Éxodo

Kohanim, sacerdotes, sí,… pero de otro tipo


Por P.A. David Nesher

Comencemos haciendo la siguiente pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre los sacerdotes (kohanim) de la Torah y los «sacerdotes» de las denominaciones cristianas que utilizan este título como cargo clerical? Te aseguro que es más de lo que piensas; ni siquiera están relacionados. Te invito pues a considerar las diferencias, y así comprender el Plan de Salvación de nuestro Elohim en Su Mesías (Ungido).

Sabemos por los distintos historiadores que, no mucho después de separarse del judaísmo, el cristianismo comenzó a desarrollar una clase clerical responsable de pastorear a la gente, oficiar los servicios y administrar los sacramentos en el culto dominical. De este modo, la clase de servidores de presbíteros pasó a constituir una casta clerical llamada sacerdotes. Sin embargo, los diversos sacerdocios que originó la cristiandad son diferentes del sacerdocio de las Sagradas Escrituras. En otras palabras el sacerdocio bíblico no está relacionado con el sacerdocio que opera dentro del cristianismo actual.

La palabra hebrea para «sacerdote» es kohen . Si eres judío y tienes un apellido como Cohen, Kowen, Kahan o Koen, Kogan, probablemente seas descendiente del hermano de Moisés, Aarón, y sus hijos. Tus antepasados sirvieron como sacerdotes en el Tabernáculo y en el Templo de Jerusalén.

«Entonces acerca a ti a Aarón, tu hermano, y a sus hijos con él, de entre los hijos de Israel, para que me sirvan como sacerdotes:
Aarón, Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón.«
(Éxodo 28:1)


En la Torah, solo los descendientes de Aarón podían ser sacerdotes. Es decir que ellos nacieron ya en el puesto. Ante esto, notamos una importante diferencia: los sacerdotes de Israel no hacían votos de celibato; sino que más bien, el sacerdocio se transmitía a través de las familias. Así pues, y hasta nuestros días, Los descendientes de Aarón han intentado preservar su linaje familiar a través de las generaciones. Los sacerdotes son un grupo familiar especial dentro del pueblo judío. La mayoría de las comunidades judías tienen varias familias que pertenecen al sacerdocio aarónico.

Cabe aquí también aclarar que los sacerdotes y los rabinos no son lo mismo. Un rabino es alguien que asistió a una escuela rabínica (en hebreo: Yeshiváh) y recibió la ordenación rabínica por parte de un organismo de ordenación oficial dentro del judaísmo. Cualquier judío puede convertirse en rabino, y una sola comunidad judía a menudo tiene muchos rabinos.

Hasta el día de hoy, los sacerdotes conservan su condición sacerdotal en el judaísmo. Los descendientes de Aarón todavía están sujetos a restricciones especiales y leyes de la Torah que se aplican al sacerdocio según las Escrituras Santas. Además, los sacerdotes disfrutan de privilegios especiales en la sinagoga y sirven en ciertas funciones rituales. Por ejemplo, si un sacerdote está presente en Shabat, se le da la primera oportunidad de leer el rollo de la Torah. Al final de las oraciones del Shabat, es llamado para ofrecer la bendición sacerdotal sobre la congregación. Los sacerdotes también son responsables de funciones rituales en la comunidad como la redención de los hijos primogénitos.

A pesar de estas funciones modernas, el sacerdocio aarónico ya no es lo que solía ser. En los días cuando el Tabernáculo (o Templo) estaba en pie, el sacerdocio era un componente crucial en el servicio de Elohim. Eran responsables de los servicios de adoración. Ellos manejaban los sacrificios y cuidaban los fuegos del altar, encendían la menorah, quemaban el incienso sagrado, horneaban el pan de la Presencia y hacían todo el servicio del Tabernáculo. Llevaron a cabo el servicio divino en nombre de toda la nación de Israel. Además, eran responsables de enseñar Torah a la gente.

El sacerdocio ilustra nuestra relación con Elohim.

Como el israelita común en los días del Tabernáculo, no podemos entrar directamente a la presencia de Dios. En cambio, necesitamos un intermediario, que oficie como pontífice (puente). En el Tabernáculo y el Templo, los intermediarios se llamaban sacerdotes. Facilitaron la relación entre YHVH y el pueblo de Israel. De manera similar, nosotros, los discípulos de Yeshúa, consideramos a nuestro Salvador como nuestro intermediario con el Eterno. Él es el intermediario que actúa como sacerdote para nosotros en el Templo celestial. Sin embargo, el sacerdocio de nuestro Maestro es espiritual y no reemplaza el sacerdocio mundano y eterno prometido a los hijos de Aarón.

Los sacerdotes han estado sin trabajo desde la destrucción del Templo, pero podrían volver a trabajar si el Templo alguna vez fuera reconstruido. Los sacerdotes esperan hoy la reconstrucción del Templo Sagrado en Jerusalén, cuando serán llamados al servicio. Un día lo serán. Según el profeta Jeremías, la promesa de el Eterno de restaurar el sacerdocio aarónico está inseparablemente unida a su promesa de enviar al Mesías davídico:

«Así dice el SEÑOR:
Si podéis quebrantar mi pacto del día y mi pacto de la noche, de modo que el día y la noche no lleguen a su tiempo señalado, entonces también mi pacto con mi siervo David será quebrantado para que él no tenga hijo que reine sobre su trono, y con los sacerdotes levitas, mis ministros.«
(Jeremías 33:20-21)

ADAPTADO DE: Torah Commentary Set.

Bitácora Relacionada:

Te recomiendo leer y meditar en: Los asistentes divinos: Aarón y sus hijos… ¿Un Sacerdocio Hereditario?

¿Qué Significa Vestirse con la Armadura de Dios?

Por P.A. David Nesher

“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” 

Efesios 6:11 – 12

El apóstol Pablo recomiendo a los discípulos de Yeshúa que habitaban la ciudad de Éfeso que presentaran diariamente batalla al Oponente, vistiéndose con la armadura divina, confeccionada en la Justicia y la Verdad.

Por siglos, en el cristianismo, se ha enseñado que este consejo paulino surgía del hecho de que el apóstol escribía la epístola inspirándose en la guardia romana que lo vigilaba en la cárcel.

Ahora bien, ¿cree usted que Pablo representaría la armadura del creyente con un soldado romano?

Lo invito a sentarse a escuchar este SEMINARIO y tomar nota de toda la Verdad que se esconde en dicho consejo apostólico:

¿Qué Significó el Rasgado del Velo?

P.A. David Nesher


Los maestros de la Biblia suelen interpretar el rasgado del velo del Templo como una señal del descontento de Dios con el pueblo de Israel y el Templo, pero la tradición judía apunta a otro significado.

«Colgarás el velo debajo de las hebillas, y meterás el arca del testimonio allí dentro del velo; y el velo os servirá de separación entre el lugar santo y el Lugar Santísimo.

(Éxodo 26:33)

El Eterno mandó que se hiciera un velo para separar el «Kodesh HaKodashim» (Santo Sanctórum o Lugar Santísimo) del Lugar Santo. Según los Evangelios, el velo se rasgó en dos pedazos cuando Yeshua expiró sobre la cruz:

Y el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo
(Marcos 15:38).

Los maestros de la Biblia suelen interpretar el rasgado del velo del Templo como una señal del descontento de Dios con el pueblo y el Templo, pero según el libro de Hebreos (leer 10:19-20), el velo simboliza el cuerpo del Mesías. ¡Él es el velo! Como la vida fue arrancada de Su cuerpo, la cortina fue rasgada con el resultado de que pudiéramos tener acceso al trono de gloria en el Templo Supremo a través de Él. Esto no es lo mismo que abrogar o anular el sistema de adoración del Templo; más bien, la rasgadura del velo dramatizó vívidamente lo que la muerte del Mesías logró para nosotros: el acceso a Dios a través del sufrimiento del Mesías.

Sobre el velo estaban bordados dos querubines. Los querubines invocan la imagen del Jardín del Edén y el camino hacia el Árbol de la Vida, como dice el relato de Bereshit (Génesis):

Y al oriente del jardín del Edén colocó los querubines y la espada encendida que giraba en todas direcciones. para guardar el camino al árbol de la vida.”
(Génesis 3:24)

Los querubines sobre el velo estaban de centinela frente al Lugar Santísimo como los dos querubines que guardan el camino al árbol de la vida (la inmortalidad) y el Jardín del Edén (el Paraíso). Cuando la cortina se rasgó en dos pedazos, la rasgadura creó un camino entre los dos querubines, simbolizando el camino de regreso al Edén.

El biblista David Daube interpreta el rasgado del velo como una expresión del dolor de Dios. Rasgar las vestiduras es un rito de luto judío. Cuando Eliseo vio partir a su maestro Elías, “tomó sus propios vestidos y los rasgó en dos partes” (2 Reyes 2:12). Por esto, algunos manuscritos de Marcos 15:38 hacen una alusión explícita a 2 Reyes 2:12 al leer: “el velo del templo se rasgó en dos partes”.

Los sabios comentaron la historia de Eliseo rasgando sus vestiduras y enumeraron varias tragedias por las cuales uno debe rasgar sus vestiduras en dos partes y dejarlas para siempre sin remendar. Incluyen la muerte del padre o la madre, la muerte del maestro, la quema de un rollo de la Torah y la destrucción del Templo o la misma ciudad de Jerusalén.

El Talmud también establece que si uno es testigo de que alguien “exhala por última vez”, debe rasgar sus vestiduras:

Rabí Shimon ben Eleazar dice:

Aquel que está cerca del moribundo, en el momento en que respira por última vez, tiene el deber de rasgar sus vestiduras”.

(n. Bava Meitzá 25a)

El Evangelio de Marcos presenta la misma secuencia en el mismo tipo de lenguaje:

Expiró, y el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo
(Marcos 15:37-38).

La cortina del Templo se puede comparar con el manto de Dios:

Si no estuviera escrito en la Escritura [Lamentaciones 2:17], nadie se atrevería a pronunciarlo:

YHVH ha hecho lo que se propuso, lo que mandó desde tiempos antiguos; Él ha rasgado Su vestido de púrpura.
(Pesikta Rabbati 27:2)

¿Qué Significa ser Dador Alegre? (Terumah)

El verdadero dador no piensa que su dinero y sus recursos le pertenecen. Considera todo lo que tiene como perteneciente al Eterno.


Un verdadero dador no está motivado para dar simplemente porque anticipa cosechar un retorno próspero de su inversión. Una persona generosa da para la obra del Reino de Dios porque su corazón desea dar. Él ama a YHVH y quiere hacer todo lo posible para promover la obra de Elohim en la Tierra.

Leemos en el libro de Shemot (Éxodo), que el Eterno le pidió a Moisés que recolectara donaciones sólo de aquellos donantes que deseaban dar:

«De todo hombre cuyo corazón lo mueva, levantarás Mi ofrenda»
(Éxodo 25:2).

La colecta debía ser una contribución voluntaria, no un impuesto o incluso un diezmo. Los diezmos son importantes, pero se supone que la terumá se da simplemente desde el corazón.

Esto se puede comparar con un esposo y una esposa que amaban a su hijo y querían verlo triunfar en la vida. Aunque agotaron sus ahorros para enviar a su hijo a la universidad, no se arrepintieron en absoluto de la pérdida. En cambio, deseaban ayudar a su hijo a tener un buen comienzo en la vida y se regocijaban de poder hacerlo. De la misma manera, una persona que ama a Yahvéh debe estar deseosa y anhelanta

e por hacer todo lo que pueda para que la obra de Elohim tenga éxito pleno. Cuando invierte en el Reino, no se arrepiente de la pérdida. Lo ve como una oportunidad para cumplir sus esperanzas.

Un verdadero dador quiere honrar a Su Padre devolviéndole los recursos que se le otorgan. El verdadero dador no piensa que su dinero y sus recursos le pertenecen. Considera todo lo que tiene como perteneciente al SEÑOR. Por eso, cuando da para la obra del Reino de Elohim, no se arrepiente.

