Amor al Prójimo

El Poder de la Unidad que Catapulta a la Eternidad

Por P.A. David Nesher

Leemos en la aliyáh de hoy:


Bajodesh hashlishi letset beney-Yisra’el me’erets Mitsrayim bayom hazeh ba’u midbar Sinay. Vayis’u meRfidim vayavo’u midbar Sinay vayajanu bamidbar vayijan-sham Yisra’el neged hahar.

En español:

Al tercer mes de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, ese mismo día, llegaron al desierto de Sinaí. Partieron de Refidim, llegaron al desierto de Sinaí y acamparon en el desierto; allí, frente al monte, acampó Israel.

(Shemot/ Éxodo 19:1-2)

Ellos llegaron el rosh jodesh (primer día) del tercer mes, llamado hoy Siván, a partir del Éxodo, que se produjo en el primer mes llamado Av o Nisán. En vez de recurrir al estilo bíblico más común y comenzar esta narración con el versículo 2: Viajaron desde Refidim y llegaron al desierto de Sinaí, la Torah nos dice inmediatamente qué mes era y cuánto tiempo había transcurrido desde el Éxodo. Esto nos da a entender que los israelitas estuvieron llenos de ilusión y expectación en los días y las semanas siguientes, durante la ansiosa espera del día en que finalmente arribarían al Sinaí. Y cuando por fin llegaron y contemplaron la montaña donde recibirían la Torah, acamparon de inmediato, sin siquiera reparar en la comodidad, la comida o el agua.

A los Benei Israel les tomó tres meses confiar en el Eterno y en su líder para llegar a este lugar. ¡Al fin habían llegado!

Ellos vieron la liberación de Yahvéh de la opresión de Egipto. Recibieron Su dirección en el camino que debían de andar. Vieron Su gloriosa victoria en el Mar Rojo. Recibieron el milagroso regalo de parte de Dios de comida y agua, y vieron una batalla librada con oración que terminó en victoria sobre Amalek.

Según el sabio intérprete Rashí, la palabra hebrea que ha sido traducida como “frente a significa siempre en el lado oriental. Este sabio también explica que la palabra que convencionalmente se traduce a “ desierto” no hace referencia a un desierto de arena, sino que señala a un campo con pastos, el cual no ha sido habitado por el hombre.

En un sentido, todo lo que pasó hasta este momento estaba destinado para traerlos a este lugar. Este era el principio del cumplimiento de lo que Yahvéh dijo: “ y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este Monte.” (Éxodo 3:12)

Sinaí era el lugar donde Moisés se encontró con el Eterno en la zarza ardiente. Toda la nación de Israel podría pronto experimentar lo que Moisés experimentó en la zarza ardiente. Él los podría dirigir a este Monte para esta experiencia debido a que él ya había estado allí. Evidentemente, el pueblo no puede ir más allá que su líder.

La expresión “ISRAEL ACAMPÓ” tiene al verbo en singular, a diferencia de las instancias anteriores. Rashí asegura que esto nos enseña que toda esa inmensa multitud acampó como si fuera una sola persona, con un solo deseo. Para estar a la altura de su vocación más sublime, Israel necesariamente tiene que estar unida como nación. Sólo cuando estuvo unida en su objetivo de oír la palabra de Dios, la nación estuvo en condición de recibir la Torah como Alianza con YHVH.

El verbo ACAMPÓ habla de la conformidad, armonía y hermandad del pueblo de Israel. Antes de esto, el Pueblo había protagonizado muchas peleas entre diferentes grupos, pero ahora habían llegado a un estado de unidad, de manera que está siendo presentado como si todos fueran una sola persona.

Esta unión era necesaria para la entrega de la Torah, alma mater del pueblo hebreo.

Habían pasado 46 días desde la salida de Egipto, cada uno de esos días representa un incremento de kedusháh (santidad) del pueblo. Entendamos que el máximo nivel de santidad es el 50, que son exactamente los días entre Pésaj y Shavuot, (Pascua y Pentecostés), es decir, un grado mayor a los niveles de impureza que Israel traía desde Egipto (grado 50 de la impureza).

Así pueblo de los Benei Israel demostró su mérito para recibir la Torah cuando arribó al Sinaí en una indisoluble unidad; como una sola persona, con un solo corazón. Por ello, Dios correspondió instando a Moshé a que advirtiera al pueblo que no ascendiera la montaña mientras la Presencia Divina permaneciera sobre ella, para que no muriera mucha gente (19:21).

El rabino Mejilta explica que Dios quiso decir que incluso si moría un solo israelita, iba a ser para Él un acontecimiento tan trágico como si hubiera perecido toda una multitud. Por lo tanto, resulta evidente que cuando los Benei Israel están unidos, cada uno se vuelve aún más preciado de lo que ya es.

Es así que tenemos el imperativo de sensibilizarnos ante el hecho de que cada hermano en la emunáh (fe) debe sentirse responsable de alivianar el sufrimiento de todos los demás; tal como Dios no puede soportar la pérdida de una sola persona, así también debemos ocuparnos de las necesidades espirituales y materiales de todos nuestros hermanos.

Saber Perdonar

Por Salo Michán M.

En el centro y eje de toda discusión o pelea hay un punto en que, si se pudiera “perdonar”, el conflicto podría desaparecer por completo. Sabemos que las discusiones y los entredichos son el mejor combustible para el lashón hará.

¿Cuál es “ese punto” con el que lograríamos apagar el fuego destructor de cualquier pelea?

La respuesta es: “Saber perdonar con humildad y resignación”.

Perdonar es la palabra poderosa que todo lo transforma. El Gaón Rab Menajem Man Shaj dijo a uno de sus parientes, quienes eran testigos de una fuerte discusión entre dos personas importantes: “¡Qué lástima! Estas personas no conocen la dulzura del perdón”.

En otra oportunidad dijo a un discípulo: “Toda mi vida he perdonado y te aseguro que nunca salí perdiendo”.

Para ilustrar cómo logró aprender esa tan simple, pero efectiva regla, contó lo que, en una oportunidad, en su juventud, le ocurrió antes de su casamiento.

Había sido invitado a comer en la casa del Saba de Slabodka para la cena de Shabat. Después de la cena, la Rabanit (esposa del Rab) sirvió jalea de postre. El joven la probó y desistió de comerla, ya que estaba tan amarga que era casi imposible hacerlo. El Saba de Slabodka le preguntó:

—¿Por qué no comes el postre?

El joven, por vergüenza, no respondió.

Entonces el Rab, con cara de comprender lo que pasaba, le dijo:

—Déjala. Yo como mi postre y luego el tuyo. Pero quiero que sepas que llevo comiendo esta jalea, que tú consideras amarga, más de cuarenta años y nunca me quejé. Ahora que estás por casarte, debes aprender que la base de la armonía en el matrimonio es saber dejar pasar y perdonar al cónyuge.

Esa conducta fue la que adoptó Rab Shaj durante toda su vida.

En una oportunidad, su esposa, ya de avanzada edad, estaba internada y contó a un familiar que había ido a visitarla que, cuando eran novios, ella y Rab Shaj habían hecho un acuerdo: ante cualquier diferencia de idea u opinión, alguno de los dos debería ceder para, de esta forma, cuidar la unión y armonía de la familia. El acuerdo fue que se turnarían una vez cada uno. Ella con emoción dijo:

—Te digo la verdad: nunca llegó mi turno.

Siempre fue él quien cedió.

Tu BeAv: La Fiesta del Amor Unificador.

Por P.A. David Nesher

«Y dijeron: He aquí, cada año hay una fiesta del Eterno en Silo, que está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona.«

(Jueces/Shoftim 21:19).

Hemos estudiado que después de su salida liberador de Mitzrayim (Egipto) y acercándose ya a la tierra de Canaán, bajo el liderazgo de Moshe, los israelitas optaron por mandar espías a la tierra con el objetivo de organizar mejor el plan de conquista.

Así es como los doce espías regresaron de su misión el día 9 de Av (quinto mes) con un reporte adverso y el pueblo, en contra de la garantía Divina de conquista fácil, creyeron en dicho informe negativo, y desistieron de entrar en la Tierra Prometida. Aquel día, ellos lloraron sin motivo, fijando así proféticamente a dicha jornada como día de llanto eterno y de negatividad. Así nación Tishá BeAv.

De este modo, los varones adultos de dicha generación, imposibilitados de librarse de su mentalidad de esclavos, fueron condenados a morir en el desierto. Cuentan los relatos históricos del Midrash que todos los 9 de av, cavaba cada uno su tumba y se acostaba a dormir en ella, los que no se levantaban eran cubiertos a la mañana siguiente. Por eso, en cada Tishá B’Av (9 del mes de Av) de esos 40 años, aquellos que habían llegado a la edad de 60 ese año iban muriendo (15.000 cada Tishá B’Av).

