PNL

La Fisiología del Dolor en los Hijos de Dios

La fisiología del propósito divino es así: un día sentimos que el dolor nos desgarra, y es inevitable, cómo es inevitable el miedo que nos invadió en el momento de prueba. Es entonces, cuando comprendemos que la aflicción es una página más en el Libro de la Vida; y nos queda claro que una página en dicho libro no hace lo que somos, simplemente nos complementa.

David Nesher

La Tristeza: ¿Tiene algún Beneficio?… ¡Lee y Asómbrate!

Autora: Miriam Diez Bosch

La tristeza no es de entrada un sentimiento deseable, sino que en principio intentamos rehuir cualquier sentimiento de angustia, tedio o depresión. Pero es necesaria e incluso benéfica.

El jesuita Giovanni Cucci S.J, escritor en la Civiltà Cattolica , revista de los jesuitas en Italia que ahora también se edita en español por la editorial Herder y que dirige el padre Antonio Spadaro S.J, cree que “la tristeza forma parte de la vida y ayuda a captar su riqueza de matices”.

No solo esto: estar triste puede ser beneficioso, porque encierra enseñanzas valiosas, y suprimirla sería como eliminar la noche de la jornada. “Eliminar la tristeza significa cerrarse a la posibilidad de acceder a los sentimientos y actitudes que les son especulares como la alegría, la paz, la creatividad, el gusto por la vida”.

No es lo mismo la tristeza con causa que la depresión (sin causa). La depresión debe ser objeto de atención médica, puntualiza el jesuita.

¿Sabes qué es la alexitimia?

Un signo preocupante de la marginación de la tristeza es la creciente difusión, entre adolescentes y jóvenes, de la “alexitimia”, es decir, de la incapacidad de reconocer y expresar su propia vida afectiva, una situación de frialdad y superficialidad crónicas.

La tendencia a la anafectividad también puede ser alimentada por la revolución digital, que, junto a la indudable gama de posibilidades y recursos, ha puesto de manifiesto nuevas formas de “trampa para la mente”.

La enorme oferta que proponen las redes sociales “puede ser una manera de huir de la tristeza” y de la “incapacidad de estar solos”.

Consumir medios de comunicación digital –a los que se dedican muchas horas al día- puede ser un modo de “huir de sensaciones desagradables como la soledad y la tristeza”.

La parte positiva, prosigue el artículo sobre la tristeza, es que precisamente “tedio, tristeza y soledad”, que son fuentes de sufrimiento, pueden ser también la “puerta de acceso” hacia las “más altas posibilidades de uno mismo”, como la “creatividad, verdad, empatía y compasión”.

Acoger, pues, la vulnerabilidad y la fragilidad pueden ser caminos para la creatividad.

Esta tristeza permite comprender también el dolor de los demás, y puede ayudar a la contrición.

San Ignacio y la Desolación

El artículo de La Civiltà Cattolica también recoge la idea de san Ignacio de Loyola, que ofrece una valoración “compleja” del estado de tristeza, que él califica con el término “desolación”. De hecho, para Ignacio es relevante una tristeza capaz de mantener el espíritu abierto, de “conservar la vigilancia y de invitar a la humildad”. Estas son condiciones indispensables para el progreso en la vida espiritual.

El autor Cucci considera finalmente que la tristeza puede recordarnos “el valor del tiempo, de las personas y de las posibilidades que no estarán siempre a nuestra disposición”.

Ya lo saben: pónganse tristes, y aprovechen la vida.

Tomado de: Aleteia

¿Cómo Prosperar con el Poder de la Imaginación?

Por P.A. David Nesher

El poder de la imaginación debe ser usado sólo desde una mente ascendida en los caminos de la Luz Infinita. Si no es así, la impaciencia se apodera de ese poder y lo conduce a la destrucción total del destino de propósito que Yahvéh ha otorgado al ser humano.

#ParasháKiTisé#BecerroDeOro

Los Dientes del Sultán… (y las Formas de Decir las Cosas)

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Por esto, al despertar, ordenó llamar a un sabio para que interpretase su sueño.

«¡Qué desgracia Mi Señor!» -exclamó el Sabio- «Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de vuestra Majestad.»

– «¡Qué insolencia!» – gritó el Sultán enfurecido. «¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!»

Llamó a su guardia y encargó que le dieran cien latigazos.

Más tarde mandó que le trajesen a Nasrudín, el otro sabio de la corte, y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al sultán con atención, le dijo:

– «¡Excelso Señor! Gran felicidad le ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes.»

