Amor

«¡Te Voy a Hacer el Amor!»

Me dijo:
¡Te voy a hacer el amor!…

Me sirvió una copa de vino, llenó la bañera 3/4, conocía la temperatura exacta de cómo me gustaba el agua, me quitó la ropa y me ayudó a entrar… Me lavó el pelo, la espalda y los pies. Me llevó a la cama y mientras me secaba el pelo humedecía mi alma, me acostó boca abajo y comenzó a masajear mi espalda, no decía nada, pero su suave respiración era lo más bonito que podía oír. No sé en qué momento me dormí… Pero cuando desperté en sus brazos me dijo:

_ «Hay muchas maneras de hacer el amor.«


Respiré profundo y lo besé. Y esta vez lo hicimos como yo sabía, con el cuerpo (ese amor salvaje que nace en la piel).

Él sabe perfectamente cómo hacer el amor cada día y es que para hacer el amor no es necesario el encuentro físico, se puede hacer el amor de muchas maneras; con una dulce caricia, una mirada, con una sonrisa cómplice, con un abrazo fuerte y sin decir nada, con un pecho amigo donde esconder las lágrimas… ¿Con una flor? ¡No,… él nunca me regaló flores!… ¡Sin embargo, fue capaz de traer la primavera a mi corazón!…

Autor: Facundo Cabral

Saber Perdonar

Por Salo Michán M.

En el centro y eje de toda discusión o pelea hay un punto en que, si se pudiera “perdonar”, el conflicto podría desaparecer por completo. Sabemos que las discusiones y los entredichos son el mejor combustible para el lashón hará.

¿Cuál es “ese punto” con el que lograríamos apagar el fuego destructor de cualquier pelea?

La respuesta es: “Saber perdonar con humildad y resignación”.

Perdonar es la palabra poderosa que todo lo transforma. El Gaón Rab Menajem Man Shaj dijo a uno de sus parientes, quienes eran testigos de una fuerte discusión entre dos personas importantes: “¡Qué lástima! Estas personas no conocen la dulzura del perdón”.

En otra oportunidad dijo a un discípulo: “Toda mi vida he perdonado y te aseguro que nunca salí perdiendo”.

Para ilustrar cómo logró aprender esa tan simple, pero efectiva regla, contó lo que, en una oportunidad, en su juventud, le ocurrió antes de su casamiento.

Había sido invitado a comer en la casa del Saba de Slabodka para la cena de Shabat. Después de la cena, la Rabanit (esposa del Rab) sirvió jalea de postre. El joven la probó y desistió de comerla, ya que estaba tan amarga que era casi imposible hacerlo. El Saba de Slabodka le preguntó:

—¿Por qué no comes el postre?

El joven, por vergüenza, no respondió.

Entonces el Rab, con cara de comprender lo que pasaba, le dijo:

—Déjala. Yo como mi postre y luego el tuyo. Pero quiero que sepas que llevo comiendo esta jalea, que tú consideras amarga, más de cuarenta años y nunca me quejé. Ahora que estás por casarte, debes aprender que la base de la armonía en el matrimonio es saber dejar pasar y perdonar al cónyuge.

Esa conducta fue la que adoptó Rab Shaj durante toda su vida.

En una oportunidad, su esposa, ya de avanzada edad, estaba internada y contó a un familiar que había ido a visitarla que, cuando eran novios, ella y Rab Shaj habían hecho un acuerdo: ante cualquier diferencia de idea u opinión, alguno de los dos debería ceder para, de esta forma, cuidar la unión y armonía de la familia. El acuerdo fue que se turnarían una vez cada uno. Ella con emoción dijo:

—Te digo la verdad: nunca llegó mi turno.

Siempre fue él quien cedió.

Tu BeAv: La Fiesta del Amor Unificador.

Por P.A. David Nesher

«Y dijeron: He aquí, cada año hay una fiesta del Eterno en Silo, que está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona.«

(Jueces/Shoftim 21:19).

Hemos estudiado que después de su salida liberador de Mitzrayim (Egipto) y acercándose ya a la tierra de Canaán, bajo el liderazgo de Moshe, los israelitas optaron por mandar espías a la tierra con el objetivo de organizar mejor el plan de conquista.

