Contracultura del Amor

¿Qué es la batalla de altares según la cosmovisión apostólica?

Por P.A. David Nesher

¿Qué es una batalla cultural?

Disputa que tiene por objetivo por objetivo influir sobre los elementos culturales de una sociedad a través de las instituciones políticas y de los aparatos culturales de esa sociedad.

¿Qué son los elementos culturales?

Las creencias, las costumbres, los símbolos, los mitos, los valores, las historias, las normas, etc. Cosas intangibles, que la mayoría de nosotros pensamos que no sirven para nada, y que nos perdemos de vista en cuanto a su importancia, ya que son en verdad nuestros anteojos con los cuales logramos ver una realidad. Nuestro acceso a la realidad no es incontaminado. Nosotros tenemos anteojos. Éstos son todos los elementos que nombre al principio y que en conjunto los llamamos CULTURA. Justamente cuando yo modifico esos anteojos, lo que obtengo es una modificación de la manera que tengo de ver la realidad el mundo que me rodea (cosmovisión).

Al lograr modificar la forma en que se aprende la realidad, se logra modificar también la forma en que se actúa sobre esa realidad.

Te invito a escuchar esta conferencia:


El ‘virus woke’

por Juan Manuel de Prada

El magnate Elon Musk, que es un cabroncete con pintas, le ha cogido el gustirrinín a escarnecer a otros magnates y arruinar sus compañías a golpe de tuit. La última diana de sus dardos ha sido Netflix, que está perdiendo suscriptores a chorros y sufriendo descalabros bursátiles de órdago. Para explicar estas calamidades, en Netflix han recurrido a las mismas paparruchas que emplean el doctor Sánchez y sus compiyoguis de Bruselas para justificar sus latrocinios (que si Putin y tal); pero el cabroncete de Musk asegura en un tuit que el hundimiento de Netflix es causado por el ‘virus woke’ que infecta todas sus producciones.

De vez en cuando, para poner rabiosa a la muchedumbre de zoquetes que infesta interné, escribo artículos que golpean donde sé que más les duele (allá donde sus vidas arrasadas encuentran cobijo y consuelo): la pornografía (el soma con el que matan la tristeza de la carne), el evolucionismo (el mito cientifista con el que llenan los hangares vacíos de su alma), las series televisivas encumbradas como obras maestras de la semana, que son el libro de los que no leen. Todas estas series resultan, infaliblemente, bazofia sistémica de la peor calaña, infestadas de estereotipos grotescos y burdos clichés ideológicos, con guiones paparruchescos y digresivos y personajes inconsistentes y esquemáticos. Y todas ellas apestan a nihilismo; todas ellas están risueñamente consagradas a la exaltación frívola del mal.

En todas las series se incluye de las formas más forzadas la consabida menestra étnica, el consabido sopicaldo penevulvar, el consabido engrudo políticamente correcto. Pero, mientras estas bazofias son administradas con cierto disimulo por otras compañías, como quien vomita morigeradamente en una bolsita y luego se limpia con pudor las comisuras de los labios con la puntita del pañuelo, en las series de Netflix el vómito es siempre a chorro libre, con sus arcadas tremebundas, sus tropezones sin masticar y sus salpicaduras asperjadas por doquier. En las series de Netflix hay hombres embarazados, indios comanches que se percuten el recto, príncipes escandinavos negros, monjas de clausura transgénero, cualquier mamarrachada woke tiene salvoconducto para acampar en los cerros de Úbeda. Si las series de las demás compañías suelen estar concebidas por tipos protervos y sibilinos, las series de Netflix parecen concebidas por los villanos de Los juegos del hambre en plena resaca de anisete, y dirigidas a un público íntegramente formado por homínidos dispuestos a recuperar hábitos plantígrados, y hasta a reproducirse por esporas, con tal de combatir el cambio climático o batir el récord de resiliencia inclusiva.

En realidad, los dardos del magnate Musk contra Netflix no son sino un avatar más de la Torre de Babel. Pero es hermoso asistir al derrumbe de una época podrida hasta el tuétano. Si Netflix es el epítome de esa podredumbre, Musk es su catalizador. Dándonos el mismo asco ambos, nuestras simpatías sin embargo están con el segundo.

Publicado en ABC.

Tu BeAv: La Fiesta del Amor Unificador.

Por P.A. David Nesher

«Y dijeron: He aquí, cada año hay una fiesta del Eterno en Silo, que está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona.«

(Jueces/Shoftim 21:19).

Hemos estudiado que después de su salida liberador de Mitzrayim (Egipto) y acercándose ya a la tierra de Canaán, bajo el liderazgo de Moshe, los israelitas optaron por mandar espías a la tierra con el objetivo de organizar mejor el plan de conquista.

Así es como los doce espías regresaron de su misión el día 9 de Av (quinto mes) con un reporte adverso y el pueblo, en contra de la garantía Divina de conquista fácil, creyeron en dicho informe negativo, y desistieron de entrar en la Tierra Prometida. Aquel día, ellos lloraron sin motivo, fijando así proféticamente a dicha jornada como día de llanto eterno y de negatividad. Así nación Tishá BeAv.

De este modo, los varones adultos de dicha generación, imposibilitados de librarse de su mentalidad de esclavos, fueron condenados a morir en el desierto. Cuentan los relatos históricos del Midrash que todos los 9 de av, cavaba cada uno su tumba y se acostaba a dormir en ella, los que no se levantaban eran cubiertos a la mañana siguiente. Por eso, en cada Tishá B’Av (9 del mes de Av) de esos 40 años, aquellos que habían llegado a la edad de 60 ese año iban muriendo (15.000 cada Tishá B’Av).

En dichos relatos también se cuenta que al llegar el año número 40 de su permanencia en el desierto, los pocos sobrevivientes realizaron el tétrico ritual esperando no levantarse al día siguiente. Pero, al salir el sol, todos estaban vivos. Supusieron un error de cálculo y lo volvieron a hacer la noche siguiente y las sucesivas. Nada pasaba.

El día 15 del mes de Av (en hebreo Tu BeAv), al ver la luna llena, los israelitas descartaron la opción de error de cálculo y entendieron que fueron perdonados por Dios. ¡La plaga había terminado finalmente en Tu BeAv!

Por esta anécdota de las misericordias Divinas, comenzó a forjarse este día de unión, reconciliación y alegría.

Por ello, la Mishná dice que:

Ningún día fue tan festivo para Israel como el 15 de Av y Yom Kipur” (Taanit 30b-31a).

Ahora bien, ¿qué es Tu B’Av, y en qué forma es equivalente a Yom Kipur?

Los sabios de la codificación hebrea de la Torah responden este planteo, explicándolo así:

Yom Kipur simboliza al Eterno perdonando a Israel por Jat Eguel (el pecado del Becerro de Oro) en el desierto, porque aseguran que en ese día Elohim aceptó finalmente la súplica de Moshé de perdonar a la nación, y en ese mismo día Moisés bajó de la montaña con un nuevo par de tablas.

Así mismo, ellos aseguran que tanto como Yom Kipur simboliza expiación por el pecado del Becerro de Oro, Tu B’Av simboliza expiación por el pecado de los espías.

A eso se referían los sabios cuando dijeron: Ningún día fue tan festivo para Israel como el 15 de Av y Iom Kipur, porque no existe alegría más grande que el hecho de que se perdonen los pecados, en Yom Kipur el pecado del Becerro de Oro y en Tu BeAv el pecado de los espías. Esta es la razón por la que en el libro de Shoftim (Jueces), la fecha de Tu BeAv es aludida como una festividad

«Y dijeron: He aquí, cada año hay una fiesta del Eterno en Silo, que está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona.»
(Jueces/Shoftim 21:19).

Pero, además de este evento digno de mencionar, otros cinco sucesos históricos que ocurrieron en Tu BeAv que los invito a considerar a continuación:

EVENTOS 2 y 3 Después del caso de las hijas de Tzelofajad (ver Números/Bamidbar, capítulo 36), las hijas que heredaban tierras de su padre cuando no había hijos varones, tenían prohibido casarse con hombres de otras tribus, para que la tierra no pasase de una tribu a otra. Generaciones más tarde, después de la historia de la “Concubina de Givá” (por favor leer Jueces/Shoftim, capítulos 19-21), los Benei (Hijos) de Israel juraron prohibirles a sus hijas casarse con hombres de la tribu de Binyamin. Esto representaba una amenaza de aniquilación para dicha tribu.

