Korvan – Ofrenda

¿Qué Significa ser Dador Alegre? (Terumah)

El verdadero dador no piensa que su dinero y sus recursos le pertenecen. Considera todo lo que tiene como perteneciente al Eterno.


Un verdadero dador no está motivado para dar simplemente porque anticipa cosechar un retorno próspero de su inversión. Una persona generosa da para la obra del Reino de Dios porque su corazón desea dar. Él ama a YHVH y quiere hacer todo lo posible para promover la obra de Elohim en la Tierra.

Leemos en el libro de Shemot (Éxodo), que el Eterno le pidió a Moisés que recolectara donaciones sólo de aquellos donantes que deseaban dar:

«De todo hombre cuyo corazón lo mueva, levantarás Mi ofrenda»
(Éxodo 25:2).

La colecta debía ser una contribución voluntaria, no un impuesto o incluso un diezmo. Los diezmos son importantes, pero se supone que la terumá se da simplemente desde el corazón.

Esto se puede comparar con un esposo y una esposa que amaban a su hijo y querían verlo triunfar en la vida. Aunque agotaron sus ahorros para enviar a su hijo a la universidad, no se arrepintieron en absoluto de la pérdida. En cambio, deseaban ayudar a su hijo a tener un buen comienzo en la vida y se regocijaban de poder hacerlo. De la misma manera, una persona que ama a Yahvéh debe estar deseosa y anhelanta

e por hacer todo lo que pueda para que la obra de Elohim tenga éxito pleno. Cuando invierte en el Reino, no se arrepiente de la pérdida. Lo ve como una oportunidad para cumplir sus esperanzas.

Un verdadero dador quiere honrar a Su Padre devolviéndole los recursos que se le otorgan. El verdadero dador no piensa que su dinero y sus recursos le pertenecen. Considera todo lo que tiene como perteneciente al SEÑOR. Por eso, cuando da para la obra del Reino de Elohim, no se arrepiente.

Esto se puede comparar con un hombre rico que se iba de viaje. Antes de irse, le confió a su vecino un saco de dinero para que lo guardara. Al regresar del viaje, pidió que le devolvieran el saco de dinero. El vecino no sintió rencor por devolver el dinero porque solo fue su custodio por un corto tiempo. De la misma manera, debemos considerar todo lo que tenemos como perteneciente a Yahvéh.

Una persona que da para la obra del Reino debe hacerlo de buena gana y con gusto. El apóstol Pablo dice:

«Cada uno haga tal como se propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre»
(2 Corintios 9:7).


ADAPTADO DE: Torah Commentary Set