Así es como los doce espías regresaron de su misión el día 9 de Av (quinto mes) con un reporte adverso y el pueblo, en contra de la garantía Divina de conquista fácil, creyeron en dicho informe negativo, y desistieron de entrar en la Tierra Prometida. Aquel día, ellos lloraron sin motivo, fijando así proféticamente a dicha jornada como día de llanto eterno y de negatividad. Así nación Tishá BeAv.

De este modo, los varones adultos de dicha generación, imposibilitados de librarse de su mentalidad de esclavos, fueron condenados a morir en el desierto. Cuentan los relatos históricos del Midrash que todos los 9 de av, cavaba cada uno su tumba y se acostaba a dormir en ella, los que no se levantaban eran cubiertos a la mañana siguiente. Por eso, en cada Tishá B’Av (9 del mes de Av) de esos 40 años, aquellos que habían llegado a la edad de 60 ese año iban muriendo (15.000 cada Tishá B’Av).

En dichos relatos también se cuenta que al llegar el año número 40 de su permanencia en el desierto, los pocos sobrevivientes realizaron el tétrico ritual esperando no levantarse al día siguiente. Pero, al salir el sol, todos estaban vivos. Supusieron un error de cálculo y lo volvieron a hacer la noche siguiente y las sucesivas. Nada pasaba.

El día 15 del mes de Av (en hebreo Tu BeAv), al ver la luna llena, los israelitas descartaron la opción de error de cálculo y entendieron que fueron perdonados por Dios. ¡La plaga había terminado finalmente en Tu BeAv!

Por esta anécdota de las misericordias Divinas, comenzó a forjarse este día de unión, reconciliación y alegría.

Por ello, la Mishná dice que:

Ningún día fue tan festivo para Israel como el 15 de Av y Yom Kipur” (Taanit 30b-31a).

Ahora bien, ¿qué es Tu B’Av, y en qué forma es equivalente a Yom Kipur?

Los sabios de la codificación hebrea de la Torah responden este planteo, explicándolo así:

Yom Kipur simboliza al Eterno perdonando a Israel por Jat Eguel (el pecado del Becerro de Oro) en el desierto, porque aseguran que en ese día Elohim aceptó finalmente la súplica de Moshé de perdonar a la nación, y en ese mismo día Moisés bajó de la montaña con un nuevo par de tablas.

Así mismo, ellos aseguran que tanto como Yom Kipur simboliza expiación por el pecado del Becerro de Oro, Tu B’Av simboliza expiación por el pecado de los espías.

A eso se referían los sabios cuando dijeron: Ningún día fue tan festivo para Israel como el 15 de Av y Iom Kipur, porque no existe alegría más grande que el hecho de que se perdonen los pecados, en Yom Kipur el pecado del Becerro de Oro y en Tu BeAv el pecado de los espías. Esta es la razón por la que en el libro de Shoftim (Jueces), la fecha de Tu BeAv es aludida como una festividad

«Y dijeron: He aquí, cada año hay una fiesta del Eterno en Silo, que está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona.»
(Jueces/Shoftim 21:19).

Pero, además de este evento digno de mencionar, otros cinco sucesos históricos que ocurrieron en Tu BeAv que los invito a considerar a continuación:

EVENTOS 2 y 3 Después del caso de las hijas de Tzelofajad (ver Números/Bamidbar, capítulo 36), las hijas que heredaban tierras de su padre cuando no había hijos varones, tenían prohibido casarse con hombres de otras tribus, para que la tierra no pasase de una tribu a otra. Generaciones más tarde, después de la historia de la “Concubina de Givá” (por favor leer Jueces/Shoftim, capítulos 19-21), los Benei (Hijos) de Israel juraron prohibirles a sus hijas casarse con hombres de la tribu de Binyamin. Esto representaba una amenaza de aniquilación para dicha tribu.

