parashá emor

El poder del Shofar en los Festivales de Otoño

por David Nesher

PARASHA EMOR

Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: En el mes séptimo, el primer día del mes, será para vosotros descanso solemne, conmemoración al son de shofar, convocación santa; ningún trabajo servil haréis, y presentaréis ofrenda de fuego al Eterno.

Vayikrá | Levítico 23: 23-25

Nos encontramos aquí con un mitzvá (precepto) festivo muy extraño. Ocurre que siempre el primer día del séptimo mes ha resultado ser la fiesta más misteriosa de todas. La Torah no da ninguna razón por la que hay que celebrarla, como lo hace con las otras. Por otro lado, es curioso que esta sea la fiesta que la tradición rabínica más nombres le ha colocado, y sin embargo, al mismo tiempo es la menos explicada a los miembros de la Casa de Judá en cuanto a su significado escatológico mesiánico. [Sólo dos textos en toda la Torah hablan de esta celebración; este que estamos considerando y Bamidbar | Números 29:1-6].

Entonces hagámonos la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que el Eterno nos mande a Su Pueblo a celebrar algo que no sabemos bien por qué? ¿Será que en ese día piensa hacer algo muy grande y asombroso en el futuro y por eso nos quiere unidos en una santa convocación para que estemos alertas y así podamos percibir lo que va a suceder?

En nuestro caso, los servidores del Monte Santo, sabemos (y hemos aprendido a disfrutarla), que el Yom Teruá ocurre en el calendario yahvista como el tiempo señalado después de la festividad de Shavu’ot (Pentecostés).

En la Historia de la Salvación, desde que fue el otorgamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, los discípulos de Yeshúa hemos estado esperando Su regreso. Sin embargo, los años han pasado y en ese transcurrir se han transformado en siglos, y sus discípulos todavía esperamos el sonido de Su trompeta que anunciará Su Regreso.

Justamente, el toque anual del shofar presagia ese día cuando los cielos serán rasgados por el sonido de la trompeta del Mesías, y el conmemorar esta festividad permite que los discípulos de Yeshúa fortalezcamos nuestra emunah (certeza | convicción) para mantener en alto nuestra tikvá (esperanza) en las promesas proféticas que anuncian Su Segunda Venida.

Recordemos que es la única moed (festividad) anual que en los días de nuestro Maestro y Dueño Yeshúa, no se sabía ni el día ni la hora cuando se celebraría, ya en los días del segundo Templo, Israel (Casa de Judá) no se regía por un calendario fijo, como nosotros lo hacemos en nuestro tiempo, sino que el calendario dependía de las fases lunares. Por lo tanto había que esperar hasta que se proclamara que ya se podía celebrar esta fiesta al ver la luna nueva sobre Jerusalén, y por esto no se sabía bien ni el día ni la hora cuando se tenía que tocar el shofar (cuerno).

Además, es asombroso conocer que la escatología judía enseña que las fiestas de otoño aluden al tiempo mesiánico que está por venir. Según los rabinos expertos en el Olam HaVá (Mundo Venidero), primero viene el juicio en Rosh HaShanah (Yom Teruá) cuando se convoca el tribunal celestial, luego llega la jornada de las confesiones de iniquidad en el Yom Kippur, momento en que el tribunal emite su veredicto, y después de eso, el regocijo de Sukkot y Shemini Atzeret.

En estas enseñanzas, los Sabios aseguran que el tiempo por venir comienza con un gran día de juicio, correspondiente a lo que el rabinato denomina Rosh HaShanah, y que el Sefer Vayikrá (libro de Levítico) denomina Yom Teruáh. Después de eso, está escrito en el libro del profeta Ezequiel:

“Os rociaré con agua limpia, y seréis limpios; os limpiaré de todas vuestras inmundicias”
(Ezequiel 36:25).

Y el SEÑOR dice por oráculo del profeta Jeremías:

“Perdonaré a los que deje como remanente”
(Jeremías 50:20).

Estos dos pasajes proféticos corresponden al Yom Kippur y la descripción de lo que el Eterno hará en el final de los tiempos del sistema de cosas presente.

Bien, considerando lo hasta ahora dicho y continuando con las festividades del capítulo 23 del libro de Vayikrá, sabemos que después de eso viene Sucot, conmemoración en la que moramos en enramadas o tabernáculos durante siete días. Al respecto, el profeta Isaías dice: “Habrá una sucá para dar sombra contra el calor del día, y refugio y protección contra la tormenta y la lluvia” (Isaías 4:6). ¡Es por eso que se llama la temporada de regocijo!

