Sabiduría de lo Alto

CONSEJO DE UN VIEJO SABIO…

Si alguien te quiere herir,

observa el dolor que oculta.

Si alguien te quiere mentir,

observa el vacío que guarda.

Si alguien te quiere traicionar,

observa la soledad que carga.

Si alguien se burla de ti,

observa los traumas que encierra.

Si alguien te menosprecia,

observa cuan grande es su miseria.

Si alguien te envidia,

observa su frustración interna.

Observa bien sus defectos y trata de comprenderlos.

No te sientas ofendido por las devoluciones ajenas, tu deber es corregir todo aquello que te impide ser amable y bondadoso con quién más necesita de tu ayuda.

¡Si te Tranquilizas… Pierdes!… ¡Malgastas Tu Tiempo, y Abortas Tu Propósito!

Por P.A. David Nesher

«Y habitó Yaakov en la tierra …»

(Génesis/Bereshit 37: 1).

Al estudiar la parashá VaYéshev, observamos que Yaakov avinu anhelaba asentarse en la tierra de Kenáan para tener una vida tranquila. Así pues, cuando él creyó encontrar el lugar indicado para hacerlo, en ese mismo momento los problemas cayeron sobre él, poniendo en el blanco a su hijo favorito: Yosef, el soñador.

¿Por qué no se puede anhelar la Tranquilidad?

Si analizamos profundamente la vida que hasta aquí le toque peregrinar a nuestro patriarca, encontraremos muy lógico y razonable que surja en él ese anhelo.

Esav quiso matarlo desde que se encontraban en el vientre de su madre; así vivió un tiempo debidamente acosado hasta que se vio obligado a huir. En el camino, Elifaz, su sobrino, lo despojó de todas sus pertenencias; en un principio, él iba a matarlo, pero luego se conformó con robarlo.

Entonces, tuvo que irse a morar junto a la casa de Labán, su tío idólatra, famoso hechicero de Jarán, con quien se comprometió obligadamente a trabajara fin de obtener la mano de Rajel, la hija de Labán a la que Yaakov amaba. Después de que cumplió el plazo, Labán le entregó a Leáh sin que se diera cuenta y tuvo que trabajar otros siete años para poder casarse con Rajel.

Continuó trabajando sin descanso ni tregua junto a su suegro, hasta que, temiendo por su vida, resolvió escapar una vez más y trasladarse con su familia a su tierra. Finalmente, estando en Eretz Israel, su esposa Rajel murió al dar una luz a su segundo hijo, Benyamim.

¡Entonces es lógico y justo! ¡Cualquier ser humano bajo estas circunstancias rogaría establecerse con un poco de tranquilidad acompañado de su familia!

¿Acaso podríamos pensar que Yaakov quería serenidad para descansar o para pasar el tiempo tranquilamente con su familia?

¡Por supuesto que no pretendía eso! Seguramente él deseaba dedicarse de lleno a sus quehaceres espirituales. Sin embargo, desde el propósito eterno de Dios para Yaakov, no fue correcto pedir serenidad.

El Eterno quiso demostrarnos, por medio de esta experiencia de Yaakov, que el propósito de nuestro tránsito por este mundo es hacer avodáh, es decir servicio sacerdotal (verdadera adoración). Para lograr esto, como escogidos debemos trabajar y esforzarnos en superar todos los desafíos de la vida, hasta conformar una personalidad semejante a la medida de la plenitud del Mashiaj (Efesios 4:13). Según el propio Eterno esta avodáh dura solamente 120 años (Génesis/Bereshit 6:3).

El sabio Rabán Gamliel ben Yehudá HaNasí dijo:

«Es bueno el estudio de Torah junto con el trabajo, porque el esfuerzo requerido para ambos hace olvidar el pecado«.

El Rab de Kotzk dijo:

«La razón por la que una persona no debería pecar no es solo porque está prohibido, sino que la permanencia del hombre en el mundo es tan breve que no debería tener tiempo libre para pecar«.

Sabemos por lo que la revelación divina otorga que cada ser humano llegó al mundo con una asignación. Por lo tanto, si cada uno de nosotros tomamos con seriedad y responsabilidad las obligaciones que dicha asignación demanda, no tenemos tiempo para el ocio y el relajamiento egoico.

Entiéndase bien que al compartir esto no estoy refiriéndome a que no se puede tomar un respiro de vez en cuando, pues también el Eterno enseña que eso es esencial para el bienestar físico y mental de toda criatura humana.

