Panes sin Levadura

¿De qué Levaduras Jesús quiere que nos cuidemos? (Jag HaMatzot)

Autor: Juan José Nesher

A partir del 15 de Nisan o Abib, comienza una fiesta llamada “Fiesta de los Panes Sin Levadura” (Levítico 23:6-8) la cual prácticamente consiste no comer ni tener levadura en nuestras moradas durante siete días. Esta misma la encontramos registrada por primera vez en Éxodo 12:1-20, donde claramente dice:

17 Celebren el Festival de los Panes sin Levadura, porque les recordará que este mismo día yo saqué a sus grandes multitudes de la tierra de Egipto. Ese festival será para ustedes una ley perpetua; celebren este día de generación en generación (…) 20 Durante esos días, no coman nada que tenga levadura. Dondequiera que vivan, coman pan únicamente sin levadura.

Una fiesta tan rara; tan extraña que no podemos no preguntarnos ¿Por qué? Y sobre todo… ¿Para qué? Es importante destacar que el Eterno no ordena nada sin tener un claro propósito en los hombres para que alcancen un alto grado de santificación. Entendiendo que santificación es un estado de separación para Dios. Pero para ello, es necesario “separar” todo elemento que pudra. Justamente la levadura es un hongo utilizado con el fin de fermentar, sobre todo utilizado al momento de la elaboración del pan.

Ahora uniendo un poco de ideas. En concreto, esta fiesta es una proceso de separación (santificación) de lo que fermeta/pudre, de lo que es esencial.

Ahora entendemos con mayor claridad al apóstol Pablo cuando escribía a los creyentes de Corintio diciendo:

«Desháganse de la vieja «levadura» quitando a ese perverso de entre ustedes. Entonces serán como una nueva masa preparada sin levadura, que es lo que realmente son. Cristo, nuestro Cordero Pascual, ha sido sacrificado por nosotros. Por lo tanto, celebremos el festival, no con el viejo pan de perversidad y maldad, sino con el nuevo pan de sinceridad y verdad.«

(1 Corintios 5:7-8)

Por años, para la mente de Israel, la levadura representó aquello que con malicia hacía engrandecer el orgullo de los hombres. Entendían que en todo ser humano cohabitaba una tendencia al mal (Yetzer Hará) que debía diariamente ser combatida.

Lo que nos interesa más saber… ¿De qué levadura hay que cuidarnos? ¿Sólo la que comemos? Nuestro maestro Yeshúa nos enseña en los evangelios:

Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos.
(Mt 16:6)

Y también en el evangelio de Marcos agregó:

Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos, y de la levadura de Herodes (Mc 8:15)

Si entiendo bien, y me reconozco como discípulo del mesías, debería cuidarme de estás levaduras. Pero… ¿en qué consisten estás levaduras?

Levadura de los Fariseos

«Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron:
— ¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de los ancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos!
Jesús les contestó: — ¿Y por qué ustedes quebrantan el mandamiento de Dios a causa de la tradición?

(Mateo 15:1-3)

Los fariseos fueron unos “revolucionarios mesiánicos” considerados teológicamente inadaptados dentro del concepto que tenían de ellos los sacerdotes. Eran un montón de estudiosos legalistas (“religiosos”) sin afecto natural alguno, eran considerados una secta que se había desarrollado durante la diáspora babilónica, en la ausencia del sacerdocio hebreo, mientras no había adoración en el Templo. (ver: David Nesher – “La Fecha del Pesaj… ¿el 14 o el 15 de Nisán” 2015)

El fariseísmo era la representación propia del legalismo estructural que condicionaba la voluntad del Eterno. Tal como los denunció el maestro:

Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas”
(Mt. 15:8-9)

El maestro los denunciaba constantemente como gente HIPÓCRITA, aquellos que de la boca hacia fuera eran una cosa pero sus actos eran totalmente contrarios.

Esta levadura es la que debemos exiliar de nuestro interior. Quizás estas preguntas te sirvan a modo de guía:

  • ¿En cuántas cosas hemos sido “actores” ante los demás?
  • ¿En qué cosas fuimos “legalistas” sin ni siquiera dejar un poquito de lugar para  el obrar de Dios?
  • ¿En cuántas cosas hemos estado enseñando o juzgando hacia nuestro prójimo sin ni siquiera antes plantear si lo estoy viviendo?

Esta levadura es la más difícil de sacar porque es la que está apegada a las “Tradiciones Humanas”, al obrar rutinario sin tener un poco del espíritu de Dios. A la acumulación del “conocimiento” de la escritura y poca vivencia con el Dios vivo. A la admiración constante de cómo crece la masa en la medida que se adquiere información sin preocuparse de cuán insípido o desabrido puede ser el pan.

Levadura de los Saduceos

En el tiempo del ministerio de nuestro Señor Yeshúa, los saduceos eran aquellos que por ser de la casa de Aarón ocupan las funciones sacerdotales y pudientes a llegar al cargo Sumo Sacerdote (vea Hechos 5:17). Ellos mantuvieron los Santos Días hebreos de acuerdo a lo revelado literalmente en la Torah. (David Nesher – “La Fecha del Pesaj… ¿el 14 o el 15 de Nisán” 2015)

Los saduceos eran personas de la alta sociedad, miembros de familias sacerdotales, cultos, ricos y aristócratas. De entre ellos habían salido desde el inicio de la ocupación romana los sumos sacerdotes que, en ese momento, eran los representantes judíos ante el poder imperial. Hacían una interpretación muy sobria de la Torah, sin caer en las numerosas cuestiones casuísticas de los fariseos, y por tanto subestimando lo que aquellos consideraban Torah oral. Tenían poder religioso y político, por lo que eran muy influyentes. (Teología de la Universidad de Navarra dirigidos por Francisco Varo)

En el tiempo de Yeshúa, una de las prácticas más cotidianas que se encontraba entre los sacerdotes era el cambio de cosas por dinero (Mateo 26:14-16). Ellos eran el símbolo de la racionalidad, la incredulidad y la altanería de creerse “perfectos” a diferencia de los otros judíos.

Esta levadura está presente hoy en nosotros ya que por gracia de nuestro Mesías, somos llamado a ser un reinado de sacerdotes (Ap. 1:6-8). Si analizamos, muchas veces por estar en búsqueda de conocer día a día más los códigos lumínicos de la fe, caemos en la soberbia y el mirar en menos a aquellos que aún siguen atrapado en los estratos babilónicos. Como también, deseamos encontrar explicaciones racionales a cada milagro o señal que el Dios Eterno da en estos tiempos de juicio. Y por último, cuántas veces hemos caído en la venta de nuestro sacerdocio al menospreciar una Santa Convocatoria o una Cena de Comunión con nuestra congregación; y cuánto más al no observar y guardar el Shabat.

Esta levadura está muy arraigada al manejo de nuestro sacerdocio en pos de la Justicia y Rectitud (Sadoq). Cuanto más voy adquiriendo la sabiduría de Dios más debo afligir el EGO (mi tendencia a recibir más placer) para que no sea yo quién “tenga el gran poder” sino que el que tiene todo el poder me siga usando a mi como vasija de su luz.

Levadura de Herodes

Hedores, también conocido como Herodes “El grande”, fue el rey de: Judea, Galilea, Samaria e Idumea. Tenía la fama de matar inocentes durante el período de su reinado.

En el evangelio de Lucas encontramos a este rey queriendo matar a Yeshúa:

«En ese momento se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: —Sal de aquí y vete a otro lugar, porque Herodes quiere matarte. Él les contestó: —Vayan y díganle a esa zorra: “Mira, hoy y mañana seguiré expulsando demonios y sanando a la gente, y al tercer día terminaré lo que debo hacer”.
(Lucas 13: 31-32)

El término “zorra” estaba asociado a la personas que eran tiranas e impías, es decir que su obrar estaba lleno de malicia.

Yeshúa toma a Herodes para representar un tipo de levadura ¿Qué habrá querido decir? Evidentemente nada bueno. Lamentablemente, por culpa de la cultura hipócrita en la que vivimos es muy difícil llegar a reconocer que “somos malos”, y sin embargo en muchas ocasiones actuamos de ese modo. La malicia muchas veces se manifiesta de formas escondidas, por ejemplo hacer las cosas de mala voluntad, hacer las cosas teniendo rencores o resentimientos, procurando que le suceda lo peor.

La levadura, recordemos, es un hongo que cuando está unida a la masa ya no se ve pero cuando la dejas reposar se nota que esta. Es decir, cuando dejamos que las heridas del pasado generen rencores y resentimientos, tarde o temprano, eso se va a ver reflejado en los actos que realicemos hacia los demás, los inocentes. El hambre de poder es un ejemplo claro, porque ciega y crece el deseo de tener un cargo que este previo al nombre; sin pensar si al menos soy capaz de ocupar ese lugar que anhelo.

A modo de conclusión, Yeshua les habló a sus discípulos que se cuidaran de cada una de estas levaduras porque sabía que en ellos se escondía la dura y valerosa tarea de que el evangelio se esparciera. El evangelio no puede llegar a las naciones cargadas de hongos y putrefacción, sino que debe llegar al mundo para genera una nueva masa.

En este período de 7 días, nuestra santificación nos debe promover a un ascenso de nivel. No podemos ser los mismos luego de este Pesaj. Hay un mensaje escondido para quien se atreva a buscarlo, pero para ello debe primero sacar la levadura de su casa, que es su propio interior.

También puedes escuchar estas dos Lecciones:

El Equipo «CazaPecados»: La Lámpara, la Pluma, la Cuchara y el Paño de Lino

El mandato divino de comer pan ázimo o pan sin levadura debía ser guardado por cada familia de Israel durante siete días con sus noches.La Fiesta de los Panes sin Levadura (en hebreo, Jag HaMatzot) se inicia el día quince del primer mes. Esta celebración da inicio a un período de una semana en la cual no se debe consumir alimentos que contengan levadura (Éxodo 12:15) Por tal razón, se come el pan sin levadura (hb. Matzáh) durante esa semana.

El primer día y el séptimo día de esta semana festiva son considerados días de reposo y deben ser celebrados como un gran Shabat o también llamado Shabatón (Éxodo 12:16).

Antes de recepcionar el primer día de Panes Sin Levadura, se nos ha mandado retirar toda la levadura de nuestras casas, como está escrito:

«Siete días comeréis panes sin levadura; y así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel.»

(Éxodo 12:15)

En esta limpieza para Pesaj, estamos ante todo y en primer lugar cumpliendo la mitzvah denominda biur jametz que se traduce como «deshacerse del jametz«.

YHVH, nuestro Dios, dio una ceremonia muy simbólica para que cada familia hebrea disfrutará de la enseñanza mesiánica de esta semana transformadora: Bedikat Jámetz.

Dicha dinámica profética consiste en buscar y eliminar la levadura de la casa antes de la fiesta de los Panes sin Levadura como preparación para la festividad. Los pasos de esta ceremonia son:

En primer lugar, la esposa limpia a fondo la casa para eliminar toda levadura (Jamets) que pudiera existir en ella. En las Sagradas Escrituras, la levadura (Jametz) simboliza el pecado.  Cuando la levadura se pone en un montón de masa sin leudar, ésta hace que la masa se infle o agrande. Igualmente, cuando nosotros dejamos que el pecado entre en nuestras vidas, nos inflará con orgullo y arrogancia. Por eso es que toda la levadura debía de ser separada, (Éxodo 12:15,19-20).

En segundo lugar, luego de limpiar la casa, la mujer debe dejar expresamente diez pedazos pequeños de levadura (pan) escondido en distintos rincones de la casa. Se acostumbra esconder  estos 10 pedacitos de pan bien envueltos en papel (¡cuidado, que no hagan migas!),para ser “encontrados” en la búsqueda. La esposa se asegura de anotar dónde esconde los trocitos, para que no queden perdidos.

Antes de iniciar la revisión del jametz, se reza la siguiente bendición:

«Baruj atá, YHVH, E-lo-keinu Mélek HaOlam, asher Kideshanu bemitzvotav, vetsivanu al biur jametz”.
 
«Bendito tú, Yahvéh nuestro Dios, Rey del universo, que nos consagró con sus preceptos y nos ordenó la eliminación del Jámetz».

Entonces, en tercer lugar, el padre acompaña a los hijos, con una candela (vela), una cuchara de madera, una pluma y un pedazo de lino, y les ayuda a buscar en toda la casa las diez piezas de levadura. Al anochecer, el día antes de la noche de JajHaMatzot, se realiza esta última búsqueda. Para entonces, la casa debe estar completamente a oscuras, excepto por la luz de las velas.

Una vez el padre encuentra la levadura (pan), coloca la candela al lado de la levadura. Pone la cuchara a la par del pedazo de levadura y con la ayuda de la pluma pone la levadura sobre la cuchara, sin tocarla.

