Alma Sana

¿Conoces qué es y en qué consiste la fuerza del Pidión Nefesh o Rescate del Alma?

Por Rabino Shalom Arush

Cuando la persona hace un Pidión, se mitigan los Juicios severos y se anula el edicto Divino. Sólo entonces el doctor tiene el permiso de curar a través de sus medicinas…

Sólo el Creador sabe…

Enseña el Talmud (tratado Avodá Zará 55ª) que “inmediatamente antes de que se decrete sobre la persona la enfermedad y el sufrimiento, a estos se les hace jurar que han de salir un cierto día, a una cierta hora, a través de una cierta persona y por intermedio de un cierto agente medicinal”. Rabi Najman de Breslev nos enseña (Likutey Moharán II, 3) que todas las condiciones citadas deben cumplirse para que la persona enferma pueda curarse. Entonces, ¿cómo es posible que un médico pueda curar? El médico no puede curar a una persona a menos que él o ella sea el enviado Divino designado para efectuar la cura debida en el momento debido. Y no sólo eso, sino que debemos preguntarnos otra pregunta más: ¿cómo es que el enfermo busca la ayuda del médico cuando no sabe si ese médico en particular es el mensajero designado para su curación? Vemos entonces que acudir al médico es como apostarle a un cierto caballo en una carrera: tal vez ganes o tal vez pierdas.

El Pidión Nefesh: “Rescate de Alma”

No obstante, hay algo que la persona puede hacer con respecto al edicto que limita la cura a “un cierto día, a una cierta hora, a través de una cierta persona y por intermedio de un cierto agente medicinal”. Una vez que el edicto es rescindido, entonces cualquier médico, usando cualquier tratamiento estándar puede efectuar la curación del paciente.

La cancelación del edicto Divino cuenta con tres etapas:

1) hacer Teshuvá, el arrepentimiento y retorno al buen camino

2) pedirles a los Tzadikim, los Justos, que recen por la persona enferma

3) hacer un Pidión Nefesh [1],

tal como enseña Rabi Najman de Breslev:

“Cuando la persona hace un Pidión Nefesh, se mitigan los Juicios severos y se anula el edicto Divino. Entonces el doctor puede curar a través de sus medicinas, pues ya no hay juicios severos y la persona ya no necesita más ese médico específico, en el momento específico y con el remedio específico. Por consiguiente, vemos que ningún doctor puede realmente curar al enfermo a menos que este haga un Pidión, pues el Pidión es necesario para mitigar los juicios estrictos y entonces el médico recibe licencia para curar”.

Por lo tanto, cuando uno  da dinero para caridad a los Tzadikim para que le hagan un Pidión Nefesh, está asegurando que su esfuerzo al buscar la ayuda del médico valga la pena. Preferiblemente, uno debería darle el Pidión a un rabino calificado que conozca el texto apropiado del Pidión Nefesh, como por ejemplo, los rabinos de Breslev. Y conviene que la persona no sea mezquina en este caso, tal como escribe Rabi Natan en Likutey Tefilot (123): “Por favor, ten piedad para que la persona que trae el pidión no sea mezquina y dé la cantidad necesaria para mitigar los Juicios Severos”.

El Pidión Nefesh es extremadamente eficaz. Nosotros mismos hemos sido testigos de primera mano de decenas de absolutos milagros en que el Pidión Nefesh prácticamente redimió el alma del donante, salvándolo de un grave peligro o de una terrible enfermedad.

Una vez una persona enferma me preguntó si tenía que ir al médico. Yo le pregunté por qué iba corriendo tan rápido al médico. “¿Acaso el médico fue el que te hizo enfermo? ¡YHVH, el Creador del Universo, fue el que te hizo enfermo, así que lo primero que tienes que hacer preguntarle a Él por qué estás enfermo; haz un profundo examen de conciencia y haz la Teshuvá que corresponda”.

La medicina y los procedimientos médicos sólo son eficaces después de que uno hizo el esfuerzo debido para mitigar los juicios severos que había en su contra y para apelar a YHVH, que es el Médico de toda la carne, para que lo cure. Ir al médico sin antes realizar un previo  esfuerzo espiritual implica una falta de Emuná, la pura y absoluta fe en el Creador.

El doctor no puede agregar ni restar de los años de vida que se le asignaron a la persona. Por lo tanto, lo más recomendable es invertir todo el esfuerzo en pedirle salud a Aquel que concede la vida: ¡a YHVH!

Dale las gracias a YHVH y cúrate

La Emuná, más que cualquier otra cosa, favorece enormemente la curación. Es por eso que lo primero que tiene que hacer la persona enferma es darle las gracias a YHVH por la enfermedad que le envió. Esto, obviamente, suena muy pero muy raro a los oídos occidentales, pero la verdad es que no hay nada más lógico que esto. Y les explico por qué:

El Eterno le trajo la enfermedad a la persona para su propio beneficio y para su bienestar ulterior. Al ser consciente de este principio básico de la Emuná, la persona enferma puede recuperarse mucho más rápido y con mucha más facilidad. Darle las gracias a Adonay por una aparente calamidad, como ser una enfermedad, es la más grande expresión de Emuná, ya que la persona está reconociendo que incluso sus problemas provienen del Eterno y son parte de la magnífica Providencia Divina de que todo es para bien.

Uno de los alumnos más nuevos de nuestra Yeshivá sufrió durante años de una grave enfermedad crónica. Ningún médico ni ningún tratamiento lograron curarlo y ni siquiera sus propias plegarias y esfuerzos por rectificar los pecados que había cometido lo ayudaron, hasta que al final escuchó una clase de Emuná que todo es para bien y que la persona debe darle las gracias a Adonay incluso por sus deficiencias y por las dificultades de la vida.

Este mismo alumno decidió dedicar toda su hora diaria de plegaria personal a darle las gracias a Adonay. Durante días enteros él Le agradeció a Adonay por haberle traído esa enfermedad y por todo el dolor y todo el sufrimiento que eso conllevaba. El joven se puso a reflexionar que el Eterno ciertamente hace todo para bien y se consoló pensando que el dolor que le causaba la enfermedad era una expiación de los pecados que había cometido. Se dio cuenta de que Adonay, al igual que un padre cariñoso, le estaba limpiando personalmente el alma. Y con lágrimas en los ojos   -lágrimas de dicha-   el alumno Le dio las gracias a Adonay profusamente y sinceramente por su frágil salud. Ni siquiera Le pidió que lo curara. A las dos semanas, la enfermedad había desaparecido por completo, sin recurrir a ningún tratamiento ni a ningún remedio. La enfermedad crónica que lo había atormentado durante tantos años era ahora algo del pasado y todo en virtud de haberle dado las gracias a Adonay. La gratitud a YHVH es la cúspide de la Emuná y es lo que favorece más que nada la salud de la persona. Y viceversa: pues la falta de Emuná a menudo es la causa de la enfermedad. El fortalecimiento de la Emuná contribuye a la buena salud.

En realidad, la persona no sufre a menos que se le quite la Emuná. Mientras la persona se aferre a la creencia de que todo lo que YHVH es para bien, no va a sentir ninguna clase de sufrimiento. Por lo tanto, al reforzar nuestra Emuná de que todo lo que hace YHVH es para nuestro propio bien y al darle las gracias, estamos mitigando los severos decretos. Por eso, la persona enferma debería rezarle constantemente a YHVH para que le dé Emuná, la pura fe de que todo es para bien y de que pueda darle las gracias con sinceridad a YHVH por todo. Una vez que empiece a agradecerle a YHVH, su vida hará un giro de 180º grados para bien!

Despreciar el Tiempo Libre puede conducirte a sufrir de Estrés y Depresión.

Autora: Andrea Fischer

La carga de trabajo del día estuvo menos pesada. De pronto, dan las cinco de la tarde y, en medio del encierro pandémico, nos encontramos sin nada que hacer. Nos paramos del escritorio, apagamos la computadora y, más allá de mirar otro rato más el celular, no parece haber nada bueno en la agenda. De pronto, el tiempo libre nos aterroriza.

