Shabat

Ki Eshmera Shabat (¡Si Yo Guardo el Shabat!)

Los presentes responden donde se indica con la expresión: «Todos»


Líder de la Mesa: «Si yo guardo el Shabat, YHVH Elohim, me protegerá. Es un pacto de amor entre Él y yo. Prohibido esta en este día buscar objetos perdidos, o realizar labores; también está prohibido hablar en Shabat asuntos necesarios tanto comerciales como de gobierno y política. En este día sólo meditare en la Torah de Elohim, y sé que así adquiriré Sabiduría de lo alto.»

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Líder de la Mesa: En este Día Santo siempre hallaré respiro para mi alma. A la primera generación que salió de Mitzrayim mi Elohim santo hizo prodigios, dándoles doble ración en el sexto día. De igual modo, tengo la certeza que en cada sexto día el Eterno duplicará mi sustento.

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Líder de la Mesa: Este es un día santo y honrado. Un día de buenos placeres: pan, vino fino, carne y pescado, manjares suculentos. Los que se entristecen en este día retrocederán, y recibirán maldiciones, pues Shabat es un día de alegría interior, y por ello me obligaré a estar alegre.

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Líder de la Mesa: Al que labores realiza en Shabat, está revelado por el Eterno que su final será el exterminio. Por ello limpiaré mi corazón como con lejía y elevaré a YHVH Elohim mis oraciones y salmos, pues sé que Él me responderá.

Todos: ¡Si yo guardo el Shabat!

Yom ze Mejubad! (¡Este es el Día!)

Líder: «Este es el día más honrado de todos, ya que en él descanso YHVH el Creador, Formador y Hacedor del Universo.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Durante seis días realizarás tus labores, pero el séptimo día es de YHVH tu Elohim: en Shabat no realizarás labor alguna, ya que el Eterno todo lo hizo sólo en seis días.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Es el primero de las santas convocaciones; día de reposo completo; es el día santo de Shabat.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Come ricos alimentos, bebe bebidas dulces, ya que a todos los que se apegan a este Día, Elohim les dará ropas para vestir y raciones de pan, carne, pescado y todas las delicias del planeta.«

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «En él no te faltara nada; comerás y te saciaras, y bendecirás al YHWH tu Elohim a quien amas, ya que Él te ha bendecido entre todas las naciones.»

Todos: ¡Este es el día!

Líder: «Los Cielos cuentan la Gloria de Dios, y también la Tierra esta repleta de Su bondad. Miren que la mano de Él ha hecho todo esto, pues Él es el Creador, Formador, y Hacedor; ¡perfecta es Su obra!»

¡Este es el día!

«¡NO SOMOS MÁQUINAS!», dijo Francisco… Luego, ¿Recomendó Guardar el Shabat?

Por P.A. David Nesher

El papa Francisco pidió a los creyentes que guarden el Shabat (sábado) como “los judíos siguieron y aún observan”.

Vivimos con el acelerador de la mañana a la noche”, dijo Francisco en una entrevista que estuvo circulando en la web durante los últimos días. “Esto arruina la salud mental, la salud espiritual y la salud física. Más aún: afecta y destruye a la familia y, por lo tanto, a la sociedad. ‘En el séptimo día, descansó’. Lo que los judíos siguieron y aún observan fue considerar el sábado como santo. El sábado descansas. ¡Un día de la semana, eso es lo mínimo! Por gratitud, para adorar a Dios, para pasar tiempo con la familia, para jugar, para hacer todas estas cosas. ¡No somos máquinas!

Ahora bien, sabemos que los católicos romanos creen que el Papa disfruta del privilegio divino de la infalibilidad papal.

La infalibilidad papal es un dogma de la Iglesia Católica que establece que, en virtud de la promesa de Jesús a Pedro, el Papa se preserva de la posibilidad de error “cuando, en el ejercicio de su oficio como pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina sobre la fe o la moral que debe tener toda la Iglesia”.

Sin embargo, muchos católicos acusan que el papa Francisco se ha apartado de la doctrina de la Iglesia, incluso acusándolo de marxismo. “Al igual que Bernie Sanders, el papa es socialista”, escribió el filósofo norteamericano William Kilpatrick en Crisis Magazine. “Ha tenido muchas palabras desagradables sobre el capitalismo (‘el estiércol del diablo’), pero ninguna crítica correspondiente al socialismo. Al igual que Sanders, sus ideas sobre la economía fueron formadas por pensadores y activistas marxistas. Y al igual que Sanders y otros demócratas socialistas, que movieron al Partido Demócrata hacia la izquierda, también el Papa Francisco está tratando de mover a la Iglesia en la misma dirección”.

La infalibilidad es, según la Nueva Enciclopedia Católica, “más que una simple ausencia de error de facto. Es una perfección positiva, descartando la posibilidad de error”.

Entonces, cuando el Papa dijo lo que aquí escuchaste… ¿Recomendó volver al verdadero Decálogo?

Multimillonario judío revela su secreto: ¡Mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía!

«Al principio pareció una carga, pero Shabat me da tiempo para estar con mi esposa, con mis hijos y mis amigos«, dice Adam Neumann, de 38 años, quien es considerado uno de los más prometedores hombres de negocios de Israel.

Adam le dijo a Iediot Ajaronot que ya hace dos años que él, su esposa y sus 5 hijos cuidan Shabat. “Me desconecto completamente. No hablo con nadie y eso es algo que no estoy dispuesto a ceder”, dijo en la entrevista. “Al principio pareció una carga, pero me da tiempo para estar con mi esposa, con mis hijos y mis amigos”.

Adam es el propietario de WeWork con base en Nueva York empresa con un total de 3.000 empleados en 238 localidades a lo largo de 56 ciudades en 18 países. Su valor es de 20 mil millones de dólares y se trata de una red comercial de espacios de trabajo que provee espacio de oficinas con tecnologías avanzadas que atraen a muchos talentosos expertos en tecnologías y empresarios de start-up.

Podemos imaginar fácilmente que el cronograma de trabajo de Adam incluye muchos vuelos entre Tel Aviv y Nueva York. “La semana pasada tuve una semana muy loca, con muchos vuelos y trabajo”, afirma Adam.

«Sin embargo, ¡mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía! ¡Imagina eso!«

Pero el viernes a la mañana, Adam y su esposa se levantan y dicen: “Estamos listos para el Shabat” y cuando llega el Shabat su esposa enciende las velas y la tranquilidad desciende sobre su hogar. “Todos nuestros amigos vienen a compartir una cena que fue preparada antes de Shabat. En ese momento nos desconectamos, pero en verdad estamos realmente conectados. Paso más tiempo que nunca con mi familia. Incluso veo más a mi madre y también la llamo durante la semana. Mientras más cuido Shabat, mejor funciona mi compañía, ¡Imagina eso!

Neumann creció en el Kibutz Nir-Am y se trasladó a Nueva York apenas terminó su servicio militar obligatorio, con la esperanza de volverse rico rápidamente. Pero las cosas no funcionaron muy bien en un principio. “Siempre estaba enojado con la gente y sentía que tenía derecho recibir todo lo que deseaba”, admite Adam.

Adam y su esposa Rebeca

Las cosas comenzaron a cambiar cuando conoció a su esposa. “Ella logró que dejara de fumar y de quejarme por el pasado y me enseñó cómo ser feliz y hacer algo que tuviera significado para mí”. Antes estaba en una búsqueda constante de riqueza.

En ese momento Adam pensaba que no había nada que pudiera ser más importante que el dinero. Pero entonces, hace 10 años, Adam tampoco tenía la menor idea de cómo se vería su vida. “Si hace 10 años me hubieras preguntado cómo se iba a ver mi vida, nunca hubiera creído que lograría mejorar tanto respecto a la forma en que me relaciono con la gente. Tengo un mejor enfoque de las cosas y para mí ahora lo más satisfactorio es ayudar a todos los que me ayudaron en el pasado, como por ejemplo a mis padres, mi abuela y mis amigos”.

Este artículo apareció originalmente en el Jewish Breaking News

¿Qué Poder se encuentra en el “SHABAT NAJAMÚ” («Sábado de Consuelo»)

Por P.A. David Nesher

Comenzaré dando el dato de que, de acuerdo a la halajáh, existen algunos shabatot (sábados) que además de llevar el nombre de la Parashá (sección) de la Torah que en él se lee, llevan el nombre de su Haftará (conexión) que se lee ese día para conectar con la semana siguiente. Este es el caso del Shabat pasado, denominado “Shabat Jazón” («Sábado de Visión«), porque su Haftará narra la dura visión del profeta Yeshayahu en sus primeros capítulos.

Así pue, resulta que el Shabat posterior a Tishá Beav (9 deAv – día en que recordamos las dos destrucciones de los Templos de Jerusalén), se lo designa con el nombre de Shabat Najamú debido a que la Haftará especial que se lee en ese día bendito comienza diciendo:

«Najamú, Najamú amí…«,

Consolad, consolad a mi pueblo…»)

(Isaías 40:1).

Así pues, desde este Shabat hasta el Shabat anterior a la fiesta de Yom Teruáh, nuestra almas tomarán fuerza en un período de siete semanas en las que en cada Shabat, se lee una profecía del profeta Yeshayahu (Isaías). Este ciclo de Haftarot (conexiones) es llamado «Shivá denejamatáh«, que significa: «las siete (semanas) de consuelo«, las que hablan del consuelo que el Eterno proveerá paulatinamente al pueblo de Israel.

Para que logremos entender el poder mesiánico de consolación que se libera a partir de este Shabat, y durante siete semanas, les diré primeramente lo que el rabí Mordekai Yafé (1535 – 1612) explica en su libro conocido llamado el «Levush«, donde dice que estas siete haftarot han sido seleccionadas buscando el objetivo de consolar al pueblo de Israel por la destrucción del Templo de Jerusalem.

Por otro lado, el Midrash recuerda que existen siete clases de consuelo divino, proveniente de los siete espíritus del Eterno, y compara al exilio del pueblo de Israel entre los pueblos del mundo, con un rey que fue tomado prisionero junto con sus hijos, sus yernos y todo su pueblo, quedando la reina sola por muchos años.  Después de algún tiempo le informaron a la reina que ellos retornarían, y de esta manera, la reina obtuvo consuelo de su sufrimiento.

La pregunta que hace el mismo Midrash es: «¿Quién es la reina?»  La reina es Yerushalayim (Jerusalem) que será notificada prontamente (con la ayuda de Dios), de que la Divinidad será «liberada«, así como también el pueblo de Israel, y esto representa siete consuelos: el retorno de los hijos, las hijas, las nueras, los yernos, sus hermanos, sus hermanas, y finalmente el retorno del rey, es decir del Rey de Reyes: el Mashiaj.       

Por eso, el Midrash afirma que el Eterno designará a Abraham como Su emisario para consolar a Yerushalayim, pero la Santa Ciudad no tendrá consuelo. Entonces enviará a Itzjak, pero el resultado será el mismo. Tampoco podrán lograrlo ni Yaakov, ni Moshé. Cuando el Eterno note que Yerushalayim se niega a hallar consuelo por medio de los patriarcas, decidirá hacerlo Él mismo manifestando finalmente a Su Vasija Arquetípica: Mashiaj.

Por ello, a partir de este Shabat y hasta Yom Teruáh, leeremos un total de siete Haftarot las cuales contienen profecías que infundieron en el pueblo consuelo y esperanza posterior a la destrucción del Beit HaMikdash.

Esta es la esperanza y el consuelo de la Ciudad de Yerushalayim; el saber que el Rey de todos los reyes acompañado de Sus hijos, retornarán a ella:

«…¡«Consuelen, consuelen a Mi pueblo!, ha dicho vuestro Elokim. Hablen al corazón de Jerusalem y díganle a ella que se ha completado su tiempo (de exilio), que ha sido perdonado su pecado…»
(Isaías 40:1-4)

Aquí el profeta Yeshayahu le dice al pueblo de Israel que el Eterno ha ordenado a todos los profetas que consuelen al pueblo de Israel y lo reconforten, así como también a la ciudad de Yerushalayim.