Cada una de estas prohibiciones fue levantada en Tu BeAv. El pueblo se dio cuenta que si ellos cumplían su prohibición, una de las 12 tribus podría desaparecer por completo. En cuanto al juramento que se había realizado, ellos destacaron que solamente afectaba a la generación que había hecho el juramento y no a las generaciones posteriores. Lo mismo fue aplicado a herederas casándose fuera de su propia tribu: esta regla fue aplicada solamente a la generación que había conquistado y dividido la tierra bajo el mando de Yehoshúa (Josué), pero no a generaciones posteriores. Esta fue la primera expresión de unión de todas las tribus y fue una causa de regocijo. Por eso es que en el libro de Shoftim (Jueces) es referido como “una festividad para Dios”.

Fue así que, a lo largo de las generaciones, este día fue descrito en el tratado de Taanit como un día «dedicado a compromisos matrimoniales«, para que surgieran nuevas familias israelitas.

El Talmud cuenta que en Tu BeAv, los solteros y las solteras de Yerushalaim (Jerusalén), salían a los viñedos de los alrededores con ropas blancas y prestadas y se armaban parejas.

4º EVENTO: Después de que Jeroboam separó el reino de Israel al norte (con sus diez tribus) del reino de Judá, el puso guardias a lo largo de los caminos que llevaban a Jerusalén, para prevenir que su gente fuera a la Ciudad Santa para las festividades de peregrinación. Jeroboam temía que esos peregrinajes podría socavar su autoridad. Como “substituto” él puso lugares de culto, que eran totalmente idolatras, en Dan y Bet-El. Entonces la división en dos reinos se hizo un hecho consumado y duró por generaciones.

Pero, el último rey del reino de Israel, Hoshea ben Elah, quiso salvar la brecha, y quito los guardias de los caminos que llevaban a Jerusalem, permitiendo que el pueblo realizara la peregrinación nuevamente. Esto ocurrió en Tu BeAv.

EVENTO: Al comienzo del periodo del Segundo Templo, la Tierra de Israel estaba casi totalmente baldía y la madera necesaria para ofrecer los sacrificios y para la llama eterna que tenía que arder en el altar era casi imposible de conseguir. Cada año una cierta cantidad de personas valientes se ofrecían para traer la madera necesaria desde lejos, un viaje que era extremadamente peligroso.

Ahora, no podía traerse cualquier madera. Madera que estaba agusanada no estaba permitida. Y humedad y frío son condiciones ideales para el cultivo de gusanos en la madera. Como resultado, toda la madera necesaria hasta el verano siguiente tenía que ser recolectada antes de que comenzara el frío invierno. El último día en que se traía madera para ser almacenada durante los meses de invierno era Tu BeAv, y era una ocasión festiva cada año cuando la cuota necesaria era alcanzada ese día.

EVENTO: Mucho después del evento, los romanos finalmente permitieron que los cuerpos de aquellos que habían sido asesinados en la revuelta de Betar (en la revolución de Bar Kojva) fueran enterrados. Este fue un milagro doble, en que, primero los romanos finalmente dieron autorización para el entierro, y segundo, a pesar del largo periodo de tiempo que había pasado, los cuerpos no se habían descompuesto. El permiso fue otorgado en Tu BeAv.

¿Por qué Tu BeAv está relacionada con el concepto de «Alma Gemela» y la formación de Parejas para el Matrimonio?

Interesante es que en algunos textos muy antiguos a esta Festividad se la denomina como “Jag HaBetulot” (“Fiesta de las Doncellas” o la «Fiesta de las Vírgenes«).

Las fuentes literarias no nos explican la esencia de la festividad, pero sí nos ofrecen su descripción. Así, dice Rabán Shimón ben Gamliel:

No tuvo Israel festividades comparables a la de Jamishá Asar Beav (el día 15 del mes de Av) y la de Yom HaKipurim (después del ayuno); en las cuales las jóvenes de Jerusalem salían vestidas de blanco con ropas prestadas, para no avergonzar a las que no las tenían mejores; y salían las jóvenes de Jerusalem a danzar en las viñas”.
(“Mishná”, “Taanit” IV, 7).

La fecha del “Tu BeAv” en el hemisferio boreal coincide con el final de la vendimia y del verano. Por ello, se supone que los agricultores la destacaron especialmente.

