Historia
Rindfleisch y la matanza genocida de Bischofsheim
masacrados por tropas de Rindfleisch. Rindfleisch era un caballero
alemán que no pudo devolverle un préstamo a la comunidad judía, por lo
que inventó una calumnia y afirmó haber recibido una misión del cielo
para exterminar a “la maldita raza de los judíos”.
una pandilla, y su banda de Juden-schachters (asesinos de judíos) marchó
por Austria y Alemania, de ciudad en ciudad,
saqueando, quemando y asesinando a judíos por el camino (excepto a
aquellos que aceptaban el cristianismo).
asesinados 100.000 judíos (muchos fueron quemados en la estaca) y 146
comunidades fueron diezmadas.
Mordejai ben Hilel (1240-1298), autor del comentario del Talmud
Mordejai, él y toda su familia estuvieron entre los asesinados de la
masacre.
sus comunidades después de esos ataques, se dieron por vencidos, y
muchos emigraron a la Tierra de Israel (en ese entonces bajo legislación
islámica). El rabino Asher ben Yejiel, un gran sabio conocido como el
Rosh, sobrevivió las masacres de Rindfleisch y se mudó a España.
Hip, Hip Hurra: Expresión antisemita nacida el 9 de Av
¿Se han preguntado alguna vez qué significa esta expresión que supongo que todos hemos utilizado alguna vez en forma de cantinela?
Mientras observaba la escena de una película en la que un grupo de muchachos cantaba esta expresión, surgió en mí uno de esos momentos de inspiración que todos tenemos. Reencontrándome con esta archiconocida expresión, mi alma con síndrome de filólogo fracasado comenzó a preguntarse por el origen de esa «cancioncita de victoria escolar deportiva«. Como siempre, he aquí el fruto de mi curiosidad:
Su origen es muy antiguo. Se remonta al año 70 en tiempos del general romano Tito quien tras cuatro años de asedio finalmente hizo caer a la ciudad de Jerusalén destruyéndola, el 9 del mes Av, con Templo y todo. Con el objeto de comunicar este victorioso triunfo, los romanos enviaron a Roma un mensaje codificado «HEP» que son las siglas de «Hierosolyma Est Perdita» y que traducida a nuestro español significa «Jerusalén está perdida» o también, «Jerusalén ha caído«. Entonces, el senado romano, para celebrar dicho acontecimiento, gritó unánime y a viva voz ‘hep, hep, hurra‘. la exclamación victoriosa hurra, agregada a ese mensaje cifrado, proviene del latín arru, que a su vez encuentre su origen en el dios griego de la guerra, Ares. Es decir, que los romanos atribuyeron la caída de Jerusalén y la destrucción del Segundo Templo a la intervención del dios Marte (latinización de Ares).
Posteriormente, este burlón grito antisemita fue utilizado por los cruzados y los cosacos.
A partir de 1819, teniendo en cuenta este origen histórico, los ciudadanos de Alemania, y otros países vecinos, empezaron a usar este grito cuando iban a cazar hebreos en los ghetos judíos, y según parece a nuestros tiempos ha llegado como mofa de los nazis paradigma del antisemitismo.
Para finalizar esta nota curiosa, agregaré el dato de que cuando se menciona a los romanos (Edom) en Tehilim / Salmos 137:7 gritando enfervorizados por la destrucción de Yerushalayim, el salmista emplea la voz “arru, arru”… ¿no es como una visión del grito “hurra” que realmente fuera dado veinte siglos más tarde?
William Colgate: el Diezmo y Fidelidad a Dios lo llevó a crear una Empresa de Éxito
para ti».
La Universidad Colgate lleva su apellido en reconocimiento a su labor como benefactor de la institución.
¿Tú que harás?
Tisha b’Av: el Ayuno del Quinto Mes y nuestra Victoria sobre toda angustia
Tisha b’Av o Tish’ah b’Av (en hebreo תשעה באב, tish‘āh bə-āḇ) es el principal día de ayuno y abstinencia de la Casa de Judá (judaísmo) y es regida por costumbres de origen rabínico. Justamente por ser una ordenanza rabínica, es optativa para los que no son de la Casa de Judá (judíos). Por una cuestión de unidad (NO de obligación) yo recomiendo hacerlo.
Tisha b’Av es la culminación de las tres semanas de duelo en las que los judíos lamentan la pérdida, por dos veces, de su Templo, la pérdida de Jerusalén y el consiguiente exilio. En Jerusalén, muchos pasarán la noche y el día junto al Kotel, el único vestigio del Templo que sigue en pie, que hoy, más que nunca, es el Muro de los Lamentos.
Su nombre hace referencia al noveno día (Tisha) del mes hebreo de Av. Ha sido llamado el día de la calamidad para Israel y posteriormente para el pueblo judío.
Según la tradición judía estos son los acontecimientos de dicha fecha:
1. Fue en este día cuando los doce espías que habían sido enviados a reconocer la Tierra Prometida, trajeron un mal reporte acerca de la tierra que causó que los israelitas sintieran pánico, lloraran, y no quisieran ir, por lo cual YHVH ordenó que esta generación no entraría a la Tierra. (Números caps. 13 y 14).
2. Fue en un 9 de AV cuando el Templo de Salomón fue destruido, y cuando en el año 586 A.C. el Reino de Judá fue destruido por los Babilonios liderados por Nabucodonosor, y los judíos fueron enviados al exilio Babilónico.
3. El Segundo Templo fue destruido en el año 70 D.C. por el Imperio Romano, y el pueblo judío fue esparcido por el mundo para un exilio de 2.000 años.
4. La rebelión de los Bar Kojba falló. Bar Kojba fue asesinado, al igual que el rabino Akiva y muchos otros sabios importantes de la Mishná. (132 D.C.).
5. El Monte del Templo fue socavado y Jerusalem fue reconstruida como una ciudad pagana.
6. La declaración de las Cruzadas por el Papa Urbano II en 1095.
7. La quema del Talmud en el año 1242.
8. En 1290, se firmo el Edicto del Rey Eduardo I expulsando los judíos de Inglaterra.
9. El Decreto de la Alambra que lidero la expulsión de los Judíos de España en 1492.
10. Comenzó la Primera Guerra Mundial en 1914.
11. Los primeros asesinados en Treblinka en 1942.
12. La AMIA (Asociación Mutua Israelita Argentina) fue atacada por terroristas Árabes hecho que ocurrió el 18 de Julio de 1994 en Buenos Aires Argentina. 86 muertos y mas de 120 heridos…
Por todos estos, y otros, hechos, el día 9 de Av ha sido tradicionalmente un día de ayuno del pueblo judío. Es un día de aflicción muy especial al que se llega después de 21 días de ayuno parcial.
Esas «Tres Semanas» que van desde el 17 de Tamuz y Tishá B’Av han sido, históricamente, días de desgracia y calamidad para el pueblo judío. Entre otras tragedias, durante este tiempo fueron destruidos tanto el primero como el segundo Templo, como ya señalé.
Las «Tres Semanas» que sirven en la historia judía como preludio a Tishá B’Av representan un período de duelo por la caída de esas murallas que protegían el Templo y la fuente de la santidad espiritual del mundo.
Por todo eso, estos días son aludidos como el período “entre las estrechuras” o “entre los días de angustia” (bein hametzarim), de acuerdo al versículo: «Todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrechuras» (Lamentaciones 1:3).