Las responsabilidades de la oficina se detienen. Nadie contesta en los grupos de amigos. Entonces, sentarse a leer, a dibujar o hacer cualquier cosa no-redituable parece una buena opción. En el último rincón de la mente, un malestar se hace cada vez más presente: parece que ese tiempo de ocio, que no genera un quinto, es un desperdicio.

El peso de la autorrealización laboral se hace asfixiante y, antes de saberlo, parece que descansar ya no es una opción. A la larga, según un estudio de la Universidad de Ohio con Harvard, las personas que piensan así tienen impactos severos a nivel psicológico. Esta es la razón.

Rendimiento y presión sostenidos

Ya lo identificaba el filósofo surcoreano-alemán Byung-Chul Han. En su compendio de ensayos, «La sociedad del cansancio» (2010), denuncia la manera obsesiva en la que los seres humanos contemporáneos se explotan a sí mismos en aras de su propia realización personal. Siempre basados en el rendimiento laboral; siempre con base en las horas en las que las personas se mantienen productivas desde el punto de vista económico.

Un estudio reciente de Harvard respalda — quizá refuerza y hace eco— a este desarrollo teórico anterior por 11 años. Ambas referencias concuerdan en una misma premisa: las personas piensan que, en su tiempo libre, si no están explotándose a sí mismos para conseguir una remuneración económica, están desperdiciándose. Así, se convierten en un recurso constante, a disposición del sistema de producción neoliberal.

El problema viene después de años de rendimiento y presión sostenidos. Según el artículo publicado en Journal of Experimental Social Psychology, quienes ya dependen de su trabajo para sentir que no están perdiendo el tiempo son mucho más propensos a la depresión y a la ansiedad crónica.

Hay muchas investigaciones que sugieren que el ocio tiene beneficios para la salud mental y que puede hacernos más productivos y menos estresados”, señala Selin Malkoc, experto en mercadotecnia de la Universidad de Ohio. Los trabajadores contemporáneos no comparten este sentir, aunque sea de manera sistematizada e inconsciente.

Terror al vacío

Incluso como analista de esta problemática social, Malkoc habla de ella desde el punto de vista de rendimiento. En otras palabras, está diciendo: si te relajas, puedes trabajar más. Este terror al vacío aparente también lo identifica Byung-Chul Han. En un punto confluyen ambos autores: “[…] encontramos que si las personas comienzan a creer que el ocio es un desperdicio, pueden terminar más deprimidas y estresadas“, explica el mercadólogo estadounidense.

En contraste, según el estudio conjunto de Harvard con la Universidad de Ohio, quienes son más escépticos a las jornadas laborales inexorables son más sanos a nivel mental. A pesar de ello, los investigadores de ambas instituciones concuerdan en que las personas tienden a disfrutar más el ocio si lo entienden como un objetivo más grande:

Si el ocio puede enmarcarse como un objetivo productivo, eso ayuda a las personas que piensan que el ocio es un desperdicio a obtener algunos de los mismos beneficios”, dijo la coautora del estudio Rebecca Reczek, mercadóloga de la Universidad de Ohio.

De esta forma, se genera un letargo constante, en el que las personas no se sienten tranquilas al momento de no hacer nada —más que descansar. Entender el ocio como un fin en sí mismo, en la era de la hiperconectividad, se ha vuelto inconcebible. Bajo esta premisa de auto-explotación, el descanso profundo ya no existe.


Tomado de: Muy Interesante

La Fisiología del Dolor en los Hijos de Dios

La fisiología del propósito divino es así: un día sentimos que el dolor nos desgarra, y es inevitable, cómo es inevitable el miedo que nos invadió en el momento de prueba. Es entonces, cuando comprendemos que la aflicción es una página más en el Libro de la Vida; y nos queda claro que una página en dicho libro no hace lo que somos, simplemente nos complementa.

David Nesher

Ocho Consejos para Criar Hijos Mentalmente Fuertes

Por Eva María Rodríguez

El mundo está lleno de desafíos. Ser mentalmente fuerte es fundamental para enfrentarse a ellos. Criar un niño mentalmente fuerte que sea capaz de afrontar los desafíos a los que tiene que enfrentarse para salir adelantes es de vital importancia.

Un niño mentalmente fuerte está preparado para los desafíos del mundo. Estos niños son capaces de abordar los problemas de forma productiva, recuperarse de los fallos con eficacia y hacer frente a las dificultades de manera competente.

Claves del desarrollo de la fuerza mental

El desarrollo de la fuerza mental se realiza sobre la construcción de la resiliencia, la autoestima, la confianza y la autoeficacia. Ayudar a los niños a desarrollar su fuerza mental requiere un enfoque que integre:

  • La sustitución de los pensamientos negativos por pensamientos más realistas.
  • El control de las emociones.
  • El comportamiento productivo, incluso en circunstancias poco favorables.
Estrategias para el desarrollo de un niño mentalmente fuerte.
Niño vestido de superhéroe

Hay varias estrategias y herramientas educativas útiles, que pueden ayudar a los niños a crecer más fuertes mentalmente y a desarrollar la fuerza mental. Entre ellas, destacan las siguientes.

Enseñar habilidades específicas para corregir el mal comportamiento

Cuando un niño se porta mal tenemos una excelente oportunidad para enseñarle habilidades específicas, como la capacidad de resolver problemas, el control de los impulsos y diversas habilidades de auto-disciplina.

habilidades le ayudarán a aprender a comportarse de manera productiva. Así, un niño mentalmente fuerte sabrá afrontar las circunstancias y contratiempos difíciles y a resolver sus problemas.

Dejar que los niños cometan errores

Tu hijo aprenderá lecciones muy valiosas de la vida si le permites que cometa sus propios errores. La labor de un padre no es proteger a sus hijos del error, sino estar ahí para enseñarle que los errores son parte del proceso de aprendizaje, de modo que no debe sentirse avergonzado o incómodo por ello.

Además, hay que permitir que sucedan las consecuencias naturales, siempre y cuando sea seguro hacerlo, y hablar con los niños sobre cómo evitar que se repita el mismo error la próxima vez. Muchos padres, pensando que hacen un bien al niño, tienden a sobreprotegerlo para que no le ocurra nada malo. Sin embargo, lo que en realidad están haciendo es evitar que desarrollen su capacidad de corregir sus fallos.

Como señala la psicóloga infantojuvenil Nuria García: “los padres necesitan que todo vaya bien, gestionan ellos mismos cualquier imprevisto, envuelven a sus hijos en burbujas y los elevan en un pedestal dentro del núcleo familiar, aunque no tiene por qué ser el centro”. Sin embargo, la psicóloga apunta que esta forma de crianza concurre en un error evidente, ya que “a la larga conseguirán niños miedosos e inseguros, con pocos recursos para sacarse ellos mismos las castañas del fuego”.

Cuidar la negatividad hacia ellos

Es difícil para los niños que se sientan mentalmente fuertes cuando ellos mismos son humillados o cuando están prediciendo pesimismo y malos resultados. Solo así podrás enseñar a un niño a no ser negativo y a pensar de manera más realista.

Ayudar al niño a enfrentarse al miedo

Si un niño evita la cosas que dan miedo nunca tendrá la oportunidad de ganar confianza en su capacidad para lidiar con el estrés que provoca esa situación. Además, cada niño tiene sus propios temores.

La solución pasa por acompañarlos y ayudarles a ganar confianza en sí mismos para afrontar sus miedos. Cuando los niños se enfrentan con éxito a sus miedos ganan confianza, aprenden a salir de su zona de confort y descubren la satisfacción de haber conseguido algo por ellos mismos.

Permitir que el niño se sienta incómodo

Aunque puede ser tentador ayudar a un niño cuando él está luchando contra sentimientos incómodos, rescatarlo de toda angustia solo le reforzará en su incapacidad. Si el niño se siente frustrado, aburrido o enojado hay que darle la oportunidad de resolver el problema de forma independiente.