Ahora bien, nos corresponde prestar mucha atención a la repetición de la palabra «consuelen». Para ello, encontré que el famoso mefarshim (comentarista) «maguid» de Duvna (Rabí Iaacov Krantz, 1741 – 1804), en el libro «Cojav Miiaacov», nos explica esta repetición mediante un cuento muy ilustrativo:

«Esto se asemeja a dos mujeres cuyos maridos viajaron a un país lejano, al otro lado del mar.  Uno viajó a causa de la pobreza, para ver si allí podría conseguir sustento para su familia, y el otro que era un gran millonario a quien no le faltaba nada, viajó para alejarse de su esposa – que le hacía la vida imposible.
Con el transcurso de los días, sus esposas no recibieron ninguna noticia de ellos, y fueron a preguntarle a los comerciantes que acostumbraban viajar a esas tierras distantes, si ellos sabían algo de sus respectivos maridos.  Uno de esos vendedores les dijo que él estuvo con sus respectivos esposos, quienes le dieron cartas para ellas.  
Cuando las esposas le pidieron a él si les podía entregar las cartas que había traído con él, el mercader les dijo que en ese momento él no tenía tiempo para buscar las cartas, pero que las buscaría a la mañana siguiente y se las entregaría.  Al escuchar esto, la esposa del adinerado retornó a su hogar feliz y tranquila sin decirle nada al comerciante, mas la esposa del hombre pobre no se movió de ese lugar y le insistió mucho al hombre para que tenga la amabilidad de buscar la carta de su marido en ese momento y entregársela a ella.
Al ver esta actitud, el hombre le preguntó a la mujer por qué es que ella estaba más apresurada en leer la carta que la otra mujer que aceptó felizmente lo que él les propuso sin decir nada – pues sabía que mañana tendría noticias de su esposo.  
Ella le respondió angustiada: Debes saber que hay una gran diferencia entre esa mujer y yo.  Esa mujer vive en su casa tranquilamente pues la riqueza reside en su hogar y su marido se fue a esas tierras lejanas, solamente por las peleas y las discusiones entre ellos.  Es por eso que ella no tenía ninguna preocupación más que la de saber si a su esposo se le fue el enojo que tenía con ella, pues ella temía que su esposo no volvería más y su destino sería quedarse sola por el resto de sus días.  Pero ahora que ella escuchó que su esposo te ha pedido a ti que la consueles a ella dándole una carta, ya no existe para ella ningún consuelo más grande que ese, y es por eso que a esa mujer le alcanza saber que todavía su marido la desea a ella por esposa, y retornó a su casa sin necesitar leer la carta.
Pero eso no es lo que ocurre conmigo, puesto que yo soy una mujer pobre, carente de todo y espero con mucha ansiedad saber si D’os se ha apiadado de mi esposo enviándole sustento, para que así podamos alimentar a nuestra familia.  Entonces, ¿cómo puedo yo ahora estar satisfecha sabiendo que mi esposo me ha enviado una carta si no la podré leer?  ¿Quién me dirá ahora si mi marido ha logrado cumplir su objetivo o no?  Yo no puedo esperar hasta mañana, soportando esas largas horas de espera, hasta saber qué es lo que está escrito en la carta!
«

Con este relato metafórico el «maguid» de Duvna explica que lo mismo ocurre con el pueblo de Israel hoy: así como le ocurrió a la esposa del hombre adinerado que por portarse mal con su marido ella provocó que él se aleje de ella, el pueblo de Israel a través de sus pecados provocó que YHVH se aleje de ellos.  La única preocupación que esa mujer tenía era saber si su esposo sigue amándola y volverá a su hogar algún día.  Ella no necesitaba leer la carta, pues le alcanzaba con saber que su esposo todavía se preocupaba por ella.

Con el pueblo de Israel ocurre lo mismo.  Toda nuestra preocupación y nuestro duelo, es porque hay quienes dicen que el Eterno nos ha abandonado para siempre y nunca más retornará hacia nosotros.  Por eso, para consolarnos, nos alcanza con lo que nos dijo el profeta Yeshaiahu, que el Santo , bendito es Él, le pidió a él que nos diga que si nosotros estamos sufriendo, Él también sufre.  Para nosotros no existe un consuelo más grande que ese, ya que de esa manera sabemos que YHVH no dejó de tener clemencia por Su pueblo y Su amor todavía está con nosotros, y entonces ¿qué necesidad tenemos de escuchar las palabras de consuelo? Y esto es lo que quiso expresarnos el profeta Yeshaiahu al decir: «Consuelen, consuelen a Mi pueblo!, ha dicho vuestro Dios«.  Él quiso decirnos que nosotros deberíamos consolarnos incluso sólo con la noticia de que YHVH le ha ordenado a él que venga a consolarnos, para que sepamos que nunca más volveremos a ver a los que se ríen de nuestra situación actual, que contradice nuestra esperanza y nuestro anhelo.  Esta buena noticia nos tiene que alcanzar para provocarnos que esperemos con calma, paciencia y felices el gran momento en el que el Eterno, nuestro Av, retorné hacia Su pueblo.  

Con todo esto en nuestra mente, ahora podemos entender por qué el mes hebreo en el cual ocurrieron tantas desgracias a nuestro pueblo se lo denomina “Menajem Av”, (algo así como «¡Consuélanos Padre!«). Posiblemente, el mensaje sea el mismo que aquel que acabamos de enunciar. Nuestro aliento radica en el hecho que sabemos que existe un Padre en los Cielos, quien decide que nos sucedan determinadas cosas y que todo eso es parte de Su gran diseño de propósito para los distintos objetivos de la historia humana. Quiénes mejor que los yehudím (judíos) saben que el mundo es como una rueda: en ciertos momentos está arriba, mientras que en otros está abajo, pero que volverá a subir. Es esta la razón primordial por lo que al pueblo de Israel se lo compara con la Luna. Este, nuestra satélite, sigue constantemente esa dinámica cíclica: crece y mengua para volver a aparecer al mes siguiente. Así mismo, «el verdadero yehudí (judío) reconoce que los pesares que le suceden o que le han acontecido en el pasado nunca ocurren en forma fortuita. Si bien, puede no conocer o admitir en dónde radica su falta para con Dios sabe que la hay y que en cualquier punto de su vida, debe retornar hacia la Fuente de la que siempre está aún distante. Desdichado aquel que no sabe hacia dónde dirigirse. Esa persona está inexorablemente en continuo desconsuelo» [comentario del Rab Daniel Oppenheimer].

Acabamos de evocar el día más triste del calendario hebreo, para comenzar ahora el período de consuelo (siete semanas) que supera en duración a la etapa de tres semanas de luto anual y que culmina con el propio anuncio divino de un próximo año nuevo que podría ser el Jubilar definitivo.

Así pues, el Shabat Najamú es el primer Shabat después de Tishá Be Av, desde el que las palabras del profeta reverberan a través de las semanas siguientes, las siete semanas de la Consolación. Es un tiempo especialmente dado al regocijo con cánticos y danzas y manjares hasta que suene el Shofar anunciando Yom Teruáh.

Para finalizar, les compartiré una anécdota que la historia nos deja. Se cuenta que en una oportunidad, en Tish beav, aniversario de ese nefasto hecho, el emperador Napoleón de Francia pasó a través de una aldea judía, en momentos en que sus habitantes estaban sentados en la tierra a modo de duelo conmemorando la destrucción, llorando y leyendo el Séfer (libro) de Lamentaciones. Preguntó Napoleón la causa de semejante conducta, y le respondieron que para ellos era día de luto por la destrucción de su tierra unos 2000 años atrás. Esto impresionó sobremanera a Napoleón, y reflexionó: “…Un pueblo que se resiste a olvidar y lamenta la desolación de su Tierra ocurrida hace tanto tiempo, jamás será destruido y puede estar plenamente confiado de que finalmente la recuperará…”.

Las Perspectivas Místicas del Sábado

Por P.A. David Nesher

Los secretos (hebreo: sodot) de la Sabiduría de la Torah enseñan que el Shabat (שבת), es una de las maneras más poderosas para conectar con el Creador.

Leyendo al comentarista Rashí encontramos que él define al Shabat como un descanso relajante, de un carácter perfecto, lo contrario a un descanso de carácter casual, por ejemplo aquel para recuperarse de la fatiga, o el impuesto por el hecho de que no hay trabajo para hacer.

En sentido metafórico, los sabios expertos en codificación hebrea nos dicen que el “fuego” simboliza las discordias. Por ello, está prohibido en Shabat prestarnos a discusiones, alegatos ni nada que pueda encender fuegos de maledicencia, chisme, o situaciones problemáticas. Por naturaleza, el fuego es agresivo y consumidor. En tanto que el Shabat, en su esencia, impulsa a valorar lo santo de la vida para que la bendición del Cielo se haga presente entre los hombres.

Por ello, el poder del Shabat es uno de los medios más poderosos para conectar plenamente nuestra alma con el Eterno y hacer de nuestro vínculo interno con Dios un canal cósmico para que las bendiciones se precipiten abundantemente a la Tierra. Incluso, personas de cualquier credo pueden realizar esta conexión si lo desean. Después de todo, el Shabat es un sistema cósmico que originalmente fue creado para todos los hombres (Gén. 2:2-4).

Es necesario que entendamos y aceptemos que si dedicamos tan solo cinco minutos en Shabat a una conexión con la Luz divina, será mucho más fácil conectar con el Poder del Creador en cualquier otro momento de la semana.

El Rav Isaac Luria, de los escritos del Arizal, nos lo explica así:

«…Durante los días de la semana, las líneas entre el bien y el mal están un tanto borrosas. Esto hace que sea muy fácil resbalarse y caer en la trampa del materialismo y el egocentrismo, así que uno debe estar constantemente en guardia; a diferencia de Shabat, cuando el Oponente se mantiene a distancia. Dado que Malkut (nuestra dimensión física) asciende por sí misma en Shabat, no es necesario que nosotros nos ocupemos activamente en el proceso de elevar las chispas de luz en Shabat como lo hacemos durante la semana de trabajo. En lugar de ello, nuestro trabajo espiritual es dejar de lado ciertos tipos de trabajos físicos que podrían causar separación de este nivel elevado de luz…».

Agregan los sabios que, sin la santa energía del Shabat no sería posible, en ninguna manera, erradicar la negatividad del mundo.

Ya lo expliqué en otra bitácora que nuestra parashá Vayakhel vincula los temas del Shabat y la cuestión del Mishkán (Tabernáculo) porque estos, en la mente divina, son una misma cosa; ambos son enlaces a una dimensión trascendente.

La conexión entre Shabat y el Santuario es de gran profundidad. Entendamos que durante estos 2.000 años de exilio, después de la destrucción del Sagrado Templo de Jerusalem, el Shabat ha sido nuestro santuario dentro de los mundos hostiles, el lugar para refrescarnos y enfocarnos en los valores de la Torah. Por eso, existe un refrán que dice:

«…Mientras los judíos cuiden el Shabat, el Shabat cuidará de los judíos…».

En el sentido más profundo de su mística, el Shabat es una “guía para la Novia”, ya que cada siete días ella es fiel al descanso en el tiempo señalado con el “Novio”. Sin Shabat no hay «Cámara Nupcial» (el Santuario). Por esto, al Shabat también es llamado el anillo nupcial de la novia y es una prueba para ver si ella es fiel o no al novio.

El Séptimo Día, es decir, el Shabat, es también uno de los días proféticos de los siete mil años que acomoda a la Novia para el día de su Boda, a saber el Yom Kippur final.

También representa el último día de fiesta de los siete días de las Enramadas o Sukot (recepción de la Boda), llamado “Shemini Atzeret” (Octavo Día). El “Shemini Atzeret” es como si el “Novio” le preguntara a la “Novia” que le extienda un día extra con él después de que todos los invitados hayan vuelto a casa. El “Día Extra” (el octavo, o número 8), representa la eternidad, más allá de los 7.000 años de retorno al Jardín del Edén. Existen seis días para que la “Novia” haga todas sus labores y un día en el que ella dedica por completo a estar con el “Novio”, quien es el gozo de su vida.

Metafóricamente hablando, cada fin de semana es una Boda entre el hombre redimido y el Shabat. En toda poesía hebrea al Shabat se la trata de “Novia” y al varón de cada familia como al “Novio”, ya que se espera que cada vasija viril presente en cada hogar se eleve en ese día a su consciencia de convertirse en un ungido (mashiaj) del Eterno.

El Fuego del Sábado y las Tareas para Edificar la Vida.

Por P.A. David Nesher

Lo Teba’ru Esh BeJol Mishbotejem BeIom HaShabat

«No encenderás fuego en todas sus moradas el día del Shabat»

((Éxodo/Shemot 35:3)

Estamos estudiando la continuación de lo relatado en Shemot capítulo 34, vers. 29, donde la Torah relata cuando Moshé descendió del Monte Sinaí con las dos Segundas Tablas (10 de Tishrei). Inmediatamente después de esto, la Torah describe las tareas necesarias para construir el Mishkán (Tabernáculo), el precursor del Sagrado Templo.

Lo interesante es que la bendita Torah insiste nuevamente sobre la naturaleza especial del Shabat y en especial acerca de la necesidad de abstenerse de realizar melajáh, que es el trabajo prohibido en ese día sagrado. El texto hace mención específica de no encender fuego en Shabat

Sobre este pasaje hay diversos puntos de análisis e interrogantes, algunos de los cuales son expuestos y formulados también por los comentaristas de la Torah.

Primeramente debemos entender y asumir que este mandamiento pertenece a la categoría de las leyes conocidas como “jukim”, acerca de las cuales, hemos dicho, la Torah no ofrece mayores explicaciones.

