“Recuerda el Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es un día de reposo para YHVH tu Elohim: no hagas ningún trabajo –tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo YHVH el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y reposó en el séptimo día; por eso bendijo YHVH el día del Shabat y lo declaró sagrado.»
Éxodo 20:8-11
Estoy absolutamente convencido que Éxodo 20 es uno de los pasajes más conocidos en la historia teológica de la fe (junto al Salmo 23 y Juan 3:16, entre otros). Especialmente hoy resulta muy leído entre las comunidades de creyentes en el Mesías. La mayoría de los creyentes concuerdan en que los Diez Mandamientos son el fundamento más importante para llevar una vida piadosa e íntegra ante el Eterno Creador. Pero a pesar de esta certeza difundida por el propio Espíritu de Dios en la mente y corazón de cada hijo, la problemática siempre es la misma: de los diez solo se observan unos pocos. Por ejemplo, ¿por qué muchos sólo observan nueve, y obvian la ordenanza de guardar el día de reposo (shabat), cambiándolo por el domingo?
A través de toda la Escritura, vemos que el día señalado por Yahvéh para tener reposo e intimar con Él por medio del estudio de las Escrituras es el Shabat, el cual corresponde al sábado (séptimo día) en nuestro calendario semanal. ¿Por qué? Veamos las respuestas que nos da la misma Escritura (Biblia):
“Para el séptimo día había concluido Elohim la obra que estaba haciendo, y cesó en el séptimo día de toda la obra que había hecho. Entonces Elohim bendijo al séptimo día y lo declaró sagrado, porque en él cesó Elohim de toda obra de creación que había hecho.”
Génesis 2:2-3
El relato nos muestra con claridad que Yahvéh, desde la creación misma, bendijo y apartó el día séptimo, como su tiempo simbólico de la eternidad en comunión con lo creado. Todos estamos seguros que el Creador no necesita reposar; Él es Elohim Omnipotente y no necesita descanso. Él no se cansa, ni desmaya (Isaías 40:28). Entonces, si el mismo Creador, siendo el Todopoderoso,reposó en el séptimo día, ¿cuánto más nosotros? Más bien el escogió reposar para darnos un mensaje.
“Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se
hallará.”
Éxodo 16:26 (RV1960)
En este versículo vemos que Yahvéh ordena al pueblo de Israel a guardar el día de reposo cuando les suple el maná (vea el capítulo 16 completo para obtener todos los detalles). Incluso, les dice que recojan doble porción durante el día sexto, pues durante el día de reposo o Shabat no habría provisión. Nuevamente, ¡hasta el mismo Creador escogió reposar el séptimo día! No porque tuviera necesidad de hacerlo, sino porque quería enviar un mensaje al pueblo de Israel por medio de su ejemplo.
“Háblale al pueblo israelita y dile: Estos son mis tiempos señalados, los tiempos señalados de YHVH, que deberán proclamar como ocasiones sagradas. Seis días se puede trabajar, pero el séptimo día será un Shabat de completo reposo, una ocasión sagrada. No deben hacer ningún trabajo; será un reposo de YHVH en
todos sus establecimientos.”
(Levítico 23:2-3)
El capítulo completo de Vayiqrá/Levítico 23 nos habla acerca de las fiestas o convocaciones que Yahvéh ordenó a su pueblo celebrar. Mucha gente ha creído aquello que la teología gnóstica-masónica alega: que estas convocaciones son solamente de y para los “judíos” y que no nos competen a los occidentales cristianos. Sin embargo, la Escritura no dice que son las “fiestas de los judíos”; ella es bien clara en afirmar que son las fiestas de Yahvéh. Si decimos que somos su pueblo, debemos perseguir sus intereses, los cuales están plasmados claramente en la Escritura. Aquí percibimos que a Yahvéh si le interesa que su pueblo guarde el Shabat, tal y como Él lo estableció en Su Instrucción (Torah). De hecho, ¡es la primera convocación festiva establecida por su perfecta voluntad, según en este capítulo y el resto de las Escrituras!
“Si te abstienes de pisotear el Shabat, de encargarte de tus negocios en mi día santo; si llamas al Shabat ‘delicia’, al día consagrado a YHWH “honorable”; y si lo honras y no sigues tus propios caminos ni te ocupas de tus negocios, ni buscas tu propia conveniencia, entonces podrás buscar el favor de YHVH. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te haré disfrutar la heredad de tu padre Yaakov –porque la boca de YHVH ha hablado.”
(Isaías 58:13-14)
¡Qué hermosa promesa para aquellos que guardan el Shabat según su Palabra! El mismo Creador nos exhorta a llamar al Shabat delicia. No hay duda alguna, que dentro de ese período de horas que conforman el séptimo día se esconde un poder espiritual de origen divino que permite al alma humana vibrar en las bendiciones de los lugares celestiales (Efesios 1:3)
Entiendo que la idea de guardar el día de reposo resulta al principio algo tedioso para muchos de aquellos que lo intentan. De hecho, tengo que confesar que, cuando comencé a guardar este maravilloso día Shabat, me resultaba difícil, pues no estaba acostumbrado. Sin embargo, a medida que me fui sumergiendo en Su Palabra y obedeciendo sus instrucciones, empecé cada semana a anhelar la llegada del Shabat. Ahora, tanto yo como mi familia, esperamos con ansias la llegada de ese hermoso día; esto es verdaderamente una delicia.
“Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.”
(Isaías 56:2)
Una vez más, vemos en este verso (y el resto del capítulo 56, el cual habla también sobre los extranjeros) que el Creador promete bendición para aquellos que guardan el Shabat, no importando su procedencia. Podemos ver claramente aquí que ésto no es sólo para los “judíos”, sino para todo aquel ser humano de las naciones, que acepte su pacto, obedeciendo así su Palabra.
“El pueblo israelita guardará el Shabat, observando el Shabat a través de los siglos como una alianza perpetua: será una señal perpetua entre el pueblo de Yisrael y yo. Porque en seis días hizo YHVH el cielo y la tierra, y en el séptimo día cesó de trabajar y reposó.”
(Éxodo 31:16-17)
En estos versos encontramos dos datos muy importantes:
- El primero, es que el Shabat es un día
festivo que debe celebrarse de generación en generación, por pacto perpetuo. Entendemos que algo perpetuo es algo perdurable, que se mantiene a través del tiempo, no importando lo que suceda, lo cual confirma que esta ordenanza aún está vigente en nuestros días, y continuará así por el resto de las generaciones (Isaías 66:23).
- El segundo dato importante es que el Shabat es una señal que distingue al Pueblo del Eterno Dios, de todos los demás. En otras palabras, aquellos que son pueblo de Yahvéh deben guardar el Shabat como señal al mundo de que, efectivamente, son Su Pueblo.
Ahora bien, después de considerar estos lineamientos bíblicos acerca del sábado, lo invito a ir a las pautas escriturales que nos hablan del domingo… Bueno,… me temo que el viaje escritural durará poco, …mejor dicho nada, pues en ninguna porción de la Escritura nos encontramos con la idea de que el domingo haya pasado, por orden divina, a sustituir al sábado (Shabat) como día del Señor.
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cómo es que este día está hoy considerado por la masa de la cristiandad como el día de adoración que los apóstoles y las primeras comunidades guardaban?¿Será que la fundamentación de esto que no encontramos en la Escritura pueda esconderse en algún hecho histórico? ¿Cómo se llevó a cabo el cambio, sustituyendo el domingo por el sábado como el día de culto? Considerando que el Shabat es un estatuto perpetuo, ¿por qué muchos no lo guardan hoy día? Todo esto es, posiblemente, una de las más inquietantes preguntas religiosas entre la forma de pensar cristiana de hoy. Multitudes incontables, conformadas por hombres pensantes, se han preguntado cuándo, cómo y por qué el cambio se produjo.
He escuchado varias razones por las cuales algunos sectores han escogido no guardar el Shabat, de las cuales la más común es que “Jesús (como erróneamente le llaman) abolió el Shabat y estableció el domingo como el nuevo día para congregarse. Sin embargo, esto es totalmente incorrecto, como veremos a continuación.
Muchos insisten en asegurar que el Shabat fue abolido por Yeshúa ya que él dijo que era “señor del sábado” (Marcos 2:28) y que, al resucitar domingo, él estableció ese día para recordarlo y celebrarlo. Sin embargo, ésto está muy lejos de la Verdad.
En primer lugar, Yeshúa NO resucitó domingo, sino durante la tarde del Shabat, antes de ponerse el sol. Por otro lado, cuando Yeshúa dijo que era dueño o “señor” del sábado, bajo ningún motivo estaba aboliendo el Shabat como día de reposo. Si leemos el contexto de este pasaje, esta frase fue una respuesta a los fariseos que criticaron a los discípulos por recoger espigas durante el Shabat, pues tenían hambre. Yeshúa se oponía a la manera estricta e inhumana que tenían los fariseos y otros líderes religiosos de interpretar y aplicar la Torah referente al sábado, y éste es un vivo ejemplo de ello. En otras palabras, Yeshúa recriminó a los fariseos por poner sus dogmas de hombres por encima de la necesidad humana, y demostró la forma correcta de seguir las instrucciones dadas por Yahvéh. De hecho, ¡que mejor día para atender la necesidad humana y traer reposo a los oprimidos que el mismo día de reposo! En adición a ésto, más que abolir la observancia del Shabat con esta frase, Yeshúa estaba anunciando al mundo que ni aun la muerte lo iba a retener durante el Shabat. Por otro lado, si Yeshúa hubiese tenido en mente abolir el Shabat, ¿por qué él mismo lo observó?
Claramente lo dice la Escritura:
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.»
