas (ver Lucas 4:16-19) cuando Yeshúa nuestro maestro es invitado a leer el rollo del profeta Isaías y le tocó la cita explícita de Isaías capítulo 61, especialmente en el verso 1 como la lectura de los profetas en Yom Kipur:

«El Espíritu del Señor YHVH está sobre mí, porque me ha ungido el Señor para traer buenas nuevas a los afligidos; me ha enviado para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y Liberación a los prisioneros.

Isaías 61: 1

A continuación te invito a marcar las palabras clave en el versículo anterior. Las mismas son: libertad, דְּרוֹר (deror)que en la mentalidad hebrea significa Yovel (Jubileo).

Allí mismo (el evangelio según Lucas) leemos que cuando Yeshúa comenzó su ministerio público, tenía alrededor de 30 años de edad (Lucas 3:23) y lo más interesante de este dato es que comenzó desde donde Moisés terminó su ministerio: el río Jordán.

Según la tradición rabínica, el ascenso final de Moisés al Monte Sinaí fue en Rosh Jodesh Elul (primer  día del sexto mes). De allí descendió 40 (cuarenta) días después, exactamente en Yom Kipur (décimo  día del séptimo mes), cuando el pecado del los Benei Yisrael (Hijos de Israel) fue perdonado.

Con todo esto en nuestros corazones, estoy seguro, mi amigo lector, que tu lógica logrará darse cuenta que esta es la razón principal por la que Yeshúa tuvo que ayunar durante 40 días en el desierto; e inmediatamente después proclamar el año de libertad (Jubileo) en Yom Kipur, que también es denominado Shabat (Levítico 23:32).

Es posible suponer que Yeshúa comenzó su ministerio en Tish’a B’Av. Sabemos que la palabra Av en hebreo se escribe así: אָב; y también hemos aprendido que esta palabra puede permutarse para escribir בֹּא (bo) que significa “venir”, que aduce en la mentalidad escatológica hebrea a la venida de Mashíaj בִּיאַת הַמָּשִׁיחַ. Es curioso que en la tradición rabínica, a Tish’a B’Av se lo considere el «cumpleaños del Mashíaj» (simbolizando con el tiempo de su epifanía o manifestación) que de acuerdo a los relatos evangélicos se habría cumplido si el Mashíaj hubiera sido revelado en Tish’a B’Av y luego llevado al desierto por el Espíritu Santo para entrar en un ayuno de 40 días. Así, se puede suponer que este Tish’a B’Av estaba en un séptimo año sabático, es decir, el año anterior al Jubileo, y Yeshúa habría esperado 21 días (tres semanas) después de Tish’a B’Av para reflejar los 21 días de luto que hay entre el 17 de Tamuz y Tish’a B’Av antes de comenzar su ayuno en Rosh Jodesh Elul (la luna nueva del sexto mes, Virgo). Entonces, habría terminado su ayuno de 40 días en Yom Kippur (décimo día del séptimo mes) en el nuevo año, que era el 26º (vigésimo sexto) de Moisés, de ahí la proclamación que encontramos que realiza en Nazaret (Lucas 4:16) citando Isaías 61:2:

«… para proclamar el año agradable del SEÑOR, …

Isaías 61: 2a

Ya hemos estudiado que este versículo fue citado por Yeshúa a mitad de camino; y entonces es lógico que el resto del versículo no citado deba estar destinado a otro momento, es decir, a la Segunda Venida (Parusía):

«… y el día de venganza de nuestro Dios; para consolar a todos los que lloran,…

Isaías 62: 2b

Allí, donde Yeshúa dejó de leer a Isaías, nos ayuda a mostrarnos la naturaleza de la profecía y su relación con el tiempo. El pasaje de Isaías continúa describiendo lo que Yeshúa haría en Su Segunda Venida (señalado en la expresión: «y el día de venganza de nuestro Dios«). ¡Esta es una coma de dos mil años entre las dos frases!

Ahora bien, debo decirte que la primera frase clave que se aplica la primera venida es “año agradable del SEÑOR” (en hebreo: שְׁנַת-רָצוֹן לַיהוָה), y la guematría de esta frase es 1152, que resulta del producto: 4 x 288. Aquí el valor guemátrico 288 alude a las denominadas RaPaJ Nitzotzin (traducida como las «288 chispas santas» o «288 destellos de luz«), valor que en el nivel Sod de la Torah se denomina «las ovejas perdidas«, que sabemos era la principal preocupación del Mesías en su primera venida (Mateo 15:24).

La frase clave para la segunda venida es «y el día de la venganza de nuestro Dios«. La guematría de esta expresión es 384, que es también la gematría del concepto «Mashíaj de YHVH» ( en hebreo: מָּשִׁיחַ יְ הוָה), es decir, el Mashíaj sólo será revelado en su segunda venida.

Sorprendentemente, la primera venida («misericordias de YHVH«) tiene dentro de sí el potencial para la segunda venida: el «juicio de Elohim«, cuyo valor es 1536.

  • Primera Venida __ frase clave: año agradable del SEÑOR = 1152
  • Segunda Venida __ frase clave: «y el día de la venganza de nuestro Dios» = 384
[Si observamos bien, el valor 384 (de la segunda venida) multiplicado cuatro veces (384 x 4) da como resultado: 1152 (el valor de la primera venida); pero si a este valor le sumamos 384 (1152 + 384), obtenemos como resultado 1536 (valor numérico relacionado con la frase: «de cierto, de cierto os digo… «)]

Si hasta ahora lo que venimos considerando está ensanchando tu alma en el asombro, pues déjame agregar algunos misterios más:

Te sorprenderás saber que la frase clave para la 1ª Venida es la misma gematría del nombre Israel y la Torah:

  • Torah תּוֹרָה 611
  • Israel יִשְׂרָאֵל 541
  • Total 1152 = «año agradable de Yahvéh«

Por el otro lado, la frase clave para la 2ª Venida es la misma gematría de Mashíaj y YHVH:

  • Mashiaj מָּשִׁיחַ 358
  • YHVH יְהוָה 26
  • Total = 384 = «y el día de la venganza de nuestro Dios

Esto viene a enseñarnos que la primera venida del Mashíaj fue para enseñar la correcta observancia de la Torah a Israel, y la segunda venida del Mashíaj es para revelarlo como el Hijo del Eterno que en Su Nombre viene a reinar sobre las naciones desde Sión.

Entonces, que el año 28 de la E.C. sea un Yovel (Jubileo) puede respaldarse aún más con un versículo críptico que se encuentra en el Evangelio de Juan, cuando Yeshúa dice a sus discípulos mientras se encontraban en Samaria:

«¿No decís vosotros: Todavía faltan cuatro meses para que llegue la cosecha? he aquí, os digo: alzad vuestros ojos y contemplad los campos; porque ya están blancos para la siega.»
(Juan 4:35)

Unos versículos más adelante (Juan 4:45) el hagiógrafo nos guía para que deduzcamos que este evento tuvo lugar poco después de Pesaj, como se menciona en el capítulo 2:

«Cuando estaba en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía.