Lo que estoy aquí enfatizando es que generalmente aquellos redimidos que trabajan en la búsqueda del sustento también deben buscar su tiempo especial y específico para esforzarse en el estudio de los Secretos del Cielo y en la realización práctica de cada mitzvot que ordena YHVH. Esto debe darse incluso descansando para reponer sus fuerzas.

Entonces se entiende que una ser humano con estas características no tiene tiempo para el ocio egoico, es decir no puede darse un plazo para recibir sólo para sí. En consecuencia, tampoco tiene tiempo para pecar.

Con este pensamiento celestial en su mente, se cuentan que para Jafetz Jaim (sabido rabino del siglo XIX) cada instante de su vida era tan preciado como la más valiosa joya. A tal punto era esta praxis de fe que él calzaba zapatos sin agujetas (cordones) porque había calculado que el tiempo que pierde la persona calzando y atacando los cordones de sus zapatos es de un minuto. ¡Sesenta segundos por día! Esto son 365 minutos al año, que equivalen a seis horas. Calculado en 70 años, son 420 horas ganadas, que él invertía en estudiar más Torah… ¡Realmente asombroso!… ¡Esto es saber apreciar nuestro tesoro más valioso!

Lo más caro que poseemos es el tiempo, porque lo pagamos con la vida misma (Eclesiastés 3: 1-11) . Nuestro estudio de Torah tiene que ser lo más valioso en todo el día. Una vez que nos sentamos a estudiar, no podemos permitir que nada ni nadie nos interrumpa. No es lo mismo estudiar una hora que dos medias horas.

Leí la siguiente historia que permite ilustrar esto que estamos hablando:

Un campesino que andaba por un valle recorriendo las vías del ferrocarril, se quedó observándola y pensó para sí:
_ “¡Este metal es justo lo que necesito para cercar el corral!”.
Sin vacilar, puso manos a la obra y arrancó un par de metros de vía.
Afortunadamente unos policías pasaban por allí y detuvieron de inmediato al individuo.
Una vez que se notifica el aviso para que se interrumpa el avance del ferrocarril, se condujo a aquel campesino frente al juez para que le dicta la sentencia.
Cuando estuvo delante del magistrado, este le preguntó:
_ «¿Tienes idea de la gravedad y las consecuencias de su acto?».
_ «Su señoría, ¿qué le hacen un par de metros de vía a los kilómetros de kilómetros que tienen tirados allí?«.
_ “¡Tirados! Si esos ‘pocos metros’ no están colocados en su lugar en el momento que el ferrocarril pasa por allí, Esto se descarrilará y volcará provocará una tragedia que no quiero ni pensar. Por tanto, ¡lo sentencio a 30 años de trabajos forzados! ”, dictaminó el juez.

Amados discípulos de Mashiaj, al estudiar la parashá de esta semana necesitamos entender y aceptar que tenemos un tiempo limitado para cumplir con nuestro propósito en la vida.

La conciencia hebrea en la fe de Avraham, Itzjak y Yaakov, dice que el peor crimen es el asesinato. El peor asesinato es el predeterminado, y dentro de este pecado, podemos encontrar algo que es más grave: el asesinato de uno mismo (suicidio). Este crimen se subdivide en dos: el asesinato físico y el espiritual. Matar el tiempo es una de los crímenes más condenables que pueden cometerse en la vida. El ser humano que ha sido redimido por la Gracia del Eterno no puede matar al tiempo, pero el tiempo sí lo puede matar a él.

Me encontré con una historia talmúdica semejante a la parábola de los talentos (Mateo 25: 14 – 30). Se trata de un rey que debía declarar por heredero a alguno de sus tres hijos.

Este monarca sabía que llegaría un día en el cual necesitaría que ceder la corona a uno de los tres, pero necesitamos saber quién de ellos era el más capaz para sentarse en el trono desde dónde beneficiaría a todos los súbditos.

Entonces se le ocurrió probarlos con el asunto de la administración de las finanzas. Entregó a cada uno una importante suma de dinero para que, durante un año, la administrara y entonces rindiera cuenta de su mayordomía.

Así, terminó el plazo y el monarca exigió que le rindieran cuentas.

El primero presentó un balance positivo de sus acciones, por lo que recibió la aprobación y el consentimiento de su padre para continuar con el negocio.

