Paganismo

¿Quién fue Valentín el santo de los enamorados?… ¿Existió o No?

Autor: P.A. David Nesher

Llegamos ya al 14 de febrero. El día de San Valentín, como la Gran Babilonia (Roma) actual lo llama. El «día de los enamorados y de la amistad» en muchos países. Y mientras reflexionaba hoy acerca de todos los paganismos normalizados por las multitudes, la pregunta que me surgió fue: ¿qué sabemos de éste singular santo? … Y descubrí que casi nada. Digo casi nada, porque hasta ahora entiendo que manejamos los datos que el mismo sistema de medios que usa la gran P… nos ha informado y programado.

Entonces, para lograr contestarme esta pregunta, recurrí en primer lugar a la Enciclopedia Católica. Según ella, el santo cuya festividad cayó en la fecha conocida hoy como «Día de San Valentín» fue posiblemente uno de los tres mártires que fueron ejecutados en el año 270 d.c durante el reinado del Emperador Claudio II. Cuando digo “fue posiblemente”, lo hago porque en verdad descubrí que la realidad de este “mártir” es incierta. Es más, no se está seguro quién era, qué hacía, como así tampoco se sabe de dónde provenía y dónde vivió. Por eso, se habla de tres «Valentines». Según la misma Enciclopedia Católica, este Valentín, bien pudo haber sido:

  • Un médico romano que se hizo sacerdote y que casaba a los soldados, a pesar de que ello estaba prohibido y que fue decapitado. Muy venerado en Francia Un obispo de la ciudad de Interamna (hoy Terni, Italia), donde supuestamente se encuentran los restos del cuerpo conservados en la homónima basílica, y donde el 14 de febrero es la fiesta patronal.
  • Un mártir de la provincia romana de África, durante la conquista de África.

Los mismos autores de la Enciclopedia Católica afirman que los datos que han llegado hasta nosotros sobre estos tres supuestos mártires «carecen de valor histórico» por ser escasos, insuficientemente fundamentados y de fecha muy posterior al tiempo en que se presume que hayan vivido. Por todo esto, es interesante aportar que la Iglesia Católica dejó de celebrar este aniversario de martiriología a partir del año 1969, justamente por dudar de su identidad e incluso de su existencia.

 Como lograrán ver, todo esto es muy confuso, tal y como ocurre en todo el sistema de cosas que gobierna a la humanidad. Yo le diría que esto es más del mismo cuento de siempre: el poder de la tradición y sus «inocentes» costumbres. Nos encontramos ante un «santo» que vivió según lo que la tradición babilónica dice por «allí», aunque la historia no pueda corroborar su existencia con aporte alguno por aquí.

Pues bien, si de tradición se trata, sabemos que el Maestro Yeshúa, cumpliendo su ministerio terrenal, confrontó a los hipócritas líderes religiosos judíos que criticaron a sus discípulos por no adherirse a uno de los extraños requisitos que ellos habían agregado a la Palabra de Dios. El Seño dijo:

“… así invalidáis la palabra de Dios mediante vuestra tradición

(Mateo 15:1-9; Marcos 7:1-13)

Esa palabra: tradición, es traducida del griego paradosis, y aparece 13 veces en el texto griego de loa Escritos Mesiánicos o Nuevo Pacto. Simplemente significa “transmitir de uno a otro.” El contexto de los pasajes citados determina un dilema: si lo que fue transmitido fue la Verdad de Dios o proviene de las ideas de los hombres que se oponen a la Verdad.

Vemos que, tal como dijo Yeshúa, lo que se origina en las mentes de los hombres y contradice la Verdad absoluta divina (revalada en la TaNaK), “invalida” la Palabra de Dios. Eso significa que creer en el error no genera los beneficios de creer la verdad, y hasta podría incluso traer consecuencias. Podemos deducir lo mismo de lo que el Evangelio de Juan nos ha dejado por escrito:

Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

(Juan 8: 31-32)

 ¿Qué es lo contrario a eso? ¿Acaso no será que creer el error lo ata a usted en cierto grado? Sí, y es así como la “tradición” invalida la verdad. La verdad es lo que funciona en la vida, no las tradiciones.

Continuando con la vida del supuesto santo del amor, descubrí, al investigarlo, que toda ”anécdota” de su vida que se nos cuenta actualmente, ha sido probablemente inventada durante la Edad Media en Francia e Inglaterra cuando el día festivo de 14 de febrero (celebrado antes que el cristianismo llegara a estos lares) empezó a ser asociado con el amor, a raíz de la historia de San Valentín.

Una de esas leyendas aseguraba que este varón había sido ejecutado un 14 de febrero al no querer renunciar al cristianismo. Otro mito agregó la idea de que su ejecución se debió al hecho de haber casado a parejas en secreto después de que el matrimonio fuese prohibido por el emperador Claudio II especialmente a sus soldados que buscaban el pretexto del casamiento como salvoconducto para no ir a la guerra.

Otra leyenda dice que es patrono de los enamorados porque su martirio coincidió con el momento del año en que los pájaros empiezan a emparejarse para aparearse.

Algunas fuentes dicen que el Valentín relacionado con el amor es el Valentín de Roma.

Otros discuten aduciendo que es san Valentín de Terni. Algunos eruditos, para evitar disensiones que pudieran despertar conciencias concluyeron después que ambos serían la misma persona.

A lo largo de los siglos, estos tres Valentines se fueron unificando en la memoria popular dando lugar a un personaje, una historia y una tradición que no cesaron de enriquecerse a lo largo de los siglos, hasta constituirse en una leyenda sobre alguien que, tal como se lo recuerda hoy, jamás existió.

De todo esto deducimos que el día de San Valentín es típicamente occidental. Y especialmente debemos remontarlo a la Europa germánica y el actual Reino Unido. Desde aquí navegaría en los barcos de inmigrantes a los Estados Unidos. Luego, y como es de imaginarse, esta fiesta pagana se someterá en esta nación al dios Mammón (Baal Zifón o Belcebú), se vestirá de sus ropajes de “ingenuidad e inocencia” y se coronará de principios comerciales para así llegar a gran parte del mundo.

El reino de Dios no es cumplir reglas. Tampoco es celebrar costumbres sanas e ingenuas en el nombre de alguna virtud teologal y/o humana. El Reino de Dios es sencillamente confiar en Él y vivir conforme a los códigos de Su Palabra.

(Nota Relacionada: Para ampliar la cosmovisión respecto a esta celebración de origen pagano, recomiendo leer el siguiente estudio: 14 de febrero: Día del amor o tiempo de Baal-Molock)

Hace 1.684 años moría el Emperador Pagano que fundó la Iglesia Católica

Por: Vidal Mario [22 de Mayo de 2021Historiador y escritor]

¿Fundó Jesús, quien nunca estuvo en Roma, la Iglesia Católica Apostólica Romana?

La fidedigna historia cuenta que en realidad el fundador del catolicismo fue el emperador romano Constantino I, quien por eso es “San Constantino” para las iglesias ortodoxas orientales y también para la iglesia católica bizantina griega.

La Iglesia siempre mantuvo en silencio las circunstancias de su creación, como si se avergonzara de que su fundador haya sido un emperador romano pagano.

Constantino, hijo de una mujer hoy conocida como Santa Elena, nació en el año 274 en Naissus, en la actual Serbia.

La creación de la referida religión fue una de las consecuencias directas del resultado de la batalla del puente Milvio, librada el 28 de octubre del año 312 entre los ejércitos de Constantino y Majencio, por el control de la totalidad del Imperio romano.

El triunfo correspondió a Constantino, devoto de Mitra, un dios que siglos antes los soldados romanos habían traído de Persia.

Su biógrafo personal, Eusebio de Cesárea, autor de los libros Vida de Constantino e Historia de la Iglesia, aseguró que “por revelación divina” él ya sabía que saldría victorioso en aquella batalla.

En el primero de esos libros, señaló que cuando Constantino marchaba a enfrentarse con Majencio en determinado momento miró hacia el cielo y vio sobre el sol una cruz rodeada por la leyenda “In hoc signo vinces” (“Con éste signo vencerás”).

Mitos aparte, la cuestión es que un año después encaró algo espectacular: crear una nueva religión.

En un antiguo escrito elaborado por los jesuitas, la propia Iglesia católica reconoce que su fundador fue Constantino:

“Acaba de triunfar Constantino el Grande de su enemigo Majencio y el emperador devolvió la paz a la Iglesia, la cual pudo salir a la luz del día y dejar la oscuridad de las catacumbas a que se hallaba condenada por las crueldades de los impíos perseguidores de los cristianos. Queriendo el Señor dar paz a su Iglesia, convirtió milagrosamente al emperador Constantino, el cual quedó tan trocado en su corazón que en agradecimiento de tan gran merced no solamente dio licencia para que se edificasen templos por todos los dominios en los cuales Cristo fuese glorificado. El mismo Constantino en su imperial palacio lateranense mandó labrar un templo suntuoso en honor a nuestro Salvador”, dice en ese escrito.

El objetivo del emperador de armar una nueva religión con él a la cabeza fue puramente político porque él siguió siendo devoto de Mitra, el “Dios Sol”. Por eso armó su Iglesia según el modelo del sacerdocio mitraísta, que hasta entonces era la religión oficial de Roma.

La iglesia nunca abandonó ese origen pagano. Hasta el bonete alto y apuntado que en las grandes ceremonias usan las máximas jerarquías eclesiásticas se llama mitra, o “toca persa”.

El Edicto de Milán

El proyecto de creación de la nueva religión empezó a armarse en el año 313, a través del Edicto de Milán:

En uno de sus párrafos de ese documento, Constantino expresaba: “Hemos decidido anular completamente disposiciones respecto al nombre de los cristianos, que nos parecían hostiles y poco propias de nuestra clemencia, y permitir de ahora en adelante a todos los que quieran observar la religión cristiana hacerlo libremente sin que esto les suponga ninguna clase de inquietud, malestar y molestia”.

Luego señalaba: “Hemos otorgado a los cristianos plena y libre facultad de practicar su religión, y hemos decidido que les sean devueltos los locales en donde antes solían reunirse, ya sean propiedad de nuestro fisco o hayan sido comprados por particulares, y que los cristianos no tengan que pagar por ellos ningún dinero de ninguna clase de indemnización. Los que hayan recibido estos locales como donación deben devolverlos inmediatamente a los cristianos. Todos estos locales deben ser entregados inmediatamente, sin ninguna clase de demora, a la comunidad de los cristianos”.

Fusionando creencias de los judíos, de los mitraístas y de los cristianos, Constantino y “los primeros padres de la Iglesia” fueron dando forma a la Iglesia Católica Apostólica Romana.

Adoptaron como símbolo de la nueva religión lo que hoy se conoce como cruz, presentada como una letra T, aunque no hay escritos que especifiquen que dicho instrumento de ejecución haya tenido esa forma o fue un simple madero.

Una leyenda católica indica que en el año 326 “Santa Elena” viajó a Jerusalén y allí Jesús le mostró la cruz en forma de T en la que los romanos lo habían clavado.

Le fueron adjudicando a la flamante religión títulos tales como “esposa de Cristo” y “nuevo Israel de Dios”. También se lanzó la teoría de que “los antiguos privilegios de Israel” habían pasado a la Iglesia debido a que los judíos mataron a Jesús y, consecuentemente, el Viejo Testamento ya no tenía validez.

Dijeron que, consecuentemente, era necesario un nuevo testamento que rigiera la relación entre Dios y éste supuesto nuevo pueblo suyo. Así que se pasaron los siguientes doce años elaborando un “libro de la Nueva Alianza”, que hoy es conocido como “Nuevo Testamento”.

El Concilio Fundacional

Entre los días 20 de mayo al 25 de junio del 325, en el palacio de verano de Constantino en Nicea (hoy Iznik, Turquía) se desarrolló el famoso Concilio de Nicea, convocado por ese emperador. Participaron del mismo casi 320 obispos que representaban a las diversas facciones en que estaba dividido el cristianismo.

En ese cónclave, de trámite por momentos turbulento y hasta escandaloso por las distintas posiciones en pugna, se lanzó una fantasiosa declaración según la cual tras ser muerto y sepultado Jesús bajó a los infiernos, al tercer día resucitó y subió a los cielos, donde se encuentra sentado en un trono, a la derecha de Dios.

En ese mismo encuentro, aunque con votos negativos como el del disidente obispo Arrio, se estableció que Jesús es Dios. Se resolvió que Jesús es “Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero”, que el cristianismo en general sigue sosteniendo.

Los cuatro evangelios y todos los dogmas en los cuales hasta hoy creen los católicos (luego copiados por los protestantes y sectas cristianas en general) fueron oficialmente establecidos en aquel renombrado concilio convocado por Constantino.

Éste emperador se dio a sí mismo títulos como “Pontifex Máximus” (Máximo Pontífice), “Episkopos ton Ektos” (Obispo Para Asuntos Exteriores), “Vicarius Christi” (Representante de Cristo) y “Nostrum Númen” (Nuestra Divinidad).

También mandó que su palacio fuese considerado “domus divina” (templo) y dispuso que a su muerte sea enterrado con honores de décimo tercer apóstol.

Además, se referían a él como “obispo de todos, nombrado por todos”, “ejemplo de vida en el temor de Dios”, y “luz que ilumina el mundo”. El haber fundado una religión le dio más títulos y titulares que su propia jerarquía de emperador.

En su carácter de máximo pontífice, estableció como día festivo obligatorio el “dies solis” dedicado al “Señor Resucitado”. Éste obligatorio día semanal de descanso se convirtió después en “dies dominicus”, es decir, nuestro actual día domingo.

De la misma manera, pasó a consagrar el 25 de diciembre de cada año (fecha anual en que se celebraba el “natali” del Rey Sol Mitra) como fecha del nacimiento de Cristo.

Asimismo, cambió la identidad de los responsables de la crucifixión de Jesús. Siempre se había sabido que fueron las autoridades romanas de Judea los autores. Pero ahora que la iglesia era “romana” no podían seguir diciendo que los romanos fueron los culpables. Así que pasaron a acusar a los judíos de haber sido los “matadores de Dios”.

El pagano que murió como santo

En el 330, Constantino trasladó la capital del imperio a Bizancio, que pasó a llamarse Constantinopla en su homenaje. Se trata de la actual ciudad de Estambul, capital de Turquía.

Siete años después, el 22 de mayo del año 337, murió en la ciudad turca de Izmik.

Como quedó señalado, lo extraño de éste personaje fue que siendo fundador de una nueva religión hasta el final le siguió siendo fiel al dios Mitra. Recién se convirtió y se bautizó cuando presintió que sus días ya estaban próximos a terminar.

Respecto de ese tardío bautismo suyo, el filósofo francés Voltaire dijo: “Constantino encontró la fórmula para vivir como un criminal y morir como un santo”.

Muchos años después de estos acontecimientos, en el año 380, los emperadores Teodosio y Valentiniano II firmaron un edicto que ratificaba al cristianismo como religión oficial del Imperio romano.


Fuente: Infobae.com

HUITZILOPOCHTLI y la Navidad: La Historia de un Festejo.

Autora: Bernardina de la Garza Arregui

La navidad o natividad (nacimiento) es sin duda una de las fiestas más importantes y populares en todo el mundo. Como comúnmente se sabe esta fiesta comenzó a realizarse para celebrar el nacimiento de Jesús, que en realidad no nació en esa fecha, si no que esta fue escogida por Constantino I el Grande, ya que ese mismo día de diciembre se celebraba el Festival del nacimiento del dios Sol Invictus. La intención de juntar el natalicio de Jesús y el del dios del Sol, era facilitar la conversión de los paganos al cristianismo, religión que se haría oficial en ese siglo (IV d.n.e.).

A partir de aquí esta celebración fue poco a poco cobrando fuerza hasta convertirse en el fenómeno masivo que es hoy en día.

En México particularmente, el festejo de la navidad comenzó asociado a uno de los dioses principales de una civilizavión bélica . Los misioneros aprovecharon que los mexicas (aztecas) celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli, dios de la guerra o niño Sol, por los mismos días que en el viejo mundo conmemoraba el nacimiento de Jesús. Con esta fusuón de las tradiciones la tarea de evangelizar resultó más fácil.

Huitzilopochtli era de las deidades primordiales para los mexicas y el primer día de las fiestas dedicadas a él, llamadas Panquetzaliztli, se realizaba una ceremonia para homenajear su nacimiento el 21 de diciembre. Los aztecas hacían fiestas en todas las casas y se obsequiaba a los invitados comida y unas estatuillas hechas de maíz azul. Casualmente el 24 de diciembre era el día en que el sol resurgía después del solsticio de invierno que era el 21, y para verlo renacer se celebraba con rituales y danzas.

Los historiadores señalan que la primera navidad de la que se tiene registro fue celebrada en 1526; Fray Pedro de Gante, un misionero franciscano, le escribió al rey Carlos V sobre la celebración que realizaron los españoles con los indígenas.