Afirmar la responsabilidad personal del niño

Ganar fuerza mental implica aceptar la responsabilidad personal. Para eso es necesario permitir al niño que explique sus actos, pero sin poner excusas ni culpar a otros de lo que ha hecho.

Enseñar habilidades de control emocional

Para construir la fortaleza mental de los niños es necesario que tengan conciencia de sus emociones. No se trata de suprimir sus sentimientos, sino de enseñarles a elegir formas saludables para lidiar con esos sentimientos.

Nicole Perry, investigadora de la Universidad de Minnesota, señala que es importante que los padres permitan que los niños experimenten todas sus emociones y les dejen su espacio. De esta forma, asegura Perry, desarrollarán de forma más efectiva sus capacidades sensitivas y de comportamiento.

Ser un modelo de fuerza mental

No hay mejor maestro que el ejemplo. No solo hay que hablarle a un niño sobre lo que tiene que hacer, sino mostrárselo. El aprendizaje por imitación es fundamental para la crianza de los hijos. Sus primeros referentes son los padres, por lo que repetirán todo aquello que hagan. De esta forma, dar ejemplo con una buena conducta es una de las mejores formas de enseñar a nuestros más pequeños.

Además, es muy conveniente que le hables al niño sobre tus metas personales y que le expliques que estás haciendo para conseguir mejorar. Hacer de la superación una prioridad en tu propia vida es la mejor manera de enseñarle a un niño a ser fuerte.


Acerca de la Autora:

Eva María Rodríguez es Diplomada en Magisterio por la Universidad de Salamanca. Profesora Superior de Música por el antiguo Conservatorio Superior de Santiago de Compostela. Instructora de fitness y yoga. Escritora, redactora y creadora de contenidos digitales.

¿Cómo Romper con las Ataduras de la Oscuridad? (9ª Plaga)

Por P.A. David Nesher

Extendió Moshé su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto por tres días. No se veían unos a otros, nadie se levantó de su lugar por tres días, pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.”

(Éxodo/Shemot 10:22-23)

La novena de las diez plagas que visitó a Egipto (Mitzrayim) fue la plaga de la Oscuridad o Tinieblas. Esta era una demostración prominente de la grandeza de Yahvéh sobre el dios egipcio Ra, el dios del sol, y también Atom, Horus, deidades solares guardianes de la luz.

Estas tinieblas no fueron de la clase que nosotros conocemos, sino que era una oscuridad que tenía un elemento sobrenatural la cual la hacía palpable (era como un como un gel inmovilizador), y no hacía posible la existencia de la luz. Aunque encendían fuego, este no emitía luz. La oscuridad era como una ceguera en la cual las personas se chocaban unas con otras. Fue tan espesa que » ningún hombre se levantó de su lugar, quien estaba sentado no pudo pararse, y quien estaba parado no pudo sentarse». Todos estaban quietos en sus lugares durante tres días. Pero los hijos de Israel tenían luz en sus hogares.

No sabemos si esto era debido a que Yahvéh los libró de esta plaga o porque el Eterno les permitió Su presencia única, la cual les trajo una luz sobrenatural.

Lo cierto es que, según la revelación de la Torah, la Luz no es solamente una propiedad física; es un aspecto del carácter del Eterno. Dios es Luz, y no hay ningunas tinieblas en Él (1 Juan 1:5). En el juicio, Yahvéh puede retirar Su presencia tan significativamente que el vacío que queda es tinieblas que cualquiera puede palpar.

Por eso, debemos entender que la plaga física de la oscuridad tiene su raíz en la oscuridad espiritual que genera el alma humana, que puede ser definida como ausencia de la presencia revelada del Eterno.

La oscuridad, por naturaleza, produce dos obstáculos:

? Primero: ceguera o confusiónninguna persona podía ver a su hermano«) y
? Segundo: inmovilidad o miedo paralizanteninguna persona podía elevarse de su lugar«).

Al reflexionar en esta plaga entendemos lo que significa que los hijos de Luz andamos en luz y los hijos de las tinieblas están esclavizados cada uno en su “lugar”. La expresión hebrea «su lugar» es una metáfora de su atadura a la oscuridad; significa que los hijos de tinieblas (seres humanos sensuales) no logran levantarse de esta oscuridad para ver la luz de Elohim.

En este momento, debemos aceptar que hay dos planos existenciales, el Reino de la Luz, donde gobierna Yahvéh, sobre los que andan en la obediencia, y las tinieblas, donde domina el Satán (adversario) sobre los que andan en la desobediencia.

Según las Sagradas Escrituras, los tres días de tinieblas aluden a la muerte del Mesías, como paso de redención para los escogidos. Por ello, estar en Yeshúa es contar con el privilegio de haber entendido la buena noticia (heb. betsorá o evangelio en gr.) que el Eterno tiene para los que se encuentran en tinieblas; ésta asegura que podrán pasar de allí al Reino de la Luz Admirable del Eterno:

Moradores de tinieblas y de sombra de muerte, prisioneros en miseria y en cadenas, porque fueron rebeldes a las palabras de Dios y despreciaron el consejo del Altísimo; humilló pues, sus corazones con trabajos tropezaron y no hubo quien los socorriera. Entonces en su angustia clamaron a Yahvéh y Él los salvó de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompió sus ataduras. Den gracias a Yahvéh por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
(Salmo 107:10-15)

Los discípulos del primer siglo eran conscientes de haber participado de esta transición redentora:

Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
(1 Pedro 2:9)

Esta conciencia de ser hijos de Luz fundamentó la motivación de la proclamación de la Buena Noticia con la que las primeras comunidades salieron impulsadas por las naciones:

“ … para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.”
(Hechos 26:18)

Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado.
(Colosenses 1:13)

“ … porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.”
(1 Tesalonicenses 5:5)

En conclusión, lo que tuvo lugar en Egipto no fue simplemente ausencia de luz, sino que fue algo mucho más serio, que provocó todo tipo de ansiedad, dolor, tragedia y malestar físico. Y esto vino sin aviso. El Espíritu de la Profecía dice que esta plaga vendrán sobre la tierra al final de los siglos:

El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se quedó en tinieblas, y se mordían la lengua de dolor.
(Revelación 16:10)

Si analizamos bien lo hasta aquí considerado debemos aceptar que ya vivimos en un tiempo de gran oscuridad espiritual. En estos días los seres humanos se chocan violentamente unos contra otros en su ceguera o confusión. Tratan de encontrar un «gurú» que les brinde “espiritualidad” para obtener una elevación en el más allá, cuando aún no se descubren en el aquí y ahora.

Cada vez más aumenta el número de seres humanos que alcanzaron un nivel de completa inmovilidad espiritual. Personas que caminan temerosos de caer en un pozo. Gente que se dio por vencida y se estancó en su zona de confort. Si están parados no pueden sentarse y si están sentados no pueden pararse. Nuestro Maestro Yeshúa HaMashiaj habló de esto:

Estén alertas, no sea que su corazón se cargue con disipación y embriaguez y con las preocupaciones de la vida, y aquel día venga súbitamente sobre ustedes como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
(Lucas 21:34,35)

Por eso, debemos valorar que, en estos tiempos de gran oscuridad, es el esplendor y la pureza de la casa hebrea y todo lo que hay en ella, el que continúa brillando como un faro en un oscuro mundo, para que muchos puedan ser trasladados de las tinieblas a Su Luz Admirable.

¡Por lo tanto, predica todo el tiempo, y aún fuera de tiempo!…


Te invito Leer también estas Bitácoras:

Tu Descenso es Parte del Proceso de tu Avanzada

Autor: Mario Saban

«El descenso siempre constituye una parte del proceso para avanzar y cada descenso nos situará en un lugar más elevado».