El segundo hijo se disculpó con su padre, ya que, por desgracia, había invertido el dinero en un proyecto que consideró en un principio de mucho éxito, pero la realidad le demostró su equivocación. El padre aceptó la disculpa y le entregó otra cantidad de dinero; además, lo alentó para que siguiera intentando en el nuevo año de desafíos regios.

Cuando el tercer hijo le devolvió el dinero en el mismo sobre, tal como lo había recibido, el padre se molestó mucho con él. Ante el insospechado comportamiento de su padre, el hijo le increpa exigiéndole la explicación sobre el motivo de su enojo. No entendía por qué él, que había cuidado con esmero el dinero, era criticado por su padre, y su hermano, que había perdido todo, había recibido incluso otra dotación.

El padre le respondió:

Tu hermano, aunque perdió todo lo invertido, cumplió con lo encomendado. Hizo todo el esfuerzo posible por invertir bien el dinero que ganó. En cambio tú, no entiendo cómo te atreves a preguntar el porqué de mi enojo. ¿Acaso te di el dinero para que lo guardaras? ¿Acaso crees que no tengo cómo cuidar el dinero, que necesito de ti para guardarlo?«

De la misma forma, cuando un ser humano llega a este mundo, el Eterno le asigna cierto número de días. Así es cada ser humano viene marcado con el día exacto de su muerte.

Ahora bien, en adición, el Creador otorga a cada una de sus criaturas humanas el intelecto necesario para adquirir conocimientos de Torah y observar los preceptos que en ella se revelan para vestir el alma de Luz.

Así mismo, le otorga también el suficiente sentido común para manejarse en este mundo.

Sin embargo, en nuestra naturaleza caída, y para nuestra vergüenza, no logramos vivir a la altura plena de nuestra misión. Despilfarramos una gran parte de nuestras vidas, recursos y habilidades haciendo negocios que solo nos producen pérdidas, es decir, transgresiones por las que algún día seremos juzgados. Gastamos mucho más tiempo del que necesitamos para sobrevivir e ir en pos de las vanidades de este mundo. Nos complacen enormemente las cosas que hemos adquirido durante nuestra vida.

Lamentablemente, cuando nuestro Padre Celestial nos exija, después de 120 años, rendir cuentas con el tiempo que nos dio, ¿qué responderemos? En ese momento se nos indagará (y nosotros mismo nos preguntaremos) qué hicimos con cada minuto de nuestras vidas.

Por eso, y para ahorrarnos ese momento amargo delante del Trono de Mashiaj, invito a cada uno de ustedes a preguntarse a sí mismo:
¿Regresaré una vida llena de vaciedad o presentaré un alma llena de Torah y actos buenos?

Medita y acepta hoy en tu corazón que debe ser bastante doloroso llegar ante el Eterno y contemplar la figura que Él esperaba de ti, ver lo que estableció como ser de propósito antes de colocarte en el vientre de tu madre, y contrastarlo con lo que te has convertido …

¡Calma!… ¡Estás aún a tiempo!

Encausa toda tu energía vital y todos tus talentos para vivir con el propósito que YHVH espera de ti.

Encuentro muy oportuno cerrar con esta frase de un gran sabio de la Torah que dijo:

«El día es corto y el trabajo mucho. Los trabajadores son holgazanes y la recompensa es enorme. El patrón los apura”.

(Rabí Tarfón)

¡Anhelo que estas palabras te estimulen a fin de sólo quieras no estar jamás tranquilo!

Shalom!

INVITACIÓN ESPECIAL:

Si estás interesados en profundizar más en lo que este estudio ha dejado vibrando en tu interior, te invito a escuchar esta enseñanza:

Hitbodedut: Conversar con Dios de Manera Segura.

Dice Rabí Najman:

Las plegarias, rezos y súplicas que ya se encuentran ordenadas (es decir, el texto universal de la Tefiláh) las conocen todos los ángeles malos (pensamientos e ideas destructivas) y dañinos y ellos se encuentran acechando en la ruta de ascenso de las mismas. Sin embargo, cuando se transita por rutas nuevas y desconocidas, ahí no acechan. Por eso, el HITBODEDUT, la conversación privada con el Creador que la compone cada uno en el momento, es mucho más segura y efectiva

(Likutey Moharan 2-97 – «EL ARTE DE CONVERSAR CON D-OS»; Rab Menajem ABDELJAK; Página 3).-

La Forma que Dios tiene para Dar Dinero a sus Hijos

Por P.A. David Nesher

 

«Porque no por salir hacia el oeste, ni del desierto a las montañas, porque Dios es el Juez, El humilla a uno y levanta a otro»

(Tehilím/Salmos 75:6- 7)

 

¿Cuál es el significado de estos versículos?