Ell semblante del Sultán se iluminó con una gran sonrisa y ordenó que le dieran a Nasrudín cien monedas de oro.

Cuando el mullá salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

– «¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.»

«Recuerda bien amigo mío«, respondió Nasrudín, «…todo depende de la forma como se dicen las cosas.»

 

Para concluir solamente diré que la verdad puede ser comparada con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.

 

Ahora los invito a reflexionar lo que dice el sabio rey Salomón en el libro de los Proverbios:

 

«Las palabras del hombre son aguas profundas,

río que corre, pozo de sabiduría…

Con sus labios, el necio se mete en líos;

con sus palabras precipitadas se busca buenos azotes…

Cada uno comerá hasta el cansancio del fruto de sus palabras.

La vida y la muerte dependen de la lengua;

los que hablan mucho sufrirán las consecuencias».

Proverbios 18: 4,20-21

 

Sin duda alguna, uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.

 

El Eterno ha diseñado y establecido que de la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. Así mismo, Él ha determinado en este propósito ontológico que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no tenemos la menor duda; mas, la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.

 

Cuantos matrimonios entran en crisis y conflicto por el simple hecho de no saber decir con tino las cosas. En mi experiencia como sacerdote, que trabaja en pastoral matrimonial, he constatado que muchas peleas y discusiones se pudieron haber evitado con tan solo expresar mejor sus diferencias. Todo cónyuge que se sienta atacado se defenderá contra-atacando con más virulencia. En cambio, todo cónyuge que escucha como sus actitudes afectan a su pareja, se sentirá interpelado y tomará medidas para corregirlas.

 

«El que mucho habla, mucho yerra;

callar a tiempo es de sabios»

Proverbios 10: 19

Por todo esto, elevo una plegaria pidiendo que tus palabras sean más valiosas que el silencio que rompen.

Los Tres Picapedreros y la Gran Obra de la Vida.

En un día de mucho calor tres picapedreros se encuentran rompiendo piedras en una cantera. Los tres están ensimismados en la misma tarea, pero descargan con diferentes intensidades el peso de la maza y el punzón sobre las rocas. Las expresiones de sus rostros manifiestan distintos grados de concentración en su trabajo.

 

Entonces, un caminante que por allí pasaba atento de la situación, supuso que todos eran empleados y que poseían una misma finalidad. Pero la diferente actitud de cada uno lo confundía. Pensó que tal diferencia se debe a las distintas reacciones ante el calor. Decide, entonces, romper su curiosidad abandonando su supuesto, acercarse y preguntarle a cada picapedrero para qué o por qué pica las piedras.

 

Preguntó al primer obrero y este le respondió muy malhumorado: “¿No ves? Es evidente. Pico piedras”.

 

No conforme con la respuesta, interrogó al segundo albañil y este dijo con sinceridad: “Me gano el pan. Necesito ganar dinero y alimentar a mi familia y cuantas más horas trabajo, más dinero llevaré a mi casa ”.

 

Por último, decidió preguntar al tercer trabajador y este dijo con una gran sonrisa: “Construyo una catedral”.

 

(Autor Anónimo)

 

 

Conclusión:

 

Así, de forma simple, con una respuesta diáfana, evidenció como un sencillo y humilde trabajo puede proyectarse e integrarse dentro de una gran obra. Muchos de nosotros estamos llamados, cada día durante muchos años, a ser como este último picapedrero.

 

La vida de los seres humanos está hecha para pequeños momentos tejidos en el Gran Tapiz divino de la vida cotidiana. Por ello, debemos aceptar que para vivir plenamente feliz no hacen falta grandes momentos llenos de anécdotas heroicas. Debemos procurar ser felices en la fugacidad del instante, único e irrepetible, que se nos presenta como sucesión de hechos encadenados a lo largo de un día,. No hay que esperar grandes acontecimientos para ser nosotros mismos y mostrar la fuerza interior que da sentido a la vida. Todos nosotros nos encontramos cada día ante acontecimientos sencillos, de aquellos que no salen en las crónicas, pero que son esenciales para explicar la propia existencia anexándola al propósito eterno de Dios. Cada uno de nosotros, como seres humanos, somos los protagonistas silenciosos de las pequeñas historias que sumadas hacen la Gran Historia que revelará finalmente al Mesías sobre las naciones.