Esto se puede comparar con un hombre rico que se iba de viaje. Antes de irse, le confió a su vecino un saco de dinero para que lo guardara. Al regresar del viaje, pidió que le devolvieran el saco de dinero. El vecino no sintió rencor por devolver el dinero porque solo fue su custodio por un corto tiempo. De la misma manera, debemos considerar todo lo que tenemos como perteneciente a Yahvéh.

Una persona que da para la obra del Reino debe hacerlo de buena gana y con gusto. El apóstol Pablo dice:

«Cada uno haga tal como se propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre»
(2 Corintios 9:7).


ADAPTADO DE: Torah Commentary Set

¡Abramos los Ojos a los Milagros!

Parashat Beshalaj

Por Rab Naftali Espinoza 

El Libro de Shemot 14:30-31 nos dice:

YHVH salvó, en ese día, a Israel de la mano de Egipto, e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Israel vio la gran mano que Hashem infligió a Egipto y el pueblo temió a Hashem, y tenían fe en Hashem y Moshé, su siervo

(Shemot/Éxodo 30-31)

El Sabio Beit Halevi, en su comentario sobre la Hagadá, trae un Midrash que dice: “Hasta este momento los Bnei Yisrael no temían a Yahvéh. Desde aquí en adelante comenzaron a temer a YHVH…”.

Es desconcertante que, hasta ahora, incluso después de ver todos los castigos infligidos a los egipcios, los israelitas no temían al Eterno. En segundo lugar, después de ver a Hashem hacer muchos milagros y prodigios asociados con los Makot (golpes o plagas) ¿por qué no tenían fe en YHVH y Moshé, mientras estaban en Egipto? ¿Qué había en el milagro del Kriyat Yam Suf (Partimiento del Mar de Cañas) que en última instancia provocó miedo y fe?

Una respuesta que se da a menudo es que los Bnei Yisrael no creían verdaderamente que eran libres hasta que realmente vieron a los egipcios varado en la orilla. Cuando vieron esto, ellos creyeron en YHVH y su siervo Moisés. El rav Beit Halevi sugiere otra respuesta posible. Hay un marcado contraste entre los milagros en Egipto y los milagros en el Yam Suf.

En Egipto los milagros afectaron a los egipcios. Fue su agua la que se convirtió en sangre, su tierra la que estaba lleno de ranas, su polvo fue el que se dirigió a los piojos, etc. Sin embargo, al mismo tiempo, los Bnei Yisrael no se vieron afectados. Su agua se mantuvo sin cambios, no había ranas invadiendo sus tierras, su polvo no se convirtió en piojos, etc. La vida para el israelita continuó con absoluta normalidad.

En el Kriyat Yam Suf ocurrió lo contrario. Los Milagros afectaron a los Bnei Yisrael. Aquí el Yam se dividió en una amplia trayectoria para cada tribu. El suelo fangoso se endureció y aplano… Agua fresca fluía en las paredes para saciar su sed. Este fue el punto de inflexión para los Bnei Yisrael porque hasta entonces, los hebreos no habían experimentado personalmente un milagro.

En la apertura del mar, cada israelita fue escoltado por YHVH y sólo después de que el último israelita estuvo a salvo al otro lado, hizo que el mar volviera a su estado natural y ahogando con ello a los egipcios. Sobre la base de esta parasháh, podemos entender por qué es común no ser afectados por algo milagroso que le sucede a otros y no a nosotros mismos. Si me entero de que mi amigo se gana la lotería ¿Entiendo inmediatamente que el Eterno es el que bendice con parnasah? No necesariamente. Sin embargo, cuando uno experimenta la Providencia divina, recupera un objeto de valor perdido, se recupera de una enfermedad grave o, cuando uno tiene un hijo, uno se convence de la grandeza de Dios.

Los Milagros están sucediendo todos los días y le están sucediendo a todos y a cada uno de nosotros. ¿Qué necesitas para abrir los ojos?

Shabat Shalom!

Las Mujeres y el Mundo Circular.

Por Sarah Schneider

Una de las discusiones más profundas sobre el poder de la mujer es un comentario sobre la parashá Beshalaj, llamado Miriam ‘s Circle DanceLa Danza del Círculo de Miriam«),  escrito por el rabino Kalonymous Kalman HaLevi Epstein, conocido como Meor V’Shemesh . Esta obra presenta una visión gloriosa de las cosas que cambiarán cuando la mujer recupere su plena estatura y conciencia femenina, ahora madura, y ejercerá una mayor influencia en el mundo y sus valores.

R. Epstein comenta sobre un breve pasaje de la Torá que ocurre después de la milagrosa división del Mar Rojo. Con todos a salvo en el otro lado, Moshe dirigió a la gente en un himno de acción de gracias. Inmediatamente después, la Torá describe a Miriam reuniendo a las mujeres para una celebración de música, canciones y danzas.

Y Miriam la profetisa, hermana de Aarón , tomó el pandero en su mano; y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas en círculo. Y Miriam les respondió:
“Cantad al SEÑOR, porque ha triunfado gloriosamente; el caballo y su jinete ha arrojado al mar. (1)

R. Epstein basa su comentario en dos pistas de ese pasaje. Primero, observa que la Torá presenta información sobre el tipo particular de danza realizada, que era una danza en círculo. En segundo lugar, señala que Miriam cantó su canción de acción de gracias en tiempo presente, mientras que Moshe formuló su alabanza casi idéntica en el futuro. (2) Basándose en estas pistas, R. Epstein demuestra que Miriam, en su danza, accedió a un estado de conciencia más elevado que Moshe a través de su canción. R. Epstein basa su argumento en enseñanzas kabalísticas sobre el desarrollo de mundos.

Se sabe que la creación pasó por varias épocas antes de asentarse en la forma estable y familiar que es nuestro mundo. La etapa inmediatamente anterior a la nuestra se llama universo circular, (3) mientras que la nuestra es el mundo lineal de líneas rectas y jerarquía. (4) Estos términos son tanto técnicos como metafóricos. Describen su disposición de sefirot (las primeras como círculos concéntricos, las segundas como tres líneas paralelas) (5) y la naturaleza divergente de sus visiones del mundo.

El Zohar explica que así como la creación emergió de las profundidades de la Divinidad, también volverá allí en un solo ciclo de extensión y retracción. Sus mundos se desplegarán hacia abajo hasta su punto final de emanación y luego comenzarán un curso inverso de regreso hacia sus raíces (y más allá). Sin embargo, a diferencia de un yoyó cuyo movimiento es similar, el universo sufre profundas transformaciones en cada etapa. La creación que regresa se ha metamorfoseado por su experiencia. Ha sido arreglado, actualizado, limpiado y transfigurado a lo largo del camino.

Sin embargo, su ruta de regreso es exactamente la inversa de su emanación original. Seguimos acercándonos al punto máximo de extensión, que estará inequívocamente marcado por la era mesiánica, y luego comenzaremos nuestro viaje de regreso a nuestras raíces. 6 La primera parada será el mundo de los círculos, el escenario que precedió inmediatamente al nuestro en la bajada. 7

Mirando hacia el futuro, el mundo circular es un estado de conciencia más evolucionado y rectificado que nuestra realidad lineal actual. Sus luces se están volviendo visibles en el horizonte, lo que indica nuestra próxima transición de esta era a la otra. R. Epstein explora las visiones del mundo de estas dos realidades y las psicologías divergentes que caracterizan a cada una.

En el mundo lineal, todo ocupa una posición única a lo largo de un continuo que se extiende desde arriba hacia abajo. Cada valor impone una jerarquía que ordena el mundo según sus preferencias. La Torá también clasifica a sus miembros según los estándares que aprecia. Un alma superior es aquella que está despierta, en continua comunión, y siempre elige la opción más productiva espiritualmente; un alma inferior ignora las verdades espirituales y se revuelca en las enredaderas repercusiones de una acción incorrecta. Esta jerarquía de estatus espiritual marca un flujo descendente de iluminación. Cada persona recibe enseñanzas del nivel superior y las pasa al nivel inferior. Todos son estudiantes para los de arriba y maestros para los de abajo.

Este mundo lineal, con su multitud de jerarquías que se cruzan, crea una red abarcadora de incentivos (tanto positivos como negativos) que motivan el trabajo demandante de recursos de superación personal. La jerarquía de estatus define un orden jerárquico que mantiene a todos esforzándose por mantenerse al día con los Jones. Las personas que ocupan rangos más altos se convierten en modelos a seguir que inspiran a otros a invertir el esfuerzo necesario para obtener un éxito similar. El objetivo de la era de la jerarquía es crear un contexto de valores, incentivos, restricciones y coacciones que presionen todo el potencial de cada alma hasta su última gota. Su línea recta presenta una clara dirección de crecimiento y refuerzos convincentes para asegurar el movimiento hacia adelante.

Con el tiempo, y con suerte muy pronto, completaremos esta ardua labor de autodesarrollo. Todo el potencial se actualizará, se limpiarán todas las impurezas, se enriquecerán todas las privaciones y se eliminará toda ignorancia. En ese punto cesará la jerarquía porque se habrá vuelto obsoleta. Todo su objetivo era instigar el agotador trabajo de la autorrealización y establecer líneas claras de autoridad para facilitar el flujo descendente de enseñanzas. Su cosmovisión, aunque construida sobre una base inestable de verdades relativas, fue (y es) notablemente exitosa en el logro de sus objetivos. Pero, explica R. Epstein, sus días están contados, sus verdades pasarán y reinará un nuevo y más rectificado orden de conciencia, llamado mundo circular.

Así como un círculo no tiene principio ni fin y cada punto es equidistante de su centro, esto también es cierto para las almas. En verdad, es imposible clasificarlos, porque cada uno es el más querido en la escala de valores que es su virtud perfeccionada.

Cada criatura eventualmente alcanzará su máximo potencial y brillará con la revelación única de la belleza Divina que solo ella puede manifestar. La dicha espiritual del mundo venidero es el gozo intensamente permanente de finalmente llegar a ser quien eres. Cuando eso suceda, el barniz distorsionador de la jerarquía se desvanecerá y, he aquí, nos encontraremos de pie en un círculo con HaShem en su centro, y bailaremos juntos en una celebración santa.

En el futuro, el Santo hará una danza circular para los tsadikim. Él se sentará entre ellos en el Jardín del Edén y cada uno de los tsadikim señalará con su dedo y dirá: “Este es nuestro Di-s por quien hemos esperado para que Él nos salve. Este es el Señor por quien esperábamos, nos alegraremos y nos regocijaremos en Su salvación» 8 ” 9

En el mundo circular, será gloriosamente claro que cada alma es igualmente preciosa y singularmente hermosa de una manera que no se puede clasificar. De manera similar, ya no será posible buscar a los vecinos en busca de guía para servir a Di-s, ya que cada persona tiene una especialidad del alma única y en esa área son los principales expertos del mundo. No hay ningún lugar donde buscar instrucción excepto directamente de HaShem , quien metafóricamente se sienta en el centro del círculo, equidistante de todos sus puntos sagrados.

En ese día eterno, todos estarán saciados con el conocimiento de Di-s hasta la máxima capacidad de su gozo y todas las jerarquías de estatus se disolverán. Con asombro descubrirán que en la escala de la iluminación todos se han vuelto iguales.

El cambio de paradigma es aún más profundo, ya que R. Epstein explica que las convenciones de género en la Cabalá hacen eco de las diferencias físicas entre hombres y mujeres. El otorgamiento es un rol masculino; recibir es femenino. En consecuencia, en el esquema lineal, el maestro es masculino en relación con el alumno que es influenciado por él. En el mundo circular, estas clasificaciones jerárquicas entre seres humanos terminarán, porque nadie recibirá guía espiritual de vecinos, cónyuges o incluso maestros. Todos acudirán directamente al Santo en busca de inspiración, y ese día, dice R. Epstein, cesarán todas las disparidades de poder, incluida la fuente arquetípica de todas ellas, la jerarquía de género, con su distribución asimétrica de autoridad y dependencia.

