Evangelización

Los Amish: ¿Llegarán a dominar la Tierra?… (Sus códigos comunitarios son la clave de un crecimiento asombroso)

«Id y haced discípulos a todos los pueblos

(Mateo 28: 19)

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado

(Marcos 16: 15-16)

Ése es el mandato de Jesús el Cristo, y a lo largo de la historia, la Iglesia ha crecido mediante su cumplimiento. Cada alma cuenta, aquí y ahora, y a ninguna se puede renunciar, porque aquí y ahora se juega su destino eterno. La Iglesia solo existe para evangelizar con la Palabra y los sacramentos.

Renunciar a la evangelización para limitarse a cultivar lo propio y aislarse del mundo no es, pues, una opción para los cristianos. ¿Tiene entonces algo que enseñarnos en nuestros días el modelo de crecimiento de los amish, una comunidad cerrada? Puede que en algo sí, como sostiene David Larson, teólogo formado en el Spring Hill College jesuita de Alabama, en un reciente artículo en Crisis Magazine:

¿Vivir como los amish?

El cristiano devoto y observador es indudablemente consciente del precario estado de la fe en el mundo actual, por lo que cada vez está más abierto a soluciones poco convencionales. Una de esas soluciones posibles es seguir el ejemplo de nuestros barbudos vecinos amish y formar comunidades religiosas basadas en reglas, pero tal vez sin el caballo y la calesa.

La debacle

Un breve vistazo al estado actual del cristianismo estadounidense debería desengañar a cualquiera de la idea de que esto es innecesariamente drástico. 

Las denominaciones protestantes tradicionales de Estados Unidos se están desangrando tan rápidamente que probablemente desaparecerán en veinte años. No es mi predicción, sino la de ellos mismos. La ELCA (la principal rama luterana) prevé que, en 2041, solo tendrá 16.000 fieles; la PC(USA) (la principal rama presbiteriana) ha perdido casi el 40% de sus miembros en la última década, lo que ha llevado a un analista a señalar que «al ritmo actual de reducción, la PC(USA) habrá dejado de existir en unos veinte años»; y los datos de la Iglesia episcopal muestran el mismo plazo de veinte años hasta que la denominación se quede sin fieles. 

Las denominaciones más conservadoras solían reírse de estos titulares y decir: «Si solo predicaran el Evangelio en lugar del activismo liberal, crecerían como nosotros». Pero ya no lo dicen. La Convención Bautista del Sur, la mayor de las iglesias evangélicas, ha perdido el 14% de sus miembros desde 2006; los metodistas están perdiendo miembros mientras se encuentran en medio de una brutal escisión y, en el caso de los católicos, tal como afirmó el obispo Robert Barron durante la conferencia anual de obispos de 2019, «la mitad de los niños que hemos bautizado y confirmado en los últimos treinta años ahora son excatólicos o no se adhieren a la Iglesia católica».

La excepción

Sin embargo, hay una gran excepción: los amish, un grano de mostaza que está creciendo hasta convertirse en un gran árbol ante nuestros ojos.

Los amish llegaron a Estados Unidos poco después de que su fundador, Jakob Ammann, se separara de los menonitas en 1693 por ser demasiado laxos a la hora de hacer cumplir sus normas comunitarias, recogidas en la Confesión de Fe de Dordrecht. Durante los siguientes doscientos años, los amish no fueron más que unas pocas familias excéntricas de Pensilvania que hablaban en un arcaico alemán suizo. En 1920, estas pocas familias habían crecido hasta las 5.000 personas y desde entonces se duplican cada 15 ó 20 años, incluso entre 2000 y 2020, cuando se duplicaron hasta las 351.000.

