Bereshit

¿Qué tuvo de grandioso el atar a Isaac?

Por Rav Tzvi Freeman

Y aconteció después de estas cosas, que Di-s probó a Abraham , y le dijo: «… Por favor, toma a tu hijo, tu único, a quien amas, Isaac , y vete a la tierra de Moriah, y llevadlo allí como ofrenda sobre uno de los montes, del cual yo os diré….»

Génesis 22

«En la atadura de Isaac reside toda la gloria de Israel y su mérito ante su Padre Celestial. Y es por eso que impregna nuestras oraciones todos los días.»

Rabino Don Isaac Abarbanel (1437-1508)

¿ Por qué Dios puso a prueba a Abraham? ¿Por qué nos prueba? ¿Por qué un Dios omnisciente necesita poner a prueba a alguien? ¿No debería Él saber lo que hay en nuestros corazones sin probarnos?

Una prueba es cualquier situación que te exige más de lo que crees que tienes. En una prueba, si usaras tu mente racional dirías: «Esto es imposible. Esto no es lo que esperaba. No tengo que hacer esto porque no está dentro de mis habilidades. Está más allá de lo que puedo hacer«.

No se pasa una prueba con comprensión, con razón. Pasas una prueba con una fe sólida como una roca y una perseverancia ciega.

Las pruebas están estrechamente relacionadas con los milagros. De hecho, en hebreo son prácticamente la misma palabra.

Un milagro ocurre cuando Dios rompe con su patrón estándar de ley natural y demuestra poderes ilimitados. Una prueba es cuando Dios te invita a hacer lo mismo. Es por eso que las personas que pasan las pruebas provocan que ocurran milagros: Dios los está reflejando.

Hay diferentes tipos de pruebas. Todos ellos rompen barreras. Algunas pruebas llevan a una persona más allá de viejos hábitos que la frenan. Otros extraen de él nuevas fuerzas, tenacidad, una profunda confianza en su propósito y en la bondad inherente al mundo.

La prueba definitiva es la que lleva a una persona más allá de la barrera definitiva: la barrera entre la creación y el Creador. Esa fue la prueba que pasó Abraham cuando le pidieron que ofreciera a su hijo Isaac.

Abraham había pasado muchas pruebas antes: nueve en total. Cuando era joven, había elegido una muerte segura en un horno de fuego en lugar de adorar al malvado demagogo, el rey Nimrod , y fue salvado milagrosamente. A lo largo de su vida, nunca había cuestionado la justicia de Dios, a pesar de sus muchas tribulaciones. Excepto una vez, cuando exigió justicia para los habitantes de Sodoma y Gemorra, y fue así como pasó otra prueba.

Pero la prueba de ofrecer a Isaac fue una clase en sí misma. Porque esta prueba no tenía ningún sentido.

Lánzate a un horno de fuego en lugar de adorar a un megalómano que se cree un dios: has hecho una declaración y la tienes ahí fuera. Lo mismo con todas las demás pruebas: eran formas de promover una causa, de dar a conocer al mundo la fe de Abraham. Y como tal, siempre estuvo al acecho la duda de que tal vez, sólo tal vez, todo esto estuviera ligado al ego de Abraham. Porque ¿qué podría ser mayor logro que ser el fundador de la fe de Abraham?

Dale la vuelta al mundo entero y serás el hombre más importante de la historia. ¿No vale eso el fuego y el agua, e incluso la muerte misma?

Pero la Akedah («Unión» de Isaac) no encajaba en ese perfil. La Akedah va en contra de todo lo que Abraham alguna vez representó: que Dios es bueno y bondadoso, que cumple Sus promesas y tiene un destino para Su mundo. Todo esto se pierde cuando Dios dice: «¡Abraham! ¿Recuerdas ese hijo que te prometí y que esperaste durante tanto tiempo? Aquel a quien te prometí está destinado a continuar todo lo que comenzaste para que así sea». ¿Continuará hasta la eternidad? ¿Recuerdas que te dije que escucharas a Sara en contra de tu propio juicio y que enviaras lejos a Ismael para que pudiera florecer este otro hijo? ¿El hijo que has criado con tu sabiduría y entrenado para su destino estos muchos años? tu vejez, que amas más de lo que cualquier padre ha amado a un hijo?… «Llévalo a la tierra de Moriah y levántalo en holocausto sobre uno de los montes que allí te mostraré«.

Sin explicación. Ningún consuelo. No hay excusas. Hazlo. Date la vuelta y destruye todo lo que has construido hasta el día de hoy para que nunca haya posibilidad de reconstruirlo.

Un acto sin sentido.

Quizás se pueda salvar algo. Quizás Abraham demostraría al mundo hasta qué extremo un hombre puede tener fe en Dios. Al menos algún propósito, algún atisbo de significado.

Pero no. Porque, en la escena de la resistencia más heroica de Abraham, no había un alma para presenciar. Ni ejércitos, ni multitudes de discípulos, ni espectadores impresionables, ni siquiera los dos jóvenes asistentes que había llevado consigo; les había dicho que se quedaran al pie de la montaña. El momento más dramático de la carrera de Abraham se desarrolló en una escalofriante soledad.

Si es así, ese día Abraham pasó no una, sino diez pruebas. Porque en caso de que hubiera habido alguna duda de antemano, ahora podríamos decir en retrospectiva: «Toda esa fortaleza, tenacidad y fe de hierro que Abraham mostró ante el desafío, no fue simplemente otra criatura humana con su ego atado a una causa»… No era simplemente otro fanático exaltado o un creyente crédulo que debía creer porque, bueno, cada uno tiene su muleta. Fue real».

Abraham ya no era un ser más que buscaba su propia realización. En el lenguaje de nuestros sabios, Abraham se había convertido en un carro, un vehículo para una Voluntad Superior. En la jerga moderna, diríamos que era «transparente». Una ventana a través de la cual veías a Dios.

Curiosamente, el cuerpo de Abraham estaba un paso por delante de su mente en este sentido. Habiendo recibido su misión por la noche, Abraham se despertó temprano y se sumergió en su tarea. Lo preparó todo, la madera, el cuchillo, el encendedor. Todo fue calculado, no en un estupor ebrio de fervor religioso, con cuidado y atención.

Durante tres días caminó Abraham hasta encontrar ese lugar. Se mantuvo en silencio, no reveló su objetivo, ni se dejó convencer de caminar hacia él. Incluso una vez que su hijo descubrió su terrible destino en este viaje, su determinación no flaqueó. Dentro: preguntas, lucha, confusión. Por fuera: pasos firmes, un semblante sabio, paternal, noble.

Cuando Abraham construyó un altar de piedras, sus manos no flaquearon. Mientras ponía la leña, mientras ataba a su hijo y lo levantaba sobre el altar, no resbaló, no lloró. Sólo cuando necesitó el cuchillo, sólo entonces su mano lo rechazó, «Y extendió su mano y tomó el cuchillo». Su mano sabía lo que su mente no sabía: que esta no era la Voluntad Divina, que Isaac sólo debía ser levantado como ofrenda, pero no, Dios no lo quiera, para ser sacrificado. Pero la mente de Abraham aún no lo sabía, y por eso «extendió su mano», contra su voluntad, por la fuerza.

Al final, no hubo sacrificio de Isaac. «Te dije que lo ofrecieras», dijo Di-s, «y lo hiciste. Ahora bájalo». Pero se abrió la puerta. Se hizo posible que otros seres humanos trascendieran las limitaciones del ego y se convirtieran en un canal claro para la Voluntad Divina en nuestro mundo.


Han pasado cerca de 3700 años. Nosotros, los hijos de Abraham, todavía estamos vivos. Muchas páginas de nuestra historia están empapadas de la sangre de los mártires llevados a la matanza en un altar en nombre de Dios. No sólo rabinos y líderes santos, sino principalmente judíos comunes y corrientes.

En verdad, muchos de ellos hubieran preferido vivir. No necesariamente se veían a sí mismos como mártires que promovían una causa. No murieron para salvar sus principios o porque la vida sin esos principios sería una vida que no valdría la pena vivir. Tampoco murieron para obtener la recompensa eterna.

Simplemente se vieron incapaces de romper su vínculo con el Dios de Israel. Como si alguien les hubiera dicho que se arrancaran el corazón del pecho. En ese momento, todo el mundo desapareció ante ellos; sólo existía una verdad de su vínculo con el Único Di-s y todo lo demás carecía de sentido.

Como escribe Don Isaac Abarbanel , líder de los judíos españoles en el momento de su expulsión, «Vi a muchos judíos, hombres, mujeres y hasta niños pequeños, torturados y quemados en la hoguera en Su Santo Nombre y doy testimonio de que en aquel momento Esta vez no gritaron ni expresaron ninguna expresión de dolor, sino que abandonaron este mundo en serenidad y paz«.

Ésta es la fuerza de Abraham e Isaac dentro de nosotros. Porque abrieron el canal por el cual este poder llega hasta nosotros hasta el día de hoy. Este poder no sólo para morir, sino para vivir como judíos. Este poder de seguir siendo judíos a pesar de cada adversidad que Dios pueda arrojarnos. Porque este es el milagro más grande: que en estos tiempos queden judíos, que todavía nos tengamos los unos a los otros, nuestra Torá y nuestra herencia.

Es un poder más allá de la naturaleza, más allá del ego de un ser creado. Y con ello somos eternos.

¿Entiendes cuál es la imagen del Dios invisible?

En esta semana volvemos a reiniciar nuestra investigación de los códigos yahvistas escondidos en la Torah (Instrucción) divina. Comenzamos una vez más con el primer libro conocido en hebreo como Sefer Bereshit y en lo profano como el libro de Génesis.

En el primer capítulo leemos que Elohim (Dios) hizo al hombre «a su imagen«; inmediatamente nuestra mente no puede evitar cuestionar: ¿cuál es la imagen del Dios invisible?, o mejor formulada la pregunta: ¿Qué o quién es la imagen de Dios?

Serán los Sabios místicos los que lograrán dar la respuesta al comentar que Dios hizo a Adán a imagen del Adán Celestial, conocido como el Primogénito de toda la creación, la imagen espiritual de Elohim. De este modo la doctrina del Adán celestial intenta reconciliar el conflicto entre la idea de que Dios es incorpóreo, es decir, sin imagen ni forma, y la idea de que el hombre es creado a imagen de Dios.

Con esto en sus mentes (desde las enseñanza que recibían desde su niñez) los apóstoles proclamaron y enseñaron a las comunidades del primer siglo la identidad de este Adán celestial:

«Yeshúa es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación»
(Colosenses 1:15).

Él es el resplandor de su gloria y la representación exacta de su naturaleza”
(Hebreos 1:3).

Será el apóstol Pablo quien aludirá a las mismas ideas místicas cuando declara:

“Así como nosotros trajimos la imagen del terrenal [es decir, Adán], también llevaremos la imagen del celestial [es decir, Yeshua]
(1 Corintios 15:49). ).

Pablo llama a Adán “el primer Adán” y al Mesías “el segundo Adán”, y según esta enseñanza paulina:

El primer Adán es de la tierra, terrenal; el segundo Adán es del cielo
(1 Corintios 15:47),

“… una impresión del que había de venir
(Romanos 5:14).

Es decir que Adán (la humanidad) fue hecho a la imagen del Mesías.

La obra judía Tz’nah Ur’enah (guía de estudios de la Torah para las mujeres) dice:

Así como Adán fue creado a la imagen de Dios, así el Mesías es ungido por Dios, y el Espíritu de Dios estará sobre él”.

¡Esta revelación es maravillosa!… ¡Dios creó a Adán a Su imagen, y el Mesías es la imagen de Dios!… “Él es la imagen del Dios invisible” (Colosenses 1:15); “Él es el resplandor de Su gloria y la representación exacta de Su naturaleza” (Hebreos 1:3).

Lucas escribió su evangelio desde esta revelación por ello se refiere a Adán como “el hijo de Dios” (Lucas 3:38).

Con todo esto en nuestra mente, nuestro corazón se eleva en la conciencia de que el Mesías, como el segundo Adán, proporciona a la humanidad un nuevo comienzo. En otras palabras, en el Mesías, la raza humana puede volver al Gan Edén, por así decirlo, y comenzar de nuevo en perfecta inocencia y rectitud.

El nombre de Adán (hebreo Adam) significa «hombre«, «ser humano«, «humanidad«. El pecado y la muerte llegaron a la humanidad como resultado del pecado de un hombre. A través de un solo acto de desobediencia, Adán perdió su derecho al Árbol de la Vida (y de ese modo su poder de ser co-creador con Elohim de los otros mundos). Por ello es que la muerte vino a través de Adán y afectó a toda la humanidad. Pablo afirma que la muerte vino “aun sobre los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán” (Romanos 5:14), lo que quiere decir que todos mueren.

Parece terriblemente injusto que la transgresión de un solo hombre condene a toda la humanidad a la muerte, pero es igualmente injusto que la justicia de un hombre también ofrezca a toda la humanidad la recompensa de la justicia:

«El derecho al árbol de la vida»
(Apocalipsis 22:14)

Por eso toda alma humana que se une al “último Adán”, el Espíritu vivificante, recibe esa recompensa celestial por lo cual todo le es posible.

El Mesías es un segundo Adán, pero a diferencia del primer Adán, no transgredió. Si el pecado del primer Adán fue suficiente para merecer la muerte de toda la humanidad, la justicia del Mesías —el postrer Adán— es suficiente para merecer la vida para todos nosotros:

Porque así como en Adán todos mueren, también en el Mesías todos serán vivificados”.
(1 Corintios 15:22).

