Catequesis

Como PEZ en la TIERRA

Por Moisés Franco

“… y que proliferen como peces en la tierra

(Bereshit 48:16 |Torat Emet)

Naturalmente tendemos a leer los textos de las Escrituras Sagradas sin detenernos mucho a reflexionar, sobre todo cuando se trata de bendiciones dado que –pienso yo- nuestra mente nos engaña suponiendo: “si es una bendición debe estar bien, no hace falta que me detenga mucho”.

Sin embargo, cuando nos abrimos a que el Espíritu Santo nos enseñe, aprendemos cosas maravillosas. Él me hizo detenerme en esta primera bendición que es soltada sobre Efraín y Manasés: ser prolíficos como peces en la tierra.

Pensemos con detenimiento: los peces son prolíficos en el agua, no en la tierra porque es allí donde lejos de multiplicarse, mueren.

¿Cuál es el sentido de esta extraña bendición? Lo que discierno es que es fácil y hasta esperable ser prolífico cuando todas las condiciones nos son favorables (como pez en el agua), pero lo sobrenatural es ser fructífero cuando todas las condiciones son adversas.

Un ejemplo de esto lo vemos en los primeros versículos del libro de Shemot (Éxodo): “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel” (1:12 |RV60).

Llevado a mi contexto, les comento a los que no me conocen que vivo en un país que amo, Argentina. Pero realmente sus condiciones de vida, sobre todo en lo económico, son muy adversas.

Para poner un ejemplo, Estados Unidos está preocupado porque termina el 2021 con una inflación interanual de 6,8%, la más alta en 40 años.

Argentina acumuló hasta octubre una inflación interanual de 52,11%, una de las más altas de nuestra historia.

La pregunta es: ¿debo desesperarme y caer en el desánimo? ¿debo quejarme de mi país y ver adónde puedo emigrar? O más bien, reconocer que nada es accidental y que si el Eterno me ha hecho nacer y habitar en esta tierra es para algo y que no debo irme de ella a menos que Él (y no la presión económica) me indique explícitamente que debo hacerlo.

Repito, es relativamente fácil progresar cuando las condiciones políticas, sociales y económicas son favorables. Pero si vivimos en un país donde no las hay, entonces es para que se manifieste con mayor fuerza y evidencia el poder sobrenatural de la bendición divina sobre Israel, la cual nos alcanza y envuelve al estar sumergidos en la bendición que engloba todas las bendiciones: Yeshúa haMashíaj (Efesios 1:3).

Por ende no tenemos excusa y no podemos ocultarnos en “es esperable que no me vaya bien porque todo está mal”, eso es para los impíos, y aclaro que ser prolífico no es sólo en lo económico (aunque es parte), sino en cada área de la vida y especialmente en “dar a luz” hijos espirituales.

El Espíritu del Señor nos desafía hoy a que dejemos de ver lo adverso de la situación económica y/o política y social sólo en su aspecto negativo, sino que lo veamos como una oportunidad para que se manifiesta el poder del Eterno, pero para eso debemos creer y actuar.

Un sabio una vez dijo: “¿cómo se podría manifestar el poder de la fe sin situaciones negativas que nos llamaran a activarla?” .

Por eso hermano, si estabas agobiado por las políticas de tu gobierno, de tu trabajo o demás, recuerda que gracias al Ungido tú puedes (y debes) ser prolífico como pez en la tierra.

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Yeshúa el Cristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo»
(Efesios 1:3ºRV 60 adaptada)

En servicio y amor, Moisès

Encárgate de cubrir el Cádaver

Por Moisés Franco

Esta ascensión tiene un hilo conductor que atraviesa distintas temáticas: la valoración de la esencia humana. Es decir, el respeto por la imagen divina en el interior de cada ser humano, el cual tiene la vocación o llamado de llegar a ser semejante al Eterno (Bereshit 1:26).  

  Esto lo vemos desde el respeto por el cadáver de un condenado a muerte; pasando cuidado sobre la propiedad ajena,  el evitar que hombres y  mujeres usen ropa del sexo opuesto y apartar al ave de su nido antes de tomar a sus pichones o huevos.  

  Pero en este escrito quisiera ahondar sólo en el primer tema:  colgar en una horca el cadáver de alguien condenado a pena capital por sus acciones perversas. Allí el Señor mismo dice: “Pero su cadáver no pasará la noche en la horca, sino deberán enterrarlo ese mismo día. Pues una persona colgada es un insulto para Elohim, no debes contaminar la tierra que YHVH –tu Elohim- te entrega en posesión hereditaria”. (Dev. 21:23| Torat Emet adaptada) 

  Si bien ese individuo había sufrido la muerte por orden divina, Él no se alegra de ver a alguien hecho a Su imagen envilecido de esa manera. Esto nos enseña que, independientemente de lo malo que pueda haber hecho una persona, sigue siendo alguien con la imagen de YHVH en su interior y por ende tiene una dignidad a ser respetada más allá del castigo que merezcan sus acciones.  

  Este es un tema fácil de entender, pero difícil de vivir. Lo he notado en dos ámbitos donde me desenvuelvo: en el sistema carcelario y en las asambleas.  

  En el primero he escuchado de gente que dice: “esos son delincuentes, no merecen nada, deberían matarlos” y cuestionan el derecho al trabajo o cualquier acción que tienda a reconstruir a la persona que está en un penal. Lo cual contradice a la legislación argentina que explícitamente afirma que el sistema carcelario sólo debe privar de la libertad al tránsito, pero no quita derechos humanos. Esto va en sintonía de lo que enseña la Torah.  

  En cuanto al segundo ámbito, lo he notado al referirnos sobre las personas que han apostatado. Me pasó de escuchar recientemente a varios hermanos burlarse de los errores de pronunciación de una persona que dejó de congregarse con nosotros, pero mientras estaba con nosotros nadie se burlaba, sino que se lo amaba y apoyaba en sus debilidades.  

En el momento me di cuenta que estaba mal, pero y si bien traté de evitarlo, no hice mucho para exhortar. Al estudiar esta ascensión el hecho fue traído a mi memoria y me llevó a reflexionar.  

El que alguien peque apostatando, ¿da derecho a denigrarlo y a exponer sus falencias teniendo nosotros un aire de superioridad? ¿o será que, como al cadáver del condenado, hay que enterrarlo en el mismo día para que se cubra la vergüenza de Elohim?.  

  Además, en el caso anterior, ¿qué pasa si esa misma persona retorna al Camino y es reincorporado en nuestra asamblea? Los mismos que a sus espaldas se burlaron seguramente lo abrazarán como si nada hubieran hecho. ¿Esta es la dinámica que espera el Señor o, por el contrario, que condenemos el pecado y disciplinemos al pecador, pero teniendo en cuenta que ese pecador incluso sumido en la mugre sigue teniendo la imagen divina en su interior?  

“No te alegres cuando caiga tu enemigo, 
    ni se regocije tu corazón ante su desgracia, 
no sea que el Señor lo vea y no lo apruebe, 
    y aparte de él su enojo”.

(Proverbios 24:17-18 |NVI)

Esto también lo he observado en mí en algunas situaciones. Antes, cuando alguien pecaba lo miraba con una mirada juiciosa, como si tuviera una peste y yo debiera alejarme de ese ser para no contagiarme. Lo juzgaba desde mi supuesto pedestal de santidad.  

  El Eterno me hizo ver en un conteo del ómer que eso era incorrecto y en Su bendita gracia me ha permitido irlo cambiando, aunque lo sigo trabajando. Hoy, veo que cuando alguien peca, el resto de la asamblea debe estar a su lado para restaurarlo con humildad, no haciendo foco en su mal accionar sino en el potencial a desarrollar que está siendo obstaculizado por el pecado. 

Creo que esta fue la intención del Espíritu al inspirar desde la Torah al apóstol Pablo a decir:  

“Amados hermanos, si otro creyente está dominado por algún pecado, ustedes, que son espirituales, deberían ayudarlo a volver al camino recto con ternura y humildad. Y tengan mucho cuidado de no caer ustedes en la misma tentación. 2 Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo. 3 Si te crees demasiado importante para ayudar a alguien, solo te engañas a ti mismo. No eres tan importante. 4 Presta mucha atención a tu propio trabajo, porque entonces obtendrás la satisfacción de haber hecho bien tu labor y no tendrás que compararte con nadie. 5 Pues cada uno es responsable de su propia conducta”. 
(Gálatas 6:1-5 |NTV) 

El Sudario Doblado de la Tumba… y un Amo que Regresará a Su Mesa

Por P.A. David Nesher

«El primer día de la semana, maría magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 
 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: «se han llevado del sepulcro al señor, y no sabemos dónde le han puesto.
Y salieron pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que pedro, y llegó primero al sepulcro.
Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
Porque aún no habían entendido la escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
Y volvieron los discípulos a los suyos.«

(Juan 20: 1-10)

Al sumergirnos en el estudio y la meditación de los hechos acontecidos en los días de la crucifixión, sepultura y resurrección de nuestro Dueño y Maestro, encontramos que el Evangelio de Juan relata que el sudario, que le fue colocado en el rostro a Yeshúa (Jesús) en su sepelio, no sólo estaba a un lado, aparte de las vendas, sino doblado. Resulta curioso que el autor dedique un versículo entero para decirnos que el sudario fue bien doblado, y que fue colocado en un lugar aparte (posiblemente en donde estuvo tendido).

Antes de considerar bien este asunto, recordemos los hechos inmediatos del relato:

El primer día de la semana, después del Shabat semanal, siendo aún muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y encontró que la piedra había sido removida de la entrada. Ella corrió y le contó a Simón Pedro y al otro discípulo a quien Yeshúa amaba, y les dijo:

“Se han llevado el cuerpo del Señor del sepulcro, y no sabemos dónde lo han puesto”.

Pedro y el otro discípulo salieron hacia el sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el relato detalla que el otro discípulo corrió más rápido que Pedro y llegó antes. Estando en la tumba, como se inclinara, vio los lienzos caídos, pero no entró.

Luego, Simón Pedro llegó detrás y entró en el sepulcro y vio las vendas en el suelo. El detalle que se destaca es que el sudario o servilleta que había cubierto su cabeza no estaba junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte (ver Jn 20:1-7).

Ahora bien, preguntémonos: ¿es importante esto para nosotros?… ¡Por supuesto!… ¿Es realmente relevante este detalle para nuestra fe?… ¡Podemos asegurar que sí!… ¿Por qué?… Pues, bien para responder todo esto veamos lo siguiente:

En primer lugar, vemos que todo estaba exactamente igual, excepto el cadáver de Yeshúa, dando a entender que no se trataba de un robo. Un ladrón jamás habría dejado todo tan ordenado. Si hubiera sido un robo, aquello aparecería todo desordenado. Precisamente Juan Crisóstomo, comentando esto en el siglo IV, dice a sus oyentes:

«“Esto era prueba de resurrección, porque si alguno lo hubiera trasladado no hubiera desnudado su cuerpo. Ni si lo hubieran robado, los ladrones no hubiesen cuidado de quitarle y envolver el sudario poniéndolo en un sitio diferente del de los lienzos, sino que hubieran tomado el cuerpo como se encontraba. Ya había dicho San Juan que al sepultarle lo habían ungido con mirra, la cual pega los lienzos al cuerpo. Y no creas a los que dicen que fue robado, pues no sería tan insensato el ladrón que se ocupara tanto en algo tan inútil.»

In Ioannem«, pag. 84).

Justamente esto es fundamental para el evangelista, que nos cuenta estos detalles tan interesantes de la tumba vacía, para asegurarnos que la resurrección del Maestro verdaderamente ocurrió, y nada tenía que ver con un plan de hombres.

En segundo lugar, y yendo a nuestro tema, para lograr comprender más profundamente el significado del sudario doblado, consideraremos un poco la tradición hebrea en esa época. Para Israel, una servilleta doblada sobre la mesa tenía un significado muy particular, ya que hace referencia a una costumbre hebrea (y también oriental) sobre un amo y su siervo en los protocolos de una cena.