En dichos relatos también se cuenta que al llegar el año número 40 de su permanencia en el desierto, los pocos sobrevivientes realizaron el tétrico ritual esperando no levantarse al día siguiente. Pero, al salir el sol, todos estaban vivos. Supusieron un error de cálculo y lo volvieron a hacer la noche siguiente y las sucesivas. Nada pasaba.

El día 15 del mes de Av (en hebreo Tu BeAv), al ver la luna llena, los israelitas descartaron la opción de error de cálculo y entendieron que fueron perdonados por Dios. ¡La plaga había terminado finalmente en Tu BeAv!

Por esta anécdota de las misericordias Divinas, comenzó a forjarse este día de unión, reconciliación y alegría.

Por ello, la Mishná dice que:

Ningún día fue tan festivo para Israel como el 15 de Av y Yom Kipur” (Taanit 30b-31a).

Ahora bien, ¿qué es Tu B’Av, y en qué forma es equivalente a Yom Kipur?

Los sabios de la codificación hebrea de la Torah responden este planteo, explicándolo así:

Yom Kipur simboliza al Eterno perdonando a Israel por Jat Eguel (el pecado del Becerro de Oro) en el desierto, porque aseguran que en ese día Elohim aceptó finalmente la súplica de Moshé de perdonar a la nación, y en ese mismo día Moisés bajó de la montaña con un nuevo par de tablas.

Así mismo, ellos aseguran que tanto como Yom Kipur simboliza expiación por el pecado del Becerro de Oro, Tu B’Av simboliza expiación por el pecado de los espías.

A eso se referían los sabios cuando dijeron: Ningún día fue tan festivo para Israel como el 15 de Av y Iom Kipur, porque no existe alegría más grande que el hecho de que se perdonen los pecados, en Yom Kipur el pecado del Becerro de Oro y en Tu BeAv el pecado de los espías. Esta es la razón por la que en el libro de Shoftim (Jueces), la fecha de Tu BeAv es aludida como una festividad

«Y dijeron: He aquí, cada año hay una fiesta del Eterno en Silo, que está al norte de Betel, al lado oriental del camino que sube de Betel a Siquem, y al sur de Lebona.»
(Jueces/Shoftim 21:19).

Pero, además de este evento digno de mencionar, otros cinco sucesos históricos que ocurrieron en Tu BeAv que los invito a considerar a continuación:

EVENTOS 2 y 3 Después del caso de las hijas de Tzelofajad (ver Números/Bamidbar, capítulo 36), las hijas que heredaban tierras de su padre cuando no había hijos varones, tenían prohibido casarse con hombres de otras tribus, para que la tierra no pasase de una tribu a otra. Generaciones más tarde, después de la historia de la “Concubina de Givá” (por favor leer Jueces/Shoftim, capítulos 19-21), los Benei (Hijos) de Israel juraron prohibirles a sus hijas casarse con hombres de la tribu de Binyamin. Esto representaba una amenaza de aniquilación para dicha tribu.

Cada una de estas prohibiciones fue levantada en Tu BeAv. El pueblo se dio cuenta que si ellos cumplían su prohibición, una de las 12 tribus podría desaparecer por completo. En cuanto al juramento que se había realizado, ellos destacaron que solamente afectaba a la generación que había hecho el juramento y no a las generaciones posteriores. Lo mismo fue aplicado a herederas casándose fuera de su propia tribu: esta regla fue aplicada solamente a la generación que había conquistado y dividido la tierra bajo el mando de Yehoshúa (Josué), pero no a generaciones posteriores. Esta fue la primera expresión de unión de todas las tribus y fue una causa de regocijo. Por eso es que en el libro de Shoftim (Jueces) es referido como “una festividad para Dios”.

Fue así que, a lo largo de las generaciones, este día fue descrito en el tratado de Taanit como un día «dedicado a compromisos matrimoniales«, para que surgieran nuevas familias israelitas.

El Talmud cuenta que en Tu BeAv, los solteros y las solteras de Yerushalaim (Jerusalén), salían a los viñedos de los alrededores con ropas blancas y prestadas y se armaban parejas.

4º EVENTO: Después de que Jeroboam separó el reino de Israel al norte (con sus diez tribus) del reino de Judá, el puso guardias a lo largo de los caminos que llevaban a Jerusalén, para prevenir que su gente fuera a la Ciudad Santa para las festividades de peregrinación. Jeroboam temía que esos peregrinajes podría socavar su autoridad. Como “substituto” él puso lugares de culto, que eran totalmente idolatras, en Dan y Bet-El. Entonces la división en dos reinos se hizo un hecho consumado y duró por generaciones.

Pero, el último rey del reino de Israel, Hoshea ben Elah, quiso salvar la brecha, y quito los guardias de los caminos que llevaban a Jerusalem, permitiendo que el pueblo realizara la peregrinación nuevamente. Esto ocurrió en Tu BeAv.

EVENTO: Al comienzo del periodo del Segundo Templo, la Tierra de Israel estaba casi totalmente baldía y la madera necesaria para ofrecer los sacrificios y para la llama eterna que tenía que arder en el altar era casi imposible de conseguir. Cada año una cierta cantidad de personas valientes se ofrecían para traer la madera necesaria desde lejos, un viaje que era extremadamente peligroso.

Ahora, no podía traerse cualquier madera. Madera que estaba agusanada no estaba permitida. Y humedad y frío son condiciones ideales para el cultivo de gusanos en la madera. Como resultado, toda la madera necesaria hasta el verano siguiente tenía que ser recolectada antes de que comenzara el frío invierno. El último día en que se traía madera para ser almacenada durante los meses de invierno era Tu BeAv, y era una ocasión festiva cada año cuando la cuota necesaria era alcanzada ese día.

EVENTO: Mucho después del evento, los romanos finalmente permitieron que los cuerpos de aquellos que habían sido asesinados en la revuelta de Betar (en la revolución de Bar Kojva) fueran enterrados. Este fue un milagro doble, en que, primero los romanos finalmente dieron autorización para el entierro, y segundo, a pesar del largo periodo de tiempo que había pasado, los cuerpos no se habían descompuesto. El permiso fue otorgado en Tu BeAv.

¿Por qué Tu BeAv está relacionada con el concepto de «Alma Gemela» y la formación de Parejas para el Matrimonio?

Interesante es que en algunos textos muy antiguos a esta Festividad se la denomina como “Jag HaBetulot” (“Fiesta de las Doncellas” o la «Fiesta de las Vírgenes«).

Las fuentes literarias no nos explican la esencia de la festividad, pero sí nos ofrecen su descripción. Así, dice Rabán Shimón ben Gamliel:

No tuvo Israel festividades comparables a la de Jamishá Asar Beav (el día 15 del mes de Av) y la de Yom HaKipurim (después del ayuno); en las cuales las jóvenes de Jerusalem salían vestidas de blanco con ropas prestadas, para no avergonzar a las que no las tenían mejores; y salían las jóvenes de Jerusalem a danzar en las viñas”.
(“Mishná”, “Taanit” IV, 7).

La fecha del “Tu BeAv” en el hemisferio boreal coincide con el final de la vendimia y del verano. Por ello, se supone que los agricultores la destacaron especialmente.

A su vez, muchos investigadores suponen que esta festividad fue la transformación de una vieja fiesta cananea vinculada a la naturaleza, que esos pueblos celebraban en las viñas como parte del culto a la tierra y a los vegetales.

A esta celebración, el Pueblo de Israel al conquistar el territorio, le agregó nuevos matices sujetándolo a su historia y espiritualidad. Así al afincarse, vieron esta fiesta como la oportunidad para fortalecer los lazos entre las distintas tribus, y a las relaciones fraternales entre los diferentes estratos de la sociedad. De esa manera lograban la supresión de las barreras socioeconómicas entre sus miembros tal como la Torah lo enseñaba. En tal sentido, el tratado talmúdico de “Taanit” refiere que a los jóvenes arribaban para elegir esposa, mientras que las danzarinas les decían: “¡Joven, eleva la mirada para ver bien lo que eliges!” “¡No te dejes llevar solamente por la hermosura!”.

La Mística de la Introspección que conduce a la Teshuváh.

Con Tu BeAv, comenzamos a prepararnos espiritualmente para el mes de Elul, el preámbulo de las Altas Fiestas que ya se acercan. Por eso, en las esferas místicas se asocia el día de Tu BeAv con el comienzo de la evaluación personal (en hebreo jeshbón nefesh), el balance y el perfeccionamiento de conducta con vistas al próximo período de Juicio Divino en las Altas Fiestas del Séptimo Mes (Yom Teruáh, Yom Kippur, Sukot).