Esta es la esperanza de la vida eterna por la resurrección de los muertos. Esta es la fuerza de nuestra fe en el destino de propósito que nos espera. ¡Recordémoslo la resurrección revierte la perdición de Adán!

Como PEZ en la TIERRA

Por Moisés Franco

“… y que proliferen como peces en la tierra

(Bereshit 48:16 |Torat Emet)

Naturalmente tendemos a leer los textos de las Escrituras Sagradas sin detenernos mucho a reflexionar, sobre todo cuando se trata de bendiciones dado que –pienso yo- nuestra mente nos engaña suponiendo: “si es una bendición debe estar bien, no hace falta que me detenga mucho”.

Sin embargo, cuando nos abrimos a que el Espíritu Santo nos enseñe, aprendemos cosas maravillosas. Él me hizo detenerme en esta primera bendición que es soltada sobre Efraín y Manasés: ser prolíficos como peces en la tierra.

Pensemos con detenimiento: los peces son prolíficos en el agua, no en la tierra porque es allí donde lejos de multiplicarse, mueren.

¿Cuál es el sentido de esta extraña bendición? Lo que discierno es que es fácil y hasta esperable ser prolífico cuando todas las condiciones nos son favorables (como pez en el agua), pero lo sobrenatural es ser fructífero cuando todas las condiciones son adversas.

Un ejemplo de esto lo vemos en los primeros versículos del libro de Shemot (Éxodo): “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel” (1:12 |RV60).

Llevado a mi contexto, les comento a los que no me conocen que vivo en un país que amo, Argentina. Pero realmente sus condiciones de vida, sobre todo en lo económico, son muy adversas.

Para poner un ejemplo, Estados Unidos está preocupado porque termina el 2021 con una inflación interanual de 6,8%, la más alta en 40 años.

Argentina acumuló hasta octubre una inflación interanual de 52,11%, una de las más altas de nuestra historia.

La pregunta es: ¿debo desesperarme y caer en el desánimo? ¿debo quejarme de mi país y ver adónde puedo emigrar? O más bien, reconocer que nada es accidental y que si el Eterno me ha hecho nacer y habitar en esta tierra es para algo y que no debo irme de ella a menos que Él (y no la presión económica) me indique explícitamente que debo hacerlo.

Repito, es relativamente fácil progresar cuando las condiciones políticas, sociales y económicas son favorables. Pero si vivimos en un país donde no las hay, entonces es para que se manifieste con mayor fuerza y evidencia el poder sobrenatural de la bendición divina sobre Israel, la cual nos alcanza y envuelve al estar sumergidos en la bendición que engloba todas las bendiciones: Yeshúa haMashíaj (Efesios 1:3).

Por ende no tenemos excusa y no podemos ocultarnos en “es esperable que no me vaya bien porque todo está mal”, eso es para los impíos, y aclaro que ser prolífico no es sólo en lo económico (aunque es parte), sino en cada área de la vida y especialmente en “dar a luz” hijos espirituales.

El Espíritu del Señor nos desafía hoy a que dejemos de ver lo adverso de la situación económica y/o política y social sólo en su aspecto negativo, sino que lo veamos como una oportunidad para que se manifiesta el poder del Eterno, pero para eso debemos creer y actuar.

Un sabio una vez dijo: “¿cómo se podría manifestar el poder de la fe sin situaciones negativas que nos llamaran a activarla?” .

Por eso hermano, si estabas agobiado por las políticas de tu gobierno, de tu trabajo o demás, recuerda que gracias al Ungido tú puedes (y debes) ser prolífico como pez en la tierra.

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Yeshúa el Cristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo»
(Efesios 1:3ºRV 60 adaptada)

En servicio y amor, Moisès

La secuencia de la Fe Mesiánica escondida en los primeros cuatro hijos de Lea

Por P.A. David Nesher

Al estudiar la cuarta aliyáh (ascensión) de la parashá Vayetzé notamos como la Torah resalta la bendición del Eterno, que había prometido multiplicar la descendencia de Yaakov avinu; y será precisamente la esposa «desamada» la que es particularmente fecunda por disposición divina que tiene especial providencia de los desamparados. Tengamos en cuenta que la esterilidad era tenida por una afrenta en la sociedad israelita. Así, la esposa despreciada por Yaakov es compensada por la Providencia divina con el nacimiento inmediato de cuatro hijos.

  • El primer hijo de Lea se llamaba Rubén, palabra que se compone de dos partes: reu (“ver”) y ben (“hijo”). Este nombre significa: “he aquí un hijo”. 
  • El segundo hijo se llamaba Simeón, que contiene la raíz shama (“oír”), Lea eligió este nombre porque “el Señor escuchó” su oración (Gén. 29:33).
  • El tercer hijo se llamaba Leví, cuyo nombre está basado en la raíz lava (“unir”).
  • Y el cuarto hijo se llamaba Judá, que a su vez se basa en la raíz oda (“alabar”).

Al observar de cerca el significado de estos cuatro nombres hebreos, nos damos cuenta de que no se trata de palabras puestas al azar, al contrario, vemos una progresión muy consciente que describe de manera concisa la experiencia de la fe a través del Mesías.

En esta secuencia se comienza por contemplar al hijo de Dios, luego se ruega por el perdón y el Señor te escucha. El espíritu de Dios se une a tu espíritu, y a continuación proclamas las alabanzas.

¿Por qué Dios destruyó a Sodoma y Gomorra?

Por P.A. David Nesher

«Antes de acostarse, los varones de la ciudad, los varones de Sodoma, rodearon la casa, jóvenes y ancianos, toda la gente de todas partes; y llamaron a Lot y le dijeron:
“¿Dónde están los hombres que vinieron a verte esta noche? Sácanoslos para que podamos tener relaciones con ellos «.
Pero Lot salió hacia ellos en la entrada, la cerró detrás de él y dijo:
“Hermanos míos, por favor, no actúen mal. Ahora, he aquí, tengo dos hijas que no han tenido relaciones con ningún hombre; por favor, permítame que se los saque y haga con ellos lo que quiera; sólo que no les hagas nada a estos hombres, ya que se han refugiado en mi techo».
Pero ellos dijeron:
«Hazte a un lado».
Además, dijeron:
“Este entró como un extranjero, y ya está actuando como un juez; ahora te trataremos peor que ellos.»
Así que presionaron con fuerza contra Lot y se acercaron para romper la puerta. Pero los hombres extendieron las manos, llevaron a Lot a la casa con ellos y cerraron la puerta. E hirieron a los hombres que estaban a la entrada de la casa con ceguera, tanto pequeños como grandes, de modo que se cansaron tratando de encontrar la entrada. Entonces los dos hombres le dijeron a Lot: “¿A quién más tienes aquí? Un yerno, y tus hijos, tus hijas y todo el que tengas en la ciudad, sácalos del lugar; porque estamos a punto de destruir este lugar, porque su clamor ante el Señor ha llegado a ser tan grande que el Señor nos ha enviado a destruirlo».

Bereshit/Génesis 19: 4-13

Sodoma y Gomorra, el nombre de las dos ciudades notoriamente pecaminosas en el libro de Bereshit, destruidas por “azufre y fuego” debido a su maldad (Génesis 19:24). Sodoma y Gomorra junto con las ciudades de Adma, Zeboim y Zoar (Bela) constituían la Pentapolis o «cinco ciudades de la llanura».

Si bien la mayoría de los eruditos judíos y cristianos ortodoxos han sostenido la posición de que Sodoma y Gomorra fueron destruidas debido a su comportamiento homosexual desenfrenado (es decir, sodomía), hay otros que creen que esas ciudades fueron destruidas debido primordialmente a su orgullo y falta de hospitalidad que los llevó a practicar la violación política. Sorprendentemente, todos los estudiosos apelan a las Sagradas Escrituras para respaldar sus posiciones; especialmente citan al profeta Ezequiel (16:49) y la epístola universal de Judas (v. 7) . Por lo tanto, algunos críticos han señalado esto como una contradicción bíblica. Pero, ¿es así? ¿Puede explicarse esta aparente contradicción? Para aquellos que defienden la inerrancia y la autoridad escritural, la respuesta es obvia: ¡sí!

Analicemos esto, y comencemos diciendo que el relato de Sodoma y Gomorra está registrado en Bereshit (Génesis) capítulos 18-19. El capítulo 18 registra al Eterno y a dos ángeles que vinieron a hablar con Abraham. El Señor le informó a Abraham de que:

«el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo«
(Génesis 18:20).

Los versículos 22-33 registran la súplica de Abraham para que el Eterno tuviera misericordia de Sodoma y Gomorra ya que Lot el sobrino de Abraham, junto con su familia vivían en Sodoma.

Así llegamos a Bereshit/Génesis capítulo 19, donde se registra que los dos ángeles, disfrazados como hombres, visitanSodoma y Gomorra para supervisarla.

Lot se encontró con los ángeles en la Puerta de la ciudad, y les rogó que permanecieran en su casa. Los ángeles aceptaron.

Luego el relato nos dice:

«Pero antes que se acostasen, rodearon la casa los hombres de la ciudad, los varones de Sodoma, todo el pueblo junto, desde el más joven hasta el más viejo. Y llamaron a Lot, y le dijeron: ¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche? Sácalos, para que los conozcamos»
(Génesis 19:4-5).

Los ángeles entonces procedieron a cegar a todos los hombres de Sodoma y Gomorra e instaron a Lot y a su familia a huir de las ciudades para escapar de la ira que Dios estaba a punto de derramar. Lot y su familia huyeron de la ciudad y, luego está escrito:
«Entonces Yahvéh hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Yahvéh desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades… “
(Génesis 19:24)

¿Cuál fue el pecado de Sodoma y Gomorra? ¿Por qué Dios destruyó las cinco ciudades?

Primeramente, y para intentar ser objetivo en la respuesta, debo decir que ante tantas opiniones en ambos bandos (cristianismo y judaísmo), podemos encontrar pistas no solo del relato del Génesis, sino también de los profetas y los libros de los Escritos Mesiánicos (o Nuevo Testamento, como 2 Pedro y Judas). Estos dan una idea de cómo los antiguos pensadores judíos empapados de la cultura hebrea de Israel entendieron estos textos.

En primer lugar, leemos que Sodoma y Gomorra fueron juzgadas debido a un pecado grave: “Y el Señor dijo: ‘El clamor de Sodoma y Gomorra es verdaderamente grande, y su pecado es sumamente grave’” (Génesis 18:20). De hecho, ni siquiera diez justos se podían encontrar en la ciudad.

En segundo lugar, parece que el juicio de estas ciudades iba a servir de lección a Abraham y a otros de que la iniquidad sería castigada. En la segunda epístola del apóstol Pedro aprendemos que Dios condenó y destruyó las ciudades como «un ejemplo para los que vivirían impíos a partir de entonces» (2 Pedro 2: 6).

En tercer lugar, tanto Judas, como Pedro describen las cualidades peculiares del pecado. Judas 7 describe la actividad como «gran inmoralidad» y perseguir «carne extraña«. Pedro escribió que Lot estaba «oprimido por la conducta sensual de hombres sin principios«, y «por lo que vio y oyósintió su alma justa atormentada día tras día con sus transgresiones«. Las personas que habitaban dichas ciudades eran “los que complacieron a la carne en sus deseos corruptos y despreciaron la autoridad” ( 2 Pedro 2: 7–10 ).

En cuarto lugar, encontramos que hay 27 referencias fuera de Génesis donde se menciona a Sodoma. Esto es emblemático de la gran inmoralidad, la más profunda depravación y el juicio final.

Unir las piezas de la evidencia bíblica nos da una imagen de la ofensa de Sodoma y el conglomerado de cinco ciudades que ella presidía junto a Gomorra. Así es como podemos concluir que el pecado de esta Pentápolis fue algún tipo de actividad grave, continua, ilegal y sensual, que Lot vio y escuchó y que lo atormentó al presenciarlo día tras día. Fue una actividad en la que los habitantes complacieron a la carne en deseos corruptos al ir tras la carne extraña, lo que finalmente trajo sobre ellos el juicio más extenso de las Sagradas Escrituras fuera de los descriptos en el libro de Revelaciones (Apocalipsis).

¿Qué sabemos sobre la conducta de los hombres de Sodoma y Gomorra que se ajuste a esta descripción?

Avancemos en nuestro estudio realizando algunas preguntas.

Primero: ¿Fue la ciudad destruida porque los hombres de Sodoma intentaron violar a los ángeles? La respuesta obviamente es no. El juicio divino no pudo haber sido por el intento rapaz en sí mismo porque el Eterno había tomado la decisión de destruir las ciudades del valle mucho antes (ver Génesis 18:20 ). Además, el apóstol Pedro nos deja en claro que la actividad inicua estaba en curso “día tras día”, es decir, que no fue un incidente de una sola ocasión. El clamor ya había estado subiendo al Eterno durante algún tiempo.

Segundo: ¿Dios juzgó a Sodoma y Gomorra por falta de hospitalidad? ¿Es cierto que el juicio de Dios no fue por la homosexualidad per se, sino porque la gente del pueblo fue descortés con los visitantes, violando las costumbres del santuario sagrado al intentar violarlos? Considerando la evidencia textual, nos damos cuenta que esta hipótesis encaja con la descripción escritural colectiva de la conducta que se ganó la ira de Dios: una actividad sensual, corrupta y sin ley que Lot vio y escuchó día tras día, en la que los hombres iban tras carne extraña.

¿Qué dicen las Sagradas Escritura en su contexto global?

Lamentablemente la visión moderna que prevalece acerca del pecado de Sodoma y Gomorra, es que el intento de violación de los visitantes de Lot violó el alto código de hospitalidad del Medio Oriente (19: 9). 