Luego envuelve la levadura, la pluma y la cuchara en la tela de lino y los echa fuera de la casa, en una hoguera, para que sean consumidos por el fuego.

Después de haber buscado y retirado toda la levadura de nuestras casas, oramos esta oración para estar seguros que nuestras casas están completamente limpias de toda levadura:

«Todo pan con levadura y toda levadura que esté en mi posesión, ya sea que yo la haya observado o no, ya sea que la haya buscado o no, deberá ser declarada nula y considerada sin valor como el polvo de la tierra. Bendito eres tú, oh Señor, nuestro Dios, rey del universo, quien nos santificó con tus mandamientos y nos mandaste retirar el pan con levadura».

Entonces, los padres deberán reflexionar con sus hijos acerca de las acciones de esta ceremonia, resaltando la necesidad de sacar la levadura (el pecado) de nuestros hogares (vidas), permitiéndole al Espíritu Santo que nos revele el pecado que hay en nuestras vidas, a través del conocimiento de la Instrucción (Torah). Es muy importante remarcar que solamente con la ayuda de la Palabra de Dios podremos descubrir e identificar el pecado en nuestras vidas:

“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”

(Salmo 119:105)

La lámpara representa espiritualmente a la Palabra de Dios (Sagradas Escrituras).

La pluma representa al Espíritu Santo.

Y la primera reflexión es bien clara: aunque contemos con las Sagradas Escrituras,sí o sí necesitamos al Espíritu de Dios para iluminar nuestro entendimiento de lo que en ellas se revela (1 Corintios 2:11-14).

Espiritualmente, los creyentes en el Mesías son la casa de YHVH  (Hebreos 3:6; 1 Pedro 2:5; 1 Timoteo 3:15; Efesios 2:19).

La levadura, que simboliza el poder del pecado, tenía que ser puesta fuera de cada casa. Para nosotros esa casa representa lo que es nuestro cuerpo para el Espíritu Santo de Dios: su casa (1ª Corintios 3:16-17; 6:19-20; 2ª Corintios 6:15-18).

Espiritualmente, debemos de limpiar la levadura (el pecado) de nuestras casas (nuestras vidas), al permitir al Espíritu Santo (rúaj ha-kódesh) que nos revele a través del conocimiento de Yeshúa y las Escrituras, el pecado que hay en nuestras vidas.

Por lo que vemos en las Escrituras la levadura es un símbolo de la mala inclinación, el pecado, la contienda, el orgullo y la falsa enseñanza. Así que cuando los hijos de Israel y todos los injertados de entre las naciones limpiamos nuestras casas antes de Pesaj buscando y eliminando todo rastro de levadura, estamos proclamando que no queremos tener nada que ver con estas cosas en nuestras vidas.

La cuchara de madera representa a la cruz en el que murió el Mesías (Deuteronomio 21:22-23).

La segunda reflexión también surgirá desde la Luz que brindan los símbolos usados. La levadura (pecado) fue puesto sobre la cuchara (la cruz) como parte de la ceremonia. Asimismo, nuestro pecado cayó sobre el Mesías (2 Corintios 5:21) cuando Él murió en el madero. La levadura (Yeshúa sobre el madero) fue envuelto en lino y luego fue echado fuera de la casa (Su cuerpo) y enviado a la tumba.

De esta forma Yeshúa cumplió la parte de la ceremonia en la que el padre toma el lino y sus contenidos y es lanzado fuera.

Esto nos recuerda que la liberación de la levadura espiritual es una parte muy importante de la última redención que tendrá lugar cuando el Mesías regrese en gloria. Entonces seremos libres del yetser hará (tendencia al mal o pecado), para siempre. Pero antes de que suceda tenemos la obligación, no solamente de limpiar nuestras casas antes de Pesaj, sino también hacer lo mismo en nuestras vidas personales. Lo que aprendemos de la obligación de no tener nada que ver con la levadura durante una semana al año, es que debemos ser meticulosos para dejar que el Eterno nos limpie de todo pecado, orgullo, contienda y falsa enseñanza todos los días de nuestras vidas.

¿Por qué comer cualquier cosa que contuviera levadura sería tan severamente castigado, hasta el punto que uno podría ser cortado del pueblo del pacto de Dios?

La respuesta reside en el hecho que Jah HaMatzot es una fiesta rica en simbolismo, y la levadura es usada en toda la escritura como un símbolo de pecado. En tiempos antiguos, antes de que una porción de masa con levadura fuera horneada, parte de la masa leudada se quitaba y se ponía a un lado. Más tarde, esa porción de masa leudada se agregaba a una nueva cantidad de harina para leudarla. Esto simboliza el ciclo generacional del pecado, el cual comenzó con nuestros primeros padres, Adán y Eva, quienes se apartaron a sí mismos de la voluntad del Eterno Dios. Su pecado fue transmitido a todas sus generaciones subsiguientes. YHVH designó Pesaj y la fiesta de los Panes sin Levadura para simbolizar el rompimiento de este ciclo de pecado que ha sido transmitido de generación en generación.

El apóstol Pablo se refirió a esta ceremonia de retirar la levadura de las casas cuando escribió a la santa comunidad en Corinto:

«¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque Mesías, nuestro cordero pascual, también ha sido sacrificado. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.«

(1 Corintios 5:6-8)

El mensaje celestial que implanta esta ceremonia prepara el camino espiritual de la festividad que preside (JajHaMatzot): no debemos permitir que el pecado gobierne nuestras vidas, realizando sus deseos. Así como limpiamos sistemáticamente nuestras casas para celebrar Panes Sin Levadura, así debemos escudriñar nuestros corazones, pidiendo a Abba revelar y quitar cualquier pecado de nuestras vidas, a fin de que podamos romper el ciclo del pecado, y gozar de todas las bendiciones que vienen del Mesías, nuestro cordero pascual y el verdadero Matzah, quien hizo posible vencer el pecado

Bitácoras que conviene estudiar y meditar para cumplir con este mandamiento divino:

El Pan Sin Levadura y el Proceso Sobrenatural de Separación

Y cuando os dijeren vuestros hijos: ¿Qué es este rito vuestro?, vosotros responderéis: Es la víctima de la pascua de Yahvéh, el cual pasó por encima de las casas de los hijos de Israel en Egipto, cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas.
Entonces el pueblo se inclinó y adoró. Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así, como Yahvéh había mandado a Moisés y a Aarón…
Tomó, pues, el pueblo la masa, antes que fuera leudada, en sus artesas de amasar envueltas en paños, y se las llevaron sobre sus hombros

(Éxodo 12: 26-28; 34)

Y los hijos de Israel fueron e hicieron puntualmente así…” (vv. 27-28) En muchas maneras estas son las más importantes palabras de todo el pasaje. Tan grandiosa como fuera la liberación realizada por Yahvéh nuestro Dios, el pueblo nunca la hubiera recibido si hubieran fallado en llevar a cabo lo que Él les dijo que hicieran. Su obediencia inmediata permitió gozar de esta poderosa obra divina.

Encuentro muy importante destacar el hecho de que cuando los hijos de Israel obedecieron, el imperio de la muerte no tuvo más potestad sobre ellos.

En este pasaje se revela que ellos dejaron de andar sirviendo a una cosmovisión terrenal y decidieron estar bajo la cubierta celestial que los promocionaría en un nuevo nivel de vida: el Mesías en medio de ellos capacitándolos en el ministerio sacerdotal (Éxodo 19: 6). En efecto, ellos habían tomado al Mesías en sus vidas y habían participado EN ÉL, al compartir en obediencia de aquella Cena llena de Gloria divina. Por ello, en esta noche bendita del relato del Shemot, debemos notar que Yeshúa, el Cordero de Dios, la Luz del mundo y el Pan de Vida redimió a los Israelitas de la esclavitud amarga de Mitzrayim y de la crueldad de Paróh (Faraón).

En su prisa por dejar Egipto los Israelitas cargaron sobre sus hombros el pan sin leudar amasado en artesas envueltas en paños (Éxodo 12:34). Esto significa que se llevaron consigo el símbolo del Yugo del Mesías (Su Gobierno) sobre sus hombros (Éxodo 28:12; Isaías 9:6).

Este pan se convirtió en su fuente de vida durante siete días, con este elemento ellos participaron de una figura profética de la muerte, sepultura y resurrección de Yeshúa.

El regalo de Su Reinado es para todos aquellos que eligen estar de acuerdo con el Yugo de Su Instrucción y participan del Cordero de Yahvéh. (Lucas 1:26, 2:20, Mateo 28:18).

Yeshúa dijo:

Porque el Pan de Dios es el que baja del cielo, y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este Pan. Yeshúa les dijo: Yo Soy el Pan Vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed

(Juan 6:33-35).

El pan que ellos cargaron sobre sus hombros representaba a nuestro Mesías, el Cordero de Dios quién llevó los pecados del mundo (1 de Corintios 5:7)

Con el Pan sin levadura, el segundo día de las primeras tres fiestas, el Eterno aparta el pecado (no solo los pecados) de Su Pueblo, lo sepulta en la tierra y lo deja allí para siempre. Por ello, esta fiesta, en la Intención divina, tiene el objetivo de revelar acerca de la perfecta y permanente separación provocada por la muerte del Cordero eterno. Una total separación de la de la masa de Dios (Israel, su primogénito) de la naturaleza humana caída en corrupción y muerte, según el primer Adán. En esta fiesta vemos una masa que representa un estado nuevo de existencia para todo ser humano que quiera celebrarla.

La levadura representa el pecado y su inclinación al mal (yetzer hará), también conocido como concupiscencia en las Escrituras Sagradas. Por eso, en Pesaj (Pascua) todo el pueblo tenía que remover TODA la levadura de sus casas y no deben consumirla durante siete días.

Siete días comeréis panes sin levadura; además, desde el primer día quitaréis toda levadura de vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel

(Éxodo 12:15).

Sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo

(1 de Pedro 1:18-19).

Los Israelitas tuvieron la orden de comer pan sin leudar durante siete días. Lo notable es que Yahvéh repite esto una y otra vez en las Escrituras, con el fin de que sus hijos no dejen de practicar este rito profético en sus festividades.

La Pascua verdadera (Pesaj) es una noche para recordar, es un memorial. Comer pan sin levadura no era solamente para esa noche sino un mandamiento a cumplir durante siete días más. Estos siete días son una fiesta separada llamada la Fiesta de los Panes sin Levadura.

El primer, tanto como el último día de esta fiesta, son Shabatot (sábados) Santísimos para Yahvéh (Éxodo 12:15-20).

“En el mes primero, el día catorce del mes, al anochecer, es la Pascua del SEÑOR. El día quince del mismo mes es la Fiesta de los Panes sin Levadura para el SEÑOR, por siete días comeréis pan sin levadura”

(Levíticos 23:5-6).

“Y en el primer día (de la Fiesta de los Panes sin Levadura) tendréis una santa convocación, y otra santa convocación en el séptimo día (Shabat); ningún trabajo se hará en ellos, excepto lo que cada uno deba comer. Sólo esto podréis hacer”.

(Éxodo 12:16)

Recordemos que en la cosmovisión divina es que cada Shabat lleva la unción de bendecir y santificar todo lo creado (Génesis 2:3).

Notamos que el Señor anhela impartir esta consagración a Israel Su Esposa, en especial en esta noche. Tan importante era esto para Él que le advirtió a Su pueblo:

Siete días comeréis panes sin levadura; además, desde el primer día quitaréis toda levadura de vuestras casas; porque cualquiera que coma algo leudado desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel

(Éxodo 12:15).

La Fiesta de los Siete días de los Panes sin Levadura representa un período de consagración personal para el pueblo de Yahvéh. Al leer el relato, vemos que los israelitas venían de vivir en un lugar inmundo, llamado el imperio de la muerte (el sistema del mundo actualolam hazeh). Ellos necesitaban ser redimidos del imperio de la muerte al Reino de la vida o Mundo Venidero (Olam havá). La obediencia al mandamiento de no comer pan sin levadura durante siete días, trajo limpieza a sus vidas. Por eso, la Fiesta de los Panes sin Levadura es una celebración eterna para todo Israel y sus futuras generaciones es decir, nosotros.

Esta fiesta perpetua es una preparación profética de la redención de la Novia de Yeshúa en los últimos tiempos.