En la tierra de Israel, los días comienzan a hacerse más cortos, las noches se hacen más largas. El clima también ayuda a hacer un balance espiritual: los ajetreados días de cosecha se acaban para el granjero y el ritmo de vida disminuye considerablemente. Incluso en un nivel físico, el arduo calor del verano en Israel hace que sea difícil detenerse a pensar, pero ahora los días y las noches se hacen más frescas, y es más fácil examinar las acciones de uno.

Para comprender mejor estos secretos, les comparto que el Rabbi Haim Vital, en su libro, Pri Ets Haim, explicó que en este día hay un acoplamiento espiritual perfecto, entre los mundos superiores inferiores, entre el mundo que experimentamos con nuestros cinco sentidos y el mundo que está más allá de ellos, porque tanto el sol como la Luna alcanzan su pico de máximo potencial de unión del año. Es por eso que los sabios de Israel discernieron que este es el día del perfecto amor que hecha fuera todo temor (1 Juan 4:18). Lo que nos falta entender qué es lo que el amor significa. Rabbi Akiva dijo : «Amar a tu prójimo como a ti mismo, es la esencia de la Torah«. Entonces, Rav Ashlag explicó que Ravi Akiva quiso decir, que la única manera de amar a tu prójimo es cambiar y mejorarnos a nosotros mismo buscando parecernos al Creador y por ello el amor es comparado con la Torah, que al provenir del Creador guarda su esencia en cada una de sus letras, y desde ellas se inocula al corazón y la mente de aquella alma humana que la estudia y medita.

Entonces el amor se perfecciona en el alma humana tornándola compasiva, comprometida con el otro en el compartir y ser así una mejor ser humano amante de la vida cada día. Sólo cuando aprendemos a amar a las personas como son (amor incondicional), entonces y sólo entonces, podemos aprender a amar y conectarnos con el Creador, porque entonces vamos a tener una verdadera afinidad con Él. 

En tiempos antiguos, era costumbre desde Tu BeAv utilizar como saludo “Que tu inscripción y tu sello sean para bien” (en hebreo: ktivá vejatimá tová), la misma bendición que hoy se utiliza en Yom Teruá. Aquellos que saben guematría encontraron que esa bendición suma 928, y lo mismo suman las palabras de “15 de Av”.

Por todo lo explicado, en el Israel de nuestros días, la celebración que nos ocupa ha recibido un nuevo nombre: la “Fiesta del Amor”. Ésta se caracteriza por la gran cantidad de bodas que se celebran en este día tan especial.

Es, asimismo, el día en que se presentan espectáculos para jóvenes al aire libre y a la luz de la luna, las parejas son agasajadas y reciben obsequios, al tiempo que se acostumbra a bailar. Sobre este último punto, es interesante concluir esta bitácora citándoles una frase que leí:

Muy meritoria es la danza, pues al bailar, el ser humano se eleva un palmo por encima de lo terrenal y se aproxima a Dios”.
(Rabí Aharón de Karlin)

Todos estos motivos se juntan para crear un día alegre, basado en la hermandad, la unión, el arrepentimiento y la superación. 

Todos motivos para alcanzar la simjáh (alegría interior) que permite shelemut (plenitud) en el entorno social, para así afectar a todo el mundo y repararlo eficazmente.

Es así como por fin logramos entender por qué el Talmud afirma que no hay días tan felices para Israel como Tu BeAv y Yom Kipur.

Jag Ahava Sameaj! (¡Feliz Fiesta del Amor!)


Bibliografía:

Judaísmo Práctico(“Practical Judaism”) publicado por Feldheim Publishers.
«Pri Ets Haim«_ Autor: Rabbi Haim Vital

Los Preparativos para el Día de Expiación (Yom Kippur)

Por P.A. David Nesher

Recordemos que nos encontramos en lo que se llaman los Yomim Norayim, o «Días Terribles» o «Días Memorables«. Orar, agradecer, pedir, reflexionar, pensar en buenos deseos… son algunas de las muchas acciones que se hacen es estas épocas de fiestas que va desde Yom Teruah a  Yom Kippur, en los que se despierta una conciencia más o menos común con la esperanza de una mejora en lo que resta del año, y grandes cosas para el próximo.

Es en estos días cuando reconocemos nuestras faltas ante los demás, para recibir su perdón. Por eso, es costumbre hebrea que a los dos días próximo al Día de la Expiación pedirle perdón a las personas para que tengas un año de mucha bendición manifiesta. Se considera a esto un paso imprescindible.

Son días especiales en los que el Eterno presenta a cada hijo primogénito la oportunidad de reparar, de pedir perdón a las personas que se lastimó, de arrepentirse… ¿Pero cómo pedir una disculpa que realmente limpie el alma?

Generalmente, el ser humano desconoce si causa daño a otros de manera inconscientemente. Aceptemos que aunque a veces nuestras intenciones son buenas, sin querer pueden manifestarse en una actitud negativa que termina afectando a otros.

Lo cierto es que en el diseño de la vida, el perdón forma parte de cotidianidad, podemos ofender, decir o hacer algo molestando a los demás, asimismo en este mismo rango está el callar lo qué sentimos quizás porque no estamos acostumbrados a expresarlo o, por miedo a molestar con nuestros comentarios a otra persona.

La sabiduría de la Torah explica en sus códigos que “perdón” no es un simple pedido que se hace de la boca hacia afuera, sino una fase especial, en la que el hombre comienza a comprender que en el mundo espiritual existe una fuerza que une todas las almas en una unidad única y maravillosa.

Esta inmensa distancia que el hombre descubre entre él y esta fuerza que prevalece entre las almas, la fuerza de amor y unidad, lleva al hombre a hacer un profundo examen interno. Éste ve que él mismo actúa a través de motivaciones egoístas de explotar y aprovechar al prójimo para su propio beneficio y que no puede hacer nada para cambiar esta situación. Entonces, irrumpe de su interior el perdón, como un grito de las profundidades, como una petición de un cambio interno, como una plegaria.

¡Qué difícil que es disculparse, sobre todo cuando uno se equivoca. Saber reconocer que ha lastimado sin querer es un acto de verdadera teshuvá!

Disculparse sinceramente es incómodo; pero hay que reconocer que aceptar el error cometido y reparar los daños causados, conduce a mejores relaciones, sin tantas complicaciones y sobretodo, sin discusiones innecesarias y justificaciones vanas. La mayoría de los grandes conflictos siempre se generan por un pequeño incidente que no se resolvió adecuadamente.

Cuando se pide una disculpa, se libera el alma, además de que se gana el mérito del perdón, con lo que se hace justicia y lo más importante, es que da la pauta para que uno sea juzgado con la misma benevolencia y compasión.

El pedir perdón puede ser uno de los atributos más grandes y más humildes que se puede hacer. Así que el pedir disculpas, actúa y beneficia directamente a la persona que lo hace.

Saben lo que acontece ahora verdad… Pues debo extender mis disculpas por toda palabra aquí vertida que te haya podido ofender o incomodar.

Si de algo nos caracterizamos de los demás pueblos es que podemos estar durante un año discutiendo, intercambiando impresiones y generando controversia pero existe una fecha especial que en nuestra nación y desde nuestra condición hay que hacerla notar para ser hijos nuestro Abba kadosh; dicho lo cual he aquí prestos y solícitos para iniciar una nueva relación en Shalom.

Yom Kipur selijáh! (Son palabras desde mi corazón)

«Shiluaj Haken»: Un Mandamiento Sencillo lleno de «Buenos Futuros»

Por P.A. David Nesher

 

 

«“Si por casualidad encuentras en tu camino un nido de pájaro, ya sea en un árbol o en la tierra, con pichones o huevos, entonces, si la madre está recostada sobre los pichones o los huevos, no tomes a la madre junto con ellos. Ahuyenta primero a la madre y sólo luego toma los pichones o los huevos para ti. Así te irá bien y se prolongarán tus días.»

 

(Devarim/Deuteronomio 22: 6)

 

Encontrarse con un nido de pájaros, y determinar mi futuro. Suena extraño, pero así lo ha determinado Yahvéh. «¿Cómo es esto?«, seguramente estarás preguntándote. Pues bien, yo descubrí esto sumergiéndome en los códigos lumínicos de la Torah. Todo ocurrió cuando un discípulo del Grupo de Whatsapp (“La Bendición Torah”) me solicitó que explicara este “extraño” y a la vez sencillo mandamiento que nuestro Abba da a Israel. Discerní que muchos de ustedes albergarían la misma inquietud, con respecto a la significación esencial de este mandamiento divino. Por eso, decidí escribir esta bitácora.

Comenzaré mencionando la triste realidad que surge revelada de este mandamiento: la crueldad del ser humano le acorta los días de su vida.

Desde esto, les comento que a este mandamiento (mitzvá) se lo conoce con el nombre de Shiluaj Haken (lit. “el envío del nido”), porque tiene como imperativo mandar lejos del nido a la madre antes de tomar sus huevos o pichones. El dato curioso es que este mitzvá es considerado como el más fácil de la Torah.

