sexo

La Guerra de los Sexos

Por P.A. David Nesher

Desde lo que hemos entendido en estos años de investigación de la Torah (Instrucción) divina, sabemos que, todo ser humano ha sido colocado en esta Tierra como representante de Dios (Elohim) sobre los órdenes de los seres inferiores. Éstos últimos no pueden comprender ni reconocer la soberanía del Eterno; sin embargo, fueron creados con la capacidad instintiva de ver la Gloria divina a través del ser humano posicionado mesiánicamente. Desde aquí cada uno de estos animales está apto para amar y servir al hombre que en propósito cumple la misión de promoverlos como criaturas, garantizándoles las mejores condiciones de vida.

Los invito a disfrutar de esta AULA VIRTUAL que junto a mi esposa Laura Arco dimos para todos aquellos que quieren adquirir el correcto conocimiento del propósito eterno de Dios en nuestras vidas.

PRIMERA PARTE:

SEGUNDA PARTE:


Bitácoras relacionadas con esta CLASE VIRTUAL:

¿Cómo Reparar (Tikun) la Sexualidad Matrimonial en Sukot?

Por P.A. David Nesher

«A los quince días del séptimo mes, cuando recojáis el producto de la tierra, celebraréis la fiesta del Eterno por siete días. En el primer día habrá descanso solemne, y el día octavo será descanso solemne…En las cabañas habitaréis por siete días; todo nativo de la casa de Israel habitará en las cabañas,Para que vuestras generaciones venideras sepan que en cabañas hice Yo habitar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto; Yo soy el Eterno, vuestro Dios.« 

Vaikra (Levítico) 23:39 y 42-43

En el tiempo que llevamos peregrinando la fe en sus raíces ontológicas, hemos aprendido que Sukot es la festividad divina que no se concreta con pensamientos y palabras, sino en hechos, donde en la construcción física material de la Sukah con nuestras propias manos, nos humanizamos y nos elevamos para llegar hasta las «Nubes de Gloria» (en hebreo «Hananei Kavod«).

La expresión «Hananei Kavod» («Nubes de Gloria«) describe el escudo protector de la espiritualidad que cubría las tiendas donde vivieron los Bnei Israel en sus 40 años en el desierto. Fue esa experiencia espiritual colectiva la que determinó el cambio de su realidad como seres humanos libres, ya no esclavos de Mitzrayim (Egipto).

El Talmud explica que el mandamiento en hebreo de la Sukah, «Taassé veló min Heassui» (que significa: «¡haz tú mismo las cosas y no esperes que otros las hagan por ti!»), esta diciéndole al jefe de familia no te quedes parado a un lado viendo las cosas suceder y asume la responsabilidad para poder cambiar la realidad de tu hogar sometido a las dificultades cotidianas.

Los códigos lumínicos de la Torah revelan que la humanidad, esclava del sistema reptiliano de cosas, utiliza la fuerza de la virilidad y la fuerza de la feminidad con el objetivo de que el placer sexual no se eleve a las zonas celestiales. De ese modo, dicho placer genera la klipá (caparazón) del hedonismo que encierra a todo varón y mujer en pareja dentro de la infra-animalidad. De este modo, el mundo físico se mantiene en su tendencia a la entropía. Esto crea finalmente una distorsión significativa en las diferentes dimensiones del Mundo Superior.

El Rabi Isaac Luria Ashkenazi (conocido como el Arizal), de bendita memoria, recomienda hacer la oración en la Suka:

«Baruj Atá YHVH Eloheinu Melej Haolam, Asher Kideshanu Bemitzvotav, Vetzivanu al netilat Lulav».

En español esta bendición se dice así:

«Bendito seas Tú, Eterno, Soberano del universo, que nos ha santificado con Sus preceptos y nos ha ordenado acerca de sostener el Lulav«.