Ante todo lo dicho, necesito dejar claro que estas celebraciones son diseñadas y reveladas por Yahvéh solamente para los creyentes nacidos de nuevo. Lo que sucede es que ellas no sirven para propósitos de salvación, sino para santidad y santificación. Durante esta festividad el Mesías trabaja su dinámica amorosa sobre su Amada, la Iglesia:

“Yeshúa se dio a Su Novia “para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la Palabra, a fin de presentársela a Sí Mismo, una ekklesia (asamblea) en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada”

(Efesios 5:26-27)

Lo interesante entonces es que este mandamiento de celebrar la Pascua y los Panes sin Levadura sigue siendo válido el día de hoy, tal como la Escritura dice:

“Y guardaréis este día por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua”

(Éxodo 12:17)

La sangre de Yeshúa redime a la Esposa; pero depende de ella prepararse a sí misma como Novia, de acuerdo a las instrucciones que le fueron dadas, por el Padre de Su Esposo para el día de la Boda.

Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las Bodas del Cordero han llegado y Su esposa se ha preparado.”

(Apocalipsis 19:7).

La Pascua y la Fiesta de los siete días de Panes sin Levadura son los primeros pasos en la preparación de la Novia para su boda.

Diré entonces que de las Fiestas (Moadim) de Yahvéh, las fiestas de primavera son los pasos proféticos, que conducen a la Novia a una relación de compromiso con su Novio, Yeshúa. Por esta razón, Su pueblo continúa celebrando Sus Fiestas cada año, ya que ellas son ensayos generales, y la vestimenta de la Novia con lo incorruptible.

“Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad”.

(1 de Corintios 15:53)

Siete días representa la ceremonia de limpieza o de consagración. Como el Real Sacerdocio de Yeshúa, que es Su Pueblo, cada creyente debe anhelar participar con pasión de las Fiestas de la Pascua y de los Panes sin Levadura (Levíticos 8:33; 1 de Pedro 1:9-16; 1 de Pedro 2:9; Éxodo 19:5-6).

El aspecto clave de esta Fiesta es la separación (santificación).

 

Entendamos que en la Pascua que Israel vivió en Egipto hubo una obra doble.

  • Primero, el enemigo fue derrotado (“cuando hirió a los egipcios” – v. 27a–).
  • Segundo, el pueblo de Dios fue librado y se le dio una nueva identidad, con promesas nuevas, un nuevo caminar, y una nueva vida (“libró nuestras casas” – v. 27a–).

Teniendo en cuenta estos dos aspectos, al estudiar profundamente los  capítulos 12 y 13 del libro de Éxodo o Shemot notamos que las dos fiestas aquí reveladas están tan intrincadamente relacionadas, con el concepto del principio divino de la Separación como herramienta para evitar el caos.

Cuando Yahvéh describe la razón por la que ellos deben guardar estas fiestas, conecta el Pan sin levadura con la total separación (o éxodo) de Israel de la casa de muerte y corrupción de Egipto (Mitzraim). Nótese esta conexión en los siguientes versículos:

Guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto”.

(Éxodo 12:17)

Por los siete días se comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura, en todo tu territorio. Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto. Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Yahvéh de Egipto”.

(Éxodo 13:7-9)

Cada una de estas fiestas de primavera son, primero, realidades que Cristo experimentó solo, y que luego se convierten en la experiencia de cada creyente que viene a vivir en Él.

El Mesías atravesó la muerte, sepultura y resurrección como la única Semilla de Su género, pero cuando recibimos en el Nuevo Nacimiento al Mesías por fe, Su muerte se convierte en nuestro juicio, Su sepultura en nuestra transformación y Su resurrección en la vida que conocemos como propia.

Por ello, es que estas primeras tres fiestas corresponden a la muerte, sepultura y resurrección de Yeshúa HaMashiaj.

Particularmente, la segunda fiesta (Panes sin Levadura), se relaciona con la realidad de la sepultura. Nuestro Mesías, permaneció sepultado durante todo el primer día del Pan sin levadura, el quinceavo día de Nisán, y después resucitó en la Fiesta de los primeros frutos o Bikurim, el tercer día.

Sepultar, eso es lo que hacemos cuando alguien ha muerto y ha llegado el momento de colocarlo fuera de nuestra vista para siempre. Al enterrar a alguien terminamos nuestra relación con esa persona. La devolvemos a la tierra de donde fue tomada: “Pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis 3:19). Cuando dejamos a alguien en la tumba, entendemos que es tiempo de seguir adelante sin él, que ya no nos relacionamos más con su persona. Cuando nuestra matriarca Sarah murió, Avraham dijo: “…dadme en propiedad una sepultura entre vosotros, para que pueda sepultar a mi difunta y apartarla de delante de mí” (Génesis 23:4) .

Esto es precisamente lo que la muerte de Yeshúa llevó a cabo en relación al pecado. El Mesías atrajo a Sí mismo todo lo de Adán, no sólo sus pecados, sino la naturaleza misma de pecado (yetser hará). Cargó con el juicio de ese hombre y lo colocó en una condición de eterna separación de Dios. Después, habiendo terminado Su obra, resucitó el tercer día y dejó al primer Adán atrás, en la tierra, separado de Dios para siempre.

Esto es muy parecido a lo que sucede cuando una semilla muere y cae en la tierra. Aunque la vida dentro de la semilla se levanta de nuevo y lleva fruto, la cáscara muere y permanece como parte de la tierra para siempre. Esto es exactamente lo que el Eterno nos muestra en la Fiesta del Pan sin levadura. A través de la muerte del cordero Pascual, Yahvéh juzga a todo aquel que está en Egipto, y luego saca a “Israel mi Hijo, mi primogénito” (Éxodo 4:22).

Cuando Israel sale en la mañana, Dios separa Su nueva masa de la levadura que una vez los llenó y los definió. Para nosotros, los que hemos encontrado en el Mesías el cumplimiento de esta fiesta, esto significa la separación de nuestra alma del pecado, del hombre adámico; estamos “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús” (Romanos 6:24) . Una vez más, esta separación (o santificación) fue primero experimentada por el Mesías al dejar a Adán en la tumba, resucitar de entre los muertos y regresar a Su Padre. Pero, al igual que con todas las fiestas, la experiencia de la cruz del Maestro es una comprensión progresiva para todos aquellos que han nacido de Su Espíritu. Por esta razón, Yeshúa dijo:

“No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo…Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad”.

(Juan 17:16,19)

Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”.

(Juan 14:19-20)

Transformados en un Pan Nuevo.

Tal y como vimos en la sección previa, participar del cordero fue la causa de la expulsión de Israel de la tierra del pecado, muerte, y esclavitud. Ellos comieron del cordero con la inmediata expectativa de marcharse. Pero este marcharse desde la perspectiva de Yahvéh involucraba mucho más, que sólo dejar un lugar. Involucraba también dejar una condición o un estado de ser: dejar de ser serviles del sistema para transformarse en siervos sacerdotales del propósito eterno de Dios. Por lo tanto, la historia del éxodo físico de Israel de Egipto, es dado a nosotros juntamente con otro importante cuadro: un pan cambiado o transformado.

Israel era ahora una nueva creación, un nuevo pan. Una masa ha sido liberado de la levadura del servilismo que llenó y gobernó cada aspecto de su ser. En las Sagradas Escrituras, avece a las primeras tres fiestas también se las llama colectivamente por el nombre de Pan sin Levadura. Quizás la razón de esto es que esta transformación dramática (experimentada primero por Cristo) del Último Adán al Segundo Hombre, es el centro y foco de las fiestas primaverales. Por extraño que pudiera haberse oído, en la mañana del día 15 de Nisán (el primer día del Pan Sin Levadura), Israel inició su marcha fuera de Egipto, cargando panes sin levadura en sus manos, y recipientes de amasadura (recipientes para el pan) envueltas en sus sábanas sobre sus hombros.

“Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos. Y llevó el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros”

(Éxodo 12:33-34)

Casi pareciera tonto imaginar dos o tres millones de personas marchando fuera de Egipto, cargando pan y tazones, pero el Señor estaba pintando cuidadosamente un cuadro natural de una realidad espiritual por venir.

Lo reitero por última vez, dejar Egipto no era solamente el éxodo de una situación difícil, era una transformación de naturaleza (panes sin levadura) que nos hizo utensilios aptos (tazones) para la gloria del Señor.

Hoy, un cuadro similar es dado a nosotros a través del profeta Isaías, cuando describe el futuro éxodo de Israel del cautiverio en Babilonia. Él dice:

“Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que lleváis los utensilios de Yahvéh.”

( Isaías 52:11)

Hoy, en medio del aleteo espiritual de Yahvéh sobre las aguas, notamos que existen muchos puntos de vista erróneos en las múltiples asambleas del Cuerpo del Señor. En ellas se habla frecuentemente de la gracia como si se tratase meramente del perdón de las deficiencias de Adán. Ciertamente el perdón de pecados está incluido en la gracia, pero la gracia es mucho mayor que el perdón de pecados. La gracia es una relación en donde Yahvéh nos da, y trabaja en nosotros, todo lo que Él desea de nosotros. Él nos da una muerte que no podíamos morir por nuestras fuerzas, y una vida que no podíamos vivir, desde nuestras vidas muertas en delitos y pecados.

Por gracia, Yeshúa, el Mesías, se hizo a nosotros todas las cosas (sabiduría, justicia, redención, vida, luz, gloria, etc.). De nuevo, en lo que frecuentemente fallamos en percatarnos es que, habiéndonos dado por gracia todo lo que el Mesías es, Dios entonces requiere y desea de nosotros sólo aquello que sea la obra de Su gracia. Por esta razón, el apóstol Pablo afirma:

 “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha
sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo,
sino la gracia de Dios conmigo.”

(1 Corintios 15:10)

“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;
porque nuestro Dios es fuego consumidor.”

(Hebreos 12:28-29)

Con todo esto vibrando en vuestras mentes y corazones, los dejo teniendo una conversación privada y exclusiva con el Espíritu Santo del Señor.

¡Shalom!

P.A. David Nesher

La Gran Batalla: ¡Jametz contra Matzáh!… ¡Despojémonos de todo peso!

Por P.A. David Nesher
 
En el primer mes (Abib o Nisán) en el día quince, en la peregrinación de Pésaj, el Eterno Dios, nuestro Abba, nos comandó comer Matzah (Pan Ácimo) sin Jámetz (levadura), esto es debido a que el Jámetz es símbolo del Yétzer Hará (tendencia al mal o concupiscencia), el Instinto Humano Destructivo, es decir la arrogancia y vanidad del ego humano.
 
 
Con el fin de entender los misterios revelados en esta festividad procederemos a considerar las raíces hebreas de su propuesta.
 
 
Matzáh se escribe con las letras: Mem, Tzadik y Hei; Jámetz se escribe con las letras: Jet, Mem y Tzadik. Como vemos la única diferencia en su escritura es la línea que une a la letra Hei de Matzáh para convertirse en la letra Jet de Jámetz. Esta línea simboliza a la lengua y nos exhorta que no debemos hablar Lashón Hará (lengua diabólica), es decir,cualquier cosa dicha o escrita que pueda causar daño físico monetario o emocional a alguna persona (calumnia o difamación), sino más bien Lashón HaKódesh (lengua santa) para que el Tzaráat (la lepra) espiritual no nos invada y destruya. Lashón HaKódesh (lengua santa) tiene que ver con la manera de expresarnos vocalmente hacia las personas (y cosas) en buenos términos, aunque lo acentuamos sobre el sentido de hablar palabras que tienen que ver con la santidad y la pureza, y que siempre bendicen al que oye.
 
El Jámetz simboliza la inclinación al mal (o mal instinto – Yétzer Hará); por lo tanto, la búsqueda del Jámetz y su eliminación representa la lucha del hombre por vencer esta inclinación. El Jámetz es más sabroso que la Matzáh, es de apariencia más agradable y de mayor tamaño. Ello también es cierto respecto de la «mala inclinación» que arrastra a la persona hacia los placeres mundanos, los hace más atractivos a sus ojos, y que parezcan más importantes de lo que realmente son. Este es el Jámetz que el hombre debe eliminar por completo.
 
 

La Matzah es el símbolo de la Providencia y las bendiciones del Santo y Bendito Abba en nuestras vidas, pero el Jámetz representa a aquello que nos estorba y nos nos deja apropiarnos de
ellas.

 
¡Saquemos el Jámetz de nuestra vida a tiempo, no vaya a ser que nos destruya!
 
 ¡Desechemos lo que nos estorba!
Bitácoras que conviene también estudiar y meditar para aprender a kosherizar las casas:


La Fecha del Pesaj… ¿el 14 o el 15 de Nisán?