En segundo lugar, me es necesario también insistir en el hecho de que Shabat en su esencia es que el ser creado encuentre el reposo junto a su Creador. Es decir que Shabat no es sólo velas, pan, vino, mesa servida, etc; su esencia va mucho mas allá de lo que nuestros sentidos puedan percibir. Shabat no debe de ser una carga litúrgica sino un reposo espiritual en el que el alma humana se eleva a las dimensiones de la verdadera fe (emunah) dónde todo se hace posible para el que cree (Marcos 9:23).

Ahora sí, comenzando en el tema que aquí nos convoca, diré que la Torah especifica no trabajar ni encender fuego. Pero tenemos que en los Yamim Tovim (Días Festivos), cuando se prohíbe todo trabajo, sin embargo, sí se permite la preparación de alimentos, lo que incluye encender fuego para cocinar. En cambio, en Shabat no se puede encender fuego ni siquiera para la preparación de alimentos, con mucha mayor razón para otras necesidades, [Rav Shemuel Ben Meir/Rashbam].

Referente a lo que dice el texto, Moshé enseñó a los israelitas las halajot (leyes) de las 39 labores principales (avot melajot) prohibidas en Shabat. Una de ellas será el encendido del fuego, como ahora lo explicaré.

Hacer fuego está prohibido por la Torah. Pero debemos tener en cuenta que hacer fuego hace aproximadamente 3.500 años era un trabajo arduo. No se giraba una perilla y apretaba un botón o encendía un fósforo (cerillo). Hacer fuego era un trabajo en sí. Había que ir a buscar ramas secas o leña, partir las ramas con las manos o los leños con un hacha. Traer paja seca. Cargar con la leña. Acomodar. Frotar con una rama sobre una madera plana con paja. Soplar. Ventilar con una pantalla. Mantener la llama. Para hacer todo eso uno se cansa. Es decir que, históricamente, cuando se encendía fuego en una casa era para mantenerse ocupado y concentrado en quehaceres. Por eso, para comprender una mitzvá también hay que analizar el tiempo en el cual fue otorgada y en medio de que circunstancias. Es muy necesario conocer el contexto de todo asunto a fin de evitar errores de hermenéutica (interpretación).

Antes de continuar con todo esto necesito aclarar que con este aporte que estoy haciendo aquí no pretendo decir que es legal crear una llama de fuego literal en día de Shabat, pues el mitzvah (mandamiento), como jukot que es, es muy claro en eso. Pero sí necesito decir que este mandamiento también hace referencia a una creación de fuego que no habla de calor ni luz físicos, sino de uno que habla de luz y calor metafísicos.

Así pues les diré que al comenzar la construcción del Tabernáculo, el Eterno, por medio de Su Torah, recuerda a Israel la observancia del Shabat para decirnos que a pesar de dicha construcción no se debe profanar la santidad del reposo espiritual. En Shabat no se harán labores para el Tabernáculo. ¡Qué interesante!; a pesar de que los trabajos del Mishkán eran en honor a Yahvéh, éste debía ser suspendido al llegar el Shabat.

La tarea efectuada para el Mishkán se considera “melajáh”, es decir, “tarea” (en hebreo), y las distintas labores se denominan “melajot” (que son 39 en total). Éstas son las prohibidas en Shabat.

La razón por la cual la Torah nos enseña que las actividades productivas en el mundo material es que son a la vez, aquellas que son necesarias para construir un espacio a fin de desarrollar la santidad. La raíz de las 39 melajot del Shabat, son entonces los 39 trabajos del Mishkán, que derivan y provienen de dichos trabajos.

Estas 39 acciones tienen una cosa en común: son acciones que los humanos pueden hacer, pero los animales no. Todos estos son ejemplos de casos en los que los seres humanos utilizan su inteligencia con el fin de manipular y transformar la naturaleza, a fin de dominar las circunstancias que se producen por la ley de causa y efecto.

Ahora bien, una serie de planteos surge ante este mandamiento (mitzváh) que encabeza nuestro estudio: ¿Por qué la Torah yuxtapone la construcción del Tabernáculo con el mitzvah (mandamientos) de cuidar Shabat? ¿Qué significa realmente esta Mitzvá? ¿Acaso se debe de conectar solamente a lo literal? ¿Debe una persona afirmar que guarda Shabat cuando sus impulsos de fuego (Nefesh) han sido encendidos precisamente ese día? Trataré pues de responder estas preguntas en la medida que nuestra mente se abra a la Luz y voluntariamente se organice en sus pautas y lineamientos.

El Eterno está revelando aquí que el Shabat y el Tabernáculo son uno solo. Ambos son eslabones que nos unen con una dimensión trascendental. Durante los distintos años de exilio del pueblo de Dios, Shabat sirvió como el santuario (Mishkán), el lugar para restaurar y refrescar la perspectiva en un mundo con frecuencia hostil hacia los valores de la Torah.

El Mishkán une a todo el Pueblo de Israel, es el centro en el cual Yahvéh mora dentro de Israel. Y por eso la introducción de la parashá dedicada a la construcción del Tabernáculo es con las palabras “Y congregó Moshé” ( ויקהל משה, Vayakhel Moshé). Todo el pueblo de Israel se reúne para ser una gran comunidad, una gran sociedad. Pero en Shabat no hay necesidad de la acción de construir el Tabernáculo, porque el Shabat mismo es el secreto de la unión del Pueblo de Israel.

Es por eso que nuestros sabios han encontrado en esta parashá los códigos que revelan que durante Shabat es otorgada a cada hijo de Israel la denominada “Neshamá Yeterah,” (נשמה יתירה) o Alma Divina Adicional que lo saca de sus preocupaciones personales y lo conecta con todo el pueblo de Israel (Tikunei Zohar 6, 23b). Dicha alma adicional nos ayuda a adentrarnos a la verdadera esencia del Sagrado Shabat desconectándonos de lo pasajero, lo material, etc. Esta Neshamah Yeterah se va de una persona cuando Nefesh (alma animal) comienza a surgir en pleno Shabat, es aquí en donde podríamos entender un poco mas lo que esta mitzváh de «no encender fuego en Shabat» trata de enseñarnos.

El Eterno anhela que sus hijos no permitan que el nefesh («impulso de fuego«) sea encendido en todas las habitaciones de nuestro ser el día de Shabat, pues este es un día de alegría, regocijo, amor, santidad, etc.

En el Zohar está escrito que, del Shabat reciben bendición todos días de la semana. Por eso, cuando cuidamos el Shabat como es debido, trae bendición y éxito para todos los días de la semana; esta bendición proviene del Cielo. Del Zohar leemos:

«…No hay movimiento en lo Alto hasta que no haya movimiento abajo. Las bendiciones de lo Alto solo se encuentran donde hay alguna sustancia y no un mero vacío…»,
[Zohar I, 88ª].

El Rebe de Lubavitch explica sobre la santificación del Shabat y el apartarse del trabajo físico:

«…Acerca de esto se puede preguntar:
“¿Si no invertimos en el negocio todas nuestras fuerzas y toda el alma, cómo aseguraremos su éxito y crecimiento?” A ello debe responderse que se requiere también creer en Dios. El judío tiene fe que al fin y al cabo el sustento viene del Altísimo. La función del hombre es hacer el “recipiente” para recibir la bendición de Hashem y por ello debe trabajar y dedicarse a su actividad comercial, pero quien define si va a ganar del trabajo y cuánto, es Hashem. Siendo así, cuando el Eterno dice que el judío no debe sumergirse totalmente en el trabajo, esto mismo indica que el camino para recibir la bendición de Di-s y afianzar el negocio, es exclusivamente cuando se cumple con la Voluntad de Di-s y no cuando se actúa contrariamente a ella. Quienquiera desee el éxito de sus actividades comerciales, debe abstenerse de invertir en ello toda su alma, puesto que esto es lo que Hashem quiere y es Él quien brinda la bendición. Cuando el judío trabaja durante los seis días de la semana, de acuerdo a las instrucciones de la Torah, también su Shabat es diferente. No tiene dificultad en dirigir sus fuerzas hacia los temas del espíritu, y no permanece pensando constantemente en sus actividades mundanas. De esta manera vivenciará una verdadera vida judía, tanto en los días de la semana y cuánto más, en el Shabat…»,
[Reve Lubavitch, resumen de la Parashá].

El Talmud (Shabat 73a) explica:

«La Torah yuxtapone Shabat y el Tabernáculo para enseñarnos que aquellas actividades usadas para construir el Tabernáculo, son las mismas actividades que están prohibidas en Shabat. Por ejemplo, ya que el Tabernáculo implicaba coser, nosotros no cosemos en Shabat; ya que implicaba cocinar, no cocinamos

¿Suena arbitrario? Difícilmente. Los expertos en la decodificación de la Sabiduría de la Torah explican la conexión de la siguiente manera:

En general, en Shabat está prohibido hacer aquello que demuestra el dominio del ser humano sobre la naturaleza. Es decir, lo que manifiesta la faz creadora humana. Ya que así como el Eterno cesó de crear el primer Shabat, tal debe hacer el redimido con mentalidad hebrea en el día consagrado del Eterno:

«Elokim bendijo y santificó el séptimo día, porque en él reposó de toda su obra de creación que Elokim había hecho para hacerse.«
(Bereshit / Génesis 2:3)

El Eterno creó el mundo en seis días y descansó en el séptimo; en nuestro esfuerzo por emular a Yahvéh debemos asimismo descansar en el séptimo día. Pero para saber como descanso Dios en el séptimo día, primero debemos entender qué acciones creativas hizo durante los primeros seis días.

Aquí es donde el Mishkán o Tabernáculo es la clave. Sumerjámonos pues en estos códigos:

El Mishkán o Tabernáculo representa un microcosmos del universo, es decir que es el símbolo de una destilación de todas las energías, diseños y recursos encontrados en el mundo material interestelar. Betzalel, el arquitecto principal del Tabernáculo, entendió los planos para la construcción del mismo solamente porque comprendió el código de la Creación. De hecho, el nombre Betzalel significa «en la sombra de Dios».

Por eso al ser el microcosmos de la Creación, las actividades llevadas a cabo construyendo el Tabernáculo, son precisamente paralelas a aquellas acciones realizadas por Elokim (por así decirlo) al crear el mundo. Ya que el Tabernáculo implicaba escribir, nosotros emulamos el descanso de Dios al no escribir en Shabat.

Las actividades prohibidas en Shabat – «melajáh» – son diferentes de la definición secular de «trabajo«; es decir que ellas hablan de que en Shabat nos abstenemos de «acciones creativas,» no de «esfuerzo.» Por ejemplo, en Shabat puede que este permitido acarrear una caja pesada desde el sótano hasta el ático, pero al mismo tiempo esta prohibido encender un fósforo para encender la cocina. Mover la caja no implica un cambio en el estado creativo del objeto, mientras que prender el fósforo para activar la hornalla claramente si.

En otras palabras debemos aceptar que el “descanso de Shabat” no es un descanso de la labor física, sino que es un descanso de nuestro constante e inútil esfuerzo por controlar el mundo y sus circunstancias. Es un día para sentarnos y permitir que el mundo continúe su rumbo sin que nosotros intentemos cambiarlo. Es un día para dejar de hacer y comenzar a ser. Es un día en el que no permitimos que la lucha por un futuro «mejor» arruine el goce del aquí y el ahora. Cuando renunciamos por 25 horas a controlar el mundo, nos encontramos en una posición que refleja más acertadamente nuestra realidad, en contraste de cuando pensamos que tenemos el control. Es una oportunidad para encontrar un espacio de paz y humildad dentro de uno mismo.

Así, cuando cada redimido entra a un lugar más espiritual en su interior, su escala de valores comienza a modificarse. La necesidad de tener cada vez más dinero se torna menos importante. El éxito se muestra más voluble. Y el poder parece ser irrelevante. Pero, por otro lado, la familia, el amor, la búsqueda de sabiduría y la apreciación de lo bueno de la vida pasan del “blanco y negro” en el que están durante los días de la semana, a una profundidad de “32-Bit de color”.

El efecto es profundo. En Shabat, cuando dejamos de crear, no sentimos más la necesidad de competir con el mundo que nos rodea.

La Torah elige la expresión «prender fuego» como su único ejemplo de melajáh, porque justamente personifica lo divisivo, energías de combustión que Shabat pretende evitar. En vez de imponer nuestra voluntad sobre el mundo físico, estamos en armonía con él.

En Shabat, todos somos reyes. Aprovechamos la espiritualidad extra infundida en Shabat para enfocarnos en nuestras metas espirituales, las cuales expresamos a través de oraciones, estudio de Torah, comidas festivas, y tiempo que pasamos con familia y amigos. Por un día cada semana, no hay competencia. Sólo hay abundancia.

Éste es el propósito de Shabat. Un día para salirse de la locura de la semana y comenzar a vivir en el mundo real.

¿Abrumado por el SHABAT?