Por otro lado, podemos ver que la recompensa que Abba nuestro promete por este mitzvá es larga vida (arijut yamim), es decir la longevidad. El único otro mitzvá positivo que la Torah especifica su recompensa en larga vida, es honrar a los padres (Kibbud Av VaEm), el cual, paradógicamente, es considerado el mitzvá más difícil de toda la Torah. Cabe rescatar aquí, que del hecho deque el mitzvá más fácil y el más difícil reciben la misma recompensa, nos conduce a comprender que no podemos clasificar los Mitzvot (mandamientos) del Señor, y debemos hacerlos cuando la oportunidad se presenta.

Leyendo el mitzvá Shiluaj Haken, a primera vista parecería que la razón del mismo es hacer comprender que no debemos exhibir crueldad con los pájaros o cualquier otra de las creaciones del Eterno. Por eso sería que Él nos manda ahuyentar a la madre para que no vea a sus polluelos tomados de ella, lo que le produce una gran agonía y dolor. Sin embargo, nos encontramos con fuentes en la Torah que parecen indicar que esta mitzvá no es sólo acerca de la compasión con aves u otros animales. Sabemos que el principal propósito y objetivo de los mitzvot (mandamientos) es inculcar en nosotros los buenos rasgos y valores del carácter sacerdotal mesiánico, por lo que podemos emular al Eterno y acercarnos más a Él. ¡Nuestro amado Abba nos dio mandamientos con la única razón de perfeccionar nuestros rasgos de carácter, por medio de su observancia, y así asemejarnos a Su Hijo, Yeshúa!

Entonces, meditando más profundamente en el mitzvá Shiluaj Haken se nos revela que en verdad, Yahvéh decretó que enviáramos fuera a la madre antes de tomar sus crías, para inculcar en nosotros el rasgo fundamental de la compasión hacia el prójimo. Si actuamos con crueldad con los pájaros y los animales, vamos a terminar haciendo lo mismo con los seres humanos que nos rodean.

¿Cuál será el motivo de este accionar cuando uno se encuentra frente a la madre y sus crías? Distintos sabios exégetas hebreos explicaron el motivo de esta ley, entre ellos, existe un famoso debate entre Maimónides (Rambam) y Najmánides (Rambán) al respecto.

Maimónides incluye esta ley dentro de un valor muy conocido que es el de evitar “Tzaar Baalei Jaim”, que significa evitar dolor en los seres vivientes, refiriéndose especialmente a los animales. Desde esta perspectiva, descubrimos que hay muchos preceptos que pueden asociarse con este principio como por ejemplos: “Y un animal vacuno u ovino, a él y a su cría no habréis de degollar en un mismo día” (Vayikrá/Levítico 22: 28). También se incluyen aquí las leyes denominadas Shjitá, las cuales se rigen por la idea de que se puede matar al animal para comerlo, pero hacerlo de la manera menos dolorosa para éste. En este sentido, el motivo del mandamiento de Shiluaj Haken es evitar sufrimiento en la madre al ver que se llevan a sus crías. Si de todas maneras hay que hacerlo, mejor realizarlo de la manera menos dolorosa.

Najmánides difiere con el exegeta anterior y sostiene que esta ley tiene como objetivo educarnos a nosotros como personas benevolentes. Personas piadosas, compasivas y misericordiosas con el mundo que nos rodea. Sería una técnica educativa para alejar de nosotros actitudes crueles e interiorizar conductas piadosas.

Maimónides pone el énfasis en el animal, en evitarle dolor o que sufra lo menos posible, en cambio, Najmánides, en los seres humanos. Él explica que este mitzvá nos ayuda a perfeccionarnos para erradicar toda crueldad que anidamos en nuestro corazón. Ya que los mitzvot (mandamientos) nos fueron dados para nuestro bienestar. Yahvéh no se beneficia cuando las hacemos, somos nosotros quienes a través de ellos purificamos nuestras almas y mejoramos el mundo. El objetivo, por lo tanto, no es ser piadosos con los animales sino enseñarnos a ejercer todo el tiempo buenas cualidades para reparar nuestro entorno y así transformarlo en su presente para asegurarle un mejor destino.

Al considerar estas dos sabias exégesis, bien podríamos pensar que cuando se cumple este mitzvá hacemos ambas cosas a la vez, es decir, ayudamos a evitarle sufrimiento al animal, y por otro lado, nos ayuda a nosotros a ser mejores personas, más piadosas y compasivas con nuestro entorno, y particularmente con nuestro prójimo.

Teniendo en cuenta lo que hasta aquí he explicado, necesito que recordemos que una cualidad muy valorada por el Eterno en la vida de sus hijos es que sean “rajmanim”, es decir piadosos o misericordiosos con el mundo que los rodea. Justamente ésta es la virtud que más se necesita en nuestros días. Son millones de seres humanos que claman a los Cielos por misericordia manifestada en los vínculos humanos. Vivimos en una época en que la tecnología y los medios de comunicación han avanzado a tal punto que podemos, entre otras cosas, llegar a ver diariamente cientos de imágenes con contenidos violentos tanto reales como de ciencia ficción. Décadas atrás no existía el poder estar sentado cómodamente en la casa mirando una guerra, un asalto y tantos crímenes en diferentes partes del mundo. Quizás sucedían igual que ahora, pero era imposible ver las imágenes como si uno estuviera en el lugar del hecho.

El sistema reptiliano ha logrado exponernos diariamente a situaciones de violencia e inseguridad, y el peligro de esto es que nos estemos acostumbrando. Nos estamos adormeciendo a tal punto que confundimos una película con la realidad y todo lo veamos al mismo nivel.  Periodistas y empresas, obsecuentes de la élite imperante, se ocupan de los medios de comunicación sabiendo muy bien que uno de los temas que más se vende son aquellos en que hay sangre, violencia y armas. Por supuesto que es una gran ventaja estar informado y que exista la tecnología que tenemos, pero creo que lo que no debemos es perder la capacidad de ser sensibles a lo que ocurre alrededor nuestro. Es importante que nos sintamos conmovidos por el dolor ajeno y podamos actuar al respecto manifestando empatía benevolente. Por ello, es que Yahvéh quiere que Su gente sea misericordiosa. Con el mitzvá Shiluaj Haken, el Eterno nos capacita en el hecho que si nosotros aprendernos a ser sensibles a los sentimientos de un pájaro, entonces ciertamente nos vamos a ocupar empática y solidariamente por nuestro prójimo. Practicar el Shiluaj Hakén nos educa para ser personas piadosas y compasivas, que sepan también sensibilizarse por las imágenes trágicas y violentas que vemos y busquemos maneras de hacer algo para revertir el sufrimiento de nuestro prójimo.

Con este mitzvá la Torah quiere enseñarnos el valor de la conservación de las especies. Así, por medio de este mandamiento el Eterno decodifica el lineamiento de Luz acerca de la responsabilidad que ha entregado al ser humano de velar por el futuro próspero de todos los seres vivientes del planeta. Es bien conocido el dicho hebreo: “quien salva a un hombre, salva a la humanidad toda”. Y esto lo es por el valor intrínseco de cada uno de nosotros y por lo que representamos. Como dijera el filósofo español Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mis circunstancias”. Por lo tanto, yo soy yo, y todos mis futuros. La mamá pájaro es ella y todos sus futuros. Puedo tomar a sus pichones, pero no eliminar la especie pájaro que encarna esa madre. Por eso el premio deivino de prolongar y dar calidad total a mi futuro, porque al respetar a la especie pájaro, estoy asegurándome a mi, a mis entornos y al universo un futuro de diversidad, de calidad total, de plenitud excelente, que glorifique el Nombre de Yahvéh.

Entendamos que es solo una mitzvá ocasional. Esto significa, que en cada momento de mi vida puedo aplicar mi obediencia a la Torah comprometido con el mundo entero. Sin embargo, la enseñanza del mitzvá Shiluaj Haken determina mis futuros, simplemente por ocuparme del futuro del «Otro». ¡Eso es un misterio maravilloso!

¡Por eso, después de toda esta meditación los animo a mejorar nuestras midot – cualidades- para llegar a perfeccionar nuestra alma a la estatura del Mesías!

 

Shalom!

En amor y servicio P.A. David Nesher

Si Amar es un Mandamiento, entonces el Amor no es un Sentimiento.

Por P.A. David Nesher

 

«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como os he amado, que también os améis unos a otros.»

(Juan 13:34)

 

En estos días, he notado que, al menos en el mundo occidental, a cualquier tipo sentimiento positivo que se despierta entre individuos (especialmente parejas) se le llama amor. Desde la década de los años ´60, del siglo pasado, al acto sexual se le llama “hacer el amor”. Con este paradigma vibrante en los corazones, el placer hedonista se le ha convertido en el único requisito para el amor.