Es entonces que a partir del contacto de los españoles con el Nuevo Mundo, comienza a celebrarse la natividad, que cargada de oraciones, villancicos y un gran espíritu religioso logró poco a poco reemplazar la importante celebración al dios Huichilobos, como lo llamaban los españoles, que se encargaron fervientemente de transformar su reputación en algo diabólico.

Cada 24 de diciembre en los atrios de las iglesias se comienzan a hacer representaciones vivas, procesiones, se rezaba el rosario y al día siguiente desde muy temprano se realizaban oficios en las iglesias. Los mexicas estaban acostumbrados a celebrar en estas fechas, entonces cuando los misioneros les dicen que esta celebración es para el hijo del sol, el hijo de Dios, resulta relativamente sencillo intercambiar una cosa por la otra.

Es así que los días de Huiztilopochtli se vuelven los días de Jesús y durante la época colonial al igual que en la época prehispánica, la navidad se torna una celebración de la comunidad entera, donde lo primordial es la cuestión adoratoria.

A partir de 1587 comenzaron a celebrarse las posadas cuando los monjes aprovecharon una vez más la celebración de Huitzilopochtli para organizar una representación cada día de los nueve anteriores a la Navidad donde mostraban a los indios personajes vestidos a la usanza romana, imperio que vio nacer a Cristo. En poco tiempo estas representaciones fueron adoptadas por los pueblos recién evangelizados y las posadas pasaron a ser tradición del festejo navideño.

Tomado de: MXCITY

7 de Marzo del 321: El Día en que el «Sol oscureció al Shabat»

Desde el análisis objetivo de muchos historiadores modernos, el emperador Constantino marcó con sus decisión políticas el tránsito del mundo antiguo al mundo medieval.

Recordemos que Constantino gobernó el Impero Romano durante treinta años, hasta su muerte en Nicomedia (actual Izmir, Turquía) el 22 de mayo de 337. Fue el Fundador de Constantinopla en lo que era la antigua ciudad griega de Bizancio. Lamentablemente, en la Iglesia ortodoxa hoy se lo venera como santo, y la Iglesia Católica, lo considera como su gran benefactor, ya que permitió la fundación del cristianismo, religión del Estado romano adaptada a las necesidades del Imperio, y bajo la apariencia de una nueva Iglesia institucionalizada, que más tarde terminaría llamándose Católica Apostólica Romana. Esta religión, Constantino la legalizó promulgando un edicto de tolerancia en el año 313. Al mismo se lo conoce como el  Edicto de Milán. De este modo, los desde entonces denominados cristianos, no sólo deberían obediencia a Dios, representado en el obispo de Roma, sino al Emperador. Paradójicamente, con el devenir de los siglos, acabaron siendo los monarcas cristianos quienes tuvieron que rendir obediencia a los papas, herederos de los antiguos césares, y someterse a su voluntad.

Lo cierto de todo es que el emperador Constantino (280-337 E.C.), notó que el poder político de Roma estaba debilitándose, por la división de estas dos grandes espiritualidades: los paganos adoradores del sol, y sus cultos esotérico-místicos; y los «cristianos», según los denominaban sus detractores y perseguidores, los paganos. La historia confirma que se propuso unir estas dos grandes corrientes ideológicas; volviendo a los «cristianos», a la religión pagana; y a los paganos cristianizarlos por medio de la ética que practicaban los «cristianos».

Así fue como lo más fuerte de todas estas artimañas babilónicas desencadenó que el 7 de marzo del año 321 el emperador Constantino I el Grande decretó mediante edicto la llamada «Ley del Dies Solis«, con la que establecía “el día del Sol” como festividad pública (en latin dies festus) en el calendario oficial romano. Esta medida tendría un carácter revolucionario, pues hacía claramente referencia al domingo cristiano, día que convertiría en la jornada más importante de la nueva religión romana. El principal propósito de Constantino era reforzar la autoridad imperial a efectos administrativos, adoptando una política religiosa distinta.  Así fue infiltrándose gradualmente en las tradiciones de la Iglesia, sustituyendo definitivamente al día sábado, hasta entonces el más sagrado por los seguidores de Cristo en todo el mundo.

En las costumbres primitivas, los sábados eran el día sagrado tanto para los judíos, como también de los discípulos de Cristo, pero el edicto de Constantino modificaría esto, estableciendo que el domingo será el último día de la semana y el dedicado especialmente al culto solar del Cristo eterno, copia romana del verdadero Mesías hasta entonces proclamado por los discípulos de Yeshúa. Esta decisión será un enorme guiño de Constantino a los líderes cristianos de Roma, dándoles el gusto de acomodar el calendario anual en torno a las festividades cristianas y abandonando el domingo como un día dedicado al sol (como se celebraba en tiempos paganos).

El cardenal John Henry Newman, en su libro «The Development of Christian Doctrine«, pág. 373, declara:

«Eusebio nos dice de diferentes maneras que Constantino, a fin de recomendar la nueva religión a los paganos, transfirió a ella los ornamentos exteriores a los cuales ellos estaban acostumbrados en la suya… El uso de templos, los dedicados a santos particulares, los ornamentos hechos, en ocasiones con ramas de árboles; el incienso, las lámparas y velas; las ofrendas votivas para el restablecimiento de enfermedades; el agua bendita, los asilos, las fiestas y estaciones; el uso de calendarios, las procesiones, las bendiciones de los campos; las vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo de casamiento, el volverse hacia el este, más tarde las imágenes, tal vez el canto eclesiástico y el Kyrie Eleison, son de origen pagano y santificados por haber sido adoptados en la iglesia”.

 

Por su parte, la Enciclopedia Británica, novena edición, en el artículo “domingo” dice:

“La más antigua documentación de la observancia del domingo como imposición legal es el edicto de Constantino, en el año 321 DC. (7 de marzo), que decreta que las cortes de justicia, los habitantes de las ciudades y el comercio en general, deben reposar en domingo (venerabili die Solis) exceptuándose apenas los que se empeñaban en trabajos agrícolas”.

Tiempo después, el 3 de noviembre de 383, otro emperador, Teodosio I, establecerá que el día de descanso, el «dies solis» (Día del dios Sol), pasará llamarse «dies dominicus» (Día del Señor), quedando ya oficialmente reconocido como el último día de la semana, tal y como lo conocemos hoy en día. De esta manera surgió la palabra española domingo.

Para que podamos apreciar los lineamientos babilónicos establecidos por la La ley dada por Constantino relativa al día de descanso, los invito a leer y considerar los siguientes estratos de la misma:

“Que todos los jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen el venerable día del sol. Empero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo.

[Codex Justinianus, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3).]

“Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial
providencia.” 

Código de Justiniano, [lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3) (en la edición, en Latín y castellano, por García
del Corral, del Cuerpo del derecho civil romano, tomo 4, pág. 333, Barcelona, 1892). El original en latín se halla además en J. L. v. Mosheim: Institutionem Historia Ecclesiastica antiquioris et
recensioris, sig. 4, parte 2, cap. 4, sec. 5, y en otras muchas obras.]

El Diccionario Enciclopédico Hisp.- Amer., art. Domingo, dice:

“El emperador Constantino, en el año 321, fue el primero que ordenó una rigurosa observación del domingo, prohibiendo toda clase de negocios jurídicos, ocupaciones y trabajos; únicamente se permitía a los labradores que trabajaran los domingos en faenas agrícolas, si el tiempo era favorable. Una ley posterior del año 425 prohibió la celebración de toda clase de representaciones teatrales, y finalmente en el siglo VIII se aplicaron en todo su rigor al domingo cristiano las prohibiciones del Sábado judaico.”

Por medio de esta anécdota histórica los romanos, tomaron la cabeza de la nueva religión, obligando al mundo entero a adoptar la semana de siete días que había heredado de la tradición mesopotámica (sede de Babel) mucho antes de nuestra era.  Así pues dedicaron cada uno de los días a los astros o planetas de nuestro sistema solar visibles desde la tierra, surgiedon las denominaciones:

  • Dies lunae:día de la luna’, hoy lunes.
  • Dies Martis:día de marte’, hoy martes.
  • Dies Mercurii:día de mercurio’, hoy miércoles.
  • Dies Iovis:día de júpiter’, hoy jueves.
  • Dies Veneris:día de venus’, hoy viernes.
  • Dies Saturni ‘día de saturno’
  • Dies Solis: día del sol

Habrá dos cambios generados por la ley de Constantino: dies Saturni por Sabbatum (del hebreo Shábbath) y dies Solis por dies Dominicus (del latín Dominus ‘señor’). Como rezago de esta historia basta con notar que en otras lenguas el domingo sigue estando dedicado al Sol, por ejemplo, el inglés donde se dice Sunday, y en alemán «Sontag«, es decir, ‘día del Sol’.

 

El Eterno aborreció siempre esta falsa adoración.

Para lograr llegar a una sabia conclusión, comenzaré citando lo que el cardenal Gibbons en su obra «Faith of our Fathers» [«La Fe de Nuestros Padres»], dice:

“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y no encontrará una simple linea autorizando la santificación del domingo. Las Escrituras refuerzan la observancia religiosa del sábado, un día que nunca santificamos”.

(edición 92ª, p.89)

Y es tal cual este clérigo lo dice, en todas las líneas de las Sagradas Escrituras está totalmente ausente la idea del día domingo como día del Señor. Sin embargo, si encontramos testimonio que cada vez que Israel se apartaba del Camino revelado por la Instrucción (Torah) divina, una de las prácticas abominables que buscaba era la espiritualidad del primer día de la semana.

Vemos a Manasés, uno de los reyes de Israel, apartándose de Yahvéh y, seducido por el espíritu babilónico-cananeo, oficializando el culto al Sol (2 Reyes 21:3).

También podemos notar que en los primeros quince versículos del capítulo ocho de Ezequiel se nos muestran una creciente apostasía en el pueblo de Israel (Casa de Judá) que se jactaba de ser el Pueblo del Eterno. Ellos habían caído en la práctica de la adoración  al dios sol.

El profeta Ezequiel vio en el templo de Yahvéh “como veinticinco varones… sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol...” (Ezequiel 8:16).

Yahvéh expresó una dura sentencia sobre aquel culto (Ezequiel 6:4-6).

Los documentos históricos del primer siglo de nuestra Era Común demuestran como los discípulos de las primeras comunidades resistieron la tentación constante de adorar al sol. Es más, durante los dos primeros siglos fueron perseguidos obsesiva y atrozmente por los emperadores romanos, por causa de esta supuesta rebelión al sistema, muriendo unos cuatro millones de redimidos. A pesar de eso, aumentaban en número, y aquellos que se iban convirtiendo del paganismo, recibían con alegría el diseño del Shabat o séptimo día.

Entendiendo que el Eterno es siempre el mismo tal y como lo proclamaba el profeta Malaquías:

«Porque yo Yahvéh no cambio»

(Malaquías 3:6)

También entendemos que el accionar de Yahvéh no se parece en nada al actuar sentimental del ser humano:

«Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta»

(Números 23:19)

 

«He entendido que todo lo que Dios hace, eso será perpetuo; sobre ello no se añadirá, ni de ello se disminuirá…»

(Eclesiastés 3:14)

Por esto mismo, nuestro amado Mesías manifestó que la intensión primordial de su propósito en la Tierra, era dar plenitud al día que la Torah revelaba, quedando claro para sus discípulos que Él no venía a anular ni cambiar nada:

«No penséis que he venido a abrogar la Torah… sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de la Torah…»

(Mateo 5:17-18)

«Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Torah»

(Lucas 16:17)

 

Y si «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8), tenemos que aceptar que los cambios de calendario que se dieron en el siglo IV de nuestra Era Común (E.C.) fueron la manifestación caprichosa del egotismo de hombres hambrientos del poder materialista que la Gran Ramera siempre ofrece en su copa llena de abominaciones. El domingo no fue colocado por Yahvéh, nuestro Dios, como día de reposo pero sí el sábado (Shabat) que nos recuerda a la creación, a la salvación, a la paz que tenemos en Yeshúa HaMashiaj y es un pre-anuncio semanal del reposo feliz en el Mundo Venidero, el Milenio.

Por eso, para finalizar debemos aceptar que que para guardar el sábado (Shabat) existen en muchas luchas, ya que las cosas del sistema reptiliano imperante marcha en otra dirección. Pero el Eterno promete a los fieles que nunca les faltará el pan (Salmos 37:25), y que tendremos prosperidad:

«¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!»

(Deuteronomio 5:29)

Atrévete a ofrecerle al Eterno tu lealtad y amor (Juan 14:15) dedicando el Shabat (sábado) a Su Nombre. Toma tu decisión ahora. Dile en oración:

«Gracias Señor por haber conocido tu santa Instrucción.

Perdóname si no he guardado tu santo día como tú lo quieres.

Te acepto como mi Salvador y Señor a través de tu Hijo Yeshúa.

Te ruego que me ayudes a obedecerte, por amor, todos los días de mi vida.

Gracias porque me amas.

En el nombre de Yeshúa, tu Hijo.

Amén»

Moloc y nuestros Niños

Por P.A. David Nesher

«Yo pondré mi rostro contra ese hombre y lo cortaré de entre su pueblo, porque ha dado de sus hijos a Moloc, contaminando así mi santuario y profanando mi santo nombre. Pero si el pueblo de la tierra cierra sus ojos con respecto a ese hombre, cuando él ofrezca alguno de sus hijos a Moloc, para no darle muerte, entonces yo mismo pondré mi rostro contra ese hombre y contra su familia; y lo cortaré de entre su pueblo, a él y a todos los que con él se prostituyan, fornicando en pos de Moloc.» 

(Levítico/Vayikrá 20: 3-5)

Hoy he posteado en mi cuenta Twitter el siguiente paradigma:

«Los niños no necesitan entender los misterios del Universo para creer en Dios, no les hace falta».

Esto surgió en mi mente ante el hecho de estar en estos días sumergidos en la tarea decodificadora de la Instrucción divina revelada en las líneas del libro de Vayikrá (Levítico).Así, he descubierto que el llamamiento divino vibrante en las líneas de este rollo tiene que ver con el anhelo del Eterno de tener hijos con la actitud de niños. Pero ¡cuidado! no estoy hablando que debemos ser personas inmaduras, con hipersensibilidad infantil, como la mayoría de los occidentales de nuestros días. No, el libro es bien claro en la necesidad de que el alma humana que se acerca al Altísimo lo haga confiando con la sencillez y la pureza de un niño. Es decir que dejemos que el Eterno sea quien nos guíe, tal y como un niño se deja conducir por la instrucción de sus padres. En esos momentos, no había tantas preguntas racionales que pretendieran respuestas del lugar dónde se pretendía llegar. Simplemente con dicha sencillez y llenos de pureza, extendíamos nuestras manos, para que las de nuestra paternidad nos la tomaran fuerte y nos condujeran a un lugar mejor.

Si leemos con cuidado los versículos citados, notaremos que la gran mayoría de los mandamientos de la Torah persiguen el objetivo divino de desarraigar la idolatría del pueblo santo, y de ese modo sacarlos de la esclavitud reptiliana que provoca el materialismo práctico que gobierna al resto de las naciones. Claro, sé que para muchos de ustedes, que se han criado con un concepto monoteísta, es difícil imaginarse cómo era la influencia y la ideología del politeísmo en esos tiempos y esas culturas y los alcances malévolos con los que afectaban a las generaciones. De todos modos, si nos atrevemos a realizar una análisis profundo, discerniremos que los paradigmas diabólicos de la cultura idolátrica aún vibran en nuestros días por medio de la Gran Babilonia que se sienta sobre la gran masa de gente.

En este pasaje, la Instrucción divina deja en claro que quien entrega su hijo a un dios pagano profana el Nombre de YHVH. El Eterno quiere que nuestra descendencia sea para él (cf. Malaquías 2:15). Ese es el propósito suyo con el matrimonio. Al dar uno de los hijos a un demonio escondido detrás de un ídolo, se está yendo en contra total del propósito de la creación del hombre y así se profana el Nombre Santo.

El sacrificio de niños para apaciguar la ira los dioses era una práctica común e todas las religiones antiguas. Para los amonitas, pueblo habitante de Canaán, dar un hijo a Moloc implicaba quemarlo vivo en honor a ese dios falso. Este era considerado el sacrificio más valioso que se podía ofrecer para mantener alejado el mal de sus cosechas y ganados.

La adoración del terrible ídolo Moloc fue mencionado en Levítico 18:21. Moloc era adorado por medio de calentar una estatua de metal el cual representaba al dios, hasta que se ponía al rojo vivo, luego se colocaba un niño vivo en las manos extendidas de la estatua, mientras se tocaban tambores los cuales ahogaban los gritos del niño hasta que moría quemado. Dar un hijo a Moloc implicaba quemarlo vivo en honor a ese dios falso, y desde ese rito sentir seguridad en el destino material.