Cada una de estas prohibiciones fue levantada en Tu BeAv. El pueblo se dio cuenta que si ellos cumplían su prohibición, una de las 12 tribus podría desaparecer por completo. En cuanto al juramento que se había realizado, ellos destacaron que solamente afectaba a la generación que había hecho el juramento y no a las generaciones posteriores. Lo mismo fue aplicado a herederas casándose fuera de su propia tribu: esta regla fue aplicada solamente a la generación que había conquistado y dividido la tierra bajo el mando de Yehoshúa (Josué), pero no a generaciones posteriores. Esta fue la primera expresión de unión de todas las tribus y fue una causa de regocijo. Por eso es que en el libro de Shoftim (Jueces) es referido como “una festividad para Dios”.

Fue así que, a lo largo de las generaciones, este día fue descrito en el tratado de Taanit como un día «dedicado a compromisos matrimoniales«, para que surgieran nuevas familias israelitas.

El Talmud cuenta que en Tu BeAv, los solteros y las solteras de Yerushalaim (Jerusalén), salían a los viñedos de los alrededores con ropas blancas y prestadas y se armaban parejas.

4º EVENTO: Después de que Jeroboam separó el reino de Israel al norte (con sus diez tribus) del reino de Judá, el puso guardias a lo largo de los caminos que llevaban a Jerusalén, para prevenir que su gente fuera a la Ciudad Santa para las festividades de peregrinación. Jeroboam temía que esos peregrinajes podría socavar su autoridad. Como “substituto” él puso lugares de culto, que eran totalmente idolatras, en Dan y Bet-El. Entonces la división en dos reinos se hizo un hecho consumado y duró por generaciones.

Pero, el último rey del reino de Israel, Hoshea ben Elah, quiso salvar la brecha, y quito los guardias de los caminos que llevaban a Jerusalem, permitiendo que el pueblo realizara la peregrinación nuevamente. Esto ocurrió en Tu BeAv.

EVENTO: Al comienzo del periodo del Segundo Templo, la Tierra de Israel estaba casi totalmente baldía y la madera necesaria para ofrecer los sacrificios y para la llama eterna que tenía que arder en el altar era casi imposible de conseguir. Cada año una cierta cantidad de personas valientes se ofrecían para traer la madera necesaria desde lejos, un viaje que era extremadamente peligroso.

Ahora, no podía traerse cualquier madera. Madera que estaba agusanada no estaba permitida. Y humedad y frío son condiciones ideales para el cultivo de gusanos en la madera. Como resultado, toda la madera necesaria hasta el verano siguiente tenía que ser recolectada antes de que comenzara el frío invierno. El último día en que se traía madera para ser almacenada durante los meses de invierno era Tu BeAv, y era una ocasión festiva cada año cuando la cuota necesaria era alcanzada ese día.

EVENTO: Mucho después del evento, los romanos finalmente permitieron que los cuerpos de aquellos que habían sido asesinados en la revuelta de Betar (en la revolución de Bar Kojva) fueran enterrados. Este fue un milagro doble, en que, primero los romanos finalmente dieron autorización para el entierro, y segundo, a pesar del largo periodo de tiempo que había pasado, los cuerpos no se habían descompuesto. El permiso fue otorgado en Tu BeAv.

¿Por qué Tu BeAv está relacionada con el concepto de «Alma Gemela» y la formación de Parejas para el Matrimonio?

Interesante es que en algunos textos muy antiguos a esta Festividad se la denomina como “Jag HaBetulot” (“Fiesta de las Doncellas” o la «Fiesta de las Vírgenes«).

Las fuentes literarias no nos explican la esencia de la festividad, pero sí nos ofrecen su descripción. Así, dice Rabán Shimón ben Gamliel:

No tuvo Israel festividades comparables a la de Jamishá Asar Beav (el día 15 del mes de Av) y la de Yom HaKipurim (después del ayuno); en las cuales las jóvenes de Jerusalem salían vestidas de blanco con ropas prestadas, para no avergonzar a las que no las tenían mejores; y salían las jóvenes de Jerusalem a danzar en las viñas”.
(“Mishná”, “Taanit” IV, 7).

La fecha del “Tu BeAv” en el hemisferio boreal coincide con el final de la vendimia y del verano. Por ello, se supone que los agricultores la destacaron especialmente.

A su vez, muchos investigadores suponen que esta festividad fue la transformación de una vieja fiesta cananea vinculada a la naturaleza, que esos pueblos celebraban en las viñas como parte del culto a la tierra y a los vegetales.

A esta celebración, el Pueblo de Israel al conquistar el territorio, le agregó nuevos matices sujetándolo a su historia y espiritualidad. Así al afincarse, vieron esta fiesta como la oportunidad para fortalecer los lazos entre las distintas tribus, y a las relaciones fraternales entre los diferentes estratos de la sociedad. De esa manera lograban la supresión de las barreras socioeconómicas entre sus miembros tal como la Torah lo enseñaba. En tal sentido, el tratado talmúdico de “Taanit” refiere que a los jóvenes arribaban para elegir esposa, mientras que las danzarinas les decían: “¡Joven, eleva la mirada para ver bien lo que eliges!” “¡No te dejes llevar solamente por la hermosura!”.

La Mística de la Introspección que conduce a la Teshuváh.

Con Tu BeAv, comenzamos a prepararnos espiritualmente para el mes de Elul, el preámbulo de las Altas Fiestas que ya se acercan. Por eso, en las esferas místicas se asocia el día de Tu BeAv con el comienzo de la evaluación personal (en hebreo jeshbón nefesh), el balance y el perfeccionamiento de conducta con vistas al próximo período de Juicio Divino en las Altas Fiestas del Séptimo Mes (Yom Teruáh, Yom Kippur, Sukot).

En la tierra de Israel, los días comienzan a hacerse más cortos, las noches se hacen más largas. El clima también ayuda a hacer un balance espiritual: los ajetreados días de cosecha se acaban para el granjero y el ritmo de vida disminuye considerablemente. Incluso en un nivel físico, el arduo calor del verano en Israel hace que sea difícil detenerse a pensar, pero ahora los días y las noches se hacen más frescas, y es más fácil examinar las acciones de uno.

Para comprender mejor estos secretos, les comparto que el Rabbi Haim Vital, en su libro, Pri Ets Haim, explicó que en este día hay un acoplamiento espiritual perfecto, entre los mundos superiores inferiores, entre el mundo que experimentamos con nuestros cinco sentidos y el mundo que está más allá de ellos, porque tanto el sol como la Luna alcanzan su pico de máximo potencial de unión del año. Es por eso que los sabios de Israel discernieron que este es el día del perfecto amor que hecha fuera todo temor (1 Juan 4:18). Lo que nos falta entender qué es lo que el amor significa. Rabbi Akiva dijo : «Amar a tu prójimo como a ti mismo, es la esencia de la Torah«. Entonces, Rav Ashlag explicó que Ravi Akiva quiso decir, que la única manera de amar a tu prójimo es cambiar y mejorarnos a nosotros mismo buscando parecernos al Creador y por ello el amor es comparado con la Torah, que al provenir del Creador guarda su esencia en cada una de sus letras, y desde ellas se inocula al corazón y la mente de aquella alma humana que la estudia y medita.

Entonces el amor se perfecciona en el alma humana tornándola compasiva, comprometida con el otro en el compartir y ser así una mejor ser humano amante de la vida cada día. Sólo cuando aprendemos a amar a las personas como son (amor incondicional), entonces y sólo entonces, podemos aprender a amar y conectarnos con el Creador, porque entonces vamos a tener una verdadera afinidad con Él. 

En tiempos antiguos, era costumbre desde Tu BeAv utilizar como saludo “Que tu inscripción y tu sello sean para bien” (en hebreo: ktivá vejatimá tová), la misma bendición que hoy se utiliza en Yom Teruá. Aquellos que saben guematría encontraron que esa bendición suma 928, y lo mismo suman las palabras de “15 de Av”.