Finalmente, aparece ese día octavo tan especial de esta fiesta llamado Shemini Atzeret por medio del que se concluye las fiestas de otoño. Dicha jornada simboliza al último día del milenio mesiánico en que se acabará el tiempo de las naciones e Israel se regocijará bajo el dominio del Mishkán celestial, conocido en el libro de Revelación (Apocalipsis) como la Nueva Jerusalén.

Entonces debemos entender y aceptar que el sonido del shofar del Mesías anunciará Su llegada, la inauguración de Su reino y Su coronación. Serán tiempos en los que el mundo se arrepentirá y renunciará a su maldad. Por aquellos tiempos el Mesías traerá una nueva revelación del Eterno al mundo, trascendiendo la revelación en el Sinaí, y la Torah saldrá de Sion como una vez lo hizo del Sinaí, pero en esta ocasión será para todas las naciones de la Tierra y sus habitantes.

El toque de trompeta que anuncia Su llegada será una advertencia para los impíos. El Mesías reconstruirá el Beit HaMikdash (Templo santo) en Jerusalén. El toque de shofar recuerda que el Mesías es el hijo que fue atado como Isaac, y en su mérito Yah perdonará a Israel sus pecados. Él llenará el mundo del temor del Eterno, y todas las naciones estarán en juicio delante de Él.

El Mesías, por medio del sonido del shofar, reunirá a los exiliados de Israel, porque “enviará a sus ángeles con gran trompeta, y juntarán a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31). Entonces ocurrirá la primera resurrección: “se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles” (1 Corintios 15:52).

Según lo escrito en el Talmud, el toque del shofar en Rosh HaShanah confunde a Satanás. El sonido del shofar en Rosh HaShanah lo asusta porque le recuerda que le queda poco tiempo. Teme el toque del shofar del Mesías que señalará la redención final. Se testifica en esta obra jurídica que cuando Satanás escucha el shofar de Yom Teruá (Rosh HaShanah del judaísmo), exclama aterrorizado: “¡Es el shofar del día del juicio! El tiempo es corto cuando seré tragado, como dice, ‘Él se tragará la muerte para siempre’” (Tosafot ).

El famoso Sabio El Rambam (más conocido como Maimónides) formuló la siguiente explicación del precepto de escuchar el sonido del shofar: «Despierten, ustedes dormidos, de su sueño! ¡levántense, ustedes somnolientos, de su somnolencia! ¡arrepiéntanse en contrición! ¡recuerden a su Creador!… Observen sus almas mejoren sus caminos y sus obras… » (Hiljot Teshuvá)

Por su lado el sabio Rashi (véase Rosh HaShaná 16a), memorial alude a que los sonidos de shofar recuerdan la fidelidad suprema de Abraham e Itzjak en la Akedá (Bereshit 22: 1-19). El shofar, en tanto cuerno de carnero, simboliza el carnero que Abraham ofreció en lugar de Itzjak. Ante esto, el Rambán explica que es necesario un memorial ante el Eterno debido a que Rosh HaShaná inaugura el período de diez días de juicio recogimiento que culmina en Yom Hakipurim.

Para la Gloria del Santo Bendito Es, en los Escritos del Mesías existe mucha más revelación sobre el secreto del Yom Teruá, especialmente el libro de Revelaciones (griego: Apocalipsis). A lo largo de toda la Escritura del Pacto Renovado (mal llamado Nuevo Testamento) nos encontramos con muchas expresiones que hablan de este día de forma simbólica, me refiero a frase como:

  • Despierta tú que duermes”;
  • Nadie sabe el día ni la hora”;
  • En un abrir y cerrar de ojos”;
  • La trompeta final”;
  • Con una gran trompeta”;
  • Una gran voz, como de trompeta”;
  • Una puerta abierta en el cielo”;
  • Uno sentado en el trono”;
  • Libros fueron abiertos”;
  • Como un ladrón en la noche

Todas las frases de este listado sabemos que se están refiriendo a este día muy especial y misterioso.

En conclusión y juntando toda esta información sobre esta celebración sólo podemos llegar a una certeza, tiene que ser el momento del regreso del Mesías en Gloria, la resurrección de los muertos y el juicio de los justos y de las naciones.

