La primera manifestación histórica de conspiración terrorista se produjo en tierra de Palestina en el año 66 de nuestra era con los ‘sicarii‘, un grupo radical que luchó contra los romanos y los palestinos que los apoyaban. Estos terroristas primitivos atacaban a sus enemigos en días festivos, cuando la multitud que se congregaba en Jerusalén les permitía actuar con mayor impunidad.
La secta judía de los “sicarios” también conocidos como “Zelotes” fueron los primeros en utilizar este término durante la ocupación romana a Palestina. Los Zelotes eran un ala de los fariseos y no reconocían otro jefe y maestro que Dios. Nacidos contra la opresión romana, rechazaban la pasividad de los fariseos y proponían la acción decidida y audaz como única solución.
El sicarii era la persona que escondía un puñal llamado “sica” entre sus ropas y apuñalaba a romanos o simpatizantes de los mismos durante las asambleas públicas. Aunque, bien es sabido, ese vocablo ha perdurado a lo largo del tiempo y hoy tiene un significado distinto, que es el de denominar a asesinos a sueldo, simples mercenarios, que pueden actuar en solitario o en grupo logrando sembrar el miedo entre sus enemigos.
Como curiosidad sobre la palabra sicario, se dice que el segundo nombre de Judas Iscariote es una deformación de la palabra sicario. Esta curiosidad es muy discutida, se cree que Judas tomó su nombre de Kariot, el pequeño pueblo donde había nacido.
Del nombre de ‘sicarii’, que provenía de la espada corta (sica) que escondían bajo las túnicas, ha derivado la palabra ‘sicario’. Los que eran atrapados y condenados a muerte consideraban su ejecución como un martirio glorioso que les abría las puertas del paraíso.
Según el historiador judío Josefo, los “varones de puñal”, o sicarios, se introducían entre las muchedumbres de Jerusalén, especialmente durante las fiestas, con puñales ocultos bajo la ropa, y apuñalaban a sus enemigos a plena luz del día. Luego, para no levantar sospechas, se entremezclaban con los que expresaban indignación por los asesinatos. Josefo también menciona que los sicarios encabezaron la revuelta contra Roma. En el año 66 E.C., un grupo de sicarios a las órdenes de Eleazar, hijo de Jairo, tomó la guarnición romana de Masada y efectuó grandes matanzas. Este grupo de fanáticos nacionalistas continuó desafiando a Roma hasta 73 E.C., año en que se abrió una brecha en las defensas de Masada. No obstante, los romanos no tuvieron que asaltar la fortaleza, pues los sicarios incitaron el suicidio en masa de 960 hombres, mujeres y niños para que no los capturasen. Dos mujeres y cinco niños que se habían escondido en una cueva fueron los únicos sobrevivientes.