Historia

¿Cómo fue la Esclavitud en Egipto?

Por Rav Yosef Bitton

Creo que la mayoría de nosotros preservamos una imagen superficial, infantil o en el mejor de los casos incompleta de lo que nuestros padres sufrieron en Egipto; imágenes –que no supimos desarrollar– de los dibujos que pintábamos en el jardín de infantes. Y esto sucede a pesar de la obligación explícita de recordar, lo más seria y fielmente posible, lo que experimentaron nuestros padres en Egipto.

Durante el Seder de Pésaj debemos recrear y visualizar los detalles de la redención hasta sentir que nosotros mismos estamos saliendo de Egipto. Parte de esta experiencia es rememorar el sufrimiento de la esclavitud y así poder valorar más plenamente el placer de la libertad e incrementar nuestro agradecimiento a Dios.

Los Sabios, los grandes maestros del Talmud, agregaron de lo que ellos conocían por la historia y la tradición, para hacer más real, y especialmente más visual, la experiencia del Seder.

Dijeron por ejemplo, que en el Seder debemos sentarnos reclinados como los nobles; que debemos continuar comiendo el maror, a pesar de que estas hierbas amargas eran dependientes del sacrificio de Pesaj, y al no haber ya sacrificio, dejan de ser obligatorias. Y también agregaron un precepto enteramente nuevo: el Jaroset, con el propósito de representar mas vivencialmente la esclavitud.

Soy muy consciente de que casi nadie se pone a pensar de una forma seria lo que este alimento representa, es decir, qué memorias se supone que debe despertar. Hasta este año, que me forcé a estudiar un poco más sobre este tema, yo también pensaba que el Jaroset era sólo una cuestión de recetas y que todo lo que se podía decir del mismo era cuánta canela, nueces o vino le agregamos….

Pero estudiar sobre el inocente Jaroset me ha llevado a valorar mucho más allá de mis expectativas originales su valor educativo y admirar, una vez más, la sofisticación de nuestros sabios, de bendita memoria.

Lo más importante que he aprendido es que el Jaroset abre una ventana al aspecto más terrible de la esclavitud en Egipto. Nos permite (o nos obliga) a ver la característica de los trabajos forzados a los cuales estaban sometidos nuestros ancestros.

La palabra clave para entender la naturaleza de esclavitud de los hebreos, y comprender por qué fue diferente, por ejemplo, de la servidumbre de los esclavos griegos, o romanos o incluso de los esclavos africanos en Estados Unidos hasta 1865, es “párej” (פרך), un término que curiosamente se repite dos veces en dos versículos seguidos: los pasukim 13 y 14 del primer capítulo de Shemot, el libro de Éxodo.

Comenzaremos por explicar que la esclavitud a la que sometió el Faraón a los judíos tuvo dos fases, con dos propósitos distintos.

«Entonces impusieron sobre ellos capataces para debilitarlos con duros trabajos. Y los judíos edificaron para Faraón las ciudades fortificadas de Pitom y Ramsés.»
(Éxodo 1:11)

En la primera fase de la esclavitud el Faraón hace trabajar a los hijos de Israel para construir Pitom y Ramsés. Los hebreos trabajaban “para el gobierno”. Esta esclavitud era un procedimiento “legal”. El monarca egipcio –irónicamente desde el tiempo de Yosef –era también el “Amo y Señor” de todos los egipcios. Los egipcios eran sus súbditos y el Faraón podía demandar de ellos cualquier tipo de servicio: sumarse a su ejército para defender su territorio o trabajar en los proyectos de construcción que el soberano consideraba necesario.

En esta primera fase, el trabajo de los hebreos consistía en construir las ciudades de Pitom y Ramsés, que según la interpretación más aceptada, eran fortificaciones posiblemente de uso militar. Este dato no es superfluo. Estas fortificaciones no eran construidas con ladrillos comunes (adobe) como las casas o templos, sino con piedras talladas. Podemos suponer que los hebreos trabajaban en las canteras extrayendo la roca, tallándolas (“los egipcios fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales”) y cargando las pesadísimas piedras, que a veces, como en el caso de las pirámides, pesaban varias toneladas, y montarlas una encima de la otra.

Por último, debemos comprender cuál era el verdadero propósito de la esclavitud en esta primera fase. Cuando el Faraón pronuncia su famoso discurso de propaganda denunciando el supuesto peligro que los hebreos representan para Egipto, propone un plan estratégico para afectar su procreación. Esclavizarlos y hacerlos trabajar en la construcción de día y de noche, era la manera de evitar que cuando regresaran a sus casas no tuvieran ni el tiempo ni la energía de procrear. Así, de una manera sofisticada, legal y no violenta ( הבה נתחכמה לו ) se reduciría significativamente la tasa de natalidad de los hijos de Israel. La construcción de estas fortificaciones, por lo tanto, no era el propósito de la esclavitud, sino la excusa para frenar el crecimiento demográfico de los hebreos. Pero, como la Torah lo dice explícitamente en el próximo versículo, el plan del Faraón no produjo los resultados esperados.

«Pero cuanto más oprimían a los hebreos con trabajos forzados, los hebreos más procreaban y más se multiplicaban. Y los egipcios se sintieron amenazados por los hijos de Israel.«
(Shemot/Éxodo 1:12)

El plan del Faraón falló. El pueblo de Israel no se debilitó sino que por el contrario, se fortaleció y siguió creciendo.

En este punto, el Faraón decide comenzar con la fase 2 de la esclavitud de los hebreos, los trabajos forzados que se consideran “párej”.

«Y entonces los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel con “párej”.
(Shemot/Éxodo 1:13)

Continurá…

Fuente: halaja.org

El Trono de Salomón: Instrumento para Dar Saltos Cuánticos de Prosperidad

Por P.A. David Nesher

“…en aquellos días, cuando el rey Ajashverosh estaba sentado sobre el trono de su reino…”


(Esther 1:2)

Encontré un dato curioso de las Sagradas Escrituras que me llamó mucho la atención.

Tan pronto Ajashverosh (Asuero) se proclamó rey de Persia, resolvió utilizar como propio el trono del rey Shlomoh (Salomón), hijo de David, que había capturado.

Lo cierto es que, de acuerdo con los documentos más antiguos, el trono del rey Shlomoh era el más maravilloso sobre el que soberano alguno se haya sentado jamás.

En el primer libro de Reyes, ya se describe el trono ubicado en el occidente para que desde el se viera salir el sol, en el segundo libro de Crónicas se describen más características, de aquí un fragmento:

Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo. Seis gradas tenía el trono, y una tarima de oro, y dos brazos, uno por cada parte, junto a los cuales estaban colocados dos leones. Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante”.
(2 Crónicas 9: 17-19)

Podemos aquí ver la descripción codificada de esa maravillosa estructura, pero es en algunos escritos árabes y judíos donde se dan más detalles de su estructura y concepción:

Estaba hecho totalmente de marfil y cubierto de oro, incrustado de rubíes, záfiros, esmeraladas y otras piedras preciosas que lucían con los más brillantes, deslumbrantes y fascinantes matices y colores.

Seis escalones conducían al asiento; cada escalón tenía por objeto recordar al rey cada uno de los seis mitzvot especiales que los reyes de Yisrael estaban obligados a cumplir.

En ambos costados, sobre cada uno de los escalones, yacían o se erguían figuras de animales de oro puro.

  1. En el primero, un leon frente a un buey;
  2. en el segundo, un lobo frente a un cordero;
  3. en el tercero, un tigre y un camello;
  4. en el cuarto, un águila dando frente a un pavo real;
  5. en el quinto, un gato y un gallo;
  6. en el sexto, un halcón y una paloma.

Más arriba, sobre el trono mismo, una paloma de oro sostenía en su pico a un áureo halcón.

Al costado, alzándose por encima del trono, una magnífica Menorah (o Candelabro), de oro puro, decorada con cubetas, borlillas, flores, capullos y pétalos áureos.

De cada lado de la Menorá se elevaban siete brazos. En los brazos de un lado estaban grabados los nombres de los sietes padres del mundo:

Adán, Noé, Sem, Abraham, Isaac y Jacov, con Job en el medio.

En el otro, los nombres de los siete hombres más piadosos:

Leví, Kehot y Amram, Moisés y Aarón, Eldad y Medad, y Hur en el medio.

A cada lado del trono había un sitial especial de oro para el Kohen Gadol y otro para el Segan o kohen que le seguía en jerarquía; rodeaban a éstos otros setenta sitiales de oro para los ancianos del Sanedrín o Supremo Tribunal de Jueces.

Veinticuatro enredaderas de oro entretejían un inmenso dosel sobre el trono.

Cuando el rey Shlomoh iniciaba el ascenso de las gradas, se ponia en movimiento un mecanismo especial.

Tan pronto ponía le pie en el escalón, el buey y el león de oro extendían una de sus patas para sostener al soberano y ayudarle a subir al siguiente.

Desde ambos costados los animales prestaban apoyo al rey hasta que éste quedaba confortablemente instalado en le trono.

No bien tomaba ubicación en el sitial, un águila dorada traía la gran corona y la mantenía suspendida, apenas, sobre la cabeza del rey Shlomoh, de suerte que no le pesara demasiado.

Luego, una áurea paloma volaba al Arca Sagrada y extraía un delgado rollo de la Torah que depositaba en el regazo del soberano, para que se cumpliera el mandamiento bíblico de que la Torah estará siempre con el rey y le guiará en su reinado sobre Yisrael.

El Kohen Gadol, el Segan y los Setenta ancianos subían para saludar al rey y se sentaban a oír los casos sometidos a juicio.

Todos los soberanosy los príncipes reinantes de entonces hablaban con admiración del trono del rey Shlomoh y acudían a su palacio para pasmarse ante sus maravillas y su belleza.

Muchos años después, cuando cierto faraón egipcio invadió la tierra de Yehudáh, capturó este trono maravilloso, pero en el momento en que pretendió subir a él y apoyó el pie en el primer escalón, el león dorado le dio tal golpe en el muslo que cayó y quedo lisiado por el resto de su vida. Por eso pasó a la historia con el apodo de “El Cojo”.

Más tarde, cuando Nabucodonosor destruyó el HaMikdash y subsecuentemente tambíen conquistó el Egipto, se llevó el trono a Babilonia. Más, en cuanto trató de subir las gradas, el león lo arrojo y Nabucodonosor no volvió a aventurarse a intentarlo.

Luego, el rey Darío de Persia conquistó Babilonia y se llevó el trono a Media.

Cuando Ajashverosh, a su vez, trató de subir al trono, también recibió un golpe en las piernas y cayó.

Ajashverosh no repitió la prueba. En lugar de ello hizo traer de Egipto a afamados maestros de la mecánica, y se les ordenó construirle un trono similar al del rey Shlomoh.

Durante casi tres años los artesanos egipcios trabajaron en el trono para el rey, y finalmente, lo terminaron. Con este motivo, Ajashverosh dispuso la realización de una gran fiesta.

CONCLUSIÓN:

En todos los reinos de cada rincón en el mundo, y en cada época se ha manifestado la jerarquía por medio de un trono para realizar la coronación, manifestar la grandeza y superioridad, pero nada se compara al Trono del rey Salomón.

Seguramente, algunos de ustedes se estará preguntando: ¿cómo es posible que en esa época se hayan logrado estas maravillas de la de la arquitectura, la ingeniería y mecánica?

La respuesta radica en que en la antigüedad la riqueza y el poder de los soberanos se demostraba en las construcciones. Ellas medían el progreso de un rey, y así revelaban el poder de la divinidad que él invocaba.

En este caso toda la riqueza del rey Salomón provenía de la búsqueda de la Jokmáh (Sabiduría) divina que le había permitido elaborar un plan de cuarenta años de prosperidad plena a cada habitante de Israel.

Evidentemente, en la cosmovisión celestial, no es tanto lo magnifico que pueda tener un Trono sino quien lo acompaña y ocupa. Es que cuando Yahvéh le preguntó a Salomón, ¿qué quieres que te dé?, él solamente pidió sabiduría para gobernar a tan numerosa y compleja nación. Así pues, el Eterno también le concedió fama y riquezas, revelando con esto que no es el Templo el que alberga al Trono, sino el Trono el que alberga al Templo. En este diseño radica verdaderamente el sabio poder de Su propósito eterno.

Para finalizar, les comparto un video en el que aparece la maqueta que intenta acercarse a lo que esta estructura cósmica fue:

Fuente:

Los datos históricos aquí relatados lo he extraído “Historia Completa de Purim”, por Nisan Mindel. © Merkos Línyonei Chinuch, Inc. – Jabad Lubavitch

¿Qué son los Arrulladores Egipcios?

En el antiguo Egipto los hijos de los faraones eran  cuidados de una manera muy especial ya que se esperaba de ellos que fueran los que sucedieran a sus padres y de esta manera perpetuaran el linaje familiar. Es por ello que en palacio hubiera distintas clases de cuidadores siempre pendientes de la salud y bienestar de los infantes, como por ejemplo los arrulladores.

Estos funcionarios, ya fueran hombres o mujeres, se encargaban de cantar nanas a los niños cuando se iban a la cama o a musitarles dulces palabras para que se durmieran. El oficio de arrullador no era fácil pues los aspirantes a él tenían que tener una voz bonita y relajante, además que tras conseguir el puesto de trabajo debían cuidarla constantemente pues en cuanto no pudieran arrullar al bebe faraón eran despedidos de inmediato. Hay que precisar que los arrulladores no tenían nada que ver con las nodrizas quienes eran las encargadas de darles el pecho a los pequeños de la corte.