 

A lo largo de mi carrera pneumoterapeútica me he encontrado con el hecho de que la mayoría de los seres humanos piensan que nuestros sentimientos son independientes de lo que hacemos o pensamos. Ellos sostienen que si los sentimientos que se provocan en el vínculo con otro ser humano son positivos y se suman en fuerza, entonces lograrán amar al otro. Sin embargo, desde la perspectiva de la Instrucción de Yahvéh está bien claro que lo que hacemos está directamente relacionado con lo que sentimos. Son las acciones que decidimos realizar las que evidenciarán al amor. Por ello, las Sagradas Escrituras aseguran que si queremos sentir amor, tenemos que dar amor con nuestras acciones y no esperar que caiga desde el Cielo un «sentimiento mágico» que nos permita entonces amar.

 

Cuando acudimos a los Evangelios y estudiamos el Yugo (enseñanza) de Yeshúa, descubrimos que Él vino a insistir en la revelación divina de que el amor es una decisión y no un sentimiento hedonista. Demostró con su propia vida que el verdadero amor depende de la libertad, la inteligencia emocional y la voluntad de cada ser humano. Con su propio ser dio muestra que el verdadero amor implica sacrificio, entrega y fidelidad.

 

Por ello, ante lo que nuestro Mesías enseñó, debemos aceptar que si amar dependiera de sentirnos bien, del placer o de nuestros impulsos, el Eterno no lo habría consagrado como mandamiento primordial para los herederos de la Salvación. Desde el Decálogo de Moisés (Éxodo 20) hasta el mandamiento del amor establecido por Jesús (Marcos 12: 28 – 31) amar es un mandato divino para nosotros y no algo opcional o supeditado a nuestras preferencias. En la cosmovisión mesiánica amar es una decisión. ¿Qué significa que el amor sea una decisión? Significa que no está subordinado a nuestros sentimientos, instintos o preferencias. Significa que es una manifestación plena de nuestra voluntad.

 

Si el amor estuviese subordinado a los impulsos básicos del ser humano, entonces convertirlo en un mandato por parte del Eterno, sería un absurdo que simplemente lo revelaría como un Dios tirano que obliga a sus súbditos a hacer lo que no pueden. Por ello la frase heredada de los hippies “hacer el amor” para cualquier acto sexual resulta absurda ante la revelación que los códigos de la Torah (Instrucción) del Eterno nos otorga. Desde esta decodificación el alma humana redimida se fortalece en la certeza de que no es el amor el que debe estar subordinado al sexo sino precisamente al revés. Es el acto sexual el que debe estar enmarcado en el amor verdadero, que conduce primeramente a una alianza sobrenatural ante el Eterno, y con los hombres de testigos.

 

Si el amor estuviese subordinado al sentimiento de bienestar o placer, Yahvéh, nuestro Dios, debería haber hecho una especie de mandato “condicionado”. Algo así como: “Amarás a Dios y al prójimo siempre y cuando te sientas bien y te haga feliz”. Muy por el contrario, Yahvéh, nuestro Abba, consagró el amor como un mandamiento porque depende exclusivamente de nuestra inteligencia emocional y libre albedrío. Es decir que amar el la manifestación más plena de nuestra voluntad. Estar en Yeshúa nos da la capacidad de decidir amar por encima de todo lo que podemos sentir. Es una elección que requiere mucha práctica, pero se puede lograr amar hasta el final de los días, porque así se ha decidido al despertar cada jornada.

 

A continuación les comparto versículos bíblicos que implantará en sus corazones el hecho de que el amor es una decisión a tomar y no un sentimiento:

 

«Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, como nos ha dado mandamiento.»

(1 Juan 3:23)

 

«El amor consiste en hacer lo que Dios nos ha ordenado, y él nos ha ordenado que nos amemos unos a otros, tal como ustedes lo oyeron desde el principio.» 
(2 Juan 1:6)

 

 

El Poder Transformador de la Torah

Por P.A. David Nesher

“ Estas palabras Yahvéh habló a toda vuestra asamblea en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas tinieblas con una gran voz que no cesó. Y las escribió en dos tablas de piedra y me las dio.”

(Deuteronomio 5:22)

Al venir a las Sagradas Escrituras, notamos que aquello que desde la dogmática cristiana se conoce como los Diez Mandamientos están repetidos en la Torah. La primera mención está en la Parashá Yitró y la segunda en la Parashá Vaetjanán.

Ahora bien, si tomamos en cuenta que Vaetjanán está ubicada en el libro de Devarim (Deuteronomio), el quinto volumen de la Torah (el cual contiene los discursos de Moshé que recapitulan muchos sucesos anteriores) está claro que estos «Diez Mandamientos» merecían ser enumerados de nuevo. Cabe mencionar que la Torah relata que las Tablas sobre las cuales estaban escritos los Diez Mandamientos fueron destrozadas por Moshé cuando presenció la danza frenética de nuestros antepasados alrededor de un becerro de oro, hecho descrito en este texto semanal.

Por lo antedicho, Moshé tuvo que permanecer nuevamente cuarenta días y cuarenta noches en el Sinaí para recibir un segundo conjunto de Tablas con el texto escrito de los «Diez Mandamientos». De tal manera que la repetición de este texto en Vaetjanán simboliza las dos ediciones de las Tablas.

¿Existe alguna diferencia entre ellas? Bien, desde un asunto de codificación los sabios han interpretado que la primera versión de los Diez Mandamientos no fueron escritos en tabletas de piedra planas, sino en unas figuras en forma de cubos. En cambio, el segundo set hecho por Moisés fue en dos tablas de piedra planas.

Pero, lo más importante es que entre ambos sete se alcanza a apreciar un cambio textual importante: la razón de observar el Shabat. Las primeras Tablas fundamentan el cumplimiento de este día en la Creación del universo, mientras que las segundas aducen que el motivo escondido en esto es el éxodo de Egipto. Meir Simhah Feldblum, profesor de Yeshivá University, concluye que la diferencia de las Tablas refleja un cambio de actitud que recién se consolidará dentro del seno del pueblo durante la época de Mordekai (Mardoqueo) y Ester, cuando el pueblo reafirmó su compromiso con el cumplimiento de las leyes de la Torah, a pesar de que sus antepasados ya lo habían hecho en el monte Sinaí. Esta vez, el pueblo optó por la Instrucción después de largas y arduas experiencias, pero especialmente porque se había desarrollado una Torah paralela: Torah Shebealpé, (la Torah oral), que explica con abundancia de detalles el texto de la Torah escrita e inspira a la halajáh que se necesita para no salir de la senda lumínica que marca cada mitzvot. Esto será el sentido ontológico de la fiesta del Purim.

Las primeras Tablas fueron recibidas por un pueblo que recientemente había salido de la esclavitud y que no estaba preparado para ejercer la libertad, condición que puede aterrorizar a la mente esclavizada, que ha sido magistralmente analizada por Erich Fromm en su libro «Miedo a la Libertad» (que recomiendo). Incluso nuestros jajamim sostuvieron que el pueblo aceptó el cumplimiento de los Diez Mandamientos bajo coerción divina.

Lo cierto es que Moshé al reunir al pueblo recuenta la Torah ante la cual se comprometieron los que estaban presentes y a sus generaciones venideras. Moshé continúa su discurso pedagógico recordando capítulos de la historia reciente de Israel. También vuelve a dictar y clarificar muchos de los mandamientos que Dios ya había establecido para Su Pueblo. Por esto, el sefer (libro) Devarim es conocido también como “Mishné Torá”, que significa “la repetición de la Enseñanza”, o Deuteronomio (repetición de la ley) como se le llamó más tarde en griego al realizarse la traducción de La Septuaginta (o Versión de Los Setenta). Como ya lo he explicado muchas veces, el texto hebreo no habla de Diez Mandamientos (término dogmático del cristianismo), sino de «Diez Palabras» (gr. Decálogo traducción del hebro «Aserete HaDibrot«).

Este Decálogo es la mejor terapia que el Eterno ofrecía para que Israel lograra alcanzar sus objetivos de manera íntegra. Por ello, Moshé en esta ocasión pondrá el énfasis sobre el estudio y la transmisión de los conocimientos de sus códigos de Luz para asegurar la indispensable transmisión de valores a las generaciones futuras.

El Decálogo es sustancialmente igual al relato que encontramos en Éxodo 20, salvo en el precepto de la observancia del sábado (Shabat).

Había cinco frases en cada tabla de piedra. Las cinco primeras frases hablan de la relación entre el Eterno y el hombre y las cinco últimas hablan de la relación entre los hombres entre sí. Cabe aquí señalar, que la relación entre los hijos y los padres es un reflejo de la relación que hay entre el Eterno y los hombres y por eso esta palabra está en la primera tabla.