[SHNEUR ZALMAN DE LIADI, 1745-1812]

Las personas, cuando tienen una pérdida en la vida, una pérdida económica, una pérdida de un ser querido, se entristecen…

Existe un pequeño relato sobre un hombre (en Ucrania o Polonia) que perdió todo lo que tenía porque su negocio se había quemado. Fue a consultarle al rabino-cabalista y este le dijo:

«No entiendo cómo usted no está festejando de felicidad». El hombre, que había perdido su negocio en el incendio, le miró con desconcierto y se enojó. El cabalista le explicó: «Mire usted, Dios vio que debía terminarse o su negocio o usted, pero usted es tan buena persona que Dios decidió terminar con su negocio primero. Si usted hubiera sido un malvado, entonces Dios hubiera terminado con usted y usted ahora estaría muerto y sus herederos con su negocio. Dios, por lo tanto, lo juzgó de modo tan favorable que su decisión fue quemar su negocio y dejarlo a usted con vida».

En medio del enojo el hombre no se había dado cuenta del valor de su propia vida.

En el descenso queda lo esencial, se pierde todo lo superfluo, lo que es accesorio, pero se sostiene lo fundamental.

En la vida se pierde: se pierde un auto, se pierde dinero, se pierden amigos, se pierden esposos, esposas… Hay casos más dramáticos, donde se pierden descendientes.

Siempre podemos perder y caernos, pero el justo se cae siete veces y siete veces se levanta.

La vida es para los héroes.

Todos somos héroes, somos supervivientes de separaciones, de fallecimientos, de guerras, de catástrofes, de la pobreza, de la riqueza, de las drogas, de las caídas satánicas de todos los estilos y colores.

Y se dice: en cada descenso, mayor es el poder.

Te has levantado desde allí, eres el héroe de tu existencia. ¿Te crucifican? Tú, resucitas.

¿Te critican? Tú, sigues adelante. ¿Te maltratan? Tú, das amor. ¿Te humillan? Engrandécete. ¿Te engrandecen? Rebájate. Siempre en el sistema de compensación.

Los sabios que estudiamos sodot (secretos) de la Torah conocemos el mal (la Sitrá Ajrá) y sus métodos. Cuanto más vamos conociéndolos, más fuertes y elevados estamos, porque podemos comprender cómo se mueve el Satán.

Hay que bailar con el Satán que le ha tocado a cada uno. Que cada uno sea merecedor de su Satán. A cada golpe del Satán, una mayor gloria de aprender más.

Recuerdo una vez que un profesor de Derecho Penal de la Universidad de Buenos Aires, luego de responder «todo bien», me dijo: «Le pondré un 2 (reprobado)». Le di las gracias. Él me miró, extrañado. Añadí: «Gracias, porque ahora volveré a estudiar más y conocer con mayor profundidad el tema».

No hay fracaso nunca, todas son victorias si de todo aprendemos. Un mes después aprobé la materia de Derecho Penal. Hoy no recuerdo nada del Derecho Penal, pero sí recuerdo cómo me levanté de ese supuesto fracaso, aprendí a vivir y a ser merecedor de mi Satán.

Nunca existe la derrota ni la victoria, siempre el Daat (el avance en el conocimiento).

©Mario Sabán

¡No estás deprimido,… estás desocupado!

Decía Facundo Cabral:

«La vida no te quita cosas: te libera de cosas… te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.

De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.

No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.

No hay muerte… hay mudanza.

Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa, tu abuelo y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.

Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas.

Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas:… si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)… y si le ganas, serás más humilde, más agradecido… por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

¡No estás deprimido, estás desocupado!

Ayuda al niño que te necesita, ese niño que será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas.

Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá.

Da sin medida y te darán sin medida.

Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.

Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.

El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso.

Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.

“Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír”

Amor, Fortaleza y Verdad… ¡Los 3 Pilares para Construirnos!

Por P.A. David Nesher

La Sabiduría revelada en la Instrucción divina enseña que toda nuestra existencia se basa en tres principios que conforman el plano arquitectónico de la creación. Las palabras para esos principios sólo describen una fracción de los mismos, porque es imposible describirlos por medio del lenguaje. Un grupo de palabras utilizadas por los místicos son amor, fortaleza y verdad.

Te invito a escuchar este Podcats con tu corazón y así encontrar las claves de tu vida con propósito:

Dios sin el Hombre… y… El Hombre sin Dios.

Cuando Dios quiso crear peces, le habló al mar.

Cuando Dios quiso crear árboles, le habló a la tierra.

Pero cuando Dios quiso crear al hombre, se volvió hacia SÍ Mismo.

Así que DIOS dijo, «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza«.

Por lo tanto:

Si sacas un pez del agua, morirá; y cuando sacas un árbol del suelo, también muere.

Del mismo modo, cuando el hombre se desconecta de Dios muere.

Dios es nuestro entorno natural. Fuimos creados para vivir en Su Presencia. Tenemos que estar conectados con Él porque solo en Él existe la Vida del hombre.

Permanezcamos conectados con Dios.

Recordamos que el agua sin peces sigue siendo agua, pero los peces sin agua no son nada.

El suelo sin el árbol sigue siendo suelo, pero el árbol sin suelo no es nada…

De igual modo, Dios sin el hombre sigue siendo Dios, pero el hombre sin Dios no es nada.

Síndrome de Peter Pan.

Por P.A. David Nesher

“Todos los niños crecen, excepto uno”. Así comienza el famoso libro escrito por el autor escocés James Matthew Barrie (1904) en el que nos cuenta la historia de un niño llamado Peter Pan, quien habita el mundo de “Nunca Jamás”.

En dicha historia, este niño tan famoso vive rodeado de piratas, hadas madrinas, magia y aventuras. Un niño que disfruta mucho de la compañía de otros, pero que no le gusta la idea de crecer y ser un adulto. Es curioso cómo esta historia inspiró una serie de conductas llamativas en personas adultas que se negaban a crecer, a responsabilizarse de sus actos y que se sentían incapaces de ser adultos. Hoy te contamos sobre el síndrome de Peter Pan.

El síndrome de Peter Pan es un “desorden de la personalidad que afecta principalmente a los hombres y que se caracteriza por una inmadurez psicológica en aspectos sociales y sexuales, irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, dependencia y manipulación” (Torres, 2011, p.188). El término fue acuñado por el psicólogo estadounidense Dan Kiley (1983) cuando escribió un libro titulado “Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up/ Síndrome de Peter Pan: Los hombres que nunca han crecido”. En este libro, Kiley describía un fenómeno que había observado con frecuencia en algunos jóvenes que no querían asumir su rol de adultos.

El Síndrome de Peter Pan hace referencia a aquellos adultos que continúan comportándose como niños o adolescentes sin ser capaces de tomar la responsabilidad de sus actos y la vida adulta. Son personas que se niegan a crecer con una marcada inmadurez emocional matizada por una fuerte inseguridad y un gran temor a no ser queridos y aceptados por lo demás.

No pueden desarrollar los roles que han de asumir, como el de padre, pareja o profesional, tal y como se espera en la adultez. Se pueden reconocer porque muchos de ellos puede que se resistan a independizarse de los padres, mantengan relaciones afectivas superficiales y sin compromiso o no acaben de encontrar su sitio en el mundo laboral.

Esta resistencia a crecer, más frecuente en varones que en mujeres, fue definida por el psicólogo americano Dan Kiley en 1983, y es un problema cada vez más frecuente.

Las personas que se encargan de satisfacerle generalmente son los padres, hermanos mayores o la pareja.

En pocas palabras el Síndrome de Peter Pan quedaría sintetizado en estas características:

CONCLUSIÓN

Es curioso como un personaje ficticio como Peter Pan ha ayudado a describir ciertas conductas en algunas personas. Entender el Síndrome de Peter Pan como el producto de una falta de gestión emocional y una crianza que no promueve el desarrollo de la independencia en el individuo es fundamental. Es por ello que el trabajo terapéutico a realizarse en estos casos será, sobre todo, establecido como un proceso de reconocimiento de emociones, autopercepción y trabajo en familia.

¿Cómo se relaciona el Ayuno de Guedaliah con los Nacidos de Nuevo en el Mesías?

Por Moisés Franco y Natalia Nuñez

En vísperas a comenzar con el ayuno que tradicionalmente se lleva a cabo el tercer día del séptimo mes, nos encontrábamos con mi esposa leyendo el artículo de David Nesher que explica esta práctica y al terminar la lectura nos hicimos la misma pregunta del título.