 

Asumir que desde la pequeñez se pueden conseguir grandes transformaciones en la existencia humana es la gran proclamación sobre el sentido de sencillez. Creo que este es el sentido de la alabanza que se desprende del Salterio:

«… la piedra que rechazaban los constructores, ahora corona el edificio»

(Salmo 118: 2)

 

 

 

En amistad y amor en servicio: P.A. David Nesher

 

 

La «Trágica» Historia de la Vaca

(Este cuento está extraído del libro Atrévete a decir no y refuerza tu autoestima, de Xavier Guix, Ed. La esfera de los libros.)

Un maestro oriental de sabiduría deseaba enseñarle a uno de sus discípulos los secretos para vivir una vida bienaventurada, y llena de prosperidad.

El maestro, sabiendo los muchos obstáculos que enfrentan los seres humanos en esa búsqueda, pensó que la primera lección debía conducir al discípulo a entender la razón por la que muchas personas viven atadas a una vida de conformismo y mediocridad, que les impide alcanzar el éxito de su propósito y terminan viviendo vidas apenas tolerables.

El maestro sabía que para que el joven discípulo pudiera entender claramente esta lección debía ver por sí mismo qué sucede cuando permitimos que la mediocridad gobierne nuestra vida.

Un día paseaban por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera…

Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:

En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni tampoco puntos de comercio, ¿cómo hacen para sobrevivir?

El señor respondió:

Amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó:
Busca la vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaquita era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.

Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.

Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un auto en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir.
Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.

El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita):
¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?

El señor entusiasmado le respondió:

_ Resulta que después que ustedes estuvieron por aquí sucedió algo inesperado: la vaquita se escapó y cayó por el precipicio. Nos quedamos sin ella y sin sustento. Después del susto inicial no nos desanimamos y entre toda la familia buscamos la manera de seguir adelante. Nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Se nos ocurrió hacer unas cestas y venderlas en el mercado del pueblo. Tuvimos mucho éxito y desde entonces no paramos, y además hemos diversificado el negocio y también plantamos flores y hortalizas. Aunque parezca mentira, suerte tuvimos de que la vaca desapareciera. De no ser así, aún estaríamos viviendo sólo de la leche de la vaca. Aprendimos una buena lección.  Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.

Sin duda alguna, todos tenemos «alguna vaquita» que nos da alguna cosa básica para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella. Nuestro mundo se limita a lo que «la vaquita» nos brinda.

Muchas veces nos conformamos con tener algo seguro, aunque sea limitado y no nos produzca satisfacción.

Todos tenemos un talento oculto por descubrir, expresar y compartir. Si lo encontramos y nos atrevemos a llevarlo a la ACCIÓN, entonces encontraremos nuestra prosperidad.

Debemos ser valientes y tener confianza en nosotros mismos.

No te autolimites. No permitas que nadie te limite.

Tu no naciste para estar derrotado, tu estas aquí por un propósito. El Eterno tiene algo grande para tu vida. Entonces no creas que puedes. Aférrate a la certeza que puedes.

 

Preguntas para ti mism@:

•¿Cuál es «tu vaquita»
•¿Qué te imaginas que ocurriría si te deshaces de «tu vaquita»?
•¿Qué tan dispuesto estás a sacar a «tu vaquita» de tu vida?
•¿Qué te impide deshacerte de «tu vaquita»?

¿Sabes conectarte eficazmente con los demás?

Por P.A. David Nesher

Cada uno de ustedes, tanto como yo, sabe que la vida humana se sostiene sobre las relaciones interpersonales que desarrollamos. La razón  de esto es que el Eterno, nuestra Fuente, nos diseñó como seres gregarios y. por ende colocó en nuestras almas la tendencia de necesitarnos unos de otros.

Desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir, nos relacionamos con los demás. Todo hemos notada que a aquella persona que sabe relacionarse de manera sana con los demás, seguramente triunfará en la vida. Muy por el contrario, aquellos que viven en guerra con quienes los rodean, verán seguramente la gran mayoría de sus proyectos en el piso, donde se muerde el polvo del fracaso. Llevarse bien con las demás personas es ciertamente un prerrequisito para la felicidad y la seguridad, ya que toda la humanidad es interdependiente.

Las Sagradas Escrituras dejan bien claro que para avanzar precisamos contar con una extensa red de conexiones. Por eso, es tan importante llevarnos bien con los demás.

