Sábado

Ki Eshmera Shabat (¡Si Yo Guardo el Shabat!)

Los presentes responden donde se indica con la expresión: «Todos»


Líder de la Mesa: «Si yo guardo el Shabat, YHVH Elohim, me protegerá. Es un pacto de amor entre Él y yo. Prohibido esta en este día buscar objetos perdidos, o realizar labores; también está prohibido hablar en Shabat asuntos necesarios tanto comerciales como de gobierno y política. En este día sólo meditare en la Torah de Elohim, y sé que así adquiriré Sabiduría de lo alto.»

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Líder de la Mesa: En este Día Santo siempre hallaré respiro para mi alma. A la primera generación que salió de Mitzrayim mi Elohim santo hizo prodigios, dándoles doble ración en el sexto día. De igual modo, tengo la certeza que en cada sexto día el Eterno duplicará mi sustento.

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Líder de la Mesa: Este es un día santo y honrado. Un día de buenos placeres: pan, vino fino, carne y pescado, manjares suculentos. Los que se entristecen en este día retrocederán, y recibirán maldiciones, pues Shabat es un día de alegría interior, y por ello me obligaré a estar alegre.

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Líder de la Mesa: Al que labores realiza en Shabat, está revelado por el Eterno que su final será el exterminio. Por ello limpiaré mi corazón como con lejía y elevaré a YHVH Elohim mis oraciones y salmos, pues sé que Él me responderá.

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Yom ze Mejubad! (¡Este es el Día!)

Líder: «Este es el día más honrado de todos, ya que en él descanso YHVH el Creador, Formador y Hacedor del Universo.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Durante seis días realizarás tus labores, pero el séptimo día es de YHVH tu Elohim: en Shabat no realizarás labor alguna, ya que el Eterno todo lo hizo sólo en seis días.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Es el primero de las santas convocaciones; día de reposo completo; es el día santo de Shabat.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Come ricos alimentos, bebe bebidas dulces, ya que a todos los que se apegan a este Día, Elohim les dará ropas para vestir y raciones de pan, carne, pescado y todas las delicias del planeta.«

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «En él no te faltara nada; comerás y te saciaras, y bendecirás al YHWH tu Elohim a quien amas, ya que Él te ha bendecido entre todas las naciones.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Los Cielos cuentan la Gloria de Dios, y también la Tierra esta repleta de Su bondad. Miren que la mano de Él ha hecho todo esto, pues Él es el Creador, Formador, y Hacedor; ¡perfecta es Su obra!»

¡Este es el día!

«¡NO SOMOS MÁQUINAS!», dijo Francisco… Luego, ¿Recomendó Guardar el Shabat?

Por P.A. David Nesher

El papa Francisco pidió a los creyentes que guarden el Shabat (sábado) como “los judíos siguieron y aún observan”.

Vivimos con el acelerador de la mañana a la noche”, dijo Francisco en una entrevista que estuvo circulando en la web durante los últimos días. “Esto arruina la salud mental, la salud espiritual y la salud física. Más aún: afecta y destruye a la familia y, por lo tanto, a la sociedad. ‘En el séptimo día, descansó’. Lo que los judíos siguieron y aún observan fue considerar el sábado como santo. El sábado descansas. ¡Un día de la semana, eso es lo mínimo! Por gratitud, para adorar a Dios, para pasar tiempo con la familia, para jugar, para hacer todas estas cosas. ¡No somos máquinas!

Ahora bien, sabemos que los católicos romanos creen que el Papa disfruta del privilegio divino de la infalibilidad papal.

La infalibilidad papal es un dogma de la Iglesia Católica que establece que, en virtud de la promesa de Jesús a Pedro, el Papa se preserva de la posibilidad de error “cuando, en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o la moral que debe tener toda la Iglesia”.

Sin embargo, muchos católicos acusan que el papa Francisco se ha apartado de la doctrina de la Iglesia, incluso acusándolo de marxismo. “Al igual que Bernie Sanders, el papa es socialista”, escribió el filósofo norteamericano William Kilpatrick en Crisis Magazine. “Ha tenido muchas palabras desagradables sobre el capitalismo (‘el estiércol del diablo’), pero ninguna crítica correspondiente al socialismo. Al igual que Sanders, sus ideas sobre la economía fueron formadas por pensadores y activistas marxistas. Y al igual que Sanders y otros demócratas socialistas, que movieron al Partido Demócrata hacia la izquierda, también el Papa Francisco está tratando de mover a la Iglesia en la misma dirección”.

La infalibilidad es, según la Nueva Enciclopedia Católica, “más que una simple ausencia de error de facto. Es una perfección positiva, descartando la posibilidad de error”.

Entonces, cuando el Papa dijo lo que aquí escuchaste… ¿Recomendó volver al verdadero Decálogo?

Multimillonario judío revela su secreto: ¡Mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía!

«Al principio pareció una carga, pero Shabat me da tiempo para estar con mi esposa, con mis hijos y mis amigos«, dice Adam Neumann, de 38 años, quien es considerado uno de los más prometedores hombres de negocios de Israel.

Adam le dijo a Iediot Ajaronot que ya hace dos años que él, su esposa y sus 5 hijos cuidan Shabat. “Me desconecto completamente. No hablo con nadie y eso es algo que no estoy dispuesto a ceder”, dijo en la entrevista. “Al principio pareció una carga, pero me da tiempo para estar con mi esposa, con mis hijos y mis amigos”.

Adam es el propietario de WeWork con base en Nueva York empresa con un total de 3.000 empleados en 238 localidades a lo largo de 56 ciudades en 18 países. Su valor es de 20 mil millones de dólares y se trata de una red comercial de espacios de trabajo que provee espacio de oficinas con tecnologías avanzadas que atraen a muchos talentosos expertos en tecnologías y empresarios de start-up.

Podemos imaginar fácilmente que el cronograma de trabajo de Adam incluye muchos vuelos entre Tel Aviv y Nueva York. “La semana pasada tuve una semana muy loca, con muchos vuelos y trabajo”, afirma Adam.

«Sin embargo, ¡mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía! ¡Imagina eso!«

Pero el viernes a la mañana, Adam y su esposa se levantan y dicen: “Estamos listos para el Shabat” y cuando llega el Shabat su esposa enciende las velas y la tranquilidad desciende sobre su hogar. “Todos nuestros amigos vienen a compartir una cena que fue preparada antes de Shabat. En ese momento nos desconectamos, pero en verdad estamos realmente conectados. Paso más tiempo que nunca con mi familia. Incluso veo más a mi madre y también la llamo durante la semana. Mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía, ¡Imagina eso!

Neumann creció en el Kibutz Nir-Am y se trasladó a Nueva York apenas terminó su servicio militar obligatorio, con la esperanza de volverse rico rápidamente. Pero las cosas no funcionaron muy bien en un principio. “Siempre estaba enojado con la gente y sentía que tenía derecho recibir todo lo que deseaba”, admite Adam.

Adam y su esposa Rebeca

Las cosas comenzaron a cambiar cuando conoció a su esposa. “Ella logró que dejara de fumar y de quejarme por el pasado y me enseñó cómo ser feliz y hacer algo que tuviera significado para mí”. Antes estaba en una búsqueda constante de riqueza.

En ese momento Adam pensaba que no había nada que pudiera ser más importante que el dinero. Pero entonces, hace 10 años, Adam tampoco tenía la menor idea de cómo se vería su vida. “Si hace 10 años me hubieras preguntado cómo se iba a ver mi vida, nunca hubiera creído que lograría mejorar tanto respecto a la forma en que me relaciono con la gente. Tengo un mejor enfoque de las cosas y para mí ahora lo más satisfactorio es ayudar a todos los que me ayudaron en el pasado, como por ejemplo a mis padres, mi abuela y mis amigos”.

Este artículo apareció originalmente en el Jewish Breaking News

¿Qué Poder se encuentra en el “SHABAT NAJAMÚ” («Sábado de Consuelo»)

Por P.A. David Nesher

Comenzaré dando el dato de que, de acuerdo a la halajáh, existen algunos shabatot (sábados) que además de llevar el nombre de la Parashá (sección) de la Torah que en él se lee, llevan el nombre de su Haftará (conexión) que se lee ese día para conectar con la semana siguiente. Este es el caso del Shabat pasado, denominado “Shabat Jazón” («Sábado de Visión«), porque su Haftará narra la dura visión del profeta Yeshayahu en sus primeros capítulos.

Así pue, resulta que el Shabat posterior a Tishá Beav (9 deAv – día en que recordamos las dos destrucciones de los Templos de Jerusalén), se lo designa con el nombre de Shabat Najamú debido a que la Haftará especial que se lee en ese día bendito comienza diciendo:

«Najamú, Najamú amí…«,

Consolad, consolad a mi pueblo…»)

(Isaías 40:1).