Todo esto lo sabía y tenía la intención Miriam cuando dirigió a las mujeres en su baile en círculo. Miriam dibujó el futuro en el presente, iniciando a la nación judía en la verdad secreta, la promesa y el anhelo del mundo circular: llegará el día, bendecido y bienvenido por todos, cuando cesarán las disparidades de poder y reinará la igualdad perfecta, cuando todos el alma brillará con su gloria, y todos se convertirán en los más amados de su Creador.

Miriam expresó su canción en tiempo presente porque en realidad tenía esa conciencia dentro de sí misma mientras cantaba y bailaba. Las luces del mundo circular son tan vastas que no pueden caber en el cerebro como un órgano aislado de la conciencia. Requieren la participación de todo el cuerpo (por ejemplo en la danza), e incluso una colección de ellos en actividad coordinada (en este caso todas las mujeres) para crear un recipiente lo suficientemente espacioso para albergar sus revelaciones. Moshe habló en tiempo futuro, porque sabía sobre la conciencia del círculo, y que eventualmente reinaría, pero no podía, en el presente, acceder a ese estado por sí mismo.

[Tomado con permiso de Kabbalistic Writings on the Nature of Masculine and Feminine].

NOTAS AL PIE

1. Éxodo 15: 20-21.

2. Miriam dice: “Cantad al Señor, porque Él ha triunfado gloriosamente; el caballo y su jinete ha echado en el mar”y Moshe habla palabras casi idénticas, excepto en el tiempo futuro“Me voy a cantar a Di-s para el extremo se ha engrandecido, el caballo y su jinete ha arrojado al mar …” ( Éxodo 15: 1) .

3. También llamado mundo de los puntos.

4. También llamado mundo rectificado

5. Ver diagrama

6. Leshem, HDYH, II: 4: 17: 5 (primeras palabras, v’achor ).7.

Leshem explica que, aunque técnicamente se llama Mundo de los Puntos, también es correcto referirse a él como el Mundo del Círculo porque, en relación con los mundos que siguen, su organización es circular. «Tratado sobre las confusiones que rodean el círculo y los mundos lineales», 3: 6. Este tratado aparece como un apéndice de HDYH.

8. Isaías 25: 9 .

9. TB Taanit 25: 9.

Acerca de la Autora:

Sarah Schneider es autora de los libros Kabbalistic Writings on the Nature of Masculine and Feminine y Eating as Tikkun , así como de numerosos artículos de revistas. Es la directora fundadora de A Still Small Voice , una escuela por correspondencia que ofrece enseñanzas semanales sobre la sabiduría judía clásica a suscriptores de todo el mundo, y vive en la Ciudad Vieja de Jerusalén.


Te invito a ampliar más todas estas maravillas leyendo:

¡Miriam comprendió que en la Vida hay que Cantar y Danzar en Círculos!

Por P.A. David Nesher

«Y Miriam la profetisa, hermana de Aarón , tomó el pandero en su mano; y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas en círculo. Y Miriam les respondió: “Cantad al SEÑOR, porque ha triunfado gloriosamente; el caballo y su jinete ha arrojado al mar.»

Shemot/Éxodo 15: 20-21

Hemos estudiado que después de que el mar se dividió y los israelitas fueron rescatados de los perseguidores egipcios, Moshé y los hijos de Israel cantaron el Shirá HaYam («Cántico del Mar»), alabando al Eterno por haberlos salvado:

«Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico al Eterno, y dijeron:
Cantaré al SEÑOR, porque él ha triunfado, oh triunfado; El caballo y su jinete arrojó al mar. . . «
(Éxodo 15: 1–18 )

Tras la conclusión de la canción, la Torah nos relata que Miriam, al frente de las mujeres, también cantó:

«Entonces Miriam, la profetisa , hermana de Aarón , tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos y danzas. Y Miriam les cantaba:
Cantad al Señor, porque ha triunfado, oh triunfado; El caballo y su jinete arrojó al mar.» 
( Éxodo 15: 20-21)

¿Qué motivó a Miriam y las mujeres a regocijarse con canciones, música instrumental y danza?

Para responder dicho planteo y revelarles los secretos encriptados que se encuentran en este relato, quiero animarlos a abrir su entendimiento a fin de que logren entender las costumbres litúrgicas mesiánicos-proféticas que tenemos como Pueblo Escogido y que es lo que nos permite manifestarse diferente en sus asambleas festivas.

Recordemos que la “Shiráh HaYam”, es un poema épico festivo que celebra la Victoria de Yahvéh, y anima al corazón del Pueblo, motivándolo a levantar fuerte la voz en alabanza. Por lo tanto, es un Salmo profético cuyo movimiento hay que sentir, y no explicar. Es una alabanza al Eterno, a quien hay que celebrar. Después de haber sido librados de un gran peligro, ¡cantaron con gran gozo!

Por ello, debemos acceder a esta canción con la única intensión de escucharla discerniendo todos los sentimientos que se generaron en aquel pueblo que fue transportado místicamente a los planos más elevados de la gratitud que logra activar la Gracias divina en la más inimaginable cantidad de favores y dones. Es decir, que a través de este cántico, Israel vio el gran secreto para influir en las esferas celestiales: a través de los Salmos se puede expresar agradecimiento por el alivio que encontramos en Yahvéh cuando pasamos por diversas pruebas. Así se logra la alineación de todas las energías que vibran armónicamente controlando las leyes de todo el cosmos.

Miriam, junto a todas las mujeres de Israel, comprendió este secreto, y salió a completar la atmósfera que generó la Canción del Mar ofreciendo una avodáh (servicio sacerdotal) con panderos y danzas. Los varones cantaron con sus voces, guiado por Moshé, el Shirá HaYam. Pero la canción de las mujeres estaba compuesta por la voz, las panderetas y el baile. Los corazones de las mujeres estaban llenos de gran alegría y su canto era más completo.

 Sin embargo, para comprender completamente los distintos comentarios, y la explicación de los mensajes encriptados en este relato, primero debemos abordar dos preguntas que requieren interpretación:

  1. ¿Por qué se refiere a Miriam como » la profetisa, la hermana de Aarón «? En otras palabras, ¿por qué la hermana de Aarón y no de Moisés, y por qué se la llama «la profetisa» en este momento?
  2. Habiendo salido apresuradamente de Egipto, ¿dónde encontraron las mujeres instrumentos para acompañar su canto?

Rashí (acrónimo de Rabino Shelomo Yitzhaki, 1040-1105, Francia) aborda ambas preguntas basándose en fuentes rabínicas previas:

¿Cuándo profetizó ella para ser llamada con el epíteto de profetiza? Cuando ella era [conocida sólo como] «la hermana de Aharón«, antes de que Moshé naciera, dijo: «Mi madre está destinada a dar a luz un hijo» [que salvará a Israel], tal como se encuentra escrito en Sotá 12b, 13a.

El Malbim (Rav Meir Leibush ben Yehiel Michel Weiser, 1809-1879, Rusia) sugiere lo siguiente:

«Y ella [Miriam] fue llamada hermana de Aarón , como  explicó Hazal  (nuestros Sabios de bendita memoria), ya que ella profetizó, cuando solo era hermana de Aarón, antes de que naciera Moisés, que un hijo nacería [de su madre] quien se convertiría en el redentor y el salvador. Y ahora que su profecía se cumplió, tomó el pandero en su mano.«

Según esta tradición rabínica, Miriam previó que su madre daría a luz al que redimiría a los hijos de Israel. Por ello, al usar los epítetos “profetisa” y “hermana de Aharón”, la Torah alude a la tradición rabínica de la declaración profética de Miriam hecha muchos años antes del evento, cuando Aarón era su único hermano.

La segunda pregunta también es comentada por Rashí: Las mujeres justas de esa generación estaban [tan] seguras de que el Santo, Bendito sea, les haría milagros, sacaron panderos de Egipto. (de Mekhilta).

Rashí está siguiendo específicamente los comentarios de Rabí Akiva, que aseguraba qeu «debido al mérito de las mujeres justas, los israelitas fueron redimidos de Egipto» (Yalkut Shimoni, Salmos 68 ). Las mujeres demostraron su firme creencia en la redención inminente de Dios mucho antes del evento, trayendo instrumentos musicales para estar preparadas para alabar a Dios de una manera verdaderamente festiva.

Tanto Miriam como las mujeres creían firmemente en la redención final de los israelitas por brazo fuerte de Yahvéh.

Basándonos en estos entendimientos, podemos abordar nuestra pregunta principal: ¿Por qué Miriam y las mujeres cantaron y se regocijaron con los instrumentos y la danza, mientras que no se hace tal mención de la música y la danza que acompañan a la canción de Moisés en los versículos anteriores?

El Mundo Venidero y la Danza Circular del Eterno.

Resulta que el sabio Kalonymous Kalman HaLevi Epstein, más conocido como el rav Meor V’Shemesh, en su comentario de esta porción, presenta una visión gloriosa de las cosas que cambiarán cuando la mujer recupere su plena estatura y conciencia femenina, ahora madura, y ejercerá una mayor influencia en el mundo y sus valores.

Meor V’Shemesh basa su interpretación en dos pistas de ese pasaje: 

La Primera pista, observa que la Torah presenta información sobre el tipo particular de danza realizada, que era una danza en círculo

La segunda pista, señala que Miriam cantó su canción de acción de gracias en tiempo presente, mientras que Moshe formuló su alabanza casi idéntica en el futuro. Miriam dice:

Cantad al Eterno, porque Él ha triunfado gloriosamente; el caballo y su jinete ha echado en el mar” y Moshe habla palabras casi idénticas, excepto en el tiempo futuro “Me voy a cantar a Di-s para el extremo se ha engrandecido, el caballo y su jinete ha arrojado al mar … ”
( Éxodo 15: 1) 

Basándose en estas pistas, R. Epstein demuestra que Miriam, en su danza, accedió a un estado de conciencia más elevado que Moshé a través de su canción. El sabio argumenta que Miriam y las mujeres discernieron los secretos sobre el desarrollo de mundos.

Miriam, y las mujeres que tomaron panderos y salieron con ella a danzar, entendieron que así como un círculo no tiene principio ni fin y cada punto es equidistante de su centro, esto también es cierto para las almas en el Olam HaVá (Mundo Venidero). En verdad, es imposible clasificarlos, porque cada uno es el más querido en la escala de valores que es su virtud perfeccionada.

Miriam, y su compañía profética femenina, vieron como cada alma humana redimida eventualmente alcanzará su máximo potencial y brillará con la revelación única de la belleza Divina que solo ella puede manifestar. La dicha espiritual del mundo venidero es el gozo intensamente permanente de finalmente llegar a ser quien eres. Cuando eso suceda, el barniz distorsionador de la jerarquía se desvanecerá y, he aquí, nos encontraremos de pie en un círculo con el Eterno en su centro, y bailaremos juntos en una celebración santa.

En el futuro, Ha Kadosh Barujú («El Santo Bendito Es») hará una danza circular para los tzadikim (justos). Él se sentará entre ellos en el Gan Edén (Jardín del Edén) y cada uno de los tzadikim señalará con su dedo y dirá:

“Este es nuestro Di-s por quien hemos esperado para que Él nos salve. Este es el Señor por quien esperábamos, nos alegraremos y nos regocijaremos en Su salvación.” 
(Isaías 25:9)

Todo esto Miriam lo sabía. Por eso, cuando dirigió a las mujeres en su baile en círculo, tenía la intención de dibujar el futuro en el presente, iniciando a la nación de Israel en la verdad secreta, la promesa y el anhelo del mundo circular. En su acto profético, al danzar en círculos, anunciaban que llegará el día, bendecido y bienvenido por todos, cuando cesarán las disparidades de poder marcado por un mundo jerárquico, y reinará la igualdad perfecta, cuando toda alma brillará con su gloria, y todos los seres humanos se convertirán en los más amados de su Creador.

¿Por qué Miriam y las mujeres cantando y danzado superaron a los varones?