Durante este período toda la Casa de Judá observa varios aspectos de duelo: Minimiza la alegría y la celebración – no se hacen bodas, no se escucha música, no se cortan el pelo ni la barba. Las expresiones de duelo se intensifican a medida que se acercamos a Tishá B’Av.
Hacia el final de la tarde previa a Tishá B’Av se acostumbra comer la Seudat Hamafseket – una comida que consiste de pan, agua y huevo duro. La comida se unta en cenizas, un simbolismo de duelo, y los judíos se sientan en el piso para comerla (Las reglas son un poquito diferentes cuando Tishá B’Av cae en Shabat o en domingo). La puesta de sol marca el comienzo de Tishá B’Av. En ese momento comienza el ayuno y no se permite comer ni beber hasta el anochecer del día siguiente. Tampoco está permitido bañarse o lavarse, utilizar zapatos de cuero y tener relaciones maritales. Tampoco estudiamos Torá, a excepción de textos relevantes a Tishá B’Av y a duelo – por ejemplo el libro de Lamentaciones y Job, y algunas secciones del Talmud (incluyendo la historia de Kamtza y Bar Kamtza).
El Libro de Eija (Lamentaciones) – el lamento poético de Jeremías por la destrucción de Jerusalem y el Primer Templo – se lee en la sinagoga como parte del servicio de la noche. Se leen «kinot» (elegías) especiales, tanto a la noche como a la mañana.Para nosotros, los primogénitos de Su Monte, este ayuno no solo es quebrar el cuerpo sin probar alimentos; es alimentar el alma con un juicio de amor hacia uno mismo, reconociendo nuestras fallas, la falta de amor al prójimo; haciendo volver a nuestra alma y cuerpo a La Fuente de Luz, con arrepentimiento sincero y gratitud, ya que un ayuno sin meditación en la Torah es como un cuerpo sin alma.
Por ello, en Tishá BeAv, los primogénitos de Sión, tenemos que reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Estamos agradecidos por todo lo que Abba ha hecho por nosotros? ¿Confiamos en Él? ¿Estamos dolidos por el sufrimiento de nuestros hermanos? ¿Creemos que el Eterno nos ayudará si salimos a ayudar a nuestros hermanos judíos? ¡Por supuesto! ¡Dios quiere que Sus hijos retornen a Él!
Bitácora Relacionada para leer:
Lutero y sus anhelos antisemitas
¿Quién es Rabino en el diseño mesiánico del Eterno?
“Pero vosotros no dejéis que os llamen RABÍ; porque uno es vuestro RABÍ y todos vosotros sois hermanos.”
- una narrativa (haggadá),
- la otra moral-jurídica (halaká).
A finales del siglo II d.C., estos comentarios se recogieron y transcribieron en la obra que se conoció como Mishná («repetición«, «enseñanza por repeticiones«), que fue considerada como el corpus de las tradiciones orales de la Torah. Por causa de esta última razón también ellas fueron atribuidas a Moisés -lo mismo que la Torah escrita- dado que consideraban que eran su desarrollo y su explicitación, capaces de ofrecer las indicaciones útiles para los siglos venideros. Será interesante que sepan que también la Mishná fue estudiada y comentada sistemáticamente en Palestina y en Babilonia, hasta finales del siglo V d.C.; así es como se originó la obra conocida con el nombre de Talmud («estudio«), cuyo equivalente arameo, en Babilonia, era la Gemará.
- Mateo 19:16, un hombre rico lo llamaba rabí,
- Mateo 22:35-36, un abogado (experto en la Torá) lo llamaba rabí,
- Lucas 12:13, una persona común lo llamaba rabí,
- Lucas 19:39, un Fariseo lo llamaba rabí,
- Lucas 20:27-28, un Saduceo lo llamaba rabí.
Algo típico de los rabinos del primer siglo era que viajaban de un lugar a otro enseñando, y dependían de la hospitalidad de las personas. Ellos enseñaban en las afueras o campos, en los pueblos, en las casas, en las Sinagogas y hasta en el Templo. Cientos y hasta miles de rabinos circulaban en la tierra de Israel en el primer siglo. La mayoría de las veces enseñaban en las plazas de los pueblos, o bajo un árbol, y otras veces en las casas. Aunque Yeshúa la mayoría de las veces enseñó en las casas (Lucas 10:38-42), en las sinagogas (Mateo 4:23) y hasta en el Templo (Mateo 21:23), también lo vemos enseñar en las afueras o campos (Mateo 14:13; 15:29).
Otra práctica de los rabinos era el hacer discípulos, ellos estaban interesados en cambiar la vida de sus discípulos, de enseñarles como ellos decían «a tomar el yugo de la Torá» que en términos rabínicos quería decir «aceptar el reinado del Eterno en la vida de uno«. Vemos que Yeshúa también utilizó éste término (Mateo 11:29-30). «Hacer muchos discípulos» es uno de los tres dichos más antiguos que encontramos en el Talmud (Avot 1:1). Ellos escogían y seleccionaban a un número de discípulos para entrenarlos en el estudio de la Torá. Se dice que el maestro de Pablo, Gamaliel, tenía hasta 1.000 discípulos que estudiaban con él. Un rabino podía tener diferente tipos de discípulos, los que estudiaban con el rabino por un corto tiempo y los que estudiaban por largo tiempo con el rabino, para estos últimos significaba viajar constantemente por caminos polvorientos. Por eso encontramos en el Talmud un comentario que dice:
«Que tu casa sea un lugar de reunión para los sabios,
cúbrete con el polvo de sus pies y bebe de sus palabras sedientemente«. (Avot 1:4)
«Cúbrete con el polvo de sus pies«, se decía no sólo porque el discípulo al caminar junto con su rabino prácticamente se llenaba del polvo que el rabino levantaba al caminar, pero también porque era costumbre sentarse a estudiar a los pies del rabino. Una persona sentada a los pies de un rabino significaba que era un discípulo del rabino, por ello vemos que Yeshúa le dice a Marta que María había elegido lo mejor, es decir de ser una discípula de Yeshúa (Lucas 9:38-42). De allí surgió la práctica de invitar a alguien a tu casa y lavarle los pies.
¿Cuál es el orden pedagógico en la Nueva Alianza según el mismo Mesías?
Según la enseñanza apostólica paulina, nuestro Señor Jesús entregó «domas» (hombres-dones) a la Iglesia que ejercitan el servicio desde el diseño del «corazón pastoral» de Yahvéh (Jer. 3:15). Estos hombres regalos se manifiestas en cuatro oficios de dicho corazón: apóstol, profeta, evangelista, pastor-maestro (Efesios 4:11). Éstas órdenes sagradas de nuestro amado Mesías tienen una clara respuesta ante esta oleada de «rabinos» que pululan por todos lados con la pretensión de enseñar los códigos de la Torah a los escogidos. Por mucho que traten de tergiversar y torcer las Escrituras, estas son las palabras divinas que deberán ser pronunciadas tal como allí están escritas. Por lo tanto, el término neotestamentario para maestro es el griego «didáskalos» que tiene su equivalente hebreo en «moreh«, así es como (Concordancia Strongs: 04176) Por lo tanto moreh significa maestro, y éste es el término que se debe utilizar para aquellos que pretenden enseñar la Torah.
