Parashá Toldot

La Lucha Interior de Todo Humano (Jacob y Esaú)

Por P.A. David Nesher

Hay dos fuerzas dentro de cada persona: la del cuerpo y la del alma.

Esaú representa preocupaciones del cuerpo: egoísmo, materialismo (cosmovisión el ego). Por ello es que generalmente nos ocupamos más de nuestros deseos corpóreos, somos esclavos de nuestras necesidades y deseos corpóreos; nos ocupamos más de comida, la renta, facturas, sexo, placer, etc. Mientras que Yaakov representa la conciencia del alma, el deseo de conectarse con la espiritualidad, el significado y la benevolencia. En nuestro mundo, el primogénito es el cuerpo. El cuerpo precede al alma.

Los invito a leer, estudiar y meditar la bitácora que a continuación les comparto.

¿Dos Naciones?… ¿Qué Naciones?… (Edom (Roma), Yaakov (Israel)

Por P.A. David Nesher

«Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos.
El primero en nacer era pelirrojo y tenía todo el cuerpo cubierto de vello.
A este lo llamaron Esaú.
Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A este le llamaron Jacob.»

(Bereshit/Génesis 25: 24-26)

Al ir al libro de Hoshea (Oseas), el profeta, nos encontramos que en su oráculo él recuerda este nacimiento al decir:

“…Tomó por el talón a su hermano en el vientre…”

(Hoshea cap 12:4. Por favor, leer hasta el vers. 13).

En otras bitácoras he enseñado que Jacob (hebr Yaakov) la palabra hebrea para «talón» es akev. Por otro lado, la palabra hebrea para «mano» es yad y es representada por la letra hebrea yod y que está simbolizada en el paleo-hebreo por una «mano.» Es decir que el nombre Yaakov no significa ni «suplantador», ni «engañador», sino simplemente «mano en el talón.» De hecho su nombre en el hebreo Yaakov se deriva de la raiz hebrea que significa «proteger» por lo que su nombre también significa «que Dios proteja por medio de su mano» o «Dios ha protegido con su mano«

Los sabios intérpretes del hebreo bíblico explican por qué Yaakov cogió el talón (ekev) de su hermano. Ahora bien, el talón “akev” (‘עקב ‘), representa el fin de algo o su conclusión, así como “Rosh” (“cabeza”) significa el principio de algo.

Sin embargo, el talón, hay que señalar, es la característica anatómica que permite a un ser humano a ponerse de pie con la espalda recta. Al final, Yaakov (pueblo de Israel), resultará vencedor absoluto. Yaakov estaba frenando el avance de su hermano aferrándose de su pie; este es un signo profético de que Esav (o sus sanguinarios descendientes), no logrará completar su malvada misión en el mundo porque Yaakov lo tendrá sujetado del talón restándole dominio.

Al ser frenado por Yaakov, Esav es arrastrado hacia abajo hacia los niveles inferiores donde no podrá hacer más daño. Yaakov, es Israel. En el idioma hebreo, Israel (יִשְׂרָ אֵ֑ל ) se lee intercambiando el orden de las letras como “RoshLi”, que significa “tengo cabeza”. Israel sería cabeza y no cola (Deut. 28:13).

Esav puede compararse con la serpiente del Paraíso que el Eterno había maldecido en los siguientes términos:

“… El té apuntará a la cabeza y tú le herirás el talón (veatá teshupenú akev)…” (Gén. 3:15)

La expresión alude a la serpiente; al igual que ella, Esav actúa con malicia y doblez, y sus caminos son tortuosos, [llamado por los sabios «Proyecto Jai«]. Es Yaakov el “hijo primogénito” de Dios (Ex. 4:22), el bendito de Yahvéh; un alma elevada, que había sido predestinada para alejar del mundo las maldiciones que la “serpiente”, bajo engaños, introdujo a la humanidad.

A nivel geográfico, la mejor ilustración de la sentencia bíblica es la situación de la tierra de Israel que, desde los confines del Mediterráneo, pareciera estar extendiendo su mano en dirección al tacón de la “bota italiana” (Península itálica), feudo de Esaú (Gen 27: 39, Rashí) [Consultar un mapa].

En la parashah de esta semana (Toldot) hemos visto que la Torah registra a Esav con el apodo de Edom:

“…Y estos son los descendientes de Esav, él es Edom”

(Gén 36:1)

Es muy importante destacar que la identidad de Esav como Edom es repetida hasta cuatro veces en este mismo capítulo, (36:1, 8, 9, 19, 43).

El color rojo (Edom), significa que Esav y su descendencia serían derramadores de sangre. No es frecuente que el TaNaK (mal llamado Antiguo Testamento) describa los rasgos específicos de las personas, y menos aún, los de un niño que acaba de nacer; es por ello que estos detalles acerca de este niño nacido… “rojizo, todo él cual manto de vello…”; han servido de base para una amplia exégesis descriptiva de Esav. En los nombres de este niño nacido, los exégetas encuentran rasgos de su carácter, áspero y rudo.

Mucho más tarde en la historia, durante la ocupación romana de la tierra de Israel, los sabios del Talmud descubrirán en esta sección de la Torah (Toldot) a los sanguinarios romanos asociados con los códigos del nombre de Esav/Edom. Así encontraremos numerosas alusiones despectivas para Esav/Edom en el Midrash, que por supuesto, no pueden hacer alusión a la persona de Esav, individuo, sino a la salvaje Roma imperial.

La Torah registra que Esav es sinónimo de Edom:

“…Y estos son los descendientes de Esav, él es Edom

(Gén 36:1)

Yaakov dará origen al pueblo de Israel, en tanto que Esav/Edom da origen a Roma (la Roma imperial y la “Roma religiosa”), como enseguida les explicaré.

Fue un israelita, el rey Shelomó, quien construyó el Gran Templo de Elokim, y fue un romano (Tito) el que lo destruyó en el año 70 d. E. C. Según explican los sabios de la Torah, la destrucción del Segundo Templo coincidirá con el nacimiento, la sistematización dogmática y la ascensión del cristianismo, que vendrá a ser la piedra angular de la moralidad y pensamiento filosófico occidental. Los ejércitos de Roma asesinaron millones de judíos entre los años 67 y 135 d. E. C, durante las guerras entre Roma y el Reino judío.

De acuerdo a la tradición judía, nos encontramos actualmente en el denominado “exilio de Edom”, el último de los cuatro exilios, el cual viene inmediatamente antes de la llegada del Mesías.
En el tiempo de Asuero, rey de Persia, Hamán, su primer ministro, descendiente de Esav, hizo decretar el exterminio de todos los judíos de su imperio. Ellos profirieron la misma grande amenaza dicha por Esav contra su hermano Yaakov.

Esav/Edom tiene, en los tiempos modernos, “hijos espirituales” que también han teñido de sangre inocente el mundo. Son las naciones cristianas que han causado el asesinato de millones de judíos a lo largo de la historia. Sólo hay que recordar, por ejemplo, aquello que se llamó la “Santa Inquisición”. El resto de las denominaciones cristianas existentes están igualmente asociadas con Roma, en su sentido teológico, ya que mantienen vínculos con su idolatría porque han surgido de ahí, por lo que comparten conceptos, vocabulario, ideario y no se interesan en las Leyes de la Torah.

REGISTROS HISTÓRICOS

Los sabios judíos nos enseñan que cuando la Roma imperial adoptó el cristianismo, Edom pasó a ser la denominación del mundo cristiano.

El historiador judío Flavio Josefo cuenta que Tsefo, nieto de Esav (Génesis 36: 11), fue el fundador de Roma, ciudad que más adelante se convertiría en la sede de la cristiandad (Véase Najmánides XLIX, 31). Desde entonces, la tradición judía considera a los cristianos en general, como descendientes de Esav y a los judíos como descendientes de Yaakov.

El antagonismo entre Yaakov y Esav simboliza, hoy, la lucha entre Roma (cristianismo) y Jerusalén (judaísmo). La rivalidad secular entre Roma y Jerusalén se manifestó pues desde antes del nacimiento de los niños gemelos.

Los profetas de la antigüedad sentencian la ruina total de Edom. Esto marca el fin de la idolatría, de la lengua falaz de las religiones ajenas a Israel y de los perseguidores del pueblo santo, su verdugo será el Mashiaj:

“… ¿Quién es éste que viene desde Edom teñido [de sangre] las ropas desde Bosra.
Este viene con espléndido vestido moviendo con su mucha fuerza?
Yo soy, quien habla con rectitud aumentando la salvación.
¿Por qué causa está roja tu vestimenta y tus vestidos como el que pisa el lagar?
Un lagar he hollado Yo solo, y de los pueblos no hay nadie conmigo.
Los pisaré con Mi furia y los hollaré con Mi ira, entonces salpicará su sangre sobre mis vestimentas, y todos mis vestidos ensuciaré…”

(Yeshayahu/Isaías 63:1-4)

La pelea entre estas dos naciones continuará hasta los días del Mashiaj. En los últimos tiempos Israel quitará el dominio de Edom/Roma/Cristianismo, que tiene en toda la Tierra. Sobre esta lectura, comenta la Tanaj Katz:

«…La metáfora del espléndido vestido se refiere a la grandeza del Creador que de pronto se mancha con sangre, queriendo decir que, no obstante la cualidad de la misericordia, Hashem castiga a los malvados. Edom fue un pueblo sanguinario con Benei Israel, y no se refiere únicamente a los descendientes de Esav, sino a todo aquel gentil que repite su proceder…», Pág 154.

EL PROFETA EDOMITA, OBADYAH (Abdías)

Ovadiah era un converso a la fe de Avraham; era un edomita (descendiente de Esaú). El libro del profeta Obadyah, que es el libro más corto del Tanak, dicta durísimos juicios contra Edom, contra las naciones que surgieron de él y contra sus “hijos ideológicos –religiosos”.

Obadyah, era un descendiente de Esaú y a la vez, un oficial de los ejércitos del rey israelita Ajab.

No obstante que todo el libro de Obadyah condena a Esaú, seleccionaremos aquí solo algunos pasukim (versículos):

“…Todos los hombres de tu pacto te incitaron y luego prevalecieron contra ti, los que comen tu alimento pusieron para dolencia debajo de ti. No tienes entendimiento (…)

¿Acaso no será aquel día que haré perecer los sabios [enseñadores] de Edom (…)

Para que sea cortado todo el monte de Esav… por el despojo tu hermano Yaakov te cubrirás de vergüenza y serás y serás cortado para siempre (…)

Pero en el monte de Tziyón habrá salvación y será sagrado; y tomará posesión la Casa de Yaakov de sus heredades. Será la Casa de Yaakov como un fuego y la Casa de Yosef como una llama, y la Casa de Esav como paja, que la encenderán y la consumirán. No quedará sobreviviente de la Casa de Esav, porque la boca del Eterno ha hablado…”,

Obadyah 1:7-10; 17-18. [Tanaj Katz].

Para la época mesiánica dice nuevamente Obadyah:

“…Y subirán al monte de Tziyón para juzgar al monte de Esav, y será reconocido el reinado del Eterno…”, (vers 21).