Fuente: Historia con Minúsculas

HUITZILOPOCHTLI y la Navidad: La Historia de un Festejo.

Autora: Bernardina de la Garza Arregui

La navidad o natividad (nacimiento) es sin duda una de las fiestas más importantes y populares en todo el mundo. Como comúnmente se sabe esta fiesta comenzó a realizarse para celebrar el nacimiento de Jesús, que en realidad no nació en esa fecha, si no que esta fue escogida por Constantino I el Grande, ya que ese mismo día de diciembre se celebraba el Festival del nacimiento del dios Sol Invictus. La intención de juntar el natalicio de Jesús y el del dios del Sol, era facilitar la conversión de los paganos al cristianismo, religión que se haría oficial en ese siglo (IV d.n.e.).

A partir de aquí esta celebración fue poco a poco cobrando fuerza hasta convertirse en el fenómeno masivo que es hoy en día.

En México particularmente, el festejo de la navidad comenzó asociado a uno de los dioses principales de una civilizavión bélica . Los misioneros aprovecharon que los mexicas (aztecas) celebraban el nacimiento de Huitzilopochtli, dios de la guerra o niño Sol, por los mismos días que en el viejo mundo conmemoraba el nacimiento de Jesús. Con esta fusuón de las tradiciones la tarea de evangelizar resultó más fácil.

Huitzilopochtli era de las deidades primordiales para los mexicas y el primer día de las fiestas dedicadas a él, llamadas Panquetzaliztli, se realizaba una ceremonia para homenajear su nacimiento el 21 de diciembre. Los aztecas hacían fiestas en todas las casas y se obsequiaba a los invitados comida y unas estatuillas hechas de maíz azul. Casualmente el 24 de diciembre era el día en que el sol resurgía después del solsticio de invierno que era el 21, y para verlo renacer se celebraba con rituales y danzas.

Los historiadores señalan que la primera navidad de la que se tiene registro fue celebrada en 1526; Fray Pedro de Gante, un misionero franciscano, le escribió al rey Carlos V sobre la celebración que realizaron los españoles con los indígenas.

Es entonces que a partir del contacto de los españoles con el Nuevo Mundo, comienza a celebrarse la natividad, que cargada de oraciones, villancicos y un gran espíritu religioso logró poco a poco reemplazar la importante celebración al dios Huichilobos, como lo llamaban los españoles, que se encargaron fervientemente de transformar su reputación en algo diabólico.

Cada 24 de diciembre en los atrios de las iglesias se comienzan a hacer representaciones vivas, procesiones, se rezaba el rosario y al día siguiente desde muy temprano se realizaban oficios en las iglesias. Los mexicas estaban acostumbrados a celebrar en estas fechas, entonces cuando los misioneros les dicen que esta celebración es para el hijo del sol, el hijo de Dios, resulta relativamente sencillo intercambiar una cosa por la otra.

Es así que los días de Huiztilopochtli se vuelven los días de Jesús y durante la época colonial al igual que en la época prehispánica, la navidad se torna una celebración de la comunidad entera, donde lo primordial es la cuestión adoratoria.

A partir de 1587 comenzaron a celebrarse las posadas cuando los monjes aprovecharon una vez más la celebración de Huitzilopochtli para organizar una representación cada día de los nueve anteriores a la Navidad donde mostraban a los indios personajes vestidos a la usanza romana, imperio que vio nacer a Cristo. En poco tiempo estas representaciones fueron adoptadas por los pueblos recién evangelizados y las posadas pasaron a ser tradición del festejo navideño.

Tomado de: MXCITY

José, Ministro de Economía de Egipto

Autor:  Wenceslao Calvo

 

Los tiempos en los que le tocó vivir no fueron muy diferentes a los nuestros. Aquella gran nación estaba al borde de una gran encrucijada, ya que a un ciclo de prosperidad sin precedentes le seguiría otro de pobreza hasta entonces desconocida. La política social y económica que se delineara sería determinante para el futuro de aquella generación y de las subsiguientes, pudiendo darse estos dos extremos según fueran las medidas tomadas: preservación o hundimiento de la nación.

El hombre al que me refiero es José, el hijo de Jacob; alguien a quien con justicia se le puede denominar un gobernante con visión de Estado. Porque abundan los gobernantes con visión de partido, en los que prima un horizonte delimitado por consignas e ideologías sectarias que buscan, por encima de todo, llevar el agua a su molino; también abundan los gobernantes con visión personal, a quienes les importa, sobre todo, la búsqueda del poder o la permanencia en el mismo como un fin en sí mismo. Pero hombres de Estado, que son instrumentos providenciales para el bien de sus naciones en momentos cruciales, se pueden contar con los dedos de la mano. Esa clase de hombres (y mujeres) son uno de los más preciosos y grandes activos que pueda tener cualquier nación, a los cuales verdaderamente se les puede llamar padres de la patria.

Creo que hay cuatro facetas que hacen de José esa clase de personaje: Capacidad profesional, clarividencia y sabiduría, integridad personal y temor de Dios. Estas cuatro están indisolublemente unidas entre sí, de manera que no podemos quedarnos con el José profesional, prescindiendo de su faceta moral o de su perfil personal. Y aquí es donde a muchos se les atraganta tal unidad, al estar acostumbrados por su visión secular a separar lo profesional de lo personal. Pero si intentamos hacer eso con José nos encontraremos con el mismo resultado con el que se halló aquel Comité Olímpico que en 1924 intentó convencer en vano a Eric Liddell, cristiano comprometido, para que corriera la carrera de los 100 metros en domingo. Las palabras del duque de Sutherland, presidente de dicho Comité, no dejan lugar a dudas sobre el craso error de la miope óptica secularizadora: ´Ese muchacho… es un hombre de principios y un gran atleta. Su velocidad es parte integral de su vida, de su fuerza, y nosotros hemos intentado separar una cosa de la otra. (1)

Hay algo que me llama la atención en el hecho de que fuera José el promovido a tan altas responsabilidades de gobierno, porque se trata de un hombre sin imagen y sin currículum. Me temo que más de uno y de una que ostentan carteras ministeriales en nuestros días son producto de la imagen, esa gran mentira tirana de nuestro tiempo, y del currículum brillante, sin el cual están cerrados los accesos a determinadas esferas profesionales.

Aquí tenemos a un joven, totalmente desconocido, extranjero, esclavo y convicto por delincuente. ¿Se puede tener peor imagen? ¿Hay un currículum más pésimo que el que ostentaba José? Pero la imagen es mera apariencia y en ocasiones el currículum también. Lo que importa son hombres y mujeres de auténtica valía y con José estamos ante alguien así. No tenía imagen ni falta que le hacía. Y en cuanto a currículum tenía el más importante de todos, a saber, el de haber dado muestras de su competencia administrativa en dos lugares especialmente difíciles: la casa de Potifar (2) y la cárcel (3). Allí aprendió lo que en ninguna escuela superior de economía egipcia hubiera aprendido nunca: los rudimentos para el manejo y la administración de la economía de una hacienda particular, la de Potifar, y de una institución oficial, la cárcel estatal. Estos dos lugares fueron la universidad de José en materia económica y más que económica. De allí salió sobradamente preparado, aunque sin títulos oficiales, para los cargos de primer ministro y de ministro de Economía y Hacienda.

Menos mal que Faraón no actuó como tantos gobernantes de nuestro tiempo, para los cuales la imagen y el currículum brillante son los factores decisivos a la hora de elegir a sus ministros.

Es interesante que José pasó de ser mayordomo doméstico e intendente carcelario a ministro de Economía, lo cual nos enseña que los principios básicos por los que se rige una economía doméstica y otra más extendida son los mismos por los que se rige una economía nacional. De ahí mi propuesta, ya expresada en otra ocasión, de poner al frente de los ministerios de economía a amas de casa, que saben lo que es llegar a fin de mes con pocos ingresos y muchas bocas que alimentar. Tal vez nunca hayan ido a la universidad, pero saben de economía real, que es la economía que importa, más que muchos profesionales que están dando muestras de no saber por dónde se andan en estos tiempos de crisis económica.

Fuente: Protestante Digital

 

Referencias:

(1) Carros de fuego

(2) Génesis 39:4

(3) Génesis 39:22

 

Nuevo Descubrimiento Científico apoya la Historia Bíblica de Adán y Eva

Un estudio científico «provocativo e incomprendido«, publicado este año, respalda la historia bíblica de Adán y Eva al demostrar que todos los humanos descienden de una madre y un padre comunes, afirma el prominente escritor científico y un orador público, Michael Guillen, presidente de Spectacular Science Productions, que ha enseñado física en Harvard y fue editor de ciencia de ABC News.

Al resumir el descubrimiento científico de mayo sobre los antepasados ​​humanos en un artículo de opinión del sábado para Fox News, anunciado por un equipo de científicos de EE. UU. y Suiza, Guillén escribió:

«Todos los humanos vivos hoy en día son la descendencia de un padre y una madre comunes, un Adán y Eva, que caminaron por el planeta hace 100,000 a 200,000 años, que por evolución los estándares son como ayer… Además, lo mismo ocurre con nueve de cada 10 especies animales, lo que significa que casi todas las criaturas de la Tierra que viven hoy surgieron recientemente de algún evento seminal, parecido al Big Bang«.

Mark Stoeckle, de la Universidad Rockefeller, y David Thaler, de la Universidad de Basilea, explicaron en mayo, que basaron sus hallazgos en el análisis de los “códigos de barras” de ADN de 5 millones de animales de 100,000 especies diferentes.

«Los expertos han interpretado la baja variación genética entre los seres humanos vivos como resultado de nuestra reciente expansión de una pequeña población en la que una secuencia de una madre se convirtió en el antepasado de todas las secuencias mitocondriales humanas modernas«, dijo Thaler.

«Nuestro artículo refuerza el argumento de que la baja variación en el ADN mitocondrial de los humanos modernos también explica la baja variación similar encontrada en más del 90 por ciento de las especies animales vivas; es probable que todos nos originemos por procesos similares y que la mayoría de las especies animales sean jóvenes«.

Más tarde, Thaler agregó: «Los estudiosos han argumentado anteriormente que el 99 por ciento de todas las especies animales que alguna vez vivieron se han extinguido. Nuestro trabajo sugiere que la mayoría de las especies de animales vivos hoy en día son como los humanos, descendientes de ancestros que emergieron de pequeñas poblaciones posiblemente con eventos de casi extinción en los últimos cientos de miles de años«.

En su artículo de opinión de Fox News, Guillen sugirió que hay dos formas principales en que Stoeckle y Thaler se alinean con la Biblia.

Primero, afirma que nosotros y nuestros semejantes criaturas en la Tierra surgieron de un reciente y profundo evento de Creación, orquestado por algún mecanismo desconocido. Y segundo, los códigos de barras del ADN revelan que las especies están cuantizadas«, dijo. «En lugar de que haya un continuo de variedades de animales, como se podría esperar de millones de años de evolución gradual, las criaturas caen en poblaciones muy distintas y separadas, lo que la Biblia describe como ‘tipos’, de la palabra hebrea min«.

«Esto es realmente sólo una ciencia que confirma lo que la Palabra de Dios nos dice«, dijo Franklin Graham, quien dirige la Asociación de Evangelistas de Billy Graham en Facebook en respuesta a la investigación.

Aunque la ciencia apunta a la verdad de las Escrituras, todavía quieren darle un giro evolutivo. Dios creó al primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva. Él creó los Cielos y la Tierra, y todo lo que hay en ella. La Palabra de Dios es verdadera de principio a fin”, agregó.

The Christian Post destacó el comentario de Ken Ham, un teólogo creacionista que encabeza Answers in Genesis, instó a los científicos a aceptar que el relato de la Creación en Génesis es verdadero.

«Para descubrir la verdad sobre la especiación y cómo la ciencia observacional confirma el relato de los tipos creados por la Biblia según la línea de tiempo bíblica, las personas necesitan leer algunas investigaciones actualizadas que devastan los millones de años / relato evolutivo«, agregó en Facebook, antes de vincularse a un artículo de AiG, ofrece un análisis de las pruebas de ADN mitocondrial.

Tomado de: Profecía Al Día

Fox News reporta que el estudio se alinea con la Biblia de dos maneras notables. Fox declara:

1. Confirma que nosotros y las demás criaturas que nos acompañan en la tierra surgimos de un evento creacional reciente y profundo, orquestado por algún mecanismo aún no reconocido por la ciencia.

2. Los códigos de barras de ADN revelan que las especies son cuantificadas. En lugar de que haya una sola variedad de animales, como cabría esperar tras millones de años de evolución gradual, las criaturas caen en poblaciones muy distintas, ampliamente separadas – lo que la Biblia describe como “especies”.

Así que, en momentos en que la gente tiende a mirar sus diferencias en términos de raza, estatus social, etc., los científicos sugieren que cuando nos referimos a nuestro prójimo, en realidad nos estamos refiriendo a nuestros hermanos y hermanas genéticos.

En un momento en que los seres humanos ponen tanto énfasis en las diferencias individuales y grupales, tal vez deberíamos dedicar más tiempo a la forma en que nos parecemos el uno al otro”, dijo el Dr. Mark Stoeckle al Daily Mail.

De Jarán a Galut (Los Códigos Mesiánicos del Exilio Israelita)

Por P.A. David Nesher

“Y salió Yaakov de Beer-Sheva, y fue para Jarán.”

(Génesis/Bereshit 28:10)

 

 

La parashá «Vayetzé» se enfocará en el tema de los lazos familiares. El presente capítulo es continuación de la anterior lectura, «Toldot», que nos habló entre diversos temas, sobre la pugna entre los hermanos Yaakov y Esav que tuvieron por causa de los derechos de la primogenitura. En esta porción las disputas continuarán, pero ahora serán dos hermosas mujeres, dos hermanas, que pelearán por ganarse el amor del mismo varón.

