Por P.A. David Nesher
«Y los hijos de Israel cuidarán el Shabat, para hacer del Shabat un pacto eterno por todas las generaciones.
(Sehmot/Éxodo 31: 16)
Al estudiar la parashá Ki Tisá, nos encontramos con este versículo en el que leemos que los hijos de Israel tienen que guardar el Shabat. Es interesante saber que el verbo guardar en la cosmovisión hebrea tiene que ver con una actitud de vigilancia y celo para protegerlo de ser profanado mediante melajá.
También este pasuk (versículo) dice que los hijos de Israel tienen que hacerlo un pacto perpetuo en todas sus generaciones. Este mandamiento revela que el Shabat seguirá hasta que pasen los Cielos y la Tierra, según lo que asegura Yeshúa, nuestro Dueño al explicar el propósito de su misión mesiánica:
«No penséis que llegó a abolir la Torah o los Profetas; no he venido a abolir, sino a cumplir, porque de cierto os digo que antes que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la Torah, hasta que todo se haya cumplido. De modo que cualquiera que quebrase uno de estos mandamientos muy pequeños y así se enseñó a los hombres, muy pequeño se llamó al reino de los cielos; pero cualquiera que los cumpla y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.«
(Mateo 5:17-19)
Ahora bien, debe asombrarnos conocer que la Sabiduría divina explica que existen Dos Sábados (“Shabatot”) dentro de esta sagrada jornada denominada Shabat. En primer lugar, está el “Shabat” que se debe “cuidar”, así es como leemos: “Y los hijos de Israel cuidarán el Shabat”. Pero también, en segundo lugar, está el “Shabat” que está para “hacer”: “para hacer del Shabat”, y por tal motivo el texto menciona dos veces la palabra “Shabat”.
El “Shabat” esencialmente está santificado por El Eterno, siendo desde la misma creación, el sagrado séptimo día, por eso debe ser cuidado. Pero, además de la santidad intrínseca del Shabat, se pretende que cada persona “haga” lo posible para aumentar la santidad del Shabat.
El Eterno creó el mundo pretendiendo que el ser humano que se sujeta a su Instrucción (Torah) revele la divinidad, por medio de sus acciones. Se pude apreciar que las piernas pueden llevar a la cabeza a lugares que sola no puede ir, de la misma forma, los redimidos pueden atraer con sus acciones la santidad celestial.
Por eso, el alma humana mesiánica, tiene, como primera medida, “cuidarse” de no profanar el “Shabat”, cumpliendo con todas sus estipulaciones, pero además, debe “hacer” que su Shabat sea cada vez más sagrado.
La señal del pacto entre Yahvéh e Israel tiene que ver con la obra de la creación. Como él hizo, así ellos también hacen. La palabra “cesar” es la primordial. Es la traducción del término Shabat. Luego viene la palabra “reposar”, en hebreo nafash, es la segunda prioridad. Así que el Shabat también fue creado para que el hombre descanse y renueve sus fuerzas para la siguiente semana. Esto es lo que significa la expresión «Shabatot» («dos sábados«) que vibra dentro de un mismo día (cada shabat). Esto es la doble porción que el alma alcanza en cada séptimo día: descanso y renuevo. Estas son las aptitudes mesiánicas que permiten la liberación, expiación y transformación del mundo, por medio de la melajá que el alma redimida ejerce durante los seis días laborables de la semana.
Hay dos tipos de santuario en el mundo, un santuario en el factor espacio y otro en el factor tiempo. En el relato de la construcción del Santuario (Mishkán) en el espacio, viene entrelazado el relato del santuario que cada israelita debía construir en el tiempo: el Shabat.