El judaísmo mesiánico no cumple lo que promete. Por su nombre, el «Judaísmo Mesiánico«, a simple vista, pareciera indicar que se basa fundamentalmente en la Verdad original del Mesías Yeshúa, quien lógicamente era judío de estirpe, por nacimiento y por crianza. Pero esta religión «de última moda» para tantos, no se adhiere ni enseña el Camino de Yeshúa que tanto proclama. Por el contrario, enseña el judaísmo rabínico que usurpó los diseños sacerdotales establecidos por Yahvéh en la Antigua Alianza.
¿Por qué no decimos Feliz Año Nuevo?
Esta noche la celebración de Año Nuevo vibrará desde distintas casas paganas ubicadas muy cerca de los redimidos y primogénitos en el Mesías. Frente a esta festividad, la cuestiones que surgen en la mente de muchos santos que han despertado del sopor babilónico son: ¿Deberías yo estar involucrado en esta alegría mayoritaria? ¿Debería darle importancia al 1 de enero o más bien boicotearlo? A fin de encontrar respuestas certeras, permítanme realizarles dos preguntas que les permitirán descubrir, desde la reflexión verdadera, las razones de por qué siento que no correspondería participar en estas fiestas.
¿Realmente es un Año Nuevo, y por qué lo es?
Si para responder correctamente, comienzas a investigar, descubrirás que esta fiesta tiene mucho que ver con una convención relativa político-económica que surge de creencias religiosas antiguas que determinaron la existencia del calendario solar hoy existente. De hecho, el calendario romano se basa en el solsticio de invierno de esta época del año, cuando el sol comienza a alargar los días.Tal y como lees, la alegría que hoy provoca el esperar el año nuevo con ruidos de cornetas, pitos, sirenas, fuegos artificiales, etc., no es otra cosa que la manera ahora más sofisticada de la costumbre que tenían los pueblos paganos de esperar su año nuevo. Ellos prendían fogatas y hacían grandes ruidos porque creían que de ese modo podían espantar los malos espíritus y dar lugar para que los buenos espíritus volvieran a la tierra y trabajaran en forma mágica en sus vidas.
Lamentablemente la cristiandad ha adoptado como suya un número de días festivos que originaron y han “evolucionado” en las observancias religiosas ocultas y paganas. La mayoría de los cristianos profesantes que observan estos días festivos son simplemente seres humanos inconscientes de sus orígenes. Poco entienden ellos de que por debajo del barniz cristiano de estos días festivos se encuentran “misterios” que continúan dentro de las sociedades secretas, grupos esotéricos y asambleas de brujas que incluyen una historia larga y sangrienta de sacrificios humanos al dios de la muerte, Satanás el diablo.
¿Por qué eligieron comenzar el calendario en esta fecha (1 de enero)?
Para que la respuesta a esta pregunta sea la correcta, ten siempre presente que la clave para determinar si una fiesta agrada o no al Eterno Dios es fijarse en qué origen tiene (Isaías 52:11; Revelación [Apocalipsis] 18:4).
Pues bien, esto del Año Nuevo solar tiene que ver más bien con la mitología babilónica impuesta por Nimrod y Semirámis. Fue así como el solsticio de invierno tomó suma importancia en las creencias mitológicas de la antigüedad a tal punto que el calendario babilónico se propagó a lo largo de la historia en las distintas civilizaciones anti-Dios de la edad antigua.
Después del evento de rebeldía corporativa de Babel, este sistema se implantó en Egipto y luego, con los siglos llegó a Roma.
Fue justamente el emperador romano Julio César quien fijó el 1 de enero como día de Año Nuevo en el año 46 antes de Cristo.
Los romanos dedicaron el día a Jano, dios de las puertas y de los inicios. De este modo el mes de enero [en latín, Januarius] recibió su nombre de Jano, el cual tenía dos caras: una mirando adelante y otra hacia atrás. De este nombre mitológico deriva la expresión January con que en inglés se denomina a este mes. Los romanos creían que Janus era el dios que cuidaba las puertas del cielo y de la tierra, por eso lo pintaban sosteniendo en su mano derecha una gran llave con la que puede cerrar la puerta del viejo año y abrir las puertas del nuevo. Al dios Janus se lo pintaba con dos caras. Debido a que los portales se abren hacia adentro y hacia afuera, Janus miraba con una cara atrás hacia el año viejo y con la otra hacia el año nuevo.
Entonces, para el primero de Enero los romanos celebraban a Janus con una gran festival en el que se encendían fogatas, se hacía mucho ruido y se bebía hasta desmayar por las borracheras.
Frente a las grandes puertas del templo edificado a su nombre, los romanos se divertían, se alegraban y hacían grandes procesiones en su honor. Regalos especiales eran traídos al emperador en esa fecha, con los deseos de buen augurio. Es pues de la Roma pagana que nos llega a nosotros la costumbre de desear buena suerte para el año nuevo, diciendo: Feliz Año Nuevo! Este calendario, denominado juliano en memoria de Julio César, permaneció válido durante más de dieciséis siglos. Durante todo ese tramo de tiempo, los católicos se resistieron a celebrar el principio del año en un mes dedicado a una deidad pagana. Por eso, los documentos históricos relatan que cada vez que se aproximaba este día, en las distintas parroquias cristianas se impartían sermones penitenciales en los que se avisaba a no participar en las fiestas paganas. Pero puesto que la participación de los parroquianos en las fiestas de los paganos no cesó, la Iglesia de Roma prescribió un ayuno de tres días en el año nuevo (segundo concilio de Tours, 567, canon 17), mencionándose en los decretos de sínodos posteriores la festividad del 1 de enero entre las costumbres paganas prohibidas. En el año 1270, en un procedimiento de los inquisidores para investigar a personas sospechosas de tomar parte en la idolatría y malas artes, quedó prescrito que también se examinaría a los que hubieran festejado el 1 de enero en forma pagana (fogatas, ruidos, borracheras, etc.)
Si recordamos lo que hemos hablado en otras bitácoras, en el siglo IV, cuando la festividad de la Navidad quedó instituida el 25 de diciembre, ocurrió que el 1 de enero llegó a ser llamado como la «octava de Navidad» o el «Día solemne de la Circuncisión» ya que se creía que se circuncidó a Jesús (según Lucas 2:21) de este modo se procuraba que ningún cristiano católico hiciera referencia al comienzo de un nuevo año, celebrando con la lascivia acostumbrada. Esto fue natural porque en la Iglesia Católica el año comenzaba en Navidad o el 1 de marzo, o bien el 25 de marzo o en Pascua.
En el siglo VI esta fiesta fue cambiada de nombre y se pasó a denominar «la Solemnidad de Santa María Madre de Dios» hasta hoy. Nació así primera Fiesta Mariana (en honor a María)
Esta celebración se comenzó a dar en Roma junto con la dedicación (el 1º de enero) del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano (una de las primeras iglesias marianas de Roma) y con la misma intención: fortalecer la fe y sus dogmas a fin de que los cristianos no celebraran a esta fecha como inicio de año.
Pero ya que en la vida civil el año todavía comenzaba el 1 de enero y como todos los calendarios se adherían a este uso, la Iglesia no pudo continuamente pasar por alto tal fecha.
El asunto lo defendió primero el clero inferior, que, sometiéndose a los incultos, ideó la caricatura de una festividad seria, en la denominada «fiesta de los locos» el 28 de dicembre, hoy devenida en el «Día de los Santos Inocentes». La idea era tener un día lleno de diversión por medio de bromas que permitiera olvidar el placer del 1º de enero.