Luego de meditar y debatir, arribamos a algunas conclusiones que quisiéramos compartirles esperando que el Espíritu Santo los ilumine en las implicancias de este día de restricción.

ACLARACIÓN:
difícilmente el lector pueda comprender el trasfondo de las siguientes reflexiones sin haber leído previamente el artículo “El Ayuno de Guedaliah: La Relación de la Muerte de un Justo y la Destrucción del Santo Templo” de David Nesher.

CONCLUSIONES

1- Fundamentalmente este ayuno sirve para no bajar la guardia. Nuestra lucha es contra satán, pero primero hay que matar al adversario que llevamos dentro y se opone a la obediencia al Eterno (Rm.7:7-25/ Gál.2:20). La muerte del gobernador Guedaliah ocurrió sólo dos días después de que el pueblo se sintiese satisfecho por las plegarias para un nuevo año de bendición en Yom Teruah. No creas que ya has vencido a tu ego, no te confíes porque pasaste una fiesta y sigues vivo. Haz teshuvah, pide perdón y cambia.

Matar el ego es la base de los siguientes puntos.

2- ¿Estoy intentando manipular al Eterno? Luego del asesinato del gobernador puesto por Nabucodonosor, los habitantes de Judá fueron a consultarle al profeta Jeremías si debían huir a Egipto o permanecer en la tierra santa. Por el relato escritural vemos que en su interior ya tenían tomada la decisión y sólo buscaban que YHVH les confirmaran dicha determinación (Jer. 42; 43:1-7).

¿Estás haciendo ciertos ritos u oraciones para “convencer” al Soberano del Universo de que apoye tus planes?

3- ¿Estoy confiando en la salvación del Eterno o me desespero ante la calamidad e intento resolver las cosas en mis fuerzas? Los residentes en Judá prefirieron morir en Egipto, la tierra de donde sus ancestros fueron liberados por YHVH, en lugar de confiar en que el Guardián de Israel los salvaría.

4- ¿Estoy confiando en mi propio criterio? Evidentemente Guedaliah era un hombre justo, pero desoyó el consejo que le advertía sobre un atentado contra su vida (Jer. 40:13-16). Esto finalmente ocurrió y costó no sólo su existencia sino un alto precio para todo el pueblo de Judá.

5- Ishmael Ben Netaniah se dejó enceguecer por las voces perversas que alentaron su hambre de poder sin darse cuenta que su derramamiento de sangre le costaría al reino de Judá 52 años más de exilio babilónico y provocaría que la tierra quedara prácticamente desolada de israelitas, alejando así las esperanzas de reconstrucción del templo.

La primera carta de Pedro capítulo 2, versículos 4 al 9 dejan claro que Yeshúa es la “piedra viva” y al acercarnos a Él somos “como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual” (v.5 |NVI).

La falta de valoración de nuestro hermano como piedra viva del mismo templo nos lleva a ser asesinos, generalmente desde el lashón hará (lengua perversa) o desde la indiferencia, sin advertir que eso demora el cumplimiento del propósito del Bendito Sea en la Tierra. Entonces, la pregunta es ¿cómo está mi comunión con mi prójimo? … ¿y especialmente con mi comunidad de fe?


Un Día Después de Mi Suicidio

Al día siguiente de mi suicidio, me enamoré de mi madre cuando la vi llorar en el suelo de mi habitación, abrazando mi camiseta ensangrentada con mis fotos esparcidas a su alrededor. ¡Vi tanto amor en sus ojos!

El día después de mi suicidio, sentí cuánto me amaba mi padre, sin importar lo duro que fuera. En medio de tanta tristeza, me habló con los ojos llenos de lágrimas ¡lo orgulloso que estaba de mí y lo sensible que yo era con los demás!

El día después de mi suicidio, vi que Lolla (mi gatito mascota) era más increíble de lo que podía haber imaginado. Cada vez que alguien llegaba a casa, ella corría hacia la puerta esperándome y, al ver que no era yo, se acostaba frente a la puerta y seguía esperándome.

El día después de mi suicidio me encantó por mis hermanos cuando los vi sentados en la habitación con los ojos llenos de lágrimas. Recordaron los tiempos en que jugamos en nuestra hermosa infancia… ¡Qué buen momento!

El día después de mi suicidio, sentí cuánto me amaba mi mejor amiga. ¡Ella estaba mirando nuestras fotos juntas y recordando todos los momentos!

El día después de mi suicidio, sentí que era importante para mis maestros. Se culpaban tanto por no haberse dado cuenta … Por la noche, fui a la morgue a buscar mi cuerpo. Me molestó. Me miré y dije: «Tantos sueños que tuvimos», «Tantos amores», «Tanta gente por conocer», «Tenías gente que te quería y, sin embargo, lo vomitaste todo», «Tienes que tener mucho coraje para quitarte la vida, ¿por qué no usaste ese coraje para ganar? «

Gracias a Dios, eso fue solo una visión. ¡Puedes leer esto! Todavía estás aquí y puedes cambiar tu vida para siempre.

No es tan malo como parece. ¡Hay gente que te quiere, que te quiere cerca! Dale una oportunidad más a la vida y a las personas que están a tu lado. Hay una cura para el dolor, ábrete a alguien. Has superado tantas cosas, ¡prueba una más!

Anónimo

Reconciliarse con el Padre (Testimonio de Facundo Cabral)

Siempre quise saber lo que había detrás de la famosa frase de Facundo Cabral: «No soy de aquí ni soy de allá…». Cuando lo supe, amé esta historia que ahora les cuento y que tiene qué ver con la acción más noble del amor: el perdón.

El padre de Facundo Cabral se fue de casa antes de que este naciera. Luego Sara, su madre, fue echada junto a sus pequeños hijos, y Facundo no tuvo un techo donde nacer, de ahí lo de “No soy de aquí ni soy de allá”.

Nació en una de las calles de La Plata, como presagio de lo que más adelante la vida le depararía: sinsabores, lucha y mucho aprendizaje, como preparando al gran apóstol musical para un camino que ni su absurda muerte detendría.

Una noche, tras terminar un concierto, Facundo con 46 años encima, se llevó una gran sorpresa, en el pasillo lo esperaba su padre. “Lo reconocí porque era igual a la foto que mi madre siempre había guardado, pero con el pelo cano. Lo reconocí en el acto porque siempre vi esa foto”, relataba Cabral. “Mi padre era muy apuesto. Todo lo contrario a mí, era muy elegante. Estaba allí y me quedé congelado”.

Este era el primer encuentro con su padre, ¿se imaginan la tormenta de emociones, pensamientos y nervios que azotaban dentro de aquel hombre que paseaba su música por el mundo pregonando la paz, el perdón y el amor? ¿Qué hacer? Un día Cabral dijo sobre su padre: “Mi padre agotó el odio que había acumulado en mí, lo odié profundamente, había dejado sola a mi madre con siete hijos. Murieron cuatro de hambre y frío. Tres sobrevivimos de milagro”. Y ahora estaba frente a él, con todo el derecho de decirle lo que su corazón guardaba. En ese momento, el recuerdo de las palabras de su madre retumbaron en su cabeza:

Vos que caminás tanto, algún día te vas a encontrar con tu padre. ¡No cometas el error de juzgarlo! Recuerda el mandamiento: honrarás al padre y a la madre. Segundo, ese hombre que vas a tener enfrente es el hombre que más amó, más ama, y más ha amado tu madre. Tercero, lo que corresponde es que le des un abrazo y las gracias porque por él estás gozando las maravillas de Dios en el mundo.”

El desenlace de este encuentro lo cuenta el mismo Facundo:

Por eso cuando vi a mi padre nos acercamos, nos abrazamos y fuimos grandes amigos hasta el final de sus días. Aquella vez me liberé, dije: ‘Mi Dios, qué maravilloso es vivir sin odio’. Me costó años perdonar y pude hacerlo en un segundo. Y me sentí tan bien”.