Así pues, desde este Shabat hasta el Shabat anterior a la fiesta de Yom Teruáh, nuestra almas tomarán fuerza en un período de siete semanas en las que en cada Shabat, se lee una profecía del profeta Yeshayahu (Isaías). Este ciclo de Haftarot (conexiones) es llamado «Shivá denejamatáh«, que significa: «las siete (semanas) de consuelo«, las que hablan del consuelo que el Eterno proveerá paulatinamente al pueblo de Israel.

Para que logremos entender el poder mesiánico de consolación que se libera a partir de este Shabat, y durante siete semanas, les diré primeramente lo que el rabí Mordekai Yafé (1535 – 1612) explica en su libro conocido llamado el «Levush«, donde dice que estas siete haftarot han sido seleccionadas buscando el objetivo de consolar al pueblo de Israel por la destrucción del Templo de Jerusalem.

Por otro lado, el Midrash recuerda que existen siete clases de consuelo divino, proveniente de los siete espíritus del Eterno, y compara al exilio del pueblo de Israel entre los pueblos del mundo, con un rey que fue tomado prisionero junto con sus hijos, sus yernos y todo su pueblo, quedando la reina sola por muchos años.  Después de algún tiempo le informaron a la reina que ellos retornarían, y de esta manera, la reina obtuvo consuelo de su sufrimiento.

La pregunta que hace el mismo Midrash es: «¿Quién es la reina?»  La reina es Yerushalayim (Jerusalem) que será notificada prontamente (con la ayuda de Dios), de que la Divinidad será «liberada«, así como también el pueblo de Israel, y esto representa siete consuelos: el retorno de los hijos, las hijas, las nueras, los yernos, sus hermanos, sus hermanas, y finalmente el retorno del rey, es decir del Rey de Reyes: el Mashiaj.       

Por eso, el Midrash afirma que el Eterno designará a Abraham como Su emisario para consolar a Yerushalayim, pero la Santa Ciudad no tendrá consuelo. Entonces enviará a Itzjak, pero el resultado será el mismo. Tampoco podrán lograrlo ni Yaakov, ni Moshé. Cuando el Eterno note que Yerushalayim se niega a hallar consuelo por medio de los patriarcas, decidirá hacerlo Él mismo manifestando finalmente a Su Vasija Arquetípica: Mashiaj.

Por ello, a partir de este Shabat y hasta Yom Teruáh, leeremos un total de siete Haftarot las cuales contienen profecías que infundieron en el pueblo consuelo y esperanza posterior a la destrucción del Beit HaMikdash.

Esta es la esperanza y el consuelo de la Ciudad de Yerushalayim; el saber que el Rey de todos los reyes acompañado de Sus hijos, retornarán a ella:

«…¡«Consuelen, consuelen a Mi pueblo!, ha dicho vuestro Elokim. Hablen al corazón de Jerusalem y díganle a ella que se ha completado su tiempo (de exilio), que ha sido perdonado su pecado…»
(Isaías 40:1-4)

Aquí el profeta Yeshayahu le dice al pueblo de Israel que el Eterno ha ordenado a todos los profetas que consuelen al pueblo de Israel y lo reconforten, así como también a la ciudad de Yerushalayim.

Ahora bien, nos corresponde prestar mucha atención a la repetición de la palabra «consuelen». Para ello, encontré que el famoso mefarshim (comentarista) «maguid» de Duvna (Rabí Iaacov Krantz, 1741 – 1804), en el libro «Cojav Miiaacov», nos explica esta repetición mediante un cuento muy ilustrativo:

«Esto se asemeja a dos mujeres cuyos maridos viajaron a un país lejano, al otro lado del mar.  Uno viajó a causa de la pobreza, para ver si allí podría conseguir sustento para su familia, y el otro que era un gran millonario a quien no le faltaba nada, viajó para alejarse de su esposa – que le hacía la vida imposible.
Con el transcurso de los días, sus esposas no recibieron ninguna noticia de ellos, y fueron a preguntarle a los comerciantes que acostumbraban viajar a esas tierras distantes, si ellos sabían algo de sus respectivos maridos.  Uno de esos vendedores les dijo que él estuvo con sus respectivos esposos, quienes le dieron cartas para ellas.  
Cuando las esposas le pidieron a él si les podía entregar las cartas que había traído con él, el mercader les dijo que en ese momento él no tenía tiempo para buscar las cartas, pero que las buscaría a la mañana siguiente y se las entregaría.  Al escuchar esto, la esposa del adinerado retornó a su hogar feliz y tranquila sin decirle nada al comerciante, mas la esposa del hombre pobre no se movió de ese lugar y le insistió mucho al hombre para que tenga la amabilidad de buscar la carta de su marido en ese momento y entregársela a ella.
Al ver esta actitud, el hombre le preguntó a la mujer por qué es que ella estaba más apresurada en leer la carta que la otra mujer que aceptó felizmente lo que él les propuso sin decir nada – pues sabía que mañana tendría noticias de su esposo.  
Ella le respondió angustiada: Debes saber que hay una gran diferencia entre esa mujer y yo.  Esa mujer vive en su casa tranquilamente pues la riqueza reside en su hogar y su marido se fue a esas tierras lejanas, solamente por las peleas y las discusiones entre ellos.  Es por eso que ella no tenía ninguna preocupación más que la de saber si a su esposo se le fue el enojo que tenía con ella, pues ella temía que su esposo no volvería más y su destino sería quedarse sola por el resto de sus días.  Pero ahora que ella escuchó que su esposo te ha pedido a ti que la consueles a ella dándole una carta, ya no existe para ella ningún consuelo más grande que ese, y es por eso que a esa mujer le alcanza saber que todavía su marido la desea a ella por esposa, y retornó a su casa sin necesitar leer la carta.
Pero eso no es lo que ocurre conmigo, puesto que yo soy una mujer pobre, carente de todo y espero con mucha ansiedad saber si D’os se ha apiadado de mi esposo enviándole sustento, para que así podamos alimentar a nuestra familia.  Entonces, ¿cómo puedo yo ahora estar satisfecha sabiendo que mi esposo me ha enviado una carta si no la podré leer?  ¿Quién me dirá ahora si mi marido ha logrado cumplir su objetivo o no?  Yo no puedo esperar hasta mañana, soportando esas largas horas de espera, hasta saber qué es lo que está escrito en la carta!
«

Con este relato metafórico el «maguid» de Duvna explica que lo mismo ocurre con el pueblo de Israel hoy: así como le ocurrió a la esposa del hombre adinerado que por portarse mal con su marido ella provocó que él se aleje de ella, el pueblo de Israel a través de sus pecados provocó que YHVH se aleje de ellos.  La única preocupación que esa mujer tenía era saber si su esposo sigue amándola y volverá a su hogar algún día.  Ella no necesitaba leer la carta, pues le alcanzaba con saber que su esposo todavía se preocupaba por ella.

Con el pueblo de Israel ocurre lo mismo.  Toda nuestra preocupación y nuestro duelo, es porque hay quienes dicen que el Eterno nos ha abandonado para siempre y nunca más retornará hacia nosotros.  Por eso, para consolarnos, nos alcanza con lo que nos dijo el profeta Yeshaiahu, que el Santo , bendito es Él, le pidió a él que nos diga que si nosotros estamos sufriendo, Él también sufre.  Para nosotros no existe un consuelo más grande que ese, ya que de esa manera sabemos que YHVH no dejó de tener clemencia por Su pueblo y Su amor todavía está con nosotros, y entonces ¿qué necesidad tenemos de escuchar las palabras de consuelo? Y esto es lo que quiso expresarnos el profeta Yeshaiahu al decir: «Consuelen, consuelen a Mi pueblo!, ha dicho vuestro Dios«.  Él quiso decirnos que nosotros deberíamos consolarnos incluso sólo con la noticia de que YHVH le ha ordenado a él que venga a consolarnos, para que sepamos que nunca más volveremos a ver a los que se ríen de nuestra situación actual, que contradice nuestra esperanza y nuestro anhelo.  Esta buena noticia nos tiene que alcanzar para provocarnos que esperemos con calma, paciencia y felices el gran momento en el que el Eterno, nuestro Av, retorné hacia Su pueblo.  