Resulta que cuando el siervo ponía la mesa de la cena para el amo, se aseguraba de ponerla exactamente de la manera en que su señor le gustaba. La mesa debía estar decorada a la perfección, casi como para un ritual sagrado. Luego el criado tenía que esperar fuera de la vista de los comensales, hasta que el amo hubiera terminado de comer. El siervo no se atrevía a acercarse a la mesa, hasta que el su dueño hubiese concluido. Para hacerlo, debía estar a la espera de una señal…

Si el amo había terminado de comer, se levantaba de la mesa, se limpiaba los dedos, la boca y la barba, y haciendo un nudo con la servilleta, la lanzaba sobre la mesa. El siervo, al ver esto, entendía entonces que era el momento para limpiarla. Entonces, la costumbre de aquella época era que la servilleta anudada significaba que el amo decía: “ya he terminado”, y era el momento para que el siervo ingresara a la sala del banquete, y limpiara el lugar.

Pero si el amo se levantaba de la mesa, doblaba la servilleta y la ponía junto a su plato, el siervo entendía que no debía acercarse a la mesa. ¿Por qué? Porque la servilleta doblada significaba “aún no he terminado, volveré”.

Con esto en mente, podemos comprender que al ver el sudario doblado, Juan interpretó lo siguiente: “el Maestro volverá”, por eso no entró al sepulcro, respetando esta costumbre tradicional. Yeshúa estaba diciendo a sus discípulos, “podría estar fuera de tu vista ahora, pero regresaré para terminar el banquete que hemos comenzado!” El Mesía, al resucitar y doblar el sudario, quería decir, que Él regresaba pronto y con un mensaje nuevo, lleno del poder de la Resurrección para realizar el Tikún Olam (reparación del Mundo). Es decir, el volvería con un mensaje de Vida Nueva. .

Es decir que el texto evangélico relata una de las experiencias que los discípulos tuvieron con el Mesías Resucitado. No se trata de un aparición, sino literalmente de una de las etapas que los discípulos han tenido que recorrer en el Camino para comenzar a vislumbrar los nuevos horizontes de esperanza que el hecho de la Resurrección abriría en sus vidas. El acontecimiento se insinuaba ya en la tumba vacía, en las vendas que yacían en el suelo y en el sudario plegado en un lugar aparte. Ante estos hechos el apóstol Juan sentía que una certeza se fue apoderando de su corazón, la certeza de la fe: «¡Yeshúa está vivo, está realizando su tarea celestial como Sumo Sacerdote, y luego regresará!«. Al considerarlo así nos damos cuenta que esta convicción llena el corazón de todo creyente verdadero.

Así como la tradición lo indica, lo que Jesús quiso decirnos cuando dobló el sudario fue la promesa de su venida, de que el ascendería a los cielos, pero que aun su labor no había terminado y que regresaría a terminar lo que empezó.

Tan grande fue esta experiencia en la mente y el corazón del apóstol Juan, que siempre lo sostendría en su fe, a tal punto que muchos años después, estando exiliado como preso político en la isla prisión de Patmos, escribió:

El que da testimonio de todo esto dice: ‘Sí, voy a venir pronto’ ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

Juan, Simón Pedro, y el resto de los discípulos del primer siglo se estimularon con esta señal entendiendo que somos siervos a las órdenes del Amo. Y así como el siervo no puede sentarse a la mesa hasta que su amo no regrese, nosotros tampoco podemos hacerlo. ¡No podemos dejar de trabajar para el Señor, porque es hasta que el vuelva que podremos sentarnos a la mesa, y no cualquier mesa, sino la de las bodas del cordero! Por lo tanto, procuremos estar preparados para el día de Su Venida. ¡Ya hemos sido advertidos acerca de Su Venida, así que estemos vigilantes, seamos prudentes y mantengamos nuestras lámparas encendidas, porque el novio viene de camino!

Y ahora, antes de terminar esta bitácora, tengo una buena noticia para ti lector que estás leyendo esta bitácora. No sé cual es la tumba en la cual te encuentras pero el mismo Yeshúa que dejó los lienzos puestos allí y el sudario enrollado en la tumba, es el mismo que hoy está dejando tus lienzos puestos allí en tu tumba ontológica y está enrollando el sudario en señal que nunca más volverás a esa tumba en la cual te habían metido por que estabas muerto en delitos y pecados.

En verdad, no sé si tu tumba se llamaba fracaso, soledad, tristeza, angustia, dolor, miedo, desánimo, depresión… pero sin importar el nombre que tenga la tumba ontológica en la cual estas hoy, Yeshúa se encuentra junto a ti en esa tumba y ha llegado no para quedarse y hacerte compañía en esa tumba si no para levantarte de entre los «muertos vivos» (Efesios 2:1).

En este día Yeshúa te dice: «vamos deja esos lienzos con que te cubrieron y abandona ese sudario enrollado para que al verlo todos sepan que estuviste aquí pero que nunca volverás a este lugar. Luego, ven y sígueme y abandonemos esta zona reptiliana de muerte, porque aquel que me levantó de entre los muertos a mí, es el mismo que me ha enviado para levantarte a ti.«

¿Te atreverás a aceptar su invitación para salir de toda tumba ontológica que te había encerrado hasta hoy?

Traducciones acordes con la Mentalidad Original

Por favor, que se entienda bien. Usted es latinoamericano y está marcado por la cultura occidental. Sin embargo, La Biblia fue escrita por israelitas y para israelitas. Decir que la Biblia fue escrita por israelitas es decir que fue escrita por orientales para orientales. La mentalidad oriental es muy similar a la latinoamericana original, es decir a la indígena. Pero nuestros indígenas fueron occidentalizados, pues fueron forzosamente hispanizados al ser, lamentablemente, cristianizados.

No basta traducir literalmente la Palabra de Dios, tenemos que saber qué quería decir eso que estamos traduciendo en la mentalidad con la que fue escrito. Incluso el Nuevo Testamento, aunque está escrito en griego, refleja la mentalidad hebrea.

¿En qué Consiste la Circuncisión del Corazón?

Yeshúa HaMashiaj vino a traer la circuncisión del corazón tan anunciada por Moshé y los profetas (Dt. 10: 16).
Nuestro espíritu es un estado esencial y eterno: es AMOR al estado puro… 
El ser humano, en su estado impuro, tiene al espíritu  encarcelado en el MIEDO del alma.
Circuncidar el corazón es pues quitar el miedo del alma y dejar fluir el amor al estado puro.
Es necesario aceptar que no se puede circuncidar el corazón sin un proceso de aprendizaje que se realiza a través del estudio y la meditación de la Torah.
Hay que hacer desparecer el miedo de la faz de la tierra a través de la manifestación del perfecto amor.
¡Esa es la circuncisión del corazón!
¡Esa es la liberación del espíritu, nuestra luz!

La Rebelión: su Origen y Consecuencias

Por Moisés Franco

Cuando leemos el capítulo 6 de Bereshit, vemos cómo los “hijos de Dios” se unieron a las mujeres y de allí surgieron “gigantes” que fueron los grandes héroes (dioses) del pasado.

Inmediatamente luego de explicar esto, el Espíritu Santo nos dice que: “…la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal…”

O sea, que podemos relacionar la rebelión de los ángeles que se corporizaron para tener relaciones sexuales contra naturales con el aumento de la perversión y maldad humana.

El Eterno busca combatir constantemente la rebelión y la desobediencia, porque ambas llaman al caos y a la maldad.

En un principio, cuando quien era conocido como Lucifer se rebeló contra el diseño divino (el del ser humano en propósito) vemos cómo la rebelión de este ser no quedó en sí mismo, sino que por la “multitud de sus contrataciones” (Ez. 28:16) “con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra” (Rev.12:4).

La rebelión es combatida vehementemente por YAHVEH porque es como una enfermedad viral que rápidamente se contagia pervirtiendo todo a su paso.

“El rebelde no busca sino mal; y mensajero cruel será enviado contra él”

(Prov. 17:11)

Si buscamos distintos ejemplos de rebelión en la torah (hijo, profetas, etc.) vemos que usualmente el castigo era la muerte, ya que de esa manera se extirpaba el mal de en medio de la asamblea.

Por eso es maravilloso que el Eterno haya perdonado la rebelión de Israel, y que hoy gracias a Yeshúa nos diga:

Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados”

(Is.43:25)

Pero, aún así debemos cuidar nuestra posición de gobierno, “porque la rebelión es pecado de hechicería, e iniquidad e idolatría el quebrantar la palabra de Dios. Y por cuanto tú desechaste la palabra del SEÑOR, él también te ha desechado para que no seas rey(1Sm. 15:23).

Es decir, que si no somos obedientes a Su gobierno, tampoco nosotros podremos gobernar en Su nombre en la Tierra.

Es curioso que la palabra allí usada para rebelión es merí, que también significa “amargura”. Y ahora entendemos por qué el Espíritu Santo nos revela en la epístola a los Hebreos:

“Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos;

y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor”.

(Hebreos 12:14-16)

Vemos que la amargura trae rebelión que corrompe comunidades, ahora, el Señor nos da pistas sobre cómo surge esa amargura. Primero nos habla de buscar “la paz con todos, y la santidad”, o sea que lo contrario a la amargura es la santidad y paz.

 

Al de carácter firme
lo guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía”.

Is. 26:3 (NVI)

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, Porque en ti ha confiado”. (Is. 26:3 – Biblia Textual)

O sea, que la paz se consigue poniendo nuestros pensamientos y acciones (confianza) en YHVH y no en nuestras fuerzas y en el sistema. Por eso la segunda pista en Hebreos, nos advierte de ser profanos como Esaú, ejemplo claro de un calamitoso materialismo.

En conclusión, la rebelión es contagiosa y trae perversión y muerte, se origina en la amargura y para evitarla debemos poner nuestros pensamientos en Abba y nuestra confianza en Él. Así “destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2Cor. 10:5).

“Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”

(Fil. 4:7)

 

Moisés Franco

¡Eh!… ¡Sé Hombre!

Por Moisés Franco

 

Deuteronomio 32:7 dice:

“Acuérdate de los tiempos antiguos,
Considera los años de muchas generaciones;
Pregunta a tu padre, y él te declarará;
A tus ancianos, y ellos te dirán”

(RV60).

 

Leyendo éste y tantos otros pasajes de resulta evidente el rol protagónico que le da la Torah al varón en el destino de las generaciones. Ahora bien, ¿de qué trata ese rol? ¿cuál es la misión del varón que esté al frente de un hogar y/o una asamblea?

 

Si profundizamos en este versículo, la orden concreta a cada generación es “acordarse”. En hebreo se usa la palabra zakár   זָכַר. Ese vocablo significa: recordar, conservar, dar cuenta, mencionar, “donde yo hiciere que esté la memoria” y también “varón”, entre otras cosas.

 

Si prestamos atención a estas dos últimas significaciones, el verbo zakár habla en sí mismo de ser “varón”. Es decir, que la función del elemento viril desde el diseño hebreo tiene que ver con la memoria, pero no en un sentido pasivo sino de rescatar la historia, es un esfuerzo, un acto voluntario y consciente. Por eso dice: “donde yo hiciere que esté la memoria”.

 

Bien, pero ¿qué es lo que debemos recordar dedicada y cuidadosamente?  Como explicó el apóstol David Nesher en el grupo de estudio “Bendición Toráh”, los tiempos antiguos  (– en hebreo ימות עולם, yemót olam, “los días eternos” o “los días del mundo” –) y los años de muchas generaciones (– en hebreo שנות דור ודור, shenót dor va-dor, “los años de una generación y otra generación” –) no son la misma cosa.