 
Por P.A. David Nesher

 

 
En estos años he notado que, bajo la dirección de los denominados judíos ortodoxos, muchos de los hebreos «culturales», que hoy se hacen llamar «mesiánicos«, insisten en anexar el único día singular de La Pascua  (en hebreo Pesaj) dentro de los siete largos días de la Fiesta de los Panes sin Levadura (Jag HaMatzot), tal y como la Casa de Judá lo practica en nuestros tiempos. Lo que ellos olvidan, es que estos «detalles halájicos» están influenciados por el yugo (teología) de los fariseo que tanto nuestro Mesías atacó cuando estuvo en la carne. Bajo esta falsa creencia, y siempre sujeta a la dirección de los judíos farisaicos, los buscadores de las raíces hebreas de la fe de hoy insisten en que la Pascua (Pesaj) debe ser celebrada el día 15 de Nisán, es decir en el primer día de la fiesta de Los Panes sin Levadura.
 
 
Hoy, muchos judíos declaran obstinadamente:
 
   «La Pascua Hebrea (Pesaj) es una celebración del octavo día comenzando el día 15 de Nisán.» 
 
 
Y, ellos insisten en esto al decir:
 
   «La fiesta de la primera Pascua hebrea (Pesaj) comenzó en el día 14, después de la puesta del sol, lo cual hace la fecha, oficialmente, el 15 de Nisán.»
 
 
Leyendo estas dos afirmaciones podemos preguntarnos: ¿están ellos diciendo que hay más de una celebración de Pesaj? Y, ¿están ellos afirmando que el día 14 puedes ser cambiado «mágicamente» al día 15?
 
 
Esto es bastante complejo, y entendemos que absolutamente no tiene ningún sentido en cuanto nos sometemos a una perspectiva bíblica.
 
Todo ser humano que tiene claro en su mente el concepto de cómo funcionan los calendarios sabe muy bien que los días del calendario duran 24 horas, y que cualquier día llamado «el 15º» no comenzará hasta que el día de tamaño normal llamado «el 14º» oficialmente termine. Este criterio no solamente es lógico, sino que también es mentalmente necesario. Pero, asombrosamente no es así para los rabinos judíos (o los fariseos de hoy día), porque allí donde Yahvéh, nuestro Dios especifica «El 14º» día, los judíos, en su supuesta ortodoxia, insisten que debe entenderse el «15º«.
 
La propia Torah (Instrucción) divina claramente declara el Pesaj comienza en el mismo principio del día 14, a la puesta del sol, es decir al atardecer o crepúsculo (Éxodo 12:6 y subsiguientes). Esta deducción es confirmada por el libro de Números 33:3 que relata:
 
“El mes primero partieron de Ramasés el día quince del mes primero; el día después de Pesaj [sacrificio], los Hijos de Israel marcharon con mano poderosa a la vista de todos los Egipcios”. 
 
 
El pasaje anterior describe el día del éxodo (salida) de Egipto tanto como el 15 del primer mes como el día siguiente después del sacrificio de Pesaj. ¡Este versículo nos muestra de modo concluyente que el “Día siguiente después de Pesaj [sacrificio]” es equivalente a la mañana del 15 de Nisan!
 
En Egipto, todos los eventos de la Pascua Hebrea (Pesaj) originalmente ocurrieron durante las primeras doce (12) horas después que la puesta del sol (crepúsculo) del día 14 comenzó. Desde allí, el pueblo de Israel solamente se preparó para su día de santificación que daría inicio a su peregrinación hacia el Reino del Eterno Dios.
 
 
Los hebreos comenzaron a salir de Goshén, en Egipto, en algún tiempo cerca del comienzo de la parte del día 15 o antes de la salida del sol (el amanecer) del mismo.
 
 
 
 
El mandamiento para la Pascua (Pesaj) hebrea fue dado por el Eterno ANTES que el Éxodo comenzara.
 
 
Toda mención bíblica de la fecha del Pesaj declara que la Pascua Hebrea dura por un (1) día (vea Lev. 23:5-6).
 
Desde estas consideraciones escriturales queda demostrado que en Egipto, antes que el día 15 finalizara, Israel había partido de la Tierra de Gosén, comenzando la marcha que les guiaría completamente fuera de Egipto.
 
En el día 15 (el día DESPUÉS del Pesaj), Israel ya estaba en la marcha diseñada por el Eterno Dios.
 
 
Trasfondo De Los Fariseos

 

A través de la vida y los tiempos del Mesías Yeshúa, notamos que siempre hubo una fuerte y frontal controversia entre dos grupos sectarios del judaísmo: los fariseos y los saduceos. Dicha discordia y confrontación se fundamentaba en su forma de guardar los días importantes de las fiestas (o festivales) ordenadas por el Eterno Dios.

 
En el tiempo del ministerio de nuestro Señor Jesús, los saduceos eran aquellos que podían ocupar el cargo de Sumo Sacerdote en Jerusalén (vea Hechos 5:17).
 
Ellos mantuvieron los Santos Días hebreos de acuerdo a lo revelado literalmente en la Torah.
 
 
 
En cambio, los fariseos fueron unos «revolucionarios mesiánicos» considerados teológicamente inadaptados dentro del concepto que tenían de ellos los sacerdotes.
 
 
 
Los fariseos , un montón de estudiosos legalistas («religiosos») sin afecto natural alguno, eran considerados una secta que se había desarrollado durante la Diáspora Babilónica, en la ausencia del sacerdocio hebreo, mientras no había adoración en el Templo.
 
 

Su teología había evolucionado grandemente en los 500 años desde su formación, fortaleciéndose particularmente en la época de los Macabeos, desde dónde tomarían forma y cuerpo sus creencias en una interpretación nueva para consolidar el judaísmo como religión verdadera.

 
 
 
Es interesante destacar que los fariseos fueron responsables del desarrollo, compilación y redacción del Talmud (comentarios rabínicos) después de que Jerusalén, y el Templo, fueran destruidas en el año 70 de nuestra era común. [Este trabajo talmúdico comenzó en el siglo II de nuestra Era Común y se extendió hasta el siglo XII.]
 
 
 
Debo aquí comentarte que este trabajo de recopilación de tradiciones y mandamientos de hombres fue el resultado de un esfuerzo que los fariseos hicieron para emprender la adopción del Ministerio Pedagógico del Espíritu Santo, esforzándose así en vano en explicar la Ley y los Profetas, desde las opiniones y tradiciones humanas,  en lugar de la revelación mesiánica del Eterno Dios. ¡Todo para negar a Yeshúa como Mashiaj!
 
 
 
Por esto, entenderás que fueron los fariseos los que bogaron, dentro de las costumbres judías, para trasladar el Pesaj hacia el día 15 de Nisán. De esa manera, cuando ya el Templo con el altar no estaban en funciones, lograron colocar la Pascua Hebrea en un Día de Sabático supremo Anual (Un Día Supremo Santo), y uno de los días ordenados por el Eterno Dios como Sabático de «Peregrinaje».
 
Naturalmente, estas opiniones descaminadas de meros hombres invaden el correcto peregrinar de la fe judía colocando al Talmud, en reemplazo de la clara Instrucción divina misma. Para un redimido, o hijo primogénito de Dios, es claro que el Eterno revela y explica exactamente Sus pensamientos e intenciones sin la ayuda exterior de una secta judía y sus tradiciones. Sin embargo para los judíos actuales es más importante la opinión humana acumulada durante siglos, que lo que el Rey de los siglos ha revelado para el cumplimiento de Su propósito.
 
 
Por lo tanto, esos fariseos antiguos son los antepasados «religiosos» y culturales de los judíos ortodoxos hoy en día. Como un resultado, estos fariseos contemporáneos dan precedencia indebida a los comentarios rabínicos (Talmud, por ejemplo) mientras ignoran la Torah y sus Santas Escrituras (TaNaK).
 
 
Hoy, las reglas de los fariseos modernos han suplantado la oportunidad del momento de los Santos Días del Eterno como ellos originalmente fueron tomados del Éxodo hasta el tiempo de Yeshúa, nuestro Señor. Es una lástima notar que los hebreos de hoy tienen información precisa disponible en el Torah (desde Génesis a Deuteronomio), y sin embargo, ellos, escogieron conformar su calendario de «días santos» según las interpretaciones del Talmud (comentarios rabínicos). De ese modo la mayoría de los que se autodenominan mesiánicos no estudian el Torah, sino que más bien escuchan a los estudiantes «talmúdicos» del judaísmo, y tratan de imitarlo en todo lo que ellos «dicen y hacen».
 
 
Porque Pesaj ha sido erróneamente re-ubicada al día 15 de Nisán, esos que se autodenominan hebreos modernos «culturales» están siguiendo los dictámenes de los judíos ortodoxos (los actuales fariseos) y tratan la Pascua (Pesaj) como si fuera un Día Sabático Solemne, pero Pesaj, según el Eterno, NO es un día Sabático.
 
 
Sin duda alguna, notamos con este tipo de errores que los judíos poseen los «oráculos de Dios» y, sin embargo, no puede encontrar ningún sentido fuera de ellas en absoluto, ni realizarse en el propósito eterno en ellas revelado. Aquí remarcaré lo siguiente: los judíos realmente sí leen las Santas Escrituras, pero es obvio que ellos no entienden lo que están leyendo (2 Corintios 3:14-16).
 
 
Pero, más allá de toda invasión humana, sabemos que el Eterno Dios originalmente no hizo del Pesaj un día de Sabático, y aún el Nuevo Testamento o Pacto Renovado declara que la Pascua Hebrea (Pesaj) es un día de «Preparación«, es decir, el día ANTES de un día de Sabático Supremo Anual. (Vea: Juan 19:31, 42; Mateo 27:62; Marcos 15:42; Lucas 23:54).
 
El Eterno claramente había dado a los hebreos, por medio de Moisés, un calendario de Su propia creación, concerniente a los acontecimientos sobre los cuales Él gobernó. Así se aseguró de dejar en claro que Él definitivamente seguiría su calendario en forma igual y precisa.
 
 
Encontramos al Eterno Dios diciendo lo siguiente a través de Su Palabra, demostrando que podemos contar con esto como siendo un hecho absoluto sobre el cual no habría ningún cambio. Muchas son las Escrituras que enseñan que Yahvéh (El Dios de Abraham) no cambia. Dos ejemplos de ellas nos bastarán para nuestro objetivo de bitácora:
 
   «Porque Yo, YHVH, no cambio… » 
(Malaquías 3:6)
 
«No violaré mi pacto, 
ni mudare lo que ha salido de mis labios.»
(Salmo 89:34)
 
 
También las Sagradas Escrituras dicen que no deberíamos tener comunión con aquellos que son propensos a proponer cambios en la doctrina.
 
 
 «Hijo mío, teme YHVH y al rey;
No te juntes con aquellos que son dados al cambio (veleidosos)»
( Proverbios 24:21)
 
 
Ante esto, y escuchando lo que el Espíritu de Yahvéh dice a nuestro espíritu, recomiendo considerar estos pasajes tomados de Éxodo, capitulo 12 y 13 (énfasis añadido):
 
 
  • 12:6 – «…. el día CATORCE… en el crepúsculo de la puesta del sol.»
  • 12:11 – «…. es la Pascua (Pesaj) del SEÑOR.»
  • 12:12 – «Pues Yo pasaré por la tierra de Egipto ESA NOCHE, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y contra todos los dioses de Egipto ejecutaré mis juicios. Yo soy el SEÑOR.»
  • 12:13 – «…. veré la sangre y PASAR POR ALTO vosotros (IRÉ POR vosotros)… cuando hiera la tierra de Egipto.»
  • 12:14 – «Ahora ESTE DÍA os será un memorial, y lo CELEBRAREIS como una banquete para el SEÑOR; EN TODO VUESTRAS GENERACIONES ustedes deben CELEBRARLO como un ESTATUTO PERPETUO.»
  • 12:24 – «Y ustedes deben GUARDAR este evento como UN ESTATUTO para vosotros y para vuestros hijos PARA SIEMPRE (PARA ETERNIDAD).»
  • 12:25 – «Y cuando entréis en la tierra que el SEÑOR les dará, como El ha prometido, deben GUARDAR ESTE RITO.»
  • 12:27 – «…. Este es el sacrificio de LA PASCUA (Pesaj) del SEÑOR… «
  • 12:29 – «Y aconteció que a la MEDIA NOCHE que el SEÑOR hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto… «
  • 12:42 – «Es NOCHE de GUARDAR para el SEÑOR por haberlos sacado de la tierra de Egipto; ESTA NOCHE es para el SEÑOR, para ser GUARDADA por todos los hijos de Israel POR TODAS SUS GENERACIONES.»
  • 12:47 – «TODA LA CONGREGACIÓN DE ISRAEL debe CELEBRAR esto.»
  • 12:51 – «Y, EN AQUEL MISMO DÍA el SEÑOR sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto por sus huestes.»
  • 13:3 – «Recuerden ESTE DÍA en el cual habéis salido de Egipto.»
  • 13:4 – «En ESTE DÍA en el mes de Abib (hoy, Nisán)… «
  • 13:5 – «…. cuando el SEÑOR te haya traído a la tierra… la cual juró a tus padres que te daría… tu debes CELEBRAR ESTE RITO en este mes.»
  • 13:10 – «Por tanto, tu debes GUARDAR ESTE RITO EN SU TIEMPO de año en año.»
 