¡Aleluyah, el Mesías retornará para establecer el gobierno perfecto de Yahvéh en la Tierra! Este es el maravilloso significado de la Fiesta de las Trompetas. ¡Yeshúa el Mesías nos enseñó a que oráramos: «Venga tu reino» (Mateo 6:10)!… ¡Y nosotros así hoy rezamos fervientes!… Además nos unimos al Espíritu de la Profecía como Novia y gemimos con suspiros de amor diciendo: ¡VEN!

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Y el que oye, diga: Ven.
Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.» 

Apocalipsis/Revelación 22: 17

Para profundizar mejor este TEMA te invito leer:

¿Se ofende Dios con lo que le das?

¡Qué maravillosa es la forma en que la Torah revela la benevolencia infinita del Eterno para con Su Pueblo! En la parashá de esta semana (Emor) nos encontramos con el axioma de que el Eterno dice lo que hay que hacer para ser aceptado delante de Él:

«Lo que tenga defecto, no ofreceréis, porque no os será aceptado.«

(Lev. 22:20)

Con estas instrucciones concretas, nuestro Elohim establece claridad para sus adoradores en lo concerniente a lo que le agrada y lo que no, en el momento que nos acercamos a Su Presencia, y evitando que sean motivo de disgusto, como dice al final de la tercera aliyá (ascensión):

No profanaréis mi santo nombre, sino que seré santificado entre los hijos de Israel; yo soy el YHVH que os santifico
(Lev. 22:32 LBLA)

Es interesante notar que, de la misma manera que no se les permite a los kohanim (sacerdotes) con defectos físicos realizar el servicio Divino en el Santuario, así también animales con defectos físicos quedan invalidados como ofrendas.

El Eterno desea la perfección en Sus siervos tanto en sentido espiritual como moral, y de Sus ofrendas en sentido físico. A pesar de que un animal con defectos pueda ser más grande y más valioso que uno sin defectos, ello no es aceptable pues Yah no mide la perfección en términos monetarios o cuantitativos (Fuente: Sforno a v. 27).

Al estudiar los secretos de los korvanot (“acercamientos” u «ofrendas») entendemos que estos son el símbolo de una actitud que debe ser vista en el Mundo de Arriba, y se aprobada por todas las esferas celestiales, para poder tener el Cielo en la Tierra. Dicha actitud tiene que ver con el hecho de que para el redimido que ofrenda, no existe nada más grande y valioso que su comunión con el Creador. La verdad es que en nuestras ofrendas se manifiesta cuán importante es el Eterno para nosotros.

Con esta mitzvá (mandamiento) el Eterno grababa en la conciencia de cada hijo de Israel que aquello que ofrecemos al Eterno muestra lo que pensamos de Él en nuestro diario vivir. Si ofrendamos lo que nos sobra, mostramos a las esferas celestiales que el Reino de Yahvéh no es el primero, y por lo tanto es muy poco estimado por nosotros. Si damos algo que no nos gusta, mostramos que pensamos que el Eterno no merece lo que nos gusta. Si le damos lo mediocre mostramos que el Reino del Eterno no es importante para nosotros. Si le damos algo con defecto, mostramos que Su Reino y Presencia no valen mucho en nuestras vidas. Nuestras ofrendas muestran lo que pensamos de Él y de su proyecto para el mundo (ver Malaquías 1: 6-14).

De esta manera, cada miembro del Pueblo de Israel aceptada que la acción de dar siempre revela lo que más se valora, y en los niveles celestiales se demuestra que santificar el Nombre del Eterno es lo más valioso en su vida. Aquella alma que da algo que le cuesta muestra que tiene amor al Eterno y a Su proyecto de Reino sobre la Tierra. El que primero da al Eterno y luego piensa en sí mismo, muestra que tiene las prioridades correctas, y los Cielos se ven obligados a derramar rocío de berajot (bendiciones) en su vida, familia y economía.

Ahora bien, en nuestros días no contamos con el Beit HaMikdash (Templo) y, por consiguiente no hay sacrificios, el servicio en el Santuario es reemplazado por la plegaria. ¿Cómo cumplimos a través de la plegaria la condición de “perfecto y sin defectos”? Tratando que la plegaria no sea solamente un conjunto de palabras pronunciadas en un orden establecido, sino que brote del corazón, que tenga no sólo forma, sino un contenido pleno de fe, amor, y temor al Todopoderoso.