 

Los primeros se refieren a los seis días de la creación del mundo, y los segundos a la historia de la humanidad. Traducido a nosotros, al menos como yo lo interpreto, los padres deben poder explicar los orígenes de la fe inspirada por YHVH desde Yeshúa el Mesías a nuestras vidas; y no sólo los orígenes sino saber explicarla a lo largo del tiempo. Pero esto no como algo aislado de la realidad material sino también vinculándola a los acontecimientos históricos de la humanidad; ya que con la Torah podemos entender la historia de una forma diferente a la que la masonería nos ha enseñado en las academias occidentales.

 

Si hablamos de memoria, hablamos de tiempo, por lo que el Eterno también nos está diciendo que un varón fundado en la verdadera fe, la hebrea, desde el Mesías, tiene que ser entendido en los tiempos. Es decir, comprender qué es lo que Abba está haciendo en cada época y cómo eso influencia en cada familia y nación.

 

Más que informar.

Es interesante que la palabra usada en el citado versículo como “declarará” es nagád, (נָגַד ), entre otras cosas este verbo significa: proclamar, comunicar, explicar, mostrar, etc.  De estas acepciones resulta evidente que lo que el Espíritu Santo quiere transmitirnos, es que el Eterno busca mucho más que un simple “traspaso de información”. Él anhela que el varón a cargo de un hogar sepa proclamarles a sus hijos, comunicar (poner en común), su fe con la de ellos, que sepa explicar los códigos de la misma, sin imponer dogmas, y que, por sobre todo, muestre con sus actos que esa fe da resultado en la vida cotidiana. Tarea ardua, sin dudas, pero llevadera en Sus fuerzas.

 

Por último, vale retomar uno de los sentidos del primer verbo, zakár (acordarse), y es “hacer mención”. Según la Real Academia Española esto quiere decir: “recuerdo o memoria que se hace de una persona o cosa, nombrándola, contándola o refiriéndola”. Por lo que para cumplir con todo lo anterior, es indispensable el diálogo, el sentarse a hablar con los hijos no sólo de fútbol y de la escuela, sino dedicar un tiempo genuino para conversar lo que Abba quiere.

 

Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado

(Dt.6:7, BJ)

 

Dos preguntas para cerrar:
  1. ¿qué, cómo y cuánto conversás con tus hijos?
  2. Y para quienes no tienen hijos nacidos aún ¿cuánto te estás instruyendo y viviendo en la fe de Abraham, Isaac y Jacob dada por gracia a través de Yeshúa?

Elul y un Futuro Mejor

Por P.A. David Nesher

 

 

Elul es el mes que da comienzo a un período de intensa introspección, de clarificar los objetivos de la vida, y de acercarse a Yahvéh como fuente de nuestra esencia. Es un tiempo para entender cuál es el propósito de la vida, en vez de avanzar superficialmente a través de ella acumulando dinero y buscando gratificaciones. Es un momento en el que damos un paso atrás y nos miramos a nosotros crítica y honestamente, como lo han hecho los hebreos desde tiempos inmemoriales, con la intención de mejorar. Es un lapso en el cual Yahvéh se acerca a nosotros, en un esfuerzo por crear una atmósfera más espiritual e inspiradora, una atmósfera que estimule la Teshuvá.

 

Elul nunca fue un proceso fácil. La fuente de la historia y el poder de este mes se remonta hace 3450 años aproximadamente, y cuenta toda la peregrinación espiritual que realizó Moisés, y con él, el pueblo de Israel, para conseguir regresar a Yahvéh como su Fuente.

 

Moisés sube al Monte Sinaí para recibir la Torah. Después de 40 días Moisés regresa, sólo para encontrar que el pueblo hebreo desafió a Yahvéh al construir el becerro de oro. Moisés rompe las tablillas y regresa al Sinaí para orar para que el Eterno perdone al pueblo por su traición grave. Pasa otros 40 días en el Sinaí y sus esfuerzos no tienen éxito. Pero Moisés no se rinde. Determinado, sube la montaña por tercera vez y suplica otros 40 días. Esta vez Moisés es exitoso. Él obtiene no sólo el perdón divino, sino una profundidad recién descubierta, una dimensión más intensa en la relación entre Yahvéh y el pueblo de Israel.

 

A la súplica de Moisés, Yahvéh responde con un don sin precedentes: Él revela Sus Trece Atributos de Misericordia, exactamente los trece secretos de la «personalidad» de Yahvéh que llevan los misterios de la vida y el poder para reparar lo que está roto.

 

Este tercer período de 40 días comenzó el primer día del mes de Elul y concluyó en Yom Kippur. Por eso, los cuarenta días que están entre Rosh Jódesh Elul (el comienzo del mes de Elul) y Yom Kipur (Día del Perdón), son días de complacencia, pues en ellos el Eterno escucha de una manera muy especial las oraciones y ruegos de Su pueblo.

 

Moisés abrió nuevos caminos. Él aprendió cuál es el tiempo señalado por el Eterno para abrir nuevas vías, abrió nuevas puertas. Conoció que el sexto mes (Elul) es el lapso profético que permite abrir nuevas posibilidades. ¿Todo para quién? Para nosotros, sus hijos primogénitos.

 

Elul es por lo tanto un mes potente lleno del poder de la esperanza, el amor y la reconciliación. Los sacerdotes, descendientes de Aarón, enseñaron que los Trece Atributos Divinos de la Misericordia irradian durante el mes de Elul, cuando revivimos la experiencia de Moisés.

 

Elul es algo así como la primera estación en el tiempo, destinado al despertar espiritual, a la purificación del alma humana y a la elevación del individuo.

 

El mes de Elul, desde su inicio hasta los siguientes 40 días que concluyen con Yom Kippur, nos da el poder para empezar de nuevo, para aprender del pasado. Nos concede la capacidad mental para cavar más profundo y llegar a nuevos depósitos de claridad y fuerza que concede la Luz Infinita, nuestro amado Yeshúa.

 

Elul es un tiempo especial en el que hacemos una mirada retrospectiva y nos examinamos crítica y honestamente con la intención de perfeccionar nuestra manera de vivir.

 

Elul despierta nuestra fe interior. Con ella desarrollamos la esperanza en un futuro mejor. Puede que no tengamos una estrategia exacta, pero si asumimos una actitud resignada, perderemos incluso antes de comenzar. Cada desafío, cada guerra debe comenzar con absoluta fortaleza y creencia en la victoria. Elul es el tiempo asignado por Yahvéh para adquirir la certeza de que nuestro destino está asegurado en la alianza que ha hecho con nosotros por medio de su Hijo, nuestro Mesías Yeshúa. Con Él, nuestro futuro se avecina en éxito seguro.

 

Shalom!

¡El Rey está en el Campo!… (Elul: Días de Acceso Directo al Eterno)

Por P.A. David Nesher

 

 

El Eterno anhela venir a tu presencia para observar cómo están tus asuntos y así acompañarte en la búsqueda de la salida a toda circunstancia adversa.

 

Durante los días de este mes, mientras peregrinas en comunión con Su Presencia, escucharás en tu alma tres frases de Su Dulce Voz:

«Estoy aquí»

«Estoy disponible»

«¿Qué quieres que te haga?»

Ser un Imitador del Mesías

Autor: Moisés Franco

En el mes lunar de Adar, el número doce del calendario hebreo, el Eterno Dios nos da consignas clave: alegrarnos por la belleza que surge de nuestro interior en propósito y en esa alegría y por medio de ella ser imitadores del Mesías.

Es decir, ser personas que representen a YAHVÉH, el Verdadero Dios, aquí en la tierra y que trabajen junto a Él para hacer volver al mundo a su diseño original. Como lo declaró en el Sinaí, ser un reino de sacerdotes, una nación santa. Es decir, gente apartada del pecado para un fin especial (eso es ser santo) que se deja capacitar por Su instrucción para reinar, traer orden a la Tierra.

Esto mismo es lo que hizo Jesús (Yeshúa en su forma original), porque fue el Cristo, que en hebreo se dice “Mashiaj” (español Mesías) y significa “ungido”. Esto significa “ser capacitado” para transformar la realidad conforme al propósito y voluntad del Dios de Amor.

Según Efesios 4:11-16 toda persona que conforma la Iglesia de Cristo está llamada a ser parte de un cuerpo que es en todo como su cabeza. Un cuerpo que trabaja en sintonía con las directivas y mentalidad de quien lo domina y que manifiesta su poder en la creación.

La pregunta es ¿cómo llegamos a eso? El Señor a través de Su Espíritu Santo nos da esa respuesta en el mismo pasaje antes citado:

“Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.

De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.

Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas.

Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.

Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro”.     

(Ef. 4:11-16, versión NVI)

 

La respuesta indica dos fundamentos elementales e interdependientes (es decir, que se necesitan mutuamente):

  • La instrucción del Eterno (torah en hebreo y mal traducida como “ley”) administrada por los cuatro ministerios que Él constituyó (apóstoles, profetas, evangelistas y pastores maestros). Cabe destacar que las Sagradas Escrituran hablan de que fueron constituidos cuatro tipos de hombres “dones” con el objetivo de “capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo”. Es decir que se necesitan esos cuatro tipos de seres humanos entregados como regalo a la iglesia para poder edificar el cuerpo mesiánico que el Eterno quiere, cuatro y no menos, como muchos afirman al negar por ejemplo la existencia de apóstoles y profetas en los tiempos actuales (que dicho sea de paso carecen de fundamentos bíblicos para sostener este error).
  • El Amor perfecto, que es Dios mismo según la primera carta de Juan 4:8.

Entonces instrucción eterna administrada por los cuatro ministerios y sumergida en YAHVÉH (el Amor perfecto) conforman una humanidad que es “en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.”

Si estamos de acuerdo en que esos dos elementos son necesarios para el cumplimiento del propósito eterno, cabe advertir sobre aquello que busca que eso se cumpla.

Obviamente que muchos dirán “las tinieblas” o “satanás”, y es válido pero hasta cierto punto. Si el Señor es dueño de todo e omnipotente, nada puede impedir el cumplimiento de su voluntad, el adversario no puede “oponerse a Él”, sino que se opone a los seres humanos haciendo que éstos sean quienes se rebelen contra el diseño original.

¿Cómo lo hace? Activando nuestra falsa imagen, el ego, o en lenguaje escritural la “carne” en nosotros. Para activar esto en nosotros el enemigo usa una estrategia descripta en el mismo capítulo de Efesios: los “pensamientos frívolos”, éstos son todos aquellos que no están relacionados con “las cosas de arriba” (Mt. 16:23) y que se describen en 1 Juan 2:16:

«Esto es lo malo del mundo: desear cosas sólo por complacer nuestras malas pasiones; dejarnos atraer por lo malo que vemos y sentirnos orgullosos de las cosas que tenemos. Pero nada de eso viene del Padre, sino del mundo.»  (versión PDT)

 

Por eso, para concluir, debemos ser imitadores de Cristo Jesús como las mismas Sagradas Escrituras nos exhortan en Efesios 5:1-2, de esa manera seremos en todo semejantes a Él. Para eso debemos dejarnos capacitar (ser ungidos, es decir mesías) a fin de tener la misma mente de Él: amor en servicio, descripta en   Filipenses 2:5-8:

“Piensen y actúen como Cristo Jesús. Esa es la misma manera de pensar que les estoy pidiendo que tengan. Cristo era como Dios en todo sentido, pero no se aprovechó de ser igual a Dios. Al contrario, él se quitó ese honor, aceptó hacerse un siervo y nacer como un ser humano. Al vivir como hombre, se humilló a sí mismo y fue obediente hasta el extremo de morir en la cruz” (versión PDT).

¿Por qué Clamas a Mí?… ¡Deja la Oración y comienza la Acción!

Entonces YHVH dijo a Moisés:
¿Por qué clamas a mí?
Di a los hijos de Israel que marchen.
Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Yahvéh, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.

(Éxodo 14: 15-18)

Pocos días después de haber decretado la liberación a los hijos de Israel, faraón, arrepentido por esta acción, resolvió en su corazón hacer volver a Israel para recuperar la mano de obra que había dejado ir. Entonces mandó a su ejército para que persiguieran a los hebreos y los retornaran cautivos.