(Juan 2:23)

«Así que cuando llegó a Galilea, los galileos le recibieron, pues habían visto todo lo que hizo en Jerusalén durante la fiesta; porque ellos también habían ido a la fiesta.

(Juan 4: 45)

El exégeta y biblista Ernest Martin propuso que de acuerdo al contexto histórico-literario esto demuestra que fue un shemitá o año sabático. Martin enseña que el lapso entre Pesaj y Shavuot es el tiempo de la cosecha de la cebada al trigo; por eso la frase de nuestro Dueño: “Porque ya están blancos para la cosecha”, significa que ya era en Shavuot, es decir que se encontraban en Siván, el tercer mes del calendario hebreo; cuatro meses desde Siván sería Tishrei, el séptimo mes) que sería el comienzo de un nuevo año en el que la gente podrá volver a cosechar legalmente.

Podemos desarrollar aún más esta idea para comprender que este fue más que un año sabático, sino un Jubileo, y significativamente el Jubileo 26º desde la entrada a la tierra de los Hijos de Israel. El número 26 es la gematría de YHVH por lo tanto un año muy propicio manifestar su Plan de Salvación.

Si se trataba de un Jubileo, ¿de dónde procedían las cosechas y por qué se permitía cosechar?

En realidad, la prohibición es sembrar y plantar, y todos los cultivos en el campo se consideran sin dueño, y se permite cosechar cultivos sin dueño:

«Y el fruto del reposo de la tierra os servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero y al extranjero, a los que residen contigo.

Levítico 25: 6

Rashi, al explicar este pasuk (versículo) asevera que esto significa que todos los israelitas son considerados iguales (con respecto al uso de los productos del año Shemitá): usted, (sus esclavos) y su trabajador contratado y residente.

Esto es exactamente lo que significa lo dicho por el Señor Yeshúa:

«Porque en este caso el dicho es verdadero: «Uno es el que siembra y otro el que siega».

Juan 4:37

Este dicho, «uno siembra y otro cosecha«, era muy común en lo que se refería a las mitzvat (mandamientos) de shemitá y yovel, porque tanto durante el año sabático como durante el jubileo, todas las cosechas se consideran sin dueño y quien sea que tuviera necesidad podía cosecharlas.

Con todo esto en nuestro corazón e intentando buscar una conclusión a un tema que siempre se abre al infinito, podemos decir que si la primera venida de Mashiaj fue manifestada en un Jubileo, vale la hipótesis razonable de que su segunda venida también sería un Jubileo. Considerando que si los Hijos de Israel tuvieron que caminar 40 años en el desierto debido a su incredulidad, se puede suponer razonablemente que el rechazo de Mashiaj en su primera venida sometería a los Hijos de Israel en el exilio durante 40 Jubileos.

Por eso, si el año Yovel tiene un fuerte significado mesiánico en toda la literatura judía. Hemos visto cómo el profeta Isaías en su capítulo 61 establece la conexión entre los elementos del mandamiento del año de Yovel y su cumplimiento final por parte del Mesías. El perdón de las deudas y la devolución de los esclavos también se denomina “liberación del jubileo”.

Así como el año de Yovel trajo la libertad a los cautivos, el perdón de las deudas y la restauración de las cosas a su orden original, el reino mesiánico traerá la libertad, el perdón y la restauración del nombre de YHVH, Israel y la transformación de la antigua a la nueva creación ( es decir, curación física y espiritual)

El poder del Shofar en los Festivales de Otoño

por David Nesher

PARASHA EMOR

Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, el primer día del mes, será para vosotros descanso solemne, conmemoración al son de shofar, convocación santa; ningún trabajo servil haréis, y presentaréis ofrenda de fuego al Eterno.

Vayikrá | Levítico 23: 23-25

Nos encontramos aquí con un mitzvá (precepto) festivo muy extraño. Ocurre que siempre el primer día del séptimo mes ha resultado ser la fiesta más misteriosa de todas. La Torah no da ninguna razón por la que hay que celebrarla, como lo hace con las otras. Por otro lado, es curioso que esta sea la fiesta que la tradición rabínica más nombres le ha colocado, y sin embargo, al mismo tiempo es la menos explicada a los miembros de la Casa de Judá en cuanto a su significado escatológico mesiánico. [Sólo dos textos en toda la Torah hablan de esta celebración; este que estamos considerando y Bamidbar | Números 29:1-6].

Entonces hagámonos la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que el Eterno nos mande a Su Pueblo a celebrar algo que no sabemos bien por qué? ¿Será que en ese día piensa hacer algo muy grande y asombroso en el futuro y por eso nos quiere unidos en una santa convocación para que estemos alertas y así podamos percibir lo que va a suceder?

En nuestro caso, los servidores del Monte Santo, sabemos (y hemos aprendido a disfrutarla), que el Yom Teruá ocurre en el calendario yahvista como el tiempo señalado después de la festividad de Shavu’ot (Pentecostés).

En la Historia de la Salvación, desde que fue el otorgamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, los discípulos de Yeshúa hemos estado esperando Su regreso. Sin embargo, los años han pasado y en ese transcurrir se han transformado en siglos, y sus discípulos todavía esperamos el sonido de Su trompeta que anunciará Su Regreso.

Justamente, el toque anual del shofar presagia ese día cuando los cielos serán rasgados por el sonido de la trompeta del Mesías, y el conmemorar esta festividad permite que los discípulos de Yeshúa fortalezcamos nuestra emunah (certeza | convicción) para mantener en alto nuestra tikvá (esperanza) en las promesas proféticas que anuncian Su Segunda Venida.

Recordemos que es la única moed (festividad) anual que en los días de nuestro Maestro y Dueño Yeshúa, no se sabía ni el día ni la hora cuando se celebraría, ya en los días del segundo Templo, Israel (Casa de Judá) no se regía por un calendario fijo, como nosotros lo hacemos en nuestro tiempo, sino que el calendario dependía de las fases lunares. Por lo tanto había que esperar hasta que se proclamara que ya se podía celebrar esta fiesta al ver la luna nueva sobre Jerusalén, y por esto no se sabía bien ni el día ni la hora cuando se tenía que tocar el shofar (cuerno).

Además, es asombroso conocer que la escatología judía enseña que las fiestas de otoño aluden al tiempo mesiánico que está por venir. Según los rabinos expertos en el Olam HaVá (Mundo Venidero), primero viene el juicio en Rosh HaShanah (Yom Teruá) cuando se convoca el tribunal celestial, luego llega la jornada de las confesiones de iniquidad en el Yom Kippur, momento en que el tribunal emite su veredicto, y después de eso, el regocijo de Sukkot y Shemini Atzeret.