Fuente Anónima (me llegó por Whatsapp)

CONSEJO DE UN VIEJO SABIO…

Si alguien te quiere herir,

observa el dolor que oculta.

Si alguien te quiere mentir,

observa el vacío que guarda.

Si alguien te quiere traicionar,

observa la soledad que carga.

Si alguien se burla de ti,

observa los traumas que encierra.

Si alguien te menosprecia,

observa cuan grande es su miseria.

Si alguien te envidia,

observa su frustración interna.

Observa bien sus defectos y trata de comprenderlos.

No te sientas ofendido por las devoluciones ajenas, tu deber es corregir todo aquello que te impide ser amable y bondadoso con quién más necesita de tu ayuda.

Saber Perdonar

Por Salo Michán M.

En el centro y eje de toda discusión o pelea hay un punto en que, si se pudiera “perdonar”, el conflicto podría desaparecer por completo. Sabemos que las discusiones y los entredichos son el mejor combustible para el lashón hará.

¿Cuál es “ese punto” con el que lograríamos apagar el fuego destructor de cualquier pelea?

La respuesta es: “Saber perdonar con humildad y resignación”.

Perdonar es la palabra poderosa que todo lo transforma. El Gaón Rab Menajem Man Shaj dijo a uno de sus parientes, quienes eran testigos de una fuerte discusión entre dos personas importantes: “¡Qué lástima! Estas personas no conocen la dulzura del perdón”.

En otra oportunidad dijo a un discípulo: “Toda mi vida he perdonado y te aseguro que nunca salí perdiendo”.

Para ilustrar cómo logró aprender esa tan simple, pero efectiva regla, contó lo que, en una oportunidad, en su juventud, le ocurrió antes de su casamiento.

Había sido invitado a comer en la casa del Saba de Slabodka para la cena de Shabat. Después de la cena, la Rabanit (esposa del Rab) sirvió jalea de postre. El joven la probó y desistió de comerla, ya que estaba tan amarga que era casi imposible hacerlo. El Saba de Slabodka le preguntó:

—¿Por qué no comes el postre?

El joven, por vergüenza, no respondió.

Entonces el Rab, con cara de comprender lo que pasaba, le dijo:

—Déjala. Yo como mi postre y luego el tuyo. Pero quiero que sepas que llevo comiendo esta jalea, que tú consideras amarga, más de cuarenta años y nunca me quejé. Ahora que estás por casarte, debes aprender que la base de la armonía en el matrimonio es saber dejar pasar y perdonar al cónyuge.

Esa conducta fue la que adoptó Rab Shaj durante toda su vida.

En una oportunidad, su esposa, ya de avanzada edad, estaba internada y contó a un familiar que había ido a visitarla que, cuando eran novios, ella y Rab Shaj habían hecho un acuerdo: ante cualquier diferencia de idea u opinión, alguno de los dos debería ceder para, de esta forma, cuidar la unión y armonía de la familia. El acuerdo fue que se turnarían una vez cada uno. Ella con emoción dijo:

—Te digo la verdad: nunca llegó mi turno.

Siempre fue él quien cedió.

Autobiografía en 5 Actos

Capítulo Uno
Voy andando por la calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Me caigo.
Estoy perdida…No sé qué hacer.
No es culpa mía.
Tardo siglos en salir.

Capítulo Dos
Voy por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Hago como que no lo veo.
Me vuelvo a caer.
No puedo creer que me haya caído en el mismo sitio.
Pero no es culpa mía.
Tardo bastante tiempo en salir.

Capítulo Tres
Voy por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Veo que está ahí.
Me caigo…es un hábito,
pero tengo los ojos bien abiertos.
Sé dónde estoy.
Es culpa mía.
Salgo rápidamente. 

Capítulo Cuatro
Voy por la misma calle.
Hay un agujero profundo en la acera.
Lo esquivo.

Capítulo Cinco
Voy por otra calle.


Poema de Portia Nelson mencionado en “El Libro Tibetano de la Vida y de la Muerte” de Sogyal Rimpoché.


¡Líbrate de la Victimización!

Por Moisés Franco

Luego Moisés mandó llamar a Datán y a Abiram, los hijos de Eliab, pero ellos respondieron: «¡Rehusamos presentarnos ante ti! ¿No te basta que nos sacaste de Egipto, una tierra donde fluyen la leche y la miel, para matarnos aquí en este desierto, y que además ahora nos trates como a tus súbditos?Es más, no nos has llevado a una tierra donde fluyen la leche y la miel. Ni nos has dado una nueva patria con campos y viñedos. ¿Intentas engañar a estos hombres?¡Nosotros no iremos!».

(Números/Bamidbar 16: 12-14)

¡Qué situación tan extraña la aquí relatada! En los capítulos anteriores se narra cómo literalmente el pueblo lloró para no entrar en la tierra prometida debido a que consideraban como verdadero el informe pesimista y perverso de diez de los espías enviados al lugar.

El Eterno nos expresa que ese mismo Moisés ahora acusado de no haber logrado llevarlos a la tierra donde abundan la leche y la miel, era el que junto al sumo sacerdote Aarón cayó sobre su rostro en señal de duelo por la actitud cobarde y rebelde del pueblo quien decidió voluntaria y obstinadamente no ingresar a la patria que les correspondía (Bamidbar/Números 14:5).

Entonces, ¿por qué está ocurriendo este nuevo reclamo repleto de falsedades? Las enseñanzas y conclusiones podrían ser innumerables, pero quisiera que meditemos en algo a lo que el Espíritu Santo me llevó con esta porción de las Escrituras Sagradas: cuidarnos de la victimización.

El victimismo o victimización es la tendencia de una persona, grupo de personas o colectivo a considerarse víctima o a hacerse pasar por tal.​ Una víctima es quien sufre un daño personalizable por caso fortuito o culpa ajena.​ El victimista, en cambio, se disfraza de víctima, consciente o inconscientemente, simulando una agresión o menoscabo inexistente y responsabilizando erróneamente al entorno…”

Además de una posición ante la vida, también puede ser utilizada como estrategia de argumentación: “…la retórica victimista es una técnica demagógica que consiste en descalificar al adversario mostrándolo como atacante en lugar de refutar sus afirmaciones. Para ello, el sujeto adopta el rol de víctima dentro del contexto de la discusión, de tal forma que el otro interlocutor queda posicionado implícitamente frente a terceros como un impositor autoritario y su argumentación como mera imposición o ataque”1, afirma la siempre tan a mano Wikipedia.

¿Acaso no es lo que hacen con el líder hebreo al decirle:¿no te basta que nos sacaste de Egipto (…) que además ahora nos trates como a tus súbditos?”

Algunas características de la persona con el trastorno victimista, es decir, quien -consciente o inconscientemente- ha adoptado el papel de víctima como estilo de vida, son las siguientes:

  • Deformación de la realidad: “el victimista difunde con enorme intensidad algo que podríamos llamar cultura de la queja, una mentalidad que —de modo más o menos directo— intenta convencernos de que somos unos desgraciados que, en nuestra ingenuidad, no tenemos conciencia de hasta qué punto nos están tomando el pelo.

(…) Es una actitud que induce a un morboso afán por descubrir agravios nimios, por sentirse discriminado o maltratado, por achacar a instancias exteriores todo lo malo que nos sucede o nos pueda suceder”2, afirma Alfonso Aguiló Pastrana, vicepresidente del Instituto Europeo de Estudios de la Educación.

  • Búsqueda constante de compasión ajena: el esclavo de la victimización siente un extraño placer por despertar la lástima en otros, necesita sentirse permanentemente cobijado por el consuelo de otros ya que se considera incapaz de salir de esa sensación interna de desprotección. Pero lo peor es que “en vez de luchar por mejorar las cosas, en vez de poner entusiasmo, esas personas compiten en la exhibición de sus desdichas, en describir con horror los sufrimientos que soportan”, expone Aguiló.
  • Incapacidad de autocrítica: una persona que se autodefine de forma permanente como víctima no siente la necesidad de hacer una autocrítica porque claramente no es responsable de sus pesares, sino que -justamente- es una víctima y la responsabilidad es ajena.