Numerosos pasajes proféticos de juicio contra Esaú/Edom contemplados para un futuro no muy lejano se hallan en Yeshayah 34, Irmiyah/Jeremías 49:7-22, Yejezkel/Ezequiel 25:12-14; 35:1-15, 36:5; Yoel 3:19; Amós 1:11; y Lam 4:21-22, entre otros pasukim.

El profeta Yejezkel/Ezequiel profetiza también contra Esaú:

“…Tus ciudades en ruinas dejaré y tú desolado estarás. Entonces sabrás que Yo Soy el Eterno, por cuanto has tenido un odio continuo sin motivo y arrojaste a los hijos de Israel a manos de la espada, en el momento de su tragedia, en el momento que la iniquidad se completó…”,

Yejezkel/Ezequiel 35:4-5 [Tanaj Katz]

Entonces, y conectándonos con lo expresado al inicio de este estudio, como la cabeza simboliza el principio de algo, el talón significa su final. El hecho de que Yaakov estaba agarrando el talón de Esav significa que finalmente él tomará el dominio en el mundo. Cuando el dominio del imperio romano sea destruido con la venida del Mesías, el Imperio Hebreo dominará el mundo entero:

Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y lapiedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

(Daniel 2:34-35)

Las piernas y los pies de la estatua simbolizan el Imperio Romano. Ese imperio será golpeado en los pies, el mismo lugar que Yaakov agarró de su hermano, y así se establecerá el Imperio judeomesiánico en toda la tierra:

En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel.”

(Daniel 2:44-45)

Más adelante en el mismo libro de Daniel se presenta la influencia romana como una bestia terrible. El final de su influencia será cuando venga el hijo del Hombre con las nubes del cielo, como está escrito en :

“Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido…

«Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos.»…

«Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre.

«Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán.»

(Daniel 7:13-14, 18, 26-27)

En el rollo del profeta Abdías versículo 21 leemos lo siguiente:

Y subirán libertadores al monte Tzión para juzgar al monte de Esav, y el reino será del Eterno.” 

Así que el nombre de Yaakov también puede ser entendido como “el que vencerá al final” y “el que suplantará al final”. No existe ninguna profecía que hable de la restauración de Edom después de su destrucción en la historia y en los últimos tiempos.

Por el Espíritu de la profecía que es el testimonio de Yeshúa (Rev.  19:10) sabemos que el Eterno escogió a Yaakov, pues a través de uno de sus hijos (Yeudah), vendría el Mesías. Por ello, el enemigo desde el principio de todo ha tratado de evitar y destruir a los hijos de Israel (Yaakov), con el objetivo que no se manifieste el Mesías y el Proyecto Emanuel. Esto fue revelado por el mismo Yahvéh cuando de Su Espíritu dejó el oráculo conocido como Proto-Evangelio, cuando se produjo la caída de Adam HaRishón en el Edén:

«Pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer, y entre tu simiente y la de ella;

ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (talón).»

Bereshit (Génesis) 3:15

Es decir que Israel, por medio de su simiente (un hijo primogénito) aplastaría la cabeza de la serpiente, pero ésta le perseguiría los talones a la simiente de Israel.  Por eso no es ninguna casualidad que el rey Herodes el Grande, quien mandó matar a los niños de Belén para matar al Mesías, era un Idumeo (expresión griega para decir Edomita), es decir un descendiente de Esav.

Sabiendo esto, la serpiente desde el principio, quiso revertir el oráculo divino. Entonces, surge un cuestionamiento trascendental: ¿Por qué Yaakov (Israel) le estaba sujetando el talón a Esav en el momento de nacer? ¿Sería porque Esav estaba tratando de aplastar la cabeza de Yaakov en el vientre de su madre? ¡Con todo lo dicho hasta aquí dejo que cada uno de ustedes exprese la respuesta!

¡“Jaque Mate” al Oponente (HaSatán)!

Por P.A. David Nesher

Vayomer haji kara shmo Ya’akov vayakveni zeh fa’amayim et-bejorati lakaj vehineh atah lakaj birjati vayomar halo-atsalta li berajah. Vaya’an Yitsjak vayomer le-Esav hen gevir samtiv laj ve’et-kol-ejav natati lo la’avadim vedagan vetirosh semajtiv uleja efo mah e’eseh beni. Vayomer Esav el-aviv havrajah ajat hi-leja avi barajeni gam-ani avi vayisa Esav kolo vayevk. «

En español el pasaje se traduce así:

«Entonces él dijo:
“¿Quizás por eso fue llamado Yaakov?, pues me ha engañado (acav) estas dos veces: tomó mi primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición”.
Y agregó: “¿No has reservado una bendición para mí?
Yitzjak le respondió a Esav:
“Mira, lo puse como amo tuyo y le di como sirvientes a todos sus hermanos, y con trigo y vino le sustenté. Y para ti ¿dónde y qué podré hacer, hijo mío?
Esav le replicó a su padre:
“¿Sólo una bendición tienes, padre mío? Bendíceme también a mí, mi padre.”
Esav levantó su voz y lloró.”

(Bereshit/Génesis 27: 36)

Resulta que cuando Yitzjak culminó de bendecir a Yaakov y ni bien este acababa de salir de la presencia de su padre, llegó su hermano Esav (Esaú) de su jornada de caza. Esto estuvo muy cerca; si Esav hubiese llegado un momento antes, Yaakov no hubiera recibido la bendición y podría haber sido asesinado.

Esav, también preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo:

«Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición«.

Su padre Isaac le preguntó:

«¿Quién eres tú?»

Él respondió: «Yo«, usando el pronombre aní para enfatizar la persona, «soy tu hijo, tu primogénito, Esav» (27:31-32). He aquí un hecho que no se puede pasar por alto: Esav había cometido el pecado de vender su primogenitura a su hermano Yaakov por un guiso de lentejas, por ende sostener él era el primogénito ya no tenía sentido en su vida.

Sin embargo, ahora y de repente, ¡Esav está preocupado por la primogenitura! Anteriormente estuvo dispuesto a vender su primogenitura por un plato de guisado, y despreciándola sin temor alguno (Génesis 25:22-34). Ahora quería los privilegios materiales y políticos de la primogenitura. Cuando la apreció como un privilegio jurídico de orden profético y/o espiritual, Esav no valoró la primogenitura, pero ahora que la mira en términos materiales y políticos, él la quiere.

Esav estaba confundido y enojado mientras se quejaba diciendo:

“¿Quizás por eso fue llamado Yaacov?, pues me ha engañado (acav) estas dos veces: tomó mi primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición”. Y agregó: “¿No has reservado una bendición para mí?”

En otras palabras, Esav está diciendo de sí mismo: “¡Mi hermanito me estafó como a un niño!”. De este modo, él reconoció que el engaño de Yaakov, no fue precisamente contra su padre sino contra él. De esta manera, dicen los entendidos del hebreo bíblico, que lo que hace Yaakov es revertir y devolver el engaño que HaSatán, la serpiente antigua, hizo a Java en el Edén, provocando la caída de toda la humanidad.

Las Sagradas Escrituras revelan que una manera de restaurar las cosas es usando la astucia frente al engañador:

«Con el benigno te muestras benigno,
con el hombre íntegro te muestras íntegro;
con el puro eres puro,
y con el engañador eres sagaz.»

(2Samuel 22: 26-27)

Entonces, debemos profundizar este evento, y aceptar que de esta forma, Yaakov le devuelve la misma moneda al Oponente al “engañar” a Esav, quien contiene la simiente de la serpiente en su interior. De este modo, la bendición como primogénito, la recibe el hijo justo, Yaakov, no el rashá (malvado) Esav. Así también el Código Sagrado de la «Simiente de la Mujer«, anunciado por Yahvéh en el Gan Edén (Gén. 3:15) se mantiene vibrante y a salvo en los lomos de Yaakov, hasta que de la nación de Israel, nazca como Mashiaj.

En realidad, Yaakov había recibido su nombre por haberse asido al calcañar de su hermano gemelo, pero ahora Esav, sintiéndose engañado, interpreta el nombre de Yaakoov como: el sinuoso, el engañoso. Ahora bien, notamos aquí un juego de palabras entre las voces hebreas akev (calcañar) y akov (engañar).  Sabemos que el nombre de Yaakov viene de la raíz hebrea akav, que significa el talón; pero también debemos conocer que tiene otro significado pues la expresión akav es también la forma verbal de tomar por el talón para llegar antes en una carreraEn palabras del profeta Jeremías (en otro contexto, por supuesto) encontramos esta expresión dando la idea del engaño entre hermanos cuando dice:

Cada hombre que de su compañero se cuide, y en el hermano no confíe, ya que todo hermano HAKOB YAAKOV – engañar ha de engañar

(Jeremías 9:4)

Entonces el significado aquí es doble:

Primeramente, Yaakov venció a Esav, haciéndole una zancadilla y venciéndolo en la carrera. Esav no lo entendía. La razón por la que él fue engañado dos veces no estaba en el nombre, estaba en la voluntad divina de Dios. La primera vez, como Esav lo dice, fue cuando Yaakov tomó su primogenitura, pero eso era mentira porque él había vendido su primogenitura a su hermano menor. En segundo lugar, según lo descrito por Esav, fue cuando Yaakov le quitó su bendición. Esta fue también una mentira, porque el que tenía la bendición era el que iba a recibir la primogenitura. Una vez más en el texto hebreo hay un juego de palabras, que suenan igual. Literalmente Esav dice: «Se llevó mi derecho de nacimiento y existencia, se llevó mi bendición ontológica«.

YAAKOV (el espíritu). ESAV (el alma y el cuerpo): CAMBIO DE CUNAS.

En segundo lugar, debemos sumergirnos aquí en el mensaje metafísico encriptado para nosotros.

Sabemos que el alma es la vasija de la esencia del ser humano (el espíritu). Si Adam no hubiera pecado la humanidad habría sido capaz de vivir una vida puramente espiritual. El conflicto entre el espíritu contra el alma y el cuerpo (ego u hombre natural), como vasijas, lo vemos hermosamente ilustrado en uno de los cuentos clásicos del rabí Najmán de Breslov, titulado “Los niños cambiados”:

«…Esta historia comienza cuando la reina y su sierva dan a luz a sus respectivos hijos. La comadrona cambia a los niños, de modo que el hijo de la sierva crece como un príncipe mientras que el príncipe es criado en la casa de la sierva. Al correrse el rumor que los niños habían sido intercambiados en su nacimiento, el usurpador expulsa al príncipe de su reino. Este recorre el mundo dejándose llevar por los deseos de su corazón, pero eventualmente comienza a reflexionar sobre su situación y a cuestionarse su forma de vida (…) En una interesante vuelta de la historia, el siervo, que había sido criado como príncipe, se vuelve siervo del príncipe…»,

[“Anatomía del alma”, Rabí Najmán de Breslov, págs., 25-27].

Rabí Natán explica que la oscuridad que reina en las “cámaras de los intercambios” (hebreo Heijalei HaTemurot); la confusión entre lo correcto y lo incorrecto está simbolizada en el intercambio del “Príncipe y el Siervo”. Es la oscuridad la que lleva a los conflictos entre Yitzjak e Yishmael, entre Yaakov y Esav, entre Yosef y sus hermanos, como también entre la nación de Israel y las naciones del mundo; y es la fuente de la constante batalla entre el cuerpo y el alma, [Tomado de “Anatomía del alma”].

