Historia

¿Quién creó al Mundo?

 

Un apikoros (epicureo) le preguntó una vez a Rav Akiva:

¿Quién creó al mundo?

Yahvéh– contestó R. Akiva.

Pruébalo– exigió el apikoros.

R. Akiva contestó únicamente:

Vuelve mañana.

Cuando el hombre volvió al día siguiente, R. Akiva le preguntó:

¿Qué llevas puesto?

Una túnica-Respondió el epicureo.

– ¿Quién la hizo?

– El tejedor.

No te creo. Pruébalo– exigió R. Akiva.

Esto es ridículo. ¿Acaso no te das cuenta por la tela y el diseño que un tejedor la hizo? – dijo el hombre.

¿Y tú no te das cuenta que el Eterno creó el mundo?

Después que se fue el apikoros, R. Akiva explicó a sus alumnos:

Así como una casa fue obviamente construida por un constructor y una prenda obviamente cosida por un sastre, así el mundo (que sigue un orden natural) fue obviamente creado por el Creador.

La Realidad del Todopoderoso

El Emperador Adriano preguntó a Rav Iehoshúa:

– ¿El mundo tiene un amo?

Por supuesto – contestó R. Iehoshúa. – ¿Acaso pensó Ud. que el mundo podría existir sin un dueño?

Entonces, ¿Quién es su amo?

Yahvéh es el Creador del cielo y la tierra.

Pero Adriano insistía:

Si ésto fuera verdad – decía – ¿por qué no Se revela varias veces al año a su pueblo para que le teman?

Eso sería imposible – contestó R. Iehoshua – porque dice (Shemot 33:20) – «Ningún hombre puede verme y vivir.»

No creo eso – dijo enojado Adriano – Nadie puede ser tan grandioso como para que fuese imposible siquiera mirarlo.

Rav Iehoshua se fue de la presencia del Emperador.

Más tarde, al mediodía, volvió y le pidió al Emperador que saliera.

 

Estoy listo para mostrarte a Yahvéh – anunció.

Curioso, Adriano lo siguió al jardín del palacio.

Mira directamente al sol. Allí descubrirás a Yahvéh – dijo R. Iehoshua.

– ¿Qué? – exclamó Adriano enfurecido. – ¿Sabes lo que estás diciendo? Todo el mundo sabe que es imposible mirar directamente al sol al mediodía.

R. Iehoshua sonrió y dijo:

Fíjate en tu propia afirmación. Tú admites que nadie puede fijar la mirada en el sol en plenitud cuando está en su cenit. Sin embargo, el sol es uno de los sirvientes de Yahvéh, y su gloria, es solamente una millonésima fracción del esplendor del Eterno. ¿Cómo piensas que la gente podría mirarlo a El? Sin embargo, Él prometió que llegaría el día cuando solamente Él será exaltado y Su grandeza aceptada por todos.

 

Los Siete Diseños Divinos Preexistentes

“Porque él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros”

(1 Pedro 1:20)

Según la mentalidad hebrea desarrollada por los códigos de la Luz Infinita de la Instrucción (Torah) divina, existen siete cosas preexistentes (anterior en el tiempo a todas las cosas).

Desde tiempos antiguos en ciertos escritos interpretativos no agregados a la Tanak (mal llamado Antiguo Testamento), se dice que siete cosas fueron creadas antes de los Cielos. Es decir, que antes de crear el Universo existencial todo, Yahvéh concibió en Él mismo siete conceptos fundamentales para el perfecto funcionamiento de los Olamot (mundos). Esto quiere decir, que estos diseños vibraban ya en el Eterno antes que el mundo fue creado:

  1. La Torah, (Instrucción, cf. Proverbios 8:22).
  2. La Teshuváh (el arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3). Fue concebida en la mente divina para mantener la existencia humana, y asegurarse así la armonía en el mundo.
  3. El Gan Eden (Huerto del Edén o el paraíso, cf. Génesis 2:8). Diseñado con el propósito de asegurar una recompensa para el espíritu de los justos.
  4. El Gehinom (el lago de fuego, cf. Isaías 30:33). Concebido para dar castigo a todo malvado.
  5. Kise HaKavod o Trono  Celestial de Gloria, (cf. Salmo 93:2). Fue concebido en el Eterno con el fin de manifestar físicamente la Gloria divina en los planos físicos.
  6. El Beit Hamikdash o Templo Santo, (cf. Jeremías 17:12). Fue concebido como una condición para la Creación para que la Shekinah more en medio de ella permanentemente.
  7. El Nombre del Mesías, (cf. Salmo 72:17).

A fin de entender de qué manera estas siete creaciones en particular son vitales para la humanidad y que por lo tanto debieron ser concebidas antes de la Creación, dejaré esta síntesis que permitirá captar conceptos tan altos y profundos:

● El mundo fue creado solamente con el propósito de estudiar Torah y cumplir sus dictámenes.

● Teshuváh fue concebida para mantener su existencia. Un mundo sin teshuvá perecería inevitablemente a los ojos del juicio de YHVH.

● El Gan Eden fue concebido a fin de asegurar una recompensa para los justos.

● El Guehinom fue concebido a fin de dar castigo al malvado.

● El Trono Celestial de la Gloria fue concebido antes que el Universo a fin de manifestar la gloria de YHVH en el mundo.

● El lugar donde moraba la Shekináh (divinidad) permanentemente era el Beit Hamikdash. Por lo tanto, el concepto de Beit Hamikdash fue concebido como una condición para la Creación.

● El objetivo final de la humanidad es llegar a los días del Mashiaj; por lo tanto, el nombre del Mashiaj debía ser formulado aún antes de la iniciación.

Así pues, logramos entender y aceptar que el Eterno, de acuerdo con Su Intención, creó el mundo físico con relación a estas siete cosas.

La Torah fue el primero de estos siete conceptos fundamentales. Ella es el instrumento arquitectónico del Eterno de toda la creación. Ha permitido la construcción de todos los Mundos. ¿Por qué fue esto necesario?

La Torah sirvió como el instrumento arquitectónico en la construcción del mundo.

Si un constructor erige una casa sin consultar un arquitecto, ¿cómo será el producto final? La casa podría carecer de las puertas, ventanas o escaleras necesarias. Podría cometer un error en la viga básica de sostén de manera que toda la casa se derrumbaría poco tiempo después de su terminación. Por lo tanto, cada construcción debe estar precedida por un proyecto. El primer paso en la construcción es el plano completo dibujado por el arquitecto, incluyendo cada una de las divisiones, entradas y salidas. Luego el constructor siguiendo el proyecto de la construcción, lo convierte en realidad. – ¿Siguiendo qué diagrama fue construido el mundo?

Por otra, parte y para lograr profundizar mejor en la idea de qué es el propósito eterno de Dios, diremos que el hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había diseñado una solución para el pecado del hombre:

“El Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo”

(Revelación 13:8)

Cuando el Águila de Roma se posó sobre el Templo de Jerusalén

Por P.A. David Nesher

Estuve investigando la historia previa y contemporánea a nuestro Señor Yeshúa y me encontré con este relato de héroes de la fe que mucho no se cuenta en los documentos históricos comunes. Se trata de la vida de cuarenta y dos mártires que priorizaron la santidad de la Torah por sobre todas las cosas. Esos varones de fe perecieron antes los ojos del infame rey idumeo Herodes el Grande, quien reinaba sobre la nación del Eterno, por corrupta relación con Roma.

Para el rey Herodes el Grande el «águila imperial» de Roma era donde residía el poder supremo del orbe. Por ello, había ordenado a levantar en muchos puntos de Jerusalén imágenes de este símbolo con el objeto de despertar la admiración por el poder imperial reinante. No satisfecho con esto mandó a colocar un águila de oro sobre la Gran Puerta de entrada del Templo del Eterno, simbolizando el poder de Roma, por sobre el Dios de Israel.

Para los judíos eran tan humillante verse obligado a pasar bajo el «águila imperial» para entrar en la casa de su Dios, ya que esto encerraba un doble escándalo: por un lado ellos veían un ídolo instalado delante del Lugar Santo; y por otro lado, ellos tenían que ser testigo del culto que le tributaban los soldados romanos, ya que esta águila de oro, verdadera obra maestra del arte, presidias las legiones a través de un estandarte.

En el años 4 a. C., poco antes de la muerte de Herodes el Grande, estalló una revuelta popular en contra de este ídolo en la puerta del Templo. Habitaban por ese entonces en Jerusalén, dos varones, doctores de la ley, probablemente fariseos, que gozaban de una fama muy destacada en todo el pueblo. Sus nombres: Judas, hijo de Sarifeo, y Matías, hijo de Margalo (Flavio Josefo, «Guerra de los Judíos» -Tomo I – pg. 648).

Por ese entonces, la expectativa por la aparición del Mesías era tan grande que había una gran efervescencia de estudios bíblicos, dominados por los grandes maestros Hillel y Shamai. Los mencionados doctores, Judas y Matías, animaron a sus discípulos a que arrancaran y la derribaran, junto con ellos, el águila de la puerta del Templo, aún en el caso de que esta acción entrañara el riesgo de perder la vida. La propuesta logró inspirar con tal entusiasmo a los numerosos seguidores, que no solamente fue arrancada la de la Gran Puerta, sino que se derribaron todos los simulacros de esta ave imperial diseminados por toda la ciudad.

Mientras estos varones aún se encontraban haciendo pedazos el ídolo derribado de la Puerta del Templo, las tropas del rey llegaron y lograron disuadir a un gran números de los «revoltosos» judíos, salvo a cuarenta de los más fieles discípulos de estos insignes doctores de la Torah. Así fue como Herodes el Grande, detuvo a los cuarenta jóvenes, autores del hecho, junto con sus maestros, y los mandó quemar vivos, en el anfiteatro que él había construido en la ciudad de Jericó. El crimen era recordado todavía después de la muerte de Herodes el Grande, y junto a la entrada del Templo se tenía la costumbre de llora a estos cuarenta y dos «mártires». Por eso, probablemente Yeshúa oyó hablar de ellos en Jerusalén cada vez que subía al Templo a adorar.

Sólo me basta decir que la motivación de estos doctores y sus jóvenes discípulos respondía a una señal propia de la emuná (fe) conocida como «el celo por la casa del SEÑOR» (Salmo 68: 9), que había movido a los Macabeos, y que, según los Evangelios, inflamó el alma de Yeshúa HaMashiaj, cuando expulsó a los mercaderes del Templo.

Anhelo que estas líneas implante en cada uno de ustedes el celo profundo por la Torah y las cosas que pertenecen al Reino de nuestro amado Abba.

Shalom!

(Autor de la ImagenJavier Martínez Tallada)


Bitácoras Relacionadas:

¿Quién dobla cada día tu paracaídas?

Charles Plumb fue un piloto de jets de la US Navy en Vietnam. Después de setenta y cinco misiones de combates, su avión fue destruido por un misil tierra-aire. Plumb fue expulsado del avión y su paracaídas abrió y aterrizó en tierras enemigas. El fue capturado y pasó 6 años en una prisión Vietnamita. Sobrevivió la prueba y regresó a USA.

Un día, cuando Plumb y su esposa estaban sentados en un restaurante, un hombre en otra mesa se acercó y le dijo:

Tú eres Plumb! Tú piloteabas aviones caza en Vietnam desde el portaaviones Kitty Hawk. Tú fuiste derribado!«.

¿Cómo es posible que tú sepas esto?» preguntó Plumb.

Yo empaqué tu paracaídas«, contestó el hombre.

Plumb se quedó con la boca abierta por la sorpresa y agradecido. El hombre extendió su mano y dijo:

Me imagino que funcionó...» Plumb le aseguró,

Seguro que lo hizo. Si el paracaídas no hubiese funcionado, no estaría aquí hoy«.

Charles Plumb

Plumb no pudo dormir esa noche, pensando acerca de aquel hombre. Plumb piensa: «Yo estuve imaginando como luciría él con un uniforme de la Marina. Me imagino cuántas veces lo pude haber visto y no decirle buenos días, como estás?, o algo más porque, como ven, yo era un piloto y él sólo un marinero«. Plumb pensó en las largas horas que el marinero pasó en un mesa larga de madera en las entrañas del barco, empacando cuidadosamente cada paracaídas, teniendo en sus manos muchas veces el destino de alguien que ni siquiera conocía.

Ahora, Plumb da charlas sobre sus experiencias y siempre pregunta a su audiencia, «¿Quién empaca tu paracaídas cada día? » Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y uno espiritual. Plumb también puntualiza que él necesitó muchos tipos de paracaídas cuando su avión fue derribado sobre tierra enemiga: él necesitó su paracaídas físico, su paracaídas mental, su paracaídas emocional, y su paracaídas espiritual. El recurrió a todos estos soportes antes de lograr la libertad y seguridad.

A veces, en los desafíos que la vida nos trae, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante, especialmente las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los pidamos. Y por eso dejamos de saludar, de dar las gracias, decir hola o por favor, de felicitar a alguien, o de decir algo amable.

Hoy y cada día, trata de darte cuenta quien prepara tu paracaídas, y agradécelo. Aunque no tengas nada importante que decir, envíale un mensaje de agradecimiento a quien o a quienes alguna vez lo hicieron. Y también mándaselo a quienes todavía no lo han hecho.

Las personas a tu alrededor notarán ese gesto de afecto, y te lo devolverán preparando tu paracaídas con ese mismo amor.

Todos necesitamos de los demás, por eso es necesario el agradecimiento.

A veces las cosas más importantes de la vida sólo requieren acciones sencillas. Una llamada, una sonrisa, un gracias, un te quiero, un te amo.

Cuando vayas por el transcurso de esta semana, este mes, este año, reconoce la gente que empaca tus paracaídas.

Querido lector, apreciada lectora, te estoy compartiendo este relato como una forma de agradecerte por tu parte para empacar mi paracaídas!

 

¿Qué es el Textus Receptus?

Por: P.A. David Nesher

«¿Cómo decís: «Somos sabios, y la ley del SEÑOR está con nosotros?, cuando he aquí, la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.»

(Jeremías 8: 8)

La curiosidad con la que comenzaré esta bitácora es destacar que la Biblia es, a nuestra fecha, el libro más traducido de la historia, pues puede leerse entera o en parte en más de dos mil quinientos idiomas. Y en algunos de estos no hay una sola traducción, sino muchas.

El tema crítico es que, puesto que la Biblia fue escrita originalmente en hebreo, arameo y griego, la mayoría de las personas que desean leerla dependen de una traducción. Si en su idioma usted tiene la posibilidad de elegir, sin lugar a dudas querrá emplear la mejor traducción existente. Pero, a la hora de responder la pregunta que muchos nuevos creyentes me hacen acerca de cuál es la versión bíblica más fiel a los originales, debo contestar lo mismo de siempre: «la mejor versión es el texto hebreo y griego«.

Es más, debo también decir que las versiones más modernas son más fieles que las antiguas, en tanto que tienen más manuscritos disponibles para hacer las comparaciones. Hasta el siglo XIX, los traductores tenías muy pocos trabajos en sus manos para cotejar y traducir fielmente.  A fines de aquel siglo surgió la denominada «critica textual» que consiste en ofrecer las las reglas con las que trabajan traductores e intérpretes, con las diferentes variantes del texto bíblico en los manuscritos hebreos, y particularmente griegos. Reglas que permiten identificar errores de los copistas, inserciones tardías, e incluso alteraciones intencionales sobre todo por parte de algunos papas. Un ejemplo de ello, lo hallamos en la versión del Nuevo Testamento Griego de Sociedades Bíblicas que incluye un aparato critico que explica las diferentes variantes del texto tal cual aparece en cada códice o papiro.