Antes que nada debo explicar que este tipo de texto pertenece al fruto literario de lo que se conoce como el movimiento sapiencial de Israel. El movimiento de la sabiduría (jokmah) o sapiencial en su triple dimensión, intelectual, moral y religiosa, influyó poderosamente en el pueblo. El mismo comenzó con David, continuó con Salomón y se diseminó como reguero por diferentes caminos humanos, entre ellos los profetas pre-exilicos. Su principal finalidad era orientar la vida práctica en consonancia con la fe, aplicando a las mil y una situaciones de la existencia humana las enseñanzas de la Instrucción (Torah) de Dios de modo que se asegure una vida dichosa, digna de ser vivida. El género sapiencial aparece en la TaNaK entrelazado con la poesía y constituye lo esencial de tres libros: Job, Proverbios y Eclesiastés, bien que en otros hallamos pasajes del mismo carácter en forma de máximas, refranes, acertijos, parábolas, etc. (Jue. 9:8-15; 14:14; 1 S. 24:13; 2 S. 12:1-6, entre otros).

En la sabiduría hebrea de Israel, a diferencia de la de otros pueblos orientales, se combina el conocimiento adquirido por la experiencia con la revelación que otorgan los códigos de la Luz Infinita, escritos en la Torah. Es una cualidad natural que se cultiva mediante la instrucción de padres a hijos, y de maestro a discípulos; pero también es un don de Yahvéh (Job 11:6, Pro 2:6 y ss.; Ec. 2:26), fruto de la acción inspiradora de su Espíritu (Job 32:8), y que solamente se adquiere por la fe verdadera (emunah).

Ahora sí, dicho esto, y respondiendo a la pregunta que inició esta bitácora, dire que estos versículos revelan que una persona no necesariamente se vuelve rica por viajar, por negocios de este a oeste, o por aventurarse a lugares distantes, tales como montañas y desiertos. Más bien, sí así ha sido ordenado, Dios despoja de dinero a una persona y provee para algún otro.

Por esta razón, aquellos que estamos redimidos en el Mesías debemos educar a nuestra conciencia para que no cometamos error alguno a la hora de conectarnos con el dinero. El Espíritu de Yahvéh, quien nos unge con su poder, también nos da la inteligencia para administrar los recursos financieros. La sabiduría te puede ayudar a prosperar mucho, pero la falta de ella te deja pobre. Shakespeare decía: «La gente que vive comprando bienes superfluos, llega a tener que vender los bienes necesarios.» Si sigues el camino de la sabiduría y el dominio propio, llegará el día que tendrás con que comprarte lo que quieras; pero si te apresuras, pronto te endeudarás.

Por esto, conviene mucho a nuestra salud integral conocer la cosmovisión que Israel adquirió por medio de lo que las palabras hebreas que usaba a la hora de hablar de dinero. Los nombres hebreos relativos a dinero indican su movilidad:

  • Nejasím, traducida como posesiones.La palabra nejasím indica que después del fallecimiento de una persona, sus pertenencias son sustraídas de ella, y entregadas a otro. (Nejasím está íntimamente relacionada a la raíz mejusé/ ellas son ocultadas de él)
  • Zuzím (un tipo de moneda) significa que aún cuando una persona está viva, su dinero cambia de manos, moviéndose de uno al otro. (Zuzím es derivado de la palabra raíz mover.)
  • Mamón: Mamón es una contracción de la expresión: «Ma ata mone», que al traducirla queda: «¿Qué estáis contando? ¡Es realmente nada!»
  • Maot, traducido como dinero, significa realmente «ma laet» que se traduce: «¿Qué acerca del futuro?» Con ella se da a entender que el dinero no es una posesión eterna (como son  al Torah y sus mitzvot -mandamientos-), sino que permanece con una persona sólo por un cierto período ordenado por Yahvéh.

Todos estos términos para dinero enseñan a una persona con mentalidad hebrea que sus finanzas sirven a su propósito apropiado sólo si ella lo usa en el Servicio de Yahvéh. El dinero debe usarse de una manera que agrade a Dios (Lucas 16:9). Se debe emplear con responsabilidad y honradez (Hebreos 13:18).