Por su parte, algunos sabios explican que el HaSatán (el Oponente o la serpiente antigua), hizo nacer primero al malvado Esav, a fin de que recibiera la bendición Celeste y le fuera negada al genuino primogénito que era Yaakov. Así pues, el HaSatán “cambió las cunas” (cambió al bebé), y nació primero quien debería haber nacido de último para que el mal gobernara el mundo. Solo que Yaakov se interpuso en los planes de maldad de la serpiente y de esta forma, la humanidad no quedó bajo el yugo de la mentira de Esav, y finalmente Esav recibe la “bendición” de ser siervo de su hermano Yaakov.

Yitzjak supo entonces que Esav no sería el heredero espiritual de los patriarcas y suplicó al Eterno que le concediera por lo menos las bendiciones de este mundo bajo.

Esav exigía al menos una bendición a su padre. No las merecía ya que su comportamiento, al momento, había sido ruin y malvado, pero sobre todo por mostrar desprecio por todo lo divino. Tal conducta lo invalida como heredero y sucesor del legado de Abraham e Yitzjak.

En cuanto a Yaakov, él recibió ese día numerosas bendiciones. Las bendiciones consisten en obtener los siguientes beneficios:

  • 1) El rocío del cielo.
  • 2) las grosuras (= fertilidad) de la tierra.
  • 3) abundancia de trigo.
  • 4) mosto: vides, vino.
  • 5) naciones a su servicio.
  • 6) civilizaciones postradas ante Yaakov.
  • 7) Yaakov, Señor (autoridad) sobre sus hermanos.
  • 8) los hijos de su madre se postrarán.
  • 9) malditos los que maldigan a Yaakov.
  • 10) benditos los que bendigan a Yaakov.

“… ¿Qué sentido tiene bendecirte”? Pues al ser siervo de tu hermano, todo lo que tú adquieras le pertenecerá a él…”; dijo Yitzjak a Esav.

ESAV LLORA Y PEGA EL GRITO EN EL CIELO.

El relato revela que evidentemente Esav no estaba hecho para las cosas grandes. Esa alzó su voz llorando arrepentido como niño, pero todo estaba hecho. Las lágrimas de Esav, fueron lágrimas de egoísmo frustrado, no de remordimiento por su propio pecado y por despreciar su primogenitura. Refiriéndose a esto, el autor de la Carta a los Hebreos señala:

«Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos. Que no haya ningún fornicario o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no tuvo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.»
(Hebreos 12:15-17)

Esav es quizás la persona más triste y sin Dios en las Sagradas Escrituras fuera de Judas. Ambos tuvieron gran luz. Tuvieron todas las oportunidades posibles, tanto como cualquier persona en sus tiempos, de conocer y seguir a Yahvéh. Sabían Su Palabra, habían oído Sus promesas, habían visto Sus milagros y tenían comunión con Su pueblo. Sin embargo, con decidida voluntad dieron la espalda a Él.

Aquí, Esav amargamente lamentó haber vendido su primogenitura a Yaakov, pero él no se arrepintió. Él quería egoístamente las bendiciones de Dios, sin embargo él no quería a Dios.


Bitácora que también te puede interesar:

La Fragancia del Edén en las Ropas de Yaakov

Por P.A. David Nesher

 

 

Vayomer elav Yitsjak aviv gshah-na ushakah-li beni. Vayigash vayishak-lo vayaraj etre’aj begadav vayevarejehu vayomer re’eh re’aj beni kere’aj sadeh asher berajo YHVH.

«Le dijo su padre Itzjak:
Acércate por favor y bésame, hijo mio. Se acercó y lo besó.
Él (Yitzjak) sintió la fragancia de sus prendas y lo bendijo; le dijo:
“Mira, la fragancia de mi hijo es como la fragancia de un campo que bendijo YHVH.”

(Bereshit/ Génesis 27: 26 – 27)

Finalmente, Yitzjak avinu, seguro en su propia mente que era realmente Esav el que estaba delante de él dijo:

«Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición«.

Yaakov lo sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió (27:25).

Es necesario saber que dar un toque significativo era la primera parte del proceso que surgía de la bendición que un padre daba a su primogénito. Luego, tratando una vez más de eliminar cualquier duda, Yitzjak le dijo: «Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso» (27:26). Así Yaakov se acercó y lo besó. Para cualquier persona, ya sea un hijo, un esposo o un amigo, el toque significa una parte esencial de la bendición.

Inmediatamente, como segundo paso, el mensaje hablado era parte de la bendición. Sólo estar presente físicamente no es suficiente, para que un niño reciba la bendición, el silencio comunica mayor confusión. Los niños que se dejan con espacios en blanco cuando tratan de sentirse valiosos y seguros, creen que sus padres piensan de ellos que casi siempre no pasan la prueba. Para ver la bendición crecer en la vida de un niño, cónyuge o amigo, necesitamos verbalizar nuestro mensaje. Mas allá de las buenas intenciones, las buenas palabras son necesarias para proporcionar una verdadera aceptación. Cuando Yitzjak olió su ropa, lo bendijo con estas palabras:

«El olor de mi hijo es como el del perfume de un campo bendecido por YHVH»
(Bereshit/Génesis 27:27)

Por medio de la frase “Como el perfume de un campo” Yaakov recibe de su padre todas las bendiciones divinas. Pero, ¿qué es lo que olió Yitzjak?

Los sabios intérpretes del hebreo bíblico enseñan que Yaakov entró a la tienda de su padre vestido con las antiguas ropas de Adam que había vestido en el Jardín del Edén, y había pasado de él a Nimrod, y luego a Esav. Para ejemplificar esta postura, citaré las palabras del Rav Iojanán quien dijo:

«…No hay una esencia más fuerte que el hedor de las cabras que estaba en su ropa, aún así el texto dice que él «olió el aroma de sus vestimentas y lo bendijo»! Pero, cuando el patriarca Iaacov entró a lo de su padre, el Gan Edén entró con él. Cuando luego Esav entra con su padre, el Gehinam (Infierno) entró con él (Midrash Rabá 65:22). Cuando Yaacov entró e Yitzjak olió a Paraíso, Itzjak creyó que su hijo tuvo éxito en arreglar el mundo, en hacer retornar esa esencia del Gan Edén que estaba antes de la caída del hombre en el mundo. Por supuesto, cuando el verdadero Esav entró, los portones del Gehinam se abrieron. La perfección no vendrá del hombre del campo (Esav), vendrá del «ish tam», el «hombre íntegro», Yaakov«.

Por eso, cuando Yaakov se presentó ante Yitzjak con estas ropas, se expandió un aroma al Jardín del Edén e Yitzjak pudo sentir el nivel de Adam Harishón (el primer hombre), a través de estas vestimentas especiales.

Estas ropas preservaban los aromas celestiales del Gan Edén (el paraíso); la penetrante fragancia, que era parecida al de los manzanos, fue percibida por Yitzjak. Él podía oler el Jardín del Edén pero a la vez estaba consciente que Esav no estaba conectado al Jardín del Edén. También escuchó a Yaakov utilizar los nombres para referirse al Creador. Yitzjak sabía igualmente que, Esav no estaba conectado con la luz del Eterno. Así que Yitzjak le dice a Yaakov: “…quiero sentirte. Quiero ver si realmente eres mi hijo Esav…”.

El olor estimuló a nuestro padre Yitzjak para que el espíritu de profecía pudiera venir sobre él. El relato revela un maravilloso secreto: para poder profetizar el alma debe estar en un estado de alegría interior (simjah). Yahvéh ha creado varios medios para alegrar el alma, y los buenos olores son algunos de esos medios. Otros estimulantes son los sonidos de instrumentos bien tocados, como en el caso del profeta Elishá, cf. 2 Reyes 3:15. El poder del Espíritu también puede ser desatado por un saludo de alegría y amor, como en el caso de Miryam cuando saludó a Elisheva, (cf. Lucas 1:41).

Por esta razón, el dulce olor que flotaba en el interior de la tienda a causa de los vestidos, Yitzjak cayó en la cuenta que, el que llevara las prendas, sin duda, debía ser un gran tzadik (justo). Ese era su hijo Yaakov. Sin embargo, cuando Esav vestía esas mismas ropas, se desprendía de ellas el olor del Guehinom (infierno destructor), debido a que todo su cuerpo estaba impregnado de suciedad por las transgresiones que había cometido.

Ahora quiero compartirles lo que he leído en Likutei Sijot Toldot, en donde el rabí Menajem M. Schneerson, explicando esta expresión escribe:

«…El aroma de mi hijo es como el aroma de un campo que Dios ha bendecido: esto es el Gan Edén. ¿Cómo reconoció Yitzjak este aroma? Obviamente, lo recordaba de su propia estadía allí. Si bien el orden divinamente estipulado es que, a toda alma cuando desciende del Gan Edén para investirse en un cuerpo físico, “un ángel le pega en la boca”, (al recién nacido), con el objeto de provocar que el alma olvide su sublime estado espiritual anterior, de modo que, aquel estado previo no trastorne y perturbe el modo en que se debe servir a Dios en esta dimensión mundana inferior; y algo similar sucede cuando el alma asciende a las dimensiones espirituales: Debe olvidar lo que vio en este mundo. No obstante, con Yitzjak sucedió algo diferente e innovador: Él trajo consigo, aquí “abajo”, a la realidad concreta, los aspectos de Gan Edén…».

Por otra parte, las vestimentas que usa Yaakov son una alegoría maravillosa del alma mesiánica; el aroma de las ropas de Yaakov era el aroma de su Torah. Explican los sabios:

«…Así como la ropa abriga a aquel que la viste, así también la Torah abriga al alma de la persona redimida. La ropa aleja al frío; así también, Yaakov alejó el Yetzer Hará (mala inclinación), que es llamado “frío”, como está escrito: “…Cuando Amalek te enfrió (debilitó) en el camino…” (Devarim 25:17-18). Pero Yaakov tenía el calor de la Torah, que lo llevaba a cumplir con su servicio a Di-s y que le otorgaba vitalidad…».

Esta frialdad de los amalekitas tiene su origen en su padre Esav, quien toda su vida se condujo con indiferencia y frialdad hacia su padre Yitzjak. Amalek es un descendiente de Esav. Así pues este hijo de Esav intentó aniquilar a Israel, primogénito de Yahvéh. Y así sucesivamente, en el futuro, “hijos” de Esav, buscarán hacer realidad los deseos que Esav no pudo cumplir; el mal querrá destruir al bien: “…Se acercarán los días de duelo de mi padre y entonces MATARÉ A YAAKOV…”, Gén 27:41. [Ver cap 25:25].

Por ello es que cuando el “Esaú religioso” (sistema reptiliano cristiano), pretende disertar de la Palabra de Dios, se desprenden los olores mortales del azufre. No así cuando habla el pueblo de Israel, primogénito del eterno Abba, ya que la “voz de Yaakov” (Israel), es la voz pura y celestial de la Torah.