A menos que algo cambie drásticamente en su cultura, se prevé que este crecimiento continúe. Un demógrafo, Lyman Stone, demostró que a su actual ritmo de crecimiento fácilmente pueden constituir la mayoría de Estados Unidos dentro de 200 años. Esto significa que el momento actual puede marcar el punto medio entre su llegada como un pequeño grupo de amigos y su herencia de la nación más poderosa del planeta. Pueden parecer un remanente del pasado, pero en realidad, es casi seguro que desempeñarán un papel importante en el futuro. Esto se hará más evidente cuando pronto superen a otras Iglesias más conocidas, como los episcopales y los luteranos.

Curva de crecimiento amish en el último siglo.

Curva de crecimiento amish en el último siglo.

¿Por qué los amish están experimentando tal crecimiento mientras prácticamente todos los demás grupos cristianos están viendo caer sus cifras o, en el mejor de los casos, se han estancado?

Las respuestas que se suelen dar son que tienen un índice de natalidad muy alto y un índice de retención de más del 90%. Es como decir que alguien es rico porque ha ganado mucho dinero y ha ahorrado la mayor parte. La pregunta es: ¿cómo? ¿Cómo pueden tener familias tan numerosas -con 6 ó 7 hijos por mujer-, mientras el país en general tiene un índice de reemplazo de 1,6 hijos? ¿Y cómo son capaces de retener a todos esos niños en sus comunidades? 

Creo que todo se reduce a una cosa: el Código o, como lo llaman los amish, el Ordnung.

Un código que compensa el esfuerzo

El Ordnung amish es diferente en cada comunidad, pero si una comunidad se desvía demasiado, otras comunidades dejarán de asociarse con ella, por lo que hay límites. Mientras que los observadores externos solo ven reglas estrictas sobre sombreros, barbas y el uso de la tecnología, los amish ven el aglutinante que los mantiene unidos como pueblo

Es muy importante darse cuenta de que cada regla se elige como grupo y con el objetivo de fortalecer la virtud individual (especialmente la humildad), los lazos familiares y comunitarios, y su fe

Para muchos, los amish dejaron de ser unos desconocidos a raíz de la película «Único testigo [Witness]» (1985), de Peter Weir. La célebre escena de la construcción del granero muestra el espíritu comunitario en el que fugazmente se integra Harrison Ford.

Un ejemplo: la mayoría de las comunidades amish no permiten teléfonos en sus casas, pero no es porque piensen que los teléfonos son intrínsecamente malos y los prohíban por completo. A menudo tienen cabinas telefónicas compartidas al final de la calle para usarlas cuando es necesario, y en sus lugares de trabajo. Simplemente no tienen teléfono en casa porque creen que le quitan al hogar su finalidad, como la unión familiar, las tareas y el recreo. Nadie que se haya sentado en una habitación con familiares y amigos, todos en silencio mirando sus teléfonos, puede decirme que su preocupación no está justificada.

Tienen normas similares que limitan, y a veces prohíben, otras tecnologías como los coches, los ordenadores y la electricidad. Estas normas se acuerdan con toda la comunidad y se aplican a todos los miembros de la misma. Los que infringen repetidamente las normas pueden ser excomulgados o rechazados durante un tiempo. Aunque no es raro que alguien que no esté de acuerdo con una costumbre encuentre otra comunidad que no la practique, los amish, en su mayor parte, como demuestra el índice de retención del 90%, deciden seguir la Ordnung y permanecer en la comunidad

El poder de la demografía y la comunidad

El éxito de este modelo fue analizado por Eric Kaufmann, académico de demografía política de la Universidad de Londres, en su provocador libro de 2010 «¿Heredarán la tierra las personas religiosas? Demografía y política en el siglo XXI

Kaufmann observó el crecimiento de grupos como los amish y los judíos jaredí (a menudo llamados ultraortodoxos) y lo atribuyó a sus índices de natalidad y sus sólidas comunidades. Los judíos jaredíes, por ejemplo, que también se rigen por estrictos códigos comunitarios, solo representaban unos pocos puntos porcentuales de las escuelas israelíes en 1960, pero ahora son un tercio de los estudiantes y, según Kaufman, muy pronto eclipsarán a los judíos seculares. En Brooklyn, Nueva York, los jaredíes están experimentando un crecimiento similar, con altos índices de natalidad y retención. 