 

Cuando el pueblo del Eterno se percató de esto, se encontraba justo al frente del Mar Rojo. Tenían solamente dos opciones: volver hacia atrás y que sus enemigos los hagan pedazos o continuar hacia adelante y morir ahogados. No tenían salida. Se encontraron en una encrucijada y temieron. Dudaron en su corazón, y entonces fueron a Moisés con quejas.

 

No había por donde escapar, no había por donde huir. Los hebreos estaban sin salida, por un lado el Mar Rojo enfurecido, y por otro, los carros de faraón, con todo un ejército de valientes. Los israelitas veían la muerte por todos lados. Los hebreos estaban asustados, estaban acabados desde su percepción.

 

En ese camino de aprendizaje, llamado desierto, el Eterno tenía que utilizar métodos para capacitar a Su Pueblo, uno de ellos fue el de las dificultades. Hasta ahora ellos, testigos de los milagros divinos en medio de cada plaga, habían pensado que todo era color de rosa. (Cómo también a muchos de nosotros nos gustaría que fuera así). Ahora, ellos estaban comenzando a entender la lección que en el propósito eterno de YHVH, todas las circunstancias ayudan a bien (Romanos 8:28).

 

Leemos que en este momento el pueblo de Israel comenzó a reclamarle a Moisés y a decirle que hubiera sido mejor seguir sirviendo en Egipto que morir en el desierto. Y Moisés siendo el líder muestra ante el pueblo una gran determinación, y entonces dice:

 

“… No temáis; estad firmes, y ved la salvación que YHVH hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. YHVH peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.”

(Éxodo 14:13, 14)

 

Moisés, en otras palabras, está animando al pueblo diciéndoles: «¡no teman!, pueden perseguirnos los egipcios y confundirnos, pero YHVH está de nuestro lado! ¡Dejemos nuestros malos pensamientos a un costado! ¡No hace falta entender lo que sucederá, sino creer en la salvación de YHVH!«. Era necesario recordarles a los israelitas que, aunque «salieron de Egipto en formación de combate» (Éx. 13:18) y «marchaban con aire triunfal» (Éx. 14:8), sería el Eterno quien les otorgaría la victoria.

 

Ante el pueblo, Moisés estaba llenos de fe; pero ante el Eterno, vemos que él clamó en desesperada oración. Esto era bueno porque Moisés debía de mostrar confianza ante la nación para incitar su fe, pero delante del Eterno, él debía mantenerse humilde y totalmente dependiente.

 

 

¿Por qué clamas a mí?”, preguntó el Eterno a Moshé. Con este cuestionamiento la revelación sanó el alma del profeta. Es claro que existe un tiempo para orar, pero también hay tiempo para actuar. Podría bien estar en contra de la voluntad de Dios el detenerse de hacer para orar solamente en una situación en particular. Este era un momento para acción, y Moisés podría orar a lo largo del camino.

 

«Y tú alza tu vara, y extiende tu mano«. Estas eran instrucciones sencillas las cuales se conectarían con un poderoso milagro. De la misma manera, el más grande milagro de salvación ocurre con estos sencillos actos de nuestra parte. El Eterno le dice a Moshé que es el momento de entrar en acción. No hay nada que esperar. De alguna manera el Eterno dice a Moshé: «¡Antes que el ejercito egipcio se acerque más, levanta tus manos y dile al pueblo que comiese a marchar!«

«La Voz Divina dice siempre a Israel: ¡Marchad! Ya sea que se encuentre ante vosotros el mar Rojo, las persecuciones antiguas o la intolerancia moderna, marchad, proseguid, avanzad siempre hacia adelante. No miréis hacia atrás, donde yacen en ruinas los pueblos que os persiguieron, sino mirad hacia adelante, donde se abren en toda su grandeza los magníficos horizontes del futuro de la humanidad. ¡Marchad! Las olas del mar no apagarán el vigor de vuestra existencia; los ríos de vuestra sangre derramada por los tiranos no destruirán vuestro nombre y vuestra gloria. ¡Marchad! Estáis por encima de los elementos, del tiempo y del espacio.

Avanzad siempre y no retrocedáis« (autor anónimo).

 

Suena asombroso, pero el Eterno le dijo a Moshé ¡que dejara de orar y se moviera! La oración debe tener un lugar vital en nuestra vida, pero también hay que tomar acción. Debemos reconocer que existen ocasiones en nuestras vidas en que sabemos exactamente lo que debemos hacer, pero en vez de actuar, nos ponemos a orar buscando mayor dirección al respecto. La realidad es que estamos buscando una excusa para no tomar acción.

 

Para concluir, cabe aquí citar lo que el famoso predicador Charles Spurgeon sostenía:

Hay tiempo para orar, pero también hay tiempo para una actividad santa. La oración se adapta para casi cualquier ocasión, pero no solamente la oración, pues viene, en ocasiones como esa y hoy, un momento en que la oración debe tomar un lugar secundario.”

 

Este es un aspecto de la vida espiritual de la cual es raramente reflejada, pero el apóstol Pablo (en Efesios 3:10-11) nos dice que Dios usa a Su gente para enseñar a seres angelicales. Cuando YHVH nos libra de la tentación o la crisis, es tanto un testimonio para nuestros enemigos invisibles como lo es para nosotros. Él usa cada victoria en nuestra vida para decir a nuestros enemigos invisibles acerca de Su poder y habilidad para obrar en y a través de nuestra frágil humanidad redimida en Yeshúa.

 

Entendemos pues, por las palabras expresadas por el mismo Eterno, que siempre hay algo más por hacer que solamente orar. No solamente debemos de rogar a YHVH, nuestro Dios, por ayuda, también debemos tener visión para hacer camino a la ayuda de Dios. ¡Hay momentos en los que no tenemos que clamar a Dios, sino, actuar!

 

Si sabemos lo que tenemos que hacer, ¡es hora de ponernos en marcha!

 

Con amor y en servicio: P.A. David Nesher

Abrahán fue probado y pudo ver el Día del Mesías

«Aconteció después de estas cosas que Dios probó a Abraham, y le dijo: ¡Abraham! Él respondió: Heme aquí«

(Génesis 22:1)

Nuestro padre Abraham no tuvo noticias de Elohim (Dios) por muchos años. El Eterno parecía estar en silencio. Pero después de estas cosas Elohim probó a Abraham, y le pidió que hiciera lo impensableEsta expresión es la prueba fidedigna de que el Eterno probó a Abrahán pero no tenía la intención de que el patriarca sacrificara a Isaac. Esta es la primera vez que la palabra prueba se utiliza en las Sagradas Escrituras, y sería la mayor prueba de Abraham.

La palabra hebrea que ha sido traducida aquí como prueba también significa tentación y provocación. Será importante en este momento comentarles que las tres acepciones tienen tres propósitos diferentes:

  • La prueba tiene el propósito de fortalecer y elevar.
  • La tentación tiene el propósito de hacer caer y destruir.
  • La provocación tiene el propósito de resistir y contender.

Aunque la misma palabra es usada para los dos primeros significados (prueba y tentación) hay una gran diferencia entre una cosa y otra. El propósito detrás del acto determina si es una prueba o una tentación. Si el propósito es hacer que la persona caiga en desgracia, es una tentación. Si el propósito es hacer que la persona suba a un nivel más alto, es una prueba. Desde esta clara distinción, notamos que las Escrituras Sagradas dejan bien en claro que:

  • El Eterno no tienta ni provoca a nadie (Santiago 1:3), pero sí pone a prueba a todas las cosas creadas.
  • El ángel maligno, HaSatán (satanás), el enemigo del hombre, puede provocar y tentar a los hombres.
  • El ser humano puede provocar al Eterno.

El Eterno puede utilizar la tentación de HaSatán (El Adversario) como una prueba para el hombre. Se entiende que el propósito que el adversario tiene con su tentación es hacer caer al hombre, pero el propósito de Yahvéh cuando permite que el HaSatán tiente al hombre es fortalecerlo y elevarlo. El Eterno está muy por encima de todo y todos y el HaSatán no puede hacer nada sin el permiso del Eterno. El propósito de la prueba es elevar a la persona. Cuando uno ha pasado la prueba tiene siempre una gran recompensa. La recompensa mayor que el ser humano puede recibir es un carácter aprobado:

“Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.”

(Santiago 1:2-4)

Si una persona no pasa la prueba que el Eterno le pone tiene dos opciones, hacer la prueba otra y otra vez hasta que la pase, o finalmente ser eliminado. Lo que pasó con la mayoría de los hijos de Israel que salieron de Egipto fue que suspendieron la prueba diez veces, (cf. Números 14:22), y por eso no pudieron subir al nivel superior que el Eterno había preparado para ellos en la tierra prometida. Por esto, es que Moshé, coloca aquí este relato de la última y gran prueba de Abraham avinu. El Eterno llamó a nuestro padre…

“Y dijo:

Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Yitsjak, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en ofrenda de ascensión sobre uno de los montes que yo te diré.”

(22:2)

La palabra hebrea traducida como “ahora” es «na«. Tiene principalmente dos acepciones, “por favor” y “ahora”. Esto quiere decir que se puede traducir: “Toma por favor a tu hijo…” No es una orden fuerte sino una petición suave. Yahvéh quería probar la sincera veracidad de Abraham si realmente estaba buscando los deseos del Cielo o sus propios deseos. Llevaba mucho tiempo sin sacrificar animales y ahora Yahvéh le pide a su hijo, el que más amaba.

Yahvéh lo llamó, y Abraham le respondió: «Heme aquí«. Esto no fue una prueba para producir fe, sino una prueba para revelar su nivel de fe. El Eterno edificó a Abraham lentamente, parte por parte, año por año, hasta ser un hombre de fe. Nuestra fe no es puesta realmente a prueba hasta que Elohim (Dios) nos pide que soportemos lo que parece insoportable, hacer lo que parece irracional, y esperar lo que parece imposible.

En esta ocasión el Eterno puso a prueba a nuestro padre Avraham. Esta prueba no fue tanto para producir fe, sino una prueba para revelar la clase de fe que Abrahán tenía. Es un evento que le demostraría al patriarca y sus descendientes que Yahvéh, durante ese tiempo de silencio, edificó el ser de Abraham lentamente, parte por parte, año por año, hasta ser un hombre de fe (hebreo emunah). Por lo tanto, el propósito de la prueba era elevarlo. Por eso, esta será la última (y la definitiva) prueba para perfeccionar su fe (emuná), tal y como lo explicaría Santiago en su epístola a los discípulos del primer siglo de nuestra Era Común:

“Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada”

(Santiago 2:22)

Así que la fe de Abraham fue perfeccionada por medio de esta prueba, en el sentido de llegar a su máximo potencial. Después de esta prueba la confianza de Abraham llegó a un nivel que no necesitaba más pruebas, había alcanzado su meta. Y es que la prueba es utilizada por del Eterno para poner presión sobre las personas a fin de que se manifieste lo que hay en sus corazones en los momentos de crisis:

Y te acordarás de todo el camino por donde YHVH tu Elohim te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos.”

(Deuteronomio 8:2)

Abraham era un compañero de pacto con el Eterno. El Eterno necesitaba que la obediencia total de Abraham se manifestara para poder cumplir sus propósitos en su vida y producir por medio de él aquella simiente de la mujer que había sido prometido a Adam y Javá: el Mesías (Génesis 3:15). Como Abraham le entregó a su hijo único, así Yahvéh entregó a Su Hijo Únigénito para ser un sacrificio de pecado no solamente por la descendencia de Abraham, sino por todo el mundo, (cf. Juan 3:16).

El Eterno, nuestro Abba, no quiere que pongamos un signo de interrogación en nuestra fe, sino un punto. Un punto que signifique que tenemos por Él una fe consolidada, perseverante, continua, porque al final su obra es para nuestra bien. El Señor conoce muy bien nuestro propósito y además nuestra capacidad de fe. Para ello son sus pruebas, porque no se sabrá nunca si la fe es real, si nunca fue alguna vez probada. Está bien claro que las pruebas nos permiten asombrarnos a nosotros mismos acerca de la capacidad de fe que hemos desarrollado desde nuestro Nuevo Nacimiento.