Por todo lo explicado, en el Israel de nuestros días, la celebración que nos ocupa ha recibido un nuevo nombre: la “Fiesta del Amor”. Ésta se caracteriza por la gran cantidad de bodas que se celebran en este día tan especial.

Es, asimismo, el día en que se presentan espectáculos para jóvenes al aire libre y a la luz de la luna, las parejas son agasajadas y reciben obsequios, al tiempo que se acostumbra a bailar. Sobre este último punto, es interesante concluir esta bitácora citándoles una frase que leí:

Muy meritoria es la danza, pues al bailar, el ser humano se eleva un palmo por encima de lo terrenal y se aproxima a Dios”.
(Rabí Aharón de Karlin)

Todos estos motivos se juntan para crear un día alegre, basado en la hermandad, la unión, el arrepentimiento y la superación. 

Todos motivos para alcanzar la simjáh (alegría interior) que permite shelemut (plenitud) en el entorno social, para así afectar a todo el mundo y repararlo eficazmente.

Es así como por fin logramos entender por qué el Talmud afirma que no hay días tan felices para Israel como Tu BeAv y Yom Kipur.

Jag Ahava Sameaj! (¡Feliz Fiesta del Amor!)


Bibliografía:

Judaísmo Práctico(“Practical Judaism”) publicado por Feldheim Publishers.
«Pri Ets Haim«_ Autor: Rabbi Haim Vital

Un Varón Verdadero y Maduro

Por P.A. David Nesher.


«Maridos, amad a vuestras esposas, y no seáis amargos para con ellas.»

Colosenses 3:19


Un varón verdadero y maduro te amará de pies a cabeza, y hasta la última estría y arruga que vaya apareciendo en tu cuerpo. 

Jamás se avergonzará por tu estatura o por tus defectos, y por sobre todo, nunca te juzgará por tu pasado. 

Un varón de verdad te querrá todos los días, incluso en aquellos días del mes en los que ni tú misma te aguantas. 

Ese varón de verdad creerá en tu libertad, y la defenderá con su propia vida. Amará tus ocurrencias, tus metas, ambiciones, y cada detalle que hace «perfecta» a una mujer. 

Nunca querrá cambiar nada de ti, simplemente te acompañará para que crezcas íntegra. Te ayudará a que tengas sed de ser mejor que ayer. Porque un varón maduro no cambia; un varón maduro acompaña a crecer y evolucionar. 

Un varón verdadero y maduro te da alas, no te las corta. Te da la mano cuando estás en el suelo. Te coloca el hombro para que llores cuando ya no aguantes más; sus brazos cuando no te sientes segura, y su calor cuando sientas frío.
 
¡Clama al Eterno para que Él permita que un varón verdadero y maduro te escoja por mujer!


Si Amar es un Mandamiento, entonces el Amor no es un Sentimiento.

Por P.A. David Nesher

 

«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como os he amado, que también os améis unos a otros.»

(Juan 13:34)

 

En estos días, he notado que, al menos en el mundo occidental, a cualquier tipo sentimiento positivo que se despierta entre individuos (especialmente parejas) se le llama amor. Desde la década de los años ´60, del siglo pasado, al acto sexual se le llama “hacer el amor”. Con este paradigma vibrante en los corazones, el placer hedonista se le ha convertido en el único requisito para el amor.

 

A lo largo de mi carrera pneumoterapeútica me he encontrado con el hecho de que la mayoría de los seres humanos piensan que nuestros sentimientos son independientes de lo que hacemos o pensamos. Ellos sostienen que si los sentimientos que se provocan en el vínculo con otro ser humano son positivos y se suman en fuerza, entonces lograrán amar al otro. Sin embargo, desde la perspectiva de la Instrucción de Yahvéh está bien claro que lo que hacemos está directamente relacionado con lo que sentimos. Son las acciones que decidimos realizar las que evidenciarán al amor. Por ello, las Sagradas Escrituras aseguran que si queremos sentir amor, tenemos que dar amor con nuestras acciones y no esperar que caiga desde el Cielo un «sentimiento mágico» que nos permita entonces amar.

 

Cuando acudimos a los Evangelios y estudiamos el Yugo (enseñanza) de Yeshúa, descubrimos que Él vino a insistir en la revelación divina de que el amor es una decisión y no un sentimiento hedonista. Demostró con su propia vida que el verdadero amor depende de la libertad, la inteligencia emocional y la voluntad de cada ser humano. Con su propio ser dio muestra que el verdadero amor implica sacrificio, entrega y fidelidad.

 

Por ello, ante lo que nuestro Mesías enseñó, debemos aceptar que si amar dependiera de sentirnos bien, del placer o de nuestros impulsos, el Eterno no lo habría consagrado como mandamiento primordial para los herederos de la Salvación. Desde el Decálogo de Moisés (Éxodo 20) hasta el mandamiento del amor establecido por Jesús (Marcos 12: 28 – 31) amar es un mandato divino para nosotros y no algo opcional o supeditado a nuestras preferencias. En la cosmovisión mesiánica amar es una decisión. ¿Qué significa que el amor sea una decisión? Significa que no está subordinado a nuestros sentimientos, instintos o preferencias. Significa que es una manifestación plena de nuestra voluntad.

 

Si el amor estuviese subordinado a los impulsos básicos del ser humano, entonces convertirlo en un mandato por parte del Eterno, sería un absurdo que simplemente lo revelaría como un Dios tirano que obliga a sus súbditos a hacer lo que no pueden. Por ello la frase heredada de los hippies “hacer el amor” para cualquier acto sexual resulta absurda ante la revelación que los códigos de la Torah (Instrucción) del Eterno nos otorga. Desde esta decodificación el alma humana redimida se fortalece en la certeza de que no es el amor el que debe estar subordinado al sexo sino precisamente al revés. Es el acto sexual el que debe estar enmarcado en el amor verdadero, que conduce primeramente a una alianza sobrenatural ante el Eterno, y con los hombres de testigos.

 

Si el amor estuviese subordinado al sentimiento de bienestar o placer, Yahvéh, nuestro Dios, debería haber hecho una especie de mandato “condicionado”. Algo así como: “Amarás a Dios y al prójimo siempre y cuando te sientas bien y te haga feliz”. Muy por el contrario, Yahvéh, nuestro Abba, consagró el amor como un mandamiento porque depende exclusivamente de nuestra inteligencia emocional y libre albedrío. Es decir que amar el la manifestación más plena de nuestra voluntad. Estar en Yeshúa nos da la capacidad de decidir amar por encima de todo lo que podemos sentir. Es una elección que requiere mucha práctica, pero se puede lograr amar hasta el final de los días, porque así se ha decidido al despertar cada jornada.

 

A continuación les comparto versículos bíblicos que implantará en sus corazones el hecho de que el amor es una decisión a tomar y no un sentimiento:

 

«Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, como nos ha dado mandamiento.»

(1 Juan 3:23)

 

«El amor consiste en hacer lo que Dios nos ha ordenado, y él nos ha ordenado que nos amemos unos a otros, tal como ustedes lo oyeron desde el principio.» 
(2 Juan 1:6)

 

 

El Poder Transformador de la Torah

Por P.A. David Nesher

“ Estas palabras Yahvéh habló a toda vuestra asamblea en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas tinieblas con una gran voz que no cesó. Y las escribió en dos tablas de piedra y me las dio.”

(Deuteronomio 5:22)

Al venir a las Sagradas Escrituras, notamos que aquello que desde la dogmática cristiana se conoce como los Diez Mandamientos están repetidos en la Torah. La primera mención está en la Parashá Yitró y la segunda en la Parashá Vaetjanán.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que Vaetjanán está ubicada en el libro de Devarim (Deuteronomio), el quinto volumen de la Torah (el cual contiene los discursos de Moshé que recapitulan muchos sucesos anteriores) está claro que estos «Diez Mandamientos» merecían ser enumerados de nuevo. Cabe mencionar que la Torah relata que las Tablas sobre las cuales estaban escritos los Diez Mandamientos fueron destrozadas por Moshé cuando presenció la danza frenética de nuestros antepasados alrededor de un becerro de oro, hecho descrito en este texto semanal.