Judíos ultraortodoxos.
Con su dinámica de crecimiento actual, los judíos ultraortodoxos acabarán superando a los judíos seculares. Foto: Reuters.

«Los que crecen a través del proselitismo, como los evangélicos, no tienen este tipo de crecimiento explosivo«, afirmó Kaufmann en el podcast del periodista Andy Ngô. «Son los grupos, como hasta cierto punto los mormones, pero definitivamente los amish y los ultraortodoxos; ellos no van por ahí haciendo proselitismo. Se trata de cultivar lo propio y aislarse del mundo moderno. Ese es el modelo evolutivo que más éxito tiene para el crecimiento religioso. Y retienes a los niños en el redil. Así que tienes una pérdida muy limitada de miembros para la sociedad secular principal«.

El estudio de Laurence R. Iannaccone de 1994 titulado «Por qué las Iglesias estrictas son fuertes«, que ha sido citado y confirmado con frecuencia desde entonces, ofrece más detalles sobre el éxito de ciertos códigos comunitarios. 

Laurence Iannaccone descubrió que los grupos pueden ser estrictos en algunos aspectos siempre que ofrezcan un «sustituto cercano». Pensemos, por ejemplo, en prohibir las redes sociales pero ofreciendo, a cambio, un montón de nuevas oportunidades sociales para compensar ese sacrificio.

«El rigor funciona«, dice, pero las normas no pueden ser tan estrictas que hagan que la gente se sienta desdichada y se aleje o, como dice Iannaconne: «El rigor arbitrario fracasará con la misma seguridad que el rigor excesivo«. Sin embargo, las normas deben ser lo suficientemente estrictas como para evitar que los «oportunistas» reclamen los beneficios de la comunidad sin participar en ella. Él califica estas normas de «señales arduas», como los sacrificios que hacen los amish al limitar sus estilos de vestir y el uso de la tecnología. Es muy poco probable que una persona pase por todos esos arduos pasos para obtener, por parte de la comunidad, unos beneficios que podría conseguir más fácilmente en otro lugar. Al eliminar a los «oportunistas» -cuya «mera presencia diluye los recursos de un grupo, reduciendo el nivel medio de participación, entusiasmo, energía y similares»- se observa lo contrario, niveles muy altos de participación, entusiasmo y energía

No solo los amish y los judíos jaredíes han tenido éxito al seguir un código comunitario más allá de las leyes del Estado. Pensemos en los monasterios que sobrevivieron en lugares remotos confiando solo en la regla de San Benito; en los caballeros que siguieron los Códigos de Caballería; en las bandas de vaqueros de la frontera estadounidense que se ciñeron al Código del Oeste, que daba orientaciones detalladas sobre el paso de extraños en el camino, cuándo inclinar el sombrero y con qué mano se debe sostener el whisky; y en las tribus de la frontera entre Afganistán y Pakistán que han seguido el código Pashtunwali desde tiempos preislámicos. 

¿Es posible un modelo cristiano?

Parece algo natural y prudente, en tiempos y lugares sin ley, desarrollar un código bajo el que una comunidad pueda prosperar. Ahora que los cristianos vivimos en una sociedad en la que las costumbres y las leyes a menudo violan nuestra fe, puede ser el momento de pensar en cómo podemos unirnos localmente bajo códigos mutuamente acordados

Los cristianos modernos interesados en iniciar una comunidad basada en reglas tendrían que ofrecer algunos beneficios reales que sean más difíciles de conseguir en la sociedad en general. Sugeriría que los beneficios básicos de una comunidad tradicional (ayuda para el cuidado de los niños y la escolarización, costumbres coherentes en cuanto a las citas y el matrimonio, proporcionar un propósito y compañía a los ancianos, celebraciones y reuniones culturales, amistad y asistencia durante las dificultades) serían suficientes. 

