Historia

El Reino Unido estuvo en contra los inmigrantes judíos que retornaban a Israel

En un día como hoy (16 de Av) pero de  1946, el gobierno británico ordenó que todos los inmigrantes ilegales con destino a Palestina fueran deportados a campos en la isla de Chipre.
De acuerdo a los términos del documento inglés de 1939, la inmigración a Palestina estaba limitada a 75.000 judíos en un período de 10 años.
Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos sobrevivientes del Holocausto no tenían otro lugar al que ir, por los que se atiborraban en viejos barcos con destino a Tierra Santa.
Algunos barcos tuvieron éxito en escabullirse a través del bloqueo naval inglés y descargaron su carga humana en playas desoladas. Muchos barcos se hundieron en circunstancias trágicas. Otros barcos fueron apresados y los pasajeros fueron enviados a campos de detención británicos –rodeados con alambres de púas, torres militares y guardias. El Éxodo es el barco de inmigrantes más famoso de esta era.
Fotografiado aquí vemos al barco Éxodo en el puerto de Haifa, el 18 de julio de 1947, con las brechas causadas por las embestidas de destructores británicos. Los soldados se ven evacuando a los inmigrantes. Más abajo se ven algunos de los pasajeros orando en Tisha Beav (el día tradicional de luto, que ese año coincidió con el 27 de julio) a bordo del barco de evacuación “Empire Rival”, durante la travesía de regreso a Francia.
El barco Presidente Warfield (su nombre original) zarpó desde Francia hacia la Tierra de Israel – por entonces bajo mandato británico – el 11 de julio de 1947, llevando 4.500 pasajeros, la mayoría de ellos sobrevivientes del Holocausto. Perteneciente a la Haapalá (el movimiento de inmigración ilegal) la nave fue rebautizada Éxodo 1947 en altamar.
El 17 de julio fue atacada por la marina británica en aguas internacionales antes de que lograra acercarse a la costa de Tel Aviv. Embestida repetidas veces por los destructores, fue remolcada al puerto de Haifa, atracando el viernes 18 de julio a las 16 hs.
Con la intención de dar una lección con los inmigrantes ilegales del Éxodo, el gobierno británico ordenó cargar a los pasajeros en tres barcos de deportación de la marina británica – “Empire Rival”, “Runnymede Park” y “Ocean Vigour” – que zarparon el día siguiente con destino a Francia. Allí el gobierno no autorizó el desembarco de los inmigrantes y los barcos permanecieron en puerto por más de tres semanas. Finalmente fueron enviados a Alemania y los pasajeros desembarcados por la fuerza en Hamburgo, desde donde fueron enviados a campos de personas desplazadas. El sufrimiento de los judíos a bordo del Éxodo fue divulgado extensamente por la prensa internacional.
Hoy en día uno de los barcos, el Af-Al-Pi (“a pesar de todo”), está en exhibición en un museo en Haifa.

Rindfleisch y la matanza genocida de Bischofsheim

Hoy, de acuerdo al calendario que el Eterno enseñó a Israel es 14 de Av. Hoy, en la historia judía se recuerda una masacre más de las tantas que soportó este pueblo a lo largo de la Historia Universal.
En 1298, los judíos de Bischofsheim, Alemania, fueron
masacrados por tropas de Rindfleisch. Rindfleisch era un caballero
alemán que no pudo devolverle un préstamo a la comunidad judía, por lo
que inventó una calumnia y afirmó haber recibido una misión del cielo
para exterminar a “la maldita raza de los judíos”.
Rindfleisch sedujo a
una pandilla, y su banda de Juden-schachters (asesinos de judíos) marchó
por Austria y Alemania, de ciudad en ciudad,
saqueando, quemando y asesinando a judíos por el camino (excepto a
aquellos que aceptaban el cristianismo). 
En seis meses, fueron
asesinados 100.000 judíos (muchos fueron quemados en la estaca) y 146
comunidades fueron diezmadas. 
Este día es el Yortzait del rabino
Mordejai ben Hilel (1240-1298), autor del comentario del Talmud
Mordejai, él y toda su familia estuvieron entre los asesinados de la
masacre. 
Los judíos de Alemania, habiendo reconstruido reiteradamente
sus comunidades después de esos ataques, se dieron por vencidos, y
muchos emigraron a la Tierra de Israel (en ese entonces bajo legislación
islámica). El rabino Asher ben Yejiel, un gran sabio conocido como el
Rosh, sobrevivió las masacres de Rindfleisch y se mudó a España. 

Hip, Hip Hurra: Expresión antisemita nacida el 9 de Av

¿Se han preguntado alguna vez qué significa esta expresión que supongo que todos hemos utilizado alguna vez en forma de cantinela?

Mientras observaba la escena de una película en la que un grupo de muchachos cantaba esta expresión, surgió en mí uno de esos momentos de inspiración que todos tenemos. Reencontrándome con esta archiconocida expresión, mi alma con síndrome de filólogo fracasado comenzó a preguntarse por el origen de esa «cancioncita de victoria escolar deportiva«. Como siempre, he aquí el fruto de mi curiosidad:

Su origen es muy antiguo. Se remonta al año 70 en tiempos del general romano Tito quien tras cuatro años de asedio finalmente hizo caer a la ciudad de Jerusalén destruyéndola, el 9 del mes Av, con Templo y todo. Con el objeto de comunicar este victorioso triunfo, los romanos enviaron a Roma un mensaje codificado «HEP» que son las siglas de «Hierosolyma Est Perdita» y que traducida a nuestro español significa «Jerusalén está perdida» o también, «Jerusalén ha caído«. Entonces, el senado romano, para celebrar dicho acontecimiento, gritó unánime y a viva voz ‘hep, hep, hurra‘. la exclamación victoriosa hurra, agregada a ese mensaje cifrado, proviene del latín arru, que a su vez encuentre su origen en el dios griego de la guerra, Ares. Es decir, que los romanos atribuyeron la caída de Jerusalén y la destrucción del Segundo Templo a la intervención del dios Marte (latinización de Ares).

Posteriormente, este burlón grito antisemita fue utilizado por los cruzados y los cosacos.

A partir de 1819, teniendo en cuenta este origen histórico, los ciudadanos de Alemania, y otros países vecinos, empezaron a usar este grito cuando iban a cazar hebreos en los ghetos judíos, y según parece a nuestros tiempos ha llegado como mofa de los nazis paradigma del antisemitismo.

Para finalizar esta nota curiosa, agregaré el dato de que cuando se menciona a los romanos (Edom) en Tehilim / Salmos 137:7 gritando enfervorizados por la destrucción de Yerushalayim, el salmista emplea la voz “arru, arru”… ¿no es como una visión del grito “hurra” que realmente fuera dado veinte siglos más tarde?

William Colgate: el Diezmo y Fidelidad a Dios lo llevó a crear una Empresa de Éxito

» Bendito el varón que confía en Yahvéh, y cuya confianza es Yahvéh
Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto».
 
(Jeremías 17:7-8)
 
 
Todos deben saber a esta altura que William Colgate fue un empresario inglés que nació el 25 de enero de 1783 en la localidad de Hollingbourn, en Kent, Reino Unido. Hijo de Robert Colgate y Sarah Bowles.
 
 
En 1806 emigró a Nueva York, pues se vio obligado a abandonar su hogar, ya que sus padres no podían sostenerlo, debido a la gran escasez económica en la que vivían.
 
 
Con tan sólo 16 años de edad, se ganaba la vida recorriendo las calles vendiendo jabones con una caja de madera colgada al cuello. Con sus ventas, ayudaba a su mamá quien ya había enviudado, además de colaborar para la educación de su hermanita.
 
 
Siendo él un joven de campo, se encontró con lo duro de conseguir trabajo en la gran ciudad, sin embargo, su fe en Dios lo ayudó a continuar en la búsqueda por superarse y prosperar.
 
Un día para protegerse de la lluvia, se refugió en una iglesia y escuchó cuando el predicador narraba la historia de Jacob:
 
“E hizo Jacob voto, diciendo:
Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Yahvéh será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré
para ti».
(Génesis 19:20-22)
 
William, al escuchar esto, al salir se arrodilló con su cajita de jabón y oró diciendo:
 
“¡Oh Dios!, Si me sacas de esta pobreza en que me encuentro, te prometo que durante toda mi vida daré para ti la décima parte de todo lo que gane”.
 
Durante la noche tuvo un sueño, en el cual escuchó una voz que le decía:
 
“Aprende a fabricar jabones”. 
 
 
Tuvo fe y obedeció, ya que al día siguiente consiguió un empleo en una fábrica de almidón, jabones y velas. Llegó como mensajero, pero por su buena conducta fue ascendiendo hasta que aprendió a fabricar jabones.
 
 
Pronto, llegó a ser socio en el negocio del jabón; pero pocos años más tarde, se convirtió en el único propietario debido al fallecimiento de su socio. El negocio creció prósperamente, gracias a su esfuerzo y por supuesto, porque él continuó honrando a Dios con sus diezmos.
 
 
Para 1896 William Colgate descubrió la fórmula de la crema dental e introdujo los tubos de pasta de dientes, que hasta esa fecha, se comercializaban en polvo o en tarro. En 1906 por la calidad de sus productos, ya se encontraba produciendo una línea de jabones para el lavado de ropa.
 
 
Su fidelidad y dedicación a Dios le hizo prosperar y triunfar como empresario, ya que después de comenzar con el 10% de su diezmo, continuó con el 20%, el 30%, el 40%, el 50%, así, hasta llegar a dar el 90% de todas sus ganancias. Sus ventas aumentaron rápidamente con el paso del tiempo, por lo que su jabón comenzó a ser una marca reconocida en muchos hogares a través del mundo.
 
 
Colgate fue considerado el hombre más rico, sobreviviendo con apenas el 10% de sus ganancias. Fue alguien que apoyó a hombres de Dios para que se pudiera llevar el mensaje de salvación a muchas naciones.
 

La Universidad Colgate lleva su apellido en reconocimiento a su labor como benefactor de la institución.

 

Además ayudó a organizar varias sociedades Bíblicas, inclusive la American Bible Society (1816).
 
 
Después de su muerte el 25 de marzo de 1857, sus hijos continuaron siendo fieles a Dios y en 1928 y, debido a su creciente internacionalización, la compañía decide fusionarse con Palmolive-Peet, para luego terminar siendo Colgate-Palmolive.
 
 
Sin duda, esto me ha dejado una tremenda enseñanza sobre lo importante que es honrar al Eterno con nuestros diezmos, la fidelidad de Él hacia nosotros, y por consiguiente, poner en práctica nuestra fe, disciplina y esfuerzo.
 
 
¡William Colgate le creyó a Dios y a sus promesas, y fue prosperado!
 

¿Tú que harás?

Tisha b’Av: el Ayuno del Quinto Mes y nuestra Victoria sobre toda angustia

 
 
 

Tisha b’Av o Tish’ah b’Av (en hebreo תשעה באב, tish‘āh bə-āḇ) es el principal día de ayuno y abstinencia de la Casa de Judá (judaísmo) y es regida por costumbres de origen rabínico. Justamente por ser una ordenanza rabínica, es optativa para los que no son de la Casa de Judá (judíos). Por una cuestión de unidad (NO de obligación) yo recomiendo hacerlo.      

Tisha b’Av es la culminación de las tres semanas de duelo en las que los judíos lamentan la pérdida, por dos veces, de su Templo, la pérdida de Jerusalén y el consiguiente exilio. En Jerusalén, muchos pasarán la noche y el día junto al Kotel, el único vestigio del Templo que sigue en pie, que hoy, más que nunca, es el Muro de los Lamentos.        

Su nombre hace referencia al noveno día (Tisha) del mes hebreo de Av. Ha sido llamado el día de la calamidad para Israel y posteriormente para el pueblo judío.    

Según la tradición judía estos son los acontecimientos de dicha fecha:    

1. Fue en este día cuando los doce espías que habían sido enviados a reconocer la Tierra Prometida, trajeron un mal reporte acerca de la tierra que causó que los israelitas sintieran pánico, lloraran, y no quisieran ir, por lo cual YHVH ordenó que esta generación no entraría a la Tierra. (Números caps. 13 y 14).      
2. Fue en un 9 de AV cuando el Templo de Salomón fue destruido, y cuando en el año 586 A.C. el Reino de Judá fue destruido por los Babilonios liderados por Nabucodonosor, y los judíos fueron enviados al exilio Babilónico.
3. El Segundo Templo fue destruido en el año 70 D.C. por el Imperio Romano, y el pueblo judío fue esparcido por el mundo para un exilio de 2.000 años.      
4. La rebelión de los Bar Kojba falló. Bar Kojba fue asesinado, al igual que el rabino Akiva y muchos otros sabios importantes de la Mishná. (132 D.C.).    
5. El Monte del Templo fue socavado y Jerusalem fue reconstruida como una ciudad pagana.      
6. La declaración de las Cruzadas por el Papa Urbano II en 1095.      
7. La quema del Talmud en el año 1242.      
8. En 1290, se firmo el Edicto del Rey Eduardo I expulsando los judíos de Inglaterra.      
9. El Decreto de la Alambra que lidero la expulsión de los Judíos de España en 1492.        
10. Comenzó la Primera Guerra Mundial en 1914.      
11. Los primeros asesinados en Treblinka en 1942.      
12. La AMIA (Asociación Mutua Israelita Argentina) fue atacada por terroristas Árabes hecho que ocurrió el 18 de Julio de 1994 en Buenos Aires Argentina. 86 muertos y mas de 120 heridos…      

Por todos estos, y otros, hechos, el día 9 de Av ha sido tradicionalmente un día de ayuno del pueblo judío. Es un día de aflicción muy especial al que se llega después de 21 días de ayuno parcial.      

Esas «Tres Semanas» que van desde el 17 de Tamuz y Tishá B’Av han sido, históricamente, días de desgracia y calamidad para el pueblo judío. Entre otras tragedias, durante este tiempo fueron destruidos tanto el primero como el segundo Templo, como ya señalé.      

Las «Tres Semanas» que sirven en la historia judía como preludio a Tishá B’Av representan un período de duelo por la caída de esas murallas que protegían el Templo y la fuente de la santidad espiritual del mundo.      

Por todo eso, estos días son aludidos como el período “entre las estrechuras” o “entre los días de angustia” (bein hametzarim), de acuerdo al versículo: «Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras» (Lamentaciones 1:3).        

Durante este período toda la Casa de Judá observa varios aspectos de duelo: Minimiza la alegría y la celebración – no se hacen bodas, no se escucha música, no se cortan el pelo ni la barba. Las expresiones de duelo se intensifican a medida que se acercamos a Tishá B’Av.        

Hacia el final de la tarde previa a Tishá B’Av se acostumbra comer la Seudat Hamafseket – una comida que consiste de pan, agua y huevo duro. La comida se unta en cenizas, un simbolismo de duelo, y los judíos se sientan en el piso para comerla (Las reglas son un poquito diferentes cuando Tishá B’Av cae en Shabat o en domingo).       La puesta de sol marca el comienzo de Tishá B’Av. En ese momento comienza el ayuno y no se permite comer ni beber hasta el anochecer del día siguiente. Tampoco está permitido bañarse o lavarse, utilizar zapatos de cuero y tener relaciones maritales. Tampoco estudiamos Torá, a excepción de textos relevantes a Tishá B’Av y a duelo – por ejemplo el libro de Lamentaciones y Job, y algunas secciones del Talmud (incluyendo la historia de Kamtza y Bar Kamtza).    

El Libro de Eija (Lamentaciones) – el lamento poético de Jeremías por la destrucción de Jerusalem y el Primer Templo – se lee en la sinagoga como parte del servicio de la noche. Se leen «kinot» (elegías) especiales, tanto a la noche como a la mañana.Para nosotros, los primogénitos de Su Monte, este ayuno no solo es quebrar el cuerpo sin probar alimentos; es alimentar el alma con un juicio de amor hacia uno mismo, reconociendo nuestras fallas, la falta de amor al prójimo; haciendo volver a nuestra alma y cuerpo a La Fuente de Luz, con arrepentimiento sincero y gratitud, ya que un ayuno sin meditación en la Torah es como un cuerpo sin alma.  

Por ello, en Tishá BeAv, los primogénitos de Sión, tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Estamos agradecidos por todo lo que Abba ha hecho por nosotros? ¿Confiamos en Él? ¿Estamos dolidos por el sufrimiento de nuestros hermanos? ¿Creemos que el Eterno nos ayudará si salimos a ayudar a nuestros hermanos judíos?           ¡Por supuesto! ¡Dios quiere que Sus hijos retornen a Él!    


Bitácora Relacionada para leer:

Las Llamas que Consumieron al Segundo Templo

Lutero y sus anhelos antisemitas

Al leer esta bitácora te sorprenderás al enterarte que aquel reconocido teólogo, fundador de una nueva corriente religiosa mundial, y considerado por muchos como el padre del moderno alemán, Martín Lutero, escribió en 1543 escribirá lo que es considerado el primer tratado moderno antisemita. Me estoy refiriendo a: “Sobre los judíos y sus mentiras”, escrita por su pluma en el año 1543.
Primeramente será bueno aclarar que Lutero vivió en una época antisemita muy fuerte. Los judíos eran discriminados, vivían en guetos y su campo laboral estaba fuertemente restringido. Según su arbitrio, y necesidad, el soberano los gravaba con impuestos especiales, o en ocasiones desterraba a todos los judíos de su territorio. Estos tenían que huir a otras regiones, donde vivían hasta el siguiente destierro. Los comerciantes y banqueros locales se liberaban así de competidores no deseados con la complicidad de sus gobernantes. El antijudaísmo de este tiempo se expresa, aparte de las olas de expulsiones, también en representaciones como el así llamado «puerco judío» en Wittenberg.
El reformista alemán, influenciado por esta ambiente sociocultural, sostenía que debían quemarse todas las sinagogas judías, destruir sus libros de oración, prohibir predicar a los rabinos, “aplastar y destruir” sus casas, incautarse de su propiedades, confiscar su dinero y obligar a esos “gusanos venenosos” a realizar trabajos forzados o expulsarlos “para siempre”. Lean con atención sus resentidas palabras antisemitas:
“Primero, sus sinagogas o iglesias deben quemarse… En segundo, sus casas deben asimismo ser derribadas y destruidas… En tercer lugar, deben ser privados de sus libros de oraciones y Talmudes en los que enseñan tanta idolatría, mentiras, maldiciones y blasfemias. En cuarto lugar, sus rabinos deben tener prohibido, bajo pena de muerte, enseñar jamás… La furia de Dios contra ellos es tan grande que están cada vez peor… Para resumirlo, estimados príncipes y nobles que tenéis judíos entre vuestras posesiones, si mi consejo no os es suficiente, buscad otro mejor para que vosotros, y todos nosotros seamos libres de esta insoportable carga diabólica”. 
El anhelo más grande que tenía Lutero en su corazón era que los judíos desaparecieran de Alemania y Europa. Por ello, llegó a afirmar:
“¿Quién les impide a los judíos volver a Judea? Nadie… Les proveeremos todas las provisiones para el viaje, para vernos por fin libres de ese repulsivo gusano. Para nosotros, ellos son una grave carga, la calamidad de nuestra existencia. Son una peste enclavada en nuestras tierras”. 
En opinión del historiador Dr. Robert Michael, parece ser que Lutero aprobaba el asesinato de judíos.
“Yo les arrancaría la lengua de la garganta. Los judíos, en una palabra, no deben ser tolerados”. 
También les acusa de dedicarse al hurto y a la usura.
“Si no fueran tan ciegos, su despreciable vida externa los convencería de la verdadera naturaleza de su penitencia. Ya que abunda en brujería, signos de magia, figuras y el tetragrama del nombre, eso es, con idolatría, envidia y vanidad. Además, no son más que ladrones y asaltantes que diariamente no prueban bocado y visten ropa que nos han robado y hurtado por medio de su maldita usura. De este modo viven día a día, junto con esposa e hijo, de robo y hurto, como archiladrones y asaltantes, en total impenitente seguridad. Para un usurero es un archiladrón y asaltante que debería ser colgado en la horca siete veces más alto que otros ladrones. En efecto, Dios debería profesar desde el cielo sobre tal hermosa penitencia y mérito a través de su santo ángel y volverse flagrante, mentiroso blasfemo por el bien de la sangre noble y los santos circuncisos que se jactan de ser santificados por los mandamientos de Dios, a pesar de que los pisotean a todos y no conservan ni a uno de ellos”. 
No debemos olvidar que cuatro siglos después de haber sido escritos, los nazis citaron los ensayos de Lutero para justificar la Solución Final. Mas aún algunos estudiosos han atribuido la «Solución Final Nazi«, directamente a Martín Lutero, aunque haya algunos que refutan esta apreciación. Lo real es que los jerarcas nazis llevados a juicios durante el Tribunal de Crímenes de Guerra de Nuremberg del año 1946, alegaron en verdad que ellos no habían hecho otra cosa más que ejecutar lo que Martín Lutero había ordenado cuatro centurias antes, «la exterminación del pueblo judío». Hitler, como todo hábil político, utilizó el escrito de Lutero contra los judíos para influir negativamente en el pueblo alemán, en aquel entonces, mayoritariamente luterano, por lo que hizo reimprimir y repartir el libro de Lutero.