Para responder esta pregunta, me gustaría también invitarlos a considerar al sabio Rashí quien explica cómo fue que las mujeres tenían esas panderetas:

«Las mujeres virtuosas de esa generación estaban seguras que el Santo Bendito sea haría milagros para su pueblo, por eso prepararon panderetas y bailes
(Éxodo 15:20-21)

Cuando los hebreos dejaron Egipto, salieron apresuradamente. Tan rápida fue su huida, que ni siquiera pudieron terminar la cocción de su pan, no alcanzando este a leudarse, por lo que quedó plano como la matzáh. Sin embaro, las mujeres no se preocuparon por el sustento físico; ellas estaban seguras que YHVH lo proporcionaría.

Ellas vivieron en una dimensión más alta, más allá de la realidad natural. Todavía a pesar de su prisa, las mujeres se tomaron el tiempo para preparar, bien de antemano, algo que sentían sería esencial: las panderetas; instrumentos con los que cantaban y alababan a Yahvéh por los milagros que supieron que vendrían.

Ellas encontraron el espíritu profético de Miryam de rebelión contra el Dragón (Shamael). Ellas se rebelaron contra la depresión que habría sido natural en el sistema reptiliano que imperaba en Mitsrayim. Ellas se rebelaron contra la apatía. Se rebelaron contra la desesperación.

En su agonía, las mujeres prepararon las panderetas. Abanicaron la chispa profética de anhelar dentro de sus almas estropeadas hasta que creciera en un predominar, la llama inextinguible de la emunáh (fe). Su única preocupación era preparase para cantar con las expresiones apropiadas de alegría para los milagros que estaban seguros que ocurrirían a partir de este día, y por todas las generaciones.

Parece que el canto y la respuesta instrumental de Miriam fue una reacción espontánea al cumplimiento de su profecía, una especie de «momento de Aleluya«. 

Los panderos y el baile eran una manifestación externa de su estado de alegría interno y emocional, una extensión de su ser interior en ese mismo momento. Así también, dice el sabio Malbim, con respecto a las mujeres que la siguieron: «… al darse cuenta de que todo esto se hizo a causa [de su justicia]», respondieron «con especial regocijo por el papel que [y su justicia] habían desempeñado «.

En ambos casos, entonces, la alegría desbordaba y se manifestaba en el canto, el baile y el acompañamiento musical. Este es un modelo de la relación entre la oración, el canto, la música y nuestras emociones.

Keli Yakar (Shelomo Ephraim Luntschitz, 1550-1619, Praga), por otro lado, ve la efusión musical no como un estallido espontáneo de alegría, sino más bien como un intento de  inducir  un estado de alegría profético

A diferencia de Rashi y Malbim, el maestro Keli Yakar sugiere que Miriam se convirtió verdaderamente en profetisa solo en el momento de la división del mar, al igual que las otras mujeres. Así lo expresa su comentario:

«Ahora ella [Miriam] se convirtió en profetisa, porque en esta ocasión las mujeres también merecieron ver la Divina Presencia hasta que dijeron: “Este es mi Dios”, como dijeron nuestros Sabios. . . . Ya que la Divina Presencia no descansa [entre nadie] sino a través del gozo. . . [Miriam] tomó el pandero en su mano, y todas las mujeres la siguieron con panderos, bailando en círculos para que la Divina Presencia descendiera sobre ellas con alegría

Según Keli Yakar, la música, el baile y el canto eran un medio para lograr un fin: despertar un estado de simjáh (alegría interior) que manifestará lo profético entre el pueblo. Esto parece muy diferente de Malbim, quien entendió el derramamiento de gozo como la manifestación del gozo ya existente.

Finalmente el Rabino Zalman Sorotzkin (1881-1966, Polonia / Jerusalén) ofrece una nueva respuesta posible a nuestra pregunta de por qué Miriam y las mujeres en particular se regocijaban con canciones, instrumentos y danzas:

«Miriam no cantó una canción nueva. Ella y las mujeres sólo repitieron el cántico de Moisés y los hijos de Israel con mayor vivacidad y emoción, con tambores y danzas……. Era el mismo canto, pero con una concentración intensa y un fervor sagrado que superaba al de los hombres. De hecho, las mujeres de esa generación eran más justas que los hombres, y fue por su mérito que nuestros antepasados ​​fueron redimidos.» 

Perspectivas de la Torah , p.168)

Entonces, y para terminar lo hasta aquí considerado, debo decir que Miriam expresó su canción en tiempo presente porque en realidad tenía esa conciencia dentro de sí misma mientras cantaba y bailaba. Las luces del mundo circular son tan vastas que no pueden caber en el cerebro como un órgano aislado de la conciencia. Requieren la participación de todo el cuerpo (expresado por ejemplo en la danza), e incluso una colección de ellos en actividad coordinada (en este caso todas las mujeres) para crear un recipiente lo suficientemente espacioso para albergar sus revelaciones. Moshe habló en tiempo futuro, porque sabía sobre la conciencia del círculo, y que eventualmente reinaría, pero no podía, en el presente, acceder a ese estado por sí mismo

Fue justamente esta habilidad musical la que le confirió a Miryam el título de profetiza, en hebreo nebîyâh (Miqueas 6:4). Ésta era la fuerza de Miriam. Una fuerza femenina nacida fuera de la amargura; una fe cosida entre la desesperación. Ésta era la fuerza profética de las mujeres que dejaron Egipto, armadas con las panderetas y dispuestas desde sus almas a ofrecer bailes de alegría y fe.

Y ésta es la fuerza que marcó una tendencia eterna en el alma de Israel: ¡Alabar la benevolencia de Yah con todo elemento musical!… Es la fuerza profética que hará de Israel la «Mujer» desposada con Yahvéh para manifestar la Simiente prometida en el Código Sagrado (Génesis 3:15)

Por eso, la «Shirá HaYam» es el cántico que reveló la importancia de expresarse con cantos, danzas e instrumentos en nuestra devoción a el Eterno. A partir de este momento, en Israel quedará perfectamente grabado el paradigma de que la música y la profecía están íntimamente relacionadas (1Samuel 10:5; 1Crónicas 25:1).

Así fue que con este cántico quedó bien grabado en el alma de las generaciones hebreas algo que las distinguirá de las religiones paganas: ¡la Vida es una Fiesta, y el Autor de la Vida merece ser celebrado con simjáh (alegría interior) exteriorizada con cantos, instrumentos y danzas!

Te invito a escuchar este AUDIO:



Te invito a LEER también las siguientes BITÁCORAS RELACIONADAS:

¿Cómo Romper con las Ataduras de la Oscuridad? (9ª Plaga)

Por P.A. David Nesher

Extendió Moshé su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas en toda la tierra de Egipto por tres días. No se veían unos a otros, nadie se levantó de su lugar por tres días, pero todos los hijos de Israel tenían luz en sus moradas.”

(Éxodo/Shemot 10:22-23)

La novena de las diez plagas que visitó a Egipto (Mitzrayim) fue la plaga de la Oscuridad o Tinieblas. Esta era una demostración prominente de la grandeza de Yahvéh sobre el dios egipcio Ra, el dios del sol, y también Atom, Horus, deidades solares guardianes de la luz.

Estas tinieblas no fueron de la clase que nosotros conocemos, sino que era una oscuridad que tenía un elemento sobrenatural la cual la hacía palpable (era como un como un gel inmovilizador), y no hacía posible la existencia de la luz. Aunque encendían fuego, este no emitía luz. La oscuridad era como una ceguera en la cual las personas se chocaban unas con otras. Fue tan espesa que » ningún hombre se levantó de su lugar, quien estaba sentado no pudo pararse, y quien estaba parado no pudo sentarse». Todos estaban quietos en sus lugares durante tres días. Pero los hijos de Israel tenían luz en sus hogares.

No sabemos si esto era debido a que Yahvéh los libró de esta plaga o porque el Eterno les permitió Su presencia única, la cual les trajo una luz sobrenatural.

Lo cierto es que, según la revelación de la Torah, la Luz no es solamente una propiedad física; es un aspecto del carácter del Eterno. Dios es Luz, y no hay ningunas tinieblas en Él (1 Juan 1:5). En el juicio, Yahvéh puede retirar Su presencia tan significativamente que el vacío que queda es tinieblas que cualquiera puede palpar.

Por eso, debemos entender que la plaga física de la oscuridad tiene su raíz en la oscuridad espiritual que genera el alma humana, que puede ser definida como ausencia de la presencia revelada del Eterno.

La oscuridad, por naturaleza, produce dos obstáculos:

? Primero: ceguera o confusiónninguna persona podía ver a su hermano«) y
? Segundo: inmovilidad o miedo paralizanteninguna persona podía elevarse de su lugar«).

Al reflexionar en esta plaga entendemos lo que significa que los hijos de Luz andamos en luz y los hijos de las tinieblas están esclavizados cada uno en su “lugar”. La expresión hebrea «su lugar» es una metáfora de su atadura a la oscuridad; significa que los hijos de tinieblas (seres humanos sensuales) no logran levantarse de esta oscuridad para ver la luz de Elohim.

En este momento, debemos aceptar que hay dos planos existenciales, el Reino de la Luz, donde gobierna Yahvéh, sobre los que andan en la obediencia, y las tinieblas, donde domina el Satán (adversario) sobre los que andan en la desobediencia.

Según las Sagradas Escrituras, los tres días de tinieblas aluden a la muerte del Mesías, como paso de redención para los escogidos. Por ello, estar en Yeshúa es contar con el privilegio de haber entendido la buena noticia (heb. betsorá o evangelio en gr.) que el Eterno tiene para los que se encuentran en tinieblas; ésta asegura que podrán pasar de allí al Reino de la Luz Admirable del Eterno:

Moradores de tinieblas y de sombra de muerte, prisioneros en miseria y en cadenas, porque fueron rebeldes a las palabras de Dios y despreciaron el consejo del Altísimo; humilló pues, sus corazones con trabajos tropezaron y no hubo quien los socorriera. Entonces en su angustia clamaron a Yahvéh y Él los salvó de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompió sus ataduras. Den gracias a Yahvéh por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.
(Salmo 107:10-15)

Los discípulos del primer siglo eran conscientes de haber participado de esta transición redentora:

Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
(1 Pedro 2:9)

Esta conciencia de ser hijos de Luz fundamentó la motivación de la proclamación de la Buena Noticia con la que las primeras comunidades salieron impulsadas por las naciones:

“ … para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.”
(Hechos 26:18)

Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado.
(Colosenses 1:13)

“ … porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.”
(1 Tesalonicenses 5:5)

En conclusión, lo que tuvo lugar en Egipto no fue simplemente ausencia de luz, sino que fue algo mucho más serio, que provocó todo tipo de ansiedad, dolor, tragedia y malestar físico. Y esto vino sin aviso. El Espíritu de la Profecía dice que esta plaga vendrán sobre la tierra al final de los siglos:

El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se quedó en tinieblas, y se mordían la lengua de dolor.
(Revelación 16:10)

Si analizamos bien lo hasta aquí considerado debemos aceptar que ya vivimos en un tiempo de gran oscuridad espiritual. En estos días los seres humanos se chocan violentamente unos contra otros en su ceguera o confusión. Tratan de encontrar un «gurú» que les brinde “espiritualidad” para obtener una elevación en el más allá, cuando aún no se descubren en el aquí y ahora.

Cada vez más aumenta el número de seres humanos que alcanzaron un nivel de completa inmovilidad espiritual. Personas que caminan temerosos de caer en un pozo. Gente que se dio por vencida y se estancó en su zona de confort. Si están parados no pueden sentarse y si están sentados no pueden pararse. Nuestro Maestro Yeshúa HaMashiaj habló de esto:

Estén alertas, no sea que su corazón se cargue con disipación y embriaguez y con las preocupaciones de la vida, y aquel día venga súbitamente sobre ustedes como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra.
(Lucas 21:34,35)

Por eso, debemos valorar que, en estos tiempos de gran oscuridad, es el esplendor y la pureza de la casa hebrea y todo lo que hay en ella, el que continúa brillando como un faro en un oscuro mundo, para que muchos puedan ser trasladados de las tinieblas a Su Luz Admirable.