Hacia finales de la Edad Media los dominicos introdujeron la costumbre de «dispensar el nuevo año desde el púlpito» o «hacer resoluciones para el nuevo año«, esto es, trasmitir a sus oyentes deseos apropiados en los sermones del primer día del nuevo año.
Los documentos históricos relatan que el sacerdote y reformador alemán Lutero también se opuso tajantemente a esta celebración. Él mismo predicó el 1 de enero sobre la circuncisión de Jesús y rechazó una celebración de comienzo del año nuevo en ese día por considerarla una fiesta de costumbre pagana. No obstante, la fiesta del 1º de enero se celebró en las iglesias evangélicas como comienzo de un nuevo año desde las comunidades luteranas a partir del siglo XIX. Más aún, es en las iglesias evangélicas donde se revivió la costumbre ocasionalmente de «dispensar al nuevo año» desde el púlpito y más énfasis se dio a la costumbre de hacer resoluciones por el año nuevo.
La práctica de hacer resoluciones de Año Nuevo se remonta a más de 3.000 años con los antiguos babilonios. Hay algo en el inicio del nuevo año que nos hace pensar en un nuevo comienzo, una nueva etapa. En realidad no hay diferencia entre el 31 de diciembre y el 1º de enero. Nada místico ocurre a la media noche del 31 de diciembre.
¿Cuándo y Cómo debe comenzar el Año de acuerdo a la Revelación divina?
Pero, si continuas investigando y profundizas en las Sagradas Escrituras descubrirás que el 1 de enero no es cuando el calendario del Eterno Dios comienza.
En realidad, el calendario divino es lo contrario al calendario gregoriano ya que, en la cosmovisión de Yahvéh, el tiempo debe iniciarse en la primavera como símbolo de la nueva vida que Él ofrece en el Mesías.
Es el pueblo de Israel, quien desde tiempos mosaicos, ha preservado el calendario correcto del Eterno Dios teniendo en cuenta estos códigos de vida eterna (Éxodo 12:1-2).
Este calendario está determinado por el cálculo de una combinación de los movimientos del Sol y la Luna, en oposición al calendario romano, el cual se rige solamente por el movimiento solar a fin de regir el trabajo humano sin sentido.
Es importante señalar que el diseño de salvación del Eterno se encuentra de acuerdo a la inspiración de su calendario, es decir que Yahvéh no se manifiesta a través del calendario gregoriano, sino a través del calendario sagrado, en cada una de sus profecías pasadas, presentes y futuras.
Por esa razón, la verdadera Congregación del Mesías, se rigió en sus comienzos (y hoy lo sigue haciendo) por el mismo calendario que Yahvéh reveló a Moisés, manteniendo inclusive los nombres de los meses en el idioma hebreo, debido a que encierran mucho significado, y dentro de los cuales se encuentran inmersas las Fiestas Santas de Dios, las cuales forman las siete etapas de su maravilloso diseño de salvación para el ser humano.
Es muy interesante leer la siguiente exhortación hecha por un varón muy influyente en las comunidades de discípulos del siglo III:
«Recuerden y valoren que ustedes los cristianos tienen sus propios registros y su propio calendario. No tienen nada que ver con las festividades del mundo. De hecho, ustedes son llamados a lo opuesto. Porque “el mundo se alegrará, pero ustedes estarán tristes.”
Tertuliano (212 d.C.)
La cita que a continuación les comparto es del libro del Dr. Troy Martin, profesor de estudios religiosos en la Universidad San Javier, de Chicago, acerca de la Epístola de Pablo a los Colosenses, y es una refutación bastante contundente del argumento tan popular como falso de que Pablo les enseñó a los cristianos gentiles a que no celebraran las fiestas santas que guardaban los judíos. Lean con atención y disciernan:
«En contraste, ellos distinguen las estaciones con festivales que obviamente no tienen ninguna connotación pagana. Reconocen los meses de acuerdo con las lunas nuevas y los nombran utilizando términos agrícolas. Marcan la semana con el sábado, y a partir de éste señalan los días con números, no con nombres, del uno al seis. Las únicas opciones que tiene Pablo y sus comunidades es o un sistema judío, o un sistema pagano o uno en el que no se marca el tiempo, y las pruebas que tenemos señalan que optan por la primera opción».Las referencias al tiempo que tenemos en la Epístola de Pablo a los Corintios reflejan exclusivamente la adopción del calendario judío. Aun en un lugar como Corinto, Pablo habla del primer día a partir del sábado ( . . . 1 Co. 16:2), no los días del sol. Él desarrolla un argumento detallado basado en los festivales de la Pascua y los días de Panes sin Levadura (1 Co. 5:6-8) para exhortar a los corintios: ‘Celebremos la fiesta’ (1 Co. 5:8)».
[Cita de “Con filosofías y huecas sutilezas: Colosenses como respuesta a una crítica cínica”], 1996; pp. 125-127).
Ante todas estas consideraciones, preguntémonos: ¿tiene el Eterno algo que decir al respecto? De hecho, sí. Veamos con atención lo que Él mismo nos dice en su Instrucción:
«No caigas en la trampa detrás de ellos [los pueblos paganos] no consultes a sus dioses ni averigües como les daban culto dichos pueblos, para hacer tú lo mismo. Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios, porque ellos hacían a sus dioses cosas que detesta y abomina el Señor”
(Deuteronomio 12.30-31, Nueva Biblia Española).
Asimismo, el profeta Jeremías nos advierte con respecto a las costumbres tradicionales de la sociedad que nos rodea:
“Dice el Señor:
No imitéis la conducta de los paganos… Los ritos de esos pueblos son falsos”
(Jeremías 10.2-3, Nueva Biblia Española)
De nuevo, nuestro Mesías Yeshúa dijo:
“Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”
(Mateo 15.9)
Además nuestro Dueño y Maestro también dijo:
“Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición”
(Mateo 15.6)
Esto es precisamente lo que hacen hoy millones de personas. Desechan el mandamiento del Eterno Dios. Su mandamiento con respecto a la celebración de costumbres paganas para honrar o adorar a Dios es clarísimo: “Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios”. Sin embargo, la mayoría de la personas toman a la ligera este mandamiento y lo invalidan siguiendo la tradición de los hombres al observar las costumbres de las masas adormecidas bajo las faldas de la Gran Ramera.
¡No nos equivoquemos! El Eterno Dios nos permite desobedecer. Nos permite seguir las costumbres de los hombres. Nos permite pecar. Pero también nos advierte que habrá un día de juicio en el que ¡segaremos lo que hayamos sembrado! Yeshúa, el Mesías, fue la Palabra viviente y personal del Eterno, y la Biblia es la Palabra de Dios escrita.
¡Por esas palabras seremos juzgados para toda la eternidad! ¡Por ende, no debemos hacer caso omiso de ellas ni tomarlas a la ligera!
Te invito a escuchar esta Primera Parte de este tema:
Y aquí la SEGUNDA PARTE:
Recomiendo también leer:
Curiosidades Históricas de nuestra Sexualidad
La adoración solar y los días de la semana
Solamente el séptimo día recibió tres atributos divinos de parte del Creador:
- reposo,
- bendición y
- santificación (Gén. 2:1-3).
Fue tan solo ese día especial que recibió más tarde un nombre distintivo. Llegó a llamarse sábado (shabbat en hebreo) que significa «día de reposo» o «día de descanso«. Éxodo 20:8-11.
Aquí vemos nuevamente la esencia del anticristo de oponerse lo más posible al Creador.