El patriarca Yaakov es el primero que emigra de su tierra y emprende el camino al galut (exilio). En la porción «Lej Lejá», leímos sobre el patriarca Abraham Avinu que salía rumbo a la Tierra Prometida, porque allí estaba su futuro eterno. Ahora es su descendiente Yaakov quien deberá alejarse de su lugar de nacimiento, pero lo hace recorriendo cientos de kilómetros en un camino inverso, de sur a norte, al encuentro de su familia materna en la lejana Jarán. Yaakov deja su hogar, como le indicaron sus padres. En Jarán encontrará esposa y tendrá sus propios hijos con los que funda su propia familia que habrá de convertirse en una gran nación.

Uno sólo puede imaginar la extraña avalancha de sentimientos, en Yaakov, en este momento. El miedo, la soledad, el aislamiento, la emoción y la expectativa. Este fue un momento absolutamente estratégico en la vida del patriarca.

Jarán, un sitio en el que la Presencia Divina estaba oculta. Yaakov abandona el mundo puro y santificado hogar de sus padres para dirigirse a una región cuya sociedad estaba plagada de indecencia y corrupción. ¿Cuál es la razón de trasladarse a un lugar así? Porque en un lugar como Jarán es muy fácil cometer pecado, sumamente difícil cumplir las mitzvot y mantenerse virtuoso. Yaakov marcha con “corazón liviano” y convicción, pues tenía fe en el Altísimo. Por ello, se mantendría firme y pasaría exitosamente cada una de las pruebas experimentadas ahí.

Las almas de los hebreos, a través del tiempo, han seguido exactamente el mismo patrón, por ello vemos a Yaakov saliendo de la tierra santa, que es Eretz Israel, para luego encaminarse hacia tierras extrañas, territorios dominados por los paganos. Esto también nos habla del exilio del pueblo de Israel que experimentaría a lo largo de su historia viviendo y conviviendo entre goyim (paganos), empero sin quedarse de manera permanente en aquellas extrañas tierras, más regresando a casa, junto a todas las tribus, tras un “largo viaje”.

Por todo esto, esta salida de Yaakov avinu simbolizó (y anunciaba) las tres diásporas que sus hijos experimentarían en el futuro. Una diáspora sufriría el reino del norte, la Casa de Israel y dos diásporas sufriría el reino del sur, la Casa de Yehudá.

El primer destierro y el más grande es el de las diez tribus, que empezó en el año 722 a.E.C. con la invasión de Asiria. Ese destierro todavía no ha terminado. Sin embargo los profetas hablan de la vuelta en los últimos tiempos de “la casa de Israel”, “la casa de Yosef” y “Efrayim” que son los desterrados de las diez tribus, (Por favor, investiga más de esto estudiando: Ezequiel 37:15-28; Isaías 11:12; Jeremías 3:18; 16:14-16; 23:5-8; 30:3; 31:27-36; 33:7; 50:4-5; Oseas 1:11; 11:8-11; Zacarías 8:13, 23; 10:8-12).

La casa de Yehudá (Judá), el pueblo judío, ha experimentado dos destierros. El de Babilonia duró 70 años, y abarcó entre los años entre los años 586-516, si se cuenta desde la destrucción del primer templo hasta la restauración del culto.

El segundo destierro empezó en el año 70 E.C. (Era Común) si se cuenta desde la destrucción del segundo templo y, como todavía no se ha reiniciado el servicio en el tercer templo este destierro no ha terminado completamente.

Si se hace un cálculo desde la destrucción de Yerushalayim (Jerusalén) en el año 135 de nuestra era común, hasta su reconquista por el pueblo judío en el año 1967 hubo 1832 años de destierro. (Es bueno tener en cuenta que ha habido judíos viviendo en la tierra de Israel durante toda la historia desde la conquista en los tiempos de Yehoshúa (Josué).

Nuestro padre Yaakov estaría fuera de su tierra durante 20 años, los cuales corresponden simbólicamente a 2000 años. ¿Implicaría esto que el tercer templo será reconstruido en el año 2070? ¿O hay que contar los 2000 años desde la profecía del Mesías:

Cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.” (Lucas 19:41-44)

Esa profecía fue pronunciada, según algunos cálculos, el 10 de Nisán, que corresponde al 22 de abril del año 30 de la era común. ¿Será que la re-dedicación del culto en el tercer templo será en el año 2030? El Eterno, nuestro Abba, nos dará la respuesta en el tiempo oportuno.

Mientras tanto nuestro espíritu gime: ¡Maranhata! ¡Vene Señor Yeshúa!

¿Dos Naciones?… ¿Qué Naciones?… (Edom (Roma), Yaakov (Israel)

Por P.A. David Nesher

«Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos.
El primero en nacer era pelirrojo y tenía todo el cuerpo cubierto de vello.
A este lo llamaron Esaú.
Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A este le llamaron Jacob.»

(Bereshit/Génesis 25: 24-26)

Al ir al libro de Hoshea (Oseas), el profeta, nos encontramos que en su oráculo él recuerda este nacimiento al decir:

“…Tomó por el talón a su hermano en el vientre…”

(Hoshea cap 12:4. Por favor, leer hasta el vers. 13).

En otras bitácoras he enseñado que Jacob (hebr Yaakov) la palabra hebrea para «talón» es akev. Por otro lado, la palabra hebrea para «mano» es yad y es representada por la letra hebrea yod y que está simbolizada en el paleo-hebreo por una «mano.» Es decir que el nombre Yaakov no significa ni «suplantador», ni «engañador», sino simplemente «mano en el talón.» De hecho su nombre en el hebreo Yaakov se deriva de la raiz hebrea que significa «proteger» por lo que su nombre también significa «que Dios proteja por medio de su mano» o «Dios ha protegido con su mano«

Los sabios intérpretes del hebreo bíblico explican por qué Yaakov cogió el talón (ekev) de su hermano. Ahora bien, el talón “akev” (‘עקב ‘), representa el fin de algo o su conclusión, así como “Rosh” (“cabeza”) significa el principio de algo.

Sin embargo, el talón, hay que señalar, es la característica anatómica que permite a un ser humano a ponerse de pie con la espalda recta. Al final, Yaakov (pueblo de Israel), resultará vencedor absoluto. Yaakov estaba frenando el avance de su hermano aferrándose de su pie; este es un signo profético de que Esav (o sus sanguinarios descendientes), no logrará completar su malvada misión en el mundo porque Yaakov lo tendrá sujetado del talón restándole dominio.

Al ser frenado por Yaakov, Esav es arrastrado hacia abajo hacia los niveles inferiores donde no podrá hacer más daño. Yaakov, es Israel. En el idioma hebreo, Israel (יִשְׂרָ אֵ֑ל ) se lee intercambiando el orden de las letras como “RoshLi”, que significa “tengo cabeza”. Israel sería cabeza y no cola (Deut. 28:13).

Esav puede compararse con la serpiente del Paraíso que el Eterno había maldecido en los siguientes términos:

“… El té apuntará a la cabeza y tú le herirás el talón (veatá teshupenú akev)…” (Gén. 3:15)

La expresión alude a la serpiente; al igual que ella, Esav actúa con malicia y doblez, y sus caminos son tortuosos, [llamado por los sabios «Proyecto Jai«]. Es Yaakov el “hijo primogénito” de Dios (Ex. 4:22), el bendito de Yahvéh; un alma elevada, que había sido predestinada para alejar del mundo las maldiciones que la “serpiente”, bajo engaños, introdujo a la humanidad.

A nivel geográfico, la mejor ilustración de la sentencia bíblica es la situación de la tierra de Israel que, desde los confines del Mediterráneo, pareciera estar extendiendo su mano en dirección al tacón de la “bota italiana” (Península itálica), feudo de Esaú (Gen 27: 39, Rashí) [Consultar un mapa].

En la parashah de esta semana (Toldot) hemos visto que la Torah registra a Esav con el apodo de Edom:

“…Y estos son los descendientes de Esav, él es Edom”

(Gén 36:1)

Es muy importante destacar que la identidad de Esav como Edom es repetida hasta cuatro veces en este mismo capítulo, (36:1, 8, 9, 19, 43).

El color rojo (Edom), significa que Esav y su descendencia serían derramadores de sangre. No es frecuente que el TaNaK (mal llamado Antiguo Testamento) describa los rasgos específicos de las personas, y menos aún, los de un niño que acaba de nacer; es por ello que estos detalles acerca de este niño nacido… “rojizo, todo él cual manto de vello…”; han servido de base para una amplia exégesis descriptiva de Esav. En los nombres de este niño nacido, los exégetas encuentran rasgos de su carácter, áspero y rudo.

Mucho más tarde en la historia, durante la ocupación romana de la tierra de Israel, los sabios del Talmud descubrirán en esta sección de la Torah (Toldot) a los sanguinarios romanos asociados con los códigos del nombre de Esav/Edom. Así encontraremos numerosas alusiones despectivas para Esav/Edom en el Midrash, que por supuesto, no pueden hacer alusión a la persona de Esav, individuo, sino a la salvaje Roma imperial.

La Torah registra que Esav es sinónimo de Edom:

“…Y estos son los descendientes de Esav, él es Edom

(Gén 36:1)

Yaakov dará origen al pueblo de Israel, en tanto que Esav/Edom da origen a Roma (la Roma imperial y la “Roma religiosa”), como enseguida les explicaré.

Fue un israelita, el rey Shelomó, quien construyó el Gran Templo de Elokim, y fue un romano (Tito) el que lo destruyó en el año 70 d. E. C. Según explican los sabios de la Torah, la destrucción del Segundo Templo coincidirá con el nacimiento, la sistematización dogmática y la ascensión del cristianismo, que vendrá a ser la piedra angular de la moralidad y pensamiento filosófico occidental. Los ejércitos de Roma asesinaron millones de judíos entre los años 67 y 135 d. E. C, durante las guerras entre Roma y el Reino judío.

De acuerdo a la tradición judía, nos encontramos actualmente en el denominado “exilio de Edom”, el último de los cuatro exilios, el cual viene inmediatamente antes de la llegada del Mesías.
En el tiempo de Asuero, rey de Persia, Hamán, su primer ministro, descendiente de Esav, hizo decretar el exterminio de todos los judíos de su imperio. Ellos profirieron la misma grande amenaza dicha por Esav contra su hermano Yaakov.

Esav/Edom tiene, en los tiempos modernos, “hijos espirituales” que también han teñido de sangre inocente el mundo. Son las naciones cristianas que han causado el asesinato de millones de judíos a lo largo de la historia. Sólo hay que recordar, por ejemplo, aquello que se llamó la “Santa Inquisición”. El resto de las denominaciones cristianas existentes están igualmente asociadas con Roma, en su sentido teológico, ya que mantienen vínculos con su idolatría porque han surgido de ahí, por lo que comparten conceptos, vocabulario, ideario y no se interesan en las Leyes de la Torah.

REGISTROS HISTÓRICOS

Los sabios judíos nos enseñan que cuando la Roma imperial adoptó el cristianismo, Edom pasó a ser la denominación del mundo cristiano.

El historiador judío Flavio Josefo cuenta que Tsefo, nieto de Esav (Génesis 36: 11), fue el fundador de Roma, ciudad que más adelante se convertiría en la sede de la cristiandad (Véase Najmánides XLIX, 31). Desde entonces, la tradición judía considera a los cristianos en general, como descendientes de Esav y a los judíos como descendientes de Yaakov.

El antagonismo entre Yaakov y Esav simboliza, hoy, la lucha entre Roma (cristianismo) y Jerusalén (judaísmo). La rivalidad secular entre Roma y Jerusalén se manifestó pues desde antes del nacimiento de los niños gemelos.

Los profetas de la antigüedad sentencian la ruina total de Edom. Esto marca el fin de la idolatría, de la lengua falaz de las religiones ajenas a Israel y de los perseguidores del pueblo santo, su verdugo será el Mashiaj:

“… ¿Quién es éste que viene desde Edom teñido [de sangre] las ropas desde Bosra.
Este viene con espléndido vestido moviendo con su mucha fuerza?
Yo soy, quien habla con rectitud aumentando la salvación.
¿Por qué causa está roja tu vestimenta y tus vestidos como el que pisa el lagar?
Un lagar he hollado Yo solo, y de los pueblos no hay nadie conmigo.
Los pisaré con Mi furia y los hollaré con Mi ira, entonces salpicará su sangre sobre mis vestimentas, y todos mis vestidos ensuciaré…”

(Yeshayahu/Isaías 63:1-4)

La pelea entre estas dos naciones continuará hasta los días del Mashiaj. En los últimos tiempos Israel quitará el dominio de Edom/Roma/Cristianismo, que tiene en toda la Tierra. Sobre esta lectura, comenta la Tanaj Katz:

«…La metáfora del espléndido vestido se refiere a la grandeza del Creador que de pronto se mancha con sangre, queriendo decir que, no obstante la cualidad de la misericordia, Hashem castiga a los malvados. Edom fue un pueblo sanguinario con Benei Israel, y no se refiere únicamente a los descendientes de Esav, sino a todo aquel gentil que repite su proceder…», Pág 154.

EL PROFETA EDOMITA, OBADYAH (Abdías)

Ovadiah era un converso a la fe de Avraham; era un edomita (descendiente de Esaú). El libro del profeta Obadyah, que es el libro más corto del Tanak, dicta durísimos juicios contra Edom, contra las naciones que surgieron de él y contra sus “hijos ideológicos –religiosos”.