¡Por lo tanto, predica todo el tiempo, y aún fuera de tiempo!…


Te invito Leer también estas Bitácoras:

«Israel es Mi Primogénito»: ¿Qué significa?

Ve’amarta el-Par’oh koh amar YHVH beni vejori Yisra’el.

“Entonces dirás a Faraón: «Así dice Yahvéh:
‘Israel es mi hijo, mi primogénito.”

Shemot/ Éxodo 4:22

Por P.A. David Nesher

De acuerdo a lo que hemos estudiado en el rollo de Bereshit (Génesis) descubrimos que en la cosmovisión celestial, ser primogénito no significa siempre ser el primer nacido, sino que más bien señalada a aquello que puede denotar grandeza. Así también lo podemos ver revelado en el salterio:

«Yo también lo haré mi primogénito, el más excelso de los reyes de la Tierra.«
(Salmo 89:27).

Entonces, volviendo al versículo 22 (del cap. 4 de Shemot), vemos que el término hebreo «beni vejori» que se ha traducido «Mi hijo primogénito«, se usa en sentido figurado. Israel es la nación más preciada y más valorada por Dios así como el primogénito ocupa un lugar especial en el corazón de sus padres (leído de la Torah según Rashi).

Convengamos que Israel es la más joven de las naciones de la tierra que fueron formadas en Génesis 10. Aun así, el Eterno revela que Israel ejerce, como primogénito de las naciones, la función de recibir la doble herencia del Padre, de ser sacerdote y de gobernar desde esa Unción. Por ello, el mensaje divino al Faraón es bien claro: Israel es la cabeza de las naciones (cf. Éxodo 19:5-6).

Al encomendarle ese mensaje a Moshé, el Eterno estaba igualando Su relación con Israel a la relación de Faraón con su hijo. Él le dijo a Moshé que hiciera esa relación para que Faraón pudiera ver cuan importante era Israel para el Eterno y para unir el último rechazo de Faraón de dejar ir a Israel con el castigo que le causaría por ello, la muerte de todos los primogénitos de Egipto incluyendo el primogénito de Faraón.

Egipto y Su Culto al Primogénito.

Debo informarles aquí que la sociedad egipcia estaba construida sobre el culto al primogénito. El dios Osiris, el hijo primogénito de Ra, fue el primer Faraón debido exclusivamente al orden de su nacimiento.

Por eso, en aquel tiempo y cultura, el primogénito de cualquier familia egipcia recibía la mayor porción de la herencia paterna. Fundamentados en esto, los primogénitos generalmente llegaban a convertirse en la elite gobernante del país: generales y funcionarios militares, administradores principales y, con frecuencia, en los mismos faraones. [Por eso, es muy posible que este faraón en particular parece no haber sido el primogénito en su familia, ya que no murió a consecuencia de la plaga. Tal vez su hermano mayor había muerto siendo todavía joven y él era el siguiente en orden de sucesión. Sin embargo, su hijo era quien lo sucedería como el próximo faraón, y pereció en esta plaga.]

Los egipcios creían que todo Faraón era también un dios, el hijo primogénito del primogénito llegando hasta Osiris mismo. Esta plaga destruyó la ilusión final de poder e inmortalidad del líder primogénito egipcio.

Así pues, la figura del faraón era la de una deidad que caminaba sobre la Tierra. De él decían los papiros que «el terror que inspira abate a los bárbaros en sus países». Los súbditos le veían como el hijo de Ra (dios del Sol), como el señor del universo y como el heredero del creador. Su figura rezumaba poder ancestral y estaba rodeada además de la protección mágica de las divinidades. Por ello, atentar contra su vida significaba algo más que pensar en matar a un hombre. Era poner en peligro el equilibrio cósmico y cargar directamente contra la estabilidad del Estado. Tal era el temor que suscitaba a nivel esotérico el regicidio, que las leyes apenas contemplaban el castigo por llevarlo a cabo, pues la sola mención del asesinato era casi un tabú.

Comprendiendo estas creencias egipcias, discernimos que cuando el Eterno, nuestro Elokim, envió a Moshé donde Paró por primera vez, le dijo que «Israel es mi hijo primogénito» (Éxodo 4:22). Estas palabras divinas dejaban bien en claro que Dios consideraba a Israel como su primogénito entre las naciones y le estaba advirtiendo al Faraón lo que sucedería (Éxodo 4:22-23). Por eso, en la décima plaga, al matar al primogénito de Egipto y salvar a Israel, Yahvéh mostró que Su Pueblo es el primogénito verdadero y le dio el golpe final a la estructura religiosa egipcia basada en el primogénito de Ra, la serpiente antigua (leído de Rav Ari Kahn).

¿Por qué y Para qué Israel es Primogénito del Eterno?

Entonces, desde lo que el mismo Yahvéh le dijo a Faraón queda claro que Israel, el pueblo hebreo, como nación, es el hijo primogénito del Eterno. Esto es porque Dios mismo ha dado a luz ese pueblo, fue creado por Él, y por consiguiente tiene una herencia divina que le corresponde. Por ende, Israel para este tiempo final tiene la promesa de una bendición grande que ha de venir, y por consiguiente va a heredar el Reino prometido de David.

Ese Reino será restaurado conforme a la promesa divina, y es bajo ese Reino que Israel recibirá y tendrá paz permanente. De eso nos habla el oráculo del profeta Ezequiel:

«Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.«
(Ezequiel 34: 23)

Ahora bien, ¿quién ese ese pastor que heredará el Trono de David?

Yeshúa HaMashiaj: El Primogénito entre muchos Hermanos

Cuando venimos a los Escritos del Brit HaDashá (Pacto Renovado) notamos que en el Evangelio de Mateo, esta relación de Yahvéh con su Pueblo, fue personificada en Yeshúa.

El escritor Mateo dijo que la huida de la familia de Yosef y Miriam (José y María) a Egipto y su posterior retorno, en verdad era el cumplimiento de la profecía: «De Egipto llame a mi Hijo». El texto dice así:

Y él despertando, tomó al niño y á su madre de noche, y se fué á Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: DE EGIPTO LLAMÉ A MI HIJO.
(Mateo 2:15)

Pero cuando leemos todo el versículo en el libro del profeta de Hoshea (Oseas) en donde se emitió dicho oráculo, podemos ver que el profeta se estaba refiriendo a Israel:

Cuando Israel era niño, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.” (Hoshea/Oseas 11:1)

Relacionando pues esta profecía con lo que el evangelista Mateo escribe, se nos revela algo maravilloso: el Mesías es la encarnación de Israel. Él es el primogénito del Padre para cumplir con estas tres funciones. Cuando Israel fue sacado de Egipto, el hijo de Dios salió.

Yeshúa es el primogénito de los hijos espirituales de nuestro Padre Celestial. Él es el Unigénito del Padre en la carne y el primero en levantarse de entre los muertos en la Resurrección, como bien se lo expresaba el apóstol Pablo a los creyentes de la ciudad de Corinto:

“Cristo ha resucitado de entre los muertos; y llegó a ser primicias de los que durmieron”.
(1 Corintios 15:20). 

Al llamar al Mashiaj el Primogénito entendemos que se está señalando a su acto de conquistar la muerte en todas sus formas (simbolizada en la palabra Egipto o Mitsrayim) para que “todos resuciten” (1 Corintios 15:22), es decir, para que todos podamos emularlo en Su forma de peregrinar la vida.

¿Puede Dios usar para Su Propósito a Alguien con Vida Ordinaria?

Por P.A. David Nesher

«Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Yahvéh en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
Entonces Moisés dijo:
Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.«

Éxodo / Shemot 3: 1-3

Por un lapso de cuarenta años Moshé vivió como un pastor oculto en el desierto de Madián. Hasta este punto su vida era tan humilde que él no tenía ningún ganado al que pudiera llamar como propio,… ¡las ovejas pertenecían a su suegro!… Sin embargo, en aquel día, lo cotidiano se volvería para él en algo sobrenatural.

Siempre me imagino la escena. Cuando Moshé se levantó aquella mañana y contó las ovejas, no se dijo a sí mismo: «Creo que llevaré las ovejas al lado occidental del desierto, junto al Monte de Dios«. El monte Horeb era simplemente eso: el monte Horeb; una roca indistinta en el desierto como tantas otras colinas y montañas, de aspecto completamente ordinario. No tenía nada de especial. El monte Horeb se convirtió en el monte Sinaí, la montaña de Dios, simplemente porque el Eterno lo eligió, no porque fuera más alto, más poderoso o más santo que cualquiera de las colinas y montañas circundantes. (Horeb significa “desierto” o “desolación”)

De manera similar, Moshé se convirtió en Moshé, el Profeta del Altísimo porque Dios lo llamó, lo encontró y lo comisionó, no porque fuera más piadoso, más poderoso, más inteligente o más elocuente que otros hombres.

Con este relato descubrí que Dios está en lo ordinario,… ¡Él goza esconderse allí para ser hallado! Así mismo se me reveló que siempre los encuentros con Dios ocurren en lugares ordinarios. Lo diferente está en que cuando ese encuentro con Dios ocurre, lo ordinario se transforma inmediatamente en extraordinario y sobrenatural.

El muy común Monte Horeb se transformó en el extraordinario Monte Sinaí debido a que la presencia de Dios estaba allí. Así también, el Moshé muy común, un simple hebreo exiliado de Egipto, un pastor de ovejas perdido en el desierto, se transformó en Moshé, el Hombre de Dios, el mayor profeta de todos los tiempos porque se encontró con Dios. ¡El Eterno transformó al hombre común en algo extraordinario, y así continúa obrando hoy!

Estoy convencido que alguno de ustedes, a esta altura de la bitácora, se estará cuestionado: «¿Cómo podría Dios usarme para algo? No soy nadie en especial. Solo soy una persona normal con una vida normal.«

La mayoría de nosotros no nos consideramos personas extraordinarias. Probablemente, al igual que yo, tú te consideras una persona bastante corriente con una vida bastante común y ordinaria. Sin embargo, desde la perspectiva de Yahvéh, eso es perfecto. Tú eres la persona indicada para el cumplimiento de Su propósito eterno. Tú eres el alma perfecta con la que puede hacer cosas extraordinarias. ¡Él no busca profetas!; ¡Él solo busca personas normales que se desenvuelvan en circunstancias normales!

Lo que sí necesito que entiendas, es que cuando Moshé vio la zarza ardiendo, el relato destaca que él se desvió para investigar aquel fenómeno. Sólo entonces el Santo Bendito Sea se reveló a Moshé como el Dios de sus padres. Justamente allí está nuestro problema. Generalmente no nos tomamos el tiempo para desviarnos e investigar la Voz que se esconde en la zarza, es decir las Sagradas Escrituras.

Todos tenemos la intención de crecer espiritualmente. Todos imaginamos que un día, nos tomaremos un tiempo para estudiar, para crecer en Torah, para hacer un mitzváh (mandamiento) , para orar con regularidad. Pero no puedes llevarte las buenas intenciones a la tumba. Un rabino famoso dijo una vez:

No te digas a ti mismo:
‘Cuando tenga más tiempo, estudiaré Torah. Quizás no tengas más tiempo ‘”

(m. Avot 2: 4)

Ante esto te propongo: ¡Dispónte a ejercer proactividad ante tu buena y correcta intención! ¡No digas, cuando tenga más tiempo, me desviaré, es posible que no tengas más tiempo!

El Becerro de Oro: Cortocircuitos Psíquicos del Hedonismo Sincretista (Ki Tisá)

Por P.A. David Nesher

¡Que gran contraste! Una vivencia celestial en la cumbre; un resultado inframundano a los pies del Monte Sianí. Esa es la síntesis del mensaje de este shiur (lección). Para el pueblo de Israel, Moisés se demoraba en el Monte y eso le hacía perder su confianza (emunáh). Sus percepciones sensoriales prevalecieron sobre toda certeza extrasensorial. El líder no regresaba, quizás había fallecido. En ausencia de Moisés, el pueblo se intranquilizó. Sin su líder, quedaron abandonados a sus propios recursos.