Por Rabbi Dovid Green

Es posible que los no iniciados se sientan abrumados por todas las cosas que uno no puede hacer en Shabat, sin embargo, todo es una cuestión de actitud. No es «No puedo hacer esto, y no puedo hacer eso«. Sino, «No tengo que hacer esto o aquello«.

Shabat es un momento en el que nos damos cuenta de que no nos pusieron este mundo solo para ganarse la vida, aunque sea una prioridad dominante necesaria. No tenemos que conducir en coche, usar celular, etc. Cambiamos el ritmo.

Shabat es cuando nos recordamos que somos seres espirituales con un propósito espiritual, y lo alcanzamos en Shabat.

Ganar el sustento es el vehículo a través del cual nos mantenemos en el nivel físico. Entonces podemos concentrarnos en nuestra verdadera esencia. No importa el tipo de trabajo que hacemos durante la semana, seas un ejecutivo o ama de casa pues en Shabat todos nos reunimos ante el mismo Dios, que nos ve por lo que somos, ricos y pobres por igual.

Podemos desinhibirnos en oración ante Dios, ya que Él nos reconoce por quienes somos bajo la máscara social. En el día, escuchamos la lectura de su Torá, luego venimos a casa a sentarnos en la mesa con la familia, a comer la comida festiva, cantar canciones que corresponden y compartirnos en compañía de seres queridos y amigos.

El sábado es mei ‘ein olam haba’a, que traducido es: «la esencia del mundo venidero«.

Quien experimenta un Shabat donde se guarda correctamente, comienza a sentir que así es como se supone que debe ser el mundo.

Al salir de tal ambiente cuando finaliza Shabat, uno ya está anticipando el siguiente ya que éste deja una impresión en el alma, da forma y moldea la manera en que pasamos nuestra semana.

¡Que todos podamos tener el privilegio de probar la dulzura del Shabat!

La Jalah (Pan de Shabat) y la Trascendencia de Tu Familia

Por P.A. David Nesher

 

 

Lectura que conviene hacer antes de hacer la Jalah:

וְרֵאשִׁית כָּל-בִּכּוּרֵי כֹל וְכָל-תְּרוּמַת כֹּל מִכֹּל תְּרוּמֹתֵיכֶם לַכֹּהֲנִים יִהְיֶה וְרֵאשִׁית עֲרִיסוֹתֵיכֶם תִּתְּנוּ לַכֹּהֵן לְהָנִיחַ בְּרָכָה אֶל-בֵּיתֶךָ

VERESHÍT  KOL-BIKURÉ  JÓL  VEJOL-TRUMAT  KÓL  MIKÓL  TRUMOTEJÉM  LAKOHANÍM  IHIÉH  VERESHÍT  ÄRISOTEJÉM  TITENÚ  LAKOHÉN  LEHANÍAJ  BRAJÁH  EL-BETÉJA

“Y las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo lo que se ofreciere de todas vuestras ofrendas, será de los sacerdotes; daréis asimismo las primicias de todas vuestras masas al sacerdote, para que haga reposar la bendición en vuestras casas” 

(Yejezkél/Ezequiel 44:30)

וִיהִי נֹעַם אֲדֹנָי אֱלֹהֵינוּ עָלֵינוּ וּמַעֲשֵׂה יָדֵינוּ כּוֹנְנָה עָלֵינוּ וּמַעֲשֵׂה יָדֵינוּ כּוֹנְנֵהוּ

VIHÍ  NOÄM  ADO-NÁI  ELO-HÉNU  ÄLÉNU  UMAÄSÉH  YÁDENU  KONENÁH  ÄLÉNU  UMAÄSÉH  YADÉNU  KONENÉHU

“Y sea la gracia del Señor nuestro Dios sobre nosotros.

Confirma, pues, sobre nosotros la obra de nuestras manos; sí, la obra de nuestras manos confirma” 

(Tehilim/Salmo 90:17)

Debes saber que cuando haces la Jalah el Creador del Universo se convierte en tu pareja, tu socio de alianza en la vida. Disciernes que en tu casa, donde Shabat ha sido aceptado como el alma de la semana, hacer pan se convierte en algo más elevado; algo esencial de la manera en que Shabat conecta los dos mundos, el espiritual y el material (99 % con el 1%) en los cuales vivimos.

En realidad, debo decir que la palabra «jalah» en hebreo no significa pan, masa, o cualquier otra palabra de las que al parecer describen estos panes exquisitos. La raíz de la palabra es jol que significa «corriente» o «secular«. Con esto en mente comprendemos el mensaje que proclamamos al cumplir este mitzvah: la vida «corriente» tiene una fuente sagrada, y es nuestra responsabilidad usarla bien. Esto es especialmente correcto en relación al pan. Nada es más «corriente» que comer. Sin embargo, en un nivel intuitivo, nos podemos conectar con la energía mística de la tierra misma al hacer pan, en la sensación y la textura. Nos debe tocar profundamente, y la halajah (literalmente, «la manera de caminar«) nos dice como usar bien este poder.

Por eso, literalmente, Jalah es un mitzvah (mandamiento) en la Torah (Números 15:17-21), el cual nos impone separar un pedazo de masa cada vez que horneamos, como dice:

«…Será cuando comas el pan en la tierra, deberás separar un pedazo [de masa] para Dios.»

Por todo esto, los sabios estudiosos de los secretos de la Torah aseguran que observar el mitzvah (mandamiento) de separar la Jalah causa bendiciones en el hogar de la mujer. La mujer tiene tanta influencia en el moldeo de las actitudes y valores de los miembros de su familia que inspira emuná/fe en todos los miembros.

La mitzvah de separar la Jalah es símbolo de la práctica entera del Kashrut (leyes de alimentación de la Torah), con el énfasis de elevar lo físico y mundano a lo santificado y puro. En este ritual, el ama de casa proclama que tanto ella como su familia aceptan que la comida es la fuente de energía para el cuerpo y para el alma. Así, y a medida que prepara alimentos para el Shabat, la mujer utiliza el tiempo para darle gracias al Eterno por la comida y para pedir todo lo que tu corazón desee.

¿Por qué la Jalah es de tan grande significación?

La Torah se refiere a la Jalah como reishit, que se traduce como «lo primero«, relacionado con la primera palabra de Génesis, Bereishit («en el comienzo»). La Jalah es llamada «lo primero» porque es primordial para el propósito del mundo. Por esto el Midrásh, en Parashát Bereshít, describe que Adán fue creado del polvo que fue recogido de la Tierra. Formado de 4 elementos. Es decir que la Jalah, representa al primer hombre, Adán, que fue separado de la masa del Mundo.

Así como la Jalah es la Comida y la Berakah (bendición) más elevadas de todas las comidas, el hombre es la Creación más elevada y espiritual del mundo. Cuando Javah/Eva causó que su esposo tomara del fruto del Etz HaDaät (Árbol del Conocimiento), a ella fue asignada la Mitzváh de rectificar el pecado.

Desde este simbolismo el Maharal explica más esta idea señalando que el mundo es como un humano enorme y que cada humano es como un mini-universo. Así como el mundo es tierra y agua, de la misma forma está compuesto el humano de tierra (comparada con harina) y espíritu e intelecto (comparado con agua). Los humanos, una combinación de cuerpo y alma, harina y agua, son como una masa. Al separar la Jalah consagramos nuestra identidad multifacética, la «masa». Como resultado, el Eterno nos permite usar su masa en el proceso de rectificarnos a nosotros mismos y al mundo. Uno de los grandes sabios y místico, el Shla, lleva ésta idea aun más allá. Comienza preguntando una pregunta clásica que ha sido planteada por eruditos a través de los siglos. Estar vivo significa que el alma está en el cuerpo. Para vivir, debemos comer. Sin embargo, ¿qué tiene el comer que mantiene al alma (la cual claramente no necesita nutrientes) dentro del cuerpo?

El Shla explica que todo lo que observamos en este mundo tiene un paralelo espiritual. La nutrición que la comida le da al cuerpo tiene una nutrición paralela que mantiene el alma. «El hombre no vive sólo de pan, sino que por lo que viene desde la boca de Dios vive el hombre» (Deuteronomio 8:3). La Torah nos dice que mientras basta sólo con pan para mantener el cuerpo, es la Palabra de Dios (oculta entre las propiedades físicas del pan) la que mantienen el alma. Y separar Jalah inicia este proceso de alimentación espiritual.

Por ello, cuando la Jalah está lista y horneada, la mujer ha declarado ante los Cielos que el cuerpo de cada integrante de su familia se ha unido firmemente a la neshamá o alma superior, que es el Trono mismo del Espíritu divino. De esta manera, cada miembro de su hogar está declarado completo y puro

El rabino Ben Ish Jái dice que cuando la mujer comienza dando Tzedaká (dinero para caridad). En ese momento, el cumplimiento de su misión es un “Et Ratzón”, es decir que es el momento cuando Dios está disponible para escuchar tus súplicas.

La práctica de amasar Jalah, convierte a la casa de esa mujer en un símbolo del Beit Hamikdásh (Templo Sagrado). Por eso, ella oficia como el Kohén Gadol (Sumo Sacerdote), preparando la comida para su familia. Su cocina es un lugar sagrado: la mesa es el Mizbéaj (altar), la comida es como un Korbán (ofrenda). Por lo tanto, cuando ella hornea la Jalah, participa de un buen tiempo para orar clamando por la transformación de su hogar y, desde este, la rectificación del mundo.

En el tiempo del Beit Hamikdásh, se tenía una Mitzvah especial: traer los pedacitos de Hafrasat Jalá al sacerdote como ofrenda. Esta era la manera de agradecer a Yahvéh por la comida que le pertenecía. Hoy, no tenemos Beit Hamikdásh (el Templo de Jerusalem) y las ofrendas no están permitidas comer. Sin embargo, la mujer continúa separando la Jalah como siempre ella lo hizo, sin embargo los pedacitos son quemados, y está prohibido consumirlos.

Apreciada mujer, debes comprender y aceptar que el separar la Jalah, estas diciendo en nombre de tu familia que Yahvéh está acá en el mundo físico. Estas proclamando que Él es la Fuente de nuestros espíritus, de nuestras almas, de nuestros cuerpos, y de las fuerzas que los sostienen. ¡Él es Uno, y nada está separado de su unidad trascendental.

INCLUYE AL PUEBLO DE ISRAEL EN TODAS TUS ORACIONES.

Mujer redimida, tienes que ser específica en lo que pides cuando elevas tu oración mientras haces la Jalah.

Cuando pidas por vida larga para ti o para alguien especifica que esa vida incluya con salud, bienestar, felicidad, parnasá tová (sustento divino) y en el derecho de la Toráh.

Cuando pidas que alguien tenga hijos, especifica que nazcan y crezcan con salud y alegrías, que tengan satisfacción en sus vidas y se dirijan en el camino debido y correcto. Que encuentren sus zivuguim tovim (buenas parejas) y que tengan a su vez la alegría de tener descendencia saludable y en el buen camino hacienda Mitzvót y Tefilót.

Se dice que todo el que coma de este pan sea bendecido con salud, parnasá tová, amor, etcétera.

Supervisen con reflexión cuanta santidad y amor se pone en cada ingrediente, en el amasado y cuando se hornea , que cuando estamos en la mesa frente a este pan y lo bendecimos para comer pidiéndole al Eterno lo que estamos comiendo y bendiciendo las chispas espirituales que hay en cada alimento esto entra a nuestro organismo para salud y bendición.

Y así vemos milagros en nuestro cuerpo , en nuestra vida y en la vida de nuestros seres queridos.

¡Es muy importante que cada mujer bendiga y separe su jalah!

¡Que veamos milagros!

SHABAT SHALOM!

 

Nota: 

Si quieres saber más sobre este diseño profético puedes leer también: Un Pan para Elevar la Conciencia (El Precepto de la Jalah)

7 de Marzo del 321: El Día en que el «Sol oscureció al Shabat»

Desde el análisis objetivo de muchos historiadores modernos, el emperador Constantino marcó con sus decisión políticas el tránsito del mundo antiguo al mundo medieval.

Recordemos que Constantino gobernó el Impero Romano durante treinta años, hasta su muerte en Nicomedia (actual Izmir, Turquía) el 22 de mayo de 337. Fue el Fundador de Constantinopla en lo que era la antigua ciudad griega de Bizancio. Lamentablemente, en la Iglesia ortodoxa hoy se lo venera como santo, y la Iglesia Católica, lo considera como su gran benefactor, ya que permitió la fundación del cristianismo, religión del Estado romano adaptada a las necesidades del Imperio, y bajo la apariencia de una nueva Iglesia institucionalizada, que más tarde terminaría llamándose Católica Apostólica Romana. Esta religión, Constantino la legalizó promulgando un edicto de tolerancia en el año 313. Al mismo se lo conoce como el  Edicto de Milán. De este modo, los desde entonces denominados cristianos, no sólo deberían obediencia a Dios, representado en el obispo de Roma, sino al Emperador. Paradójicamente, con el devenir de los siglos, acabaron siendo los monarcas cristianos quienes tuvieron que rendir obediencia a los papas, herederos de los antiguos césares, y someterse a su voluntad.