Como en todas las cosas, el propósito sobresaliente del Eterno es que nosotros, como hijos, seamos transformados más y más a la imagen de Su Hijo (Romanos 8:29). Esta es la meta del discípulo de Yeshúa, y todo en la vida, incluyendo especialmente las pruebas, está diseñado para permitirnos alcanzar esa meta. Es parte del proceso de la santificación, siendo apartados para los propósitos de Dios y equipados para vivir para Su gloria. El apóstol Pedro nos explica la manera en que las pruebas logran esto:

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.”

(1 Pedro 1: 6-7)

La fe del verdadero creyente se reforzará mediante las pruebas que experimente para así descansar en el conocimiento de que dicha fe es real y durará para siempre.

Entonces debemos aceptar que las pruebas desarrollan el carácter piadoso, y eso nos permite “…[gloriarnos] en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Romanos 5:3-5). Nuestro amado Mesías Yeshúa fue el ejemplo perfecto de esto. “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8). Estos versículos revelan aspectos de Su propósito divino tanto por las pruebas y tribulaciones de Jesús el Cristo, como por las nuestras. El perseverar comprueba nuestra fe. «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:13).

Una de las bendiciones más grandes, a decir verdad, la más gloriosa que tuvo nuestro padre Abrahán, fue que a través de esta prueba pudo ver el día del Mesías Yeshúa, en plena manifestación redentora. De esto quedó constancia escrita ya que el mismo Señor dijo: “Abraham, vuestro padre, se gozó de que había de ver mi día; y lo vio y se regocijó.” (Juan 8:56 -RV 1995) Ese gozo era la más grande que podía experimentar nuestro padre.

Por eso, para finalizar quiero animarte con lo que el profeta Jeremías dice:

«Benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza.«

(Jeremías 17:7 – NTV).

¿Qué sucede en los momentos de prueba si confías en el Señor? Mira  la promesa del Eterno en:

«Los que en mí confían no quedan defraudados«

(Isaías 49:23 – DHH)

Si no estás dispuesto a sacrificar por amor a Yahvéh lo que más te gusta, entonces tienes algo en tu vida que está interponiéndose entre tu vida y Su Presencia. Eso se ha convertido en un dios falso para ti. Eso se llama abominación de idolatría. Yahvéh y Su Justicia (Su Reinado) tienen que tener el lugar primordial en nuestras vidas (Mt. 6: 33), y si existe algo en tu vida que desafía ese lugar Él te pedirá que lo sacrifiques. ¿Estás dispuesto para ello?

Deseo que el Eterno nos conceda su gracia para poder pasar las pruebas con éxito para que también nosotros podamos ver el día de Yeshúa con gozo.


Bitácora Relacionada:

17 de Tamuz: El Inicio de un Proceso Victorioso

El 17 del cuarto mes (llamado por la Casa de Judá tamuz) es un día de ayuno que conmemora la caída de Jerusalén, previa a la destrucción del Templo Sagrado. Esto marca también el comienzo de un período de duelo nacional de tres semanas, que termina en Tishá B’Av (el 9 de Av o quinto mes del calendario lunar de YHVH).

También, de acuerdo a los relatos del Talmud, se registra que la primera tragedia ocurrida el 17 de tamuz fue el rompimiento de las primeras tablas de la Torah (Instrucción) en el Monte Sinaí.

El Ayuno del 17 de Tamuz es el primero de los días de ayuno enlistados en la Biblia, llamado allí «el ayuno del cuarto mes» (Zacarias 8:19). Fue instituido en recuerdo a la ruptura de la murallas de Jerusalén durante ambos sitios impuestos a la ciudad en la antigüedad: el primero de ellos por Nabucodonosor de Babilonia, el 9 de Tamuz de 586 a. C., y por segunda vez por el comandante de las legiones romanas, Tito, el día 17 de Tamuz del año 70, que devino tres semanas más adelante en la caída de la ciudad y destrucción del segundo Templo de Jerusalén, el día 9 de Av del mismo año.

Este día es el primero de los cuatro días de ayuno mencionados en los profetas. El propósito de este día de ayuno es despertar nuestro sentimiento de pérdida por el Templo destruido y la consecuente travesía de la Casa de Judá hacia el exilio.

El hecho de atormentarnos por estos trágicos eventos tiene como objetivo ayudarnos a conquistar las deficiencias espirituales que los provocaron. A través del proceso de “Teshuvá” —introspección y compromiso a cambiar— tenemos el poder de transformar tragedias en alegrías. De hecho, el Talmud dice que después de la redención futura de Israel y de la reconstrucción del Templo, esos días de ayuno serán re-dedicados como días de regocijo y festividad. Porque como dijo el profeta Zacarías: el 17 de tamuz se convertirá en un día de “regocijo para la casa de Yehudá, de felicidad y de alegres banquetes”.

El periodo de veintiún días entre el diecisiete de tamuz y el nueve de Av es denominado bein ha-metzarim –“días de la angostura«, basado en el versículo (Eijah -Lamentaciones- 1:3) que señala: todos sus perseguidores la alcanzaron entre las angosturas. Los sabios de la escuela del sacerdote Esdras explicaron que «entre las angosturas»  se refiere a los días de aflicción que ocurrieron en el período entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av. En éste período, muchas calamidades le sucedieron al pueblo judío a través de las generaciones. Fue durante éste período que tanto el Primero como el Segundo Templo fueron destruidos. Este período fue por consiguiente, establecido como un tiempo de luto por la destrucción de los Santuarios.

El Ayuno de 17 de Tamuz es considerado día de ayuno menor, observado desde el amanecer hasta la caída de la noche y salida de las estrellas, excluyendo las horas nocturnas. Si cae en sábado, será trasladado al domingo subsiguiente, ya que según los preceptos, no se conmemora duelo en Shabat.

Hoy, para nosotros, los redimidos en Yeshúa, el león de la tribu de Judá, este ayuno tiene un propósito mesiánico: despertar el sentimiento de pérdida por el Templo destruido de Yeshúa: Su Cuerpo, la Iglesia. El objetivo de este ayuno será ayudarnos a conquistar las deficiencias psíquico-espirituales que provocan paralelamente en nuestras vidas únicas e individuales, los trágicos eventos de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo. Estas deficiencias son provocadas por la excesiva vida que le otorgamos a nuestro ego, quien orgullosamente nos conduce a crear un «Dios» a nuestra manera de acuerdo a los diferentes cánones que el materialismo práctico del sistema reptiliano nos ofrece.

El proceso que permite este ayuno es el conocido como Teshuvá, es decir nuestra capacidad de introspección para desarrollar un compromiso inteligente y emocional que nos conduzca a generar cambios en nuestro carácter al estilo de nuestro Mesías, Su majestad Yeshúa.

El resultado celestial será la adquisición de el poder que nos permite transformar tragedias en alegrías que contribuyan y permitan la transformación de nuestro entorno (Tikun).

frase el ayuno

 

BITÁCORA RELACIONADA: El Ayuno del 4º Mes y el poder de Teshuvá (arrepentimiento)

 

¿Por qué Yahvéh cotiza al alma humana con dinero?

«YHWH le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: «Cuando alguien quiera hacerle a YHWH un voto especial equivalente al valor de una persona, se aplicará el siguiente cálculo: »Por los varones de veinte a sesenta años de edad se pagarán cincuenta monedas de plata, según la tasación oficial del santuario. »Por las mujeres se pagarán treinta monedas de plata».

(Levítico 27:1-4 NVI revisada)

En cierta oportunidad el filósofo Nietszche aseguró que los seres humanos son seres que hacen promesas, y esto en verdad es así ya que las promesas  son constitutivas de la esencia misma del hombre y de la dinámica exitencial de su historia. Debido a esta capacidad de hacer promesas podemos incrementar nuestra capacidad de acción reparadora y transformadora, podemos lograr cosas que no nos hubieran sido posibles sin la habilidad de coordinar nuestra acción con la del Perfecto Otro (o la de los otros). Basta mirar alrededor y observar todo cuanto nos rodea para discernir que gran parte de lo que vemos descansa en la capacidad del ser humano de hacer promesas. De esto, deducimos que nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra educación, nuestra cultura, se generaron de vínculos fortalecidos en promesas que realizaron unas personas con otras.

Ante este tema tan importante, los invito a considerar un pasaje lleno de códigos mesiánicos que el Eterno reveló a Israel cuando estaba siendo capacitado por Él en el desierto, a fin de convertirse en una nación sacerdotal que manifestara el poder redentor de Yahvéh a las naciones y determinara el destino de propósito eterno de toda la humanidad.

 

Comenzaré explicándoles que en todos los tiempos, tanto en la alegría como en el sufrimiento, el ser humano sintió la necesidad de extender su corazón hacia las dimensiones espirituales y extender su felicidad o infelicidad por medio de votos, promesas y consagraciones. La finalidad de los votos o promesas es ganarse la benevolencia divina para evitar un mal o conseguir un bien. Por eso este fragmento de la Torah, hasta el versículo 8 incluido,  trata acerca de lo que se conoce como votos (hebreo néder) que hace la persona redimida, prometiendo pagar el valor de un ser humano, de un animal o de una cosa, y cuya cuantía era utilizada para los gastos de conservación del Templo. Esta promesa debía referirse a algo particularmente valioso para el individuo. Trata acerca de las promesas que una persona puede hacer para entregar su alma para el mantenimiento y la conservación del Templo del Señor.

Cuando una persona se dedicaba al Eterno por medio de una promesa, sabía que no podía servir en la tienda de reunión, pues esto era el servicio peculiar y exclusivo de los levitas. Entonces, es establecía la dinámica de este estatuto que permitía la paga de un precio de rescate a la persona que le relevaría de ese servicio. Si alguien pronunciaba las palabras: «donaré el valor de tal y tal», ellas constituían una promesa solemne que dejaba lazada el alma en compromiso con todas las dimensiones celestiales. Esto era llamado el precio de la conmutación de una persona. Justamente como no se puede entregar el alma, que es inmaterial, la Torah simbolizaba dicho acto en la entrega de un dinero en su lugar. El mismo representaba el valor de esa alma humana bajo voto de servicio. Con esta dinámica el Eterno se aseguraba que cada integrante de Israel analizara antes de hacer una promesa, si podría o no cumplirla. Esto guiaba a la conciencia que toda promesa debe pronunciarse con claridad y palabras inequívocas o bien podían surgir problemas serios en diversas áreas de su vida. Así la conciencia hebrea tomaba el paradigma sacerdotal de que cuando hacemos una promesa tiene que ir acompañada de honestidad y compromiso, ya que cuando no se cumple con las promesas (votos), los vínculos con las dimensiones celestes establecen descreimiento a la imagen divina que hay en el que promete y no cumple. Entonces se escribe en el libro de las obras contra esa vida humana, y los ángeles servidores de dichas áreas se activan negativamente. Así lo entendía el sabio rey Salomón por lo que escribió:

«Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple todas las promesas que le hagas.

Es mejor no decir nada que hacer promesas y no cumplirlas.

No dejes que tu boca te haga pecar, y no te defiendas ante el mensajero del templo al decir que la promesa que hiciste fue un error. Esa actitud enojaría a Dios y quizá destruya todo lo que has logrado.»

(Eclesiastés 5: 4-6)

Cada integrante de Israel comprendía desde este estatuto que cuando se realiza una promesa, en realidad hay dos procesos diferentes involucrados: el proceso de hacer la promesa y el proceso de cumplirla. La promesa como un todo en plenitud, requiere de ambos. El primer proceso, el de hacer una promesa, es estrictamente comunicativo y, por lo tanto, lingüístico. El segundo proceso, el de cumplir la promesa, puede ser comunicativo o no serlo. Ambos procesos sin embargo, tienen sus respectivos puntos de cierre. Lo cierto es que la promesa como un todo se termina cuando cierra el proceso de su cumplimiento. Por eso es que en los ámbitos celestiales un alma humana tiene tanta prioridad en su manifestación lingüística.