Obadyah, era un descendiente de Esaú y a la vez, un oficial de los ejércitos del rey israelita Ajab.

No obstante que todo el libro de Obadyah condena a Esaú, seleccionaremos aquí solo algunos pasukim (versículos):

“…Todos los hombres de tu pacto te incitaron y luego prevalecieron contra ti, los que comen tu alimento pusieron para dolencia debajo de ti. No tienes entendimiento (…)

¿Acaso no será aquel día que haré perecer los sabios [enseñadores] de Edom (…)

Para que sea cortado todo el monte de Esav… por el despojo tu hermano Yaakov te cubrirás de vergüenza y serás y serás cortado para siempre (…)

Pero en el monte de Tziyón habrá salvación y será sagrado; y tomará posesión la Casa de Yaakov de sus heredades. Será la Casa de Yaakov como un fuego y la Casa de Yosef como una llama, y la Casa de Esav como paja, que la encenderán y la consumirán. No quedará sobreviviente de la Casa de Esav, porque la boca del Eterno ha hablado…”,

Obadyah 1:7-10; 17-18. [Tanaj Katz].

Para la época mesiánica dice nuevamente Obadyah:

“…Y subirán al monte de Tziyón para juzgar al monte de Esav, y será reconocido el reinado del Eterno…”, (vers 21).

Numerosos pasajes proféticos de juicio contra Esaú/Edom contemplados para un futuro no muy lejano se hallan en Yeshayah 34, Irmiyah/Jeremías 49:7-22, Yejezkel/Ezequiel 25:12-14; 35:1-15, 36:5; Yoel 3:19; Amós 1:11; y Lam 4:21-22, entre otros pasukim.

El profeta Yejezkel/Ezequiel profetiza también contra Esaú:

“…Tus ciudades en ruinas dejaré y tú desolado estarás. Entonces sabrás que Yo Soy el Eterno, por cuanto has tenido un odio continuo sin motivo y arrojaste a los hijos de Israel a manos de la espada, en el momento de su tragedia, en el momento que la iniquidad se completó…”,

Yejezkel/Ezequiel 35:4-5 [Tanaj Katz]

Entonces, y conectándonos con lo expresado al inicio de este estudio, como la cabeza simboliza el principio de algo, el talón significa su final. El hecho de que Yaakov estaba agarrando el talón de Esav significa que finalmente él tomará el dominio en el mundo. Cuando el dominio del imperio romano sea destruido con la venida del Mesías, el Imperio Hebreo dominará el mundo entero:

Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y lapiedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

(Daniel 2:34-35)

Las piernas y los pies de la estatua simbolizan el Imperio Romano. Ese imperio será golpeado en los pies, el mismo lugar que Yaakov agarró de su hermano, y así se establecerá el Imperio judeomesiánico en toda la tierra:

En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel.”

(Daniel 2:44-45)

Más adelante en el mismo libro de Daniel se presenta la influencia romana como una bestia terrible. El final de su influencia será cuando venga el hijo del Hombre con las nubes del cielo, como está escrito en :

“Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido…

«Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos.»…

«Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre.

«Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán.»

(Daniel 7:13-14, 18, 26-27)

En el rollo del profeta Abdías versículo 21 leemos lo siguiente:

Y subirán libertadores al monte Tzión para juzgar al monte de Esav, y el reino será del Eterno.” 

Así que el nombre de Yaakov también puede ser entendido como “el que vencerá al final” y “el que suplantará al final”. No existe ninguna profecía que hable de la restauración de Edom después de su destrucción en la historia y en los últimos tiempos.

Por el Espíritu de la profecía que es el testimonio de Yeshúa (Rev.  19:10) sabemos que el Eterno escogió a Yaakov, pues a través de uno de sus hijos (Yeudah), vendría el Mesías. Por ello, el enemigo desde el principio de todo ha tratado de evitar y destruir a los hijos de Israel (Yaakov), con el objetivo que no se manifieste el Mesías y el Proyecto Emanuel. Esto fue revelado por el mismo Yahvéh cuando de Su Espíritu dejó el oráculo conocido como Proto-Evangelio, cuando se produjo la caída de Adam HaRishón en el Edén:

«Pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer, y entre tu simiente y la de ella;

ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (talón).»

Bereshit (Génesis) 3:15

Es decir que Israel, por medio de su simiente (un hijo primogénito) aplastaría la cabeza de la serpiente, pero ésta le perseguiría los talones a la simiente de Israel.  Por eso no es ninguna casualidad que el rey Herodes el Grande, quien mandó matar a los niños de Belén para matar al Mesías, era un Idumeo (expresión griega para decir Edomita), es decir un descendiente de Esav.

Sabiendo esto, la serpiente desde el principio, quiso revertir el oráculo divino. Entonces, surge un cuestionamiento trascendental: ¿Por qué Yaakov (Israel) le estaba sujetando el talón a Esav en el momento de nacer? ¿Sería porque Esav estaba tratando de aplastar la cabeza de Yaakov en el vientre de su madre? ¡Con todo lo dicho hasta aquí dejo que cada uno de ustedes exprese la respuesta!

La Hospitalidad Asegura un Sepulcro de Nobleza (Abraham y la Cueva de Macpelah)

Por P.A. David Nesher

Ve’el-habakar rats Avraham vayikach ben-bakar rach vatov vayiten el-hana’ar vayemaher la’asot oto.

«Mientras, Abraham corrió hacia el ganado, tomó un ternero tierno y seleccionado y se lo entregó al joven, que se apresuró en prepararlo.»

(Génesis/Bereshit 18:7)

 

Según el Midrash, Avraham, con la intención de atender con grandes honores a los tres «peregrinos» que estaba hospedando, va en búsqueda de becerros de su ganado, pero un animalito se le escapó. Entonces comenzó a perseguirlo por todo el camino. Al fin, Abraham lo alcanzó en una cueva y es cuando descubre lo que después se conocería como la «Me’rat Hamakhpela«, (la cueva de Macpelá), que habrá de ser lugar de sepultura de todos los patriarcas y matriarcas de Israel.

Cuando Abraham entró a la cueva, halló ahí las tumbas de Adam y Javah. Fue ahí cuando decide que quería ese lugar sagrado como terreno para enterrar a su familia.

Al final, sigue explicando el Midrash, el platillo resultaría toda una delicia; lengua a la mostaza, una lengua entera para cada invitado. Matar a un animal solo para comer su lengua era el acto de amplia generosidad que especialmente se le daba a los nobles.

El texto cuenta que Abraham mandó sacrificar tres becerros. Pues bien, el joven “faenero” era su hijo Ishmael. Abraham le delegó la tarea a él para introducirlo en el sendero de las buenas acciones. Así Ishmael ayudaba a su padre quien cultivaba en él el valor de la hospitalidad.

Macpelá en hebreo significa «la cueva de las tumbas dobles«, porque de acuerdo con la tradición hebrea el lugar aloja las tumbas gemelas donde están enterradas cuatro pares de parejas bíblicas importantes: Adam y Javah; Avraham y Sarah; Itzjak y Rivkah; Yaakov y Líah.

Lo que Einstein Realmente Dijo… y lo que Jamás Pronunció.

El mito de Albert Einstein (1879- 1955) es tan enorme que el genio ha seguido batallando después de muerto.

Es cierto que el genial físico pronunció o escribió a lo largo de su vida sobre los más diversos temas, desde la política y el patriotismo a Dios, la ciencia, el amor o la familia. Citas que no pierden actualidad y que ha inspirado a varias generaciones.

Así, los pensamientos de Einstein desvelan, más allá de la teoría de la relatividad, su sentido del humor, su enorme humanidad, su desapego de muchas pasiones mortales, su mentalidad abierta y, también, por supuesto, su lado más oscuro. Sus citas son una forma de acercarse a un hombre que nunca dejará de resultar fascinante.

Pero, además de su contribución incalculable para la física y la ciencia y de las opiniones que tuvo sobre asuntos importantes, en muchas ocasiones se le ha atribuido cosas que no dijo, o directamente se ha maquillado sus palabras con total libertad.  Así es, Einstein es uno de los científicos más citados de todos los tiempos pero muchas de sus supuestas frases en realidad poco tienen que ver con lo que él dijo.

“Cuando era joven descubrí que el dedo gordo siempre acaba haciendo un agujero en el calcetín. Así que dejé de ponerme calcetines”.

Es verdad, Einstein odiaba los calcetines. Su secretaria, Helen Dukas, contaba: “El profesor nunca se pone calcetines. No se los puso ni cuando fue invitado por Roosevelt a la Casa Blanca”.

“Dos cosas me inspiran asombro: los cielos estrellados en lo alto y el universo moral interior”.

NO

Aunque se pueda entender por qué este interesante pensamiento se atribuye a menudo a Einstein, es una glosa de un pasaje de Crítica de la razón práctica de 1788 del filósofo alemán Immanuel Kant: “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral que habita en mi interior”.

“Dios no juega a los dados”.

NO

Así es como Einstein expresaba su desprecio por el hecho de que la mecánica cuántica solo se ocupa de probabilidades, no de predicciones exactas. En verdad esta frase procede de una carta que le escribió a Max Born y que ha sido traducida muchas veces de varias formas. Lo más fidedigno es: «La Mecánica Cuántica nos aporta mucho, pero no nos acerca al secreto del Viejo. Yo, en todo caso, estoy convencido de que Él no juega a los dados». Si notamos bien, en ningún momento Einstein usa la palabra Dios. Más bien la palabra «Viejo» y sus hermeneutas creen que la usa como una personificación de la naturaleza.

De hecho, en una conferencia de 1927 en Bruselas, Einstein repitió esta cita con tanta frecuencia que los demás físicos se cansaron de ella, como recordaría más tarde el físico teórico alemán Werner Heisenberg.

“No sé [qué armas se usarán en la Tercera Guerra Mundial]. Pero puedo decirle cuáles se usarán en la cuarta: ¡piedras!”

Einstein dijo esta ocurrencia en una entrevista, pero es posible que no fuese el primero que la tuvo. Unas referencias anteriores atribuyen una cita parecida a un oficial del Ejército desconocido.

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”.

NO

Aunque esta cita se atribuye frecuentemente a Einstein, no existen pruebas de que sea suya. También se ha atribuido por error a Mark Twain y a Benjamin Franklin. Una posible fuente es la escritora Rita Mae Brown, en su novela Sudden Death [Muerte súbita] de 1983, pero puede que ya existiese antes.

“No te preocupes por tus problemas con las matemáticas, te puedo asegurar que los míos son mayores”.

Einstein lo dijo, y la cita se interpreta a menudo como una discreta admonición a sus colegas a los que les dice que, sean cuales sean sus dificultades, las suyas son peores. Lo cierto es que Einstein escribió estas líneas en una carta a una niña llamada Barbara Lee Wilson, en respuesta a la carta que ella le envió.

“La ciencia sin religión está coja y la religión sin ciencia está ciega”.

Es sin duda una cita de Einstein en la que mostraba su inclinación espiritual en una declaración que realizó en un simposio de 1940 en Nueva York, sobre el tema de cómo la ciencia, la filosofía y la religión pueden sustentar y promover la democracia. Aunque Einstein no profesaba ninguna religión concreta, sentía una veneración divina por el orden de la naturaleza, como lo demuestran sus numerosos aforismos espirituales.

“Creo que puedo decir con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica”.

NO

Es bien sabido que Einstein dudaba de que la mecánica cuántica pudiese ser el marco definitivo para la física teórica. Pero esta frase pertenece a Richard Feynman, un físico teórico estadounidense que ayudó a unificar la teoría cuántica y la electrodinámica. Como la mayoría de los físicos, simplemente aceptaba la naturaleza probabilística de la teoría cuántica y siguió adelante con ella.

“La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo”.

Einstein dijo esto en una larga entrevista con George Sylvester Viereck en The Saturday Evening Post en 1926. Sin embargo, es posible que Viereck exagerase al describir a Einstein. También escribió: “Garabateé una frase aquí y allá, pero después mis notas eran tan difíciles de entender como el fantástico mecanismo de un sueño”.

“Quizás se podría describir la situación diciendo que Dios es un matemático de primer orden y que usó unas matemáticas muy avanzadas para construir el universo”.

NO

Dada la naturaleza de su trabajo, parece que Einstein podría haber dicho esto, pero la cita es de Paul Dirac, un físico teórico británico que concilió la mecánica cuántica y la especial teoría de la relatividad de Einstein.

“Todo el mundo tiene que sacrificarse de vez en cuando en el altar de la estupidez”.

Parece que esta frase de aceptación de uno mismo tenga que ser de algún libro de autoayuda, pero, en realidad, Einstein escribió estas palabras a su amigo y colega físico Max Born el 9 de septiembre de 1920 arrepintiéndose de un artículo de periódico en el que insultaba a Philipp Lenard, un físico alemán nazi, que pedía que se rechazase a los “físicos judíos”.

“Cuando un anciano y distinguido científico afirma que algo es posible, casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, probablemente está equivocado”.

NO

Esto no lo dijo Einstein, sino el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke en su libro de 1962, Perfiles del futuro. Es la primera de las que se conocen como las tres leyes de Clarke. La segunda es: “La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible”. Y la tercera es: “Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.

“Todo es relativo”

NO

Quizá la frase más atribuida a Einstein, y de forma más equivocada. El hecho es que ni en su Teoría especial de la relatividad (1905) ni en su Teoría general de la relatividad (1915-1916), ni en escritos posteriores, se menciona algo semejante a esto. El creador de las teorías de la relatividad general y especial nunca dijo esta frase, ya que su teoría implica, de hecho, que la velocidad de la luz en el vacío es absoluta.