A su vez, muchos investigadores suponen que esta festividad fue la transformación de una vieja fiesta cananea vinculada a la naturaleza, que esos pueblos celebraban en las viñas como parte del culto a la tierra y a los vegetales.

A esta celebración, el Pueblo de Israel al conquistar el territorio, le agregó nuevos matices sujetándolo a su historia y espiritualidad. Así al afincarse, vieron esta fiesta como la oportunidad para fortalecer los lazos entre las distintas tribus, y a las relaciones fraternales entre los diferentes estratos de la sociedad. De esa manera lograban la supresión de las barreras socioeconómicas entre sus miembros tal como la Torah lo enseñaba. En tal sentido, el tratado talmúdico de “Taanit” refiere que a los jóvenes arribaban para elegir esposa, mientras que las danzarinas les decían: “¡Joven, eleva la mirada para ver bien lo que eliges!” “¡No te dejes llevar solamente por la hermosura!”.

La Mística de la Introspección que conduce a la Teshuváh.

Con Tu BeAv, comenzamos a prepararnos espiritualmente para el mes de Elul, el preámbulo de las Altas Fiestas que ya se acercan. Por eso, en las esferas místicas se asocia el día de Tu BeAv con el comienzo de la evaluación personal (en hebreo jeshbón nefesh), el balance y el perfeccionamiento de conducta con vistas al próximo período de Juicio Divino en las Altas Fiestas del Séptimo Mes (Yom Teruáh, Yom Kippur, Sukot).

En la tierra de Israel, los días comienzan a hacerse más cortos, las noches se hacen más largas. El clima también ayuda a hacer un balance espiritual: los ajetreados días de cosecha se acaban para el granjero y el ritmo de vida disminuye considerablemente. Incluso en un nivel físico, el arduo calor del verano en Israel hace que sea difícil detenerse a pensar, pero ahora los días y las noches se hacen más frescas, y es más fácil examinar las acciones de uno.

Para comprender mejor estos secretos, les comparto que el Rabbi Haim Vital, en su libro, Pri Ets Haim, explicó que en este día hay un acoplamiento espiritual perfecto, entre los mundos superiores inferiores, entre el mundo que experimentamos con nuestros cinco sentidos y el mundo que está más allá de ellos, porque tanto el sol como la Luna alcanzan su pico de máximo potencial de unión del año. Es por eso que los sabios de Israel discernieron que este es el día del perfecto amor que hecha fuera todo temor (1 Juan 4:18). Lo que nos falta entender qué es lo que el amor significa. Rabbi Akiva dijo : «Amar a tu prójimo como a ti mismo, es la esencia de la Torah«. Entonces, Rav Ashlag explicó que Ravi Akiva quiso decir, que la única manera de amar a tu prójimo es cambiar y mejorarnos a nosotros mismo buscando parecernos al Creador y por ello el amor es comparado con la Torah, que al provenir del Creador guarda su esencia en cada una de sus letras, y desde ellas se inocula al corazón y la mente de aquella alma humana que la estudia y medita.

Entonces el amor se perfecciona en el alma humana tornándola compasiva, comprometida con el otro en el compartir y ser así una mejor ser humano amante de la vida cada día. Sólo cuando aprendemos a amar a las personas como son (amor incondicional), entonces y sólo entonces, podemos aprender a amar y conectarnos con el Creador, porque entonces vamos a tener una verdadera afinidad con Él. 

En tiempos antiguos, era costumbre desde Tu BeAv utilizar como saludo “Que tu inscripción y tu sello sean para bien” (en hebreo: ktivá vejatimá tová), la misma bendición que hoy se utiliza en Yom Teruá. Aquellos que saben guematría encontraron que esa bendición suma 928, y lo mismo suman las palabras de “15 de Av”.

Por todo lo explicado, en el Israel de nuestros días, la celebración que nos ocupa ha recibido un nuevo nombre: la “Fiesta del Amor”. Ésta se caracteriza por la gran cantidad de bodas que se celebran en este día tan especial.