Todos, en nuestros diario vivir, conocemos a un ser humano conflictivo. Es ese alguien que allí donde va solo lleva problemas. Pero, seguramente, también conocemos a alguien con quien nos agrada pasar tiempo porque sabe cómo relacionarse exitosamente. Pero no solo es importante llevarnos bien con los demás, también es necesario llevarnos bien con nosotros mismos, es decir ser capaces de manejar nuestro mundo emocional privado. ¿Cómo te llevas con tus propias emociones?

Comparto cuatro actitudes que podemos poner en práctica para mejorar nuestras relaciones interpersonales:

 

• Elogiar a los demás

¿Cómo nos sentimos cuando nos critican? Mal. ¿Cómo nos sentimos cuando nos elogian? Bien. Dar una palabra de validación hace que empaticemos y conectemos con los demás. Por supuesto el elogio tiene que ser sincero. No tiene sentido elogiar a alguien solo para caerle bien o para conseguir algo de esa persona.

El Eterno, nuestro Dios, no anda a la caza de nuestros errores; si así fuera, ninguno podría “estar de pie” delante de él» (Salmo 130:3). Por el contrario, en su trato para con nosotros, Él es como el minero que remueve pacientemente montones de rocas en busca de piedras preciosas y, cuando encuentra una, se llena de felicidad. Claro, el valor de la piedra en bruto puede parecer insignificante; pero el minero sabe cuánto puede llegar a valer. Del mismo modo, cuando Dios ahonda en nuestro corazón, lo hace con el fin de buscar cualidades preciosas, no errores; y cuando las halla, se siente muy feliz. Él sabe que una vez talladas y pulidas pueden producir algo muy valioso: un fiel y devoto siervo suyo.

Aprendamos del ejemplo de nuestro Abba. Cuando miremos a los demás, en vez de centrarnos en sus defectos (como es la tendencia natural de los seres humanos de hoy), veámoslos como los ve Yahvéh y busquemos sus virtudes (Salmo 103:8-11, 17, 18). Y, una vez que las hallemos, elogiémoslos. ¿Cuál será el resultado? Nuestras palabras ciertamente los reanimarán y los motivarán a esforzarse aún más por hacer lo que es bueno. Nosotros, por nuestra parte, experimentaremos la dicha que produce el dar (Hechos 20:35).
Formarse el hábito de expresar una virtud ajena nos permite construir “conexiones de oro”. Tristemente muchos están acostumbrados a escuchar solamente sus puntos débiles, ya sea en el ámbito familiar, escolar o laboral. Por eso, resulta tan poderoso destacar los puntos fuertes que todos tenemos.

 

En este mundo ingrato en que vivimos, todos necesitamos sentirnos amados y apreciados. Cuando prodigamos elogios francos, fortalecemos a nuestros semejantes y les elevamos el ánimo. Las alabanzas sinceras les darán motivo para seguir dando lo mejor de sí (Proverbios 31:28, 29).

Las Sagradas Escrituras exhortan a los discípulos de Yeshúa:

… y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras,…” (Hebreos 10:24).

El mundo sería distinto si toda la gente se interesara en los demás, buscara sus buenas cualidades y alabara sus buenas acciones. No cabe duda de que los elogios tienen un gran poder.

 

• Ser optimista

El famoso primer ministro británico Wiston Churchill dijo alguna vez:

«Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad» 

El optimista no niega la realidad que ve pero sabe que el lugar donde se encuentra hoy no es su destino; cree en un mañana mejor. ¿Por qué? Porque se conoce a sí mismo y es consciente de que en su interior hay un potencial ilimitado que lo conducirá al cumplimiento de sus sueños.

El sabio rey Salomón, conociendo el poder que tiene una mente optimista, nos legó un proverbio dice:

“No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Cuando se pierde el ánimo, todo el cuerpo se enferma.”

(Proverbios 17:22, Traducción en lenguaje actual [TLA]).

Es decir, la clave está en la actitud mental positiva. Puede ser la diferencia entre alcanzar una meta o rendirse; también determinará si un problema grave saca a relucir lo mejor o lo peor de uno.

Seguramente que te encontrarás diariamente con gente que no estará jamás de acuerdo con esta forma de ver la vida. Tal vez ellos te tiente con pensamientos como:

  • ¿Para qué voy a fingir que todo está bien?”.
  • Por muy optimista que sea, mis problemas seguirán ahí”.
  • Prefiero ser realista”.