Es importante destacar que cuando Yeshúa, el Mesías, fue crucificado en un miércoles 14 de abib (Pesaj), los que emprendieron su entierro en ese mismo día tuvieron que apresurarse por terminar el entierro antes de la puesta del sol se acercaba porque un Sabático de «peregrinaje» Altísimo (Día Santo Sabático Altísimo Anual) estaba por comenzar el jueves día siguiente, rápidamente se acercaba (Juan 19:31).
 
 
Ante tantas evidencias bíblicas, no hay ningún camino para que los hebreos «culturales» de hoy vayan alrededor del hecho que los Judíos Ortodoxos niegan el requisito específico de observar La Pascua (Pesaj) en el comienzo del día 14 de Abib o Nisán. Habiendo sido ordenado por el Dios de Abraham, el Pesaj es una fiesta para ser guardada, fielmente, en el día 14, por todos aquellos que reclaman ser creyentes redimidos en la simiente mesiánica de Abraham, Yeshúa nuestro Señor.
 
 
El Pésaj es en 14 de Nisán (Éxodo 12:6) y es un monumento conmemorativo creado por el Eterno (no por mero de rabinos), y Pesaj está al mando como un Fiesta / Festival en honor al Eterno Dios en 14 de Nisán, entre las dos tardes de ese día (Lev. 23:5).
 
 
Entonces, no hay excusa hoy para confundir el día 14 la Fiesta de La Pascua Hebrea (Pesaj) con el día 15 que es el inicio de la Fiesta de los Panes sin Levadura. No hay ninguna justa razón bíblica para sostener una ceremonia de la Pascua Hebrea (Pesaj) o cualquier parte de la celebración de misma, en el día 15 de Nisán.
 
 
Pero, para que las tradiciones humanas no nos confundan, recuerde esto: NO hay «Días Santos Judíos«,  sino que hay solamente Días Santos de Yahvéh (llamadas también Fiestas del Eterno), nuestro Dios verdadero. Estos tiempos señalados perfectamente por la Instrucción del Eterno han sido mandatos perpetuos para los hijos de Israel, en el linaje de Abraham,  que observan, y observarán, fielmente en su forma de adoración correcta al Dios de sus padres.

En resumen podemos ver esta info y comprender la secuencia de estos acontecimientos mesiánicos:

El Poder Redentor del Pesaj contra el Faraón de Egipto

El relato histórico de nuestra redención tiene como tipo mesiánico a los hijos de Israel exiliados en Egipto por 430 años (Éxodo 12:40). La festividad de la Pascua hebrea (Pesaj) celebra la libertad de sus más recientes 200 años de sometimiento en servicio forzado a una sucesión de varios Faraones.
En los diseños divinos, la Pascua o Pesaj era simplemente el principio de un proceso de promoción celestial. Es el comienzo de un viaje de iniciación que eventualmente condujo a los israelitas a la libertad genuina, eternal, legal y física. Una libertad de la esclavitud egipcia, la cual fue completamente realizada en el cruce del Mar Rojo varios días después del final de la Pascua (Pesaj) y culminada, cincuenta días después, con el Pacto matrimonial de Yahvéh con ellos en el monte Sinaí. Esta alianza confirió a Israel la legalidad para ser promocionados por el Eterno y convertirse, bajo Su Torah (Instrucción) en un reino de sacerdotes para Él (Éxodo 19: 6).
Cuando leemos el libro de Éxodo, encontramos que el Faraón recibió órdenes proféticas por parte de Yahvéh de dejar ir al pueblo de Israel. Sin embargo, él se rehusó de una manera terca, y trató de negociar alternativas inferiores para una partida completa de Israel que la mantuviera bajo el control y dominio egipcio.
El proceso judicial divino tomó diez plagas para convencerlo, y al final Faraón incondicionalmente dejó al Pueblo de Israel abandonar a Egipto. Pero ya que Yahvéh a propósito había endurecido el corazón, naturalmente terco, de Faraón. Realmente solo tomó una plaga – la última – para convencer a este gobernante del sistema reptiliano que debía permitir que los hebreos dejaron a Egipto completamente.
Luego, cuando Faraón meditó más fríamente el asunto, tuvo remordimientos sobre la pérdida de un número tan grande de obreros esclavos, y consideró el inmenso valor de todos los bienes, manadas y otro botín con el cual los hebreos habían escapado, entonces Faraón tuvo un cambio del corazón y personalmente dirigió su ejercito tras los hebreos para hacerles retornar por la fuerza.
Rodeados (atrapado) entre las montañas y el mar, con ninguna forma de escapar Faraón y su próspero ejército. Entonces, Yahvéh dividió el agua del mar y el Pueblo de Israel caminó a través del lecho marino seco, escapando a la seguridad y a la libertad.
El mismo Faraón, con su ejército, fue destruido al ahogarse cuando el Eterno causó que las aguas divididas se cerraran sobre ellos.
«Porque el caballo de Faraón entró con sus carrozas y con sus jinetes dentro del mar, y el Señor volvió a traer las aguas del mar sobre ellos; pero los hijos de Israel entraron por tierra seca en el medio del mar. » 
(Éxodo 15:19 -Versión de Rey Santiago – KJV en Español)
[NOTA: Es interesante destacar que la palabra «caballo» es singular en el texto del lenguaje-hebreo de Éxodo 15:19].
La muerte temprana del hijo de Faraón (único heredero masculino para el Imperio egipcio y sus leyes) durante la décima plaga, combinado con la muerte del ejército de Faraón mismo, resultó en ruptura (o anulación) del «título de propiedad» que la dinastía del Faraón una vez había considerado como propietario legal de los hijos de Israel como sujetos o esclavos.
Los hebreos estaban ahora verdaderamente salvos de Faraón y auténticamente libres de la esclavitud. Por la salida ocurrida al cruzar el Mar Rojo, no sólo estaban ellos completamente apartados de todas las tierras dentro del dominio y control de los egipcios, sino que no hubo más algún humano que quedara vivo que pudiera legalmente reclamar la propiedad de los Hijos de Israel.

Del mismo modo, nosotros, los redimidos en la sangre del Cordero de Dios (cf. Juan 1:29-34), estamos libres. Hemos aceptado, y así lo creemos, que el Mesías avergonzó públicamente al gran dragón, el Faraón del mundo espiritual y sus huestes (Colosenses 2;14-15). Por lo tanto, debemos en esta fiesta de Pesaj animarnos a tomar el desafío divino de peregrinar en un viaje redentor que nos promocionará de la esclavitud de nuestro Egipto interior, el exilio mental que nos aleja del propósito divino, hacia un nivel sacerdotal dónde lo que Él ha heredado del Padre Eterno como primogénito, nos será entregado como coherederos con Él (Romanos 8:16-17), guiándonos a recepcionar la eterno Instrucción que ilumina la existencia toda.

Para ampliar el entendimiento de esto recomiendo leer: Las 10 Plagas: Golpes de YHVH contra la idolatría

El Pesaj Funk para preparar nuestra alegría de la Fiesta

 Al despertar, luego de mi oración preparatoria para Pesaj, me puse en la tarea de leer mis e-mails y me encontré con este video musical que logró que mi felicidad se manifestara en sonrisas celestiales que celebran la libertad que el Eterno nos ha dado.
Se trata de una parodia de la canción #1 del mundo en este momento (y que por cierto me gusta mucho). Me refiero a «Uptown Funk» (de  Mark Ronson y Bruno Mars). Pero con una letra que ofrece un mensaje de Pesaj que llega a los seres humanos con mentalidad hebrea de todos los orígenes y edades, con la alegría, la relevancia y el significado de las dos casas del Pueblo de Israel.
Por favor, compártelo con tus amigos, familiares y compañeros de trabajo (y disfruta de la letra de la canción).
¡Feliz Pesaj!
Aquí te dejo la letra y traducción de
Pesaj Funk
 

 

Letra en inglés
{Passover Funk} Traducción {Pesaj Funk}
 
Pesach
Pesaj
Four cups cold
Cuatro copas van
Holy Moses
Moisés sagrado
Egyptian gold
Oro Egipcio
This one, for family
Esta, por la familia
The hagada
La Hagadá
Straight masterpiece
Una obra maestra
Matzah, marror
Matzá, maror
Eatin’ it up at the Seder
Comiéndolos en el Seder
Kittel on with Saint Laurent
Tengo el Kitel puesto, es Saint Laurent
Save the Afikoman for later
Guarda el Afikomán para después
Now comes blood (All red!)
Ahora viene la sangre (¡Todo rojo!)
Called for Moses
Por medio de Moisés
He’s a Magician
El es un mago
Frogs, lice (On head!)
Ranas, piojos (¡En la cabeza!)
Wild beasts and hail I said
Animales salvajes y granizo
It’s so dark (Where’s Fred!)
Está tan oscuro (¡Donde está Fred!)
Let us go, Pharaoh got no cred
Déjanos salir, el Faraón no tiene credibilidad
Firstborn (He’s dead!)
El primogénito (¡Está muerto!)
Say Hebrews, let’s start running.
Hebreos, empecemos a correr
Jews wrote the hallelujah
Los judíos escribieron el aleluya
Jews wrote the hallelujah
Los judíos escribieron el aleluya
Jews wrote the hallelujah
Los judíos escribieron el aleluya
‘Cause Pesach Funk gon’ give it to you
Porque el Pesaj Funk te vamos a dar
‘Cause Pesach Funk gon’ give it to you
Porque el Pesaj Funk te vamos a dar
‘Cause Pesach Funk gon’ give it to you
Porque el Pesaj Funk te vamos a dar
Passover night and we’re livin’ it up
Es la noche de Pesaj y la estamos disfrutando
Fill it up the Four cups
Llena las cuatro copas
Matzah crumblin up
Matzá, desmoronándose
Chametz burned it all up
Jametz, ya lo quemé todo
Afikoman’s wrapped up
El Afikomán está envuelto
Don’t be slaves, just rise up
No sean esclavos, elévense
Pesach funk is what’s up
El Pesaj Funk es lo que está pasando
Hey, hey, hey, oi!
¡Hey, hey, hey, oi!
Stop
Para
Wait a minute
Espera un minuto
Fill my cup with the Maneschevitz
Llena mi copa con Manischevitz
Take a sip, lean your chest
Toma un sorbo, inclina tu pecho
Yankele! Get the stretch!
¡Yankele! ¡Trae la limosina!
Say four questions, the four sons, four cups, not
too many
Haz las cuatro preguntas, los cuatro hijos, cuatro copas, no demasiadas
We thank God for freedom
Y le agradecemos a Dios por la libertad
headin’ to our land of milk n’ honey
En camino a nuestra tierra de leche y miel
Freedom! (oh man)
¡Libertad!
Gonna live my life the best way I can
Voy a vivir mi vida de la mejor forma que pueda
Freedom! (we can)
¡Libertad! (podemos)
Make the Jew in you to a hero man
Convierte al judío dentro de ti en un héroe
Freedom! (I am…)
¡Libertad! (lo soy…)
Say goodbye to those shackles and
Dile adiós a esas cadenas y
Freedom! (hot sand!)
¡Libertad! (¡Arena caliente!)
More matzah in your tummy
Más matzá en tu panza
Jews wrote the hallelujah
Los judíos escribieron el aleluya
Jews wrote the hallelujah
Los judíos escribieron el aleluya
Jews wrote the hallelujah
Los judíos escribieron el aleluya
‘Cause Pesach Funk gon’ give it to you
Porque el Pesaj Funk te vamos a dar
‘Cause Pesach Funk gon’ give it to you
Porque el Pesaj Funk te vamos a dar
‘Cause Pesach Funk gon’ give it to you
Porque el Pesaj Funk te vamos a dar
Passover night and we’re livin’ it up
Es la noche de Pesaj y la estamos disfrutando
Fill it up the Four cups
Llena las cuatro copas
Matzah crumblin’ up
Matzá, desmoronándose
Chametz burned it all up
Jametz, ya lo quemé todo
Afikoman’s wrapped up
El Afikomán está envuelto
Don’t be slaves, just rise up
No sean esclavos, elévense
Pesach funk is what’s up
El Pesaj Funk es lo que está pasando
Hey, hey, hey, oh!
¡Hey, hey, hey, oi!

La Conexión entre el Pan Sin Levadura y la Instrucción de Dios en Nuestro Interior.