Ahora bien, conviene meditar en algunos secretos que esta berakáh contiene y que tiene que ver con el tikún (reparación) que un matrimonio espiritual debe hacer al celebrar esta fiesta, para asegurar el tikún de todo aspecto celestial que se haya visto afectado por el incorrecto uso de la sexualidad humana.

Para lograr eficazmente esta misión mesiánica debemos saber que la expresión Netilat quiere decir «súbelo«. Una pregunta surge del significado de esta expresión:

¿Por qué y para qué se tiene que subir?

En primer lugar, debo decirles lo siguiente:

El Lulav: representa al hombre. ?
El Etrog: representa a la mujer. ?

Entonces, para lograr la reparación (tikún) de los cortos circuitos conyugales mal hechos, se une el lulav (varón) y etrog (mujer) y se los eleva hacia arriba, señalando a las esferas celestiales el deseo que ese matrimonio tiene de santificar el Nombre divino, realizando las meditaciones («Nubes de Dios») que no se hizo en su momento. Entonces se capta en el Mundo de Arriba que en esa familia se desea realizar dicha reparación.

Esto significa que cuando el jefe de familia entra a la Sukah y hace el Netilat Sukah esta elevando al binomio varón-mujer en su union (relación conyugal) con los nombres del Eterno, y subsanando los cortocircuitos conyugales, permitiendo la generación de periodos de simjáh (o alegría interior) en esa pareja. Así comenzará un fluir glorioso de dicha alegría hacia el entorno que ese matrimonio ha recibido por heredad de propósito y misión.

Es decir, que un matrimonio que obedece el mitzváh de habitar en sukah, y agitar las cuatro especies al ingresar en dicho habitáculo, esta reparando todo lo que la humanidad ha hecho en el uso hedonista de la sexualidad, y evitando que la Creación sea presa del caos.

Entonces, la fiesta de Sukot tiene sin duda un mensaje universal que nos enseña que a través de nuestras acciones, podemos alcanzar las «Hananei Kavod» (o «Nubes de Gloria«) para hacer frente a las dificultades y desafíos humanos. Sukot permite a cada matrimonio que la practica, elevarse espiritualmente como seres humanos, y dominar así como una unidad desde la que el Eterno se manifiesta soberanamente bendiciendo todo nivel de la fisicalidad.

¡Que el Eterno te permita adquirir este poder mesiánico en tu pareja!

Jag Sameaj!

Recomiendo leer la siguiente bitácora para vivir una Fiesta acorde al Espíritu del Eterno:

En la Última Década, en Inglaterra, las Consultas por Tratamientos Hormonales de Cambio de Sexo se dispararon un 4000%

El Ministerio de la Mujer y la Igualdad del Reino Unido, dirigido por Penny Mordaunt y que está alineado en las políticas de género internacionales, quiere estudiar las causas que han llevado a un incremento del 4000% de los tratamientos transgénero en los menores de edad.

La propia ministra dejó en claro el crecimiento que se dio en la última década y que llamó la atención de los grandes medios británicos. Durante el último año, más de 1.806 niñas se han sometido a tratamientos dentro del sistema de salud del Reino Unido.

Son datos ciertos, proporcionados por el propio Ministerio británico, lo que provoca conmoción en cualquier lector, con independencia de la ideología y más entre los que nos dedicamos a la enseñanza o somos padres, porque no cabe duda de que lo que está pasando con los niños ingleses les pasará en muy corto periodo de tiempo a todos los europeos.

Son varias las razones por las que nadie puede permanecer indiferente ante el hecho de que estos tratamientos se estén produciendo en un número cada vez mayor y en edades cada vez más tempranas.

Primero: porque afecta a menores que deberían pensar en cualquier cosa menos en el sexo.

Segundo: porque los tratamientos son irreversibles y se trata de la única cosa que se les permite hacer a los menores sin el consentimiento paterno yque además tiene consecuencias fisiológicas y psicológicas para toda la vida.