Es, asimismo, el día en que se presentan espectáculos para jóvenes al aire libre y a la luz de la luna, las parejas son agasajadas y reciben obsequios, al tiempo que se acostumbra a bailar. Sobre este último punto, es interesante concluir esta bitácora citándoles una frase que leí:

Muy meritoria es la danza, pues al bailar, el ser humano se eleva un palmo por encima de lo terrenal y se aproxima a Dios”.
(Rabí Aharón de Karlin)

Todos estos motivos se juntan para crear un día alegre, basado en la hermandad, la unión, el arrepentimiento y la superación. 

Todos motivos para alcanzar la simjáh (alegría interior) que permite shelemut (plenitud) en el entorno social, para así afectar a todo el mundo y repararlo eficazmente.

Es así como por fin logramos entender por qué el Talmud afirma que no hay días tan felices para Israel como Tu BeAv y Yom Kipur.

Jag Ahava Sameaj! (¡Feliz Fiesta del Amor!)


Bibliografía:

Judaísmo Práctico(“Practical Judaism”) publicado por Feldheim Publishers.
«Pri Ets Haim«_ Autor: Rabbi Haim Vital

La Filosofía de la Amistad de Aristóteles todavía importa Hoy

Autor: Zat Rana

Aristóteles es considerado uno de los más brillantes y prolíficos de los filósofos occidentales. Es imposible decir cuánto escribió, pero la fracción de su trabajo aún hoy en día tiene un alcance impresionante. Cada campo, desde la astronomía y la física hasta la ética y la economía, ha sido influenciado por su pensamiento. Durante más de 2.000 años, ha sido uno de los pensadores más leídos y citados de la historia.

Si bien el impacto de Aristóteles todavía se puede sentir en muchas disciplinas, una de sus observaciones más duraderas se relaciona con la amistad. Vio la amistad como una de las verdaderas alegrías de la vida, y sintió que una vida bien vivida debe incluir amistades verdaderamente significativas y duraderas. En sus palabras:

Tanto en la pobreza como en otras desgracias, las personas suponen que los amigos son su único refugio. Y la amistad es una ayuda para los jóvenes, para salvarlos del error, como lo es también para los ancianos, con vistas a la atención que requieren y su capacidad de acción disminuida derivada de su debilidad; es también una ayuda para aquellos en su mejor momento en la realización de acciones nobles, ya que «dos yendo juntos» es más capaz de pensar y actuar.

Las amistades accidentales.

Aristóteles esbozó dos tipos comunes de amistades que son más accidentales que intencionales. A menudo caemos en este tipo de amistades sin darnos cuenta.

La primera es una amistad de utilidad. En esta relación, dos partes no están en ella por afecto. Más bien, están en esto para el beneficio que cada uno recibe del otro. Estas relaciones son temporales: siempre que el beneficio finaliza, también lo hace la relación. Aristóteles observó que estas relaciones de utilidad eran más comunes entre las personas mayores.

Piense en una relación de negocios o de trabajo, por ejemplo. Puede disfrutar del tiempo que pasan juntos, pero una vez que la situación cambia, también lo hace la naturaleza de su conexión.

El segundo tipo de amistad accidental de Aristóteles se basa en el placer. Encontró que este tipo de relación era más común entre las personas más jóvenes. Piensa en tus amigos de la universidad o en las personas que juegan en la misma liga deportiva. Su relación se basa en la emoción que sienten en un momento dado o durante una determinada actividad.

Estas amistades son a menudo las relaciones más efímeras de nuestras vidas. Y eso está bien, siempre y cuando las dos partes disfruten a través de un interés mutuo en algo externo. Pero estas amistades terminan inevitablemente cuando cambian los gustos o preferencias de cualquiera de las personas. Muchos jóvenes pasan por fases en lo que disfrutan. Muy a menudo, sus amigos cambian en el camino.

La mayoría de las amistades caen en estas dos categorías accidentales, y si bien Aristóteles no las veía necesariamente como malas, sentía que su falta en profundidad limitaba su calidad. Está bien, e incluso es necesario, tener amistades accidentales, pero hay mucho más por ahí.

La amistad del bien.

La forma final de amistad de Aristóteles parece ser la más preferible. En lugar de utilidad o placer, este tipo de relación se basa en una apreciación mutua de las virtudes que la otra persona aprecia. En este tipo de amistad, las personas mismas y las cualidades que representan proporcionan el incentivo para que las dos partes estén en la vida del otro.