Seguramente estos pensamientos pueden parecer muy razonables, por lo que muchos individuos los sostendrán y defenderán, pero les puedo asegurar que ser positivo tiene muchas (por no decir todas) las ventajas.

Actualmente estamos rodeados de mucho pesimismo, razón por la cual ser optimistas puede abrirnos puertas, permitirnos conectar eficazmente y, sobre todo, transformar cualquier ambiente negativo. Todos necesitamos palabras de aliento que nos impulsen a no tirar la toalla y seguir adelante; y los optimistas poseen esos dichos tan deseados por las masas.

«Si en el día de la aflicción te desanimas,
muy limitada es tu fortaleza».

(Proverbios 24: 10)

¿Qué significa? Que el pesimismo siempre robará la energía que todo ser humano necesita para mejorar su situación.

Aquellos que somos verdaderos creyentes en Yahvéh, debes aceptar que nuestra posición como hijos de Dios en El Mesías, nos hace merecedores de un optimismo insuperable. Para cada hijo del Eterno no hay opción en el pesimismo. La Santa Escritura dice: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien» (Romanos 8:28). Y es que en Mashiaj cada uno de nosotros es «una nueva criatura» (2 Corintios 5:17), e «hijo de Dios» (Juan 1:12). «Estamos sentado en lugares celestiales con él» (Efesios 2:6), somos «luz del mundo» (Mateo 5:14), «embajadores de Cristo» (2 Corintios 5:20),  y «nada puede separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Romanos 8:39).

¿Cómo podríamos ser pesimistas si recordáramos esto siempre?

• Escuchar a los otros

Todos los seres humanos necesitamos que alguien nos escuche con atención. Muchas veces nos olvidamos de esto y, cuando nos encontramos con alguien, en lugar de llevar a cabo una escucha activa, solo estamos a la espera de un mínimo espacio para introducir una palabra, una opinión o un consejo. Necesitamos hablar menos y estar abiertos y dispuestos a escucharnos más.

Recordamos que el Eterno nos diseñó seres gregario, que necesitan para convivir en unidad un instrumento divino poderosísimo: el diálogo.

El diálogo derriba los muros de las divisiones y de las incomprensiones, crea puentes de comunicación y no consiente que nadie se aísle, cerrándose en su pequeño mundo. Pero es necesario que aceptemos que no dialogamos cuando no escuchamos suficiente o tendemos a interrumpir al otro para demostrar tener razón. El verdadero diálogo necesita de momentos de silencio en los damos entender a nuestro prójimo que lo acogemos como un don extraordinario de la presencia de Dios, que se llama «herman@».

Escuchar con sabiduría es construir puentes de humanidad para quien sufre el aislamiento, el abandono y la soledad. Saber escuchar pacientemente puede significar una obra de las misericordia de Dios en el corazón del otro. Hará que las personas sean mejores, más humanas, y que se aproximen más a la verdad. Saber escuchar es una manera humilde y simple de amar.

 

• Ser expresivo

Aquí necesito preguntarle a cada uno: ¿Eres una persona expresiva?

Los expertos aseguran que un discurso, solamente el 7 % es el contenido del mensaje, y el resto del mismo quedará distribuido entre los gestos corporales y la voz.  Por esto, debemos asumir que tanto nuestro cuerpo, el tono de tu voz, nuestros gestos y aún lo que callamos puede emitir un mensaje. Todos ellos están interrelacionados ya que interactúan unos con otros, no se pueden separar sin graves consecuencias.

Para conectar con otros, ese mensaje tiene que ser de aprobación y no de condena.

Nuestra forma de expresarnos puede ser una fuente de optimismo o de desánimo.

¡El Gran Desafío: Combatir el Chisme!

No andes difundiendo calumnias (otra versión: no chismorrearas) entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios.

Yo soy Yahvéh.” 

 (Levítico 19:16)

 

“El que anda en chismes descubre el secreto;  Mas el de espíritu fiel lo guarda todo”.

(Proverbios 11: 13)

 

Primeramente, se oirán las típicas frases: «Por ahí me dijeron«, «…me contó un pajarito…», «…me dijeron que no contara pero voy a confiar en ti porque sé que tú guardas el secreto…», «… si supieras la última…», «… qué ha pasado últimamente, ¿alguna novedad?…» 

Luego, desde alguna de ellas, la epidemia se inicia y sus víctimas comienzan a morir lenta e inconscientemente. El hábito, entonces se hace endémico, y crece; y se propaga arruinando las relaciones de millones.