De acuerdo con la enseñanza de Yeshúa, existe un mandamiento que resume las cinco palabras de la primera tabla: “Amarás al Eterno tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu posibilidad”, (Deuteronomio 6:5). Esto deja en evidencia que el amor al Eterno se expresa en la obediencia a los mandamientos, (5:10).

También, Yeshúa enseñó que hay un mandamiento que resume las cinco palabras de la segunda tabla: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, (Levítico 19:18).

Este es el amor perfecto en el cual se capacitaban los discípulos de las primeras comunidades. Ellos aprendían a enfocarse en la praxis cotidiana de un amor que vibra y actúa en dos planos existenciales, por lo que se lo conoce también como el amor gemelo [Invito a cotejar esto leyendo el evangelio de Mateo 22: 34-40].

Un dato curioso y lleno de enseñanza para destacar es el hecho de que en la primera tabla hay muchas más palabras que en la segunda, por lo que sus letras deben haber sido mucho más chicas que las de la otra. Esto, lo hizo Yahvéh a propósito para que las mitzvot (mandamientos) entre el ser humano y su prójimo sean más fácilmente advertibles que las mitzvot entre el hombre y Dios. La causa es que el yétzer hará (inclinación al mal) del ser humano es mayor en el área entre el hombre y su prójimo. De este modo el Eterno reveló que quería que la gente se enfocara más en las mitzvot entre el hombre y su prójimo porque requieren un mayor esfuerzo para superar el yétzer hará.

Moshé remarcó, al repetir la Torah, el hecho de que estas Diez Palabras o Diez Sentencias forman la Constitución que debe regular la vida individual y colectiva de la nación Israel, una vez establecida en la Tierra Prometida. Es el camino marcado por Yahvéh para establecer una vida de paz, de prosperidad, de entendimiento, de concordia, con los pueblos extranjeros, con los hermanos y consigo mismo.

Con esto la nueva generación comprendió que la Torah no está proponiendo una religión, ni una conducta ritual. Sino que su propuesta radica en un plan de vida integral, de perfeccionamiento, de crecimiento, de armonía bajo la sabia y amorosa guía que el Eterno nos brinda con su Instrucción.

Pensemos por un momento: si todas las personas cumplieran con los mandamientos que les corresponden, ¿no estaríamos ya viviendo en un verdadero paraíso terrenal? Porque la mayor parte de las cosas desagradables que nos suceden no son causadas por la naturaleza, ni por accidentes imprevisibles. Realmente, los daños que nos sobrevienen son casi siempre debido a la intervención del hombre, ya sea porque actúa erróneamente o porque está incumpliendo con algunas de sus responsabilidades, al dejarse guiar por su iétzer hará (inclinación al mal).

¿Habías considerado este punto anteriormente? ¿Hasta dónde llega nuestra responsabilidad en lo que nos sucede, como individuos y como comunidad?

Te dejo meditando. Nos encontraremos en otra bitácora.

Shalom!

¿Quién es el Prójimo según Yahvéh y Su Mesías?

Por P.A David Nesher 

«No odiarás a tu compatriota en tu corazón; podrás ciertamente reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el SEÑOR«.

(Levítico/ Vayikrá 19:17,18)

 

Hoy, en mi cuenta de Twitter, publiqué el siguiente paradigma existencial:

El ser humano no puede hallarse verdaderamente a sí mismo en el amor, si en el amor no ha hallado antes al «tú» del prójimo.

El mismo surgió en mi corazón, al estar en este Shabat, meditando en el capítulo diecinueve del libro Vayikrá (Levítico).

 

El principio fundamental de la fe de Israel se encuentra vibrando en este texto de siete palabras: amar al prójimo como a sí mismo. Aquí se encuentra el mandamiento número dos en importancia en toda la Torah, y nuestro Mashiaj marcó claramente cuando fue increpado acerca de cuál era el mayor mandamiento:

 

“Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que les había contestado bien, le preguntó: ¿Cuál mandamiento es el más importante de todos? Yeshúa respondió: El más importante es: «ESCUCHA, ISRAEL; HASHEM NUESTRO DIOS, HASHEM UNO ES; Y AMARÁS A HASHEM TU DIOS CON TODO TU CORAZÓN, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE, Y CON TODA TU FUERZA.” El segundo es éste: «AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.” No hay otro mandamiento mayor que éstos.”

(Marcos 12:28-31)

 

Cuatro términos diferentes que definen otras personas aparecen en estos dos versículos de Vayikrá que hoy encabezan nuestro estudio. Esas cuatro expresiones son:

  • Compatriota (v. 17) – aj, אח – literalmente “hermano”
  • Prójimo (v. 17) – amit, עמית  – compañero
  • Hijo del pueblo (v. 18) – ben am, בן עם
  • Prójimo (v. 18) – rea, רע

Los cuatro son utilizados en estos versículos como sinónimos. Es decir que están siendo tratados con una mentalidad que les otorga el mismo significado. Surge la pregunta si solamente se refieren a los israelitas o a todas las personas del mundo.

 

La respuesta encontramos en otros textos que consideraré con ustedes a continuación:

 

Y ciertamente pediré cuenta de la sangre de vuestras vidas; de todo animal la demandaré. Y de todo hombre, del hermano de todo hombre demandaré la vida del hombre.”

(Génesis 9:5)

 

“Y Jacob dijo a los pastores: Hermanos míos, ¿de dónde sois? Y ellos dijeron: Somos de Harán.”

(Génesis 24:4)

En estos dos textos es usada la palabra aj – hermano – cuando se refiere de la relación entre cualquier tipo de hombres. En el primer caso se habla de que todos los hijos de Noaj son hermanos. Por lo tanto, según la Torah todos los seres humanos de la Tierra son hermanos .

En el segundo texto nuestro padre Yaakov dice “hermanos” a unos pastores idólatras que no tenían ningún parentesco con él ni compartían su nacionalidad.

De los cuatro términos que estamos considerando aquí, aj es el que más exclusividad podía expresar, porque, según la Instrucción (Torah), para el Eterno un hermano es el prójimo más cercano que tenemos. Sin embargo, es precisamente ese término que la Torah usa para decir que todos los hijos de Noaj son familia y que Yaakov usó para hablar con gente extraña.

Entonces usando la primera ley de interpretación de las Escrituraskal vajomer  (nos permite aprehender una ley a partir de otra) – podemos decir que si el término aj – hermano – es usado de manera universal entre todos los hombres de la Tierra, ¡cuánto más el término rea – prójimo – tiene que incluir a todos los hombres y mujeres de la Tierra!

Al considerar lo que la Torah enseña entendemos que en esa cosmovisión el amor al prójimo no es solo sentimiento, sino también acción. Al examinar el contexto en el que se encuadra el mandato de Levítico 19 que exhorta a los siervos de Dios a amar al prójimo como a sí mismos, logramos comprender que esto es pura praxis. En ese capítulo leemos que los israelitas dejarían que los necesitados y los residentes forasteros recogieran parte de la cosecha. Además, no tolerarían el hurto, el engaño y la falsedad, ni tampoco el favoritismo en los juicios. Censurarían a quien actuara mal, pero sin olvidar esta advertencia: “No debes odiar a tu hermano en tu corazón”. Este mandamiento y muchos más se resumían en las palabras: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:9-11, 15, 17, 18).

La Torah nos enseña acerca del amor que debemos tener hacia los hijos de nuestro propio pueblo, y hacia el extranjero que habita entre nosotros, porque estas son las personas hacia las cuales podemos expresar nuestro amor de manera inmediata. No puedo mostrar amor al que no conozco. Los más allegados son los que pueden recibir mi amor, y tengo la responsabilidad de esforzarme para mostrarles amor a ellos de la misma manera que estoy haciendo conmigo mismo. Si amo a mi prójimo no le engaño ni tomo ventaja de él; soy cuidadoso con sus bienes como si fueran los míos, e incluso con más cuidado que con los míos; no le hago daño con mis palabras, sino que le hablo con respeto y hablo bien de él; no guardo mi alegría para mí mismo, sino la comparto con él y me alegro por su prosperidad como si fuera la mía; hago por él todo lo que a mí me hubiera gustado que me hiciera si yo hubiera estado en la misma situación.

Se trata de un amor universal, no limitado al grupo al cual uno pertenece .

Desafortunadamente, durante el ministerio terrenal del Mesías, muchos judíos tenían una estrecha definición sobre quien era su prójimo y solamente consideraban a sus amigos y compatriotas como prójimos. Sucedía que para ese entonces, desde la época de los Macabeos, los maestros judíos enseñaban que en la Torah términos como “amigo” y “prójimo” estaban reservados para los judíos, y que había que odiar a la gente de otros pueblos. Llegaban a decir que ser verdaderamente devoto exigía despreciar a quienes no lo eran. En tal ambiente era imposible extinguir el odio ya que había leña de sobra para alimentarlo. Estos maestros erróneamente enseñaban que en Vayikrá (Levítico 19:18) la expresión “tu prójimo” solamente hace referencia a “los hijos de tu pueblo”, es decir, está limitado a significar solamente los israelitas. Pero el versículo 34 (treinta y cuatro) muestra que la expresión “el prójimo”, según el Eterno, no está limitada a significar solamente los hijos de Israel sino también a los extranjeros:

“El extranjero que resida con vosotros os será como uno nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto; yo soy HaShem vuestro Dios.”