Entonces, podrían acordar juntos algunas reglas básicas que sean lo suficientemente arduas, pero no arbitrarias o innecesariamente estrictas, como para separar a los serios de los oportunistas. Un buen comienzo sería orientar las normas hacia las áreas que más perjudican a los estadounidenses modernos (promiscuidad, pornografía, redes sociales, adicción a las pantallas, abuso de sustancias). Estar de acuerdo en renunciar a ellas en esta época y cultura sería, con toda seguridad, una señal suficientemente ardua. 

Además, muchas de las reglas deberían tener en cuenta cuestiones como el abuso de poder, el culto a la personalidad, las convenientes revelaciones personales de Dios, los abusos sexuales y un sinfín de cuestiones inherentes a las comunidades unidas (y, para el caso, a las más grandes). Nunca se debe subestimar la posibilidad de que un líder de confianza se convierta en un psicópata malvado, por lo que las normas deben dar por sentada esa posibilidad y protegerse de ella. Los amish, por ejemplo, echan a suerte la elección de sus líderes para evitar la lucha por el poder. 

Una última consideración es hasta qué punto es adecuado «aislarse del mundo moderno», como ha dicho Kaufmann, según el cual esta es la mejor estrategia para crecer. Sin embargo, el crecimiento no es lo único que hay que sopesar. También hay cosas como amar al prójimo, influir en la cultura general y no ahogar la curiosidad y la creatividad. Algunos muros son necesarios, como entre un adolescente y los sitios web pornográficos, o entre un niño y un profesor activista; sin embargo, como grupo hay que buscar prudentemente un equilibrio entre muros y espacios abiertos. Por ejemplo, los amish (que hablan holandés de Pensilvania) y los judíos jaredíes (que hablan mayoritariamente yidis) utilizan el idioma como muro, pero probablemente esto sería ir demasiado lejos para la mayoría de las comunidades, al igual que sus detallas restricciones de vestimenta. 

Por consiguiente, estas reglas diferirán naturalmente a medida que la gente experimente, y es de esperar que surjan las mejores prácticas. ¿Poco convencionales? Seguro. Pero con el crecimiento exponencial de los amish y otras comunidades similares basadas en reglas (y nuestro propio fracaso para encontrar un modelo viable para la vida cristiana contemporánea), este puede ser un paradigma a considerar. Incluso sin nuestra participación, sin duda será la forma en que vivirán un gran número de futuros cristianos.

Traducido por Elena Faccia Serrano.


Tomado de: Religión en Libertad

La Creación de Adán de Miguel Ángel y su Mensaje Evangélico.

Por P.A. David Nesher

La Creación de Adán es el nombre de una obra de Miguel Ángel Buonarroti plasmada en el techo de la famosa Capilla Sixtina del Vaticano (Roma).

La representación está basada en una escena del Génesis. En ella, Dios da la vida a Adán, el primer hombre de la Tierra. Adán se ha situado a la izquierda, yaciendo sobre un montículo de tierra que simboliza su llegada a nuestra realidad. Dios se ha ubicado en la zona derecha surgiendo del cielo, rodeado de un grupo de ángeles desnudos y una especie de manto borgoña que los envuelve. Miguel Ángel lo ha representado como un anciano vestido con una túnica púrpura, con el pelo y la barba blanquecina. En la obra también aparece Eva, la primera mujer de la Tierra, situada bajo el brazo protector del creador, que la sostiene anunciando su futura creación. El grupo que rodea a Dios y el mismo personaje están envueltos en un torbellino de viento y velocidad, señalando el potente soplo de vida que insufla a Adán.

Ahora bien, ¿sabes por qué los dedos de Dios y Adán no se tocan?

El genio de Miguel Ángel, quizo representar el eterno dilema del alma humana de elegir la vida y el bien de su propósito, o escoger la muerte y la condenación a estar separado de las bendiciones que destilan del Amor eterno.

Si observas bien el detalle, notarás que el dedo de Dios está extendido al máximo, pero el dedo de Adán está con las últimas falanges contraídas.

