“Pero vosotros no dejéis que os llamen RABÍ; porque uno es vuestro RABÍ y todos vosotros sois hermanos.”
- una narrativa (haggadá),
- la otra moral-jurídica (halaká).
A finales del siglo II d.C., estos comentarios se recogieron y transcribieron en la obra que se conoció como Mishná («repetición«, «enseñanza por repeticiones«), que fue considerada como el corpus de las tradiciones orales de la Torah. Por causa de esta última razón también ellas fueron atribuidas a Moisés -lo mismo que la Torah escrita- dado que consideraban que eran su desarrollo y su explicitación, capaces de ofrecer las indicaciones útiles para los siglos venideros. Será interesante que sepan que también la Mishná fue estudiada y comentada sistemáticamente en Palestina y en Babilonia, hasta finales del siglo V d.C.; así es como se originó la obra conocida con el nombre de Talmud («estudio«), cuyo equivalente arameo, en Babilonia, era la Gemará.
- Mateo 19:16, un hombre rico lo llamaba rabí,
- Mateo 22:35-36, un abogado (experto en la Torá) lo llamaba rabí,
- Lucas 12:13, una persona común lo llamaba rabí,
- Lucas 19:39, un Fariseo lo llamaba rabí,
- Lucas 20:27-28, un Saduceo lo llamaba rabí.
Algo típico de los rabinos del primer siglo era que viajaban de un lugar a otro enseñando, y dependían de la hospitalidad de las personas. Ellos enseñaban en las afueras o campos, en los pueblos, en las casas, en las Sinagogas y hasta en el Templo. Cientos y hasta miles de rabinos circulaban en la tierra de Israel en el primer siglo. La mayoría de las veces enseñaban en las plazas de los pueblos, o bajo un árbol, y otras veces en las casas. Aunque Yeshúa la mayoría de las veces enseñó en las casas (Lucas 10:38-42), en las sinagogas (Mateo 4:23) y hasta en el Templo (Mateo 21:23), también lo vemos enseñar en las afueras o campos (Mateo 14:13; 15:29).
Otra práctica de los rabinos era el hacer discípulos, ellos estaban interesados en cambiar la vida de sus discípulos, de enseñarles como ellos decían «a tomar el yugo de la Torá» que en términos rabínicos quería decir «aceptar el reinado del Eterno en la vida de uno«. Vemos que Yeshúa también utilizó éste término (Mateo 11:29-30). «Hacer muchos discípulos» es uno de los tres dichos más antiguos que encontramos en el Talmud (Avot 1:1). Ellos escogían y seleccionaban a un número de discípulos para entrenarlos en el estudio de la Torá. Se dice que el maestro de Pablo, Gamaliel, tenía hasta 1.000 discípulos que estudiaban con él. Un rabino podía tener diferente tipos de discípulos, los que estudiaban con el rabino por un corto tiempo y los que estudiaban por largo tiempo con el rabino, para estos últimos significaba viajar constantemente por caminos polvorientos. Por eso encontramos en el Talmud un comentario que dice:
«Que tu casa sea un lugar de reunión para los sabios,
cúbrete con el polvo de sus pies y bebe de sus palabras sedientemente«. (Avot 1:4)
«Cúbrete con el polvo de sus pies«, se decía no sólo porque el discípulo al caminar junto con su rabino prácticamente se llenaba del polvo que el rabino levantaba al caminar, pero también porque era costumbre sentarse a estudiar a los pies del rabino. Una persona sentada a los pies de un rabino significaba que era un discípulo del rabino, por ello vemos que Yeshúa le dice a Marta que María había elegido lo mejor, es decir de ser una discípula de Yeshúa (Lucas 9:38-42). De allí surgió la práctica de invitar a alguien a tu casa y lavarle los pies.
¿Cuál es el orden pedagógico en la Nueva Alianza según el mismo Mesías?
Según la enseñanza apostólica paulina, nuestro Señor Jesús entregó «domas» (hombres-dones) a la Iglesia que ejercitan el servicio desde el diseño del «corazón pastoral» de Yahvéh (Jer. 3:15). Estos hombres regalos se manifiestas en cuatro oficios de dicho corazón: apóstol, profeta, evangelista, pastor-maestro (Efesios 4:11). Éstas órdenes sagradas de nuestro amado Mesías tienen una clara respuesta ante esta oleada de «rabinos» que pululan por todos lados con la pretensión de enseñar los códigos de la Torah a los escogidos. Por mucho que traten de tergiversar y torcer las Escrituras, estas son las palabras divinas que deberán ser pronunciadas tal como allí están escritas. Por lo tanto, el término neotestamentario para maestro es el griego «didáskalos» que tiene su equivalente hebreo en «moreh«, así es como (Concordancia Strongs: 04176) Por lo tanto moreh significa maestro, y éste es el término que se debe utilizar para aquellos que pretenden enseñar la Torah.
El judaísmo mesiánico no cumple lo que promete. Por su nombre, el «Judaísmo Mesiánico«, a simple vista, pareciera indicar que se basa fundamentalmente en la Verdad original del Mesías Yeshúa, quien lógicamente era judío de estirpe, por nacimiento y por crianza. Pero esta religión «de última moda» para tantos, no se adhiere ni enseña el Camino de Yeshúa que tanto proclama. Por el contrario, enseña el judaísmo rabínico que usurpó los diseños sacerdotales establecidos por Yahvéh en la Antigua Alianza.