En estas enseñanzas, los Sabios aseguran que el tiempo por venir comienza con un gran día de juicio, correspondiente a lo que el rabinato denomina Rosh HaShanah, y que el Sefer Vayikrá (libro de Levítico) denomina Yom Teruáh. Después de eso, está escrito en el libro del profeta Ezequiel:

“Os rociaré con agua limpia, y seréis limpios; os limpiaré de todas vuestras inmundicias”
(Ezequiel 36:25).

Y el SEÑOR dice por oráculo del profeta Jeremías:

“Perdonaré a los que deje como remanente”
(Jeremías 50:20).

Estos dos pasajes proféticos corresponden al Yom Kippur y la descripción de lo que el Eterno hará en el final de los tiempos del sistema de cosas presente.

Bien, considerando lo hasta ahora dicho y continuando con las festividades del capítulo 23 del libro de Vayikrá, sabemos que después de eso viene Sucot, conmemoración en la que moramos en enramadas o tabernáculos durante siete días. Al respecto, el profeta Isaías dice: “Habrá una sucá para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia” (Isaías 4:6). ¡Es por eso que se llama la temporada de regocijo!

Finalmente, aparece ese día octavo tan especial de esta fiesta llamado Shemini Atzeret por medio del que se concluye las fiestas de otoño. Dicha jornada simboliza al último día del milenio mesiánico en que se acabará el tiempo de las naciones e Israel se regocijará bajo el dominio del Mishkán celestial, conocido en el libro de Revelación (Apocalipsis) como la Nueva Jerusalén.

Entonces debemos entender y aceptar que el sonido del shofar del Mesías anunciará Su llegada, la inauguración de Su reino y Su coronación. Serán tiempos en los que el mundo se arrepentirá y renunciará a su maldad. Por aquellos tiempos el Mesías traerá una nueva revelación del Eterno al mundo, trascendiendo la revelación en el Sinaí, y la Torah saldrá de Sion como una vez lo hizo del Sinaí, pero en esta ocasión será para todas las naciones de la Tierra y sus habitantes.

El toque de trompeta que anuncia Su llegada será una advertencia para los impíos. El Mesías reconstruirá el Beit HaMikdash (Templo santo) en Jerusalén. El toque de shofar recuerda que el Mesías es el hijo que fue atado como Isaac, y en su mérito Yah perdonará a Israel sus pecados. Él llenará el mundo del temor del Eterno, y todas las naciones estarán en juicio delante de Él.

El Mesías, por medio del sonido del shofar, reunirá a los exiliados de Israel, porque “enviará a sus ángeles con gran trompeta, y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31). Entonces ocurrirá la primera resurrección: “se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles” (1 Corintios 15:52).

Según lo escrito en el Talmud, el toque del shofar en Rosh HaShanah confunde a Satanás. El sonido del shofar en Rosh HaShanah lo asusta porque le recuerda que le queda poco tiempo. Teme el toque del shofar del Mesías que señalará la redención final. Se testifica en esta obra jurídica que cuando Satanás escucha el shofar de Yom Teruá (Rosh HaShanah del judaísmo), exclama aterrorizado: “¡Es el shofar del día del juicio! El tiempo es corto cuando seré tragado, como dice, ‘Él se tragará la muerte para siempre’” (Tosafot ).

El famoso Sabio El Rambam (más conocido como Maimónides) formuló la siguiente explicación del precepto de escuchar el sonido del shofar: «Despierten, ustedes dormidos, de su sueño! ¡levántense, ustedes somnolientos, de su somnolencia! ¡arrepiéntanse en contrición! ¡recuerden a su Creador!… Observen sus almas mejoren sus caminos y sus obras… » (Hiljot Teshuvá)

Por su lado el sabio Rashi (véase Rosh HaShaná 16a), memorial alude a que los sonidos de shofar recuerdan la fidelidad suprema de Abraham e Itzjak en la Akedá (Bereshit 22: 1-19). El shofar, en tanto cuerno de carnero, simboliza el carnero que Abraham ofreció en lugar de Itzjak. Ante esto, el Rambán explica que es necesario un memorial ante el Eterno debido a que Rosh HaShaná inaugura el período de diez días de juicio recogimiento que culmina en Yom Hakipurim.

Para la Gloria del Santo Bendito Es, en los Escritos del Mesías existe mucha más revelación sobre el secreto del Yom Teruá, especialmente el libro de Revelaciones (griego: Apocalipsis). A lo largo de toda la Escritura del Pacto Renovado (mal llamado Nuevo Testamento) nos encontramos con muchas expresiones que hablan de este día de forma simbólica, me refiero a frase como:

  • Despierta tú que duermes”;
  • Nadie sabe el día ni la hora”;
  • En un abrir y cerrar de ojos”;
  • La trompeta final”;
  • Con una gran trompeta”;
  • Una gran voz, como de trompeta”;
  • Una puerta abierta en el cielo”;
  • Uno sentado en el trono”;
  • Libros fueron abiertos”;
  • Como un ladrón en la noche

Todas las frases de este listado sabemos que se están refiriendo a este día muy especial y misterioso.

En conclusión y juntando toda esta información sobre esta celebración sólo podemos llegar a una certeza, tiene que ser el momento del regreso del Mesías en Gloria, la resurrección de los muertos y el juicio de los justos y de las naciones.

¡Aleluyah, el Mesías retornará para establecer el gobierno perfecto de Yahvéh en la Tierra! Este es el maravilloso significado de la Fiesta de las Trompetas. ¡Yeshúa el Mesías nos enseñó a que oráramos: «Venga tu reino» (Mateo 6:10)!… ¡Y nosotros así hoy rezamos fervientes!… Además nos unimos al Espíritu de la Profecía como Novia y gemimos con suspiros de amor diciendo: ¡VEN!

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Y el que oye, diga: Ven.
Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.» 

Apocalipsis/Revelación 22: 17

Para profundizar mejor este TEMA te invito leer:

¿Se ofende Dios con lo que le das?

¡Qué maravillosa es la forma en que la Torah revela la benevolencia infinita del Eterno para con Su Pueblo! En la parashá de esta semana (Emor) nos encontramos con el axioma de que el Eterno dice lo que hay que hacer para ser aceptado delante de Él:

«Lo que tenga defecto, no ofreceréis, porque no os será aceptado.«

(Lev. 22:20)

Con estas instrucciones concretas, nuestro Elohim establece claridad para sus adoradores en lo concerniente a lo que le agrada y lo que no, en el momento que nos acercamos a Su Presencia, y evitando que sean motivo de disgusto, como dice al final de la tercera aliyá (ascensión):

No profanaréis mi santo nombre, sino que seré santificado entre los hijos de Israel; yo soy el YHVH que os santifico
(Lev. 22:32 LBLA)

Es interesante notar que, de la misma manera que no se les permite a los kohanim (sacerdotes) con defectos físicos realizar el servicio Divino en el Santuario, así también animales con defectos físicos quedan invalidados como ofrendas.