Entonces, si al llegar hasta aquí con tu lectura, tú aceptas que nuestras ofrendas y oraciones muestran qué pensamos de nuestro Padre celestial y su propósito eterno, tengo algunos planteos para hacerte:

  • ¿das el maatzer (diezmo) al principio o al final de haber recibido tus ingresos?
  • ¿Te levantas temprano para orar antes de desayunar todos los días?
  • ¿Te esfuerzas en la congregación para cantar fuerte y desde tu corazón ante el Eterno?
  • ¿Te empeñas en la oración hitbodedut para que tus palabras no sean vanas repeticiones?
  • ¿Obedeces con ganas o murmurando?
  • ¿Tienes ganas de que termine el Shabat para poder correr a tu trabajo o disfrutas del Eterno todo lo que puedas en su día?

Me despido dejándote a solas con tu alma y el Espíritu Santo.

En amor y a tu servicio: David Nesher

¿Cómo se relaciona la Fiesta de Yom Teruah y el Regreso del Mesías?

Por P.A. David Nesher

En el tiempo que venimos investigando los fundamentos mesiánicos de las Festividades del Eterno, hemos aprendido con respecto a la Fiesta de las Trompetas o, mejor llamada, Yom Teruah, que ella anuncia la intervención del Eterno en los asuntos de la humanidad a escala mundial. Yom Teruah representa un momento absolutamente decisivo en la historia del mundo, en el que el Creador se hará presente en la historia a usando eventos naturales para llevar a las naciones al sometiendo a Su Majestad representada en el Mesías o Cristo (Ungido).

Hemos aprendido que esta fiesta, que se celebra el primer día del séptimo mes del calendario hebreo (Tishrei), también da principio a la tercera temporada de fiestas (ver Ex. 23:14; Deut. 16:16), en la cual se incluyen las últimas cuatro fiestas del año (Yom Teruah, Yom Kippur y Sukot).

Pero también sabemos que “Teruah” puede indicar varios métodos de fuerte ruido desde clamor de un colectivo en oración, hasta el dar grandes voces de júbilo en alabanza, tocando címbalos resonantes, hasta hacer sonar las Trompetas de Plata que la Torah ordena. Es que la Fiesta de las Trompetas representa, en su sentido profético y mesiánico, el retorno del Mesías a la tierra para establecer el Reino de Dios en la Tierra.

Casi al final del ministerio físico de Yeshúa HaMashíaj, sus discípulos, los apóstoles, le preguntaron acerca de los tiempos del fin. Leamos el relato del Evangelio:

 «Estando él sentado en el Monte de los Olivos, sus discípulos se le acercaron reservadamente, y le dijeron: “Dinos, ¿cuándo sucederán esas cosas? ¿Y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?”.
(Mateo 24:3 – VIN)

Estos varones, como buenos judíos, conocían que siglos antes, el profeta Daniel había dejado un oráculo acerca del establecimiento del Reino del Eterno y de cómo los santos (el pueblo de Israel) lo heredarán:

 «Y en los días de esos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, ni será dejado a otro pueblo. Este desmenuzará y acabará con todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.«
Daniel 2:44

«Pero los santos del Altísimo tomarán el reino y lo poseerán por los siglos y por los siglos de los siglos.«
Daniel 7:18

Los apóstoles, no entendían cuándo habría de venir el Malkut Elohim (Reino de Dios), por lo cual Yeshúa comenzó a explicarles los acontecimientos que conducirían a su retorno como Hijo de David. Así fue como el Maestro les explicó una profecía que había sido «cerrada y sellada» desde los días de Daniel

Y él dijo: 
Anda, Daniel; estas cosas están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin,
(Dan. 12:9 – VIN)

Esta profecía señalaba, entre otras cosas, a «la abominación desoladora» :

 «Entonces se levantarán tropas de su parte y contaminarán el santuario, la fortaleza. Quitarán el sacrificio regular, y pondrán la abominación desoladora.»

Daniel 11:31 (VIN)

En el capítulo 24 del Evangelio de Mateo, encontramos que Yeshúa habló a sus discípulos sobre falsos paradigmas del Mesías que aparecerían por la proclamación de falsos profetas (anunciando así la aparición de la religión que se llamaría cristianismo).

Así mismo, dio oráculos sobre guerras, hambres, epidemias, terremotos y otras desgracias como señales previas a su Segunda Venida (vv. 4-13). 

De este modo el Maestro describió el tiempo de su regreso como una época que se caracterizaría por el aumento del odio y la injusticia entre los hombres. Pero lo que más impacta acerca de todas estas señales antes del fin es que sólo serían el «principio de dolores» (v. 8).