Así mismo, según la periodista colombiana Edith Sánchez con el aval de la psicóloga Gema Sánchez Cuevas, destaca que otras señales de la persona victimista son:

  • No pide directamente lo que desea, sino que envía mensajes imprecisos en forma de queja o lamento3.
  • Te sientes más o menos culpable cuando estás con esa persona.
  • Es también receloso y desconfiado.
  • Es capaz de hacer grandes sacrificios por otros, sin que estos se lo pidan. Hará gala de ello.

De hecho, Alfonso Aguiló también comenta que existe otro estilo victimista mucho más hostil, que en nombre de las desgracias del pasado, de todo lo que está sufriendo o ha sufrido con anterioridad, se arroga una especie de patente de inmunidad con la que justifican una actitud agresiva, o incluso violenta (…) Y si alguien reprocha su actitud, a lo mejor admite que lo suyo no es muy ejemplar, pero enseguida replica que sus padecimientos pasados le han ganado el derecho a esa leve incorrección, o al menos la disculpan.

   Su susceptibilidad les lleva a reaccionar con crispación ante la más mínima crítica. El menor reparo que se ponga a sus acciones es inmediatamente elevado a la consideración de gran ofensa. Enseguida ven malas intenciones en las personas que están a su alrededor y, progresivamente, en todo el mundo. Por doquier intuyen complots y hostilidad (…) lo peor es cuando estos síndromes de persecución se traducen en airadas acusaciones contra los supuestos ofensores, pues suelen ser como el aviso de comienzo de una jugada maestra: acusar de una ofensa —ficticia—, sencillamente para anticipar la que —bien real— pretenden ellos llevar a cabo. A partir de ahí, envuelven su agresión con un manto de candidez: lo único que hacen es defenderse”4.

Parece una radiografía de lo ocurrido con Coré, Datán, Abirám y su séquito en la rebelión.

 Sin embargo, la Torah (Instrucción) del Eterno es -valga la redundancia- eterna, por lo que esta terrible deformación del alma también nos toca a nosotros.

Todos, por nuestra tendencia al mal, alguna vez nos hemos victimizado voluntaria o involuntariamente en alguna ocasión.

Pero lo importante es reconocer cuando está por ocurrir para cambiarlo.

A continuación, comparto algunos consejos basados en la bendita instrucción de YHVH sobre cómo prevenir y/o corregir la victimización tanto en nosotros como en los demás:

  • Actitud de constante alabanza: esto no significa necesariamente estar cantándole al Señor en todo momento, sino tener una mentalidad cargada de fe y confianza que promueven la resiliencia -capacidad de sobreponernos a la adversidad- (Salmo 103)
  • Reconocernos seres valiosos por el simple hecho de tener la imagen divina y haber nacido con un propósito específico en este mundo (que no es sufrir). Pasajes útiles para esto: Salmo 139:12-17, Bereshit (Génesis) 1:26-28 y 1 Pedro 2:9, entre otros.
  • Ser humildes para reconocer los propios errores y ver la corrección COMO UN ACTO DE AMOR DEL MISMO ETERNO. Recomiendo meditar: Vayicra (Levítico) 19:17-18, Hebreos 12:4-24, Romanos 12:16, por citar algunos.
  • Hacernos conscientes que nosotros decidimos siempre nuestro destino, siempre se puede cambiar, no somos víctimas eternas, y las circunstancias negativas son para que les saquemos aprendizajes. Devarim (Deuteronomio) 8:15-16, 30:19-20 y Romanos 8:28.  

Quisiera concluir diciendo que tal como lo expone Devarim 29:18, cuidémonos mutuamente de que no surja una “raíz amarga” que nos perjudique a todos.

En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia
(Efesios 4:15| NTV)


CITAS
  1. Wikipedia.org, “Victimismo”,  22/06/20, 11:30hs. ARG del siguiente enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Victimismo
  2. Aguiló Pastrana, Alfonso. “El confort de la derrota”, en www.fluvium.org, tomado el 22/06/20 a las 12:00hs ARG, del siguiente enlace: http://www.fluvium.org/textos/etica/eti393.htm
  3. Sánchez, Edith. “El victimismo manipulador”, publicado en https://lamenteesmaravillosa.com/ y tomado el 22/06/20 a las 10:30 hs. ARG de: https://lamenteesmaravillosa.com/el-victimismo-manipulador/
  4. Aguiló Pastrana, Alfonso. “La retórica victimista”, en www.fluvium.org, tomado el 22/06/20 a las 12:15hs ARG, del siguiente enlace: http://www.fluvium.org/textos/etica/eti396.htm

¿Cómo Liberarse de las Emociones Reprimidas?

Por P.A. David Nesher

La parashá Sheminí muestra que la Torah (Instrucción) divina es eterna. No hay ciencia humana que pueda invalidarla ya que todas provienen de sus códigos lumínicos.

En esta oportunidad comprenderemos como manifestar nuestra nobleza, desarrollando una mentalidad regia por medio de una vida guiada por la Instrucción de la Luz Infinita, y una alimentación acorde a las leyes del kashrut que el Eterno ordena.

Te invito a escuchar esta enseñanza llena de códigos de Sabiduría con una menta abierta y dispuesta a desaprender:

También puedes considerar esta BITÁCORA:

Las Emociones y los Sentimientos se Expresan a través de Dolores Corporales.

Todo lo que no se expresa, se expresa”. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando no decimos qué es lo que no angustia o nos aqueja, el cuerpo se encarga de expresarlo por medio de dolores y malestares.

Muchos escépticos podrán dudar de estas teorías, pero nadie ha escapado a dolores de estómago en momento de angustias o a dolores de cabeza por no poder resolver un conflicto familiar o laboral.

Desde ya que tenemos claro que muchos dolores pueden deberse a malos movimientos, a haber comido en exceso o a múltiples factores, pero hoy vamos a detenernos en esos dolores que se han vuelto crónicos y que tienen que ver con sentimientos en nuestro fuero interno que no hemos logrado elaborar y “dejar ir”.

Un dolor es un mensaje del cuerpo que te está pidiendo tiempo para procesar emociones que fueron postergadas y que si persistes en evitar, el dolor se transforma en enfermedad e incluso, en enfermedad crónica.

Y a menudo también, detrás de cada dolor, se esconde una parte de uno mismo más joven que quedó fijada en la situación vivida como traumatizante, y es esta parte de uno mismo que simplemente tiene miedo e intenta protegernos en cuanto algunos de sus elementos o acontecimientos reaparecen nuestra vida.

Tal vez un simple detalle, o un aroma puede desencadenar una reacción de miedo de parte de nuestro “yo más joven” que desea protegernos.

Debemos saber que cuando se presenta una situación que nos perturba, el inconsciente registra todos los detalles de este acontecimiento incluso los más insignificantes en los que no prestamos atención, como un aroma suave, un sonido, una sensación en la piel o una imagen. Y son estos detalles los que serán los activadores más adelante, si las emociones que sentimos son escondidas o reprimidas.

Todos debemos tener presente que una situación traumatizante para una persona puede parecer sólo algo estresante para otra, la única diferencia será la experiencia vivida por cada uno en su vida.

Es entonces cuando entendemos que el dolor físico siempre está ligado a un dolor emocional reprimido que no siempre tiene que ver con una cuestión psicosomática.

Desde el punto de vista energético, la energía contenida en la emoción reprimida quedará bloqueada en nuestra mente afectando una parte de nuestro cuerpo dependiendo del tipo de emoción. Esto lo que provocará el dolor e incluso posteriormente, la enfermedad.

¿Dónde se concentran los dolores emocionales?

Los dolores emocionales pueden ubicarse en las zonas del cuerpo en la que la expresión emocional debió manifestarse, pero no pudo hacerlo. Por ejemplo, si tienes muchas ganas de gritarle a alguien que te hizo enojar mucho, podrías desarrollar dolores en la nuca, en la garganta, en las mandíbulas, es decir; las zonas del cuerpo en las cuales retuviste esos gritos de enojo.