Integridad y confiabilidad. Ambas son las competencias que se demuestran en las dimensiones celestiales cuando un hijo primogénito del Eterno (o una congregación) hace lo que dice, lo que promete. Yahvéh enseña con esto que el poder que tiene una promesa puede ser enormemente potenciador o totalmente devastador, y ello sólo depende de las acciones que lleva a cabo quien promete algo justo después de hacerlo.

La belleza de estos mandamientos es que hace a aquel que realiza el voto de consagración algo definido por hacer; el voto de consagración era por lo tanto mucho más que simples palabras, tenía una acción definida asociada con ello – y prevenía a las personas de realizar votos vacíos hacia el Eterno para no quedar impuro y ser visitado por mensajeros celestiales encargados de disciplinar los necios.

El Ser Humano valorado como Ser Lingüístico.

 

Este capítulo que trata de los votos referentes a personas, estipulando sus respectivos valores, enseña que Yahvéh no desea sacrificios humanos. Los pueblos paganos de la antigüedad, como los que habitaban el Canaán que habría de conquistar, ignorando el respeto a la vida, llegaban a donar seres humanos y a ofrecerlos en sacrificio a sus divinidades. Es por esto por lo que la Torah ordenó: «Cuando alguno hiciere un voto al Eterno, si fuere de persona, será para el Eterno según su avalúo; tu avalúo para el hombre de edad de veinte años hasta la edad de sesenta años, será de cincuenta siclos de plata» (Vayikrá 27: 2-3). Esto quiere decir: Si llegareis a hacer una promesa para ofrendar una persona a Yahvéh, lo haréis por su valor en plata y no con almas.

 

Desde esta explicación podemos decodificar que este pasaje dejaba, en primer lugar, claramente establecido que el valor del alma humana es demasiado alto para lograr ser redimida y así nunca ver la muerte (Salmo 49:7-8). Por lo tanto, aquí se trata de un precio simbólico que la Torah pone sobre el alma de una persona. Si alguien quiere donar su vida al templo, podrá hacerlo representativamente en forma de dinero. El midrash (exégesis) Tanjumá explica esto diciendo: “Si donaras el valor de una persona, lo consideraré como si la hubieras sacrificado”.

 

Teniendo en cuenta lo que venimos considerando, este mandamiento establece que para que una persona pueda dar dinero en representación de su alma, tendrá que hacerlo según su capacidad para producir bienes materiales. Los que tienen más fuerzas físicas tienen más posibilidad de producir riquezas por medio de su trabajo físico. Así que el varón que tiene entre 20 y 60 años tiene que pagar más que cualquier otro, porque en esa edad tiene su máxima capacidad para producir dinero mediante su trabajo físico. Una mujer con la misma edad normalmente no tiene la misma capacidad física, y por lo tanto la Torá no exige tanto de ella, para que no se sienta inferior al hombre si no puede llegar al mismo nivel de producción. La Torah acepta las ofrendas según la capacidad de cada uno. Esto es lo que el apóstol Pablo tenía en su mente al escribir: “Porque si hay buena voluntad, se acepta según lo que se tiene, no según lo que no se tiene” (2 Corintios 8:12 _ LBLA).

El valor de un varón de edad de veinte hasta sesenta años, se calculaba en cincuenta siclos de plata, y el de una mujer, en treinta siclos (vers. 3-8). Un hombre entre los 20 y 60 años de edad tenía un valor mayor por la cantidad de trabajo que podía realizar. El valor del trabajo parecía ser la norma de valoración. Un hombre en la flor de la vida podía efectuar el servicio más efectivo. Por la frase «tu valoración» quería expresarse el valor vigente entre la gente. El valor laboral de una mujer sería más bajo, pero lo importante de estas líneas divinas era establecer que una mujer podía ser consagrada al Eterno. Este estatuto, nos permite explicar, por ejemplo que la hija del juez Jefté no fue ofrecida como un sacrificio humano, sino que permaneció sin casarse porque fue prometida al servicio del Tabernáculo de YHVH (Jueces cap. 11). También en este contexto de la Torah podremos entender mejor el caso de Ana que ofreció el hijo que había tenido a Yahvéh para servir en el santuario y lo cumplió (1Sm. caps. 1 y 2).

Leamos a continuación los versículos 5 al 8:

«Si es una persona de cinco hasta veinte años, entonces tu valoración será de veinte monedas para un varón y de diez monedas para una mujer. Pero si son de un mes hasta cinco años, entonces tu valoración será de cinco monedas de plata para el varón, y para la mujer tu valoración será de tres monedas de plata. Y si son de sesenta años o más, si es varón, tu valoración será de quince monedas, y para la mujer, de diez monedas. Pero si es más pobre que tu valoración, entonces será llevado delante del sacerdote, y éste lo valorará; según los recursos del que hizo la promesa, el sacerdote lo valorará.» 

Podemos ver que la escala de valoración estaba determinada por la edad y no por la posición social, las riquezas o el prestigio. Estaba basada en la capacidad de trabajo.

Este pasaje nos enseña que en cuanto a la evaluación del alma, el pobre no es visto como inferior al rico, sino todos los que tienen cierta edad y sexo están evaluados por igual. Observemos la forma en que Yahvéh hizo previsiones para que los más necesitados también pudiesen participar en este servicio voluntario. Si alguien es pobre y desea entregar un dinero conforme a la evaluación de su alma, puede hacerlo con menos dinero, según el sacerdote lo estipule, y en ese caso le es contado delante de Yahvéh como si hubiera puesto todo el precio (v. 8).  Cada quien puede dar su vida al Señor; no hay nadie que sea muy pequeño, o muy insignificante, o sin utilidad. Yahvéh quiere usar a cada quien. Por ello, un precio justo y equitativo sería fijado por el sacerdote de acuerdo con su capacidad de pago. Tal como veremos en el ministerio sacerdotal-mesiánico de Yeshúa, la humilde ofrenda de una viuda tiene más valor en el cielo que los regalos más valiosos de las personas más adineradas (Mateo 12: 41-44).

Lo interesante de este texto es que establece que al envejecer, el valor del varón disminuye más en proporción que el de la mujer, pues los antiguos decían: «Un viejo en la casa es una bendición, pero una vieja es un tesoro» (Talmud Erajín 19). Y si fuese pobre quien hizo el voto, lo pagaba según le permitiese su situación económica, pero dejando para sí la alimentación para un mes, ropa para un año, cama para dormir y demás necesidades primordiales.

Una característica notable de las promesas que los hombres hacían era su carácter voluntario. Seguían a los mandamientos, ceremonias, y ritos. Eran la respuesta de un corazón agradecido al misericordioso YHVH . Sin embargo, es importante destacar lo que este pasaje enfatiza, una vez que se había hecho una promesa al Eterno Dios, ésta debía ser cumplida. Es decir que una vez que se prometía algo, se convertía en obligatorio. Dice Proverbios 20:25: «Es peligroso que el hombre prometa algo a Dios y que después reconsidere su promesa«. Y también leemos en Eclesiastés 5:4-6: «Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a él no le agradan los necios. Cumple lo que prometes,  pues vale más no prometer, que prometer y no cumplir. No permitas que tus labios te hagan pecar, ni luego digas ante el enviado de Dios que lo hiciste por error. ¿Por qué hacer que Dios se enoje por lo que dices y destruya lo que has hecho? Por lo tanto, en medio de tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia a Dios«.

Hay otra característica notable sobre las promesas de personas. En los asuntos humanos, ordinariamente un hombre paga por el servicio de otro. En la ley de las promesas, el orden se invertía y una persona pagaba por servir a Dios. Es que servir a Dios constituye un privilegio.

Por todo ello, estoy convencido que si prometes algo al Eterno, Él te considerará responsable de que lo cumplas. Muchos denominados cristianos hoy no están cumpliendo lo que prometen. Tú en cambio, como primogénito en Yeshúa si no tienes intención de cumplir una promesa hecha o si tomas a la ligera tus relaciones con nuestro Dios, sería mejor que no hagas promesas apresuradas. Recuerda que Yahvéh no te está pidiendo que hagas una promesa, pues esto es algo voluntario. Pero si así lo haces, asegúrate de cumplirlo. Dice Su Instrucción:  «Cuando hagáis una promesa al Señor vuestro Dios, no tardéis en cumplirla, pues tened por seguro que el Señor vuestro Dios os pedirá cuentas de ello, y seréis culpables de pecado.  Si no hacéis ninguna promesa, no cometeréis ningún pecado;  pero si de una manera voluntaria hacéis una promesa al Señor vuestro Dios, entonces deberéis cumplirla» (Deuteronomio 23:21-23).

Por último, entendemos que aquel varón o aquella mujer que ha entregado su alma para el servicio en la obra del Reino del Eterno automáticamente dará dinero a la obra que hace que su casa sea edificada, tanto en el cielo como en la tierra. Así pues, es totalmente natural y común que dichos hijos estén siempre solícitos en disponer sus recursos, fuerzas y talentos para mejorar la calidad de su casa apostólica de entrenamiento.

Saber Dormir Bien Gracias a la Torah

«Daré también paz en la tierra, para que durmáis sin que nadie os atemorice.

Asimismo eliminaré bestias dañinas de vuestra tierra, y no pasará espada por vuestra tierra«.

(Levítico 26:6 LBLA)

 

 

Los psicólogos que estudian el tema de los sueños aseguran que los últimos cinco minutos conscientes de cada día determinan aquello que soñaremos durante la noche. Y todos sabemos que la manera en que dormimos de noche determina, en gran medida, la forma en que funcionaremos al día siguiente.

Distintos estudios científicos aseguran que alteración del sueño trae muchos efectos negativos y en casos extremos puede ser mortal.

Por todo ello, y antes que las ciencias de la mente existieran, Yahvéh reveló por medio de sus promesas que el bien dormir es un don celestial que Él se encarga de dar a aquellos que se dejan guiar por Su Instrucción (Torah).

 

¿Quién puede acostarse sin temor?

 

La palabra hebrea que ha sido traducida como “para que durmáis” – u-sh´javtem, ושכבתם – significa literalmente “y os acostaréis”. El poder acostarse en paz y así mismo dormir sin angustia y temor es una gran bendición que muchos seres humanos hoy anhelan tener.

 

Se sabe que el ser humano duerme alrededor de una tercera parte de su vida. Eso significa que el que tiene 30 años de edad ha pasado unos 10 años acostado en la cama. El que tiene 60 años ha pasado unos 20 años de su vida en la cama.

 

El tiempo de la noche cuando estamos acostados es un tiempo muy importante. El Eterno ha creado el sueño para ayudar al hombre a funcionar correctamente tanto psíquica como físicamente. Cuando el cuerpo está dormido, las cadenas de la existencia física se rompen de repente. El alma es ahora libre de ascender a un lugar más elevado en la atmósfera espiritual, donde recibe alimento, poder y un «cambio de aceite» de vez en cuando. Pero, ¿por qué necesitamos recargarnos?

 

En el transcurso de un típico día caótico, las limitaciones del tiempo, el espacio y el movimiento pasan factura en nuestro cuerpo y nuestra alma. Toma el concepto del tiempo, por ejemplo. El tiempo nos mantiene constantemente bajo una presión extrema. O andamos corriendo todo el día, tratando de cumplir con nuestras obligaciones a contrarreloj, o nos volvemos cada vez más frenéticamente impacientes mientras vemos como el tiempo pasa lenta y pausadamente.

 

Según este texto que nos convoca en esta bitácora el poder acostarse y dormir en paz es el resultado de la obediencia a los mandamientos que el Eterno ha dado. El mismo salmista asegura que esta bendición surge de nuestra relación de humilde obediencia a la Instrucción:

En paz me acostaré y así también dormiré; porque sólo tú, SEÑOR, me haces habitar seguro

(Salmo 4:8).