El mal es de centurias. Algunos aseguran que bajo del arca con Noé y su familia, sobreviviendo también al Diluvio.

Sí. Lo dedujeron bien. Se trata del rumor. El chisme que hablando del otro a sus espaldas se convierte en el arma que gatilla la peor de las formas del homicidio: el perjurio o difamación.

Lo real es que, para muchos, hablar de alguien a sus espaldas, especialmente cuando esa persona es el objeto de rumores que se han extendido mucho, puede ser algo muy jugoso. Pero, infortunadamente, esto siempre termina hiriendo en serio los sentimientos de alguien. El chisme también es un arma de doble filo: puede ser divertido mientras el chisme se basa en otras personas, pero cuando lo hacemos, permitimos también que se hagan chismes sobre nosotros, lo que casi nunca es divertido. Hazles un gran favor a tus amigos (y a ti): deja tu hábito de chismear antes de herir a alguien.

Lo cierto es que los chismes abundan y destruyen. Popularmente se asegura que hay chismes para todos los colores, sabores y olores. Cada chisme tiene su público y su mercado.

Estudios de los últimos años han demostrado que el estrés causado por el chisme puede provocar que los seres humanos bajen su rendimiento académico y laboral.

A tal punto llega el peso de este mal, que existen empresas dedicadas a hacer correr rumores para destruir a la competencia.

Todos sabemos que los chismes viajan a gran velocidad y algo que fue tan diminuto y sin trascendencia termina siendo un gran monstruo depredador. Por eso, el rey Salomón, sabiendo que el chisme puede acabar hasta con una nación, lo describió de esta manera:

«¡Qué sabrosos son los chismes, pero cuánto daño causan

(Proverbios 18: 8 – TLA)

La palabra hebrea traducida en las Sagradas Escrituras como “chismoso” es raquíl que, en su significado más profundo, significa lo que viaja de un lugar a otro sin sentido o propósito . En los libros del Antiguo Pacto esta expresión es definida como alguien que revela secretos que suceden a su alrededor. Este es alguien que le saca secretos a la gente, acerca de ellos mismos y de sus familias, y luego va repitiéndolos de casa en casa, ocasionando gran perjuicio para aquellos cuyos secretos le fueron confiados, así como para aquellos a quienes se los cuenta, y también para sí mismo.

El chisme se distingue de compartir información por su intención. El traficante de rumores tiene como meta edificarse a sí mismo por medio de hacer ver mal a los demás y así quedar exaltado por la admiración que cree que causará su gran conocimiento de los demás.

El chisme tiene la característica que va aumentando el contenido de la información a medida que pasa de boca a boca. Estudios psicológicos del tema han logrado calcular que el 70 % del tiempo que hablamos en cualquier conversación es de otra gente. Estas mismas estadísticas aseguran que a la quinta persona que le contamos algo de alguien, ese relato ya se distorsionó un 70 % del original. Por ello es que el chisme destruye todo a su paso dejando víctimas con daño que casi siempre es irreparable.

Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz hablar con arrogancia cosas que irritan. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida”. 

(Santiago 3:5-6 _ DHH)

Logramos ver aquí como el apóstol, hermano de nuestro Mesías, asegura en su carta que la lengua es un miembro tan pequeño pero tan dañino que puede encender contienda, puede irritar a las personas, puede dañar más que los golpes secos a mano limpia. Por eso, él continúa diciendo:

“pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.” 

(Santiago 3:8-10)


De acuerdo a esta enseñanza, es evidente que nuestra lengua, a causa de la programación reptiliana, está cargada de veneno y nadie la puede domar, este miembro daña con una facilidad y es uno de los factores por los cuales muchos discípulos de Yeshúa pierden su testimonio ante los incrédulos.

 

Cualquiera puede involucrarse en el acto del chisme, simplemente con repetir algo que escuchó en confianza. El rey Salomón, al escribir el libro de Proverbios, nos legó una larga lista que permite que sepamos como cubrirnos de los peligros del chisme y la potencial herida que resulta cuando no se toma el cuidado de pensar en los demás y en cómo pueden ellos reaccionar si es revelado algo que hayan querido mantener en privado. En esta discursar he elegido los siguientes:

El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla.”