La pena por adorar a Moloc era la muerte y si la sentencia no era llevada a cabo por Israel, Yahvéh declaró que pondría su rostro contra aquel varón y contra su familia. Él mismo lo enjuiciaría si el sistema legal de Israel fracasaba en hacerlo.

El Eterno tenía que tomar medidas disciplinarias de pena de muerte para cortar por lo sano toda esa oscuridad. Una persona influenciada por los espíritus engañadores que producen la idolatría está emocionalmente ligada a esas costumbres malignas y lo único que puede liberarla es que las palabras de la Torah entren en su corazón con el fuego del Espíritu del Eterno.

El Eterno reveló a Su Pueblo que este tipo de práctica era detestable. Por ello, Yahvéh tenía que tomar medidas disciplinarias de pena de muerte para cortar por lo sano toda esa oscuridad. Una persona influenciada por los espíritus engañadores que producen la idolatría está emocionalmente ligada a esas costumbres malignas y lo único que puede liberarla es que las palabras de la Torah entren en su corazón con el fuego del Espíritu del Eterno.

Con estos mandamientos, Israel comprendía tres aspectos fundamentales del Eterno.

  • 1º_ Yahvéh, a diferencia de los dioses paganos, es esencialmente Amor y no necesita ser aplacado (Éxodo 34:6);
  • 2º_  Yahvéh es el Dios de la Vida, por lo que prohíbe el asesinato, y promueve toda práctica saludable que fortalezca y promocione la felicidad de estar vivo (Deuteronomio 30:15-16); y por sobre todo,
  • 3º_ Yahvéh es el Dios de los débiles y muestra especial interés por los niños (Salmo 72:4).

Ahora bien, considerando las características de la cosmovisión pagana, los invito a realizarse estas preguntas:

  • ¿Estamos nosotros practicando o dando nuestra aprobación a los que practican la idolatría de alguna u otra forma?
  • Aunque la idolatría no sea tan salvaje como estamos viendo en este versículo ¿puede haber comportamientos semejantes en la cultura que nos rodea y nos ha formado desde pequeños?
  • ¿Estamos siguiendo ideas de idolatría formadas por el paganismo?
  • ¿Odiamos las prácticas paganas o las aceptamos?
  • ¿Puede el aborto ser semejante a la entrega de un hijo a Moloc?
  • ¿Puede la entrega de los hijos en manos de educadores en guarderías y escuelas que no comparten nuestros valores ser semejante a sacrificar un hijo a un ídolo?
  • Sacrificar un hijo en el fuego de pequeño o darle una educación que no le instruye en la Torah y en el Mesías para que finalmente corra el riesgo de ser quemado en el lago de fuego ¿qué diferencia hay?
  • Si permitimos que nuestros hijos sean influenciados por juegos, juguetes y libros místicos, música con inspiración satánica, juegos virtuales llenos de espíritus malignos y películas llenas de violencia, sexo y magia ¿no estamos arriesgando que sus almas se pierdan para siempre?

Al respondernos sinceramente, y desde la verdad, cada una de estas preguntas, descubrimos que este Moloc sigue siendo hoy tan real como en aquel entonces, ya que representa la perversión por la que erigimos en ídolo lo que no es más que una abominación ante Yahvéh: nuestro amor a las riquezas y obsesión por el placer por placer mismo. Ese Moloc sigue presente hasta el día de hoy y millones lo tienen por dios. Es el materialismo, esa miope noción de que no hay más realidad que lo que puedo ver y tocar.  Lo que puedo tener y acumular. Ese Moloc es el hedonismo, que no permite contrincantes ni competidores en su hegemonía sobre la posesión de nuestras facultades. Ese Moloc es el ego, que se encumbra por encima de todo y de todos, supeditando cualquier norma a su voluntad, y acepta como válida y «absoluta» cualquier opinión relativa surgida en la mente de cada individuo que camina por nuestro planeta.

Meditando sinceramente en la verdad de esta lección, clamemos juntos para que el Eterno nos dé mucha sabiduría y firmeza para que ninguno de nuestros hijos se pierdan. Esforcémonos diariamente en nuestra fe para que podamos presentarnos en el día del juicio diciendo:

 

He aquí, yo y los hijos que el SEÑOR me ha dado ”

(Isa 8:18)

y

“Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu nombre, el nombre que me diste; y los guardé y ninguno se perdió

(Juan 17:12)

Apreciado lector, estimada lectora, si hoy tu hijo está en mal camino, ayuna, ora y haz lo que está escrito por mano del profeta Jeremías:

“Levántate, da voces en la noche al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza hacia El tus manos por la vida de tus pequeños”

(Lamentaciones 2:19)

¡Que no se pierda ninguno de nuestros hijos! ¡Recuerda que eres el secreto mesiánico para salvaguardar generaciones!

 

Shavuá Tov!

 

Ceniza que Marca para el Seol… (Miércoles de Ceniza y Cuaresma)

La semana que se fue, ha dejado a los miembros de la cristiandad sumida en una mentalidad compungida bajo la programación religiosa de la culpabilidad. El miércoles último, después de unos días donde cada cristiano dio rienda suelta a la carne y sus deseos por medio del Carnaval, sonó en las dimensiones celeste el llamado inframundano (infernal) de entregarse a la penitencia. El rito supuestamente apostólico marcó la mente de millones de fieles para, una vez más, dejarse guiar a la rueda interminable de culpabilidad que permite a la Gran Ramera sentada sobre muchas aguas.

Antes de continuar con esta denuncia profética, necesito invitarlos a considerar esta explicación, con vestimenta de piedad, que la misma institución romana publicó desde una de sus redes apologéticas:

 

 

 

Después de ver esta explicación católica, y para continuar, debo decir que la temporada de la Cuaresma es un período de cuarenta días de abstinencia que comienza en el denominado “Miércoles de Ceniza”.

Ahora bien, ¿sabe usted cuál es el significado de la “Cuaresma”? Para responder esto, encuentro oportuno comenzar citando a Alexander Hislop, quien en su libro “Las dos babilonias” detalla que la cuaresma es de origen caldeo, afirmando lo siguiente:

«El festival, de la cual leemos en la historia de la iglesia, bajo el nombre de «Easter», en el tercer o cuarto siglo, era un festival muy diferente a lo que se observa hoy en la Iglesia Romana [y Protestante], y en ese tiempo no se le conocía como el nombre de «Easter». Era llamado Pascha, o Pascua, y…fue observado por muchos que profesaban ser cristianos… Ese festival acordaba originalmente con el tiempo de la Pascua judía, cuando Cristo fue crucificado… Ese festival no era idólatra, ni venia antes de ella la cuaresma

(Las Dos Babilonias, p. 104)

Para ampliar el mito que condujo a esta práctica pagana en todas las religiones, me parece apropiado citar lo que el pastor David L. Brown, Ph.D. de Logos Resource Pages, escribe:

Conforme a la antigua leyenda, Nimrod murió, y vino a ser el dios sol. Su mujer Semiramis fue impregnada por un rayo del sol, y dio a luz a Tammuz (un falso nacimiento virginal). Más tarde Tammuz fue muerto por un jabalí. No obstante, después del clamor de Semiramis por 40 días, Tammuz vuelve a la vida, lo cual es una falsificación de la resurrección. De hecho, este fue el origen del falso sistema religioso que envuelve la adoración a la madre y al hijo. De hecho, durante la cautividad de Babilonia, en Jeremías vemos que esa fue la adoración de Israel, la abocada a Semiramis como “Reina del Cielo” (Jer. 7; 18, 19; 44: 15-30). En el templo de Jerusalén, adoraban a Tammuz, el hijo de Semiramis (Ez. 8: 14, 15) Esa diabólica adoración se extendió a lo largo del mundo

Tamuz fue muerto y su cuerpo cortado en pedazos enviados a distintos lugares. Por ello, y para poder resucitarlo, su madre ordena buscar y recoger las partes de su cuerpo y, una vez encontrados, cocerlos. Pero la parte vital para la procreación (el pene de Tamuz) no era encontrada. Ésta había sido lanzada al río Éufrates en donde, después de sacar a los peces con grande redes, pudieron encontrar el miembro de Tamuz, dentro del vientre de un pez.

Al encontrar el órgano viril de su dios en un pez, esa se convirtió en la razón por la cual los babilónicos en cuaresma (40 días de luto por su dios), comen carne de pescado. Si querías saber el motivo de no comer otro tipo de carne sino solo pescado, ya tienes tu respuesta.

De acuerdo a leyenda, Tamuz tenía cuarenta años cuando fue muerto por un cerdo salvaje. Así que cuarenta días, uno por cada año que vivió en la tierra, fueron designados para “llorar por Tammuz”.

Regresando a lo que Alexander Hislop relata en su obra, notamos lo siguiente:

«Los cuarenta días de abstinencia de la Cuaresma fue directamente copiada de los adoradores de la diosa Babilónica. Tal Cuaresma de cuarenta días, en la primavera del año, todavía se observa por los Yezidis o los adoradores paganos del diablo de Kurdistan, quien lo heredaron de sus maestros antiguos, los babilónicos. Tal Cuaresma de cuarenta días fue celebrada en la primavera por los Mexicanos paganos… Tal Cuaresma de cuarenta días fue observada in Egipto…»

(Las Dos Babilonias, pp. 104, 105).

De hecho, esta práctica de ayunar cuarenta días endechando a una divinidad mesiánica, ya se realizaba en Egipto (Mizraim) mientras los hijos de Israel permanecían en servidumbre. Esta Cuaresma egipcia se observada expresamente en honor al dios Osiris. (Sabaean Researches, por John Landseer, pp. 111, 112).

Estudiosos aseguran que el culto al dios solar se extendió desde Babilonia y se estableció en todo el mundo, permaneciendo hasta la actualidad en todas las religiones de la tierra, bajo diferentes nombres y disfraces. Aquí los invito a realizar una pausa y conocer algunos de los diferentes nombres con que cada cultura ha adorado a Tamuz, dios solar.

Egipto: Osiris o Ra
Grecia: Helios
Israel: Moloch
Siria y Fenicia: Adonis
Roma: Apolos
Persia: Mitra
Chibchas: Xue
Incas: wiracocha
Hindúes: Surya
… y un sinnúmero de religiones más que tienen a este anticristo o falso mesías en su centro de fe.

Al establecer la adoración a Tammuz, todas las civilizaciones del mundo a través de la historia, adoptaron la cruz como su máximo símbolo religioso representativo del dios solar.

El símbolo de la cruz, en su forma original, proviene de Babilonia. De modo que la Cruz en realidad vendría a ser la imagen del Sol. Esto evidencia que originalmente no fue un símbolo cristiano, sino el símbolo místico Tau de los caldeos. La “T” mayúscula o “tau”, conocida como la cruz, representa la inicial del nombre de Tamuz; la cruz tiene la forma de la letra y asimismo las dos últimas letras de la palabra cruz también se derivan del nombre de Tamuz, para que de esta manera no se dejare de mencionar su nombre divino.

Según la mitología asirio-babilónica, cuando el fuerte sol del verano secaba las plantas, este dios bajaba al mundo subterráneo y se celebraba su muerte con ritos especiales y el llanto de las mujeres que menciona el libro de Ezequiel en su capítulo 8 versos 6 al 18. Esta Cuaresma por Tamuz se mantenía 40 días antes de la fiesta, “celebrados con la mezcla de llantos y regocijos.” El profeta Ezequiel denuncia a la antigua Judá por haber caído en la adoración a este falso Mesías: “Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa del Eterno, que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas llorando por Tamuz” (Eze. 8: 4). ¡Evidencia de que la Cuaresma fue y será una gran abominación en los ojos del Eterno!

Estos ritos por la muerte de dicho ídolo, se realizaban el el cuarto mes del año (junio-julio), que todavía lleva el nombre de Tamuz en los calendarios siriaco, árabe y hebreo. Es evidente que la iglesia Católica Apostólica y Romana, lo que hizo fue adaptar la fecha a su calendario y hacerla coincidir con los hechos de la pasión y muerte de Cristo para de esta forma honrar secretamente a este ídolo pagano.

Esto significa que cuando el Mesías Yeshúa nació, esta costumbre babilónica todavía estaba siendo observada; y también durante su ministerio, y en los días de los apóstoles. Sin embargo, el Mesías no la instituyó y jamás la observó. Los apóstoles, siguiendo sus enseñanzas, nunca la practicaron ni proclamaron hacerlo. Las comunidades de los primeros dos siglo tampoco celebraban dicha costumbre babilónica.

Recién en el siglo V de nuestra era encontramos referencias a este rito esotérico del paganismo, como recientemente incrustado en la vida de la fe cristiana. El monje y asceta Johannes Cassianu, que murió en el año 435, con el título de Padre de la Iglesia afirmó lo siguiente:

«Sin embargo, debes saber(escribió a Johannes Cassianus), «que mientras la iglesia primitiva retenía su perfección sin quebrar las festividades del Señor, la observancia de la Cuaresma no existía» (Primera Conferencia Abbot Theonas, capitulo 30).

Entonces, ¿Cómo se introdujo esta celebración de la Cuaresma dentro de las congregaciones del Mesías?

Primeramente, peregrinemos por los anales del tiempo hasta llegar al cierre del segundo siglo. Esto fue cien años después de la muerte del último de los doce apóstoles. Es en esta lapso cuando la Cuaresma comienza a surgir como una sutil costumbre disfrazada de piedad. He aquí lo que escribe Ireneo al Obispo de Roma tocante a la Cuaresma en ese entonces:

Porque la controversia no es solamente en relación con el día [había una controversia sobre la fecha de la celebración del Domingo de Resurrección], sino también en lo concerniente al asunto del ayuno [el ayuno de la temporada de Cuaresma]. Porque algunos piensan que ellos deberían ayunar un día, otros dos o más, y algunos quieren meter el ayuno pagano de cuarenta días” (Ireneo, Obispo de Lyon, Francia).

Ireneo denuncia que había una serie de controversias en las filas de las congregaciones del Mesías, debido a toxinas paganas que se habían infiltrado ¿Cómo se originó toda esta confusión? ¡Dios no es autor de confusión! ¿Quién, entonces, originó esta confusión acerca de la Cuaresma?

Y esta diversidad en su observancia continúa Ireneo, “no se ha originado en nuestro tiempo, sino mucho antes, desde nuestros ancestros. Es muy probable que ellos no se apegaran estrictamente a la exactitud, y en consecuencia establecieron una costumbre para su posteridad según su fantasía privada [no un mandamiento apostólico o de Cristo]. (Tomado de la Historia de la Iglesia por Eusebio, Libro 5, capítulo 24.)

Como podemos apreciar, a través de estos testimonios históricos, la Cuaresma se introdujo en la Iglesia de Cristo por COSTUMBRE o mediante «FANTASÍA PRIVADA» como lo expresó Ireneo. De esto se infiere que las iglesias que dependen de Roma observan la Cuaresma, no porque las Sagradas Escrituras lo revelen, sino porque los cristianos profesantes adoptaron la costumbre de sus vecinos paganos. “Mientras que la perfección de la iglesia primitiva [la Iglesia inspirada en la Torah] permaneció inviolada,” escribió Casiano, el prelado católico del siglo V, “no hubo observancia de Cuaresma, pero cuando los hombres empezaron a descender del apostólico fervor de la devoción… entonces los sacerdotes en general convinieron en retirarlos de los cuidados seculares mediante una convocación canónica de ayuno…» (Antigüedades de la Iglesia Cristiana, Libro 21, capítulo 1.)

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma solía poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Pero, aún surge otra pregunta: ¿por qué la iglesia en Roma instituyó una fiesta pagana como esta?

Considero que la respuesta la encontramos en la siguiente cita de Alexander Hislop:

Para conciliar a los paganos al cristianismo nominal, Roma, buscando su póliza de costumbre, tomó las medidas de amalgamar los festivales cristianos y paganos, y, por medio de un ajuste complicado pero hábil en el calendario, no fue encontrado como un caso dificultoso, por lo general, unir al paganismo y el cristianismo—ahora mas profundizados en la idolatría—en esto como en muchas otras cosas, a darse las manos.” (Las Dos Babilonias).

Claro esta explicación difiere diametralmente al considerar la justificación que la iglesia de Roma da la podemos leer en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 125 que dice así:

«El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.»

El ayuno de Cuaresma es obligatorio para todo católico, al igual que el Viernes Santo, mayor de 18 años y menores de 60. Fuera de los límites también se puede. Consiste en hacer solo una comida fuerte al día.

La abstinencia de comer carne es obligada desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también lo son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de sacrificio/mortificación.

La iglesia Romana reemplazó la Pascua con el Domingo de Resurrección (Easter), moviendo la Fiesta pagana de Tamuz al principio de la primavera, “cristianizandola.” La Cuaresma también la movieron junto con esta.