¿Quién es Rabino en el diseño mesiánico del Eterno?

“Pero vosotros no dejéis que os llamen RABÍ; porque uno es vuestro RABÍ y todos vosotros sois hermanos.”
Mateo 23:8

¡Estamos siendo testigos de días proféticos maravillosos! Uno de los detalles más gloriosos que estos tiempos tienen es el asombroso movimiento del Espíritu del Eterno aleteando sobre las aguas (millones de vidas humanas) y conduciéndolos hacia una reforma que les está revelando los diseños mesiánicos de la Luz Infinita (Or EinSof).
En medio de todo ese movimiento espiritual de la Verdad divina está manifestándose también la obra misma de la iniquidad reptiliana llamada falsificación. Así pues, mientras el Espíritu del Señor va conduciendo todo para que la Iglesia del Mesías se manifieste en su nombre verdadero, Israel, muchos hombres (y mujeres también) están apareciendo con apariencia de piedad y están enredando a los santos escogidos del Señor en el bosque de la confusión causado por tantos vientos de doctrinas judaizantes. Hoy, y tal como le aconteciera al apóstol Pablo, debemos estar vigilantes ante aquellos que se presentan con tantos títulos sacados de la letra muerta y no activados por el espíritu vivificador que se encuentra en las Sagradas Escrituras.
De ese modo, no solamente nos encontramos con falsos apóstoles y falsos profetas en esa pandemia babilónica llamada «apostolitis», sino que también desde el movimiento judaizante-kabbalístico abundan cada día más los falsos maestros que se hacen llamar «rabinos».
Pues bien, la bitácora de hoy apuntara a aclarar qué significa el término rabino desde su origen etimológico como funcional.
Primeramente dejaremos en claro que los rabinos son los líderes de la colectividad judía presente en cada nación del mundo. Se trata de maestros que, gracias a sus estudios, se encargan de la interpretación de los textos considerados sagrados por esta comunidad. El conocimiento profundo de los textos sagrados judíos es imprescindible no sólo para la enseñanza y difusión desde lo literal: el rabino debe estar en condiciones de aplicar aquellos textos milenarios en el día de hoy, encontrando en las palabras de la Torá la solución de problemas.
Reconoceré que una característica especial del judaísmo es el trabajo de exposición y de interpretación de la Torah escrita, es decir de la revelación divina hecha a Moisés en el Monte Sinaí y transcrita en el Pentateuco (y en sentido más amplio, presente en toda la Biblia hebrea). Este trabajo de de investigación (en hebreo midras, del verbo daras «buscar») comenzó de forma sistemática durante el destierro en Babilonia (586-536 a.C.), cuando el pueblo judío había perdido la Tierra y el Templo. Fue justamente en esos 70 años de exilio que comprendieron que sólo una amorosa fidelidad a la Torah podía garantizar su identidad y su continuidad. El sacerdote Esdras será quien dará cuerpo a esta comprensión leyéndole la Torah de Moisés al pueblo que habría regresado del destierro, y esforzándose especialmente en explicarle su sentido (Neh. 8:8). Los que prosiguieron históricamente esta obra, a los largo de 500 años, fueron primero los escribas, y luego los fariseos hasta concluir en los rabinos.
Es importante señalar aquí que el continuo cambio de situaciones en que llegaban a encontrarse los judíos planteaba de forma muy problemática la tensión entre la inmutabilidad sagrada de la Torah escrita y la necesidad de continuas adaptaciones en la praxis a los diversos ambientes y circunstancias. A diferencia de los sacerdotes y de los saduceos, que quedaron más ligados al culto del templo y al carácter literal de lo expresado en la Torah escrita, los fariseos se emplearon en una laboriosa obra dirigida a acercar la Torá al pueblo, haciendo posible en concreto vivir de la misma.
Los comentarios interpretativos (midrasim) de los fariseos fueron adquiriendo a lo largo del tiempo fuerza y autoridad. Los mismos se movían en dos direcciones:
  • una narrativa (haggadá),
  • la otra moral-jurídica (halaká).

A finales del siglo II d.C., estos comentarios se recogieron y transcribieron en la obra que se conoció como Mishná («repetición«, «enseñanza por repeticiones«), que fue considerada como el corpus de las tradiciones orales de la Torah. Por causa de esta última razón también ellas fueron atribuidas a Moisés -lo mismo que la Torah escrita- dado que consideraban que eran su desarrollo y su explicitación, capaces de ofrecer las indicaciones útiles para los siglos venideros. Será interesante que sepan que también la Mishná fue estudiada y comentada sistemáticamente en Palestina y en Babilonia, hasta finales del siglo V d.C.; así es como se originó la obra conocida con el nombre de Talmudestudio«), cuyo equivalente arameo, en Babilonia, era la Gemará.

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Cuando las tensiones sociales, económicas, políticas y religiosas condujeron a las crisis del 70 y del 135 d.C., la represión de las sublevaciones por parte de los romanos llevó al ocaso y a la desaparición de los saduceos, que eran considerados -cual autoridad- como los responsables de las rebeliones, y de la clase sacerdotal, ligada funcional y económicamente al templo, destruido el año 70 d.C. Fueron entonces los fariseos, y ante todo los maestros fariseos llamados rabinos, quienes asumieron la función de reorganizar la vida del judaísmo, que no podía contar ya con el Templo ni con la autonomía territorial. Como solución esta secta determinó que el eje de la religión judía sería entonces la oración, el estudio y la práctica de la Torah (escrita y oral), junto con las obras de misericordia.
Como vemos, el título  de rabino comenzó a ser utilizado por la cátedra apóstata que usurpó la jefatura del Templo de Jerusalén. Fue esta la que forjó nuevos lineamientos dogmáticos que comenzaron a regir la fe de los judíos en el primer siglo.
La línea farisaico-rabínica, fortalecida por estos hechos históricos, impregnó y organizó el judaísmo en Israel, conduciendo con sus dogmas a la Casa de Judá en la Diáspora de estos dos milenios. La única desviación a esto se produjo en el siglo VIII en Mesopotamia, con los karaítas (del verbo kará, «leer«), que rechazaban la Torah oral y todas las tradiciones exegéticas; consideraban normativa sólo la Torah escrita, sosteniendo su estudio filológico y la libre interpretación personal.
Durante el siglo I d.C. y comienzos del II, los rabinos eran «ordenados» mediante la imposición de manos, después de un largo período de formación junto a un maestro reconocido (la edad canónica para la ordenación eran los 40 años). Después de que, en el 135 d.C., los romanos prohibieron las ordenaciones bajo pena de muerte, los candidatos eran simplemente «proclamados» rabinos: de esta manera se les confería la autoridad de juzgar en el terreno civil y en el religioso.
 En el judaísmo de la diáspora, el rabino es el responsable de la vida religiosa de una comunidad judía, que tiene su punto de referencia en la sinagoga: cuida del culto y de la instrucción religiosa, organiza la enseñanza escolar y juzga, según los lugares, en materia matrimonial. A partir del siglo XIX se instituyeron seminarios rabínicos, en los que los candidatos se forman en la Escritura, en la Misná, en el Talmud, en la codificación y en las respuestas; una vez completado el ciclo de estudios (que actualmente dura de ocho a diez años), reciben el título de rabino.
La palabra רַבִּי (rabino) que usualmente solemos entender como «mi maestro» significa literalmente persona de gran autoridad, gran importancia, abundancia, e incluso con grandeza indescriptible. En otras palabras, רַבִּי (rabino) es una persona que tiene mucho que dar y puede aportar a otros desde su grandeza.
רַבִּי (rabino) proviene de la palabra hebrea de רַב (rav) que significa «mucho, gran cantidad, numerosos, o grande» y la letra yod (י) al final indica un sufijo de posesión «mi«. Así que literalmente los judíos de hoy dicen que se puede traducir רַבִּי (rabino) como «mi gran maestro«.
Pero quiero invitarlos a que realicemos juntos una mirada más profunda en la historia bíblica misma y comprenderán que la significación de esta palabra es más amplia y peligrosa. En las Escrituras, frecuentemente רַב (rav) es una medida de cantidad numérica o longitud. En la Torah, la nube del Señor descansó sobre el tabernáculo durante יָמִים רַבִּים (yamim rabim) «muchos días» (Nm. 9:19). En otras oportunidades la palabra רַב (rav) significo autoridad. En el hebreo antiguo, רַב בַּיִת (rav bayit) indicaba mayordomo y רַב הַחֹבֵל (rav haJovel) el capitán de barco. El rey Nabucodonosor otorgo a Daniel el título de רַבִּי (rabino) que en arameo significa el «gran gobernador, gran oficial o gran jefe, el gran señor» (Dn. 2:48).
En los tiempos de Yeshúa, la palabra «rav» era utilizado, desde ese matiz babilónico, y por lo tanto se refería al amo de un esclavo, o al amo de un discípulo. Por lo que el término rabí literalmente significa «mi amo» y era un término de respeto usado ya sea por un esclavo para dirigirse a su amo, o por un discípulo para referirse a su maestro. Teniendo en cuenta lo antes dicho, la palabra rabino en realidad significa «mi gran amo» y era un término de respeto usado ya sea por un esclavo para dirigirse a su amo, o por un discípulo para referirse a su maestro. Cuando Yeshúa empieza su ministerio, vemos que era reconocido por todos, o mejor dicho toda clase de personas se dirigían a él como rabí. Veamos algunos ejemplos:
  • Mateo 19:16, un hombre rico lo llamaba rabí,
  • Mateo 22:35-36, un abogado (experto en la Torá) lo llamaba rabí,
  • Lucas 12:13, una persona común lo llamaba rabí,
  • Lucas 19:39, un Fariseo lo llamaba rabí,
  • Lucas 20:27-28, un Saduceo lo llamaba rabí.

Algo típico de los rabinos del primer siglo era que viajaban de un lugar a otro enseñando, y dependían de la hospitalidad de las personas. Ellos enseñaban en las afueras o campos, en los pueblos, en las casas, en las Sinagogas y hasta en el Templo. Cientos y hasta miles de rabinos circulaban en la tierra de Israel en el primer siglo. La mayoría de las veces enseñaban en las plazas de los pueblos, o bajo un árbol, y otras veces en las casas. Aunque Yeshúa la mayoría de las veces enseñó en las casas (Lucas 10:38-42), en las sinagogas (Mateo 4:23) y hasta en el Templo (Mateo 21:23), también lo vemos enseñar en las afueras o campos (Mateo 14:13; 15:29).


Otra práctica de los rabinos era el hacer discípulos, ellos estaban interesados en cambiar la vida de sus discípulos, de enseñarles como ellos decían «a tomar el yugo de la Torá» que en términos rabínicos quería decir «aceptar el reinado del Eterno en la vida de uno«. Vemos que Yeshúa también utilizó éste término (Mateo 11:29-30). «Hacer muchos discípulos» es uno de los tres dichos más antiguos que encontramos en el Talmud (Avot 1:1). Ellos escogían y seleccionaban a un número de discípulos para entrenarlos en el estudio de la Torá. Se dice que el maestro de Pablo, Gamaliel, tenía hasta 1.000 discípulos que estudiaban con él. Un rabino podía tener diferente tipos de discípulos, los que estudiaban con el rabino por un corto tiempo y los que estudiaban por largo tiempo con el rabino, para estos últimos significaba viajar constantemente por caminos polvorientos. Por eso encontramos en el Talmud un comentario que dice:

«Que tu casa sea un lugar de reunión para los sabios,
cúbrete con el polvo de sus pies y bebe de sus palabras sedientemente«. (Avot 1:4)

«Cúbrete con el polvo de sus pies«, se decía no sólo porque el discípulo al caminar junto con su rabino prácticamente se llenaba del polvo que el rabino levantaba al caminar, pero también porque era costumbre sentarse a estudiar a los pies del rabino. Una persona sentada a los pies de un rabino significaba que era un discípulo del rabino, por ello vemos que Yeshúa le dice a Marta que María había elegido lo mejor, es decir de ser una discípula de Yeshúa (Lucas 9:38-42). De allí surgió la práctica de invitar a alguien a tu casa y lavarle los pies.

¿Cuál es el orden pedagógico en la Nueva Alianza según el mismo Mesías?

apostoles-pies

Según la enseñanza apostólica paulina, nuestro Señor Jesús entregó «domas» (hombres-dones) a la Iglesia que ejercitan el servicio desde el diseño del «corazón pastoral» de Yahvéh (Jer. 3:15). Estos hombres regalos se manifiestas en cuatro oficios de dicho corazón: apóstol, profeta, evangelista, pastor-maestro (Efesios 4:11). Éstas órdenes sagradas de nuestro amado Mesías tienen una clara respuesta ante esta oleada de «rabinos» que pululan por todos lados con la pretensión de enseñar los códigos de la Torah a los escogidos.  Por mucho que traten de tergiversar y torcer las Escrituras, estas son las palabras divinas que deberán ser pronunciadas tal como allí están escritas. Por lo tanto, el término neotestamentario para maestro es el griego «didáskalos» que tiene su equivalente hebreo en «moreh«, así es como (Concordancia Strongs: 04176) Por lo tanto moreh significa maestro, y éste es el término que se debe utilizar para aquellos que pretenden enseñar la Torah.

 Podemos ver claramente la razón por la cual Yeshúa prohibió este título. El mismo, por su misma definición de poder y grandeza, crea una gran arrogancia en los seres humanos. Hoy, día vemos una oleada de ex-pastores cristianos evangélicos viniendo al mesianismo que enseguida se cambian su título de pastor, que es el correcto y escritural, al de «rabino» que es el título prohibido por nuestro Señor. Pero ellos son gente que necesitan este bastón para sentirse importantes, para poder actuar como dictadores de la fe que obnubilan las consciencias de los hombres.
Hoy vivimos en tiempos muy peligrosos. Son los días de rampante apostasía. En ellos HaSatán está utilizando muy efectivamente a miles de falsos maestros,  a quienes tiene estratégica- y sigilosamente colocados a lo largo de todo el Camino que el Mesías le ha trazado a Su Pueblo para que peregrine al cumplimiento pleno del propósito eterno. El adversario, como buen cazador, ha colocado lazos para engañar aún a los escogidos.  Lo hace con la intención expresa de destruirlos, desviarlos, detenerlos o cuando menos retardarles la llegada a la meta,  seduciéndolos con doctrinas basadas en la Torah de Yhwh pero no obstante «hechas a la medida» del gusto individual de cada uno de los oyentes con comezón de oír. Por esto, estoy convencido que el judaísmo mesiánico pertenece a parte de esta artimaña de la Gran Ramera.

El judaísmo mesiánico no cumple lo que promete.   Por su nombre, el «Judaísmo Mesiánico«, a simple vista,  pareciera indicar que se basa fundamentalmente en la Verdad original del Mesías Yeshúa, quien lógicamente era judío de estirpe, por nacimiento y por crianza.  Pero esta religión «de última moda» para tantos, no se adhiere ni enseña el Camino de Yeshúa que tanto proclama.  Por el contrario, enseña el judaísmo rabínico que usurpó los diseños sacerdotales establecidos por Yahvéh en la Antigua Alianza.

 El judaísmo mesiánico es una religión que basa su doctrina en las mismas enseñanzas rabínicas que nuestro amado Mesías, y sus fieles discípulos, tanto lucharan y sufrieran por erradicarla de la vida Su Pueblo. El judaísmo mesiánico no va tras las «raíces hebreas» de la Verdad de forma fiel y consistente, tal y como asegura, sino que va en pos de las raíces judío-rabínicas y lo suele hacer de forma bastante descarada— a través de hombres desobedientes que se apropian para sí el título de rabino que el Eterno solamente autoriza aplicar a Su Hijo.

¿Por qué no decimos Feliz Año Nuevo?

Por P.A. David Nesher

Esta noche la celebración de Año Nuevo vibrará desde distintas casas paganas ubicadas muy cerca de los redimidos y primogénitos en el Mesías. Frente a esta festividad, la cuestiones que surgen en la mente de muchos santos que han despertado del sopor babilónico son: ¿Deberías yo estar involucrado en esta alegría mayoritaria? ¿Debería darle importancia al 1 de enero o más bien boicotearlo?   A fin de encontrar respuestas certeras, permítanme realizarles dos preguntas que les permitirán descubrir, desde la reflexión verdadera, las razones de por qué siento que no correspondería participar en estas fiestas.

¿Realmente es un Año Nuevo, y por qué lo es? 

Si para responder correctamente, comienzas a investigar, descubrirás que esta fiesta tiene mucho que ver con una convención relativa político-económica que surge de creencias religiosas antiguas que determinaron la existencia del calendario solar hoy existente. De hecho, el calendario romano se basa en el solsticio de invierno de esta época del año, cuando el sol comienza a alargar los días.Tal y como lees, la alegría que hoy provoca el esperar el año nuevo con ruidos de cornetas, pitos, sirenas, fuegos artificiales, etc., no es otra cosa que la manera ahora más sofisticada de la costumbre que tenían los pueblos paganos de esperar su año nuevo. Ellos prendían fogatas y hacían grandes ruidos porque creían que de ese modo podían espantar los malos espíritus y dar lugar para que los buenos espíritus volvieran a la tierra y trabajaran en forma mágica en sus vidas.

Lamentablemente la cristiandad ha adoptado como suya un número de días festivos que originaron y han “evolucionado” en las observancias religiosas ocultas y paganas. La mayoría de los cristianos profesantes que observan estos días festivos son simplemente seres humanos inconscientes de sus orígenes. Poco entienden ellos de que por debajo del barniz cristiano de estos días festivos se encuentran “misterios” que continúan dentro de las sociedades secretas, grupos esotéricos y asambleas de brujas que incluyen una historia larga y sangrienta de sacrificios humanos al dios de la muerte, Satanás el diablo.

¿Por qué eligieron comenzar el calendario en esta fecha (1 de enero)?

Para que la respuesta a esta pregunta sea la correcta, ten siempre presente que la clave para determinar si una fiesta agrada o no al Eterno Dios es fijarse en qué origen tiene (Isaías 52:11; Revelación [Apocalipsis] 18:4).

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Pues bien, esto del Año Nuevo solar tiene que ver más bien con la mitología babilónica impuesta por Nimrod y Semirámis. Fue así como el solsticio de invierno tomó suma importancia en las creencias mitológicas de la antigüedad a tal punto que el calendario babilónico se propagó a lo largo de la historia en las distintas civilizaciones anti-Dios de la edad antigua. 

Después del evento de rebeldía corporativa de Babel, este sistema se implantó en Egipto y luego, con los siglos llegó a Roma.

Fue justamente el emperador romano Julio César quien fijó el 1 de enero como día de Año Nuevo en el año 46 antes de Cristo.

Los romanos dedicaron el día a Jano, dios de las puertas y de los inicios. De este modo el mes de enero [en latín, Januarius] recibió su nombre de Jano, el cual tenía dos caras: una mirando adelante y otra hacia atrás. De este nombre mitológico deriva la expresión January con que en inglés se denomina a este mes.   Los romanos creían que Janus era el dios que cuidaba las puertas del cielo y de la tierra, por eso lo pintaban sosteniendo en su mano derecha una gran llave con la que puede cerrar la puerta del viejo año y abrir las puertas del nuevo. Al dios Janus se lo pintaba con dos caras. Debido a que los portales se abren hacia adentro y hacia afuera, Janus miraba con una cara atrás hacia el año viejo y con la otra hacia el año nuevo.  

Entonces, para el primero de Enero los romanos celebraban a Janus con una gran festival en el que se encendían fogatas, se hacía mucho ruido y se bebía hasta desmayar por las borracheras.    

Frente a las grandes puertas del templo edificado a su nombre, los romanos se divertían, se alegraban y hacían grandes procesiones en su honor. Regalos especiales eran traídos al emperador en esa fecha, con los deseos de buen augurio. Es pues de la Roma pagana que nos llega a nosotros la costumbre de desear buena suerte para el año nuevo, diciendo: Feliz Año Nuevo! Este calendario, denominado juliano en memoria de Julio César, permaneció válido durante más de dieciséis siglos. Durante todo ese tramo de tiempo, los católicos se resistieron a celebrar el principio del año en un mes dedicado a una deidad pagana. Por eso, los documentos históricos relatan que cada vez que se aproximaba este día, en las distintas parroquias cristianas se impartían sermones penitenciales en los que se avisaba a no participar en las fiestas paganas. Pero puesto que la participación de los parroquianos en las fiestas de los paganos no cesó, la Iglesia de Roma prescribió un ayuno de tres días en el año nuevo (segundo concilio de Tours, 567, canon 17), mencionándose en los decretos de sínodos posteriores la festividad del 1 de enero entre las costumbres paganas prohibidas. En el año 1270, en un procedimiento de los inquisidores para investigar a personas sospechosas de tomar parte en la idolatría y malas artes, quedó prescrito que también se examinaría a los que hubieran festejado el 1 de enero en forma pagana (fogatas, ruidos, borracheras, etc.)