(Levítico 19: 34)

Por ello, Yeshúa (Jesús) trato este asunto en el conocido Sermón del Monte. Él, al pautar sintéticamente los lineamientos fundamentales del Yugo que ofrecía a sus discípulos, dejó bien aclarado a quién hay que tratar con amor:

«Ustedes han oído que se dijo:

“Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”.

Pero yo les digo:

Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos.»

(Mateo 5:43-45)

Con estas palabras, Yeshúa HaMashiaj destacó dos puntos:

  • Primero, que el Eterno trata con generosidad y bondad a buenos y malos, y
  • Segundo, que debemos copiar su ejemplo, tal y como Yeshúa mismo lo imitaba como Hijo.

Yeshúa nos ordena que amemos a nuestros enemigos (Lucas 6:27), y mostró que nuestro prójimo es aquel en necesidad, aunque por tradición fuera enemigo (Lucas 10:25-37). El mandamiento de amar a tu enemigo como a ti mismo es simple pero a menudo malinterpretado. Esto no significa que debemos de amarnos a nosotros mismos antes que podamos amar a alguien más; esto significa que en la misma manera que cuidamos de nosotros mismos, y estamos preocupados por nuestros propios intereses, debiéramos de cuidar y preocuparnos por los intereses de otros.

 

Este lineamiento del Yahvéh enseña que tú no puedes amar a otros si no te amas a ti mismo. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, ni más ni menos. No se puede amar al prójimo más que a sí mismo, sino en la misma medida. El que no se ama a sí mismo es incapaz de amar al prójimo. ¡Ámate a ti mismo, perdónate a ti mismo, habla bien de ti mismo, cuídate a ti mismo, y haz lo mismo con tu prójimo!

El amor al prójimo depende de cuánto hemos entendido del amor que el Padre tiene hacia nosotros , como está escrito:

 

“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”

(1 Juan 4:8)

 

El que no se ama a sí mismo no conoce a Dios. La fuente de nuestro amor es Dios. Cuanto más conozcamos a Dios, más vamos a poder amarnos a nosotros mismos y al prójimo:

“Nosotros amamos, porque Él nos amó primero.”

(1 Juan 4:19)

Sucede que ni el amor a sí mismo ni el amor al prójimo pueden alcanzar la profundidad que es necesaria para que sean duraderos y perfectos, si ambos no han buscado y descubierto su centro en el Eterno. Esta era la idea que palpitaba en el corazón de Agustín de Hipona cuando escribiera: «Sólo los que se aman en Dios, se aman rectamente. Por tanto, para amarse, es preciso amar a Dios«.

Nuestro amor depende de cuánto amor hayamos recibido del Eterno . Dicho con otras palabras, si cultivamos nuestra relación con Él, vamos a poder recibir su amor, y así poder amar al prójimo de la misma manera como hemos sido amados por el Padre .

El amor al prójimo nos ayuda a no cometer malas acciones, tal como mostró el apóstol Pablo:

“Pues los mandamientos dicen:

No cometas adulterio. No cometas asesinato. No robes. No codicies».

Estos y otros mandamientos semejantes se resumen en uno solo:

«Ama a tu prójimo como a ti mismo.”

(Romanos 13:9, 10)

Por todo esto,entendemos que los discípulos de Yeshúa de las comunidades del primer siglo entendía que el amor tiene que mostrarse en primer lugar a los más cercanos. El que no ama a su hermano que ha visto no puede amar al forastero que no ha visto. El amor empieza con los cercanos y se va extendiendo a todos los hombres:

“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid… a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor.”

(2 Pedro 1:5, 7)

 

¿Qué luz arrojan estas palabras sobre este inciso: «como a ti mismo«? El ser humano mesiánico de nobles sentimientos ha de considerar el amor al prójimo tan importante, o digamos mejor, tan natural como lo es el amor de sí mismo; el amor fraterno ha de ser como una segunda naturaleza. Pero tengamos siempre presente que la última medida del amor al prójimo no ha de ser el simple amor natural de sí mismo, por más noble que lo supongamos; esa medida es el santo amor de sí mismo en Dios. Ese amor es posible gracias al ejemplo del Mesías Yeshúa y a su muerte redentora, y consiste en amarnos con el mismo amor que Yahvéh nos profesa, en co-amarnos con Dios. En suma, la última medida del amor al prójimo no es el amor a nosotros mismos, porque ambos amores han de medirse por el amor que Yeshúa HaMashiaj nos profesa.

 

¡Ama a tu prójimo como a ti mismo!

Cambia tus Palabras…Cambia tu Mundo

¿Cómo podemos utilizar el poder de las palabras de una manera alentadora y estimulante?

poder-palabras

Las palabras expresan tu poder creativo y que no solamente son sonidos o símbolos escritos, sino que también son la fuerza que constituye tu poder para crear. Crear tu salud, tu amor, tu prosperidad, tu éxito,  tu paz y tu tranquilidad.
Nosotros generamos confianza a través de las palabras y del uso que les damos, bien sea hablando o por escrito. Es en esto dónde reside el auténtico poder de la verdadera comunicación.
Si tenemos la capacidad de captar la atención de las personas con nuestras palabras, bien sea por lo que podemos decir o por la forma en que lo hacemos, podríamos también transmitir confianza y seguridad, calma, seriedad, respeto, y con esto logramos crear un vínculo entre nosotros y nuestros oyentes o lectores, lo cual terminará con un feedback cargado de satisfacción de parte de nuestro interlocutor.
Cualquier mensaje que realicemos si le añadimos el grado adecuado de emoción, hace que su efecto aumente y sea recibido por muchas más personas. En este caso es para una buena causa, pero como todo, las emociones también pueden manipularse y ser utilizadas para fines menos adecuados o altruistas. Lo siento, es una herramienta muy utilizada actualmente: ganarse a las personas a través del corazón.
Yo pregunto: ¿Qué hacemos para poder mejorar nuestra comunicación? ¿Necesitaremos cambiar nuestras palabras, para así cambiar nuestro mundo?
Vi un vídeo de un spot publicitario de la empresa especialista en contenidos on-line, Purplefeather, y quise compartirlo con ustedes… su mensaje es corto pero poderoso:
Es un pequeño momento de reflexión. Me gustaría conocer sus opiniones y comentarios… les dejo el vídeo, espero les guste y les alegre el día.

Tu brillo opaca al envidioso (Fábula de la luciérnaga y la serpiente)

Fábula de la luciérnaga y la serpiente
 
En cierta ocasión una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía muy rápido y llena de miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir en su intento de alcanzarla.
La luciérnaga pudo huir durante el primer día, pero la serpiente no desistía. Dos días y nada. Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga detuvo su agitado vuelo y le dijo a la serpiente:
_ «¿Puedo hacerte tres preguntas?», dijo el insecto.
_ «No acostumbro a responder pregunta alguna a mis víctimas, pero como te voy a devorar, puedes hacerlo«, respondió la serpiente.
«Entonces dime», dijo la luciérnaga, «¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?»
_ «¡No!», contestó la serpiente.
_ «¿Yo te hice algún mal?«, cuestionó por segunda vez la luciérnaga
_ «¡No!», volvió a responder el ofidio cazador.
_ «Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?»
_ «¡Porque no soporto verte brillar!», fue la última respuesta de la serpiente.

Moraleja

La envidia es un deseo de destrucción, de odio. La envidia tratará de destruirte a través de la persecución abierta o de descalificación, de la calumnia. Su objetivo será siempre el mismo: perseguirte hasta la aniquilación de tu existencia. 
 
Recién cuando tu estima y tu identidad estén seguros de tus capacidades y habilidades, cuando hayas determinado que nada te moverá del objetivo a seguir, nunca nadie más logrará eficacia desde su envidia.

El poder de una sílaba

 

 

Hasta la choza de un viejo maestro llegaron los ancianos del Consejo de un antiguo pueblo. Venían a consultar al sabio sobre un problema del pueblo.

Desde hacía mucho y pese a todos los esfuerzos del Consejo, los habitantes habían empezado a hacerse daño. Se robaban unos a otros, se lastimaban entre sí, se odiaban y educaban a sus hijos
para que el odio continuara.

-Siempre hubo algunos que se apartaban de la senda -dijeron los consejeros-, pero hace 10 años comenzó a agravarse y desde entonces empeoró mes a mes.

-¿Qué pasó hace diez años? -preguntó el maestro.

-Nada significativo -dijeron los del Consejo-. Por lo menos nada malo.