 

Fuente: Revista Science y elaboración propia.

Las Llamas que Consumieron al Segundo Templo

(Selección extraída del libro “Jerusalem de Oro”, © Ed. Jerusalem de México)


El diecisiete de Tamuz, los muros del Monte del Templo fueron abiertos. Ese fue un día trágico para los habitantes de Jerusalén. Ahora los crueles romanos tenían el camino abierto para atacar el corazón mismo de la nación: el Beit Hamikdash.

Ese día aciago, se suspendió el sacrificio diario. Hasta el momento, el servicio sagrado del Templo habla continuado sin interrupción a pesar del hambre creciente. Todos los días se encontraba algún cordero u oveja para dar como ofrenda. Los sacerdotes seguían cumpliendo su función a pesar de las flechas y las piedras que les llovían encima. Cuando moría un sacerdote, venía otro y tomaba su lugar. De esa manera, el servicio se siguió realizando durante las semanas finales del sitio.

Cuando llegó el diecisiete de Tamuz, no se pudo encontrar ni siquiera una oveja en toda la ciudad. Los ciudadanos de Jerusalén comprendieron que el Eterno ya no deseaba sus sacrificios. Los romanos ya estaban en el Monte del Templo. Los defensores de Jerusalén entraron en pánico. Se escondieron en las habitaciones y los corredores que conducían de la fortaleza de Antonia hasta el Beit Hamikdash, con la esperanza de resistir el ataque de los soldados romanos. Durante el lapso de diez días entre el diecisiete y el veintiocho de Tamuz, los defensores libraron una feroz batalla contra los romanos. Eran treinta mil de los mejores soldados de Titus luchando contra los pobres hambrientos judíos. Pero éstos no se rendían. Por el contrario, mataron a miles de enemigos, y finalmente los romanos se vieron forzados a emprender la retirada.

Yojanán y sus hombres disfrutaron de la victoria, pero comprendieron que en realidad estaban perdiendo. “Mis hombres jamás soportarán otro ataque,” pensó Yojanán. “Debo idear otro plan.”

Observó el corredor donde estaban recluidos sus hombres. Qué hermoso era, con sus columnas de piedra. Recordó cómo en los días de fiesta los judíos iban allí a descansar bajo sus enormes columnas. De pronto, Yojanán tuvo una idea. Dio unos pasos y constató el estado de las columnas, y una sonrisa apareció en el rostro fatigado. Entonces reunió a los soldados que le quedaban y les explicó su plan. Sus hombres reunieron todas las tablas que pudieron encontrar y las cubrieron de azufre. Luego colocaron las tablas más largas contra las columnas y las amarraron firmemente. Cuando finalizó el trabajo, Yojanán dio una orden y todos sus hombres retrocedieron hasta el fin del corredor. Sólo dos hombres permanecieron en su lugar, porque su tarea era cerrar las enormes puertas en el momento indicado.

La noche era silenciosa. Había tanta paz, que la guerra parecía ser tan sólo un mal sueño. Sin embargo, cubierto en la oscuridad, el ejército de Titus se acercó a la guardia de los judíos. Pretendían sorprenderlos y sumarlos en la confusión. Despacio, y con gran cuidado, los soldados romanos penetraron en el escondrijo. No llevaban luces, para no advertir a los judíos de su presencia. En muy poco tiempo, el amplio salón estaba lleno de miles de soldados. De pronto, se oyó un ruido fortísimo. Las puertas de hierro se cerraron a un mismo tiempo. Antes de que los romanos pudieran ver quién habla cerrado las puertas, había estallado un incendio en el corredor, que se extendió rápidamente. Las altas columnas, a las que los judíos hablan atado las tablas cubiertas de azufre, comenzaron a estallar y prenderse fuego, explotando en las caras de los aterrorizados romanos. Pronto, el corredor era una infierno que devoraba a miles de soldados enemigos con sus llamas. Los gritos de los soldados llegaron a; los oídos de Titus. El no podía hacer nada para salvarlos, por lo que su ira aumentó hasta estallar. ¿Cómo podía ser que le ocurriera una cosa así justo ahora, cuando estaba tan cerca del muro del Templo?

El pasillo ardió hasta el día veintisiete de Tamuz, diez días después de que se abrieran las murallas del Monte del Templo. Titus estaba decidido a llegar al Beit Hamikdash a toda costa; incluso si significaba la muerte del último de sus soldados; incluso si significaba su propia muerte. No iba a presentarse ante su padre, el emperador Vespasiano, derrotado.

El dos de Av, Titus recomenzó la guerra. Ordenó que sus tropas construyeran nuevas plataformas y torres alrededor del muro del Beit Hamikdash. Día y noche las armas golpearon el muro, pero las piedras no se movían de su lugar. Los romanos colocaron altas escaleras alrededor del muro, con la esperanza de ingresar trepando el muro por arriba. Pero los soldados judíos estaban listos para resistirlos y arrojaron las escaleras con los soldados encima. Titus no podía contener su ira. ¿Acaso la audacia de estos judíos no tenla fin? Sus soldados otra vez estaban inquietos y hablaban de revueltas, mientras que los judíos permanecían fuertes y decididos a pesar del hambre. ¿Cuál era la fuente de su fuerza?. Titus estaba convencido de que los judíos obtenían fuerza de su Templo. El sabia que mientras hubiera Beit Harnikdash, los judíos lucharían como fieras.

Debo hacer cenizas este Templo”, pensó. “Pero, ¿cómo? ¿Cómo puedo destruirlo?»

Titus se paseaba de aquí para allá, tratando de maquinar un plan. Parado frente a la puerta de oro del lado occidental del Templo, Titus admiraba esa obra de arte. Iluminada por los rayos del sol poniente, parecía que la puerta era de fuego.

Qué imagen espectacular”, pensó Titus. Luego vio algo que lo hizo temblar. “¡Pero claro! ¿Cómo no lo pensé antes? ¡Fuego! Tan sólo con fuego podré conquistar el Templo. ¡Si el Primer Templo también fue incendiado!”. Inmediatamente Titus ordenó que se le trajera una antorcha. Titus tomó la antorcha, se acercó a la puerta dorada, y colocó sobre ella la antorcha. En un instante, el oro comenzó a derretirse como cera. Titus entendió que era una señal del cielo de que el Beit Hamikdash sería destruido. Ahora el camino al Kodesh ha Kodashim estaba abierto ante él.

Entre gritos de victoria, las tropas romanas atravesaron el patio del Templo. Los defensores judíos vieron cómo los romanos penetraban. Ya no tenían más fuerzas. Pero Yojanán dijo a sus hombres: “Hermanos, no escapen. ¡Debemos evitar que el enemigo entre a nuestro Templo sagrado!”. Los judíos encontraron nuevas fuerzas en las palabras de Yojanán y enfrentaron a los soldados una vez más.

El nueve de Av, comenzó el ataque final romano. Quemaron los pasillos y el muro que rodeaban el Beit Hamikdash, pero el Kodesh ha Kodashim no sufrió ningún daño. Las tropas enemigas cubrían el terreno como hormigas. Las puertas se abrieron ante ellos y entonces penetraron al Templo. Los sacerdotes todavía estaban en medio de su servicio cuando llegaron los soldados. Los levitas todavía estaban cantando el salmo del día. Estos hombres santos no cesaron su sagrada tarea hasta que fueron asesinados por los paganos.

Los romanos entraron el patio del Templo. Pronto estuvieron parados frente al salón sagrado. Ante ellos estaba la vifia de oro que había hecho el Rey Salomón. Los soldados jamás hablan visto algo semejante. La contemplaron un momento y luego comenzaron a tirar de los racimos de oro y guardárselos en los bolsillos.

¡Todos quietos!”, bramó una voz detrás de ellos. Era su general, Titus, que corría a impedir que sus soldados viciosos saquearan el Templo. Estaba furioso porque sus soldados hablan penetrado en el salón sagrado antes que él.

Titus llamó a un alto a sus tropas para poder moverse a la linea de frente. “¡Al que dé un paso más, lo mataré!” gritó. “Cuando lleguemos al salón sagrado, yo lideraré el camino”.

Los soldados dieron un paso al costado y dejaron pasar al general. Con la cabeza en alto, Titus atravesó las puertas sagradas. Lo que vieron sus ojos fue algo imponente. Allí estaba la menorah de oro con sus siete brazos. Allí estaba la mesa de oro para el pan y el altar de oro para el incienso. La santidad del lugar podía ser percibido incluso por los paganos romanos. Titus, sin embargo, estaba ebrio por la victoria. No prestó atención a lo que habla frente a sus ojos. Se acercó a la cortina del Kodesh ha Kodashim, tomó su espada, y la partió en dos.

De pronto ocurrió algo muy raro. En el lugar donde la espada hacía un tajo, emanaba sangre. Titus arrojó su espada al suelo. Reunió todas las vasijas del Templo y las colocó sobre la cortina. Sus soldados enrollaron la cortina, transformándola en una bolsa y se llevaron todas las vasijas sagradas.

Los judíos que hablan presenciado esa visión horrible no pudieron hacer nada. Entonces uno de los soldados romanos entró corriendo con una antorcha en la mano y la dejó caer en el suelo. De pronto, las cuatro puntas del Kodesh ha Kodashim ardían en llamas. Estas alcanzaron todo el Beit Hamikdash. Los mismos soldados romanos apenas lograron escapar con vida. Los gritos de los judíos se oían por todas partes. “¡Se incendia el Templo! ¡Se incendia el Templo!»

Yojanán y sus hombres trataron de extinguir el fuego, pero éste era demasiado fuerte. Los soldados judíos que hablan luchado tan valientemente ahora agachaban la cabeza y lloraban. La batalla estaba perdida.

El nueve de Av, cerca del anochecer, el Beit Hamikdash fue destruido. Toda esa noche y el díaa siguiente el fuego siguió arrasándolo. Parecía un altar cuyas llamas se dirigían al cielo. Esa noche no hubo oscuridad en Jerusalén. Las llamas del Templo ardiente iluminaban la ciudad como si fuese de día. Los soldados romanos continuaron avanzando por la ciudad, matando sin piedad a los judíos indefensos.

El Beit Hamikdash se quemó hasta los mismos cimientos, pero uno solo de sus muros permaneció en pie. Titus no logró destruir las enormes piedras del muro occidental. Eso fue todo lo que quedó de ese hermoso edificio. Y la Presencia Divina no se ha ido de allí hasta nuestros días.

 

Bitácora Relacionada:

Tisha b’Av: el Ayuno del Quinto Mes y nuestra Victoria sobre toda angustia

La Inmanencia Divina en el Primer Templo

En el Primer Templo, había diez milagros constantes que todos podían ver. Uno de ellos era que sin importar cómo soplara el viento, el humo del altar siempre ascendía en forma recta hacia el cielo, y sin importar cuánta gente hubiera, en el momento del servicio que todos debían postrarse, siempre había suficiente espacio para todos. Cualquiera que visitara el Templo podía ver estos milagros, estas desviaciones en las leyes de la física, simplemente al entrar al recinto del Templo.

Mientras el primer Templo (y el Tabernáculo antes que él) estuvieron en pie, la profecía (escuchar la voz de Dios dentro de uno mismo) era algo común. El Talmud testifica que en el Israel antiguo, algo así como 3.000.000 de judíos fueron privilegiados con el más alto nivel espiritual posible. Abundaban las escuelas de profecía. Tan abundante era la revelación Divina que el Talmud pudo afirmar que todos los judíos eran profetas o hijos de profetas.

La inmanencia de la Presencia Divina durante los tiempos del Templo, no significaba que todos escogían elevación espiritual. Incluso cuando Dios está presente, los humanos pueden (y de hecho lo hicieron) ir en Su contra. El Talmud cuenta la historia de Yerovoam ben Navat, quien luego de la muerte del Rey Salomón, dividió el reino, usurpó el trono de la mitad del norte y puso dos becerros de oro para adorar. Dios se le apareció y le dijo, “Arrepiéntete, y (de esta manera) tú, yo y Ben Ishai (el Rey David) vamos a caminar juntos en el Paraíso”. Yerovoam tuvo el descaro de responder: “¿Quién va a ir primero?”. Cuando escuchó que David le precedería, Yerovoam rechazó la oferta divina. El aspecto más destacable de esta conversación es que Dios se le apareció a alguien tan malvado como Yerovoam. La Presencia Divina durante la era del Templo era tan penetrante y aparente que cualquiera que se molestara en abrir sus ojos podía percibirla.

¡Cuán diferente es el mundo en el que nosotros vivimos! Cuando el Templo fue destruido, la persistente ilusión de ausencia Divina se asentó sobre nuestro mundo como una neblina perpetua. En este mundo donde el encubrimiento divino ha reemplazado a la revelación divina, nosotros andamos a tientas buscando pruebas de la existencia de Dios, como peces que debaten sobre la existencia del agua. Estamos relegados a “creer” que una vez simplemente sabíamos. Luchamos, a través de los rezos y la meditación, para experimentar un indicio momentáneo de Presencia Divina cuando alguna vez simplemente gozábamos de ella. Somos como amnésicos que tienen vagos y fugaces recuerdos de una vida diferente, de una verdadera identidad, pero el verdadero entendimiento se nos escapa.

Tishá B’Av (9 de Av) nos convirtió a todos los seres humanos en huérfanos.

 

Tomado de Aish Latino

Cuando Jerusalén fue Arada (9 de Av, año 130 E.C.)