Tercero: porque semejante incremento no puede sino ser causado por algo distinto a la “necesidad” de tales operaciones por cuestiones intrínsecas al menor. Es decir: las causan los adultos.

Una vez conocido el dato y escandalizados por ello debemos buscar la causa. Yo le diría a la ministra que no busque demasiado lejos, que ella (y sus predecesoras en el cargo) es en parte la causante de esta aberración.

El ministerio que dirige Penny Mordaunt es el responsable de los programas escolares de adoctrinamiento en centros escolares, el que firmó la «Alianza nacional contra la homofobia, bifobica y transfóbica», que actúa en centros escolares del Reino Unido. Esta ‘Alianza’ se firmó entre el Estado y una docena de asociaciones LGTB para inculcar a los niños la idea de que cualquier práctica, orientación o deseo sexual es igualmente válido, que existen niños que son niñas, niñas que son niños e individuos que no son ni una cosa ni la otra, etc. Estos programas, que se introducen en las escuelas –en teoría– para evitar el rechazo que sufren en la adolescencia los jóvenes homosexuales, enseñan a utilizar el propio cuerpo y el ajeno como fuente de placer, a identificar posibles sentimientos homosexuales y a aceptarlos como normales.

Independientemente del logro de su objetivo (personalmente creo que tampoco lo cumplen) está claro que estos programas lo único que pueden generar es confusión y desorientación en los niños y adolescentes, puesto que por definición tanto unos como otros no tienen formado el carácter ni tienen claro quiénes son y mucho menos quiénes quieren ser.

En el caso de los menores de once años sabemos que en su horizonte mental el sexo no aparece. Si por accidente aparece en su vida se muestra como un misterio, como cosas de los mayores que no terminan de comprender ni en su dimensión real ni en sus implicaciones. Por otro lado, en el nivel psicológico, los afectos del niño son de naturaleza muy diferente a las personas adultas. El niño vive en el presente donde lo que tiene delante es amado sin implicaciones de ningún tipo. Un niño puede jugar con un desconocido como si fuese su más fiel amigo y no volver a verlo sin echarle de menos ni preguntarse nada de él, o puede enfadarse y desenfadarse en unas horas con un compañero. Pueden tener mejor relación con una muñeca que con una persona real, porque la realidad es distinta para los niños que para los adultos, abarca más. Los niños no tienen el tipo de relación direccional de los adultos, por lo que no tienen orientación de ningún tipo, y menos orientación sexual.

En cuanto a la diferenciación sexual es algo que tampoco forma parte del universo del niño. Si bien son capaces de distinguir sexos a muy temprana edad (la identificación del sexo es un universal antropológico), no le dan el valor que los adultos le damos, no tratan a uno y otro sexo de manera diferente. Es del todo imposible que un niño o una niña manifiesten espontáneamente su incomodidad con el sexo propio (“asignado”, en la jerga de la ideología de género) o su preferencia por personas de su mismo sexo.

Solo si los adultos se empeñan en que los niños busquen afectos direccionales (la pregunta por el novio o la novia en educación infantil), con la que muchos padres acosan constantemente a sus hijos, los niños se pueden plantear esa cuestión como una realidad posible, y si además se les pregunta si están más a gusto con los de su propio sexo o si sienten por algún compañero atracción, los niños en su imaginación pueden crearse una idea equivocada de lo que son las relaciones con sus compañeros. En estos programas, por ejemplo, se les pregunta a los niños si tienen novio y a las niñas si tienen novia.

Plantear en un niño un conflicto como este, ponerles a jugar a que los niños sean niñas. y las niñas, niños, para “ver cómo se sienten”, puede excitar la imaginación infantil, que, como dijimos, tiene trastocado el criterio de realidad, creando a veces la ilusión de ser lo que no se es, y esta imaginación es más potente en el caso de las niñas.

La confusión en la infancia llevará inexorablemente a una confusión mayor en la pubertad, puesto que, en este periodo, como veremos, el conflicto es parte de la vida.