Por último, debo decir que la expresión “un campo que el Eterno ha bendecido” contrasta con la maldición que vino sobre la tierra por causa de Adam HaRishon (el Primer Adán, cf. Génesis 3:17). En Yitzjak, el hijo unigénito, esa maldición fue eliminada. De la misma manera en Yeshúa, el Hijo Unigénito de Dios, la maldición será quitada definitivamente de la Tierra, como está escrito en :

“Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.” (Revelación/Apocalipsis 22:3)

¡“Soy Yo”!; ¡Esaú es!… La Voz versus las Manos

Por P.A. David Nesher

 

 Vayavo el-aviv vayomer avi vayomer hineni mi atah beni. Vayomer Ya’akov el-aviv anoji Esav bejoreja asiti ka’asher dibarta elay kum-na shevah ve’ajlah mitse’idi ba’avur tevarajani nafsheja.»


«Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?
Y Jacob dijo a su padre:
Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas.
Entonces Isaac dijo a su hijo:
¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío?
Y él respondió:
Porque Yahvéh tu Dios hizo que la encontrase delante de mí.
E Isaac dijo a Jacob:
Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no. Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo:
La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú?
Y Jacob respondió: Yo soy.
Dijo también:
Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió. Y le dijo Isaac su padre:
Acércate ahora, y bésame, hijo mío.
Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos…”

(Génesis 27:18-27)

En este texto notamos como Yaakov, sin duda laguna con mucha vacilación, se acercó a su padre Itzjak y le dijo: «padre mío«. Pues bien, lo que más nos interesa de esta historia es saber que la decodificación de las palabras hebreas de estos versículos permiten descubrir que a la llegada de Yaakov, Yitzjak siente inmediatamente la presencia de la Shekinah y la inspiración profética.

Ya siendo sospechoso, Itzjak le preguntó: «¿Quién eres hijo mío?» Entonces Yaakov dijo su primera mentira cuando contestó a su padre: «yo soy Esaú tu primogénito» (27:19a). En el hebreo existen dos formas de decir el pronombre «yo«. La primera manera está diciendo aní, y la segunda manera es diciendo anojí. La diferencia entre ambas siempre se nota al hablar.

Teniendo en cuenta el dato lingüístico que les acabo de compartir, los Sabios dicen que cuando Yaakov dijo «yo«, utilizó anojí en lugar de aní. La palabra anojí cuando se utiliza con un complemento sustantivo enfatiza el sujeto pronominal. Sin embargo, la palabra aní se utiliza para enfatizar el predicado nominativo, como será el caso más tarde (en 27:32), que hace hincapié en la persona. Así que aquí, Yaakov debe mentir, pero él usa anojí en lugar de aní por lo que él no tenía que hacer hincapié en la persona.

Yaakov intentó rápidamente desviar la atención de sí mismo, y el tema en cuestión, diciendo: «He hecho como me hablaste«. Es así mismo importante que entendamos aquí que la Torah enseña que el pecado está en el engaño al padre, no en recibir la bendición patriarcal. Pues bien, entonces como Yaakov no quería llamar la atención sobre sí mismo, él cambió de tema diciendo:

«Siéntate a la mesa, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma«.

La expresión hebrea “siéntate a la mesa”, que sale de la boca de Yaakov, dicen los Sabios que debe ser interpretada como que fue dicha en un tono amable y refinado, lo cual era muy común en la forma de hablar de Yaakov. Era como decirle: “Padre, siéntate por favor a la mesa y come de lo que gustosamente he preparado para ti”. Pues bien, Esav no tenía esos modales.

Por eso es que Yitzjak dirá: 

La voz es la voz de Yaakov”. 

El pasuk (versículo) se refiere aquí a su “forma” de hablar. Es decir, la voz define quién es Yaakov. Al hablar Yaakov delicadamente invocó el nombre de Yahvéh, cosa que Esav tampoco hacía. A pesar de que la voz de los dos hermanos era totalmente idéntica, las palabras de Yitzjak no se refieren al timbre particular de la voz o fonética de cada persona, aquí se habla de la manera de expresarse. Las expresiones y vocabulario de Esav y de Yaakov eran muy distintas.

En vista de que Esav no solía invocar el Nombre de Dios, fue por lo que Yitzjak empezó a pensar que al que tenía delante era a Yaakov. Sin embargo, las manos vellosas eran como las de Esav. El rabí Shlomo explica que Yitzjak quiso decir esto:

«…La voz pertenece a Yaakov y las manos a Esav. La fuerza interna que emana del corazón es la «voz» y la fuerza externa, la acción, son las «manos». Estas manos no se conforman con dominar al mundo sino que desean estar constantemente subyugando a la voz…».

Es decir, que el patriarca (consciente o no) estaba profetizando una característica constante de la lucha de estos dos hermanos. Él está anunciando que las manos de Esav (sus actitudes), se introducirán siempre con violencia dentro de las entrañas de Yaakov, manos burdas sondeando en lo más íntimo del ser construyendo ídolos en el Santuario del alma hebrea. Las manos estrangulando a la voz, la voz de la oración vacía y sin sentimiento; la voz de una mitzvá cumplida mecánicamente. Y la voz se oye cada vez más lejana. Pero a pesar de todo, “la voz es la voz de Yaakov”, destinada a elevarse, destinada a santificar y a purificar las manos. Entonces, mientras se escuche la voz de Yaakov, las manos de Esav no podrán destruirlo.

Algunos comentaristas sostienen que Yitzjak pensó que era Esav quien estaba frente a él. El patriarca creyó que Esav había adquirido la voz de Yaakov, y que por fin se había santificado y elevado a los niveles del entendimiento divino (Binah). La verdad fue que Esav no cambió, sino que fue Yaakov quien estuvo frente a él, disfrazado de Esav. La voz de Yaakov penetró hasta los confines más lejanos del mundo material. La “voz”, es la esencia de Yaakov, es la voz de las plegarias y de la Torah que las manos de Esav no podrán apagar nunca.

Dos Mentalidades Corren Dentro de Mí (Esaú y Jacob)

P.A. David Nesher

“Y los hijos luchaban dentro de ella; y ella dijo: Si esto es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar al Eterno.
Y el Eterno le dijo:
Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos se dividirán desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.”

(Bereshit/Génesis 25:22-23)

Las Sagradas Escrituras nos relatan que durante el difícil embarazo de nuestra matriarca Rivkah (Rebeca), los bebés luchaban dentro de su seno. Esto la llevó a preguntarse: ¿para qué sigo viviendo? ¿Por qué es mi dolor tan grande?

La lucha de estos dos bebés, que comenzó antes de sus nacimientos, representa la lucha que aún continúa en el mundo de hoy. Justamente la porción describe por primera vez la lucha fundamental entre el bien y el mal que tiene lugar en el mundo físico. Es la historia de los dos hermanos; יַעֲ קב (Yaakov o Jacob) y עשָָֽו (Esav o Esaú), los cuales están destinados a formar dos naciones independientes, con caracteres, ideales y objetivos muy distintos, por no decir opuestos. Hay una lucha entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, entre el Espíritu y la carne que Pablo nos expone en Romanos capítulo 7, y que se libra dentro del alma humana.

Yaakov y Esaú representan dos fuerzas en pugna en el interior humano que determinan dos mentalidades o cosmovisiones. Uno de ellos, el primogénito biológico (Esav), es la representación misma de la mala inclinación (o “yétzer hará”) que se instala al lado del ser humano apenas nace; el otro (Yaakov), simboliza la inclinación al bien (yétzer hatov), fuerza que comienza a acompañar al alma humana a partir de su temprana juventud (12 años en las mujeres, 13 años en los varones).

La palabra hebrea que ha sido traducida como “luchaban”, es vayitrotsatsú, una expresión con dificultad para traducir y entender en los demás idiomas. Sucede que esta palabra (vayitrotsatsú) procede de la raíz ratzatz que significa luchar; pero también está relacionada con la palabra ratz que significa correr. Por esta razón, los rabinos interpretaron esta palabra en el sentido de que los niños estaban luchando dentro de su vientre para salir corriendo. De allí surgió el midrash que dice que cuando Rivká pasaba por un lugar donde se estudiaba la Torah Yaakov “corría” dentro de ella, agitándose para salir. Pero cuando pasaba al lado de una casa de idolatría Esav se agitaba para salir. El Targum traduce el texto diciendo que se empujaban entre sí.

Entonces la expresión “los hijos pugnaban”, literalmente dice, “corrían”. Ello significa que los niños se movían como en combate en las entrañas de la madre. Esta lucha intrauterina era también una cuestión de la legítima defensa, ya que implicará una lucha por la dominación moral en el mundo.

Estos dos hermanos, distintos en caracteres y costumbres, contenderán permanentemente uno contra el otro. A veces el victorioso sería derrotado y en otras, el elevado caería. Por esta razón es que en el seno materno estaban “agitándose”. Las figuras de Esav (Esaú) y Yaakov aparecen en una lucha la cual perdurará hasta los últimos tiempos.

Como lo expresé en el primer párrafo, los dolores de ella eran tan fuertes que se preguntaba para qué oraba pidiendo un hijo. Si hubiera sabido que el embarazo iba a ser tan difícil no hubiera orado. ¿Por qué ella fue la única mujer que sentía estas cosas durante el embarazo? Al final tomó la decisión de ir a preguntar al Eterno. ¿Adónde fue? El pasuk (versículo) 22 finaliza diciendo que Rivka “salió a consultar a Yahvéh”, lo que significa que acudió a los profetas de Dios que había en aquel tiempo. Los Midrashim, incluyendo el Libro de Yashar, señalan que Rivka fue a la tierra de Moriah, a la Yeshivah (Centro de Estudios) de Shem y Ever, y ellos le dieron el mensaje de lo Alto:

Vayomer YHVH lah shney goyim bevitnej ushney le’umim mime’ayj yiparedu ule’om mil’om ye’emats verav ya’avod tsa’ir.»

Esto se traduce así:

(«Yahvéh le contestó: “Dos pueblos hay en tu vientre y dos reinos serán separados de tu seno. Un reino prevalecerá sobre el otro reino, y el mayor servirá al menor.”)

Del Midrash recogemos las siguientes palabras:

«…Serás madre de dos naciones; las llevas a las dos juntas, pero una vez que hayan nacido, ni el mundo entero podrá albergarlos juntos en paz. ¿Cómo, pues esperas que coexistan pacíficamente dentro de tu vientre?…», [Midrash, pág 204.]

Los dos hijos que llevas simbolizan el eterno conflicto que opone la Torah Divina a la fuerza bruta del hombre… así queda revelado que el odio implacable de Esaú por su hermano no se remonta a su nacimiento sino a una época anterior; el camino de cada uno de los hermanos parece estar trazado a priori, desde antes de su nacimiento. Su futura personalidad empieza a dibujarse ya en su estado embrionario. En ellos existirán tendencias naturales altamente divergentes. Yaakov y Esaú darán origen a dos naciones que estarán enemistadas desde su misma concepción; uno para seguir su maldad y el otro para desarrollar integridad y valores. Para los sabios, Yaakov es símbolo del alma del hombre, en tanto que Esaú representa al cuerpo físico sujeto al “ego”.