Todo los redimidos de Yahvéh en el mundo saben que la matzá es pan no leudado y que su opuesto es el jametz, que significa ‘lo que leudó o se elevó’ (pan con levadura). En la semana de Pesaj somos sumamente cuidadosos y limpiamos meticulosamente nuestros hogares para erradicar todo resto de jametz que esté en nuestra posesión antes del comienzo de la festividad.
¿Pero cuál es la diferencia entre el proceso de horneado de pan (jametz) y el de horneado de matzá?
Es interesante saber que la misma masa puede ser utilizada para ambos. La diferencia es la siguiente: para evitar que la masa de matzá fermente, crezca y leude (convirtiéndose en jametz y quedando prohibida para su uso durante Pesaj) la masa de matzá se trabaja, amasa, apisona y achata durante la etapa inicial del proceso. Los panaderos no pausan ni por un instante. La única forma de hacer que el producto siga siendo matzá es trabajar exhaustivamente en las fases de amasado y apisonado y meterla en el horno inmediatamente después. Un solo momento de retraso (aunque técnicamente el retraso podría durar hasta 18 minutos en circunstancias extremas) podría cambiar su estatus, pasando de ser el objeto con el cual cumplimos la mitzvá (mandamiento) de comer matzá, a ser un objeto que está prohibido en Pesaj.
La diferencia entre la matzá y el jametz es literalmente un tema de diligencia, concentración, esfuerzo y, principalmente, una aguda consciencia del tiempo.
La matzá es el alimento que representa todas esas características en nuestro llamado mesiánico: no quedarse cruzado de brazos dejando que las cosas fluyan de acuerdo a su curso natural. Es el
símbolo de nuestro deber cotidiano de realizar tareas con diligencia y concentración en el momento en que hay que hacerlas, ni siquiera un momento después. Esta característica, conocida en hebreo como zerizut, ‘presteza’, es uno de los ingredientes clave para vivir una vida espiritual que en Yahshúa estamos llamados a vivir.
La Torah nos está diciendo, indirectamente, que debemos respetar las mitzvot (los mandamientos de Yahvéh) de la misma forma en que hacemos las matzot: con diligencia, atención y concentración. Tal como no permites que la masa de matzá fermente o leude por causa de un retraso en tu tarea, no permitas que ninguna mitzvá (mandamiento) que se presente ante ti se avinagre y fermente a causa del retraso y el aplazamiento y se arruine así el cumplimiento de Su propósito eterno.
La Fiesta de los Panes sin Levadura (en hebreo Jag HaMatsot) es la festividad de ‘hacer’, ya que en ella la fe recibida se convierte en obras de justicia que concretan  en el mundo natural las bendiciones en cada casa redimida en Pesaj. La matzá representa muchas cosas pero, por sobre todo, representa diligencia y entusiasmo en el servicio a nuestro Creador y Abba.
Es muy interesante profundizar este análisis de la conexión que existe entre matzá y mitzvá (el mandamiento) ya que la misma nos enseña otra cosa más. No sólo debemos poseer matzá en nuestras casas, sino que también debemos comerla. Y tal como al ingerir matzá la convertimos en parte de nuestro sistema, asimismo debemos internalizar las mitzvot (los mandamientos) que realizamos, convirtiéndolas en parte integral de nuestro ser, y testimonio fiel y real de nuestra Alianza en el Mesías.
Cuando estemos cumpliendo con la mitzvá de comer matzá, espero que la equivalencia de ambas nos inspire a absorber sus numerosos mensajes: un mayor entusiasmo y diligencia en todo lo que hacemos, una consciencia mayor del significado del tiempo, una conexión más elevada con Dios y con el hombre por medio de ser más genuinos, simples y menos presuntuosos y extravagantes.
Espero que logremos internalizar la festividad de Pesaj y no sólo internalizar los deliciosos matzots que comemos durante estos días.

La Matanza del Cordero Pascual y el Final del Alma de Ra

P.A. David Nesher 

«Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia.»

(Shemot/ Éxodo 12:3)

El requisito que el Eterno entregó para que los hijos de Israel fueran salvados en la historia de Pesaj fue que cada padre de familia degollara un cordero y embadurnara su sangre en los marcos de las puertas, para que de esta forma el Eterno pudiese pasar por alto ese hogar y salvar a sus habitantes.  

Ahora bien, la pregunta que siempre surge en el lector de este relato es: ¿cuál fue el significado de este bizarro ritual? 

Obviamente Yahvéh no necesitaba una señal para determinar si la casa estaba ocupada por un israelita o no. Entonces, ¿qué enseñanza quería implantar el Eterno en sus hijos primogénitos?  

Los Sabios explican que el intervalo de cuatro días formó parte del milagro de la redención. Los egipcios vieron cómo la reencarnación de sus dioses, es decir los corderos y los cabritos, eran amarrados a las camas de los hebreos y preguntaron cuál era el propósito de todo eso. Los Benei Israel (Hijos de Israel) explicaron que los animales estaban siendo preparados para ser sacrificados como ofrendas para Dios.

Los egipcios se enfurecieron pero, milagrosamente, fueron impotentes para intervenir. Dado que esto ocurrió el diez de Abiv (o Nisán), y que en ese año coincidió con Shabat, el Shabat que precede a Pésaj se denomina Shabat HaGadol [el Gran Shabat], en conmemoración de aquel milagro.

Ahora bien, por qué los egipciós consideraban a los carneros y/o corderos como seres divinos reencarnados. Pues bien, los invito a considerarlo a continuación.

Mito: El Carnero como Fuente de Fortaleza Astrológica para un Año de Éxito.

Comenzaré comentando que en el idioma egipcio, cordero y/o carnero se dice ba. Pero también «ba» era el término egipcio relacionado con la manifestación espiritual de la individualidad del ser. En esencia era un elemento psíquico que permitía el pasaje de los espíritus de un mundo al otro, ingresando así en la rueda de la reencarnación.

Por esta razón cosmogónica, y de acuerdo a la mitología, el cordero era el dios nacional de Egipto. Los egipcios pensaban que el alma (en egipcio Ba) de Osiris, su dios principal, se había corporizado en el cordero de Mendés y lo llamaban “alma de Ra” (dios solar serpiente) o dios Binebded o Banebdyedet.

Esta deidad egipcia era representada con cabeza de carnero, y era venerada en la ciudad de Mendes, en el delta. Se le asoció, entre otros aspectos, a la manifestación del dios Osiris que venía al delta a inaugurar un nuevo año.

Me parece bueno decir aquí que el dios Cordero Binebded (o Banebdyedet) estaba casado con la deidad principal de la ciudad: la diosa pez Hatmehyt. Con ella tuvo un único hijo: Harpócrates, quien era Horus Niño, y se lo denominaba el Niño Dios, celebrándole su cumpleaños el 25 de diciembre. Así pues se completaba la tríada de la ciudad esotérica de Mendes, la cual era adorada como la Sagrada Familia… ¿Te suena familiar todo esto?

Continuando con lo que nos interesa comprender, diré que esa ‘reencarnación‘ del dios Cordero Binebded era reconocida por los sacerdotes gracias a las distintas marcas que el cordero que apartaban llevaba en su cuerpo.

Como dios carnero, Banebdyedet recibió crédito por sus potentes dotes sexuales. De acuerdo al escritor griego Píndaro, a los carneros sagrados se les permitía tener relaciones sexuales con las mujeres durante los rituales de veneración

Esta era la causa por lo que se lo adoraba en el inicio de la primavera (mes aviv) como dios creador de todo y de la fertilidad. Su atributo era una espiga de trigo.

Celebrar a esta divinidad marcaba el comienzo del año astrológico solar. Por eso, el primer signo zodiacal es Aries (griego Carnero), pues es el mes de la fuerza del carnero de Osiris (en hebreo Nimrod). Al ser el primero, los egipcios estaban convencidos que era la llave para todos los signos que le siguen; es la fuente de fortaleza de los otros once signos zodiacales. Toda esta dinámica ritual que se realizaba en Egipto, bajo la guía de sus sacerdotes, y encabezados por el Faraón, garantizaba el éxito de todo lo que realizarían a lo largo del año astrológico

Esta es la causa por lo que el carnero era el objeto de su idolatría. Aquí comprendemos la razón por la cual no se juntaban con los hebreos cuando estos decían que eran pastores de oveja. Para los egipcios ese oficio hacía a los que lo ejercían seres abominables (c.f. Génesis 43:32).

El Cordero del Pesaj un Mensaje de YHVH contra el Gran Dragón.

Lo interesante de todo esto, es que a nadie se le ocurriría degollar un carnero o cordero, y mucho menos en esos días festivos del inicio de la primavera.  

Los hebreos, para ser salvados de la décima plaga, debían probar que no compartían los ídolos falsos de los egipcios, y mucho menos su manera de atraer el éxito. 

Por eso, cuando los Benei Israel, sacrificaron el cordero familiar el 14 de nisán, estaban sujetándose a la emunáh (fe) de Avraham y expresaron así su rechazo a un sistema de pensamiento que ponía a las acciones humanas bajo el poder de los cuerpos celestiales, y lograba la manipulación psíquica de las masas sumidas al sistema reptiliano imperante, representado físicamente en el Faraón.    

Hace falta un gran coraje para ir en contra de la definición popular del éxito.

Hace falta una gran fortaleza espiritual para negar el atractivo superficial del estilo de vida hedonista que proponía esta estructura cosmogónica de creencias.

Hace falta un increíble valor para elegir una vida de significado por sobre las vanidades de la tendencia y la moda que imponen los íconos (ídolos o imágenes falsas) de una cultura.  

Y todo eso es exactamente lo que tuvieron que hacer los hebreos de Egipto para merecer el milagro del primer Pesaj, el milagro que permitió que hoy nosotros nos convirtiéramos, mediante el Cordero de Dios, en el pueblo elegido de Yahvéh.

Ellos fueron obedientes al imperativo divino de matar al cordero de la idolatría egipcia. Sólo quienes tuvieron el coraje de hacerlo merecieron ser redimidos:  

«Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.»
(Éxodo 12:13)

El desafío que hoy Abba nuestro nos realiza es imitar el heroísmo de nuestros ancestros según el formato contemporáneo que nos toca vivir.

Anhelo que el Espíritu Santo de Yahvéh los guíe para ejercer Su fe heroica y así manifestarse cómo Su Pueblo.  

Shalom.    

P.A. David Nesher


Bitácoras Relacionadas:

NISÁN o Abib: Padre del Año del Eterno.

P.A. David Nesher
 
 

El mes de Nisán es conocido en Israel como Jodesh Abib (el mes de la Primavera). Abib es el mes en el calendario hebreo, cuando la cebada ha alcanzado su madurez y/o superado esta etapa (Éxodo 13:4; 23:15). Desde el cautiverio babilónico, la Casa de Judá denominó a este mes con el nombre de Nisán (Nehemías 2:1, Ester 3:7).

Hoy, estamos tan familiarizados con el término Nisán, que hemos perdido la conciencia profética de los códigos celestiales que se encierra en el nombre Abib. Sin embargo, al estudiar el término hebreo para este mes, podemos obtener mayor revelación de cómo peregrinar espiritualmente en el cumplimiento pleno del propósito eterno de Dios en nuestra vidas.

Abib es un término de cosecha, y es la etapa de crecimiento cuando las semillas ya han alcanzado su tamaño final. En el decimosexto día del mes, la cosecha se iniciaba por reunir una gavilla de cebada (Primicias), que se ofrecía como sacrificio a Dios (Levítico 23:4-11), cuando el Templo existía. Así que mediante el estudio de este período de tiempo podemos ganar principios de cosecha.

Es interesante aportar que estudiando los códigos de la palabra Abib logramos ver que se puede separar en dos palabras:

  • Av, por un lado, e
  • ib, por el otro.

La palabra“AB” significa Padre .

La expresión “ib” en formada por las letras Yud y Bet suma el total de 12.

Desde esta consideración se nos permite decir que Abib o Nisán es el mes o tiempo «Padre de los 12 meses«.  

Por eso, necesitamos entender que este mes no es otro mes más. Este mes contiene la renovación de todos los meses del año. En él, y durante cada uno de sus días, se renueva la gracia divina de ejercer nuestra conexión con la LUZ del YHVH.  

El mes de Nisán es un portal celestial. Es la entrada a una vida donde prima la Libertad que el Eterno otorga a aquellos que aman el conocimiento de la Verdad (Juan 8:32)  

Es muy importante que recordemos siempre que los primeros 12 días de Nisán controlan energéticamente a los siguientes 12 meses del año. Eso significa que en este Rosh Jodesh (Luna Nueva) en particular uno puede afectar positivamente la energía de todo el año por venir.  