Es cierto que Moisés tardaba, pero Dios tenía un propósito maravilloso por la tardanza de Moisés, y muy pronto terminaría. El Eterno quería que ellos comprendieran que su relación con Él ya era directa, pues ya contaban Su Instrucción en sus mentes y corazones. Todo lo que ellos necesitaban era ser pacientes un día más y la preciada Torah sería de ellos para reparar o rectificar (tikún) el mundo entero. Pero debido a que el pueblo no pudo ver la razón de la tardanza, ellos permitieron que esto les fuera de tropiezo.

Aprende más de esto escuchando esta enseñanza:

También puedes leer esta BITÁCORA:

Los Ejercicios para un Ministerio de Liberación Exitoso (Parashá Mishpatim)

Por P.A. David Nesher

La descripción de la misión de propósito que tiene el alma humana. Ella es la vasija que el Espíritu Santo de YHVH, apegado al espíritu humano, utiliza par elevar lo físico a la noción de lo limitado y eterno.

El Deseo de Ser Persona Elevada… (Parashá Mishpatim)

Recuerda diariamente superar tu animalidad elevándote al claro propósito de tu esencia: ser persona que agrada al Creador.

Te invito a considerar tres minutos de tu tiempo, y meditar en lo que este video tiene para decirnos:

Compensación por Varios Tipos de Daños.

El Midrash Dice

Si una persona, por asestar un golpe a otra, le causó daño en una o varias de las cinco siguientes formas, debe hacer restitución:

1. nezek – causando daño físico

2. tzaar– causando dolor

3. ripui– causando gastos médicos

4. shevet– causando ausencia del trabajo

5. boshet– causando humillación

Nosotros explicaremos ahora en más amplio detalle los precedentes tipos de daños:

1. Nezek: Si el agresor causó a la víctima perder, o lesionar un ojo, diente, mano, pie o cualquier otro miembro u órgano, el Beit Din calcula por cuánto el valor de este hombre se disminuiría por causa del impedimento si él fuera a ser vendido como esclavo. El asaltante debe pagar la suma que el Beit Din calculó como valor del miembro. (El valor de miembros u órganos no puede ser estandarizado dado que su importancia varía de acuerdo con la ocupación del hombre. Alguien que se gana la vida por medio de labor manual y pierde una mano recibe una compensación más grande que la de un intelectual que pierde una mano.)

2. Tzaar: Además de compensar a la víctima por el daño que sufrió por la pérdida o lesión de un miembro, él es requerido de pagarle por todo dolor físico causado por el accidente. La suma de retribución depende de la severidad del dolor.

3. Ripui: El atacante es responsable de los honorarios médicos y otras expensas médicas resultantes de su golpe.

La Torá expresa (Shemot 21:19), «y él pagará los honorarios del facultativo,» de lo cual nosotros podemos deducir la regla de que es permisible para un Judío ocuparse de curar a los enfermos.

Cuando R. lshmael y R Akibá caminaban juntos en las calles de Ierushalaim, ellos fueron abordados por un hombre enfermo que ‘Os Interrogó, «Mis maestros, por favor aconsejadme, ¿cómo seré curado?»

Ellos le dieron instrucciones acerca de las medicinas apropiadas para tomar.

Entonces él los interrogó, «¿Quién me causó volverme enfermo?»

«El Creador,» ellos replicaron.

«Si es así,» él arguyó, «vosotros no deberíais entremeteros en Sus asuntos. Dado que El me enfermó, ¿por qué vosotros transgredís Su voluntad intentando curarme?»

Ellos le explicaron la respuesta formulando una pregunta.

«¿Cuál es vuestra profesión?» demandaron de él.

«Soy un granjero,» él replicó.

«¿Quién hizo crecer a las uvas en vuestro viñedo?» ellos preguntaron adicionalmente.

«El Creador,» fue su réplica.

«¿Por qué entonces vos podáis y aráis y trabajáis el viñedo, entrometiéndoos en Sus asuntos?» ellos inquirieron.

«¡El viñedo no producirá,» él respondió, «al menos que yo libre la tierra de piedras, fertilice, y la are!»

Ellos entonces opusieron, «¡Ahora vos seguramente comprendéis la estupidez de vuestra pregunta! El hombre reacciona en la misma manera como las plantas del campo; al igual que una planta sólo se desarrollará apropiadamente si ella es nutrida y regada, así el cuerpo humano puede florecer sólo si es provisto con las nutrientes y medicinas apropiadas.»

4. Shevet: Si el agresor causó a la víctima una pérdida financiera por impedirle ir a trabajar, él debe pagar por ello.

5. Boshet: Aún si un hombre insultó a otro verbalmente o asestó un golpe el cual no causó daño real sino meramente lo humilló, la cuestión es traída ante el Beit Din. Los Jueces estiman el monto de la compensación financiera que es debida a la víctima por la vergüenza que sufrió. El atacante debe pagar la suma determinada por el Beit Din.

*************

HaShem luego explicó a Moshé las detalladas halajot de hacer restitución por haber causado daño poniendo un obstáculo o trampa sobre propiedad pública, por haber causado un fuego, y por un propietario cuyo animal causó daño. El Beit Din está a cargo de calcular la cantidad que la parte culpable tiene que pagar, de acuerdo con las reglas expuestas en parshát Mishpatím.

Reembolso de Propiedad Robada y Prohibición de Engaño

Si dos testigos observan una cosa robada entre las posesiones de un hombre o en su propiedad, el ladrón debe retornar al propietario la misma cosa, y en adición el efectivo equivalente de su valor. Si el objeto robado ya no es recuperable, él debé reembolsar en efectivo doble del valor del objeto robado. Esta ley se aplica sólo a uno que actuó furtivamente (Ganab). Sin embargo, quien roba a plena luz del día (Gazlan) necesita devolver sólo el objeto robado, mas no el efectivo equivalente. El ganav es considerado más culpable, porque actuando secretamente él demostró que teme sólo a las personas, pero no al todo vidente Ojo del Todopoderoso.

Por un buey o un cordero robado la Torá demanda un reembolso más grande: Si alguien robó un buey, lo sacrificó y vendió, él debe devolver cinco bueyes. A cambio de un cordero robado, el ladrón debe pagar cuatro corderos.*

*La Torá castiga el robo de bueyes y corderos más severamente que aquel de toda otra propiedad, dado que estos animales son la propiedad más vital de un granjero sin los cuales su subsistencia es puesta en peligro (Torá Temimá)

¿Por qué el reembolso por una oveja robada es cuádruple, mientras la Torá demanda por un buey robado un reembolso de cinco bueyes?

1. El buey es el más valioso de los dos animales dado que realiza labor para su amo, mientras la oveja no lo hace.

2. Hashem con esto nos enseña a nosotros que El está interesado en el honor de todo ser humano, aún aquél de un ladrón.

robar la oveja el ladrón tuvo que degradarse a sí mismo, porque él

llevó sobre sus hombros. Un buey, sin embargo, es fácilmente conducido fuera. Hashem toma su vergüenza en consideración y disminuye su reintegro.

La Torá considera un ladrón no sólo a uno que roba propiedad, sino también a alguien que actúa de una manera engañosa hacia otros.

Incluidos en esta categoría están:

* Quien insiste en que otro coma con él, mientras en su corazón nó desea tenerlo como huésped.

* Quien ofrece presentes a otro sabiendo de antemano que el otro no los aceptará.

* Un vendedor que es deshonesto respecto de sus pesos y medida.

*Un vendedor que mezcla mercancías de alta calidad con mercaderías más pobres, engañando al comprador.

La Torá considera a uno que actúa fraudulentamente como un ladrón; un tal ejemplo es Abshalóm, el hijo del Rey David.

Abshalóm, el hijo de David, se rebeló en contra de su padre. Buscando establecerse a sí mismo como rey. El solía levantarse temprano y pararse junto a la entrada del Beit Din. Cuando alguien entraba para ser juzgado por el Rey David, Abshalóm lo comprometía a él en conversación, preguntando, «¿De que ciudad vienes?» El hombre contestaba, y entonces Abshalóm astutamente le decía, «Vuestros alegatos son justos, no obstante nadie en la corte de ley del rey os escuchará ¡Si sólo yo fuera hecho Juez de la tierra, aseguraría justicia para todos!» Cuandoquiera que alguien se aproximaba a Abshalóm para hacerle una reverencia, el príncipe extendía su brazo, acercaba al hombre, y lo besaba. Así, Abshalóm robó los corazones de los hombres de Israel.

Tomado de: Chabad.org

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Te invito a leer esta BITÁCORA relacionada con este tema:

¡Para que te Crean para Siempre!

Autor: Profeta Tony Yosef González

Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron:
«Todo lo que Yahvéh ha dicho, haremos.
Y Moisés refirió a Yahvéh las palabras del pueblo.
Entonces Yahvéh dijo a Moisés:
He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre.
Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Yahvéh
.

(Éxodo/Shemot 19:8-9)

¿Acaso el Eterno no escuchó lo que el pueblo había dicho?

Una vez más vemos el tipo de relación que mantenía Moshé con el Eterno, el profeta tuvo el detalle de humildad de dar el reporte al Eterno de lo que el pueblo había dicho.

Esto me enseña que mientras más cedamos nuestra voluntad ante Abba, más seremos uno con Él, por lo tanto, más nuestras palabras serán sus palabras.

Moshé desde su humildad fue la puerta para todos los hombres que lo sucederían , marcó la senda a seguir para que las palabras del Eterno fueran creíbles en la boca de sus profetas, para siempre.

Moshé descubrió que la única manera de tener una estrecha y especial relación con el Eterno debía sustentarse solo en un cimiento. “LA OBEDIENCIA”.

La única manera de manifestar la verdadera humildad no es con hecho heroicos, con palabras elocuentes u oraciones kilométrica, sino “obedeciendo incondicionalmente”. Desde la verdadera mentalidad hebrea, escuchar humildemente, implica hacer obedientemente.

Esta es la única manera para lograr que nuestras palabras sean las palabras del Eterno. Desde ello nuestras declaraciones tendrán un verdadero asidero de credibilidad. A tal punto es esto, que lo que declaremos, así mismo sucederá.

Para que nuestras generaciones nos crean para siempre, tal cual a Moshé, los primeros que debemos ser coherentes y consecuentes con nuestras palabras, debemos ser nosotros. Es decir que nuestra forma de vivir se debe conformar a nuestras declaraciones.

Porque es imposible hablar mal y vivir bien, así como también lo es, pensar mal y hablar bien .

Mis amados, para que nuestras palabras estén cargadas de “eternidad” es decir, que lo que digamos se cumpla, respondiendo al propósito del Eterno, debemos hablar tal cual Moshé lo hizo, en “OBEDIENCIA y con HUMILDAD”.

Moshé trató siempre de no hablar por su propia cuenta, por ello vivió conforme al propósito del Eterno, es decir que su vida fue tal cual sus palabras.

¿Cómo lo logró Moshé?

Simplemente hablando Torah (Instrucción) todo el tiempo posible, por eso su credibilidad es eterna, tal cual él, así debemos hacer nosotros hoy.

«Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa…»
(Deuteronomio/Devarín 6:6-96)

Muchas veces cambiamos según las circunstancias, en un mundo donde nadie quiere reconocer que es falible, tratamos la mayoría del tiempo de justificarnos, atribuyendo que nuestros errores son por “culpa” de los demás. Precisamente es esto lo que no nos hace creíbles, no digo que todo el tiempo andemos confesando nuestros yerros. Pero tal vez eso sea el principio para comenzar a vivir la verdadera vida de emunáh (fe) y teshuváh (arrepentimiento).

Debemos tomar verdadera consciencia para que nuestras palabras sean creídas para siempre tal cual Moshé, debemos aprender a rectificar nuestros errores, eso es precisamente vivir coherentemente con lo que declaramos.

Si vivimos como hablamos tendremos seguridad y certeza en nuestro interior, si lo que hablamos es Torah, seremos creíbles al 100%, aunque eso implique muchas veces no caer del todo simpáticos.