Estas dos naciones jugarían un papel muy importante en la historia, y especialmente durante los últimos tiempos en relación con la venida del Mesías. Yaakov es el padre de Israel, y Esav es el padre de Edom y el Imperio Romano. Siempre habría tensión entre estos dos. Si uno estaría por encima, el otro estaría por debajo y viceversa. De los dos saldrían grandes reyes. De uno saldría el rey Shlomó (Salomón) que edificaría el primer Templo en Yerushalayim (Jerusalén) y del otro saldría el emperador Tito que destruiría el segundo Templo. Finalmente el menor será el principal. ¡Al final Yerushalayim será más poderosa que Roma!

Así, Yaakov y Esav darán origen a “dos mundos” que estarán en oposición todo el tiempo; de Yaakov surge el pueblo santo, Israel (יִשְׂרָ אֵ֑ל ), en tanto que de Esaú, que es la viva imagen de Satán, emergerá la perversa y sanguinaria Roma con todo su sistema cazador de almas. Asimismo habrá más raíces ideológicas de Esaú; son los sistemas religiosos cuyas tendencias son las de hacer a un lado a Israel, rechazar la Torah y creerse dueños de las eternas bendiciones que por orden divino le corresponden a Yaakov y a sus descendientes. ¿Quién sería el más fuerte y tendría el dominio del mundo? ¿Sería Yaakov y su fuerza espiritual? ¿O sería Esav (el lado negativo) y los poderes de la impureza? Las Escrituras nos responderán enseguida.

Mediante este oráculo divino, nuestra madre Rivká tenía muy claro el panorama desde el momento que ella recibe la indicación que el hijo mayor (el primogénito biológico) sería siervo del hijo menor. Solo habría que esperar el momento del parto para saber quién era quién. Al respecto comenta el apóstol Pablo de Tarso:

“… Y no solo esto, sino también cuando Rivka concibió de uno, de Yitzjak nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían tenido la ocasión de decidirse por la obediencia o la desobediencia), para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese por el que llama, no por lo que el hombre haga por sí mismo, se le dijo:
El mayor servirá al menor. 
Como está escrito:
A Yaakov amé más que a Esav…”

(Rom 9:10-13 – Código Real del NT]).

Sobre los dos hermanos, el comentarista hebreo Isaa Abarbanel explica que, no obstante, que ambos son hijos del mismo padre y madre, han de ser de caracteres totalmente distintos, como lo son dos pueblos y naciones diferentes, como si uno fuera habitante del oriente y otro del occidente. Este maestro dice que a pesar de que estos hermanos eran mellizos (idénticos), sus acciones no se parecerían en absoluto; Esav se comportaría como un cerdo; un cerdo coloca sus patas por delante para presentarse como animal kosher, ocultando su verdadera naturaleza impura en su interior. Esav tampoco muestra interés por las leyes divinas. Teniendo en cuenta esta interpretación, los sabios dicen que Esav es la representación e imagen del Satán (oponente) o mensajero del “lado oscuro” que todo hombre lleva en su interior. Esav representa las fuerzas del mal, las cuales fueron creadas con el único propósito de que la persona las transforme en energía positiva.

La relación entre Yaakov y Esaú será un tema recurrente a lo largo de todo el Tanak (mal llamado Antiguo Testamento) y la historia de Israel. El hijo mayor, Esav aparece ligado a la perversidad en tanto que Yaakov avinu a la integridad.  Por ello es que al final, Esav elegirá la idolatría y la impiedad, en tanto que el otro (Yaakov), se conducirá por el camino de la fe y lo sagrado; Yaakov avinu sería la “voz de la Torah”. Así pues veremos que cuando Israel se mantuvo leal al Eterno, Esav careció de poder. Es que, la falta de apego a la Torah y el antisemitismo son una relación “causa-efecto”. Existe entonces aquí la revelación divina de un método totalmente efectivo para controlar el antisemitismo: intensificar el estudio de la Torah, y darle cumplimiento.

Los sabios enseñan que estos pasajes contienen un gran secreto en el aspecto espiritual:

«…Hay dos fuerzas dentro de cada persona: la del cuerpo y la del alma. Esaú representa preocupaciones del cuerpo: egoísmo, materialismo (cosmovisión el ego). Por ello es que generalmente nos ocupamos más de nuestros deseos corpóreos, somos esclavos de nuestras necesidades y deseos corpóreos; nos ocupamos más de comida, la renta, facturas, sexo, placer, etc. Mientras que Yaakov representa la conciencia del alma, el deseo de conectarse con la espiritualidad, el significado y la benevolencia. En nuestro mundo, el primogénito es el cuerpo. El cuerpo precede al alma…».

Una perspectiva mística afirma que «la cáscara precedió a la fruta». Mientras que el fruto madura, su cáscara, como el cuerpo en el cual el alma madura, lo protege. Es para este propósito que la mayor parte de la educación de un niño que tiene lugar en sus años formativos consiste en superar a Esaú dentro de esos impulsos y deseos corporales hasta que el alma gana el control sobre el cuerpo en el momento de llegar a su juventud (12 años las mujeres, 13 años los varones).

Por ello agregan los místicos que, cuando convencemos al cuerpo de que una persona espiritual llega a ser más saludable, esa fe refuerza el éxito en todos los campos, influenciamos nuestro sentido del razonamiento invirtiendo tiempo y dinero en el desarrollo espiritual. Lo que Esav quería vender era lo que Yaakov quería comprar, Esav gusta de la persecución de los placeres mundanos, y en esta parashá Toldot, la Torah compara los placeres mundanos con un guiso de lentejas, ya que el bienestar del mundo, la tranquilidad y el honor, son “circulares”, van constantemente de un lado a otro, así como lo es una lenteja, que es redonda. Es por eso que Esav vende e intercambia la “vida eterna”, o sea, el servicio sacerdotal (avodah) de Dios que le correspondía a los primogénitos, por la efímera vida de este mundo. Este es el camino que nos legaron nuestros patriarcas a nosotros y a nuestros hijos: optar siempre por el camino del servicio a Yahvéh y el temor a Su Divinidad, siguiendo el Camino que es Yeshúa HaMashiaj y Su Yugo sobre nosotros.


Puedes escuchar una explicación sintética de esto en esta catequesis:


Bitácora Relacionada:

Cinco Pozos y Una Fuente (El Pentateuco y la Enseñanza de la Luz)

Por P.A. David Nesher

 

“Y sucedió que aquel mismo día los siervos de Yitsjak llegaron y le informaron acerca del pozo que habían cavado, y le dijeron: Hemos hallado agua. Y lo llamó Shivá; por eso el nombre de la ciudad es Beer-Sheva hasta hoy.”

(Génesis/Bereshit 26:32-33)

 

En la Tierra Prometida, el acceso al agua es esencial, tanto para los cultivos como para el ganado. Sin una fuente de agua, no se puede mantener cultivos ni ganado. En pocas palabras, no se puede sobrevivir. Dado que en el sur de Israel no hay ríos ni lagos, la gente depende completamente de pozos o cisternas.

Por eso, para Isaac era muy importante buscar esa fuente de agua. También en esto Yahvéh lo bendijo, porque lo llevó a descubrir un pozo de aguas vivas: un manantial, lo cual era muy codiciado en esa región:

«Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas.»

(Génesis 26:19)

Mientras estaban cavando el pozo en Berseba, Yitzjak recibió una visita sorpresa del rey filisteo. Avimélec fue a ver a Yitzjak desde Gerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat, y de Ficol, el jefe de su ejército (26:26). Su acercamiento a Yitzjak muestra claramente que ellos le tenían miedo y envidia del patriarco. Pero ahora que Yitzjak estaba fuera de su tierra, ellos decidieron que era prudente mantener buenas relaciones con él.

Yitzjak los desafió diciendo: Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme? (26:27) Nunca se le ocurrió a Yitzjak que tal vez Avimelej tenía motivos razonables para su comportamiento, teniendo en cuenta como Yitzjak actuó en Gerar (26:6-11). Sin embargo, Avimelej comenzó su conversación más diplomáticamente con Yitzjak cuando él dice:

«Nos hemos dado cuenta de que el SEÑOR está contigo, respondieron. Hemos pensado que tú y nosotros debiéramos hacer un pacto, respaldado por un juramento. Ese pacto será el siguiente: Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del SEÑOR eres tú!»

(26:28-29)

Así es, los hombres de Gerar reconocieron la bendición de Yahvéh sobre Yitzjak y ellos buscaron un trato con él. Lo que ellos dicen es casi en tono suplicante. Esto es muy similar al trato que Abraham y el otro Avimelej habían hecho en Berseba casi un siglo antes. Ahora que Yitzjak estaba de vuelta en la comunión con Dios, los que antes eran sus enemigos lo buscaron y dieron testimonio de la presencia del Señor en su vida. Cuando Yahvéh aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia (Proverbios 16:7).

Milagrosamente, el Eterno llevó a que los vecinos ya no tuvieran envidia, ni miedo de Yitzjak, sino que buscaran la paz con él. Como confirmación, Yahvéh le envió a Yitzjak una señal.

Efectivamente, el mismo día en que Yitzjak hizo el tratado con Avimelej y sus líderes, los siervos de Isaac, que parecían ser muy hábiles para encontrar agua, vinieron y le trajeron la noticia de otro pozo que habían cavado. Yitzjak lo llamó Seba (en habreo Shivah), que significa “siete” y se parece a la expresión hebrea shvuah (“juramento”), razón por lo que el nombre de la ciudad donde este pozo está es Berseba, es decir el Pozo del Juramento. Pero esa era la fuente secundaria para el nombre. La fuente primaria del nombre Berseba viene de Beer Sheva, que significa literalmente el Pozo de los Siete (21:22-34). El énfasis en el capítulo 21 fue el número siete, pero aquí el énfasis está en el juramento. La palabra hebrea para jurar, juramento y siete tiene a menudo la misma raíz hebrea.

Este fue el quinto pozo que cavó Yitsjak. Los primeros manantiales que excavó Yitzjak son los que habían sido cavados por Avraham avinu y vueltos a tapar por los filisteos. Estos pudieron sellarlos exitosamente porque la tarea esencial, el servicio divino de Avraham no era cavar pozos. Pero cuando Yitzjak concretó su propio servicio divino, la reapertura de los manantiales de su padre, los filisteos ya no tenían poder para cerrarlos. Al finalizar esta tarea, Yitzjak se dedicó a abrir otros tres manantiales propios. Los primeros dos crearon una controversia por su propiedad. Por eso Yitzjak llamó al primero Esek, que significa «conflicto» y al segundo “Sitná”, que significa odio. Finalmente viajó a un área diferente donde su tarea no provocó conflictos. En este nuevo lugar estaba claro en todos los niveles de la conciencia del mundo que los pozos que cavó Yitzjak eran suyos. Así, nombró al tercero “Rejovot”, que significa «amplitud infinita», como anticipando la abundancia que le permitiría dar a luz nuevos frutos en la realidad.