El sentido del arte es explicar que Dios siempre está allí, con su benevolencia ilimitada a disposición del ser humano, pero la decisión es del hombre. Si el hombre quiere tocar a Dios necesitará estirar el dedo, pero al no estirar el dedo, podrá pasar toda su vida sin buscarlo.

La última falange contraída del dedo de Adán representa al libre albedrío.

Juan Luis Guerra Cantando 12 Versículos Bíblicos en Una Sola Canción… («Las Avispas»)

Alguno de ustedes se ha preguntado cómo Juan Luis Guerra consiguió inspirarse en la letra de la canción que terminaría llamándose «Las Avispas».

 

Es asombroso pero este canta-autor, redimido en Cristo, logró juntar esas 12 oraciones que componen la canción de diferentes pasajes de las Escrituras Sagradas (Biblia) y fluyendo en el talento que el Eterno le otorgó, logró hacerlas rimar, para desde ellas implantar los paradigmas de salvación que nuestro Abba revela en Su Palabra escrita.

 

Primeramente, nos tomaremos el tiempo para disfrutar de esta canción mirando y, especialmente, escuchando este video:

Ahora, dejando de lado el ritmo latino que queda vibrando en nuestros sentidos, los invito a analizar la perfección bíblica de esta composición verdaderamente «profética«:

 

Tengo un Dios admirable en los cielos (Isaias 9:5),

Y el amor de su Espíritu Santo (1 Juan 5:7-8),

Por su gracia yo soy hombre nuevo (Efesios 4:22-24),

Y de gozo se llena mi canto (Proverbios 29:6),

De su imagen yo soy un reflejo (Génesis 1:27),

Que me lleva por siempre en victoria (Corintio 15:57),

Yavheh me ha hecho cabeza y no cola (Deuteronomio 28: 13-14),

En mi Cristo yo todo lo puedo (Filipenses 4: 13),

Jesús me dijo que me riera (Job 5: 21-23)

Si el enemigo me tienta en la carrera (Hebreos 12:1),

Y también me dijo, no te mortifiques (Filipenses 4:6),

Que yo le envío a mis avispas para que lo piquen (Deuteronomio 7:20)

 

Estoy convencido que a esta altura no queda duda alguna en ustedes para afirmar que esta canción es toda una obra  maestra al servicio del Kerigma (Proclamación) del Reinado del Eterno en los hombres.

 

Lo que hace aún más sorprendente todo esto es que esta canción es la que más ventas tuvo en toda América desde que se ha lanzado.

 

Está bien claro, Yahvéh en su magnifica misericordia nos ha dotado de talentos, los cuales Él ha tenido a bien ponerlos en nuestra vida para que con ellos honremos su Nombre. Por lo tanto, es responsabilidad de todo creyente el conocer lo que nuestro Abba ha depositado en sus manos, pero más importantes es hacer buen uso de esa cualidad especial o talento para la edificación de todo aquel ser humano que forma parte del mundo de cada discípulo.

 

Desde el ejemplo de Juan Luis Guerra y la composición de esta canción, seguiré animando e insistiendo a cada uno de ustedes para que acepten que todo aquel que realmente ama a Dios tiene un potencial tremendo para realizar la obra que se nos ha sido encomendada. Por favor, simplemente confía y entrégate a Él en Comunión. Así verás cómo Él te dará los medios para que esos talentos que has desarrollado puedan llevarte a levantar en alto el Nombre de Yeshúa el Mesías, nuestro Dueño.

 

La mitosis celular y la multiplicación de discípulos

La imagen que preside esta bitácora es maravillosa. Se trata de la mitosis vista bajo un microscopio de fluorescencia. Se aprecia en la foto el tiempo real de este proceso multiplicador celular y lo admirable de su dinámica.

Todos los organismos vivos utilizan la división celular, bien como mecanismo de reproducción o de crecimiento. Los seres unicelulares la utilizan la división celular para la reproducción y perpetuación de la especie, una célula se divide en dos células hijas genéticamente idénticas entre sí e idénticas a la original, manteniendo el número cromosómico y la identidad genética de la especie.