Bitácora para consultar sobre este tema:
La palabra sábado tiene etimología hebrea y no mitología latina
La verdadera María una sencilla mujer judía que anhelaba la Redención de Yahvéh
colectivo aportando un dato erróneo que la gran mayoría de los católicos romanos lo portan en sus almas. El diálogo se centró en el axioma de que el árbol de navidad se arma por costumbre el 8 de diciembre por ser la fecha en la que Jesús fue concebido en el seno de María. Esa sería la causal de que en dicha fecha se celebra el dogma de la inmaculada concepción. Así, y tal cual, lo dijeron y aportaron. Así, y tal cual la gran masa católica cree que el dato encaja con el día.
Un 8 de Diciembre de 1854 se decretó desde el Vaticano el Día de la Inmaculada Concepción de María, y fue el Papa Pío IX, el que proclamó el dogma denominado «Inmaculada Concepción» que declara que por una gracia especial de Dios, ella fue preservada de todo pecado desde su concepción. Para que se entienda bien esta aberración doctrinal, totalmente anti-bíblica y por ende anti-Dios, leeremos con atención lo que en su bula «Ineffabilis Deus«, el papa Pío IX dijo: «…declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…»
una ocasión, la Escritura dice, una mujer de entre la multitud levantó la voz y dijo a Jesús:
criaron». Su respuesta fue una reprensión: «Por el contrario,
bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la guardan«.
en los relatos evangélicos de la vida de Jesús. Toda la Escritura neotestamentaria desmiente
expresamente algunas de las principales leyendas sobre ella.
conciliar con el hecho de que Jesús tuvo medios hermanos que se nombran en las
Escrituras junto a José y María con sus padres: «¿No es éste el hijo del
carpintero? No se llama su madre María, y sus hermanos, Jacobo, José, Simón y
Judas?«(Mateo 13:55). También leemos que José se abstuvo de
relaciones sexuales con María sólo «hasta que dio a luz a un hijo primogénito» (Mateo 1:25). En cualquier lectura natural del sentido normal de las Escrituras, es imposible
apoyar la idea de la virginidad perpetua de María.
igualmente sin ningún fundamento bíblico alguno.. La primera estrofa del
Magníficat de María habla de Dios como su «Salvador«, dando así
testimonio implícito, de los propios labios de María, que ella necesitaba redención.
En tal contexto bíblico, podría referirse sólo a la salvación del pecado. María
estaba en efecto confesando su propia maldad.
embargo, y le pese a Roma y sus secuaces, María al dar a luz quedó inmunda según la Ley (Torah) y tuvo que cumplir con
el rito de purificación como cualquier mujer de su tiempo. La Biblia dice lo
siguiente cuando José y María presentaron a Jesús: “Y cuando se cumplieron los
días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a
Jerusalén para presentarle al Señor” (Lucas 2:22)Fueron a presentar a Jesús, de acuerdo a la Ley (Torah) que se describe aquí:
los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será
inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda. Y al
octavo día se circuncidará al niño. Mas ella permanecerá treinta y tres días
purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario,
hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación.”
Es palabra de Dios, nada que hacer. Como discípulos de Cristo que ama a Dios no puedo
creer en una doctrina que no se sustenta en Su perfecta Palabra, y que incluso,
al contrario, la rechaza.
Ana, supuesta madre de María, embarazada. |
decir que el dogma de la Inmaculada Concepción de María no es de Dios.
Surgen interrogantes como: ¿Por qué el catolicismo romano se empeña en que sus
fieles se acerquen a María en vez de a Jesús directamente?
una maquinación para que se pierda el horizonte y la meta a la cual pretendemos
llegar. Nuestra mirada no tiene que estar en un hombre o una mujer, nuestros
ojos tienen que estar en Jesús:
consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”
12:2)
su cara, su Escritura la revela como una chica promedio joven de medios comunes
de la ciudad de campesinos en una región pobre de Israel, desposada con un
novio de la clase obrera que se ganó su vida como carpintero. Si usted hubiera
conocido a María antes de que su Hijo primogénito fuera concebido
milagrosamente, no podía haberla notado en absoluto. Ella difícilmente podría
haber sido más sencilla y sin pretensiones.
Sin embargo, y a pesar de todo, María, un día, se encontró inesperadamente en un papel decisivo en el plan redentor del Eterno Dios. Un día oportuno del propósito eterno de Dios en el que un anuncio angelical cambió la vida de María para siempre.
El Origen del Calendario Actual y el Poder para Redimirlo
Por P.A. David Nesher
«Los que emplean mal su tiempo son los primeros en quejarse de su brevedad»
(Jean de la Bruyere)
Medir el paso del tiempo lineal, más específicamente el paso de las estaciones y los grandes ciclos cósmicos, ha sido una constante, compleja e ingeniosa tarea a la que la humanidad se abocó, por orden misma del Creador e incluso hasta el día de hoy.
Un calendario es el instrumento que le permite al ser humano unirse con el tiempo, es decir, sincronizarse con el cosmos y con las leyes que rigen su naturaleza.
¿Qué pasaría si no ocupáramos calendarios?
Simplemente nuestra mente tendría que estar en el aquí y ahora, siempre en tiempo de eterno presente. La propuesta divina, del diseño original, que al final de los siglos la humanidad redimida podrá vivir en la Presencia del Eterno.
¿Cómo apareció el Calendario Actual?
Los calendarios (del griego Kalendas: el primer día de cada mes para los romanos) tal como los conocemos alrededor del mundo, se basan en los ciclos de la Luna y el Sol. La convención común de los pueblos paganos ha sido que un mes lunar es el tiempo entre dos lunas llenas, y un mes solar, es el intervalo que separa dos pasos del Sol por el equinoccio de primavera.
Los historiadores relatan que en el Antiguo Egipto, aparecieron los primeros calendarios solares, que medían el tiempo guiados por el movimiento aparente del Sol. Esta innovación permitía fechar el momento exacto de la crecida del río Nilo, fundamental para una sociedad que vivía de la agricultura. Los astrónomos egipcios sabían que el año duraba 365 días, pero no consideraron esas pocas horas adicionales que no completan un día. El calendario egipcio cargaba por tanto con siglos de desfase, y la oposición religiosa frenaba cualquier atisbo de reforma.
Calendario primitivo de Rómulo.
Durante el reinado de Rómulo (el primer monarca de la recién fundada ciudad de Roma) quedó establecido un calendario lunar que estaba dividido en 10 meses y que contaba con un total de 304 días. Esto ocasionaba problemas, puesto que cada año las estaciones, las tareas agrícolas y las épocas dedicadas a distintas actividades comerciales caían en distinta fecha.
El desfase del calendario oficial respecto al calendario natural (es decir, el de las estaciones, etc.) era de cerca de 51 días.
Calendario de Numa Pompilio.
El sucesor de Rómulo, Numa Pompilio se conoce por ser quien puso orden a las bases de la religión romana, y eso incluye a los calendarios, pues eran esenciales para contar el tiempo y los días de los sacrificios, los cultos y las festividades religiosas. Los romanos eran muy supersticiosos, y creían que los números impares daban más suerte que los pares, así que Numa Pompilio restó un día a cada mes de 30 días, reduciendo el número de días del calendario a 298.
Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que existía un ligero desajuste entre el calendario oficial y el año solar, por lo que decidieron modificar la duración del año. Februarius era un mes peculiar, puesto que constaba de dos partes, una que acababa el vigesimotercer día, denominado Terminalia, que era considerado el día que marcaba el final del año religioso. La segunda parte del mes duraba cinco días. Para ajustar el calendario al año solar, cada cuatro años los romanos añadían entre las dos partes de Februarius, después de la fiesta de Terminalia, un mes llamado Mensis Intercalaris, también conocido como Mercedonius.