(Proverbios 11:12-13)

La persona necia, debido a sus complejos, se esforzará día a día en el entrometerse en la vida de los demás, como truco psicológico para no aceptar sus problemas psicológicos. Su falta de entendimiento acerca de quien es ella y para qué está en esta tierra la presionará a hurgar en la vida de los demás, menospreciándolos y juzgándolos. En cambio, el silencio es el mejor regalo que otorgan los seres humanos sabios en demostración práctica de que aman a su prójimo.

También les dejaré este proverbio salomónico:

El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.

(Proverbios 21:23)

Evidentemente gran poder se desarrollará en nosotros si practicamos la disciplina de guardar nuestras lenguas y refrenarnos del acto pecaminoso del chisme. Si rendimos nuestros deseos naturales al Señor, Él nos ayudará a mantenernos rectos. El Eterno recompensa al justo y al recto, así que todos debemos luchar para permanecer como tales.

Vigila todo el tiempo lo que hablas con los demás. Nunca comiences los rumores. Sé que esto parece demasiado obvio o fácil, pero, todos sabemos que es muy fácil comenzar los rumores por casualidad. Cada vez que dices algo malo sobre alguien en la presencia de otras personas, no puedes confiar en que guarden el secreto, estás creando la posibilidad de que alguien difunda rápidamente lo que has dicho. ¡Por favor, sé confiable!

Por último te aconsejo, que cierres tus oídos al chisme y clames día a día al Señor que guarde tu boca y tus labios de hablar cosas vanas. Reza todo el tiempo posible este pedido del salmista:

SEÑOR, ponle un guardia a mi boca
    y un vigilante a la puerta de mis labios.”

(Salmos 141:3 PDT)

En verdad te insisto, si quieres ver lo bueno de la vida, desecha el chisme de tu manera de vivir:

 “Porque: el que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño…

(1 Pedro 3:10).

 

Ya no seamos instrumentos de muerte para otros hermanos, dejemos de juzgar a la otra gente:

Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.”

(Romanos 14:13)

NOTA:

Me ha parecido muy oportuno aconsejarte que, más allá de evitar los chismes, de detestarlos, de identificar a personas chismosas, te realices estas preguntas:

  • ¿De qué forma actúo cuando llega a mis oídos un comentario de gran tamaño?
  • ¿De qué forma puedo frenarlo?
  • ¿Cómo hacer si no es un solo chisme sino dos, tres o más?
  • Si ya he identificado a la persona que hace tanto daño y acaba con la dignidad de los demás, ¿cómo la abordaré y le daré freno a un ambiente lleno de chismes que lastima y estropea la tranquilidad de todos?

El Dr. Facundo Mannes y sus 6 Consejos Para Mantener Sano el Cerebro

El cerebro humano es la estructura más compleja del universo, tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí mismo. Todo lo que hacemos depende de esta “máquina” casi perfecta, que contiene más neuronas que las estrellas que existen en nuestra galaxia.

La vida saludable nos ayuda en todos los aspectos de la vida. Evitar la obesidad, prevenir enfermedades,… pero también ayuda a tener en forma el cerebro. Aunque no nos lo hayamos planteado nunca, hay diferentes prácticas que ayudan a tener un cerebro sano, fundamental para hacer que el resto del cuerpo funcione como debe ser.

Encontré una nota en la que el neurólogo argentino Facundo Manes, afirma que es fundamental mantener el cerebro en forma. Existen varias conductas que sirven para mantener su salud. Aquí les comparto en forma sintética los 6 tips (consejos) que este especialista da para asegurar un cerebro sano y una mente activa:

 

1) Controlar el colesterol y la glucemia. Evitar el sobrepeso. Cuidar la presión. Comer verdura, fruta, pescado: hace bien al corazón, al sistema vascular y al cerebro.

 

2) Hacer ejercicio físico. porque genera nuevas conexiones cerebrales, es un buen ansiolítico y antidepresivo, y refuerza el pensamiento creativo.

 

3) Dormir bien. Con 8 horas es suficiente, y hacer la siesta. Es salud.

 

4) Combatir el estrés. Lo que nos pasa es inevitable, pero podemos mejorar cómo enfrentamos esa realidad. Uno puede estar en una playa en Jamaica, pero con el bocho aquí y no va. Y se puede estar en medio de la City porteña en paz.

 

5) Hacer vida social: la gente aislada, que no se conecta, se muere antes. Estar aislados socialmente tiene una mortalidad mayor que el tabaco y el alcoholismo. Hay que conectarse, ir a misa –no sólo por la misa sino para estar con gente–, ir a espectáculos gratuitos, reuniones, juntarse con los demás.