Es necesario entonces que entiendas que cuando llega el mes de Nisán, comienza el año nuevo de YHVH, el bien llamado «año nuevo de los reyes». De este modo te quedará bien claro que todos los meses del año están doblados y metidos en el primer día de Nisán.  

Entonces la Luna Nueva (Rosh Jodes Nissán) en realidad es una fiesta que celebra a los 12 meses del año nuevo que llegan escondidos en ella. Son como 12 paquetes de renovación metidas adentro de un solo día.  

¿Que sucede a partir de ese primer día de Nisán?  

Por los próximos 12 días empezamos a desdoblar, desplegar y revelar la energía de cada uno de los meses. En esta gran oportunidad, tenemos la capacidad de tomar control de cada mes en 12 días
y afectar positivamente el resto del año para eliminar el caos potencial desde su nivel semilla.  

Es el lapso profético oportuno en el que se nos otorga el conocimiento profético necesario para planificar cada año de la vida y reinado en los lineamientos pautados en la Torah por el Eterno Dios. En los primeros doce días de Nisán se establece en el mundo visible representaciones perfectas de los diseños escondidos en los ámbitos invisibles.  

Es por esta causa que en los primeros 12 días de Nisan se determina y se programa, mediante oración y ayuno, como va a ser cada mes del año siguiente.  

En estos 12 días que hay que prestar mucha atención porque lo que uno puede lograr en ellos permitirá que lo hagamos en el resto del año.   Para este propósito es que estoy publicando cada día una guía de ayuda en esta peregrinación profética que nuestro espíritu está haciendo en los doce meses venideros.  

Si están interesados en conocer más lineamientos acerca de estos secretos celestiales los invito a leer: Doce días para profetizar doce meses.¡Con todo el amor pefecto del Mesías Yashúa, los bendigo en Su Shalom!   También es muy oportuno para ustedes profundizar los aspectos cósmicos maravillosos de este mes, ingresando en el siguiente ENLACE:


Semana de Jag HaMatzot: ¿Por qué hemos comido Pan sin Levadura?

 
Autor: P.A. David Nesher
 
 
Aprendimos que el día 14 del primer mes del año en el calendario de YHVH, (Éxodo 12:2), se celebra la fiesta de Pesaj o Pascua, día exacto en que Yeshua nuestro Salvador dio su vida para que nosotros pudiéramos ser redimidos del pecado e injertados en el pueblo Santo del padre: Israel. (Romanos 11).

Recordando que el tiempo del Padre comienza con la caída del sol y hasta el atardecer siguiente, al anochecer del día 14, es decir apenas inicia el 15º día, comienza una Fiesta muy especial: la Fiesta del Pan sin levadura (en su nombre correcto: Jag HaMatzot).

¿En que consiste esta fiesta?

Básicamente, la ordenanza es que durante siete días no se coma pan ni ningún alimento que contenga levadura. El pan que se come en este tiempo es el pan sin levadura llamado matza.Primeramente vamos a reforzar la razón histórica para Jag HaMatzot (la Fiesta de los Panes Sin Levadura). La misma responde al hecho que a Israel se le requería que comiera pan sin fermentar o leudado durante siete días desde el 15 del primer mes.  

Después de muchos años de soportar una cruel esclavitud en Egipto, el pueblo de Israel recibió la oportunidad de salir de Egipto durante la Fiesta de Panes Sin Levadura. Egipto (Mitzraim) y su líder, el faraón, se convirtieron entonces en el símbolo del pecado y de Satanás, influyendo y opresionando a los escogidos del Eterno Dios.  

Lo cierto es que apenas abandonaron la región de su esclavitud, las Escrituras relatan que el faraón persiguió a los israelitas, encerrándolos frente al Mar Rojo. Él no quería que ellos fueran libres. Así mismo es como Satanás tampoco desea que nos escapemos de sus garras y dominios. Israel estaba a su merced, como nosotros lo estamos también día a día en nuestra lucha contra HaSatán. En esta situación descubrimos que nuestra fuerza no es suficiente. Necesitamos la fortaleza del Señor para vencer y mantenernos firmes (Ef. 6:10-12)

Pero el Eterno Dios les proveyó a los israelitas la forma de escapar: ¡directamente a través del Mar Rojo! Y hoy, a nosotros, nos ofrece una forma de escapar por medio de su milagrosa ayuda que nos revelará la salida, allí donde no la hay.

El apóstol Pablo explicó que el Mar Rojo fue una especie de bautismo, el comienzo del proceso de conversión hecho posible con la ayuda de Dios (por favor lee: 1 Corintios 10:1-4).

En la Fiesta de los Panes sin Levadura nuestra memoria se activa valorando el poder santificador de nuestro bautismo.  

La Fiesta de Panes Sin Levadura (Jag HaMatzot) toma su nombre del requisito de deshacernos de la levadura y evitar el pan leudado para comer panes sin levadura durante estos siete días (Éxodo 12:15).

La levadura es un símbolo de pecado (malicia e impiedad) lo que en hebreo se denomina yetzer harátendencia al mal«). El proceso de leudado estaba asociado con la descomposición y la putrefacción y por lo tanto simbolizaba corrupción y pecado.

La levadura produce fermentación, un símbolo natural de impureza y corrupción moral. Justamente como la levadura hace que la masa crezca, está asociada con lo que es la raíz de todos los pecados, el orgullo.

Desde esta matriz, otros pecados espirituales dañinos que la levadura simboliza en esta fiesta, según las Sagradas Escrituras, son malicia, maldad, hipocresía y falsas enseñanzas (1 Corintios 5:8; Lucas 12:1; Mateo 16:11-12).

El apóstol Pablo escribía a los creyentes de Corinto:

 «Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad»
(1 Corintios 5: 7-8).

Vemos en estas palabras como la levadura era para los santos del primer siglo, lo mismo que significó siempre para Israel: símbolo del  malicia (hipocresía tradicionalista) e impiedad que produce el yestzer hará.  

En la epístola a los romanos Pablo nos enseña que nuestra antigua y pecaminosa naturaleza (tipificada por la levadura), fue enterrada con el Mesías en nuestro bautismo en agua.

«porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo…»
(Romanos 6:4)

Para Pablo y los santos primigenios la interpretación de esta fiesta era unívoca: así como los hijos de Israel fueron bautizados en las aguas del mar rojo, cuando pasaron por el camino que el Eterno les abrió a través de el Mesías, llevando consigo los panes sin levadura para sostenerse en el viaje de su nueva vida bajo la dirección de Moisés, de igual manera, a nosotros, nos ha sucedido en la nueva vida que recibimos en el Nuevo Nacimiento.  

«Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados… en el mar» 
(1 Corintios 10:1 y 2)  

Por todo lo hasta aquí expuesto, discernimos que el aspecto personal (individual) de esta fiesta, es el deshacerse de la malicia y la impiedad que hay en nuestras vidas. 

Justamente la acción de sacar la levadura de nuestros hogares nos da una lección objetiva de todo el trabajo y el desafío que implica remover el pecado de nuestra vida.

La levadura difícil de encontrar nos recuerda que debemos examinarnos cuidadosamente en busca del pecado, arrepentirnos y pedirle ayuda a Dios para poder sacarlo.  

Antes de continuar con este estudio necesito que refresquemos el poder de nuestra memoria considerando que la Cena del Pesaj, conmemorada el 14 de Nisán, representa a Yeshúa  el Mesías tratando con la culpabilidad de nuestros pecados. En cambio, el pan sin levadura de Jag HaMatzot habla de Yeshúa como el Dueño de nuestras vidas tratando con la práctica del pecado en nuestro diario vivir.  

El Evangelio según san Mateo registra al ángel declarando:

«… y llamarás su nombre YEHSÚA [que significa YHVH salva], porque él salvará a su pueblo de sus pecados»
(Mateo 1:21).

Este anuncio angelical conlleva un oráculo acerca de la misión redentora del Mesías revelando el objetivo de la misma: procesar el pecado instalado en el hombre por rebelión.  

Por ello se entiende que la Fiesta de los Panes sin Levadura hace referencia al proceso divino en el hombre denominado «santificación«. Así es como el pan sin levadura nos habla, personalmente, acerca del trato de cualquier maldad o impiedad en nosotros. Es urgente que nos limpiemos de toda maldad, entregándonos a la justicia y no al pecado.    

Entendamos y aceptemos que la santificación es un estado de separación para YHVH. Todos los creyentes entran en este estado cuando son nacidos de Dios, tal como lo dejar escrito el apóstol Pablo:

Mas por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.
(1 Corintios 1:30).

Esta es una separación definitiva, eternamente apartados para Dios. Es una parte intrínseca de nuestra salvación, nuestra conexión con el Mesías (Hebreos 10:10).

La santificación se refiere a la experiencia práctica de esta separación en el Eterno siendo el resultado de la obediencia a la Palabra de Dios en la vida de uno, y ha de ser buscada fervientemente por el creyente (leer: 1 Pedro 1:15; Hebreos 12:14).

Si leemos lo que el Señor oró en Juan 17 en el verso 16: … “no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo…” y esto está antes de Su petición: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad…”, notamos que la santificación es un estado de separación para Dios. 

Entonces, y teniendo en cuenta los lineamientos que se revelan en la oración sacerdotal de Jesús, será importante agregar que la santificación comprende la separación de los creyentes para el propósito por el cual fueron enviados al mundo:

como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
(Juan 17: 18-19).

Que el Mesías mismo haya sido apartado para el propósito por el cual fue enviado, es tanto la base como la condición de nuestra separación por la cual somos enviados a este mundo (Juan 10:36). Su santificación es el modelo y el poder para la nuestra. El que envío y la santificación son inseparables. Por esta causa los creyentes son llamados santos, traducido del griego hagios que significa: “los santificados” Mientras que anteriormente su comportamiento daba testimonio de su posición en el mundo, posicionados en el Mesías, separados para Dios, ahora su comportamiento debe dar testimonio de su posición ante YHVH y su separación del mundo.  

La santificación es la consagración en la que los discípulos deben considerarse a sí mismos la propiedad de Dios, comprados por el precio de la sangre de Yeshúa HaMashiaj (1 Corintios 6:19 – 20).

Ellos deben dedicarse a sí mismos a hacer Su voluntad en todos los aspectos de sus vidas. Desde el tiempo de su conversión hasta que ellos entren en el mundo de la eternidad, ellos son los siervos de Dios para hacer el trabajo que Él les asigne para el bien de Su reino.

Este fue el mensaje que Pablo predicó a la iglesia de Corinto al hacerlos reflexionar en el poder de la solemnidad de Pascua. Ellos necesitaban experimentar, en forma individual y a la vez comunitaria, la Fiesta de los Panes Sin Levadura. Tenían gran fe y contaban con muchos dones del Espíritu Santo, pero habían sido corrompidos por las injusticias de la comunidad.  

El Calvario expone el Castigo de Dios por el Pecado.    

En la solemnidad de Pesaj (comprendida por las tres fiestas: Pesaj, Panes sin Levadura y Primicias) nuestras memorias se activan en la confesión de que Yeshúa se hizo humano para redimir la creación caída.

Esta activación nos da el poder cuatro principios de Su Sabiduría:

  • Primero, el Mesías demostró que era posible ser totalmente humano y a la vez vivir sin pecar.  
  • Segundo, en la cruz el Mesías sin pecado tomó sobre sí mismo la carga entera de pecado humano-su pena, su contaminación y su poder- (2 Corintios 5:21). Mediante Su expiación las consecuencias del pecado se descartan en la vida del creyente.  
  • Tercero, Su resurrección victoriosa hizo posible un modo de vida completamente nuevo. Desde ella debe surge que nuestra respuesta ante el pecado debe ser un arrepentimiento vehemente, un deseo de “no pecar más” y vestirnos de justicia, descubrimos rápidamente que no podemos lograrlo por nosotros mismos (2 Corintios 7:10-11; Juan 8:11; Romanos 7:23-25). Necesitamos la ayuda de Dios.  
  • Cuarto, con Su don del Espíritu Santo, Él pone a nuestra disposición el poder para vivir santamente. Un poder que Él mismo experimento en los días de Su carne. El discípulo no tiene que esforzarse mas para cumplir la ley santa de Dios, o sentirse siempre frustrado a causa de la presencia persistente del pecado interior porque la ley del Espíritu en Cristo Jesús le hace libre de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8:1-4).  

La Escritura, regocijándose en esta victoria completa de Yeshúa HaMashiaj sobre el pecado, resume Su obra expiatoria como completa en la santificación de Su pueblo (Hebreos 10:10).

Para el creyente Yeshúa «ha sido hecho por Dios sabiduría justificación santificación y redención»(1 Corintios 1:30).  