En cuanto a los adolescentes, el discurso adoctrinador en los colegios puede causar también un daño irreparable. Pensemos que la adolescencia es una etapa de crisis, donde todo lo aprendido en cuestiones de moral y política se pone en entredicho y donde el joven busca una afirmación en muchos casos contra la sociedad o el estilo de vida de los padres.

En la adolescencia el joven no encuentra su lugar y camina, como un náufrago, en busca de su lugar en la vida: busca afiliaciones (políticas, musicales, artísticas, religiosas), busca su afirmación y quiere ser tratado como adulto, pero tiene constantes recaídas a la infancia. No hay nada sólido en la vida del adolescente y este periodo se caracteriza por la búsqueda constante de su ser. El adolescente se ha iniciado ya en el amor direccional, ya le gusta alguien, aunque ese alguien cambie constantemente. Aún no ha llegado al amor pleno, sino que está en el mundo de los amores. La vida del adolescente puede ser pensada como los fuegos artificiales: mucha intensidad, pero poca pólvora, de tal manera que constantemente salta y vuelve a su ser.

La relación con las personas del otro sexo no es del todo equilibrada. Se da una relación de amor y odio a la vez; por una parte, las tendencias naturales les llevan a la unidad, pero la psicología, con sus dos tiempos madurativos entre hombres y mujeres, les lleva al rechazo, sobre todo entre las chicas. El adolescente se siente doblemente incomprendido: primero por sus padres y después por los representantes del sexo contrario, pero con las personas de su misma edad y sexo se siente plenamente a gusto.

Siendo así las cosas, no es el mejor momento para explicarles en el colegio la posibilidad de un amor homosexual, o trabajar la idea de que los sentimientos hacia sus compañeros deban llevar necesariamente a una idea homosexual o transexual.

Estos programas, sin duda, no cumplen objetivo que se proponen, pero traen una serie de problemas muy graves que deberían tenerse en cuenta, aprendiendo la lección del Reino Unido a la hora de exportarlos al resto de los países.

Varias son las razones que preocupan a los padres británicos, destacándose que el número va en aumento y a edades cada vez menores, cuando deberían estar pensando en otra caso en vez del sexo.

Otro factor de preocupación ante esta escalada de tratamientos hormonales para cambios de sexo es que se haga sin el consentimiento de los padres y sea irreversible. Las consecuencias fisiológicas y psicológicas son de por vida. Que sean adultos quienes promueven esta situación, en muchos casos promoviendo el lobby LGBT, generan un confusión en el infante que termina explotando en la pubertad.

No es de extrañar que aquellas niñas que fueron adoctrinados por estas asociaciones LGTB hace diez años pidan ahora de forma numerosa el cambio de sexo o practiquen la homosexualidad o la bisexualidad de manera momentánea, hasta lograr encontrar su sitio en la vida, es decir, llegar a la edad adulta.

FUENTE:
Prensa Republicana

El Sexualidad Mesiánica frente al Sexo Reptiliano

Por P.A. David Nesher

 

 

 

«No haréis según la práctica de la tierra de Egipto donde morasteis; ni obraréis conforme al uso de la tierra de Canaán, adonde Yo os llevo, ni actuaréis según sus costumbres. Cumpliréis con mis juicios y mis estatutos guardaréis, siguiéndolos; Yo soy el Eterno, vuestro Dios.» 

(Levítico 18:3-4)

En el capítulo anterior hemos estudiado cómo la Torah legisla leyes y promulga mandatos cuya finalidad última era desarraigar las normas y costumbres paganas, en las cuales la humanidad en general, e Israel en particular, estaban inmersos. Pero en este capítulo 18 de Vayikrá (Levítico), la Torah enfrentará a los hebreos con leyes claras y pertinentes todo lo referente a la sexualidad del hombre y de la mujer. Leyes para salvaguardar la moral social e individual, presentadas en un estilo parenético, con la fórmula estereotipada y enfática «Yo Yahvéh» («Yo Soy el Eterno«). Con esta afirmación, el Eterno establecerá una clara separación entre Israel y el resto de las naciones, al declarar este principio: “Me pertenecen, no harán como el mundo hace.”

