Por P.A. David Nesher.
«Maridos, amad a vuestras esposas, y no seáis amargos para con ellas.»
Colosenses 3:19
Un varón verdadero y maduro te amará de pies a cabeza, y hasta la última estría y arruga que vaya apareciendo en tu cuerpo.
Jamás se avergonzará por tu estatura o por tus defectos, y por sobre todo, nunca te juzgará por tu pasado.
Un varón de verdad te querrá todos los días, incluso en aquellos días del mes en los que ni tú misma te aguantas.
Ese varón de verdad creerá en tu libertad, y la defenderá con su propia vida. Amará tus ocurrencias, tus metas, ambiciones, y cada detalle que hace «perfecta» a una mujer.
Nunca querrá cambiar nada de ti, simplemente te acompañará para que crezcas íntegra. Te ayudará a que tengas sed de ser mejor que ayer. Porque un varón maduro no cambia; un varón maduro acompaña a crecer y evolucionar.
Un varón verdadero y maduro te da alas, no te las corta. Te da la mano cuando estás en el suelo. Te coloca el hombro para que llores cuando ya no aguantes más; sus brazos cuando no te sientes segura, y su calor cuando sientas frío.
¡Clama al Eterno para que Él permita que un varón verdadero y maduro te escoja por mujer!