Por ello, los textos sapienciales animaban a un israelita a mirar sus bienes como un medio de la materialidad que garantizaba la elevación de las generaciones en el conocimiento y la proclamación de los secretos celestiales revelados en la Instrucción (Torah) divina.

«La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos, pero la riqueza del pecador está guardada para el justo.»

(Proverbios 13:22)

Yahvéh nos quiere bendecir tanto que podamos llegar a dejar herencia aún a nuestros nietos. Por ello, debemos hacer nuestros bienes en el orden que el Eterno establece.

«Prepara tus labores fuera, dispónlas en tus campos y edifica después tu casa.»

(Proverbios 24:27)

El orden que Yahvéh aquí nos enseña para hacer las riquezas es primero «en los campos», es decir en un proyecto de destino bien planificado, después la «casa», representando a aquellos bienes que a corto plazo el ritmo de vida mismo suele proponer, pero con no hacen al orden prioritario de la economía real.

La Trasferencia divina de riquezas.

La herencia del bueno alcanzará a los hijos de sus hijos, pero la riqueza del pecador está guardada para el justo. 

 

Dice la última parte del verso que la riqueza del pecador está guardada para el justo.»

En vedad, la sabiduría está señalando a un nivel alto de prosperidad que apunta a ese momento específico cuando un escogido ya no sólo trabaja para hacer las riquezas, sino también cuando las riquezas trabajan para él y su propósito. Las Sagradas Escrituras dicen en esta porción que el Eterno trasladará las riquezas de los pecadores al justo. La pregunta que cada uno debe hacerse es: «¿soy yo una persona productiva e íntegra en mi trabajo, para que el Eterno se agrade de mí y me entregue las riquezas de los impíos?»

lo dice así:

«Porque, ¿quién comerá y quién se gozará sino uno mismo?

Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; pero al pecador le da el trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada a Dios.

También esto es vanidad y aflicción de espíritu.»

(Eclesiastés 2:25-26)

Cuando un redimido ha trabajado de una manera que agrada a Yahvéh, el mismo Dios tomará la riqueza de otros y la pondrá en las manos de aquel hijo que agrada Su corazón. En la parábola de los talentos, el amo ordenó que al siervo malo que no produjo lo echaran a las tinieblas, y que el talento que le tenía se lo dieran al que tenía diez talentos. Porque al que tiene se le dará más, y el que no tiene, aún lo que piensa tener, se le quitará (Mateo 25: 28-30). Así se cumplió el verso que dice que las riquezas de los impíos serán trasladadas a las manos de los justos. Es cómo si el Eterno dijera: «He encontrado un hombre que producirá conforme a mi voluntad, a las manos de él ordeno que pasen las riquezas de otros.»

¡Esto es maravilloso! Un redimido puede prosperar por su buen trabajo, y por el mal trabajo que otros hacen.

Bendito sea el Eterno por Su Instrucción que nos exhorta y anima a ser mejor cada día. Esto nos permite esforzarnos por salir adelante, y continuar a una mayor ascensión de consciencia. Por esto, bendice al Señor por las adversidades que tengas, ya que ellas te hacen cada día mejor, y te provocan a buscar más la presencia del Espíritu Santo y vivir en santidad.

Al observar las características de las comunidades mesiánicas del primer siglo, notamos que aquellos discípulos traían los bienes y las propiedades a los pies de los apóstoles. Y si a ellos les traían los bienes, era porque ellos podían producir una multiplicación en esa bendición. El Señor habló a mi espíritu respecto a esto y me reveló que a los apóstoles tenemos autoridad para bendecir la vida económica de los fieles a Su Yugo. Por eso, hoy quiero bendecirte, declarando que en todo lo que haces vas a ser una persona productiva, vas a poder hacer crecer primero tu negocio, y luego tu casa, y también tanto como para darle a otros sembrando en los centros de capacitación que enseñan a decodificar los secretos del Cielo revelados en la Torah. ¡Serás próspero en todas cosas!

Te declaro ¡Shalom!

 

Lo que Fue, eso Será

Por P.A. David Nesher

 

“Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará:
¡no hay nada nuevo bajo el sol!”

(Eclesiastés 1:9)

 

Para el Qohelet (Eclesiastés) «no hay nada nuevo debajo del sol«. Todos los procesos humanos parecen ser una repetición de lo ya hecho. Grandes historiadores han hecho popular el dicho: «La historia se repite a sí misma«. Tal parece que el presente y el futuro están condicionados por los hechos del pasado. Desde luego esta parece ser la opinión humana. La opinión divina contrasta mucho con ésta.