Ahora bien, teniendo en cuenta dicha teoría hermenéutica, haré una pregunta más: ¿debemos creer que Dios aniquiló dos ciudades enteras porque tenían malos modales, incluso admitiendo que esos modales eran mucho más importantes entonces que ahora? 

Pues bien, leyendo todas las Sagradas Escrituras, encontraremos que no hay evidencia textual de que la falta de hospitalidad fuera un crimen capital. Sin embargo, la homosexualidad sí se castigaba con la muerte en Israel (Levítico 18:22 , 20:13). Entonces surge una cuestión nueva: ¿Dios ignora el crimen capital y, sin embargo, nivela dos ciudades enteras por un mal que no figura en ninguna parte como ofensa grave?

Por favor, te pido que notes atentamente la redacción de este pasaje (en Génesis 19: 4-9). Está bien claro que los varones de la ciudad querían que Lot les ofreciera a sus huéspedes (ángeles en forma de varones) como juguetes sexuales. No tenían ningún interés en las relaciones sexuales con mujeres; sólo después de que Lot les ofreció una alternativa heterosexual, decidieron que ahora tomarían y violarían a Lot por la fuerza («tratarían peor contigo«), y esto habría sido en contraste con la forma en que habían deseado «tratar con ellos». En otras palabras, al amenazar con violar a Lot, estaban admitiendo que su deseo por los ángeles era simple y pura lujuria, no una dominación política sobre los forasteros, expresada en forma de violación. Probablemente hubo muchos casos de violación en Sodoma, pero parece claro que todos los hombres de la ciudad (excepto Lot, y quizás sus yernos mencionados en el versículo 14)) se había vuelto bisexual o preferentemente homosexual.

Entonces, con las Sagradas Escrituras ante nuestros ojos, entendemos que los varones de Sodoma y Gomorra eran homosexuales:

“… jóvenes y ancianos, toda la gente de todos los lugares
(19: 4)

Esto eran tan así, que el relato destaca el punto de que hicieron caso omiso de las mujeres disponibles (19: 5-8). Es más, después de quedar ciegos, persistieron (19:11). Estos hombres estaban totalmente entregados a una pasión abrumadora que no disminuyó incluso cuando fueron cegados sobrenaturalmente por los ángeles.

Es pues la homosexualidad el pecado evidente que se ajusta a los detalles bíblicos. Era el pecado que personificaba la gran maldad de Sodoma y Gomorra: la «grave«, «impía«, «sin ley«, «conducta sensual de hombres sin principios» que atormentaba a Lot cuando lo «veía y oía» día tras día, ”El“ deseo corrupto ”de aquellos que fueron tras carne extraña”.

¿Qué pasa con el Oráculo de Ezequiel (16:49)?

En defensa de la teoría hermenéutica más liberal, algunos teólogos (cristianos y judíos) citarán al texto del profeta Ezequiel que dice:

He aquí, esta fue la culpa de tu hermana Sodoma: ella y sus hijas tenían arrogancia, comida abundante y comodidad descuidada, pero no ayudó al pobre y al necesitado
Así fueron altivos y cometieron abominaciones delante de mí. 
Por tanto, los quité cuando lo vi”
(Ezequiel 16: 49–50)

Ellos aseveran que aquí no se menciona la homosexualidad como pecado de Sodoma… ¿Entonces?

Ahora debe admitirse que el comportamiento homosexual fue solo la manifestación externa y final de un pecado capital que condujo a las almas de estas ciudades a descender a niveles de inmoralidad bajos: el orgullo.

Claramente, la maldad general de Sodoma y Gomorra fue grande. Ellos eran un pueblo orgulloso y encantado de crueldad y descuidan cualquier forma de justicia social. Si bien el pecado de falta de hospitalidad se menciona en la segunda mitad de Ezequiel (16:49), debo insistir que no es el pecado principal de Sodoma y Gomorra. Incluso en ese pasaje, la falta de hospitalidad se clasifica detrás del orgullo; de hecho, la falta de hospitalidad es solo un subconjunto del mayor pecado de odiar a nuestro prójimo. Ver a un vecino necesitado y tener la capacidad de ayudar con esa necesidad y negarse a hacerlo es mostrar odio malicioso (ver Lucas 10: 30–37 , 1 Juan 3: 15–19). Todas estas son manifestaciones del orgullo en sí mismo. Por eso, esto se menciona en comparaciones con Israel cuando estaba sumido en el pecado de orgullo, estando lista para convertir a la ciudad de Jerusalén en un centro del homosexualismo.

Entonces, todo lo denunciado por el profeta Ezequiel no está en duda. Nuestra preocupación aquí es si la homosexualidad fue la parte final de esa maldad. Nuestro análisis de Génesis (cap. 19) muestra que la homosexualidad fue el comportamiento principal en cuestión en ese pasaje. Ezequiel simplemente revela el pecado capital (el orgullo) y enumera los pecados adicionales que surgen de él, que conducen a la caída final. 

Convengamos pues, que la tacañería y la arrogancia por sí solas no son las que atrajeron la ira de Dios sobre la Pentápolis. Si leemos con atención, y sin prejuicios, el versículo 50, notaremos que el profeta Ezequiel ancló la lista de maldades con la palabra «abominaciones«. Esta palabra nos lleva de regreso a la homosexualidad. La conducta a la que Moisés se refiere en Génesis 18 , la describe más tarde en Levítico como una “abominación” a los ojos de Dios.

Entendámoslo bien, el profeta no contradice a Moisés, sino que da más detalles de lo que este escribió en la Torah.

¿Qué dice el Rollo de Vayikrá (Levítico)?

Cuando miramos pasajes como Deuteronomio 32: 32-33 , Isaías 3: 9-16 , Jeremías 23:14 y Ezequiel 16:49 , vemos múltiples referencias al pecado de orgullo y odio de Sodoma (e Israel). Palabras como altivo, amargo, veneno, desenfrenado, ociosidad, (cuando podrían haber estado ayudando a otros) saltan de los versos como una descripción de un pueblo ensimismado y hedonista que no tiene el menor interés de preocuparse por los demás.

Entonces, como lo dije más arriba, algunos teólogos y eruditos han afirmado (especialmente basándose en Ezequiel 16:49), que el verdadero pecado de Sodoma no fue el comportamiento homosexual, sino que Dios los juzgó por orgullo. Como también lo he dicho, uno podría ver la validez inicial de hacer este argumento, pero insisto, solamente se estaría poniendo todo el énfasis en versículo 49 e ignorando el versículo 50 . Contextualmente, eso es una mala exégesis. Y la razón para hacerlo suele ser evidente con bastante rapidez.

La Torah divina tiene dos citas explícitas sobre la homosexualidad:

No te acostarás con varón como se acuesta con mujer.«
 (Levítico 18:22) 

Si hay un hombre que se acuesta con un varón como los que se acuestan con una mujer, ambos han cometido un acto detestable. Es una abominación [hebreo:toebah]. Seguramente serán condenados a muerte. Su culpa de sangre está sobre ellos«.
(Levítico 20:13)

Otros han agregado que muchos detalles de la Torah son arcaicos. Ellos preguntan irónicamente: ¿Quién se preocupa hoy por mezclar lana y lino (Deuteronomio 22:11 )? Y entonces continúan su argumento diciendo que la pena de muerte en sí misma no marca a la homosexualidad como particularmente atroz. Así es como ellos sostienen que la desobediencia a los padres también fue un crimen capital, al igual que recoger palos en sábado, sin embargo, nadie sugiere que estas sean ofensas punibles en la actualidad.

Pues bien, debo decirle a ellos que esta réplica está llena de inconsistencias, y explicaré el por qué diciendo que es un grave error pensar que si algo de la Torah ya no se aplica, entonces no se aplica nada. Citaré a el pensador judío Dennis Prager quien al respecto hizo esta observación:

Una cosa es no poner en práctica un castigo de la Torá y otra muy distinta declarar que un pecado de la Torah ya no es un pecado”.

Pero como lo mencioné anteriormente, las teorías liberales se basan en la errada metodología de interpretación al leer Ezequiel (16:49) de forma aislada (descuidando el contexto general de la TaNaK) y comparando Génesis 19 con otras culturas antiguas del Medio Oriente, la prostitución de culto de la antigua Grecia e incluso los países modernos del Medio Oriente. Destacan la frase, “ni fortaleció la mano del pobre y del menesteroso” en Ezequiel 16:49 pero fallaron completamente en dirigirse a Ezequiel 16:50 : 

Y fueron altivos y cometieron abominación delante de mí; por tanto, me los llevé como me pareció conveniente«.

La palabra hebrea תועבה (tovebah) se usa con mayor frecuencia en la TaNaK (Antiguo Testamento) para referirse a algo moralmente repugnante y se traduce con mayor frecuencia como «abominación» o un acto o cosa «detestable«. También es la misma palabra que se usa en Levítico 18:22 cuando se habla de actos homosexuales.

El historiador judío Josefo analiza todos estos factores (orgullo, comportamiento homosexual, odio) al describir el pecado de Sodoma.

Por este tiempo los sodomitas se enorgullecieron a causa de sus riquezas y grandes riquezas: se volvieron injustos con los hombres e impíos para con Dios, de tal manera que no recordaron las ventajas que recibieron de él: odiaron a los extraños y se abusaron de sí mismos con Prácticas sodomíticas. 

«Ahora, cuando los sodomitas vieron que los jóvenes eran de bellos semblantes, y esto en un grado extraordinario, y que se hospedaron con Lot, se resolvieron a disfrutar de estos hermosos niños por la fuerza y ​​la violencia

Josefo, «Antigüedades«

Desde nuestro discipulado en Yeshúa, debemos considerar que el apóstol Pedro, haciéndose eco de lo que también diría Judas en su epístola (v. 7), atribuye su destrucción a la vida impía (claramente teniendo en cuenta que se han «entregado» al acto físico de inmoralidad sexual en forma de lujuria homosexual):

Y convirtiendo las ciudades de Sodoma y Gomorra en cenizas, las condenó a la destrucción, haciéndolas un ejemplo para los que después vivirían impíos y librarían al justo Lot, que estaba oprimido por la conducta inmunda de los impíos (porque ese hombre justo, morada entre ellos, atormentaba su alma justa de día en día, viendo y oyendo sus maldades.”
(2 Pedro 2: 6-8).

Jacobo, el hermano de nuestro Señor, recordaba en su enseñanza a los primeros discípulos de Yeshúa, que todo pecado comienza en el corazón y luego se abre camino hacia afuera:

«… sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.»
(Santiago 1: 14-15 ),

Si bien esto es totalmente verdad, también debemos entender y aceptar que el pecado externo siempre es un reflejo fiel del el deseo interno. Si codicia en su corazón, eso puede llevar a robar. Si odias a alguien, eso puede conducir al asesinato, si deseas a alguien, eso puede conducir a la inmoralidad sexual (en cualquier forma) que domina los pensamientos y la existencia de uno. Por ello, nuestro Dueño y Maestro Yeshúa HaMashiaj enseñó a sus discípulos esto mismo en 

«Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona. Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias. Estas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos
(Mateo 15: 18-20)

Recordemos lo que siempre enseño (y enfatizo): el contexto es el rey en el estudio de las Sagradas Escrituras. Y eso se aplica perfectamente aquí. Por ello, te invito a notar el posicionamiento de los versos. 

El texto de Vayikráh (Levítico) tiene la expresión tovebah de la homosexualidad intercalada entre el adulterio (18:20), el sacrificio de niños (18:21) y la bestialidad (18:23). Por eso te consulto: ¿Crees que Moisés estaba diciendo simplemente que si un sacerdote cometía adulterio, tenía relaciones sexuales con un animal o quemaba a su hijo en el altar de Moloc, debería asegurarse de lavarse antes de ir al Templo?

Más concretamente, estas secciones no estaban dirigidas a los sacerdotes, sino a todos los «hijos de Israel» (18: 2, 20: 2). Además de las prohibiciones sobre el adulterio, el sacrificio de niños y la bestialidad que acabamos de mencionar, Moisés también prohíbe el espiritismo (20: 6) y el incesto (20:12).

La conclusión de Levítico 18 contiene estas palabras:

«Pero en cuanto a ustedes, los “hijos de Israel”, … deben guardar Mis estatutos y Mis juicios, y no cometer ninguna de estas abominaciones, ni el nativo ni el extranjero que habita entre ustedes por el los hombres de la tierra que fueron antes de ti han cometido todas estas abominaciones, y la tierra se ha contaminado.»
(18: 21; 26-27)

Aquí Moisés habló aquí con tanta claridad como lo hizo en Génesis. Las ciudades de Sodoma y Gomorra eran culpables de muchas cosas, pero la principal de ellas era el pecado de la homosexualidad. En esta sección de Levítico, Dios da directivas no solo para la pureza ritual, sino también mandatos que deben observar todos los los hijos de Israel, e incluso todos los extranjeros que quisieran vivir su fe .

La homosexualidad estaba mal para los hebreos. Estaba mal para los gentiles que investigaran la Torah dada a los hijos de Israel («extranjeros»). Incluso fue una abominación la que profanó la tierra cuando la practicaban los paganos que habitaban Canaán mucho antes de la llegada de los judíos.

La homosexualidad es un pecado contaminante, independientemente de quién lo practique. No tiene lugar delante de Dios entre ningún pueblo, en ninguna época, ni entonces ni ahora.