Si recordamos lo que hemos hablado en otras bitácoras, en el siglo IV, cuando la festividad de la Navidad quedó instituida el 25 de diciembre, ocurrió que el 1 de enero llegó a ser llamado como la «octava de Navidad» o el «Día solemne de la Circuncisión» ya que se creía que se circuncidó a Jesús (según Lucas 2:21) de este modo se procuraba que ningún cristiano católico hiciera referencia al comienzo de un nuevo año, celebrando con la lascivia acostumbrada. Esto fue natural porque en la Iglesia Católica el año comenzaba en Navidad o el 1 de marzo, o bien el 25 de marzo o en Pascua.

En el siglo VI esta fiesta fue cambiada de nombre y se pasó a denominar «la Solemnidad de Santa María Madre de Dios» hasta hoy. Nació así primera Fiesta Mariana (en honor a María)

Esta celebración se comenzó a dar en Roma junto con la dedicación (el 1º de enero) del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano (una de las primeras iglesias marianas de Roma) y con la misma intención: fortalecer la fe y sus dogmas a fin de que los cristianos no celebraran a esta fecha como inicio de año.    

Pero ya que en la vida civil el año todavía comenzaba el 1 de enero y como todos los calendarios se adherían a este uso, la Iglesia no pudo continuamente pasar por alto tal fecha.    

El asunto lo defendió primero el clero inferior, que, sometiéndose a los incultos, ideó la caricatura de una festividad seria, en la denominada «fiesta de los locos» el 28 de dicembre, hoy devenida en el «Día de los Santos Inocentes». La idea era tener un día lleno de diversión por medio de bromas que permitiera olvidar el placer del 1º de enero.    

Hacia finales de la Edad Media los dominicos introdujeron la costumbre de «dispensar el nuevo año desde el púlpito» o «hacer resoluciones para el nuevo año«, esto es, trasmitir a sus oyentes deseos apropiados en los sermones del primer día del nuevo año.    

Los documentos históricos relatan que el sacerdote y reformador alemán Lutero también se opuso tajantemente a esta celebración. Él mismo predicó el 1 de enero sobre la circuncisión de Jesús y rechazó una celebración de comienzo del año nuevo en ese día por considerarla una fiesta de costumbre pagana. No obstante, la fiesta del 1º de enero se celebró en las iglesias evangélicas como comienzo de un nuevo año desde las comunidades luteranas a partir del siglo XIX. Más aún, es en las iglesias evangélicas donde se revivió la costumbre ocasionalmente de «dispensar al nuevo año» desde el púlpito y más énfasis se dio a la costumbre de hacer resoluciones por el año nuevo.

La práctica de hacer resoluciones de Año Nuevo se remonta a más de 3.000 años con los antiguos babilonios. Hay algo en el inicio del nuevo año que nos hace pensar en un nuevo comienzo, una nueva etapa. En realidad no hay diferencia entre el 31 de diciembre y el 1º de enero. Nada místico ocurre a la media noche del 31 de diciembre.

¿Cuándo y Cómo debe comenzar el Año de acuerdo a la Revelación divina?

Pero, si continuas investigando y profundizas en las Sagradas Escrituras descubrirás que el 1 de enero no es cuando el calendario del Eterno Dios comienza.

En realidad, el calendario divino es lo contrario al calendario gregoriano ya que, en la cosmovisión de Yahvéh, el tiempo debe iniciarse en la primavera como símbolo de la nueva vida que Él ofrece en el Mesías.      

Es el pueblo de Israel, quien desde tiempos mosaicos, ha preservado el calendario correcto del Eterno Dios teniendo en cuenta estos códigos de vida eterna (Éxodo 12:1-2).    

Este calendario está determinado por el cálculo de una combinación de los movimientos del Sol y la Luna, en oposición al calendario romano, el cual se rige solamente por el movimiento solar a fin de regir el trabajo humano sin sentido.  

Es importante señalar que el diseño de salvación del Eterno se encuentra de acuerdo a la inspiración de su calendario, es decir que Yahvéh no se manifiesta a través del calendario gregoriano, sino a través del calendario sagrado, en cada una de sus profecías pasadas, presentes y futuras.  

Por esa razón, la verdadera Congregación del Mesías, se rigió en sus comienzos (y hoy lo sigue haciendo) por el mismo calendario que Yahvéh reveló a Moisés, manteniendo inclusive los nombres de los meses en el idioma hebreo, debido a que encierran mucho significado, y dentro de los cuales se encuentran inmersas las Fiestas Santas de Dios, las cuales forman las siete etapas de su maravilloso diseño de salvación para el ser humano.

Es muy interesante leer la siguiente exhortación hecha por un varón muy influyente en las comunidades de discípulos del siglo III:

«Recuerden y valoren que ustedes los cristianos tienen sus propios registros y su propio calendario. No tienen nada que ver con las festividades del mundo. De hecho, ustedes son llamados a lo opuesto. Porque “el mundo se alegrará, pero ustedes estarán tristes.” 

Tertuliano (212 d.C.)  

La cita que a continuación les comparto es del libro del Dr. Troy Martin, profesor de estudios religiosos en la Universidad San Javier, de Chicago, acerca de la Epístola de Pablo a los Colosenses, y es una refutación bastante contundente del argumento tan popular como falso de que Pablo les enseñó a los cristianos gentiles a que no celebraran las fiestas santas que guardaban los judíos. Lean con atención y disciernan:

«En contraste, ellos distinguen las estaciones con festivales que obviamente no tienen ninguna connotación pagana. Reconocen los meses de acuerdo con las lunas nuevas y los nombran utilizando términos agrícolas. Marcan la semana con el sábado, y a partir de éste señalan los días con números, no con nombres, del uno al seis. Las únicas opciones que tiene Pablo y sus comunidades es o un sistema judío, o un sistema pagano o uno en el que no se marca el tiempo, y las pruebas que tenemos señalan que optan por la primera opción».Las referencias al tiempo que tenemos en la Epístola de Pablo a los Corintios reflejan exclusivamente la adopción del calendario judío. Aun en un lugar como Corinto, Pablo habla del primer día a partir del sábado ( . . . 1 Co. 16:2), no los días del sol. Él desarrolla un argumento detallado basado en los festivales de la Pascua y los días de Panes sin Levadura (1 Co. 5:6-8) para exhortar a los corintios: ‘Celebremos la fiesta’ (1 Co. 5:8)».

[Cita de “Con filosofías y huecas sutilezas: Colosenses como respuesta a una crítica cínica”], 1996; pp. 125-127).    

Ante todas estas consideraciones, preguntémonos: ¿tiene el Eterno algo que decir al respecto? De hecho, sí. Veamos con atención lo que Él mismo nos dice en su Instrucción:

«No caigas en la trampa detrás de ellos [los pueblos paganos] no consultes a sus dioses ni averigües como les daban culto dichos pueblos, para hacer tú lo mismo. Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios, porque ellos hacían a sus dioses cosas que detesta y abomina el Señor” 

(Deuteronomio 12.30-31, Nueva Biblia Española).

Asimismo, el profeta Jeremías nos advierte con respecto a las costumbres tradicionales de la sociedad que nos rodea:

Dice el Señor:
No imitéis la conducta de los paganos… Los ritos de esos pueblos son falsos” 

(Jeremías 10.2-3, Nueva Biblia Española)

De nuevo, nuestro Mesías Yeshúa dijo:

“Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” 

(Mateo 15.9)

Además nuestro Dueño y Maestro también dijo:

“Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”

(Mateo 15.6)

Esto es precisamente lo que hacen hoy millones de personas. Desechan el mandamiento del Eterno Dios. Su mandamiento con respecto a la celebración de costumbres paganas para honrar o adorar a Dios es clarísimo: “Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios”. Sin embargo, la mayoría de la personas toman a la ligera este mandamiento y lo invalidan siguiendo la tradición de los hombres al observar las costumbres de las masas adormecidas bajo las faldas de la Gran Ramera.

¡No nos equivoquemos! El Eterno Dios nos permite desobedecer. Nos permite seguir las costumbres de los hombres. Nos permite pecar. Pero también nos advierte que habrá un día de juicio en el que ¡segaremos lo que hayamos sembrado! Yeshúa, el Mesías, fue la Palabra viviente y personal del Eterno, y la Biblia es la Palabra de Dios escrita.

¡Por esas palabras seremos juzgados para toda la eternidad! ¡Por ende, no debemos hacer caso omiso de ellas ni tomarlas a la ligera!


Te invito a escuchar esta Primera Parte de este tema:

Y aquí la SEGUNDA PARTE:


Recomiendo también leer:

Curiosidades Históricas de nuestra Sexualidad

En la actualidad nuestro vocabulario, en las distintas lenguas, está lleno de palabras aplicadas a distintos sectores de la sexualidad que se usan, y hasta aveces abusan, sin el conocimiento de su origen. Por ello, y con el fin de contribuir a nuestra curiosidad de una manera humorística, los invito a leer los siguientes datos anecdóticos de la historia sexual de la humanidad:
Testículos jurídicos: Ante un juez los romanos juraban decir la verdad apretándose suavemente los testículos con la mano derecha, de ahí viene la palabra Testificar.
Color de Pelo complicado: Una tradición  romana decía que si una mujer se quedaba embarazada con la menstruación los hijos le salían pelirrojos.
Un bellota grande: Los romanos llamaron al extremo del pene glande que significa bellota.
Test se embarazo granero: Las egipcias orinaban a diario sobre diferentes granos de cereales para saber si estaban embarazadas y saber el sexo que iba a tener el bebé. Si no germinaba ningún grano no estaba embarazada.
La reina egipcia del Guinness: Cleopatra fue la feladora más famosa del mundo antiguo, pues complació oralmente a un millar de varones.
Terapia griega contra la impotencia: Para conservar su potencia sexual los varones griegos nunca debían orinar donde antes lo hubiese hecho un perro.
Brazalete para «Machos»: Un amuleto Griego para aumentar la virilidad era ponerse un testículo de un burro en el brazalete.
Música de Fondo para la Novia: La noche de bodas era para la novia un suplicio ya que había que desflorarla brutalmente. Para que no se oyesen los gritos de la mujer, los invitados se ponían a cantar.
• Testículo en flor: La orquídea se llama así porque orq significa testículo en latín.
Un cumpleaños poligámico: El rey Tamba de Benarés, a los 22 años de edad acababa de celebrar su cumpleaños con sus 16000 esposas.
Aborto en el fuego: En la España medieval, si una pareja abortaba eran enviados a la hoguera.
Serpiente menstruosa: Una creencia popular aseguraba que si se plantaban pelos de mujer menstruante en estiércol, se engendraba, gracias al calor del sol, una enorme serpiente.
Verdugo violador: Para no violar el mandato que impedía la ejecución de las mujeres vírgenes Tiberio ordenó que antes fueran violadas por el verdugo.

La adoración solar y los días de la semana


La manera divina de enumerar los días
Sabemos que el Eterno Dios en la creación solo dio números a los días. El primer día, el segundo día, el tercer día… y así sucesivamente hasta el séptimo día (Gén. 1:5, 8, 13, 19, 23, 31; 2:1-3). 

Solamente el séptimo día recibió tres atributos divinos de parte del Creador: 

  • reposo,
  • bendición y
  • santificación (Gén. 2:1-3). 

Fue tan solo ese día especial que recibió más tarde un nombre distintivo. Llegó a llamarse sábado (shabbat en hebreo) que significa «día de reposo» o «día de descanso«. Éxodo 20:8-11.


El origen babilónico de nombrar los días de la semana y el origen de la adoración del sol.
Babilonia fue la civilización que comenzó la astronomía como ciencia sujeta a un sistema de creencias que daría base a todas las religiones: la astrología. 
Los babilónicos vieron 7 astros moverse por el cielo. El sol, la luna y 5 planetas (Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno). Ellos les asignaron un orden de importancia, según su influencia sobre los hombres para adorarlos. Entonces asignaron a cada astro un día de la semana en ese mismo orden de importancia.
El sol era su divinidad mayor, por lo tanto el primer día de la semana llegó a ser el día del sol, lo cual se puede observar todavía hoy en decenas de idiomas contemporáneos como por ejemplo en inglés, alemán, quechua, guaraní, japonés, hindi, latín, chino, etc.. El segundo día de la semana llegó a ser el día de la luna (lunes). El tercer día de la semana fue consagrado a Marte (martes). El cuarto a Mercurio (miércoles). El quinto a Júpiter (jueves). El sexto a Venus (viernes). Y el séptimo a Saturno (día de Saturno) como también lo hicieron los romanos y otras culturas.
Adoración del sol en Babilonia. 
El detalle que hay que subrayar y destacar es el hecho que el día del dios sol fue puesto en oposición al día del Dios Creador, en el primer lugar de la semana. Es por eso que al ver el sol vemos tan solo 1 color, pues su día fue puesto en el primer lugar
Al ver el arco iris vemos 7 colores (pues el día de reposo del Creador está en 7º lugar, ya que la creación se completó en el 7º día). El dios sol escogió para sí y su culto contrario al verdadero, el día más opuesto posible. 

Aquí vemos nuevamente la esencia del anticristo de oponerse lo más posible al Creador.

Bitácora para consultar sobre este tema:
La palabra sábado tiene etimología hebrea y no mitología latina

La verdadera María una sencilla mujer judía que anhelaba la Redención de Yahvéh

Mientras conducía mi automóvil, escuchaba una conocida radio local (en frecuencia FM). En medio de una charla amena y variada, un grupo de comunicadores se propuso contribuir al consciente
colectivo aportando un dato erróneo que la gran mayoría de los católicos romanos lo portan en sus almas. El diálogo se centró en el axioma de que el árbol de navidad se arma por costumbre el 8 de diciembre por ser la fecha en la que Jesús fue concebido en el seno de María.  Esa sería la causal de que en dicha fecha se celebra el dogma de la inmaculada concepción. Así, y tal cual, lo dijeron y aportaron. Así, y tal cual la gran masa católica cree que el dato encaja con el día.
En verdad, me asombra como la masa de gente perece por falta de conocimiento (Os.4:6). Ignorancia que abarca aún a sus errores y herejías. Digo esto por que el día 8 de diciembre no se celebra la concepción de Jesús, sino más bien, el momento en que fue concebida María (madre de Jesús) en el vientre de su madre.

Un 8 de Diciembre de 1854 se decretó desde el Vaticano el Día de la Inmaculada Concepción de María, y fue el Papa Pío IX, el que proclamó el dogma denominado «Inmaculada Concepción» que declara que por una gracia especial de Dios, ella fue preservada de todo pecado desde su concepción. Para que se entienda bien esta aberración doctrinal, totalmente anti-bíblica y por ende anti-Dios, leeremos con atención lo que en su bula «Ineffabilis Deus«, el papa Pío IX  dijo: «…declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles»

Ante todo este manto de error que hoy cubre las naciones de tinte romano diremos que si bien nuestra fe reconoce que María fue la más extraordinaria de las mujeres que en las Escrituras se menciona, es apropiado inyectar, especialmente hoy, una palabra de precaución contra la tendencia común de enaltecerla demasiado. Ella era, después de todo, una mujer, no una semidiosa o una criatura de forma cuasi-deidad que de alguna manera trasciende al resto de su raza.
El punto de su «bendición» no es ciertamente que debemos pensar en ella como alguien a quien podemos apelar para bendición; sino que ella misma fue supremamente bendecida por el Eterno Dios. Ella nunca es retratada en las Escrituras como fuente o dispensadora de la gracia. Sino que es ella misma es destinataria de la bendición de Yahvéh, nuestro Dios. Es su Hijo, no María, la fuente de la gracia (Salmo 72:17). Él es la tan esperada simiente de Abraham de los cuales habló la promesa del pacto: “En tu simiente todas las naciones de la tierra serán bendecidas” (Génesis 22:18).
Las tradiciones religiosas extrabíblicas y muchas mentes supersticiosas han beatificado a María haciéndola un objeto de veneración religiosa, imputándole diversos títulos y atributos que pertenecen sólo al Eterno Dios. Una larga tradición de almas demasiado entusiastas a lo largo de la historia erróneamente la han exaltado al estatus divino. Por desgracia, incluso en nuestra era, María, no Cristo, es el punto central de la adoración y afecto religioso para millones. Ellos piensan en ella como más accesible y más simpática que Cristo. Se le venera como la Virgen perfecta, supuestamente sin ser tocada por el pecado original, una virgen perpetua, e incluso corredentora con Cristo mismo.
Toda esa veneración de María es totalmente sin justificación bíblica. De hecho, es completamente contrario a lo que la Escritura enseña expresamente (Apocalipsis 19:10). Pero la tendencia a hacer a María un objeto de culto no es nada nuevo. Incluso durante el ministerio terrenal de Jesús, por ejemplo, hubo quienes mostraron reverencia indebida a María por su papel como Su madre. En
una ocasión, la Escritura dice, una mujer de entre la multitud levantó la voz y dijo a Jesús:
«Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que te
criaron». Su respuesta fue una reprensión: «Por el contrario,
bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la guardan
«.
(Lucas 11: 27-28)
Con esta exhortación, el Mesías dejó bien establecido que aún su madre estaba obligada a escuchar la Torah (Instrucción) del Eterno y obedecerla. Es que no hay humano que escape a la herencia del pecado (Romanos 3:23), salvo nuestro amado Mesías (Hebreos 4:15).
María misma era un alma humilde que mantiene un perfil bajo consistentemente
en los relatos evangélicos de la vida de Jesús. Toda la Escritura neotestamentaria desmiente
expresamente algunas de las principales leyendas sobre ella.
La idea de que ella permaneció virgen perpetua, por ejemplo, es imposible de
conciliar con el hecho de que Jesús tuvo medios hermanos que se nombran en las
Escrituras junto a José y María con sus padres: «¿No es éste el hijo del
carpintero? No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y
Judas?
«(Mateo 13:55). También leemos que José se abstuvo de
relaciones sexuales con María sólo «hasta que dio a luz a un hijo primogénito» (Mateo 1:25). En cualquier lectura natural del sentido normal de las Escrituras, es imposible
apoyar la idea de la virginidad perpetua de María.
La inmaculada concepción de María y de su supuesta falta de pecado son
igualmente sin ningún fundamento bíblico alguno.. La primera estrofa del
Magníficat de María habla de Dios como su «Salvador«, dando así
testimonio implícito, de los propios labios de María, que ella necesitaba redención.
En tal contexto bíblico, podría referirse sólo a la salvación del pecado. María
estaba en efecto confesando su propia maldad.
Si María estaba libre de todo pecado y culpa, como ese dogma romano lo afirma, entonces no tenía inmundicia; y por lo tanto, no tenía porque purificarse. Sin
embargo, y le pese a Roma y sus secuaces, María al dar a luz quedó inmunda según la Ley (Torah) y tuvo que cumplir con
el rito de purificación como cualquier mujer de su tiempo. La Biblia dice lo
siguiente cuando José y María presentaron a Jesús: “Y cuando se cumplieron los
días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a
Jerusalén para presentarle al Señor
” (Lucas 2:22)Fueron a presentar a Jesús, de acuerdo a la Ley (Torah) que se describe aquí:

 “Habla a
los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será
inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda. Y al
octavo día se circuncidará al niño. Mas ella permanecerá treinta y tres días
purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario,
hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación
.”
(Levítico 12:2 al 4)

Es palabra de Dios, nada que hacer. Como discípulos de Cristo que ama a Dios no puedo
creer en una doctrina que no se sustenta en Su perfecta Palabra, y que incluso,
al contrario, la rechaza.

Ana, supuesta madre de María, embarazada.
La Biblia no menciona nada de este supuesto hecho que, según el catolicismo, es importantísimo para todo cristiano. Resulta que no existe en toda la Biblia un solo pasaje que haga referencia a la Inmaculada Concepción de María. En ninguna parte se menciona que María fue una persona distinta a todo el resto de la humanidad, en el sentido de haber sido una persona que nunca pecó en toda su vida.  ¿Se equivocó el Eterno Dios? ¿Si la inmaculada concepción es verdad, porque Dios no lo describió por inspiración en las Sagradas Escrituras (Biblia)?
La Biblia es la suprema, perfecta y completa Palabra de Dios. En las Escrituras, el Eterno Dios no dejó absolutamente nada al azar. En la Biblia Dios nos habla todo lo que necesitamos saber acerca de la salvación y la vida eterna.
Cuando tenemos que buscar información externa a la Biblia, estamos diciendo que la Biblia no es perfecta; que está incompleta. Sin embargo, sabemos que el Eterno Dios es perfecto y que por lo tanto Su Palabra también lo es.
Me parece muy interesante aportar el dato de que uno de los inspiradores de los fundamentos católicos romanos. el famoso San Agustín (354-430),obispo de Hipona y doctor de la iglesia combatió la idea de que María hubiera nacido sin mancha del pecado original (en Psalm 34,sermón3) dice:»María murió por causa del pecado original transmitido desde Adán a todos sus descendientes«. Y en su escrito De Peccatorum Meritis, declara que la carne de María era «carne de pecado» y que María que descendía de Adán, murió a consecuencia del pecado.
Desde el punto de vista bíblico y objetivo, podemos
decir que el dogma de la Inmaculada Concepción de María no es de Dios.
Surgen interrogantes como: ¿Por qué el catolicismo romano se empeña en que sus
fieles se acerquen a María en vez de a Jesús directamente?
Detrás de todo esto podemos ver
una maquinación para que se pierda el horizonte y la meta a la cual pretendemos
llegar. Nuestra mirada no tiene que estar en un hombre o una mujer, nuestros
ojos tienen que estar en Jesús:
 “Puestos los ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios
(Hebreos
12:2)
De hecho, lejos de representar a María con un halo y una mirada seráfico en
su cara, su Escritura la revela como una chica promedio joven de medios comunes
de la ciudad de campesinos en una región pobre de Israel, desposada con un
novio de la clase obrera que se ganó su vida como carpintero. Si usted hubiera
conocido a María antes de que su Hijo primogénito fuera concebido
milagrosamente, no podía haberla notado en absoluto. Ella difícilmente podría
haber sido más sencilla y sin pretensiones.
María nació con una naturaleza pecaminosa como cualquier otro ser humano caído. Ella era una pecadora al igual que cualquier persona humana que desde Adán ha habitado este planeta. Según la Biblia, todos somos pecadores terribles. Lo que sucede es que, adormecidos por el mismo pecado, tendemos a pensar que no estamos tan mal, porque nos comparamos con otros hombres que consideramos más pecadores. Sin embargo, la vara de medir  precisa y verazmente es la Palabra de Dios. Si nos comparamos con la revelación de la Escritura, entonces vamos a ver lo sucio y perverso que en realidad somos los ojos de Dios:
“Pero todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades, como el viento, nos han quitado.” 
(Isaías 64:6)

Sin embargo, y a pesar de todo, María, un día, se encontró inesperadamente en un papel decisivo en el plan redentor del Eterno Dios. Un día oportuno del propósito eterno de Dios en el que un anuncio angelical cambió la vida de María para siempre.