Por eso, el sabio Qohelet está enseñando en este verso que todo, pero todo, lo que el Eterno quiso decir está en la Torah. Por eso, “lo que fue”, es decir los sucesos del pasado, “eso mismo será”, debiendo la persona aprender de la historia, y “lo que se hizo”, lo que sucedió, “eso mismo se hará”, acorde a las reglas que el Eterno implantó en la creación.

Desde esto, el rey Salomón quiere que la persona que lea esto no piense que logrará en sus propios esfuerzos descubrir caminos alternativos a la felicidad, porque en realidad, “no hay nada nuevo bajo el sol”. La vida «bajo del sol» es una referencia que el sabio hace a la independencia absoluta de la criatura racional egoísta con el Eterno y a la falta de comunión directa con el Creador.  Aquí el Qohelet, en su consideración de la vida no toma en cuenta los descubrimientos científicos ni los inventos tecnológicos. En realidad, él tiene en mente las ralaciones inmeditaas del ser humano dentro de los límites de su propia existencia ontológica. El sabio está llevando a meditar más que todo, en la esclavitud a los anti-valores que defiende el materialismo y que están en pugna con los valores de índole espiritual y eternos que revela la Instrucción (Torah) divina.

Así pues, lo que el sabio quiere expresar es que con solo considerar en detalles los acontecimientos del pasado se podrá apreciar que el Eterno beneficia a los que siguen Su Camino, y alecciona a quienes se desvían del mismo.

Por eso, la persona debe ser inteligente y descubrir en la Torah y sus sucesos, el sendero a la bendición.

Condiciones Celestiales para Casarse

Por P.A. David Nesher

 

«Luego los oficiales le dirán al ejército:
“Si alguno de ustedes ha construido una casa nueva y no la ha estrenado, que vuelva a su casa, no sea que muera en batalla y otro la estrene.
Y si alguno ha plantado una viña y no ha disfrutado de las uvas, que vuelva a su finca, no sea que muera en batalla y sea otro el que disfrute de ellas.
Y si alguno se ha comprometido con una mujer y no se ha casado, que regrese a su pueblo, no sea que muera en batalla y sea otro el que se case con ella.”

(Deuteronomio 20:5-7)

 

 

Sirviendo por tanto años a jóvenes de mentalidad evangélica protestante, he notado la falta de sabiduría que la mayoría de los varones tienen a la hora de pensarse en pareja, y por ende, en familia. La gran mayoría cae en el mismo «error edomita», amando pues primordialmente el guisado, y desechando la potencialidad de la primogenitura que sus almas tienen. Dicho de otro modo, casi todos los varones con mentalidad greco-romana, comienzan este maravilloso camino del amor perfecto por el final: procuran obsesivamente tener su mujer, y luego, quizás piensen en su destino laboral y económico.

Justamente en estos versículos, la Instrucción (Torah) divina señala que los oficiales tienen aquí la función de tratar y supervisar casos de carácter social, como el hecho de un varón que desea constituir un hogar.

Las tres cosas mencionadas, una casa, una viña y una esposa, representan los momentos más felices de la vida natural del varón en edad de guerra, es decir en edad juvenil apropiada para casarse (mayor de 20 años). Para que un soldado israelita no pierda la oportunidad de disfrutar de estos momentos, no podrá hacer cierto servicio militar mientras esté involucrado en uno de ellos.

Estas tres cosas aparecen aquí en el orden natural. Primero el hombre debe tener casa y trabajo, y luego es apto para casarse. Con este bosquejo la Instrucción (Torah) divina enseña en Su Sabiduría la conducta apropiada que un varón redimido debe ejercer para realmente formar un hogar exitoso: el hombre debe primero construir una casa, luego plantar una viña (obtener un trabajo). Solo entonces puede tomar una esposa.

Cuando el hombre fue creado, Yahvéh le dio primero una casa, el huerto, luego un trabajo, la jardinería (melajá y abodá).Luego, cuando el varón se especializó en eso, le otorgó una mujer como recompensa a dicho esfuerzo ministerial. Si vienen maldiciones sobre una persona, primero es tocada la relación con la mujer, luego la casa y finalmente la vida laboral (cf. Deuteronomio 28:30).  El filósofo judío Maimónides dice en su libro «Mishné Torá»:

Es costumbre de personas sensatas que el hombre asegure primero un trabajo que lo alimente, luego construya una casa y finalmente despose a una mujer, como está dicho: “haber plantado una viña, construido una casa y luego desposado a una mujer”.

