Por P.A. David Nesher
Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos le aborrecieron aún más. Y él les dijo:
Oíd ahora este sueño que he soñado: He aquí que estábamos atando gavillas en el campo, y he aquí mi gavilla se levantó y estuvo derecha también; y he aquí vuestras gavillas estaban alrededor, inclinándose a mi gavilla.
Génesis 37:5-7
Hemos entrado ya en el mes hebreo de Kislev (כִּסְלֵו en hebreo), que es el noveno mes del calendario del Eterno. Este mes es un punto vital en el año que representa un tiempo para volver a soñar, un tiempo para encontrar descanso en aquel que nunca cambia y un tiempo para obtener nuevas estrategias de guerra.
¿Sabías que la mayoría de los sueños registrados en la Torah se leen durante este mes de Kislev? ¿Por qué razón? ¡Porque los Sabios descubrieron que este es un mes ideal para soñar con el Eterno y Su propósito!
Primero quiero explicarte lo que te afirmé en el párrafo anterior. Si observas con atención notarás que en las porciones de la Torah que se leen durante el mes de Kislev, encontramos la mayoría de los sueños mencionados en la Torah. A lo largo de los cinco libros de la Torá, encontramos diez sueños explícitos (soñados por siete «soñadores»), todos en el Libro de Génesis.
El primer sueño de Avimelej, Rey de Gerar, aparece en la porción de la Torah de Toldot , leída en el mes de Jeshvan . Los otros nueve sueños aparecen en las porciones de la Torah de Vayetzé, Vayeshev y Miketz , todas leídas durante el mes de Kislev. De acuerdo con el conocido principio de la Torah de que uno debe «vivir con los tiempos» (es decir, con la porción semanal de la Torah), el tema de los sueños sería un tema de meditación adecuado durante el mes de Kislev. Durante este «mes de los sueños» uno debe esforzarse por examinar y aclarar en su alma el tema del «sueño», sondear las profundidades de sus raíces en el alma y resolver su enigma de una manera buena y apropiada.
Ahora quiero dejar en claro una cosa. Cuando hablo de sueños, no me refiero solamente a los sueños literales que tenemos mientras dormimos. También me refiero a los sueños en términos de visión y propósito. Hay un sueño divino para tu vida, tal y como lo aprendemos en el evento de la Escalera de Yaakov, es divino porque se origina en el cielo. ¡Es una visión y un propósito que el Señor pone en tu corazón y en tu mente!
En el sueño de Yaakov, era el Eterno el que estaba de pie en la cima de la escalera. Los sueños de YaH nunca se tratan de nosotros. Nos esforzamos por alcanzar los sueños de Dios porque sabemos que se trata del SEÑOR. Sabemos que al subir por esa escalera lo encontraremos más en cada peldaño mientras corremos en pos de Su visión y propósito para nuestras vidas. ¡Los sueños de Dios cambiarán tu vida!
Volvamos a lo que los Sabios enseñan. Debes saber que cada mes del calendario hebreo está asociado con una piedra preciosa en particular de entre las doce piedras preciosas incrustadas en el pectoral del Kohen Gadol (Sumo Sacerdote). La piedra preciosa de Kislev, el noveno mes (que corresponde con los nueve sueños, como se mencionó anteriormente), es la novena piedra del pectoral: la amatista (ajlama en hebreo). En su Libro de raíces hebreas, el famoso sabio Radak explica que la raíz de Ajlama es jalam («sueño»), y «quien lleve una (una amatista) en el dedo, muy probablemente verá sueños«.
La amatista es la piedra que representa la tribu de Benjamín, cuya grandeza latente y destino real a menudo están ocultos por defectos visibles de carácter que frenan su crecimiento y desarrollo para cumplir el plano de liderazgo que el Eterno le ha dado. Pero a través de las pruebas que Dios les envía para revelar sus defectos, los dones reales emergen y toman su lugar como fuertes líderes en la familia de Dios, poderosos en la Palabra, inquebrantables en su postura por la verdad, buenos discernidores al percibir errores y audaces al defender la causa de YHVH. Su amor por Dios se exterioriza mientras toman la responsabilidad de ser pastores del rebaño custodiándolo con sus arcos y flechas.