El Eterno desea la perfección en Sus siervos tanto en sentido espiritual como moral, y de Sus ofrendas en sentido físico. A pesar de que un animal con defectos pueda ser más grande y más valioso que uno sin defectos, ello no es aceptable pues Yah no mide la perfección en términos monetarios o cuantitativos (Fuente: Sforno a v. 27).

Al estudiar los secretos de los korvanot (“acercamientos” u «ofrendas») entendemos que estos son el símbolo de una actitud que debe ser vista en el Mundo de Arriba, y se aprobada por todas las esferas celestiales, para poder tener el Cielo en la Tierra. Dicha actitud tiene que ver con el hecho de que para el redimido que ofrenda, no existe nada más grande y valioso que su comunión con el Creador. La verdad es que en nuestras ofrendas se manifiesta cuán importante es el Eterno para nosotros.

Con esta mitzvá (mandamiento) el Eterno grababa en la conciencia de cada hijo de Israel que aquello que ofrecemos al Eterno muestra lo que pensamos de Él en nuestro diario vivir. Si ofrendamos lo que nos sobra, mostramos a las esferas celestiales que el Reino de Yahvéh no es el primero, y por lo tanto es muy poco estimado por nosotros. Si damos algo que no nos gusta, mostramos que pensamos que el Eterno no merece lo que nos gusta. Si le damos lo mediocre mostramos que el Reino del Eterno no es importante para nosotros. Si le damos algo con defecto, mostramos que Su Reino y Presencia no valen mucho en nuestras vidas. Nuestras ofrendas muestran lo que pensamos de Él y de su proyecto para el mundo (ver Malaquías 1: 6-14).

De esta manera, cada miembro del Pueblo de Israel aceptada que la acción de dar siempre revela lo que más se valora, y en los niveles celestiales se demuestra que santificar el Nombre del Eterno es lo más valioso en su vida. Aquella alma que da algo que le cuesta muestra que tiene amor al Eterno y a Su proyecto de Reino sobre la Tierra. El que primero da al Eterno y luego piensa en sí mismo, muestra que tiene las prioridades correctas, y los Cielos se ven obligados a derramar rocío de berajot (bendiciones) en su vida, familia y economía.

Ahora bien, en nuestros días no contamos con el Beit HaMikdash (Templo) y, por consiguiente no hay sacrificios, el servicio en el Santuario es reemplazado por la plegaria. ¿Cómo cumplimos a través de la plegaria la condición de “perfecto y sin defectos”? Tratando que la plegaria no sea solamente un conjunto de palabras pronunciadas en un orden establecido, sino que brote del corazón, que tenga no sólo forma, sino un contenido pleno de fe, amor, y temor al Todopoderoso.

Entonces, si al llegar hasta aquí con tu lectura, tú aceptas que nuestras ofrendas y oraciones muestran qué pensamos de nuestro Padre celestial y su propósito eterno, tengo algunos planteos para hacerte:

  • ¿das el maatzer (diezmo) al principio o al final de haber recibido tus ingresos?
  • ¿Te levantas temprano para orar antes de desayunar todos los días?
  • ¿Te esfuerzas en la congregación para cantar fuerte y desde tu corazón ante el Eterno?
  • ¿Te empeñas en la oración hitbodedut para que tus palabras no sean vanas repeticiones?
  • ¿Obedeces con ganas o murmurando?
  • ¿Tienes ganas de que termine el Shabat para poder correr a tu trabajo o disfrutas del Eterno todo lo que puedas en su día?

Me despido dejándote a solas con tu alma y el Espíritu Santo.

En amor y a tu servicio: David Nesher

¿Quién fue Valentín el santo de los enamorados?… ¿Existió o No?

Autor: P.A. David Nesher

Llegamos ya al 14 de febrero. El día de San Valentín, como la Gran Babilonia (Roma) actual lo llama. El «día de los enamorados y de la amistad» en muchos países. Y mientras reflexionaba hoy acerca de todos los paganismos normalizados por las multitudes, la pregunta que me surgió fue: ¿qué sabemos de éste singular santo? … Y descubrí que casi nada. Digo casi nada, porque hasta ahora entiendo que manejamos los datos que el mismo sistema de medios que usa la gran P… nos ha informado y programado.

Entonces, para lograr contestarme esta pregunta, recurrí en primer lugar a la Enciclopedia Católica. Según ella, el santo cuya festividad cayó en la fecha conocida hoy como «Día de San Valentín» fue posiblemente uno de los tres mártires que fueron ejecutados en el año 270 d.c durante el reinado del Emperador Claudio II. Cuando digo “fue posiblemente”, lo hago porque en verdad descubrí que la realidad de este “mártir” es incierta. Es más, no se está seguro quién era, qué hacía, como así tampoco se sabe de dónde provenía y dónde vivió. Por eso, se habla de tres «Valentines». Según la misma Enciclopedia Católica, este Valentín, bien pudo haber sido:

  • Un médico romano que se hizo sacerdote y que casaba a los soldados, a pesar de que ello estaba prohibido y que fue decapitado. Muy venerado en Francia Un obispo de la ciudad de Interamna (hoy Terni, Italia), donde supuestamente se encuentran los restos del cuerpo conservados en la homónima basílica, y donde el 14 de febrero es la fiesta patronal.
  • Un mártir de la provincia romana de África, durante la conquista de África.

Los mismos autores de la Enciclopedia Católica afirman que los datos que han llegado hasta nosotros sobre estos tres supuestos mártires «carecen de valor histórico» por ser escasos, insuficientemente fundamentados y de fecha muy posterior al tiempo en que se presume que hayan vivido. Por todo esto, es interesante aportar que la Iglesia Católica dejó de celebrar este aniversario de martiriología a partir del año 1969, justamente por dudar de su identidad e incluso de su existencia.

 Como lograrán ver, todo esto es muy confuso, tal y como ocurre en todo el sistema de cosas que gobierna a la humanidad. Yo le diría que esto es más del mismo cuento de siempre: el poder de la tradición y sus «inocentes» costumbres. Nos encontramos ante un «santo» que vivió según lo que la tradición babilónica dice por «allí», aunque la historia no pueda corroborar su existencia con aporte alguno por aquí.

Pues bien, si de tradición se trata, sabemos que el Maestro Yeshúa, cumpliendo su ministerio terrenal, confrontó a los hipócritas líderes religiosos judíos que criticaron a sus discípulos por no adherirse a uno de los extraños requisitos que ellos habían agregado a la Palabra de Dios. El Seño dijo:

“… así invalidáis la palabra de Dios mediante vuestra tradición

(Mateo 15:1-9; Marcos 7:1-13)

Esa palabra: tradición, es traducida del griego paradosis, y aparece 13 veces en el texto griego de loa Escritos Mesiánicos o Nuevo Pacto. Simplemente significa “transmitir de uno a otro.” El contexto de los pasajes citados determina un dilema: si lo que fue transmitido fue la Verdad de Dios o proviene de las ideas de los hombres que se oponen a la Verdad.