Para concluir, la manera en cómo las palabras de Moshé, son creídas para siempre, es porque se esforzó por no hablar por su propia cuenta, cuando eso sucede hablamos Torah, de lo contrario es nuestro “ego” quien edifica nuestra realidad y eso será siempre nefasto y caótico.Aprendamos pues de Moshé y de nuestro Mesías y también acudamos a la ayuda del Consolador (Ruaj Ha Kodesh), de esta manera también nuestras palabras serán creídas para siempre.

«Porque yo no he hablado por mi PROPIA CUENTA; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar
(Juan 12:49)


«¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi PROPIA CUENTA, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras
(Juan 14:10)


«Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su PROPIA CUENTA, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.«
(Juan 16:13 )

Sean bendecidos.

Yosef Gonzalez.

¿Cómo Hallar Alivio y Consuelo?

por Rebetzin Esther Jungreis

Porción Vaerá (Éxodo 6:2-9:35)

Dios les habló a Moshé y a Aharón y les ordenó respecto a los hijos de Israel… 

(Éxodo 6:13)

A menudo nos encontramos en situaciones en las que tenemos que consolar y alentar a personas que atraviesan una situación difícil y sienten que ya no pueden seguir adelante.

Encontrar las palabras adecuadas en esas ocasiones nunca es fácil, pero ese fue el desafío que enfrentó Moshé cuando se dirigió a sus hermanos que sufrían la esclavitud en Egipto. Al comienzo de la parashá, Dios le encargó a Moshé la misión de anunciarle al pueblo judío que el momento de la liberación estaba cerca. YHVH usó cuatro expresiones diferentes para describir su redención:

«…Yo los sacaré de debajo de las cargas de Egipto; los liberaré del trabajo de ellos, los redimiré con brazo extendido y con grandes juicios. Los tomaré como pueblo para Mí y seré Dios para ustedes. Sabrán que Yo Soy YHVH, su Dios, quien los saca de debajo de las cargas de Egipto. Yo los llevaré a la tierra por la cual he alzado Mi mano para entregarla a Abraham, a Itzjak y a Iaakov, y la daré a ustedes en heredad. Yo soy YAHVH
(Éxodo 6:6-8).

A pesar de esta asombrosa promesa, el pueblo de Israel permaneció desanimado e incapaz de asimilar las buenas noticias. La explicación de esto revela la naturaleza del sufrimiento y la forma en que se puede consolar a quienes sufren.

Cuando alguien sufre, no tiene la paciencia ni la capacidad para entender lo que ocurrirá en el futuro. Su agonía es tan abrumadora que sólo puede concentrarse en el presente. Por eso Dios instruyó una vez más a Moshé y a Aharón y les ordenó que sacaran a los Hijos de Israel de Egipto,1 lo que nos enseña que cuando alguien sufre debemos brindarle ayuda de inmediato. Por lo tanto, al alentar a quienes perdieron las esperanzas no debemos contentarnos con visiones de futuro, sino que debemos hacer inmediatamente algo concreto para imbuirles fe y fortaleza.

PACIENCIA Y FORTALEZA DE CARÁCTER.

En el mismo pasaje, Dios también le instruye a Moshé que sea gentil y paciente con el pueblo, un ingrediente básico para cualquier líder. El Midrash enseña que YHVH les dijo a Moshé y a Aharón: «Mis hijos a menudo son obstinados y testarudos. Se enojan rápidamente y son fastidiosos. Ustedes deben aceptar ser sus líderes bajo estas circunstancias…». Esta enseñanza es relevante no sólo para los líderes, sino para cada persona. En cada familia hay situaciones que ponen a prueba nuestra paciencia. En esos momentos debemos ejercitar la paciencia y la tolerancia, permanecer en calma y responder con fortaleza y dignidad.

CONVERTIR EL SUFRIMIENTO EN BENDICIÓN.

El pasaje que acabamos de citar tiene también una tercera interpretación. Dice el Talmud que en ese momento de crisis del pueblo judío, Dios le dijo a Moshé que ordenara a la nación lo relativo a la emancipación de los esclavos, algo que ocurriría una vez que entraran a la Tierra Prometida. A primera vista, parece algo descabellado. En ese momento la nación estaba esclavizada, ¿qué importancia podían tener esas instrucciones? Pero la Torá nos enseña que precisamente cuando uno atraviesa un sufrimiento debe comprometerse a eliminar el sufrimiento, a convertir el dolor en una experiencia de curación… en una bendición. Con este propósito la Torá nos exige recordar nuestra esclavitud y el Éxodo de Egipto. Una y otra vez la Torá conecta nuestras mitzvot con ietziat Mitzráim, con nuestras experiencias durante el Éxodo de Egipto.

Un ejemplo de esta conexión la encontramos en el versículo: Amarás al extranjero, porque fuiste extranjero en la tierra de Egipto.Nuestro sufrimiento en Egipto nos permite sentir empatía con el dolor de los demás, llegar a Sinaí y convertirnos en «una nación de rajmanim benei rajmanim» – compasivos y descendientes de compasivos.

Quien nunca sufrió, quien nunca experimentó el dolor, no puede entender a alguien que llora de angustia. Quien nunca experimentó retorcijones de hambre no puede identificarse con los hambrientos. Sin embargo, todos tenemos opciones respecto a cómo responder a la adversidad. El sufrimiento puede volvernos crueles, amargos y cínicos, o puede volvernos sensibles, compasivos y afectuosos. Al aceptar la Torá en el Sinaí, escogimos lo segundo.

ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS TANTO EN LOS BUENOS COMO EN LOS MALOS TIEMPOS.

El Faraón vio que hubo un alivio [de la plaga de ranas] y continuó endureciendo su corazón .
(Éxodo 8:11).

La Torá nos enseña una lección sobre la naturaleza humana. Bajo estrés, nos sentimos obligados a clamar a Dios y pedir Su ayuda. Pero apenas pasa la crisis, volvemos a «la normalidad». De hecho, este es el «Síndrome del Faraón»: con cada plaga la aflicción se intensificaba, pero el Faraón se rehusaba a «entender» y retornaba a sus viejos hábitos.

¿No sería maravilloso si pudiéramos mantener las promesas que hicimos en los momentos de angustia: ser más dadivosos, más comprensivos, más compasivos, estar más comprometidos con la observancia de las mitzvot, con el estudio de Torá y rezar con mayor sinceridad? Suelen decir que «en la trinchera no hay ateos», pero el nivel de la persona se reconoce por su capacidad de hablar con Dios en momentos de plenitud, cuando la fortuna le sonríe, si reconoce que todas sus bendiciones son regalos de Dios. Nuestro objetivo es rezar desde la inspiración, en lugar de rezar desde la desesperación.


NOTAS

1. Éxodo 6:13.
2. Deuteronomio 10:19.


Tomado de: Aish Latino


Sobre la Autora

La Rebetzin Esther Jungreis fue fundadora y presidenta de Hineni, también fue una charlista, personalidad de radio y televisión, columnista de periodicos y autora de «Jewish Soul On Fire»«Vivir Comprometido»«Matrimonio con compromiso» y «La vida es una prueba» (Mesorah/Artscroll).

Las Claves para Reconocer las Siete Plagas Emocionales del Alma.

Por P.A. David Nesher

La Torah, más allá de relatar eventos históricos referidos a la relación redentora del Eterno hacia Israel, es una metáfora acerca de la lucha contra el dualismo del sistema reptiliano. En la Instrucción divina hayamos los códigos lumínicos que otorgan las claves para obtener la victoria en esa lucha diaria en la que el mundo de la materia no quiere dejar libre al alma para que manifieste su propósito esencial.

Justamente la palabra Mitsrayim (traducida como Egipto) en su raíz señala a aquellos pensamientos limitantes que por medio de la angustia paralizan al alma al hacerla producir miedos.

Las primeras plagas de Egipto, son ni más ni menos que mensajes divinos que nos permiten ver nuestro propósito más allá de lo que sensorialmente captamos. A través de una profundización en el simbolismo ontológico que cada una de estas plagas tiene, lograremos ingresar en un proceso curativo de nuestra alma intoxicada por las creencias y los paradigmas propios del sistema reptiliano de cosas, que impera en este mundo.

Sabemos, por la revelación divina que otorga la Torah, que el alma humana está compuesta en su esencia por la Tzelem Elohim (traducida como «Imagen de Dios«) que llena de las Sefirot (Virtudes) divinas, permite que el espíritu humano se conecte a su psiquismo a fin de lograr acciones de Luz Infinita que permitan el tikkun Olam (reparación del mundo).

Dichos actos de reparación y transformación del mundo físico se logra ejerciendo el don divino llamado libre albedrío que permite escoger entre el camino de la vida y el camino la muerte.

¿Qué significa elegir entre estos dos caminos (vida o muerte)?

Escoger por la vida, significa decidir ser refinado. Es decir elegir por el refinamiento psíquico que permite reparar el mundo físico. Escoger por la muerte, es elegir la perversión para ocasionar corrupción.

La parashá Vaerá, invita al alma redimida a trabajar a través de las primeras siete plagas para ver si se está pervirtiendo o refinando.

Para saber cómo es esta técnica cósmica de sanación, te invito a escuchar esta shiur (lección) o catequesis mistagógica que impartí para los santos que buscan el Reino de Dios y Su Justicia


También, puedes profundizar esta enseñanza conociendo todos los detalles de las Diez Plagas en el siguiente estudio:

Señalar al Culpable

por Rav Ari Kahn

Vaerá (Shemot/Éxodo 6:2-9:35)

Ideas avanzadas basadas en el Midrash y la Kabbalah.

Tal como Dios le había prometido a Abraham cientos de años antes, los hebreos, sus descendientes, saldrían de Egipto, pero el éxodo no sería instantáneo sino que se desarrollaría lenta y deliberadamente. Moshé es enviado a «negociar» la liberación de los esclavos israelitas, pero el Faraón niega conocer al Dios de Israel (Shemot 5:2) y se mantiene firme. Desde el comienzo, el Faraón elige hacer las cosas «por las malas».

A Moshé y Aharón les ordenaron mostrar la fuerza y el poder del Dios que el Faraón afirma no conocer, y sus instrucciones son bastante específicas: deben usar la vara, un símbolo con el que Dios ya le mostró Sus milagros a Moshé. Debemos resaltar que la vara, el símbolo del pastor, se transforma en un cocodrilo,1 uno de los símbolos más importantes de Egipto.2 Cuando los hechiceros del Faraón logran imitar esta misma muestra de poder, el Faraón piensa que ese «milagro» no es nada más que un truco de magia. Pero cuando la vara de Aharón3 se traga la representación simbólica de Egipto, el Faraón comienza a preocuparse. Para él, la escena que acaba de presenciar es un presagio apocalíptico. Los hebreos, que llegaron a Egipto siendo pastores, fueron excluidos, menospreciados4 y eventualmente esclavizados. Ahora estaban allí, sugiriendo que los pastores esclavizados se tragarían a todo Egipto, que lo harían desaparecer. Sin embargo, pese a sus temores, el Faraón pone cara de malo y sigue adelante.

Poco después se convierte en sangre el Nilo, un pilar no sólo de la economía egipcia sino también de su teología.5 Ante los ojos egipcios, la deidad que adoran como una poderosa fuente de vida parece mortalmente herida. Una vez más los hechiceros del Faraón repiten el milagro y crean más sangre, dándole al Faraón una excusa para continuar con su comportamiento desafiante.

Si el Faraón hubiera analizado la situación con objetividad, la lógica le hubiera dictado un curso completamente diferente. Incluso en esta etapa temprana, el Faraón debería haber entendido que ya había perdido la guerra, aunque sus hechiceros lograron terminar cada batalla con un aparente empate. Cada uno de los pequeños y simbólicos ataques de los representantes de los hebreos se enfocó en un símbolo egipcio de poder, un símbolo de lo que hacía poderoso al Faraón. A medida que continúa el proceso de liberación de los judíos, se verán atacados más símbolos fundamentales de Egipto, incluyendo la oscuridad que eclipsará al dios sol, que es el Faraón mismo.

