”Seis días se trabajará, pero el séptimo día tendréis un día santo, día de completo reposo para el SEÑOR; cualquiera que haga trabajo alguno en él, morirá.”
(Éxodo 35:2)
La parashá de esta semana (Vayakhel) comienza con un breve recordatorio a los hebreos sobre la observancia del Shabat. He sido consultado al respecto por un discípulo, por lo que encuentro conveniente explicar el por qué de esto.
Primeramente, la Torah anticipa el precepto de Shabat a la construcción misma del Mishkán queriendo decir que el reposo del Shabat tenía que ser respetado, deteniendo aun todos los trabajos concernientes a la construcción del Mishkán.
El idioma hebreo tiene dos palabras principales que se traducen como trabajo:
melajá – מלאכה – («trabajo creativo«) y
avodá – עבדה – («servicio sacerdotal«o “ministerio”)
Por eso, se entiende que la prohibición para el Shabat es hacer melajá no avodá.
Entonces para saber lo que está prohibido hacer en Shabat es necesario definir lo que es melajá. Y como la palabra melajá la encontramos como resumen de toda la obra de la creación (Gén. 2:3) se puede entender el término como todo trabajo creativo, toda obra que interviene en la creación.
El Shabat declara el testimonio que Yahvéh es el único Creador de este mundo y todo su contenido. El hombre dedica su vida y tiempo con su esfuerzo mediante la inteligencia, la energía y la destreza. Es decir que coloca todos los dones con los cuales Yahvéh los bendijo, en función conquistar sus fines. En, este proceso, el ser humano lamentablemente tiende a olvidar cuál es la fuente genuina de sus habilidades y proezas. En este mundo tan olvidadizo le fue entregado al pueblo de Israel la tarea de recordar y proclamar esta verdad fundamental: la procedencia del poder humano de dominar la naturaleza viene del Eterno. Por lo tanto, al cesar sus actividades en sábado, el hebreo reconoce y muestra que sus poderes proceden únicamente de Yahvéh.
La definición de Melajá es entonces:
“Una acción que muestra al hombre como dominante sobre el mundo, al emplear constructivamente su inteligencia y habilidad.”
Resulta que, como la palabra melajá también aparece en los textos que hablan de la construcción del Tabernáculo (Miskán), los sabios de Israel relacionaron melajá con todo lo que tiene que ver con la obra del Tabernáculo (Mishkán).
Aprendieron de esta cercanía que durante los seis días laborales de la semana se debía construir el Mishkán, es decir, hacer las 39 actividades requeridas, pero, en Shabat las mismas se debían interrumpir. De allí se sacan los 39 trabajos generales prohibidos para el Shabat.
Amado discípulo del Mesías, nuestro Maestro nunca quebrantó el Shabat. Sigamos su ejemplo, tal como está escrito en la primera epístola de Juan:
“El que dice que permanece en El, debe andar como Él anduvo.”
(1 Juan 2:6)