Vemos que, tal como dijo Yeshúa, lo que se origina en las mentes de los hombres y contradice la Verdad absoluta divina (revalada en la TaNaK), “invalida” la Palabra de Dios. Eso significa que creer en el error no genera los beneficios de creer la verdad, y hasta podría incluso traer consecuencias. Podemos deducir lo mismo de lo que el Evangelio de Juan nos ha dejado por escrito:

Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

(Juan 8: 31-32)

 ¿Qué es lo contrario a eso? ¿Acaso no será que creer el error lo ata a usted en cierto grado? Sí, y es así como la “tradición” invalida la verdad. La verdad es lo que funciona en la vida, no las tradiciones.

Continuando con la vida del supuesto santo del amor, descubrí, al investigarlo, que toda ”anécdota” de su vida que se nos cuenta actualmente, ha sido probablemente inventada durante la Edad Media en Francia e Inglaterra cuando el día festivo de 14 de febrero (celebrado antes que el cristianismo llegara a estos lares) empezó a ser asociado con el amor, a raíz de la historia de San Valentín.

Una de esas leyendas aseguraba que este varón había sido ejecutado un 14 de febrero al no querer renunciar al cristianismo. Otro mito agregó la idea de que su ejecución se debió al hecho de haber casado a parejas en secreto después de que el matrimonio fuese prohibido por el emperador Claudio II especialmente a sus soldados que buscaban el pretexto del casamiento como salvoconducto para no ir a la guerra.

Otra leyenda dice que es patrono de los enamorados porque su martirio coincidió con el momento del año en que los pájaros empiezan a emparejarse para aparearse.

Algunas fuentes dicen que el Valentín relacionado con el amor es el Valentín de Roma.

Otros discuten aduciendo que es san Valentín de Terni. Algunos eruditos, para evitar disensiones que pudieran despertar conciencias concluyeron después que ambos serían la misma persona.

A lo largo de los siglos, estos tres Valentines se fueron unificando en la memoria popular dando lugar a un personaje, una historia y una tradición que no cesaron de enriquecerse a lo largo de los siglos, hasta constituirse en una leyenda sobre alguien que, tal como se lo recuerda hoy, jamás existió.

De todo esto deducimos que el día de San Valentín es típicamente occidental. Y especialmente debemos remontarlo a la Europa germánica y el actual Reino Unido. Desde aquí navegaría en los barcos de inmigrantes a los Estados Unidos. Luego, y como es de imaginarse, esta fiesta pagana se someterá en esta nación al dios Mammón (Baal Zifón o Belcebú), se vestirá de sus ropajes de “ingenuidad e inocencia” y se coronará de principios comerciales para así llegar a gran parte del mundo.

El reino de Dios no es cumplir reglas. Tampoco es celebrar costumbres sanas e ingenuas en el nombre de alguna virtud teologal y/o humana. El Reino de Dios es sencillamente confiar en Él y vivir conforme a los códigos de Su Palabra.

(Nota Relacionada: Para ampliar la cosmovisión respecto a esta celebración de origen pagano, recomiendo leer el siguiente estudio: 14 de febrero: Día del amor o tiempo de Baal-Molock)

¿Por qué importa que Ana sea de la tribu de Asher? (2da Parte)

Por David Nesher

«Estaba también allí Ana, profetisa,… de la tribu de Asher,…»

(Lucas 2: 36)

Hemos estudiado que Asher era hijo de Yaakov y Zilpa, sierva de su esposa Lea:

“¡Bendita soy! Porque las mujeres me han llamado bienaventurada”. Por eso llamó al niño Asher.”

 (Génesis 30:13)

¿Qué opinas?¿Las palabras de Lea resonarían en Miriam y su hijo Yeshúa? ¡Sí! En Lucas 1:48-49, Miriam dice “desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas en mí, y Santo es su nombre”. Descubrir estas conexiones llevaría a una asherita piadosa, como Ana, a alabar a Yah.

También sabemos su nombre fue dado a una de las tribus de Israel que se originó de su familia. A no ser por eso y por haber participado de la venta de su hermano más joven, Yosef, como esclavo, Asher no es muy destacado en la Escritura. Su nombre en hebreo significa tanto “bendición” como “felicidad”, dependiendo de la interpretación. Para ser más precisos Asher significa “el pleno de alegría y bendiciones” o el “Bienaventurado”. Por lo tanto, se sabía que la tribu de Asher era la más alegre de las Doce Tribus. Esta alegría interior (hebreo: simjáh) provenía de su conciencia de felicidad, mentalidad que permitía el hecho de que Asher también era contrada entre las tribus de mayor prosperidad financiera en la nación de Yah. Se describió en distintos documentos que los de la tribu de Asher disfrutaban de todo lo que la vida tiene para ofrecer, particularmente en términos de buena comida, incluso si eso los hacía un poco más derrochadores que las otras tribus.

En el momento del Éxodo, los descendientes adultos de Asher eran 41.500, contando solo los varones (Números 1:41). Más tarde, en un nuevo recuento, el linaje de Asher contó con 53.400 hombres adultos (Núm. 26:47). La tribu de Asher estaba formada por cinco clanes (Números 26:44-47)

El territorio de Asher fue asignado por Josué, y formaba la frontera norte de Palestina, y se extendía hacia el sur hasta el final del Carmelo, limitando con el territorio de Manasés (Josué 19:24-31,34). También es válido saber que los levitas gersonitas poseían cuatro ciudades en Asher (1 Crónicas 6:62,74,75).  Esta distribución le permitió a la tribu de Asher contar con una región muy fértil, que generó la abundancia de alimentos. Los documentos registran que la tribu de Asher comía tan bien que llegó a ser famosa en el Oriente Medio por su arte culinario. Esta será la razón por la que la tribu terminó siendo tan próspera, logrando el mejor cultivo de aceitunas, con la cual logró establecer gran fortuna para cada uno de sus habitantes con la producción de aceite de oliva. Es por eso que el símbolo del escudo de la tribu es un frondoso árbol, que muchos consideran que es un olivo. El simple hecho de que la riqueza de Asher proviniera del aceite de oliva podría ser el cumplimiento de la bendición de Moisés sobre dicha tribu. Sin embargo, el aceite de oliva era más que un condimento para los israelitas. Recordemos que era un aceite sagrado que se usaba para ungir a los sacerdotes y mantener las lámparas del Beit HaMikdash encendidas.

Interesante será aportar que en el período del éxodo, muchos varones de Asher formaron el ejército de los israelitas. Más tarde, durante el reinado de David, intenso en actividad militar, la tribu de Asher era la responsable por buena parte del abastecimiento de las tropas, con sus víveres de excelente calidad.

Aunque Asher proporcionó guerreros a David (1 Crónicas 12:36), la tribu no fue mencionada en la lista de los principales líderes (1 Crónicas 27:16). En los días del reinado de Salomón, Asher formaba uno de los distritos administrativos (1 Reyes 4:16).