Entendamos que en la cosmovisión hebrea, la novia es presentada en las Escrituras con estos tres términos, casa, viña y mujer.

El rey Salomón, experto en los códigos de Luz Infinita escondida en estos pasukim (versículos) dijo también:

Prepara primero tus faenas de cultivo (fuera) y ten listos tus campos para la siembra; después de eso, construye después tu casa.

(Proverbios 24:27)

Aquí queda perfectamente señalado el esquema actitudinal que debe seguir un varón que decide amar a una mujer en espíritu y en verdad. Dicho esquema se sujeta a los siguientes tres lineamientos:

  • Prepara tus labores fuera”… es decir construye una casa;
  • “…ten listos tus campos”,… es decir planta una viña; genera una empresa
  • “ y construye después tu casa”; es decir toma una mujer por esposa.

Salomón había aprendido estas pautas proféticas especialmente de la vivencia mesiánica de su padre el rey David:

«Y David prosperaba en todas sus empresas, pues el Señor estaba con él.»

(1 Samuel 18:14)

Por todo esto, cualquier varón soltero que está ahora frente a este estudio, debe aceptar que primordialmente es adecuado elegir una ocupación que le proporcione el justo sustento que le permita adquirir el justo recurso con el que luego podrá acceder a la compra del bien primario que una familia necesita: la casa. Luego, asegurarse que su economía se expandirá por medio de proyectarse en una empresa, para así entender que puede tomar sexualmente a la mujer que ha escogido como esposa.

No es sabio casarse primero y luego buscar trabajo y casa. Sólo los varones insensatos inician el camino al revés. Estos, envueltos en una locura lujuriosa, comienzan casándose, luego, si es que lo logran, se compran una casa, para finalmente intentar en sus fuerzas generar un sustento seguro, si es que no terminan sobreviviendo gracias a la caridad sistémica de los subsidios estatales de turno.

La Mente Humana: ¡Lo Más Elevado de Todo lo Creado!

«El pensamiento es extremadamente valioso. Uno puede de hecho crear cosas con la mente.

Por ello, vigila cuidadosamente tus pensamientos, pues cada uno de ellos puede crear, literalmente, algo vivo.

Ten en cuenta que cuanto más elevada sea una facultad, más lejos puede llegar. Es posible arrojar algo lejos pateándolo, pero llegará más alto si utilizas tu mano. Más lejos aún llegarás con tu voz, llamando a alguien que está muy lejos. El oído llega más lejos aún, pues puedes escuchar sonidos como el de un disparo desde una distancia muy grande. Tu vista llega más lejos aún, percibiendo lo que hay en el cielo. Sin embargo, lo más elevado de todo es la mente, que es capaz de penetrar las alturas más excelsas. Debes por lo tanto cuidar tu mente por sobre toda las cosas.»

 

(Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #46)

Los consejos de Tomásde Aquino a un estudiante para conseguir la sabiduría

Puesto que me preguntaste, carísimo en Cristo, Juan, cómo te debes comportar para lograr el tesoro de la ciencia, estos consejos te doy sobre el particular:

 

  1. No quieras entrar inmediatamente en el mar, sino a través de los riachuelos, pues a lo difícil se debe llegar por lo fácil.

 

  1. Te mando que seas taciturno (callado, observador)…

 

  1. Procura tener limpia la conciencia.

 

  1. No dejes de dar tiempo a la oración.

 

  1. Ama el retiro prolongado de la habitación si quieres entrar en la bodega de la sabiduría.

 

  1. Muéstrate amable con todos.

 

  1. No te preocupes de las cosas de los demás (de las habladurías y cosas sin importancia…)

 

  1. No te muestres demasiado familiar con nadie, porque la excesiva familiaridad engendra desprecio y resta tiempo al estudio (de dar “ciertas confianzas” a personas con las que no hay amistad…)

 

  1. No te entrometas en modo alguno en los dichos y hechos de los seglares.

 

  1. No quieras tratar de todo a la vez.

 

  1. Procura seguir los pasos de las personas buenas y santas.

 

  1. Encomienda a la memoria todo lo bueno que oyes, venga de quien venga.

 

  1. Procura entender lo que lees o escuchas.

 

  1. Clarifícate en las dudas.

 

  1. Esfuérzate en colmar la capacidad de tu mente, cual deseoso de llenar un vaso vacío.

 

  1. No intentes hacer lo que supera tu capacidad.

 

Si sigues este camino producirás durante tu vida en la viña del Señor hojas y frutos útiles. Si atiendes a mis consejos conseguirás lo que pretendes.

