Por Moisés Franco
“… y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra” .
(Bereshit 8:7-8 |RV60)
Si hay algo que me ha quedado claro en estos años de estudio de la Torah es que nada es casual en ella.
Por eso, me dispuse a que el Espíritu Santo me hablara sobre por qué se menciona específicamente a estas dos aves y no sólo dice “envió a un ave y después a otra”. Por eso, quisiera compartirles algunas reflexiones fruto de indagar brevemente sobre estos seres alados.
El cuervo es considerado uno de los animales más inteligentes del mundo, con capacidad de autopercibirse, construir herramientas e incluso imitar la voz humana. Por lo que su capacidad cognitiva es comparada con la de un niño de ocho años.
Tal vez ese sea uno de los motivos por el cual Nóaj lo envía inicialmente para saber si ya había algún punto con tierra seca.
Sin embargo, según Rashí, esto no sucedió sino: “el cuervo, en lugar de cumplir su misión, se quedó sobrevolando el arca hasta que se secaron las aguas porque sospechaba que Nóaj le quitaría su pareja”.
Esa interpretación no es descabellada, ya que el cuervo vive toda su vida en pareja y es monógamo.
Luego tenemos a la paloma, un ser que si bien tiene capacidades apreciadas por el hombre, como por ejemplo servir de mensajera, no tiene una inteligencia racional tan desarrollada como la del cuervo.
Pese a eso, la paloma fue a cumplir su misión y al no encontrar donde apoyar sus patas retornó al arca (Bereshit 8:9). Nóaj la envió nuevamente una semana después y el ave retornó con una hoja de olivo en su pico.
¡Imaginemos la alegría de esas ocho personas que, después de estar más de medio año a la deriva reciben la noticia de que ya hay tierra firme!.
Como no es casual la participación de estas aves y no otras en el relato, tampoco lo es la hoja de olivo y no otra, ya que este tipo de árbol es un símbolo de Israel.
Por ende, ese acto era más que una buena noticia para ese momento, era una declaración para todas las generaciones: *sin importar que tan difíciles se pongan las cosas, el Eterno jamás abandonará a Israel*.
Es que paloma en hebreo se dice “yoná” y tiene una gematría de 81, lo mismo que la expresión: “confiaré en YAH” (Bill Heidrick).
En conclusión: la inteligencia racional, como la del cuervo, es buena. Pero, si ponemos toda nuestra confianza en ella, nos será una trampa que alimentará nuestros miedos y evitará que cumplamos el propósito para el que nacimos.
En cambio, si la sujetamos a la confianza en YAH con perseverancia, como simbolizaría la paloma, nos convertiremos en portadores de buenas noticias y nuestros pies (vida, andar) serán bendito:
“¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!”
(Is. 52:7 |RV60).