La ubicación del territorio de Asher puso a sus habitantes en contacto con los fenicios, conocidos por el comercio de la época. Sin embargo, los descendientes de Asher no consiguieron expulsar definitivamente a los cananeos de sus ciudades, y «moró… entre los cananeos que habitaban en la tierra» (Jueces 1:31-32).

También podemos leer que en la época de los jueces de Israel, la tribu de Asher fue una de las tribus que no ayudó a Débora y a Barak, negándose a participar en la guerra, manteniéndose «a la ribera del mar, y se quedó en sus puertos» en vez de unirse a la lucha contra Jabín, un rey cananeo (Jueces 5:17). Esta actitud revela la tendencia de la tribu Asher a sentirse orgullosa por su prosperidad material y de esa forma generar la desunión de las tribus de Israel (Jueces 5:15). Por otro lado, esta falta de ayuda a sus tribus compañeras podría reflejar una falta de confianza en Dios, una falta de esfuerzo, un miedo al enemigo o una negativa a molestar a aquellos con los que hacían negocios. 

A los fines de nuestra consideración de la profetiza Hanah, vale aportar que desde la época de Moisés, la tribu de Asher era famosa por producir las mujeres más hermosas de todo el Mediterráneo. Como resultado de esto, los varones de todas las tribus, cuando llegaba Tu BÀv, buscaban novias asheritas. Esto les dio a las mujeres una amplia selección de solteros elegibles, y muchas priorizaban  elevar sus tefilot (súplicas) para que los sacerdotes, los shoftim (jueces) y/o otros varones socialmente poderosos la escogieran como almas gemelas.  Así pues nacerá, la tradición de que las mujeres asheritas eran las novias ideales para los sacerdotes; todas las hijas de esta tribu terminaban casadas con sacerdotes debido a su belleza, y madurez espiritual. Desde esta información podemos deducir que la profetisa Hanah era la viuda de un kohen (sacerdote)

La orden para que las puertas del Templo se cerraran

Cuando el rey Acaz asumió el reinado de Judá, la realidad del lugar era de perdición, delante de los ojos de Dios. El monarca, intensamente idólatra, llevó a gran parte del pueblo a adorar a falsos dioses y a andar en pecado. Su idolatría era tan grande, que él ordenó cerrar las puertas del Templo de Salomón, abandonando la casa de Dios, prohibiéndole al pueblo llevar sus oraciones y sacrificios, desmoralizando a los sacerdotes y a los demás levitas. Como cuenta la Biblia en 2 Crónicas, su reinado cayó bajo la violencia de los asirios, por no andar en rectitud y en temor al Señor.

Cuando Acaz murió y fue sucedido por su hijo Ezequías, el nuevo rey trató de convocar al pueblo a una guerra en contra de la idolatría. Los ídolos y los altares dedicados a ellos fueron destruidos y el Templo de Salomón fue recuperado y abierto nuevamente, y sus ministerios fueron reactivados. A muchos de la tribu de Asher les tocó un importante papel: recuperar entre todo el pueblo la costumbre de la celebración de la Pascua y de la Fiesta de los Panes sin Levadura (o Ácimos), en las que los judíos de todas partes, de todo Israel y Judá, se dirigían hacia Jerusalén para recordar la liberación del cautiverio del Egipto y para nuevamente adorar a Dios conforme a Sus preceptos. Los descendientes de Asher ayudaron mucho haciendo una convocatoria por las ciudades, y la celebración nuevamente se llevó a cabo, como no se veía desde los tiempos prósperos de Salomón.

Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.
Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de Su santuario, al cielo.

 (2 Crónicas 30:25-27)

Esto fue considerado un acto de humildad, prueba de un corazón contrito ante Dios (2Crónicas 30:11)

Shevat tiene una tribu: Asher

La tribu asociada con el mes de Shevat es Asher. Y no por casualidad, la palabra que denota la buena fortuna y la riqueza, osher, se escribe con las mismas tres letras que Asher

Asher y todos sus descendientes hicieron honor a su nombre y fueron muy bendecidos.

Cuando Yaakov avinu profetizó sobre sus hijos antes de su muerte, dijo de su octavo hijo:

«De Asher sale un pan delicioso, y él proveerá los manjares del rey»

(Génesis 49:20)

En lo que respecta a las profecías, Asher definitivamente recibió una palabra más bonita que muchos de sus hermanos ese día. Cuando Moisés profetizó sobre las doce tribus, dijo de Asher dicieno:

«Que Asher sea bendecido con hijos; que sea agradable a sus hermanos y que moje su pie en aceite»

(Deuteronomio 33:24).

Una vez más vemos que sólo la abundancia y la prosperidad iban a ser la herencia de Asher.

 Hemos estudiado que Asher era una tribu del norte de Israel conquistada por Asiria. Por lo tanto, Asher llegó a ser conocido como una de las diez tribus perdidas. Pero en el relato que Lucas hace de Hanah, la Buena Noticia de Dios es que lo que una vez se perdió ahora está de vuelta. El Eterno trajo y condujo a la tribu perdida de Asher fuera de los países a donde los había expulsado (Jeremías 23:8). El mensaje lucano se hace en el alma de un redimido bien claro: el Israel disperso se reconstruye en la geografía del Proyecto de Reino que proclama Yeshúa.

El hecho de que Hanah descendiera de la tribu de Asher sugiere que su herencia se debía sólo al obrar de la Gracia del Eterno obrando a través de los siglos en aquellos que, como Hanah, permanecieron fieles en expectativa de ayunos y oraciones hasta que Su Ungido se manifestara. Sus antepasados ​​habían emigrado al sur antes de la conquista asiria de Israel o estaban entre el pequeño y disperso grupo de exiliados que regresaron del cautiverio. Hanah era parte del remanente creyente del reino del norte o Casa de Efrayim y, por lo tanto, era un emblema viviente de la fidelidad de Yah hacia su pueblo.

Debo señalar que el salmista se inspiró en la justicia divina obrando sobre la tribu de Asher cuando escribió el Tehilim/Salmo 1 asegurando que toda persona justa es como un árbol plantado junto a corrientes de agua que da su fruto en su tiempo, y su hoja no se marchita, y en todo lo que hace, solamente prospera.

Shevat es el intervalo del año para recibir el refresco y la renovación para la preparación para entrar en la plenitud de la promesa del Eterno, y para comer de los frutos que finalmente están maduros para participar y compartir. Es el mes para decidir si dejamos que el enemigo robe nuestra herencia en el Eterno enviando al devorador de nuestros bienes materiales, o nos mantenemos firmes en la autoridad que Yeshúa HaMashiaj nos ha dado para recibir su porción asignada para esta temporada.