Este texto muestra que los hijos de Israel han sido llamados a ser diferentes a los demás pueblos del mundo, especialmente cuando los pueblos son tan inmorales como los egipcios y los cananeos.  Los persas, por ejemplo, animaban a los varones a realizar uniones maritales con madres, hijas y hermanas, en base de que dichas relaciones tenían un mérito especial delante de los ojos de los dioses.

Israel está sujeta a una vocación que proviene del Mundo de Arriba. Cada miembro de Israel debía ver en estos paradigmas jurídicos las bases de una cultura verdaderamente humana, que los comprometía a ver en estas leyes una obligación moral estrechamente relacionada con la Alianza de Yahvéh que hacía de ellos un pueblo santo diferente de los demás.

Los hebreos hemos sido llamados a comer de una manera integral y diferente, vestir con estilos diferentes, hablar claramente diferenciados, etc. ¿Podemos entonces mirar las prácticas de los demás pueblos y hacer lo contrario? ¿Es eso lo que Yahvéh quiere enseñarnos con esta palabra? Hasta cierto punto esto está bien, pero si vamos a dejar que las prácticas de los paganos determinen nuestra conducta, es posible que dejemos de hacer algo que Yahvéh aprueba e incluso manda. ¡No vamos a dejar de hacer algo bueno sólo porque los demás lo hacen!

Por lo tanto, sigue el versículo 4 diciendo: “…habréis de cumplir MIS estatutos y guardar MIS leyes para andar en ellos.” Dejando así bien claro que no son los paganos los que determinan nuestra conducta, sino la Torah de Yahvéh. En el camino de restauración hay muchos ex cristianos que rechazan todas las cosas que hacen los cristianos. Pero sólo por el hecho de que se hagan ciertas cosas en el mundo cristiano no es una razón suficientemente fuerte para rechazarlo. Por ejemplo, no podemos dejar de leer las Escrituras porque los satanistas las estén leyendo. Esa actitud no es sana y al final llevará a la persona a desviarse del camino recto.

Cuando Dios creó el mundo, bendijo al varón y a la mujer con la capacidad de procrearse y perpetuar su simiente en esta, nuestra Tierra (Génesis 1:28). Sin embargo, cuando la primera humanidad escuchó la enseñanza de la serpiente, le entregó a esta la potestad de manipular la sexualidad como un instrumento de degradación, que conduzca a la humanidad al caos.

Por ello, más adelante la Torah reflejará la ira divina desatada por la actitud perversa asumida por los, «Bené Elohím» («בני אלהים») , aquellos ángeles que violaron su naturaleza, y se unieron por medio de pactos chamánicos con las hijas de Caín, violando así las más mínimas normas de moral sexual, como leemos en los versículos siguientes:

«Vieron los Bené Elohim a las hijas del hombre que eran bellas y tomaron mujeres para ellos, de todas las que preferían. Dijo Yahvéh: ¡No contenderá eternamente Mi Espíritu por causa del hombre porque es carne! Serán sus días, ciento veinte años». (Génesis 6: 2-3)

El sabio exégeta judío Rambán ha entendido que en los códigos del versículo 2 estamos frente a un caso de perversión sexual donde: «…los hombres, emulando la conducta de ángeles caídos, tomaban a las mujeres en contra de la voluntad de las mismas, amén de posesionarse de mujeres desposadas«. Así, esta perversión sexual irá en aumento hasta que el Eterno traiga el Diluvio sobre la humanidad.