Él está diciendo a todos los que aprendemos de Su Yugo, que cuando veamos el cumplimiento de todas esas señales, simplemente no sería todavía el fin, sino sólo el comienzo del final de la humanidad rebelde y sus sistema materialista sobre la Tierra.

¡Las señales de su retorno son el principio de dolores! Ésta última frase se refiere a lo que ocurre a las mujeres embarazadas que clínicamente se conoce como “trabajo de parto” o las dolorosas contracciones que preparan el nacimiento de sus hijos. No es el parto propiamente, sino el anuncio de que pronto nacerá un nuevo ser.

Así pues, Yeshúa está señalando que los sucesos que ocurrirán antes de Su Segunda Venida, serán plenamente identificables para que comience a suceder un acontecimiento anhelado: la manifestación de los hijos primogénitos del Eterno. El dolor y sufrimiento que deparan a esta humanidad es de proporciones verdaderamente inimaginables porque la maldad del hombre creceré a niveles terroríficos.

En el plano natural, entre que comienzan los “dolores de parto” de una madre y nace el ser humano, hay un tiempo a veces corto a veces largo, pero para quien los padece parecen interminables por el dolor que se sufre. De idéntica manera entre el principio de dolores y el regreso del Mesías pasará un tiempo que parecerá inacabable por la tribulación que se vivirá.

Yeshúa dio este discurso a sus seguidores para prepararlos y evitar que las señales los tomará por sorpresa. Los creyentes deben estar conscientes de que la maldad de la humanidad irá creciendo hasta hacer insostenible la vida en el planeta. Nada de que sorprendernos, así fue en los días de Noé, antes del Mabul (diluvio).

Sin embargo, luego de aclarar esto de los «principios de dolores«, nuestro Dueño y Maestro dio el oráculo mesiánico clave de los últimos días:

«Y esta buena nueva del reino se proclamará en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones, y luego vendrá el fin.» 
(v. 14).

Esta es en sí la señal de la Nueva Humanidad. La señal de la manifestación de los hijos de Dios. En pocas palabras, el llamado y la respuesta de todos aquellos descendientes de las 10 tribus perdidas, saliendo de la Gran Ramera y subiendo al diseño del Monte Santo…

Con esta señal en mente, el Maestro y Señor de nuestra fe ofreció el panorama que seguirá luego de que el remanente de Israel regresara a las sendas antiguas de la emunah (Fe). Yeshúa les habló de la persecución que sufrirían durante «la Gran Tribulación»

«… porque habrá entonces una gran tribulación como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.«
(Mateo 24:21)

Esta gran tribulación sería la antesala a su regreso con poder y gran gloria.

 Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su luz. Las estrellas caerán del cielo y los poderes del cielo se conmoverán. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y en ese tiempo se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran majestad.«
(Mateo 24: 29-30)

Inmediatamente, el discurso de Yeshúa asegura que su regreso estaría acompañado de un «gran toque de trompeta» [teruah]

 «Él enviará a sus mensajeros con un gran toque de trompeta para reunir a sus escogidos de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro.«
(Mateo 24:31)

Se puede ver aquí que con el gran toque de trompeta se enviará a los mensajeros para reunir a los escogidos, este es el evento mejor conocido como «el arrebatamiento», lo cual es también, una figura simbólica de la «Boda del Mesías con su Asamblea», conocida como las «bodas del Cordero», ya que en las Escrituras a Yeshúa se le simboliza como “El Novio o Esposo” y a la Asamblea como “La Novia «o «Esposa” (Mateo 25).

«Gocémonos, alegrémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su novia se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, resplandeciente y limpio”. Porque el lino fino representa los actos justos de los santos.
El mensajero me dijo:
“Escribe: Felices los invitados a la cena de las bodas del Cordero”. Me dijo además: “Estas son palabras verdaderas de Elohim”.
(Revelación 19:7-9)

Ahora bien, comprendiendo todos estos lineamientos proféticos, queda decir que existe una conexión adicional de todo esto con la Fiesta de las Trompetas o Yom Teruah. Para entenderlo mejor veamos estos textos:

«Así que manténganse alerta, porque ustedes no saben ni el día ni la hora.«
Mateo 25:13

Pero en cuanto al día y la hora, nadie sabe; ni siquiera los mensajeros del cielo, ni aun el Hijo, sino sólo el Padre.«
Mateo 24:36 

En la tradición de los Sabios de Israel, el día de Yom Teruah es conocido también como Yom Hakeseh (“el día y la hora que nadie sabe). 