Con todas estas impresiciones en su forma de medir el tiempo solar y así manipular las masas que iban conquistando, los romanos esperaban el «toque celestial» que les permitiera hacer los arreglos necesarios para sus fines imperialistas. Fue así como un científico pagano egipcio, Sosigenes de Alejandría, le sugirió, al emperador Julio Cesar, su sistema reptiliano de medir el tiempo solar como un plan ideal para manipular las masas. Convencido Julio César de este bien materialista, ordenó que fuera puesto en efecto a través del Imperio Romano en el año 45 a. de J.C.
Este calendario, conocido como juliano, tenía una duración de 365 días y un día adicional añadido cada tres años para compensar el desfase natural por la rotación no sincrónica de la tierra en torno al sol. Fue posteriormente César Augusto (Roma, 23 de septiembre del año 63 a. C. – Nola, 19 de agosto del año 14 d. C.) el que realizó una mejora en el calendario romano corrigiendo los cálculos, sumando este día adicional cada cuatro años y añadiéndolo como año bisiesto. Mientras fue adoptado indicó su origen pagano por los nombres de los meses del año—nombrados por Janus, Maia, Juno, etc. Los meses tenían una gran importancia pues todas las actividades de la ciudad (la agricultura, las fiestas, la economía y la vida pública en general) giraba en torno a estas fechas concretas.
El primer día de cada mes se consagraba a Jano. Éste era uno de los dioses de la mitología romana que se caracterizado por tener dos caras, una mirando hacia un lado y la otra girada 180º.
Jano era el dios de las puertas, de las entradas y salidas, de los comienzos y los finales, por eso en su honor le fue consagrado el primer mes del año que del latín Ianuarius pasó como Janeiro y Janero para finalmente terminar siendo Enero.
Es importante también subrayar la condición de “vigilante” (el que todo lo ve) que se concedía al dios en la antigüedad. Jano se erige como dios en el punto de parada obligada entre dos lugares. Es la línea divisoria entre el pasado y el futuro, principio y fin. Él está situado en la posición que la humanidad le ha concedido: el portal del tiempo donde el pasado y presente confluyen. Desde aquí Jano puede ver en ambo y tras un juicio acusatorio (es el acusador) negociar mediante ofrendas lascivas un destino con garantías beneficiosas.
Interesante resultará considerar la opinión que un sacerdote ortodoxo del estado de Georgia (USA) expresa al enseñar sobre esta fiesta:
“La celebración de Año Nuevo tiene sus orígenes en varias fiestas paganas de la antigua Roma. El 1 de enero era un día dedicado al dios pagano Jano, y el mes de enero [en latín, Januarius] debe su nombre a esa deidad. A Jano se le representaba con dos caras opuestas, lo que significaba que veía tanto el pasado como el presente. Se decía que quien recibiera el 1 de enero con diversión, risa y abundante comida y bebida gozaría todo el año de felicidad y bienestar. La misma superstición acompaña la celebración del Año Nuevo por parte de muchos de nuestros compatriotas […]. Durante ciertas fiestas paganas se ofrecían literalmente sacrificios humanos a un ídolo. Algunas eran famosas por las orgías, el adulterio y la fornicación. En otras ocasiones, por ejemplo durante la fiesta de Jano, se comía y se bebía en exceso, había borracheras y se practicaba toda clase de inmundicia. Si recordamos cómo hemos celebrado nosotros mismos el Año Nuevo en tiempos pasados, entonces tenemos que admitir que todos hemos participado en esta celebración pagana”. (Periódico de la república de Georgia.)
Fueron los romanos quienes interpretaron a este dios (la serpiente antigua) en su instancia de opuestos del ciclo solar y de esa manera lo representaron como dos rostros antropomorfos, opuestos y alineados meridionalmente de Norte a Sur.
«Jano, con mayor frecuencia, porta dos llaves; son las de las dos puertas solsticiales, Ia nua Caeli (puerta del cielo) y Ianua Inferni (puerta del infierno), correspondientes respectivamente al solsticio de invierno y al de verano, es decir, a los dos puntos extremos del curso del sol en el ciclo anual; pues Jano, en cuanto «Señor de los tiempos» es el Iánitor [o «portero»] que abre y cierra ese ciclo» (René Guénon).
Los días no fueron nombrados sino numerados en un sistema complicado que involucraba Ides (los días 15 de los meses Marzo, Mayo, Julio y Octubre y los días 13 de los otros meses), Nones (la novena hora después de la salida del sol, o 3:00 p.m.) y Calends (primer día de todos los meses).
Basándose en el calendario solar egipcio, el emperador Julio César ordenó dividir el año en 365 días. También ordenó que definitivamente el año comenzara en enero, en lugar de en marzo.
Además, ordenó que cada cuatro años se le sumara un día a febrero para reajustar un desfase de 6 horas que había cada año. Al año en el que febrero tenía un día de más, se le llamó bisiesto.
La causa de que febrero tiene menos días que otros meses, se debe a la tradición de ajustar las incidencias que se produjeran en el calendario con febrero, porque había sido el último mes del año. La última vez que sucedió un ajuste en el mes de febrero, fue para que el mes dedicado al emperador Augusto (agosto) tuviera la misma importancia que el mes dedicado a Julio César (mes de julio). Así, para sumarle un día a agosto y que tuviera 31 días, como julio, se le quitó un día a febrero. Entonces, febrero, que tenía 29 días, quedó definitivamente con 28 días. Esta es la explicación por la que el mes de febrero sólo tiene 28 días; y por la que hay dos meses seguidos con 31 días: julio y agosto.
No fue hasta el 321 de E.C. que los nombres de la semana de siete días fueron añadidos, cuando el Emperador Constantino (supuestamente) adoptó la fe de Cristo, y fundó el Cristianismo. De manera extraña para sus días el escogió nombres paganos que son usados todavía.
Ahora bien, aunque el calendario juliano era bastante preciso cada 130 años se perdía un día por eso el 4 de octubre de 1582 el Papa Gregorio XIII llevó a cabo otra reforma dando lugar a lo que hoy conocemos como el Calendario Gregoriano. Este nuevo calendario solucionó el problema que planteaba el hecho de que el año juliano tuviera 11 minutos y 14 segundos más que el año solar.
Gregorio XIII, asesorado por el astrónomo jesuita Christopher Clavius promulgó el 24 de febrero de 1582 la bula Inter Gravissimas en la que establecía que al jueves 4 de octubre de 1582 le seguiría el viernes 15 de octubre de 1582. Con la eliminación de estos diez días desaparecía el desfase con respecto al año solar y así se propuso que aquellos años bisiestos que son múltiplos de 100 sólo sumasen un día si también son múltiplos de 400 para evitar que hubiese demasiados años bisiestos.
Para inaugurar esta nueva etapa babilónica de manipulación y opresión de masas, el Año Nuevo comenzó a festejarse el 1 de enero a fin de que quedara bien diferenciado del juliano que iniciaba el nuevo año en coincidencia con la primera luna nueva (1 de marzo o 1 de abril).