Este último detalle no es nada menor, ya que, leyendo el Midrash me enteré que cada pozo abierto por Yitzjak corresponde a un libro del Jumash (Pentateuco = cinco libros). Por eso les comparto dicha interpretación:

  • Esek corresponde al rollo Bereshit (Génesis), donde se habla de la creación del “mundo” – esek.
  • Sitnah corresponde al rollo de Shemot (Éxodo) porque allí se habla de cómo los egipcios odiaron y se opusieron a los hijos de Israel.
  • Vayikrah  (Levítico) está lleno de leyes que corresponden a las aguas de “un pozo” (Génesis 26:25).
  • Shivah (siete) simboliza el rollo de Bamidbar (Números) que contiene tres libros diferentes de la Torah (porque según nuestros sabios Números 10:35-36 constituye un libro en sí mismo) lo que da un total de siete libros de Torah.
  • Rejovot corresponde al rollo de Devarim, porque allí se entregaron las leyes para el tiempo cuando los hijos de Israel estuvieran extendiéndose en la tierra prometida (Deut. 19:8).

Yitzjak cavó cinco pozos, es decir que trabajó su alma en el estudio de todos los mitzvot (mandamientos) que proceden de la enseñanza de la Luz (Oraitah), que es la Fuente de donde provine todos los planos de la existencia. Por ello, su vida fue la perfecta representación de la virtud divina conocida como Guevurah que es la capacidad de aplicar rigor a uno mismo para recibir de la benevolencia, para luego darlo con justicia y compasión a todos los que conforman el entorno.

¡Esto es maravilloso! El principal objetivo individual del propósito del alma de Yitzjak a este mundo fue cavar pozos de agua en el desierto, elevando las aguas y manantiales subterráneos para que se revelen sobre la tierra, con el apoyo de su esposa Rivkah. Cavar un pozo es penetrar la tierra y ver a través de barreras opacas. Los sabios explican que la Torah es como el agua porque al igual que sin agua no hay vida, tampoco sin Torah hay vida. Cuando uno que tiene el mérito de dedicarse al estudio de la Torah, de entenderla, y logra sumergirse en las profundidades de ella, es como si buscara y encontrara agua.

Por todos los datos compartidos hasta aquí, podemos notar que Avraham avinu fue un hombre de altares y Yaakov sería un hombre de tiendas, pero el patriarca Itzjak era un hombre de pozos, es decir un varón que se disciplinaba (aplicaba para sí la guevurah) en investigar las pautas divinas.

El trabajo de Yitzjak avinu era complementario del de su padre, Avraham, cuyo servicio y rectificación era traer luz directa desde lo Alto hacia el mundo abajo. Abraham proyectaba luz a sus oyentes que eran como estudiantes sentados a los pies de su maestro. El maestro proyecta luz directa, desde arriba hacia abajo a sus estudiantes. Este servicio, realizado desde arriba hacia abajo es llamado “or iashar”, (luz directa).

En cambio, Yitzjak no merodea para hacer campañas e iluminar el mundo, y al parecer no le interesa mucho. Yitzjak excava pozos, observa la realidad desde abajo, al mundo y sus habitantes tal como son, también en el máximo materialismo grosero y tosco, y quiere revelar la existencia del Eterno en todo lugar. Yitzjak no busca iluminar la realidad desde arriba, porque la luz por más grande que sea ilumina la realidad desde afuera pero no penetra en su interior. Yitzjak excava y perfora, profundiza más y más, para revelar que el suelo que aparece a la vista desierto y destruida, alejado de la Divinidad, en verdad oculta en su interior un “beer maim jaim”, es decir, un pozo de aguas vivientes. Oculta a Yahvéh mismo. O sea que el servicio y rectificación de Yitzjak complementaba al de su padre Avraham actuando en dirección opuesta, de abajo hacia arriba. Al cavar los pozos revelaba la luz oculta simbolizada por las aguas vivientes, que previamente habían sido atrapadas en el reino material inferior (Malkut). Con sus herramientas rompía las corazas (klipot), las cáscaras físicas revelando la luz encubierta desde por debajo de la tierra hacia arriba. Este servicio se llama “or jozer” (luz de retorno).

Por esto su emunah (certeza y convicción) le permitía adquirir y dominar el conocimiento de la Provisión constante de Yahvéh. También sabía que el Eterno podía proveer en muchas diferentes maneras, no solamente una.

La sabiduría mística explica que los últimos tres pozos de Yitzjak corresponden a los tres niveles ascendentes del alma. Este servicio esencial de Yitzjak representa el proceso madurativo rectificado de toda alma en sentido ascendente de abajo hacia arriba. Esta es la labor del tzadik oculto que inspira a la gente para estimular su amor y temor al Eterno, aunque no conscientemente. Al cavar los pozos, Yitzjak proyectaba su energía positiva hacia los corazones de la gente, causando que experimenten un inexplicable estímulo por conocer y amar al Todopoderoso.

Entendiendo lo hasta aquí considerado, podemos entender por qué Yitzjak ama a Esav. Sabe que él no es un gran tzadik (justo), pero es un hombre del campo, de la tierra, ciertamente un gruñón que respira la grosera realidad del mundo físico. Y esto es lo que Yitzjak ama de él. Yitzjak no quiere ángeles en el cielo (ya los conoce desde la akeidah -atadura-), está acostumbrado a verlos. Lo que le interesa es atrapar un pedazo de realidad y ocuparse de él. He aquí el motivo por el que Yitzjak quiere bendecir a Esav, porque cree que con la fuerza de esas bendiciones Esav puede verdaderamente revertirse, rectificar su camino y justamente desde su tosquedad revele a HaKadosh Baruj Hu, Yahvéh, nuestro Dios.

Antes de este capítulo, Itzjak fue mencionado sólo en combinación con Avraham; desde este punto en adelante, él sólo se menciona en relación con Yaakov. Este es el único capítulo en el que el centro de atención está sobre él. Él vivió 180 años, con lo que su vida fue la más larga de los tres patriarcas. Pero su vida es la menos accidentada, no obstante esto, por todo lo que hemos visto que hizo en su misión, él es un tipo de Mashiaj.

La Guerra Eterna: Materia vs. Espíritu (Video)

En el interior del toda alma humana existe una guerra que se libra diariamente. Es muy importante que aprendas a ganarla.

Los sabios enseñan que estos pasajes contienen un gran secreto en el aspecto espiritual:

«… Hay dos fuerzas dentro de cada persona: la del cuerpo y la del alma. Esaú representa preocupaciones del cuerpo: egoísmo, materialismo (cosmovisión el ego). Por ello es que generalmente nos ocupamos más de nuestros deseos corpóreos, somos esclavos de nuestras necesidades y deseos corpóreos; nos ocupamos más de comida, la renta, facturas, sexo, placer, etc. Mientras que Yaakov representa la conciencia del alma, el deseo de conectarse con la espiritualidad, el significado y la benevolencia. En nuestro mundo, el primogénito es el cuerpo. El cuerpo precede al alma…»

Te invito a sacar realizar una descodificación profunda a través del siguiente estudio:


Bitácoras Relacionadas:

El Fin… ¿Justifica los Medios?

Por P.A. David Nesher

 

 

Y Rebeca estaba oyendo, cuando hablaba Isaac a Esaú su hijo; y se fue Esaú al campo para buscar la caza que había de traer.
Entonces Rebeca habló a Jacob su hijo, diciendo:
«He aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu hermano, diciendo: Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y te bendiga en presencia de Yahvéh antes que yo muera.
Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando. Vé ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para tu padre, como a él le gusta; y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te bendiga antes de su muerte.»

(Génesis 27: 5-10)

 

Seguramente que al leer este relato histórico del rollo de Bereshit (Génesis), las preguntas que surgen en vuestras mentes son:

  • ¿Es correcto lo que hicieron Rivkah (Rebeca) y Yaakov (Jacob) engañando a Yitzjak de esa manera?
  • ¿Estuvo bien Yaakov en tomar la bendición de Esaú disfrazado?
  • ¿Fue correcto que Rivkah concibiera el plan en primer lugar y alentara a Yaakov a llevarlo a cabo?
  • ¿Puede el fin justificar los medios?

Entiendo que estas son cuestionamientos fundamentales ya que lo que está en juego aquí no es solo la interpretación bíblica sino la vida moral en sí misma. Según cómo leamos y meditemos este texto, así será el tipo de persona ética en que nos convirtamos.

Desde el contexto completo del relato, entendemos que nuestra madre Rivka hizo bien en proponer lo que ella consideraba correcto que Yakoov hiciera. Rivka sabía que sería Jacob, no Esaú, quien continuaría el pacto que el Eterno había hecho con Abraham avinu, y llevaría la misión del padre de la fe al futuro internacional. Ella sabía esto por dos motivos diferentes:

En primer lugar, ella lo había escuchado de Yahvéh mismo en el oráculo que recibió antes de que nacieran los gemelos:

«Dos naciones están en tu vientre,

y dos pueblos de los que serás separada;

un pueblo será más fuerte que el otro,

y el mayor servirá al menor.»

(Gen. 25:23)

 

Esav era el mayor, Yaakov el menor. De esto, ella infería correctamente que era Yaakov quien emergería con gran fortaleza. Rivkah tenía claro en su mente y corazón que su hijo Yaakov había sido elegido por el Eterno.

En segundo lugar, Rivkah los vio crecer. Ella, como buena madre, sabía que Esav era cazador, expresión que en hebreo describe a un hombre que posee la misma violencia que desarrolló Nimrod (Gén. 10: 19). Ella había visto que él era impetuoso, mercurial (con repentinos giros de estado de ánimo y manierismo), un varón exageradamente impulsivo, de poca reflexión. En un momento determinado podía ser cálido y afectivo, pródigo en su afectuoso trato con todo el mundo pero, de repente, podía volverse frío y hostil, evitando el contacto, desvinculado y distante.

Ella lo había visto vender su derecho de nacimiento por un plato de lentejas. Ella había visto mientras él “comió, bebió, se paró y se fue. Entonces Esaú despreció su derecho de primogenitura” (Gen. 25:34). Nadie que desprecie su derecho de nacimiento puede ser el guardián confiable de un pacto pensado para la eternidad y todas las generaciones de la Tierra.

En tercer lugar, justo antes del episodio de la bendición leemos:

Cuando Esaú tenía cuarenta años, el se casó con Judith hija de Beeri el hitita, y también Basemath hija de Elón el hitita. Ellas eran una fuente de dolor para Isaac y Rivka.

(Gen. 26:34)

Esta también era una evidencia del fracaso de Esaú para entender lo que el pacto requiere. Casándose con mujeres hititas él se probó a sí mismo indiferente a los sentimientos de sus padres y al autocontrol en la elección de su pareja de matrimonio que era esencial para ser el heredero de Abraham.

Rivká era bien consciente que esto, después de todo, no sólo era un asunto de relaciones dentro de la familia. Era más bien un asunto profético que se enfocaba en la Intención divina y el destino y la vocación espiritual de su descendencia. Ella sabía que la impartición de Ytzjak versaría sobre el futuro de un pueblo entero desde que Yahvéh repetidamente le dijo a Abraham que él sería el ancestro de una gran nación, la que se transformaría en una bendición para la humanidad toda. Y si Rivká estaba en lo correcto, entonces Jacob debería seguir sus instrucciones.