Al avanzar con nuestro estudios de parashot (porciones) del Sefer Bereshit (Génesis) observaremos que la principal figura de la Torah relacionada con los sueños (sea tanto como soñador, así como intérprete de los tales), es Yosef (José) el Tzadik (Justo), apodado (por sus hermanos) como “el maestro de los sueños”, y más tarde fuen nombrado Tzafenat Paneaj («Descifrador de Secretos») por el Faraón. Los cuatro sueños que precedieron a los de Yosef –el sueño de Avimelej, el primero y el segundo sueño de Yaakov, y el sueño de Labán– eran transparentes y no necesitaban una interpretación especial. En estos sueños, el Eterno, o un ángel, se le aparece al soñador y le revela información directamente. En cambio, los seis sueños finales –los dos de Yosef, los dos de los ministros del Faraón y los dos del Faraón– requieren interpretación, pues se han “vestido” de la facultad imaginativa del alma del soñador y aparecen en forma de alegoría y acertijo.
Sin embargo, la solución a los sueños de José –la postración de las gavillas de sus hermanos, y el sol, la luna y once estrellas ante él– es relativamente transparente. Sin necesidad de interpretación, tanto sus hermanos como su padre Jacob entendieron que el significado del simbolismo de los sueños de José era que debían venir y postrarse ante José. Jacob se pregunta diciendo (Génesis 37:10-11): “¿Quieres que yo, tu madre y tus hermanos vengamos y nos postremos en tierra ante ti?” Sin embargo: “su padre esperó a ver el resultado”.
De esto se desprende claramente que, así como Yosef, “el Tzadik, fundamento del mundo”, es “un intermediario que conecta «los reinos espiritual y físico, también es “un intermediario que conecta” los sueños transparentes que no necesitan soluciones y los sueños enigmáticos que necesitan interpretación (estos últimos provienen de una fuente superior, ya que los sueños enigmáticos son una expresión de la esencia de Dios manifestada en la capacidad de sostener la paradoja, como lo explicaré más adelante).
Salud mental y física
Cabe aquí decir que otra forma de la raíz hebrea jalam es hajlamá, que significa «salud» en general (tanto mental como física) y «recuperación» de una enfermedad en particular. Al dar gracias a Dios después de haber estado enfermo y haberse recuperado, el rey Jizkiyahu (Ezequías) oró así:
«Restaurame [de la raíz jalam] y hazme vivir».
(Isaías 38:16):
Los especialistas en enfermedades mentales han explicado que la aparición de un sueño en el alma de una persona es similar al fenómeno de la «sudadera» o «fiebre» de una persona enferma, ya que la sudoración es la separación y secreción de los desechos de lo que es saludable. Este proceso es una de las primeras señales de que el enfermo está en el camino de la recuperación.
Aunque la “separación de los desechos” es ciertamente una propiedad externa importante del sueño, en un nivel más profundo, el sueño sirve para revelar en el alma la Luz, la Providencia y la Voluntad de YHVH. En general, encontramos que la presencia del mal o de los “desechos” impide la revelación Divina y que la separación del mal provoca la revelación Divina, como se revela en el versículo de Bereshit (Génesis) capítulo 12, vers. 14: “Después que Lot se fue, Dios le dijo a Abram”. Rashi explica este pasuk de esta manera: “Mientras el malvado residió con él, la palabra de Dios estuvo separada de Abram”.