Lo cierto de todo es que el emperador Constantino (280-337 E.C.), notó que el poder político de Roma estaba debilitándose, por la división de estas dos grandes espiritualidades: los paganos adoradores del sol, y sus cultos esotérico-místicos; y los «cristianos», según los denominaban sus detractores y perseguidores, los paganos. La historia confirma que se propuso unir estas dos grandes corrientes ideológicas; volviendo a los «cristianos», a la religión pagana; y a los paganos cristianizarlos por medio de la ética que practicaban los «cristianos».

Así fue como lo más fuerte de todas estas artimañas babilónicas desencadenó que el 7 de marzo del año 321 el emperador Constantino I el Grande decretó mediante edicto la llamada «Ley del Dies Solis«, con la que establecía “el día del Sol” como festividad pública (en latin dies festus) en el calendario oficial romano. Esta medida tendría un carácter revolucionario, pues hacía claramente referencia al domingo cristiano, día que convertiría en la jornada más importante de la nueva religión romana. El principal propósito de Constantino era reforzar la autoridad imperial a efectos administrativos, adoptando una política religiosa distinta.  Así fue infiltrándose gradualmente en las tradiciones de la Iglesia, sustituyendo definitivamente al día sábado, hasta entonces el más sagrado por los seguidores de Cristo en todo el mundo.

En las costumbres primitivas, los sábados eran el día sagrado tanto para los judíos, como también de los discípulos de Cristo, pero el edicto de Constantino modificaría esto, estableciendo que el domingo será el último día de la semana y el dedicado especialmente al culto solar del Cristo eterno, copia romana del verdadero Mesías hasta entonces proclamado por los discípulos de Yeshúa. Esta decisión será un enorme guiño de Constantino a los líderes cristianos de Roma, dándoles el gusto de acomodar el calendario anual en torno a las festividades cristianas y abandonando el domingo como un día dedicado al sol (como se celebraba en tiempos paganos).

El cardenal John Henry Newman, en su libro «The Development of Christian Doctrine«, pág. 373, declara:

«Eusebio nos dice de diferentes maneras que Constantino, a fin de recomendar la nueva religión a los paganos, transfirió a ella los ornamentos exteriores a los cuales ellos estaban acostumbrados en la suya… El uso de templos, los dedicados a santos particulares, los ornamentos hechos, en ocasiones con ramas de árboles; el incienso, las lámparas y velas; las ofrendas votivas para el restablecimiento de enfermedades; el agua bendita, los asilos, las fiestas y estaciones; el uso de calendarios, las procesiones, las bendiciones de los campos; las vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo de casamiento, el volverse hacia el este, más tarde las imágenes, tal vez el canto eclesiástico y el Kyrie Eleison, son de origen pagano y santificados por haber sido adoptados en la iglesia”.

 

Por su parte, la Enciclopedia Británica, novena edición, en el artículo “domingo” dice:

“La más antigua documentación de la observancia del domingo como imposición legal es el edicto de Constantino, en el año 321 DC. (7 de marzo), que decreta que las cortes de justicia, los habitantes de las ciudades y el comercio en general, deben reposar en domingo (venerabili die Solis) exceptuándose apenas los que se empeñaban en trabajos agrícolas”.

Tiempo después, el 3 de noviembre de 383, otro emperador, Teodosio I, establecerá que el día de descanso, el «dies solis» (Día del dios Sol), pasará llamarse «dies dominicus» (Día del Señor), quedando ya oficialmente reconocido como el último día de la semana, tal y como lo conocemos hoy en día. De esta manera surgió la palabra española domingo.

Para que podamos apreciar los lineamientos babilónicos establecidos por la La ley dada por Constantino relativa al día de descanso, los invito a leer y considerar los siguientes estratos de la misma:

“Que todos los jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen el venerable día del sol. Empero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo.

[Codex Justinianus, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3).]

“Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial
providencia.” 

Código de Justiniano, [lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3) (en la edición, en Latín y castellano, por García
del Corral, del Cuerpo del derecho civil romano, tomo 4, pág. 333, Barcelona, 1892). El original en latín se halla además en J. L. v. Mosheim: Institutionem Historia Ecclesiastica antiquioris et
recensioris, sig. 4, parte 2, cap. 4, sec. 5, y en otras muchas obras.]

El Diccionario Enciclopédico Hisp.- Amer., art. Domingo, dice:

“El emperador Constantino, en el año 321, fue el primero que ordenó una rigurosa observación del domingo, prohibiendo toda clase de negocios jurídicos, ocupaciones y trabajos; únicamente se permitía a los labradores que trabajaran los domingos en faenas agrícolas, si el tiempo era favorable. Una ley posterior del año 425 prohibió la celebración de toda clase de representaciones teatrales, y finalmente en el siglo VIII se aplicaron en todo su rigor al domingo cristiano las prohibiciones del Sábado judaico.”

Por medio de esta anécdota histórica los romanos, tomaron la cabeza de la nueva religión, obligando al mundo entero a adoptar la semana de siete días que había heredado de la tradición mesopotámica (sede de Babel) mucho antes de nuestra era.  Así pues dedicaron cada uno de los días a los astros o planetas de nuestro sistema solar visibles desde la tierra, surgiedon las denominaciones:

  • Dies lunae:día de la luna’, hoy lunes.
  • Dies Martis:día de marte’, hoy martes.
  • Dies Mercurii:día de mercurio’, hoy miércoles.
  • Dies Iovis:día de júpiter’, hoy jueves.
  • Dies Veneris:día de venus’, hoy viernes.
  • Dies Saturni ‘día de saturno’
  • Dies Solis: día del sol

Habrá dos cambios generados por la ley de Constantino: dies Saturni por Sabbatum (del hebreo Shábbath) y dies Solis por dies Dominicus (del latín Dominus ‘señor’). Como rezago de esta historia basta con notar que en otras lenguas el domingo sigue estando dedicado al Sol, por ejemplo, el inglés donde se dice Sunday, y en alemán «Sontag«, es decir, ‘día del Sol’.

 

El Eterno aborreció siempre esta falsa adoración.

Para lograr llegar a una sabia conclusión, comenzaré citando lo que el cardenal Gibbons en su obra «Faith of our Fathers» [«La Fe de Nuestros Padres»], dice:

“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y no encontrará una simple linea autorizando la santificación del domingo. Las Escrituras refuerzan la observancia religiosa del sábado, un día que nunca santificamos”.

(edición 92ª, p.89)

Y es tal cual este clérigo lo dice, en todas las líneas de las Sagradas Escrituras está totalmente ausente la idea del día domingo como día del Señor. Sin embargo, si encontramos testimonio que cada vez que Israel se apartaba del Camino revelado por la Instrucción (Torah) divina, una de las prácticas abominables que buscaba era la espiritualidad del primer día de la semana.

Vemos a Manasés, uno de los reyes de Israel, apartándose de Yahvéh y, seducido por el espíritu babilónico-cananeo, oficializando el culto al Sol (2 Reyes 21:3).

También podemos notar que en los primeros quince versículos del capítulo ocho de Ezequiel se nos muestran una creciente apostasía en el pueblo de Israel (Casa de Judá) que se jactaba de ser el Pueblo del Eterno. Ellos habían caído en la práctica de la adoración  al dios sol.

El profeta Ezequiel vio en el templo de Yahvéh “como veinticinco varones… sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol...” (Ezequiel 8:16).

Yahvéh expresó una dura sentencia sobre aquel culto (Ezequiel 6:4-6).

Los documentos históricos del primer siglo de nuestra Era Común demuestran como los discípulos de las primeras comunidades resistieron la tentación constante de adorar al sol. Es más, durante los dos primeros siglos fueron perseguidos obsesiva y atrozmente por los emperadores romanos, por causa de esta supuesta rebelión al sistema, muriendo unos cuatro millones de redimidos. A pesar de eso, aumentaban en número, y aquellos que se iban convirtiendo del paganismo, recibían con alegría el diseño del Shabat o séptimo día.

Entendiendo que el Eterno es siempre el mismo tal y como lo proclamaba el profeta Malaquías:

«Porque yo Yahvéh no cambio»

(Malaquías 3:6)

También entendemos que el accionar de Yahvéh no se parece en nada al actuar sentimental del ser humano:

«Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta»

(Números 23:19)

 

«He entendido que todo lo que Dios hace, eso será perpetuo; sobre ello no se añadirá, ni de ello se disminuirá…»

(Eclesiastés 3:14)

Por esto mismo, nuestro amado Mesías manifestó que la intensión primordial de su propósito en la Tierra, era dar plenitud al día que la Torah revelaba, quedando claro para sus discípulos que Él no venía a anular ni cambiar nada:

«No penséis que he venido a abrogar la Torah… sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de la Torah…»

(Mateo 5:17-18)

«Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Torah»

(Lucas 16:17)

 

Y si «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8), tenemos que aceptar que los cambios de calendario que se dieron en el siglo IV de nuestra Era Común (E.C.) fueron la manifestación caprichosa del egotismo de hombres hambrientos del poder materialista que la Gran Ramera siempre ofrece en su copa llena de abominaciones. El domingo no fue colocado por Yahvéh, nuestro Dios, como día de reposo pero sí el sábado (Shabat) que nos recuerda a la creación, a la salvación, a la paz que tenemos en Yeshúa HaMashiaj y es un pre-anuncio semanal del reposo feliz en el Mundo Venidero, el Milenio.

Por eso, para finalizar debemos aceptar que que para guardar el sábado (Shabat) existen en muchas luchas, ya que las cosas del sistema reptiliano imperante marcha en otra dirección. Pero el Eterno promete a los fieles que nunca les faltará el pan (Salmos 37:25), y que tendremos prosperidad:

«¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!»

(Deuteronomio 5:29)

Atrévete a ofrecerle al Eterno tu lealtad y amor (Juan 14:15) dedicando el Shabat (sábado) a Su Nombre. Toma tu decisión ahora. Dile en oración:

«Gracias Señor por haber conocido tu santa Instrucción.

Perdóname si no he guardado tu santo día como tú lo quieres.

Te acepto como mi Salvador y Señor a través de tu Hijo Yeshúa.

Te ruego que me ayudes a obedecerte, por amor, todos los días de mi vida.

Gracias porque me amas.

En el nombre de Yeshúa, tu Hijo.

Amén»

¿Qué es Trabajar según el Eterno?

”Seis días se trabajará, pero el séptimo día tendréis un día santo, día de completo reposo para el SEÑOR; cualquiera que haga trabajo alguno en él, morirá.”

(Éxodo 35:2)

 

La parashá de esta semana (Vayakhel) comienza con un breve recordatorio a los hebreos sobre la observancia del Shabat. He sido consultado al respecto por un discípulo, por lo que encuentro conveniente explicar el por qué de esto.

Primeramente, la Torah anticipa el precepto de Shabat a la construcción misma del Mishkán queriendo decir que el reposo del Shabat tenía que ser respetado, deteniendo aun todos los trabajos concernientes a la construcción del Mishkán.

El idioma hebreo tiene dos palabras principales que se traducen como trabajo:
melajá – מלאכה – («trabajo creativo«) y
avodá – עבדה – («servicio sacerdotal«o “ministerio”)

Por eso, se entiende que la prohibición para el Shabat es hacer melajá no avodá.

Entonces para saber lo que está prohibido hacer en Shabat es necesario definir lo que es melajá. Y como la palabra melajá la encontramos como resumen de toda la obra de la creación (Gén. 2:3) se puede entender el término como todo trabajo creativo, toda obra que interviene en la creación.

El Shabat declara el testimonio que Yahvéh es el único Creador de este mundo y todo su contenido. El hombre dedica su vida y tiempo con su esfuerzo mediante la inteligencia, la energía y la destreza. Es decir que coloca todos los dones con los cuales Yahvéh los bendijo, en función conquistar sus fines. En, este proceso, el ser humano lamentablemente tiende a olvidar cuál es la fuente genuina de sus habilidades y proezas. En este mundo tan olvidadizo le fue entregado al pueblo de Israel la tarea de recordar y proclamar esta verdad fundamental: la procedencia del poder humano de dominar la naturaleza viene del Eterno. Por lo tanto, al cesar sus actividades en sábado, el hebreo reconoce y muestra que sus poderes proceden únicamente de Yahvéh.

La definición de Melajá es entonces:
“Una acción que muestra al hombre como dominante sobre el mundo, al emplear constructivamente su inteligencia y habilidad.”

Resulta que, como la palabra melajá también aparece en los textos que hablan de la construcción del Tabernáculo (Miskán), los sabios de Israel relacionaron melajá con todo lo que tiene que ver con la obra del Tabernáculo (Mishkán).

Aprendieron de esta cercanía que durante los seis días laborales de la semana se debía construir el Mishkán, es decir, hacer las 39 actividades requeridas, pero, en Shabat las mismas se debían interrumpir. De allí se sacan los 39 trabajos generales prohibidos para el Shabat.