Sintetizando la historia, sabemos que en el año 382 d. E.C., en el Concilio de Roma,  se estableció el canon del Nuevo Testamento. Es decir que cuatro siglos después de la muerte de Jesús, el Cristo, la recién instituida Iglesia Católica proclamaba tener una colección de escritos que representaban el mensaje, vida y obra del fundador de lo que ellos denominaron el movimiento cristiano o cristianismo.

Convengamos que a esta altura de la marcha, el texto original de varios de los escritos cristianos había sido alterado por los escribas. La autoría de la mayoría de estos textos no era fácil de determinar y los manuscritos incluidos en el canon no eran necesariamente los más populares o los más utilizados por las diferentes comunidades de discípulos. Esto se debía, a que hasta ese momento, el centro de toda pedagogía apostólica era la interpretación de la Instrucción (Torah) desde la cosmovisión del Mesías (su Yugo como se lo denominaba).

Además, para ese entonces, se habían perdido los textos originales de muchos evangelios. Las traducciones hechas del griego al latín en el siglo IV habían modificado los textos, ya que las autoridades eclesiásticas romanas no querían matices hebreos en los mismos Por ello, y la recopilación encargada por el Papa Dámaso I a San Jerónimo en el 382 d.C. para tratar de corregir estos problemas no había sido realizada con la rigurosidad necesaria para remediar el caos reinante.

Todo esto sin tomar en cuenta que la comunidad cristiana, aquella con base en Roma, que se convirtió en la Iglesia Católica, no representaba un consenso entre las diferentes comunidades cristianas de la época. La mayoría de las mismas tenían una interpretación particular del mensaje de Jesús y el Reinado de Yahvéh. Sin embargo, la posición greco-mitraica de Roma se impuso gracias a sus influencias políticas y capacidad organizativa. Gracias a esta imposición, la cosmovisión babilónica de Roma logró convertirse en la religión oficial del imperio. La comunidad de cristianos de Roma estableció, mediante decreto imperial, que ellos eran los únicos que tenían la opinión correcta sobre el mensaje de Jesús. Todos los demás eran herejes.

 

En un párrafo anterior, mencioné que en un intento por detener la alteración que sufrían los textos de los libros del canon al ser traducidos improvisadamente del griego al latín, el Papa Dámaso I (304 – 384 d.C.) le encargó al intelectual Jerónimo de Estridón en el 382 d. E.C., que recopilara los manuscritos griegos y hebreos más antiguos para producir un texto único en latín capaz de erigirse como el texto oficial aceptado por la Iglesia Católica. Este monje usó la Septuaginta como base del Antiguo Testamento, y traduciendo los libros neotestamentarios canonizados por las comunidades sujetas a Roma, obtuvo su fruto literario conocido como La Vulgata. Pese a los errores, la Vulgata Latina fue la Biblia del mundo occidental por más de 1000 años, hasta que llegó la imprenta.

Alrededor de 1.439, Johannes Guttenberg (1398-1468) empezó a desarrollar técnicas de impresión mecánica y cambió para siempre la forma en la que se reproducían los libros. El difícil trabajo que habían realizado los escribas copiando manuscritos letra por letra fue reemplazado por un sistema mecánico, que al margen de la producción masiva, permitía tener un control casi absoluto sobre la fidelidad de las copias.

La primera impresión masiva realizada por Johannes Guttenberg fue la reproducción de una edición de lujo de La Vulgata Latina que tomó seis años en completarse, desde el 1.450 a 1.456.

Al inicio del siglo XVI, un cardenal español llamado Francisco Jiménez de Cisneros (1437-1517) decidió producir una versión del Nuevo Testamento en griego. Al mando de un equipo de eruditos, Jiménez de Cisneros produjo una edición políglota de la Biblia. El Antiguo Testamento se presentó, recurriendo a los textos originales, en tres columnas: hebreo, latín y griego. El Nuevo Testamento se editó en griego porque la mayoría de manuscritos antiguos y/o originales de los textos estaban en griego.

Esta Biblia fue producida en Alcalá, España. El nombre latino antiguo de la ciudad era “Complutum”; por eso esta obra es conocida como la Biblia Políglota Complutense. Constaba de seis volúmenes y se terminó de imprimir alrededor del 1514. Su publicación fue retrasada hasta 1520 ya que siendo una producción oficial de la Iglesia Católica necesitaba la aprobación del Papa Leo X (1475 – 1521).

Después de este trabajo de traducción, e influenciado por él en gran parte aparecerá en Europa el denominado Textus Receptus.

El Textus Receptus es un término en latín que significa Texto Recibido. Dicha expresión latina hace alusión al texto griego del Nuevo Testamento editado por Erasmo de Rotterdam (Desiderius Erasmus) en el siglo XVI. Este texto representa a un conjunto de manuscritos en lengua griega del Nuevo Testamento, de los cuales los más antiguos datan aproximadamente del siglo X, y son la base de muchas traducciones clásicas de la Biblia tanto al español como a otros idiomas (versiones anteriores a 1881). Existen más de cinco mil (5.000 manuscritos) griegos del Nuevo Testamento, y casi todos ellos apoyan la lectura del Textus Receptus. Algunos de estos manuscritos disponibles en el tiempo de la Reforma fueron la base textual que utilizaron algunos eruditos para desarrollar sus diferentes ediciones griegas.

El Textus Receptus tiene su inicio en la crítica textual conservadora de parte de Erasmo, quien escogió la lectura final para su edición de 1516 entre algunos manuscritos generalmente representativos del texto Bizantino (Texto Bizantino se refiere a la mayoría de los manuscritos en los cuales se basó el Textus Receptus).

Erasmo de Rotterdam había publicado en 1522 una compilación crítica del Nuevo Testamento Griego y Latino, que sirvió como base preferencial de traducción desde el S. XVI al S. XIX. Él usó seis manuscritos. Éstos estaban muy dañados y todos databan su procedencia entre los siglos XII y XV, o sea, apenas eran antiguos.

En cuanto al inicio de la frase “Textus Receptus”, en la edición del Nuevo Testamento griego de los hermanos Elzevir del año 1633, el prefacio incluyó la siguiente oración en latín: «Textum ergo habes nunc ab omnibus receptum» (por tanto tenéis ahora el texto recibido por todos).

En la siguiente recta histórica representamos solo algunos de los nombres más conocidos de aquellos eruditos que elaboraron ediciones del Texto Recibido Griego:

 

Observamos que desde la Políglota Complutense de 1514 hasta la quinta edición de Teodoro de Beza de 1598, comprenden aquellas ediciones del Texto Recibido Griego que eran contemporáneas a la traducción que hizo Casiodoro de Reina en 1569 y la posterior revisión de Cipriano de Valera del año 1602. Vemos, por lo tanto, en la recta histórica, dos ediciones posteriores a 1602 que son las de los hermanos Elzevir (1624 – 1633) y la última la de F. H. A. Scrivener en las décadas de 1870 y 1880. Podemos concluir, por lo tanto, que estas dos ediciones (dadas las fechas en que se generaron), no pudieron ser fuentes consultadas por Reina y Valera.

A partir del siglo XIX, los eruditos especializados en el campo de la crítica textual, comenzaron a descubrir otros manuscritos, muchos más antiguos que los que se habían utilizado hasta el momento. Incluso copias de la Biblia del siglo IV, por ejemplo. A partir de entonces, desde luego, se han descubierto copia tras copia, muchas más antiguas que nunca. Dice Daniel Wallace, uno de los líderes en el campo:

Tenemos ahora hasta dieciocho manuscritos del Nuevo Testamento (todos fragmentarios) del siglo II, y uno incluso del primer siglo . El 40% del Nuevo Testamento se encuentra en estos dieciocho textos.”

Por todo esto, es evidente que el Textus Receptus está hoy desacreditado y ninguna traducción seria moderna de las Escrituras lo usa, porque está fatalmente desactualizado y ha sido superado, según los hallazgos e investigaciones de las ciencias bíblicas y la crítica textual, por el el Textus Criticus, que es fruto del estudio de más de cinco mil quinientos (5.500) manuscritos del A.T. y otros tantos del N.T. que se han encontrado en los últimos siglos.

Como dije anteriormente el Textus Receptus está basado en una docena de manuscritos tardíos de los siglos XII a XIV D.C., muchos de los cuales hoy carecen de autoridad por las muchas interpolaciones, añadiduras y vacíos que presentan.

Hoy tenemos manuscritos de la Biblia completa de los siglos IV y V D.C. y en Qumrán se hallaron manuscritos de todos los libros del A.T. Muchos de estos manuscritos son del siglo II y III a. E.C. es decir, diez a doce siglos anteriores a los que constituyen el Textus Receptus. Los versículos o palabras que dicen faltan en el Textus Criticus y en las versiones modernas de la Biblia como la NVI debieron salir del texto bíblico porque no aparecen en los miles de manuscritos anteriores a los siglos VII al XII; y si solo están en los manuscritos tardíos posteriores al siglo X y no aparecen en manuscritos anteriores, es porque nunca estuvieron en el texto original y fueron añadidos posteriormente.

El problema es que las versiones tradicionales se basaron en el Textus Receptus que, como ya dijimos, hoy está superado. El texto depurado de las Escrituras más cercano a los originales es el Textus Criticus, que es el usado por las buenas versiones actuales de las Escrituras.

Entonces, y para concluir, volveré al planteo que dio inicio a esta bitácora: ¿cuál es LA versión perfecta? Sin duda, y ante estos hechos históricos es una pregunta mal formulada. Sin embargo, puedo arriesgarme a responder que las versiones más confiables, son aquellas que están basadas en el texto griego crítico y expresan bien lo que el original dice en español. Este tipo de versiones nos permite escuchar el Evangelio del Reino con un filtro especial. Así y por medio de ellas el Espíritu Santo se comunica con nuestro espíritu provocando fe al escuchar la Palabra de Dios (Romans 10: 17).

¿Qué vino bebían Jesús y los apóstoles al llegar Pesaj?

 

“ Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles:
—Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados. Les digo que no beberé de este fruto de la vid desde ahora en adelante, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el reino de mi Padre.”

Mateo 26:27-29

 

Intentando hacer una síntesis histórica del vino,  diré que la producción más antigua del mismo data del  año 4.000 a.C., en el sur de la actual Armenia (certificada por hallazgos arqueológicos en la prestigiosa Journal of Archaeological Science). En estos mismos documentos, se ha descubierto, que por la misma época, la vinificación también estaba presente en la que hoy es Jerusalén. Los viticultores plantaron vides a lo largo de laderas rocosas y tallaron cubas en la roca para servir como prensas de vino.

Fue el imperio Romano propagó fuertemente el cultivo de la vid, plantándola en toda la extensión de su territorio. Obviamente, no contaban con las técnicas de vinificación actuales, como ser las fermentaciones a temperaturas controladas, levaduras especiales, dominio de la maceración, etc. Es por esto que una de las características de los vinos resultantes, era su alta graduación alcohólica. La solución a este problema era rebajarlo con agua en proporciones dependientes de cada vino, costumbre que provenía de la antigua Grecia.

El vino tinto se ha usado en medicina por miles de años. Hipócrates, nuestro pionero de la medicina, usaba vino alrededor del año 400 a.C. para tratar problemas de dolor de cabeza, cambios de estado de animo e irregularidades cardíacas. También se usaba para la digestión, el sueño y como tonificante nervioso.

Platón dijo alguna vez: “Nada más excelente ni más valioso que el vino le concedió Dios a la humanidad.

Cabe aclarar que a los romanos el vino que más les gustaba era el blanco, motivo por el cual muchos tintos se clarificaban con agregados como el polvo de mármol, la clara de huevo, o la tiza, para bajar también su acidez. Y el blanco dulce, en particular, era el preferido de la alta sociedad.

 

 

Al estudiar las Sagradas Escrituras, entendemos que en los libros del Antiguo Testamento, el vino es símbolo de alegría, bienestar, y curación. En las regiones de la Palestina preferían el vino tinto. Es más, en la Biblia, siempre que se nombra el vino, es tinto. En esas zonas plantaban vides tanto en la llanura, como en las laderas de las montañas, donde solían crear “terrazas” artificiales. Allí, también existía la práctica de agregar a los vinos ya terminados agua, miel, hierbas o especias. Y además un método muy particular: una vez cosechadas, algunas uvas se dejaban expuestas a la acción de humo caliente, lo cual según los historiadores de la época le daba al vino un típico sabor ahumado. El jugo de uva se guardaba en odres o en pieles de cabra, y tras su fermentación, solo los mejores vinos, puros y sin aditamentos, se depositaban en tinajas durante algún período para que se tornen más fáciles de beber por la acción del tiempo. Ese vino en su estado más puro, el mejor resultante de la fermentación, con un breve periodo de añejamiento, era el utilizado para las celebraciones religiosas.

Sin embargo, en las regiones de Canaán y el Oriente Medio se prefería el vino tinto. Es más, en las Sagradas Escrituras, siempre que se nombra el vino, el tal es tinto.

La gente de Jerusalén prefirió los vinos ricos y concentrados. El consumo de vino era una práctica común en ese momento.

El vino era fuerte y frecuentemente mezclado con especias, frutas y especialmente resina de árbol, ya que los viticultores creían que la mirra, el incienso y el terebinto preservaban el vino y evitaban su deterioro.

En Israel existía la práctica de agregar a los vinos ya terminados agua, miel, hierbas o especias. Y además un método muy particular: una vez cosechadas, algunas uvas se dejaban expuestas a la acción de humo caliente, lo cual según los historiadores de la época le daba al vino un típico sabor ahumado. El jugo de uva se guardaba en odres o en pieles de cabra, y tras su fermentación, solo los mejores vinos, puros y sin aditamentos, se depositaban en tinajas durante algún período para que se tornen más fáciles de beber por la acción del tiempo. Ese vino en su estado más puro, el mejor resultante de la fermentación, con un breve periodo de añejamiento, era el utilizado para las celebraciones del Eterno, según detallan algunos historiadores de la época citados por el sommelier Diego Di Giacomo, en algunos de sus artículos sobre el tema.

Al ir a la vida del Mesías, y analizar sus relato notamos que la vida de Yeshúa está regada por vino.

Hacer vino fue justamente el primer milagro del Maestro. Así es como se relata en el pasaje de las “Bodas de Canaán” donde la bebida se acaba a la mitad de la fiesta (tercer o cuarto día de una semana de boda) y, ante el descorazonamiento de los presentes, Yeshúa pidió le trajeran tinajas con agua a las que convirtió en vino. Luego mandó al maestresala a que las repartiera al público. Al catarlo, el sommelier, exaltó al “excelente vino” producto del milagro acaecido (Juan 2: 1- 12).  Cabe aquí que les cuente que la palabra griega oinos, que se traduce “vino” en el Nuevo Testamento, sencillamente significa vino, a pesar de los intentos hermenéuticos de muchos santurrones religiosos. Los griegos tenían una palabra distinta para el jugo de uva. La International Standard Bible Encyclopedia sugiere que en los tiempos del Nuevo Testamento, el vino  existía en forma fermentada, afirmando lo siguiente: “El jugo de uva sin fermentar es algo muy difícil de conservar sin la ayuda de las precauciones antisépticas modernas, y su preservación en las condiciones cálidas y no demasiado higiénicas de la antigua Palestina era imposible (p.3086).” Si Jesús accedió a convertir agua en vino para disfrute de todos los invitados de las bodas de Caná, es lógico interpretar que él no estaba en contra del consumo de vino. En una fiesta hebrea el vino era esencial, si Jesús asistió a las bodas de Caná, entonces aprobaba la práctica de festejarlo con comida y bebida.