Con todo esto en nuestra mente, ahora podemos entender por qué el mes hebreo en el cual ocurrieron tantas desgracias a nuestro pueblo se lo denomina “Menajem Av”, (algo así como «¡Consuélanos Padre!«). Posiblemente, el mensaje sea el mismo que aquel que acabamos de enunciar. Nuestro aliento radica en el hecho que sabemos que existe un Padre en los Cielos, quien decide que nos sucedan determinadas cosas y que todo eso es parte de Su gran diseño de propósito para los distintos objetivos de la historia humana. Quiénes mejor que los yehudím (judíos) saben que el mundo es como una rueda: en ciertos momentos está arriba, mientras que en otros está abajo, pero que volverá a subir. Es esta la razón primordial por lo que al pueblo de Israel se lo compara con la Luna. Este, nuestra satélite, sigue constantemente esa dinámica cíclica: crece y mengua para volver a aparecer al mes siguiente. Así mismo, «el verdadero yehudí (judío) reconoce que los pesares que le suceden o que le han acontecido en el pasado nunca ocurren en forma fortuita. Si bien, puede no conocer o admitir en dónde radica su falta para con Dios sabe que la hay y que en cualquier punto de su vida, debe retornar hacia la Fuente de la que siempre está aún distante. Desdichado aquel que no sabe hacia dónde dirigirse. Esa persona está inexorablemente en continuo desconsuelo» [comentario del Rab Daniel Oppenheimer].

Acabamos de evocar el día más triste del calendario hebreo, para comenzar ahora el período de consuelo (siete semanas) que supera en duración a la etapa de tres semanas de luto anual y que culmina con el propio anuncio divino de un próximo año nuevo que podría ser el Jubilar definitivo.

Así pues, el Shabat Najamú es el primer Shabat después de Tishá Be Av, desde el que las palabras del profeta reverberan a través de las semanas siguientes, las siete semanas de la Consolación. Es un tiempo especialmente dado al regocijo con cánticos y danzas y manjares hasta que suene el Shofar anunciando Yom Teruáh.

Para finalizar, les compartiré una anécdota que la historia nos deja. Se cuenta que en una oportunidad, en Tish beav, aniversario de ese nefasto hecho, el emperador Napoleón de Francia pasó a través de una aldea judía, en momentos en que sus habitantes estaban sentados en la tierra a modo de duelo conmemorando la destrucción, llorando y leyendo el Séfer (libro) de Lamentaciones. Preguntó Napoleón la causa de semejante conducta, y le respondieron que para ellos era día de luto por la destrucción de su tierra unos 2000 años atrás. Esto impresionó sobremanera a Napoleón, y reflexionó: “…Un pueblo que se resiste a olvidar y lamenta la desolación de su Tierra ocurrida hace tanto tiempo, jamás será destruido y puede estar plenamente confiado de que finalmente la recuperará…”.

7 de Marzo del 321: El Día en que el «Sol oscureció al Shabat»

Desde el análisis objetivo de muchos historiadores modernos, el emperador Constantino marcó con sus decisión políticas el tránsito del mundo antiguo al mundo medieval.

Recordemos que Constantino gobernó el Impero Romano durante treinta años, hasta su muerte en Nicomedia (actual Izmir, Turquía) el 22 de mayo de 337. Fue el Fundador de Constantinopla en lo que era la antigua ciudad griega de Bizancio. Lamentablemente, en la Iglesia ortodoxa hoy se lo venera como santo, y la Iglesia Católica, lo considera como su gran benefactor, ya que permitió la fundación del cristianismo, religión del Estado romano adaptada a las necesidades del Imperio, y bajo la apariencia de una nueva Iglesia institucionalizada, que más tarde terminaría llamándose Católica Apostólica Romana. Esta religión, Constantino la legalizó promulgando un edicto de tolerancia en el año 313. Al mismo se lo conoce como el  Edicto de Milán. De este modo, los desde entonces denominados cristianos, no sólo deberían obediencia a Dios, representado en el obispo de Roma, sino al Emperador. Paradójicamente, con el devenir de los siglos, acabaron siendo los monarcas cristianos quienes tuvieron que rendir obediencia a los papas, herederos de los antiguos césares, y someterse a su voluntad.

Lo cierto de todo es que el emperador Constantino (280-337 E.C.), notó que el poder político de Roma estaba debilitándose, por la división de estas dos grandes espiritualidades: los paganos adoradores del sol, y sus cultos esotérico-místicos; y los «cristianos», según los denominaban sus detractores y perseguidores, los paganos. La historia confirma que se propuso unir estas dos grandes corrientes ideológicas; volviendo a los «cristianos», a la religión pagana; y a los paganos cristianizarlos por medio de la ética que practicaban los «cristianos».

Así fue como lo más fuerte de todas estas artimañas babilónicas desencadenó que el 7 de marzo del año 321 el emperador Constantino I el Grande decretó mediante edicto la llamada «Ley del Dies Solis«, con la que establecía “el día del Sol” como festividad pública (en latin dies festus) en el calendario oficial romano. Esta medida tendría un carácter revolucionario, pues hacía claramente referencia al domingo cristiano, día que convertiría en la jornada más importante de la nueva religión romana. El principal propósito de Constantino era reforzar la autoridad imperial a efectos administrativos, adoptando una política religiosa distinta.  Así fue infiltrándose gradualmente en las tradiciones de la Iglesia, sustituyendo definitivamente al día sábado, hasta entonces el más sagrado por los seguidores de Cristo en todo el mundo.

En las costumbres primitivas, los sábados eran el día sagrado tanto para los judíos, como también de los discípulos de Cristo, pero el edicto de Constantino modificaría esto, estableciendo que el domingo será el último día de la semana y el dedicado especialmente al culto solar del Cristo eterno, copia romana del verdadero Mesías hasta entonces proclamado por los discípulos de Yeshúa. Esta decisión será un enorme guiño de Constantino a los líderes cristianos de Roma, dándoles el gusto de acomodar el calendario anual en torno a las festividades cristianas y abandonando el domingo como un día dedicado al sol (como se celebraba en tiempos paganos).

El cardenal John Henry Newman, en su libro «The Development of Christian Doctrine«, pág. 373, declara:

«Eusebio nos dice de diferentes maneras que Constantino, a fin de recomendar la nueva religión a los paganos, transfirió a ella los ornamentos exteriores a los cuales ellos estaban acostumbrados en la suya… El uso de templos, los dedicados a santos particulares, los ornamentos hechos, en ocasiones con ramas de árboles; el incienso, las lámparas y velas; las ofrendas votivas para el restablecimiento de enfermedades; el agua bendita, los asilos, las fiestas y estaciones; el uso de calendarios, las procesiones, las bendiciones de los campos; las vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo de casamiento, el volverse hacia el este, más tarde las imágenes, tal vez el canto eclesiástico y el Kyrie Eleison, son de origen pagano y santificados por haber sido adoptados en la iglesia”.

 

Por su parte, la Enciclopedia Británica, novena edición, en el artículo “domingo” dice:

“La más antigua documentación de la observancia del domingo como imposición legal es el edicto de Constantino, en el año 321 DC. (7 de marzo), que decreta que las cortes de justicia, los habitantes de las ciudades y el comercio en general, deben reposar en domingo (venerabili die Solis) exceptuándose apenas los que se empeñaban en trabajos agrícolas”.

Tiempo después, el 3 de noviembre de 383, otro emperador, Teodosio I, establecerá que el día de descanso, el «dies solis» (Día del dios Sol), pasará llamarse «dies dominicus» (Día del Señor), quedando ya oficialmente reconocido como el último día de la semana, tal y como lo conocemos hoy en día. De esta manera surgió la palabra española domingo.

Para que podamos apreciar los lineamientos babilónicos establecidos por la La ley dada por Constantino relativa al día de descanso, los invito a leer y considerar los siguientes estratos de la misma:

“Que todos los jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen el venerable día del sol. Empero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo.

[Codex Justinianus, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3).]

“Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial
providencia.” 

Código de Justiniano, [lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3) (en la edición, en Latín y castellano, por García
del Corral, del Cuerpo del derecho civil romano, tomo 4, pág. 333, Barcelona, 1892). El original en latín se halla además en J. L. v. Mosheim: Institutionem Historia Ecclesiastica antiquioris et
recensioris, sig. 4, parte 2, cap. 4, sec. 5, y en otras muchas obras.]

El Diccionario Enciclopédico Hisp.- Amer., art. Domingo, dice:

“El emperador Constantino, en el año 321, fue el primero que ordenó una rigurosa observación del domingo, prohibiendo toda clase de negocios jurídicos, ocupaciones y trabajos; únicamente se permitía a los labradores que trabajaran los domingos en faenas agrícolas, si el tiempo era favorable. Una ley posterior del año 425 prohibió la celebración de toda clase de representaciones teatrales, y finalmente en el siglo VIII se aplicaron en todo su rigor al domingo cristiano las prohibiciones del Sábado judaico.”