Amado discípulo del Mesías, nuestro Maestro nunca quebrantó el Shabat. Sigamos su ejemplo, tal como está escrito en la primera epístola de Juan:

“El que dice que permanece en El, debe andar como Él anduvo.”

(1 Juan 2:6)

Dos Sábados (Shabatot) en Un Solo Día

Por P.A. David Nesher

 «Y los hijos de Israel cuidarán el Shabat, para hacer del Shabat un pacto eterno por todas las generaciones.

(Sehmot/Éxodo 31: 16)

Al estudiar la parashá Ki Tisá, nos encontramos con este versículo en el que leemos que los hijos de Israel tienen que guardar el Shabat. Es interesante saber que el verbo guardar en la cosmovisión hebrea tiene que ver con una actitud de vigilancia y celo para protegerlo de ser profanado mediante melajá.

También este pasuk (versículo) dice que los hijos de Israel tienen que hacerlo un pacto perpetuo en todas sus generaciones. Este mandamiento revela que el Shabat seguirá hasta que pasen los Cielos y la Tierra, según lo que asegura Yeshúa, nuestro Dueño al explicar el propósito de su misión mesiánica:

«No penséis que llegó a abolir la Torah o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir, porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Torah, hasta que todo se haya cumplido. De modo que cualquiera que quebrase uno de estos mandamientos muy pequeños y así se enseñó a los hombres, muy pequeño se llamó al reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.«

(Mateo 5:17-19)

Ahora bien, debe asombrarnos conocer que la Sabiduría divina explica que existen Dos Sábados (“Shabatot”) dentro de esta sagrada jornada denominada Shabat. En primer lugar, está el “Shabat” que se debe “cuidar”, así es como leemos: “Y los hijos de Israel cuidarán el Shabat”. Pero también, en segundo lugar, está el “Shabat” que está para “hacer”: “para hacer del Shabat”, y por tal motivo el texto menciona dos veces la palabra “Shabat”.

El “Shabat” esencialmente está santificado por El Eterno, siendo desde la misma creación, el sagrado séptimo día, por eso debe ser cuidado. Pero, además de la santidad intrínseca del Shabat, se pretende que cada persona “haga” lo posible para aumentar la santidad del Shabat.

El Eterno creó el mundo pretendiendo que el ser humano que se sujeta a su Instrucción (Torah) revele la divinidad, por medio de sus acciones. Se pude apreciar que las piernas pueden llevar a la cabeza a lugares que sola no puede ir, de la misma forma, los redimidos pueden atraer con sus acciones la santidad celestial.

Por eso, el alma humana mesiánica, tiene, como primera medida, “cuidarse” de no profanar el “Shabat”, cumpliendo con todas sus estipulaciones, pero además, debe “hacer” que su Shabat sea cada vez más sagrado.

La señal del pacto entre Yahvéh e Israel tiene que ver con la obra de la creación. Como él hizo, así ellos también hacen. La palabra “cesar” es la primordial. Es la traducción del término Shabat. Luego viene la palabra “reposar”, en hebreo nafash, es la segunda prioridad. Así que el Shabat también fue creado para que el hombre descanse y renueve sus fuerzas para la siguiente semana. Esto es lo que significa la expresión «Shabatot» («dos sábados«) que vibra dentro de un mismo día (cada shabat). Esto es la doble porción que el alma alcanza en cada séptimo día: descanso y renuevo. Estas son las aptitudes mesiánicas que permiten la liberación, expiación y transformación del mundo, por medio de la melajá que el alma redimida ejerce durante los seis días laborables de la semana.

Hay dos tipos de santuario en el mundo, un santuario en el factor espacio  y otro en el factor tiempo. En el relato de la construcción del Santuario (Mishkán) en el espacio, viene entrelazado el relato del santuario que cada israelita debía construir en el tiempo: el Shabat.


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Cuando el Perdón de Dios invade Su Reposo… (Yom Kippur en Shabat)

Por P.A. David Nesher

 

 

La Fiesta de Yom Kippur marca el final de los tradicionalmente  denominados “Diez Días del Arrepentimiento”. Es el Día más Santo del calendario hebreo en el que el Eterno le ofrece al pueblo de Israel la última oportunidad de obtener el perdón y la absolución de sus pecados del año que comienza a irse.

Según la Torah, en Yom Kippur se somete a juicio a todas las personas para el año venidero. Para activar el perdón de los pecados obtenido por el Gran Sumo Sacerdote Yeshúa, el día se dedica al arrepentimiento espiritual (teshuvá) y se adopta el compromiso de llevar una vida pura los seis meses que restan del año a fin de iniciar un año nuevo con la conciencia plena de la seguridad de saber que el Eterno perdona a todas las personas que se arrepiente de verdad de sus malos actos.

Yom Kippur es el momento en el calendario de Yahvéh cuando dedicamos nuestra mente, alma y cuerpo a la reconciliación con el Eterno, con nuestros semejantes y con nosotros mismos. Se espera de nosotros que nos volvamos a los que primero hemos ofendido, reconociendo nuestros pecados y el dolor que pudimos haber causado. Al mismo tiempo, debemos estar dispuestos a perdonar y dejar ir ciertas ofensas y los sentimientos de resentimiento que provocaron en nosotros. En este viaje, somos buscadores y donadores de perdón. Sólo entonces podemos recurrir a Yahvéh y pedir perdón: «Y por todo esto, Dios del perdón, perdónanos, perdónanos y concédenos la expiación en Yeshúa nuestro Gran Sumo Sacerdote».

Éste año Yom Kippur se celebra desde el ocaso del 29 de septiembre hasta el anochecer del sábado 30 de septiembre.

Al leer la Torah notamos que la orden respecto a Yom Kippur establece: «ninguna labor haréis en ese mismo día, porque es el día de la Expiación, para hacer expiación por vosotros delante del Eterno vuestro Dios.» (Vayikrá / Levítico 23:28). Note la parte que he  remarcado en negrita, en donde se dice claramente que es ESE es el día de la expiación, es decir el 10 de Tishrei, y no otro. Por lo tanto, cuando cae Kippur en Shabbat, no se puede dejar de lado la expresa y concreta ordenanza de cumplir en ESE día con los preceptos relativos a Kippur. ¡Yom Kipur se respeta plenamente aunque coincida con Shabat!

Tengamos en cuenta que en Shabbat reposamos de ciertos aspectos del mundo mundanal, para así abocarnos a lo espiritual, sin embargo, es parte del ambiente del día el regocijar el cuerpo, con cantos, siestas, buenas coladas, etc. Así pues, Shabbat es la abstención del mundo físico, para gozar tanto de lo espiritual como de lo físico.

En Kippur, por su parte, hemos de abstenernos casi por completo de lo físico, para vivir en la medida de lo posible como seres espirituales, tal como si fuéramos ángeles celestiales. Es el día de lo meta-físico («lo que está más allá de lo físico«); el día que nos conecta con todo lo que está más allá de lo material. Es el día del año donde cada uno ha de poner la mirada en lo que está más allá del sí mismo, e incluso más allá de lo humano.

Por esto, también, es que las leyes prohibitivas de Kippur (llamado en Vayikrá / Levítico 16:30 Shabbatón, algo así como el «gran Shabbat«) relegan a las placenteras de Shabbat. Porque Shabbat con su esplendor y gozo es un sorbo del mundo espiritual, pero Kippur es un trozo grande y apetitoso de los planos celestes.

Por último comentaré que la mayoría de los eventos cósmicos poseen un menor nivel de energía espiritual que el de Shabat. Esto es porque la energía de los eventos cósmicos y festividades divinas se extienden por todo un año, mientras que la energía obtenida y disponible en Shabat es más potente, ya que controla un periodo de tiempo más corto. Así que cuando un evento cósmico como Yom Kippur cae en Shabat, este evento nos ofrece un mayor nivel de energía espiritual.

Tengan en cuenta que en la víspera de Yom Kippur se acostumbra a realizar una cena festiva, tras la cual y con la puesta de sol, comienza el ayuno. Definitivamente debe terminar la comida antes de la puesta del sol y antes de Shabat comienza. Obviamente, no hay Kiddush ni nada relacionado con la comida que transpira en este Shabat.

El bendito día de oración y ayuno (Yom Kippur) finaliza cuando se hace sonar el tradicional Shofar (un cuerno de carnero).

Creo conveniente recordar que, al contrario de la creencia popular judía, Yom Kipur no es un día triste, sino una celebración para el ayuno y oración en un ambiente pleno de alegría. El ayuno libera a todo redimido de los asuntos físicos, para concentrarse en la oración y en la introspección espiritual.

 

Los hijos primogénitos del Monte Santo celebrando Yom Kippur

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Sabbath Prayer: La Bendición Sacerdotal Cantada en Hollywood.

YAHVÉH dijo a Moshe:

«Habla a Aharon y sus hijos y diles que así es como bendecirán a los hijos de Yisra’el, dirá a ellos:

‘Yevarejeja יהוה v’yishmereja

[Que YAHVÉH te bendiga y te guarde.]

Yaer יהוה panav eleija vijunekka.

[Que YAHVÉH haga su rostro resplandecer sobre ti y te muestre su favor.]

Yissa יהוה panav eleija v’yasem l’ja Shalom.

[Que YAHVÉH levante su rostro hacia ti y te dé Shalom.]

«De este modo ellos pondrán Mi Nombre sobre los hijos de Yisra’el; para que Yo los bendiga.»

 

(Números 6: 22 – 27)

 

 

 

Encontré este secuencia de la película «El Violinista en el Tejado» y me sorprendió, llenando mi alma de plenitud profética. En el mismo se ve a una familia de la Casa de Judá recibiendo al Shabat con un cántico que contiene la Bendición Sacerdotal que el Eterno reveló que Aharón y sus hijos darían a Israel para establecer Su Nombre.

 

Esta bendición no es solamente para el pueblo judío sino para todo el pueblo Ysrael. Por lo tanto, si crees que eres parte de su nación sacerdotal, a través del Mesías Yeshúa, abraza esta bendición para tu vida y profetízala sobre tu casa.

 

He aquí las bendiciones de nuestro Abba kadosh para que las profetices cada inicio de Shabat. Recuerda que en la lengua está el poder de bendecir o maldecir.

 

 

Aquí te comparto la letra de la canción, a fin de que te inspires en su poesía y te atrevas a profetizarla sobre tu familia:

 

Que Yahvéh te proteja y te guarde 
Que Él te cuide de la vergüenza 
Que tu nombre sea una luz para Israel
Que seas como Ruth como Esther 
Que seas merecedor de gracia
Fortaléceles oh Yahvéh y protégeles de los malos caminos
Que Yahvéh bendiga y te de larga vida 
Que Yahvéh escuche tu oración del Shabbat
Que Elohe Yahvéh os haga buenas madres y esposas
Que Él os mande maridos que cuiden de vosotras
Que Yahvéh te proteja y te guarde 
Que Él te cuide de la vergüenza 
Bendícelos Oh Yahvéh con felicidad y paz 
Oh, Escucha nuestro canto de Shabbat

 

Mujeres Activadoras de Luz… (Encender las Velas de Shabat)

Por P.A. David Nesher

 

“Bendito eres Tu Yahwéh nuestro Dios, Rey del Universo, quien nos santificaste con Tus mandamientos y nos has concedido encender las luces del Shabat para anunciar que Yeshúa es la Luz del Mundo y que pronto volverá para juzgarlo en esa Luz y al fin no habrá más noche ni tinieblas.
¡Shabat Shalom!”

 

Estas son las palabras que vibran entre los labios de la mujeres que en el Monte Santo de Dios, cada atardecer del sexto día, cuando realizan la kabalá Shabat (recepción del Sábado). Esta es la oración modelo que repiten en el crepúsculo del sexto día al encender las velas del Shabbat.


Después de hacerla, encenderán las velas realizando con las manos el movimiento circular litúrgico correspondiente. Llevarán sus manos a la altura de sus ojos (evitar tapárselos) y con ellos bien abiertos elevarán acción de gracias por todo lo que el Espíritu Santo les recuerde respecto a lo vivido en la semana que se va, y alabarán por todos y cada uno de los cumplimientos que se aproximan con la semana que se iniciará al terminar Shabbat.


El tercer paso será pedir por todos y cada uno de lo integrantes de la casa (con nombre) a fin de que los ángeles de justicia se alisten delante de Yahvéh para iniciar su actividad de servicio a Sus herederos (Hebreos 1:14).

 

Con este acto profético, cada mujer toma el privilegio que el Eterno le da para traer lo justo al mundo a través de la Luz Infinita (Or EinSof). Una mujer me preguntó: ¿Cómo pueden esas dos pequeñas y titilantes velas en mi mesa, iluminar al gran y oscuro mundo? Entonces, le hice ver el significado simbólico de estas dos luminarias domésticas. Las velas nos escoltan hacia el sagrado día de Shabat. De esta forma, esas dos pequeñas luces de vela nos dirigen a una luz muchísimo más grande, la luz del Shabat.