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Tiempo para explorar nuestra vida

«Contar los días, crear el tiempo.

No debemos sufrir pasivamente el tiempo; debemos construir nuestras vidas de tal modo que provoquemos que el tiempo se haga real.


Atraviesa pasivamente el tiempo.

Deja que el tiempo disuelva inexorablemente la vida. 

Construir la vida mediante la edificación consciente y activa de sus elementos en la kedusha (santidad) provoca que el tiempo trascienda hacia la eternidad, y que nosotros nos hagamos parte de esa sublime melodía».

Autor: Rab Akiva Tatz en su libro «Vivir Inspirado«.

Lo que Dios esconde, sus reyes lo encuentran

 Autor: P.A. David Nesher

«Es gloria de Dios tener secretos, y honra de los reyes penetrar en ellos e investigar su sentido».

 

Proverbios 25: 2

En estos días algunos discípulos me han consultado acerca del por qué el Eterno Dios no habla en términos más abiertos, como la voz audible, las señales visibles y otras formas rimbombantes. La respuesta específica no la poseo, pero sí puedo asegura que las Escrituras Santas indican que YHVH (léase Yahvéh) recibe más gloria cuando oculta las cosas que cuando las hace obvias; porque es más glorioso para él ocultar sus asuntos y después desafiarnos a buscar e indagar en ellos. Es bien claro este propósito en la respuesta que Jesús de Nazaret diera a sus discípulos cuando estos lo cuestionaran por su método pedagógico de usar parábolas. Él les revela que existe un deleite yahvista de ocultar la verdad, de tal modo que sólo los hambrientos de ésta puedan comprenderla (vean Mateo 13:11,18-23). A ese tipo de gente se la conoce en los ámbitos celestes cómo reyes.
Desde estas aseveraciones, podemos concluir que el Eterno por misericordia no concede la revelación a quienes no tienen hambre de la verdad, ya que si no están hambrientos de la misma es muy probable que no la obedezcan cuando la escuchen.
Debemos comprender que la revelación de la Verdad confiere poder. Y sabemos que todo poder siempre conlleva asumir una gran responsabilidad. Por ello, el hambre por la Verdad, es el que prepara nuestros corazones para soportar su peso. Por ende, al retraer la revelación de quienes no tienen hambre, en realidad Dios los está protegiendo de cierto fracaso en cuanto a la responsabilidad que él los haría asumir, de modo que la oculta aunque no de nosotros sino para nosotros.
En la ecuación de la sabiduría salomónica se destaca un hecho maravilloso: “… Es honra de los reyes penetrar en ellos (los secretos divinos) e investigar su sentido”.
Sabemos por lo que la Escritura revela que, en Jesucristo, somos hechos reyes y sacerdotes para nuestro Dios (Ap. 1:6). Haciendo una síntesis de los lineamientos escriturales considerados, es
claro que nuestra identidad regia solamente se manifiesta y brilla cuando escudriñamos los asuntos ocultos sabiendo que tenemos el permiso legal para acceder a los mismos. Las cosas grandes y ocultas del Eterno son nuestra heredad (Jeremías 33:3). Nuestra condición de reyes y nuestra capacidad para gobernar, logran su efectiva y concreta manifestación cuando buscamos a Dios
con el objetivo de dar respuesta a los distintos desafíos existenciales que plantea el sistema de cosas actual.
Retornando a las enseñanzas de nuestro amado Maestro. Retomando el cuestionamiento de sus discípulos ante el hecho de enseñar ocultando los asuntos del Reino en el recurso de las parábolas, el Mesías Jesús contestó: …“Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha
concedido»
(Mateo 13:11)
Finalizando nuestra meditación, debemos aceptar que las cámaras regias del Padre están abiertas legalmente para nosotros. Hoy, y cada día de nuestra eternidad, podemos acceder confiadamente a ellas a fin de escrutar todos los misterios celestiales allí escondidos.
¡Es así de maravilloso y también así de sencillo! Los asuntos de gobierno divino esperan día a día por nosotros. Es un desafío cotidiano usar la fe que nos ha sido dada para que esta herencia nos permita manifestarnos como respuestas mesiánicas para las naciones que hoy nos reclaman.