Por medio de esta anécdota histórica los romanos, tomaron la cabeza de la nueva religión, obligando al mundo entero a adoptar la semana de siete días que había heredado de la tradición mesopotámica (sede de Babel) mucho antes de nuestra era.  Así pues dedicaron cada uno de los días a los astros o planetas de nuestro sistema solar visibles desde la tierra, surgiedon las denominaciones:

  • Dies lunae:día de la luna’, hoy lunes.
  • Dies Martis:día de marte’, hoy martes.
  • Dies Mercurii:día de mercurio’, hoy miércoles.
  • Dies Iovis:día de júpiter’, hoy jueves.
  • Dies Veneris:día de venus’, hoy viernes.
  • Dies Saturni ‘día de saturno’
  • Dies Solis: día del sol

Habrá dos cambios generados por la ley de Constantino: dies Saturni por Sabbatum (del hebreo Shábbath) y dies Solis por dies Dominicus (del latín Dominus ‘señor’). Como rezago de esta historia basta con notar que en otras lenguas el domingo sigue estando dedicado al Sol, por ejemplo, el inglés donde se dice Sunday, y en alemán «Sontag«, es decir, ‘día del Sol’.

 

El Eterno aborreció siempre esta falsa adoración.

Para lograr llegar a una sabia conclusión, comenzaré citando lo que el cardenal Gibbons en su obra «Faith of our Fathers» [«La Fe de Nuestros Padres»], dice:

“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y no encontrará una simple linea autorizando la santificación del domingo. Las Escrituras refuerzan la observancia religiosa del sábado, un día que nunca santificamos”.

(edición 92ª, p.89)

Y es tal cual este clérigo lo dice, en todas las líneas de las Sagradas Escrituras está totalmente ausente la idea del día domingo como día del Señor. Sin embargo, si encontramos testimonio que cada vez que Israel se apartaba del Camino revelado por la Instrucción (Torah) divina, una de las prácticas abominables que buscaba era la espiritualidad del primer día de la semana.

Vemos a Manasés, uno de los reyes de Israel, apartándose de Yahvéh y, seducido por el espíritu babilónico-cananeo, oficializando el culto al Sol (2 Reyes 21:3).

También podemos notar que en los primeros quince versículos del capítulo ocho de Ezequiel se nos muestran una creciente apostasía en el pueblo de Israel (Casa de Judá) que se jactaba de ser el Pueblo del Eterno. Ellos habían caído en la práctica de la adoración  al dios sol.

El profeta Ezequiel vio en el templo de Yahvéh “como veinticinco varones… sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol...” (Ezequiel 8:16).

Yahvéh expresó una dura sentencia sobre aquel culto (Ezequiel 6:4-6).

Los documentos históricos del primer siglo de nuestra Era Común demuestran como los discípulos de las primeras comunidades resistieron la tentación constante de adorar al sol. Es más, durante los dos primeros siglos fueron perseguidos obsesiva y atrozmente por los emperadores romanos, por causa de esta supuesta rebelión al sistema, muriendo unos cuatro millones de redimidos. A pesar de eso, aumentaban en número, y aquellos que se iban convirtiendo del paganismo, recibían con alegría el diseño del Shabat o séptimo día.

Entendiendo que el Eterno es siempre el mismo tal y como lo proclamaba el profeta Malaquías:

«Porque yo Yahvéh no cambio»

(Malaquías 3:6)

También entendemos que el accionar de Yahvéh no se parece en nada al actuar sentimental del ser humano:

«Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta»

(Números 23:19)

 

«He entendido que todo lo que Dios hace, eso será perpetuo; sobre ello no se añadirá, ni de ello se disminuirá…»

(Eclesiastés 3:14)

Por esto mismo, nuestro amado Mesías manifestó que la intensión primordial de su propósito en la Tierra, era dar plenitud al día que la Torah revelaba, quedando claro para sus discípulos que Él no venía a anular ni cambiar nada:

«No penséis que he venido a abrogar la Torah… sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de la Torah…»

(Mateo 5:17-18)

«Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Torah»

(Lucas 16:17)

 

Y si «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8), tenemos que aceptar que los cambios de calendario que se dieron en el siglo IV de nuestra Era Común (E.C.) fueron la manifestación caprichosa del egotismo de hombres hambrientos del poder materialista que la Gran Ramera siempre ofrece en su copa llena de abominaciones. El domingo no fue colocado por Yahvéh, nuestro Dios, como día de reposo pero sí el sábado (Shabat) que nos recuerda a la creación, a la salvación, a la paz que tenemos en Yeshúa HaMashiaj y es un pre-anuncio semanal del reposo feliz en el Mundo Venidero, el Milenio.

Por eso, para finalizar debemos aceptar que que para guardar el sábado (Shabat) existen en muchas luchas, ya que las cosas del sistema reptiliano imperante marcha en otra dirección. Pero el Eterno promete a los fieles que nunca les faltará el pan (Salmos 37:25), y que tendremos prosperidad:

«¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!»

(Deuteronomio 5:29)

Atrévete a ofrecerle al Eterno tu lealtad y amor (Juan 14:15) dedicando el Shabat (sábado) a Su Nombre. Toma tu decisión ahora. Dile en oración:

«Gracias Señor por haber conocido tu santa Instrucción.

Perdóname si no he guardado tu santo día como tú lo quieres.

Te acepto como mi Salvador y Señor a través de tu Hijo Yeshúa.

Te ruego que me ayudes a obedecerte, por amor, todos los días de mi vida.

Gracias porque me amas.

En el nombre de Yeshúa, tu Hijo.

Amén»

Dos Sábados (Shabatot) en Un Solo Día

Por P.A. David Nesher

 «Y los hijos de Israel cuidarán el Shabat, para hacer del Shabat un pacto eterno por todas las generaciones.

(Sehmot/Éxodo 31: 16)

Al estudiar la parashá Ki Tisá, nos encontramos con este versículo en el que leemos que los hijos de Israel tienen que guardar el Shabat. Es interesante saber que el verbo guardar en la cosmovisión hebrea tiene que ver con una actitud de vigilancia y celo para protegerlo de ser profanado mediante melajá.

También este pasuk (versículo) dice que los hijos de Israel tienen que hacerlo un pacto perpetuo en todas sus generaciones. Este mandamiento revela que el Shabat seguirá hasta que pasen los Cielos y la Tierra, según lo que asegura Yeshúa, nuestro Dueño al explicar el propósito de su misión mesiánica:

«No penséis que llegó a abolir la Torah o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir, porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Torah, hasta que todo se haya cumplido. De modo que cualquiera que quebrase uno de estos mandamientos muy pequeños y así se enseñó a los hombres, muy pequeño se llamó al reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.«

(Mateo 5:17-19)

Ahora bien, debe asombrarnos conocer que la Sabiduría divina explica que existen Dos Sábados (“Shabatot”) dentro de esta sagrada jornada denominada Shabat. En primer lugar, está el “Shabat” que se debe “cuidar”, así es como leemos: “Y los hijos de Israel cuidarán el Shabat”. Pero también, en segundo lugar, está el “Shabat” que está para “hacer”: “para hacer del Shabat”, y por tal motivo el texto menciona dos veces la palabra “Shabat”.

El “Shabat” esencialmente está santificado por El Eterno, siendo desde la misma creación, el sagrado séptimo día, por eso debe ser cuidado. Pero, además de la santidad intrínseca del Shabat, se pretende que cada persona “haga” lo posible para aumentar la santidad del Shabat.

El Eterno creó el mundo pretendiendo que el ser humano que se sujeta a su Instrucción (Torah) revele la divinidad, por medio de sus acciones. Se pude apreciar que las piernas pueden llevar a la cabeza a lugares que sola no puede ir, de la misma forma, los redimidos pueden atraer con sus acciones la santidad celestial.

Por eso, el alma humana mesiánica, tiene, como primera medida, “cuidarse” de no profanar el “Shabat”, cumpliendo con todas sus estipulaciones, pero además, debe “hacer” que su Shabat sea cada vez más sagrado.

La señal del pacto entre Yahvéh e Israel tiene que ver con la obra de la creación. Como él hizo, así ellos también hacen. La palabra “cesar” es la primordial. Es la traducción del término Shabat. Luego viene la palabra “reposar”, en hebreo nafash, es la segunda prioridad. Así que el Shabat también fue creado para que el hombre descanse y renueve sus fuerzas para la siguiente semana. Esto es lo que significa la expresión «Shabatot» («dos sábados«) que vibra dentro de un mismo día (cada shabat). Esto es la doble porción que el alma alcanza en cada séptimo día: descanso y renuevo. Estas son las aptitudes mesiánicas que permiten la liberación, expiación y transformación del mundo, por medio de la melajá que el alma redimida ejerce durante los seis días laborables de la semana.