Entonces, y en conclusión, el Eterno puede juzgar y juzga sobre los motivos del corazón, pero también puede juzgar, y juzga, sobre las acciones físicas. Debemos pues tener en cuenta que Yah, nuestro Dios, también estaba dispuesto a mostrar misericordia. Él le dijo a Abraham, que si hubiera habido diez personas justas en la ciudad, la habría perdonado (Genesis 18:32). Tal como estaban las cosas, solo cuatro salieron de Sodoma con vida, y solo tres llegaron a un lugar seguro.

La clave de todo esto: Teshuváh (Arrepentimiento)

Para concluir, me atrevo a decir que todos los que meritan el título de estudiosos de las Sagradas Escrituras (sean judíos o cristianos) en lugar de comparar a Sodoma y Gomorra con otras culturas antiguas, y buscar así justificar su inmoralidad sexual, deberían comparar a Sodoma y Gomorra con la ciudad de Nínive durante la época del profeta Jonás. El libro del profeta cuenta que la gente de Nínive también era malvada (Jonás 1:2) y muy violenta (3:8 ) y, sin embargo, se salvaron porque se arrepintieron de sus malos caminos y pidieron perdón a Dios (3:10 ).

Al venir al texto del Rollo de Bereshit (Génesis) notamos que tanto los hombres y las mujeres de Sodoma habían conocido y habían sido rescatados físicamente por Abram (leer Genesis 14:14-16). Lo habían visto adorar a Dios con Melquisedec (Genesis 14:17-20 ) y negarse a beneficiarse económicamente de las riquezas de Sodoma (Genesis 14:21-24 ). Y también tenían a Lot viviendo entre ellos, quien, aunque débil, fue descrito como un hombre justo por el apóstol Pedro. La gente de Sodoma ignoró todas estas cosas, y en lugar de ser advertidos por ellos y arrepentirse, continuaron pecando. Si bien sus pecados sexuales se destacaron nuevamente en Genesis 19, el verdadero objeto de su pecado se revela en la polémica previa a la destrucción contra ellos varios capítulos antes: “Pero los hombres de Sodoma eran sumamente inicuos y pecadores contra el SEÑOR”(Genesis 13:13 ; cf. Salmo 51:4).

Debemos tener en cuenta que fue Dios, el juez justo (2 Timoteo 4:8 ) quien condenó a Sodoma, Gomorra y las otras ciudades de la llanura. Aunque sus pecados de orgullo, inmoralidad sexual, falta de hospitalidad y crueldad fueron cometidos contra otras personas, en última instancia, fueron una ofensa directa contra Dios. Todo pecado es una ofensa para Dios y demuestra la rebelión de la humanidad contra él. Pero hay esperanza para toda la humanidad porque Dios ha provisto un camino de salvación y es paciente con nosotros tal como el apóstol Pedro lo escribiera en su epístola:

«… no deseando que nadie perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento.» 
(2 Pedro 3:9 ).


Bibliografía utilizada:

_ Michael Carden, “Heterosexualidad obligatoria en narrativas bíblicas y sus interpretaciones: lectura de la homofobia y la violación en Sodoma y Guibeá”, Revista de estudios de religión australiana, vol. 12 No 1 (1999).
_ Josefo, Antigüedades Capítulo 11, 1.194.
_ John Boswell, cristianismo, tolerancia social y homosexualidad (Chicago: University of Chicago Press, 1980), p. 93. 
_ Dennis Prager, «Homosexualidad, judaísmo y rabinos homosexuales»,  The Prager Perspective , 1/3/97.


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El Mensaje de un Arco Iris

AUTOR: Sam Arnold

Después de generaciones de observar la decadencia de una sociedad moral, Hashem se hartó. Provocó el Gran Diluvio, del que sólo se salvaron el justo Noé y su familia al entrar en el arca. Una vez que las aguas se retiran, Noé sale del arca e inmediatamente ofrece alabanzas a YHVH. El Eterno, después de recibir estas alabanzas, hace el pacto con Noaj y las generaciones siguientes prometiendo no volver a traer un diluvio sobre la Tierra y destruir a la humanidad.

Al hacer este pacto, YHVH declaró:

«Esta es la señal que he puesto para el pacto entre Yo y vosotros, y toda criatura viviente para vosotros, para todas las edades venideras. He puesto mi arco en las nubes, y servirá de pacto entre Yo y la Tierra. Cuando traiga las nubes sobre la Tierra, y el arco aparezca en las nubes, recordaré mi pacto entre Yo y vosotros, y toda criatura viviente entre toda carne, para que las aguas no vuelvan a convertirse en un diluvio que destruya toda carne. Cuando el arco esté en las nubes, lo veré y recordaré el pacto eterno entre Hashem y todas las criaturas vivientes, toda la carne que está en la Tierra. Esa será la señal del pacto que he establecido entre Yo y toda la carne que hay en la Tierra«
(Génesis 9:12-17).

De estos versos anteriores, aprendemos que el Arco Iris es una señal de que, a pesar de que hay maldad en el mundo, Hashem recuerda su promesa. Por lo tanto, existe la idea de que cuando el arco iris no aparece durante un tiempo, es algo bueno, ya que no hay pecado.

Sin embargo, el Malojet – la pregunta desafiante que se encuentra en el texto, es ¿por qué Hashem eligió un arco iris para significar su juramento de no destruir a la humanidad?

Najmánides señala que el arco iris apunta hacia arriba, como un arco. Enseña que cuando los guerreros tienen intenciones pacíficas, invierten sus armas hacia ellos mismos, no hacia el enemigo. Por lo tanto, Hashem aparta el Arco Iris de la humanidad y lo dirige hacia los cielos, demostrando que el arma del agua no se utilizaría para destruir la Tierra.

Sin embargo, el Rebe explica que lo físico es un reflejo de lo espiritual. Afirma que el Arco Iris pudo haber aparecido antes de que se produjera el diluvio. Explica que las nubes -que se forman por la niebla ascendente- eran más espesas porque el mundo en general era más tosco. Después del diluvio, las nubes se volvieron más refinadas y se pudo ver un arco iris, señal de que el hombre podía ahora refinar la tosca materialidad del Mundo.

Por lo tanto, no es sorprendente que el Zohar afirme:

«no se debe esperar la llegada de Moshiaj hasta que se vea el arco iris… en colores brillantes»
(Zohar 1:72B).

En general, la lección es: El Arco Iris no brillará con todos sus colores hasta que nosotros, el pueblo de Israel, demos un paso adelante y digamos: no podemos aceptar más este mal que se ha apoderado del mundo. Nos esforzamos por conseguir la luz y ahora es nuestra responsabilidad esparcirla a lo largo de nuestro viaje.

En esta semana de Parshat Noaj, recordemos que cuando vemos un Arco Iris, es nuestra señal de que todavía hay que trabajar en el mundo, para que llegue Moshiaj y podamos alzar nuestras voces en un nuevo canto y elevarnos con nuestro regocijo.

Kein Yehi Ratzon!, ¡que esta sea la voluntad de YHVH!

El Dios de los Nuevos Comienzos

Por Moisés Franco

Al leer esta ascensión me llamó la atención que el Eterno al ordenarle a Nóaj y a los suyos salir del arca declara una orden que implícitamente oculta una bendición: “fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra”. Y no lo hace una vez, sino tres en el mismo pasaje (8:17; 9:1;7).

Pero lo más llamativo es que los bendice con las mismas palabras que a la primera humanidad en el jardín del Edén (Bereshit 1:28). 

Así mismo, en el capítulo 8 también destaca el Señor la autoridad que el ser humano tiene por sobre toda la creación, algo que también le dijo a Adán. Es como si estuviera enfatizando que ha perdonado a la humanidad y quiere volver a empezar. 

El P.A. David Nesher ha enseñado que la creación y sus ciclos naturales están representados por el número 7 (días de la semana, años sabáticos, notas musicales básicas, orificios faciales; etc.) y por eso el número 8 representa dos cosas: por un lado, nuevos comienzos, ya que termina el ciclo y empieza otro; pero también, lo sobre natural (es decir, lo que está más allá de lo natural).

Ambos significados son complementarios dado que pienso que si hay algo sobrenatural es la capacidad de volver a empezar, de levantarse de la muerte ya sea física o espiritual, es la capacidad mesiánica por excelencia, como demostró Yeshúa el Mesías.

Tal vez por eso fueron ocho los integrantes del arca que refundaron la humanidad, para dar este mensaje.

Es que YHVH es el Dios de los nuevos comienzos, por eso siempre nos insta a levantarnos, a volver a empezar.

Por eso, desde antes de la creación del mundo, tal como ha explicado Nesher, uno de los diseños pre-existenciales es la teshuvah (capacidad de retornar). 

Con esto en mente uno de los más potentes discípulos de Yeshúa el Mesías nos dice lo siguiente: 

“De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” (2 Corintios 5:17-19 |RV60)

Cualquiera que dice estar en el Mesías verdadero debe amar la reconciliación. Eso implica que, sin importar cuántas veces peque, se levanta. No como si nada hubiera pasado, sino con la humildad suficiente para depender cada vez más del Eterno y pecar cada vez menos. 

También representa la obligación de trabajar por estar en paz con todo vínculo (incluso uno mismo), según se nos indica en Romanos 8:18. 

Y en tercer lugar, pero no por ello menos importante, significa estar dispuestos a trabajar incansablemente con todos nuestros recursos internos y externos para que la humanidad se reconcilie con el propósito eterno de YHVH.  

Cabe aclarar que volver a empezar y reconciliar vínculos no significa ser testarudo y obstinado en una idea inviable o una relación que es insana. Tiene que ver con no quedarnos atascados en la muerte ontológica que dejan los fracasos y levantarse abiertos a dejarse guiar algo mejor que antes. 

Es un sano punto de equilibrio a mitad de camino entre la obstinación y la falta de perseverancia.  

Pero, si en alguno/s de los puntos antes mencionados estás fallando (si te cuesta muchísimo levantarte de tus fracasos y adversidades; si guardas rencores hacia ti mismo u otros; si no te interesa mucho proclamar la reconciliación de Cristo)…entonces amado hermano y consiervo, es momento de que retornes al corazón de Abba, que te des cuenta que te has alejado de su intención para tu vida y decidas volver a empezar.

Si estás leyendo esto es porque no es tarde, Él te está esperando, porque es el Dios de los nuevos comienzos. 

En amor y servicio Moisés

¿Eres Cuervo o Paloma?

Por Moisés Franco

“… y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra” .

(Bereshit 8:7-8 |RV60)

Si hay algo que me ha quedado claro en estos años de estudio de la Torah es que nada es casual en ella. 

Por eso, me dispuse a que el Espíritu Santo me hablara sobre por qué se menciona específicamente a estas dos aves y no sólo dice “envió a un ave y después a otra”. Por eso, quisiera compartirles algunas reflexiones fruto de indagar brevemente sobre estos seres alados. 

El cuervo es considerado uno de los animales más inteligentes del mundo, con capacidad de autopercibirse, construir herramientas e incluso imitar la voz humana. Por lo que su capacidad cognitiva es comparada con la de un niño de ocho años. 

 Tal vez ese sea uno de los motivos por el cual Nóaj lo envía inicialmente para saber si ya había algún punto con tierra seca. 

Sin embargo, según Rashí, esto no sucedió sino: “el cuervo, en lugar de cumplir su misión, se quedó sobrevolando el arca hasta que se secaron las aguas porque sospechaba que Nóaj le quitaría su pareja”. 

Esa interpretación no es descabellada, ya que el cuervo vive toda su vida en pareja y es monógamo. 

Luego tenemos a la paloma, un ser que si bien tiene capacidades apreciadas por el hombre, como por ejemplo servir de mensajera, no tiene una inteligencia racional tan desarrollada como la del cuervo. 

Pese a eso, la paloma fue a cumplir su misión y al no encontrar donde apoyar sus patas retornó al arca (Bereshit 8:9). Nóaj la envió nuevamente una semana después y el ave retornó con una hoja de olivo en su pico. 

¡Imaginemos la alegría de esas ocho personas que, después de estar más de medio año a la deriva reciben la noticia de que ya hay tierra firme!. 

Como no es casual la participación de estas aves y no otras en el relato, tampoco lo es la hoja de olivo y no otra, ya que este tipo de árbol es un símbolo de Israel.

Por ende, ese acto era más que una buena noticia para ese momento, era una declaración para todas las generaciones: *sin importar que tan difíciles se pongan las cosas, el Eterno jamás abandonará a Israel*. 

Es que paloma en hebreo se dice “yoná” y tiene una gematría de 81, lo mismo que la expresión: “confiaré en YAH” (Bill Heidrick).

En conclusión: la inteligencia racional, como la del cuervo, es buena. Pero, si ponemos toda nuestra confianza en ella, nos será una trampa que alimentará nuestros miedos y evitará que cumplamos el propósito para el que nacimos. 

En cambio, si la sujetamos a la confianza en YAH con perseverancia, como simbolizaría la paloma, nos convertiremos en portadores de buenas noticias y nuestros pies (vida, andar) serán bendito: 

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!
(Is. 52:7 |RV60).

¡Entra en el Arca!

Por Juan José Nesher

El Señor le dijo a Noé: «Entra en el arca con toda tu familia, porque tú eres el único hombre justo que he encontrado en esta generación”.

(Génesis 7:1)

La ascensión de esta semana comienza con el Eterno pidiendo que Noaj ingrese con toda su familia al Arca. La expresión hebrea que aquí se utiliza al inicio de esta oración es LET TEBAH (“Entra en el Arca”). La palabra hebrea utilizada para la palabra Arca, es TEBAH.

Fueron 120 años  los que Noaj demoró en edificar una estructura conforme a las medidas que Dios le proporcionó. A lo largo de todo este tiempo, este varón no desistió ni por un momento de un proyecto tan “extraño” y que para muchos no era creíble. Fueron muchos días, años e incluso más de un siglo para ver concretada la estructura que iba a traer salvación para él y su casa.