Por lo antedicho, Moshé tuvo que permanecer nuevamente cuarenta días y cuarenta noches en el Sinaí para recibir un segundo conjunto de Tablas con el texto escrito de los «Diez Mandamientos». De tal manera que la repetición de este texto en Vaetjanán simboliza las dos ediciones de las Tablas.

¿Existe alguna diferencia entre ellas? Bien, desde un asunto de codificación los sabios han interpretado que la primera versión de los Diez Mandamientos no fueron escritos en tabletas de piedra planas, sino en unas figuras en forma de cubos. En cambio, el segundo set hecho por Moisés fue en dos tablas de piedra planas.

Pero, lo más importante es que entre ambos sete se alcanza a apreciar un cambio textual importante: la razón de observar el Shabat. Las primeras Tablas fundamentan el cumplimiento de este día en la Creación del universo, mientras que las segundas aducen que el motivo escondido en esto es el éxodo de Egipto. Meir Simhah Feldblum, profesor de Yeshivá University, concluye que la diferencia de las Tablas refleja un cambio de actitud que recién se consolidará dentro del seno del pueblo durante la época de Mordekai (Mardoqueo) y Ester, cuando el pueblo reafirmó su compromiso con el cumplimiento de las leyes de la Torah, a pesar de que sus antepasados ya lo habían hecho en el monte Sinaí. Esta vez, el pueblo optó por la Instrucción después de largas y arduas experiencias, pero especialmente porque se había desarrollado una Torah paralela: Torah Shebealpé, (la Torah oral), que explica con abundancia de detalles el texto de la Torah escrita e inspira a la halajáh que se necesita para no salir de la senda lumínica que marca cada mitzvot. Esto será el sentido ontológico de la fiesta del Purim.

Las primeras Tablas fueron recibidas por un pueblo que recientemente había salido de la esclavitud y que no estaba preparado para ejercer la libertad, condición que puede aterrorizar a la mente esclavizada, que ha sido magistralmente analizada por Erich Fromm en su libro «Miedo a la Libertad» (que recomiendo). Incluso nuestros jajamim sostuvieron que el pueblo aceptó el cumplimiento de los Diez Mandamientos bajo coerción divina.

Lo cierto es que Moshé al reunir al pueblo recuenta la Torah ante la cual se comprometieron los que estaban presentes y a sus generaciones venideras. Moshé continúa su discurso pedagógico recordando capítulos de la historia reciente de Israel. También vuelve a dictar y clarificar muchos de los mandamientos que Dios ya había establecido para Su Pueblo. Por esto, el sefer (libro) Devarim es conocido también como “Mishné Torá”, que significa “la repetición de la Enseñanza”, o Deuteronomio (repetición de la ley) como se le llamó más tarde en griego al realizarse la traducción de La Septuaginta (o Versión de Los Setenta). Como ya lo he explicado muchas veces, el texto hebreo no habla de Diez Mandamientos (término dogmático del cristianismo), sino de «Diez Palabras» (gr. Decálogo traducción del hebro «Aserete HaDibrot«).

Este Decálogo es la mejor terapia que el Eterno ofrecía para que Israel lograra alcanzar sus objetivos de manera íntegra. Por ello, Moshé en esta ocasión pondrá el énfasis sobre el estudio y la transmisión de los conocimientos de sus códigos de Luz para asegurar la indispensable transmisión de valores a las generaciones futuras.

El Decálogo es sustancialmente igual al relato que encontramos en Éxodo 20, salvo en el precepto de la observancia del sábado (Shabat).

Había cinco frases en cada tabla de piedra. Las cinco primeras frases hablan de la relación entre el Eterno y el hombre y las cinco últimas hablan de la relación entre los hombres entre sí. Cabe aquí señalar, que la relación entre los hijos y los padres es un reflejo de la relación que hay entre el Eterno y los hombres y por eso esta palabra está en la primera tabla.

De acuerdo con la enseñanza de Yeshúa, existe un mandamiento que resume las cinco palabras de la primera tabla: “Amarás al Eterno tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu posibilidad”, (Deuteronomio 6:5). Esto deja en evidencia que el amor al Eterno se expresa en la obediencia a los mandamientos, (5:10).

También, Yeshúa enseñó que hay un mandamiento que resume las cinco palabras de la segunda tabla: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, (Levítico 19:18).

Este es el amor perfecto en el cual se capacitaban los discípulos de las primeras comunidades. Ellos aprendían a enfocarse en la praxis cotidiana de un amor que vibra y actúa en dos planos existenciales, por lo que se lo conoce también como el amor gemelo [Invito a cotejar esto leyendo el evangelio de Mateo 22: 34-40].

Un dato curioso y lleno de enseñanza para destacar es el hecho de que en la primera tabla hay muchas más palabras que en la segunda, por lo que sus letras deben haber sido mucho más chicas que las de la otra. Esto, lo hizo Yahvéh a propósito para que las mitzvot (mandamientos) entre el ser humano y su prójimo sean más fácilmente advertibles que las mitzvot entre el hombre y Dios. La causa es que el yétzer hará (inclinación al mal) del ser humano es mayor en el área entre el hombre y su prójimo. De este modo el Eterno reveló que quería que la gente se enfocara más en las mitzvot entre el hombre y su prójimo porque requieren un mayor esfuerzo para superar el yétzer hará.

Moshé remarcó, al repetir la Torah, el hecho de que estas Diez Palabras o Diez Sentencias forman la Constitución que debe regular la vida individual y colectiva de la nación Israel, una vez establecida en la Tierra Prometida. Es el camino marcado por Yahvéh para establecer una vida de paz, de prosperidad, de entendimiento, de concordia, con los pueblos extranjeros, con los hermanos y consigo mismo.

Con esto la nueva generación comprendió que la Torah no está proponiendo una religión, ni una conducta ritual. Sino que su propuesta radica en un plan de vida integral, de perfeccionamiento, de crecimiento, de armonía bajo la sabia y amorosa guía que el Eterno nos brinda con su Instrucción.

Pensemos por un momento: si todas las personas cumplieran con los mandamientos que les corresponden, ¿no estaríamos ya viviendo en un verdadero paraíso terrenal? Porque la mayor parte de las cosas desagradables que nos suceden no son causadas por la naturaleza, ni por accidentes imprevisibles. Realmente, los daños que nos sobrevienen son casi siempre debido a la intervención del hombre, ya sea porque actúa erróneamente o porque está incumpliendo con algunas de sus responsabilidades, al dejarse guiar por su iétzer hará (inclinación al mal).

¿Habías considerado este punto anteriormente? ¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad en lo que nos sucede, como individuos y como comunidad?

Te dejo meditando. Nos encontraremos en otra bitácora.

Shalom!

¿Quién es el Prójimo según Yahvéh y Su Mesías?

Por P.A David Nesher 

«No odiarás a tu compatriota en tu corazón; podrás ciertamente reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el SEÑOR«.

(Levítico/ Vayikrá 19:17,18)

 

Hoy, en mi cuenta de Twitter, publiqué el siguiente paradigma existencial:

El ser humano no puede hallarse verdaderamente a sí mismo en el amor, si en el amor no ha hallado antes al «tú» del prójimo.

El mismo surgió en mi corazón, al estar en este Shabat, meditando en el capítulo diecinueve del libro Vayikrá (Levítico).

 

El principio fundamental de la fe de Israel se encuentra vibrando en este texto de siete palabras: amar al prójimo como a sí mismo. Aquí se encuentra el mandamiento número dos en importancia en toda la Torah, y nuestro Mashiaj marcó claramente cuando fue increpado acerca de cuál era el mayor mandamiento:

 

“Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos? Yeshúa respondió: El más importante es: «ESCUCHA, ISRAEL; HASHEM NUESTRO DIOS, HASHEM UNO ES; Y AMARÁS A HASHEM TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE, Y CON TODA TU FUERZA.” El segundo es éste: «AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.” No hay otro mandamiento mayor que éstos.”