Por P.A. David Nesher
 
 

Seguramente muchos de ustedes ya han leído la bitácora en la que destaco los eventos trágicos que recordamos en el 9 de Ab, día de duelo nacional del pueblo judío. Ahora bien, este terrible acontecimiento que describiré aquí, quizás el menos conocido, se llama en hebreo: “el arado de la ciudad” de Jerusalem (חרישת העיר).  

Luego de que el emperador romano Adriano volviera sobre sus pasos y se arrepintiera de su decisión de reconstruir el Bet haMiqdash, las relaciones entre los judíos y el imperio romano comenzaron a empeorar.  

Uno de los momentos más tensos fue cuando Adriano al viajar por Medio Oriente (129-130 E.C.), identificó que una de las prácticas más comunes que se llevaban a cabo en esa región, que pertenecía casi en su totalidad al imperio romano, era la castración, especialmente de esclavos y sirvientes (eunucos). En Roma esa práctica se consideraba aberrante y se castigaba estrictamente. Expliquemos de paso que la castración también está terminantemente prohibida por la Torah, no sólo la castración humana sino también la castración de animales, algo que sí era (y es) totalmente aceptado en el mundo de la gentilidad. 

Adriano, entonces, prohibió la castración humana y la penalizó con la pena de muerte. Hasta acá todo bien. El gran problema fue que, por alguna razón, Adriano extendió el crimen de castración al Berit Milá, es decir el pacto de la circuncisión.  

De nada sirvió que los sabios judíos tratarán de explicar la naturaleza de la circuncisión a los romanos, y que ésta nada tenía que ver con la castración. Adriano igual prohibió la circuncisión bajo pena de muerte.  

Algunos historiadores especulan que Adriano fue influenciado por los primeros cristianos, que se oponían a la práctica de la circuncisión y creían que ésta había sido remplazada por el bautismo. Abolir la circuncisión era una gran victoria para su causa.  

Este decreto, que tuvo lugar alrededor del año 129, afectó aún más los ánimos de los yehudim (judíos), quienes estuvieron dispuestos a sacrificarlo todo antes de dejar de cumplir el primer precepto que corresponde a un niño judío. Y también los llevó a la desesperación colectiva. Ya habían perdido esperanza de ver el Bet haMiqdash reconstruido y ahora veían que el futuro de su pueblo corría un inminente peligro de extinción. A tal punto fue este temor que el rabino Yishmael ben Elishá llegó a decir: “Quizás haya llegado el momento de que dejemos de casarnos y de traer hijos al mundo (Babá Batrá 60 b)”.  

Pero la anulación del Berit Milá fue sólo el preludio de algo tan malo, o peor, que estaba por pasar…  

En ese fatídico viaje de Adriano por medio oriente, Adriano tomó otra terrible determinación que resultaría atroz y fatal para el pueblo judío: Adriano decidió reconstruir Jerusalem, pero la transformaría en una colonia romana. Su plan era “borrar” toda memoria judía de la ciudad, y hasta cambiar su nombre y así los judíos finalmente se olvidarían de “Yerushalayim”. Para colmo, el plan de Adriano incluía la construcción de un templo pagano para el ídolo romano Jupiter, en el mismo lugar donde estuvo el Bet haMiqdash….  

Esto provocó un estado de indignación aún mayor en el pueblo, que motivó a los Yehudim a planear una rebelión “suicida” contra el imperio. De esta rebelión hablaremos más adelante, ya que ahora debemos comprender por qué recordamos en Tishá beAb “que la ciudad fue arada”.   En el año 130 Adriano decretó que el nombre de Yerushalayim sería erradicado, y que la nueva ciudad se llamaría de ahora en más: “Aelia Capitolina” (“Aelio”, en honor a Adriano, ya que era uno de sus nombres y “Capitolina”, en honor al ídolo mitológico romano, Jupiter capitolino, al cual los santuarios paganos de la nueva ciudad estarían dedicados…).  

Ahora bien: ¿Cómo hacían los romanos para re-inaugurar una ciudad y renombrarla? Como sabemos, hay todo tipo de ceremonias de inauguración: como ser la colocación de la piedra fundamental, el cortado de una cinta, etc.  La ceremonia de inauguración de una ciudad romana consistía en arar la ciudad, más específicamente, demarcar con surcos labrados los bordes de la ciudad. La ceremonia del arado de Yerushalayim, y la inauguración de la ciudad pagana ocurrió el 9 de Av del año 130.  

La inauguración de la nueva ciudad fue celebrada por los romanos, como era su costumbre, acuñando una moneda ilustrativa. El texto de mila moneda, que también se ve en la imagen arriba, dice: Col(onia) Ael(ia) Capit(olina). En la moneda se puede ver claramente a Adriano, representando a Roma, arando los surcos de la nueva colonia romana, inaugurándola demarcado sus limites.

Cuando la Enemistad produce Destrucción (Kamtza y Bar Kamtza)

La historia que destruyó el Templo Sagrado.

 

El Talmud (Gittin 56) habla de Shemaia, uno de los mas prestigiosos judíos de Jerusalén que quería organizar una fiesta para todos sus amigos, por lo que elaboró ​​una lista de invitados e instruyó a su sirviente para que enviara las invitaciones. Uno de los varones en la lista de invitados se llamaba » Kamtza » , pero el sirviente cometió un error e invitó a » Bar Kamtza » en su lugar. Vaya, Bar Kamtza era en realidad un enemigo declarado del anfitrión.

Cuando Bar Kamtza recibió su invitación, estaba muy agradecido de pensar que el anfitrión finalmente había hecho las paces.

Reinaba gran alegría en el espacioso salón de la casa de Shemaia. Se oían jubilosos aplausos y una conversación animada. Un exquisito aroma brotaba del lugar, signos de una suntuosa fiesta que habla sido preparada en honor de sus invitados. Había extensas filas de mesas largas ya servidas con los manjares. Se acomodaron alrededor de las mismas los invitados que apetitosamente se servían.

Todos conversaban acerca de lo mismo: «¿Habría revolución en Jerusalém? ¿Estallará la guerra contra los romanos? ¿O, a cambio, se oirá la voz de la paz?«

Entre los invitados se hallaban estudiosos de Torah que estaban embuidos en problemas de Halajá (ley) .

Shemaia, el anfitrión, de pie en la puerta recibía a sus invitados. De vez en cuando pasaba entre las mesas para verificar que todo estuviera en orden. De pronto, quedó asombrado al darse cuenta que, su amigo Kamtza no habla asistido al festin.

_ «No, no ha venido, mi mejor amigo no llegó al banquete«, pensó. «Envié a uno de los sirvientes especialmente para que lo invite. Quién sabe qué es lo que está ocurriendo en Jerusalén«.

Prosiguió controlando la asistencia de sus invitados. Se acercó a uno de los comensales, helado ante lo que sus ojos veían.

_ «¿Puede ser? ¿Acaso, mi peor enemigo, Bar Kamtza, está sentado en mi mesa, disfrutando de los manjares? ¿Acaso ha asistido para enfadarme?«

El anfitrión con una mirada llena de resentimiento, ordenó a su sirviente que inmediatamente expulsara a Bar Kamtza del local.

Cuando se le pidió que se fuera, Bar Kamtza dijo:

_ «Entiendo el error. Pero es vergonzoso que deje la fiesta. Con mucho gusto pagaré el costo de mi comida si me permite quedarme«.

El anfitrión no escucharía nada de esto, y reiteró su exigencia de que se elimine a Bar Kamtza.

Bar Kamtza apeló nuevamente:

_ «Incluso estaría dispuesto a pagar la mitad del costo de todo el partido, si solo me permitieran quedarme«.

De nuevo, la solicitud fue denegada. En ese momento, el angustiado Bar Kamtza suplicó:

_ «¡Pagaré por toda la fiesta! ¡Por favor, no me avergüences de esta manera!«

El anfitrión, sin embargo, se mantuvo firme y arrojó a Bar Kamtza. Los rabinos presentes habían observado este intercambio, sin embargo ninguno protestó; Bar Kamtza entendió que esto significaba que aprobaban el comportamiento del anfitrión.

El Talmud informa que Bar Kamtza estaba tan dolido y molesto, que se sentía humillado. Por eso, Bar Kamsa juró venganza contra los rabinos presentes que no lo defendieron y le permitieron avergonzarse públicamente.

Ese mismo día, preparó su equipaje y se encaminó hacia Roma, a solicitar una cita con el emperador romano.Delante de enormes escalinatas de mármol pulido, se encontraba un hombre judío, de la ciudad de Jerusalén, que miraba confuso a los soldados ubicados en la entrada.

_ «¡Ey, judio! ¿Qué es lo que quieres? ¿Qué asuntos te traen por aquí?«

_ «Sí,…mmm… Quiero hablar con el emperador«, murmuró el judío.

_ «¿De veras? ¿Y qué le dirás?«

El hombre arregló sus ropas y dijo:

Me llamo Bar Kamtza. He venido desde Jerusalén, y tengo un mensaje secreto para el emperador«.

Los soldados se miraron entre ellos,

_ «Bien», dijeron, «si» es como dices, ven, te llevaremos ante el emperador».

Así fue como llegó hasta el emperador.

_ «¿Qué es lo que te trae desde Jerusalén, judío? Me dijeron que tienes un secreto para mi«.

_ «Tengo malas noticias para su majestad. Los judíos están planeando una rebelión. Quieren destronar al rey «.

El emperador no se sintió a gusto. Hasta el momento habla escuchado que la ciudad estaba tranquila, y ahora Bar Karmtza venía con novedades.

Me traes graves anuncios, judío. ¿Cómo sé que me dices la verdad?«

_ «Vea por usted mismo», aseguró Bar Kamtza. «Pruebe a enviar un carnero para que lo sacrifiquen en nombre del emperador. Y veremos si es que lo aceptan.«

El emperador mandó con Bar Kamtza un carnero tierno y ordenó:

_ «Este carnero llévalo a Jerusalén y diles a los sacerdotes: «Este camero lo envió el emperador para que lo ofrezcan como sacrificio de paz en vuestro Templo, para el bien del Emperador y del Imperio romano«. Y tú verás si lo aceptan o no, y me lo comunicas» .

Bar Kamtza viajó a Jerusalén. En el camino dañó al carnero en el lugar que implica un defecto para los judíos pero no para los gentiles. Al llegar a Jerusalén, los sacerdotes del Templo, lo revisaron y enseguida notaron que tenía un defecto.

Al ver al animal desfigurado, los rabinos del Sanedrín presentes en el Templo tienen que tomar una decisión sobre cómo responder a la delicada situación presentada. Algunos defienden prescindir de la ley y ofrecer el animal de todos modos para evitar la guerra. Este plan es vetado por el rabino Zecharia ben Avkolos, quien teme que las personas comiencen a llevar animales manchados al Templo para ser sacrificados. Luego sugieren matar a Bar Kamsa para demostrar que tiene la culpa, pero el rabino Zecharia ben Avkolos nuevamente se niega, porque esta no es la penalización obligatoria por traer intencionalmente una ofrenda descalificada al Templo.

El rabino Yochanan dice que debido a las acciones del rabino Zecharia ben Avkolos, el templo fue destruido y los judíos fueron exiliados de la tierra.

Lo cierto es que Bar Kamtza no fue asesinado, y el sacrificio no fue ofrecido. Bar Kamtza retornó a Roma, como temían los sacerdotes, con el informe de que los judíos se hablan negado a aceptar su ofrenda. Esta era toda la prueba que el emperador necesitaba para comprobar que los judíos estaban por rebelarse.

El César, indignado, envió un ejército para sitiar a Jerusalén, que finalmente condujo a su caída en el año 70 E.C. El historiador judío Josefo (Guerras II, 17: 2) también atribuye el comienzo de la guerra a la negativa a aceptar la ofrenda del emperador . El registro del Talmud está destinado a ilustrar cómo las tensiones internas entre el pueblo judío exacerbaron la amenaza externa de los conquistadores romanos.

Haciendo la reparación

Podríamos pensar que el Segundo Templo fue destruido por una combinación de razones complejas, una serie de eventos fuera de nuestro control. Sin embargo, no es tan así. Fue simplemente debido al pecado del odio injustificado entre los judíos, que los condujo a fisuras en sus vínculos, que ocasionaron enemistades dogmáticas, por las que llegó la destrucción y el caos. El resentimiento y el rencor entre hermanos fueron en verdad las causales de la derrota ante los enemigos.

Cuando deseamos la redención de nuestra gente, la clave es centrarse en arreglar lo que hemos arruinado. La forma de reparar esta tragedia es opuesta a su causa: todos deben hacer un esfuerzo máximo para amar a cada miembro del pueblo escogido.

Esto es lo que nos falta hoy, y esto es lo que lloramos en Tisha B’Av. Cada vez que entras en una pelea con alguien y no lo resuelves, piensa por mucho tiempo que eres personalmente responsable de retener el cumplimiento final de nuestra redención. Y cada vez que amas a un hermano en la fe de Avraham incondicionalmente, lo acercamos un paso más.

(Basado en el Talmud Babli, Guitin Páginas 55 y 56)

7 de Marzo del 321: El Día en que el «Sol oscureció al Shabat»

Desde el análisis objetivo de muchos historiadores modernos, el emperador Constantino marcó con sus decisión políticas el tránsito del mundo antiguo al mundo medieval.