Este cambio en el calendario con respecto al Domingo de Resurrección (Easter) fue atendido con consecuencias trascendentales. Esto trajo a la Iglesia una corrupción total y una exagerada superstición en conexión con la obstinación en la Cuaresma” (Las Dos Babilonias).

Lo cierto es que la religión romana, después de adoptar el festival pagano de primavera de Semiramis, Istar o Easter (Pascua), le fue fácil y natural adoptar también la antigua costumbre del “ayuno” que precede al festival de primavera. Este periodo de cuarenta días antes de la Pascua, se le dio el nombre de Cuaresma.

Notemos que la Cuaresma precede inmediatamente a la celebración del festival babilónico denominado Domingo de Resurrección (supuestamente la de Cristo). Pero, sabemos que el verdadero Cristo no resucitó en un domingo. 

Es notable que en los libros del  Nuevo Pacto (Nuevo Testamento), ni uno solo de sus pasajes, nos manda observar la resurrección de Cristo. Lo que se nos manda observar es la conmemoración de su muerte. “HACED ESTO EN MEMORIA DE MI” ordenó Yeshúa. Por eso, notamos que la inspirada Iglesia del Nuevo Pacto observó ese conmemorativo, pero jamás celebró el Domingo de Resurrección, ni la Cuaresma. El Eterno nunca mandó la celebración de ese Domingo en honor de la resurrección. Todo ello es en honor del falso mesías, Tamuz.

El Domingo de Resurrección y la Cuaresma celebran la resurrección del Cristo falso. Pablo advirtió sobre la propagación de esta costumbre: “Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado .. .” (2Cor. 11:4). Y eso es exactamente lo que ha sucedido. La Cuaresma celebra a otro Jesús, al mesías falso de Babilonia.

La celebración de un festival en domingo, para honrar la resurrección, viene directamente del paganismo. Las naciones sin Torah celebraban la resurrección de Tamuz, el falso mesías, inmediatamente después de la Cuaresma. Este festival se propagó entre el mundo que profesaba ser cristiano después de la muerte de los apóstoles. Los cristianos empezaron a descuidar la conmemoración anual de la muerte de Cristo, y la sustituyeron por el Domingo de Resurrección.

Recordemos que en Jerusalén, inmediatamente después de la observancia de la Cuaresma, el profeta Ezequiel ve que la gente celebra un culto matutino de resurrección. “Y me dijo: ¿No ves . . . ? [el ayuno de la Cuaresma]. Vuélvete aún, verás ABOMINACIONES MAYORES QUE ESTAS. ¿Qué ve el profeta? ¡Hombres postrándose hacia el oriente, y adorando al sol! Servicios matutinos de domingo de resurrección, es decir la culminación de los cuarenta días de la Cuaresma por Tamuz (Ezequiel 8:15-16).

¡Navidad!… ¿¿Es cierto??

La hipocrecía navideña es lo que más surge en este día por parte de aquellos que dicen estar hambrientos y sedientos de la Justicia que el Eterno le reveló y dio a nuestro padre en la fe Abraham.

Les pido solamente 50 minutos de su tiempo. Con ellos, les aseguro que podré expresarles algunas ideas surgidas de la Torah y que en mi mente activaron la «ira santa» que el Eterno comparte con sus profetas.

Sé que vuestros corazones se conectarán con la tarea más noble y celestial que tiene el ser humano: hacer teshuvá. Permitir que sus almas se sometan al análisis correcto que permite la Verdad (Torah de YHVH)  con sus cánones celestiales que permiten al ser humano resurgir elaborando pensamientos en la Luz Infinita que es Yeshúa, y así, desde ellos y con ellos, transicionar hacia su entorno y transformarlo en el poder del Reino del Eterno.

Por favor, escuchen con el corazón este mensaje; mediten en él y hagan que corra por la red…

GRACIAS!

¡Navidad NO es Jesús…!

Al investigar en las Sagradas Escrituras, notamos que no existe mención alguna sobre una fiesta que pueda asemejarse a la Navidad. En ninguna de sus líneas se insinúa que los hebreos fieles al Eterno o las iglesias del primer siglo conmemoraran celebración semejante.

 

 

La única conmemoración que vemos instituida en la Biblia como señal características de la Nueva Alianza fue la relacionada con la muerte de Jesús, no con su nacimiento. Estoy refiriéndome a la Cena del Señor o Eucaristía, establecida en la ocasión del Pesaj (Pascua), y en la que nuestro Mesías Salvador afirmó que el pan y el vino eran símbolos de Su cuerpo y Su sangre entregados por nosotros (Mateo 26:26-28). Él dijo: “haced esto en memoria de Mí” (Lucas 22:19). Dando a comprender que la única manera que el deseaba que se lo recordara estarías relacionada con su muerte redentora, y no con su nacimiento astrológico. Es más, la costumbre de conmemorar el nacimiento existía solo entre los paganos.

 

 

Para que esto quede claro los invito a escuchar esta pequeña catequesis al respecto:

 

JAR (Jesús Adrián Romero) asegura que está bien celebrar Halloween

Encontré en YouTube un video filmado en la Iglesia Vástago Epicentro Monterrey. Dicha congregación es pastoreada por el famoso cantante ecuménico y pro-católico Jesús Adrián Romero (JAR). En el mismo pueden ver a este canta-autor, devenido en falso profeta, instando a celebrar Halloween.  En la defensa que presente de dicha festividad satánica, él llama “conspiradores” a los cristianos que se oponen a la misma, porque en vez de unirse a ella y evangelizar con su simpatía a sus vecinos, se ponen a distribuir folletos evangelísticos en contra de ella, contaminando las mentes de los inconversos.

Primeramente los invito a ver el video amateur filmado en el momento que este varón anti-Reino de Yahvéh enseñaba lo que sus discípulos desean escuchar:

 

(Nota del 21/10/2015) Lamentablemente, este material ha sido sacado de YouTube por artimaña de la empresa illuminati que patrocina a este falso profeta. He encontrado en otro canal de la web el siguiente video que anhelo que estos conspiradores de la fe no eliminen:


Jesus Adrian Romero invita a los cristianos a… por esaumejia

Si prestaron atención a lo expuestos, habrán notado que primeramente JAR explica que cuando el cristianismo llegó al norte de Europa se encontraron que las personas celebraban esta fiesta pagana, así que decidieron “redimir” esta fecha, pasando la fiesta con un nuevo nombre (el Día de los Santos) -realizada hasta aquel momento en mayo- al 31 de octubre.

Según el cantante Halloween significa “todos los santos o la noche de los santos” y no “Víspera de muertos” o “noche de brujas”. Con esto los cristianos de esos tiempo lo que querían era quitar la superstición de los demonios, es decir “cristianizar” la fiesta, dice JAR. El cantante reconoció que su esposa Pecos, que nació en EE.UU., desde niña se vestía para Halloween y salía a buscar dulces al igual que otros amigos del salmista que celebran esta fiesta pagana, pero esto no los hace satanistas ni endemoniados.

Romero afirma que los padres que celebran Halloween con sus hijos, no se reúnen para decirles a sus niños que es una noche del cumpleaños de Satanás y que muchos demonios los van acompañar y que van a salir a adorarlo por las calles, para el cantante eso es ilógico “pero los cristianos hemos entrado en una de esas conspiraciones, ¡oooh el diablo!”, cuestiona muy sarcásticamente.

Si realmente queremos pensar en noches que hacen daños, calculemos las muertes que hay en la noche de Halloween y las muerte que hay en Navidad o Año Nuevo, el día de San Valentín o el 16 de septiembre, no hay comparación, pero la iglesia como no nos gusta la diversión, buscamos algo para rechazarlo, no tenemos qué rechazar ese tipo de cosas”. Romero reveló que cuando se congregaba en una iglesia con su familia, allí no celebraban Halloween, sin embargo, ellos como padres les permitían a sus hijos que celebran la fiesta, porque no tenían razón de porqué prohibírselos.

Como pastor Romero, aconsejó a su congregación que celebre Halloween, que comparta dulces con los vecinos, que los conozcan, porque los cristianos son mal vistos durante estas fiestas porque andan repartiendo folletos evangelísticos de Chick Publications, según el cantante, hacer eso “es contaminar la mente de la gente”, porque “si nos ponemos a pensar en fechas que son, que tienen origen pagano, casi todas nuestras fechas tienen origen pagano, Navidad tiene origen pagano pero se ha redimido, los días de las semanas tienen que ver con dioses paganos, los meses del año tienen que ver con dioses paganos, imagínate, yo no le voy a decir a los meses de esa manera, le voy a poner un nombre cristiano a los meses, no podemos hacer esas cosas, vivimos en el mundo, seamos luz”.

Ante todo esto lo único que tengo para decir es que me gustaría que este varón mal venido en su propósito me respondiera qué hacemos con los siguientes textos de las Escrituras que el Espíritu de nuestro Señor inspiró para el buen cumplimiento de Su propósito eterno en nosotros:

“Cuando entres a la tierra que YHVH tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones.

No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.

Porque es abominación para con YHVH cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones YHVH tu Dios echa estas naciones de delante de ti.

Perfecto serás delante deYHVH tu Dios.

Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto YHVH tu Dios”.

(Deuteronomio 18: 9-12)

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos».

(Oseas 4:6)

“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”

(Efesios 5:11)

“Abstenerse de toda especie de mal”.

(1 Tesalonicenses 5:22)

Será muy importante cerrar esta bitácora destacando la misión primordial que tienen aquellos que pastoreamos la grey del Señor:

“Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio”.

(Ezequiel 44:23)

También les recomiendo mirar este otro video en el que a la enseñanza apóstata de JAR se ha adicionado uno con la enseñanza del pastor Armando Alducín en el que revela el origen que hay detrás de disfrazar a los niños en Halloween y los espíritus que se activan con esta práctica:


Pastor Armando Alducín le responde a Jesús… por esaumejia

jaroween

NOTA PROFÉTICA:

Respecto a este tema recomiendo que se acceda al siguiente estudio: El Halloween y sus inocentes ritos religiosos

David Nesher y las Pautas Proféticas para el Año 2015

feliz-aa-o-nuevo-2015
Comenzó el año solar gregoriano 2015 y los augurios fluyen desde el alma de millones se seres humanos, pero particularmente de los agoreros reptilianos que, autoproclamándose profetas del Eterno, se presentan, desde lo virtual y lo real, con susurros erróneos que disfrazados de buenos deseos «erotizan» el oído de sus seguidores.
Es 1º de enero y ya son millones los que están nuevamente dormidos bajo el sopor hediondo surgido debajo de las faldas babilónicas que cubren a tantas aguas (Ap. 17:15). Ante todo este oleaje de confusión es conveniente considerar las siguientes pautas proféticas para este 2015:

¿Por qué no decimos Feliz Año Nuevo?

Por P.A. David Nesher

Esta noche la celebración de Año Nuevo vibrará desde distintas casas paganas ubicadas muy cerca de los redimidos y primogénitos en el Mesías. Frente a esta festividad, la cuestiones que surgen en la mente de muchos santos que han despertado del sopor babilónico son: ¿Deberías yo estar involucrado en esta alegría mayoritaria? ¿Debería darle importancia al 1 de enero o más bien boicotearlo?   A fin de encontrar respuestas certeras, permítanme realizarles dos preguntas que les permitirán descubrir, desde la reflexión verdadera, las razones de por qué siento que no correspondería participar en estas fiestas.

¿Realmente es un Año Nuevo, y por qué lo es? 

Si para responder correctamente, comienzas a investigar, descubrirás que esta fiesta tiene mucho que ver con una convención relativa político-económica que surge de creencias religiosas antiguas que determinaron la existencia del calendario solar hoy existente. De hecho, el calendario romano se basa en el solsticio de invierno de esta época del año, cuando el sol comienza a alargar los días.Tal y como lees, la alegría que hoy provoca el esperar el año nuevo con ruidos de cornetas, pitos, sirenas, fuegos artificiales, etc., no es otra cosa que la manera ahora más sofisticada de la costumbre que tenían los pueblos paganos de esperar su año nuevo. Ellos prendían fogatas y hacían grandes ruidos porque creían que de ese modo podían espantar los malos espíritus y dar lugar para que los buenos espíritus volvieran a la tierra y trabajaran en forma mágica en sus vidas.

Lamentablemente la cristiandad ha adoptado como suya un número de días festivos que originaron y han “evolucionado” en las observancias religiosas ocultas y paganas. La mayoría de los cristianos profesantes que observan estos días festivos son simplemente seres humanos inconscientes de sus orígenes. Poco entienden ellos de que por debajo del barniz cristiano de estos días festivos se encuentran “misterios” que continúan dentro de las sociedades secretas, grupos esotéricos y asambleas de brujas que incluyen una historia larga y sangrienta de sacrificios humanos al dios de la muerte, Satanás el diablo.

¿Por qué eligieron comenzar el calendario en esta fecha (1 de enero)?

Para que la respuesta a esta pregunta sea la correcta, ten siempre presente que la clave para determinar si una fiesta agrada o no al Eterno Dios es fijarse en qué origen tiene (Isaías 52:11; Revelación [Apocalipsis] 18:4).

babilonia r

Pues bien, esto del Año Nuevo solar tiene que ver más bien con la mitología babilónica impuesta por Nimrod y Semirámis. Fue así como el solsticio de invierno tomó suma importancia en las creencias mitológicas de la antigüedad a tal punto que el calendario babilónico se propagó a lo largo de la historia en las distintas civilizaciones anti-Dios de la edad antigua. 

Después del evento de rebeldía corporativa de Babel, este sistema se implantó en Egipto y luego, con los siglos llegó a Roma.

Fue justamente el emperador romano Julio César quien fijó el 1 de enero como día de Año Nuevo en el año 46 antes de Cristo.

Los romanos dedicaron el día a Jano, dios de las puertas y de los inicios. De este modo el mes de enero [en latín, Januarius] recibió su nombre de Jano, el cual tenía dos caras: una mirando adelante y otra hacia atrás. De este nombre mitológico deriva la expresión January con que en inglés se denomina a este mes.   Los romanos creían que Janus era el dios que cuidaba las puertas del cielo y de la tierra, por eso lo pintaban sosteniendo en su mano derecha una gran llave con la que puede cerrar la puerta del viejo año y abrir las puertas del nuevo. Al dios Janus se lo pintaba con dos caras. Debido a que los portales se abren hacia adentro y hacia afuera, Janus miraba con una cara atrás hacia el año viejo y con la otra hacia el año nuevo.  

Entonces, para el primero de Enero los romanos celebraban a Janus con una gran festival en el que se encendían fogatas, se hacía mucho ruido y se bebía hasta desmayar por las borracheras.    

Frente a las grandes puertas del templo edificado a su nombre, los romanos se divertían, se alegraban y hacían grandes procesiones en su honor. Regalos especiales eran traídos al emperador en esa fecha, con los deseos de buen augurio. Es pues de la Roma pagana que nos llega a nosotros la costumbre de desear buena suerte para el año nuevo, diciendo: Feliz Año Nuevo! Este calendario, denominado juliano en memoria de Julio César, permaneció válido durante más de dieciséis siglos. Durante todo ese tramo de tiempo, los católicos se resistieron a celebrar el principio del año en un mes dedicado a una deidad pagana. Por eso, los documentos históricos relatan que cada vez que se aproximaba este día, en las distintas parroquias cristianas se impartían sermones penitenciales en los que se avisaba a no participar en las fiestas paganas. Pero puesto que la participación de los parroquianos en las fiestas de los paganos no cesó, la Iglesia de Roma prescribió un ayuno de tres días en el año nuevo (segundo concilio de Tours, 567, canon 17), mencionándose en los decretos de sínodos posteriores la festividad del 1 de enero entre las costumbres paganas prohibidas. En el año 1270, en un procedimiento de los inquisidores para investigar a personas sospechosas de tomar parte en la idolatría y malas artes, quedó prescrito que también se examinaría a los que hubieran festejado el 1 de enero en forma pagana (fogatas, ruidos, borracheras, etc.)

Si recordamos lo que hemos hablado en otras bitácoras, en el siglo IV, cuando la festividad de la Navidad quedó instituida el 25 de diciembre, ocurrió que el 1 de enero llegó a ser llamado como la «octava de Navidad» o el «Día solemne de la Circuncisión» ya que se creía que se circuncidó a Jesús (según Lucas 2:21) de este modo se procuraba que ningún cristiano católico hiciera referencia al comienzo de un nuevo año, celebrando con la lascivia acostumbrada. Esto fue natural porque en la Iglesia Católica el año comenzaba en Navidad o el 1 de marzo, o bien el 25 de marzo o en Pascua.

