Por David Nesher
«Estaba también allí Ana, profetisa,… de la tribu de Asher,…»
(Lucas 2: 36)
Hemos estudiado que Asher era hijo de Yaakov y Zilpa, sierva de su esposa Lea:
“¡Bendita soy! Porque las mujeres me han llamado bienaventurada”. Por eso llamó al niño Asher.”
(Génesis 30:13)
¿Qué opinas?¿Las palabras de Lea resonarían en Miriam y su hijo Yeshúa? ¡Sí! En Lucas 1:48-49, Miriam dice “desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas en mí, y Santo es su nombre”. Descubrir estas conexiones llevaría a una asherita piadosa, como Ana, a alabar a Yah.
También sabemos su nombre fue dado a una de las tribus de Israel que se originó de su familia. A no ser por eso y por haber participado de la venta de su hermano más joven, Yosef, como esclavo, Asher no es muy destacado en la Escritura. Su nombre en hebreo significa tanto “bendición” como “felicidad”, dependiendo de la interpretación. Para ser más precisos Asher significa “el pleno de alegría y bendiciones” o el “Bienaventurado”. Por lo tanto, se sabía que la tribu de Asher era la más alegre de las Doce Tribus. Esta alegría interior (hebreo: simjáh) provenía de su conciencia de felicidad, mentalidad que permitía el hecho de que Asher también era contrada entre las tribus de mayor prosperidad financiera en la nación de Yah. Se describió en distintos documentos que los de la tribu de Asher disfrutaban de todo lo que la vida tiene para ofrecer, particularmente en términos de buena comida, incluso si eso los hacía un poco más derrochadores que las otras tribus.
En el momento del Éxodo, los descendientes adultos de Asher eran 41.500, contando solo los varones (Números 1:41). Más tarde, en un nuevo recuento, el linaje de Asher contó con 53.400 hombres adultos (Núm. 26:47). La tribu de Asher estaba formada por cinco clanes (Números 26:44-47)
El territorio de Asher fue asignado por Josué, y formaba la frontera norte de Palestina, y se extendía hacia el sur hasta el final del Carmelo, limitando con el territorio de Manasés (Josué 19:24-31,34). También es válido saber que los levitas gersonitas poseían cuatro ciudades en Asher (1 Crónicas 6:62,74,75). Esta distribución le permitió a la tribu de Asher contar con una región muy fértil, que generó la abundancia de alimentos. Los documentos registran que la tribu de Asher comía tan bien que llegó a ser famosa en el Oriente Medio por su arte culinario. Esta será la razón por la que la tribu terminó siendo tan próspera, logrando el mejor cultivo de aceitunas, con la cual logró establecer gran fortuna para cada uno de sus habitantes con la producción de aceite de oliva. Es por eso que el símbolo del escudo de la tribu es un frondoso árbol, que muchos consideran que es un olivo. El simple hecho de que la riqueza de Asher proviniera del aceite de oliva podría ser el cumplimiento de la bendición de Moisés sobre dicha tribu. Sin embargo, el aceite de oliva era más que un condimento para los israelitas. Recordemos que era un aceite sagrado que se usaba para ungir a los sacerdotes y mantener las lámparas del Beit HaMikdash encendidas.
Interesante será aportar que en el período del éxodo, muchos varones de Asher formaron el ejército de los israelitas. Más tarde, durante el reinado de David, intenso en actividad militar, la tribu de Asher era la responsable por buena parte del abastecimiento de las tropas, con sus víveres de excelente calidad.
Aunque Asher proporcionó guerreros a David (1 Crónicas 12:36), la tribu no fue mencionada en la lista de los principales líderes (1 Crónicas 27:16). En los días del reinado de Salomón, Asher formaba uno de los distritos administrativos (1 Reyes 4:16).
La ubicación del territorio de Asher puso a sus habitantes en contacto con los fenicios, conocidos por el comercio de la época. Sin embargo, los descendientes de Asher no consiguieron expulsar definitivamente a los cananeos de sus ciudades, y «moró… entre los cananeos que habitaban en la tierra» (Jueces 1:31-32).
También podemos leer que en la época de los jueces de Israel, la tribu de Asher fue una de las tribus que no ayudó a Débora y a Barak, negándose a participar en la guerra, manteniéndose «a la ribera del mar, y se quedó en sus puertos» en vez de unirse a la lucha contra Jabín, un rey cananeo (Jueces 5:17). Esta actitud revela la tendencia de la tribu Asher a sentirse orgullosa por su prosperidad material y de esa forma generar la desunión de las tribus de Israel (Jueces 5:15). Por otro lado, esta falta de ayuda a sus tribus compañeras podría reflejar una falta de confianza en Dios, una falta de esfuerzo, un miedo al enemigo o una negativa a molestar a aquellos con los que hacían negocios.
A los fines de nuestra consideración de la profetiza Hanah, vale aportar que desde la época de Moisés, la tribu de Asher era famosa por producir las mujeres más hermosas de todo el Mediterráneo. Como resultado de esto, los varones de todas las tribus, cuando llegaba Tu BÀv, buscaban novias asheritas. Esto les dio a las mujeres una amplia selección de solteros elegibles, y muchas priorizaban elevar sus tefilot (súplicas) para que los sacerdotes, los shoftim (jueces) y/o otros varones socialmente poderosos la escogieran como almas gemelas. Así pues nacerá, la tradición de que las mujeres asheritas eran las novias ideales para los sacerdotes; todas las hijas de esta tribu terminaban casadas con sacerdotes debido a su belleza, y madurez espiritual. Desde esta información podemos deducir que la profetisa Hanah era la viuda de un kohen (sacerdote)
La orden para que las puertas del Templo se cerraran
Cuando el rey Acaz asumió el reinado de Judá, la realidad del lugar era de perdición, delante de los ojos de Dios. El monarca, intensamente idólatra, llevó a gran parte del pueblo a adorar a falsos dioses y a andar en pecado. Su idolatría era tan grande, que él ordenó cerrar las puertas del Templo de Salomón, abandonando la casa de Dios, prohibiéndole al pueblo llevar sus oraciones y sacrificios, desmoralizando a los sacerdotes y a los demás levitas. Como cuenta la Biblia en 2 Crónicas, su reinado cayó bajo la violencia de los asirios, por no andar en rectitud y en temor al Señor.