Recordemos que Constantino gobernó el Impero Romano durante treinta años, hasta su muerte en Nicomedia (actual Izmir, Turquía) el 22 de mayo de 337. Fue el Fundador de Constantinopla en lo que era la antigua ciudad griega de Bizancio. Lamentablemente, en la Iglesia ortodoxa hoy se lo venera como santo, y la Iglesia Católica, lo considera como su gran benefactor, ya que permitió la fundación del cristianismo, religión del Estado romano adaptada a las necesidades del Imperio, y bajo la apariencia de una nueva Iglesia institucionalizada, que más tarde terminaría llamándose Católica Apostólica Romana. Esta religión, Constantino la legalizó promulgando un edicto de tolerancia en el año 313. Al mismo se lo conoce como el  Edicto de Milán. De este modo, los desde entonces denominados cristianos, no sólo deberían obediencia a Dios, representado en el obispo de Roma, sino al Emperador. Paradójicamente, con el devenir de los siglos, acabaron siendo los monarcas cristianos quienes tuvieron que rendir obediencia a los papas, herederos de los antiguos césares, y someterse a su voluntad.

Lo cierto de todo es que el emperador Constantino (280-337 E.C.), notó que el poder político de Roma estaba debilitándose, por la división de estas dos grandes espiritualidades: los paganos adoradores del sol, y sus cultos esotérico-místicos; y los «cristianos», según los denominaban sus detractores y perseguidores, los paganos. La historia confirma que se propuso unir estas dos grandes corrientes ideológicas; volviendo a los «cristianos», a la religión pagana; y a los paganos cristianizarlos por medio de la ética que practicaban los «cristianos».

Así fue como lo más fuerte de todas estas artimañas babilónicas desencadenó que el 7 de marzo del año 321 el emperador Constantino I el Grande decretó mediante edicto la llamada «Ley del Dies Solis«, con la que establecía “el día del Sol” como festividad pública (en latin dies festus) en el calendario oficial romano. Esta medida tendría un carácter revolucionario, pues hacía claramente referencia al domingo cristiano, día que convertiría en la jornada más importante de la nueva religión romana. El principal propósito de Constantino era reforzar la autoridad imperial a efectos administrativos, adoptando una política religiosa distinta.  Así fue infiltrándose gradualmente en las tradiciones de la Iglesia, sustituyendo definitivamente al día sábado, hasta entonces el más sagrado por los seguidores de Cristo en todo el mundo.

En las costumbres primitivas, los sábados eran el día sagrado tanto para los judíos, como también de los discípulos de Cristo, pero el edicto de Constantino modificaría esto, estableciendo que el domingo será el último día de la semana y el dedicado especialmente al culto solar del Cristo eterno, copia romana del verdadero Mesías hasta entonces proclamado por los discípulos de Yeshúa. Esta decisión será un enorme guiño de Constantino a los líderes cristianos de Roma, dándoles el gusto de acomodar el calendario anual en torno a las festividades cristianas y abandonando el domingo como un día dedicado al sol (como se celebraba en tiempos paganos).

El cardenal John Henry Newman, en su libro «The Development of Christian Doctrine«, pág. 373, declara:

«Eusebio nos dice de diferentes maneras que Constantino, a fin de recomendar la nueva religión a los paganos, transfirió a ella los ornamentos exteriores a los cuales ellos estaban acostumbrados en la suya… El uso de templos, los dedicados a santos particulares, los ornamentos hechos, en ocasiones con ramas de árboles; el incienso, las lámparas y velas; las ofrendas votivas para el restablecimiento de enfermedades; el agua bendita, los asilos, las fiestas y estaciones; el uso de calendarios, las procesiones, las bendiciones de los campos; las vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo de casamiento, el volverse hacia el este, más tarde las imágenes, tal vez el canto eclesiástico y el Kyrie Eleison, son de origen pagano y santificados por haber sido adoptados en la iglesia”.

 

Por su parte, la Enciclopedia Británica, novena edición, en el artículo “domingo” dice:

“La más antigua documentación de la observancia del domingo como imposición legal es el edicto de Constantino, en el año 321 DC. (7 de marzo), que decreta que las cortes de justicia, los habitantes de las ciudades y el comercio en general, deben reposar en domingo (venerabili die Solis) exceptuándose apenas los que se empeñaban en trabajos agrícolas”.

Tiempo después, el 3 de noviembre de 383, otro emperador, Teodosio I, establecerá que el día de descanso, el «dies solis» (Día del dios Sol), pasará llamarse «dies dominicus» (Día del Señor), quedando ya oficialmente reconocido como el último día de la semana, tal y como lo conocemos hoy en día. De esta manera surgió la palabra española domingo.

Para que podamos apreciar los lineamientos babilónicos establecidos por la La ley dada por Constantino relativa al día de descanso, los invito a leer y considerar los siguientes estratos de la misma:

“Que todos los jueces, y todos los habitantes de la ciudad, y todos los mercaderes y artesanos descansen el venerable día del sol. Empero que los labradores atiendan con plena libertad al cultivo de los campos; ya que acontece a menudo que ningún otro día es tan adecuado para la siembra del grano o para plantar la viña; de aquí que no se deba dejar pasar el tiempo favorable concedido por el cielo.

[Codex Justinianus, lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3).]

“Descansen todos los jueces, la plebe de las ciudades, y los oficios de todas las artes el venerable día del sol. Pero trabajen libre y lícitamente en las faenas agrícolas los establecidos en los campos, pues acontece con frecuencia, que en ningún otro día se echa el grano a los surcos y se plantan vides en los hoyos más convenientemente, a fin de que con ocasión del momento no se pierda el beneficio concedido por la celestial
providencia.” 

Código de Justiniano, [lib. 3, tít. 12, párr. 2 (3) (en la edición, en Latín y castellano, por García
del Corral, del Cuerpo del derecho civil romano, tomo 4, pág. 333, Barcelona, 1892). El original en latín se halla además en J. L. v. Mosheim: Institutionem Historia Ecclesiastica antiquioris et
recensioris, sig. 4, parte 2, cap. 4, sec. 5, y en otras muchas obras.]

El Diccionario Enciclopédico Hisp.- Amer., art. Domingo, dice:

“El emperador Constantino, en el año 321, fue el primero que ordenó una rigurosa observación del domingo, prohibiendo toda clase de negocios jurídicos, ocupaciones y trabajos; únicamente se permitía a los labradores que trabajaran los domingos en faenas agrícolas, si el tiempo era favorable. Una ley posterior del año 425 prohibió la celebración de toda clase de representaciones teatrales, y finalmente en el siglo VIII se aplicaron en todo su rigor al domingo cristiano las prohibiciones del Sábado judaico.”

Por medio de esta anécdota histórica los romanos, tomaron la cabeza de la nueva religión, obligando al mundo entero a adoptar la semana de siete días que había heredado de la tradición mesopotámica (sede de Babel) mucho antes de nuestra era.  Así pues dedicaron cada uno de los días a los astros o planetas de nuestro sistema solar visibles desde la tierra, surgiedon las denominaciones:

  • Dies lunae:día de la luna’, hoy lunes.
  • Dies Martis:día de marte’, hoy martes.
  • Dies Mercurii:día de mercurio’, hoy miércoles.
  • Dies Iovis:día de júpiter’, hoy jueves.
  • Dies Veneris:día de venus’, hoy viernes.
  • Dies Saturni ‘día de saturno’
  • Dies Solis: día del sol

Habrá dos cambios generados por la ley de Constantino: dies Saturni por Sabbatum (del hebreo Shábbath) y dies Solis por dies Dominicus (del latín Dominus ‘señor’). Como rezago de esta historia basta con notar que en otras lenguas el domingo sigue estando dedicado al Sol, por ejemplo, el inglés donde se dice Sunday, y en alemán «Sontag«, es decir, ‘día del Sol’.

 

El Eterno aborreció siempre esta falsa adoración.

Para lograr llegar a una sabia conclusión, comenzaré citando lo que el cardenal Gibbons en su obra «Faith of our Fathers» [«La Fe de Nuestros Padres»], dice:

“Usted puede leer la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis, y no encontrará una simple linea autorizando la santificación del domingo. Las Escrituras refuerzan la observancia religiosa del sábado, un día que nunca santificamos”.

(edición 92ª, p.89)

Y es tal cual este clérigo lo dice, en todas las líneas de las Sagradas Escrituras está totalmente ausente la idea del día domingo como día del Señor. Sin embargo, si encontramos testimonio que cada vez que Israel se apartaba del Camino revelado por la Instrucción (Torah) divina, una de las prácticas abominables que buscaba era la espiritualidad del primer día de la semana.

Vemos a Manasés, uno de los reyes de Israel, apartándose de Yahvéh y, seducido por el espíritu babilónico-cananeo, oficializando el culto al Sol (2 Reyes 21:3).

También podemos notar que en los primeros quince versículos del capítulo ocho de Ezequiel se nos muestran una creciente apostasía en el pueblo de Israel (Casa de Judá) que se jactaba de ser el Pueblo del Eterno. Ellos habían caído en la práctica de la adoración  al dios sol.

El profeta Ezequiel vio en el templo de Yahvéh “como veinticinco varones… sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol...” (Ezequiel 8:16).

Yahvéh expresó una dura sentencia sobre aquel culto (Ezequiel 6:4-6).

Los documentos históricos del primer siglo de nuestra Era Común demuestran como los discípulos de las primeras comunidades resistieron la tentación constante de adorar al sol. Es más, durante los dos primeros siglos fueron perseguidos obsesiva y atrozmente por los emperadores romanos, por causa de esta supuesta rebelión al sistema, muriendo unos cuatro millones de redimidos. A pesar de eso, aumentaban en número, y aquellos que se iban convirtiendo del paganismo, recibían con alegría el diseño del Shabat o séptimo día.

Entendiendo que el Eterno es siempre el mismo tal y como lo proclamaba el profeta Malaquías:

«Porque yo Yahvéh no cambio»

(Malaquías 3:6)

También entendemos que el accionar de Yahvéh no se parece en nada al actuar sentimental del ser humano:

«Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta»

(Números 23:19)

 

«He entendido que todo lo que Dios hace, eso será perpetuo; sobre ello no se añadirá, ni de ello se disminuirá…»

(Eclesiastés 3:14)

Por esto mismo, nuestro amado Mesías manifestó que la intensión primordial de su propósito en la Tierra, era dar plenitud al día que la Torah revelaba, quedando claro para sus discípulos que Él no venía a anular ni cambiar nada:

«No penséis que he venido a abrogar la Torah… sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasarán de la Torah…»

(Mateo 5:17-18)

«Pero más fácil es que pasen el cielo y la tierra, que se frustre una tilde de la Torah»

(Lucas 16:17)

 

Y si «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8), tenemos que aceptar que los cambios de calendario que se dieron en el siglo IV de nuestra Era Común (E.C.) fueron la manifestación caprichosa del egotismo de hombres hambrientos del poder materialista que la Gran Ramera siempre ofrece en su copa llena de abominaciones. El domingo no fue colocado por Yahvéh, nuestro Dios, como día de reposo pero sí el sábado (Shabat) que nos recuerda a la creación, a la salvación, a la paz que tenemos en Yeshúa HaMashiaj y es un pre-anuncio semanal del reposo feliz en el Mundo Venidero, el Milenio.

Por eso, para finalizar debemos aceptar que que para guardar el sábado (Shabat) existen en muchas luchas, ya que las cosas del sistema reptiliano imperante marcha en otra dirección. Pero el Eterno promete a los fieles que nunca les faltará el pan (Salmos 37:25), y que tendremos prosperidad:

«¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!»

(Deuteronomio 5:29)

Atrévete a ofrecerle al Eterno tu lealtad y amor (Juan 14:15) dedicando el Shabat (sábado) a Su Nombre. Toma tu decisión ahora. Dile en oración:

«Gracias Señor por haber conocido tu santa Instrucción.

Perdóname si no he guardado tu santo día como tú lo quieres.

Te acepto como mi Salvador y Señor a través de tu Hijo Yeshúa.

Te ruego que me ayudes a obedecerte, por amor, todos los días de mi vida.

Gracias porque me amas.

En el nombre de Yeshúa, tu Hijo.

Amén»

Los Banqueros Judíos culpables del Purim

Por  Yosef Bitton

El primer ministro del imperio persa, Hamán, emitió un decreto genocida en el que permitía y alentaba a cualquier persona del imperio que matara a un judío y a su familia, a quedarse con todos sus bienes y pertenencias. Como todos sabemos, gracias a la intervención de Mordejai y Ester, y a la “invisible” ayuda de YHVH, el decreto fue revertido.

Los eventos de Purim no contienen fábulas ni metáforas, como algunos mitos de la antigüedad, y han sido registrados en el Meguilá Ester (o “Libro de Ester«), que leemos dos veces durante Purim. Para comprender la dramática historia que este libro relata y la magnitud del milagro y del genocidio que se evitó, presentaré a continuación una breve reseña de la historia de Purim.

Después de salir de Egipto, los Yehudim (judíos) vivimos por aproximadamente 800 años como pueblo soberano en la tierra de Israel. En el año 586 antes de la era común (a.E.C) el emperador de Babilonia, Nebujadnetsar (Nabucodonosor) conquistó y destruyó Yerushalayim (Jerusalén). Cientos de miles de judíos murieron de hambre, enfermedades o fueron asesinados; el Bet haMiqdash fue destruido y aproximadamente 70.000 judíos fueron tomados como cautivos y llevados a Babilonia.

En el año 539 a.E.C., Ciro (llamado en hebreo Koresh) derrotó y conquistó al imperio babilonio, transformándose en el primer monarca del Imperio Persa.

En el año 538 a.E.C sucedió un gran milagro: el emperador persa Ciro promulgó un edicto (הכרזת כורש) en el que invitaba y alentaba a todos los miembros del pueblo judío a regresar a Israel y reconstruir el Bet haMiqdash. Este gran evento está registrado en las últimas palabras del Tanaj (la Biblia hebrea).