(Marcos 12:28-31)

 

Cuatro términos diferentes que definen otras personas aparecen en estos dos versículos de Vayikrá que hoy encabezan nuestro estudio. Esas cuatro expresiones son:

  • Compatriota (v. 17) – aj, אח – literalmente “hermano”
  • Prójimo (v. 17) – amit, עמית  – compañero
  • Hijo del pueblo (v. 18) – ben am, בן עם
  • Prójimo (v. 18) – rea, רע

Los cuatro son utilizados en estos versículos como sinónimos. Es decir que están siendo tratados con una mentalidad que les otorga el mismo significado. Surge la pregunta si solamente se refieren a los israelitas o a todas las personas del mundo.

 

La respuesta encontramos en otros textos que consideraré con ustedes a continuación:

 

Y ciertamente pediré cuenta de la sangre de vuestras vidas; de todo animal la demandaré. Y de todo hombre, del hermano de todo hombre demandaré la vida del hombre.”

(Génesis 9:5)

 

“Y Jacob dijo a los pastores: Hermanos míos, ¿de dónde sois? Y ellos dijeron: Somos de Harán.”

(Génesis 24:4)

En estos dos textos es usada la palabra aj – hermano – cuando se refiere de la relación entre cualquier tipo de hombres. En el primer caso se habla de que todos los hijos de Noaj son hermanos. Por lo tanto, según la Torah todos los seres humanos de la Tierra son hermanos .

En el segundo texto nuestro padre Yaakov dice “hermanos” a unos pastores idólatras que no tenían ningún parentesco con él ni compartían su nacionalidad.

De los cuatro términos que estamos considerando aquí, aj es el que más exclusividad podía expresar, porque, según la Instrucción (Torah), para el Eterno un hermano es el prójimo más cercano que tenemos. Sin embargo, es precisamente ese término que la Torah usa para decir que todos los hijos de Noaj son familia y que Yaakov usó para hablar con gente extraña.

Entonces usando la primera ley de interpretación de las Escrituraskal vajomer  (nos permite aprehender una ley a partir de otra) – podemos decir que si el término aj – hermano – es usado de manera universal entre todos los hombres de la Tierra, ¡cuánto más el término rea – prójimo – tiene que incluir a todos los hombres y mujeres de la Tierra!

Al considerar lo que la Torah enseña entendemos que en esa cosmovisión el amor al prójimo no es solo sentimiento, sino también acción. Al examinar el contexto en el que se encuadra el mandato de Levítico 19 que exhorta a los siervos de Dios a amar al prójimo como a sí mismos, logramos comprender que esto es pura praxis. En ese capítulo leemos que los israelitas dejarían que los necesitados y los residentes forasteros recogieran parte de la cosecha. Además, no tolerarían el hurto, el engaño y la falsedad, ni tampoco el favoritismo en los juicios. Censurarían a quien actuara mal, pero sin olvidar esta advertencia: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón”. Este mandamiento y muchos más se resumían en las palabras: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:9-11, 15, 17, 18).

La Torah nos enseña acerca del amor que debemos tener hacia los hijos de nuestro propio pueblo, y hacia el extranjero que habita entre nosotros, porque estas son las personas hacia las cuales podemos expresar nuestro amor de manera inmediata. No puedo mostrar amor al que no conozco. Los más allegados son los que pueden recibir mi amor, y tengo la responsabilidad de esforzarme para mostrarles amor a ellos de la misma manera que estoy haciendo conmigo mismo. Si amo a mi prójimo no le engaño ni tomo ventaja de él; soy cuidadoso con sus bienes como si fueran los míos, e incluso con más cuidado que con los míos; no le hago daño con mis palabras, sino que le hablo con respeto y hablo bien de él; no guardo mi alegría para mí mismo, sino la comparto con él y me alegro por su prosperidad como si fuera la mía; hago por él todo lo que a mí me hubiera gustado que me hiciera si yo hubiera estado en la misma situación.

Se trata de un amor universal, no limitado al grupo al cual uno pertenece .

Desafortunadamente, durante el ministerio terrenal del Mesías, muchos judíos tenían una estrecha definición sobre quien era su prójimo y solamente consideraban a sus amigos y compatriotas como prójimos. Sucedía que para ese entonces, desde la época de los Macabeos, los maestros judíos enseñaban que en la Torah términos como “amigo” y “prójimo” estaban reservados para los judíos, y que había que odiar a la gente de otros pueblos. Llegaban a decir que ser verdaderamente devoto exigía despreciar a quienes no lo eran. En tal ambiente era imposible extinguir el odio ya que había leña de sobra para alimentarlo. Estos maestros erróneamente enseñaban que en Vayikrá (Levítico 19:18) la expresión “tu prójimo” solamente hace referencia a “los hijos de tu pueblo”, es decir, está limitado a significar solamente los israelitas. Pero el versículo 34 (treinta y cuatro) muestra que la expresión “el prójimo”, según el Eterno, no está limitada a significar solamente los hijos de Israel sino también a los extranjeros:

“El extranjero que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; yo soy HaShem vuestro Dios.”

(Levítico 19: 34)

Por ello, Yeshúa (Jesús) trato este asunto en el conocido Sermón del Monte. Él, al pautar sintéticamente los lineamientos fundamentales del Yugo que ofrecía a sus discípulos, dejó bien aclarado a quién hay que tratar con amor:

«Ustedes han oído que se dijo:

“Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”.

Pero yo les digo:

Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.»

(Mateo 5:43-45)

Con estas palabras, Yeshúa HaMashiaj destacó dos puntos:

  • Primero, que el Eterno trata con generosidad y bondad a buenos y malos, y
  • Segundo, que debemos copiar su ejemplo, tal y como Yeshúa mismo lo imitaba como Hijo.

Yeshúa nos ordena que amemos a nuestros enemigos (Lucas 6:27), y mostró que nuestro prójimo es aquel en necesidad, aunque por tradición fuera enemigo (Lucas 10:25-37). El mandamiento de amar a tu enemigo como a ti mismo es simple pero a menudo malinterpretado. Esto no significa que debemos de amarnos a nosotros mismos antes que podamos amar a alguien más; esto significa que en la misma manera que cuidamos de nosotros mismos, y estamos preocupados por nuestros propios intereses, debiéramos de cuidar y preocuparnos por los intereses de otros.

 

Este lineamiento del Yahvéh enseña que tú no puedes amar a otros si no te amas a ti mismo. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, ni más ni menos. No se puede amar al prójimo más que a sí mismo, sino en la misma medida. El que no se ama a sí mismo es incapaz de amar al prójimo. ¡Ámate a ti mismo, perdónate a ti mismo, habla bien de ti mismo, cuídate a ti mismo, y haz lo mismo con tu prójimo!

El amor al prójimo depende de cuánto hemos entendido del amor que el Padre tiene hacia nosotros , como está escrito:

 

“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”

(1 Juan 4:8)

 

El que no se ama a sí mismo no conoce a Dios. La fuente de nuestro amor es Dios. Cuanto más conozcamos a Dios, más vamos a poder amarnos a nosotros mismos y al prójimo:

“Nosotros amamos, porque Él nos amó primero.”

(1 Juan 4:19)

Sucede que ni el amor a sí mismo ni el amor al prójimo pueden alcanzar la profundidad que es necesaria para que sean duraderos y perfectos, si ambos no han buscado y descubierto su centro en el Eterno. Esta era la idea que palpitaba en el corazón de Agustín de Hipona cuando escribiera: «Sólo los que se aman en Dios, se aman rectamente. Por tanto, para amarse, es preciso amar a Dios«.

Nuestro amor depende de cuánto amor hayamos recibido del Eterno . Dicho con otras palabras, si cultivamos nuestra relación con Él, vamos a poder recibir su amor, y así poder amar al prójimo de la misma manera como hemos sido amados por el Padre .

El amor al prójimo nos ayuda a no cometer malas acciones, tal como mostró el apóstol Pablo:

“Pues los mandamientos dicen:

No cometas adulterio. No cometas asesinato. No robes. No codicies».

Estos y otros mandamientos semejantes se resumen en uno solo:

«Ama a tu prójimo como a ti mismo.”

(Romanos 13:9, 10)

Por todo esto,entendemos que los discípulos de Yeshúa de las comunidades del primer siglo entendía que el amor tiene que mostrarse en primer lugar a los más cercanos. El que no ama a su hermano que ha visto no puede amar al forastero que no ha visto. El amor empieza con los cercanos y se va extendiendo a todos los hombres:

“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid… a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.”