Durante este mes de lluvia es tiempo de refrescar y renovar nuestras raíces para que el agua viva del trono del cielo corra a través de nosotros, trayendo el fruto en su estación. Debemos ser como el aceite de oliva puro usado en la menorá del Templo de donde las llamas ardían, y ser como antorchas en la noche que iluminan el camino a Yeshua. Tomad vuestras bendiciones del Señor con felicidad y alegría. Escuchad vuestro primer amor por Jesucristo y recordad que debéis vivir en ese amor. Rellena tus lámparas con aceite de oliva puro, y mantén el fuego ardiendo en la noche:

«Ceñid vuestra cintura y vuestras lámparas encendidas; y vosotros mismos sed como hombres que esperan a su amo, cuando vuelva de las bodas, para que cuando venga y llame le abran inmediatamente. Bienaventurados aquellos siervos a quienes el amo, cuando venga, encontrará vigilando»

(Lucas 12, 35-36)

¿Quién era Ana, la profetisa de la tribu de Asher? (1ra Parte)

Por David Nesher

Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

(Lucas 2:36-38)

Todos sabemos que las Sagradas Escrituras no fueron escritas descuidadamente. Nuestra mente capta que no existen versículos desechables, ni de relleno. Aceptamos y confiamos en que cada palabra fue inspirada por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16), libre de error (cf. Tito 1:2) y provechosa para el pueblo de Dios. Estándivinamente destinadas a nuestro crecimiento espiritual.

Eso significa que el Eterno incluyó personajes menores como Ana (hbr. Hanah)  para revelar Su propósito eterno en beneficio de nuestro crecimiento. Y aunque esta mujer sólo aparece en tres versículos del Evangelio de Lucas, entendemos que su presencia no es un accidente. Vibra en estos versos algo que debemos aprender de su ejemplo. La intención del escritor es que cada comunidad de discípulos de Yeshúa profundice en los escasos detalles que brinda el relato, hasta lograr descubrir la visión sorprendente de la vida de esta servidora fiel.

¿Quién era esta santa mujer?

Lucas nos presenta a Hanah (griego: Ana) la profetisa en el momento exacta en que Yosef y Miriam han presentado al niño Yeshúa en el Templo a los ocho días de su nacimiento tal y como lo ordena la Torah divina. Tanto Hanah, como los pastores de Belén, y Simeón, han logrado confesar a Yeshúa como el Mesías, incluso antes de que celebrara Su primer año de nacido en la Tierra. 

Lucas nos brinda información valiosa sobre la escena. Podemos leer el relato muy detallado de Simeón confesando con un cántico profético a Yeshúa como el Ungido (Mesías/Cristo) prometido. Entonces, y mientras está sucediendo esta escena, ingresa en el evento Hanah. Sin embargo, llama la atención aquí que Lucas decide no explicar más detalles… ¿Por qué?… Veamos esto con más detalle:

Simeón aparece en once versículos, nueve de los cuales describen Su encuentro con Yeshúa en el Templo en ese día. Por el relato en sí, sabemos que Simeón sostuvo a Yeshúa en sus brazos, es más, hoy podemos hacer la misma oración que él hizo al momento de irnos a dormir. También sabemos cómo reaccionaron Miriam y Yosef, y conocemos lo que Simeón le dice directamente a Miriam. En contraste, Hanah recibe sólo tres versículos, y sólo un verso alude a que ella estuvo en el Templo al mismo tiempo que Yeshúa. ¿Que pasó exactamente? No podemos decirlo. La información específica que tenemos sobre Hanah y el silencio sobre su encuentro con Yeshúa son sorprendentes, y esconde una hermosa intención lucana, pues notamos que apenas hay una descripción de su encuentro con Yeshúa, y en dicho momento, Lucas decide guardar silencio.

Podemos imaginar lo que pasó. Lucas explica en detalle quién es Hanah y nos lleva a saber que ella conoció a Yeshúa. Hay un propósito claro aquí. El querido dr. Lucas prepara la escena para el encuentro de Hanah con Yeshúa, y luego rápidamente salta su reunión y analiza su respuesta al ver a Yeshúa para que nosotros, los lectores, nos detengamos y digamos: «¡espera un momento!,… ¿qué pasó?

Pues bien, primero debo enseñarles que lo que se conocer como «brecha narrativa» es una característica literaria recurrente en el evangelio de Lucas. El evangelista es un escritor brillante y a menudo muy detallado, por lo que cuando está contando una historia y de repente se vuelve vago o incluso silencioso, como lo hace aquí, es un movimiento calculado diseñado para hacernos notar la pausa repentina y meditar sobre lo que está omitiendo de una manera más profunda y totalmente en la interioridad de aquel que está leyendo. Lucas anima así a sus lectores a involucrarse con la Palabra encarnada en su escritura usando la imaginación y la creatividad, y mediantes ellas, detenerse y dedicar mayor tiempo a la meditación en los eventos a los que se refiere pero que no explica literalmente

Con base en la información que nos brinda Lucas, podemos explicar gran parte del significado de la aparición de la profetisa Hanah. El autor proporciona detalles específicos sobre quién es esta mujer y nos enseñan cómo pensar en ella. Siguiendo el ejemplo de Lucas, podemos comprender el significado de su silencio que invita a la reflexión y elevación mesiánica de conciencia

Hanah se menciona como una profetisa [femenino de profeta] y una de las personas conectadas con Yeshúa en su infancia. Se nos dice que ella era hija de un tal Penuel, de la tribu de Asher.

Su nombre, que comparte con Hannah (madre del profeta Shemuel) en la TaNaK, significa «favor» o “gracia”. Todo lo que sabemos de ella se encuentra en estos tres versículos del libro de Lucas. Cuando Hanah se encuentra con el niño Yeshúa en el Templo, vemos que su vida rebosa de favores celestiales y gracia divina (Lucas 2:36-38).

«Había también una profetisa, Ana,» (Lucas 2:36).

Entendamos que Hanah se encuentra entre un puñado de mujeres en las Sagradas Escrituras que llevan el título de “profetisa”. Las otras son Miriam, la hermana de Moisés (Éxodo 15:20); Débora, la jueza (Jueces 4:4); Hulda, la esposa de Salum, quien recibió una palabra del Señor para el sacerdote Hilcías y otros (2Reyes 22: 14; 2 Crónicas 34:22-28); la anónima esposa de Isaías (Isaías 8:3); y las cuatro hijas solteras de Felipe (Hechos 21:9).

Por lo tanto, la identificación que Lucas hace de Hanah como una “profetisa” probablemente estaría significando que tenía reputación de ser una maestra talentosa y por sobre todo una fiel animadora de sus compañeros de adoración en el Templo. Cuando ella hablaba, era sobre la Palabra de los profetas del Eterno que anunciaban al Mesías de Dios. Evidentemente había pasado toda su vida estudiando y meditando la Palabra de Dios en su corazón, y esa era la esencia de lo que ella solía soltar desde sus labios a todo los adoradores que se acercaban al Santo Templo con sus korvanot (acercamientos u ofrendas). Entonces, cuando Lucas la llamó “profetisa”, le dio una idea de su carácter y una pista sobre lo que ocupaba su mente y su conversación.