 

Entendámoslo bien, y proclamémoslo, sólo el Señor Jesús, el Cristo divino, nació sin una naturaleza pecaminosa. Esto se debe a que Jesús no tuvo un padre terrenal, sino que el Eteno Dios  era su propio Padre. El Mesías tenía la vida de Dios fluyendo por su sangre, no el pecado del hombre. Es decir que Jesús tenía la carne de Adán, aportada por la genética de María, pero no tenía sangre contaminada con el pecado, proveniente de Adán. Recordemos que, según la Torah, la vida está en la sangre (Levítico 17:11). Es el tipo de sangre del padre el que se lleva al niño por herencia, no el de la madre. María era simplemente un instrumento que se utiliza para la gloria de Dios y su propósito.
Por último, haz click sobre la imagen e interpreta con tu corazón el mensaje que el Eterno necesita que entiendas para tu salvación:

 

A continuación algunos textos para estudiar y reflexionar:
«Porque él, le ha hecho pecado por nosotros, que no conoció pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”. 
(2 ª Corintios 5:21)
 
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no puede ser tocado con el sentimiento de nuestras debilidades, pero fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.”
(Hebreos 4:15)
 

 

El Origen del Calendario Actual y el Poder para Redimirlo

Por P.A. David Nesher

«Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad»

(Jean de la Bruyere)    

   

Medir el paso del tiempo lineal, más específicamente el paso de las estaciones y los grandes ciclos cósmicos, ha sido una constante, compleja e ingeniosa tarea a la que la humanidad se abocó, por orden misma del Creador e incluso hasta el día de hoy.  

Un calendario es el instrumento que le permite al ser humano unirse con el tiempo, es decir, sincronizarse con el cosmos y con las leyes que rigen su naturaleza.

¿Qué pasaría si no ocupáramos calendarios?

Simplemente nuestra mente tendría que estar en el aquí y ahora, siempre en tiempo de eterno presente. La propuesta divina, del diseño original, que al final de los siglos la humanidad redimida podrá vivir en la Presencia del Eterno.

¿Cómo apareció el Calendario Actual?

Los calendarios (del griego Kalendas: el primer día de cada mes para los romanos) tal como los conocemos alrededor del mundo, se basan en los ciclos de la Luna y el Sol. La convención común de los pueblos paganos ha sido que un mes lunar es el tiempo entre dos lunas llenas, y un mes solar, es el intervalo que separa dos pasos del Sol por el equinoccio de primavera.

Los historiadores relatan que en el Antiguo Egipto, aparecieron los primeros calendarios solares, que medían el tiempo guiados por el movimiento aparente del Sol. Esta innovación permitía fechar el momento exacto de la crecida del río Nilo, fundamental para una sociedad que vivía de la agricultura. Los astrónomos egipcios sabían que el año duraba 365 días, pero no consideraron esas pocas horas adicionales que no completan un día. El calendario egipcio cargaba por tanto con siglos de desfase, y la oposición religiosa frenaba cualquier atisbo de reforma.

Calendario primitivo de Rómulo.

Durante el reinado de Rómulo (el primer monarca de la recién fundada ciudad de Roma) quedó establecido un calendario lunar que estaba dividido en 10 meses y que contaba con un total de 304 días. Esto ocasionaba problemas, puesto que cada año las estaciones, las tareas agrícolas y las épocas dedicadas a distintas actividades comerciales caían en distinta fecha.

El desfase del calendario oficial respecto al calendario natural (es decir, el de las estaciones, etc.) era de cerca de 51 días.

Calendario de Numa Pompilio.

El sucesor de Rómulo, Numa Pompilio se conoce por ser quien puso orden a las bases de la religión romana, y eso incluye a los calendarios, pues eran esenciales para contar el tiempo y los días de los sacrificios, los cultos y las festividades religiosas. Los romanos eran muy supersticiosos, y creían que los números impares daban más suerte que los pares, así que Numa Pompilio restó un día a cada mes de 30 días, reduciendo el número de días del calendario a 298.

Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que existía un ligero desajuste entre el calendario oficial y el año solar, por lo que decidieron modificar la duración del año. Februarius era un mes peculiar, puesto que constaba de dos partes, una que acababa el vigesimotercer día, denominado Terminalia, que era considerado el día que marcaba el final del año religioso. La segunda parte del mes duraba cinco días. Para ajustar el calendario al año solar, cada cuatro años los romanos añadían entre las dos partes de Februarius, después de la fiesta de Terminalia, un mes llamado Mensis Intercalaris, también conocido como Mercedonius.

Con todas estas impresiciones en su forma de medir el tiempo solar y así manipular las masas que iban conquistando, los romanos esperaban el «toque celestial» que les permitiera hacer los arreglos necesarios para sus fines imperialistas. Fue así como un científico pagano egipcio, Sosigenes de Alejandría, le sugirió,  al emperador Julio Cesar, su sistema reptiliano de medir el tiempo solar como un plan ideal para manipular las masas. Convencido Julio César de este bien materialista, ordenó que fuera puesto en efecto a través del Imperio Romano en el año 45 a. de J.C.

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Este calendario, conocido como juliano, tenía una duración de 365 días y un día adicional añadido cada tres años para compensar el desfase natural por la rotación no sincrónica de la tierra en torno al sol. Fue posteriormente César Augusto (Roma, 23 de septiembre del año 63 a. C. – Nola, 19 de agosto del año 14 d. C.) el que realizó una mejora en el calendario romano corrigiendo los cálculos, sumando este día adicional cada cuatro años y añadiéndolo como año bisiesto.     Mientras fue adoptado indicó su origen pagano por los nombres de los meses del año—nombrados por Janus, Maia, Juno, etc. Los meses tenían una gran importancia pues todas las actividades de la ciudad (la agricultura, las fiestas, la economía y la vida pública en general) giraba en torno a estas fechas concretas.    

El primer día de cada mes se consagraba a Jano. Éste era uno de los dioses de la mitología romana que se caracterizado por tener dos caras, una mirando hacia un lado y la otra girada 180º.    

Jano era el dios de las puertas, de las entradas y salidas, de los comienzos y los finales, por eso en su honor le fue consagrado el primer mes del año que del latín Ianuarius pasó como Janeiro y Janero para finalmente terminar siendo Enero. 

Es importante también subrayar la condición de “vigilante” (el que todo lo ve) que se concedía al dios en la antigüedad. Jano se erige como dios en el punto de parada obligada entre dos lugares. Es la línea divisoria entre el pasado y el futuro, principio y fin. Él está situado en la posición que la humanidad le ha concedido: el portal del tiempo donde el pasado y presente confluyen. Desde aquí Jano puede ver en ambo y tras un juicio acusatorio (es el acusador) negociar mediante ofrendas lascivas un destino con garantías beneficiosas.    

Interesante resultará considerar la opinión que un sacerdote ortodoxo del estado de Georgia (USA) expresa al enseñar sobre esta fiesta:  

“La celebración de Año Nuevo tiene sus orígenes en varias fiestas paganas de la antigua Roma. El 1 de enero era un día dedicado al dios pagano Jano, y el mes de enero [en latín, Januarius] debe su nombre a esa deidad. A Jano se le representaba con dos caras opuestas, lo que significaba que veía tanto el pasado como el presente. Se decía que quien recibiera el 1 de enero con diversión, risa y abundante comida y bebida gozaría todo el año de felicidad y bienestar. La misma superstición acompaña la celebración del Año Nuevo por parte de muchos de nuestros compatriotas […]. Durante ciertas fiestas paganas se ofrecían literalmente sacrificios humanos a un ídolo. Algunas eran famosas por las orgías, el adulterio y la fornicación. En otras ocasiones, por ejemplo durante la fiesta de Jano, se comía y se bebía en exceso, había borracheras y se practicaba toda clase de inmundicia. Si recordamos cómo hemos celebrado nosotros mismos el Año Nuevo en tiempos pasados, entonces tenemos que admitir que todos hemos participado en esta celebración pagana”.   (Periódico de la república de Georgia.)  

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 Fueron los romanos quienes interpretaron a este dios (la serpiente antigua) en su instancia de opuestos del ciclo solar y de esa manera lo representaron como dos rostros antropomorfos, opuestos y alineados meridionalmente de Norte a Sur.    

«Jano, con mayor frecuencia, porta dos llaves; son las de las dos puertas solsticiales, Ia nua Caeli (puerta del cielo) y Ianua Inferni (puerta del infierno), correspondientes respectivamente al solsticio de invierno y al de verano, es decir, a los dos puntos extremos del curso del sol en el ciclo anual; pues Jano, en cuanto «Señor de los tiempos» es el Iánitor [o «portero»] que abre y cierra ese ciclo» (René Guénon).

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 Los días no fueron nombrados sino numerados en un sistema complicado que involucraba Ides (los días 15 de los meses Marzo, Mayo, Julio y Octubre y los días 13 de los otros meses), Nones (la novena hora después de la salida del sol, o 3:00 p.m.) y Calends (primer día de todos los meses).

Basándose en el calendario solar egipcio, el emperador Julio César ordenó dividir el año en 365 días. También ordenó que definitivamente el año comenzara en enero, en lugar de en marzo.

Además, ordenó que cada cuatro años se le sumara un día a febrero para reajustar un desfase de 6 horas que había cada año. Al año en el que febrero tenía un día de más, se le llamó bisiesto.

La causa de que febrero tiene menos días que otros meses, se debe a la tradición de ajustar las incidencias que se produjeran en el calendario con febrero, porque había sido el último mes del año. La última vez que sucedió un ajuste en el mes de febrero, fue para que el mes dedicado al emperador Augusto (agosto) tuviera la misma importancia que el mes dedicado a Julio César (mes de julio). Así, para sumarle un día a agosto y que tuviera 31 días, como julio, se le quitó un día a febrero. Entonces, febrero, que tenía 29 días, quedó definitivamente con 28 días. Esta es la explicación por la que el mes de febrero sólo tiene 28 días; y por la que hay dos meses seguidos con 31 días: julio y agosto.  

No fue hasta el 321 de E.C. que los nombres de la semana de siete días fueron añadidos, cuando el Emperador Constantino (supuestamente) adoptó la fe de Cristo, y fundó el Cristianismo. De manera extraña para sus días el escogió nombres paganos que son usados todavía.  

Ahora bien, aunque el calendario juliano era bastante preciso cada 130 años se perdía un día por eso el 4 de octubre de 1582 el Papa Gregorio XIII llevó a cabo otra reforma dando lugar a lo que hoy conocemos como el Calendario Gregoriano. Este nuevo calendario solucionó el problema que planteaba el hecho de que el año juliano tuviera 11 minutos y 14 segundos más que el año solar.

Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo jesuita Christopher Clavius promulgó el 24 de febrero de 1582 la bula Inter Gravissimas en la que establecía que al jueves 4 de octubre de 1582 le seguiría el viernes 15 de octubre de 1582. Con la eliminación de estos diez días desaparecía el desfase con respecto al año solar y así se propuso que aquellos años bisiestos que son múltiplos de 100 sólo sumasen un día si también son múltiplos de 400 para evitar que hubiese demasiados años bisiestos.  

Para inaugurar esta nueva etapa babilónica de manipulación y opresión de masas, el Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero a fin de que quedara bien diferenciado del juliano que iniciaba el nuevo año en coincidencia con la primera luna nueva (1 de marzo o 1 de abril).  

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Para entenderlo bien, en esta encíclica se fijaba que habría un año bisiesto cuando el año en cuestión fuera múltiplo de 4, con excepción de los años múltiplos de 100 (exceptuando a su vez los múltiplos de 400, que sí serían bisiestos). En total, el calendario gregoriano fijaba 97 años bisiestos cada 400 años, en lugar de los 100 que marcaba el calendario juliano.

Esta reforma gregoriana no llegó a todas partes por igual ya que por aquel entonces la fe dividía Europa. Si bien los católicos implantaron el nuevo anuario en 1582, los protestantes continuaron con el calendario juliano hasta el siglo XVIII y los ortodoxos no aceptaron la nueva fórmula hasta el siglo XX.

El calendario gregoriano, considerado como oficial a nivel global, no logra tampoco una concordancia perfecta entre año civil y año astronómico, ya que la velocidad de rotación y de traslación de la Tierra se va ralentizando y obliga a revisar las fechas una vez cada 3.000 años.

Redimiendo el tiempo se consigue libertad.

Teniendo en cuenta este proceso histórico que nos legó el calendario actual, debemos tomar una actitud correcta frente a cada año solar que comienza el primer día de enero. Entendiendo que un calendario solar persigue desde sus principios encarcelar las voluntades y los esfuerzos humanos, nosotros, los redimidos deberemos discernir este ante-diseño a fin de someterlo al poder transformador del Eterno Dios, nuestro Abba.

Por lo tanto, será muy importante captar que la exhortación apostólica que hace el apóstol Pablo cuando le dice a los santos de Éfeso, «redimiendo el tiempo, porque los días son malos…» , se obedecía en el sentido más verdadero y práctico de dicha exhortación: ser entendido en los tiempos. La expresión «los días son malos» se refiere, no tanto a la maldad humana manifestada en esas épocas, sino a la forma de conteo de los días que usaba la élite del sistema de cosas imperante.

El mismo sentido tenían las comunidades de fe residentes en Colosas, ya que el apóstol Pablo les recuerda cómo deben andar delante de los incrédulos en el tema de celebrar y guardar el calendario solar. Leemos lo siguiente:

«Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno».(Colosenses 4:5-6)

El punto importante en que las comunidades mesiánicas primigenias pensaban ante la expresión redimir el tiempo, era la idea de aprovechar bien y ganarle a la forma solar de contar bien los días en el Imperio Romano. El verbo redimir en la mentalidad hebrea significa  rescatar pagando un alto precio. Redimir el tiempo implicaba en los primeros discípulos la idea de esforzarse en no sujetarse a las costumbres y tradiciones solares que los incrédulos usaban para el conteo de los días. Aprovechar o redimir el tiempo era su responsabilidad cotidiana en el testimonio que debían presentar ante aquellos que aún estaban adormecidos en la esclavitud temporal que imponía el sistema.

Ellos tenían en sus oraciones el paradigma que dejó Moisés a Israel cuando él estaba en el final de su vida: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal. 90:12). Este lineamiento los desafía a confrontar el calendario solar con las festividades de rosh jodesh (cabeza de mes) en cada luna nueva. Ellos sabían que por medio de dicho mandamiento Yahvéh había permitido al pueblo de Israel romper toda cautividad mental adquirida por someterse al calendario solar egipcio, que como vimos luego tomará Roma, primeramente con Julio César y luego con el papa católico Gregorio.

Tanto la Iglesia de Éfeso, como en la de Colosas y en todas y cada una de las comunidades de los primeros siglos, comprendían el secreto de controlar los años solares siguiendo los ciclos temporales marcados por el Eterno Dios y no por el sistema de cosas inspirado por el adversario (HaSatán). Los miembros de aquellas comunidades gozaban del privilegio que da el Mesías por medio de la Torah: ser verdaderamente libre de todo tipo de opresión.

Transitar el calendario lunar del Eterno, permite a los escogidos ser entendidos en los tiempos. Esta posición otorga la bendición de transicionar cada año nuevo solar realizando un encuentro familiar de declaración profética en la última noche de diciembre. Esto permite confrontar a los principados y las potestades de tinieblas que se liberan en cada fiesta pagana de Año Nuevo, logrando, por medio de la fe, declarar a esos 365 días solares esclavos del propósito eterno de Dios.

Redimir el tiempo consiste en aprovechar cada oportunidad favorable para ministrar vida. Esto significa ser sabio en nuestro andar, no contando los días como Babilonia la Grande lo impone, sino haciéndolo en el modo del Eterno Dios.

En esta era maligna, cada día es un día malo, lleno de cosas perniciosas que destruyen, corrompen y desperdician nuestro tiempo. Por lo tanto, tenemos que andar sabiamente con el fin de redimir el tiempo, aprovechando cada oportunidad disponible.


Aconsejo leer también: 

La Fiesta de Cumpleaños y su Historia Astrológica

¿Te has preguntado por qué en un cumpleaños hay un bizcocho redondo al que llaman torta y está adornada con velitas?, ¿De dónde salieron los globos? y ¿Por qué se pide un deseo al soplar?
La celebración del cumpleaños es un ritual pagano de «protección astrológica» con más de 3.500 años de antigüedad. Sumerios, egipcios, babilonios, persas, griegos, romanos, etc. la practicaban como parte de sus ritos de fertilidad, basados en sus fiestas de fertilidad.
 1. Historia Cumpleañera.
Los primeros registros históricos de festejos de cumpleaños nos remontan a Egipto en el 3.000 a.C. donde solamente eran celebrados los cumpleaños de los, niños y adultos, varones pertenecientes a la realeza.  La Encyclopedia of Religion and Ethics, de Hastings, comienza su artículo sobre los cumpleaños diciendo: “La costumbre de conmemorar el día del nacimiento está relacionada, en la forma, con el cálculo del tiempo, y, en el fondo, con ciertos principios religiosos primitivos”. En tiempos antiguos era importante llevar registro de los nacimientos, principalmente debido a que la fecha del nacimiento era esencial para formular el horóscopo de la persona.
Más adelante, esa misma enciclopedia, cita al egiptólogo sir J. Gardner Wilkinson, que escribió: “Todos los egipcios concedían mucha importancia al día, y hasta la hora, de su nacimiento; además, es probable que, al igual que en Persia, todo el mundo observara su natalicio con grandes celebraciones, en las que se recibía a los amigos con todas las diversiones de la sociedad y con una abundancia poco habitual de manjares”.
Los faraones ordenaban que los negocios cerraran en sus cumpleaños y daban enormes fiestas para cientos de sirvientes.