Hace 10 años terminamos de construir entre todos el puente sobre el río. Pero eso, sólo trajo bienestar y progreso al pueblo.

-No hay nada de malo en el bienestar -dijo el sabio-, pero sí lo hay en comparar mi bienestar con el de mi vecino.

No hay nada de malo en el progreso, pero sí en querer ser el que más ha progresado. No hay nada de malo en las cosas buenas para todos, pero sí en competir por ellas. La solución es un cambio de sílaba…

-¿Cambio de sílaba? -preguntaron los del Consejo.

-Debéis enseñar a cada uno de los habitantes del pueblo que si a la palabra competir le cambian la sílaba central PE, por la más que significativa sílaba PAR, se crea una nueva palabra: comPARtir. Una vez que todos hayan aprendido el significado de compartir, la competencia no tendrá sentido, y sin ella el odio y el deseo de dañar a otros será sepultado para siempre.

Intentemos incorporar a nuestro proceder este simple cambio de sílaba y lo que ello implica en la interrelación de las personas.

Dos buenos amigos

Dos buenos amigos estaban realizando un viaje por el desierto, el camino era largo así que charlaban animadamente para poder abstraerse del calor y la fatiga.
La conversación que estaban manteniendo les llevó a un punto de discusión, entonces uno de ellos muy enojado, propinó una sonora bofetada en la cara al otro.
El amigo que recibió el golpe, se sintió muy mal pero nada dijo, se agachó y escribió en la arena: “Hoy mi mejor amigo me ha dado una bofetada muy fuerte en la cara”.
Durante unas horas nadie dijo nada, ambos se miraban pero ninguno sabía que decir al otro, sus cantimploras estaban casi vacías, estaban sudorosos, sucios y cansados hasta que por fin llegaron a un oasis.
Sin pensarlo dos veces, los dos amigos se echaron al agua, entonces el hombre que había recibido la bofetada empezó a ahogarse, su amigo sin dudarlo le agarró con fuerza y le salvó de una muerte segura.
Cuando el accidentado se recuperó, sacó de su bolsillo un estilete y grabó en una roca las siguientes palabras: “Hoy mi mejor amigo me salvó la vida”.
El salvador perplejo le dijo al amigo: “Me gustaría que me explicases,¿ por qué cuando te he abofeteado has escrito lo ocurrido en la arena y ahora que te he salvado la vida lo has gravado en una roca?”.
Con una gran sonrisa y lágrimas en sus ojos, el amigo le respondió: “Si un amigo nos ofende, tenemos que escribir esa ofensa el la arena, el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo para siempre; sin embargo, cuando nuestros amigos hacen algo maravilloso o especial por o para nosotros, debemos gravarlo en las roca de nuestro corazón, allí ningún viento del mundo podrá borrarlo jamás”.

Valorar el papel vital de cada uno

Cierto día, un capitán de barco y su rudo jefe de ingenieros
conversaban.
Empezaron a discutir sobre quién era más importante de los
dos para que el barco navegara.
Como la discusión se tornó acalorada, el capitán decidió que
por un día cambiarían de trabajo. El jefe de ingenieros estaría en el puente de
mando y el capitán en la sala de máquinas.
A sólo unas pocas horas de haber iniciado el experimento, el
capitán salió de la sala de máquinas. Venía sudado y sus manos, su cara y su
uniforme estaban llenos de grasa y aceite.
_ «Jefe», le dijo, «creo que tiene que venir a la sala de
máquinas. No puedo hacer que los motores anden
».
Por supuesto que no puede»,
le dijo el jefe de ingenieros. «Acabo de encallar el barco».
Que tontería en la vida es cuando comenzamos a creer que
somos los únicos y que el mundo depende solo de nosotros. En la vida estamos
rodeados de personas y cada uno tiene un papel vital que desarrollar.
Necesitamos aprender a considerar al otro y saber que cada uno es experto en
algo y cuando nos unimos el barco de la vida puede marchar. Dios nos ha dado
dones y capacidades a cada uno, pero siempre dejemos que Él sea el capitán del
barco.
1 Corintios 1:10
«Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros
divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un
mismo parecer».
Colosenses 2:2
«Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor,
hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el
misterio de Dios el Padre, y de Cristo».

Las 10 cosas que nunca se olvidan de un siervo (don) de Cristo

1. Su amor… lo seguí y le serví no por lo mucho que sabía, sino porque sabia que (mi siervo/a) me amaba.
2. La manera en que trababa a su cónyuge, nunca lo deje de ver enamorado.
3. Su enseñanza de la Palabra.
4. No tuvo miedo de hablarme de finanzas. Tuvo expectativas de que si era hijo de la Casa fuese diezmador y sembrador… no tembló al educarme en principios financieros.
5. Me enseñó la diferencia entre Reino versus Religión.
6. Cuando abrazó a mis hijos como si fueran los suyos.
7. El día en que sabia que estaba cansado y frustrado y me guiñó el ojo diciéndome «¡Vamos para adelante!«
8. La primera vez que me regañó… fue su primera disciplina y me dijo que lo hacia porque me amaba.
9. El día que descubrí que era tan humano como yo… el día que acepte que era otro ser humano.
10. El abrazo que me dio el día que perdí a mi ser mas querido…

Tú… ¿Cuál añadirías?

El poder del saludo

Cuenta una historia que un hombre trabajaba en una planta empacadora de carne en Noruega. 
Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los refrigeradores para inspeccionar algo; se cerró la puerta con el seguro y se quedó atrapado dentro del refrigerador. Golpeó fuertemente la puerta y empezó a gritar, pero nadie lo escuchaba.
La mayoría de los trabajadores se habían retirado ya a sus casas, y era casi imposible escucharlo por el grosor que tenía esa puerta.
Llevaba cinco horas en el refrigerador al borde de la muerte. 
De repente se abrió la puerta.  
El guardia de seguridad entró y lo rescató.
Después de esto, le preguntaron al guardia: “¿A qué se debe que se le ocurrió abrir esa puerta, siendo que no es parte de su rutina de trabajo?”. 
Él explicó: “Llevo trabajando en ésta empresa 35 años; cientos de trabajadores entran a la planta cada día, pero él es el único que me saluda en la mañana y se despide de mí en las tardes.  El resto de los trabajadores me tratan como si fuera invisible”.
Hoy me dijo  ¡Hola! a la entrada, pero nunca escuché: ¡Hasta mañana!”.
Yo espero por ese hola, buenos días, y chau o hasta mañana cada día. Sabiendo que todavía no se había despedido de mi,  pensé que debía estar en algún lugar del edificio, por lo que lo busqué y lo encontré…”.

Vuela alto con tu actitud hacia los demás y te promocionará a First Class

El 14 de Octubre de 1998, en un vuelo trasatlántico de la línea aérea British Airways tuvo lugar el siguiente suceso: 

Una mujer blanca, de unos 50 años, llegó a su lugar y vio que estaba al lado de un pasajero negro.

Visiblemente molesta, llamó a la azafata.
 _«¿Cuál es el problema, señora?» pregunta a la pasajera.
_ «¿No ves? – Dijo la señora – «que me puso al lado de un negro.
No puedo estar aquí a su lado. Usted tiene que darme otra silla «
_ «Por favor, cálmese» – dijo la azafata
«por desgracia, todos los asientos están ocupados. Pero voy a ver si todavía tenemos algunos de ellos. «
La azafata sale y regresa unos minutos después.
 _ «Señora, como ya he dicho, no hay otro lugar libre en la clase económica.
Pero hablé con el capitán y él me confirmó que no tienen lugar en la clase económica. Sólo tenemos un lugar en la primera clase. «
 Y antes de que la mujer hiciera algún comentario, la azafata continuó diciendo:
_«Mire, es inusual para nuestra empresa permitir que un pasajero sentado en clase económica pase a primera clase. Sin embargo, dadas las circunstancias, el comandante piensa que sería escandaloso obligar a un pasajero a viajar al lado de una persona desagradable.»
La señora con cara de triunfo, intentó salir de su asiento, pero la azafata en ese momento se voltea y le dice al hombre de raza negra:

«Así que, Señor, si usted quiere ser tan amable de tomar su equipaje de mano, le reservamos un lugar en primera clase…»

Y todos los pasajeros próximos, que sorprendidos veían la escena, comenzó a aplaudir, algunos de pie.
Ese año, la azafata y el capitán fueron premiados, y gracias a esa actitud la empresa British Airways se dio cuenta que no le había dado demasiada importancia a la capacitación de su personal en el área de atención al cliente.
La empresa hizo cambios de inmediato; desde ese momento en todas las oficinas de British Airways se lee el siguiente mensaje:

 «Las personas pueden olvidar lo que les dijiste,
 las personas pueden olvidar lo que les hiciste,
 pero las personas nunca olvidarán como los hiciste sentir».