Por favor, conviene a esta altura de la meditación, recordar que esta era la mujer a quien Eliezer, el sirviente de Abraham, había elegido, por guía de Yahvéh, para ser la esposa del hijo de su amo. Era la mujer que el Eterno reveló porque era servicial y bondadosa, porque en el pozo ella le había dado agua a un extraño y a sus diez camellos también. Rivka era la personificación del servicio que tipifica el alma de los redimidos de la Asamblea Mesiánica. Por esto, nos damos cuenta que ella no estaba actuando por favoritismo o ambición. Y si ella no tenía otra forma de asegurarse que la bendición fuera a quien la apreciaría y la viviría, entonces desde su cosmovisión, el fin justificaba los medios.

Parece que la única manera de entender esta situación es concluir que a pesar de que la forma en que Yaakov y Rivká actuaron para obtener la bendición de Ytzjak estaba mal, el pecado de Isaac y Esaú era aún mayor. El Eterno no aprueba la mentira; Yakoov y Rivká sabían esto. Ellos eran personas sensibles y espirituales, pero habían decidido que, a pesar de ser tan malo el engaño ante los ojos de Yahvéh, era necesario actuar así en este caso, con el fin de evitar un pecado mayor: transmitir la más santa de las promesas del Eterno a un hombre que no la quería ni habría de honrarla. Dijimos que Rebeca ya había recibido la revelación del Señor que el mayor serviría al más joven (25:23b). Entonces entendemos que aquí, ella tenía que confiar y esperar en que en el tiempo de Yahvéh se manifestara sobre su hijo Yaakov y recibiera la bendición patriarcal. Pero debido a no querer edificar la esperanza que sostiene a la fe, ella sintió que tenía que tomar el asunto en sus propias manos, ya que parecía que nada podía detener a Ytzjak en su determinación de bendecir al hijo desechado. Esav podía volver en cualquier momento, sólo podemos imaginar lo desesperados que ellos se sentían. Esta era una situación llena de riesgos para la historia de la humanidad.

Sin embargo, Yaakov albergaba sus justas dudas:

«Pero Jacob le dijo a su madre: Hay un problema: mi hermano Esaú es muy velludo, y yo soy lampiño.»

(Gen. 27:11)

Isaac podría haber perdido la vista, pero sus sentido de tacto y olfato permanecía indemne. «Si mi padre me toca, se dará cuenta de que quiero engañarlo, y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme. Hijo mío, ¡que esa maldición caiga sobre mí! , le contestó su madre. Tan sólo haz lo que te pido, y ve a buscarme esos cabritos» (27:12-13). Debido a que Jacob era un hombre justo (25:27), y él sabía que no honrar a su padre era un pecado ante los ojos de Yahvéh, preguntó: ¿Qué pasa si mi padre me toca? puede pensar que me estoy burlando de su ceguera y esto hará que me maldiga en vez de bendecirme. Pero su madre le dijo: «Hijo mío, que la maldición caiga sobre mí. Asumo toda la responsabilidad, sólo haz lo que te pido; ve a buscar por mí«. Estaba tan segura de que esta era la voluntad del Eterno que ella creía que los fines justificaban los medios y no temía la posibilidad de una maldición. Yaakov también creía firmemente que era la voluntad de Yahvéh que él recibiera la primogenitura y esto fue lo que hizo que creyera conveniente seguir la estrategia de su madre. Después de todo, ¿no le había dicho Yahvéh a ella, «…el mayor servirá al menor» (25:23)?

Ahora bien, de acuerdo al plan trazado, Yitzjak avinu no se dio cuenta y no maldijo a Yaakov, y por lo tanto Rivká tampoco recibió maldición alguna.

Entonces ¿sólo hubo bendición en la vida de Yaakov por haber engañado a su padre? Cierta y obviamente no. Las consecuencias de ese engaño llegaron a ser muy graves para toda la familia. Primero despertó odio y planes de homicidio en Esav contra su hermano. Sembrar discordia entre hermanos es uno de los delitos más aborrecidos por el Eterno (Prov. 6:16, 19). La conspiración engañosa también causó veinte años de sufrimientos en la galut (diáspora en griego, destierro en castellano) para nuestro padre Yaakov. Yaakov no solamente tuvo que sufrir la experiencia traumática de quedarse sin contacto con su familia, para no hablar de la pena de sus padres, sino que durante esos veinte años fue engañado asombrosamente por su tío Labán, quien lo condujo a casarse con una mujer que no quería y le cambió el salario de su trabajo diez veces.

Es cierto que Yaakov se quedó con la bendición, pero tanto él como su madre tuvieron que sufrir las graves consecuencias por haber engañado a su padre. Sólo después de haber sido quebrantado sicológicamente, y marcado físicamente por un ángel, pudo reconciliarse con su hermano y obtener la bendición de manera lícita.

Pero si el Eterno no quiso que Esav recibiera la bendición, ¿no era correcto lo que hicieron Rivká y Yaakov? No, no era correcto. El Eterno es muy sabio y suficientemente poderoso para cambiar las circunstancias para que Su voluntad se cumpla en la tierra según su eterno propósito. Él hubiera podido arreglar la situación de otra manera para que Yaakov recibiera la bendición en lugar de Esav, lo cual era Su plan.

Pero el que intenta ayudar al Eterno con medios sucios, mentirosos y engañosos, trae sobre sí su desagrado y tendrá que pagar un alto precio hasta que se humille y aprenda la lección de nunca más hacer algo semejante.

En la historia humana ya ha quedado demostrado: ningún fin podrá justificar medios ilícitos. Todo lo que el hombre siembre, también lo segará (Gálatas 6:7).

Sé honesto y ama la verdad y no intentes conseguir bendiciones espirituales a través de medios sucios. Así evitarás muchos años de exilio con engaños gravísimos y duro trabajo.

¿Conoció Abraham la Torah o Simplemente tuvo Fe en el Eterno?

Por P.A. David Nesher

 

“Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes…”

(Bereshit/Génesis 26:5)

Mientras más peregrino en este maravilloso Camino de Emunáh (Fe certera) revelado por la Instrucción (Torah) divina, me encuentro en mi día a día con voces de personas manipuladas por la programación dogmática de la Gran Ramera, Babilonia la Grande que me atacan con sus prejuicios mentales para que yo termine «arrepentido» del «error en el que he caído». Dichos varones (y mujeres), repiten cual cotorras lo que sus maestros religiosos le han implantado mediante el cruel adoctrinamiento reptiliano de las religiones anti-Mashiaj. Dichos líderes les han asegurado que los mandamientos dados por medio de Moisés se aplicaban únicamente a la antigua Israel, la que salió con Moisés de Egipto, y por lo tanto, no afectan a los creyentes en Cristo de la actualidad. Pero, lo lamentable de esto, es que para llegar a esta conclusión, la mayoría pasa por alto el significado de lo que el Eterno dijo acerca de la obediencia de Abraham cientos de años antes de que hablara con Moisés en el monte Sinaí, según está escrito en el Rollo de Bereshit (Génesis):

“…porque Abraham obedeció mi voz, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.» 
(Génesis 26:5).

A esta altura de nuestro peregrinar sabemos que la Torah existe desde antes de que el Mundo fuera creado. Es el diseño pre-existencial desde el que YHVH comenzó a crear todas las cosas, visibles e invisibles.

Lo que necesito aclarar de antemano es que en este caso que estamos considerando, no debemos entender por Torah lo que nosotros conocemos hoy como tal, con sus relatos y estructura, sino su médula, su esencia. Por lo que, entonces comprenderemos y aceptaremos que los patriarcas ya habían recibido del Eterno la parte ontológica (esencial) de la Torah, y eso era lo que estudiaban y aplicaban. Veamos con mayor detenimiento esto.

Las palabras hebreas que Yahvéh utiliza en este versículo son muy importantes, tal como lo explica el Expositor’s Bible Commentary [“Comentario bíblico del expositor”] donde se lee:

El Señor luego agregó un comentario muy relevante: Abraham ‘guardó mi precepto [mismarti], mis mandamientos [misvotay], mis estatutos [huqqotay] y mis leyes [vetorotay]’ (v. 5).
Lo impresionante es que esta es precisamente la forma en que se expresa la obediencia al pacto del Sinaí en Deuteronomio 11:1: «Amarás, pues, al Eterno tu Dios, y guardarás sus ordenanzas [mismarto], sus estatutos [jukotay], sus decretos [mishpatim] y sus mandamientos [misvotaym], todos los días . . . Así, Abraham es un ejemplo de uno que demuestra que tiene la ley escrita en su corazón (Jeremías 31:33). El escritor lo muestra como el ejemplo máximo de verdadera obediencia a la ley, aquel del cual el Señor pudo decir: ‘Abraham obedeció mi voz’ (v. 5). Al mostrarnos a Abraham como un ejemplo de alguien que ‘guardó la ley’, el escritor nos ha mostrado la naturaleza de la relación que existe entre la ley y la fe. Abraham, un hombre que vivió por fe, podría ser descrito como aquel que guardó la ley

(1990, 2:186-187, énfasis añadido).

Aquí aparecen cinco palabras diferentes.

  1. VozAbraham obedeció mi voz – En hebreo se dice shamá Avraham be-kolí. Esta expresión se utiliza para describir la obediencia a la voz del Eterno en los momentos de prueba. También podemos destacar su obediencia a la voz del Espíritu del Eterno en el caminar diario en la relación íntima con Él: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.” (Romanos 8:14)
  2. Guardar y guardó mi ordenanza – En hebreo se dice va-yishmor mishmartí, literalmente “y guardó mi guardia”. Esto tiene que ver con decretos de prevención relacionados con las prohibiciones de la Torah. De esto aprendemos que Avraham tenía una actitud de vigilancia y cuidado en cuanto a las cosas del Eterno que había que guardar.
  3. Mandamientosmis mandamientos – Aquí se encuentra la palabra mitsvot que normalmente incluye todos los mandamientos del Eterno. Sin embargo Rashí le da aquí un significado limitado, refiriéndose a las leyes de carácter social que son naturales para el ser humano, como el no robar y no derramar sangre etc. Las leyes de carácter social normalmente son llamadas mishpatim en la Torá.
  4. Estatutosmis estatutos – En hebreo jukotai. Son aquellos mandamientos que no tienen explicación lógica, contra los cuales se revela la inclinación al mal más que contra los otros mandamientos.
  5. Leyesy mis leyes – En hebreo ve-torotai, y esta viene de la palabra torah, instrucción, enseñanza. Se refiere tanto a la Torah que luego fue escrita en Sinaí, como la Torah oral que también fue dada en Sinaí.