 

Los egipcios eran capaces de calcular los años gracias al profundo estudio y comprensión de los ciclos lunares. Las fiestas de cumpleaños se desconocían entre las clases bajas, y entre todas las mujeres, excepto la reina. De dos fiestas de cumpleaños de mujeres tenemos constancia histórica. Cleopatra II, que se casó con su hermano Tolomeo y tuvo un hijo de él, recibió de su marido un macabro regalo de cumpleaños: los restos de su hijo asesinado y descuartizado. Plutarco nos relata cómo Cleopatra IV, organizó una fastuosa fiesta de cumpleaños para su amante Marco Antonio, en la que incluso los invitados quedaron colmados de regalos.
Tomando la tradición egipcia, los griegos comenzaron también a festejar los cumpleaños de los cabeza de familia basándose en las mismas fases lunares.  Los griegos creían que toda persona tenía un espíritu protector, daemon, que estaba presente el día de su nacimiento y que cuidaba de ella durante toda su vida. Este espíritu tenía una relación mística con el dios que regia el día de su nacimiento. Esta idea fue transmitida al campo de las creencias tradicionales modernas y se refleja en la creencia del ángel custodio, el hada madrina y el santo patrón
Las fiestas de cumpleaños de las deidades griegas se celebraban con carácter mensual, por lo que cada dios era festejado con doce fiestas de cumpleaños al año. Los griegos denominaban a estos festejos dedicados a los varones vivos Genetblia, y a las celebraciones anuales dedicadas a los varones fallecidos Genesia. Las fiestas de cumpleaños de las mujeres y de los niños se consideraban indignas de celebrarse, solo se celebraba la fiesta del cabeza de familia con un banquete.
Los griegos festejaban el nacimiento de los dioses y de hombres eminentes. A estas celebraciones se las denominaba con la palabra griega genéthlia, mientras que genésia significaba la celebración conmemorativa del nacimiento de un personaje importante fallecido. En el libro deuterocanónico (apócrifo) 2da de Macabeos (cap. 6: vers. 7 ) encontramos una referencia a la genéthlia de Antíoco IV, durante la cual se obligaba a los judíos a ‘participar en los sacrificios’. Cuando Herodes celebró su cumpleaños, estaba siguiendo una costumbre helenística; no hay prueba de que en Israel se celebraran cumpleaños.
En estos festejos, los griegos preparaban un pastel de harina y miel de forma redonda como ofrenda a Artemisa (diosa griega de la Luna) sobre el cuál colocaban velas para representar la luz del astro. Es importante señalar que lo griegos tomaban muy enserio la preparación de la torta y creían que mientras más elaborada fuese, más valorada sería por la diosa. Al hacer la ofrenda el agasajado podía pedirle un deseo a Artemisa, quien le dejaba saber si este sería o no concedido apagando las velas a través del soplo de una brisa de aire. Colocar las velas en círculo se hacía para proteger de malos espíritus por un año.
Los griegos también añadieron la importancia mágica de los saludos de cumpleaños, ya que sus creencias aseguran que tienen poder para bien o para mal porque en este día uno está más cerca del mundo de los espíritus.
La creencia de esta tradición es que las velas de cumpleaños están dotadas de una magia especial para conceder los deseos. Así que, las velas de cumpleaños rinden honra y tributo a la criatura que celebra su cumpleaños y le traen buena suerte de parte de los dioses protectores que le han sido asignados.
Los romanos asimilaron esta idea, e instauraron la costumbre de considerar el cumpleaños de los personajes más importantes como festividades nacionales. Posteriormente fue una práctica común de los Emperadores y las élites masculina y femenina.
2. El Esoterismo Atrológico y la Comunidades del Mesías.
Por causa de estas connotaciones espirituales esotéricas, el rito del cumpleaños fue censurado por las primeras comunidades mesiánicas, y más tarde por el mismo cristianismo romano, por considerarlo una práctica pagana que se oponía al propósito eterno del Eterno en los hombres.
El historiador Augusto Neander escribe: “La noción de una fiesta de cumpleaños estaba lejos de las ideas de los cristianos de este período”. (The History of the Christian Religion and Church, During the Three First Centuries, traducción de H. J. Rose, 1848, pág. 190.) Orígenes [comentarista de la Biblia del siglo III E.C.] […] insiste en que ‘no se relata que ninguna de las personas santas mencionadas en las Escrituras haya celebrado una fiesta o hecho un gran banquete en su cumpleaños. Son solo los pecadores (como Faraón y Herodes) quienes hacen grandes festividades el día en que nacieron en este mundo’.” (The Catholic Encyclopedia, 1913, vol. 10, pág. 709.)
En el año 245 de nuestra era común (E.C.), se trató de fijar la fecha exacta del nacimiento de Cristo. Ante toda una serie de cálculos y discusiones al respecto, el Emperador Aureliano ordenó que se celebrase el cumpleaños del Salvador el 6 de enero. Pero fue en el siglo IV bajo el mandato del Papa Julius I cuando la Iglesia celebró el nacimiento de Cristo, «Natalis Solis Invicti«, el 25 de diciembre (el día del nacimiento de Tamuz, el dios sol) dando origen a la actual Navidad. Esta festividad dio lugar a que muchos fieles de Roma, especialmente de la nobleza, justificaran el regreso de las celebraciones cumpleañeras en la vida de los creyentes que sostenían con sus contribuciones económicas la estructura eclesiástica imperante.

Más tarde, en el siglo XII, todas las parroquias católicas de Europa comenzaron a llevar un registro con la fecha de nacimiento de todos sus feligreses.   De este modo fue diluyéndose el significado primario del acto y su práctica comenzó a asociarse a la esperanza de ver cumplido un sueño o deseo. Así el pontífice de Roma dio su beneplácito a la tradicional práctica de celebrar el nacimiento de cada cristiano.

Cabe señalar que, siguiendo este sustrato espiritual, el día más importante en el satanismo es el cumpleaños de cada persona. ¿Por qué? Porque se afirma que, ese día, todo ser humano puede verse a sí mismo como un dios si así lo desea. Por consiguiente, dicen que celebrar el nacimiento de uno equivale a festejar el nacimiento de una divinidad. Como es obvio, la mayoría de la gente no comparte esa actitud tan extremista y egocéntrica. Pero hay que reconocer que “mientras otras fiestas elevan el espíritu, los cumpleaños elevan el ego” (The Lore of Birthdays).
Así que la próxima vez que festejes tu cumpleaños ccuenta esta historia y no hagas trampa, pedí sólo un deseo y deja que Artemisa apague las velitas.

3. Cómo son los cumpleaños bíblicos.
 
Antes que nada conviene decir que la Cyclopædia de M’Clintock y Strong (1882, vol. 1, pág. 817) dice que los judíos “consideraban las celebraciones de cumpleaños como parte de la adoración idolátrica […], probablemente debido a los ritos idolátricos que se observaban en ellas en honor del que era tenido por dios patrón del día en que nacía el homenajeado”.

 

Ante esto diré que curiosamente (o intencionalmente) la Biblia también habla de dos fiestas de cumpleaños.
Las dos fiestas se celebraron en honor de hombres que no servían a Yahvéh, por lo tanto no se sujetaban a Su Torah (Instrucción). Una fue la fiesta de cumpleaños del rey Herodes Antipas, que gobernaba el distrito de Galilea cuando Jesús vivía allí.

 

El rey Herodes hizo muchas cosas malas. Incluso le quitó la esposa a su propio hermano. El nombre de ella era Herodías. El profeta Juan el Bautista le dijo a Herodes que estaba mal lo que hacía. A Herodes no le gustó que se lo dijera, así que encarceló a Juan (Lucas 3:19, 20).
Mientras Juan estaba en la cárcel, llegó el día del cumpleaños de Herodes. Este dio una gran fiesta, con muchos invitados importantes. Todos comían, bebían y se divertían. Entonces entró la hija de Herodías y bailó para ellos. A todos les gustó tanto el baile que el rey Herodes quiso hacerle un regalo especial a la joven. Le dijo: “Cualquier cosa que me pidas, te la daré, hasta la mitad de mi reino”.
¿Qué debía pedir? ¿Dinero? ¿Ropa bonita? ¿Un palacio para ella sola? La muchacha no sabía qué decir, así que fue a donde estaba su madre, Herodías, y le preguntó : “¿Qué debo pedir?” Como la reina adúltera odiaba con todas sus fuerzas a Juan el Bautista, le dijo a su hija que pidiera la cabeza del profeta. La muchacha volvió ante el rey y le dijo: “Quiero que me des ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey Herodes sabía que Juan era un hombre justo, que servía al Eterno, y no quería matarlo. Pero Herodes había hecho una promesa y le preocupaba lo que pensarían sus invitados si no la cumplía. Por eso envió a un soldado a la prisión para que le cortara la cabeza a Juan. El soldado volvió enseguida con la cabeza en una bandeja y se la dio a la muchacha. Entonces ella se la llevó a su madre (Marcos 6:17-29).
La otra fiesta de cumpleaños de la que habla la Biblia tampoco fue buena. Se celebró en honor de un rey de Egipto. Durante aquella fiesta, el rey también ordenó que le cortaran la cabeza a una persona. Además, después mandó que colgaran el cuerpo para que se lo comieran las aves (Génesis 40:19-22).
Estos dos actos se explican ante el hecho de que los reyes y emperadores tenían la costumbre de celebrar sus cumpleaños ejecutando gente. El historiador judío Josefo escribe: “Mientras Tito permanecía en Cesarea, celebró el cumpleaños de su hermano Domiciano con gran esplendor, dando muerte a más de 2.500 prisioneros en juegos con fieras y llamas. Después de esto pasó a Berito [Beirut], una colonia romana en Fenicia, donde celebró el cumpleaños de su padre dando muerte a muchos más cautivos en elaborados espectáculos”. (Las guerras de los judíos, VII, 37 [III, 1]
¿Crees que el Eterno Dios aprobó esas dos fiestas?…
 ¿Te hubiera gustado ser un invitado en ellas?…
Sabemos que todo lo que está escrito en la Biblia tiene un propósito. Pues bien, en ella solo se habla de dos fiestas de cumpleaños. Y en las dos se hicieron cosas malas como parte de la celebración. Entonces, ¿qué piensas tú que Dios nos está diciendo sobre las fiestas de cumpleaños? ¿Quiere él que las celebremos?
4. La Cosmovisión correcta sobre la Vida.
El tema nos lleva al aceptación de que los cumpleaños nos conectan sólo con el día del nacimiento. Es decir, celebramos cuando nacemos, pero aún no hemos logrado nada. Es el día en el que no tenemos otra cosa que potencial; estamos listos para enfrentar los desafíos, pero no sabemos si los superaremos con éxito.
Pensando en esta realidad el filósofo Voltaire afirmó: «Dios nos dio el regalo de la vida, pero depende de nosotros darnos el regalo de vivir bien«. Cómo desempeñamos nuestro rol es la mayor prueba de nuestro carácter. Ese momento les dio alegría a nuestros padres, pero realmente no tenemos ningún derecho de atribuirnos ningún mérito sobre su importancia. Nacimos, pero aún dependía de nosotros probar mediante la forma en que viviríamos si eso merecía regocijo.  Por ello es que desde la cosmovisión divina, los cumpleaños realmente no merecen aplauso, porque no conmemoran nada más que nuestra primera aparición en el escenario de la vida.
El rey Salomón dio voz sabia a esta actitud mental cuando dijo: “…es mejor el día de la muerte al del nacimiento…” (Eclesiastés 7:1).Esta perspectiva, parece algo negativa sobre la vida. Pero con una contemplación más profunda, de hecho expresa la clásica actitud judía que la “acción es lo principal” que el logro real, más que el concepto, teoría o potencial, es lo significativo. El bebé recién nacido puede brillar con genio y talento, pero todavía no ha hecho nada con él. ¿Qué hay para celebrar? ¿Quién sabe si ese potencial culminará en acciones positivas?
En cambio, el día que un ser humano fallece, es cuando todos sus logros son culminados, y plasman su influencia en nuestras vidas.
Debido a este hecho, mientras que las fechas de aniversario de fallecimiento (Iortzait) de las grandes figuras de Israel se registran y conmemoran, sus fechas de nacimiento son generalmente desconocidas. Esta es la razón por la cual el Iortzait de una gran persona es una ocasión tan especial: cuando celebramos una vida, lo hacemos en su punto de impacto más grande sobre el mundo.

Pero también si en este momento se estableciera un debate en el que alguno de ustedes atribuyera significado al potencial, el cumpleaños no debería tener a la fecha de nacimiento como el momento de celebrar. Semanas y meses previos a que el feto emerja de la matriz, ya tiene manos y pies, un corazón que palpita y un cerebro que piensa. Si vamos a celebrar la creación de un nuevo potencial, el momento de ello no sería el cumpleaños, sino el momento de la concepción.

 

Por ello, es muy conveniente que si tienes niños pequeños te determines a salvarlos de toda entramada astrológica con la que el sistema reptiliano que inició Nimrod hoy aprisiona a las masas inutilizando a cada ser humano de la misma en la manifestación de su propósito. Para ello, evita infectarlo mentalmente con este tipo de celebración satánica. De ese modo, observarás con alegría el desarrollo de tus hijos en perfecto propósito a tal punto de no verlos jamás envolverse en lazos egocéntricos que causa la caída de tantos jóvenes en la vaciedad relativista del individualismo hedonista actual.

 5. Entonces: ¿es correcto festejar el cumpleaños de nosotros los redimidos?
Ante toda la claridad que brinda lo explicado hasta aquí, la respuesta correcta es evidente y obvia.
Ahora bien, si a pesar de estas argumentos ontológicos verdaderos, igualmente estás pensando en celebrar su cumpleaños, aconsejo que te realices el siguiente planteo: «sí, nací,… es un hecho… ¿pero qué ha sucedido desde entonces?… ¿estoy cumpliendo fielmente con el propósito para el cual fui enviado?… ¿Cómo estoy impactando a mis generaciones con la misión de su propósito en mí?»
Si después de haberte hecho este planteamiento, tú sientes que estás positivamente en concordancia con lo planteado en ellas. Sin embargo, y a pesar de todo no logras madurar el origen esotérico de esta festividad,  sí, puedes celebrar tus cumpleaños pero no permitiendo que tu ego sea manifestado como centro del mismo (algo muy difícil de lograr ya que es una festividad creada por el sistema reptiliano para fortalecer este diseño tan anti-Mesías).
Por lo tanto, y ante tu obstinación caprichosa, te extiendo los siguientes consejos:
  • Procura en ese día, ser más humilde que nunca.
  • Agradece al Eterno, como a diario, por el don de la vida, y por contar con facultades como para desarrollarla a propia plenitud.
  • De manera especial, asegúrate de aumentar las plegarias de la mañana y de la tarde, reconociendo que simplemente eres un servidor (o servidora) del Eterno.
  • Pasa la mayor cantidad adicional de tiempo orando, meditando en la Instrucción (Torah) y concentrándote en las palabras de las plegarias que elevas al Eterno.
  • En este día tan especial para ti, aumenta la cantidad de la contribución (ofrenda) para el lugar donde te capacitas en la Torah (Instrucción).
  • Si tu cumpleaños cae en Shabat o en una festividad de Yahvéh, determina celebrarlo en un lapso posterior.
  • Tómate un tiempo para proclamar el Evangelio del Reinado de Yahvéh y enseñarle a otra persona algo de la Torah.
  • Comprométete a realizar un buen acto en forma específica. Elige algo que sea práctico y factible.
  • Reserva un tiempo para analizar el año que acabas de finalizar. Piensa en qué áreas de tu vida necesitas mejorar y toma la resolución correspondiente para que te conviertas en un hijo primogénito más semejante a Yeshúa, nuestro Dueño.
  • Recuerda: Tienes una misión en la vida, que es la de servir al Eterno con todo. En el día de tu cumpleaños, puedes hacer un balance, para reconocer si está haciendo tu mejor esfuerzo para cumplir con tu misión, o no lo estás haciendo. Y puedes comprometerte a poner más empeño, honestidad y dedicación para hacer las cosas tal como Él requiere.
Todos estos consejos servirán para que seas consciente de que tú, como individuo, eres especial, único, y completamente indispensable para la historia mundial en la que vives. Ningún ser humano vivo, ninguno que haya vivido, y ninguno que vivirá, puede lograr el papel específico en la creación que el Eterno confió en ti.

Pornocracia: Cuando las putas gobernaban en Roma

Si queremos vivir y protagonizar grandes cambios de reforma en la historia de la Salvación, debemos despertar nuestras conciencias desde los hechos históricos mismos. De acuerdo a esto, y analizando los primeros diez siglos del cristianismo, concordaremos que no fue la herejía gnóstica, ni sus sectas esotéricas, la que contaminó y quebrantó la esencia e imagen de la Iglesia en el mundo sino el papado mismo. Debido a las incesantes maniobras políticas, y particularmente a la obsesión por los negocios temporales; debido también al abuso de poder y a una inaudita malignidad, los papas, a quienes se suponían eran el factor de unidad, corrompieron toda la cristiandad.
Basta leer la historia del cristianismo para darnos cuenta que hubo un tiempo en el que todo lo que rodeaba a los papas estaba envuelto en guerras, traiciones, muertes y ambiciones. Se trata de una época en la que los papados eran relativamente cortos y difícilmente se podía encontrar a algún pontífice que superase los dos o tres años en el cargo.
Odio, traiciones, venganzas y mucho sexo desmedido fue, es y será la atmósfera que durante siglos ha rodeado todo lo que está relacionado con los pontífices y todos los oscuros personajes que los acompañaban. Todo este perfil luciferino ha impregnado a la Iglesia de Roma desde un tiempo específico de su pasado oscuro. Época denominada en el siglo XVI por el cardenal César Baronio como el tiempo de la Pornocracia (gobiernos de las prostitutas).
Hablamos de un periodo que ha sido bautizado por algunos como ‘saeculum obscurum’ (edad oscura) y en el que en poco más de 150 años (del 880 al 1046) desfilaron por el ‘trono de San Pedro’ un total de 48 papas.
Para empezar, nos será muy esclarecedor consultar alguna de las nóminas papales desde el año 880 aproximadamente. Durante el siglo y medio siguiente se contabilizan pontífices, cuyos pontificados duraron un promedio de cuatro años cada uno. En la primera época, el ritmo de los cambios fue muy parecido; ello se explicaría por el hecho de que los papas solían ser elegidos cuando ya eran ancianos y de salud delicada. Pero durante los siglos IX y X, muchos papas eran apenas veinteañeros, bastantes eran adolescentes. Algunos duraron veinte días, un mes o tres meses. Seis de ellos fueron depuestos, no pocos fueron asesinados. En verdad es imposible saber con exactitud cuántos papas y antipapas (impostores) se erigieron en la silla de San Pedro durante este período, ya que todavía no existía un procedimiento establecido para la elección ni se había determinado quiénes podían ser los candidatos.
Cuando un Papa desaparecía en forma repentina, todos los habitantes de Roma y regiones aledañas se preguntaban: ¿Habrá sido degollado y arrojado al Tiber? ¿Lo habrán recluido en una mazmorra? ¿Se hallará durmiendo la borrachera en un burdel? ¿Le habrán cercenado la orejas y la nariz como le ocurrió al papa Esteban VIII en 930, quien, comprensiblemente, jamás volvió a mostrar su rostro en público? ¿O bien habrá escapado como Benedicto V en 964 que, luego de «deshonrar» a una muchacha, salió huyendo de inmediato a Constantinopla con todo el tesoro de San Pedro, para reaparecer una vez que hubo agotado los fondos  y causado estragos complementarios en Roma? Respecto a este último, es interesante señalar que el historiador de la Iglesia Gerberto llamó a Benedicto «el más inicuo de todos los monstruos del descreimiento«, pero su juicio resultó prematuro. Con el tiempo, este pontífice fue muerto por un marido celoso. Su cadáver, traspasado por cien puñaladas, fue arrastrado por las calles antes de ser arrojado a un sumidero.
Sin lugar a dudas, ante tan detalladas evidencias históricas, estos pontífices constituyen el más infame conjunto de dirigentes que en la historia han existido. Fueron descarnadamente bárbaros. La antigua Roma no tuvo nada que rivalizar con su putridez.
Uno de estos Papas, Esteban VII, preso de una total demencia, desenterró a uno de sus predecesores, el corso Formoso (891-896), que había muerto hacía más de nueve meses. En lo que se llamó el Sínodo Cadavérico, vistió al hediento cadáver con galas pontificales, lo sentó en el trono lateranense y procedió a interrogarle personalmente. Formoso fue inculpado de ascender al solio pontificio recurriendo a medios espurios; siendo como era obispo de otro lugar, no podía ser elegido por Roma. Según el Papa Esteban, aquella circunstancia invalidaba todos sus actos, en especial sus ordenaciones. En nombre de Formoso, replicaba un gárrulo diácono adolescente. Una vez hallado culpable, el cadáver fue condenado como antipapa, despojado de todo lo que llevaba puesto, a excepción del cilicio adherido a sus ajados despojos y, menos los dos dedos con los cuales había impartido sus indebidas bendiciones apostólicas, arrojado al Tiber. El cuerpo, sujeto por el cilicio como una res muerta, fue rescatado por un grupo de admiradores de Formoso, que le dieron secreta sepultura. Tiempo después, fue reinstalado en su sepulcro de San Pedro. En cuanto a Esteban, no tardó en morir, estrangulado.
El corso Formoso, siendo juzgado por el Papa Esteban VII en el Sínodo Cadavérico
Los Papas mutilaban y, a su vez, eran mutilados, mataban y eran muertos. Sus existencias no guardaban ninguna relación con los evangelios. Unos debieron su elevación a su ambiciosa parentela, algunos a la influencia de hermosas amantes de alcurnia en lo que acabaría por conocerse como «la soberanía de las rameras«.
El obispo Liutprando de Cremona, en su obra “Antapodosis”, dejó una descripción muy gráfica de lo que aconteció durante aquellos años de pornocracia, relatando con todo lujo de detalles cómo eran las fiestas y orgías que se organizaban en el Vaticano, a las que asistían desvergonzadas prostitutas que bailaban y deleitaban a los presentes, para finalmente yacer con todos ellos.
También explica como todos los obispos de la ciudad de Roma estaban casados y sus esposas se confeccionaban sus ropas con las sedas de las vestiduras sagradas.
El obispo relata acerca del lugar prominente que ocupó Marozia, de la familia de los Teofilato, en este tiempo de gobierno papal. Marozia fue bien adiestrada por su madre Teodora, quien tenía otra hija llamada también Teodora, nacida de su relación con el Papa Juan X (914-929). Quienquiera que haya dicho que las mujeres nunca influyeron en las directrices de la Iglesia es porque nunca tropezó con estas dos increíbles y decididas señoras. En menos de un decenio, crearon -y cuando les plació, destruyeron- no menos de ocho Papas.
En su obra «Decline and Fall«, el historiador Edward Gibbon (s. XIX) afirma que fueron estas «papisas» las que darían nacimiento a la leyenda de la Papisa Juana. Durante siglos se creyó en  la existencia de esta papisa, hasta la época de la reforma. Para los ingleses es un consuelo saber que la única mujer Papa fue una hermosa anglosajona. Revestida con sus atuendos pontificales, según narra la leyenda, trajo al mundo un niño mientras se dirigía desde el Coliseo a la iglesia de San Clemente, muriendo en el acto.
De Teodora, el obispo cuenta cómo sedujo a un joven sacerdote, del que se encapricho locamente, lo mandó nombrar Arzobispo de Roma y tras un corto periodo en el cargo , logró que lo nombraran papa bajo el nombre de Juan X. El obispo Liutprando, escribirá acerca de ella: “Cierta ramera sin vergüenza, llamada Teodora fue durante algún tiempo monarca de Roma, y vergüenza da escribirlo, ejerció su poder como un hombre. Tuvo dos hijas, Marozia y Teodora,  que no sólo la igualaron sino que la sobrepasaron  en las prácticas que ama Venus”. Esas prostitutas determinaban quién sería el papa, ¡increíble “sucesión apostólica”.
El historiador Gibbon escribió lo siguiente en su obra:
La influencia de dos prostitutas, Marozia y Teodora, se fundaba en su riqueza y belleza, sus intrigas políticas y amorosas. A los más vigorosos de sus amantes los recompensaban con la mitra romana…El hijo, el nieto, y el biznieto bastardos de Marozia – extraña genealogía – se sentaron en la Silla de San Pedro”.
El poder de Marozia, según las crónicas, fue aún mayor que el de su madre. Se sabía ent toda Italia que ella no era hija del cónsul y senador romano Teofilacto I, marido oficial de Teodora, sino que nació de la relación extraconyugal con el Papa Juan X.
Por el lecho de la joven Marozia también pasaron algunos papas o candidatos al puesto, siendo uno de los más destacados Sergio III, con el que tuvo un hijo cuando contaba con 16 años y que fue también nombrado papa con el nombre de Juan XI (el séptimo del periodo de la pornocracia) cuando solamente contaba con 20 años de edad.
Marozia
Cuando Marozia se convirtió en la manceba de Sergio, tenía quince años y él contaba cuarenta y cinco. Tuvo un hijo del Papa a cuya carrera se consagró. Sergio moriría cinco años más tarde, tras siete de pontificado henchidos de derramamientos de sangre, intrigas y pasiones.
Marozia era ahora la amante de un papa y la madre de su bastardo. ¡Luego sería madre del papa, abuela del papa, y después de muerta, bisabuela de dos papas y tatarabuela de otro! Por muchos años, el papado fue estrictamente uno de los títulos de una de las familias de Roma. Dice Halley, p. 774, “Teodora, junto con Marozia, la prostituta del Papa, llenaron la silla papal con sus hijos bastardos y convirtieron su palacio en un laberinto de ladrones”.
Será aquí interesante y anecdótico contar que el Papa Sergio también exhumó al Papa Formoso, ya fallecido desde hacía diez años, y le hizo condenar de nuevo. Como buena providencia, decapitó el cadáver de Formoso; también le amputó tres dedos más antes de lanzarlo al Tiber. Cuando el torso acéfalo fue a enredarse en la red de un pescador, sus despojos lograron una nueva existencia de embeleso al ser devueltos por segunda vez a San Pedro.
Muerto el Papa Sergio III, en esos momentos, irrumpió en el escenario la familia de los Alberico, originarios de Toscana, en el norte. El Papa Juan X sugirió a su compañera de lecho, Teodora, que el enlace entre Marozia y Alberico de Camerino podría ser beneficioso para todos. Marozia detectó la estrella ascendente y de esa unión nacería Alberico hijo. Alberico padre, quizá instigado por su esposa, intentó un golpe prematuro para apoderarse de la dirección de Roma y perdió la vida. El Papa Juan obligó a la joven viuda a contemplar su cadáver mutilado. Fue un error. Una mujer que había dormido con el Papa Sergio conocía todos los resortes de la venganza.
 