 

6) Encarar desafíos intelectuales. Hay que hacer algo que nos cueste: estudiar violín, otro idioma. Eso hace bien. Yo, por ejemplo, estoy estudiando economía.

 

Tomado de: Buen Vibra

¡Tu Valor sigue siendo el mismo!

Un profesor saca en plena clase, de su bolsillo, un billete de cien dólares. Con total seriedad pregunta a sus alumnos: «¿A quien le gustaría tener este billete?»
Todos los alumnos, sin dudarlo y llenos de expectativa, levantan la mano.
El profesor entonces arruga el billete y vuelve a interrogarlos: «¿Siguen queriéndolo?»
Las manos de sus educandos suben de nuevo.
El hombre entonces lanza el billete arrugado al suelo, salta encima y comienza a pisotearlo con mucha violencia y reiteradamente hasta asegurarse dejarlo bien sucio. Entonces, toma el billete del piso y con mucho asco por la suciedad de este les dice a sus alumnos: «¿Aún lo quieren?«
Todos los alumnos no dejan de levantar la mano.
Fue entonces que les dijo:
Amados alumnos míos, ustedes han aprendido una lección muy importante hoy.
Aunque he arrugado el billete, lo he lanzado al piso y pisoteado, todos ustedes quieren todavía tener la posesión del mismo. Eso se debe al hecho de que su valor no ha cambiado y sigue siendo el mismo. 
Con vuestras vidas también pasa igual. Muchas veces, a cada uno de ustedes lo ofenden, lo rechazan y los acontecimientos lo sacuden hasta hacerlos caer y experimentar el «pisoteo» del sistema. Algunos de ustedes han sentido que ya no vale nada.

Pero, sin embargo, la verdad es que tu VALOR no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en que estés en tu peor momento. ¡TU VALOR SIGUE SIENDO EL MISMO!

Por lo tanto, jamás dudes de tu valor. Tú vales siempre igual o más. ¡Nunca pero nunca valdrás menos!

Moviéndonos en la Dirección y la Visión correctas

«Es, pues, la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de lo que no se ve».
Hebreos 11:1

Ante el hecho de estar entrando en la última luna del año shemitá (Adar bet), y estar a pocos días del Año de Jubileo (Yobel) según el calendario del Eterno Abba, tenemos que identificar si nos estamos moviendo en la dirección correcta, si estamos tomando la acción correcta y si nuestra visión está concentrada en lo que realmente queremos alcanzar.
Es vital reconocer que cuando tenemos unos objetivos bien definidos y escritos en un proyecto, esto nos inspira y nos produce la energía para generar la motivación necesaria que nos permitirá conseguir los resultados deseados.
Los redimidos en el Mesías pueden lograr y desarrollar cualquier cosa en la vida si se capacitan en las asambleas para hacerlo. La fe para creer que se puede hacer es vital porque tomamos acción de acuerdo a los resultados que queremos conseguir, y la fe es la convicción de ver lo que aún no se ve, y certeza de aquello que esperamos.
Mientras intercedía hoy, discerní algo muy importante. Hay escogidos que leen esta página que son muy competentes pero que no están consiguiendo los objetivos que quieren porque se ha convertido en personas impotentes, ya que están enfocadas en objetivos impotentes.
El mayor problema de la gente que aún está bajo la opresión del sistema reptiliano es que no se concentran en los recursos que tienen, sino en lo que no tienen. Muchos de los creyentes aún permanecen cautivos en los paradigmas de esa cautividad babilónica.
En esta meditación, me veo instado en Su Espíritu a recordarles que uno de los combustibles vitales para obtener los resultados es la fe heredada en Su Gracia bendita. Ella es el elemento más importante que se puede tener en la vida mesiánica que se nos ha otorgado en Yeshúa. En las Sagradas Escrituras, la fe se define como la convicción de ver lo que aún no se ve. Cuando tú crees que puedes hacerlo y tienes fe en lo que va hacer, inmediatamente se desata la energía, el entusiasmo y la convicción.
¡Por todo ello es importante que defina quién es, hacia dónde va y cuáles son los resultados que desea alcanzar!
«Porque en esperanza hemos sido salvos, pero la esperanza que se ve no es esperanza, pues, ¿por qué esperar lo que uno ve?» (Romanos 8:24)

«al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas«. (2 Corintios 4:18)

 

«… porque por fe andamos, no por vista«; (2 Corintios 5:7)