En el siglo VI esta fiesta fue cambiada de nombre y se pasó a denominar «la Solemnidad de Santa María Madre de Dios» hasta hoy. Nació así primera Fiesta Mariana (en honor a María)

Esta celebración se comenzó a dar en Roma junto con la dedicación (el 1º de enero) del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano (una de las primeras iglesias marianas de Roma) y con la misma intención: fortalecer la fe y sus dogmas a fin de que los cristianos no celebraran a esta fecha como inicio de año.    

Pero ya que en la vida civil el año todavía comenzaba el 1 de enero y como todos los calendarios se adherían a este uso, la Iglesia no pudo continuamente pasar por alto tal fecha.    

El asunto lo defendió primero el clero inferior, que, sometiéndose a los incultos, ideó la caricatura de una festividad seria, en la denominada «fiesta de los locos» el 28 de dicembre, hoy devenida en el «Día de los Santos Inocentes». La idea era tener un día lleno de diversión por medio de bromas que permitiera olvidar el placer del 1º de enero.    

Hacia finales de la Edad Media los dominicos introdujeron la costumbre de «dispensar el nuevo año desde el púlpito» o «hacer resoluciones para el nuevo año«, esto es, trasmitir a sus oyentes deseos apropiados en los sermones del primer día del nuevo año.    

Los documentos históricos relatan que el sacerdote y reformador alemán Lutero también se opuso tajantemente a esta celebración. Él mismo predicó el 1 de enero sobre la circuncisión de Jesús y rechazó una celebración de comienzo del año nuevo en ese día por considerarla una fiesta de costumbre pagana. No obstante, la fiesta del 1º de enero se celebró en las iglesias evangélicas como comienzo de un nuevo año desde las comunidades luteranas a partir del siglo XIX. Más aún, es en las iglesias evangélicas donde se revivió la costumbre ocasionalmente de «dispensar al nuevo año» desde el púlpito y más énfasis se dio a la costumbre de hacer resoluciones por el año nuevo.

La práctica de hacer resoluciones de Año Nuevo se remonta a más de 3.000 años con los antiguos babilonios. Hay algo en el inicio del nuevo año que nos hace pensar en un nuevo comienzo, una nueva etapa. En realidad no hay diferencia entre el 31 de diciembre y el 1º de enero. Nada místico ocurre a la media noche del 31 de diciembre.

¿Cuándo y Cómo debe comenzar el Año de acuerdo a la Revelación divina?

Pero, si continuas investigando y profundizas en las Sagradas Escrituras descubrirás que el 1 de enero no es cuando el calendario del Eterno Dios comienza.

En realidad, el calendario divino es lo contrario al calendario gregoriano ya que, en la cosmovisión de Yahvéh, el tiempo debe iniciarse en la primavera como símbolo de la nueva vida que Él ofrece en el Mesías.      

Es el pueblo de Israel, quien desde tiempos mosaicos, ha preservado el calendario correcto del Eterno Dios teniendo en cuenta estos códigos de vida eterna (Éxodo 12:1-2).    

Este calendario está determinado por el cálculo de una combinación de los movimientos del Sol y la Luna, en oposición al calendario romano, el cual se rige solamente por el movimiento solar a fin de regir el trabajo humano sin sentido.  

Es importante señalar que el diseño de salvación del Eterno se encuentra de acuerdo a la inspiración de su calendario, es decir que Yahvéh no se manifiesta a través del calendario gregoriano, sino a través del calendario sagrado, en cada una de sus profecías pasadas, presentes y futuras.  

Por esa razón, la verdadera Congregación del Mesías, se rigió en sus comienzos (y hoy lo sigue haciendo) por el mismo calendario que Yahvéh reveló a Moisés, manteniendo inclusive los nombres de los meses en el idioma hebreo, debido a que encierran mucho significado, y dentro de los cuales se encuentran inmersas las Fiestas Santas de Dios, las cuales forman las siete etapas de su maravilloso diseño de salvación para el ser humano.

Es muy interesante leer la siguiente exhortación hecha por un varón muy influyente en las comunidades de discípulos del siglo III:

«Recuerden y valoren que ustedes los cristianos tienen sus propios registros y su propio calendario. No tienen nada que ver con las festividades del mundo. De hecho, ustedes son llamados a lo opuesto. Porque “el mundo se alegrará, pero ustedes estarán tristes.” 

Tertuliano (212 d.C.)  

La cita que a continuación les comparto es del libro del Dr. Troy Martin, profesor de estudios religiosos en la Universidad San Javier, de Chicago, acerca de la Epístola de Pablo a los Colosenses, y es una refutación bastante contundente del argumento tan popular como falso de que Pablo les enseñó a los cristianos gentiles a que no celebraran las fiestas santas que guardaban los judíos. Lean con atención y disciernan:

«En contraste, ellos distinguen las estaciones con festivales que obviamente no tienen ninguna connotación pagana. Reconocen los meses de acuerdo con las lunas nuevas y los nombran utilizando términos agrícolas. Marcan la semana con el sábado, y a partir de éste señalan los días con números, no con nombres, del uno al seis. Las únicas opciones que tiene Pablo y sus comunidades es o un sistema judío, o un sistema pagano o uno en el que no se marca el tiempo, y las pruebas que tenemos señalan que optan por la primera opción».Las referencias al tiempo que tenemos en la Epístola de Pablo a los Corintios reflejan exclusivamente la adopción del calendario judío. Aun en un lugar como Corinto, Pablo habla del primer día a partir del sábado ( . . . 1 Co. 16:2), no los días del sol. Él desarrolla un argumento detallado basado en los festivales de la Pascua y los días de Panes sin Levadura (1 Co. 5:6-8) para exhortar a los corintios: ‘Celebremos la fiesta’ (1 Co. 5:8)».

[Cita de “Con filosofías y huecas sutilezas: Colosenses como respuesta a una crítica cínica”], 1996; pp. 125-127).    

Ante todas estas consideraciones, preguntémonos: ¿tiene el Eterno algo que decir al respecto? De hecho, sí. Veamos con atención lo que Él mismo nos dice en su Instrucción:

«No caigas en la trampa detrás de ellos [los pueblos paganos] no consultes a sus dioses ni averigües como les daban culto dichos pueblos, para hacer tú lo mismo. Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios, porque ellos hacían a sus dioses cosas que detesta y abomina el Señor” 

(Deuteronomio 12.30-31, Nueva Biblia Española).

Asimismo, el profeta Jeremías nos advierte con respecto a las costumbres tradicionales de la sociedad que nos rodea:

Dice el Señor:
No imitéis la conducta de los paganos… Los ritos de esos pueblos son falsos” 

(Jeremías 10.2-3, Nueva Biblia Española)

De nuevo, nuestro Mesías Yeshúa dijo:

“Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” 

(Mateo 15.9)

Además nuestro Dueño y Maestro también dijo:

“Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”

(Mateo 15.6)

Esto es precisamente lo que hacen hoy millones de personas. Desechan el mandamiento del Eterno Dios. Su mandamiento con respecto a la celebración de costumbres paganas para honrar o adorar a Dios es clarísimo: “Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios”. Sin embargo, la mayoría de la personas toman a la ligera este mandamiento y lo invalidan siguiendo la tradición de los hombres al observar las costumbres de las masas adormecidas bajo las faldas de la Gran Ramera.

¡No nos equivoquemos! El Eterno Dios nos permite desobedecer. Nos permite seguir las costumbres de los hombres. Nos permite pecar. Pero también nos advierte que habrá un día de juicio en el que ¡segaremos lo que hayamos sembrado! Yeshúa, el Mesías, fue la Palabra viviente y personal del Eterno, y la Biblia es la Palabra de Dios escrita.

¡Por esas palabras seremos juzgados para toda la eternidad! ¡Por ende, no debemos hacer caso omiso de ellas ni tomarlas a la ligera!


Te invito a escuchar esta Primera Parte de este tema:

Y aquí la SEGUNDA PARTE:


Recomiendo también leer:

Las falacias de la Tradición contra la Verdad de la Instrucción Divina

«Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas».
(Juan 3:19)

 

Debo comenzar esta bitácora, confesando delante de Uds. que los lineamientos divinos expresados en este versículo no han cesado de vibrar, en mi mente y corazón, desde hace ya tres días.

Sucede que he discernido en mis razonamientos la triste realidad que las congregaciones evangélicas viven hoy. Una realidad muy acorde al siglo XXI: mucha información pero cada día mayor necedad voluntaria.Los medios, globalizados en redes, y especialmente expandidos por medio de la Internet, ofrecen a cada momento un torrente de información de diversos niveles y tintes, que permiten conocer los fundamentos y las dinámicas de las distintas y variadas áreas humanas. Gracias a Internet, los seres humanos, ahora, tenemos acceso ilimitado a la información, y con ello, a millones de fuentes.

Aprovechando esta avanzada frenética de la ciencia y la tecnología, la gracia de de nuestro Dios Eterno ha permitido a todos aquellos que se dicen creyentes en Su Palabra, acceder sin límites a toda información que quieran y necesiten recibir en temas cruciales de sus prácticas de fe.Entiendo que en medio de la aventura del alma buscando el saber siempre está el riesgo de encontrarse perdido en los caminos del error que fundamenta una mentira y que, en el caso de un creyente en el Eterno, puede conducirlo a la herejía que hace caer en apostasía. Muchos de los llamados por el Padre Celestial, a veces en sus búsquedas sinceras olvidan algo: no todas las fuentes son veraces. Ante esto he sido testigos de cómo muchísimos redimidos han caído rápidamente en los lazos del engañador (diablo) y se han apartado de la fe, uniéndose al listado interminable de los condenados al juicio divino que los espera después de la segunda resurrección.

 

Sin embargo, en otras oportunidades, la comezón de oír, puede conducir a los escogidos a páginas con contenidos fundamentados en al correcta información, pero que, lamentablemente, son inspiradas por el mismo espíritu que susurró a los oídos de Hava (Eva) falacias que conducen a la rebelión que obliga al Eterno a aplicar, primeramente maldición, y luego condenación. Para que se entienda bien lo que quiero expresar, primeramente definiré lo que significa la expresión falacia. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) una falacia es una mentira o engaño con el que se pretende dañar a una persona sin que ésta se dé cuenta. En la lógica, el concepto se utiliza para referirse a un argumento que intenta defender algo que es falso, desde la utilización de conceptos verdaderos.

 

Encabecé esta bitácora con las palabras mesiánicas que han estado invadiendo constantemente mi mente y corazón estos tres últimos días, porque he notado que la gran mayoría de los escogidos que aún habitan en medio de la Gran Ramera, lo hacen no por estar hipnotizados por los encantamientos de este sistema, sino porque voluntariamente gozan de los placeres que sus dogmas y costumbres promueven.
Si han discernido bien la enseñanza dada en este video, lo que «Voz de la Luz» (nombre del ministerio de esta mujer) expresa claramente es que existen fiestas paganas heredadas a través de tradiciones humanas. Es decir, que esta mujer reconoce que la navidad, así como otras costumbres, procede de una herencia totalmente ajena a la que el Eterno ha entregado a Su Iglesia, a través de la redención hecha en Su Hijo, nuestro Mesías. Desde esta posición de su ponencia, la «profeta» (no entiendo por qué usa título viril) da la sensación de estar de acuerdo con lo que nuestro amado Señor enseñó con respecto a la tradición de los hombres y sus efectos contrarios a la Palabra de Dios (ver S. Mateo 15:2-9), sin embargo al terminar su exposición descubrimos que esto no es así, sino que, por el contrario, para ella esta tradición debe ser simplemente «redimida» para Dios, osea robada a Satanás (según su óptica) y traída como obsequio al Eterno, nuestro Abba.

Para que esta conclusión sea aceptada y creída por sus oyentes, es interesante observar que la asumida sierva al servicio de los santos utiliza una excelente exposición de conocimientos certeros, sujetos todos a los datos históricos correctos.

De ese modo, la enseñanza transcurre primeramente por el calendario hebreo (al que ella llama judío), señalando magistralmente la fecha de concepción y nacimiento aproximadamente correcta del Mesías. Recurriendo a la explicación de los 24 turnos sacerdotales y su aplicación a Zacarías, sacerdote del turno de Abías, padre del profeta Juan, el bautista, ella deja bien en claro que la clase sacerdotal de Abías ministraba en el 4º mes (llamado por la casa de Judá, Tamuz). Zacarías, que pertenecía a este linaje sacerdotal, estaba justamente ministrando en este mes cuando recibió la noticia de que su mujer concebiría de él un hijo a partir de este tiempo (junio-julio). La misma Ana Méndez lee el evangelio de Lucas (cap.1: vs.5-13; 36) y hace asumir que, siendo este el tiempo de concepción de Juan, su nacimiento ocurriría en el mes de adar, demostrando así, por lógico conteo de meses, que el Mesías debe haber nacido en las segunda quincena del 7º mes (tishrei) aproximadamente.

Luego, y del mismo modo magistral, esta mujer aporta a sus oyentes la información, también certera del mitraísmo, religión esotérica que influenció al Imperio Romano durante los siglos II al IV, y que los mismos emperadores practicaban y promocionaban. En esta sección de su enseñanza, ella dejará constancia de que las anécdotas referentes al nacimiento del Mesías y asumidas por la cristiandad como ciertas (pesebre en una cueva, animales que rodean a un «niño dios», etc.) pertenecen en realidad al mito del nacimiento de Mitra, un falso cristo invocado en aquel entonces y que está relacionado con Tamuz, el hijo de Nimrod y Semirámis, posteriormente divinizado por distintas culturas y civilizaciones. Ella demuestra en esta marcha pedagógica cómo esta religión cristalizó la fecha del 25 de diciembre como el festival del Natalis Solis Invictus (Nacimiento del Sol Invisible o Navidad). Queda claro como, a través de Constantino, esta fiesta será una sincretización aceptada por los obispos de occidente ante las ofertas políticas que ese emperador les ofreció para dejarlos funcionar como religión oficial del Imperio.

 

También, aprovecha esta sección, para explicar las costumbres asumidas por las tradiciones navideñas provenientes de las saturnales. Las Saturnales (en latín Saturnalia) eran unas importantes festividades romanas. Esta fiesta se celebraba con un sacrificio en el Templo de Saturno, en el Foro Romano, y un banquete público, seguido por el intercambio de regalos, continuo festejo, y un ambiente de carnaval que desplomaba las normas sociales. Todo esta información la profundiza esta mujer mientras enseña.Luego, la enseñanza «mendeziana» discurre por la correcta información que conecta a a esta fiesta con las tradiciones nórdicas de Europa. Es perfecta la síntesis que esta mujer realiza demostrando que el espíritu de la navidad está conectado a la actividad diabólica de la adoración falsa de las naciones bárbaras que la  practicaron. Terminará mostrando como el dios Odín, montado en la cabra (símbolo de la rebelión), cabalgaba en los cielos de esas regiones trayendo un mensaje de paz, junto con regalos a sus adoradores. Es aquí dónde esta mujer pone su punto de denuncia al consumismo, explicando claramente que esta camino reptiliano es el producto propio de esta celebración luciferina.

Por último, y como si tanta información acertada no alcanzara, Ana Mendez recurrirá al relato de sus experiencias viajeras. Entonces conduce la atención de todos a una experiencia que tuvo con otros supuestos «profetas», en una misión (dada según ella por Dios) al polo norte. Habla allí de correos navideños enviados al «palacio de Santa». Se remonta a visiones en el que aparecen troll y otras especies del inframundo. Y terminará infundiendo miedo a sus espectadores aduciendo que esos demonios visitan cada 25 de diciembre sus casas y familias trayendo maldiciones y plagas de todo clase.

Por todo esto, y ante tanta y correcta información, la conclusión de esta enseñanza se desprende libremente en el corazón de los que escuchan esto. Se denota y discierne como el espíritu pedagógico de la Verdad, está listo para manifestar su producto: hombres libres de cautividad. Sin embargo, y lamentablemente, el resultado de esta exposición, de repente se frena, y luego desviándose, termina diferente. La «profeta», con total falta de compromiso ante el llamado del Eterno, y como pretendiendo ganar más «admiradores», dirá adulando a sus oyentes que es necesario celebrar esta fiesta pero limpia de toda contaminación pagana. Para ello, justificará que estas fechas forman un buen tiempo para proclamar el evangelio de Jesús, procurando que Él nazca en los corazones de los hombres, que en esta temporada se inclinan a buscar de las cosas del Dios vivo.  Pues bien, ante este resultado, y entendiendo el significado de las palabras, debo decir que una veza más estamos ante una falacia.