Mientras tanto, Teodora, la madre de Marozia, mantuvo el poder. Esta hizo nombrar papa a Anastasio III (911-913), y después a Landón (913-914). Estos dos papas fueron simples marionetas en las manos de Teodora. Dice Hunt: “Teodora misma era concubina de dos eclesiásticos a quienes ella manipuló en rápida sucesión al “trono de Pedro”, luego de la muerte de Sergio – los papas Anastasio III y Lando. Al enamorarse de un sacerdote de Rávena, también lo manipuló para que ocupara el trono papal” («A Woman Rides the Beast«, p. 109-110).
Este clérigo de Rávena que menciona Hunt, era Juan de Tossignano, quien se convertirá en el Papa Juan X (914-928). Además, según el obispo Liutprando, Juan era un clérigo joven y ambicioso de Rávena que acudía con frecuencia a Roma a despachar asuntos oficiales. Entró en contacto con Teodora y enseguida entró bajo su protección. Esto le llevó a realizar una gran carrera. Tanto fue así que llegó a ser obispo de Rávena; esto hizo que ya no visitara Roma tan a menudo. Relata Liutprando: “De ahí que Teodora, como una meretriz temerosa de tener pocas oportunidades de acostarse con su amante, le obligara a abandonar su obispado para tomar – ¡Oh, crimen monstruoso!- el Papado de Roma”. Así pues, ese Juan, que luego fue el papa Juan X, consiguió el solio pontificio para que así pudiera mantener relaciones sexuales con esa Teodora, a la que a la sazón llamaban Teodora la Anciana. El Papa Juan X también fue amante de Marozia, tuvo con Teodora una hija y nombró a un niño de cinco años arzobispo de Reims, hijo del conde Heriberto. ¡Todo tan repugnante como cierto! Todo esto tenía lugar en el año 914, cuando Marozia contaba con veintidós años de edad. Sin embargo, todo esto a Marozia no le importaba demasiado; su hijo era demasiado joven para el papado, incluso para aquellos tiempos.
Después de la muerte de Teofilato, y de Teodora, este papa Juan quiso dar preeminencia a su hermano Pedro siguiendo su impulso nepotista, pero con ello se encontró con la oposición de Marozia, la hija de Teodora, que como nada menos que senadora de Roma, controlaba el poder civil. Marozia, poco antes enviudó, y se casó de nuevo en el año 926 con el margrave Guy de Toscana. Entonces mandó asesinar a Pedro, el hermano del papa Juan, en su misma presencia. Luego encerró al propio Juan X en la cárcel y lo mandó matar, ahogándole con una almohada en el año 928. Juan X había llegado a la silla de Pedro de la mano de Teodora y lo abandonó muerto por orden de su hija, Marozia.
Marozia, esperando que creciera su hijo (el que tuviere con el papa Sergio III), nombró papa a León VI (929), y luego a Esteban VII (928-931), otra vez justificando todo en el dogma de «sucesión apostólica». Los dos papas tuvieron un breve pontificado, uno y otro desaparecieron en misteriosas circunstancias. Los dos, León y Esteban, fueron elegidos gracias a Marozia, quien no dudó en asesinarlos, demostrando, una vez más, quién era la que mandaba.
Cuando ese hijo ilegítimo tuvo veinte años, le hizo subir al solio pontificio con el nombre de Juan XI (931-935). Las obras de este pontífice fueron atroces acordes a la mentalidad de los pechos que lo amamantaron. Él y sus amigos, tenían la costumbre de secuestrar mujeres y las tenían sometidas a relaciones sexuales forzosas durante días; lo mismo que sometieron también a hombres jóvenes y nobles con igual procedimiento. Le gustaba ver como perros y burros acometían a prostitutas secuestradas para tal espectáculo.
Este Papa montó un burdel en palacio Laterano. Malversó el dinero de la Iglesia. Ordenaba obispos a niños de diez o doce años con los que luego mantenía relaciones. Tuvo relaciones sexuales con su hermana de catorce años y con su madre. Las mujeres pías que iban a las iglesias de los Estados Pontificios dejaron de hacerlo debido a la lujuria de los clérigos. Ordenó un obispo en un establo y cuando un cardenal se lo echó en cara lo castró. A los clérigos que eran sus enemigos los mató azotándolos, les cortaba las narices, las manos, los dedos.Al tiempo, y mientras Juan XI encabezaba la cristiandad, falleció Guido de Toscana y la hija de Teodora, ahora viuda, no dudó en contraer matrimonio con su hermanastro, Hugo de Arlés, aquel a quien Juan X había apoyado en su candidatura al Imperio. Marozia demostraba, de nuevo su habilidad. Esta relación podría haber sido tumbada por incesto, habiendo, además, repudiado Hugo a su anterior mujer. Aun así, necesitaría de una bula papal por razón de parentesco. Evidentemente, le fue concedida por su hijo. La boda se habría de celebrar en la primavera de 932, y Marozia se convertiría en reina consorte de Italia.
Marozia, se casó con Hugo de Arlés simplemente porque este había recibido el título de rey de Italia. Ella sabía que así acrecentaría su poder sobre la ciudad de Roma, pretendiendo acceder a la corona imperial, pues no en vano su hijo Juan, ahora papa, podía convertir a un rey en emperador (recordemos la “Constituitio Lothari”). No le salió bien esta jugada a Marozia, ya que Alberico, su propio hijo, encabezó una revuelta e hizo encarcelar a su madre y a su hermanastro el papa Juan. Este último fue desposeído de todo poder temporal, aunque conservó el solio hasta su muerte en el año 935.
Entonces todo se vino abajo a causa del segundo hijo de Marozia, el celoso Alberico, dieciocho años de edad. Se apoderó de Roma para convertirse en hacedor de Papas. Hugo de Provenza abandonó a su mujer y cayó en desgracia. Alberico puso a Juan XI, su hermanastro e hijo del Papa Sergio, bajo arresto permanente en Letrán -donde moriría cuatro años después- y metió en prisión a su propia madre.
Agostada la flor de su juventud, Marozia seguía siendo una mujer de distinción cuando holló por primera vez el mausoleo de Adriano, conocido popularmente por Castel Sant’ Angelo. Permanecería en ese terrible lugar junto al Tiber, sin que se le perdonase un día, durante más de quince años.
Contaba más de sesenta años cuando, en la mazmorra, le llegó la noticia de la muerte de su hijo Alberico, a los cuarenta años de edad, y el ascenso de su nieto Octaviano (hijo de Alberico), dentro de la Iglesia hasta imponerse como Papa. Fue el primer pontífice que cambió su nombre, llamándose a sí mismo Juan XII. Esto sucedía en el curso del invierno de 955.
En la primavera de 986, el Papa Gregorio V, que contaba con veintitrés años de edad y su primo el emperador Otón III, decidieron que la pobre anciana ya había languidecido suficiente tiempo en prisión. En aquellos momentos Marozia contaba con más de noventa años de edad y, si bien arrinconada, nunca fue realmente olvidada en las altas instancias. El Papa mandó a un sumiso obispo para que la exorcizase de sus demonios y levantara su pena de excomunión. Fue absuelta de sus pecados y a continuación fue ejecutada.
Teodora y Marozia fueron mujeres que se sirvieron de la combinación de sexo e intriga para elevar al trono de Pedro a varios Papas y deshacerse de ellos con la misma facilidad cuando dejaban de ser útiles para sus deseos ambiciosos. Convirtieron a Roma en un caldero de rencillas, rencores y odios viscerales.
Como podemos ver, estas mujeres comparten la crueldad, la ambición de poder y el uso inteligente de su sexualidad, inspiradas en el ingrediente que la serpiente antigua siempre aporta en este estilo de via: el fanatismo religioso.
Arteras, se disfrazaron de piadosas para dar rienda suelta a sus más profundos odios y fueron las ideólogas de las primeras matanzas religiosas y las artífices de las más crueles persecuciones en nombre de Cristo. No vacilaron en meterse en la cama de reyes y de Papas para erigir monstruosas hogueras, verter venenos en copas y comenzar verdaderas campañas de exterminio.
¡Desde entonces el espíritu de Jezabel gobierna sobre las naciones de occidente!

Los 41 años del golpe y asesinato del presidente Allende en Chile…

Autor: Santiago Aguilar Morán 


La madrugada del 11 de septiembre de 1973, las tropas dirigidas por el general Augusto Pinochet comenzaron el desembarco en Valparaíso y avanzaron hasta Santiago de Chile, donde hacia el mediodía rodearon el Palacio de La Moneda para presionar la salida del socialista presidente democráticamente elegido, Salvador Allende, al que asesinaron hacia las 11:00.

En noviembre de 1970, el pueblo de Chile vivía uno de los procesos políticos más esperanzadores del continente. Salvador Allende llegaba a la presidencia del país suramericano con la certeza de transformar el Estado hacia un modelo socialista por una vía antes no experimentada: la vía pacífica.
Los cambios profundos impulsados por Allende y celebrados sobre todo por los sectores más populares, no fueron del agrado de las políticas norteamericanas, quienes desde el primer momento emprendieron una campaña de desestabilización, sedición y sabotaje que terminó, al cabo de tres años, con el bombardeo del palacio presidencial y la muerte del hombre de la paz.



Aún después de que la fuerza aérea chilena bombardeó las instalaciones de Radio Corporación y Radio Portales, Allende dio un último discurso -en Radio Magallanes- en el que aseguró que sus palabras no tienen amargura sino decepción. “Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo (…) Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”, dijo en su última aparición por radio.
En aquella ocasión, Salvador Allende vaticinó aquello que veía venir: la fuerza avasalladora de los militares chilenos. Los muertos se cuentan por miles en esa época y aún hoy quedan rastros de las familias destruidas, de las voces apagadas.
La historia se ha encargado de juzgar a los traidores, a los que prefirieron servir al interés de EE.UU. en lugar de jugarse –como lo hizo Allende- por su pueblo. Augusto Pinochet se hizo del poder a la fuerza y creó un régimen de terror que duró cerca de 19 años.
Las palabras finales del presidente, a través de Radio Magallanes, fueron proféticas ese 11 de septiembre, cuando los militares chilenos, comandados por el genocida Augusto Pinochet, iniciaron  el brutal ataque aéreo y el posterior asalto al Palacio de la Moneda.
Entre los miles de asesinados y desaparecidos se cuenta al cantautor Víctor Jara, quien retrató la realidad chilena en sus canciones. Cuando estaba detenido en el estadio nacional junto a miles de activistas y jóvenes progresistas de Chile; los militares descubrieron quién era, le destrozaron las manos con la culata del fusil y lanzándole una guitarra le gritaron “Ahora sí, canta”.
Ese es un fiel retrato de lo que significó la entrada de los militares en el poder, abrigados por la protección gubernamental estadounidense contra la democracia chilena, hace ya 41 años. Ese fue el 11 de septiembre que aún hoy lamenta Suramérica.
Allende profetizó que un día, más temprano que tarde, la democracia avanzaría en América Latina, y  que se  “abrirían las amplias alamedas”, para un ser humano nuevo, constructor de un orden distinto.
Allende y el proceso chileno constituyen un legado democrático, para América Latina. El pensamiento del presidente Allende y la experiencia chilena, deben ser leídos y analizados, en el escenario del siglo XXI. Su testimonio constituye una fuente inagotable que puede iluminar nuestra actual realidad nacional, regional y latinoamericana.
El Secretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, actuó directamente en el golpe de Estado contra Salvador Allende
Henry Kissinger, el secretario de Estado de EE.UU., persuadió al presidente Richard Nixon de la necesidad de intervenir militarmente en Chile por considerar que ese modelo socialista podía tener un “efecto insidioso” en la región. Así lo revelan una serie de documentos recientemente desclasificados por el Archivo de Seguridad Nacional del propio Estados Unidos.
El golpe de Estado contra Allende se produjo hace 41 años. Los documentos publicados ubican a Kissinger como el principal arquitecto de la política de los Estados Unidos para derrocar al mandatario chileno, y ayudar en la consolidación de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.
Los documentos, que incluyen transcripciones de las «conferencias telefónicas» de Kissinger, proporcionan información clave sobre los argumentos, decisiones y operaciones que Kissinger realizó y supervisó durante su mandato como consejero y secretario de estado de seguridad nacional.
Ocho días después de la elección de Allende, Kissinger comenzó a tratar el tema de Chile con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y afirmó, en un encuentro con el entonces director de la dependencia, Richard Helm, que “no dejaremos que Chile se vaya por el caño”.
El funcionario estaba convencido también de que “El ejemplo de que un gobierno marxista haya sido electo exitosamente en Chile tendrá un impacto seguro y sin precedentes en otras partes del mundo”, que según él, participaría de un “fenómeno de imitación” que acabaría por afectar el “equilibrio” entre naciones.
Días después del golpe contra Allende, Kissinger envió secretamente a Pinochet el mensaje de que “nuestro mayor deseo es cooperar cercanamente con usted y establecer una relación cordial y constructiva”.
Militares chilenos de hoy añoran los años del golpe
Asociaciones de militares activos y en retiro reivindicaron el golpe del 11 de septiembre de 1973 que instauró la dictadura de Augusto Pinochet, calificándola de la «fecha fundacional de Chile del siglo XXI», en un inserto difundido este miércoles en el periódico La Tercera.
«Saludamos a todos los chilenos en el día que señala la fecha fundacional del Chile del siglo XXI«, indicó el inserto pagado que está firmado por 20 organizaciones de oficiales de las Fuerzas Armadas y de la Policía, activos y en retiro, además de asociaciones de «viudas de mártires» de las Fuerzas Armadas.

VIDEO: La Verdad Acerca del Proceso de Paz en el Conflicto Palestino-Israelí.

El conflicto árabe-israelí (en árabe: الصراع العربي الإسرائيلي Al-Sira’a Al’Arabi A’Israili; en hebreo: הסכסוך הישראלי-ערבי Ha’Sikhsukh Ha’Yisraeli-Aravi) se refiere a la tensión política y los conflictos armados entre el Estado de Israel y sus vecinos árabes, en particular los palestinos.
Su definición, historia y posibles soluciones son materia de permanente debate y los problemas que incluye varían con el tiempo. Al día de hoy, las principales cuestiones son la soberanía de la Franja de Gaza y Cisjordania, el estatus de la parte oriental de Jerusalén, de los Altos del Golán y de las Granjas de Shebaa, el destino de los asentamientos israelíes y de los refugiados palestinos, el reconocimiento de Israel y Palestina y de su derecho a existir y vivir en paz al abrigo de amenazas y actos de fuerza, así como la relación de Israel con Siria y el Líbano. Actualmente Israel tiene tratados de paz vigentes con Egipto y Jordania que garantizan su convivencia. Asimismo, tiene tratados de alto el fuego firmados con el Líbano, Siria y Arabia Saudí que, si bien no reconocen la existencia de Israel, sí que han supuesto en la práctica un mecanismo eficaz para el cese de las hostilidades. También existe un complejo acuerdo con Palestina, que supone el establecimiento de una especie de protectorado israelí sobre zona palestina y un alto el fuego parcial.
En este VIDEO el Ministro Adjunto de Relaciones Exteriores de Israel Danny Ayalon, explica los hechos históricos relacionados con el conflicto palestino-israelí.