Tratando de encontrar una conclusión a todo lo expresado hasta aquí, podemos decir que cuando nosotros nos apropiamos de la gracia que Dios ha proveído, encontramos que la santificación viene a ser una realidad vibrante en nuestras vidas.  

Hay dos condiciones escriturales para que este proceso no sufra obstáculo alguno : «El Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo pidan» (Lucas 11:13), y «Él da el Espíritu Santo a los que le obedecen» (Hechos 5:32).

Discernimos que orando y obedeciendo, es decir, andando en la luz como él está en luz (1 Juan 1:7); y además purificando y consagrando nuestras vidas delante de Dios, logramos las maneras de realizar la presencia santificadora del Espíritu Santo en medio de nuestro mundo, y efectuamos el tikún (reparación) del mundo para el que fuimos enviado en Su propósito eterno.

Entonces, YHVHnos comunica la plenitud de la redención que Yeshúa ha proveído para Su pueblo, una vida que es agradable a Dios.

La Fiesta de Panes Sin Levadura nos recuerda que someternos a Yeshúa es la única respuesta correcta ante su misericordioso sacrificio. No somos salvos por buenas obras; sin embargo fuimos “creados en Cristo Jesús para buenas obras” (Efesios 2:10). Un discípulo que ha sido perdonado buscará la asistencia divina para no volver a la esclavitud del pecado.    

En la Fiesta de Panes sin Levadura entendemos que somos nosotros el pan sin levadura que el Eterno anhela compartir con las naciones. Somos masa pura, masa sin leudar, sin fermento. Somos puros y sin mancha (Efesios 5:27). El Verbo habita en nosotros. Aquel que es la Verdad y la Vida está en nosotros. El Mesías está en nuestros corazones y nuestras mentes. Esa es la fe verdadera, que produce frutos espirituales, que nos hace entrar a un reino inconmovible que no consiste en comida ni bebida, sino en justicia paz y gozo.

Ahora entendemos que nosotros somos los panes sin levadura de la fiesta, la cual se celebra todos los días del año porque, en Yeshúa HaMashiaj, fuimos hechos libres una vez para siempre.

El paso siguiente en el proceso retentivo de Dios está representado por la siguiente solemnidad: Shavuot o Fiesta de las Semanas (Pentecostés).

¡Contemos con esperanza los cuarenta y nueve días para nuestra glorificación!

Autor: P.A. David Nesher

Una Casa sin Pecado: los Panes sin Levadura Capacitan para la Santificación

P.A. David Nesher

Sabemos muy bien, por la revelación de las Sagradas Escrituras, que el mes de la espiga tierna, en hebreo abiv, fue consignado por YHVH como el primer mes del año para los hijos de Israel. A este lapso se lo conoce también como el mes de la redención. Es por lo tanto, un tiempo muy especial para celebrar el poder liberador de la Pascua y sus fiestas.
Es un tiempo específico en el que se activa la energía mesiánica del Eterno Dios a favor de sus escogidos. Fue justamente en ese mes cuando fueron liberados nuestros padres de la esclavitud del faraón egipcio y del trabajo forzoso en Egipto (Mitzraim). También entendemos que en ese mes será redimido Israel de nuevo en el final de los tiempos. Justamente para conmemorar la liberación histórica y para proclamar la liberación futura final (liberación escatológica), el Eterno instituyó la fiesta de la Pascua, llamada en hebreo Pésaj.
Leemos en Éxodo 12:14-17, según está escrito:

“Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Yhwh durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete días comeréis panes sin levadura; y así al primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo, será cortado de Israel. El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día tendréis una santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo que cada cual haya de comer: Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este mismo día saqué vuestras huestes de la tierra de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en vuestras generaciones por costumbre perpetua”

En el capítulo 12 del libro de Éxodo se nos describe la Pascua que el Eterno Dios enseñara a Israel cuando aún este era esclavo en Egipto.

Desde los protocolos divinos allí establecidos, quedaba claro que cada padre de familia, después de matar el cordero, debía pintar con la sangre los postes de la puerta de sus casas. Luego, el cordero debía de ser asado al fuego y comido con Matsáh (pan ázimo o pan sin levadura) y hierbas amargas (Éxodo 12:7-8). Este mandato de comer pan ázimo o pan sin levadura debía ser guardado por cada familia de Israel durante siete días con sus noches. La Fiesta de los Panes sin Levadura (en hebreo, Jag HaMatsot) se inicia el día quince del primer mes.

Esta celebración da inicio a un período de una semana en la cual no se debe consumir alimentos que contengan levadura (Éxodo 12:15) Por tal razón, se come el pan sin levadura (Matsah) durante esa semana.

El primer día y el séptimo día son considerados días de reposo y deben ser celebrados como un gran Shabat (Éxodo 12:16).

Bedikát Jaméts: Limpiando la Casa de Levadura.

El abstenerse de comer alimentos con levadura tiene un significado muy importante para nosotros hoy. La levadura es tipo del pecado, por lo que al seguir el mandamiento estamos llevando a cabo un acto simbólico espiritual de rechazo al pecado. Y, al igual que los israelitas consumieron el cordero y el pan de prisa, es nuestro deber apresurarnos a sacar de nuestra vida todo pecado.

El día anterior a esta fiesta había que sacar toda la levadura de la casa. Y durante los siete días de esta cita divina, los panes debían comerse sin leudar. La enseñanza de códigos celestiales escondida en esta celebración era tan importante que la persona o familia que comía leudado debía morir.

YHVH dio una ceremonia muy simbólica para que cada familia hebrea disfrutar de la enseñanza mesiánica de esta semana: buscar y eliminar la levadura de la casa antes de la fiesta de los Panes sin Levadura como preparación para la festividad. En hebreo, esta ceremonia se llama Bedikát Jaméts, que significa: “la búsqueda de levadura”.

Dicha ceremonia es como sigue:
La preparación para buscar y echar fuera la levadura (Bedikat Jamets) de la casa, comienza antes de la Pascua (Pésaj). En primer lugar, la esposa limpia a fondo la casa para eliminar toda levadura (Jamets) que pudiera haber. En la Biblia, la levadura (Jamets) simboliza el pecado.
Cuando la levadura se pone en un montón de masa sin leudar, ésta hace que la masa se infle -o agrande-. Igualmente, cuando nosotros dejamos que el pecado entre en nuestras vidas, nos inflará con orgullo y arrogancia. Por eso es que toda la levadura debía de ser separada, (Éxodo 12:15,19-20).
 Espiritualmente, los creyentes en el Mesías son la casa de YHVH  (Hebreos 3:6; 1ª Pedro 2:5; 1ª Timoteo3:15; Efesios 2:19).
La levadura, que simboliza el poder del pecado, tenía que ser puesta fuera de cada casa. Para nosotros esa casa representa lo que es nuestro cuerpo para el Espíritu Santo de Dios: su casa (1ª Corintios 3:16-17; 6:19-20; 2ª Corintios 6:15-18).
Espiritualmente, debemos de limpiar la levadura (el pecado) de nuestras casas (nuestras vidas), al permitir al Espíritu Santo (Rúaj HaKódesh) que nos revele a través del conocimiento de Yeshúa y las Escrituras, el pecado que hay en nuestras vidas.
 Es sólo a través de la Palabra de YHVH que podemos identificar el pecado en nuestras vidas como está escrito en el salterio:
“Lampara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino”.
(Salmo 119:105)
Por lo que vemos en las Escrituras la levadura es un símbolo de la mala inclinación, el pecado, la contienda, el orgullo y la falsa enseñanza. Así que cuando los hijos de Israel y todos los injertados de entre las naciones limpiamos nuestras casas antes de Pesaj buscando y eliminando todo rastro de levadura, estamos proclamando que no queremos tener nada que ver con estas cosas en nuestras vidas.
La liberación de la levadura espiritual es una parte muy importante de la última redención que tendrá lugar cuando el Mesías regrese en gloria. Entonces seremos libres del yetser hará (tendencia al mal), para siempre. Pero antes de que suceda tenemos la obligación, no solamente de limpiar nuestras casas antes de Pesaj, sino también hacer lo mismo en nuestras vidas personales. Lo que aprendemos de la obligación de no tener nada que ver con la levadura durante una semana al año, es que debemos ser meticulosos para dejar que el Eterno nos limpie de todo pecado, orgullo, contienda y falsa enseñanza todos los días de nuestras vidas.
El quince de Nisán – Eliminando el Pecado.

El quince de Nisán es el día que marca el principio de un período de fiesta de siete días (Jag Ha-Matsót) en el que Israel está obligado a comer pan sin levadura (pecado) en recordatorio de la masa de pan ázimo en su apresuramiento para escapar de Egipto.

El tema principal de esta fiesta es el eliminar la levadura que es el símbolo del pecado, poder por medio del cual el diablo domina.
Históricamente, hay dos acontecimientos notables que sucedieron en este día:
1º. La jornada del Éxodo arranca en Egipto en el día 15 de nisán. El mismo día que se cumplían los 430 años de esclavitud en Egipto (Éxodo 12:41).

2º. El entierro de Yeshúa después de su crucifixión, quien es el Pan de Vida, (Juan 6:35) ocurrió en el 15 de Nisán. Justamente esta fiesta representa la “santidad de aquel que murió y fue sepultado”. El Mesías cumplió esto ya que fue sepultado sin haber pecado jamas. ¡Esta fiesta fue cumplida por Yeshúa para nosotros! ¡Por eso no la guardamos como sombra por venir, sino que la celebramos como Cuerpo de Aquel que la cumplió!

Recordemos que las fiestas son citas señaladas (en hebreo moadim) de YHVH especificando lo que Él hará, y a la hora exacta.
Los Evangelios relatan que los judíos de la época del Maestro tuvieron que darse prisa para poner el cuerpo del Mesías en tierra porque se acercaba el Shabat. Las Sagradas Escrituras dicen que este Shabat era un Shabat solemne y el primer día de los Panes sin Levadura, es decir que era el 15 de Nisán (Juan 19:31). Con estos datos se comprueba que Yeshúa murió el catorce de Nisán, el día de la Pascua y fue enterrado el 15 de Nisán, primer día de los Panes sin Levadura. El Maesgtro estaba en el sepulcro al día siguiente de su crucifixión, que era el quince de Nisán, el primer día de los Panes sin Levadura.
Características de la Fiesta de los Panes sin Levadura.
  1. La Fiesta del Pan Ázimo era tanto una parte de la Pascua (Pésaj), que los nombres Pascua y Panes sin Levadura se usaban de manera indistinta, o al menos sinónimamente (Lucas 22:1).
  2. La fiesta debía de ser guardada por siete días, (Éxodo 12:15-19). Recordemos que el número siete es el número usado para referirse a la plenitud o totalidad de los dones divinos. El creyente que guarda esta fiesta debe hacerlo plenamente para YHVH, y apartarse completamente para Él. La Fiesta de los Panes sin Levadura habla de una separación completa de todas las cosas que están leudadas (pecaminosas), y alimentarse de Jesús, que es el pan de vida del creyente (Juan 6:32-36,38).
  3. La Fiesta de los Panes sin Levadura (Jag Ha-Matsot) es un día de Shabat solemne. Un día de Shabat solemne se llama un Shabatón. Durante la Pascua, hay un Shabat extra además del Shabat semanal. Estos Shabats se llaman Shabats solemnes. El Shabat solemne de los Panes sin Levadura puede verse en Juan 19:31.
  4. El pan sin levadura se usa para la consagración y separación de los siervos del Altísimo. También, es ungido con aceite. Los creyentes en el Mesías deben consagrarse y separarse para hacer el trabajo que YHVH nos ha llamado a hacer, y a vivir una vida que es santa para Él. Si hacemos esto, la unción del Espíritu Santo (rúaj ha-kódesh) de YHVH descansará sobre nuestras vidas.
Toda la celebración de Pesaj y Jag HaMatsot está llenas de simbolismos que hablan tanto de la primera, como de la segunda redención. Por lo tanto, la levadura, el pan leudado, tiene un simbolismo con un mensaje profundamente importante. A  tal punto tienen importancia estos símbolos que el que no respeta la norma de no comer levadura durante esa semana de celebración perderá su derecho de pertenencia al pueblo elegido que reinará sobre el mundo venidero, sea extranjero o nativo de la tierra de Israel.
Por todo esto es que te pido que no tomes a la ligera las normas para la fiesta de los panes sin levadura. De igual manera no tomes a la ligera el tema del pecado en tu vida y en tu familia. Lucha contra él.
Amado discípulo de Yeshúa, clama al cielo para ser liberado de todo lo que el Eterno considera levadura en tu alma. No te des por vencido. Sigue luchando con el deseo de que todo salga, y tendrás parte en la resurrección cuando venga el Bendito y Santo Sumo Sacerdote Celestial que quita el pecado del mundo.