Hay dos tipos de santuario en el mundo, un santuario en el factor espacio  y otro en el factor tiempo. En el relato de la construcción del Santuario (Mishkán) en el espacio, viene entrelazado el relato del santuario que cada israelita debía construir en el tiempo: el Shabat.


BITÁCORAS RELACIONADAS:

Sabbath Prayer: La Bendición Sacerdotal Cantada en Hollywood.

YAHVÉH dijo a Moshe:

«Habla a Aharon y sus hijos y diles que así es como bendecirán a los hijos de Yisra’el, dirá a ellos:

‘Yevarejeja יהוה v’yishmereja

[Que YAHVÉH te bendiga y te guarde.]

Yaer יהוה panav eleija vijunekka.

[Que YAHVÉH haga su rostro resplandecer sobre ti y te muestre su favor.]

Yissa יהוה panav eleija v’yasem l’ja Shalom.

[Que YAHVÉH levante su rostro hacia ti y te dé Shalom.]

«De este modo ellos pondrán Mi Nombre sobre los hijos de Yisra’el; para que Yo los bendiga.»

 

(Números 6: 22 – 27)

 

 

 

Encontré este secuencia de la película «El Violinista en el Tejado» y me sorprendió, llenando mi alma de plenitud profética. En el mismo se ve a una familia de la Casa de Judá recibiendo al Shabat con un cántico que contiene la Bendición Sacerdotal que el Eterno reveló que Aharón y sus hijos darían a Israel para establecer Su Nombre.

 

Esta bendición no es solamente para el pueblo judío sino para todo el pueblo Ysrael. Por lo tanto, si crees que eres parte de su nación sacerdotal, a través del Mesías Yeshúa, abraza esta bendición para tu vida y profetízala sobre tu casa.

 

He aquí las bendiciones de nuestro Abba kadosh para que las profetices cada inicio de Shabat. Recuerda que en la lengua está el poder de bendecir o maldecir.

 

 

Aquí te comparto la letra de la canción, a fin de que te inspires en su poesía y te atrevas a profetizarla sobre tu familia:

 

Que Yahvéh te proteja y te guarde 
Que Él te cuide de la vergüenza 
Que tu nombre sea una luz para Israel
Que seas como Ruth como Esther 
Que seas merecedor de gracia
Fortaléceles oh Yahvéh y protégeles de los malos caminos
Que Yahvéh bendiga y te de larga vida 
Que Yahvéh escuche tu oración del Shabbat
Que Elohe Yahvéh os haga buenas madres y esposas
Que Él os mande maridos que cuiden de vosotras
Que Yahvéh te proteja y te guarde 
Que Él te cuide de la vergüenza 
Bendícelos Oh Yahvéh con felicidad y paz 
Oh, Escucha nuestro canto de Shabbat

 

Mujeres Activadoras de Luz… (Encender las Velas de Shabat)

Por P.A. David Nesher

 

“Bendito eres Tu Yahwéh nuestro Dios, Rey del Universo, quien nos santificaste con Tus mandamientos y nos has concedido encender las luces del Shabat para anunciar que Yeshúa es la Luz del Mundo y que pronto volverá para juzgarlo en esa Luz y al fin no habrá más noche ni tinieblas.
¡Shabat Shalom!”

 

Estas son las palabras que vibran entre los labios de la mujeres que en el Monte Santo de Dios, cada atardecer del sexto día, cuando realizan la kabalá Shabat (recepción del Sábado). Esta es la oración modelo que repiten en el crepúsculo del sexto día al encender las velas del Shabbat.


Después de hacerla, encenderán las velas realizando con las manos el movimiento circular litúrgico correspondiente. Llevarán sus manos a la altura de sus ojos (evitar tapárselos) y con ellos bien abiertos elevarán acción de gracias por todo lo que el Espíritu Santo les recuerde respecto a lo vivido en la semana que se va, y alabarán por todos y cada uno de los cumplimientos que se aproximan con la semana que se iniciará al terminar Shabbat.


El tercer paso será pedir por todos y cada uno de lo integrantes de la casa (con nombre) a fin de que los ángeles de justicia se alisten delante de Yahvéh para iniciar su actividad de servicio a Sus herederos (Hebreos 1:14).

 

Con este acto profético, cada mujer toma el privilegio que el Eterno le da para traer lo justo al mundo a través de la Luz Infinita (Or EinSof). Una mujer me preguntó: ¿Cómo pueden esas dos pequeñas y titilantes velas en mi mesa, iluminar al gran y oscuro mundo? Entonces, le hice ver el significado simbólico de estas dos luminarias domésticas. Las velas nos escoltan hacia el sagrado día de Shabat. De esta forma, esas dos pequeñas luces de vela nos dirigen a una luz muchísimo más grande, la luz del Shabat.

 

Shabat es un lapso pleno de la energía mesiánica que rompe la oscuridad, no es solamente un día en el cual paramos de trabajar. Shabat es el Día de la Luz, el día en que vemos claramente nuestro propósito en este mundo. Shabat es el día en el cual vemos que tenemos un alma que contiene un gran destino espiritual. Shabat es el alma de la semana, y sin Shabat, el mundo es un cuerpo sin alma. Cuando las mujeres encienden las velas, le dan la bienvenida a esa luz adicional para que, desde su casa, transforme al mundo.

 

La hora de encendido varía, dependiendo de la época del año y de la ciudad, pero debe ser siempre antes de la puesta de sol.  Siempre aconsejo que simplemente se revise en algún diario local la hora de puesta del sol y se le reste 18 minutos. Esa es la hora de encendido.

 

Es un momento para hablar con el Eterno. Así que, es el momento profético especial para que cada mujer exprese cualquier cosa que desees, y pide por todo lo que quieras. Él quiere escuchar tus rezos.

 

Shabat es nuestra meta, nuestro destino. En Shabat todas las dificultades de la semana que pasó se transforman en una nueva realidad. En Shabat todos los dolores se transforman en bellos y nuevos desafíos.

 

Espero que esta bitácora estimule a cada mujer que la lea a encender las velas con alegría, cuidadosamente y felices, hasta que el mundo esté completamente iluminado por las velas del Shabat que anuncian que Yeshúa volverá para juzgar al mundo desde esa Luz y así acabar con toda noche y tiniebla.

 


NOTA IMPORTANTE: ¡Por causa de los ángeles que se harán presentes, NO olviden cubrir sus cabezas con velo como señal de reconocer tener autoridad sobre Uds.! (1 Cor. 11:10) Así, en el caso de las casadas, están reconociendo así, delante de los ángeles, que su marido es la cabeza (aún si no es creyente). En el caso de las «viudas», muestran que se sujetan a la enseñanza de un varón cabeza de una congregación. Las solteras revelan espíritu de sujeción a un padre guardador de la Torah.


Mujer: si estás interesada en ver como se hace este rito cósmico y que produce a lo largo de los Cielos, te invito a ingresar en este LINK:

La Luz Infinita del Shabat

El encendido de las velas es una de las ceremonias más impresionantes, ya que simbolizan las características esenciales del #Shabbat, la luz, el gozo y la alegría de toda la #familia. Dieciocho minutos antes de la puesta de sol, prendemos las velas, invitando la paz y la armonía de Yahvéh al hogar, infundiendo el ambiente con luz física y espiritual.Shabat Shalom!

Publicado por Ministerio Monte Santo en Sábado, 7 de junio de 2014

El Maná: el Pan Divino que acarrea Shabat (Reposo)

Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de YHVH en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud
Y YHVH dijo a Moisés:
He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Más en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.
Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel:
En la tarde sabréis que YHVH os ha sacado de la tierra de Egipto, y a la mañana veréis la gloria de YHVH; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra YHVH; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
Dijo también Moisés:
YHVH os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque YHVH ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra YHVH

(Éxodo 16:1-7)

Los israelitas llegan a Elim, donde hay doce fuentes de agua y setenta palmeras. Después, el día quince del segundo mes, llegan al desierto de Shin, entre Elim y Sinai. Allí toda la congregación murmura contra Moshé y Aharón diciendo que los han traído a ese desierto para matarlos de hambre. Yahvéh promete hacer llover pan del cielo que el pueblo tendrá que recoger diariamente. Así serán probados para ver si andan o no en su Instrucción (Torah).

El Eterno, al anunciar su provisión de maná como respuesta a las murmuraciones del pueblo, en verdad, tiene la intención de presentar el sábado al pueblo, como un lapso místico en el que el Cielo y la Tierra se besan por 25 horas, para asegurar el orden cósmico y los milagros que surgen a causa del mismo. En otra bitácora tuve la oportunidad de mostrar como el Eterno inspiró a Moisés y Aarón para restaurar la idea ancestral de Shabat en la mente de los hijos de Israel que estaban bajo la servidumbre del faraón egipcio (los invito a leerEl Shabat fue la primera Reforma de Fe que Moisés hizo en Egipto). Ahora, ya en liberación y preparándose para realizar una alianza de boda sacerdotal con el Eterno, Israel ha sido conducida a estas instancias negativas (el hambre) para comprender cuál es el secreto que Yahvéh dio a la humanidad con el fin de dominar con una mentalidad mesiánica todos los ámbitos materiales.