 

Para que la Shalom de nuestra Abba inunde nuestro dormir convirtiéndolo en un instrumento espiritual de restauración conviene acostumbrarse a rezar el “Shemá Israel» cinco minutos antes de dormir.

 

Te aconsejo hacerlo así:

 

Relájate.

No trates de hacerlo de prisa como hiciste hoy con el tránsito de la hora pico. Haz una pausa. Deja de lado todos los pensamientos enloquecedores del día que pasó. Vacía la mente de toda preocupación.

 

Re-examina.

Deja que los momentos más destacados del día pasen por tu mente y agradécele a Abba nuestro por cada uno de ellos, destacando los destellos de belleza que encontraste en ellos. Descarta la basura de los enredos mundanos. Atrévete a creer que la próxima vez lo harás bien.

 

Refresca.

Conviene que olvides todos esos embrollos. La mejor forma de lograrlo es olvidando los líos de los demás que te afectaron en tus emociones.

Declara tu perdón a todos los que puedan haberte ofendido.

 

Reenfócate.

Ahora repite el Shemá Israel, declarando que detrás de todo lo que ocurrió hoy hay un solo Dios. Dilo con un intenso enfoque mental y de ese modo se te purificará el alma.

 

Arrepiéntete.

Piensa en la bondad del Eterno, que te permite empezar de nuevo cada día. Acerca tu alma a Él y aléjala de todo lo que te ata.

 

Vuelve a confiarle…

Concluye el Shemá pidiéndole una noche tranquila confiando tu alma a las fieles manos del Señor y alabándolo por todo lo que presenciaste en el día que se ha ido.

 

Por todo esto, si deseas practicar el buen dormir, sé obediente a la Torah, y ella será tu mejor cobertura contra la actividad de las tinieblas en las vigilias nocturnas.

¿Odiar al Padre y a la Madre?

«Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre y madre, a su mujer e hijos, a sus hermanos y hermanas, y aun hasta su propia vida, no puede ser mi discípulo».

(Lucas 14:26)

Debo hoy proclamar, lo que todo hombre a lo largo de la historia ha reconocido. Yeshúa desmontó y rompió todos los esquemas y cuestionó las palabras sagradas de las Sagradas Escrituras. A decir verdad, él cuestionó su interpretación y la manipulación que se hizo de ellas. A nuestro Maestro no le interesaba que lo reconociesen como Mesías (el que ellos, sus contemporáneos, esperaban), sino que quería ser Él mismo fiel a la verdad.

En presencia de Yeshúa todo ser queda desvelado; no hay medias tintas, porque Él es la plena autenticidad. «Si no odias a tu padre y a tu madre…«, no eres tú mismo y no podrás seguirlo. Odiar la figura del padre y la madre, no la persona, es lo que está diciendo Yeshúa.

Si aún vives de lo que tus padres grabaron en tu mente, y no eres capaz de emanciparte, es como si tus padres y su cultura respondieran por ti. Más vale la conciencia que la adoración, porque la conciencia , en sí, es adoración, despertar a la verdad del Eterno.

INRI y el Nombre Oculto del Eterno (YHVH)

Por: P.A. David Nesher

 

«Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.
Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos:
No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos.
Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito».

(Juan 19:19-22)

 

 

La anécdota con la que comenzaré puede resultar graciosa, pero también develará el espíritu de ignorancia que hoy gobierna en las mentes cristianas. Cierta vez, me encontré con un católico nominal que estaba convencido que el cartel que él leía en la parte superior de los crucifijos (INRI) ostentaba el nombre de la fábrica de procedencia del mismo. Sorprendido quedó cuando le leí esta porción del evangelio en la que queda bien en claro que esas cuatro letras son el acrónimo (palabra formada por las iniciales de otras palabras) de un paradigma de condenación redactado por Poncio Pilato. Estas iniciales eran de las palabras que informaban de la causa de la sentencia del crucificado.

El famoso título en latín que todos conocemos era INRI, pero dice el Evangelio que primeramente estaba escrito en hebreo y luego en griego y latín. Por lo tanto, lo que se leía como acrónimo era en este orden: YHVHINBI, INRI. El uso de estas tres lenguas son por el siguiente motivo: el hebreo era la lengua oficial del templo, el griego era la lengua cultural y comercial; y el latín era la lengua oficial del imperio romano.

El letrero era este:

inri_1cartel

Sus inscripciones se espesaban en sus correspondientes idiomas así:

ישוע הנצרי ומלך היהודים (hebreo)
ΙΗΣΟΥΣ Ο ΝΑΖΩΡΑΙΟΣ Ο ΒΑΣΙΛΙΑΣ ΤΩΝ ΙΟΥΔΑΙΩΝ (griego)
Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (latín)
¿Qué era lo escrito en la cruz que ofendía la mente hebrea de los sacerdotes?

Debemos entender que los sacerdotes estaban enteramente capacitados para discernir los mensajes ocultos detrás de cada letra hebrea. Ellos conocías y manejaban perfectamente la herramienta de la gematría. Por lo tanto el ojo agudo y místico de los sacerdotes, les permitió observar una peculiar «anomalía» en el burlezco título en hebreo, griego (koiné) y latín que se encontraba en la cruz. Protestaron en gran manera a Poncio Pilato (Juan 19: 19-22), porque en el letrero le había puesto un título en hebreo que significaba que Yeshúa era rey de los Judíos. Lo inquirieron para que modificase de la cruz ese título en hebreo. Ellos querían que se pusiera que fue el propio Yeshúa el que decía que era rey de los Judíos, sin embargo ésta no era la única razón para modificar el título, sino que al estar la cruz cerca de la ciudad y al estar en el paso por donde todos subían a Jerusalén para Pesaj (Pascua), cuando se veía ese madero de tormento con la inscripción, lo que se leía de lejos era YHVH, el nombre de Elohim clavado en la cruz.  Imagínense el impacto que esto significó en aquél 14 de Abib comienzo de Pésaj (Pascua) día de gran solemnidad, que en una Cruz romana estuviera clavado un hombre que se llamaba Yahvéh y que había sido crucificado a petición de ellos mismos.

Para entender mejor esto que les estoy planteando los invito a que veamos detenidamente ciertos detalles que contienen los secretos de esta tesis.

En el título puesto por Pilato sobre la cruz, encontramos que Jesús (Yeshúa) era y es primeramente Rey de los Judíos. El famoso título en latín que todos conocemos era INRI, pero dice el Evangelio que primeramenteestaba escrito en hebreo y luego en griego y latín. Comenzamos por el ultimo el latín.

INRI= Acrónimo esotérico en Latín:

 

 

INRI hemos dicho que  son las siglas de la frase latina IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM, la cual se traduce al español como: «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos».

Algunas sociedades esotéricas como los masones y los rosacruces atribuyen a este acrónimo orígenes paganos, es decir, anteriores a la cristianización. Lo interpretan como IGNE NATVRA RENOVATVR INTEGRA, que significa «Por el fuego se renueva completamente la naturaleza», era una manera de adoración al sol. Y esto Poncio Pilato lo conocía muy bien, por lo cual diseñó esta escritura con la intención de continuar burlándose de nuestro Señor y también de los judíos que gobernaba.

INBI= Acrónimo Griego:

Algunas Iglesias Ortodoxas de Oriente usan las letras INBI del texto griego de la inscripción en la cruz,Ἰησοῦς ὁ Ναζωραῖος ὁ Bασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων. Su sacerdocio cambia el título por ὁ Bασιλεὺς τοῦ κόσμου ( que signfica «El Rey del Mundo«), no implicando que esto es en realidad lo que estaba escrito, sino que eso es lo que debió haberse escrito. También otras Iglesias Ortodoxas de oriente (como la de Rumania), utilizan la abreviación INRI.

YHVH= Acrónimo Hebreo que revela al Eterno.

Pero la perla mística revelada a nuestra fe es la inscripción en hebreo cuya abreviación es el propio Tetragrama o nombre de Elohim (Dios):

ישוע הנצרי ומלך היהודים

 “Yeshúa HaNotzri VeMelej HaYehudim” (YHVH), que significa lo mismo que INBI y que INRI, Yeshúa es Jesús, HaNotzri es de Nazaret,  V’Melej con V , es Rey, y HaYehudim, de los Judíos.

INRI

el-sello-yhvh

Es decir que lo que se leía al principio de cada palabra eran la siglas  YHVH, el nombre de nuestro Dios como título encima de la cabeza de Jesús clavado en el madero. Esto causó un fuerte impacto en la mente de los sacerdotes y fariseo. Significaba claramente y a simple vista que en el comienzo de la Pascua,  en una cruz romana, estuva clavado un hombre que en el título o cartel sobre su cabeza tenía codificado el nombre sagrado Yahvéh. Esta situación coincidía con el cartel que se colocaba en el cuello de los corderos consagrados que cada padre de familia llevaba ese mismo día al Templo para sacrificarlo y luego disfrutarlo en familia durante la Cena de esta gran solemnidad. Cada cartel destacaba el nombre del padre que había apartado dicho cordero para la redención de su hogar. Los especialistas en códigos sagrados, discernían que cualquier judío que por allí pasara camino al Templo para adorar, vería claramente que aquel hombre verdaderamente era el Cordero de Elohim que quita el pecado del mundo, tal y como lo anunciara Su profeta Juan, el bautizante tres años antes en el Jordán (Juan 1:29).

Los sacerdotes también discernían que de esta manera se cumplía en Jesús la Escritura del libro de Éxodo donde el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) debía llevar el nombre de Elohim sobre su frente para cargar sobre sí las faltas cometidas por los hijos de Israel y a fin de que ellos reciban gracia delante de YHVH.

«Harás un ornamento de oro puro y graba en él como en un sello: ‘Apartado para YHVH.’
 Átalo al turbante con un cordón azul, en la parte delantera del turbante,
sobre la frente de Aarón. Porque Aarón lleva la culpa de los errores cometidos por los hijos de Israel en dedicar sus ofrendas santas, este ornamento estará siempre sobre su frente, para que las ofrendas para YHVH sean aceptadas por ÉL.»
(Éxodo 28:36-38)
 Los sacerdotes temían que cualquier varón judío, entendido en la Torah, al pasar cerca del Gólgota y ver de lejos las siglas de este cartel, se preguntara: «¿Cómo llevara el Kohen Gadol sobre su frente el Nombre de YHVH después de haberlo condenado a muerte?«. Usted, amado lector, ¿logra darse cuenta de este gran secreto mesiánico?

 Entonces, como comprendemos hasta aquí las siglas de los acrónimos INRI o INBI no nos dicen nada. Solamente cumplen su rol de texto informativo. Pero, el acrónimo, en hebreo (el idioma original que fueron escritas las Escrituras, la lengua santa y el idioma con el que Dios creó el mundo), nos hacer ver que Yeshúa (Jesús) está sellado con el Nombre del Dios verdadero: YHVH. ¿Casualidad? ¿Coincidencia?… Seguros estamos que no. Poncio Pilatos, en su ignorancia escarnecedora, puso esas letras, pero fue el Santo Espíritu del Eterno quien permitió que así se revelara el nombre de Dios.

 Para colmo de todo, la ira de estos líderes religiosos se aumentó exponencialmente al oír del procurador romano lo siguiente:

Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito.

(Juan 19:22)

Con todo esto, aquellos líderes religiosos, los testigos de esta Pasión maravillosa de nuestro Mesías, los discípulos que captaron esta señal,… lograron discernir el cumplimiento del salmo cantado por tantos años en Israel, especialmente en lo coronación de sus reyes:

(Salmo 2)

1 «¿Por qué se amotinan las gentes,
    Y los pueblos piensan cosas vanas?

Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra YHVH y contra su ungido, diciendo:

Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus cuerdas.

El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.

Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira.

Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.