Por otro lado, Yeshúa utilizó el vino para ilustrar su enseñanza acudiendo a esta sustancia como ilustración al hablar de “vino nuevo” y “odres nuevos” para recalcar la necesidad de cambiar la perspectiva de la Torah (Mateo 9:16-17). Es de suma importancia entender el contexto enológico de esta pedagogía mesiánica: la manera en que se hacía el vino en ese tiempo. Las uvas se cosechaban de las viñas y luego se ponían en un tanque grande (lagar), donde eran pisoteadas con los pies descalzos. (Isaías 63:3). El jugo que salía de las uvas caía en tanques más pequeños, donde se fermentaba aproximadamente seis semanas. Luego se colocaba el jugo en odres de piel de cobra o en cántaros. El vino nuevo no se ponía en odres viejos precisamente a su capacidad de fermentarse; el vino nuevo se sometía a la mayor cantidad de fermentación y era probable que los gases liberados como parte del proceso rompieran las costuras o debilitarían áreas de un odre antiguo.

Conocemos que Jesús levantó una copa de vino en la última cena de Pesaj y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre…” (1 Corintios 11:25) No existe referencia alguna de que este vino no estuviera fermentado. ¿Tomó Jesús de esta copa? La respuesta es sí: “Tomando la copa y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed…” (Mateo 26:27 RVR1960).

Jesús dijo que bebía vino con una conciencia limpia y tranquila. Respondió a las críticas de los fariseos y defensores de la ley que lo rechazaban de esta manera: “Porque Juan el Bautista ayunaba y no bebía vino, ustedes decían que tenía un demonio. Luego vine yo, el Hijo del hombre, que como y bebo, y ustedes dicen que soy un glotón y un borracho;” Lucas 7:33-34 TLA.

Sabemos que el apóstol Pablo aconsejó a su hijo ministerial Timoteo que tomara un poco de vino como medicina (1 Timoteo 5: 23), pero condenó fuertemente la embriaguez (Romanos 13:13). El New Bible Dictionary da el siguiente resumen de la enseñanza neotestamentaria sobre el uso de las bebidas alcohólicas: “Para resumir, entonces, se puede decir que aunque no se condena el vino catalogándolo de inútil, trae a las manos de los hombres pecadores tales peligros de perder el control que incluso aquellos que se consideran fuertes serían sabios si se abstuvieran, si no por su propio bien por el bien de los hermanos más débiles (Romanos 14:21)».

La Dra. Meredith Warren, profesora de Estudios Bíblicos y Religiosos en la Universidad de Sheffield y es Subdirectora de SIIBS ha estado investigando al respecto. Los principales intereses de la investigación de Meredith radican en las interacciones culturales y teológicas entre las religiones del antiguo Mediterráneo, y especialmente en las metáforas de la comida y el sentido del gusto. Para la Dra. Meredith, Jesús en la cena litúrgica del Pesaj habría añadido agua al vino, tal y como era la costumbre, por la influencia griega que mencioné arriba.

En el Talmud (obra que contiene las tradiciones orales del judaísmo desde aproximadamente el 200 a.C. hasta el 200 d.C), hay varios escritos en los cuales se habla de la mezcla de agua y vino. Un escrito (Shabbath 77a) afirma que el vino que no tiene tres partes de agua no es vino. La mezcla normal se dice que consiste en dos partes de agua por una de vino. En una referencia de mucha importancia (Pesahim 108b) se afirma que las cuatro copas que todo judío debía tomar durante el ritual de la Pascua tenían que mezclarse en una proporción de tres partes de agua por una de vino. De ahí podemos concluir con cierto grado de certidumbre que el fruto de la vid usado en la institución de la Cena del Señor era una mezcla de tres partes de agua y una de vino. En otra referencia judía de alrededor del año 60 a.C. leemos: “Es perjudicial tomar vino solamente, o, reiteramos, tomar agua solamente, mientras que el vino mezclado con agua es dulce y delicioso, y hace que lo disfrutemos más” (2Macabeos 15:39).

El Dr. Patrick McGovern, director científico del Proyecto de Arqueología Biomolecular para la Cocina, Bebidas Fermentadas y Salud, en el Museo de la Universidad de Pensilvania, añade que el vino probado por Jesús habría sido similar al moderno Amarone, un vino tinto italiano hecho de uvas que habían sido secadas antes de la fermentación. Es básicamente un vino hecho de pasas.

Por favor, comprendamos con criterio este tema, lo que las Sagradas Escrituras condenan firmemente es el abuso y no el uso de alcohol. Por ende, el vino puede usarse a menudo como aperitivo, pero no en exceso. En la mentalidad hebrea usar vino no significa abusar de él. Por ello, es absolutamente claro que nuestro amado Mesías nunca fue borracho, más bien es nuestro ejemplo a seguir para disfrutar o participar con prudencia, santidad y dominio propio si algún momento nosotros deseamos participar de alguna mesa donde haya abundancia de comida, tomando en cuenta otros factores bíblicos que veremos más adelante. Jesús participó en banquetes pero nunca fue glotón, tomó vino pero nunca llegó ni siquiera cerca de embriagarse. Él nunca pecó (Heb. 4:15), y por eso,  siempre será nuestro más excelso ejemplo de conducta que se sujeta al Yugo de la Instrucción (Torah) divina.

 

“El vino es la más saludable e higiénica de las bebidas.”

(Louis Pasteur)

 

Testimonios no cristianos de la existencia de Jesús de Nazareth

¿Padeció bajo el poder de Poncio Pilato? De la existencia de Jesús de Nazareth no duda ningún historiador serio. Para el historiador especializado en culturas antiguas Michael Grant, ya fallecido, hay más evidencia de que existió Jesús que la que tenemos de famosos personajes históricos paganos. También James H. Charlesworth escribió: «Jesús sí existió y sabemos más de él que de cualquier palestino judío antes del 70 d.C.». E. P. Sanders en «La figura histórica de Jesús» afirma: «Sabemos mucho sobre Jesús, bastante más que sobre Juan el Bautista, Teudas, Judas el Galileo y otra de las figuras cuyos nombre tenemos de aproximadamente la misma fecha y el mismo lugar». y F.F. Bruce, autor de «¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento?», sostiene que «para un historiador imparcial, la historicidad de Cristo es tan axiomática como la historicidad de Julio César».

«La muerte en cruz es el hecho histórico mejor atestiguado de la biografía de Jesús», señala a ABC Santiago Guijarro, catedrático de Nuevo Testamento de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca.

Jesús no fue considerado como significativo por los historiadores de su tiempo. Si aparece en la literatura pagana y judía de la época fue por el empuje de los cristianos que le siguieron. «Ninguno de los historiadores no cristianos se propuso escribir una historia de los comienzos del cristianismo, y por esta razón sólo mencionan los acontecimientos que tenían alguna relevancia para la historia que estaban contando. Sin embargo, el valor de estos datos puntuales es muy grande», explica Guijarro en «El relato pre-marcano de la Pasión y la historia del cristianismo».

El historiador norteamericano John P. Meier relata en «Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico» cómo «cuando en conversaciones con gente de la prensa y el libro (…) ésta fue casi invariablemente la primera pregunta: Pero ¿puede usted probar que existió? Si me es posible reformular una interrogación tan amplia en una más concreta como «¿Hay pruebas extrabíblicas en el siglo I d.C. de la existencia de Jesús? Entonces creo que, gracias a Josefa (Flavio Josefo), la respuesta es sí».

Flavio Josefo (93 d.C.)

El historiador judío romanizado (37 a 110 d.C.) recoge en el texto conocido como «Testimonium flavianum» de su libro «Antigüedades judías (91-94)» una referencia a Jesús que si bien se cree que fue retocada con las frases abajo entre paréntesis, se considera auténtico: «En aquel tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, (si es lícito llamarlo hombre); porque fue autor de hechos asombrosos, maestro de gente que recibe con gusto la verdad. Y atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. (Él era el Mesías) Y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los principales de entre nosotros lo condenó a la cruz, los que antes le habían amado, no dejaron de hacerlo. (Porque él se les apareció al tercer día de nuevo vivo: los profestas habían anunciado éste y mil otros hechos maravillosos acerca de él) Y hasta este mismo día la tribu de los cristianos, llamados así a causa de él, no ha desaparecido».

En Ant. 20.9.1. también hace referencia a «Jesús, que es llamado Mesías» al dar cuenta de la condena a Santiago a ser apedreado.

Tácito (116 d.C.)

El historiador romano (56 a 118 d.C) menciona a «Cristo» en sus «Anales» escritos hacia el año 116 d.C. al hablar sobre Nerón y el incendio de Roma en el año 64. Informa de la sospecha que existía de que el propio emperador había ordenado el fuego y recoge cómo «para acallar el rumor, Nerón creó chivos expiatorios y sometió a las torturas más refinadas a aquellos a los que el vulgo llamaba “crestianos”, [un grupo] odiado por sus abominables crímenes. Su nombre proviene de Cristo, quien bajo el reinado de Tiberio, fue ejecutado por el procurador Poncio Pilato. Sofocada momentáneamente, la nociva superstición se extendió de nuevo, no sólo en Judea, la tierra que originó este mal, sino también en la ciudad de Roma, donde convergen y se cultivan fervientemente prácticas horrendas y vergonzosas de todas clases y de todas partes del mundo».

Los historiadores consideran a Flavio Josefo y Tácito como los testimonios primitivos independientes relativos al mismo Jesús más consistentes, aunque también hay otras fuentes que recogen datos sobre los primeros cristianos:

Plinio, el joven (112 d.C.)

Procónsul en Bitinia del 111 al 113 y sobrino de Plinio el Viejo. Se conservan 10 libros de cartas que escribió. En la carta 96 del libro 10 escribe al emperador Trajano para preguntarle qué debía hacer con los cristianos, a los que condenaba si eran denunciados. En ella cita tres veces a Cristo y señala que los cristianos decían que toda su culpa consistía en reunirse un día antes del alba y cantar un himno a Cristo «como a un dios»: «Decidí dejar marcharse a los que negasen haber sido cristianos, cuando repitieron conmigo una fórmula invocando a los dioses e hicieron la ofrenda de vino e incienso a tu imagen, que a este efecto y por orden mía había sido traída al tribunal junto con las imágenes de los dioses, y cuando renegaron de Cristo (Christo male dicere). Otras gentes cuyos nombres me fueron comunicados por delatores dijeron primero que eran cristianos y luego lo negaron. Dijeron que habían dejado de ser cristianos dos o tres años antes, y algunos más de veinte. Todos ellos adoraron tu imagen y las imágenes de los dioses lo mismo que los otros y renegaron de Cristo. Mantenían que la sustancia de su culpa consistía sólo en lo siguiente: haberse reunido regularmente antes de la aurora en un día determinado y haber cantado antifonalmente un himno a Cristo como a un dios. Carmenque Christo quasi deo dicere secum invicem. Hacían voto también no de crímenes, sino de guardarse del robo, la violencia y el adulterio, de no romper ninguna promesa, y de no retener un depósito cuando se lo reclamen».

Trajano contestó a Plinio diciéndole que no buscara a los cristianos, pero que, cuando se les acusara, debían ser castigados a menos que se retractaran.

Suetonio (120 d.C.)

El historiador romano (70-140 d.C.) hace una referencia en su libro «Sobre la vida de los Césares» donde narra las vidas de los doce primeros emperadores romanos. En el libro V se refiere a un tal «Chrestus» al mencionar la expulsión de los judíos de Roma ordenada por el emperador Claudio: «Expulsó de Roma a los judíos que andaban siempre organizando tumultos por instigación de un tal Chrestus».

La mayoría de los historiadores coinciden en que Chrestus es Cristo porque era frecuente que los paganos confundieran Christus y Chrestus y no existe ningún testimonio sobre ningún Chrestus agitador desconocido.

En los Hechos de los Apóstoles se recoge este acontecimiento: «[Áquila y Priscila] acababan de llegar [a Corinto] desde Italia por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma».

Luciano (165 d.C.)

El escritor griego Luciano de Samosata satiriza a los cristianos en su obra «La muerte de Peregrino»: «Consideraron a Peregrino un dios, un legislador y le escogieron como patrón…, sólo inferior al hombre de Palestina que fue crucificado por haber introducido esta nueva religión en la vida de los hombres (…) Su primer legislador les convenció de que eran inmortales y que serían todos hermanos si negaban los dioses griegos y daban culto a aquel sofista crucificado, viviendo según sus leyes».

Mara Bar Sarapión (Finales del siglo I)

Existe una carta de Mara Ben Sarapión en sirio a su hijo en la que se refiere así a Jesús, aunque no lo menciona por su nombre: «¿Qué provecho obtuvieron los atenienses al dar muerte a Sócrates, delito que hubieron de pagar con carestías y pestes? ¿O los habitantes de Samos al quemar a Pitágoras, si su país quedó pronto anegado en arena? ¿O los hebreos al ejecutar a su sabio rey, si al poco se vieron despojados de su reino? Un dios de justicia vengó a aquellos tres sabios. Los atenienses murieron de hambre; a los de Samos se los tragó el mar; los hebreos fueron muertos o expulsados de su tierra para vivir dispersos por doquier. Sócrates no murió gracias a Platón; tampoco Pitágoras a causa de la estatua de Era; ni el rey sabio gracias a las nuevas leyes por él promulgadas».

Celso (175 d.C.)

En «Doctrina verdadera» ataca a los cristianos. Aunque no se conserva su libro, sí muchas de sus citas por la refutación que escribió Orígenes unos 70 años después.

«Colgado» en el Talmud

 

El gran erudito judío Joseph Klausner ya escribió a principios del s.XX que las poquísimas referencias del Talmud a Jesús son de escaso valor histórico. En el tratado Sanhedrin 43a se menciona a «Yeshúa»: «Antes pregonó un heraldo. Por tanto, sólo (inmediatamente) antes, pero no más tiempo atrás. En efecto contra esto se enseña: ´En la víspera de la pascua se colgó a Jesús´. Cuarenta días antes había pregonado el heraldo: ´Será apedreado, porque ha practicado la hechicería y ha seducido a Israel, haciéndole apostatar. El que tenga que decir algo en su defensa, venga y dígalo´. Pero como no se alegó nada en su defensa, se le colgó en la víspera de la fiesta de la pascua».
«Muy probablemente el texto talmúdico se limita a reaccionar contra la tradición evangélica», considera John P. Meier en «Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico»

Fuente: ABC Sociedad

La Hambruna como Señal de Castigo Divino.