Yahvéh quiere que Su Pueblo entienda que el día sábado tiene evidentes connotaciones creacionales (Génesis 2: 1-3), pero ahora estas se refuerzan al ubicarlo al margen de las leyes del Sinaí que ellos recibirán en unos días más.  El mensaje parece ser que aquellas serán leyes dadas al pueblo, mientas que el sábado no es una ley sino un secreto fundamental y constitutivo de la creación misma y por lo tanto anterior a los eventos del Sinaí.

Al leer este pasaje surgen a nuestra mente tres elementos que caracterizan al sábado y lo distinguen de otras leyes dadas a Israel:

 

El primero consiste en que no es presentado como un día de adoración, sino de descanso. Con posterioridad, el Eterno otorgará toda una serie de preceptos que establecerán una tradición sacerdotal de «ritos sabáticos», pero en este pasaje, Yahvéh, nuestro Dios, lo presenta sencilla y primordialmente como un día hecho para descansar. Él quiere que durante las horas de este séptimo día, cada israelita pueda recrear en su mente aquella primera semana donde todo fue restaurado por Su Palabra creadora. Esta imitación del descanso divino activará la conciencia de que el Eterno hizo todo lo que somos y posemos, y así, provocará, en el corazón hebreo, el ardiente deseo de ser asimilado por Yahvéh a través de una alianza de amor a fin de poder dominar todas las cosas desde el poder de la emuná (fe). Su actividad creacional culminó con descanso (Shabat) y, en consecuencia, éste quedó impreso en la creación misma como una de sus características intrínsecas, por lo cual debe ser evocado. Descansar el sábado es traer a la memoria toda la semana de trabajo creacional de Dios.

 

El segundo elemento deriva del primero: siendo una marca creacional, toda persona y todo animal debe observar el sábado. Nótese que los no israelitas también serán invitados a descansar del mismo modo que lo será también la tierra (cada siete años, Levítico 25: 4 – año sabático), cosa que solo puede entenderse si lo consideramos como una característica de la creación misma. En lo íntimo del concepto del sábado está la convicción de que nadie puede eludirse de su observación. La cosmovisión divina es clara: así como no se puede dejar de respirar o de aceptar ciclos sucesivos de vigilia y sueño, tampoco hay forma en que el ser humano puede eludir el descanso sabático. Por eso todo y todos deben avenirse a observarlo. Es verdad, que en la realidad se puede no respetar esta Ley Espiritual, llamada Shabat, y de hecho a millones de seres humanos que se oponen a ella, no aviniéndose a su observación, pero éstos más que violar una Ley Universal, están contradiciendo su esencia misma, la imagen (tzelem) divina, el amor dominándolo todo. Todos estos rebeldes, en verdad, están separándose del orden de la creación y distorsionando el lugar que el Eterno les ha dado en ella. La gravedad de la pena dada por Yahvéh en Éxodo 31: 13-17 a quien no lo observe se entiende en esta perspectiva dada en esta pasaje.

 

El tercer  elemento a destacar une el sábado (Shabat) con el maná. La observación del sábado no se debe hacer a expensas de las necesidades vitales cotidianas. Por eso el sexto día (viernes) se provee de doble ración de comida, de modo que el Shabat (sábado) no se transforme en un día de sufrimiento y necesidad. Ya se ha ha sufrido suficientemente en Mitzraim (Egipto); en la nueva creación que el Eterno está ofreciendo a Su Pueblo la vida merecerá ser vivida y los días serán para disfrutar de los dones de la creación, no para volver a las privaciones de Egipto. A la vez también ha de evitarse que el Shabat se transforme en una nueva forma de esclavitud en la cual otros harán el trabajo que uno deja de hacer, por lo cual también se instruye que los esclavos también deberán observarlo (leer: 20: 10; 23: 12).

En conclusión, notamos que no es casual el hecho de que el maná y el Shabat sean presentados juntos. Ambas son novedades celestiales para el Pueblo y ambos responden a dimensiones distintas de la vida. Uno a las necesidades cotidianas de la alimentación y el vestido, el otro al reconocimientos permanente de la espiritualidad en Yahvéh. Sin embargo, la clave para entender por qué están juntos es que ambos elementos apuntan a la misma verdad de un Dios que no cesa de obrar providencialmente en favor de su Pueblo redimido.

 

 

“Y te acordarás de todo el camino por donde YHVH tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca de YHVH”

(Deuteronomio 8:2-3)

Aprendiendo a Vivir el Shabat

Por P.A. David Nesher

«Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado.»

(Éxodo 20:8-11 – DHH)

 

“Si retrajeres del Día de Reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo y lo llamares delicia, santo, glorioso de Yahwéh; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Yahwéh; y Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la herencia de Jacob tu padre; porque la boca de Yahwéh lo ha hablado”.

Isaías 58: 13-14

En este tiempo de transición, todos los que habitamos el Monte Santo de Yahvéh, hemos llegado a la conclusión que el sistema de cosas imperante, a través del paganismo, el humanismo y el secularismo, se las ha arreglado de tal manera que han hecho del día sábado uno de los días más ocupados de la semana, creando una serie de falsas necesidades que supuestamente uno debe llenar para de esta manera, robar una jurisdicción de plenitud y dicha que pertenece al Eterno Dios, a la familia y a la esencia misma del ser humano.

Muchos de nosotros nos damos cuenta de la importancia de celebrar el Shabat, pero tenemos ideas confusas sobre cómo llevarlo a cabo.

El Shabat, es el día que el Eterno Dios otorgó a Su pueblo, para descansar de la actividad cotidiana, y abocarse a la espiritualidad.

Shabat es descanso: Shabat es una isla de tranquilidad en la tormenta de trabajo, ansiedad, lucha y tribulación que caracteriza nuestro diario vivir durante los otros seis días de la semana. Por aproximadamente 25 horas a la semana, el mundo literalmente frena: el negocio está cerrado, el coche permanece estacionado, el teléfono deja de sonar, la radio, la TV y la computadora están apagadas, y las presiones y preocupaciones de la vida material se desvanecen detrás de una cortina de paz. Como cesamos toda creación relacionada con el mundo físico, nuestro foco se centra en el interior; en la familia y amigos, en nuestro yo interior, nuestra alma, nuestro espíritu.

Esto consta explícitamente en la Biblia, pues es la cuarta instrucción otorgada por el Eterno a Israel: “Recuerda el día de Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor, y al día séptimo es Shabat para el Eterno, tu Di-s; no harás ningún trabajo, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, tu animal, y el peregrino que esté en tus portones. Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, los mares y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo, por eso bendijo el Eterno al día de Shabat y lo santificó” (Éxodo 20: 2)

Como vemos, se trata de un precepto muy importante, por lo tanto, se debe hacer mucho hincapié en la correcta observancia del mismo.

Pero, será importante recordar, que la celebración del Shabat no es para nosotros, en manera alguna, un acto sacramental, por medio del cual pensamos que vamos a recibir alguna gracia salvadora especial de Yahvéh.

Por otro lado tampoco es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el fin: ¡la exaltación del Eterno a través de nuestra obediencia!

 

Una de las cosas más hermosas que la Nueva Humanidad tiene en su fe es la manera como coloca la “ley” y las “obras” en su correcta perspectiva. Somos salvos sin obras para muchas buenas obras.

Creemos lo que las Escrituras claramente enseñan: por medio de las “obras de la ley” ninguna persona podrá justificarse delante del Eterno (Gal.2:16). Pero al mismo tiempo creemos que la Biblia enseña que la justificación auténtica, produce obras que honran al Eterno. El apóstol Pablo dijo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efe.2:10). Sumamos también a esto lo que en una ocasión, el Mesías declaró: “así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat.5:16).

De manera que aunque las obras no son medios de salvación, sí constituyen evidencias de la salvación y justicia. En otras palabras, no soy salvo por obras, pero mi salvación es revelada en mis obras y mi justicia se manifiesta a través de ellas. Esto nos lleva a descubrir un gran principio: estar en el Pacto Renovado del Mesías constituye una manera de vivir maravillosa.

Debemos dejar bien claro esto, para no dar la impresión de que nuestra celebración del Shabat, guardando el sábado, es una especie de “vuelta al judaísmo” y entonces ser acusados de “judaizantes”.

Entendemos que el Eterno Dios instituyó el Shabat antes de la existencia del pueblo de Israel, antes de Moisés, antes de Abraham, incluso, antes de Adán.