En organismos pluricelulares se convierte en un proceso cíclico destinado a la producción de múltiples células, todas idénticas entre sí, pero que posteriormente pueden derivar en una especialización y diferenciación dentro del individuo.

La célula es la unidad morfológica y fisiológica de los seres vivos, constituida por núcleo, centrosoma, citoplasma y cromosomas, y cada uno de estos elementos interviene en el proceso de multiplicación celular. En este proceso, el centrosoma se divide y los cromosomas aumentan buscando una nueva posición, la cual se da cuando el núcleo se rompe. Los núcleos son luego formados nuevamente con sus respectivos cromosomas. De esta manera, cada célula vive su etapa de multiplicación y el crecimiento es constante.

Ahora bien, este evento celular de todos los organismos vivos tiene mucho para enseñarnos acerca del organismo mesiánico que Yeshúa ha establecido aquí en la Tierra: la Iglesia, Su Cuerpo. Trasladando el concepto biológico al trabajo multiplicador de la Iglesia, desde el punto de vista espiritual, notamos grandes similitudes que orientan la base de crecimiento de la misma. El grupo pequeños de discípulos (la célula espiritual) constituye la más pequeña unidad de vida de la iglesia, es una asamblea de sabios en miniatura, la cual recibe alimento a partir de la Instrucción del Eterno (La Torah), crece y se multiplica.

Por demasiado tiempo, la religión latinoamericana ha sido dominada por la forma del cristianismo romano de la edad media. Éste ha determinado las pautas dominadas por las instituciones y el liderazgo jerárquico de los nicolaítas. Sin embargo, entendemos desde el testimonio escritural que la Iglesia del primer siglo creció muy rápidamente enfrentando dificultades aparentemente insuperables. Como una disciplina espiritual perseguida, no les era permitido reunirse públicamente. Sin embargo, todavía, esto no redujo la vida vital del Espíritu del Eterno obrando a través de las reuniones de los grupos de discipulado que misionaban en las casas. El libro de Hechos de los apóstoles nos instruye que las comunidades primigenias se reunían en pequeños grupos que desde las casas trastornaban y transformaban las ciudades.

Esta estructura estratégica de crecimiento, demuestra que en la mentalidad del liderazgo de aquellas comunidades estaba la conciencia de organismo vivo. Por ello, el formato celular de multiplicación se ve primero en la Iglesia de Jerusalén después de Pentecostés. El autor del libro de Hechos 2:46 declara: “Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón …” El concepto de las reuniones en los hogares y públicas es sustanciado por Pablo cuando dice en Hechos 20: 20: “Y cómo nada que fuera útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas.”. Al leer los libros del Nuevo Pacto sabemos que todas las menciones que se hace en ellos de una iglesia local o reunión, ya sea para la adoración o la comunión, es en realidad una referencia a un Cuerpo de creyentes conformados por aprendices que se reunían en casas.

«Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Prisca, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor. Saludad a los hermanos que están en Laodicea, y a Ninfas y a la iglesia, que está en su casa» (1Corintios 16:19). Como apreciamos en estos saludos que el apóstol Pablo enviaba en las cartas a los corintios y a los colosenses respectivamente, menciona iglesias en sus casas, aunque lo hace solo en esos casos, en otros menciona solo saludos a la iglesia de tal o cual lugar, lo cual también puede ser indicativo de que en otros lugares tenían un espacio o local apropiado para reunirse.

Esa era la manera de predicar que mantuvieron los discípulos mesiánicos en el primer siglo y fue el método que entendieron que debían seguir, cuando su Maestro al despedirse de ellos tras su resurrección, les recordó: «Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos» (Mateo 28:19). Tanto fue así que fueron rápidamente conocidos por esta obra que las autoridades espirituales de Jerusalén llegaron a decir que habían llenado la ciudad con su enseñanza, pues estaban en todas partes. Se registra en el libro de los Hechos lo siguiente: «Y, tanto en el templo como por las casas, continuaron día tras día enseñando y proclamando que Jesús era el Mesías» (Hechos 5:42) Por eso se dice que en sus inicios, el movimiento del Camino, era sumamente proselitista y transformador, iban de casa en casa, de dos en dos, predicando a la gente y buscando discípulos para el Reino del Eterno.