El Yom Hakeseh dentro de la cultura hebrea es conocido como el día y la hora que nadie sabe. La razón se debe a que el año nuevo comienza cuando dos testigos ven la primera porción de la luna creciente luego de la luna nueva y la reportan a la cámara del Sanedrín. Es muy difícil observar la luna nueva porque solo puede ser vista al ponerse el sol, ver la fina franja de luz de la luna creciente que está cercana al sol es casi imposible de distinguir. Esta incertidumbre puede durar entre uno a dos días, específicamente entre los días 28 y 30 del mes de Elul (antes de Tishrei), es decir; El día escondido” donde nuestro Señor se manifestara como ladrón en la noche a la hora que nadie sabe.

Yom HaKeseh («El Día para Esconderse» o el «Día Escondido») contiene la palabra keseh que se deriva de la raíz hebrea kacah, que significa «esconder o cubrir«. Durante el mes de Elul todos los días, se toca una trompeta para advertir al pueblo que se vuelva al Eterno; esto es, todos los días excepto el día 30 de Elul, el día anterior a Yom Teruah. En ese día no se toca la trompeta y permanece en silencio.

En parte esto se debe a que mucho de lo que sucede durante Yom Teruah está encubierto y lleno de misterio. El aspecto místico de Yom Teruah  aparece en las Escrituras:

«Tocad la trompeta en la nueva luna, en el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne«
(Salmo [Tehillim] 81:3).

Por ende Yom Teruah es llamado tambien Yom HaKeseh, o el Día Escondido, ya que en este día era un misterio para los sacerdotes del templo  distinguir la luna nueva en el séptimo mes hebreo. Otras de las implicaciones que tiene el Yom hakeseh  es el Día del Juicio, este día era conocido como: «el día y hora que nadie sabe, excepto el Padre«. 

Dado que se consideraba que Yom Teruah era un día escondido, las palabras de Yeshúa de hecho se refieren a este día. Por lo tanto, esa frase más bien debe servir como prueba que Él estaba hablando de Yom Teruah, ya que es el único día del año que se consideraba como escondido o del que ninguna persona sabía.

De manera que, tanto los apóstoles como todos los creyentes del primer siglo entendieron que el Maestro estaba entregándoles claramente el por qué celebrar el Yom Teruah. ¡Esta celebración fortalece la esperanza que nos mantiene a la expectativa de su venida»

Sabemos que el libro de Apocalipsis (o Revelación) es justamente «la revelación de Yeshúa el Mesías, que el Eterno le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto» (Revelación 1:1). En este libro el Mesías repite, por medio del apóstol Juan, los mismos acontecimientos de que les había hablado a sus discípulos unos decenios antes. Sin embargo, en esta ocasión utilizó el simbolismo de una serie de sellos que él iría abriendo uno por uno (cap. 6) y al llegar al séptimo sello relata siete plagas que serán derramadas sobre este mundo lleno de pecado. Cada una de ellas será anunciada con un toque de trompeta (cap. 8 al 11). 

Lo cierto es que al tocar el ángel la séptima trompeta (shofar), el Mesías retornará para tomar las riendas del gobierno del mundo entero. Por eso, para los creyentes en Yeshúa HaMashiaj, Yom Teruah es la última trompeta:

«El séptimo mensajero tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron grandes voces que decían:
“El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Soberano y de su Mashíaj. El reinará por siglos y siglos”

(Revelación 11:15)

También sabemos que Teruah también significa un “sonido para despertar”, por eso el tema de esta festividad es despertar del sueño reptiliano materialista. Fue también el tema con que Pablo nos alertó acerca de este día glorioso.

«Por eso dice: “¡Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará el Ungido!”
Efesios 5:14

«Porque el Maestro mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de príncipe de los mensajeros, y con trompeta poderosa; y los muertos en el Mashíaj resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos y hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para salir al encuentro del Maestro en el aire; y así, siempre estaremos con el Maestro.«
(1Tesalonicenses 4:16-17)

Por último, tenemos que recordar que Yom Teruah (La Fiesta de las Trompetas) señala también la resurrección de los muertos en el Ungido. Notemos estas palabras del apóstol Pablo: 

«Por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adam todos mueren, también en el Mesías todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden:
El Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías, en su venida» 
(1 Corintios 15:21-23)

«Miren, les digo un misterio:
No todos dormiremos, pero todos seremos transformados en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final. Porque sonará la trompeta, y los muertos resucitarán sin corrupción; y nosotros seremos transformados.«
1Corintios 15:51-52

El Mesías retornará para establecer el gobierno perfecto de Yahvéh en la Tierra. Este es el maravilloso significado de la Fiesta de las Trompetas. ¡Yeshúa el Mesías nos enseñó a que oráramos: «Venga tu reino» (Mateo 6:10)!… ¡Y nosotros así hoy rezamos fervientes!… Además nos unimos al Espíritu de la Profecía como Novia y gemimos con suspiros de amor diciendo: ¡VEN!

«Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.
Y el que oye, diga: Ven.
Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.»

Apocalipsis/Revelación 22: 17

¿Qué significa Sefirá? … (Comprender la esencia del Sefirat HaOmer)

 «Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al SEÑOR.

(Levítico 23: 15-16)

 

Este período de conteo que estamos realizando en obediencia al precepto divino se llama Sefirat HaOmer. La expresión hebrea sefirá, significa en primera instancia “cómputo” o “conteo”. En este sentido primordial, la Torah nos ordena contar esos días:

«Y contarán para ustedes… siete semanas completas…».

Durante este lapso, y en cada noche nos paramos, bendecimos y decimos: «Hoy es el día uno del Omer«,… «Hoy es el segundo día del Omer«, y así sucesivamente hasta llegar al día 49, previo a la Fiesta de Shavuot (Semanas) o Pentecostés (cincuenta días).

A efectos de comprender los misterios espirituales develados en este ritual, nos resultará interesante saber que la palabra sefirah proviene de dos raíces hebreas:

  • mispar (número) y
  • sifur (cuento o conteo).

La palabra para “número” en hebreo es “mispar” y su raíz está muy relacionada con la palabra “sipur”, que significa “cuento” o «conteo«. Este último término proviene del hebreo safir, que es la piedra del zafiro, la cual, siendo translúcida, tiene un brillo maravilloso. De esto podemos decir que esencialmente, y en forma sencilla, una Sefirah es «algo que brilla».

¿Cuál es la relación entre estas dos palabras?

Contrariamente a una antología casual de eventos, una serie de eventos se convierte en un cuento o una historia cuando hay un comienzo en el cual los personajes son presentados, una trama en la cual toma lugar la situación, y un desenlace en el cual aparece el final de la historia.

Nuestras vidas corren tan rápido que frecuentemente perdemos conciencia del enorme poder de nuestras propias historias. La metamorfosis de hoy hacia mañana es lo suficientemente sutil como para que perdamos la conciencia sobre los comienzos y los finales de nuestras vidas.

El mandamiento de contar el omer nos enseña a prestar atención a las cosas, y reabre nuestros corazones para escuchar historias.

¿Y qué historia es contada?

Hay dos historias que están entrelazadas.

La primera es la historia de la transformación de un pueblo que en Pesaj se liberó físicamente, a un pueblo que en Shavuot se liberó espiritualmente.

El día que dejamos Egipto fue un día en el cual nosotros rechazamos la definición egipcia de lo que nuestras vidas pueden ser. Nosotros nos liberamos para ser lo que queríamos ser. Pero aún no conocíamos nuestra propia historia. Fue sólo cuando recibimos la Torá que encontramos los canales que podían darle expresión a nuestras almas.

Fue entonces así que aprendimos el proceso de encontrarnos con los desafíos que son genuinos y duraderos. Nuestra historia comenzó a evolucionar.

Desde este origen, la cosmovisión hebrea entiende que una sefirah (en plural se dice «sefirot«) es un una especie de “canal de energía Divina” o una estructura de virtud llena de “fuerza de vida” que conduce a las almas de Israel a escalar la Vida y Su Propósito hasta llegar a la cumbre.

Estas virtudes, también llamados atributos, sólo se aplican a las manifestaciones del Eterno, es decir a aquellos aspectos de la Divinidad que se revelan a la creación y en ella. Estos atributos o manifestaciones divinas son radiaciones reducidas de la Luz del Ein Sof (o Luz Primordial) y se denominan sefirot.

Son los canales divinos de luz, a través de los cuales Dios creó el mundo y continúa alimentándolo con luz y energía Divina. Las sefirot hacen de puente, por decirlo de alguna manera, entre el Ein Sof (Infinito) y el mundo actual Olam Asiáh (mundo físico o Malkut), especialmente a través de la humanidad redimida (Israel).

De acuerdo a la mística sacerdotal hebrea, los siete días de la cuenta del Omer corresponden a siete de las diez Sefirot Divinas. En esta cosmovisión, la gama de la experiencia humana se divide en siete emociones y cualidades, que se llaman en plural, sefirot. Estas, subdivididas en siete, crean un total de 49.