Cuando Acaz murió y fue sucedido por su hijo Ezequías, el nuevo rey trató de convocar al pueblo a una guerra en contra de la idolatría. Los ídolos y los altares dedicados a ellos fueron destruidos y el Templo de Salomón fue recuperado y abierto nuevamente, y sus ministerios fueron reactivados. A muchos de la tribu de Asher les tocó un importante papel: recuperar entre todo el pueblo la costumbre de la celebración de la Pascua y de la Fiesta de los Panes sin Levadura (o Ácimos), en las que los judíos de todas partes, de todo Israel y Judá, se dirigían hacia Jerusalén para recordar la liberación del cautiverio del Egipto y para nuevamente adorar a Dios conforme a Sus preceptos. Los descendientes de Asher ayudaron mucho haciendo una convocatoria por las ciudades, y la celebración nuevamente se llevó a cabo, como no se veía desde los tiempos prósperos de Salomón.
“Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.
Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.
Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de Su santuario, al cielo.”
(2 Crónicas 30:25-27)
Esto fue considerado un acto de humildad, prueba de un corazón contrito ante Dios (2Crónicas 30:11)
Shevat tiene una tribu: Asher
La tribu asociada con el mes de Shevat es Asher. Y no por casualidad, la palabra que denota la buena fortuna y la riqueza, osher, se escribe con las mismas tres letras que Asher.
Asher y todos sus descendientes hicieron honor a su nombre y fueron muy bendecidos.
Cuando Yaakov avinu profetizó sobre sus hijos antes de su muerte, dijo de su octavo hijo:
«De Asher sale un pan delicioso, y él proveerá los manjares del rey»
(Génesis 49:20)
En lo que respecta a las profecías, Asher definitivamente recibió una palabra más bonita que muchos de sus hermanos ese día. Cuando Moisés profetizó sobre las doce tribus, dijo de Asher dicieno:
«Que Asher sea bendecido con hijos; que sea agradable a sus hermanos y que moje su pie en aceite»
(Deuteronomio 33:24).
Una vez más vemos que sólo la abundancia y la prosperidad iban a ser la herencia de Asher.
Hemos estudiado que Asher era una tribu del norte de Israel conquistada por Asiria. Por lo tanto, Asher llegó a ser conocido como una de las diez tribus perdidas. Pero en el relato que Lucas hace de Hanah, la Buena Noticia de Dios es que lo que una vez se perdió ahora está de vuelta. El Eterno trajo y condujo a la tribu perdida de Asher fuera de los países a donde los había expulsado (Jeremías 23:8). El mensaje lucano se hace en el alma de un redimido bien claro: el Israel disperso se reconstruye en la geografía del Proyecto de Reino que proclama Yeshúa.
El hecho de que Hanah descendiera de la tribu de Asher sugiere que su herencia se debía sólo al obrar de la Gracia del Eterno obrando a través de los siglos en aquellos que, como Hanah, permanecieron fieles en expectativa de ayunos y oraciones hasta que Su Ungido se manifestara. Sus antepasados habían emigrado al sur antes de la conquista asiria de Israel o estaban entre el pequeño y disperso grupo de exiliados que regresaron del cautiverio. Hanah era parte del remanente creyente del reino del norte o Casa de Efrayim y, por lo tanto, era un emblema viviente de la fidelidad de Yah hacia su pueblo.
Debo señalar que el salmista se inspiró en la justicia divina obrando sobre la tribu de Asher cuando escribió el Tehilim/Salmo 1 asegurando que toda persona justa es como un árbol plantado junto a corrientes de agua que da su fruto en su tiempo, y su hoja no se marchita, y en todo lo que hace, solamente prospera.
Shevat es el intervalo del año para recibir el refresco y la renovación para la preparación para entrar en la plenitud de la promesa del Eterno, y para comer de los frutos que finalmente están maduros para participar y compartir. Es el mes para decidir si dejamos que el enemigo robe nuestra herencia en el Eterno enviando al devorador de nuestros bienes materiales, o nos mantenemos firmes en la autoridad que Yeshúa HaMashiaj nos ha dado para recibir su porción asignada para esta temporada.
Durante este mes de lluvia es tiempo de refrescar y renovar nuestras raíces para que el agua viva del trono del cielo corra a través de nosotros, trayendo el fruto en su estación. Debemos ser como el aceite de oliva puro usado en la menorá del Templo de donde las llamas ardían, y ser como antorchas en la noche que iluminan el camino a Yeshua. Tomad vuestras bendiciones del Señor con felicidad y alegría. Escuchad vuestro primer amor por Jesucristo y recordad que debéis vivir en ese amor. Rellena tus lámparas con aceite de oliva puro, y mantén el fuego ardiendo en la noche:
«Ceñid vuestra cintura y vuestras lámparas encendidas; y vosotros mismos sed como hombres que esperan a su amo, cuando vuelva de las bodas, para que cuando venga y llame le abran inmediatamente. Bienaventurados aquellos siervos a quienes el amo, cuando venga, encontrará vigilando»
(Lucas 12, 35-36)