Pero de repente la Escritura comienza nuevamente a vibrar en mi mente y corazón. Tengo claro en mí que cuando hay Instrucción (Torah), no es necesaria tanta visión. Entonces, me hago consciente que no hay nada nuevo bajo el sol. Entiendo que siempre el alma del hombre busca rebeldemente aquello que el Eterno le ha señalado que no es conveniente para su vida. Los hombrees tienden a elegir el camino de la muerte. Israel siempre nos es ejemplo en esto. Su historia escrita lo demuestra. Fue por esta constante actitud negativa de buscar falacias para interpretar la Torah que el Reino del Norte fue dispersado y nunca más volvió a su heredad:

«Mas ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Yahvéh su Dios.
 Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Yahvéh les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas.
Dejaron todos los mandamientos de Yahvéh su Dios, y se hicieron imágenes fundidas de dos becerros, y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército de los cielos, y sirvieron a Baal;  e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y se dieron a adivinaciones y agoreros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Yahvéh, provocándolo a ira. 

 

Yahvéh, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino sólo la tribu de Judá».
(2Reyes 17:14-18)

No obedecer la Torah (Instrucción) produce juicios divinos, y todo juicio termina en condenación, palabra que el «mundillo evangelicoide», desde sus líderes mismos, dicen que no corresponde usar. Seguir las costumbres de pueblos ajenos a Israel es propio de la vanidad que el Santo denuncia. ¡Navidad es Vanidad!La señora Méndez, al igual que una inmensa mayoría de líderes religiosos, no quieren someterse al llamado que el corazón pastoral del Eterno tiene para aquellos que se dicen siervos de Su propósito:

 

«Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio».
(Ezequiel 44:23)

Cuando la misión pastoral se lleva en el carril correcto de su diseño no se teme la pérdida de discípulos. Al contrario, el Espíritu Santo del Eterno se está moviendo en Su Gracia sobre las aguas (naciones, muchedumbres, pueblos, etc.) permitiendo que toda esta información histórica esté saliendo a la luz de las conciencias con el fin de que el Pueblo de Yahvéh salga de las zonas de cautividad babilónica.

No estamos llamados a robar nada. No somos ladrones. Ladrón es HaSatán desde el principio. Él viene para robar, matar y destruir (Juan 10:10) y de acuerdo al contexto de esta denuncia mesiánica, esto él lo hace por medio de las estructuras religiosas que opresionan a los hombres con tradiciones y dogmas provenientes de las fauces del adversario mismo.

Los invito a escuchar esta pequeña reflexión que grabé al inicio de este mes ante esa falacia de que hemos robado la navidad, y otras costumbres al diablo, para dedicárselas al Eterno Dios:
(Nota:Aunque el video aduce que no se puede reproducir, los invito a hacer click sobre la imagen del mismo en el cartel ACEPTAR y serán redireccionados al link original. Tengan paciencia el material tarda en comenzar debido a la publicidad)

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Razones navideñas para no celebrar la Navidad

Basándonos en todos los hechos históricos que prueban que la Navidad es una fiesta pagana de lineamientos astrológicos. Especialmente, fundamentándonos en las claras advertencias bíblicas contra el uso de prácticas paganas en la adoración del verdadero Dios, podemos anticiparnos a una conclusión obvia y pragmática: nuestro Mesías Yeshúa, no guardaría la Navidad hoy en día. De hecho, la Navidad es una festividad que conlleva una fuerte ofensa para él.

Hoy, a la luz reveladora de las Sagradas Escrituras, muchos de nosotros entendemos que el Eterno Dios pronunció en el Antiguo Pacto una maldición sobre Israel por observar fiestas paganas:

«He aquí, yo os dañaré la sementera, y os echaré al rostro el estiércol, el estiércol de vuestros animales sacrificados, y seréis arrojados juntamente con él»
(Malaquías 2:3)

Él mismo asegura que dañará toda siembre que realice aquella persona que celebre prácticas anti-Dios. Yahvéh asegura que demandara la inmundicia con la que manchan Su nombre y propósito eterno. No existe ningún indicio en las Escrituras de que el Eterno Dios sienta algo distinto ahora acerca de fiestas paganas que supuestamente lo honran.

HaSatán (Satanás), el gran engañador (Apocalipsis 12:9), ha embaucado a la humanidad con sus fiestas paganas. Él ha logrado un orden sistémico tal que no permite a las masas descubrir como son en realidad estas celebraciones de fin de año. Nadie logra discernir que al participar de las mismas  se hacen «partícipes con los demonios» tal y como el apóstol Pablo lo describió en su epístola (1 Corintios 10:20). El apóstol, y las primeras comunidades del Mesías, sabían que Satanás «se disfraza como ángel de luz» (2 Corintios 11:14).

A esta altura de mi bitácora, seguramente una gran cantidad de los lectores se sentirán ofendidos y, por lo tanto, enfadados con todo lo expresado. Pero, les guste o no aceptarlo, el diablo es «el dios de este siglo» (2 Corintios 4:4), y como tal, ejerce gran influencia en la humanidad. Este malévolo ser siempre ha falsificado la verdad de Dios, y en este caso ha sustituido las auténticas fiestas bíblicas con sus falsas fiestas religiosas.

 

A continuación,  les compartiré las once razones por las cuales considero que un verdadero hijo del Eterno Dios no celebrará la Navidad que se aproxima en días más:

 

  1. La Navidad no se menciona en ninguna parte de las Sagradas Escrituras (la Biblia).
  2. La Navidad es motivada por el sistema de comercio que, junto a Babilonia la Grande (la religión) manipula a las masas en un vil consumismo.
  3. Jesús, el verdadero Cristo, no nació el 25 de diciembre.
  4. Jesús no celebró su cumpleaños, y no necesita que nadie se lo celebre.
  5. Es una celebración pagana que ha sido cristianizada.
  6. Dios condena el uso de costumbres paganas para adorarlo a él.
  7. Celebrar la Navidad es adorar a Dios en vano, y por lo tanto dar culto a un falso dios.
  8. No se puede lograr que Cristo sea parte de algo en lo que nunca estuvo.
  9. En la Biblia se nos dice que conmemoremos la muerte de Jesús, no su nacimiento.
  10. La Navidad distorsiona el proyecto redentor del Eterno Dios.
  11. Yo prefiero celebrar las fiestas que Jesús, el Cristo y sus apóstoles celebraron.

 

Si usted guarda la Navidad y otras fiestas religiosas que no son aprobabas por la Biblia, ha sido engañado por el dios de este mundo para que lo honre a él como un ángel de luz.

Los árboles navideños, las guirnaldas y el Papá Noel o Santa Claus no honran a Jesús; pues representan y honran a personajes paganos que antecedieron a Jesús por cientos de años.

Jesús no nació el 25 de diciembre, y si estuviera en la Tierra hoy, no celebraría la Navidad. Es más, Él mismo censuraría a cualquiera que la observara.

La Navidad es ofensiva para el Eterno Dios porque ciega a la humanidad impidiéndole verlo a Él y a Su Verdad, la Torah (Instrucción) en la mente y el corazón del hombre.

El Origen del Árbol de Navidad

El moderno árbol de Navidad se originó en Alemania. Pero, en verdad, los pueblos nórdicos y germanos obtuvieron este elemento de los romanos, los que a su vez lo obtuvieron de los egipcios, y estos, de los babilonios, pueblo fundado por Nimrod, mentor primigenio del sistema astrológico que ha obligado a las masas a ser el sostén de la élite reptilian.

Primero dejen que les comparta una cita que demuestra lo que creían los babilonios acerca del origen del árbol de Navidad: “Una antigua fábula babilónica habla de un árbol de hoja perenne, el cual brotó de un tronco muerto. El viejo tronco simbolizaba a Nimrod muerto y resucitado. ¡El nuevo árbol de hoja perenne simbolizaba que Nimrod había vuelto a la vida en Tamuz, su supuesto hijo mesías! Entre los druidas, el roble era sagrado, entre los egipcios era la palma, y en Roma era el abeto, ¡el cual era decorado con cerezas rojas durante las Saturnalias!” (Walsh, «Curiosidades de costumbres populares», p. 242).

A través de investigar profundamente la historia, muchos de ustedes se asombrarán al descubrir que la oposición al árbol de Navidad fue intensa en los siglos pasados. La primeras comunidades de la Iglesia en el siglo III estrictamente prohibió la decoración de sus casas con ramas de hojas perennes. El decorado del árbol de Navidad sólo puso de moda a mediados del siglo XIX.

La obra «Respuestas a Preguntas«, de Frederick J. Haskin, afirma: “El árbol de Navidad es de Egipto, y su origen data de un período muy anterior a la Era Cristiana”. ¿Sabía usted esto: que el árbol de Navidad precedió por mucho tiempo al cristianismo?

Se sabe del uso del árbol, adornado y venerado por los druidas de Europa central, cuyas creencias giraban en torno a la sacralización de todos los elementos de la naturaleza. Estos pueblos celebraban el cumpleaños de uno de sus dioses adornando un árbol perenne, coincidiendo en cercanía con la fecha de la Navidad cristiana.

El árbol tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo), en cuya copa se hallaba el cielo, Asgard y el Valhalla; mientras que en las raíces profundas se encontraba el infierno. Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín); y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado. A continuación te comparto una imagen que rescate en la web que sintetiza en su explicación el origen nórdico-germano de este elemento tan simbólico del espíritu que esta festividad pagana tiene.

Se dice que fue san Bonifacio (680-754), el evangelizador de Alemania, quien tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, quiso que simbolizara el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos.

Cabe agregar que la costumbre cristiana de colocar regalos a los pies del árbol y abrirlos en Navidad, también proviene de los celtas, quienes una vez producido el solsticio (21 de diciembre) se repartían entre las antorchas como augurio de un pronto verano.
Fue así como el catolicismo le dio al árbol pagano el siguiente simbolismo: las esferas representan los rezos que se hacen durante el período de Adviento y sus colores responden, si son rojas, a peticiones; si plateadas, a agradecimiento; las doradas son de alabanza y las azules de arrepentimiento.

Además, la estrella que se acostumbra poner en la punta del árbol representa la fe que debe guiar la vida del cristiano.
El Árbol de Navidad debe poseer entre 24 a 28 esferas, dependiendo de los días que tenga el Adviento, que se van colgando desde el 8 de diciembre hasta Nochebuena, y cada una se acompaña de una oración o un propósito.

Es interesante admitir que todos los aspectos de la Navidad no son descritos en la Biblia. Por supuesto, la razón es porque no son de Dios. No forman parte de la forma en que Él quiere que la gente lo adore.
El árbol de Navidad, sin embargo, ¡es mencionado en la Biblia de manera directa! Por favor, vaya al texto de Jeremías en el capítulo 10 (versos 2-5) y lea lo siguiente:

Así dijo el Eterno: No aprendáis el camino de las naciones… Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.

Esta descripción del árbol moderno de Navidad es clara. El Eterno Dios se refiere a éste de manera directa como “el camino de los paganos”, es el nombre con el que lo clasifica y llama. De una manera igualmente directa, le ordena a Su pueblo que “no aprenda del camino de las naciones”, llamando “vanas” estas costumbres. El versículo 23 añade una declaración sobresaliente y poderosa: “Conozco, oh Eterno, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus [propios] pasos”. Es el Eterno Dios debe enseñarles a las personas cómo vivir. El hombre simplemente no puede entender los caminos de Dios por sí mismo.

No hay lugar en Jeremías 10 para creer, como algunos han tratado de sugerir, que como estos árboles no tienen poder en sí mismos, en realidad no está prohibido tener un árbol de Navidad.

¡Dios condena el colocar árboles paganos (de Navidad) con este claro mandato bíblico!

Keila, José, y el amor en la fecha equivocada

Ellos son Keila y
Josué. Llevan ya 10 años de casados.  
Como cualquier pareja, han tenido
momentos espinosos durante su matrimonio.  Sin embargo, de todos esos
momentos difíciles, si duda el más amargo fue la infidelidad de Keila hace
3 años atrás.  Fue un hecho devastador, especialmente para Josué.  No
obstante, tras muchas sesiones de consejería matrimonial, Josué decidió
perdonar la infidelidad de Keila, y por mutuo acuerdo determinaron darse una nueva
oportunidad.
Acercándose
el mes de diciembre, Keila decide hacer algo especial para su marido: celebrar
su cumpleaños. La fecha es clave e inolvidable para ella: el 25 de diciembre.  Para eso, Keila planifica hacer una cena
romántica con velas y vino de alta calidad.  El día es perfecto para ello,
pues Josué estará fuera de su casa por unas horas realizando algunas
diligencias, lo cual dará tiempo suficiente a Keila para preparar la cena.
Finalmente,
llegó el día esperado.  Poco después del mediodía, Josué se despide de su
esposa y sale a realizar las diligencias planificadas. 
Keila, emocionada,
comienza los preparativos para sorprender a su marido.  Primero que nada,
ella limpia toda la casa y cambia las cortinas, manteles y alfombras. 
Luego cocina la cena que tenía planificada y deja todo preparado para la
llegada de su marido.  Por último, se da un baño, se viste con el traje
favorito de su esposo, se maquilla y se perfuma.  Una vez termina, da los
últimos toques a la mesa de la cena y se sienta a la misma para esperar la
llegada de su amado.
Como a eso
de las seis de la tarde, Keila escucha el auto de su esposo, y emocionada se
acerca a la puerta de entrada.  Cuando Josué abre la puerta, Keila lo
abraza, lo besa, y le susurra al oído:
“¡Feliz
cumpleaños, mi amor.  Estaba deseosa de verte nuevamente!”.
Josué estaba
petrificado.  No se esperaba algo así.
Keila lo mira a los ojos,
esperando alguna respuesta.
De momento,
los ojos de Josué comienzan a humedecerse.  
Keila se llena de ansiedad,
esperando alguna respuesta de su marido.  En ese instante, Josué inclina
su rostro y se cubre el mismo con la mano.  Luego remueve su mano del
mismo, y con el rostro aun inclinado, le dice lloroso:
“A la verdad
no esperaba esto de ti…”
Keila estaba
confundida.  Ella no esperaba una reacción así de su marido.  “¿No se
supone que esté alegre?
”, pensaba.  Luego le dice:
“¿Mi amor,
pero que sucede?”
Josué le
contesta:
“Keila, a la verdad agradezco tu gesto y todo lo que hiciste por mí. 
Eres la mujer de mi vida, y a pesar de todo lo ocurrido, aún te amo…pero hoy
no es mi cumpleaños.”
El semblante
de Keila cambió.  No sabía que decir ni cómo actuar.  En su corazón
había una mezcla de sentimientos que apenas podía manejar: frustración,
tristeza, confusión, desilusión y coraje.
Hubo un
silencio sepulcral.  
De momento, y todavía lloroso, Josué le dice:
“Keila, mi
cumpleaños ya pasó hace un par de meses.”
Hubo otro
lapso de silencio.  Keila estaba sumamente avergonzada por el grave error
que había cometido.
Luego de
varios segundos y lágrimas más, Josué limpia su rostro con un pañuelo, mira fijamente
a los ojos de Keila, y con un tono de voz firme y serio le dice:

“Keila, una pregunta, ¿no
era el 25 de diciembre el día de cumpleaños de tu amante?”

Ondas Radiales contra el Halloween…

«Porque pueden estar seguros de que nadie que sea avaro (es decir, idólatra), inmoral o impuro tendrá herencia en el reino de Cristo y de Dios. Que nadie los engañe con argumentaciones vanas, porque por esto viene el castigo de Dios sobre los que viven en la desobediencia. Así que no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.» 
Efesios 5:6-12
 
Como padre y/o madre, usted tiene la responsabilidad de no permitir a sus niños que sean expuestos a una celebración, que teniendo la intención siniestra de honrar a los muertos, es también usada por grupos del esoterismo para celebrar sus ritos satánicos. Lo que parece a sus niños como juegos inofensivos pueden convertirse en grandes casos de trasferencias de espíritus que estoy seguro usted no desea que su hijo traiga a su casa.
¡No olvide que en esa noche hay más espíritus inmundos en los aires que ningún otro día del calendario!
Escuche atentamente este programa radial juvenil hecho para despertar la conciencia de nuestras generaciones:
Estudio Bíblico sobre esta Fiesta Pagana: 

El Origen del Calendario Actual y el Poder para Redimirlo

Por P.A. David Nesher

«Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad»

(Jean de la Bruyere)    

   

Medir el paso del tiempo lineal, más específicamente el paso de las estaciones y los grandes ciclos cósmicos, ha sido una constante, compleja e ingeniosa tarea a la que la humanidad se abocó, por orden misma del Creador e incluso hasta el día de hoy.  

Un calendario es el instrumento que le permite al ser humano unirse con el tiempo, es decir, sincronizarse con el cosmos y con las leyes que rigen su naturaleza.

¿Qué pasaría si no ocupáramos calendarios?

Simplemente nuestra mente tendría que estar en el aquí y ahora, siempre en tiempo de eterno presente. La propuesta divina, del diseño original, que al final de los siglos la humanidad redimida podrá vivir en la Presencia del Eterno.

¿Cómo apareció el Calendario Actual?