En lugar de ser de corta duración, tal relación perdura en el tiempo, y en general, existe un nivel básico de bondad requerido en cada persona para que exista en primer lugar.

Las personas que carecen de empatía y la capacidad de cuidar a los demás rara vez desarrollan este tipo de relaciones porque sus preferencias tienden hacia el placer o la utilidad. Lo que es más, las amistades de la virtud toman tiempo y confianza para construir. Dependen del crecimiento mutuo.

Es mucho más probable que nos conectemos a este nivel con alguien cuando los hemos visto en su peor momento y los hemos visto crecer, o si hemos sufrido dificultades mutuas con ellos.

Más allá de su profundidad e intimidad, la belleza de estas relaciones está en cómo incluyen las recompensas de los otros dos tipos. Son beneficiosos y placenteros. Cuando respetas a una persona y te preocupas por ella, ganas la alegría de pasar tiempo con ella. Si son una persona lo suficientemente buena como para justificar esa relación, para empezar, también hay utilidad allí. Ayudan a mantener su salud mental y emocional.

Estas relaciones requieren tiempo e intención, pero cuando florecen, lo hacen con confianza, admiración y asombro. Traen con ellos algunas de las alegrías más dulces que la vida tiene para ofrecer.

El legado de Aristóteles.

Hay una buena razón por la que el trabajo de Aristóteles se sigue leyendo unos 2,000 años después de su muerte. No todo lo que escribió es relevante hoy, por supuesto, y muchas de sus suposiciones han sido argumentadas en contra. Nos enseñó a examinar el mundo empíricamente e inspiró a generaciones de pensadores y filósofos a considerar el papel y el valor de la ética en la vida cotidiana de nuestras vidas, incluidas nuestras relaciones.

Si bien vio el valor de las amistades accidentales basadas en el placer y la utilidad, sintió que su impermanencia disminuía su potencial. Carecían de profundidad y de una base sólida.

En cambio, defendió el cultivo de amistades virtuosas construidas con intención y basadas en una apreciación mutua del carácter y la bondad. Sabía que estas amistades solo podían fortalecerse con el tiempo, y si prosperaban, durarían toda la vida.

Somos, y vivimos, las personas con las que pasamos el tiempo. Los lazos que forjamos con quienes están cerca de nosotros determinan directamente la calidad de nuestras vidas. La vida es demasiado corta para las amistades superficiales.

Tomado y traducido de: Medium.com_Filosofía

El Amor Duele

Por Moisés Franco

A todo ser viviente le agrada el amor, porque fue hecho por y para el amor (Rm. 11:36). A los seres humanos en particular nos impulsa la alegría de sabernos amados, pero debido a nuestra tendencia al mal, no nos gusta respetar las condiciones para preservar y madurar el amor en nosotros.

A un niño no le causa placer que su papá le niegue comer todo el tiempo comida chatarra, pero el amor de un buen padre jamás permitiría que la salud de su hijo se ponga en riesgo voluntariamente por ese capricho.

Pero, más allá de esa tendencia humana a buscar sólo nuestro placer, el mundo actual está fuertemente caracterizado por el hedonismo, es decir por la “actitud vital basada en la búsqueda de placer” (RAE).

Placer no es lo mismo que amor, éste puede ser placentero, pero no siempre. Hoy por hoy se busca el placer del sexo y el enamoramiento, pero no el rigor del compromiso.

En la fe también se da el hedonismo, donde hay gente que busca los beneficios del amor del Eterno sin querer pagar el precio que éste demanda; ¿y cuál es?

En Shemot 19:10 YHVH ordena a Moshé que le diga al pueblo que se purifique y abstenga de tener relaciones sexuales por tres días. Luego, le dice que establezca límites entorno al monte y que advirtiera que cualquier ser viviente (hombre o animal) que los sobrepasara moriría indefectiblemente.

Si Él ama a Israel y le ha transmitido su deseo de convertir a la asamblea en su “especial tesoro”, entonces ¿por qué límites tan rigurosos y que de ser traspasados traerán la muerte?

