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Saber Dormir Bien Gracias a la Torah

«Daré también paz en la tierra, para que durmáis sin que nadie os atemorice.

Asimismo eliminaré bestias dañinas de vuestra tierra, y no pasará espada por vuestra tierra«.

(Levítico 26:6 LBLA)

 

 

Los psicólogos que estudian el tema de los sueños aseguran que los últimos cinco minutos conscientes de cada día determinan aquello que soñaremos durante la noche. Y todos sabemos que la manera en que dormimos de noche determina, en gran medida, la forma en que funcionaremos al día siguiente.

Distintos estudios científicos aseguran que alteración del sueño trae muchos efectos negativos y en casos extremos puede ser mortal.

Por todo ello, y antes que las ciencias de la mente existieran, Yahvéh reveló por medio de sus promesas que el bien dormir es un don celestial que Él se encarga de dar a aquellos que se dejan guiar por Su Instrucción (Torah).

 

¿Quién puede acostarse sin temor?

 

La palabra hebrea que ha sido traducida como “para que durmáis” – u-sh´javtem, ושכבתם – significa literalmente “y os acostaréis”. El poder acostarse en paz y así mismo dormir sin angustia y temor es una gran bendición que muchos seres humanos hoy anhelan tener.

 

Se sabe que el ser humano duerme alrededor de una tercera parte de su vida. Eso significa que el que tiene 30 años de edad ha pasado unos 10 años acostado en la cama. El que tiene 60 años ha pasado unos 20 años de su vida en la cama.

 

El tiempo de la noche cuando estamos acostados es un tiempo muy importante. El Eterno ha creado el sueño para ayudar al hombre a funcionar correctamente tanto psíquica como físicamente. Cuando el cuerpo está dormido, las cadenas de la existencia física se rompen de repente. El alma es ahora libre de ascender a un lugar más elevado en la atmósfera espiritual, donde recibe alimento, poder y un «cambio de aceite» de vez en cuando. Pero, ¿por qué necesitamos recargarnos?

 

En el transcurso de un típico día caótico, las limitaciones del tiempo, el espacio y el movimiento pasan factura en nuestro cuerpo y nuestra alma. Toma el concepto del tiempo, por ejemplo. El tiempo nos mantiene constantemente bajo una presión extrema. O andamos corriendo todo el día, tratando de cumplir con nuestras obligaciones a contrarreloj, o nos volvemos cada vez más frenéticamente impacientes mientras vemos como el tiempo pasa lenta y pausadamente.

 

Según este texto que nos convoca en esta bitácora el poder acostarse y dormir en paz es el resultado de la obediencia a los mandamientos que el Eterno ha dado. El mismo salmista asegura que esta bendición surge de nuestra relación de humilde obediencia a la Instrucción:

En paz me acostaré y así también dormiré; porque sólo tú, SEÑOR, me haces habitar seguro

(Salmo 4:8).

 

Para que la Shalom de nuestra Abba inunde nuestro dormir convirtiéndolo en un instrumento espiritual de restauración conviene acostumbrarse a rezar el “Shemá Israel» cinco minutos antes de dormir.

 

Te aconsejo hacerlo así:

 

Relájate.

No trates de hacerlo de prisa como hiciste hoy con el tránsito de la hora pico. Haz una pausa. Deja de lado todos los pensamientos enloquecedores del día que pasó. Vacía la mente de toda preocupación.

 

Re-examina.

Deja que los momentos más destacados del día pasen por tu mente y agradécele a Abba nuestro por cada uno de ellos, destacando los destellos de belleza que encontraste en ellos. Descarta la basura de los enredos mundanos. Atrévete a creer que la próxima vez lo harás bien.

 

Refresca.

Conviene que olvides todos esos embrollos. La mejor forma de lograrlo es olvidando los líos de los demás que te afectaron en tus emociones.

Declara tu perdón a todos los que puedan haberte ofendido.

 

Reenfócate.

Ahora repite el Shemá Israel, declarando que detrás de todo lo que ocurrió hoy hay un solo Dios. Dilo con un intenso enfoque mental y de ese modo se te purificará el alma.

 

Arrepiéntete.

Piensa en la bondad del Eterno, que te permite empezar de nuevo cada día. Acerca tu alma a Él y aléjala de todo lo que te ata.

 

Vuelve a confiarle…

Concluye el Shemá pidiéndole una noche tranquila confiando tu alma a las fieles manos del Señor y alabándolo por todo lo que presenciaste en el día que se ha ido.

 

Por todo esto, si deseas practicar el buen dormir, sé obediente a la Torah, y ella será tu mejor cobertura contra la actividad de las tinieblas en las vigilias nocturnas.