HISTORIA DE LOS PROCESOS DE PAZ.
La Conferencia de Paz de Madrid reunió a represntantes de Israel, Siria, el Líbano, Jordania y los palestinos. El presidente de Egipto, Sadat, el presidente de los EE.UU., Carter, y el primer ministro de Israel, Begin (OPG/Y. Sa’ar).
La Conferencia de Paz de Madrid: Después de la firma del tratado de paz egipcio-israelí (1979),  Israel y otros adelantaron varias iniciativas para promover el proceso de paz en el Medio Oriente, que llevaron a la reunión de la Conferencia de Paz de Madrid(octubre 1991), convocada por Estados Unidos y la Unión Soviética, y a la que asistieron delegados de Israel, Siria, el Líbano, Jordania y los palestinos. Después de los debates formales se llevaron a cabo negociaciones bilaterales entre las partes así como encuentros multilaterales sobre problemas de carácter regional.
Conversaciones bilaterales
Israel y los palestinos: Después de meses de contactos secretos en Oslo entre delegados de Israel y de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), éstos formularon una Declaración de Principios, que delineaba las modalidades de autogobierno palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza. Antes de firmar el documento el presidente de la OLP, Yasser Arafat, y el primer ministro de Israel, Yitzhak Rabin intercambiaron cartas, en las cuales la OLP renunciaba al terrorismo, prometía rescindir los artículos de sus estatutos que negaban el derecho de Israel a existir, y se comprometía a resolver por medios padcíficos el largo conflicto entre las partes. Israel, por su parte reconoció a la OLP como representante del pueblo palestino.
La Declaración de Principios esableció lineamientos generales, aceptados por las partes, que fijaban un período interino de autogobierno palestino de cinco años, así como un marco para las diferentes etapas de las negociaciones israelo-palestinas. Los arreglos de autogobierno en la Franja de Gaza y en la zona de Jericó entraron en vigor en mayo de 1994; tres meses más tarde tuvo lugar la transferencia de poder y de responsabilidades en Cisjordania, en los campos de educación y cultura, salud, bienestar social, impuestos directos y turismo.
La Declaración de Principios y otros acuerdos firmados por Israel y los palestinos culminaron con la firma en septiembre de 1955 del Acuerdo Interino Israelo-Palestino. Éste estipuló la ampliación del autogobierno palestino mediante la constitución de una autoridad legislativa, el Consejo Palestino, que fue elegida en enero de 1996 por votación popular, así como el redespliegue de las unidades militares israelíes en Cisjordania. El Acuerdo definió asimismo el mecanismo regulador de las relaciones israelo-palesinas, que debía llevar a un Acuerdo de Estatus Final. En el Acuerdo Interino se acordó dividir la Cisjordania en tres tipos de áreas:
Área A – abarca las ciudades principales de la Cisjordania: plena responsabilidad del Consejo Palestino en materias de seguridad interna y orden público, asi como plena responsabilidad en asuntos civiles. (La ciudad de Hebrón se rige por arreglos especiales fijados en el Acuerdo Interino; el protocolo referente al redespliegue en Hebron fue firmado en enero de 1997).
Área B – abarca pequeñas ciudades y pueblos de Cisjordania: El Consejo Palestino es responsable de los asuntos civiles (como en Área A) y del orden público; Israel conserva la última responsabilidad en asuntos de seguridad para proteger a sus ciudadanos y combatir el terrorismo.
Área C – abarca todos los asentamientos judíos, las áreas de importancia estratégica para Israel y las zonas poco pobladasde Cisjordania: plena responsabilidad de Israel en seguridad y orden público, así como responsabilidad civil en lo tocante al territorio (planificación, zonificación, arqueología, etc.). El Consejo Palestino se responsabiliza de todos los demás aspectos civiles de la población paslestina.
El calendario de las fases siguientes de redespliegue, según se especificó en el Acuerdo Interino, fue revisado por ambas partes en varias ocasiones, y en especial en el Memorandum de Wye River de octubre de 1998. A tenor de esas revisiones acordadas, Israel completó la primera y segunda fases del Proceso de Redespliegue Adicional en marzo de 2000. A raíz de los redespliegues, algo más del 18% de Cisjordania quedó incluido en el Área A y como ell 21%, en el Área B. El 98% de la población palestina de Cisjordania quedó bajo autoridad palestina.
Las negociaciones entre las partes acerca del Status Final, para definir las modalidades del arreglo final entre Israel y la entidad palestina se iniciaron conforme a lo previsto en mayo de 1996. Ataques suicidas perpetrados por hombres bomba del Hamás en Jerusalén y Tel Aviv en 1996, ensombrecieron la percepción israelí del proceso de paz. Siguó un hiato de tres años, reanudándose las converaciones sobre el Estatus Final sólo después del Memorandum de Sharm el-Sheikh (septiembre de 1999). Los temas de discusión incluían: refugiados, asentamientos, seguridad, fronteras, Jerusalén y otros.
El primer ministro de Israel, Ehud Barak, y el presidente de la Autoridad Palestina, Yasser Arafat, invitados por el presidente de EE.UU., Bill Clinton, participaron en julio de 2000 en una cumbre en Camp David para reanudar las negociaciones. La cumbre concluyó sin que se llegara a un acuerdo, debido a la negaiva del presidente de la AP, Arafat, de aceptar la oferta generosa de Israel. Con todo se emitió una declaración trilateral, que definía los principios rectores de futuras negociaciones.
En septiembre de 2000 los palestinos iniciaron una Intifada, una campaña de terror y violencia indiscriminada que causó gran número de víctimas y hondo sufrimiento en ambas bandos. Numerosos intentos por detener el enfrentamiento y reanudar el proceso de paz fracasaron debido a la continuación del terrorismo palestino
Israel aceptó la fórmula propuesta por el presidente Bush, en su discurso  del 24 de junio de 2002, para poner término al terrorismo palestino, a lo cual debían seguir el arreglo final de todos los litigios y la paz.
El 25 de mayo de 2003 Israel aceptó la “Hoja de Ruta”, adjuntándole observaciones que Israel considera como parte esencial de su aplicación y como un compromiso norteamericano de tenerlas en cuenta.  Sin embargo, los palestinos aún no han cumplido todos sus compromisos incluidos en la Fase I de la Hoja de Ruta y ante todo el cese incondicional del terrorismo y de la incitación al mismo. Una de las medidas adoptadas por Israel contra el terrorismo ha sido la construcción de una cerca antiterrorista.
En agosto de 2005, Israel se desconectó de la Franja de Gaza y cuatro asentamientos en el norte de Samaria (Cisjordania), a fin de salir del atolladero en el que se hallaba el proceso de paz a raíz de cinco años de terrorismo palestino.
Pese a ello, el terrorismo palestino continuó, después de la elección de un gobierno encabezado por el Hamas. Misiles disparados continuamente de la franja de Gaza contra las poblaciones israelíes vecinas y el secuestro de un soldado israelí han dictado acciones militares israelíes.
Israel y Siria: En el marco de la fórmula de Madrid, se iniciaron en Washington conversaciones entre delegaciones de Israel y de Siria a nivel de embajadores, que se reunieron de tanto en tanto con la participación de altos funcionarios nortemaericanos
Dos rondas de conversaciones de paz sirio-israelíes (diciembre 1995, enero 1996) se centraron en seguridad y otros temas clave. Las conversaciones, amplias y detalladas, identificaron puntos importantes de acuerdo conceptual y convergencia con miras a discusiones y consideración futuras. En enero de 2000 se reanudaron las conversaciones en Sheperdstown, EE.UU., depués de una interrupción de más de tres años, pero sin llegar a superar los obstáculos. El encuentro celebrado en marzo de 2020 en Ginebra entre el presidente Clinton y el presidente sirio Hafez Asad tampoco llevó a reanudar las conversaciones.
Siria junto con Irán apoyan las organizaciones terroristas más violentas y peligrosas, como Hizballa y varios grupos terroristas palestinos.
Israel y el Líbano: En mayo de 2003 Israel completó la retirada de todas sus fuerzas militares de la Zona de Seguridad en el cur del Líbano, conforme a la decisión del gobierno israelí de aplicar la resolución 425 del Consejo de Seguridad de la ONU. Lamentablemente, el Líbano aún no ha cumplido plenamente esa resolución (ni tampoco la 1559 del mismo organismo, que insta a desarticular el Hizballa y desplegar el ejército libanés en el sur del país).
A raíz del secuestro de dos soldados isralíes y del bombardeo con misiles del norte de Israel por el Hizballa, estalló nuevamente la violencia el 12 de julio de 2006. Israel se vio forzado a actuar para desalojar la presencia terrorista de Hizballa, atrincherada en el sur del Líbano y equipada con miles de misiles de gran calibre, suministrados por Irán y Siria y apuntando a millones de civiles israelíes.
En el conflicto que estalló entonces, conocido más tarde como “segunda guerra del Líbano”, Hizballah disparó más de 4.000 misiles contra blancos civiles en Israel, causando la muerte de 44 civiles y amplios daños materiales en infraestructuras y viviendas. En las operaciones militares murieron 119 soldados israelíes. Los combates cesaron al ser adoptada el 11 de agoso de 2006 la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU que exigió la liberación incondicional de los soldados secuestrados, instó al Líbano y a la nueva UNIFIL a desplegar conjuntamente sus fuerzas en el sur del país y dictó un embargo al suministro de armas a grupos libaneses fuera del gobierno.
Conversaciones multilaterales
Las conversaciones multilaterales se implantaron como parte integrante del proceso de paz con el fin de hallar soluciones a problemas regionales clave y servir al mismo tiempo de medidas creadoras de confianza a fin de promover el desarrollo de relaciones normales entre los países del Oriente Medio.
Después de la Conferencia multilateral de Moscú sobre el Oriente medio (enero 1992) a la que asistieron 36 países y organismos internacionales, las delegaciones se dividieron en cinco grupos de trabajo, cada uno dedicado a un tema específico de interés regional común (medio ambiente, control de armas y seguridad regional, refugiados, recursos hídricos, y desarrollo económico), que se reunieron de tanto en tanto en distintos lugares de la región.
Una Comisión permanente, constituida por representantes de las delegaciones principales y encabezada por los EE.UU. y Rusia, coordina las conversaciones multlaterales.
Desde el estallido de la violencia palestina en septiembre de 2000, la mayoría de las conversaciones han quedado congeladas.
Fuente: Unidos x Israel

La palabra Sábado tiene etimología hebrea y no mitología latina

El hábito de agrupar los días en períodos de siete unidades, que hoy llamamos semana, ya lo practicaban los mesopotámicos en sus tiempos más remotos y fue adoptado por los griegos y los romanos, que dieron nombre a estos períodos sobre la base del número siete.Será aquí importante aportar lo dicho por el Dr. Totten, de New Haven, Connecticut, profesor de astronomía de la Universidad de Yale, que destacó los siguiente:
“A pesar de toda nuestra discusión con el calendario, es evidente que la raza humana nunca perdió la secuencia septenaria [siete días] de los días de la semana y que el día sábado de estos últimos días viene a nosotros desde Adán, a través de las edades, sin faltar un solo intervalo.”
Continuando con la línea histórica, los griegos llamaron, a este conjunto de siete días, hebdomás, de heptasiete’, palabra que perdura hasta nosotros en hebdomadario, que significa ‘semanal, semanario’.
En Roma se adoptó el nombre septimana, que llegó al español como semana.
Entre los romanos, el gran prestigio de la astrología llevó a introducir la semana de siete días, basada en la idea babilónica de las siete mañanas, pero los nombres de los días fueron tomados de astros y dioses equiparados a los babilonios.
La etimología de la mayoría de los días la semana tiene una gran relación con la mitología romana. Los romanos vieron una conexión entre sus dioses y el cielo de la noche que iba cambiando, según los días, así que empezaron a utilizar de manera natural los nombres de sus dioses para los planetas. Aquellos que se podían seguir con la vista en el cielo eran el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. La Luna (Selena – Diosa de la luna, famosa por sus amores), Marte (Ares – dios de la guerra, por lo rojo como la sangre), Mercurio (Hermes – dios de los comerciantes, mensajero de los dioses, y planeta que está más cerca del sol), Júpiter (Zeus – dios padre, por ser el segundo más brillante), Venus (Afrodita – diosa de la belleza y el amor, por ser el planeta más brillante), y Saturno (Cronos – dios del tiempo, por ser el más lento). De esta forma, el lunes se llamó así en homenaje a la Luna; el martes recordaba al dios de la guerra, Marte para los romanos; el miércoles, al dios del comercio, Mercurio; el jueves a Júpiter (dies Jove o día de Júpiter); y el viernes, a Venus.
La raíz latina original de los nombres perduró en cinco de los siete días, a excepción del sábado y el domingo, que sufrieron un giro etimológico por influencia de la religión.
Será aquí interesante señalar que por aquel entonces para los romanos, el séptimo día era el día de Saturno (dies Saturnī). Pero con el advenimiento del cristianismo, por obra y artimaña del emperador Constantino, el nombre dies Saturni fue cambiado por Sabbatum, derivado del hebreo sabbat, proveniente del verbo Shabbat (יום השבת) ‘descansar’, que entre los judíos designa al día semanal de descanso.
En latín, el domingo se llamaba Solis diesdía del Sol’, pero los cristianos cambiaron ese nombre a dies dominĭcus que significaba ‘día del Señor’ (dominus). De aquí evolucionó a dominica, de dónde pasó al español como domingo.
Fue esta estrategia de cambio de nombres de estos dos días lo que le permitió al emperador y sus cómplices religiosos (los obispos romanos) hacer que los cristianos comenzaran a santificar el domingo y no el sábado que era el día sagrado hebreo revelado por el Eterno Dios para descansar en adoración. Todo este juego estratégico fue una forma práctica, muy en la mentalidad romana, de incluir en la nueva religión de estado a los adoradores del Sol Invicto , con los de Cristo y en menor medida a los del también culto solar Mitraico (que adoraba a Mitra) ya que las tres religiones en conjunto formaban la gran mayoría de fieles en un imperio en búsqueda de una identidad religiosa unificada.
Cerraremos esta primera parte de la bitácora observando que en algunas lenguas germánicas, como el inglés, todavía se conserva la esencia de la raíz mitológica-latina para estos dos días: Saturday (Saturn Day; día de Saturno) y Sunday (Sun Day; día del Sol). Esto fue así ya que los britano-romanos no cambiaron el nombre a los dos últimos días de la semana por dejar de estar bajo el gobierno imperial a partir del imperio de Constantino

Etimología de ‘sábado’

Para terminar el planteo de esta bitácora, es importante remarcar que sábado es día de descanso. Lo es en la práctica y lo es en la etimología.
Ya entendemos que su origen remoto está en el hebreo šabbat, que era el día de descanso de los judíos. El significado de esa palabra era simplemente eso: ‘descanso’.
Antes de aterrizar en el castellano, pasó por un par de etapas intermedias. Desde el hebreo se introdujo en el griego con la forma sábbaton y a través de esta lengua llegó al latín del cristianismo como sabbatum.
Así fue como consiguió desplazar al antiguo día de Saturno (dies Saturni), del que todavía queda memoria en el inglés Saturday.
La evolución desde el hebreo al castellano, resumida, queda así:
(1) šabbat > sábbaton > sabbatum > sábado
 
Aunque pueda parecer muy diferente, el castellano sábado tiene el mismo origen que el francés samedi y el alemán Samstag. Estas dos formas, a su vez, tienen más en común de lo que parece. Ambas dan testimonio de otra rama de la evolución desde el hebreo. Para empezar, las dos incorporan la palabra día:
(2) same-di
 
(3) Sams-tag
Lo segundo que las une es que proceden de una versión popular del griego sábbaton:
(4) sámbaton
De ahí debió de salir una forma latina sambatum.

Sábado constituye un hermoso ejemplo de cómo, en cuanto empezamos a arañar en la superficie, comprobamos que es mucho lo que une al vocabulario de las lenguas europeas, incluso cuando no lo parece a simple vista.Por lo tanto, debemos estar tranquilos en nuestro entendimiento de que la palabra sábado en el idioma español tiene una etimología originada del hebreo que la libera de todo espíritu mitológico latino.Lo que sí será importante señalar es que la palabra hebrea “Shabat”, que da origen etimológico a la palabra sábado, significa suspender el trabajo. El Shabat es la señal acordada entre el Creador y los redimidos de Su Pueblo de que Él creó los cielos y la Tierra en seis días y descansó en el séptimo. Pero el Shabat no es solamente un día de descanso, es también un día especial de santidad donde el hombre debe dejar de lado toda búsqueda material y dedicarse por completo a rejuvenecerse espiritualmente por medio de escuchar al Eterno Dios hablar desde Su Instrucción (Torah).

 

Bitácora relacionada para leer:

El “Día del Señor”: ¿Es el Domingo o el Sábado?

La adoración solar y los días de la semana

Daniel, las bestias y el rastro de la Serpiente en la Historia Humana

P.A. David Nesher
Comenzaré haciéndole a Ud., amigo lector, una pregunta: ¿le gusta resolver enigmas? Si su respuesta ha sido positiva, seguramente su gusto, si es que no es pasión, se fundamenta en que para ello hay que buscar pistas que conduzcan a la solución escondidas en los distintos códigos y símbolos del enigma. Y esta sí que es la misión única y propia del espíritu humano.
Seguramente Ud. debe saber que desde tiempo inmemorial, el hombre ha observado las características y costumbres de los animales y las ha aplicado en un sentido figurado o simbólico a personas, pueblos, gobiernos y organizaciones. Así ha usado a las bestias como analogías de enigmas muchos más profundos escondidos en dichas estructuras humanas. La Biblia, considerando esta pasión humana por solucionar enigmas desde metáforas con animales, también usa este eficaz medio de ilustración.
Bestias usadas como símbolos de gobiernos a lo largo de la Historia Humana. 
La forma aramea (jêwâz) usada en Daniel describe las bestias -como representaciones de los poderes mundiales en conflicto con el pueblo de Dios (v 17)- cuyas características servían como identificaciones efectivas de las actitudes y del papel de los poderes civiles y eclesiásticos (Dan. 7.17, 23; Ap. 13.1).
En el registro bíblico se mencionan algunas destacadas potencias mundiales de la historia, y todas ellas, al igual que otras naciones, han usado animales como símbolos de sus gobiernos. En Egipto, la serpiente ocupó un lugar relevante. Por ejemplo, el ureus, el áspid sagrado, aparecía en el tocado de los faraones. Sin embargo, también se usó el toro para representar a Egipto, así como a Asiria. Medo-Persia empleó el águila (los escudos de los medos llevaban el águila dorada; los persas llevaban un águila fijada a la punta de una lanza). El mochuelo representó a Atenas, y a Roma, el águila. Hoy se representa a Gran Bretaña con un león, y a Estados Unidos, con un águila. Desde los tiempos más remotos, se ha simbolizado a China con el dragón. También resulta familiar el “oso” ruso y el “águila bicéfala” alemana.
VISIONES DE LAS CUATRO BESTIAS (Daniel 7:1-3)
El libro bíblico de Daniel contribuye mucho a descifrar el significado de las bestias simbólicas.
El capítulo 7 contiene una gráfica descripción de “cuatro enormes bestias”: un león, un oso, un leopardo y un monstruo espantoso con grandes dientes de hierro (Daniel 7:2-7). Daniel nos dice que representan “reyes”, o gobiernos políticos, que se suceden unos a otros en la dominación de grandes imperios (Daniel 7:17, 23).
Los distintos hermeneutas y exégetas bíblicos afirman que las bestias descritas representan reinos o gobiernos políticos en el ejercicio de su poder y autoridad. (Da 7:6, 12, 23; 8:20-22; comparar con Ap.16:10; 17:3, 9-12.) Un examen de los pasajes bíblicos revela que mientras que estas ‘bestias salvajes’ políticas difieren en su apariencia simbólica, tienen, no obstante, ciertas características en común. Todas se oponen al Gobierno de Yahvéh sobre la humanidad por medio del reino mesiánico. También se las representa en oposición a los “santos” de Dios, es decir, su pueblo: primero la nación de Israel (y sus dos casas) y después la congregación de primogénitos de Sión (la Nueva Jerusalén). Los reinos mencionados específicamente por nombre (Medo-Persia y Grecia) fueron potencias mundiales importantes. Los otros reinos tampoco debieron ser de menor importancia, como se infiere del tamaño que se les atribuye o de los hechos que se les imputan. (Ha de notarse que los reinos subordinados se simbolizan en algunos casos con cuernos.) A todas las bestias se las representa muy agresivas, buscando la posición dominante sobre las naciones o pueblos que se hallaban a su alcance. (Compárese con Dan. 7:17, 18, 21; 8:9-11, 23, 24; Ap. 13:4-7, 15; 17:12-14.)
Algunos intérpretes intentan limitar el cumplimiento de las visiones de las bestias del libro de Daniel de tal manera que no se extienda más allá del tiempo en que Jesucristo estuvo en la Tierra, cuando el Imperio romano era la potencia mundial dominante. No obstante, las mismas profecías indican con claridad que su cumplimiento se extiende más allá de esos días históricos. Por ejemplo, se dice que las últimas bestias siguen en existencia hasta la ‘llegada del tiempo definido para que los santos de Dios tomen posesión del Reino’ en el “señalado tiempo del fin”. Es entonces cuando el Mesías destruye para siempre esta oposición bestial (Dan. 7:21-27; 8:19-25; compárese también con Ap. 17:13, 14; 19:19, 20.)
Para finalizar, señalaré que Cristo Jesús predijo de manera explícita que la oposición al reino mesiánico continuaría hasta el tiempo del fin, de modo que los discípulos que entonces predicaran ese Reino serían “objeto de odio de parte de todas las naciones”. (Mt. 24:3, 9-14.) Es obvio que esto no da lugar a que ninguna nación quede excluida, y menos las potencias mundiales, de una posible identificación con las formas o expresiones finales que adopten estas bestias salvajes simbólicas.
Es una aventura de fe maravillosa dejarse  guiar por el Santo Espíritu de Yahvéh en el descifrado de los códigos proféticos que se encuentran bajo el enigmas de estas bestias proféticas. Lo invito a meterse diariamente en esta búsqueda sagrada.
Su Paz (Shalom) sea con Ud., su vida y su familia.

¿Qué era el Atrio de los Gentiles?