Estudiando la parashá MiKetz hemos visto que la interpretación de Yosef , de los dos sueños de faraón, se cumplió fielmente. Evidentemente, por toda la extensión del país egipcio debe haber ocurrido alguna catástrofe de grandes dimensiones, porque Egipto recibe casi toda el agua de que dispone, vía el río Nilo, de las lluvias estacionales que caen en lo profundo del este de África. No sólo escasearon las lluvias allí, sino que el río Nilo, que se desborda todos los años, aparentemente no se salió de su cauce durante varias temporadas, quizás en todo el transcurso de aquellos siete años. Sin la crecida de las aguas del Nilo muy poco podía cosecharse en Egipto.

Como resultado de la planificación de Yosef, Egipto se convierte en el granero del mundo durante los años de hambre. Yosef se aseguró de acumular en todo Egipto grandes cantidades de granos. Luego comenzaron los siete años de hambre y así es que ordenó abrir los depósitos y vender a los egipcios los alimentos. Toda la gente se dirigió a Yosef para obtener granos. Él estaba preparado. No sólo era el distribuidor de todos los granos a lo largo de Egipto, sino que era el que vendía detrás del mostrador para asegurarse de que todos tuvieran suficiente y para prevenir acaparamientos.

También en Canaán había una terrible hambruna, lo que motivó a Yaakov a enviar a sus hijos a Egipto para comprar provisiones, pero retuvo a su hijo menor Binyamín quien quedó en su casa por temor a que le ocurriera alguna desgracia.

Pues bien, considerando esta historia en el marco de la Historia Universal, no hay duda alguna que el hambre y la escasez han acompañado por siglos la evolución de la vida del hombre, múltiples capítulos de la historia de la humanidad así lo reflejan, largos períodos de hambruna generaron muerte y miseria. Esas largas jornadas de hambruna fueron manifestaciones intensas de la pobreza. Este tema, particularmente lo notamos en los relatos de la vida de nuestros padres de la fe que el libro de Bereshit (Génesis) nos brinda.

El mundo antiguo, que enmarcaba la vida de nuestros patriarcas, se caracterizaba por la práctica de la denominada agricultura de subsistencia. Este tipo de economía casi siempre se encontraba acompañado de la desnutrición crónica debido a distintas causas.

Miles de personas, en un momento dado, sentían que estaban sólo a un paso de morir de hambre. Causas naturales (sequías, langostas y plagas) originaban dichas hambrunas.

Las mismas se veían incrementadas por acciones humanas bélicas que causaban estados de sitio y la destrucción de campos por los ejércitos invasores, hasta agravar la escasez de alimentos por la el acaparamiento. En las Sagradas Escrituras encontramos muchos ejemplos de este contexto histórico. El profeta Joel, en su primer capítulo, narra la desolación producida por una plaga de langostas, mientras que el profeta Isaías, en su capítulo séptimo, registra la devastación de la economía de agricultura de Judá, por los invasores asirios.

Usualmente, las hambrunas en esta parte del mundo eran temporales y locales, pero se han documentado algunos casos extendidos y de larga duración. Se sabe que una sequía prolongada y de gran alcance, con sus hambrunas consecuentes intermitentes, centradas en Egipto, tuvieron lugar desde el siglo XXII hasta el siglo XX a.EC. Al menos así lo certifican los textos egipcios de este periodo de tiempo. Un ejemplo de esto está en las Advertencias  de Ipuwer, en las que se describe el caos social relacionado con la hambruna de Egipto, e indica que durante este tiempo la gente moría de sed y prevalecían condiciones semejantes a las de un desierto. Este periodo de frecuentes hambrunas corresponde a la era patriarcal.

La primera hambre de la que nos ha llegado registro histórico fue aquella que obligó a Abrám (más tarde Abrahán) a dejar Canaán y residir como forastero en Egipto. (Gén. 12:10.) En los días de Isaac sobrevino otra hambre, pero Yahvéh le mandó al hijo de Abrahán que no fuera a Egipto. (Gén. 26:1, 2.) El hambre de siete años que le sobrevino a Egipto cuando José era primer ministro y administrador del alimento se extendió muy lejos de las fronteras egipcias, porque “de toda la tierra [fueron] a Egipto a comprarle a José [alimento]”. (Gén. 41:54-57.).

Mientras que las inscripciones egipcias evitan escrupulosamente cualquier referencia a la estancia de Israel en Egipto, hay antiguos textos egipcios, como el citado más arriba, que mencionan períodos de hambre provocados por la crecida insuficiente del río Nilo. Un texto hace mención de un período de siete años de pequeñas crecidas del Nilo y el hambre que esta situación provocó. Según el relato, cuando pasó el hambre, se concedieron al sacerdocio ciertas porciones de la tierra. Aunque queda la duda en cuanto a si el documento no es “una falsificación sacerdotal posterior, con el propósito de basar en ella la reclamación de privilegios territoriales”, por lo menos vemos reflejada una tradición concerniente a un período de siete años de carestía. (La Sabiduría del Antiguo Oriente, edición de J. B. Pritchard, 1966, pág. 29.)

Antes de que Israel entrara en la Tierra Prometida, el Eterno les aseguró que tendrían abundancia de alimento si le seguían sirviendo fielmente (Dt 28:11, 12.). Sin embargo, la Torah dejaba bien revelado que la hambruna sería uno de los temibles resultados de la infidelidad (Dt 28:23, 38-42.). Un hambruna que se produjo en los días de los jueces hizo que Elimélec y su esposa Noemí se fueran a vivir a Moab como residentes forasteros (Rut 1:1, 2.). Leemos también que el Eterno trajo un hambre de tres años sobre la tierra de Israel en los días de David debido a la culpa por derramamiento de sangre que había contraído la casa de Saúl con relación a los gabaonitas (2Sa 21:1-6.). En respuesta a la oración de Elías, Israel padeció una sequía de tres años y medio que resultó en un hambre severa (Snt. 5:17; 1Re. 17.). Además de las hambres generales del tiempo de Eliseo, el sitio sirio de Samaria causó un hambre que dio lugar a un caso de canibalismo (2Re 4:38; 8:1; 6:24-29.).

Siglos más tarde Yeshúa (Jesús) predijo que la escasez de alimentos sería una de las características que señalarían la conclusión del “sistema de cosas” o sistema reptiliano (Mt 24:3, 7; cf. Rev 6:5, 6).

Años después, un profeta de las primeras comunidades mesiánicas llamado Agabo predijo una hambruna mundial (Hechos 11,28), la cual verdaderamente sucedió durante el reinado del emperador Claudio (44 al 48 d.E.C.). Es lo atestiguan fuentes extra bíblicas. Por ejemplo, Tácito, en los anales 12.43 menciona que las “cosechas escasas” durante ese periodo provocaron hambrunas en distintas regiones del imperio.

Relatos Antiguos del Diluvio

«Estos tres son los hijos de Noaj, y de ellos fue llena toda la Tierra.»

(Génesis 9: 19)

La historia de Noaj (Noé) y el diluvio (Génesis capítulo 6) es el ejemplo clásico que usan los detractores del Eterno para acusar a la Escritura Sagrada (La Biblia) de copiar de los mitos de otros pueblos de la antigüedad. Muchos escépticos seudocientíficos, junto a sus acólitos, suelen decir que el relato bíblico del diluvio sería un plagio de los mitos sumerios; a veces de Zuisudra y otras de Utnapishtim. Sin embargo, un examen detallado nos muestra que las similitudes no van más allá de un tema común. Ni siquiera se puede sostener que la Biblia haya adaptado un relato mítico, mucho menos hablar de un plagio.

Lo cierto es que haciendo una investigación minuciosa por las distintas civilizaciones, encontraremos que las tradiciones de los antiguos en todo el mundo comparten en común la inclusión de historias de diluvios. Descubriremos que en las leyendas del mundo, es común encontrar relatos sobre una gran destrucción producto de las aguas. Es evidente que todos esos mitos, que provienen de pueblos separados por grandes barreras geográficas, lingüísticas y culturales, no podrían simplemente haberse copiado unos de otros. La explicación de esta coincidencia temática debe encontrarse en otra parte.

Entendamos que si el diluvio fue la primera catástrofe natural que la humanidad conoció. Un cataclismo como el Diluvio, que eliminó de la existencia a todo el mundo de aquel tiempo, sería algo que jamás olvidarían los sobrevivientes. Hablarían de ello a sus hijos y a los hijos de sus hijos.

Desde esto, entonces no es difícil ver cómo llegó a convertirse en un tema recurrente en los distintos pueblos de todas las civilizaciones. Los desastres debido a la fuerza de las aguas, son enormes, imprevisibles, imposibles de resistir y parecen provenir de los cielos. Estas características explican que los hombres de diferentes partes del mundo, sin importar su cultura y sin estar en contacto entre sí, pensaran que un diluvio era un castigo divino.

A su vez, los factores que definen este arquetipo, la destrucción por las aguas de origen divino, bastan para explicar los elementos que se repiten entre todos los mitos (la molestia de los dioses, la advertencia previa, escapar usando algún tipo de navío). Más allá de esos elementos, los relatos del diluvio alrededor del mundo presentan notables diferencias (motivo del diluvio, su duración, tipo de embarcación, número de humanos salvados).

Los relatos mesopotámicos han acaparado la mayor discusión debido a que están culturalmente más cerca del material bíblico que cualquiera de las otras narraciones no bíblicas. El relato del diluvio mesopotámico más famoso es la versión babilónica que se encuentra en la biblioteca del rey asirio Ashurbanipal (siglo VII a.EC) como parte de la extensa epopeya de Gilgamesh.

En esta epopeya, Gilgamesh busca a un hombre llamado Utnapishtim (el equivalente del Noé bíblico), cuya historia es contada de nuevo. Cuando uno de los dioses más altos, Enlil, se enoja por causa del ruido cacofónico que proviene de los seres humanos, decide inundarlos y destruirlos en un diluvio catastrófico. Enkil, el dios de las aguas, revela el intento de Enlil, al mortal Utnapishtim, y lo dirige para que construya una enorme arca para que la llene con parejas de animales. Le ordena no revelar la razón de este proyecto de construcción fabuloso; además, en un punto crítico, Utnapishtim recibe órdenes de subir a bordo a su esposa con él. Durante siete devastadores días, Utnapishtim y su esposa son zarandeados en esta arca mientras la inundación se traga la tierra. Cuando finalmente las aguas decrecen, el arca queda acomodada en una punta de un del alto monte. Utnapishtim envía una paloma, una golondrina y un cuerpo, el cual no regresa, aparentemente al haber encontrado alimento.

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Luego, el hombre desembarca y ofrece sacrificios abundantes a los dioses, quienes a su vez le conceden a él y a su esposa la vida eterna por haber salvaguardado el futuro de los seres humanos y los animales.

Un relato acadio que data aproximadamente del año 1600 a.EC. Vuelve a narrar básicamente la misma historia como incrustada en la épica babilónica de Gilgamesh, excepto en el personaje de Noé se llama atra-Hasis. Una versión sumeria aún más antigua, conocida como Eridu Génesis, contiene la historia de la creación y el desarrollo de las primeras ciudades, junto con un relato del gran diluvio. Aquí el héroe es Ziusudra.

Al asumir una fecha posterior para composición bíblica, algunos eruditos han sugerido que las narraciones mesopotámicas pudieron haber servido como un prototipo para las narraciones de Génesis. Pero la mayoría de los investigadores creen que el relato bíblico no es simplemente una modificación de las historias mesopotámicas, sino una de las varias versiones de una historia común. las diferencias pueden atribuirse a una revelación especial que Dios les dio a los escritores de las Escrituras Sagradas (Biblia), incluyendo a Moshé, el autor del Bereshit (Génesis), a través de quien dio a conocer Su Plan de Redención las otras versiones proporcionan confirmación extra-bíblica de la historia, en vez de demostrar, cómo algunos han sugerido, que la narración bíblica es un mito.

Los griegos también tenían un relato del diluvio, donde se observan las mismas coincidencias temáticas con diferencias fundamentales. Esta vez es Zeus quien decide castigar a los hombres porque el rey Licaón faltó a la hospitalidad, y Prometeo advierte a su hijo, el rey Deucalión, sobre el diluvio. Deucalión y su mujer Pirra construyen una nave, la llenan con provisiones, y luego de flotar por nueve días hacen tierra en el monte Parnaso. En ese lugar, y por consejo del oráculo, reconstituyen la raza humana arrojando piedras a sus espaldas. Es más, el dato curioso es que los griegos hasta hoy se llaman helenos por su legendario antecesor, Heleno, hijo de Deucalión y Pirra.

Realizando todo un tours histórico por las creencias mundiales, veremos que los egipcios, los griegos, los chinos, los druidas de Bretaña, los polinesios, los esquimales y groenlandeses, los africanos, los hindúes y los indios americanos, todos ellos tienen sus propias leyendas sobre el Diluvio.

Aún en la América precolombina aparece el relato de este Diluvio. Ixtlilxoxhitl, el historiador nativo de los aztecas, afirma que el primer mundo duró 1716 años antes de ser destruido por un diluvio. Es muy interesante destacar que esta cifra solamente difiere en 60 años de la que nos da la Torah, por adición de las edades del quinto capítulo de Bereshit.

Los hotentotes de Sudáfrica creen que descienden de un tal «Noh» que se salvó con su familia de la invasión de muchas aguas; y el relato mítico de Hawai habla también de un diluvio del que solamente «Nu-u» y su familia se salvaron.

Los lectores de las Sagradas Escrituras reconocerán inmediatamente las similitudes entre los relatos mesopotámicos, griegos, amerindios y bíblicos. Pero también hay diferencias significativas. De acuerdo a la Biblia, el Eterno no estaba simplemente irritado con estrépito de la humanidad; la Escritura narra que estaba profundamente afligido, hasta el punto de que “le dolió el corazón” por la magnitud de la iniquidad, la rebelión y el pecado que la humanidad había alcanzado (Gén. 6: 5-7). Tampoco la astucia de otra deidad frustró su plan; Dios mismo escogió preservar tanto la humanidad como la vida animal a través de Noaj (vv. 13-22). Génesis también declara acerca de un periodo de diluvio más largo y, aunque Dios hizo un pacto con Noé, no le concedió la inmortalidad.

El análisis profundo de todos estos relatos populares del Diluvio nos permiten notar que están en armonía con algunos rasgos importantes del registro bíblico:

  • 1) un lugar de refugio para unos pocos sobrevivientes,
  • 2) una destrucción universal por agua para el resto de los seres vivos y
  • 3) la conservación de personas humanas.

La obra The International Standard Bible Encyclopedia (edición de G. Bromiley, 1982, vol. 2, pág. 319) dice a este respecto: “Se han hallado relatos de un Diluvio en casi todas las naciones y tribus del mundo. Aunque más comunes en el continente asiático y sus islas meridionales, así como también en América del Norte, estos relatos se han hallado en todos los continentes. La cantidad de relatos conocidos se cifra en unos doscientos setenta […]. En conjunto, se toman como prueba de que la humanidad sufrió una destrucción mundial en un gran diluvio, y que luego la raza humana se multiplicó a partir de una sola familia y desde un mismo lugar. Aunque puede que no todas las tradiciones se refieran a un mismo diluvio, parece que una gran parte de ellas coincide. Si bien se ha dicho que muchos de estos relatos se deben a la influencia de los misioneros, la afirmación no se sostiene, pues han sido los antropólogos quienes, sin un particular interés en la vindicación del testimonio bíblico, han recogido la mayoría de estas narraciones, que tienen un alto componente de fantasía y paganismo, resultado obvio de la transmisión oral por largos períodos de tiempo en una sociedad pagana. Además, algunos de esos relatos antiguos los escribieron personas que estaban manifiestamente en contra de la tradición hebreo-cristiana”.