Pero el Faraón no efectúa un análisis desapasionado. La plaga siguiente, ranas, sigue rápidamente a la primera. Como si el descalabro generado por Moshé y Aharón no hubiera sido suficiente, casi cómicamente los hechiceros del Faraón crean todavía más ranas, incrementando el ruido y la destrucción.

Nuevamente el Faraón se envalentona cuando su equipo se mantiene a la altura del desafío. Sus hechiceros apuntalan su coraje lo suficiente para enfrentar el siguiente castigo: piojos. Aunque puede ser que esta no sea la peor de las plagas, sin dudas es molesta. Pero esta vez la plaga desciende sobre Egipto sin previo aviso. Los piojos simplemente aparecen, y todo el polvo de la tierra se transforma en piojos o es consumido por ellos. Esta vez, aunque los hechiceros intentan imitar la maniobra, no lo consiguen.

Los magos hicieron lo mismo con sus hechizos para producir piojos, pero no pudieron 
(Shemot 8:14)

Al fracasar, los hechiceros debieron ser particularmente cuidadosos: una palabra fuera de lugar podía llevar a un final dramático y repentino de sus carreras… y de sus vidas. Midiendo sus palabras, transmiten a su rey una declaración meticulosamente pensada:

Los magos le dijeron al Faraón:
«¡Este es el dedo de Dios!».
Pero el corazón del Faraón se endureció y no los escuchó 

(Shemot 8:15).

El texto hebreo de esta declaración es extremadamente breve, sólo tres palabras. Pero esas palabras tienen una importancia crítica. Si las leemos como se debe, entendemos que transmiten un mensaje muy fuerte. En primer lugar, es posible que los magos hayan intimidado al Faraón al decir que el Dios de los judíos existe y que es más poderoso que los dioses egipcios. Por otro lado, como señalan muchos comentaristas, los magos usaron una forma muy genérica para referirse a Dios. ¿Quizás se estaban refiriendo a una deidad egipcia y no al Dios de los judíos? ¿Trataban de impartir un nuevo escepticismo respecto al dominio continuo del Faraón sobre los judíos, o estaban atribuyendo los milagros a una fuente ajena al Dios de los judíos?

Los comentaristas debaten sobre la intención de las palabras de los hechiceros. Su declaración habla sobre el poder de un dios, ¿pero qué dios?6 Desde la primera confrontación con los nuevos líderes de los hebreos, el Faraón negó conocer al Dios de Israel. La pregunta respecto al nombre con el que Dios es conocido es un tema central del libro de Shemot. Moshé presenta este tema en su primer encuentro con Dios en la zarza ardiente. La respuesta de Dios fue muy precisa: el «Nombre Inefable«, con el que Moshé debía presentar a Dios tanto a los israelitas como a los egipcios. Sin embargo, los hechiceros no usaron este nombre, ni ningún otro apodo claramente identificable. El término que usaron, «Elohim«, es un nombre más genérico y no específico de Dios, uno que a menudo se usa para referirse a dioses de idolatría e incluso puede utilizarse para hablar de poderosos jueces o gobernantes humanos. ¿Cuál fue la intención de los hechiceros al usar el término que traducimos como «el Todopoderoso»? Quizás, tan importante como la pregunta anterior, ¿qué fue lo que entendió el Faraón?

Como dijimos, la plaga de los piojos llegó sin una advertencia previa, lo que dejó la puerta abierta para que la atribuyeran a causas naturales. Al parecer los magos no deseaban darle al Faraón el consejo que necesitaba escuchar: «Esta es la mano del Dios Inefable de los hebreos, que vino a castigarte por tus pecados en contra de Su pueblo«. En cambio, le restaron importancia al ataque describiéndolo como «el dedo de Dios«, un término poco claro que el Faraón podía elegir entender como una «fuerza de la naturaleza» o incluso como «el acto de un dios egipcio«.7

La falta de advertencia previa, que hace que la plaga de piojos parezca ser sólo un evento fortuito de la naturaleza, junto a la minimización de la responsabilidad de Dios en la plaga, le permitió al Faraón continuar con su negación. Sus «consejeros» resultaron ser empleados serviles que temían decir lo que sabían, lo que era obvio que su jefe no quería escuchar: que Egipto estaba perdido, y que enfrentaban un poder incomprensible e incomparable. En cambio, alentaron al Faraón a mantenerse firme y seguir abusándose.

De todas formas, la culpa de las malas decisiones del Faraón no yace exclusivamente en los hechiceros, sino que es compartida. Un jefe mejor hubiera tenido mejores consejeros. Si el Faraón hubiera creado una atmósfera de diálogo sincero, si hubiera permitido opiniones discrepantes, su equipo no habría sido tan reticente. Si el Faraón hubiese alentado la expresión y la discusión honesta, sus consejeros podrían haber expresado sus dudas o realizado sugerencias novedosas para enfrentar esa amenaza.

Por otro lado, en base a lo que sabemos del Faraón, el cruel asesino, tirano paranoico y xenófobo que esclavizó toda una nación y decretó el asesinato de los inocentes, no nos sorprende que no haya conquistado las mentes y los corazones de quienes lo rodeaban. Un hombre mejor hubiera tenido mejores amigos, pero un hombre mejor no hubiera esclavizado a otra nación ni hubiese llevado a su imperio a esa situación imposible.

Aparentemente el Faraón se merecía el abuso que recibió. Su propia tiranía ayudó a crear la atmósfera que eventualmente provocó su caída. Si bien mucho antes se había decretado que los israaelitas sufrirían el exilio y la esclavitud antes de su eventual redención, la crueldad y la obstinación del Faraón fueron sus propias decisiones. Si hubiera tomado un camino diferente, no necesariamente habría tenido que sufrir los horrores de las plagas. De una u otra forma los judíos iban a ser liberados. El Faraón, y sólo él, fue responsable de elegir cómo iba a ocurrir. Debería haber elegido el camino fácil, admitir que se había equivocado y escoger el camino de la reconciliación. Pero en cambio eligió el camino difícil.

Tomado de: Aish Latino


NOTAS:

1. Shemot 7:9-10.
2. Ver Iejézquel 29:3.
3. Una lectura cuidadosa del texto sugiere que fue la vara de Aharón la que se tragó a las otras, y no su vara en la forma de un cocodrilo.
4. Bereshit 46:34, y citado por Moshé en Shemot 8:22.
5. Ver Iejézquel 29:3.
6. Ver Ibn Ezra, Shemot 8:15.
7. Ver Malbim, Shemot 8:15.

¿Cómo fue la Esclavitud en Egipto?

Por Rav Yosef Bitton

Creo que la mayoría de nosotros preservamos una imagen superficial, infantil o en el mejor de los casos incompleta de lo que nuestros padres sufrieron en Egipto; imágenes –que no supimos desarrollar– de los dibujos que pintábamos en el jardín de infantes. Y esto sucede a pesar de la obligación explícita de recordar, lo más seria y fielmente posible, lo que experimentaron nuestros padres en Egipto.

Durante el Seder de Pésaj debemos recrear y visualizar los detalles de la redención hasta sentir que nosotros mismos estamos saliendo de Egipto. Parte de esta experiencia es rememorar el sufrimiento de la esclavitud y así poder valorar más plenamente el placer de la libertad e incrementar nuestro agradecimiento a Dios.

Los Sabios, los grandes maestros del Talmud, agregaron de lo que ellos conocían por la historia y la tradición, para hacer más real, y especialmente más visual, la experiencia del Seder.

Dijeron por ejemplo, que en el Seder debemos sentarnos reclinados como los nobles; que debemos continuar comiendo el maror, a pesar de que estas hierbas amargas eran dependientes del sacrificio de Pesaj, y al no haber ya sacrificio, dejan de ser obligatorias. Y también agregaron un precepto enteramente nuevo: el Jaroset, con el propósito de representar mas vivencialmente la esclavitud.

Soy muy consciente de que casi nadie se pone a pensar de una forma seria lo que este alimento representa, es decir, qué memorias se supone que debe despertar. Hasta este año, que me forcé a estudiar un poco más sobre este tema, yo también pensaba que el Jaroset era sólo una cuestión de recetas y que todo lo que se podía decir del mismo era cuánta canela, nueces o vino le agregamos….

Pero estudiar sobre el inocente Jaroset me ha llevado a valorar mucho más allá de mis expectativas originales su valor educativo y admirar, una vez más, la sofisticación de nuestros sabios, de bendita memoria.

Lo más importante que he aprendido es que el Jaroset abre una ventana al aspecto más terrible de la esclavitud en Egipto. Nos permite (o nos obliga) a ver la característica de los trabajos forzados a los cuales estaban sometidos nuestros ancestros.

La palabra clave para entender la naturaleza de esclavitud de los hebreos, y comprender por qué fue diferente, por ejemplo, de la servidumbre de los esclavos griegos, o romanos o incluso de los esclavos africanos en Estados Unidos hasta 1865, es “párej” (פרך), un término que curiosamente se repite dos veces en dos versículos seguidos: los pasukim 13 y 14 del primer capítulo de Shemot, el libro de Éxodo.

Comenzaremos por explicar que la esclavitud a la que sometió el Faraón a los judíos tuvo dos fases, con dos propósitos distintos.

«Entonces impusieron sobre ellos capataces para debilitarlos con duros trabajos. Y los judíos edificaron para Faraón las ciudades fortificadas de Pitom y Ramsés.»
(Éxodo 1:11)

En la primera fase de la esclavitud el Faraón hace trabajar a los hijos de Israel para construir Pitom y Ramsés. Los hebreos trabajaban “para el gobierno”. Esta esclavitud era un procedimiento “legal”. El monarca egipcio –irónicamente desde el tiempo de Yosef –era también el “Amo y Señor” de todos los egipcios. Los egipcios eran sus súbditos y el Faraón podía demandar de ellos cualquier tipo de servicio: sumarse a su ejército para defender su territorio o trabajar en los proyectos de construcción que el soberano consideraba necesario.

En esta primera fase, el trabajo de los hebreos consistía en construir las ciudades de Pitom y Ramsés, que según la interpretación más aceptada, eran fortificaciones posiblemente de uso militar. Este dato no es superfluo. Estas fortificaciones no eran construidas con ladrillos comunes (adobe) como las casas o templos, sino con piedras talladas. Podemos suponer que los hebreos trabajaban en las canteras extrayendo la roca, tallándolas (“los egipcios fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales”) y cargando las pesadísimas piedras, que a veces, como en el caso de las pirámides, pesaban varias toneladas, y montarlas una encima de la otra.

Por último, debemos comprender cuál era el verdadero propósito de la esclavitud en esta primera fase. Cuando el Faraón pronuncia su famoso discurso de propaganda denunciando el supuesto peligro que los hebreos representan para Egipto, propone un plan estratégico para afectar su procreación. Esclavizarlos y hacerlos trabajar en la construcción de día y de noche, era la manera de evitar que cuando regresaran a sus casas no tuvieran ni el tiempo ni la energía de procrear. Así, de una manera sofisticada, legal y no violenta ( הבה נתחכמה לו ) se reduciría significativamente la tasa de natalidad de los hijos de Israel. La construcción de estas fortificaciones, por lo tanto, no era el propósito de la esclavitud, sino la excusa para frenar el crecimiento demográfico de los hebreos. Pero, como la Torah lo dice explícitamente en el próximo versículo, el plan del Faraón no produjo los resultados esperados.

«Pero cuanto más oprimían a los hebreos con trabajos forzados, los hebreos más procreaban y más se multiplicaban. Y los egipcios se sintieron amenazados por los hijos de Israel.«
(Shemot/Éxodo 1:12)

El plan del Faraón falló. El pueblo de Israel no se debilitó sino que por el contrario, se fortaleció y siguió creciendo.

En este punto, el Faraón decide comenzar con la fase 2 de la esclavitud de los hebreos, los trabajos forzados que se consideran “párej”.

«Y entonces los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel con “párej”.
(Shemot/Éxodo 1:13)

Continurá…

Fuente: halaja.org