Recordemos que lo llamamos “sentimientos”, porque los sentimos en nuestro cuerpo y mientras que nuestra mente piensa que hace bien disimulando las emociones, al cuerpo no podemos engañarlo simplemente porque el cuerpo no tiene acceso a la negación.

Y como no hay una sola manera de que las emociones impacten en nuestro cuerpo, veremos algunos ejemplos de cómo ciertas emociones podrían ser sentidas y localizadas en cada uno de nosotros.

La ansiedad: la ansiedad puede volverse crónica. Incluso puedes no sentir los signos agudos de miedo, ya que creciste con ellos y tu cuerpo se adaptó. Aunque el cuerpo se adapte por completo, es posible que el miedo pueda manifestarse por entumecimiento muscular, irritabilidad, insomnio y cierto desinterés de tu parte al momento de generar nuevos emprendimientos. El cuerpo también puede sentirse agitado.

La cólera: se manifiesta a menudo en el cuerpo a través de sofocones, ataques de calor o irritación en la piel. También puede manifestarse a través de tensión muscular, aceleración del ritmo cardíaco, mandíbulas y puños cerrados, respiración irregular o rápida, y una sensación de martilleo en los oídos.

La cólera puede sentirse en la espalda, entre los omoplatos y desplazándose hacia arriba en la parte baja del cuello. También en la parte externa de las mandíbulas.

La depresión: provoca escalofríos y sensación de pesadez. Sentimos el cuerpo letárgico y con falta de energía. El cuerpo puede también tener tendencia a moverse de manera lenta, rígida o errática.

El miedo: el miedo puede expresarse con un nudo en el estómago o en el pecho, calambres, sensación de frío, temblores, debilidad o vértigo.

El síndrome del intestino irritable, las úlceras de estómago, indigestiones y náuseas o también signos de que el cuerpo tiene un miedo contenido que no ha logrado elaborar y del que no ha podido desprenderse.

La frustración: es similar al miedo pero mucho más contenida. Nos hace pensar que nuestro cuerpo quiere dar puñetazos pero sin tener claro exactamente hacia donde o hacia quién. Los movimientos y la postura pueden volverse rígidos. Algunas veces, la frustración es una combinación de enojo y negación. En estos casos, podemos experimentar signos típicos de la negación como un discurso acelerado, alzamiento de hombros, mirada esquiva, músculos de las mandíbulas tensas y respiración superficial.

La culpa: esto genera un sentimiento de agitación. Se manifiesta con una sensación de agobio que sofoca, con una irreprensible necesidad de huir. Pueden experimentarse dificultades para respirar y un peso en el pecho similar a una opresión.

Hostilidad: es similar a la cólera y el enojo, pero no necesariamente necesita un detonante para explotar. En lugar de eso, el cuerpo está en ebullición permanente, y pone en alerta al sujeto hasta en el menor detalle para poder desencadenar un enojo generalizado.

El cuerpo se siente rígido, tenso y bloqueado por acción de la hostilidad.

La humillación: las sensaciones son similares a las del miedo en el sentido en el que el cuerpo parece volverse de débil e inseguro, pero en lugar de tener frío, sentimos una ligera sensación de calor. Podemos ruborizarnos e incluso sentimos el aumento de temperatura en la piel.

Incluso se puede sentir una necesidad de retroceder como si uno quisiera desaparecer.

Los celos: los celos son una emoción compleja que pueden contener elementos como el miedo, la humillación y cólera.

Las sensaciones que experimenta el cuerpo al momento de sentir celos pueden variar de una persona a otra. Podemos sentir frío, un nudo en el estómago y una opresión en el pecho que se puede asociar con miedo o también una sensación de calor como cuando nos enojamos o nos sentimos humillados.

Cuando nos descubrimos envidiando la vida de otros, sus logros, sus éxitos, sus relaciones o sus posesiones, presta atención a lo que sientes en el cuerpo y tendrás una base para saber a qué se parecen los celos cuando los sientes de manera sutil.

La rabia y el odio: estos son instintos supremos. Esta clase de instintos son intrínsecos de la propia existencia y se activan cuando nuestra parte primitiva cree que estamos en peligro. Estos sentimientos se manifiestan a menudo a nivel intestinal y estomacal. ¿Ya te pasó de sentir ardor estomacal? Además de controlar los alimentos que la provocan, si el ardor aparece de la nada, es probable que se trate de rabia no expresada.

La medicina china considera al estómago y a los intestinos como “el cerebro de las emociones” y los malestares en estos órganos aparecen cuando no logramos “digerir” las emociones negativas.

La tristeza: se siente por lo general a nivel del pecho, y se desplaza hacia arriba a través de la garganta y de los ojos para luego manifestarse a través de las lágrimas. De ahí la famosa expresión “tener la garganta cerrada”, al momento de necesitar un desahogo a través del llanto. También se suma a esto los resfríos a repetición.

La vergüenza: Este es otro sentimiento “caliente”, que a menudo se acompaña con rubor en las mejillas y sensación de calor. Sin embargo, es posible también sentir entumecimiento interno que te puede provocar escalofríos o un sentimiento de vacío. Al igual que la humillación, la vergüenza puede generarte la sensación de querer desaparecer.

¿Sabías que el Dr. Freud, además de ser el padre del Psicoanálisis, era neurólogo? Después de atender a innumerable cantidad de pacientes, descubrió que muchos de sus males físicos provenían de situaciones de angustia, tristeza, rabia, humillación y todas las que ya hemos visto.

Por ese motivo, se dedicó a estudiar en profundidad, cómo la palabra y la expresión de lo que nos pasa se convierten en un elemento sanador.

Las emociones que no se verbalizan se cristalizan en diferentes partes de nuestro cuerpo.

¿Ya te pasó con algunas de las que vimos? ¿Con cuáles?

Alguien dijo que nuestro cuerpo es como “la película de nuestra” vida, en donde quedan registrados todos los acontecimientos de vamos viviendo.

Si estamos mal y nos dominan sentimientos negativos, nos sentimos enfermos y cuando estamos bien y somos felices, tenemos la sensación de poder enfrentarlo todo.

¿Y qué pasa con estas otras emociones?

– El pánico, puede provocar diarreas.

– La dificultad en no poder encontrar un lugar en dónde ubicarnos, puede provocar infecciones urinarias a repetición.

– Cuando no queremos escuchar cosas que sabemos nos harán daño, pueden surgir las otitis o dolores de oídos.

– Cuando no nos atrevemos a decir algo, aparecen las anginas o los dolores de garganta.

– El miedo a los cambios o a la falta de dinero, provoca dolores lumbares.

– El orgullo desmedido, la negativa a ceder o a someterse, puede generar dolores de rodillas.

– La intransigencia y la dureza, provoca dolores cervicales y rigidez en la nuca.

– Los conflictos con la autoridad o asumir demasiadas responsabilidades, provoca dolores de hombros, sensación de peso en la espalda.

– Apretar los dientes frente a personas o situaciones que no podemos cambiar, provoca dolores de dentales, aftas y abscesos en la boca.

– Miedo al futuro o dificultades para seguir avanzando, están relacionados con dolores en las piernas, los pies y los tobillos.

– Las dudas y la incertidumbre, generan dolores de cabeza.

– La insatisfacción y la sensación de no ser comprendido, además de “acumular” tristezas, genera aumento de peso porque intentamos buscar la satisfacción a partir de la comida.

Ahora puedes identificar mejor el tipo de trastorno que te está afectando.

Si sufres de una enfermedad crónica o no, intenta rastrear qué eventos se dieron en tu vida cuando aparecieron tus dolores por primera vez.

Recuérdalos y exprésalos de manera de que vuelvan a la superficie y puedas sacarlos de tu cuerpo. ¡Créelo, vale la pena!

Muchas veces hay que recorrer un camino escarpado para llegar a un lugar mejor, que es el del bienestar físico y emocional.

¿A quién conoces en esta situación? Comparte, posiblemente seas de mucha ayuda.

Tomado de: Saludable Gurú