Por eso, y debido a su naturaleza “saludable”, la parte interna de la yema del huevo en hebreo se llama jelmon (de la raíz jalam, que significa salud o recuperación), como lo encontramos en el libro de Yob (Job) capítulo 6, versículo 6: “¿Hay alguna tarea en la yema de un huevo?” Continuando con la estructura del huevo en el hebreo, diré que la parte externa, “blanca” o «clara», se llama jelbon, de la raíz jelev (“grasa”), como en el versículo de Vayikrá (Levítico) cap 3, vers. 3: “La grasa que cubre las entrañas”. La yema, en el pensamiento hebreo, refleja y simboliza el aspecto de los “pensamientos de adentro”, insinuando en el alma la idea del salmista cuando escribio:
“porque el pensamiento íntimo del hombre, y su corazón, son profundos”
(Salmos 64:6)
Es en este nivel que el sueño se manifiesta. De manera similar, la yema refleja el nivel de “luz que ilumina para sí misma” en contraste con la parte “blanca”, que representa “la luz que ilumina a otro”. Esta distinción interior-exterior también se nota en la luz del sol mismo (la fuerza vectorial de la luz dentro del núcleo del sol se dirige hacia adentro). Así, el sueño refleja la luz interior, oculta en el alma, la luz que brilla hacia sí misma, que es la fuente de la salud mental y física.
Por lo tanto, ya que este es un mes para vigilar nuestros patrones de sueño, especialmente aquellos en los que el Eterno nos entrega sus dones, pues el salmista expresa:
“Él da a su amado aun mientras duerme”
(Salmo 127:2, NVI).
Todos soñamos, y el Eterno puede hablarnos en sueños. Puede ser un sueño de advertencia o de aliento para nuestro futuro.
¡Este es verdaderamente el mes de los sueños! Que seamos conscientes de cómo el Santo y Bendito Es se comunica con nosotros mientras dormimos. Pidámosle que revele cualquier misterio en los sueños como lo hizo con el profeta Daniel (Daniel 2:28). Que le encomendemos tanto los sueños de la noche como los de nuestro corazón.
Este mes es el momento de escuchar atentamente las estrategias del Rey de reyes, y de ponerlas en práctica en tu vida cotidiana. Mantén un cuaderno de notas o una aplicación grabadora siempre lista para que puedas registrar tus sueños y visiones. Es hora de ahuyentar y destruir todo lo que te ha estado ensuciando, el Templo de Dios, y volver a dedicarte al Eterno. Él te renovará, y serás consagrado como sacerdote del Altísimo, por la sangre de Yeshúa. Pon tu fe en acción, y observa cómo las estrategias del Señor de los Señores abruman, cansan y destruyen sistema reptiliano que aún gobierna en tu vida. Procura reunirte todo lo que puedas con tus hermanos en el Mesías para sentirte apoyado en tus sueños y a la vez apoyar a los otros. Sé como los lobos del Reino que trabajan juntos para devorar al enemigo y repartir el botín. Experimenta la bendición espiritual y financiera al recibir nuevos avances en las relaciones y las finanzas, y observa cómo las luchas del pasado desaparecen al poner tu esperanza y confianza en el Mesías. Sin la estrategia correcta, la guerra está perdida antes de que haya comenzado, pero cuando su estrategia proviene de Aquel que conoce todas las cosas, tú estás destinado a tener siempre éxito.
Mantén tus ojos enfocados en el arco iris que se arquea en el cielo, la promesa de Dios, y avanza con audacia y valentía (con Yeshúa como tu escudo y protector), sin miedo y sin temor, frente a tu enemigo.
Aléjate de tu propio entendimiento y deja que la sabiduría del Todopoderoso guíe tus pasos. Recuerda este proverbio:
«Mejor es lo poco con justicia que la muchedumbre de frutos sin derecho.
El corazón del hombre piensa su camino; más Yahvéh endereza sus pasos.«
(Proverbios 16:8-9).
Amigo, amiga, el secreto es avanzar paso a paso, sumergido en la Unción, y consumido en la llama siempre ardiente del Espíritu Santo sobre ti.