Por lo tanto, todo redimido en la sangre del Cordero debe acercarse a esta celebración con una actitud correcta, evidenciada primeramente por la clara apreciación de que no estamos haciendo ninguna cosa con el propósito de ganarnos el favor de Yahvéh, porque ese favor ya fue ganado para nosotros por medio de la muerte de Yashúa y de Su sangre preciosa derramada en la cruz del Gólgota.

También queda bien entendido que cuando apartamos apropiadamente el Shabat, estamos declarando nuestra verdadera libertad. ¡Somos libres en el Mesías, por lo tanto, no trabajamos el día sábado porque celebramos el Shabat!

A menos que entremos en este descanso semanal con la actitud correcta, nunca descubriremos las delicias que tiene esta celebración.

De la misma manera que sería muy difícil describirle a un ciego de nacimiento la belleza de un atardecer junto al mar, así será muy difícil explicar a uno que no celebra el Shabat la dulce presencia del Eterno que se disfruta en la celebración de este día.

A fin de hacer del Shabat todo un acontecimiento y llamarlo realmente “delicia”, la preparación anticipada para ese momento es la clave del éxito. De otra manera vendrá el aburrimiento y no sé experimentarán las bellezas de este día.

El Sagrado y Bendito Reposo (Shabat)

Por David Nesher

Al Shabat, según las Sagradas Escrituras, se le debe llamar tanto sagrado como bendito. Esto está íntimamente ligado al Shabat de la creación y al concepto de descanso. De este modo, el cuarto mandamiento dice:

«Porque en seis días hizo Dios los cielos, la Tierra y el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; Por tanto El Señor, bendijo el día del Shabat y lo santificó«

(Ex. 20:11)

Para entender un significado más profundo del Shabat, debemos entender primero al Shabat de la creación. ¿Por qué descansó Dios después de seis días? ¿Por qué apartó Dios un día en el cual específicamente cesó de trabajar?

Esto se vuelve como un rompecabezas cuando vemos el relato de la restauración divina de la Creación. Mientras avanzamos por los seis días, encontramos que cada uno nos ofrece un nivel creativo más alto. Primero hay la materia inerte, después las plantas, después los animales y finalmente el hombre. Nosotros supondríamos que en el séptimo día esta secuencia continuaría y se crearía algo aún más elevado. En cambio, encontramos nada…

Refiriéndose a la creación, la Torá dice (Gen. 2:2): «Y terminó Dios en el séptimo día«.

Si el Eterno Dios descansó en el séptimo día, ¿cómo pudo terminar exactamente el mismo día?, y si Él no hizo nada durante el Shabat, entonces ¿obviamente terminó en el sexto día?

En el Shabat, Yahvéh creó el descanso.

Para entender esto, tenemos que introducir un concepto aún más fundamental:

Entre más se parece algo a Dios, más cerca está y más comparte de Él. De hecho, el principal propósito del discipulado de Yeshúa es la imitación de Dios.

Dios mora en la eternidad, en una dimensión por encima del cambio y del tiempo. Él le dijo a Sus profetas: «Porque Yo soy El Señor, Yo no cambio» (Malaquías 3:6). La serenidad y la tranquilidad son entonces una réplica de los atributos Divinos.

En el Séptimo Día, Dios añadió esta dimensión de tranquilidad y armonía al mundo ya que éste ya no se encontraba en un proceso de cambio. Por lo tanto estaba capacitado para compartir la serenidad de Dios y convertirse en sagrado y divino.

Así el Shabat se convirtió en el día de la eternidad, permitiendo al mundo compartir la infinidad de Dios.

De cierta forma, Dios descendió al mundo en el Shabat de la Creación. Es interesante señalar que la palabra Shabat está relacionada con la palabra Sheves que significa “habitar en medio de”. En Shabat Dios hizo del mundo, Su residencia. Y es que Su templo ya estaba hecho: el hombre en plena actividad mesiánica.

Por consiguiente, el Shabat trajo consigo una armonía integral entre el Eterno Dios y Su mundo. En vez de seguir cambiando al universo, Yahvéh lo armonizó consigo mismo a través de Adam, su representante legal en la Tierra.

El misterio del Shabat es la Unidad. En Shabat, Yahvéh creó la armonía entre Él y el universo.

Cuando un hombre cuida el Shabat, también comparte la eternidad de Dios. Entra en un estado de armonía tanto con Yahvéh como con el mundo y se encuentra en un estado de paz con toda la creación.

Esto explica inmediatamente porqué el concepto de paz es tan importante en el Shabat. De allí que uno de los saludos más comunes en Shabat es Shabat Shalom, ya que la idea principal del Shabat es la paz, no solamente la paz entre el hombre y sus semejantes, sino la paz entre el hombre y toda la creación. El saludo Shabat Shalom, traducido al español declara lo siguiente: ¡”Que Su Paz otorgue Su Reposo a tu espíritu”!

Por todo esto, discernimos que Shabat es un poderoso recordatorio que nos devuelve al diseño del principio. Es una reunión con nuestra propia esencia. Es un retorno a la perfección que existió después de los seis días de Creación, antes del pecado.

En Shabat nos resistimos a hacer uso de las energías y fuerzas del mundo. Suspendemos nuestros esfuerzos por dominar y transformar. Reflejando el modelo original de Dios, cesando después de seis días de invención e innovación, corremos el velo y estamos cara a cara con nuestra esencia (espíritu) y nuestro Abba Dios. Por lo tanto, el Shabat es un día de total deleite que permite ascender en la santidad y ser así transformados a su semejanza. En Shabat nos convertimos en luminares para el mundo según el propio Yeshúa lo aseguró al decir:

Ustedes son la luz del mundo.

Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija (un almud), sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.

Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos”.

(Mateo 5:14-16)

Con amistad y servicio en Yeshúa: David Nesher (P.A.)

NOTA:

Puede ayudar leer y estudiar esta bitácora: ¿Qué es Shabat?

Preparando Jalot para recibir el Shabat

En cada comida de Shabat, colocamos dos hogazas de pan sobre la mesa, cubiertas con un paño. Estas se llaman lejem mishne (los dos panes).  ¿Cuál es su significado?

El jalá (plural jalot) mucho más que un simple pan. La simbología de la jalá es muy espiritual,pues es una manera de conectar directamente con el poder del Eterno. De hecho, hornear jalá se considera una bendición importante en el hogar hebreo Hoy en día, la palabra jalá se utiliza para describir la hogaza de pan trenzado hermosa que aparece en las mesas de Shabat en todo el mundo. En tiempos antiguos, jalá se refirió a una pequeña porción de masa que se reservó para los sacerdotes del templo como una ofrenda a YHWH…De las primicias de vuestra masa presentará un pan como una contribución, como una contribución de la era, así que se los presentamos. Números 15:20

Ingredientes:
4 tazas de harina cernida.
3/4 taza de azúcar.
2 sobres de levadura en polvo.
3/4 de taza de agua tibia
1 taza de aceite de oliva o de
mantequilla.
2 huevos.
1/2 cdita. de sal.
Ajonjolí para adornar.

Los ingredientes también tienen su significado:

La Harina: El cual es el ingrediente de mayor cantidad en la Jalá. Representa las bendiciones de la Torah; sean los ingredientes más abundantes en nuestras vidas.
El Azúcar: El cuál es un ingrediente dulce. Le pedimos al Eterno Dios que endulce nuestras vidas y que pueda expresarme con dulzura.
La Levadura: La cual hace crecer la masa de la Jalá. Pedimos que cada día, sea de crecimiento para nuestra familia.
La Sal: Una de las principales cualidades de la sal es su propiedad imperecedera lo que la convierte en un conservador natural, por lo que simboliza la perpetuidad. Le pedimos al Eterno Dios que nuestras buenas acciones perduren.
El Agua: Que une a los demás ingredientes para formar la Jalá. Clamamos que nuestras vidas siempre esté unida como familia con paz y armonía y que se sientan unida al Eterno.
El Huevo: Redondo, es el símbolo de la vida. Pedimos por una buena vida con salud para todos.
El Aceite: Representa riqueza. Pedimos que nuestra “parnasá” (manutención, ingresos) nos llegue fácilmente y que tengamos siempre suficiente para poder compartir.

Procedimiento:
Los dos sobres de levadura se disuelven en el agua tibia, dejándola reposar por 10 a 15 min.
(No debe ser agua caliente ni fría).

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Ya que haya reposado la levadura se le agrega un huevo, el azúcar, la sal, el aceite de oliva o en su lugar la mantequilla (derretida) y la harina poco a poco, mezclando todo con un batidor de globo o con la batidora. Llegará el momento que seguirá batiendo pero con la mano, saqué la mezcla colocándola en la mesa (limpia) y ahí empezará a amasar hasta que la masa se vuelva flexible y manejable. Ya teniendo la masa lista, déjela reposar cerca de la estufa, donde reciba calor, tápela con un lienzo limpio y dejé reposar por 45 minuutos.