(Lucas 4:16)
Era costumbre de Yeshúa, desde su niñez, y como todo judío practicante de Israel, reposar el séptimo día y acudir a la sinagoga, ya sea para escuchar la exposición de las Escrituras, o para él mismo enseñar.
Luego de la muerte de Yeshúa, sus discípulos siguieron observando el Shabat:
“Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.” (Hechos 13:14)
“Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les
rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas.” (Hechos 13:42)
“Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo
predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.” (Hechos 15:22)
Incluso, el mismo Pablo guardó el Shabat durante toda su vida y ministerio:
“Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.”
(Hechos 16:13)
“Y de acuerdo con su costumbre, Pablo entró a reunirse con ellos, y por tres Shabatot (sábados) discutió con ellos basándose en las Escrituras, explicando y demostrando que era necesario
que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos. Él decía: ‘Este Yeshúa, a quien yo les anuncio, es el Mesías’.”
(Hechos 17:2-3)
Entonces, y regresando a la cuestiones del domingo, si los discípulos y Pablo aun guardaban el Shabat durante el primer siglo, luego de la muerte de Yeshúa, ¿en qué momento se dejó de observar?
Un estudio cuidadoso de las fuentes históricas existentes en los siglos primero al quinto revela el hecho sorprendente de que la transferencia de la santidad del verdadero sábado bíblico al domingo fue un proceso largo y gradual.
El Dr. Kenneth Strand, profesor de Historia de la Iglesia, en la Universidad de Andrews, en Berrien Springs, Míchigan, categóricamente afirma, “Hasta el segundo siglo no hay evidencia concreta de una celebración cristiana semanal del domingo, en ninguna parte. Las Primeras referencias específicas durante ese siglo, vienen de zonas de Alejandría y Roma que ya habían rechazado la observancia del séptimo día sábado desde muy temprano.” (The Sabbat in Scriptures and History, pág. 330, Review and Herald Publishing Association, 1982).
La contestación la encontramos en las reformas de Constantino I. Aunque una discusión acerca de quién fue Constantino I y su influencia sobre la iglesia moderna está fuera del alcance de este escrito, sí les puedo asegurar que fue uno de los más grandes antisemitas de todos los tiempos, y sus imposiciones y reformas han afectado negativamente la realidad de las Escrituras hasta hoy.
A continuación citaré un artículo de Wikipedia en español sobre el emperador Constantino I:
«Las leyes de Constantino mejoraron en muchas facetas las de sus predecesores, aunque también son un reflejo de una época más violenta. Algunos ejemplos de estas leyes son… el domingo fue declarado día de descanso [énfasis añadido], en el cual los mercados permanecerían cerrados, así como las oficinas públicas (excepto para el propósito de la liberación de esclavos). No había restricciones para el trabajo en las granjas».
De modo que no fue Yeshúa, ni los discípulos, ni Pablo, quienes abolieron la observancia del Shabat, sino Constantino I, quien fundó las bases de la religión llamada cristianismo.
Sin embargo, como ya hemos visto a través de las Escrituras, este diseño de celebración no fue lo que Yahvéh estableció en su Palabra. La observancia del domingo como “día del señor” está fundamentada en la adoración al sol, en especial el mitraísmo (adoración a la deidad Mitra) romano, lo cual nuestro Creador condena. Ni siquiera me atrevería a llamar al domingo “día de reposo”, pues la verdad es que nadie reposa como tal ese día; la mayoría de la gente asiste a la iglesia y luego siguen su día de trabajo realizando diligencias como cualquier otro día.
Para concluir, cabe mencionar que el Shabat será celebrado en el reino venidero:
“Porque como el cielo nuevo y la tierra nueva que voy a hacer perdurarán por mi voluntad –declara YHVH– así perdurará la simiente y el nombre de ustedes. Y novilunio tras novilunio, y Shabat tras Shabat, vendrá toda carne a adorarme –dijo YHVH.”
Isaías 66:22-23 (VIN)
Si finalmente el Shabat será observado en el reino venidero, ¿qué sentido lógico hace que Yahvéh haya establecido el Shabat como estatuto perpetuo en la antigüedad, para luego abolirlo a través de Yeshúa, para finalmente volverlo a restaurar? No hace sentido; más bien da una imagen errónea de un ser Supremo que no tiene firmeza en su propia palabra, o está indeciso, o no planifica su obra. ¡No, de ninguna manera! ¡Ése no es Yahvéh, el Poderoso y Fiel! Su Palabra permanece para siempre, y nunca cambia. Lo que Él dijo ayer, sigue estando
vigente hoy, y permanecerá así por siempre.
“Él no es un hombre para ser caprichoso, ni un mortal para cambiar de opinión. ¿Hablará él para no actuar, prometerá para no cumplir?”
(Números 23:19)
De modo que, si somos Su Pueblo, debemos guardar sus mandamientos procurando ser fieles a todo lo que originalmente Él ha revelado. Ellos son una delicia para nuestra vida, y nos traen bendición y vida eterna.
“…si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.”
(Mateo 19:17)
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