Ante todo esto entendemos que hay un par de explicaciones posibles para la existencia de múltiples relatos de inundaciones.

Una explicación – que Génesis fue una copia de Gilgamesh – ya se ha discutido y no parece encajar con los datos disponibles.

La otra explicación posible es que la inundación fue un acontecimiento verdadero en la historia del género humano que fue heredado a través de las generaciones de diferentes culturas. Si es así, el relato de Gilgamesh parece haber experimentado algunas transformaciones más bien radicales. La historia es un mito más bien absurdo que tiene poco gran parecido a la realidad. En el contraste, el relato del Génesis es un relato lógico, aparentemente objetivo de un acontecimiento histórico. Carece de los aspectos mitológicos obvios de la Epopeya de Gilgamesh.

Terminemos esta bitácora permitiéndole a nuestra lógica realizar conclusiones correctas sumergiéndose en las líneas del relato en Bereshit.

Sabemos que el Diluvio puso fin a la rebelión que estalló tiempo atrás entre los ángeles. Influenciados por el egoísmo de Satanás, muchos de ellos habían dejado su posición en el cielo para vivir en la Tierra con mujeres, con quienes tuvieron hijos híbridos llamados nefilim (Judas 6; Génesis 6:4). Satanás tuvo que haber estado feliz, pues dicha rebelión degradó aún más a la humanidad, la obra maestra de la creación terrestre del Eterno.

Ya en los días del justo Enoc, casi siete siglos antes del Diluvio, Yahvéh había advertido que destruiría a los malos (Génesis 5:24; Judas 14, 15). Pero la gente empeoró, al punto de arruinar la Tierra y llenarla de violencia. Finalmente llegó el momento de la ejecución. ¿Se alegraron Noé y su familia por lo que estaba sucediendo?

De ningún modo. Y tampoco su compasivo Dios (Ezequiel 33:11). Entendamos que Yahvéh hizo todo lo posible por salvar a cuantos pudiera. Envió a Enoc a advertir a la gente y ordenó a Noé construir un arca. Noé y su familia pasaron décadas en esa labor monumental a plena vista de sus contemporáneos. De hecho, Dios nombró a Noé “predicador de justicia”, y este, al igual que Enoc, informó a las personas sobre el juicio que se avecinaba (2 Pedro 2:5). ¿Qué respuesta obtuvo? Yeshúa, nuestro Mesías, dijo siglos más tarde:

“…y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre…

(Mateo 24:39)

Interesante será notar que Sem, el hijo de Noé, que después del Diluvio vivió quinientos años, pudo relatar el acontecimiento a muchas generaciones. Murió tan solo diez años antes del nacimiento de Jacob. Moisés conservó el relato verdadero en Génesis. Algún tiempo después del Diluvio, cuando la gente que desafiaba a Dios construyó la Torre de Babel, Jehová confundió su lenguaje y los dispersó “sobre toda la superficie de la tierra”. (Gé 11:9.) Lo más lógico era que estas personas llevasen consigo historias del Diluvio y las pasasen de padres a hijos. El hecho de que no solo haya algunos, sino tal vez cientos de relatos diferentes sobre aquel gran Diluvio y que tales relatos se hallen entre las tradiciones de muchas razas primitivas por todo el mundo, es una fuerte prueba de que todas estas personas tuvieron un origen común y de que sus antepasados primitivos compartieron la experiencia de aquel Diluvio.

Numerosos escritores bíblicos corroboran que el Diluvio ocurrió en realidad. (Isaías 54:9; 2Pedro 3:5, 6; Hebreos 11:7.). Pero la prueba más contundente la da nuestro propio Señor Yeshúa, quien aseguró que las características proféticas de los últimos días serían semejantes a los de los «días de Noé» (Lucas 17:26, 27).

En conclusión, vemos que las Santas Escrituras, proporcionan numerosas pruebas que apoyan la autenticidad del relato del Diluvio. Éste no depende de meras tradiciones de hombres, del folclor de pueblos primitivos o de hallazgos geológicos y arqueológicos.

Las Escrituras Sagradas son tan claras como su autoridad misma. Aunque fue escrita por muchos diferentes hombres, el Espíritu Santo del Eterno es el verdadero autor de cada una de sus líneas. La Segunda Epístola de Pablo a Timoteo (3:16-17), nos dice que toda la Escritura es inspirada por Dios, lo cual significa que fue literalmente «espirada por Dios«. Él la escribió, Él la ha preservado a través de los siglos, Él vive dentro de sus mismas páginas y su poder es manifiesto en nuestras vidas a través de ella.

Las 10 Plagas: Golpes de YHVH contra la idolatría

Por P.A. David Nesher

“…con esto sabrás que Yo soy YHVH…

(Éxodo 7: 17)

Asombrado, el historiador griego Heródoto llegó a asegurar que los egipcios son los hombres más religiosos del planeta. Y es que en Egipto, la religión era la base de todo, y lo dominaba todo, tal y como lo había instalado en su fundación el mismo Nimrod, cuando huyó de Babel, después del juicio divino que derrumbara su torre manipuladora de masas.

Las diez plagas marcan el clima de la redención (gueulá) del pueblo de Israel. De acuerdo a la Instrucción (Torah) divina, éstas deben de ocupar el tema principal en la noche de la cena de Pesaj. Yahvéh, nuestro Dios, pudo poner tremenda presión sobre los egipcios desde el principio, para que así fueran libertados los israelitas rápidamente. Pero no fue así, el proceso divino fue paso a paso. ¿Que en realidad podemos aprender con esto?

Lamentablemente la anti-esencia de la idolatría es la creencia en que cada fuerza de la naturaleza tiene escondido un dios que la controla. En un mundo idólatra, cada fuerza de la naturaleza tiene su propio dios, y cada dios es una fuerza independiente y diferente. Los dioses discuten y luchan, y el hombre queda abandonado a merced de los caprichos y celos de estos ruines personajes. Por lo tanto, no hay un sentido de justicia o piedad, pues cada dios tiene su propia agenda. La idea de un Dios único que controla todas las fuerzas de la naturaleza al mismo tiempo el cual se relaciona con el hombre en un balance de justicia y misericordia no era muy popular en la sociedad egipcia.

En Mitzraim (Egipto), idolatraban al río Nilo, al dios sol, a la diosa gato, al dios oveja, etc. Yahvéh, nuestro Dios, ideó las diez plagas para romper las leyes de la naturaleza por completo y así demostrar – no sólo al pueblo de Israel, sino también a toda la humanidad, en todas las generaciones – que es sólo Él quien controla toda la naturaleza y todo el mundo físico, y que no hay nada fuera de Su control soberano.

Por la misma Torah entendemos que la naturaleza no actúa independientemente de la voluntad de YHVH; sin embargo, también sabemos que nuestro Dios sí creó leyes en la naturaleza y no le gusta interferir en ellas. Ciertamente el Eterno es capaz de hacer lo que quiera, pero él no anda jugando con el mundo físico y su funcionamiento. Por esto, entendemos que la mayoría de los milagros son fenómenos naturales impresionantemente cronometrados. Esto significa aceptar que toda la existencia, todos los procesos del universo físico, son un milagro. Nos hemos acostumbrado tanto a esto en nuestras vidas cotidianas que simplemente no nos damos cuenta.

Pero las diez plagas son una excepción notable a esta regla. Más bien son un claro ejemplo de YHVH rompiendo las leyes de la naturaleza.

Las Diez Plagas son probablemente la faceta más reconocible del Éxodo. Si examinamos cuidadosamente cada una de ellas podremos ver con facilidad que fueron diseñadas para mostrar el control del Eterno sobre todas las fuerzas de la naturaleza: el agua y la tierra; el fuego y el hielo; los insectos, los reptiles y los mamíferos; la luz y la oscuridad; y finalmente, la vida y la muerte. Las diez plagas hicieron más que traer dolor y sufrimiento al pueblo egipcio. Cada una de ellas atacó al menos a uno de los muchos dioses egipcios, demostrando la impotencia de sus ídolos y la omnipotencia del Eterno, nuestro Dios.

El Faraón mismo y su casa eran considerados dioses en Egipto y cuando, a pesar de las continuas advertencias dadas por YHVH mediante Moisés y Aarón, el terco Faraón se opuso, el Eterno envió un total de diez plagas, una tras otra, intercaladas con continuas advertencias y oportunidades de rectificación. Cada una de las plagas afectó a animales, objetos o lugares que supuestamente eran sagrados y protegidos por sus dioses. La enseñanza para los egipcios fue conocer al Eterno y único Dios. La Torah repite cinco veces que las plagas eran para que los egipcios supieran que YHVH es el amo de todo el universo

Las diez plagas expresaron el juicio del Eterno contra «todos los dioses de Egipto (Mitzraim)» (Éxodo 12:12). Y después de la derrota de Faraón, Moisés canta: «¿Quién como tú entre los dioses, oh Yahvéh? » (Éxodo 15: 11).

Cuando el Eterno, uno a uno fue degollando los títeres del paganismo egipcio, no dejaba escapatoria para constatar la realidad: ¡hay solamente Uno (Ejad) que gobierna y domina, sin asociados, ni oponentes!

LA ADVERTENCIA PRELIMINAR: ¡YHVH ES EL ÚNICO SOBERANO!

Termutis, diosa protectora del faraones, era representada en la tierra por la cobra. En realidad, los egipcios creían que la reina del cielo (título favorito de HaSatán) se encarnaba en este ofidio y se instalaba como corona sobre la mente de los faraones. Por ello, este reptil era considerado uno de los guardianes de los faraones de Egipto, razón por la que la corona real mostraba la imagen de una.

Cuando la vara de Moshé (Moisés) se convirtió en serpiente y luego se tragó a las varas/serpientes de los magos de Paró (Faraón en hebreo), fue una forma de demostrar que el Dios de los israelitas era más poderoso que el dios y protector de Paró (Éxodo 7:11-12). Solamente bajo la sombra del Altísimo se puede habitar seguro (Salmo 91:1).

TRES GRUPOS DE PLAGAS

La literatura especializada nos pone en conocimiento de la existencia de centenares de deidades poblando la afiebrada imaginación mística de los egipcios; por ello, se hace difícil indicar con exactitud todas los ídolos que fueron execrados por las plagas que el Eterno envió sobre Mitzrayim.

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Las diez plagas presentan al Eterno como el Señor de toda la tierra y que interviene en la historia “por esta razón te he permitido permanecer: para mostrarte mi poder y para proclamar mi nombre por toda la tierra”.

No solo es una lucha entre Moisés y el Faraón, es una contienda entre el poder único de YHVH y los «diositos» paganos de Egipto representados todos por la persona del Faraón.

¡Sólo hay una fuerza y poder en el universo y es la del verdadero Dios, cuyo nombre es YHVH!. No es una lucha entre el bien y el mal porque el Eterno esta por encima de todo lo creado. Él está por encima de la existencia misma.

Con fines didácticos, hay autores que dividen a las diez plagas en tres grupos de tres cada uno. Cada grupo fue una enseñanza a Faraón y al mundo en general.

Lo que tienen en común es que en la primera plaga de cada una de las series de tres, YHVH le dice a Moshé que se presente ante al Faraón en la mañana cuando éste sale al Nilo. En la segunda le dice que se presente ante el Faraón en su palacio. Y la tercera es sin advertencia previa, y generalmente se trata de un golpe o molestia más psicológica.

La finalidad del primer grupo, sangre, ranas y piojos, es esencialmente el reconocimiento de la existencia del Dios único, dentro de un marco que claramente diferencia entre la existencia de un Dios verdadero y la existencia de poderes imaginarios y la fuerza impura de los brujos y hechiceros, los cuales llenaban la tierra de Egipto. En la advertencia sobre la orilla del río que precede a la plaga de sangre, se define esta finalidad teológica:

“con esto sabrás que Yo soy el Eterno“
(Éxodo 7: 17)

En el trascurso del tiempo que las plagas de sangre y ranas golpearon a Egipto lograron los brujos imitarlas con diferentes hechizos, sin embargo en la tercera plaga se logra el objetivo esencial de este grupo y los brujos debieron reconocer que la aparición de los piojos no podía ser sino “el dedo de Dios”.

Pero al ver Faraón que había alivio, endureció su corazón y no los escuchó, tal como el SEÑOR había dicho.
Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:
Di a Aarón:
“Extiende tu vara y golpea el polvo de la tierra para que se convierta en piojos por toda la tierra de Egipto.”Y así lo hicieron; y Aarón extendió su mano con su vara, y golpeó el polvo de la tierra, y hubo piojos en hombres y animales. Todo el polvo de la tierra se convirtió en piojos por todo el país de Egipto.Y los magos trataron de producir piojos con sus encantamientos, pero no pudieron; hubo, pues, piojos en hombres y animales. Entonces los magos dijeron a Faraón: Este es el dedo de Dios. Pero el corazón de Faraón se endureció y no los escuchó, tal como el SEÑOR había dicho”.

(Éxodo 8:15-19)

El reconocimiento básico en la existencia del Eterno Dios, es designada la segunda triada de plagas, mezcla de animales, epidemia y llagas, para agregar un segundo peldaño, un escalón que afirmará la supervisión cósmica del Creador.

Existen seres humanos que reconocen la existencia de un Creador pero niegan que la divinidad pueda tener alguna relación íntima y especial con el mundo que creó. Para ellos, este concepto encaja muy bien dentro de una visión general que se desentiende del principio del premio y el castigo, y de la distinción entre un justo e injusto. Sin embargo, frente a opiniones de este tipo, fija en forma rotunda la advertencia sobre la orilla del Nilo que se realiza previa a la plaga de mezcla de animales:

“separaré en aquel día la tierra de Goshen que mi pueblo habita, para que no haya allí mezcla de animales, de tal modo sabrás que Yo soy el Señor dentro de la tierra”
(Éxodo 8:22).

De tal modo las plagas que pertenecen a este grupo acentúan la distinción entre Israel y Egipto, e incluso entre el rebaño de Israel y aquel de Egipto, para que aprendamos la supervisión universal del Eterno sobre sus criaturas y la distinción que hace entre los justos e injustos.

El tercer peldaño se define dentro de la advertencia que precede a la plaga del granizo, que abre el tercer grupo:

“Porque esta vez enviaré todas mis plagas sobre ti, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que sepas que no hay otro como yo en toda la tierra.”
(Éxodo 9, 14)

Según el sistema psico-cultural pagano imperante en Egipto, incluso después que una persona haya reconocido la existencia de Dios y su supervisión cósmica, siempre es proclive a pensar que ciertamente la divinidad es poderosa, pero es un poder entre tanto otros semejantes. Por este motivo se acentúa en estas últimas plagas lo especial de cada una de ellas; en:

  • el granizo: … “muy pesado que no hubo como este en la tierra de Egipto desde que existe hasta ahora…” (9,18);
  • y en la langosta – “que no vieron tus padres ni los padres de tus padres desde el día que estuvieron sobre la tierra hasta ahora…” (10,6).