Los calendarios (del griego Kalendas: el primer día de cada mes para los romanos) tal como los conocemos alrededor del mundo, se basan en los ciclos de la Luna y el Sol. La convención común de los pueblos paganos ha sido que un mes lunar es el tiempo entre dos lunas llenas, y un mes solar, es el intervalo que separa dos pasos del Sol por el equinoccio de primavera.

Los historiadores relatan que en el Antiguo Egipto, aparecieron los primeros calendarios solares, que medían el tiempo guiados por el movimiento aparente del Sol. Esta innovación permitía fechar el momento exacto de la crecida del río Nilo, fundamental para una sociedad que vivía de la agricultura. Los astrónomos egipcios sabían que el año duraba 365 días, pero no consideraron esas pocas horas adicionales que no completan un día. El calendario egipcio cargaba por tanto con siglos de desfase, y la oposición religiosa frenaba cualquier atisbo de reforma.

Calendario primitivo de Rómulo.

Durante el reinado de Rómulo (el primer monarca de la recién fundada ciudad de Roma) quedó establecido un calendario lunar que estaba dividido en 10 meses y que contaba con un total de 304 días. Esto ocasionaba problemas, puesto que cada año las estaciones, las tareas agrícolas y las épocas dedicadas a distintas actividades comerciales caían en distinta fecha.

El desfase del calendario oficial respecto al calendario natural (es decir, el de las estaciones, etc.) era de cerca de 51 días.

Calendario de Numa Pompilio.

El sucesor de Rómulo, Numa Pompilio se conoce por ser quien puso orden a las bases de la religión romana, y eso incluye a los calendarios, pues eran esenciales para contar el tiempo y los días de los sacrificios, los cultos y las festividades religiosas. Los romanos eran muy supersticiosos, y creían que los números impares daban más suerte que los pares, así que Numa Pompilio restó un día a cada mes de 30 días, reduciendo el número de días del calendario a 298.

Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que existía un ligero desajuste entre el calendario oficial y el año solar, por lo que decidieron modificar la duración del año. Februarius era un mes peculiar, puesto que constaba de dos partes, una que acababa el vigesimotercer día, denominado Terminalia, que era considerado el día que marcaba el final del año religioso. La segunda parte del mes duraba cinco días. Para ajustar el calendario al año solar, cada cuatro años los romanos añadían entre las dos partes de Februarius, después de la fiesta de Terminalia, un mes llamado Mensis Intercalaris, también conocido como Mercedonius.

Con todas estas impresiciones en su forma de medir el tiempo solar y así manipular las masas que iban conquistando, los romanos esperaban el «toque celestial» que les permitiera hacer los arreglos necesarios para sus fines imperialistas. Fue así como un científico pagano egipcio, Sosigenes de Alejandría, le sugirió,  al emperador Julio Cesar, su sistema reptiliano de medir el tiempo solar como un plan ideal para manipular las masas. Convencido Julio César de este bien materialista, ordenó que fuera puesto en efecto a través del Imperio Romano en el año 45 a. de J.C.

calendario-romano

Este calendario, conocido como juliano, tenía una duración de 365 días y un día adicional añadido cada tres años para compensar el desfase natural por la rotación no sincrónica de la tierra en torno al sol. Fue posteriormente César Augusto (Roma, 23 de septiembre del año 63 a. C. – Nola, 19 de agosto del año 14 d. C.) el que realizó una mejora en el calendario romano corrigiendo los cálculos, sumando este día adicional cada cuatro años y añadiéndolo como año bisiesto.     Mientras fue adoptado indicó su origen pagano por los nombres de los meses del año—nombrados por Janus, Maia, Juno, etc. Los meses tenían una gran importancia pues todas las actividades de la ciudad (la agricultura, las fiestas, la economía y la vida pública en general) giraba en torno a estas fechas concretas.    

El primer día de cada mes se consagraba a Jano. Éste era uno de los dioses de la mitología romana que se caracterizado por tener dos caras, una mirando hacia un lado y la otra girada 180º.    

Jano era el dios de las puertas, de las entradas y salidas, de los comienzos y los finales, por eso en su honor le fue consagrado el primer mes del año que del latín Ianuarius pasó como Janeiro y Janero para finalmente terminar siendo Enero. 

Es importante también subrayar la condición de “vigilante” (el que todo lo ve) que se concedía al dios en la antigüedad. Jano se erige como dios en el punto de parada obligada entre dos lugares. Es la línea divisoria entre el pasado y el futuro, principio y fin. Él está situado en la posición que la humanidad le ha concedido: el portal del tiempo donde el pasado y presente confluyen. Desde aquí Jano puede ver en ambo y tras un juicio acusatorio (es el acusador) negociar mediante ofrendas lascivas un destino con garantías beneficiosas.    

Interesante resultará considerar la opinión que un sacerdote ortodoxo del estado de Georgia (USA) expresa al enseñar sobre esta fiesta:  

“La celebración de Año Nuevo tiene sus orígenes en varias fiestas paganas de la antigua Roma. El 1 de enero era un día dedicado al dios pagano Jano, y el mes de enero [en latín, Januarius] debe su nombre a esa deidad. A Jano se le representaba con dos caras opuestas, lo que significaba que veía tanto el pasado como el presente. Se decía que quien recibiera el 1 de enero con diversión, risa y abundante comida y bebida gozaría todo el año de felicidad y bienestar. La misma superstición acompaña la celebración del Año Nuevo por parte de muchos de nuestros compatriotas […]. Durante ciertas fiestas paganas se ofrecían literalmente sacrificios humanos a un ídolo. Algunas eran famosas por las orgías, el adulterio y la fornicación. En otras ocasiones, por ejemplo durante la fiesta de Jano, se comía y se bebía en exceso, había borracheras y se practicaba toda clase de inmundicia. Si recordamos cómo hemos celebrado nosotros mismos el Año Nuevo en tiempos pasados, entonces tenemos que admitir que todos hemos participado en esta celebración pagana”.   (Periódico de la república de Georgia.)  

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 Fueron los romanos quienes interpretaron a este dios (la serpiente antigua) en su instancia de opuestos del ciclo solar y de esa manera lo representaron como dos rostros antropomorfos, opuestos y alineados meridionalmente de Norte a Sur.    

«Jano, con mayor frecuencia, porta dos llaves; son las de las dos puertas solsticiales, Ia nua Caeli (puerta del cielo) y Ianua Inferni (puerta del infierno), correspondientes respectivamente al solsticio de invierno y al de verano, es decir, a los dos puntos extremos del curso del sol en el ciclo anual; pues Jano, en cuanto «Señor de los tiempos» es el Iánitor [o «portero»] que abre y cierra ese ciclo» (René Guénon).

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 Los días no fueron nombrados sino numerados en un sistema complicado que involucraba Ides (los días 15 de los meses Marzo, Mayo, Julio y Octubre y los días 13 de los otros meses), Nones (la novena hora después de la salida del sol, o 3:00 p.m.) y Calends (primer día de todos los meses).

Basándose en el calendario solar egipcio, el emperador Julio César ordenó dividir el año en 365 días. También ordenó que definitivamente el año comenzara en enero, en lugar de en marzo.

Además, ordenó que cada cuatro años se le sumara un día a febrero para reajustar un desfase de 6 horas que había cada año. Al año en el que febrero tenía un día de más, se le llamó bisiesto.

La causa de que febrero tiene menos días que otros meses, se debe a la tradición de ajustar las incidencias que se produjeran en el calendario con febrero, porque había sido el último mes del año. La última vez que sucedió un ajuste en el mes de febrero, fue para que el mes dedicado al emperador Augusto (agosto) tuviera la misma importancia que el mes dedicado a Julio César (mes de julio). Así, para sumarle un día a agosto y que tuviera 31 días, como julio, se le quitó un día a febrero. Entonces, febrero, que tenía 29 días, quedó definitivamente con 28 días. Esta es la explicación por la que el mes de febrero sólo tiene 28 días; y por la que hay dos meses seguidos con 31 días: julio y agosto.  

No fue hasta el 321 de E.C. que los nombres de la semana de siete días fueron añadidos, cuando el Emperador Constantino (supuestamente) adoptó la fe de Cristo, y fundó el Cristianismo. De manera extraña para sus días el escogió nombres paganos que son usados todavía.  

Ahora bien, aunque el calendario juliano era bastante preciso cada 130 años se perdía un día por eso el 4 de octubre de 1582 el Papa Gregorio XIII llevó a cabo otra reforma dando lugar a lo que hoy conocemos como el Calendario Gregoriano. Este nuevo calendario solucionó el problema que planteaba el hecho de que el año juliano tuviera 11 minutos y 14 segundos más que el año solar.

Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo jesuita Christopher Clavius promulgó el 24 de febrero de 1582 la bula Inter Gravissimas en la que establecía que al jueves 4 de octubre de 1582 le seguiría el viernes 15 de octubre de 1582. Con la eliminación de estos diez días desaparecía el desfase con respecto al año solar y así se propuso que aquellos años bisiestos que son múltiplos de 100 sólo sumasen un día si también son múltiplos de 400 para evitar que hubiese demasiados años bisiestos.  

Para inaugurar esta nueva etapa babilónica de manipulación y opresión de masas, el Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero a fin de que quedara bien diferenciado del juliano que iniciaba el nuevo año en coincidencia con la primera luna nueva (1 de marzo o 1 de abril).  

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Para entenderlo bien, en esta encíclica se fijaba que habría un año bisiesto cuando el año en cuestión fuera múltiplo de 4, con excepción de los años múltiplos de 100 (exceptuando a su vez los múltiplos de 400, que sí serían bisiestos). En total, el calendario gregoriano fijaba 97 años bisiestos cada 400 años, en lugar de los 100 que marcaba el calendario juliano.

Esta reforma gregoriana no llegó a todas partes por igual ya que por aquel entonces la fe dividía Europa. Si bien los católicos implantaron el nuevo anuario en 1582, los protestantes continuaron con el calendario juliano hasta el siglo XVIII y los ortodoxos no aceptaron la nueva fórmula hasta el siglo XX.

El calendario gregoriano, considerado como oficial a nivel global, no logra tampoco una concordancia perfecta entre año civil y año astronómico, ya que la velocidad de rotación y de traslación de la Tierra se va ralentizando y obliga a revisar las fechas una vez cada 3.000 años.

Redimiendo el tiempo se consigue libertad.

Teniendo en cuenta este proceso histórico que nos legó el calendario actual, debemos tomar una actitud correcta frente a cada año solar que comienza el primer día de enero. Entendiendo que un calendario solar persigue desde sus principios encarcelar las voluntades y los esfuerzos humanos, nosotros, los redimidos deberemos discernir este ante-diseño a fin de someterlo al poder transformador del Eterno Dios, nuestro Abba.

Por lo tanto, será muy importante captar que la exhortación apostólica que hace el apóstol Pablo cuando le dice a los santos de Éfeso, «redimiendo el tiempo, porque los días son malos…» , se obedecía en el sentido más verdadero y práctico de dicha exhortación: ser entendido en los tiempos. La expresión «los días son malos» se refiere, no tanto a la maldad humana manifestada en esas épocas, sino a la forma de conteo de los días que usaba la élite del sistema de cosas imperante.

El mismo sentido tenían las comunidades de fe residentes en Colosas, ya que el apóstol Pablo les recuerda cómo deben andar delante de los incrédulos en el tema de celebrar y guardar el calendario solar. Leemos lo siguiente:

«Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno».(Colosenses 4:5-6)

El punto importante en que las comunidades mesiánicas primigenias pensaban ante la expresión redimir el tiempo, era la idea de aprovechar bien y ganarle a la forma solar de contar bien los días en el Imperio Romano. El verbo redimir en la mentalidad hebrea significa  rescatar pagando un alto precio. Redimir el tiempo implicaba en los primeros discípulos la idea de esforzarse en no sujetarse a las costumbres y tradiciones solares que los incrédulos usaban para el conteo de los días. Aprovechar o redimir el tiempo era su responsabilidad cotidiana en el testimonio que debían presentar ante aquellos que aún estaban adormecidos en la esclavitud temporal que imponía el sistema.

Ellos tenían en sus oraciones el paradigma que dejó Moisés a Israel cuando él estaba en el final de su vida: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal. 90:12). Este lineamiento los desafía a confrontar el calendario solar con las festividades de rosh jodesh (cabeza de mes) en cada luna nueva. Ellos sabían que por medio de dicho mandamiento Yahvéh había permitido al pueblo de Israel romper toda cautividad mental adquirida por someterse al calendario solar egipcio, que como vimos luego tomará Roma, primeramente con Julio César y luego con el papa católico Gregorio.

Tanto la Iglesia de Éfeso, como en la de Colosas y en todas y cada una de las comunidades de los primeros siglos, comprendían el secreto de controlar los años solares siguiendo los ciclos temporales marcados por el Eterno Dios y no por el sistema de cosas inspirado por el adversario (HaSatán). Los miembros de aquellas comunidades gozaban del privilegio que da el Mesías por medio de la Torah: ser verdaderamente libre de todo tipo de opresión.

Transitar el calendario lunar del Eterno, permite a los escogidos ser entendidos en los tiempos. Esta posición otorga la bendición de transicionar cada año nuevo solar realizando un encuentro familiar de declaración profética en la última noche de diciembre. Esto permite confrontar a los principados y las potestades de tinieblas que se liberan en cada fiesta pagana de Año Nuevo, logrando, por medio de la fe, declarar a esos 365 días solares esclavos del propósito eterno de Dios.

Redimir el tiempo consiste en aprovechar cada oportunidad favorable para ministrar vida. Esto significa ser sabio en nuestro andar, no contando los días como Babilonia la Grande lo impone, sino haciéndolo en el modo del Eterno Dios.

En esta era maligna, cada día es un día malo, lleno de cosas perniciosas que destruyen, corrompen y desperdician nuestro tiempo. Por lo tanto, tenemos que andar sabiamente con el fin de redimir el tiempo, aprovechando cada oportunidad disponible.


Aconsejo leer también: 

La Fiesta de Cumpleaños y su Historia Astrológica

¿Te has preguntado por qué en un cumpleaños hay un bizcocho redondo al que llaman torta y está adornada con velitas?, ¿De dónde salieron los globos? y ¿Por qué se pide un deseo al soplar?
La celebración del cumpleaños es un ritual pagano de «protección astrológica» con más de 3.500 años de antigüedad. Sumerios, egipcios, babilonios, persas, griegos, romanos, etc. la practicaban como parte de sus ritos de fertilidad, basados en sus fiestas de fertilidad.
 1. Historia Cumpleañera.
Los primeros registros históricos de festejos de cumpleaños nos remontan a Egipto en el 3.000 a.C. donde solamente eran celebrados los cumpleaños de los, niños y adultos, varones pertenecientes a la realeza.  La Encyclopedia of Religion and Ethics, de Hastings, comienza su artículo sobre los cumpleaños diciendo: “La costumbre de conmemorar el día del nacimiento está relacionada, en la forma, con el cálculo del tiempo, y, en el fondo, con ciertos principios religiosos primitivos”. En tiempos antiguos era importante llevar registro de los nacimientos, principalmente debido a que la fecha del nacimiento era esencial para formular el horóscopo de la persona.
Más adelante, esa misma enciclopedia, cita al egiptólogo sir J. Gardner Wilkinson, que escribió: “Todos los egipcios concedían mucha importancia al día, y hasta la hora, de su nacimiento; además, es probable que, al igual que en Persia, todo el mundo observara su natalicio con grandes celebraciones, en las que se recibía a los amigos con todas las diversiones de la sociedad y con una abundancia poco habitual de manjares”.
Los faraones ordenaban que los negocios cerraran en sus cumpleaños y daban enormes fiestas para cientos de sirvientes.