Yo publicaré el decreto;
YHVH me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.

Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.

Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

10 Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.

11 Servid aYHVH con temor,
Y alegraos con temblor.

12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían».

 

Este fue el anuncio final del Eterno a Su Pueblo. Él se manifestaría corporalmente en Su Mesías. Evidentemente este mensaje resalta y sella que Yeshúa  (Jesús) es YHVH.  Así, y solamente así, se comprende el kerigma apostólico de las primeras comunidades: ¡Jesús es El Señor! Habiendo sido traducida  las Sagradas Escrituras al latín,  hoy los seres humanos solamente ven en las iglesias el termino (INRI).   Con esto entendemos lo que sostengo al afirmar que las traducciones le roban el significado a la idea original de las Escrituras. ¡Toda versión es una traición!

¡Mas hoy debemos alegrarnos porque Espíritu Santo ha comenzado a restaurar la lengua que fue confundida en Babel, para traernos a todos a su conocimiento antes de que El regrese!

El Nombre Yehoshua evolucionado a Yeshúa

«Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».

(Hechos 4:12)

Importantísimo resulta para los primogénitos del Monte Santo adentrarnos en los misterios revelados del Nombre de nuestro Redentor. Y es que Yeshúa es un nombre hebreo que aplicado en la persona del Hijo unigénito del Eterno se transforma en un Nombre que es sobre todo nombre. Por ello, dedico esta bitácora para que, por medio de unos instantes de sus vidas, puedan sus almas reflexionar profundamente en los distintos secretos que Abba les revelará acerca del nombre Yeshúa.

Tenemos bien entendido que nombre en español Jesús, es una transliteración idiomática del original hebreo Yeshúa. La raíz hebrea de este nombre  proviene de HO-SH-U-A que significa Salvación. Sin embargo, “la salvación” es sólo la mitad de la esencia de éste nombre. Para conocer la esencia completa del nombre de Jesús en hebreo, debemos remitirnos a la historia de los doce espías que Moisés envió para que reconocieran la tierra de Canaán. En el relato bíblico se nos dice que Moisés le dio a Hoshua (Oseas) el nuevo nombre de Ye-hoshua (Josué), que significa:Yahvé-es-Salvación.

«Y Yahvé habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Y Moisés envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Yahvé; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. Estos son sus nombres… Samúa… Safat… Caleb… Igal… Oseas [Hoshua]… Palti… Gadiel… Gadi… Amiel… Setur… Nahbi… Geuel… Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas [Hoshua] hijo de Nun, le puso Moisés el nombre de Josué [Yehoshua]«.

(Números 13:1-16)

Vemos aquí entonces que Yeshúa (en hebreo יֵשׁוּעַ) es una forma tardía del nombre de Josué.

Al transcurrir el tiempo, el nombre de Yehoshua (Josué) llegó a ser de uso muy común dentro del pueblo de Israel. Por ejemplo, así se llamó un descendiente del sacerdote Eleazar (1 Crónicas 24:11, 2 Crónicas 31:15), un gobernador del tiempo del rey Josías (2 Reyes 23:8), y durante el tiempo de la reconstrucción de Jerusalén un sumo sacerdote (Hageo 1:1, Zacarías 3:1) y un gobernador (Nehemías 3:19).

Fue allá por el siglo quinto antes de Cristo, cuando el nombre Yehoshúa fue acortado a Yeshúa (esto podemos verlo como ejemplo en 1 Crónicas 24:11, Esdras 3:2, Nehemías 7:39 y Zacarías 6:11-12). Incluso durante el siglo primero de nuestra era, otros hombres judíos también tuvieron el mismo nombre hebreo Yeshúa, por ejemplo un falso profeta (Hechos 13:6) y un compañero de trabajo del apóstol Pablo (Colosenses 4:11). Este nombre aparece también citado en escritos seculares. En las obras de Flavio Josefo, por ejemplo, son mencionados unos veinte personajes con igual denominación.

Repasando lo que hasta aquí les he enseñado, podemos sintetizarlo en el siguiente cuadro:

Yeshua (1)

Resultará muy interesante mencionar que David Flusser, un profesor de la universidad Hebrea,  afirma que Yeshu era la manera como se pronunciaba aquel nombre por parte de los judíos galileos del primer siglo. Ellos no pronunciaban la letra hebrea ayin ubicada al final de las palabras y tal vez por esa razón con el tiempo empezaron a deletrear de acuerdo con esa pronunciación. “El nombre hebreo de Jesús, Yeshu, es evidencia de la pronunciación de la Galilea de la época, y no es de ninguna manera abusiva. Jesús era galileo, y por lo tanto no se pronunciaba la a al final de su nombre Yeshua”. [David Flusser. Fuentes Judías en la Cristiandad Temprana. Pág. 15. Adama Books, New York, 1987].

En el siglo primero después de Cristo, los judíos (probablemente debido a la influencia griega) redujeron  la pronunciación hebrea del nombre Yeshúa dos veces más. Primero en Y’shua y luego en Y’shu. La forma Y’shu fue un intento deliberado de los judíos ortodoxos de ese tiempo para expresar su descontento con Yeshúa de Nazaret, presentándolo como si fuera una maldición compuesta por las letras iniciales de las tres palabras Immach SCHeino Vezicro, que traduce: “¡Que su nombre y memoria sean borrados!”. [aconsejo leer más de esto en Daniel Gleason. La Evolución del Nombre Jesús. Yehoshua -> Ihsous -> Iesus -> Jesús].

Para nosotros, los primogénitos en Su sangre, es muy importante entender que Yeshúa es el nombre que el Eterno prometió revelar en la Historia de la Salvación para cuando Él mismo viniera a salvarnos manifestado en carne (Isaías 52:6). Por eso, al ser el nombre del Eterno Dios, es que Yeshúa es el nombre que está por encima de cualquier otro nombre (Filipenses 2:9-10). Por lo tanto, es el único nombre en el que tenemos vida (Juan 20:31) y perdón de pecados (Hechos 4:12, 1. Juan 2:12), y es por eso que su iglesia está llamada a hacer todo en el nombre de Jesús o Yeshúa (Colosenses 3:17).

El Shabat fue la primera Reforma de Fe que Moisés hizo en Egipto

«Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas.
Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas.
Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo: De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.
Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas».
Éxodo 5:4-9
Ante los argumentos teológicos que muchos cristianos esgriman aduciendo que el Shabat (sábado) solamente fue establecido a partir del encuentro de Israel y el Eterno en Sinaí (Éx. 20), creo conveniente conducirlos a una interesante curiosidad bíblica que aparece en este pasaje.
Recuérdese que el tema es el de la redención de Israel; y de ahí que sea un asunto en que el pueblo no podía tener parte alguna. El Eterno debe actuar por ellos; y es Él, por consiguiente, el que entra en controversia con Faraón. Tanto Faraón, como el dios de este mundo, Satanás, procura mantener al pueblo en servidumbre. Es el propósito de YHVH librarlos; el mensaje confiado a Moisés es, por tanto, para el oído del rey Egipcio. ¿Y cuál es el objeto de Dios en la emancipación de Israel? «Para que ellos me celebren una fiesta solemne en el desierto.» (versículo 1 – VM).
Ahora bien, esta idea de celebrar a YHVH ya había comenzado a implantarse por medio de un acto ritual muy especial, revelado por el Eterno a la humanidad antes de la caída en pecado. Leemos en el relato del Éxodo que el Faraón se quejó ante Moisés y Aarón de hacer  cesar al pueblo de sus obras:
“Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis  cesar de sus tareas”
(Éxodo 5:5)
Resultará para ustedes muy interesante notar que la palabra traducida como “cesar” en el versículo 5 deriva de un término egipcio para sábado, y en hebreo la palabra que aparece es “shabát” y hace referencia a guardar el séptimo día. Moisés había iniciado su misión profética llamando al pueblo a reformar la observancia del sábado.
Faraón no solamente rechazó la idea de dar a los israelitas tres días para que celebren a YHVH, sino que él veía a la costumbre ancestral de guardar Shabat, que Moisés y Aarón habían restituido, como una pérdida de tiempo y producción. La perspectiva de perder el servicio de sus esclavos lo llenó de ira. El resultado fue que aumentó las tareas del pueblo, cargó sobre ellos cargas más pesadas, para fijar más firmemente los grilletes de su servidumbre. Él no podía permitir un día especial que permita reflexionar en el poder infinito que otorga la libertad.
Siempre es así. Pero a pesar del poder y la sutileza de Satanás, él siempre se derrota a sí mismo. De hecho, no tiene visión anticipada. No puede ver el futuro, así como nosotros tampoco podemos, y como consecuencia, él siempre se extralimita. El pueblo estaba ocioso (dijo Faraón), y, «por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios» (Éxodo 5:8). Él deseó, por tanto, que el aumento de trabajo echara fuera todos tales pensamientos de sus mentes. ¡Ah! Así ha sido y siempre será, Satanás rodeará tierra y mar para evitar que ni siquiera uno de sus pobres esclavos escape de su servicio. Por eso es que si un alma es convicta de pecado, y comienza a anhelar libertad y paz con Dios, para escapar de Egipto y ser salva, Satanás la rodeará con mil trampas, fascinaciones, y enredos de su sistema. Procurará, tal como hizo Faraón con los hijos de Israel, mediante una mayor ocupación, atrayéndole con señuelo a un torbellino de excitación o actividad. Muchas veces hará creer que un aumento de trabajo o una promoción laboral del mismo, son una bendición divina.  Por ello, si alguno de ustedes está luchando con esta idea sobrenatural de celebrar Shabat como día de liberación, debe tomarse de la mano del Eterno y dejarse conducir a dimensiones inimaginables.

Recuerden que el Eterno proporcionó al día de Shabat santidad y bendiciones después de la creación de los cielos y de la tierra, tal como se señala en la Torah:

“Elohim bendijo al séptimo día y lo santificó, pues en él descansó de toda Su actividad que Elohim había creado para hacer

(Génesis 2:3).

Por medio del cumplimiento de Shabat demostramos nuestra fe en el Eterno, quien creó los cielos y la tierra. De la misma forma que Yahvéh creó el universo durante los seis días de la creación y descansó al séptimo día, así nosotros también debemos descansar de nuestras actividades en el séptimo día. Así lo expresa la Torá: “Los hijos de Israel guardarán el Shabat, para hacer del Shabat por todas sus generaciones un pacto eterno. Es un signo entre Yo y los hijos de Israel de que en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día descansó e hizo un respiro” (Éxodo 31:16-17).

Por eso, el Shabat también es una recordación de la salida de Egipto, como se señala en el versículo: “Recordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y el Eterno, tu Di-s, te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por tanto, el Eterno, tu Di-s, te ha ordenado cumplir el día de Shabat (Deuteronomio 5:15). Al salir de Egipto dejamos de ser un pueblo de esclavos y nos convertimos en un pueblo de hombres libres, capacitados para transformar nuestro entorno, y restituir los lineamientos divinos en toda la Creación del Eterno.

La salida de Egipto constituye un principio fundamental de nuestra fe en Dios. Por medio de nuestro descanso en Shabat expresamos la libertad adquirida al salir de Egipto, así como la fe y el apego a Yahvéh, quien nos sacó de la esclavitud a la libertad y nos entregó Su Torah.

El Shabat no constituye únicamente un día de descanso físico, sino que también posee una naturaleza excelsa y elevada y nosotros lo designamos para la elevación espiritual.  El día sábado (Shabat) posee la capacidad para arrancarnos de lo cotidiano de los días de la semana y brindarnos la posibilidad de elevarnos por encima de la atmósfera mundana de los seis días de actividad y sentir la espiritualidad del día que todo él es descanso y reposo para la vida eternaTambién nos brinda la capacidad para trasladar los valores espirituales y el gusto especial de las oraciones de Shabat y de sus comidas a los demás días de la semana. Mediante ello el Shabat se convierte en un día del cual los demás días, tanto anteriores como posteriores, extraen elevación espiritual y santidad.