 

Shabat es un lapso pleno de la energía mesiánica que rompe la oscuridad, no es solamente un día en el cual paramos de trabajar. Shabat es el Día de la Luz, el día en que vemos claramente nuestro propósito en este mundo. Shabat es el día en el cual vemos que tenemos un alma que contiene un gran destino espiritual. Shabat es el alma de la semana, y sin Shabat, el mundo es un cuerpo sin alma. Cuando las mujeres encienden las velas, le dan la bienvenida a esa luz adicional para que, desde su casa, transforme al mundo.

 

La hora de encendido varía, dependiendo de la época del año y de la ciudad, pero debe ser siempre antes de la puesta de sol.  Siempre aconsejo que simplemente se revise en algún diario local la hora de puesta del sol y se le reste 18 minutos. Esa es la hora de encendido.

 

Es un momento para hablar con el Eterno. Así que, es el momento profético especial para que cada mujer exprese cualquier cosa que desees, y pide por todo lo que quieras. Él quiere escuchar tus rezos.

 

Shabat es nuestra meta, nuestro destino. En Shabat todas las dificultades de la semana que pasó se transforman en una nueva realidad. En Shabat todos los dolores se transforman en bellos y nuevos desafíos.

 

Espero que esta bitácora estimule a cada mujer que la lea a encender las velas con alegría, cuidadosamente y felices, hasta que el mundo esté completamente iluminado por las velas del Shabat que anuncian que Yeshúa volverá para juzgar al mundo desde esa Luz y así acabar con toda noche y tiniebla.

 


NOTA IMPORTANTE: ¡Por causa de los ángeles que se harán presentes, NO olviden cubrir sus cabezas con velo como señal de reconocer tener autoridad sobre Uds.! (1 Cor. 11:10) Así, en el caso de las casadas, están reconociendo así, delante de los ángeles, que su marido es la cabeza (aún si no es creyente). En el caso de las «viudas», muestran que se sujetan a la enseñanza de un varón cabeza de una congregación. Las solteras revelan espíritu de sujeción a un padre guardador de la Torah.


Mujer: si estás interesada en ver como se hace este rito cósmico y que produce a lo largo de los Cielos, te invito a ingresar en este LINK:

https://www.facebook.com/montesantoweb/videos/10152446656084522/?t=11

Lo Sagrado que es el Shabat

Por P.A. David Nesher

 

«Cierto día, mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto, descubrieron a un hombre que recogía madera durante el día de descanso. Los que lo encontraron lo llevaron ante Moisés, Aarón y el resto de la comunidad. Lo mantuvieron bajo vigilancia, pues no sabían qué hacer con él.»

(BaMidbar/Núm 15:32-34)

 

A este israelita lo hallaron recogiendo y apilando su leña. La Torah no dice que el hombre tuvo arrepentimiento. Según el comentarista Rashí, los que lo hallaron le advirtieron de que eso estaba prohibido en Shabat bajo pena de muerte, pero él no hizo caso. Según la Torah misma, una persona no puede ser sentenciada a muerte si no hay dos o tres testigos que le hayan advertido antes de cometer el crimen. Como el hombre no había hecho caso a la advertencia, el Eterno dictó la sentencia de lapidación. Moshé consultó con Yahvéh sólo para saber qué tipo de pena de muerte le tenía que dar, puesto que ya se había dado el mandamiento del Shabat con la pena capital en el caso de que se quebrantara, (Éxodo 31:14-15). En la Torá hay cuatro formas de ejecutar una persona, y Moshé no sabía cuál de ellas aplicar en este caso, y por eso consultó. También se puede pensar que Moshé no estaba seguro si el hecho de apilar leña deber ser considerada una melachah y por eso debería consultar a Yahvéh. Este texto nos enseña cuán importante es el Shabat para nuestro Padre celestial.

Con el ejemplo de este israelita que cortó leña en Shabat,  el Eterno está enseñándonos que, quien profana Shabat, es como si hiciera idolatría, y que observar el Shabat es tan importante  como guardar todos los otros preceptos (613) en uno solo. Como está escrito:

«Y sobre el monte Sinaí bajaste y le diste a Tu pueblo Torá y preceptos, y de Shabat su santidad les anunciaste a ellos». 

(Nehemías 9: 13, 14)

 

La persona que verdaderamente cree en Yahvéh, como verdadero Dios y como el Creador, debe rendir un testimonio no sólo con la voz, sino con acciones que demuestren esa creencia. Sus acciones deben manifestar que él cree en esto y él debe tratar de emularlo. Al no trabajar en Shabat el observante imita a Yahvéh, porque la Torah nos dice que la observancia del Shabat está relacionada con el hecho de que Dios dejó de trabajar en Shabat y tratamos de ser como él.

 

¿Pero por qué es la falta de observancia del Shabat comparada con la idolatría?

 

Porque la observancia del Shabat es un testimonio vívido de la emuná (fe). No es sólo fe en que Yahvéh creó el mundo en el pasado o en el principio de los tiempos. Es también una expresión de fe que el Eterno mantiene su creación en una base diaria, y que su creación tiene un orden y propósito a la misma. Es también un testimonio de que Yahvéh mantiene el control de todo lo creado, incluso los detalles históricos de cada ser humano. Él es el sustentador de todos. Desde que creó el mundo, mantiene la soberanía sobre él. Creer en Yahvéh significa que se reconoces que Él es Todopoderoso. La naturaleza misma de un «Dios» significa que tiene poder ilimitado y que todo depende de Él.

Si una persona no es observante del Shabat el rinde un testimonio (falso) de que hay otras fuerzas que tal vez tienen más influencia en su vida que el Eterno. Utilizando el ejemplo de un trabajo. Tal vez por ir a trabajar en Shabat el testimonio de que la persona está dando es que él/ella puede creer en el concepto de Dios, pero cree que sus poderes son de alguna manera limitados. ¿cómo funciona esta correlación? ¿si usted cree que Dios es todopoderoso no tendría miedo de ir a trabajar en Shabat? Más bien, el que dice que «tiene que trabajar en Shabat», está en realidad diciendo, que si no fuera al trabajo, no tendría ninguna otra ayuda, entonces  esa persona no cree en el Dios verdadero. A lo mejor cree que Dios puede existir pero que hay otras fuerzas como el dinero que de alguna manera pueden co-gobernar el mundo o que Dios no tiene poder sobre el movimiento de dinero.

 

Si una persona viola el Shabat, al trabajar para ganar dinero o por salir a divertirse, etc., lo que están presentando es un testimonio de que sus propias normas son más importante que las normas de Yahvéh, ellos son los dueños de su propio destino. y por eso pueden ser reconocidos como idólatras. Ellos se adoran a sí mismos y no al verddero Dios.

 

 

¿Qué importancia tiene el Shabat para nosotros? ¿Qué hago yo para que el día de Shabat sea diferente al resto de los días de la semana?

 

El Shabat fue consagrado por Yahvéh entre los días de la semana, para descansar, para estar reunidos en familia y comunidad; para dedicarlo a la oración; al estudio de la Torah; al placer de comer reunidos todos en torno a la mesa; para descansar nuestras mentes del trabajo realizado en la semana; para hacer un parate en nuestras vidas y mirar hacia atrás viendo que nos ha sucedido en la semana que paso, intentando mejorar y corregir aquellas cosas que hemos hecho mal y regocijándonos con los logros obtenidos.

 

Por eso yo los invito a transformar nuestras vidas; a que una vez en la semana nos renovemos, participando de las tefilot (oraciones) de shabat el viernes a la noche y el sábado a la mañana; que enciendan las velas de Shabat junto a sus familias; que tengan sus cenas sabáticas en casa, con la familia y amigos.

 

Si son dueño de sus vidas y el sábado a la mañana en lugar de trabajar, ir de compras, sentarte a tomar un café pueden asistir a la asamblea para tener Minián y leer la Torah, seguramente que se enriquecerás mucho más.

 

Ser un hijo primogénito tiene un significado profundo e ilimitado. Hay que cumplir con todas las mitzvot (mandamientos). Hay que venir a la asamblea; cerrar los negocios en Shabat; no usar el celular y tantas otras cosas. Por eso no juzguemos a los demás sin saber. Lo importante es comenzar por algo. Cada paso que damos es importante; quizás no puedas cumplir con todo, pero si empiezas a cambiar tu vida de a poco creo que vale mucho, puesto que hay mucha gente que se escuda en decir como no puedo hacer “todo” directamente no hago nada y eso no sirve.

 

El mundo cambió, no dejemos que se pierda todo lo bello que tiene nuestra emuná (fe) y de disfrutar cada Shabat, seguramente no te arrepentirás.

 

Un hijo primogénito del Eterno es un fiel observante de Shabat. Él (o ella) convierte al Shabat en un testimonio de que cree completamente que su vida depende de Yahvéh y que además cree que el Eterno es quien le da el sustento y que ninguna otra fuerza está en control del mundo. Prefiere decepcionar a su jefe en el trabajo que a su Jefe Celestial.

 

¡En Shabat se abren todos los senderos de la Luz Infinita! ¡Shabat siempre nos protegerá!… ¡No dudes en santificarlo!

 

¡Shabat Shalom!

El Maná: el Pan Divino que acarrea Shabat (Reposo)

Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto. Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto; y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de YHVH en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud
Y YHVH dijo a Moisés:
He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no. Más en el sexto día prepararán para guardar el doble de lo que suelen recoger cada día.
Entonces dijeron Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel:
En la tarde sabréis que YHVH os ha sacado de la tierra de Egipto, y a la mañana veréis la gloria de YHVH; porque él ha oído vuestras murmuraciones contra YHVH; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
Dijo también Moisés:
YHVH os dará en la tarde carne para comer, y en la mañana pan hasta saciaros; porque YHVH ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra él; porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra YHVH

(Éxodo 16:1-7)

Los israelitas llegan a Elim, donde hay doce fuentes de agua y setenta palmeras. Después, el día quince del segundo mes, llegan al desierto de Shin, entre Elim y Sinai. Allí toda la congregación murmura contra Moshé y Aharón diciendo que los han traído a ese desierto para matarlos de hambre. Yahvéh promete hacer llover pan del cielo que el pueblo tendrá que recoger diariamente. Así serán probados para ver si andan o no en su Instrucción (Torah).

El Eterno, al anunciar su provisión de maná como respuesta a las murmuraciones del pueblo, en verdad, tiene la intención de presentar el sábado al pueblo, como un lapso místico en el que el Cielo y la Tierra se besan por 25 horas, para asegurar el orden cósmico y los milagros que surgen a causa del mismo. En otra bitácora tuve la oportunidad de mostrar como el Eterno inspiró a Moisés y Aarón para restaurar la idea ancestral de Shabat en la mente de los hijos de Israel que estaban bajo la servidumbre del faraón egipcio (los invito a leerEl Shabat fue la primera Reforma de Fe que Moisés hizo en Egipto). Ahora, ya en liberación y preparándose para realizar una alianza de boda sacerdotal con el Eterno, Israel ha sido conducida a estas instancias negativas (el hambre) para comprender cuál es el secreto que Yahvéh dio a la humanidad con el fin de dominar con una mentalidad mesiánica todos los ámbitos materiales.

Yahvéh quiere que Su Pueblo entienda que el día sábado tiene evidentes connotaciones creacionales (Génesis 2: 1-3), pero ahora estas se refuerzan al ubicarlo al margen de las leyes del Sinaí que ellos recibirán en unos días más.  El mensaje parece ser que aquellas serán leyes dadas al pueblo, mientas que el sábado no es una ley sino un secreto fundamental y constitutivo de la creación misma y por lo tanto anterior a los eventos del Sinaí.

Al leer este pasaje surgen a nuestra mente tres elementos que caracterizan al sábado y lo distinguen de otras leyes dadas a Israel:

 

El primero consiste en que no es presentado como un día de adoración, sino de descanso. Con posterioridad, el Eterno otorgará toda una serie de preceptos que establecerán una tradición sacerdotal de «ritos sabáticos», pero en este pasaje, Yahvéh, nuestro Dios, lo presenta sencilla y primordialmente como un día hecho para descansar. Él quiere que durante las horas de este séptimo día, cada israelita pueda recrear en su mente aquella primera semana donde todo fue restaurado por Su Palabra creadora. Esta imitación del descanso divino activará la conciencia de que el Eterno hizo todo lo que somos y posemos, y así, provocará, en el corazón hebreo, el ardiente deseo de ser asimilado por Yahvéh a través de una alianza de amor a fin de poder dominar todas las cosas desde el poder de la emuná (fe). Su actividad creacional culminó con descanso (Shabat) y, en consecuencia, éste quedó impreso en la creación misma como una de sus características intrínsecas, por lo cual debe ser evocado. Descansar el sábado es traer a la memoria toda la semana de trabajo creacional de Dios.