Hoy el espíritu santo me llevó a preguntarme: “¿Cómo estoy construyendo mi Arca, mi TEBAH?

El Arca representa un lugar fuerte, seguro y protector de los días malos. Es un refugió para el alma. Es un lugar de tiempo donde solo se puede construir con el estudio y meditación de la Torah. Esto me recuerda a la enseñanza de nuestro maestro Yeshua:

Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca.
(Mateo 7:24-25)

La TEBAH representa nuestra estructura de pensamientos que debe ser firme en los momentos de adversidad y aflicción. Solo la práctica constante de la instrucción de Dios (Torah) es la única que puede proveer de esos recursos y firmeza.

Me parece oportuno aclarar que este mensaje no apunta a edificar un lugar individualista dentro de mi ser, porque hay muchas prácticas religiosas y psicológicas que enseñan a tener una “fortaleza mental”. En la escrituras nos encontramos que Noaj entró con su esposa, hijos y nueras. Esto habla que toda Arca es un lugar para también otros puedan entrar y sentirse protegidos en los momentos de dificultad.  Nuestra capacitación constante en los códigos lumínicos de la Torah no pueden ser enmarcados desde la invidualidad. Al contrario, como individuos debemos acercarnos al colectivo (las naciones) y que ellos conozcan la Salvación (en hebreo Yeshúa).

Te animo a que puedas en este tiempo ser el Arca que muchos necesitan para ser salvados de la muerte.

Con amor, Juan José Nesher.

¡Labra,… pero sin emborracharte!

Por Moisés Franco

En esta ascensión vemos a Nóaj reiniciando su vida siendo uno de los ocho habitantes de todo el planeta. 

Esta porción de Bereshit menciona que plantó una viña “bebió del vino, se embriagó, y se desnudó en su tienda”. Esto da lugar a un confuso episodio donde Cam o Jam, su hijo, “ve su desnudez”. 

Sobre ese punto hay una discusión de eruditos sobre a qué se refiere esto, todos coincidiendo en que es algo mucho más allá de lo literal. Según el comentario de la versión Torat Emet hay opiniones que afirman que Cam “violó a su padre”, mientras que otras afirman que lo castró. 

En tanto, el P.A. Nesher ha compartido en su blog la explicación del teólogo Ariel Álvarez Valdés, quien sostiene el pecado del hijo de Nóaj habría sido acostarse con su propia madre, lo cual explicaría por qué el patriarca maldice a su nieto Canaán, quien sería fruto de esa relación incestuosa. 

Al margen de cuál haya sido el hecho en concreto, evidentemente era desagradable a YHVH en gran manera y esto demuestra que al poco de salir del diluvio universal la humanidad ya se había empezado a pervertir nuevamente. 

Volviendo a Nóaj, dice el versículo que el plantó una viña y tomó de su vino. ¿A caso esto estaba mal? ¿no debió haber plantado un viñedo? 

En mi humilde opinión, sí era justificable que él o sus hijos lo hiciesen, dado que el vino es distinto a cualquier otra bebida alcohólica. Es un fermento netamente ligado a lo espiritual, por eso es afectado por las lunas y por la luz, entre otras particularidades. 

Una buena parte de las grandes civilizaciones antiguas utilizaron el vino como elemento que conecta con el mundo espiritual, e Israel no es la excepción. Por eso se lo utiliza para hacer el kidush (la santificación), tanto en la apertura del shabat como en las bodas, por ejemplo.

Por eso, Yeshúa el Mesías lo instauró como un elemento que representa su sangre (y más precisamente los méritos de la misma, que son los que trajeron salvación al Pueblo) en el ritual más fuerte que tenemos sus discípulos: la mesa de comunión. 

Discierno que esta conexión tan fuerte la hallamos en los secretos de la palabra hebrea para esta bebida (“yayín”), cuya gematría es 70. Ese número es utilizado con frecuencia en las Sagradas Escrituras para simbolizar a las 70 naciones madre de toda la Tierra. 

Ahora bien, Israel es puesto como cabeza de las naciones no para oprimirlas sino para elevarlas, para acercarlas al Eterno. Por eso Israel entra a Egipto con un total de 70 varones, por eso los korbanot de los siete días de Sukot suman 70 (porque eran entregados por la paz de las naciones) y en los tiempos venideros las naciones subirán a Jerusalén a adorar a YHVH (Is. 66:23). 

Una muestra encriptada de esto lo vemos en Shemot 15:27 “ Llegaron a Elim, donde había doce fuentes de agua y setenta palmeras, y acamparon allí junto a las aguas”. 

Doce fuentes (doce tribus) que dan agua (Torah) que sustenta a setenta palmeras (setenta naciones). 

Entonces, ¿cuál fue el problema con la familia que salió del arca si la viña era voluntad divina? 

El problema no era labrar un viñedo, el problema es cuando le dedicamos (especialmente nosotros los varones) demasiado tiempo, energía y atención a ese “viñedo”. 

Nóaj evidentemente habría descuidado el pastoreo que implica supervisar el estado espiritual de sus hijos, quienes serían nada menos que los refundadores del mundo.

El P.A. Nesher explicó una vez que según sabios judíos el vino representa -entre otras cosas- el placer del mundo físico, que es bueno, pero que debemos tomar con mensura para no emborracharnos y hacer estupideces. 

Confieso muchas veces haberme “emborrachado” con mi trabajo, que es un medio para transformar el mundo físico, y haberme olvidado de cultivar a los hijos que el Señor me ha dado. 

Aquí vale la pena aclarar dos cosas: el viñedo también puede ser el trabajo eclesiástico, lo que ha llevado tristemente a muchos padres dedicados excesivamente al servicio de los santos y a los hijos de su familia alejados de la santidad; y la segunda, por hijos no nos referimos sólo a los naturales (aunque son los primeros), sino también a los espirituales, al entorno que el Señor nos da para elevar. 

 En contraposición, vivir “sólo para la familia” sin trabajar es inviable, ningún exceso es bueno y por eso la gente que dice “te amo demasiado” queriendo decir “mucho” está diciendo que ama desequilibradamente.

  En Marcos 2:23-28 Yeshúa combate los excesos de rigor provenientes de los fariseos al procurar guardar el shabat. 

Pienso que el Maestro nos invita a saber reposar en Él. A confiar de tal manera en Su voluntad que no andemos acelerados haciendo un montón de cosas buenas, sino la justas y en su justo equilibrio. 

De esa manera podremos ser personas que dominan todo y nada de lo creado nos dominará, sino que lo llevaremos todo a plenitud. 

“…el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie
(1 Corintios 2:12| NBLA)

En amor y servicio, Moisés.


Bitácora Relacionada y recomendada:

Las Diez Enseñanzas del Arca de Noé

En la Voz de David Nesher

Uno: Ante todo, no pierdas el barco. 
Dos: Recuerda que sólo hay un barco y todos estamos en ese mismo barco y debemos convivir en él. 
Tres: Sé previsor. Planea las cosas con anticipación. No estaba lloviendo cuando Noé construyó su barco. 
Cuatro: Mantente en buen estado físico y mental toda tu vida. Cuando tengas 60 años tal vez alguien te pida que hagas algo grande. 
Cinco: No escuches a los críticos que creen que estás loco, simplemente sigue haciendo el trabajo que tengas que hacer. 
Seis: Por el bien de tu seguridad, viaja en familia, o por lo menos en pareja. 
Siete: La velocidad no siempre es una ventaja. Los caracoles estaban a bordo junto con los leopardos. 
Ocho: Cuando estés estresado, relájate. El barco marcará tu rumbo y Dios te dirá cuando tienes que desembarcar. 
Nueve: Recuerda que el Arca fue construida por un aficionado que se puso en manos de Dios y el Titanic… por profesionales.
Diez: No importa la tormenta, cuando estás en las manos de Dios siempre hay un arco iris esperándote.

Noé, el inadaptado social

Por Laura Arco

Noaj, un hombre que hizo la diferencia en su sociedad, salvó al mundo.

Desde Bereshit, capítulo 3, vemos  una humanidad multiplicándose y expandiéndose sobre la faz de la Tierra. Los hijos de Adam no fueron sólo Abel, Caín y Set. Como dice Bereshit  5:7, a Adam y Eva le nacieron hijos e hijas, y a todos sus descendientes también. De la línea de Set  proviene Noaj.

Cada familia fue formando grupos, clanes, sociedades. Algunos construyeron ciudades; otros, se extendieron en comunidades agrícolas, pero todos, formaron sociedades en las cuales se construyeron relaciones socioculturales, económicas, religiosas, que definieron un estilo de vida conforme a una ideología. Dicho de otro modo, se definió un comportamiento social a partir de la conducta personal y grupal y las relaciones entre los grupos humanos, crearon una mentalidad alejada de la mente del Eterno.

Noaj, fue el único ser humano de su tiempo que no se acomodó al sistema de pensamiento imperante y no se dejó influenciar por las múltiples relaciones que se suscitan entre los integrantes de una comunidad.  Esto implica ser el “des-ubicado”, el rebelde o marginal, puesto que su comportamiento no condice con el imperativo del colectivo. (Bereshit 6: 8-9)

Desde la perspectiva del siglo XXI de la Era Común, con las pocas líneas que describren a Noaj, tal vez resulta difícil comprender la complejidad de la presión social y aún familiar a la que este hombre estuvo expuesto por 600 años, hasta que entraron al arca y sobrevino el diluvio.

Podemos preguntarnos: ¿cómo lo logró? ¿Cómo pudo resistir el escarnio y la burla? Toda la Humanidad contemporánea caminaba en una dirección opuesta a la suya. Y desde el otro ángulo, él, sólo él, se estableció en un punto contrario. Si aplicamos los paradigmas imperantes hoy, como “Vox populi, vox Dei” diríamos que Noaj estaba en contra de Dios, puesto que la inmensa mayoría de   los hablantes tenían un discurso y comportamiento en común. Si en la mayoría está la razón, Noaj era un rebelde, loco, inadaptado social.

La democracia supone que la voluntad de la mayoría es el camino correcto. Bien, la mayoría votó por el precipicio, o mejor dicho por un cataclismo de dimensiones superlativas, algo no conocido hasta ese momento, por consiguiente, impensable, con probabilidad 0 de ocurrir, según la experiencia y el conocimiento científico.

NOAJ, el profeta.

¿Qué es un profeta? ¿Cómo es?

El profeta es aquel que tiene una constitución especial, por la cual no sólo escucha la voz de Dios y la transmite al resto de los mortales, no sólo es intérprete de las señales y visionario de lo porvenir. Es una persona don que manifiesta la benevolencia divina al ser portavoz de un mensaje de Dios para su pueblo, adecuado a su situación y necesidad particular.

El profeta tiene el deber de ser distinto a la mayoría, fiel a su constitución y misión. Por tal razón, será resistido, incomprendido, e incluso, combatido. Será incorrecto, según el criterio generalizado.  Su único poder está en su palabra, la cual dará evidencias a su debido tiempo de que es mensaje del Cielo. En tanto que no se cumple  la hora, esa palabra, Davar,  quedará vibrando en lo invisible, uniendo los dos puntos, el de la proclamación y el de la manifestación. El espíritu de la profecía obra en lo invisible.

Cuando los contemporáneos de Noaj vieron el diluvio sobre ellos, comprendieron que Noaj no era el demente, el delirante aficionado a la mega carpintería; sino el profeta de El Eterno. Pero ya era tarde. No hubo tiempo de teshuvá ni tukum. Su fe los condenó. Su rechazo al mensaje de Noaj los dejó fuera del arca de salvación.

El arca, Tevah, fue la prueba material, de la fe de Noaj. La fue debe dar pruebas, obras, visibles, si no, es muerta. La fe que produce fruto trae salvación.

Noaj era tan humano como cualquier otro. Tenía necesidades físicas, emocionales y sociales como todas las demás personas. También necesitaba sentirse parte de un grupo, ser escuchado y valorado. Pero toda su generación lo excluyó; no encajaba. Su familia también debió cargar con la marca de “rara”. Prueba de ello, es que los 3 hijos de Noaj sí entraron en la Tevah y no perecieron en las aguas.

Sí, Noaj era tan humano como cualquier otro. Pera distinto.

Los profetas del Altísimo no se pertenecen a sí mismos ni al pueblo. Son hombres-dones, como dice Pablo en la Carta a los efesios, capítulo 4.

 Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque en verdad han sido llamados. Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor. Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz. Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro.
Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
un solo Dios y Padre de todos,
quien está sobre todos, en todos y vive por medio de todos.

No obstante, él nos ha dado a cada uno de nosotros un don[a] especial mediante la generosidad de Cristo. Por eso las Escrituras dicen:
«Cuando ascendió a las alturas,
    se llevó a una multitud de cautivos
    y dio dones a su pueblo»[b].

Fíjense que dice «ascendió». Sin duda, eso significa que Cristo también descendió a este mundo inferior.[c] 10 Y el que descendió es el mismo que ascendió por encima de todos los cielos, a fin de llenar la totalidad del universo con su presencia.
11 Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. 12 Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo. 13 Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.

Cuando  Josafat, rey de Judá (2Cr. 20) se vio rodeado por el enemigo, pidió ayuda a YHVH y recibió un mensaje profético. Lo creyó y su conducta dio  evidencia de esa certeza:

Josafat  y todos los habitantes de Judá y de Jerusalén
Se postraron rostro en tierra y adoraron al Señor
(v.18)

Josafat al día siguiente declaró:

¡Creed al Señor y veréis la salvación!
¡Creed a los profetas y seréis prosperados!