La relación que el Eterno le está proponiendo a Israel es semejante a la de un matrimonio (Jer. 31:32). Todo matrimonio desde el diseño divino, es una alianza basada en el amor; y por ende deben establecerse ciertos límites de respeto entre los cónyuges para preservar ese amor.

Por eso en distintas cartas apostólicas se habla de que la mujer respete a su esposo y que éste ame y respete a su esposa, incluso de la misma manera en que ama “a su propio cuerpo” (Ef. 5:28).

Sabemos que lo visible proviene de lo invisible (Heb. 11:3) y por ende, si en un matrimonio humano deben darse estas pautas, cuánto más entre Aquel que es el esposo por excelencia y su amada, es decir, Israel.

Proverbios 15:32 dice: “El que rechaza la corrección se desprecia a sí mismo; el que la atiende gana entendimiento” (NVI).

Si entendemos que YHVH es amor (1 Jn. 4:8), entonces debemos confiar en que cada límite que nos marca será para nuestro bien; para que nuestra relación desde lo personal hacia lo comunitario pueda crecer en amor. De esta manera, cada individuo conectado con los límites de su instrucción nos establece, no sólo crece en entendimiento, sino que lo hacen también sus vínculos, y especialmente la familia de la fe que conforma (Ef. 2: 19).

Por eso es tan importante erradicar el pecado de nosotros mismos y de nuestras asambleas. Porque así como la obediencia desde lo individual bendice a todo el cuerpo del Mesías; el pecado contamina las asambleas y estorba su crecimiento.

Justamente, esta es la razón por la cual estamos llamados a ser guardas de nuestros hermanos, conduciéndolos a cumplir los límites que en amor nos ha dado nuestro Dios. “Asegúrense de que a nadie le falte el amor de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause problemas y envenene a muchos” (Heb. 11:15 | NBV)

A decir verdad, como dije al principio, a nadie le gusta obedecer todo el tiempo naturalmente y menos ser disciplinado, pero la disciplina aunque genere aflicción en un principio, es un entrenamiento que “…después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella” (Heb. 12:11 | NVI)

En conclusión, el precio que demanda YHVH para disfrutar de su amor es la obediencia (1 Sm. 15:22). Por ende, tengamos perseverancia en obedecer los límites de amor que nuestro amado nos da, porque son para preservar nuestra vida, son la muestra más clara de cuánto nos ama. Y en caso de pecar, sabemos que tenemos un abogado que nos redime mediante su sangre (1 Jn. 2:1), Yeshúa el Mesías, dado por el mismo Padre, por amor a nosotros.

Un Varón Verdadero y Maduro

Por P.A. David Nesher.


«Maridos, amad a vuestras esposas, y no seáis amargos para con ellas.»

Colosenses 3:19


Un varón verdadero y maduro te amará de pies a cabeza, y hasta la última estría y arruga que vaya apareciendo en tu cuerpo. 

Jamás se avergonzará por tu estatura o por tus defectos, y por sobre todo, nunca te juzgará por tu pasado. 

Un varón de verdad te querrá todos los días, incluso en aquellos días del mes en los que ni tú misma te aguantas. 

Ese varón de verdad creerá en tu libertad, y la defenderá con su propia vida. Amará tus ocurrencias, tus metas, ambiciones, y cada detalle que hace «perfecta» a una mujer. 

Nunca querrá cambiar nada de ti, simplemente te acompañará para que crezcas íntegra. Te ayudará a que tengas sed de ser mejor que ayer. Porque un varón maduro no cambia; un varón maduro acompaña a crecer y evolucionar. 

Un varón verdadero y maduro te da alas, no te las corta. Te da la mano cuando estás en el suelo. Te coloca el hombro para que llores cuando ya no aguantes más; sus brazos cuando no te sientes segura, y su calor cuando sientas frío.
 
¡Clama al Eterno para que Él permita que un varón verdadero y maduro te escoja por mujer!


Si Amar es un Mandamiento, entonces el Amor no es un Sentimiento.

Por P.A. David Nesher

 

«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como os he amado, que también os améis unos a otros.»