(2 Pedro 1:5, 7)

 

¿Qué luz arrojan estas palabras sobre este inciso: «como a ti mismo«? El ser humano mesiánico de nobles sentimientos ha de considerar el amor al prójimo tan importante, o digamos mejor, tan natural como lo es el amor de sí mismo; el amor fraterno ha de ser como una segunda naturaleza. Pero tengamos siempre presente que la última medida del amor al prójimo no ha de ser el simple amor natural de sí mismo, por más noble que lo supongamos; esa medida es el santo amor de sí mismo en Dios. Ese amor es posible gracias al ejemplo del Mesías Yeshúa y a su muerte redentora, y consiste en amarnos con el mismo amor que Yahvéh nos profesa, en co-amarnos con Dios. En suma, la última medida del amor al prójimo no es el amor a nosotros mismos, porque ambos amores han de medirse por el amor que Yeshúa HaMashiaj nos profesa.

 

¡Ama a tu prójimo como a ti mismo!

Sem, Cam y Jafet: Tres Nombres para Tres Culturas

Por P.A. David Nesher

Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet (y Cam es el padre de Canaán).
Estos tres son los hijos de Noé, y de éstos se pobló toda la tierra”.

(Génesis 9:18-19)

 

Al leer el Bereshit en el capítulo noveno, nos encontramos con un mensaje trascendental para la humanidad de todos los tiempos, y en especial para nosotros hoy.

Sem, Cam y Jafet, los responsables de repoblar la Tierra, parecen haber impreso sus propias características en sus descendientes.

A los fines mismos del escritor (Moshé) inspirado por el Espíritu del Eterno, sus mismos nombres son simbólicos y proféticos. Y es que Sem, Jam y Jafet representan tres culturas.

Jam (Cam): significa “caliente”, o “calor ardiente”.

El calor en la mentalidad hebrea tiene que ver con los placeres. Por ende, Cam representa a la cultura que busca el placer por el placer en sí. Esto se llama hedonismo. El placer que es un medio a través de esta cultura se transforma en un fin.

Yefet (Jafet): signifiva «belleza» o «hermoso«.

Representa a la cultura que busca la belleza de las cosas como fin único. Esta es la base del humanismo. Esta cultura procura constantemente una ilimitada producción de belleza y goce de lo hermoso de las cosas materiales.

Shem: significa “El Nombre de Gloria”.

Esta es la cultura de la esencia. La que conduce al ser humano a investigar por la esencia de las cosas. Buscar la dimensión espiritual de todo, para poder conectarnos al Eterno.

¿ Cuál es el mensaje para nosotros en estos tres nombres ?

sem-cam-jafet

Moshé, persigue demostrar cómo, de este modo, la cultura hedonista sumada a los conceptos de la cultura humanista, reafirmaron el marco declarativo que permitió la resurrección del materialismo anti-Mesías que la serpiente había instalado en la mente de la humanidad del Edén. Fue de los descendientes de Cam y Jafet como la humanidad volvió a constituir un sistema opresor que quedó representado por la Torre de Babel.

Por ello, el Espíritu del Señor deja bien claro cuál es el secreto para vencer esta tendencia del hombre a irse tras la condenación. La sabiduría de la cultura de Shem es saber utilizar el placer y la belleza como medios que permitan glorificar el Nombre del Eterno. Con esta forma de vivir evitamos ser esclavo de la vida moderna que corre sujeta a los lineamientos de un humanismo relativista que ha convertido al hedonismo (buscar el placer por placer mismo) en el leitmotiv de la mayoría de los seres humanos actuales.


Nota:

Seguramente varios de ustedes vienen considerando hacer donativos a este ministerio de enseñanza que el Eterno me ha encomendado. Para aquellas personas que deseen hacer donaciones para la expansión de nuestra pag web y para la ejecución de nuevos proyectos de ayuda social, aquí les dejo el link que les permitirá hacerlo.

¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!

Los tres Amigos de la Vida

 Durante nuestras vidas tenemos tres amigos principales, y cuando fallecemos, ellos nos dejan en el orden inverso a la importancia que les asignamos. Apenas nuestra alma deja nuestro cuerpo, toda nuestra riqueza huye con ella. Los familiares son más leales, y caminan con nosotros después de nuestro fallecimiento hasta el cementerio, el cual será nuestro lugar de descanso final. Entonces, ellos también nos dejan y siguen con sus vidas. Sólo nuestro nombre, las buenas acciones que hicimos por otros y la influencia que tuvimos sobre ellos se mantienen luego de nuestra muerte y nos ofrecen un poco de inmortalidad.
¿No es extraño entonces que pasemos la mayor parte de nuestras vidas persiguiendo dinero, que pasemos mucho menos tiempo del que deberíamos con nuestras familias, ¡y que invirtamos tan pocos de nuestros esfuerzos en lograr aquellas cosas por las que seremos recordados!?

 

Quizás nos sintamos identificados con las profundas palabras del autor contemporáneo Emile Henry Gauvreay:

 

«Fui parte de una extraña
raza de personas que fueron acertadamente descritas como personas que pasan sus
vidas haciendo cosas que detestan, para ganar dinero que no quieren, para
comprar cosas que no necesitan, para impresionar a personas que odian». 

 

Es hora que reflexionemos qué cosa merece realmente nuestras lágrimas. Queremos por sobre todo ser felices. Nuestra cultura sigue diciéndonos que la forma de ser felices es tener más dinero. Entonces podremos comprar más cosas que nos darán más placer. Y cuando no nos dan el placer esperado, nos dicen que realmente necesitamos aún más dinero para comprar cosas más grandes y mejores, por lo que tenemos que aceptar más trabajo y más estrés ya que sólo entonces seremos realmente felices. Por lo tanto, vemos cada vez menos a nuestras familias y acumulamos cada vez más posesiones, pero finalmente terminamos descubriendo cuán verdadera es la advertencia que nos hace Pirkei Avot al decir que «mientras más propiedades, más preocupaciones«.
«La riqueza es como la salud: A pesar de que su ausencia puede generar miseria, tenerla no garantiza felicidad«, concluye el Dr. David Myers. «En todo caso, a juzgar por elevadas tasas de depresión, la quintuplicación de la tasa de crimen violento desde 1960, la duplicación de la tasa de divorcio y la triplicación de la tasa de suicidio adolescente, hoy en día somos más ricos y menos felices«.
«La satisfacción no se trata tanto de conseguir lo que quieres sino de querer lo que tienes. Hay dos formas de ser rico: Una es tener una gran riqueza y la otra es tener pocas necesidades«, dice Myers. «Encuentra formas de sacar el mejor provecho al dinero que pasa por tus manos y nunca pierdas de vista todas las cosas que son mucho más importantes que el dinero«.

Decálogo del HOY

1. Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.
2. Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras, no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar o disciplinar a nadie, sino a mi mismo.
3. Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en este también.
4. Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.
5. Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura; recordando que, como el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.
6. Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.
7. Sólo por hoy haré por lo menos una cosa que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos procuraré que nadie se entere.
8. Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.
9. Sólo por hoy creeré firmemente aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie existiera en el mundo.
10. Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.
Autor: Angelo Giuseppe Roncalli

Cambia tus Palabras…Cambia tu Mundo

¿Cómo podemos utilizar el poder de las palabras de una manera alentadora y estimulante?

poder-palabras

Las palabras expresan tu poder creativo y que no solamente son sonidos o símbolos escritos, sino que también son la fuerza que constituye tu poder para crear. Crear tu salud, tu amor, tu prosperidad, tu éxito,  tu paz y tu tranquilidad.
Nosotros generamos confianza a través de las palabras y del uso que les damos, bien sea hablando o por escrito. Es en esto dónde reside el auténtico poder de la verdadera comunicación.
Si tenemos la capacidad de captar la atención de las personas con nuestras palabras, bien sea por lo que podemos decir o por la forma en que lo hacemos, podríamos también transmitir confianza y seguridad, calma, seriedad, respeto, y con esto logramos crear un vínculo entre nosotros y nuestros oyentes o lectores, lo cual terminará con un feedback cargado de satisfacción de parte de nuestro interlocutor.
Cualquier mensaje que realicemos si le añadimos el grado adecuado de emoción, hace que su efecto aumente y sea recibido por muchas más personas. En este caso es para una buena causa, pero como todo, las emociones también pueden manipularse y ser utilizadas para fines menos adecuados o altruistas. Lo siento, es una herramienta muy utilizada actualmente: ganarse a las personas a través del corazón.
Yo pregunto: ¿Qué hacemos para poder mejorar nuestra comunicación? ¿Necesitaremos cambiar nuestras palabras, para así cambiar nuestro mundo?
Vi un vídeo de un spot publicitario de la empresa especialista en contenidos on-line, Purplefeather, y quise compartirlo con ustedes… su mensaje es corto pero poderoso:
Es un pequeño momento de reflexión. Me gustaría conocer sus opiniones y comentarios… les dejo el vídeo, espero les guste y les alegre el día.