Por eso, en el capítulo 18 de Levítico, la Instrucción (Torah) divina prevendrá a los hebreos, explicándoles por qué los liberó de los riesgos y peligros que involucraba permanecer en la tierra de Egipto. Este imperio, a pesar de ser una nación que había llegado a la cumbre de la civilización, logrando picos en la ciencia y en las artes, habían permitido en su seno el desarrollo de perversiones y aberraciones, en lo que a la sexualidad se refiere, que lo había conducido a alcanzar lo 40 grados de degradación moral a los que puede llegar la humanidad (ya en el grado 50 no hay manera de regresar al diseño original). A tal punto era esta degradación moral que la Torah,  llama Hukót HaTohebot (normas aberrantes) a todos los paradigmas que regían las costumbre egipcias en el área de los sexual.

Lo mismo ocurría en la tierra de Quenahan (Canaán), que el pueblo de Israel se aprestaba a conquistar. El Eterno les revela con estas leyes que ellos corren el peligro de conquistar la tierra, pero a la vez, «ser conquistado» por las costumbres y normas aberrantes de los pueblos que la habitaban. Cosa que en realidad ocurrió (Véase el libro de Jueces 2:11 y subsiguientes).

Entendamos que la misma religión que estos pueblos practicaban, rindiendo culto a dioses de la fecundidad, pretendía santificar los actos sexuales desordenados, fomentando así la inmoralidad entre sus adeptos y seguidores.

Así nuestro capítulo Levítico 18 enunciará todas las uniones prohibidas entre hombre y mujer, ya sea por consanguinidad, o por la perversión que pueden generar las mismas. Por lo tanto, la existencia misma del pueblo de Israel dependerá de la capacidad que demuestre para cortar en forma clara y nítida con un pasado atentatorio contra la idea del ser humano creado por Dios para desarrollarse en nombre de Él, y lograr su bienestar rechazando perversiones y aberraciones. Para ello será necesario constituir una familia sana, que es el núcleo básico de toda sociedad.
En cuanto al futuro del pueblo, dependerá de su capacidad, de desarrollarse de acuerdo con las normas de la Torah.

Los israelitas debían mantenerse puros y apartados para Yahvéh. Él no quería que su pueblo fuera absorbido por la cultura y/o el ambiente que los rodeaba: «… ni actuaréis según sus costumbres«, les ordenó. El término «costumbres«, por supuesto, hace alusión a las perversiones sexuales vigentes en esos pueblos, y que la Torah enuncia en nuestro capítulo.

A nosotros, de igual manera, la sociedad occidental post-moderna puede presionarnos a que nos conformemos a su manera de vivir y de pensar. Sin embargo, si cediéramos ante la presión nos confundiríamos, y no sabríamos a cuál grupo pertenecemos. Además perderíamos nuestra efectividad para servir a Dios, que es al fin y al cabo nuestra vocación esencial.

Tristemente, aquellos que se llaman hoy en día cristianos a menudo toman el estándar de su conducta sexual de parte de los estándares que marca el sistema de cosas imperante, rechazando la Instrucción del Señor. Claramente ellos saben que debieran de ser diferente del mundo en su moralidad sexual, y deberían de seguir el estándar bíblico para la conducta sexual trazada por el Creador. Es paradójico, en las congregaciones primigenias, a cuyos miembros se los señalaba burlonamente como cristianos, un argumento que ellos daba para mostrar la veracidad del Evangelio del Reino era: “Pueden saber que esto es Verdad absoluta al ver a nuestras vidas, especialmente en la conducta sexual.” Hoy, ese mundillo que dice vivir como aquellos, autodenominándose  cristianos dice: “No me mires a mí, mira a Jesús.”

Por eso, es mejor que tú, que has salido de la Gran Babilonia (el cristianismo) obedezcas al Eterno y no permitas que la cultura de este sistema reptiliano afecte tus pensamientos, habla y acciones.


Bitácoras relaciones y recomendadas:

¡Evita hacer lo que ellos hacen!

https://davidnesher.com.ar/herramientas-cosmicas-para-prolongar-la-vida/