(Juan 13:34)

 

En estos días, he notado que, al menos en el mundo occidental, a cualquier tipo sentimiento positivo que se despierta entre individuos (especialmente parejas) se le llama amor. Desde la década de los años ´60, del siglo pasado, al acto sexual se le llama “hacer el amor”. Con este paradigma vibrante en los corazones, el placer hedonista se le ha convertido en el único requisito para el amor.

 

A lo largo de mi carrera pneumoterapeútica me he encontrado con el hecho de que la mayoría de los seres humanos piensan que nuestros sentimientos son independientes de lo que hacemos o pensamos. Ellos sostienen que si los sentimientos que se provocan en el vínculo con otro ser humano son positivos y se suman en fuerza, entonces lograrán amar al otro. Sin embargo, desde la perspectiva de la Instrucción de Yahvéh está bien claro que lo que hacemos está directamente relacionado con lo que sentimos. Son las acciones que decidimos realizar las que evidenciarán al amor. Por ello, las Sagradas Escrituras aseguran que si queremos sentir amor, tenemos que dar amor con nuestras acciones y no esperar que caiga desde el Cielo un «sentimiento mágico» que nos permita entonces amar.

 

Cuando acudimos a los Evangelios y estudiamos el Yugo (enseñanza) de Yeshúa, descubrimos que Él vino a insistir en la revelación divina de que el amor es una decisión y no un sentimiento hedonista. Demostró con su propia vida que el verdadero amor depende de la libertad, la inteligencia emocional y la voluntad de cada ser humano. Con su propio ser dio muestra que el verdadero amor implica sacrificio, entrega y fidelidad.

 

Por ello, ante lo que nuestro Mesías enseñó, debemos aceptar que si amar dependiera de sentirnos bien, del placer o de nuestros impulsos, el Eterno no lo habría consagrado como mandamiento primordial para los herederos de la Salvación. Desde el Decálogo de Moisés (Éxodo 20) hasta el mandamiento del amor establecido por Jesús (Marcos 12: 28 – 31) amar es un mandato divino para nosotros y no algo opcional o supeditado a nuestras preferencias. En la cosmovisión mesiánica amar es una decisión. ¿Qué significa que el amor sea una decisión? Significa que no está subordinado a nuestros sentimientos, instintos o preferencias. Significa que es una manifestación plena de nuestra voluntad.

 

Si el amor estuviese subordinado a los impulsos básicos del ser humano, entonces convertirlo en un mandato por parte del Eterno, sería un absurdo que simplemente lo revelaría como un Dios tirano que obliga a sus súbditos a hacer lo que no pueden. Por ello la frase heredada de los hippies “hacer el amor” para cualquier acto sexual resulta absurda ante la revelación que los códigos de la Torah (Instrucción) del Eterno nos otorga. Desde esta decodificación el alma humana redimida se fortalece en la certeza de que no es el amor el que debe estar subordinado al sexo sino precisamente al revés. Es el acto sexual el que debe estar enmarcado en el amor verdadero, que conduce primeramente a una alianza sobrenatural ante el Eterno, y con los hombres de testigos.

 

Si el amor estuviese subordinado al sentimiento de bienestar o placer, Yahvéh, nuestro Dios, debería haber hecho una especie de mandato “condicionado”. Algo así como: “Amarás a Dios y al prójimo siempre y cuando te sientas bien y te haga feliz”. Muy por el contrario, Yahvéh, nuestro Abba, consagró el amor como un mandamiento porque depende exclusivamente de nuestra inteligencia emocional y libre albedrío. Es decir que amar el la manifestación más plena de nuestra voluntad. Estar en Yeshúa nos da la capacidad de decidir amar por encima de todo lo que podemos sentir. Es una elección que requiere mucha práctica, pero se puede lograr amar hasta el final de los días, porque así se ha decidido al despertar cada jornada.

 

A continuación les comparto versículos bíblicos que implantará en sus corazones el hecho de que el amor es una decisión a tomar y no un sentimiento:

 

«Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, como nos ha dado mandamiento.»

(1 Juan 3:23)

 

«El amor consiste en hacer lo que Dios nos ha ordenado, y él nos ha ordenado que nos amemos unos a otros, tal como ustedes lo oyeron desde el principio.» 
(2 Juan 1:6)