Para entenderlo bien, en esta encíclica se fijaba que habría un año bisiesto cuando el año en cuestión fuera múltiplo de 4, con excepción de los años múltiplos de 100 (exceptuando a su vez los múltiplos de 400, que sí serían bisiestos). En total, el calendario gregoriano fijaba 97 años bisiestos cada 400 años, en lugar de los 100 que marcaba el calendario juliano.
Esta reforma gregoriana no llegó a todas partes por igual ya que por aquel entonces la fe dividía Europa. Si bien los católicos implantaron el nuevo anuario en 1582, los protestantes continuaron con el calendario juliano hasta el siglo XVIII y los ortodoxos no aceptaron la nueva fórmula hasta el siglo XX.
El calendario gregoriano, considerado como oficial a nivel global, no logra tampoco una concordancia perfecta entre año civil y año astronómico, ya que la velocidad de rotación y de traslación de la Tierra se va ralentizando y obliga a revisar las fechas una vez cada 3.000 años.
Redimiendo el tiempo se consigue libertad.
Teniendo en cuenta este proceso histórico que nos legó el calendario actual, debemos tomar una actitud correcta frente a cada año solar que comienza el primer día de enero. Entendiendo que un calendario solar persigue desde sus principios encarcelar las voluntades y los esfuerzos humanos, nosotros, los redimidos deberemos discernir este ante-diseño a fin de someterlo al poder transformador del Eterno Dios, nuestro Abba.
Por lo tanto, será muy importante captar que la exhortación apostólica que hace el apóstol Pablo cuando le dice a los santos de Éfeso, «redimiendo el tiempo, porque los días son malos…» , se obedecía en el sentido más verdadero y práctico de dicha exhortación: ser entendido en los tiempos. La expresión «los días son malos» se refiere, no tanto a la maldad humana manifestada en esas épocas, sino a la forma de conteo de los días que usaba la élite del sistema de cosas imperante.
El mismo sentido tenían las comunidades de fe residentes en Colosas, ya que el apóstol Pablo les recuerda cómo deben andar delante de los incrédulos en el tema de celebrar y guardar el calendario solar. Leemos lo siguiente:
«Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno».(Colosenses 4:5-6)
El punto importante en que las comunidades mesiánicas primigenias pensaban ante la expresión redimir el tiempo, era la idea de aprovechar bien y ganarle a la forma solar de contar bien los días en el Imperio Romano. El verbo redimir en la mentalidad hebrea significa rescatar pagando un alto precio. Redimir el tiempo implicaba en los primeros discípulos la idea de esforzarse en no sujetarse a las costumbres y tradiciones solares que los incrédulos usaban para el conteo de los días. Aprovechar o redimir el tiempo era su responsabilidad cotidiana en el testimonio que debían presentar ante aquellos que aún estaban adormecidos en la esclavitud temporal que imponía el sistema.
Ellos tenían en sus oraciones el paradigma que dejó Moisés a Israel cuando él estaba en el final de su vida: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Sal. 90:12). Este lineamiento los desafía a confrontar el calendario solar con las festividades de rosh jodesh (cabeza de mes) en cada luna nueva. Ellos sabían que por medio de dicho mandamiento Yahvéh había permitido al pueblo de Israel romper toda cautividad mental adquirida por someterse al calendario solar egipcio, que como vimos luego tomará Roma, primeramente con Julio César y luego con el papa católico Gregorio.
Tanto la Iglesia de Éfeso, como en la de Colosas y en todas y cada una de las comunidades de los primeros siglos, comprendían el secreto de controlar los años solares siguiendo los ciclos temporales marcados por el Eterno Dios y no por el sistema de cosas inspirado por el adversario (HaSatán). Los miembros de aquellas comunidades gozaban del privilegio que da el Mesías por medio de la Torah: ser verdaderamente libre de todo tipo de opresión.
Transitar el calendario lunar del Eterno, permite a los escogidos ser entendidos en los tiempos. Esta posición otorga la bendición de transicionar cada año nuevo solar realizando un encuentro familiar de declaración profética en la última noche de diciembre. Esto permite confrontar a los principados y las potestades de tinieblas que se liberan en cada fiesta pagana de Año Nuevo, logrando, por medio de la fe, declarar a esos 365 días solares esclavos del propósito eterno de Dios.
Redimir el tiempo consiste en aprovechar cada oportunidad favorable para ministrar vida. Esto significa ser sabio en nuestro andar, no contando los días como Babilonia la Grande lo impone, sino haciéndolo en el modo del Eterno Dios.
En esta era maligna, cada día es un día malo, lleno de cosas perniciosas que destruyen, corrompen y desperdician nuestro tiempo. Por lo tanto, tenemos que andar sabiamente con el fin de redimir el tiempo, aprovechando cada oportunidad disponible.
Aconsejo leer también:
La Fiesta de Cumpleaños y su Historia Astrológica
1. Historia Cumpleañera.
2. El Esoterismo Atrológico y la Comunidades del Mesías.
Más tarde, en el siglo XII, todas las parroquias católicas de Europa comenzaron a llevar un registro con la fecha de nacimiento de todos sus feligreses. De este modo fue diluyéndose el significado primario del acto y su práctica comenzó a asociarse a la esperanza de ver cumplido un sueño o deseo. Así el pontífice de Roma dio su beneplácito a la tradicional práctica de celebrar el nacimiento de cada cristiano.
3. Cómo son los cumpleaños bíblicos.
4. La Cosmovisión correcta sobre la Vida.
Pero también si en este momento se estableciera un debate en el que alguno de ustedes atribuyera significado al potencial, el cumpleaños no debería tener a la fecha de nacimiento como el momento de celebrar. Semanas y meses previos a que el feto emerja de la matriz, ya tiene manos y pies, un corazón que palpita y un cerebro que piensa. Si vamos a celebrar la creación de un nuevo potencial, el momento de ello no sería el cumpleaños, sino el momento de la concepción.
Por ello, es muy conveniente que si tienes niños pequeños te determines a salvarlos de toda entramada astrológica con la que el sistema reptiliano que inició Nimrod hoy aprisiona a las masas inutilizando a cada ser humano de la misma en la manifestación de su propósito. Para ello, evita infectarlo mentalmente con este tipo de celebración satánica. De ese modo, observarás con alegría el desarrollo de tus hijos en perfecto propósito a tal punto de no verlos jamás envolverse en lazos egocéntricos que causa la caída de tantos jóvenes en la vaciedad relativista del individualismo hedonista actual.
- Procura en ese día, ser más humilde que nunca.
- Agradece al Eterno, como a diario, por el don de la vida, y por contar con facultades como para desarrollarla a propia plenitud.
- De manera especial, asegúrate de aumentar las plegarias de la mañana y de la tarde, reconociendo que simplemente eres un servidor (o servidora) del Eterno.
- Pasa la mayor cantidad adicional de tiempo orando, meditando en la Instrucción (Torah) y concentrándote en las palabras de las plegarias que elevas al Eterno.
- En este día tan especial para ti, aumenta la cantidad de la contribución (ofrenda) para el lugar donde te capacitas en la Torah (Instrucción).
- Si tu cumpleaños cae en Shabat o en una festividad de Yahvéh, determina celebrarlo en un lapso posterior.
- Tómate un tiempo para proclamar el Evangelio del Reinado de Yahvéh y enseñarle a otra persona algo de la Torah.
- Comprométete a realizar un buen acto en forma específica. Elige algo que sea práctico y factible.
- Reserva un tiempo para analizar el año que acabas de finalizar. Piensa en qué áreas de tu vida necesitas mejorar y toma la resolución correspondiente para que te conviertas en un hijo primogénito más semejante a Yeshúa, nuestro Dueño.