Esta estructura de conciencia celular es la que debe renacer en las mentes de aquellos que pretenden traer gran efectividad a la verdadera reforma apostólico-profética que el Mesías está realizando hoy día.

Casi todo grupo evangélico moderno normalmente empezó en un humilde hogar, donde el grupo en cuestión se reunía, estudiaba y entonces se van extendiendo por el boca a boca. Las diferentes ramas de los husitas, los amositas, o los Hermanos moravos, mantuvieron por años la costumbre de reunirse en pequeños grupos, sin edificar templos. Así John Wesley y Withelfield animaron a sus seguidores a reunirse en casas particulares, a los que llamó “Círculos Santos”, estos pequeños órganos eran posteriormente unidos en grupos más grandes a medida que se hacían templos. Algunas comunidades amish, continúan rechazando el uso de iglesias y templos y mantienen la costumbre de reunirse en hogares, o en graneros.

La iglesia institucional tradicional en América Latina que se estableció hace quinientos años ha aumentado la separación entre el clero y los laicos, el espíritu propio del sectarismo nicolaíta que el mismo Mesías aborrece. Los que estaban más arriba realizaban varias ceremonias mientras los laicos quedaban sentados en silencio. Sin embargo, hoy día, en América Latina, se está despertando en la conciencia de los escogidos un nuevo aprecio por el sacerdocio universal de todos los creyentes (Apoc. 1:6; 1 Pedro 2:9;).

América Latina se está apartando de esos grilletes del pasado y está experimentando una vida plena de ministerio que involucra  a todos los redimidos en Su sangre preciosa. La iglesia en América Latina hoy tiene hambre para experimentar el cuerpo de Cristo por medio del uso de los dones que Dios ha concedido a todos los creyentes. La conciencia de multiplicación celular por mitosis proporciona las oportunidades emocionantes para que todos usen sus dones.

En base a las demandas espirituales de nuestro mundo actual, hay una gran necesidad de que el liderazgo que sirve a los santos del Mesías, tome su lugar en la historia.  Son muchas las almas humanas que hoy en día están comprendiendo que todo lo que el mundo puede ofrecerles no es nada comparado con la Gracia del Eterno y la vida sobreabundante que Yeshúa, el Mesías, ofrece para los seres humanos. Sin embargo, hay una batalla que pelear; una carrera que correr y una tierra prometida que conquistar.  Se requiere de esfuerzo humano y la ayuda divina para que las personas puedan venir a los pies de nuestro Amado y Dueño y reciban la justificación que Abba les ha preparado en Él.

Entendemos con absoluta claridad que el propósito eterno de Dios es llegar a tener una familia de muchos hijos semejantes a Yeshúa. Por lo tanto, no se trata solo de salvar gente del infierno, sino más bien de transformar la vida de cada nuevo creyente en un hijo del Eterno. Es decir, capacitar a cada santo para que sea maduro, pleno, conforme a la imagen de Yeshúa (Ver Ef. 1:4-5; Ro. 8:28-29; Ef. 4:11-16). Por lo tanto, todo lo que hacemos o decimos debe alinearse y contribuir con el propósito central del Reino de Dios. No es solo incorporar una metodología más, sino volver a los principios y al modelo de la Iglesia apostólica de los primeros siglos.

La conciencia celular del Cuerpo del Mesías proporciona una estructura flexible y dinámica para el cumplimiento de la Gran Comisión, ya que resulta imposible formar discípulos y conducirlos a madurez sólo utilizando la predicación expositiva típica del púlpito en el auditorio, una vez por semana, en una celebración general.

 

(Nota: Foto Vía: Scientific Illustration for the Research Scientist | somersault18:24)