Por Moisés Franco
Cuando leemos el capítulo 6 de Bereshit, vemos cómo los “hijos de Dios” se unieron a las mujeres y de allí surgieron “gigantes” que fueron los grandes héroes (dioses) del pasado.
Inmediatamente luego de explicar esto, el Espíritu Santo nos dice que: “…la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal…”
O sea, que podemos relacionar la rebelión de los ángeles que se corporizaron para tener relaciones sexuales contra naturales con el aumento de la perversión y maldad humana.
El Eterno busca combatir constantemente la rebelión y la desobediencia, porque ambas llaman al caos y a la maldad.
En un principio, cuando quien era conocido como Lucifer se rebeló contra el diseño divino (el del ser humano en propósito) vemos cómo la rebelión de este ser no quedó en sí mismo, sino que por la “multitud de sus contrataciones” (Ez. 28:16) “con la cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra” (Rev.12:4).
La rebelión es combatida vehementemente por YAHVEH porque es como una enfermedad viral que rápidamente se contagia pervirtiendo todo a su paso.
“El rebelde no busca sino mal; y mensajero cruel será enviado contra él”
(Prov. 17:11)
Si buscamos distintos ejemplos de rebelión en la torah (hijo, profetas, etc.) vemos que usualmente el castigo era la muerte, ya que de esa manera se extirpaba el mal de en medio de la asamblea.
Por eso es maravilloso que el Eterno haya perdonado la rebelión de Israel, y que hoy gracias a Yeshúa nos diga:
“Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por amor a mí mismo, y no recordaré tus pecados”
(Is.43:25)
Pero, aún así debemos cuidar nuestra posición de gobierno, “porque la rebelión es pecado de hechicería, e iniquidad e idolatría el quebrantar la palabra de Dios. Y por cuanto tú desechaste la palabra del SEÑOR, él también te ha desechado para que no seas rey” (1Sm. 15:23).
Es decir, que si no somos obedientes a Su gobierno, tampoco nosotros podremos gobernar en Su nombre en la Tierra.
Es curioso que la palabra allí usada para rebelión es merí, que también significa “amargura”. Y ahora entendemos por qué el Espíritu Santo nos revela en la epístola a los Hebreos:
“Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos;
y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor”.
(Hebreos 12:14-16)
Vemos que la amargura trae rebelión que corrompe comunidades, ahora, el Señor nos da pistas sobre cómo surge esa amargura. Primero nos habla de buscar “la paz con todos, y la santidad”, o sea que lo contrario a la amargura es la santidad y paz.
“Al de carácter firme
lo guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía”.
Is. 26:3 (NVI)
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, Porque en ti ha confiado”. (Is. 26:3 – Biblia Textual)
O sea, que la paz se consigue poniendo nuestros pensamientos y acciones (confianza) en YHVH y no en nuestras fuerzas y en el sistema. Por eso la segunda pista en Hebreos, nos advierte de ser profanos como Esaú, ejemplo claro de un calamitoso materialismo.
En conclusión, la rebelión es contagiosa y trae perversión y muerte, se origina en la amargura y para evitarla debemos poner nuestros pensamientos en Abba y nuestra confianza en Él. Así “destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2Cor. 10:5).
“Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”
(Fil. 4:7)
Moisés Franco
Muy edificante !