La plaga de la oscuridad expresa también lo exclusivo del poder divino, que muestra el control de YHVH sobre el presuntamente más fuerte de todos los dioses egipcios, el sol.

¡Cada una de las plagas atacaba un grupo de los dioses egipcios! 

A continuación les comparto un cuadro en el que podrán apreciar y comprender cada plaga como un palo que golpea en el rostro a distintas divinidades egipcias:

PlagaDeidad falsa
Sangre   (Éxodo 7:14-25)Khnum: dios carnero supuesto creador del agua y la vida.  
Hapi: deidad del Nilo, principal entre todos los dioses (por sostener la vida en Egipto).
Sodpet o Sobek, el dios cocodrilo que supervisaba las aguas de las inundaciones del Nilo tan necesarias para la fertilidad de la tierra.
Taweret: la diosa hipopótamo guardiana del embarazo y el parto.
Osiris: se creía que el río Nilo era su corriente sanguínea.
Ranas   (Éxodo 8:1-5)Heket o Heget: deidad de la fertilidad, y uno de los dioses primigenios, simbolizada por una rana.
Jejenes, piojos (polvo de la tierra fue usado para provocar esta plaga)   (Éxodo 8:16-19)Gueb: deidad de la tierra que cumplía la función de la fertilidad de la vegetación. Encarcelaba las almas de los muertos y cuando se reía producía terremotos.
«Mixtura» o enjambres de insectos _Arov_ (moscas, tábanos, escarabajos, cucarachas, etc.)   (Éxodo 8:20-24;  Sal. 78:45)Kheper Khefri: deidad de la renovación vital, simbolizado por el escarabajo.  
Dúa: deidad de los artículos de tocador, el aseo personal y la higiene del hogar.
Shejmet: deidad leonina patrono del fuego, guerra y pestilencia.
Peste en animales domésticos   (Éxodo 9:1-7)Hathor: deidad de la belleza, el amor  y la ganadería. Simbolizada por una vaca. Criaba y amamantaba a los hijos del faraón.
Apis: deidad con figura de toro.
(Hubo numerosas deidades animales, que no mencionamos.)
Úlceras o forúnculos   (Éxodo 9:8-12)Imhotep: El curador mítico (también conocido como Toth, deidad de la inteligencia, la educación y la sabiduría médica y oculta).  
Sekmet  y Konsu: los dioses de la medicina y la curación.
Granizo y fuego   (Éxodo 9:12-35; Salmo 78:47-48)Nut: deidad femenina de los cielos y el clima.  
Seth: deidad del viento, de las tormentas y protector de las cosechas;
Neper Nepri: el dios de las cosechas de granos; Renenutet: diosa de la fertilidad y la comida.
Osiris, el gobernante de la vida
Langosta   (Éxodo 10:12-15)Anubis: deidad de los campos.  
Isis: deidad protectora contra la langosta.
Serapis: deidad que resultaba de la asimilación de Apis, a su muerte, con Osiris. Min: deidad de la fertilidad y la vegetación, protectora de la cosecha.
Nepri: divinidad masculina protectora de los cultivos, las cosechas y el pan.
Oscuridad   (Éxodo 10:21-23)Ra, Atom, Horus: deidades solares.   Shu: dios del aire, Amun o Amón:  dios del viento
Muerte de primogénitos   (Éxodo 12:29-33)Isis: deidad protectora de la maternidad y de la vida y la salud de las familias. Especialmente protectora del Paró (Faraón).   Osiris: Juez de la muerte, protector de los difuntos y señor del Faraón. Horus: deidad hijo de Isis y Osiris Nekhebet: protector de los nacimientos, y de la casa real (era una mujer con cabeza de buitre). Faraón: El primero de su pueblo, el protector de las primogenituras egipcias por lo que era considerado deidad por los egipcios.
ANÁLISIS DE LOS EFECTOS PSICOLÓGICOS QUE PRODUJERON LAS DIEZ PLAGAS.

Si analizamos rápidamente el panorama psicológico de estos eventos notaremos por ejemplo que cuando el Nilo se convirtió en sangre, los egipcios deben haber pensado que los dioses del Nilo habían sido asesinados. Esa idea causó terror en la mentalidad de todo el Imperio, por lo que los magos acudieron urgentemente a traer paz al Faraón y sus súbditos, imitando el evento con su conjuros y hechizos.

En otro análisis diré que Heket, la diosa egipcia de la fertilidad y la resurrección, era adorada como una rana. Las mujeres egipcias usaban amuletos con una imagen de Heket para recibir protección durante el parto. Matar ranas intencionalmente estaba prohibido e incluso matar una accidentalmente era castigado con pena de muerte. Las ranas representaban una vida larga y eternidad. Por eso la plaga de ranas atacó a los egipcios usando su propio símbolo de protección. Hizo que odiaran a su propia deidad y fueron forzados a matar al animal que para ellos era la manifestación de una diosa. Cuando las ranas muertas formaron montañas putrefactas al final de la plaga, se reforzó el mensaje de que su diosa estaba muerta y era desagradable.

Es difícil imaginarlo, pero en el Antiguo Egipto, las moscas representaban tenacidad, coraje, vida eterna y, en ocasiones, también fertilidad. En antiguas tumbas egipcias han sido encontrados labrados en roca y amuletos con forma de mosca. Ser atacado por el insecto que reverenciaban debe haber sido un golpe inmenso para la mente egipcia.

Los animales sagrados eran adorados como la personificación de los dioses y cuando morían se los embalsamaba. Además de dañar la fuente de alimentos y sustento de los egipcios, la quinta plaga mató a sus dioses, matando el ganado vacuno y ovino que los representaba.

Sekmet y Konsu, los dioses egipcios de la medicina y la curación, quedaron denunciados como ineptos para sanar, tanto como la deidad en jefe Imhotep. Los egipcios comenzaban a temblar de miedo a las afecciones de su salud.

Los antiguos egipcios también adoraban al ojo de Horus, que creían que era un símbolo de protección. Es posible que cuando las langostas son descritas como cubriendo el ojo de la tierra (Éxodo 10:5), se refiera a la percepción de los egipcios de que el ojo protector de Horus fue eclipsado por YHVH nuestro Dios.

Para los egipcios, la densa y negra oscuridad durante siete días y noches fue una clara señal de la derrota de Ra, dios del sol. La fuente de poder de sus almas caía como falsa frente al poder del Creador del sol.

Muerte de los Primogénitos.

La sociedad egipcia estaba construida sobre el culto al primogénito. Ellos aseguraban que Osiris (nombre egipcio de Nimrod), el hijo primogénito de Ra, fue el primer Faraón debido exclusivamente al orden de su nacimiento. Los egipcios creían que todo Faraón era también un dios, el hijo primogénito del primogénito llegando hasta Osiris mismo. Esta plaga destruyó la ilusión final de poder e inmortalidad del líder primogénito egipcio.

Cuando YHVH envió a Moshé donde Paró por primera vez, le dijo que Israel es mi hijo primogénito (Éxodo 4:22). Al matar al primogénito de Egipto y salvar a Israel, el Eterno mostró que Su primogénito es el primogénito verdadero y le dio el golpe final a la estructura religiosa egipcia basada en el primogénito falso (Nimrod).

Las plagas no sólo fueron una venganza creativa, sino que también vinieron a darnos una lección. Fue un reconocimiento de YHVH como único Dios verdadero. Fue un desmantelamiento completo y paso a paso del sistema de creencia egipcio, primer bastión sobreviviente del anti-diseño astrológico conocido como Babel.

Por lo tanto, las diez plagas no sólo tuvieron la función de castigar a los egipcios, sino también de dejar en claro al mundo en general (y al pueblo de Israel en particular) la conexión que hay entre Dios (Elohim) y Su mundo. De hecho, este sigue siendo nuestro desafío en la actualidad: usar la manifestación de la mano de Dios a través de la historia y la naturaleza para quitar las capas de ocultamiento y aumentar la consciencia del Eterno.

Ahora, para finalizar me despido invitándolos a ver este video que resume lo que aquí hemos considerado:

Te recomiendo también estudiar lo que está propuesto en esta bitácora:

Grita conmigo: ¡Nunca más! (en el Día Mundial de las Víctimas del Holocausto)

El 27 de enero fue establecido por la ONU, como «El Día Mundial de las Víctimas del Holocausto«, porque en esa fecha, en 1945, el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau (Polonia). Varios países conmemoran ya este día para recordar a las víctimas del Holocausto.

Resulta imposible saber con exactitud el número de víctimas judías; no obstante, las estadísticas indican que el total superó las 5.860.000 personas. Las autoridades en general aceptan la cifra aproximada de seis millones. Los nazis también asesinaron a sintis y romaníes, presos políticos, homosexuales, personas con discapacidad, testigos de Jehová y prisioneros de guerra soviéticos.

El Holocausto fue un crimen de proporciones colosales y nadie puede negar la evidencia de que ocurrió. Todos los años recordamos a las víctimas y honramos el coraje de los supervivientes y de quienes los ayudaron y liberaron, reiterando así nuestra determinación de evitar que se repitan esas atrocidades y rechazar la odiosa mentalidad que las hace posibles.

Desde este espacio, he decidido dedicar un breve segmento a esta oscura etapa de la humanidad.

Las siguientes son las estadísticas de las víctimas de las comunidades judías en toda Europa.

Alemania 141.500 — 25,0%
Austria 50.000 — 27,0%
Bélgica 28.900 — 44,0%
Bohemia/Moravia 78.150 — 66,1%
Bulgaria 0 — 0 %
Dinamarca 60 — 0,7%
Eslovaquia 71.000 — 79,8%
Estonia 2.000 — 44,4%
Ex-Unión Soviética 1.100.000 — 36,4%
Ex-Yugoslavia 63.300 — 81,2%
Finlandia 7 — 0,3%
Francia 77.320 — 22,1%
Grecia 67.000 — 86,6%
Holanda 100.000 — 71,4%
Hungría 569.000 — 69,0%
Italia 7.680 — 17,3%
Letonia 71.500 — 78,1%
Lituania 143.000 — 85,1%
Luxemburgo 1.950 — 55,7%
Noruega 762 — 44,8%
Polonia 3.000.000 — 90,9%
Rumania 287.000 — 47,1%

(Fuente: Enciclopedia del Holocausto)

Aunque pueda parecer increíble hay gente que niega la existencia del holocausto. Como también no son muchos los que justifican que los judíos fueran discriminados y segregados. Por ello, hallo conveniente compartir la siguiente cita:

«Negar hechos históricos, especialmente en un tema tan importante como el Holocausto, es simplemente inaceptable. Como también es inaceptable pedir la eliminación de ningún Estado o pueblo. Me gustaría ver que este principio fundamental es respetado tanto en la teoría como en la práctica por todos los miembros de la comunidad internacional.»

Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas

Alguna vez el filósofo Jorge Santayana, explicaba a sus discípulos que … «quien olvida su historia está condenado a repetirla», por ello considero muy conveniente decirles que el Holocausto constituye un poderoso recordatorio de lo que puede ocurrir cuando dejamos de percibir nuestra humanidad común. En este día de recordación de sus víctimas, insto a todos a que denuncien las ideologías políticas y religiosas que enfrentan a las personas. Alcemos nuestras voces contra el antisemitismo y los ataques a grupos religiosos, étnicos o de cualquier otro tipo. Soy promotor de un mundo en el que se respete la dignidad, se celebre la diversidad y la paz sea permanente entre los hombres hasta del Gran Día del Señor.

¡Que nunca olvidemos el daño irreversible que se puede hacer cuando todo el mundo se queda en silencio frente al verdadero mal!

Seis millones… ¡Nunca más!

«Adonái será un baluarte para los oprimidos, un bastón en momentos de aflicción.

Aquellos que conocen Tu Nombre depositan su confianza en Ti, pues Tú, Adonái, no has abandonado a aquellos que te buscan.

Pues el Vengador del derramamiento de sangre los recuerda;

El no olvida el clamor …«

(Salmo 9)


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Georges Lemaître: la Teoría del Big Bang uniendo la Fe con la Ciencia

Todo el mundo sabe algo de Galileo, Newton o Einstein, por citar tres nombres especialmente ilustres de la física. Pero pocos han oído hablar de Georges Lemaître, el padre de las teorías actuales sobre el origen del universo.

Todo el mundo también sabe que la teoría del Big Bang, la Gran Explosión que habría originado nuestro mundo, pertenece a la cultura general de nuestra época. Muchos de los seres humanos ateos y agnósticos la estudian, usan y sostienen a la hora de demostrar que Dios no existe. Sin embargo, muy pocos saben que originalmente esta teoría fue formulada por Georges Lemaître, físico y sacerdote católico de origen belga.

Él formuló la primera teoría cosmológica según la cual el universo primitivo y denso, entró en expansión inmediatamente después de una explosión. En 1922 redacta una memoria que se presenta como una síntesis personal de la relatividad estrecha y general, titulada La física de Einstein. Estudiando, de hecho, las ecuaciones del padre de la teoría de la relatividad, observó que el Universo que surgía no podía ser estático, sino dinámico, de lo contrario toda la masa habría acabado por colapsar sobre sí misma. En 1927, durante el periodo de su cátedra en Lovaina, publica su artículo más importante, que impresionó mucho a Albert Einstein, aunque en los primeros años, rechazará la teoría del Padre Lemaître.

El sacerdote llegó a sostener que en el origen, el universo debía estar concentrado en un “átomo primordial” extremadamente caliente y terriblemente condensado, que en seguida explotó y comenzó a expandirse creando galaxias y después estrellas. La teoría de Lemaître fue en seguida llamada, irónicamente, teoría del Big Bang en 1950 por el astrónomo británico Fred Hoyle, el cual estaba a favor del modelo estacionario, según el cual el Universo es siempre idéntico a sí mismo. A día de hoy, la comunidad científica es concorde en considerar que el Big Bang sucedió hace alrededor de 13.700 millones de años.

Albert Einstein quedó tan fascinado por cuando escuchó esta exposición y se atrevió incluso a decir que, “quien no sea capaz, ante la inmensidad y el esplendor del universo, de experimentar en lo más profundo de su alma un sentimiento de admiración hacia el Ser Superior, autor de todo esto, no es digno de ser llamado Ser Humano”.

Desde el momento en el que el padre Lemaître hizo públicas sus teorías, en 1927, algunos astrofísicos guiados por Fred Hoyle, comenzaron a criticar esta teoría y a acusar al sacerdote católico de “concordismo”, es decir, de pretender mezclar la aproximación científica con el fin de sostener las enseñanzas de la Biblia. El simple hecho de ver a un sacerdote católico metiéndose en cuestiones científicas parecía sugerir una intromisión de los eclesiásticos en un terreno ajeno a la fe. Y si ese sacerdote proponía, además, que el universo tenía un origen histórico, la presunta intromisión parecía confirmarse: se trataría de un sacerdote que quería meter en la ciencia la creación divina. Pero los trabajos científicos de Lemaître eran tan serios, que finalmente todos los científicos, Einstein incluido, lo reconocieron y le otorgaron todo tipo de honores.

Este sacerdote supo unir su fe en Dios con el convencimiento de que se demostraba científicamente que hubo un inicio, una creación de todo lo existente en un momento determinado, en el que una fuerza superior a la naturaleza hizo posible el Bin Bang y la expansión del cosmos.