 

El segundo elemento deriva del primero: siendo una marca creacional, toda persona y todo animal debe observar el sábado. Nótese que los no israelitas también serán invitados a descansar del mismo modo que lo será también la tierra (cada siete años, Levítico 25: 4 – año sabático), cosa que solo puede entenderse si lo consideramos como una característica de la creación misma. En lo íntimo del concepto del sábado está la convicción de que nadie puede eludirse de su observación. La cosmovisión divina es clara: así como no se puede dejar de respirar o de aceptar ciclos sucesivos de vigilia y sueño, tampoco hay forma en que el ser humano puede eludir el descanso sabático. Por eso todo y todos deben avenirse a observarlo. Es verdad, que en la realidad se puede no respetar esta Ley Espiritual, llamada Shabat, y de hecho a millones de seres humanos que se oponen a ella, no aviniéndose a su observación, pero éstos más que violar una Ley Universal, están contradiciendo su esencia misma, la imagen (tzelem) divina, el amor dominándolo todo. Todos estos rebeldes, en verdad, están separándose del orden de la creación y distorsionando el lugar que el Eterno les ha dado en ella. La gravedad de la pena dada por Yahvéh en Éxodo 31: 13-17 a quien no lo observe se entiende en esta perspectiva dada en esta pasaje.

 

El tercer  elemento a destacar une el sábado (Shabat) con el maná. La observación del sábado no se debe hacer a expensas de las necesidades vitales cotidianas. Por eso el sexto día (viernes) se provee de doble ración de comida, de modo que el Shabat (sábado) no se transforme en un día de sufrimiento y necesidad. Ya se ha ha sufrido suficientemente en Mitzraim (Egipto); en la nueva creación que el Eterno está ofreciendo a Su Pueblo la vida merecerá ser vivida y los días serán para disfrutar de los dones de la creación, no para volver a las privaciones de Egipto. A la vez también ha de evitarse que el Shabat se transforme en una nueva forma de esclavitud en la cual otros harán el trabajo que uno deja de hacer, por lo cual también se instruye que los esclavos también deberán observarlo (leer: 20: 10; 23: 12).

En conclusión, notamos que no es casual el hecho de que el maná y el Shabat sean presentados juntos. Ambas son novedades celestiales para el Pueblo y ambos responden a dimensiones distintas de la vida. Uno a las necesidades cotidianas de la alimentación y el vestido, el otro al reconocimientos permanente de la espiritualidad en Yahvéh. Sin embargo, la clave para entender por qué están juntos es que ambos elementos apuntan a la misma verdad de un Dios que no cesa de obrar providencialmente en favor de su Pueblo redimido.

 

 

“Y te acordarás de todo el camino por donde YHVH tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca de YHVH”

(Deuteronomio 8:2-3)

Aprendiendo a Vivir el Shabat

Por P.A. David Nesher

«Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios. No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo. Porque el Señor hizo en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo. Por eso el Señor bendijo el sábado y lo declaró día sagrado.»

(Éxodo 20:8-11 – DHH)

 

“Si retrajeres del Día de Reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo y lo llamares delicia, santo, glorioso de Yahwéh; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitarás en Yahwéh; y Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer la herencia de Jacob tu padre; porque la boca de Yahwéh lo ha hablado”.

Isaías 58: 13-14

En este tiempo de transición, todos los que habitamos el Monte Santo de Yahvéh, hemos llegado a la conclusión que el sistema de cosas imperante, a través del paganismo, el humanismo y el secularismo, se las ha arreglado de tal manera que han hecho del día sábado uno de los días más ocupados de la semana, creando una serie de falsas necesidades que supuestamente uno debe llenar para de esta manera, robar una jurisdicción de plenitud y dicha que pertenece al Eterno Dios, a la familia y a la esencia misma del ser humano.

Muchos de nosotros nos damos cuenta de la importancia de celebrar el Shabat, pero tenemos ideas confusas sobre cómo llevarlo a cabo.

El Shabat, es el día que el Eterno Dios otorgó a Su pueblo, para descansar de la actividad cotidiana, y abocarse a la espiritualidad.

Shabat es descanso: Shabat es una isla de tranquilidad en la tormenta de trabajo, ansiedad, lucha y tribulación que caracteriza nuestro diario vivir durante los otros seis días de la semana. Por aproximadamente 25 horas a la semana, el mundo literalmente frena: el negocio está cerrado, el coche permanece estacionado, el teléfono deja de sonar, la radio, la TV y la computadora están apagadas, y las presiones y preocupaciones de la vida material se desvanecen detrás de una cortina de paz. Como cesamos toda creación relacionada con el mundo físico, nuestro foco se centra en el interior; en la familia y amigos, en nuestro yo interior, nuestra alma, nuestro espíritu.

Esto consta explícitamente en la Biblia, pues es la cuarta instrucción otorgada por el Eterno a Israel: “Recuerda el día de Shabat para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor, y al día séptimo es Shabat para el Eterno, tu Di-s; no harás ningún trabajo, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, tu animal, y el peregrino que esté en tus portones. Porque en seis días hizo el Eterno los cielos y la tierra, los mares y todo lo que hay en ellos, y descansó el día séptimo, por eso bendijo el Eterno al día de Shabat y lo santificó” (Éxodo 20: 2)

Como vemos, se trata de un precepto muy importante, por lo tanto, se debe hacer mucho hincapié en la correcta observancia del mismo.

Pero, será importante recordar, que la celebración del Shabat no es para nosotros, en manera alguna, un acto sacramental, por medio del cual pensamos que vamos a recibir alguna gracia salvadora especial de Yahvéh.

Por otro lado tampoco es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar el fin: ¡la exaltación del Eterno a través de nuestra obediencia!

 

Una de las cosas más hermosas que la Nueva Humanidad tiene en su fe es la manera como coloca la “ley” y las “obras” en su correcta perspectiva. Somos salvos sin obras para muchas buenas obras.

Creemos lo que las Escrituras claramente enseñan: por medio de las “obras de la ley” ninguna persona podrá justificarse delante del Eterno (Gal.2:16). Pero al mismo tiempo creemos que la Biblia enseña que la justificación auténtica, produce obras que honran al Eterno. El apóstol Pablo dijo: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Efe.2:10). Sumamos también a esto lo que en una ocasión, el Mesías declaró: “así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat.5:16).

De manera que aunque las obras no son medios de salvación, sí constituyen evidencias de la salvación y justicia. En otras palabras, no soy salvo por obras, pero mi salvación es revelada en mis obras y mi justicia se manifiesta a través de ellas. Esto nos lleva a descubrir un gran principio: estar en el Pacto Renovado del Mesías constituye una manera de vivir maravillosa.

Debemos dejar bien claro esto, para no dar la impresión de que nuestra celebración del Shabat, guardando el sábado, es una especie de “vuelta al judaísmo” y entonces ser acusados de “judaizantes”.

Entendemos que el Eterno Dios instituyó el Shabat antes de la existencia del pueblo de Israel, antes de Moisés, antes de Abraham, incluso, antes de Adán.

Por lo tanto, todo redimido en la sangre del Cordero debe acercarse a esta celebración con una actitud correcta, evidenciada primeramente por la clara apreciación de que no estamos haciendo ninguna cosa con el propósito de ganarnos el favor de Yahvéh, porque ese favor ya fue ganado para nosotros por medio de la muerte de Yashúa y de Su sangre preciosa derramada en la cruz del Gólgota.

También queda bien entendido que cuando apartamos apropiadamente el Shabat, estamos declarando nuestra verdadera libertad. ¡Somos libres en el Mesías, por lo tanto, no trabajamos el día sábado porque celebramos el Shabat!

A menos que entremos en este descanso semanal con la actitud correcta, nunca descubriremos las delicias que tiene esta celebración.

De la misma manera que sería muy difícil describirle a un ciego de nacimiento la belleza de un atardecer junto al mar, así será muy difícil explicar a uno que no celebra el Shabat la dulce presencia del Eterno que se disfruta en la celebración de este día.

A fin de hacer del Shabat todo un acontecimiento y llamarlo realmente “delicia”, la preparación anticipada para ese momento es la clave del éxito. De otra manera vendrá el aburrimiento y no sé experimentarán las bellezas de este día.

El Sagrado y Bendito Reposo (Shabat)

Por David Nesher

Al Shabat, según las Sagradas Escrituras, se le debe llamar tanto sagrado como bendito. Esto está íntimamente ligado al Shabat de la creación y al concepto de descanso. De este modo, el cuarto mandamiento dice:

«Porque en seis días hizo Dios los cielos, la Tierra y el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; Por tanto El Señor, bendijo el día del Shabat y lo santificó«

(Ex. 20:11)

Para entender un significado más profundo del Shabat, debemos entender primero al Shabat de la creación. ¿Por qué descansó Dios después de seis días? ¿Por qué apartó Dios un día en el cual específicamente cesó de trabajar?

Esto se vuelve como un rompecabezas cuando vemos el relato de la restauración divina de la Creación. Mientras avanzamos por los seis días, encontramos que cada uno nos ofrece un nivel creativo más alto. Primero hay la materia inerte, después las plantas, después los animales y finalmente el hombre. Nosotros supondríamos que en el séptimo día esta secuencia continuaría y se crearía algo aún más elevado. En cambio, encontramos nada…

Refiriéndose a la creación, la Torá dice (Gen. 2:2): «Y terminó Dios en el séptimo día«.

Si el Eterno Dios descansó en el séptimo día, ¿cómo pudo terminar exactamente el mismo día?, y si Él no hizo nada durante el Shabat, entonces ¿obviamente terminó en el sexto día?

En el Shabat, Yahvéh creó el descanso.

Para entender esto, tenemos que introducir un concepto aún más fundamental:

Entre más se parece algo a Dios, más cerca está y más comparte de Él. De hecho, el principal propósito del discipulado de Yeshúa es la imitación de Dios.

Dios mora en la eternidad, en una dimensión por encima del cambio y del tiempo. Él le dijo a Sus profetas: «Porque Yo soy El Señor, Yo no cambio» (Malaquías 3:6). La serenidad y la tranquilidad son entonces una réplica de los atributos Divinos.

En el Séptimo Día, Dios añadió esta dimensión de tranquilidad y armonía al mundo ya que éste ya no se encontraba en un proceso de cambio. Por lo tanto estaba capacitado para compartir la serenidad de Dios y convertirse en sagrado y divino.

Así el Shabat se convirtió en el día de la eternidad, permitiendo al mundo compartir la infinidad de Dios.

De cierta forma, Dios descendió al mundo en el Shabat de la Creación. Es interesante señalar que la palabra Shabat está relacionada con la palabra Sheves que significa “habitar en medio de”. En Shabat Dios hizo del mundo, Su residencia. Y es que Su templo ya estaba hecho: el hombre en plena actividad mesiánica.

Por consiguiente, el Shabat trajo consigo una armonía integral entre el Eterno Dios y Su mundo. En vez de seguir cambiando al universo, Yahvéh lo armonizó consigo mismo a través de Adam, su representante legal en la Tierra.

El misterio del Shabat es la Unidad. En Shabat, Yahvéh creó la armonía entre Él y el universo.

Cuando un hombre cuida el Shabat, también comparte la eternidad de Dios. Entra en un estado de armonía tanto con Yahvéh como con el mundo y se encuentra en un estado de paz con toda la creación.

Esto explica inmediatamente porqué el concepto de paz es tan importante en el Shabat. De allí que uno de los saludos más comunes en Shabat es Shabat Shalom, ya que la idea principal del Shabat es la paz, no solamente la paz entre el hombre y sus semejantes, sino la paz entre el hombre y toda la creación. El saludo Shabat Shalom, traducido al español declara lo siguiente: ¡”Que Su Paz otorgue Su Reposo a tu espíritu”!

Por todo esto, discernimos que Shabat es un poderoso recordatorio que nos devuelve al diseño del principio. Es una reunión con nuestra propia esencia. Es un retorno a la perfección que existió después de los seis días de Creación, antes del pecado.

En Shabat nos resistimos a hacer uso de las energías y fuerzas del mundo. Suspendemos nuestros esfuerzos por dominar y transformar. Reflejando el modelo original de Dios, cesando después de seis días de invención e innovación, corremos el velo y estamos cara a cara con nuestra esencia (espíritu) y nuestro Abba Dios. Por lo tanto, el Shabat es un día de total deleite que permite ascender en la santidad y ser así transformados a su semejanza. En Shabat nos convertimos en luminares para el mundo según el propio Yeshúa lo aseguró al decir:

Ustedes son la luz del mundo.

Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de una vasija (un almud), sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.

Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas acciones y glorifiquen a su Padre que está en los cielos”.

(Mateo 5:14-16)

Con amistad y servicio en Yeshúa: David Nesher (P.A.)

NOTA:

Puede ayudar leer y estudiar esta bitácora: ¿Qué es Shabat?