- Recuerda: Tienes una misión en la vida, que es la de servir al Eterno con todo. En el día de tu cumpleaños, puedes hacer un balance, para reconocer si está haciendo tu mejor esfuerzo para cumplir con tu misión, o no lo estás haciendo. Y puedes comprometerte a poner más empeño, honestidad y dedicación para hacer las cosas tal como Él requiere.
Pornocracia: Cuando las putas gobernaban en Roma
El corso Formoso, siendo juzgado por el Papa Esteban VII en el Sínodo Cadavérico |
Marozia |
Los 41 años del golpe y asesinato del presidente Allende en Chile…
La madrugada del 11 de septiembre de 1973, las tropas dirigidas por el general Augusto Pinochet comenzaron el desembarco en Valparaíso y avanzaron hasta Santiago de Chile, donde hacia el mediodía rodearon el Palacio de La Moneda para presionar la salida del socialista presidente democráticamente elegido, Salvador Allende, al que asesinaron hacia las 11:00.
Aún después de que la fuerza aérea chilena bombardeó las instalaciones de Radio Corporación y Radio Portales, Allende dio un último discurso -en Radio Magallanes- en el que aseguró que sus palabras no tienen amargura sino decepción. “Pagaré con mi vida la lealtad del pueblo (…) Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos”, dijo en su última aparición por radio.
VIDEO: La Verdad Acerca del Proceso de Paz en el Conflicto Palestino-Israelí.
La palabra Sábado tiene etimología hebrea y no mitología latina
Etimología de ‘sábado’
Sábado constituye un hermoso ejemplo de cómo, en cuanto empezamos a arañar en la superficie, comprobamos que es mucho lo que une al vocabulario de las lenguas europeas, incluso cuando no lo parece a simple vista.Por lo tanto, debemos estar tranquilos en nuestro entendimiento de que la palabra sábado en el idioma español tiene una etimología originada del hebreo que la libera de todo espíritu mitológico latino.Lo que sí será importante señalar es que la palabra hebrea “Shabat”, que da origen etimológico a la palabra sábado, significa suspender el trabajo. El Shabat es la señal acordada entre el Creador y los redimidos de Su Pueblo de que Él creó los cielos y la Tierra en seis días y descansó en el séptimo. Pero el Shabat no es solamente un día de descanso, es también un día especial de santidad donde el hombre debe dejar de lado toda búsqueda material y dedicarse por completo a rejuvenecerse espiritualmente por medio de escuchar al Eterno Dios hablar desde Su Instrucción (Torah).
Bitácora relacionada para leer:
Daniel, las bestias y el rastro de la Serpiente en la Historia Humana
¿Qué era el Atrio de los Gentiles?
- El primero accesible a todos se llamaba el Atrio de los Gentiles contaba con hermosos pórticos que se llamaban Pórtico de Salomón y Pórtico Real. El primer pórtico era el lugar dónde el Mesías, y más tarde la comunidad apostólica de Jerusalén, acostumbraban a juntarse para adorar al Eterno Dios: “Y Jesús andaba en el templo por pórtico de Salomón”(Jn. 10:23). “Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón” (Hechos 3:11). Lo utilizaban los muchos gentiles incircuncisos que deseaban hacer ofrendas al Eterno Dios de Israel.
- El segundo atrio, llamado Atrio Interior era reservado para los judíos que se congregaban para adorar en las distintas convocaciones divinas. SE se dividía en dos partes: El Atrio de las mujeres y el Atrio de los israelitas o judíos.
- El tercer atrio, llamado el Atrio de los Sacerdotes era el espacio donde estaba el altar de los holocaustos. En la parte recóndita del edificio estaba el Templo o Santuario con las tres partes tradicionales: el vestíbulo, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo.
1) Mt. 21, 1-11: Jesús, el Rey y Mesías, entra y es aclamado en Jerusalén por el pueblo. Jesús, el Mesías, toma posesión de la ciudad;
2) Mt. 21, 12-17: Jesús, como Mesías y Rey, toma posesión del Templo. La purificación es un acto de posesión, pues un nuevo orden se inicia.El clima es el del Día del Señor, dado que la purificación es seguida de la curación en el recinto sagrado de los ritualmente impuros. En efecto, los ciegos y los cojos son curados, en un verdadero clima apocalíptico; es como si la revelación del Día del Señor ya comenzara a ocurrir.
Lo que era sustentado por la oligarquía religioso-política como puro tiene que ser purificado, por cuanto no lo era. Los hijos de Israel ciegos y cojos, eran clasificados como impuros por los mismos religiosos, y por eso tenían prohibido entrar en el santuario. Ahora ingresan en él y son purificados por el verdadero Señor, Jesús. Es, de hecho, el día de la visitación de Israel, de Jerusalén y del Templo, por el Señor.
El mensaje profético del Mesías es bien claro: el reino de los sacerdotes se ha apropiado de lo sagrado y de la causa del Eterno Dios para servir a sus intereses. Ellos, en nombre de Yahvéh perpetuaron la opresión y el engaño contra el pueblo al que debían servir.
El amado Señor conservará, en esta actitud purificadora y profética, la plena vigencia la palabra de lo profetizado por Oseas:
Más de Cien Años de la Primera Guerra Mundial y las Naciones continúan sin amar la Paz
El conflicto inició el 28 de julio de 1914 cuando Viena declaró la guerra al Reino de Serbia tras el asesinato, un mes antes, en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando heredero al trono Austro-Húngaro, y su esposa Sofía Chotek. El autor de tal magnicidio fue un joven serbobosnio llamado Gavrilo Princip. El asesino era miembro de un comando serbio-bosnio comandado en las sombras por Dragutin Dimitrijevic, conocido como Apis y responsable del Servicio de Información servio, y por extremistas de la sociedad secreta Mano Negra. Este magnicidio pretendía golpear al Imperio Austro-Húngaro y facilitar la creación de la utopía denominada la Gran Serbia, una nación que reuniese a todas las poblaciones eslavas que que permanecían sometidas al poder de los Habsburgo. El adolescente Princip fue detenido de inmediato y no fue condenado a muerte debido a su edad, pero falleció en una cárcel checa en 1918.
Los gases venenosos se emplearon por primera vez el 23 de abril de 1915. Los alemanes derramaron gas oximuriático -un gas clorado- contra las líneas francesas e ingleses en Yprés. Esta forma de matar ya había sido utilizada 431 años antes de Cristo cuando los espartanos saturaban la madera en el combate con pez y azufre, quemándola para asfixiar al enemigo. Un nuevo ataque tuvo lugar el 19 de diciembre de 1915, con un nuevo gas, el fosgeno, pero los aliados ya estaban preparados para esa ofensiva. Gracias a las medidas de protección que fueron desarrollándose durante la contienda, especialmente las máscaras antigás, la guerra tóxica, aunque temida, no causó tantas bajas como otras formas de combate.
El mapa de Europa y sus fronteras cambiaron completamente y varias naciones se independizaron o se crearon. Al calor de la Primera Guerra Mundial también se fraguó la Revolución Rusa, que concluyó con la creación del primer Estado autodenominado socialista de la historia, la Unión Soviética. Se fundó la Sociedad de Naciones, con el objetivo de evitar que un conflicto de tal magnitud se volviera a repetir. Sin embargo, dos décadas después estalló la Segunda Guerra Mundial.