(v.20)

  Ahora, una pregunta para reflexionar:

Si hubieras sido parte de aquella generación pre-diluviana, ¿hubieras escuchado a Noaj, o te hubieras sumado a la inmensa mayoría?

No te apresures en contestar. Considera que éstos son tiempos como los de Noaj. (Mt. 24:37). ¿Eres distinto a la inmensa mayoría? ¿Haces la diferencia? ¿Escuchas la voz profética, o juzgas al profeta que te anuncia y advierte de lo porvenir?

¿Qué o Quién es la Imagen de Dios?

Dios hizo a Adán «a su imagen«, pero ¿cuál es la imagen del Dios invisible? ¿Qué o quién es la imagen de Dios?

Los místicos del judaísmo aseguran que Dios hizo a Adán a imagen del Adán celestial, conocido como el Adam Kadmon, el primogénito de toda la creación, la imagen espiritual de Dios. La teología del Adán Kadmon o celestial intenta reconciliar el conflicto entre la idea de que Dios es incorpóreo, es decir, sin imagen ni forma, y ​​la idea de que el hombre fue creado a imagen de Dios.

Ahora bien, los apóstoles dicen:

«Yeshúa es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación» (Colosenses 1:15). «Él es el resplandor de su gloria y la representación exacta de su naturaleza»
(Hebreos 1: 3).

Pablo también alude a las mismas ideas místicas cuando dice:

Así como hemos traído la imagen del terrenal [es decir, Adán], también traeremos la imagen del celestial [es decir, Yeshúa]
(1 Corintios 15:49 ).

El apóstol Pablo llama en sus escritos a Adán de Bereshit «el primer Adán» y al Mesías «el segundo Adán«. Según Pablo:

El primer Adán es de la tierra, terrenal; el segundo Adán es del cielo.«
(1 Corintios 15:47),

“…una impresión del que había de venir.”
(Romanos 5:14).

Es decir, que el Adán del relato del Génesis fue creado a imagen del Mesías.

La obra Tz’nah Ur’enah dice:

«Así como Adán fue creado a la imagen de Dios, así el Mesías es ungido por Dios, y el Espíritu de Dios estará sobre él«.

Dios creó a Adán a Su imagen, y el Mesías es la imagen de Dios:

Él es la imagen del Dios invisible
(Colosenses 1:15);

Él es el resplandor de su gloria y la representación exacta de su naturaleza
(Hebreos 1: 3).

Lucas incluso se refiere a Adán como «el hijo de Dios» (Lucas 3:38).

El Mesías, como el segundo Adán, proporciona a la humanidad un nuevo comienzo. En el Mesías, la raza humana puede volver al Edén, por así decirlo, y empezar de nuevo en perfecta inocencia y rectitud.

El nombre de Adam significa «hombre«. El pecado y la muerte llegaron a la humanidad como resultado del pecado de un hombre. A través de un solo acto de desobediencia, Adán perdió su derecho al árbol de la vida, por lo que la muerte humana llegó a través de Adán.

La muerte vino “aun sobre aquellos que no habían pecado a semejanza de la transgresión de Adán” (Romanos 5:14), lo que quiere decir que todos mueren.

Parece terriblemente injusto que la transgresión de un solo hombre lleve a la muerte a toda la humanidad, pero es igualmente injusto que la justicia de un hombre también ofrezca a toda la humanidad la recompensa de la justicia:

«El derecho al árbol de la vida»
(Apocalipsis 22:14)

Aquellos que se unen al “postrer Adán”, el Espíritu vivificante, reciben esa recompensa.

El Mesías es un segundo Adán, pero a diferencia del primer Adán, no transgredió. Si el pecado del primer Adán fue suficiente para merecer la muerte de toda la humanidad, la justicia del Mesías, el último Adán, es suficiente para merecer la vida para todos nosotros:

Porque así como en Adán todos mueren, también en el Mesías todos serán vivificados.
(1 Corintios 15:22).

Esta es la esperanza de la vida eterna mediante la resurrección de los muertos. La resurrección revierte la perdición de Adam.

ADAPTADO DE: Conjunto de comentarios del Torá Club: Sombras del Mesías .

¡Si entro por la Izquierda el Padre me recibe por la Derecha! (Significado de la letra Bet)

Por Prof. Tony González

La letra bet (ב) inicial de Bereshit, que a la vez también es con la que comienza la palabra hebrea beit (casa). Se traza de derecha a izquierda. Es decir entonces, que la entrada es desde la izquierda. Esto me significa, que para entrar a la casa que Elohim creó desde su benevolencia, con el PRINCIPIO,  se debe hacer desde la izquierda, lo cual representa el rigor y la autorrestricción (Guevurah). 

Es solo a través del ejercicio espiritual de mi voluntad en el arte de la negación del yo, en pos del nosotros, restrigiendo el deseo egoísta, en pos del beneficio altruista, como puedo ingresar a dicha Beit del Padre Celestial o más bien es como Él habita en mi casa.

Esto mismo, me remonta a las palabras del Mesías registradas en el Evangelio de Juan:

«Respondió Yeshúa y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.» 
(Juan 14:23)

Entonces el sacrificio voluntario del Mesías, estaba ya anunciado en la primera letra del PRINCIPIO de la creación de la BEIT del Padre. 

Esto me deja en claro y de una manera más asombrosa, lo que significan las declaraciones de Mashiaj registradas en el Evangelio de Marcos:

«Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú.»
(Marcos 14:36)

Por eso también entiendo el porqué la mezuzáh se coloca en el lado derecho de la jamba de la puerta. Porque si bien el rigor (izquierda) es necesario, para entrar en la casa del Padre, sin embargo si no fuese recibido por su benevolencia (derecha), me sería imposible entrar.

Entonces entiendo que mi rigor es para aceptar la Gracia del Padre, manifestada por el Hijo del Hombre, desde el mismísimo BERESHIT.

En pocas palabras: ¡Si entro por la izquierda el Padre me recibe por la derecha!

Orar, meditar y vivir conforme a la Torah del Padre, sería entrar por la izquierda, porque esto implica disciplina, esto es lo que hace que el Padre me reciba con su benevolencia, que sería su Diestra (derecha).

El Sefer Bereshit y el D.P.O (Diseño del Paradigma Original)

Por Laura Arco

“En el principio”, Bereshit, el Eterno y Creador de toda la existencia, estableció la “casa” (letra Bet del alfabeto hebreo, la cual tiene forma de cabaña de tres muros), a fin de afincar en ella aquello que le da propósito y sentido a todo lo creado, el ser humano, como lo vemos en Gn. 1:26-28.

“Dijo Elohim:
Hagamos un ser humano (Adam) a Nuestra imagen,
 según Nuestra semejanza, para que tenga dominio sobre los seres acuáticos,
 sobre los seres voladores del cielo, sobre los animales,
 sobre la tierra y sobre todo ser que se arrastra sobre la tierra.
Creó Elohim al ser humano a Su imagen,
a imagen de Elohim lo creó,
varón y mujer lo creó.
Los bendijo Elohim y les dijo:
“Sean fecundos y multiplíquense, colmen la tierra,
sométanla y tengan dominio sobre los seres acuáticos,
 sobre los seres voladores del cielo y sobre todo animal que se mueve sobre la tierra.”

El vocablo hebreo Adam, que se traduce como ser humano u hombre, textualmente es “terráqueo”, porque fue creado de la tierra, en hebreo adamá. Sin embargo, si lo descomponemos en la letra alef (primera del alefato)  +  la palabra dam (sangre) su significación se eleva porque esconde la esencia y el valor intencional del Creador.

La letra alef, por ser la primera, tiene el valor numérico 1 y representa al Uno por excelencia, es decir, al Amo del universo, quien es Espíritu y  la Plenitud del poder. La palabra dam simboliza la estructura física, material, del ser humano, ya que en la sangre está la vida. De esta fusión y concurso, surge el único ser que ostenta la imagen divina, absolutamente espiritual, con el potencial de transformarse y de transformar lo creado, así como de gobernarse y gobernar, como lo indica la expresión “según Nuestra semejanza”.

Aquí es preciso acudir a dos conceptos y clarificar su sentido: acto y potencia. El primero, alude a lo real y el segundo, al poder o la capacidad. Dicho de otra manera, el componente activo, es el presente o actual, mientras que el componente potencial es el que señala lo que puede ser o suceder.

La imagen de Elohim en esta creación es el componente activo,  y la semejanza, el componente potencial. Es decir, que el Adam, de hecho,  es un ser espiritual con esencia divina y con capacidad de alcanzar un nivel ilimitado, “según Su Semejanza”.

La imagen del Creador es  trascendente, pues trasciende lo físico, material y temporal, porque es eterna, inmutable y absolutamente espiritual, mientras que la semejanza a la que el Adam es llamado, no es otra cosa que la cuota de poder que en el ámbito terrenal, físico y temporal habrá de permitirle realizar el proceso para convertirse en el representante perfecto de Elohim.

Estas pocas palabras del versículo 26 constituyen el centro del paradigma original. Las siguientes, terminan de conformar y cerrar el diseño al dejar en claro las dos modalidades complementarias y no excluyentes (varón y mujer), la función y el propósito.

Entonces, ¿cuál es el paradigma original?

Un ser humano, espiritual y de materia viva,
 Con la imagen divina,
Que tenga el poder de realizar un proceso (en el tiempo) para desarrollarse
 (extender lo que está en rollo)
Para representar dignamente al Creador,
Y gobernar con autoridad sabia y responsable
Sobre todo lo creado.

 El término paradigma indica un modelo o arquetipo a seguir. Por consiguiente, el paradigma del diseño original revela el modelo perfecto establecido antes de Bereshit, es decir, antes de que la casa fuera creada, pues la casa no podía contener al Creador sino a su criatura.

En la Carta a los Efesios, el apóstol Pablo habla de la edificación, la cual supone un proceso en el tiempo, y dice:

«Hasta que todos lleguemos a la unidad de fe  y del conocimiento del Hijo de Dios,
a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Mashíaj

(Ef. 4:13)

Cambiar un paradigma implica cambiar las bases, los fundamentos sobre el cual se construye un proyecto, en el más estricto sentido. Si consideramos que el Adam es la proyección del mismo Mashía, alterar el paradigma tiene como consecuencia modificar el modelo y, consecuentemente, la humanidad resultante.

¿Cómo se cambia un paradigma?

Haciendo una contrapropuesta o modificando la relación de los principios, los componentes o la relación entre ellos.

En Gn. 3 aparece la revolución con la propuesta de la serpiente y el cambio en la relación Elohim – Adam. La relación se modifica con el reemplazo de la certeza y la confianza por la duda y la desconfianza. El paradigma original entonces es rechazado y reemplazado por aquel que debía realizar el proceso y dejar fluir su potencial escondido en la declaración creativa del verso 26.

El Segundo Adam vino a deshacer este paradigma y reinstalar el original, a cumplirlo y dar evidencia de su perfección para que aquellos que en él crean, puedan hacer las obras a las que estaban predestinados según la imagen divina y su diseño. (Rom. 8: 28-29)

«Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen
para el bien de quienes lo aman y son llamados
 según el propósito que él tiene para ellos.
 Pues Dios conoció a los suyos de antemano
y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo,
 a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor entre muchos hermanos.«

Yeshúa, en la Enseñanza del Monte, da lo que se conoce como las Bienaventuranzas. Y luego de dejar en claro que la felicidad está grabada en el diseño del hombre, el cual es sal y luz, alusión a la esencia de detener la corrupción y traer a visible lo que no se ve, declara su misión: cumplir lo que el primer Adam abortó: el diseño original. Es muy importante leer a continuación Mateo 5 del 17 al 20.

17 No piensen que he venido a anular la ley o los profetas;
 no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento.
 18 Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra,
ni una letra ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido.
 19 Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos,
 por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo,
será considerado el más pequeño en el reino de los cielos;
 Pero el que los practique y enseñe
será considerado grande en el reino de los cielos. 
20 Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos
 a menos que su justicia
 supere a la de los fariseos y de los maestros de la ley.

La Guerra de los Sexos

Por P.A. David Nesher

Desde lo que hemos entendido en estos años de investigación de la Torah (Instrucción) divina, sabemos que, todo ser humano ha sido colocado en esta Tierra como representante de Dios (Elohim) sobre los órdenes de los seres inferiores. Éstos últimos no pueden comprender ni reconocer la soberanía del Eterno; sin embargo, fueron creados con la capacidad instintiva de ver la Gloria divina a través del ser humano posicionado mesiánicamente. Desde aquí cada uno de estos animales está apto para amar y servir al hombre que en propósito cumple la misión de promoverlos como criaturas, garantizándoles las mejores condiciones de vida.

Los invito a disfrutar de esta AULA VIRTUAL que junto a mi esposa Laura Arco dimos para todos aquellos que quieren adquirir el correcto conocimiento del propósito eterno de Dios en nuestras vidas.

PRIMERA PARTE:

SEGUNDA PARTE:


Bitácoras relacionadas con esta CLASE VIRTUAL:

Bereshit: «Por Causa del Principal» (El Mesías)

Por P.A. David Nesher

La palabra hebrea Bereshit equivale al primer soplo de la Divinidad, equivale a la virtud divina más alta Keter (Corona), es el PRINCIPIO Espiritual, cuando fueron creados los cielos y la tierra y aún no se creó al ser humano. Bereshit, el principio, es la Luz ESPIRITUAL del Infinito (Ein Sof), es la Consciencia del Espíritu de YHVH, capaz de expandir, formar, generar, ordenar. Así en el primer versículo del libro de Génesis, Bereshit es el principio espiritual, capaz de expandir el universo, cuando se crearon los Cielos y la Tierra.