 

Los egipcios eran capaces de calcular los años gracias al profundo estudio y comprensión de los ciclos lunares. Las fiestas de cumpleaños se desconocían entre las clases bajas, y entre todas las mujeres, excepto la reina. De dos fiestas de cumpleaños de mujeres tenemos constancia histórica. Cleopatra II, que se casó con su hermano Tolomeo y tuvo un hijo de él, recibió de su marido un macabro regalo de cumpleaños: los restos de su hijo asesinado y descuartizado. Plutarco nos relata cómo Cleopatra IV, organizó una fastuosa fiesta de cumpleaños para su amante Marco Antonio, en la que incluso los invitados quedaron colmados de regalos.
Tomando la tradición egipcia, los griegos comenzaron también a festejar los cumpleaños de los cabeza de familia basándose en las mismas fases lunares.  Los griegos creían que toda persona tenía un espíritu protector, daemon, que estaba presente el día de su nacimiento y que cuidaba de ella durante toda su vida. Este espíritu tenía una relación mística con el dios que regia el día de su nacimiento. Esta idea fue transmitida al campo de las creencias tradicionales modernas y se refleja en la creencia del ángel custodio, el hada madrina y el santo patrón
Las fiestas de cumpleaños de las deidades griegas se celebraban con carácter mensual, por lo que cada dios era festejado con doce fiestas de cumpleaños al año. Los griegos denominaban a estos festejos dedicados a los varones vivos Genetblia, y a las celebraciones anuales dedicadas a los varones fallecidos Genesia. Las fiestas de cumpleaños de las mujeres y de los niños se consideraban indignas de celebrarse, solo se celebraba la fiesta del cabeza de familia con un banquete.
Los griegos festejaban el nacimiento de los dioses y de hombres eminentes. A estas celebraciones se las denominaba con la palabra griega genéthlia, mientras que genésia significaba la celebración conmemorativa del nacimiento de un personaje importante fallecido. En el libro deuterocanónico (apócrifo) 2da de Macabeos (cap. 6: vers. 7 ) encontramos una referencia a la genéthlia de Antíoco IV, durante la cual se obligaba a los judíos a ‘participar en los sacrificios’. Cuando Herodes celebró su cumpleaños, estaba siguiendo una costumbre helenística; no hay prueba de que en Israel se celebraran cumpleaños.
En estos festejos, los griegos preparaban un pastel de harina y miel de forma redonda como ofrenda a Artemisa (diosa griega de la Luna) sobre el cuál colocaban velas para representar la luz del astro. Es importante señalar que lo griegos tomaban muy enserio la preparación de la torta y creían que mientras más elaborada fuese, más valorada sería por la diosa. Al hacer la ofrenda el agasajado podía pedirle un deseo a Artemisa, quien le dejaba saber si este sería o no concedido apagando las velas a través del soplo de una brisa de aire. Colocar las velas en círculo se hacía para proteger de malos espíritus por un año.
Los griegos también añadieron la importancia mágica de los saludos de cumpleaños, ya que sus creencias aseguran que tienen poder para bien o para mal porque en este día uno está más cerca del mundo de los espíritus.
La creencia de esta tradición es que las velas de cumpleaños están dotadas de una magia especial para conceder los deseos. Así que, las velas de cumpleaños rinden honra y tributo a la criatura que celebra su cumpleaños y le traen buena suerte de parte de los dioses protectores que le han sido asignados.
Los romanos asimilaron esta idea, e instauraron la costumbre de considerar el cumpleaños de los personajes más importantes como festividades nacionales. Posteriormente fue una práctica común de los Emperadores y las élites masculina y femenina.
2. El Esoterismo Atrológico y la Comunidades del Mesías.
Por causa de estas connotaciones espirituales esotéricas, el rito del cumpleaños fue censurado por las primeras comunidades mesiánicas, y más tarde por el mismo cristianismo romano, por considerarlo una práctica pagana que se oponía al propósito eterno del Eterno en los hombres.
El historiador Augusto Neander escribe: “La noción de una fiesta de cumpleaños estaba lejos de las ideas de los cristianos de este período”. (The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries, traducción de H. J. Rose, 1848, pág. 190.) Orígenes [comentarista de la Biblia del siglo III E.C.] […] insiste en que ‘no se relata que ninguna de las personas santas mencionadas en las Escrituras haya celebrado una fiesta o hecho un gran banquete en su cumpleaños. Son solo los pecadores (como Faraón y Herodes) quienes hacen grandes festividades el día en que nacieron en este mundo’.” (The Catholic Encyclopedia, 1913, vol. 10, pág. 709.)
En el año 245 de nuestra era común (E.C.), se trató de fijar la fecha exacta del nacimiento de Cristo. Ante toda una serie de cálculos y discusiones al respecto, el Emperador Aureliano ordenó que se celebrase el cumpleaños del Salvador el 6 de enero. Pero fue en el siglo IV bajo el mandato del Papa Julius I cuando la Iglesia celebró el nacimiento de Cristo, «Natalis Solis Invicti«, el 25 de diciembre (el día del nacimiento de Tamuz, el dios sol) dando origen a la actual Navidad. Esta festividad dio lugar a que muchos fieles de Roma, especialmente de la nobleza, justificaran el regreso de las celebraciones cumpleañeras en la vida de los creyentes que sostenían con sus contribuciones económicas la estructura eclesiástica imperante.

Más tarde, en el siglo XII, todas las parroquias católicas de Europa comenzaron a llevar un registro con la fecha de nacimiento de todos sus feligreses.   De este modo fue diluyéndose el significado primario del acto y su práctica comenzó a asociarse a la esperanza de ver cumplido un sueño o deseo. Así el pontífice de Roma dio su beneplácito a la tradicional práctica de celebrar el nacimiento de cada cristiano.

Cabe señalar que, siguiendo este sustrato espiritual, el día más importante en el satanismo es el cumpleaños de cada persona. ¿Por qué? Porque se afirma que, ese día, todo ser humano puede verse a sí mismo como un dios si así lo desea. Por consiguiente, dicen que celebrar el nacimiento de uno equivale a festejar el nacimiento de una divinidad. Como es obvio, la mayoría de la gente no comparte esa actitud tan extremista y egocéntrica. Pero hay que reconocer que “mientras otras fiestas elevan el espíritu, los cumpleaños elevan el ego” (The Lore of Birthdays).
Así que la próxima vez que festejes tu cumpleaños ccuenta esta historia y no hagas trampa, pedí sólo un deseo y deja que Artemisa apague las velitas.

3. Cómo son los cumpleaños bíblicos.
 
Antes que nada conviene decir que la Cyclopædia de M’Clintock y Strong (1882, vol. 1, pág. 817) dice que los judíos “consideraban las celebraciones de cumpleaños como parte de la adoración idolátrica […], probablemente debido a los ritos idolátricos que se observaban en ellas en honor del que era tenido por dios patrón del día en que nacía el homenajeado”.

 

Ante esto diré que curiosamente (o intencionalmente) la Biblia también habla de dos fiestas de cumpleaños.
Las dos fiestas se celebraron en honor de hombres que no servían a Yahvéh, por lo tanto no se sujetaban a Su Torah (Instrucción). Una fue la fiesta de cumpleaños del rey Herodes Antipas, que gobernaba el distrito de Galilea cuando Jesús vivía allí.

 

El rey Herodes hizo muchas cosas malas. Incluso le quitó la esposa a su propio hermano. El nombre de ella era Herodías. El profeta Juan el Bautista le dijo a Herodes que estaba mal lo que hacía. A Herodes no le gustó que se lo dijera, así que encarceló a Juan (Lucas 3:19, 20).
Mientras Juan estaba en la cárcel, llegó el día del cumpleaños de Herodes. Este dio una gran fiesta, con muchos invitados importantes. Todos comían, bebían y se divertían. Entonces entró la hija de Herodías y bailó para ellos. A todos les gustó tanto el baile que el rey Herodes quiso hacerle un regalo especial a la joven. Le dijo: “Cualquier cosa que me pidas, te la daré, hasta la mitad de mi reino”.
¿Qué debía pedir? ¿Dinero? ¿Ropa bonita? ¿Un palacio para ella sola? La muchacha no sabía qué decir, así que fue a donde estaba su madre, Herodías, y le preguntó : “¿Qué debo pedir?” Como la reina adúltera odiaba con todas sus fuerzas a Juan el Bautista, le dijo a su hija que pidiera la cabeza del profeta. La muchacha volvió ante el rey y le dijo: “Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey Herodes sabía que Juan era un hombre justo, que servía al Eterno, y no quería matarlo. Pero Herodes había hecho una promesa y le preocupaba lo que pensarían sus invitados si no la cumplía. Por eso envió a un soldado a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan. El soldado volvió enseguida con la cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha. Entonces ella se la llevó a su madre (Marcos 6:17-29).
La otra fiesta de cumpleaños de la que habla la Biblia tampoco fue buena. Se celebró en honor de un rey de Egipto. Durante aquella fiesta, el rey también ordenó que le cortaran la cabeza a una persona. Además, después mandó que colgaran el cuerpo para que se lo comieran las aves (Génesis 40:19-22).
Estos dos actos se explican ante el hecho de que los reyes y emperadores tenían la costumbre de celebrar sus cumpleaños ejecutando gente. El historiador judío Josefo escribe: “Mientras Tito permanecía en Cesarea, celebró el cumpleaños de su hermano Domiciano con gran esplendor, dando muerte a más de 2.500 prisioneros en juegos con fieras y llamas. Después de esto pasó a Berito [Beirut], una colonia romana en Fenicia, donde celebró el cumpleaños de su padre dando muerte a muchos más cautivos en elaborados espectáculos”. (Las guerras de los judíos, VII, 37 [III, 1]
¿Crees que el Eterno Dios aprobó esas dos fiestas?…
 ¿Te hubiera gustado ser un invitado en ellas?…
Sabemos que todo lo que está escrito en la Biblia tiene un propósito. Pues bien, en ella solo se habla de dos fiestas de cumpleaños. Y en las dos se hicieron cosas malas como parte de la celebración. Entonces, ¿qué piensas tú que Dios nos está diciendo sobre las fiestas de cumpleaños? ¿Quiere él que las celebremos?
4. La Cosmovisión correcta sobre la Vida.
El tema nos lleva al aceptación de que los cumpleaños nos conectan sólo con el día del nacimiento. Es decir, celebramos cuando nacemos, pero aún no hemos logrado nada. Es el día en el que no tenemos otra cosa que potencial; estamos listos para enfrentar los desafíos, pero no sabemos si los superaremos con éxito.
Pensando en esta realidad el filósofo Voltaire afirmó: «Dios nos dio el regalo de la vida, pero depende de nosotros darnos el regalo de vivir bien«. Cómo desempeñamos nuestro rol es la mayor prueba de nuestro carácter. Ese momento les dio alegría a nuestros padres, pero realmente no tenemos ningún derecho de atribuirnos ningún mérito sobre su importancia. Nacimos, pero aún dependía de nosotros probar mediante la forma en que viviríamos si eso merecía regocijo.  Por ello es que desde la cosmovisión divina, los cumpleaños realmente no merecen aplauso, porque no conmemoran nada más que nuestra primera aparición en el escenario de la vida.
El rey Salomón dio voz sabia a esta actitud mental cuando dijo: “…es mejor el día de la muerte al del nacimiento…” (Eclesiastés 7:1).Esta perspectiva, parece algo negativa sobre la vida. Pero con una contemplación más profunda, de hecho expresa la clásica actitud judía que la “acción es lo principal” que el logro real, más que el concepto, teoría o potencial, es lo significativo. El bebé recién nacido puede brillar con genio y talento, pero todavía no ha hecho nada con él. ¿Qué hay para celebrar? ¿Quién sabe si ese potencial culminará en acciones positivas?
En cambio, el día que un ser humano fallece, es cuando todos sus logros son culminados, y plasman su influencia en nuestras vidas.
Debido a este hecho, mientras que las fechas de aniversario de fallecimiento (Iortzait) de las grandes figuras de Israel se registran y conmemoran, sus fechas de nacimiento son generalmente desconocidas. Esta es la razón por la cual el Iortzait de una gran persona es una ocasión tan especial: cuando celebramos una vida, lo hacemos en su punto de impacto más grande sobre el mundo.

Pero también si en este momento se estableciera un debate en el que alguno de ustedes atribuyera significado al potencial, el cumpleaños no debería tener a la fecha de nacimiento como el momento de celebrar. Semanas y meses previos a que el feto emerja de la matriz, ya tiene manos y pies, un corazón que palpita y un cerebro que piensa. Si vamos a celebrar la creación de un nuevo potencial, el momento de ello no sería el cumpleaños, sino el momento de la concepción.

 

Por ello, es muy conveniente que si tienes niños pequeños te determines a salvarlos de toda entramada astrológica con la que el sistema reptiliano que inició Nimrod hoy aprisiona a las masas inutilizando a cada ser humano de la misma en la manifestación de su propósito. Para ello, evita infectarlo mentalmente con este tipo de celebración satánica. De ese modo, observarás con alegría el desarrollo de tus hijos en perfecto propósito a tal punto de no verlos jamás envolverse en lazos egocéntricos que causa la caída de tantos jóvenes en la vaciedad relativista del individualismo hedonista actual.

 5. Entonces: ¿es correcto festejar el cumpleaños de nosotros los redimidos?
Ante toda la claridad que brinda lo explicado hasta aquí, la respuesta correcta es evidente y obvia.
Ahora bien, si a pesar de estas argumentos ontológicos verdaderos, igualmente estás pensando en celebrar su cumpleaños, aconsejo que te realices el siguiente planteo: «sí, nací,… es un hecho… ¿pero qué ha sucedido desde entonces?… ¿estoy cumpliendo fielmente con el propósito para el cual fui enviado?… ¿Cómo estoy impactando a mis generaciones con la misión de su propósito en mí?»
Si después de haberte hecho este planteamiento, tú sientes que estás positivamente en concordancia con lo planteado en ellas. Sin embargo, y a pesar de todo no logras madurar el origen esotérico de esta festividad,  sí, puedes celebrar tus cumpleaños pero no permitiendo que tu ego sea manifestado como centro del mismo (algo muy difícil de lograr ya que es una festividad creada por el sistema reptiliano para fortalecer este diseño tan anti-Mesías).
Por lo tanto, y ante tu obstinación caprichosa, te extiendo los siguientes consejos:
  • Procura en ese día, ser más humilde que nunca.
  • Agradece al Eterno, como a diario, por el don de la vida, y por contar con facultades como para desarrollarla a propia plenitud.
  • De manera especial, asegúrate de aumentar las plegarias de la mañana y de la tarde, reconociendo que simplemente eres un servidor (o servidora) del Eterno.
  • Pasa la mayor cantidad adicional de tiempo orando, meditando en la Instrucción (Torah) y concentrándote en las palabras de las plegarias que elevas al Eterno.
  • En este día tan especial para ti, aumenta la cantidad de la contribución (ofrenda) para el lugar donde te capacitas en la Torah (Instrucción).
  • Si tu cumpleaños cae en Shabat o en una festividad de Yahvéh, determina celebrarlo en un lapso posterior.
  • Tómate un tiempo para proclamar el Evangelio del Reinado de Yahvéh y enseñarle a otra persona algo de la Torah.
  • Comprométete a realizar un buen acto en forma específica. Elige algo que sea práctico y factible.
  • Reserva un tiempo para analizar el año que acabas de finalizar. Piensa en qué áreas de tu vida necesitas mejorar y toma la resolución correspondiente para que te conviertas en un hijo primogénito más semejante a Yeshúa, nuestro Dueño.
  • Recuerda: Tienes una misión en la vida, que es la de servir al Eterno con todo. En el día de tu cumpleaños, puedes hacer un balance, para reconocer si está haciendo tu mejor esfuerzo para cumplir con tu misión, o no lo estás haciendo. Y puedes comprometerte a poner más empeño, honestidad y dedicación para hacer las cosas tal como Él requiere.
Todos estos consejos servirán para que seas consciente de que tú, como individuo, eres especial, único, y completamente indispensable para la historia mundial en la que vives. Ningún ser humano vivo, ninguno que haya vivido, y ninguno que vivirá, puede lograr el papel específico en la creación que el Eterno confió en ti.

El druidismo ha sido reconocido oficialmente en Gran Bretaña

El druidismo -culto pagano a la diosa Madre-Naturaleza inspirado en tradiciones pre cristianas de los celtas-, fue reconocido oficialmente como actividad religiosa en Gran Bretaña, comunicó hoy la cadena BBC.
Según decidió la Comisión de Caridad para Inglaterra y Gales, la Red de Druidas, organización que desde 2003 representa a los fieles, podrá recibir bienes caritativos tal y como sucede actualmente con otras denominaciones más populares. El druidismo contaba, hace cinco años, con más de 10.000 seguidores en las islas británicas
Esta decisión, anunciada por la Comisión de Caridad tras un estudio de cuatro años, implica importantes exenciones fiscales la ONG Druid Network (Red Druida). La promoción de antiguas prácticas paganas como religión beneficia el interés público, según la Comisión.
De esta manera, la Comisión acepta a los druidas como una religión que adora la naturaleza -en particular al planeta Tierra y al Sol- y que también cree en la existencia de espíritus en lugares como montañas y ríos, y la presencia de «guías divinos«, como la diosa céltica Brigit o el gigante Bran El Bendito.
Es la primera vez que un culto pagano obtiene en Gran Bretaña reconocimiento oficial como religión. El líder de los druidas modernos Arthur Uther Pendragon, quien se proclama una reencarnación del rey Arturo, recordó que el druidismo «es la religión indígena de estas islas, no una religión nueva sino una de las más antiguas». «La decisión demuestra cuán importante es nuestra fe», declaró este político de 56 años que al nacer recibió el nombre de John Timothy Rothwell.

El Halloween y sus «Inocentes» Ritos Religiosos

Comparto a continuación un estudio desarrollado de una investigación profusa acerca de esta fiesta norteamericana hoy tan propagada por el espíritu comercial de Babilonia la Grande.