Miles de judíos regresaron a Israel, liderados por Zerubabel y en al año 516 a.E.C, luego de 70 años de exilio, tal como lo había profetizado Yirmiyahu (Jeremías), comenzó la construcción del segundo Bet haMiqdash.

Con el tiempo la población judía de Israel siguió creciendo y en los tiempos de Purim, primera mitad del siglo V a.E.C. vivían en Israel no menos de 50.000 judíos.

No todos los judíos regresaron a Israel.

¿Por qué? Tal como lamentablemente ocurre en nuestros días, aunque todos podían vivir en Israel, la mayoría de los judíos seguía viviendo fuera de Israel. Vamos a tratar de entender cómo y por qué los Yehudim residían en un exilio voluntario.

Durante el reinado de Ajashverosh (484-465 aec) el imperio Persa se convirtió en el más grande que existió en la historia de la humanidad (se extendía desde la India hasta Etiopía). Esto les brindó a los judíos, que eran muy exitosos en el comercio, la oportunidad de establecer una red comercial internacional que resultó muy rentable.

Hay documentos y evidencias de que los judíos se dispersaron por todos los confines del Imperio Persa y llegaron hasta lo que hoy en día es el límite entre India y China. Aprovechando que las rutas comerciales estaban protegidas contra los bandidos, montaron una red de intercambio comercial entre Indochina y occidente. Utilizando la recién inaugurada “ruta de la seda”, también protegida por guardias imperiales. Así, los judíos, importaban seda y oro de la China y exportaban especias, colorantes, jade, lapislázuli y vidrio. Hay un libro, lamentablemente muy poco conocido pero absolutamente fascinante (“El octavo Día”, The Eighth Day, por Samuel Kurinsky), que describe con lujo de detalles todas las empresas comerciales en las que se destacaban los judíos en los tiempos del imperio Persa, durante el reinado del rey Asuero.

Los judíos estaban, como lo confirmó Hamán (Ester 3:8) “diseminados entre todos los pueblo del imperio Persa”, y esto también les permitió establecer una nueva industria en la cual también se destacaron: el crédito. Un documento escrito (seguramente en hebreo) por un judío de Turquía podía ser cobrado en la India, al ser presentado a otro judío que vivía allí. Hay testimonios arqueológicos muy importantes sobre una familia judía de “banqueros” de esa época, los Murashu.

Todos estos datos son importantes para entender lo siguiente:

  1. Dado el éxito de sus comercios, los Yehudim no regresaron a Israel. Aunque cabe destacar que apoyaban económicamente a Israel enviando permanentemente generosas donaciones para el Bet haMiqdash y para ayudar a los Yehudim que allí residían.
  2. Los judíos vivían esparcidos por todos los confines del enorme imperio Persa, incluyendo Turquía, Egipto, y 50,000 en Israel. De manera que no había judíos viviendo fuera del imperio Persa.
  3. Por lo tanto, como todos los Yehudim del mundo vivían en el imperio Persa, cuando Hamán emitió su decreto para eliminar a todos los judíos del imperio, estaba llamando a la destrucción de todos los judíos del mundo.

Fuente: Halaja.org

¡Un Descubrimiento Increíble: Hallan Piedra del Pectoral del Sumo Sacerdote!

En ocasiones algunas historias increíbles resultan ser verdaderas y según expertos, tal vez sea este el caso de una pequeña piedra de ónice que se asegura que le fue entregada a un Caballero Templario hace más de mil años y que permaneció en una familia, pasando de generación en generación, y la cual parece ser de hecho, lo que su actual dueña asegura que es: una gema del pectoral del sumo sacerdote en Jerusalén.  Así lo informó en exclusiva Breaking Israel News (BIN).

 

En el año 2000, el doctor James Strange, un notable profesor en estudios religiosos y arqueología viajó a Sudáfrica.  Estando allí, una amiga le sugirió que se pusiera en contacto con una familia que ella había conocido, y que si podía les ayudara con el avalúo de una piedra preciosa. Ellos eran personas de escasos recursos y el doctor Strange era un tasador de gemas reconocido, cuyos servicios eran muy requeridos.

 

El doctor Strange se reunió con la familia con la intención de entretenerse un poco con ellos.  En lugar de eso, quedó muy sorprendido por lo que le mostraron y sobre esto le dijo al reportero de Breaking Israel News: “De hecho me quedé verdaderamente asombrado ante la piedra preciosa, aunque la gema en sí no era nada especial.  Un ónice semiprecioso, con poco valor intrínseco”.

 

Pero el doctor Strange estaba completamente desconcertado con el objeto que sostenía en sus manos, y comentó: “Ignoraba que alguien a finales de la edad media, contara con la tecnología para cortar el hemisferio de una piedra preciosa en tal forma, así que traté exhaustivamente de encontrar todas las explicaciones posibles”.

 

Incluso mucho más asombroso que la piedra, es la inscripción inexplicable dentro de ella, visible a través de la superficie transparente pueden verse dos letras en hebreo antiguo.  El doctor Stone escribió en su valoración de la gema: “No hay tecnología moderna o antigua conocida por mí, por medio de la cual un orfebre pudiera producir tal inscripción, ya que no se trata de un corte sobre la superficie de la piedra, sino en su interior”.

 

El doctor Strange es un experto, pero cuando se enfrentó a tal misterio buscó ayuda.  Se volvió a Ian Campbell, director del Laboratorio Independiente de Piedras Preciosas de Color en Johannesburgo, y uno de los principales gemólogos de Sudáfrica.  Campbell al ver la piedra quedó igualmente sin habla.

 

La estudió tratando de determinar su origen, ya que la historia del propietario de que pertenecía al pectoral del Sumo Sacerdote le parecía demasiado increíble.  Sin embargo, la familia tenía documentación que trazaba el origen de su antepasado, quien fue un varón del período de las cruzadas y estuvo en la Tierra Santa en la edad media, y quien además aseguró que la piedra se la había dado como recompensa el Sumo Sacerdote.  Pero… ¿era esto cierto?

 

La historia de mil años

De acuerdo con la tradición de la familia Auret, su antepasado llamado Croiz Arneet deTarn Auret, recibió la piedra del Sumo Sacerdote, en gratitud por haber ayudado en la liberación de Jerusalén alrededor del año 1189.  La custodia de la piedra fue pasada en la familia Auret, de generación en generación, a través de la línea masculina hasta el siglo XIX.  Esa tradición se rompió cuando Abraham Auret falleció en 1889, legando la piedra a su hija, Christina Elizabeth.

Después que ella se casó con William James Hurst, la piedra dejó de tener el nombre Auret y desde entonces fue pasando de madre a hija.  Los registros genealógicos meticulosamente conservados de la familia, corroboran esta historia.  La piedra siguió pasando como herencia y en la actualidad está en posesión de una mujer anciana en Sudáfrica que desea que su nombre se mantenga en el anonimato.

A lo largo de los siglos ha permanecido bien impreso, imbuido en la conciencia de cada uno de los miembros de esta familia, que fue la mano de Dios la que realizó la misteriosa inscripción dentro de la piedra.

Los expertos están de acuerdo.

El misterio de la piedra continúa.  El doctor Strange notó que la gema no tiene marcas externas, lo cual indica claramente que nunca fue montada sobre un anillo o un collar, viéndose por lo tanto forzado a concluir que probablemente se encontraba colocada sobre una placa grande o pectoral.   Dató la fecha en que se produjo esta gema, aproximadamente en el siglo quinto antes de Cristo.

Como un tasador el doctor Strange no podía borrar todas las dudas, pero ciertamente sí pudo avaluar la gema como algo único en el mundo.  Y el valor que la dio en su avalúo fue de $175 a $225 millones de dólares.

El señor Campbell, quien es gemólogo, fotografió la piedra a través del microscopio confirmando que la misma no había sido abierta, ni cortada o perforada en alguna forma para realizar la inscripción.  Cuando se le pidió que estimara su valor, escribió: “¿Cómo puede alguien lógicamente asignarle valor a algo como esto, que se ha demostrado que es un artefacto religioso?”.  Terminando por estimar que $200 millones de dólares era “un punto justo de partida”.

La propietaria de la piedra también consultó al profesor M. Sharon de la Universidad de Witwatersrand.  A este profesor, un experto en hebreo antiguo, se le dio una fotografía de la gema. La foto un poco borrosa, revelaba algo asombroso, pero él tenía que estar seguro. Intrigado, pidió que le permitieran examinar la piedra.

En su informe escrito, dijo que cuando la colocó bajo la luz, se asombró al ver muy claramente, en el interior de la propia piedra, dos letras hebreas antiguas.  Los caracteres parecían estar grabados o impresos con fuego dentro del corazón de la gema.

En su informe notarizado, escribió: “Debido a la claridad de las letras y su perfecta definición sería increíble suponer que se trata de una formación natural dentro de la piedra.  La falta de cualquier señal aparente de interferencia con la superficie, hace de la existencia de las letras dentro de ella, un verdadero enigma”.

Dibujo de la Gema encontrada

Notó las inscripciones en el hebreo antiguo, de lo que describió como “El equivalente de nuestra ‘B’ y ‘K’”.  Identificando el estilo de la escritura, como perteneciente al año 1000 antes de Cristo, o tal vez unos 200 a 300 años más, o tal vez menos.

En 1994, la doctora Joan Goodnick Westenholz, quien servía como Conservadora Jefe del Museo de las Tierras Bíblicas en Jerusalén, examinó la piedra y concluyó diciendo: “Es un objeto único, algo que no tiene similar o una contraparte idéntica; es único de su clase en este mundo”.

La doctora Goodnick Westenholz cree que la “gema no tiene precio” estimando el siglo séptimo antes de Cristo, como la fecha aproximada en que fue hecha.  E hizo este comentario sobre la inscripción “En la forma de una letra, se encuentra la figura arcaica de la letra hebrea bet”.

 

En su informe firmado por un notario, también dejó constancia de que observó, próximo a la letra bet, “…lo que se percibe como la imagen de un lobo”, haciendo notar que el lobo correspondía a la bendición que Jacob le dio a Benjamín, cuando dijo:

 “Benjamín es lobo arrebatador; a la mañana comerá la presa, y a la tarde repartirá los despojos

(Gen. 49:27)

BIN investigó el material del fallecido Dr. Ian Campbell Westenholz, con Jeremy Rothon, aprendiz de Campbell, quien confirmó la valoración original y dijo a BIN que era muy consciente de la herencia de la piedra. Que había hecho una enorme impresión en Campbell y que había discutido largamente con él.

Mientras tanto el Dr. Strange recuerda la piedra muy bien, y está más convencido que nunca de su autenticidad. «Mucha agua ha corrido bajo el puente desde entonces«, dijo el Dr. a BIN. «He calculado entonces que si se tratara de un fraude, entonces uno o más muy similares aparecerían en el mercado internacional, más pronto, pero que yo sepa, nadie tiene otra”.

«Creo que este objeto necesita una nueva evaluación y la mayor cantidad de pruebas científicas como sea posible para determinar si es efectivo«, dijo Strange. «Si resulta ser un artefacto importante para la historia del pueblo judío, entonces eso es realmente maravilloso. Si resulta ser un fraude magistral, a continuación, voy a estar dolido que estaba engañado”.

¿La piedra será devuelta a Israel?

El actual propietario ha contratado a un hombre de negocios de Sudáfrica para encontrar inversores que están dispuestos a comprar la piedra y llevarla a casa a Israel. Ambas partes prefieren permanecer en el anonimato. Cuando vio la piedra y comprendió lo que era, el hombre de negocios no se lo podía creer, entendió que podría fácilmente convertirse en una mercancía, un objeto de la codicia. Reconoció que esta pequeña piedra era una enorme parte de la historia judía y se dispuso a encontrar un inversor que recompense al propietario con la intención de llevarlo a Israel y donarlo al templo.

«He estado involucrado con ofertas como esto antes«, dijo BIN. «Hay piezas de herencia egipcia en los museos de todo el mundo. La gente encuentra algo y lo venden, sin pensar en lo que es. Eso es lo que se hace y es una lástima, más aún con esta piedra. Varias personas han estado tratando de comprar o vender esta piedra, convirtiéndola en un negocio. Todo lo que realmente quisiera hacer es conseguir la piedra de nuevo a Israel, donde pertenece”.

 

Tomado de: Profecía al Día

Onkelos usando el Poder de la Fe

Onkelos, el sobrino del emperador romano Adriano, abandonó la corte romana. Él viajó a Eretz Israel y se convirtió al judaísmo.

 

El emperador despachó sus tropas para traer a su sobrino de regreso a Roma. Cuando los soldados arribaron, Onkelos los convenció de convertirse al judaísmo también.

El emperador por tanto envió a una segunda división con instrucciones estrictas de no comprometerse en ninguna conversación con Onkelos. Los soldados lo forzaron a él a retornar con ellos al emperador, pero en el camino él les dijo, «Permitídme sólo mencionar un punto de interés para vosotros. Si un grupo de personas de noble rango viajaran juntas, un barón sostendría una linterna para un duque, un duque iluminaría el camino para un príncipe, y un príncipe para un monarca. ¿Mas alguna vez vosotros escuchásteis de un monarca que encendiera el camino para la totalidad de la población?»
«Nunca,» ellos replicaron.

«Bien, el Dios de los judíos iluminó el camino para Su pueblo íntegro durante su estada en el desierto,» explicó Onkelos.

Cuando los soldados escucharon esto, todos ellos se convirtieron en guerím (extranjeros prosélitos).

 

Tomado del «Midrash Dice» (El Libro de Shemot)