En conclusión, el modelo cosmológico según el cual la creación del Universo habría tenido origen con el “Big Bang” no contradice la visión de la fe y las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. La teoría del Big Bang es con todo una teoría física y no una doctrina, sin embargo nos da evidencia de nuestra sana doctrina.

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Rompiendo un Mito Histórico: ¡Lincoln era racista!

La historia de Estados Unidos cuenta que en las elecciones del 6 de noviembre de 1860 Abraham Lincoln obtuvo el 39,82% de los votos populares (1.865.908 votos) y fue electo presidente, aunque no por mayoría de votos, debido al sistema electoral norteamericano.

Poco después de su elección, el Sur dejó claro que la secesión era inevitable. Eso aumentó enormemente la tensión en toda la nación. Ya como presidente electo, sobrevivió a una tentativa de asesinato en Baltimore, Maryland y el 23 de febrero de 1861 llegó en secreto y disfrazado a Washington.

Para llevar a cabo su programa, el «Sistema estadounidense», necesitaba que se mantuviera la unión. Un país dividido daría al traste con ese esquema. Por eso Lincoln siempre antepuso la unión a cualquier otra consideración, incluida la esclavitud.

Durante su presidencia (1861-1865) firmó la Ley de Emancipación de Esclavos, ciertamente; pero, primero, lo hizo por conveniencia política y estrategia de combate durante la Guerra de Secesión (el Norte estaba al borde de la derrota) y no por razones estrictamente humanitarias; segundo, se trata de una libertad erizada de condiciones y limitaciones, y, tercero, actúa bajo la presión de Wendell Phillips, Thaddeus Stevens, Frederick Douglass y otros liberales, que llevaban años preconizando la igualdad de blancos y negros y promoviendo leyes antiesclavistas. Si buscan próceres de la causa, son estos personajes, no Lincoln. Leamos con atención esta frase de uno de sus discursos y, reflexionando, despertemos de otra ilusión histórica que este sistema inyecta.

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«No estoy ni he estado nunca a favor de la igualdad social y política de blancos y negros, ni de otorgar el voto a los negros, ni permitirles ocupar cargos públicos o casarse con blancos«. Esta frase, tomada de un discurso de Lincoln, pinta sus ideas racistas. También son racistas muchas de sus conversaciones privadas (los llamaba ‘niggers‘, término profundamente peyorativo), de sus peroratas públicas («Existe una diferencia física entre las dos razas que prohíbe para siempre que convivan en términos de igualdad«) y de sus actuaciones como gobernante (apoyó las llamadas Leyes Negras, que negaban a los afroamericanos los derechos ciudadanos y castigaba a los esclavos cimarrones).

La propuesta inicial de Lincoln consistía en liberar a los esclavos, pero como parte de un plan que los deportaría al África, «de donde vinieron«, aseguraba él. De este modo, ciertos estados de la Unión Americana se convertirían en un santuario «para los blancos libres del mundo entero«. No lo llegó a poner en práctica porque fue asesinado antes.

Imagen tomada de:http://wallpaperest.com/abraham-lincoln-wallpaper-595849

El Origen diabólico de Palestina… Rompiendo con todo Mito Mediático Reptiliano

Por David Nesher

Investigando acerca del tema palestino, me encontré con la postura teórica del  islamólogo árabe estadounidense, Francis Nadizi (a partir de ahora FN), quien en un artículo sobre el tema, titulado, «El mito de Palestina«, niega, con argumentos sólidos, el derecho de una patria por parte de los palestinos, y tampoco está de acuerdo con la decisión de los musulmanes de controlar varios lugares de esa región que consideran santos.

El primer planteamiento que hace FN es: ¿por qué antes de la Guerra de los Seis Días, en 1967, no se manifestó en serio ningún movimiento a favor de la independencia de los palestinos? Antes de 1967 los israelís no habían ocupado aún Cisjordania y la Ciudad Vieja de Jerusalén. Lo cierto es que esos territorios habían sido ocupados por el rey Hussein de Jordania en 1948 cuando se creó el Estado de Israel. FN se cuestiona, en el tiempo transcurrido desde entonces ¿quién le ha pedido al soberano Hachemita que devuelva a los palestinos los territorios? ¿A caso la ONU ha aprobado una sola resolución sobre el tema? La respuesta es no. En este contexto, de la noche a la mañana millones de palestinos descubrieron en 1967 su identidad, después de que Israel ganó la guerra.

De acuerdo a FN, el nombre Palestina fue utilizado por primera vez en el años 135 d.C. por el emperador romano que destruyó el templo de los judíos en Jerusalén y que los expulsó de su patria desde hace un millar de años. Asimismo, quiso borrar todo rastro de la civilización judía denominando su hogar con un término acuñado por los filisteos, que siglos antes habían vencido a los hebreros. Con ello, menciona FN, los romanos buscaban agravar a sus enemigos, así es que Palestina, “considerada como entidad autónoma, nunca ha tenido existencia histórica”.

FN señala que la región ha caído sucesivamente bajo el dominio de los romanos, cruzados cristianos, musulmanes (que nunca hicieron de Jerusalén su capital), otomanos y, durante un breve periodo, británicos poco después de la Primera Guerra Mundial. Por lo demás, no existe una lengua palestina, ni una cultura específicamente palestina. Tampoco ha existido una Palestina gobernada por palestinos. En realidad los palestinos son árabes inseparables de los jordanos (Jordania fue creada en 1922 por los británicos).

FN pregunta: ¿y los santuarios musulmanes en Jerusalén? De acuerdo a los musulmanes, la mezquita al- Aqsa y el Templo de la Roca en esa ciudad, después de la Meca y Medina, ocupan el tercer lugar sagrado de peregrinación para el islam. Para FN eso “es falso; en realidad Jerusalén no aparece mencionado en el Corán, mientras que la Meca es citada más de un centenar de veces; por el contrario, Jerusalén aparece 699 veces en la Torah ( el libro sagrado de los judíos). Igualmente, no existe ninguna prueba histórica de que el profeta Mahoma haya estado en Jerusalén”. FN afirma que hoy día los musulmanes suelen remitir a un pasaje impreciso del Corán, la sura 17, que lleva por título El Viaje Nocturno, donde se evoca la vez que en sueños Mahoma fue llevado del templo sacro más lejano “que hemos consagrado a nuestro culto”; en este ámbito, en el siglo VII, los musulmanes identificaron los dos templos como la Meca y Jerusalén, que se ha convertido en un tenue vínculo entre el islam y Jerusalén, “en otras palabras, un vínculo fundamentado en sueños, imaginación, interpretaciones y mitos; por el contrario, en el pueblo judío su arraigo en Jerusalén se remonta a los tiempos del patriarca Abraham”.

Para FN las reivindicaciones de los actuales palestinos y rechazar el legítimo derecho que cinco mil años de historia otorgan a los judíos, cimentado en pruebas históricas y arqueológicas irrefutables, sólo conduce a agravar la mala reputación de la diplomacia palestina.

La decisión de los palestinos de crear una patria propia y la de los musulmanes de controlar los lugares que consideran santos en Jerusalén, no justifica la violencia generada por el terrorismo de Hamas y de otros grupos yihadistas contra los israelíes y los judíos en el mundo. Es evidente que en el entorno actual, y no por razones históricas injustificadas, los palestinos que viven en el territorio de Cisjordania, parte de Jerusalén y la Franja de Gaza, tienen derecho a un Estado autónomo; la negociación es el camino para este propósito y para alcanzar una paz duradera. Sin embargo, muchos palestinos y árabes se niegan a reconocer el derecho de existencia de un Estado Judío.

*Nota*

Los musulmanes basan en el Corán sus pretensiones sobre Jerusalén, pero resulta que Jerusalén no aparece mencionada en el Corán ni una sola vez. La sura 17 contiene una vaga alusión a «la mezquita más lejana»: «Infinito en Su gloria es Aquel que transportó a Su siervo en la noche de la Casa Inviolable de Adoración a la Casa Lejana de Adoración». ¿Acaso hay alguna prueba sólida de que se trata de Jerusalén? La respuesta es: ¡No!

En tiempos de Mahoma, muerto en 632 de la era cristiana, Jerusalén era una ciudad cristiana del reino bizantino. No fue conquistada por el califa Omar hasta seis años después. Durante ese periodo, la ciudad sólo albergaba iglesias, y en el Monte del Templo se levantaba la iglesia bizantina de Santa María. Hacia el año 711, es decir 80 años después de la muerte de Mahoma, la iglesia fue transformada en mezquita y bautizada Al-Aqsa para así sustanciar la incomprensible sura 17 del Corán. Cuando redactó el Corán, por tanto, Mahoma no podía referirse a esta mezquita, fundada tres generaciones después de su muerte. Por lo demás, Mahoma no manifestó nunca especial simpatía por Jerusalén. En una oportunidad, autorizó a sus seguidores a rezar en dirección a Jerusalén durante unos meses, con la idea de convencer a los judíos de convertirse al Islam. Al ver que fracasaba su iniciativa, el 12 de febrero de 624 impuso la prohibición de rezar en dirección a Jerusalén.

Jerusalén nunca fue para los musulmanes un lugar sagrado.

FuenteAnajnu

A continuación los invito a ver un video que refuta algunos mitos concerniendo el origen del nombre ‘Palestina’ y de los ‘árabes palestinos’. El mismo documenta que los ‘árabes palestinos’ de hecho vinieron casi todos de otros lados, y migraron a lo que hoy es Israel al mismo tiempo que los judíos sionistas, muchos de ellos debido al enorme crecimiento económico que los judíos sionistas produjeron en lo que entonces era el Mandato Británico de Palestina. Contrario a lo que comúnmente se afirma, los judíos sionistas no se robaron la «mejor» tierra de los terratenientes árabes sino que compraron desierto y pantano abandonado de dueños ausentes que ansiaban vender esa tierra. Como muestra el documental, eso lo explicó el mismo Hajj Amín al Husseini, fundador del movimiento palestino, cuando hubo de comparecer frente a un comité de investigación británico luego de organizar su cuarta oleada terrorista en contra de los judíos del Mandato (misma que duró de 1936 a 1939). En su testimonio, Husseini confesó que los judíos sionistas no le habían robado tierra a nadie sino que la habían comprado. De hecho, Husseini y su familia se encargaban de consolidar tierras para venderlas, y se habían vuelto inmensamente ricos con ese comercio.

¿Cómo Surgió el Papado?

Por Alberto Solano

A mediados de este año, el papa Francisco visitó Ecuador, Bolivia y Paraguay. Como suele suceder cada vez que la cabeza del Vaticano llega a un país, causó gran alboroto, sin duda dado que la mayor parte de la población profesa la fe católica. Lo mismo fue el caso en Cuba la semana pasada. Actualmente el papa se encuentra en los Estados Unidos, causando la misma respuesta.

 

Su visita y la alegría del pueblo acogedor ha hecho que algunos se pregunten: ¿Cómo surgió la idea de un papa? ¿Acaso la Biblia enseña que deberíamos tener un papa? ¿Cómo deberíamos responder al papado como cristianos?

 

La respuesta simple es: no. El papado de la iglesia católica romana no es la cabeza de la iglesia de Cristo, no tiene autoridad para regir como viceministro de nuestro Señor y por lo tanto como creyentes no tenemos ninguna obligación para acogerle. A continuación respondo a las preguntas previamente mencionadas.

 

¿Cómo surgió el papado?

egún la iglesia católica todo comenzó con Pedro. En Mateo 16:18 leemos: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. A partir de ese momento la iglesia católica comienza ha trazar lo que llamaría la sucesión apostólica, doctrina la cual establece que cada papa, cardenal o obispo (incluyendo prácticamente toda orden eclesiástica) puede trazar, por medio de sucesión directa, su sede a alguno de los mismos apóstoles. La línea de sucesión apostólica más importante para los católicos es la del hombre que se sienta en la silla del obispo de Roma, pues argumentan que desde los tiempos de Pedro siempre ha habido un sucesor que ha servido como Pontífice de la iglesia desde Roma, y por lo tanto la iglesia católica siempre ha tenido un vicario de Cristo en la tierra.

 

Después del apóstol Pedro vino San Lino luego San Anacleto después San Clemente, y así sucesivamente los obispos o líderes de la iglesia en Roma continuaron ocupando el cargo de obispo en Roma. Sin embargo al correr de los años los obispos comenzaron a acaparar más y más poder sobre las demás iglesias, ya que Roma no sólo fue la ciudad donde murió Pedro (muy probablemente), sino que también era el centro de atención y comercio de todo el imperio Romano, creando así el lugar perfecto para que una iglesia fuera reconocida por encima de las demás. No fue hasta 41 papas después, cuando el papa León I “el Magno” (papado entre 440-461) logró establecerse como el primer pontífice sobre toda la iglesia católica y así asentar las bases para el papado como lo vemos en la actualidad.

 

Aunque la silla del obispo de Roma comenzó a ser considerada como superior a las demás sedes eclesiásticas desde poco antes de la caída de Roma, no fue hasta el Concilio Vaticano I (entre 1869 y 1870) que la iglesia católica concluyó, basado en Mateo 16:17-19, la siguiente cadena de dogmas acerca del papa:

 

1) Cristo dio a Pedro la jurisdicción principal sobre toda la Iglesia;

2) Ya que Pedro tenía jurisdicción total sobre la iglesia, entonces sus enseñanzas llegaron a ser infalibles;

3) Pedro, siendo el pontífice sobre la iglesia, demanda que sus sucesores designados tengan el mismo lugar sobre la Iglesia;

4) El papa, es decir el obispo de Roma y sucesor de Pedro como cabeza de la iglesia, tiene la capacidad de hablar ex cátedra (esto es, hablar bajo su capacidad oficial como papa), siendo sus palabras en ese momento infalibles;

5) Ya que el papa es la cabeza de la iglesia, entonces él es cabeza de todo orden eclesiástico y de toda sede;

6) La iglesia, bajo la dirección del obispo de Roma, se ha mantenido sin error y doctrinalmente pura;

7) Cuando surgen cuestiones de fe, el pontífice romano (el papa) tiene el derecho de tener la última palabra;

8) Para que una iglesia local sea validada como una iglesia auténtica de Cristo, la tal debe adherirse a las enseñanzas del Vaticano…

9) No hay salvación fuera de la Iglesia Católica Romana, pues sólo el pontífice en Roma es la cabeza sobre la verdadera iglesia de Cristo.

 

¿Acaso la Biblia enseña que deberíamos tener un papa?

Para defender la doctrina del papado, el Vaticano recurre a dos fuentes: La tradición y la Biblia. Primeramente, en la tradición, la iglesia católica se basa en los escritos de doctores de la iglesia, entre ellos hombres del primer siglo como Clemente de Roma y Ignacio de Antioquía, los cuales vivieron durante el tiempo del Nuevo Testamento. Entre sus muchas contribuciones a la doctrina de la iglesia, ambos, al igual que Constantino años después, abogaron por una estructura eclesiástica la cual tuviese un obispo sobre las iglesias locales. En sus cartas es visible su deseo por preservar la sana doctrina en medio de un ambiente propicio a los falsos maestros y falsas doctrinas.