Tu brillo opaca al envidioso (Fábula de la luciérnaga y la serpiente)

Fábula de la luciérnaga y la serpiente
 
En cierta ocasión una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía muy rápido y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.
La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía. Dos días y nada. Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
_ «¿Puedo hacerte tres preguntas?», dijo el insecto.
_ «No acostumbro a responder pregunta alguna a mis víctimas, pero como te voy a devorar, puedes hacerlo«, respondió la serpiente.
«Entonces dime», dijo la luciérnaga, «¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?»
_ «¡No!», contestó la serpiente.
_ «¿Yo te hice algún mal?«, cuestionó por segunda vez la luciérnaga
_ «¡No!», volvió a responder el ofidio cazador.
_ «Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?»
_ «¡Porque no soporto verte brillar!», fue la última respuesta de la serpiente.

Moraleja

La envidia es un deseo de destrucción, de odio. La envidia tratará de destruirte a través de la persecución abierta o de descalificación, de la calumnia. Su objetivo será siempre el mismo: perseguirte hasta la aniquilación de tu existencia. 
 
Recién cuando tu estima y tu identidad estén seguros de tus capacidades y habilidades, cuando hayas determinado que nada te moverá del objetivo a seguir, nunca nadie más logrará eficacia desde su envidia.

El poder de una sílaba

 

 

Hasta la choza de un viejo maestro llegaron los ancianos del Consejo de un antiguo pueblo. Venían a consultar al sabio sobre un problema del pueblo.

Desde hacía mucho y pese a todos los esfuerzos del Consejo, los habitantes habían empezado a hacerse daño. Se robaban unos a otros, se lastimaban entre sí, se odiaban y educaban a sus hijos
para que el odio continuara.

-Siempre hubo algunos que se apartaban de la senda -dijeron los consejeros-, pero hace 10 años comenzó a agravarse y desde entonces empeoró mes a mes.

-¿Qué pasó hace diez años? -preguntó el maestro.

-Nada significativo -dijeron los del Consejo-. Por lo menos nada malo.

Hace 10 años terminamos de construir entre todos el puente sobre el río. Pero eso, sólo trajo bienestar y progreso al pueblo.

-No hay nada de malo en el bienestar -dijo el sabio-, pero sí lo hay en comparar mi bienestar con el de mi vecino.

No hay nada de malo en el progreso, pero sí en querer ser el que más ha progresado. No hay nada de malo en las cosas buenas para todos, pero sí en competir por ellas. La solución es un cambio de sílaba…

-¿Cambio de sílaba? -preguntaron los del Consejo.

-Debéis enseñar a cada uno de los habitantes del pueblo que si a la palabra competir le cambian la sílaba central PE, por la más que significativa sílaba PAR, se crea una nueva palabra: comPARtir. Una vez que todos hayan aprendido el significado de compartir, la competencia no tendrá sentido, y sin ella el odio y el deseo de dañar a otros será sepultado para siempre.

Intentemos incorporar a nuestro proceder este simple cambio de sílaba y lo que ello implica en la interrelación de las personas.

Dos buenos amigos

Dos buenos amigos estaban realizando un viaje por el desierto, el camino era largo así que charlaban animadamente para poder abstraerse del calor y la fatiga.
La conversación que estaban manteniendo les llevó a un punto de discusión, entonces uno de ellos muy enojado, propinó una sonora bofetada en la cara al otro.
El amigo que recibió el golpe, se sintió muy mal pero nada dijo, se agachó y escribió en la arena: “Hoy mi mejor amigo me ha dado una bofetada muy fuerte en la cara”.
Durante unas horas nadie dijo nada, ambos se miraban pero ninguno sabía que decir al otro, sus cantimploras estaban casi vacías, estaban sudorosos, sucios y cansados hasta que por fin llegaron a un oasis.
Sin pensarlo dos veces, los dos amigos se echaron al agua, entonces el hombre que había recibido la bofetada empezó a ahogarse, su amigo sin dudarlo le agarró con fuerza y le salvó de una muerte segura.
Cuando el accidentado se recuperó, sacó de su bolsillo un estilete y grabó en una roca las siguientes palabras: “Hoy mi mejor amigo me salvó la vida”.
El salvador perplejo le dijo al amigo: “Me gustaría que me explicases,¿ por qué cuando te he abofeteado has escrito lo ocurrido en la arena y ahora que te he salvado la vida lo has gravado en una roca?”.
Con una gran sonrisa y lágrimas en sus ojos, el amigo le respondió: “Si un amigo nos ofende, tenemos que escribir esa ofensa el la arena, el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo para siempre; sin embargo, cuando nuestros amigos hacen algo maravilloso o especial por o para nosotros, debemos gravarlo en las roca de nuestro corazón, allí ningún viento del mundo podrá borrarlo jamás”.

Afilando el hacha para ganar el campeonato

 

Recientemente tuvo lugar el “Campeonato Mundial de Leñadores” que se celebra todos los años en Canadá. ¿Los finalistas? Un Canadiense y un Noruego llamados Peter y Johann respectivamente.

Su tarea era muy sencilla. A cada uno de ellos se le adjudicó un sector del bosque. Aquel que talara más árboles entre las ocho de la mañana y las cuatro de la tarde, sería el ganador.

A las ocho en punto sonó el silbato y los dos leñadores se pusieron manos a la obra con destreza. Iban talando intercambiando golpe tras golpe hasta que a las nueve menos diez el Canadiense oyó que el Noruego se detenía… Advirtiendo su oportunidad, ¡el Canadiense redobló sus esfuerzos!

A las 9, el Canadiense oyó que el noruego comenzaba a talar otra vez. Una vez más parecía que iban talando intercambiando golpe tras golpe, ¡hasta que a las diez menos diez el Canadiense oyó que el Noruego se detenía! El Canadiense perseveró, decidido a sacar el mayor partido posible de la debilidad de su adversario.

A las diez en punto, el Noruego comenzó a talar de nuevo. Hasta que a las once menos diez hizo una nueva pausa. La confianza del Canadiense iba en aumento — podía “oler” la victoria y prosiguió con su ritmo regular y constante.

Y así sucesivamente a lo largo de todo el día. Cada hora a menos diez, el Noruego paraba y el Canadiense seguía talando. Cuando sonó el silbato a las cuatro de la tarde señalando el final de la competencia, ¡el Canadiense estaba absolutamente convencido de que el premio era suyo! Te podrás imaginar cuál sería su sorpresa al descubrir que había perdido…

¿Cómo lo hiciste?” le preguntó al Noruego. “Cada hora a menos diez oía que te parabas. ¿Cómo demonios pudiste cortar más árboles que yo? ¡No es posible!

Pues realmente es muy sencillo,” respondió el Noruego con franqueza. “Cada hora a menos diez, paraba. Y mientras tú seguías talando, yo me dedicaba a afilar el hacha…

Enseñanza: Es conveniente darnos tiempo para afilar nuestras habilidades, destrezas y conocimientos, manteniéndolas al día, y actualizándolos constantemente mediante la capacitación. Recordemos que las destrezas y habilidades que usamos ayer,… quizá no sean suficientes para el día de mañana.