«Era muy anciana; ella había vivido con su esposo siete años después de su matrimonio, y luego quedó viuda por ochenta y cuatro años» (Lucas 2:36–37).

Hanah había estado casada solo siete años cuando enviudó, y permaneció viuda por el resto de su vida.

La mayoría de las traducciones indican que Hanah tenía ochenta y cuatro años cuando conoció a Yeshúa. Sin embargo, también es posible traducir el texto en el sentido de que Hanah había vivido ochenta y cuatro años después de la muerte de su esposo. Eso significaría que Hanah tenía al menos 104 años, si se hubiera casado a los trece (edad en la que una muchacha judía era entregada en matrimonio). De cualquier manera, y más allá de toda conjetura, lo que sí se nota en el texto es que ella había pasado la mayor parte de su vida sin esposo y estaba ministrando ante el Eterno en el Beit Mikdash, Su santo Templo.

Lo que sí importa aquí es saber que Lucas, al contar la edad de Hanah, está tratando proféticamente al número 84 desde la simbología gemátrica, pues ochenta y cuatro representa la plenitud del pueblo de Israel:  

  • 84 surge de la multiplicación [ 7 x 12].
  • Siete es el número de la creación en plenitud o reposo (pues ya está el ser humano en la existencia), y
  • el número 12 representa al reinado sacerdotal de las doce tribus de Israel sobre las naciones. 
  • Entonces 84 es la plenitud del pueblo de YHVH cumpliendo su misión mesiánica en la Tierra como Tabernáculo de Dios.

El evangelista está llevando a sus lectores a comprender que Hanah, como Israel, ha llegado a la plenitud de los tiempos. Con la venida de Yeshúa, Hanah, de 84 años, nos muestra que el sistema revelado en toda la TaNaK ya está completo. Antes de Yeshúa, las asociaciones tribales eran importantes. Por eso en los Evangelios se registran las genealogías de Yosef y Miriam, y ambas se remontan a Abraham (Evangelio de Mateo), y la que aparece en este Evangelio de Lucas llega incluso hasta Adam HaRishon. El mensaje se hace intensamente profundo: de ahora en adelante,  Yeshúa reemplaza las genealogías. Lo que importa ya no es de qué tribu eres, sino si has nacido de nuevo en el Espíritu de la Profecía que da testimonio de Yeshúa. En otras palabras, las tribus encuentran encarnación plena en Yeshúa HaMashiaj. 

Entonces Yeshúa viene y Hanah ha cumplido 84 años de viudez. Ambos eventos señalan la consumación y el cumplimiento de la Antigua Alianza en el Pacto Renovado en el Mesías. La edad de Hanah representa la plenitud del pueblo elegido de Yahvéh, oficiando como un reinado sacerdotal a favor de todas las naciones de la Tierra.

«…hija de Fanuel, de la tribu de Aser,…»

Fanuel no se menciona en ninguna otra Escritura. El nombre Fanuel es la forma griega del hebreo Panuel, nombre con el que se recordaba el lugar donde Yaakov avinu recibió su cojera, Peniel (Génesis 32). Fanuel, tal como el cojo de Yaakov, sugiere la idea de un pueblo que lucha con los principios de Dios. Este significado ciertamente encaja con la presentación que hace Lucas de la lucha de Ana. Nos muestra a un personaje de Fanuel, un israelita fiel, que espera y anhela la Redención final a través del Ungido (Mashiaj o Xristós) de Yah.

Sin embargo, de manera más directa, el nombre Fanuel (Panuel) significa «Rostro de Dios«. Hanah ha visto el Rostro de Dios llamado Fanuel, su padre terrenal, por lo que puede reconocer a Fanuel cuando lo ve. Hoy, sin embargo, sucede algo mejor que ver a su padre terrenal Fanuel. Hannah ve el rostro de Elohim en Yeshúa, el Ungido, que viene a encarnar y revelar el rostro de su Padre celestial. Cuando Hanah  mira al niño Yeshúa, discierne en su espíritu que está mirando el Rostro de Dios nacido entre los hombres.

El texto, al darnos el nombre del padre de Hanah, nos lleva a considerar que Yeshúa es el «Rostro de Dios«. Yeshúa es Fanuel en carne. Justamente es el apóstol Pablo, el mentor de Lucas, quien llama a Yeshúa “la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15). Y el autor a los Hebreos dice en el capítulo 1: “Él es el resplandor de la gloria de Dios y la huella exacta de su naturaleza”, dando a entender que  podemos ver al Eterno, mirando a Yeshúa y participando en la Vida que Él ofrece. ¡Yeshúa es Fanuel, el rostro de Dios!

«Ella nunca se apartaba (dejó el matrimonio en el) del Templo, sino que adoraba día y noche, ayunando y orando (Lucas 2:37).

Después de enviudar, Hanah se dedicó por completo al servicio del Eterno. Ella nunca salió del Beit HaMikdash (Templo en Jerusalén), sino que pasó su tiempo adorando, ayunando y orando. Es posible que a Hanah tuviera su alojamiento en el Templo debido a su designación como profetisa, o pudo haber vivido cerca. Lo que se destaca es que su devoción fue constante durante la mayor parte de su vida, y su devoción fue recompensada con un encuentro con su Salvador. Sus muchos años de sacrificio y servicio valieron la pena cuando vio al Mesías, Aquel por quien había esperado tanto tiempo.

Justamente esto será lo más llama la atención en la historia de Hanah, me refiero a su entrega a la oración, al ayuno, y a la vida de servicio al prójimo en el Templo. Esta mujer ha optado por dejarse acompañar por el Espíritu de la profecía. Entiendo que para algunos de nosotros es fácil imaginar a una mujer como esta en la experiencia cotidiana de sus propias vidas. Pero sé que para otros, esta idea de un alma humana dirigida por el Espíritu Santo puede parecer muy extraña. Un alma humana que viene y va, y que anuncia la verdad a todos los que están a su alrededor en un momento dado pudiera ser tenida por excéntrica, fanática (por no decir loca). No obstante, esta profetisa de la tribu de Asher encuentra su lugar en la historia de la Salvación, y es un ejemplo de una vida que estaba a la expectativa de la manifestación del Mesías.  

Ana nos enseña que cualesquiera que sean las dificultades que hemos tenido en el pasado, el Eterno no nos abandona y tenemos la posibilidad de poder quedarnos con Él, Su Instrucción y Su guía en el Camino de esto que se conoce como vida humana. Esta mujer, viuda y profetisa, es la imagen de la fidelidad en la espera. Miramos hoy el camino que hemos recorrido con alegría y reconocimiento: el Eterno nos recuerda por medio de Su Hijo, que nuestra vida, en cualquier momento y a cualquier edad, es una bendición para nosotros y para los demás, a los que podemos anunciar la Buena Noticia de Dios para hacer un mundo más humano.

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[Pregunta: ¿Por qué importa que Ana sea de la tribu de Asher?… Bueno, considero que la respuesta merece una segunda parte]

En servicio y amor: David Nesher

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