Ya esponjada nuestra masa, volverá a amasar de manera suave, sólo para sacar el aire. En seguida dividirá la masa en dos partes, (saldrán las dos hogazas de jalot), comience con la primera parte de la masa y forme el trenzado del pan, ahora con la segunda masa hará lo mismo.

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La Jalá de Shabat es trenzada. “Seis días trabajarás (realizarás actividades creativas), y en el séptimo deberás desistir”. Parte de la preparación para Shabat es emplearte en melajá, (actividad creativa). Trenzar es una actividad creativa. La trenza es una forma que no aparece en la naturaleza. Es una forma hecha por humanos y representa la habilidad humana de manipular la materia prima del mundo. Trenzar los brazos de la Jalá nos ayuda a aprovechar nuestras capacidades creativas con el propósito de observar Shabat.

Ya teniendo los dos panes trenzados, dejélos reposar por otros 10 min. Coloqué los panes en una charola amplia con papel encerado, con el otro huevo los barniza con una brocha o con sus propias manos (puede ser la pura yema o huevo entero) agrega el ajonjolí de manera proporcionada sin exagerar. Y se meten al horno a 180 ° por unos 20 min. Teniendo precaución de que no se quemen, hay que cuidarlos. Puede introducir un palillo para saber si ya están cocidos completamente.

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Disfrute sus Jalot con sus seres amados, en este próximo Shabat, son deliciosos y es una bendición del Eterno.

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¿Qué es Shabat?

Por P.A. David Nesher

 

Muchos de mis lectores piensan que el día de reposo se les dio a los israelitas en el monte Sinaí, y que por lo tanto es un mandamiento que solamente ese pueblo debe guardar en obediencia y  adoración al Eterno. Pero la verdad es que este día fue establecido como jornada festiva desde la creación misma, como se testifica en Génesis cap 2; vv. 1-2

«Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes. Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que El había creado y hecho».

Como pueden darse cuenta El Eterno es quien bendijo y apartó el Día del Shabat ya que tiene un significado muy especial en su diseño de Reino. Las Escrituras nos revelan que cuando Él terminó Su obra creativa, decidió gozar de lo que había creado, sabiendo que ahora la Creación estaba libre del obrar de las tinieblas, por la presencia de Su diseño creativo de plenitud y reposo: el hombre en posición mesiánica. En otras palabras es el día de descanso del Eterno Dios y así también para nosotros el día de Shabat tiene que ser un día de descanso, gozo, alegría, celebración, bendición, y dedicación al propósito eterno de Dios.

Las Sagradas Escrituras explican que la Instrucción (Torah) de Dios revela que Shabat es el día más poderosos de la semana ya que el periodo del sexto día (viernes) al atardecer y Sábado al caer la noche es el único momento en que el mundo espiritual y el mundo físico están unidos bajo el poder del Mesías. Por lo que cada semana en este día podemos transformar nuestra realidad, personal y global, utilizando el poder especial de Shabat.

Para comprender bien, el espíritu (la mentalidad) que se encuentra dentro de este día, será conveniente ir al significado original de esta palabra. Etimológicamente, la palabra hebrea «Shabat« significa: «Día de descanso«, «Sábado«, y está relacionada en su origen con la palabra shvitáh, que significa «descansar« y «huelga« (o sea, un paro forzado de trabajo).

Existe, además, un significado intrínseco de cada una de las letras del alfabeto hebreo que componen esta palabra. Para comprenderlo, comenzaré diciendo que la palabra Shabat se escribe con las letras   Shin (ש), Bet (ב), y  Tet (ט). Miraremos el significado de cada una de ellas y luego realizaremos la síntesis de ellos:

  • La letra Shin (ש) significa «Poder de Dios» y también «Destrucción de lo que causa el caos».
  • La letra Bet (ב) significa: «casa, cuerpo, familia,».
  • Finalmente, la letra Tet (ט) significa: «cortar un pacto».

Si unimos estos tres significados en una unidad que se relacione con los creyentes, podemos entender que «Shabat» significa, de acuerdo a la sumatoria del significado individual de cada letra: «El Poder de Dios para destruir lo que causa el caos (las obras del diablo) en el Cuerpo del Mesías Yeshúa, y en nuestra familia, y que se concreta en sus Siete Pactos, especialmente en el último, el Pacto Renovado o Nueva Alianza«.

Por todo esto, entendemos que el verdadero significado del Pacto Renovado es: «más no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Gál. 2:20), es decir, que en nosotros, nuestra falsa identidad de pecado, el yo (ego), está muerto y Yeshúah el Mesías cumple la Torah (Instrucción) de Yahvéh internamente, a través de nosotros y por nosotros. De este modo, nosotros estamos en Su reposo, descansando en Su obra redentora llena de Gracia en nosotros.

Ahora bien, sabemos, por lo escrito en la carta de 1 Tesalonicenses (capítulo 5, verso 23) que nuestro ser tiene tres partes «espíritu, alma y cuerpo«. Pablo describe esto diciendo:

«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo: y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo».

De esta escritura podemos discernir que existe un descanso, un Shabat para nuestro espíritu, un Shabat para nuestra alma y un Shabat para nuestro cuerpo. Por ello, los invito a poner toda su atención en esto, y considerar con profunda meditación la riqueza de este misterio celestial revelado a nosotros en Cristo Jesús.

Individualmente hablando, existe un Shabat para nuestro cuerpo, que es no trabajar en nuestra tarea secular en el día sábado. Así también, existe un Shabat para nuestro espíritu, que, como dijimos, es morir nuestro yo (el ego), y que Yeshúa Mesías sea el que hable y haga en nosotros a través del Espíritu Santo. En la epístola a los romanos, el apóstol Pablo llama a esto «ser guiados por el Espíritu«.

«Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios«. ( Ro. 8:11)

Hasta ahora estas dos dimensionalidades del Shabat en nuestras vidas redimidas están bien claras. Pero lo más importante para entender y meditar es la dimensionalidad del Shabat para nuestra alma. Solamente así, estaremos integralmente irreprensibles y listos para la parusía de nuestro Mesías.

El diseño dimensional psicológico del Shabat está instruido en Isaías 58:13:

«Si cambiares (la costumbre) de poner tu pie en el Shabat para hacer tu voluntad en mi día santo y llamaras al Shabat una delicia a lo que es santo para Yahvéh y glorificado y lo glorificarás y no anduvieres por tus propios caminos y de encontrar tu propio placer o no hablares (tus propias) palabras, entonces te deleitarás en Yahvéh y Yo te haré cabalgar en las alturas de la tierra, y te haré comer de la herencia de Jacob tu padre, ya que la boca de Yahvéh ha hablado«.

Por medio de estos versículos, podemos aprender varias lecciones.

La primera de ellas es cómo festejar el Shabat. No haciendo nuestra propia voluntad, sino la voluntad del Eterno Dios, que es exactamente la definición del Pacto Renovado o Nueva Alianza, dejar que Yeshúa haga la voluntad del Padre en nosotros y por nosotros. Debemos preguntar al Señor qué hacer en Su día santo y dedicarle ese día a Él.

La segunda lección que podemos aprender es que el Shabat es un preludio a la redención final, ya que habla de «delicia» (óneg) y «honor» (kavód), dos virtudes que se disfrutarán en su plenitud recién cuando estemos viviendo en el Shabat del Milenio, y finalmente, en el Shabat Eterno, unidos al Creador para siempre en el Cielo.

¡Y eso es lo maravilloso de guardar este día santo! Saber que la Biblia nos habla no solamente del descanso semanal, sino de un descanso eterno que resta para el pueblo del Eterno, del cual el Shabat es símbolo maravilloso. Leemos en Hebreos 4:9: “Por tanto queda un reposo para el pueblo de Dios”. Ese Shabat o reposo que queda para el pueblo de Dios, es la vida eterna en cuerpos glorificados donde estaremos para siempre con el Eterno, gobernando en armonía los cielos.

De modo que el Shabat tiene dos referencias: una temporal, el descanso semanal, el que realizamos durante el séptimo día o sábado, y otra permanente y profética, el descanso eterno que nos espera como Esposa del Cordero.

Y de la misma forma que cuando probamos algo delicioso, uno no puede entender realmente qué es Shabat hasta que lo experimenta por sí mismo. En resumen, la única respuesta surge a «¿Qué es Shabat?» es: ¡Inténtelo!

 

 

NOTA:

Sugiero también leer y meditar: El Sagrado y Bendito Reposo (Shabat)