Sin embargo debemos recordar que tanto Clemente como Ignacio, no buscaban defender un obispo sobre la iglesia entera, como lo vemos hoy en día con el papa. Al contrario, lo que ellos buscaban defender era la Escritura y las verdades escritas en ella por medio de establecer un obispo sobre ciertas regiones geográficas, dado que pocas personas tenían acceso a copias de los originales. Ya que no todos tenían la Escritura, pensaron necesario subordinar a aquellas iglesias sin copias a hombres preparados los cuales hubiesen tenido interacción con los apóstoles mismos o con algunos de sus seguidores más cercanos. Su intención fue elevar la autoridad de la Escritura, no crear una escritura eclesiástica modelo con una cabeza humana al frente. Por lo tanto, creo que si ellos estuviesen vivos hoy, estrían en contra del papado al igual que nosotros.

En segundo lugar, la Biblia no enseña que la iglesia debería tener un obispo supremo. En una artículo previo titulado Sobre esta roca edificaré mi iglesia, aquí en Predicadores y la Predicación, Dr. Nathan Busenitz presentó un argumento extenso sobre una interpretación correcta de Mateo 16:18. Busenitz determina correctamente que la interpretación de la iglesia católica romana de Mateo 16:18 está equivocada por lo menos por cuatro razones:

  • Gramaticalmente, no representan la distinción léxica entre petros (Pedro) y petra (roca).
  • Contextualmente, ponen a Pedro como el enfoque de Mateo 16, cuando el texto claramente busca resaltar la verdad acerca de Jesús.
  • Teológicamente, el Nuevo Testamento presenta a Cristo como la Roca, y no a Pedro.
  • Históricamente, esta doctrina católica romana no es vista en los padres de los primeros siglos.

En ningún lugar en la Escritura se presenta a Pedro como la cabeza de la iglesia. La única piedra angular que se menciona en la Biblia es Cristo mismo (Efesios 2:20), y por lo tanto la iglesia está cimentada en la roca que es Jesús, no Pedro. Aun las palabras de Jesús a Pedro en Juan 21:17 (“Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”) no demuestran que Jesús elevó a Pedro a un estatus de cabeza eterna sobre la iglesia, más bien Jesús le pidió que enseñase y fuera líder en la iglesia, pero nunca que enseñase alguna otra cosa que lo que está escrito en la Biblia.

 

¿Cómo deberíamos responder al papado como cristianos?

NUESTRA LEALTAD ES HACIA LA VERDAD DE LA ESCRITURA, NO HACIA LA SILLA DE UN OBISPO

Primeramente, debemos recordar que Jesucristo, no el papa, es la única cabeza de la iglesia. Él prometió edificar su iglesia siendo él mismo la piedra angular (Efesios 2:20). El Nuevo Testamento entero nos demuestra que solamente Jesús es el Señor sobre la iglesia, y jamas eleva a Pedro a tal estatus. El papa no es la cabeza de la iglesia porque Jesús nunca estableció tal oficio, ni tiene ninguna autoridad sobre las iglesias alrededor del mundo, ya que el modelo que vemos en el Nuevo Testamento es de iglesias liberadas por ancianos (1 Timoteo 3; Tito 2), y no por un pontífice en Roma. Incluso si se pudiese trazar una línea de sucesión entre el papa actual y Pedro, la tal no demandaría que el papa tuviese autoridad sobre el cuerpo de Cristo. Como creyentes nuestra lealtad es hacia la verdad de la Escritura, no hacia la silla de un obispo. En el momento en el que uno de estos sucesores se hubiese desviado de la verdad bíblica, nosotros no le hubiésemos seguido, pues Cristo es nuestra cabeza y Rey, no un hombre. Es por eso que como cristianos no tenemos nada que ver con la iglesia católica romana, la cual representa un sistema corrupto y anti-bíblico.

En segundo lugar, debemos tener en mente que el papa no tiene la autoridad para hablar infaliblemente. Tal doctrina no tiene fundamento bíblico. La tradición de la infalibilidad papal tiene sus bases en la tradición católica, la cual ha sido copiada y hecha autoritaria por decretos divinos de ciertos papas, creando así un circulo perfecto para defender una tradición sin un fundamento en la Escritura.

Tercero, recordemos que solamente la Biblia y Cristo tienen autoridad sobre la iglesia. Dos de las banderas principales de la Reforma fueron Sola Scriptura y Solus Christus. La primera luchó por la autoridad de la Biblia sobre cualquier tradición, mientras que la segunda atacaba la creencia herética que presentaba al papa como el representante de Cristo en la tierra. Su lucha sigue resonando hasta el día de hoy. Como creyentes debemos sujetar todo sermón, libro, documento y tradición bajo la autoridad de la Escritura; guardando lo que esté de acuerdo a ella y rechazando lo que vaya en su contra. Por lo tanto, la tradición católica no tiene lugar en la verdadera iglesia cristiana, pues no tiene fundamento bíblico y ni siquiera pueden existir juntas, ya que la una repele y contradice a la otra.

Finalmente, debemos orar por y evangelizar a los católicos. Creo que la mayoría de nosotros hemos salido del catolicismo o bien fueron nuestros padres los que salieron. Al hablar del catolicismo debemos ser duros en reconocer la falsedad del sistema, pero tal dureza doctrinal no debería endurecer nuestros corazones. Los católicos necesitan entender el verdadero evangelio, que la salvación no es por obras sino por fe, y necesitan entender que la autoridad de la Biblia es mayor a la de cualquier tradición.

 

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Acerca del Autor: 

Alberto Solano, graduado con una Maestría en Divinidad (M.Div.) en The Master’s Seminary, actualmente estudia una Maestría en Teología (Th.M.) con énfasis en el Nuevo Testamento. Aparte de servir en el ministerio hispano de Grace Community Church, Alberto trabaja en el departamento de admisiones del seminario.

Máximas de San Martín a su hija Mercedes

La relación de San Martín con su hija nos permite hoy, en cierta medida, obtener una mirada en profundidad sobre su concepción de la vida. No es común que un gran hombre de acción concrete en unas pocas máximas su sentido de la vida y de la sociedad futura.

En el año 1825 el Gral. José de San Martín escribió una lista de consejos para su hija Merceditas, donde vuelca sus ideales educativos.

  1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: «Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos».
  2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
  3. Inspirarle una gran confianza y amistad, pero unida al respeto.
  4. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres.
  5. Respeto sobre la propiedad ajena.
  6. Acostumbrarla a guardar un secreto.
  7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
  8. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
  9. Que hable poco y lo preciso.
  10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
  11. Amor al aseo y desprecio al lujo.
  12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.

Es mi anhelo que podamos aprender del ejemplo de aquellos hombres que supieron fundar naciones.

En amistad y bendición les declaro Su Shalom!

P.A. David Nesher

¿Sabes cuál es el Origen de los Sicarios?

La primera manifestación histórica de conspiración terrorista se produjo en tierra de Palestina en el año 66 de nuestra era con los ‘sicarii‘, un grupo radical que luchó contra los romanos y los palestinos que los apoyaban. Estos terroristas primitivos atacaban a sus enemigos en días festivos, cuando la multitud que se congregaba en Jerusalén les permitía actuar con mayor impunidad.

La secta judía de los “sicarios” también conocidos como “Zelotes” fueron los primeros en utilizar este término durante la ocupación romana a Palestina. Los Zelotes eran un ala de los fariseos y no reconocían otro jefe y maestro que Dios. Nacidos contra la opresión romana, rechazaban la pasividad de los fariseos y proponían la acción decidida y audaz como única solución.

El sicarii era la persona que escondía un puñal llamado “sica” entre sus ropas y apuñalaba a romanos o simpatizantes de los mismos durante las asambleas públicas. Aunque, bien es sabido, ese vocablo ha perdurado a lo largo del tiempo y hoy tiene un significado distinto, que es el de denominar a asesinos a sueldo, simples mercenarios, que pueden actuar en solitario o en grupo logrando sembrar el miedo entre sus enemigos.

sicarius

Como curiosidad sobre la palabra sicario, se dice que el segundo nombre de Judas Iscariote es una deformación de la palabra sicario. Esta curiosidad es muy discutida, se cree que Judas tomó su nombre de Kariot, el pequeño pueblo donde había nacido.

Del nombre de ‘sicarii’, que provenía de la espada corta (sica) que escondían bajo las túnicas, ha derivado la palabra ‘sicario’. Los que eran atrapados y condenados a muerte consideraban su ejecución como un martirio glorioso que les abría las puertas del paraíso.

Según el historiador judío Josefo, los “varones de puñal”, o sicarios, se introducían entre las muchedumbres de Jerusalén, especialmente durante las fiestas, con puñales ocultos bajo la ropa, y apuñalaban a sus enemigos a plena luz del día. Luego, para no levantar sospechas, se entremezclaban con los que expresaban indignación por los asesinatos. Josefo también menciona que los sicarios encabezaron la revuelta contra Roma. En el año 66 E.C., un grupo de sicarios a las órdenes de Eleazar, hijo de Jairo, tomó la guarnición romana de Masada y efectuó grandes matanzas. Este grupo de fanáticos nacionalistas continuó desafiando a Roma hasta 73 E.C., año en que se abrió una brecha en las defensas de Masada. No obstante, los romanos no tuvieron que asaltar la fortaleza, pues los sicarios incitaron el suicidio en masa de 960 hombres, mujeres y niños para que no los capturasen. Dos mujeres y cinco niños que se habían escondido en una cueva fueron los únicos sobrevivientes.

El Hombre que resucitó al Idioma Hebreo

Por David Nesher

Su nombre Eliezer Ben-Yehuda. Nació en Luzhki, un shtetl (‘pueblo’) de la Gubérniya de Vilna del Imperio ruso (al norte de la actual Bielorrusia), actual Provincia de Vítebsk, el 7 de enero de 1858. Fue un lexicógrafo y editor de periódicos lituano-judío; además, fue el principal artífice y responsable del renacimiento y la reimplantación de la lengua hebrea como lengua hablada y escrita en los tiempos modernos.

A lo largo de su vida, su lema fue “¡hebreo habla hebreo!” (!עברי דבר עברית).

Formación

Empezó a estudiar hebreo y la Torá a los tres años de edad, como muchos niños judíos de Europa del Este. A los doce años de edad ya llevaba nueve años estudiando en heliezer_ben_yehuda_2_190410_377ebreo y había leído la mayor parte de la Torá, la Mishná y el Talmud, lo que le hacía estar bastante familiarizado con el hebreo bíblico y el hebreo talmúdico.

Sus padres esperaban que se convirtiese en rabino y le mandaron con ese fin a una yeshivá cercana. Allí continuó estudiando hebreo antiguo y estuvo expuesto al hebreo moderno de la Haskalá, lo que incluía obras laicas. Más tarde aprendió francés, alemán y ruso. Luego fue enviado a Daugavpils para continuar su educación. Allí tendría acceso al diario en lengua hebrea Ha-Shahar, del que aprendió sobre el sionismo y le llevó a concluir que la resurrección de la lengua hebrea en Israel podría proteger y unir a la diáspora judía de la asimilación.

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Tras graduarse se mudó a París para estudiar en la Universidad de París. Entre las asignaturas estudiadas se encontraba la historia y política de Oriente Medio, pero la que le influyó más profundamente fue la de Hebreo. En esta asignatura las clases se daban en hebreo. El ver la lengua empleada de forma oral le convenció de que su resurrección sería práctico. Se trasladó a Argel, donde entró en contacto con los judíos de Argelia. Allí alcanzó mucha práctica en el uso del hebreo en contextos no religiosos.

Mientras estuvo en París y en Argel, Ben-Yehuda publicó muchos artículos en la prensa en hebreo. Intentó convencer a la gente de que era práctico revitalizar el hebreo y volverlo a emplear como lengua hablada y que un renacimiento hebreo en Palestina impediría que la juventud judía desertara del judaísmo. A pesar de no recibir un apoyo unánime, decidió viajar a Palestina y tratar de resucitar la lengua.

Resurrección de la lengua hebrea

En 1881 emigró a Palestina, entonces una provincia del Imperio otomano. Motivado por las ideas de renovación Eliezer_Ben-Yehuda_stampy por el rechazo al estilo de vida de la diáspora, Ben-Yehuda se puso a trabajar en una nueva lengua que pudiese reemplazar al yiddish y otros dialectos regionales como medio de comunicación habitual entre los judíos.

Ben-Yehuda crio a su hijo, Ben-Zion Ben-Yehuda (su nombre significa “hijo de Sión”), íntegramente en hebreo. Rechazó exponerlo a otras lenguas durante su niñez. Ben-Zion fue el primer hablante nativo del hebreo moderno. Su autobiografía, escrita bajo el seudónimo de Itamar Ben-Avi (“Itamar, hijo de Avi” es una abreviatura creada a partir de las primeras tres letras del nombre Eliezer Ben Yehuda en hebreo), se sigue leyendo habitualmente en Israel.

Mientras que al principio muchos consideraron su trabajo utópico, la necesidad de contar con una lengua común obtuvo el apoyo de muchos. En 1884 empezó a publicar «El Ciervo«, un periódico en hebreo que abogaba por el Sionismo. Se fundó el Comité de la Lengua Hebrea, que más tarde pasaría a ser la Academia del Idioma Hebreo. Los resultados de su obra y del Comité fueron publicados en un diccionario (El diccionario completo del hebreo antiguo y moderno).

 

El trabajo de Ben-Yehuda fue sembrado en un suelo fértil, pues al principio del siglo XX el hebreo había avanzado un gran camino para convertirse en la lengua principal de la población judía en Palestina durante el Gobierno británico de Palestina y la posterior fundación del Estado de Israel.

 

Eliezer Ben Yehuda falleció en Jerusalén, el 16 de diciembre de 1922.

El Profesor IDIOTA de Gandhi

gandhi jovenCuando Gandhi estudiaba su carrera de derecho en Londres, un profesor de apellido Peters le tenía mala voluntad y se manifestaba siempre con saña hacia el alumno hindú. Pero, Gandhi nunca le bajó la cabeza y sus encuentros se volvieron anecdóticos y llenos de enseñanza para aquellos testigos que los presenciaron.
Un día el profesro Peters estaba almorzando en el comedor de la Universidad y el alumno Gandhi viene con su bandeja y se sienta a su lado. El profesor, altanero, le dice:

_ «Joven Gandhi, Ud. no entiende! Un puerco y un pájaro, no se sientan a comer juntos«;

Gandhi le contestó:

Esté Ud. tranquilo profesor, yo me voy volando» y, se cambió de mesa…

El Señor Peters verde de rabia, decide vengarse en el próximo examen; pero, el alumno responde con brillantez a todas las preguntas. Entonces, le hace la siguiente interpelación:

_ «Gandhi, Ud. va caminando por la calle y se encuentra con una bolsa, dentro de ella está la sabiduría y mucho dinero, ¿cuál de los dos se lleva? «…

Gandhi responde sin titubear:

_ «¡Claro que el dinero, profesor!»

El profesor sonriendo le dice:

_ » Yo, en su lugar, hubiera agarrado la sabiduría, ¿no le parece?«…

Gandhi responde:

Cada uno toma lo que no tiene profesor«…

El profesor Peters, histérico ya, escribe en la hoja del examen: «IDIOTA» y se la devuelve al joven Gandhi.

Gandhi toma la hoja y se sienta… Al cabo de unos minutos se dirge al profesor y le dice:

Profesor Peters, Ud. me ha firmado la hoja, pero no me puso la nota..