¡Muy interesante es todo esto para nuestra fe! Abraham es destacado por su obediencia a todo lo que el Eterno había establecido, tanto los mandamientos que fueron transmitidas desde Adam, como los  mandamientos que fueron dados a Noaj, como los mandamientos que le fueron revelados proféticamente. Y a esto se le añadía lo que Abraham aprendió de la obra de Yahvéh como modos correctos de vida, tales como el amor en justicia social, generosidad, amabilidad, hospitalidad, juicio, etc. Y por último, el empeño que tenía Abraham por compenetrarse con el Eterno, tanto en acción como en pensamiento, empeño apoyado en su grado de profecía, pues de lo contrario sería vanidad. Esto demuestra que si bien él no contaba con la Torah como guía escrita, si la contenía a través de la escritura que hacía Yahvéh con su Espíritu Santo en su mente y corazón.

Una cosa maravillosa se destaca en este primer libro del Pentateuco, y es que a pesar de que la Torah fue promulgada en el Sinaí es bien conocido que esta vigente desde el principio. Para dar solo algunos ejemplos, citaré que en Bereshit vemos que HaSatán (Satanás) comete el pecado de la codicia, desde antes de la caída de Adam; Caín infringe el mandamiento de «no mataras» desde antes que naciera Abraham. El rey de Egipto estaba por cometer el pecado de adulterio con la mujer de Abraham. En tiempo de los patriarcas se practicaba el levirato (Génesis 38:8), que sería uno de los mandamientos dados luego por escrito, (cf. Deuteronomio 25:5-6). Otro ejemplo es cuando Yehudá, como juez, ordena que sea quemada Tamar, por su relación fornicaria, (cf. Génesis 38:24). Según la tradición ella fue la hija de un sacerdote (este mandamiento luego se escribió en Levítico 21:9). También podemos mencionar el mandamiento del diezmo que fue practicado tanto por Avraham como por Yaakov, (cf. Génesis 14:20; 28:22. Ver también Levítico 27:30-32), y muchos otros ejemplos.  Podríamos ver otros pasajes más pero lo que sí o sí queda vibrando en nuestra mente es el hecho de que la Torah se observaba desde de la fundación del mundo. Vemos por lo tanto que varios de los mandamientos que luego fueron escritos, estaban rigiendo la vida de los patriarcas y sus generaciones (toldot).

Algunos líderes religiosos aseguran que la Torah fue «promulgada» en Sinaí lo que, según su interpretación, esta antes no existía, y por ende, el Eterno la entregó solamente para Israel, y para un determinado tiempo o dispensación. Sin embargo, el hecho de que haya sido promulgada en Sinaí no contradice el hecho de que ella ya existiera. Recordemos que el significado de la palabra promulgar es:»publicar oficialmente una ley u otra disposición.» Y que según la significación juridica «la promulgación tiene por finalidad autentificar la existencia de una ley y ordenar su ejecución.» Como podemos ver entonces, promulgar no es «inventarse algo en el momento«, sino dar a conocer de manera OFICIAL una ley existente y practicada.

Entonces es muy importante aceptar que la justicia de Abraham avinu no era una cuestión de fe sin obediencia. Cualquiera que enseña que observar las leyes de Eterno es contrario a la vida de fe, debe considerar este versículo. Las Sagradas Escrituras (Biblia) dicen que Yahvéh pasó las bendiciones y promesas a Isaac porque Abraham obedeció Sus leyes. Esto está en consonancia con lo que el apóstol Pablo enseña cuando dice:

“¿Es entonces la Torah contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo!”
(Gálatas 3:21)

Así mismo, Santiago, el hermano de nuestro Señor Yeshúa , demuestra que la vida de fe resulta siempre en obediencia a la Instrucción (Torah) de Dios :

“Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada”
(Santiago 2:22 )

En un encuentro con líderes religiosos de su época, nuestro amado Maestro Yeshúa les respondió acerca de la característica principal que tiene aquel que dice poseer linaje de Abraham:

“Le respondieron diciéndole:
Nuestro padre es Abraham.
Les dice Jesús:
Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías”
(Juan 8:39 )

Con esta respuesta, el Mesías Yeshúa, nuestro Dueño y Maestro, está dejando bien en claro que Abraham conocía y guardaba la Torah de Yahvéh. Y además, deja también establecido que guardar los mandamientos de Yahvéh es una parte importante de la práctica de la fe de Abraham, y de aquellos que dicen tener su fe, y por lo tanto su linaje (Gálatas 3:29).

¡Anhelo que esto te fortalezca y logres soportar la lucha de todos los detractores de la Luz que te rodean en tu diario vivir!

La Oración de Fe y su Tiempo de Cumplimiento… (Isaac ora por la esterilidad de Rebeca)

Por P.A. David Nesher

«Tenía Isaac cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel, arameo de Padán-aram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac a YHVH en favor de su mujer, porque ella era estéril; y lo escuchó YHVH, y Rebeca su mujer concibió… Isaac tenía sesenta años cuando ella los dio a luz.»

(Bereshit/Gén. 25:20-21, 26)

 

Mientras Isaac fue creciendo, tanto su madre Sara como su padre Abraham, le relataban una y otra vez la historia de nacimiento milagroso. Ellos le implantaron con su relato la perfecta conjunción que se da cuando el amor al Eterno alimenta la esperanza, que fortalece la fe (1 Corintios 13: 13). Así se marcó en su mente lo mucho que sus padres lo anhelaban y lo intensa que fue su oración por él, año tras año, para que Yahvéh lo enviara a ellos en el tiempo oportuno.

Isaac sabía que su madre Sara era estéril, pero Abraham oró por ella, y la maldición de la esterilidad desapareció. Por eso, Isaac también mantenía la certeza de que un acto de Yahvéh unió a Rebeca con Isaac. Por ello, vivía también convencido que vibraba sobre ellos Ahora otro acto de Yahvéh para vencer su esterilidad. Isaac había aprendido de sus padres que él era el hijo de la promesa, y que sería a través de él y sus descendientes que el Mesías vendría.

Así mismo, él había aprendido de su padre el dolor de tratar de dar al Señor una «ayuda» para tener un hijo con su esclava, y él había prometido dentro de sí mismo que no repetiría ese error.

¿Qué le quedó por hacer a él? Simplemente orar al Eterno en favor de su esposa, porque era estéril. Después esperar en Yahvéh. Por eso, el Eterno oyó su oración, y ella quedó embarazada (25:21).

Entonces Yitzjak oró a Yahvéh, en nombre de su mujer, que era estéril. Y, al igual que Sara y Abraham habían esperado 25 años para el nacimiento de Isaac; Rebeca e Isaac también esperaron 20 años. Pero entonces el Señor contestó su oración, y su esposa Rebeca quedó embarazada.

El esperar en Yahvéh por medio de la oración es uno de los actos más grande de la verdadera fe (emuná). Verdaderamente es lo más grande que se requiera de los seres humanos. No es la fe en el resultado de lo que estemos pidiendo al Eterno Dios, es la fe en Su carácter, la convicción en Él mismo. Esto es perfecta confianza en que Él le guiará en el camino correcto, en el momento adecuado, Él suplirá nuestras necesidades. Él cumplirá Su Palabra escrita. Él nos dará lo mejor si confiamos, creemos y tenemos fe en Él.

Este texto nos enseña que las promesas del Eterno no se cumplen sin la colaboración del ser humano. Aunque Yitzjak había heredado las promesas dadas a su padre de que su descendencia sería como las estrellas y como la arena, otorgando la simiente de la mujer anhelada por la humanidad, él no se quedó quieto esperando pasivamente el cumplimiento de esas promesas. Yitzjak se puso a orar para que se ellas se cumplieran. Él conocía el secreto. El Eterno ha creado la oración para poder colaborar con el hombre en el cumplimiento de su proyecto en la Tierra.

Por la misma Escritura Sagrada, sabemos que Yitzjak era un hombre de oración. Cuando Eliezer estaba volviendo de su misión de buscarle una esposa, la Escritura dice que Yitzjak estaba en el campo meditando (24:63). Esto nos revela que Yitzjak salió al campo por la tarde para estar sólo con el Eterno y pensar profundamente sobre las cosas importantes de la vida.

Justamente el hecho de que la Torah menciona que fue por la tarde revela la idea de que fue nuestro padre Yitzjak quien instituyó la oración de la tarde, llamada minjá. La Torah también relata que Avraham avinu se levantaba por la mañana (Gén. 19:27; 21:14) de lo cual viene la práctica de orar la oración de la mañana, llamada shajarit. Más adelante veremos cómo Yaakov al luchar con el ángel por la noche, compartió la disciplina de practicar la oración de la noche, llamada arvit.

Sabemos que la oración (tefilá) es la herramienta con la que cuenta el alma humana para comunicarse con el Creador. Sirve para desahogarse con Él, recibir nuevas fuerzas, entrar en equilibrio, interceder por otros, pedir ayuda etc. Por todo esto, entendemos que existen muchos tipos de oración. Por esa razón, debemos aprender a desarrollar una vida de oración multifacética para que el Eterno pueda cumplir, a través de nosotros, Su voluntad en la Tierra como se cumple en el cielo.

Nuestro padre Yitzjak es un ejemplo para nosotros de un hombre que sabía orar. Su esposa Rivká era estéril y, humanamente, era imposible que tuviera hijos. ¿Cómo las promesas a Avraham podrían ser cumplidas si el único hijo de la promesa tenía una mujer estéril? La única manera de poder resolver esta crisis era orar. Además, Yitzjak conocía que las oraciones de un marido por su esposa tienen un poder especial.

En lugar de sentarse con los brazos cruzados esperando el cumplimiento de la promesa, Yitzjak oró delante de su mujer. El texto hebreo usa aquí una palabra interesante: vayeatar (ויעתר)   que significa “y oró intensamente”. También puede traducirse: “oró insistentemente” ó “oró abundantemente”. Esto enseña que las promesas del Eterno no son fáciles de ver realizadas. Siempre hay un precio que pagar y un sacrificio para dar. Todo nacimiento en este mundo caído tendrá que pasar por dolores de parto. Los dolores en la oración intensa y la tentación para desesperar al no recibir la respuesta inmediata o a corto plazo, pueden abortar muchas intervenciones divinas (cf. Lucas 18:1-8; Hechos 12:5; Hebreos 5:7; Sant.5:15-16).

Las instrucciones y el ejemplo de nuestro Dueño Yeshúa sobre la oración nos enseñan que, para obtener respuesta desde el cielo, hay que orar con intensidad, entrega e, inclusive muchas veces, con dolores y angustias.

Como la oración enérgica y ferviente de un hombre justo puede lograr mucho (Sant. 5:16-18) la oración de Yitzjak tuvo éxito después de veinte años de insistencia. Empezó a orar a los cuarenta años, pero no vio el resultado hasta los sesenta. Aún al hijo de la promesa no le vino fácilmente el cumplimiento de la promesa. Es que siempre ésta viene solo a través de la oración y el esperar en Yahvéh.

Querido discípulo, no te desanimes en tu oración. Si oras según las promesas y la voluntad del Eterno, debes mantener la certeza que tendrás tu respuesta, aunque esta demore. No pienses que el Eterno no te ha escuchado. Mucho menos caigas en el error de creer que no desea ayudarte. Sigue insistiendo según lo que te ha revelado de su Palabra y finalmente obtendrás lo que has pedido, aunque tengas que orar veinte años, como nuestro padre Yitzjak.