El arco iris, como Pacto, es otro símbolo del cuidado del brit (el sexo del varón). Como hemos visto, la Torah refleja la historia de la humanidad.
Al analizar la historia de Noé y del Diluvio podemos ver cómo ésta refleja la batalla universal en contra de la inmoralidad (ver Génesis 6-9).
Las almas de la Generación del Diluvio estaban sumergidas en la inmoralidad. Practicaban el adulterio, la homosexualidad, la masturbación y el bestialismo (ver Bereshit Rabah 6:5). Su constante de noche de simiente invocó terribles juicios, al punto en que la humanidad debió ser eliminada.
El castigo de esta generación estuvo «de acuerdo con su crimen«. El pecado principal de la Generación del Diluvio fue la emisión en vano de simiente. Afirma el Talmud que aquél que emite simiente en vano es considerado como si hubiera traído el diluvio al mundo (Nidá 13a). Podemos comprenderlo mejor cuando vemos que una sola descarga de semen contiene varios cientos de millones de células espermáticas, cada una de las cuales tiene el potencial de fertilizar el óvulo femenino. Esta simiente está ‘viva» con el poder de dar vida, de modo que toda emisión en vano es una pérdida de vida – tal como una inundación apareja pérdida de vidas.
Noé fue el único hombre de esa generación considerado digno de ser salvado del Diluvio que Dios trajo al mundo. Él era la única figura bíblica con el título de Tzadik. Porque el Tzadik es alguien que guarda su Pacto, y Noé era el único guardián del brit en esa generación inmoral.
Para escapar del Diluvio, Noé debió construir un Arca para protegerse y proteger a su familia junto con al menos dos animales de cada especie. El Rebe Najmán enseña que la palabra hebrea para «Arca» es teivá, que también puede traducirse como ‘palabra». La «palabra» de Noé fue la plegaria. Esencialmente, fue esta «palabra» de plegaria, la manera más sagrada y efectiva de utilizar el habla, lo que protegió a aquéllos que estaban en el Arca de las aguas destructivas del Diluvio (Likutey Moharán I, 14:10).
Vemos entonces que la única opción de salvación que tuvo Noé, como Tzadik de esa generación, fue elevar sus plegarias a Dios. El Tzadik, como hemos visto, es llamado así debido a que guarda su Pacto. Esto le permite unirse con Maljut, que representa el habla (ver más arriba) y así fortalecer la plegaria y dirigirla de manera apropiada. Fue gracias a sus plegarias que Noé pudo salvarse de la destrucción del Diluvio. Como Tzadik, capaz de fortalecer sus plegarias, pudo también salvar a su familia.
Luego del Diluvio y al salir del Arca, Noé fue abrumado por la visión de la destrucción del mundo. Oró entonces a Dios, Quien le prometió que nunca más traería un diluvio así sobre la tierra. Como prueba de esta promesa, Dios le ofreció a Noé la señal del arco iris como recordatorio de Su Pacto.
Cuando Dios ofreció Su Pacto, esperaba que a cambio de su protección el hombre hiciera lo mismo y tuviese respeto por la moralidad humana. Pero poco después, Jam, el hijo menor de Noé, produjo un tremendo daño a través de su transgresión sexual. Noé lo maldijo duramente, diciéndole, (ver Génesis 9:18-29), «Esclavo serás».
Jam, el hijo de Noé, transgredió en contra de la misma fuerza que le había permitido a Noé sobrevivir – el brit. Jam se traduce como «caliente», indicando la «sangre caliente de la lujuria» que arrastra a la persona (Tikuney Zohar #18, 37a). Debido al «calor» descontrolado de esta transgresión y por haberse hecho esclavo de sus deseos, Jam fue maldecido con la esclavitud. Este es el destino que le aguarda a aquél que no controla su lujuria.
Llevando estos conceptos hacia una aplicación más práctica, el Rebe Najmán enseña que el brit de Noé y el brit de Abraham tienen mucho en común: el arco iris, que señala el brit de Dios con Noé, es llamado keshet, que también se traduce como arco. El Pacto de Abraham es también llamado el keshet habrit, el arco del Pacto; y alude al brit cuando éste funciona en pureza. El órgano del brit es visto como un arco; la simiente, como la flecha (Zohar 111, 272a; Likutey Moharán 1, 29:6). Al cuidar el brit, se obtiene el poder de una plegaria efectiva; al rectificar el Pacto (arco), uno puede transformarse en un «lanzador de flechas», alcanzando el «blanco» con sus plegarias de la manera más efectiva (Likutey Moharán 11, 83:1).
La plegaria se ve por el brit debido a que Zeir Anpin corresponde a la voz y Maljut, a la palabra (ver Zohar II, 230b). lesod, que es una manifestación de Zeir Anpin, representa el brit, y Maljut recibe de lesod. Por lo tanto, aquél que guarda el brit rectifica la voz y le da poder al habla, a la plegaria. Por otro lado, aquél que degrada su brit daña su voz, perdiendo el sentimiento por la plegaria; al dañar el brit se disminuye el poder de la plegaria (ver Likutey Moharán l, 27:6; ibid. ll, 1:10).
Esto también se alude en el hecho de que la tráquea está sostenida por seis anillos de cartílago (ver arriba, Capítulo 26). lesod es la sexta Sefirá de Zeir Anpin. Así, al degradar lesod, el «sexto» aspecto de Zeir Anpin, se daña la voz.
Hemos visto que la simiente proviene de todo el cuerpo (arriba, Capítulo 40). El Rebe Najmán enseña que aquél que guarda el Pacto merece sentir en todo su cuerpo la dulzura de sus plegarias. Todos sus huesos sienten esta dulzura, tal como cantó el Rey David (Salmos 35:10), «Todos mis huesos dirán: ‘Oh Dios, ¿Quién es como Tú?’ .» Sus plegarias son como flechas disparadas hacia el objetivo con precisión, rectitud y verdad (Likutey Moharán I, 50:1).
Fuente:
Fragmento final – Capítulo 42
Parte Nueve
EL SISTEMA REPRODUCTIVO
Libro ANATOMÍA DEL ALMA. Rabí Najmán de Breslov