Primeramente señalaré que el término «gentiles/paganos» proviene del latín gens, de donde proviene la expresión «gentil«. Esta palabra, usada por los patricios de Roma, daba la idea de «nación extranjera» en contraposición al pueblo romano, (populus romanus). También añadiré que «gentil» o «pagano» es la traducción del hebreo goi/goyim, que aparece 561 veces en el Antiguo Testamento, y del griego ethnos/ethnê, que aparece no menos de 162 veces en el Nuevo Testamento. Ambas expresiones (la hebrea y la griega) significan «los que son del mar de gente«.
Ahora, los invito a considerar la estructura y disposición del Templo de Jerusalén, particularmente en los tiempos de Yeshúa, que es cuando el atrio de los gentiles funcionaba.
Todos ustedes saben que el primer Templo, construido por Salomón en el año 950 a.C., fue destruido por los babilonios en el año 586 a.C.
A su regreso del exilio en Babilonia, los judíos levantaron otro más pequeño, entre el 520 y el 516 a.C.
En estos dos momentos del Templo de Yahvéh no había ningún atrio de los gentiles en los planos arquitectónicos que el Eterno Dios suministró para el templo de Salomón ni en el de la visión de Ezequiel; tampoco había ninguno en el templo que reedificó Zorobabel.
El atrio de los gentiles fue edificado por Herodes el Grande, un rey edomita (descendiente de Esaú o Edom), que pretendía glorificarse y ganarse el favor de Roma, la autoridad imperial que lo había colocado como rey de los judíos por imposición.
Entre los años 20 o 19 a.C., el rey Herodes dio inicio a los grandes trabajos de renovación, casi de reestructuración, del Templo de Jerusalén, el segundo, el que fue construido después del exilio.
El historiador judío Josefo nos cuenta en su libro «Antigüedades«, que al comienzo de la obra fue necesario contratar a 10.000 obreros laicos (canteros, carpinteros, plateros, orfebres, fundidores de bronce…) y 1.000 sacerdotes adiestrados en albañilería para encargarse de los trabajos de construcción de los recintos sagrados ya que para los laicos estaba prohibido pisar esos lugares.
 El nuevo Templo resultaba grandioso. Tenía la misma estructura básica del Templo de Salomón, pero era mucho más grande era la grandeza indescriptible de mármol y oro. Construido sobre los planos del primero, de piedra blanca, realizado con placas de oro, se erguía en el centro de una explanada de 480 metros de largo por 300 metros de ancho, cubierta de mosaicos de colores, desde la que se domina toda la ciudad con sus pórticos de soberbias columnas de mármol, despertaba la admiración de todo el Mediterráneo.
Su estructura básica fue concluida después de diez años. El Templo de Herodes era tolerado por los judíos, dado que tenía señales visibles de la presencia pagana. A la fortaleza Antonia , en su esquina noroeste, era donde los sacerdotes iban a buscar sus vestimentas sagradas. Allí residía el procurador romano, y se alojaba también la guarnición romana. Además de eso, su construcción de estilo helenístico no ayudaba a su plena identidad judaica. El Templo, como veremos, se había convertido en un instrumento ideológico-religioso de la dominación económica, social y política romana.
Además de las áreas reservados a los miembros del pueblo de Israel (hombres, mujeres, sacerdotes) en este templo había un espacio en el que todos podían entrar, judíos y no judíos, circuncisos e incircuncisos, miembros o no del pueblo elegido, personas educadas en la Ley y personas que no lo eran. Aquí se reunían rabinos y maestros de la Ley dispuestos a escuchar las preguntas de la gente sobre el Eterno Dios, y a responder en un intercambio respetuoso y misericordioso. Este espacio era el atrio  de los gentiles o paganos, en latín el atrium gentium, un espacio que todos podían atravesar y en el que podían permanecer, sin distinciones de cultura, lengua o profesión religiosa, un lugar de encuentro y diversidad. Era una zona que Herodes hizo construir para congraciarse con los romanos.
Había que pasar por varios atrios o terrazas para llegar al edificio central, que era el santuario en sí. Cada uno de esos sucesivos atrios tenía un mayor grado de santidad. Entonces las terrazas incluían tres atrios:
  • El primero accesible a todos se llamaba el Atrio de los Gentiles contaba con hermosos pórticos que se llamaban Pórtico de Salomón y Pórtico Real. El primer pórtico era el lugar dónde el Mesías, y más tarde la comunidad apostólica de Jerusalén, acostumbraban a juntarse para adorar al Eterno Dios:  “Y Jesús andaba en el templo por pórtico de Salomón”(Jn. 10:23). “Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón” (Hechos 3:11). Lo utilizaban los muchos gentiles incircuncisos que deseaban hacer ofrendas al Eterno Dios de Israel.
  • El segundo atrio, llamado Atrio Interior era reservado para los judíos que se congregaban para adorar en las distintas convocaciones divinas. SE se dividía en dos partes: El Atrio de las mujeres y el Atrio de los israelitas o judíos.
  • El tercer atrio, llamado el Atrio de los Sacerdotes era el espacio donde estaba el altar de los holocaustos. En la parte recóndita del edificio estaba el Templo o Santuario con las tres partes tradicionales: el vestíbulo, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.
Cómo podrán notar este Templo en su interior, (a diferencia del Tabernáculo que sólo disponía de un atrio), disponía de «falsos espacios comunes»: el atrio de los gentiles, el atrio de las mujeres y el atrio de los judíos. Estos servían sólo para manejar y contener a las masas, ya que el Eterno Dios había dado instrucciones precisas a Israel de cómo debían tratar a los extranjeros. Si ellos aceptaban formar parte del pueblo de Dios, aceptando las Leyes y mandamientos que les había dado, debían contarlo como uno de ellos (Exodo 12:48; 22:21 y Levítico 19:33-34).
La construcción nos muestra ya una estructuración ideológica, pues el pasaje hacia cada una de estas partes del Templo se hacía subiendo cada vez más peldaños, hasta llegar al santuario, al igual que al Santo de los Santos, lugar de acceso al Sumo Sacerdote, quien en la época de Jesús era puesto y depuesto en diferentes momentos, tanto por Herodes como por los romanos. Con esto el Templo perdió la dignidad del período asmoneo, cuando los sumos sacerdotes eran sucedidos hereditaria- mente.
Aún más. Veáse que la estructura ascendente indicaba que los sacerdotes estaban más próximos a Dios, y por eso ejercían el poder. Se trata de una mitificación religioso-ideológica que legitimaba el statu quo .
Al cruzar el atrio de los gentiles, había un muro de 1,3 m. de alto con espacios abiertos para pasar.
En la parte superior había grandes piedras que llevaban una advertencia en griego y en latín. La inscripción en griego decía: “A ningún extranjero se le permite estar dentro de la balaustrada y del terraplén en torno al santuario. Al que se le encuentre será personalmente responsable de su propia muerte”.
Cuando una chusma atacó en el templo al apóstol Pablo, se debió a que los judíos rumoreaban que había introducido a un gentil dentro de la zona prohibida.
En sentido estricto, este atrio exterior no formaba parte del templo. Su suelo no era sagrado, y cualquiera podía entrar en él. Una serie de columnatas rodeaban el atrio de los gentiles. (Juan 2:13-17; Mt 21:12, 13; Marcos 11:15-18). En el sector del atrio de los gentiles estaba el mercado de animales para el sacrificio y el cambio de monedas para las ofrendas del templo.
Los ciegos, los cojos y los gentiles incircuncisos podían entrar en el atrio de los gentiles y se colocaban preferentemente en este lugar (Mateo 21:14, 15).
Además, fue en este lugar donde Jesús en diversas ocasiones se dirigió con sus enseñanzas a las muchedumbres, y dos veces expulsó a los cambistas y a los comerciantes diciendo que habían deshonrado la casa de su Padre (Mateo 21:12, 13; Juan 2:13-22).Justamente, la purificación del Templo, con la expulsión de los vendedores y cambistas, debe ser vista en el evangelio de Mateo dentro de un orden muy intencional:
1) Mt. 21, 1-11: Jesús, el Rey y Mesías, entra y es aclamado en Jerusalén por el pueblo. Jesús, el Mesías, toma posesión de la ciudad;
2) Mt. 21, 12-17: Jesús, como Mesías y Rey, toma posesión del Templo. La purificación es un acto de posesión, pues un nuevo orden se inicia.El clima es el del Día del Señor, dado que la purificación es seguida de la curación en el recinto sagrado de los ritualmente impuros. En efecto, los ciegos y los cojos son curados, en un verdadero clima apocalíptico; es como si la revelación del Día del Señor ya comenzara a ocurrir.

Lo que era sustentado por la oligarquía religioso-política como puro tiene que ser purificado, por cuanto no lo era. Los hijos de Israel ciegos y cojos, eran clasificados como impuros por los mismos religiosos, y por eso tenían prohibido entrar en el santuario. Ahora ingresan en él y son purificados por el verdadero Señor, Jesús. Es, de hecho, el día de la visitación de Israel, de Jerusalén y del Templo, por el Señor.
El mensaje profético del Mesías es bien claro: el reino de los sacerdotes se ha apropiado de lo sagrado y de la causa del Eterno Dios para servir a sus intereses. Ellos, en nombre de Yahvéh perpetuaron la opresión y el engaño contra el pueblo al que debían servir.

El amado Señor conservará, en esta actitud purificadora y profética,  la plena vigencia la palabra de lo profetizado por Oseas:

 

“Aprende lo que significa: misericordia quiero y no sacrificio”. 

 

Más de Cien Años de la Primera Guerra Mundial y las Naciones continúan sin amar la Paz

El conflicto inició el 28 de julio de 1914 cuando Viena declaró la guerra al Reino de Serbia tras el asesinato, un mes antes, en Sarajevo  del archiduque Francisco Fernando heredero al trono Austro-Húngaro, y su esposa Sofía Chotek. El autor de tal magnicidio fue un joven serbobosnio llamado Gavrilo Princip. El asesino era miembro de un comando serbio-bosnio comandado en las sombras por Dragutin Dimitrijevic, conocido como Apis y responsable del Servicio de Información servio, y por extremistas de la sociedad secreta Mano Negra. Este magnicidio pretendía golpear al Imperio Austro-Húngaro y facilitar la creación de la utopía denominada la Gran Serbia, una nación que reuniese a todas las poblaciones eslavas que que permanecían sometidas al poder de los Habsburgo. El adolescente Princip fue detenido de inmediato y no fue condenado a muerte debido a su edad, pero falleció en una cárcel checa en 1918.

 

 En pocas horas de aquel día de julio, las tinieblas y la muerte aceleraron los pasos humanos para que lo que hasta entonces nadie había visto en materia bélica se manifestara inmediatamente. Primero, fue un telegrama del Imperio Austro-Húngaro declarando la guerra a Serbia, seguido pocas horas después por los disparos de la armada fluvial austríaca contra Belgrado. Con estos dos hechos dio comienzo a un enfrentamiento bélico despiadado, criminal, inhumano, algo que nunca había presenciado la humanidad.
El escueto telegrama fue enviado desde Viena mediante el servicio común de correos imperiales de Austria-Hungría, a través de Budapest y Belgrado, para llegar finalmente a Nis, al sur de Serbia. Allí se encontraba refugiado el Gobierno de Serbia, anticipando un posible golpe militar de los austríacos y asumiendo que la capital serbia era indefendible.
El mensaje, de sólo tres frases, expresó el descontento del Imperio Austro-Húngaro por el rechazo serbio de un ultimátum del día 23, que de hecho responsabilizaba a Serbia del asesinato en Sarajevo del heredero al trono austro-húngaro un mes antes.
«A partir de este momento, Austria-Hungría se considera en guerra con Serbia«, concluye la nota.

 

Entre la medianoche del día 28 y las 02.00 de la madrugada del día 29 de julio se produjo un primer intercambio de fuego entre las dos partes y con ello las primeras bajas de esta guerra: dos del lado austríaco y dos del lado serbio.
En la guerra se vieron involucradas todas las grandes potencias industriales y militares de la época divididas en dos alianzas opuestas: Por un lado se encontraba la Triple Alianza conformada por las Potencias Centrales: el Imperio alemán (Prusia) y Austria-Hungría. Italia que había sido miembro de la Triple Alianza no se unió a las Potencias Centrales, pues Austria, en contra de los términos pactados, fue la nación agresora que desencadenó el conflicto. Por otro lado se encontraba la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia y el Imperio Ruso.

 

Ambas alianzas sufrieron cambios y fueron varias las naciones que acabaron ingresando en las filas de uno u otro bando según avanzaba la guerra: Italia, Japón, el Reino Unido, y Estados Unidos se unieron a la Triple Entente, mientras el Imperio Otomano (Turquía) y Bulgaria se unieron a las Potencias Centrales de la Triple Alianza. En total, más de 70 millones de militares, incluyendo 60 millones de europeos, se movilizaron y combatieron en la guerra más grande de la historia hasta ese momento. El Imperio Otomano luchó por sus intereses geoestratégicos hasta el final de la guerra, lo que aceleró su proceso interno de desmembramiento y decadencia. Sobre las ruinas de la sublime puerta, los jóvenes turcos –con Ataturk a la cabeza– construyeron la nueva, laica y moderna Turquía.

 

La Primera Guerra fue un acto donde se mezcló la locura humana y la competencia entre naciones poderosas. Alemania, en el centro del continente estaba en 1900 más desarrollada y más rica que Inglaterra y que Francia pero carecía de colonias que le proveyeran de insumos elementales, como si tenían los otros. Y los necesitaba. Inglaterra era el centro de un Imperio casi inabarcable y dueña y señora de todos los mares con una flota de combate nunca vista. Francia era más campesina. Pero desde hacía veinte años se presenciaba una carrera armamentista entre los poderosos.

 

La Gran Guerra, como también se llamó a este conflicto, se basó militarmente en una serie de inmensos frentes de guerra constituidos a lo largo y ancho de las tierras de Europa. Frentes en los cuales los soldados pasaban meses, en unas condiciones físicas e higiénicas denigrantes, salvo que los hirieran o murieran en combate, con lo que eran trasladados a la retaguardia. Hubo varios frentes.
Tras la invasión a Serbia por Viena, la Rusia del Zar comienza a movilizarse casi inmediatamente. Los serbios son eslavos del sur, forman parte de un mismo pueblo con los eslavos del norte. Alemania, por su parte, invade la neutral Bélgica para aprovisionarse de carbón y minerales. Esa violación de la soberanía belga llevó a Inglaterra a declarar la guerra a Alemania. Pero los alemanes avanzan por Francia y pueden ser detenidos recién en las afueras de París. Luego retrocedieron y se atrincheraron en distintas zonas conformando el Frente Occidental.
En el Frente Oriental, el ejército ruso logró algunas victorias frente a los austro-húngaros, pero fueron detenidos por los alemanes en su intento de invadir Prusia Oriental. En noviembre de 1914, el Imperio Otomano entró en la guerra, lo que significó la apertura de distintos frentes en el Cáucaso, Mesopotamia y el Sinaí. Italia y Bulgaria se unieron a la guerra en 1915, Rumania en 1916 y Estados Unidos en 1917.
El tercer Frente lo constituyó la lucha de los ingleses más los hombres de sus colonias, como los canadienses, australianos y neozelandeses contra el Imperio Otomano. Un daño muy importante fue organizado por Tomás Edward Lawrence, un intelectual políglota que logra que los árabes del desierto se rebelen contra los turcos, dinamiten sus vías férreas y destruyan, maten y roben lo que encuentran a su paso. Ese líder se convirtió en leyenda. Se lo conoce como «Lawence de Arabia«. Después de tantas peripecias y odiseas pocas veces vista se mató en un accidente de moto en 1935.

 

Cinco meses después de iniciada la guerra los aliados habían alcanzado a penetrar en terreno enemigo apenas 5 kilómetros dejando a un costado un total de 420.000 bajas británicas y 200.000 franceses, mientras los alemanes perdieron 450.000 hombres. Hubo batallas como la de Somme con millares de pérdidas inútiles. O la de Verdún donde fueron masacrados 600.000 hombres en avances y retrocesos a lo largo de un mes largo. Fue un asesinato masivo, una trampa, centenares de miles obedeciendo órdenes militares idiotas, cuanto más absurdas, desencajadas.
A medida que las hostilidades avanzaban se multiplicaron los mutilados, que llenaron las salas de los hospitales y conmovieron la conciencia de las sociedades europeas y mundiales.

 

La trinchera y la alambrada fueron dos de los elementos omnipresentes en el frente. Las trincheras marcaron un hito en la forma de hacer la guerra en Europa. Las alemanas eran mejores técnicamente que las aliadas, pero salvo algunas pequeñas diferencias relativas a la comodidad y la seguridad, la vida en ellas era igual de monótona y arriesgada para los soldados y los oficiales de ambos bandos, sobre todo para los primeros. Hay muchas historias que han sido rescatadas del olvido y que tienen que ver con las trincheras, lo que constituye una fértil memoria de guerra muy útil todavía hoy para los historiadores.

Los gases venenosos se emplearon por primera vez el 23 de abril de 1915. Los alemanes derramaron gas oximuriático -un gas clorado- contra las líneas francesas e ingleses en Yprés. Esta forma de matar ya había sido utilizada 431 años antes de Cristo cuando los espartanos saturaban la madera en el combate con pez y azufre, quemándola para asfixiar al enemigo. Un nuevo ataque tuvo lugar el 19 de diciembre de 1915, con un nuevo gas, el fosgeno, pero los aliados ya estaban preparados para esa ofensiva. Gracias a las medidas de protección que fueron desarrollándose durante la contienda, especialmente las máscaras antigás, la guerra tóxica, aunque temida, no causó tantas bajas como otras formas de combate.

 

Tras años de relativo estancamiento, la guerra empezó su desenlace en marzo de 1917 con la caída del gobierno ruso tras la Revolución de Febrero y a la firma de un acuerdo de paz entre la Rusia revolucionaria y las Potencias Centrales tras la célebre Revolución de Octubre en marzo de 1918.
El 4 de noviembre de 1918, el Imperio Austro-Húngaro solicitó un Armisticio. Tras una gran ofensiva alemana a principios de 1918 a lo largo de todo el Frente Occidental, los Aliados hicieron retroceder a los alemanes en una serie de exitosas ofensivas. Alemania, en plena revolución solicitó un armisticio el 11 de noviembre de 1918, poniendo fin a la guerra con la victoria aliada.

 

La Gran Guerra es considerada la primera mundial porque involucró a más de 30 países y se combatió en tres continentes. Las imágenes que perviven en la retina hoy aluden la gran mayoría de las veces a la guerra en las trincheras europeas, a los frentes inmóviles durante meses, pero hubo batallas y escaramuzas más allá del continente europeo. La Gran Guerra fue una guerra total, y en este sentido de totalidad que los propios contemporáneos ya percibieron, solo sería superada luego por la Segunda Guerra Mundial.
Esa guerra pulverizó el concepto de la piedad humana. Se combatía a bayoneta calada para conquistar algunos metros frente al enemigo. Desde las trincheras, donde los vivos no podían enterrar a los muertos por las descargas de artillería, invadidos por las ratas y el hambre los soldados se codearon con la crueldad absoluta.Se usaron gases venenosos que cegaban o mataban. Se usó armamento sofisticado con alta capacidad de destrucción.
Fue un desastre de tal magnitud que al terminar el enfrentamiento Inglaterra ya no era la potencia que había sido. Francia se sumergió en la miseria y la desesperanza y Alemania entró en un colapso donde participaron revolucionarios de izquierda diezmados por el Ejército retornado (los Espartaquistas de Rosa Luxemburgo) y donde finalmente asumió un gobierno socialdemócrata que fundó la República de Weimar (1918-1933). La vencida Alemania debió firmar indemnizaciones de rendición en el Tratado de Versailles que los Aliados vencedores tomaron como una venganza, pero que lo único que aportó fue vergüenza y odio, aprovechados más tarde por los nazis y los nacionalistas extremos.
La Primera Guerra Mundial puso fin a cuatro regímenes imperiales: la dinastía prusiana (Hohenzollern), la dinastía rusa (Romanov), la dinastía turca (osmanlí/otomana) y la dinastía austrohúngara (Habsburgo). La guerra causó millones de muertes y dejó un legado de revolución, bancarrota estatal, proteccionismo y un colapso financiero que creó el marco para el ascenso de Hitler, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.

El mapa de Europa y sus fronteras cambiaron completamente y varias naciones se independizaron o se crearon. Al calor de la Primera Guerra Mundial también se fraguó la Revolución Rusa, que concluyó con la creación del primer Estado autodenominado socialista de la historia, la Unión Soviética. Se fundó la Sociedad de Naciones, con el objetivo de evitar que un conflicto de tal magnitud se volviera a repetir. Sin embargo, dos décadas después estalló la Segunda Guerra Mundial.

 

El bando perdedor de la guerra, en especial Alemania, se tuvo que enfrentar a las duras exigencias territoriales, pero sobre todo económicas, de los vencedores. Unas reparaciones de guerra excesivas y casi imposibles de cumplir en la práctica y que durante la posguerra fueron usadas como argumento por los movimientos ultranacionalistas –el partido nazi, principalmente– para cargar contra aquellos que habían firmado una capitulación que consideraban como una puñalada en la espalda de sus propios compatriotas de la República de Weimar. Como dato curioso, Alemania terminó de pagar las deudas de guerra en el año 2010.
En medio de todo este evento histórico, las tinieblas moldeaban un futuro aún más macabro a través de un anónimo soldado, llamado Adolf Hitler. Él participó como cabo en la Primera Guerra Mundial, donde luchó intensamente en el frente, fue herido y obtuvo una condecoración por méritos de guerra, la prestigiosa Cruz de Hierro. Su experiencia bélica, combinada con la derrota final de Alemania, contribuyó a la formación y el desarrollo de los demonios interiores del futuro dictador, a su patológico resentimiento por la decadencia germana, que se materializarían posteriormente en su antisemitismo, su ultrapatriotismo y la supuesta superioridad de la raza aria. Satanás y sus huestes no se darían por vencidas sabiendo que sus días finales entraban en cuenta regresiva. ¡La simiente reptiliana continuaría haciéndole guerra a la Simiente de la mujer!