Para lograr captar los maravillosos secretos que esta palabra hebrea contiene de manera encriptada, los invito a conocer la historia de un sabio judío: Salomon Meir Ben Moisés

El rabino Shlomo Meir Ben Moshé (Salomon Meir Ben Moisés) fue un eminente rabino del siglo XVII. Nació en Casal en el ducado de Montserrat, en el año 1606. Fue nombrado Shlomo (Salomon) en memoria de su abuelo, y Meir, que significa «iluminar«, por causa de nacer en la semana de la lectura de la Torah que contiente el relato del nacimiento de Moshé (Moisés), cuya entrada en la tradición mundial declara haberse distinguido por una luz sobrenatural, que iluminó toda la casa de su padre en esa ocasión.

Cuando tenía apenas trece años, el joven Shlomo comenzó a componer discursos en hebreo; y prosiguió sus estudios en el Talmud y el Zohar durante muchos años con tal éxito, que al final alcanzó la reputación de uno de los judíos más eruditos de esa época.

Lo cierto es que dondequiera que Shlomo viajaba, sus conferencias en las sinagogas eran escuchadas con admiración; y los judíos de Jerusalén lo honraron con el título de “rabino”, y con frecuencia lo enviaron a recolectar las contribuciones eleemosynary (ofrenda para los pobres), que suelen recibir de sus hermanos en otros países de Asia, África y Europa.

Lo interesante de la biografía de este sabio será que en el año 1665, a la edad de cincuenta y nueve años, estudiando los códigos encriptados en la Torah (especialmente en la palabra Bereshit) llegó a la conclusión de que Yeshúa el netzarita, era de hecho el Mesías anunciado en la TaNaK. Por causa de esto, el rabino anteriormente respetado pronto se vio marginado de sus hermanos judíos. Y al no encontrar una comunidad judía nazarena en el siglo XVII, no vio otra opción para convertirse en cristiano.

Lo cierto de toda esta historia es que uno de los viejos amigos del rabino Shlomo había sido un joyero llamado David Jouaillier. Cuenta la anécdota histórica que este varón se molestó tanto cuando escuchó que Rabí Moshé había abrazado a Yeshúa el netzarita como Mesías, que declaró públicamente que deseaba tener el corazón de Rabí Moshé, para asarlo sobre las brasas y luego arrojarlo para que lo devoraran los perros.

Cierto día, Jouaillier se encontró accidentalmente con su antiguo amigo en la casa de un amigo común que era cristiano. El rabino Shlomo preguntó si era cierto que su viejo amigo había expresado este salvaje deseo. David reconoció que lo había hecho y declaró que estaba convencido de que, si sus circunstancias hubieran sido revertidas, el rabino Shlomo habría dicho lo mismo. Shlomo le preguntó a su viejo amigo si repetiría este deseo si Shlomo podía probar que Yeshua era el Mesías. «De ninguna manera.» dijo David, «pero ¿cómo probarás que la fe es verdadera?»

El rabino Moshe le dijo a su viejo amigo que podía mostrarle que Yeshúa es el Mesías
en la primera palabra de la Torah.

David Jouaillier dijo que si Shlomo podía hacer esto, aceptaría a Yeshua como el Mesías inmediatamente.

El rabino Shlomo advirtió a su amigo que considerara cuidadosamente aquello a lo que se estaba comprometiendo, pero David se mantuvo firme en su compromiso.

El rabino Shlomo comenzó su exposición señalando que la primera palabra de la Torah es בראשית (Bereshit); entonces señaló que esta palabra, traducida literalmente, significa «Al principio de«, dejando una elipsis, que algunos han proporcionado insertando todo, y otros repitiendo el segunda palabra en el texto; como, «Al principio de todas las cosas«, o «Al principio de la creación«, o, finalmente, «Por causa del Principal, Elohim creó«. El rabino Shlomo Meir Ben Moshé señaló a su amigo que esta forma elíptica de expresión fue utilizada por Elohim, no por falta de otras palabras, sino por diseño, para indicar algún misterio oculto.

Shlomo continuó su enseñanza así:

«Divide la palabra en dos y tendrás בר אשית (Bar ashith), que significa «nombraré, estableceré o colocaré al Hijo». La palabra ( בר ) Bar tiene un doble significado: también significa grano o pan, en alusión al pan de la Pascua, ya las palabras de Yeshúa que dijo: “Yo soy el pan vivo, que descendió del cielo» (Juan 6:51). Hay una gran belleza en designar al Hijo con un término aplicable también al pan, con preferencia a otras palabras que significan sólo un Hijo; y también hay una propiedad sorprendente en la denominación que aquí se le da al grano, que se ha distinguido por tres nombres adaptados a los tres estados diferentes en los que se han encontrado hombres:
En primer lugar el grano se llama (דגן) DAGAN, que simboliza que antes de la caída, el hombre debía subsistir del producto del árbol del paraíso, convertido en pan, y llamado דגן , que también puede traducirse como “del huerto”.
En segundo lugar el grano de trigo también se llama (חטא) JITA que también significa «pecado» simbolizando así el período desde la caída del hombre hasta la venida del Mesías.
Finalmente el grano también se denomina (בר) BAR que también significa “hijo” simbolizando que desde la venida del Mesías, el pan simboliza al Hijo de Yah encarnado; según la declaración de Yeshúa, «Si alguno come de este pan, vivirá para siempre«.

David Jouaillier quedó maravillado con el misterio que estaba revelando el rabino Shlomo.

El rabino Shlomo luego comenzó a mostrarle a su viejo amigo una serie de mensajes incrustados en la primera palabra de la Torah, que extrajo a través de Notarikon (un método cabalístico por el cual una palabra hebrea se toma como un acrónimo, o por el cual un acrónimo es a la inversa hecho a partir de una frase). Para conocer estos mensaje, te invito a escucharlos en esta enseñanza:

Con los años, muchos rabinos, influenciados por estos descubrimientos del supuesto rabino «hereje» Salomón Meir, han encontrado mensajes incrustados en la palabra  בראשית (Bereshit); por ejemplo:

ב ראש’ת ר אה א לוהים ש יקבלו י שראל ת ורה
«En el principio, Elohim vio que Israel recibiría la Torah«

Así también, entre los mensajes que el rabino Moshe le mostró a su amigo:

ב ן ר וח א ב ש לושתם י חד ת מים
El Hijo, el Espíritu, el Padre, son tres, una perfecta Unidad

“Adorarás a mi primogénito, mi primero, cuyo nombre es Yeshúa”
ב כורי ר אשוני א שר ש מו י שוע ת עבודו

Cuando venga el Maestro cuyo nombre es Yeshúa, adorarás
ב בוא ר בן א שר ש מו י שוע ת עבודו

De este modo, y a través de este maravilloso método de hermenéutica judía, el rabino Shlomo Mair Ben Moshé le mostró a su viejo amigo muchas más pruebas. David fue vencido por los misterios que estaba revelando su viejo amigo, y profesó que Yeshúa era de hecho el Mesías.


Será muy importante que leas la siguiente BITÁCORA a fin de ampliar lo que AQUÍ se ha explicado:

¿Cuál es el Secreto para Evitar la Corrupción de una Nación?

Por P.A. David Nesher

«Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,…»

(Bereshit/Génesis 39:7-10)

Leemos en el Sefer Bereshit (Libro de Génesis) que pasado un tiempo la mujer de Potifar se dio cuenta de la belleza física de Yosef y determinó que lo tendría sexualmente a su manera.

Sin embargo, vemos que cuando Yosef fue tentado a fornicar con la esposa de su dueño, se mantuvo muy firme contra ella. A pesar de que ella insistía día tras día y en una ocasión estaban solos en casa, él se negó rotundamente y salió huyendo de esa mujer. Había determinación en su respuesta («él se rehusó«), no albergaba duda alguna en su mente y corazón.

Ahora bien, ¿qué significado espiritual se esconde en la respuesta que él dio a la mujer cuando le invitó a tener relaciones con ella? Yosef le dijo que no había nadie más grande en la casa y que el dueño no había rehusado nada excepto su esposa. Por esta razón no podía hacer una maldad tan grande y pecar contra el Todopoderoso.

En primer lugar, vemos que todo pecado que se comete contra el prójimo, también se está haciendo contra el Todopoderoso. Yosef conocía perfectamente que el Eterno estaba sobre él observándolo en todo momento y que toda acción iba a ser juzgado por Él. No quería ofender a su Elohim, y por eso no dejó lugar al pecado. El texto hebreo original dice: ¿habré de pecar ante Elohim?”

Esta pregunta denota que Yosef estaba bien consciente que el ser humano puede ocultar su conducta ante otros hombres, pero no ante el Eterno, quien conoce los ocultos designios del hombre. Su alma tenía la certeza de que este suceso nadie más lo sabría, pero lo ontológicamente importante era que Yosef estaba convencido que Elohim lo sabía. Su consciencia conocía el secreto de que los ojos de Yahvéh están en todo lugar, escrutando a malos y buenos, tal como lo escribiera el sabido rey Shelomo:

«Los ojos de Yahvéh están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos.»
(Proverbios 15:3).

Para Yosef, el Reino del Eterno era primero. Las lecciones del antiguo hogar no habían sido olvidadas a pesar de todo el trato que él había recibido. Por el contrario, la forma en que Yahvéh había estado con él, y lo prosperó en su esclavitud, era una razón más para la lealtad y la integridad. Así que, debido a su relación con Yahvéh, él se enfrentó a la tentación y se mantuvo firme.

En segundo lugar, vemos que Yosef considera el adulterio como un pecado muy grande, y es cierto, es un falta de muerte que trae graves consecuencias incluso si alguien se arrepiente de él después de haberlo cometido. Es un pecado que se convierte en iniquidad y alcanza a muchas generaciones.

Pero lo más loable de su respuesta es que habla de la gran responsabilidad que había recibido. Como había recibido tanta responsabilidad no podía hacer lo que ella estaba proponiendo. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?

Yosef, en lugar de aprovecharse de su posición y de la confianza que su dueño le tenía, lo cual es muy común en los que tienen puestos de responsabilidad en diferentes organizaciones, consideró que por haber recibido tanta confianza tenía que administrar esa confianza correctamente. Él estaba determinado a no sacar beneficio propio de su puesto.

He aquí el corazón de un verdadero líder. El que tiene ese corazón es capaz de ser elevado sobra una nación porque no busca sus propios intereses sino los de los demás y sabe diferenciar entre lo que es suyo y lo que no le pertenece.

El corazón de un corrupto dice: «Como he recibido tanta confianza, sacaré provecho personal de ello todo lo que pueda sin ser descubierto y avergonzado

El corazón de un justo dice: «Como he recibido tanta confianza, tendré que ser fiel. Esta actitud es digna de ser elogiada. Si todos fueran así, tendríamos un mundo maravilloso

Amado discípulo de Yeshúa: ¡Sé fiel hasta la muerte! No aproveches la posición y la confianza que te han dado para sacar bienes personales. Entiende el principio mesiánico de que si eres fiel en lo poco y en lo más íntimo de tu corazón, entonces recibirás más confianza y más responsabilidad y honra. Aunque los hombres no te vean, hay una infinita cantidad de ojos mirándote todo el tiempo desde el mundo invisible.

Ten siempre presente que la fidelidad es más valiosa que el placer y el provecho y “El SEÑOR pagará a cada uno según su justicia y su fidelidad.” (1 Sam. 26:23)

Por último: Confía en Yahvéh, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad.” (Sal. 37:3 LBLA)

¡Así recibirás una gran recompensa!

Kol tuv! (¡Toda bendición!)

Caín y Abel Descodificados

Por P.A. David Nesher

¿Cuál es la descodificación de la historia de Abel y Caín?

¿Cómo se debe realizar la correcta lectura de dicho relato bíblico?

Te recomiendo que escuches esta enseñanza y desaprendas todo dogmatismo religioso que impregnó tu mente con mitos y/o cuento infantiles….

¡Enoc Caminó con Dios!… ¿Cómo lo logró?

Por P.A. David Nesher

«Y vivió Enoc 65 años y engendró a Matusalén. Y Enoc caminó con Dios durante trescientos años después de engendrar a Matusalén; y engendró hijos e hijas. Todos los días de la vida de Enoc fueron trescientos sesenta y cinco años. Y Enoc caminó con Dios; entonces ya no existía, porque Dios se lo había llevado.

Bereshit/Génesis 5: 21-22

En la parashá de esta semana, llamada Bereshit, la bendita Torah, en Génesis 5, enumera la genealogía de la humanidad, listando los nombres de las diez generaciones de descendientes desde Adam hasta Noaj (Noé). La lista consta solo de los descendientes del tercer hijo de Adán y Eva, Seth. Abel, por supuesto, fue asesinado por Caín, mientras que todos los descendientes de Caín perecieron en el Diluvio en el tiempo de Noaj.

El gran sabio Najmanides, más conocido como el Ramban , atribuye a Adam la extraordinaria longevidad de las personas que vivieron durante estas generaciones, muchas de las cuales alcanzaron los 800 años o más. Ya que todos descendieron directamente de Adán, quien fue creado físicamente perfecto por Dios, estas generaciones también fueron dotadas divinamente, lo que les permitió alcanzar una gran longevidad. Fue solo después del Mabul (Diluvio) que la duración de la vida de los seres humanos comenzó a declinar debido a la atmósfera moral degenerada. Desde esta interpretación, el sabio Maimónides sostiene que solo las personas verdaderamente justas vivieron vidas largas, y que la esperanza de vida de otros comenzó a declinar después de la generación de Adán.