Cada semana de la Cuenta del Omer corresponde a uno de esos poderes del alma humana. Y no solamente las semanas corresponden a esos poderes del alma, sino que dentro de cada semana, los siete días también corresponden a las mismas sefirot divinas. Esto significa que la Cuenta del Omer durante los 49 días es como la figura geométrica de un cuadrado de 7 por 7, en el cual estos 7 poderes del alma están inter-incluidos entre sí. Cada uno de ellos contiene un aspecto de cada una de las otras sefirot.

El propósito de este período de tiempo es permitirnos experimentar un cambio dentro de nuestros corazones, permitiéndonos adquirir un estado de armonía y equilibrio entre los diferentes poderes de nuestras estructuras espiritual y psíquica. Nosotros no queremos que estén separados y diferenciados, sino que interactúen entre sí.

Durante las siete semanas tenemos la oportunidad de romper lo que en hebreo se denomina Klipot (traducidas como «cáscaras de negatividad» o «máscaras egoicas«) dentro de nuestro ser, liberando la Luz que había sido atrapada por nuestras propias decisiones incorrectas. Sí, es cierto que el proceso de extracción puede ser doloroso, pero los beneficios de liberar las chispas de Luz atrapadas realmente lo valen.

 

Los siete atributos emocionales con los que nos conectamos cada día son:

  • Jesed: amor, benevolencia
  • Gevurá: justicia, disciplina, restricción
  • Tiferet: belleza, armonía y compasión
  • Netzaj: resistencia, fortaleza y ambición.
  • Hod: humildad y esplendor
  • Yesod: intimidad  unión y fundamento
  • Maljut: nobleza, soberanía y liderazgo.
 

Cada uno de los cuarenta y nueve días del sefirah (conteo) ilumina una de las cuarenta y nueve emociones, la energía de cada día consiste en examinar y refinar su correspondiente emoción. Después de perfeccionar y purificar todas las cuarenta y nueve dimensiones, estamos plenamente preparados para Matán Torah (entrega de la Torah) pues ahora estamos sincronizados con los cuarenta y nueve atributos Divinos de los cuales emergen los atributos humanos. Entonces, en el Shavuot no sólo conmemoraremos el Matán Torah, sino que lograremos vivir lo mismo que experimentaron los ancestros en el Monte Sinaí, ya que también viviremos el Kabbalah Torah (la recepción de la Torah) en nuestros corazones y nuestras mentes.

Comprendiendo esta estructura psíquico-pneumática (de alma y espíritu), se nos revela que la verdadera libertad proviene de permitir que el Espíritu Santo del Mesías tome control sobre las emociones y no les permita que generen pensamientos egocéntricos, sino todo lo contrario poder con el pensamiento mesiánico de la Torah dirigir la forma en como el cuerpo se siente y expresa.

Estos cuarenta y nueve días son sumamente positivos para los redimidos. Por ende, y debido a su característica, no deben ser utilizados ni ocupados para cosas mundanas. Sino que deben ser aprovechados como un gran periodo de introspección y cambios. En los días de Omer uno puede hacer el trabajo espiritual de ocho días en uno. Es por esto que si uno no está al tanto de lo que está ocurriendo estos días parecen ser caóticos, ya que el universo pone delante de nosotros, ocho días de desafíos concentrados en uno. La gran ventaja que nosotros tenemos es que sabemos cuál es la energía de cada uno de esos días y cuál es la emoción a corregir.

Resumiendo todo lo que hasta aquí hemos considerado, entendemos que a partir del Pesaj, en el día del Bikurim, y durante cuarenta y nueve días entramos, por medio del Mesías, en un portal cósmico que puede ayudarnos a alcanzar grandes alturas espirituales y a entender cómo funciona el sistema emocional humano que se encuentra alojado y distribuido en distintas partes del cuerpo y desde esos lugares suele controlar el temperamento y carácter de la persona humana, para que el Nombre de Yahvéh sea Glorificado por Su Creación.

“Cada día en el tiempo posee su propia vitalidad, energía y emoción que no vuelve, y espera que cada individuo se fusione y la canalice”

(Anónimo)


 Bitácoras que ayudarán a entender mejor esta disciplina profética:

¿Qué es el Omer?… ¿Para qué sirve?

Los Ciclos del Eterno

Cuarenta y Nueve Pasos para Alcanzar La Gloria