¿Hace cuanto tiempo que no paras de trabajar para afilar tu hacha?. ¿Hace cuanto tiempo que no refuerzas tus conocimientos empresariales para mejorar tu gestión?. ¿Hace cuanto tiempo que no haces algo distinto en tu empresa como planificar estratégicamente el marketing?

Tu comentario es mi motivación.

Mi propósito y el destino de la humanidad

Escuché esta frase:
«Todo lo que podemos decidir es qué haremos con el tiempo que nos dieron.» La pronunciaba Gandalf a Frodo al final de la película «La Comunidad del Anillo» (de la saga «El Señor de los Anillos»).

Aquellas palabras encierran lo que en el Camino de la Vida he conocido. El Señor me ha hecho comprender que mi vida no es un accidente. Muy por el contrario mi vida tiene un propósito. Un propósito que forma parte del destino de todos los seres humanos. Y esa parte es, precisamente, mi propio destino.

Hay un destino al que se dirige la historia de toda la Tierra, y en el que queda comprendido el destino de cada uno de los seres humanos que en ella han vivido, viven y aún vivirán.

Por eso, sé que he acertado al aceptar mi destino y dedicar todos mis esfuerzos a la realización del propósito de mi existencia en la Vida.

Muchos seres humanos tratan de escapar a su destino. Todo el que lo intenta, se verá condenado al fracaso. En cambio, quienes comprenden el propósito de su existencia, lo aceptan tal cómo se el Eterno se los revela y se esfuerzan en cumplirlo, triunfan siempre, aunque a veces tengan que soportar grandes padecimientos y sufrir una derrota tras otra antes del triunfo final (Romanos 8: 28).

Eso es, precisamente, la libertad. No se puede guiar el curso de la historia, ni siquiera de los acontecimientos que se refieren a la vida personal. Pero puede decidirse la actitud ante el propio destino, y esa es la única libertad que en realidad tiene alguna relevancia; de esa elección se deriva lo único importante: la condena o la salvación que el Propósito Eterno de Dios encierra en sí mismo.

Anhelo que este pensamiento despierte tu conciencia de hijo.

P.A. David Nesher

Valorar el papel vital de cada uno

Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros
conversaban.
Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los
dos para que el barco navegara.
Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que
por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de
mando y el capitán en la sala de máquinas.
A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el
capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su
uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
_ «Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de
máquinas. No puedo hacer que los motores anden
».
Por supuesto que no puede»,
le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco».
Que tontería en la vida es cuando comenzamos a creer que
somos los únicos y que el mundo depende solo de nosotros. En la vida estamos
rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar.
Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en
algo y cuando nos unimos el barco de la vida puede marchar. Dios nos ha dado
dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del
barco.
1 Corintios 1:10
«Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un
mismo parecer».
Colosenses 2:2
«Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor,
hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el
misterio de Dios el Padre, y de Cristo».

Definición de HIJO

Autor: José Saramago
«Hijo es un ser que nos prestaron para un curso intensivo de cómo amar a alguien más que a nosotros mismos, de cómo cambiar nuestros peores defectos para darles los mejores ejemplos y de nosotros aprender a tener coraje. 
Sí, ¡es eso!
Ser padre o madre es el mayor acto de coraje que alguien puede tener, porque es exponerse a todo tipo de dolor, principalmente de la incertidumbre de estar actuando correctamente y del miedo de perder algo tan amado. 
¿Perder? ¿cómo?
No es nuestro, ¿recuerdan?
Fue apenas un «préstamo».
Cierto, pero es un préstamo que llega a convertirse en el don más preciado que jamás llegamos a tener en el efímero tiempo que dure el empréstito.
Un préstamo por el que damos la vida, sabiendo que hay que devolverlo.
Un préstamo sin intereses pero cuyo cuidado lleva implícito ¡el más alto sacrificio y la defensa más sólida!
Cuida tu préstamo, muchos lo querrán, otros lo odiaran.
¡Sin embargo para ti no tiene precio!»

Cinco lamentos del ser humano antes de morir

¡Estamos a tiempo de reaccionar, no esperemos el final de nuestras vidas…!
Bronnie Ware pasó años trabajando en cuidados paliativos, atendiendo a pacientes terminales en sus últimas 12 semanas de vida.  Le impactó tanto que decidió contar su experiencia en un blog llamado “Inspiration and Chai”, donde reprodujo los últimos deseos de sus pacientes.
El éxito fue tal que al poco tiempo lo plasmó en un controvertido libro titulado “Los cinco mejores lamentos de los que van a morir”.
Ninguna mención al sexo, tampoco les importaba irse sin haber probado experiencias vibrantes  o no haber cumplido con otros clásicos como escribir un libro o plantar un árbol.  Ware habla de la claridad y de la visión espectacular que tiene la gente al final de sus vidas, y cómo podemos aprender de su sabiduría.
Cuando les preguntaba de qué se arrepentían o si hubieran hecho algo de manera diferente, casi siempre me respondían lo mismo.  La lista era larga, pero en el libro traté de centrarme en los cinco más comunes”, explica la autora. «Estas son las confesiones sinceras y reales de las personas que cuidé en su lecho de muerte«.
1. Ojalá hubiera vivido a mi manera.  Muchos se quejaban de no haber tenido el coraje de vivir una vida fiel a sí mismos, sino a lo que los demás esperan de ellos.  “Cuando se dan cuenta que su vida está a punto de terminar y miran hacia atrás, es fácil ver cuántos sueños se han quedado en el camino.  La mayoría no había cumplido aún ni la mitad de sus sueños y tenía que morir sabiendo que era debido a las decisiones que habían tomado”.
2. Ojalá no hubiera trabajado tan duro.  Ware afirma que ésta era la frase más repetida por los pacientes de sexo masculino.  Casi todos los hombres que cuidó sufrían por haberse perdido la infancia de sus hijos, la juventud de sus hijos y lamentaban no hacer disfrutado más de la compañía de su pareja.  Sentían que habían malgastado tanto sus vidas; comprendieron tarde que no se debe basar la existencia en el trabajo.
3. Ojalá hubiera tenido el coraje de expresar mis sentimientos.  A menudo las personas renuncian a sus sueños e ideales por el bien de los demás.  Ocultan sus sentimientos con el fin de mantener la paz de su entorno.  Como resultado, se conforman con una existencia mediocre y nunca llegan a ser lo que en realidad quieren ser o lo que realmente son capaces de hacer. “El origen de muchas enfermedades tiene relación con la amargura, la frustración y el resentimiento que esto conlleva”, explica Ware.
4. Ojalá hubiera mantenido el contacto con mis amigos.  “Casi todos se acordaban de sus viejos amigos y recordaban con pesar los mejores momentos vividos a su lado, lamentando no haber sido capaces de mantener esa amistad con el paso de los años.  Querían despedirse de ellos, pero no siempre fue posible localizarlos”, cuenta Ware.  “A veces nos sentimos tan absorbidos por nuestras propias vidas, que es como si estuviéramos atrapados y renunciamos a uno de los mayores tesoros de la vida, la amistad.  He sido testigo de la profunda pena y arrepentimiento que esto ha ocasionado a mis pacientes, les atormentaba no acerca haber dedicado a sus verdaderos amigos el tiempo y esfuerzo que merecían.  Todo el mundo echa de menos a sus amigos cuando se están muriendo”, añade la enfermera.
5. No he sabido ser feliz.  Otra revelación sorprendente: muchos de los pacientes no se dan cuenta hasta el final de sus vidas de que la felicidad es una elección.  Se quedan atascados en viejos patrones y hábitos.  El llamado “confort de la familiaridad” interfiere con su salud emocional.  Por eso insisto que uno de los principios claves para la vida es entender que lo único que necesito para ser feliz es una actitud agradecida ante la vida.  Que la queja es un imán para la desgracia; nos quejamos tanto de lo poco que nos hace falta que dejamos de agradecer lo mucho que tenemos.  Que es fácil agradecer cuando las cosas están bien ¡Por supuesto!, cualquiera lo hace.  Pero que, la verdadera gratitud se forja es cuando las cosas están complicadas…
Has pensado ¿De que te lamentarías si mañana fueses a morir? ¿Piensas hacer algo para cambiarlo? Recuerdalo bien: ¡La vida se pasa en un instante, cambia ahora!