Entonces, de acuerdo a los sabios, el narrador necesitaba la genealogía y la historia de Caín para mostrar el crecimiento del pecado y sus consecuencias globales, así mismo, necesitaba la genealogía setita porque para él la historia desemboca en Noaj (Noé) y desde allí marcar la ascendencia de Abraham como padre del Pueblo de Israel.

Ahora bien, es interesante que Bereshit/Génesis, en este capítulo 5, dedica cuatro versículos (21-24), a la vida de uno de los descendientes de Set, llamado Enoc, ( en hebreo: חֲנוֹךְ _ Janoj). Cabe aquí aclarar, que aunque previamente hemos encontrado el nombre de Enoc (Génesis 4:17) que era el hijo de Caín, este Enoc es un descendiente de Set. Al escritor le interesa así destacar que sólo los justos logran bendecir sus generaciones transfiriendo un linaje de adoración verdadera. Esta es la clara contraposición con los malos y degenerados descendientes de Caín.

En la Torah se enumeran diez generaciones desde Adán hasta Noé:

  • 1. Adán,
  • 2. Seth,
  • 3. Enós,
  • 4. Kenan,
  • 5. Mahalalel,
  • 6. Jared,
  • 7. Enoc,
  • 8. Matusalén,
  • 9. Lamec y
  • 10 . Noé.

Si prestamos atención, podemos ver que Enoc es el descendiente de Adán de la séptima generación, por lo que es considerado por el Midrash, Pesikta d’Rav Kahana como una persona de especial calidad. De hecho, Moisés también fue el séptimo de su generación.

Las Sagradas Escrituras no hablan mucho del profeta Enoc  (Janoj en hebreo). Sólo estos cuatro versículos cortos en Génesis hablan de su vida. El Eterno ha optado por escribir a las generaciones futuras sólo algunas palabras sobre este personaje tan importante en su día. Por lo tanto, en estos cuatro versículos hay grandes verdades reveladas que nos ayudan a entender los tiempos del fin y ser perfeccionados para las cosas que van a venir. 

Algunos maestros judíos actuales, fundamentándose en comentarios de Rashí, explican el relato de estos cuatro versículos, aduciendo que Janoj (Enoc) murió repentinamente a una edad relativamente joven. Claramente vivió significativamente menos años que cualquiera de los otros miembros de su familia, desde Adán hasta Noé, ya que,  irónicamente, su hijo Matusalén es conocido por vivir hasta los 969 años, más que cualquier otro ser humano. Ellos afirman que si bien Janoj era un hombre justo, también era propenso a descarriarse. A fin de evitar esto, Dios le acortó la vida, tal como se desprende de la expresión ya no estuvo, en vez de murió, o sea, no estuvo más en el mundo para completar los años que le habían sido asignados

Sin embargo, para la mayoría de los sabios antiguos, no está del todo claro que Janoj (Enoc) realmente murió. ya que la Torah señala enigmáticamente que «él ya no existía«. Así, el argumento más fuerte es que Janoj parece haber desaparecido. Justamente, tanto el sabio Ralbag  como Ibn Ezra, ven a Janoj como un tzadik (justo) que simplemente había completado su misión en el mundo, y ya no había ninguna razón para mantenerlo en esta existencia material.

Justamente el Targum Yonatán parafrasea el versículo del siguiente modo:

«Y Janoj sirvió con verdad ante Dios, y he aquí que no se encontraba con los residentes de la tierra, pues fue tomado y subió al cielo por la palabra de Dios«.

¿Por qué Janoj fue tomado prematuramente por Dios? 

La Torah es bien clara al describir a Enoc como «caminando con Elohim» y «desapareciendo» porque Dios se lo llevó. En base a esto, el Midrash en Derech Eretz Zuta, al final del primer capítulo, enumera a Janoj como una de las nueve personas que merecieron entrar en el Jardín del Edén mientras aún vivían. Así mismo, el Targum Yonatan ben Uziel dice que el texto revela que Enoc no murió, sino que su espíritu simplemente dejó su cuerpo mortal y se transformó en una especie de ángel (de aquí saldrá una leyenda de que Enoc es el famoso ángel Metatrón).

Así mismo el comentario Bereshit Rabá (25:1), dice que en vez de decir que “murió” como así lo escribió con los demás antecesores, la Torah literalmente aquí dice con respecto a él (וְאֵינֶ֕נּוּ -veenenu-) que debe traducirse “y no estuvo más”, implicando con ello que ya no estuvo con el mundo físico, súbitamente desapareció del planeta, elevándose a otra dimensión. Así, y según la tradición, de acuerdo a Najalat Yaacob,  Janoj entró vivo al Gan Eden (el Jardín de Eden), el lugar dimensional que ha sido destinado para los tzadikim (los justos).  

Por consiguiente, lo que el texto da a entender en esta genealogía, es que durante la vida de Janoj (Enoc), el mundo había comenzado a deteriorarse moralmente y el pecado se volvió lentamente cada vez más común. La misión de la vida de Enoc era purificar el mundo a través de sus buenas y nobles acciones. Los sabios aseguran que si no fuera por la justicia de Enoc, el Diluvio habría llegado antes. Es más, algunos incluso atribuyen la salvación de Noaj y su familia a la influencia positiva de Janoj.

Queda aportar que tradiciones similares se registran en el Sefer  Siraj que presenta a Janoj como un varón piadoso, quien predicó teshuváh (el arrepentimiento) y reunió una vasta colección de discípulos, en la medida en que fue proclamado Rey de Justicia (Malki-Tzedek). Bajo su sabiduría, se dice que la paz reinó en la Tierra.

¿Qué es caminar con Dios?

Para lograr entender la idea, debo antes decir que existen tres temas principales que son revelados de la vida de Janoj: su vida familiar, su caminar con el Todopoderoso y su desaparición sobrenatural.

Si leemos el texto que nos ocupa, vemos que a los 65 años sucedió algo tan impactante en la vida de Janoj que cambió totalmente su cosmovisión.

Antes no había caminado con el Todopoderoso, pero ahora empezó una relación tan íntima con el Eterno que su fin en este mundo no terminó como los demás.

¿Qué fue lo que sucedió a sus 65 años?

Tuvo un hijo por primera vez en su vida. El nacimiento de su hijo Matusalén (en hebreo: Metushélaj), marcó su vida para siempre. El nombre de Metushélaj significa «su muerte, envió» o «cuando él muera, enviará«. Si hacemos un estudio de los años de las generaciones de estos capítulos, nos daremos cuenta de que justamente en el año de la muerte de Metushélaj vino el diluvio sobre el mundo y mató a todos menos ocho (Noaj y su familia).

Es decir, que en el momento del nacimiento de su hijo, Janoj, que era profeta, tuvo la revelación de lo que iba a pasar 969 años más tarde, cuando este maravilloso ser que acababa de nacer iba a morir. Esta revelación de la destrucción de casi todos los hombres de la tierra y de la Tierra misma causó un impacto tan fuerte en la vida de este hombre que empezó a poner las prioridades de su vida en su orden correcto. «¿Para qué vivo yo si luego todo va a ser inundado? Mejor dedicarme a lo que tiene un verdadero sentido y lo que podrá permanecer eternamente.» Así fue como después del nacimiento de su primer hijo, Janoj empezó a caminar con el Todopoderoso. El impacto de este nuevo ser creado que ahora se introdujo en la vida de Janoj y su esposa le ayudó a acercarse al Eterno y caminar con Él. 

Ahora sí puedo explicar que caminar con Dios significa cumplir sus mandamientos. La forma sustantiva de la palabra hebrea halaj, “caminar”, es halajáh, que significa “el caminar”. Halajáh es un término técnico dentro del que se refiere a las ordenanzas que las autoridades establecen con el fin de poder poner en práctica los mandamientos de la Torah en cada situación de la vida de cada israelita.

Según el testimonio que dan las mismas Sagradas Escrituras, caminar con Dios significa caminar por la fe (2 Corintios 5:7), caminar en la luz (1 Juan 1:5-7), y caminar de acuerdo con Dios (Amós 3:3).

En pocas palabras, caminar con Dios significa tener una comunión constante y familiar con Él. La mejor comparación sería la relación de los mejores amigos. Así fue como Enoc se relacionó con Dios.

Después de caminar así con Dios, es como si un día Dios le dijo a Janoj:

Tú no necesitas caminar en la Tierra,… ¡Ven a casa! ¿Por qué no simplemente caminas a conmigo en mi casa?«

Entonces, desde esta explicación podemos entender que Caminar con Dios te hace: 

  • 1) entender a Dios en Su Intención. 
  • 2) ingresar cotidianamente a las otras dimensiones del espíritu 
  • 3) te traslada de las tinieblas (la fisicalidad y sus ilusiones) al reino de Dios y Su Verdad.
  • 4) te hace pensar como Dios, el mensaje de Dios solo lo entienden los que caminan con Él.
  • 5) te hace repudiar lo que Dios repudia.
  • 6) te impregna de Dios, hueles a Él (como el sacerdote en el altar del incienso)
  • 7) te somete a la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta (Rom. 12;2).
  • 8) Te hace conocer los diseños de Dios para lograr el propósito de tu vida. 
  • 9) Te permite impregnarte de su poder para emularlo aquí en la Tierra
Caminar con Dios es la praxis misma de la Fe verdadera.

El autor del libro mesiánico a los Hebreos, dice:

«Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver la muerte “, y no fue hallado, porque Dios se lo había llevado”, porque antes de ser trasladado, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.«
(Hebreos 11:5)

Al leer este versículo desde el contexto de la Torah, queda bien claro que no se puede caminar con Dios (o agradar a Dios), apartado de la fe verdadera (hebreo: emunáh).

Por lo tanto, caminar con Dios es un estado de la fe. Es una materialización diaria de la certeza y convicción que nos sostiene. Fe suena a algo etéreo pero caminar con Dios es algo más práctico y cotidiano.

¡Caminar con Dios es sinónimo de andar en amistad con Él!

Enoc y su Mensaje de los Últimos Días.

Las Sagradas Escrituras también nos dicen que en un momento dado en la vida de Enoc, profetizó acerca de las personas que vivieron durante ese tiempo (Judas v. 14) De este modo, al citar Judas la misión profética de Janoj, revelaba que ese tipo de personas han vivido desde entonces hasta el Día de la Venganza de YHVH (fin del sistema de cosas). Estas personas son aquellas que usan y abusan de la gracia de Dios como excusa para vivir equivocadamente. Ellos ”… rechazan la autoridad” (Judas v. 8 RVC) y viven como animales salvajes, haciendo lo que se les da la gana. Son seres humanos que se quejan por todo, critican a los demás, buscan satisfacer sus propios deseos, son arrogantes y alardean de sí mismos adulando a otros para sacar provecho (Judas v. 16) Estas son personas que no agradan a Dios.

Janoj (Enoc) dio una profecía acerca de ellos.

Dijo:
«¡Miren! El SEÑOR viene con sus miríadas de santos. Viene para juzgar a todos.»

(Judas 1:14, 15b. RVC)

Es evidente que desde la caída de la humanidad en pecado, el mensaje del Espíritu de la Profecía ha sido el mismo: el Eterno juzgará a todos los impíos por todas las cosas malas que han hecho.

Por último, recalcaré lo maravilloso que la Torah nos revela:

“Enoc anduvo siempre con Dios, y un día desapareció porque Dios se lo llevó.”
(Génesis 5:24 RVC)

¡Janoj (Enoc) no murió! ¡Enoc caminó tan cerca de Dios que Dios simplemente se lo llevó al cielo un día! (Hebreos 11:5a.) “Pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber agradado a Dios.” (Hebreos 11:5b NVI). Este evento constituye una figura profética de lo que pasará en los últimos tiempos cuando los santos y fieles del Eterno seremos arrebatados a los aires para luego ser trasladados a Jerusalén en Eretz Israel (la tierra de Israel) para allí compartir el reino mesiánico para siempre.

Ahora,… pregunto: ¿Y qué de ti? ¿Agradas a Dios? ¿Caminas y platicas con Dios durante el día? Allí mismo, en la epístola a los Hebreos, en el famoso capítulo de la fe, encontramos un versículo justo después del versículo acerca de Enoc que es la clave de lo que he venido hasta aquí diciendo:

“Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que sabe recompensar (dar galardón) a quienes lo buscan.”
(Hebreos 11:6 – RVC)

¡Caminar con Dios tiene galardón! Hay galardón para ti si caminas con Dios. ¡Es una gran inversión! Justamente este versículo se ubica, luego de citar la actitud de Janoj, y nos deja una muy práctica explicación de lo que es la fe:

Ahora bien, tener fe es estar seguro y certero de lo que se espera; es
estar convencido de lo que no se ve.

(Hebreos 11:1 RVC)

No podemos ver a Dios, pero podemos estar seguros que Él existe mediante la emunáh (fe) que se materializa en el caminar con Dios.

Caminar con Dios es volver a la posición de antes de la caída. Enoc fue amigo de Dios y paseaba diariamente con Él. Vimos en el capítulo dos de Bereshit que Adan charlaba con Dios en el huerto cotidianamente. Hoy, nosotros tenemos esta posibilidad habilitada a través de Yeshúa. Con Él y su YUgo podemos caminar con Dios. Él se hizo pecado para librarnos a nosotros del pecado, para romper el velo de separación que existía entre el hombre y Dios.

Entonces te vuelco a preguntar: ¿Has decidido darle tu vida a Dios por fe, creyendo que Él es quien Él dice que es? ¿Lo harás el día de hoy?

¡Por favor, escríbeme y hazme saber lo que has decidido hoy!

Shalom!


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