Israel

El Rosh Jodesh: Regalo Divino para los Primogénitos…(Mandamiento de Lunas Nuevas).

Por P.A. David Nesher

*“ _Este mes será para vosotros el principio de los meses; será el primer mes del año para vosotros_.”*

(Shemot/Éxodo 12:2)

El primer mandamiento (mitzváh) que el Eterno le entregó a los hebreos para que se destacaran como pueblo escogido fue el de Rosh Jodesh, traducido como «Cabeza de Mes«, “Nuevo Mes” o «Luna Nueva«.

De ese modo, el mes del Aviv, (cf. 13:4), quedó establecido por el Eterno como el primero de los meses del año hebreo. Desde entonces, los israelitas tendrían una responsabilidad nacional de contar los meses y de crear un calendario que estuviese basado en el año lunar según la cosmovisión mesiánica que YHVH ahora les otorgaba.

Ese mes coincide más o menos con la última mitad de marzo y la primera mitad de abril, según el calendario romano. La palabra aviv [Dicc. Strong H24] significa “espigas verdes”. En la Edad Media tomó el significado de “primavera” y así es usada en el hebreo moderno. En el mes de las espigas verdes, el de la primavera, el pueblo de Israel salió de Egipto. Es el mes de la redención.

Este mes también tiene el nombre babilónico de Nisán (cf. Nehemías 2:1; Ester 3:7), nombre con el que se lo ha llamado después del regreso del cautiverio en Babilonia y Persia hasta hoy.

Ahora bien, más allá de estos detalles técnicos, ocurre que al estudiar este mitzváh, surgen en la mente de todo investigador el siguiente planteo: ¿acaso no es éste un extraño primer mandamiento?

Uno pensaría que el desarrollo de un calendario vendría sólo después de que fuesen establecidos los fundamentos básicos, como los Aseret HaDibrot (Decálogo). Entonces, se suman otras preguntas más:

  • ¿Por qué la Torah considera el proceso de establecer el nuevo mes como un gran avance en la creación de una nación?
  • ¿Qué tenía de malo el calendario solar que todos los demás habían estado usando?
  • ¿Y cuál es la importancia de basar el Calendario Hebreo en la luna?
El Derecho Humano de Ser Dueño del Tiempo.

Nuestro calendario determina en qué día se celebrará cada festividad del Eterno. Hemos aprendido que cada fiesta en particular trae consigo una realidad espiritual concreta que está disponible en ese día específico que se convierte en una zona de tiempo en el que el Mundo de Arriba se une al Mundo de Abajo por medio de portales cósmicos que se abren en dichas jornadas. Pesaj, por ejemplo, contiene la oportunidad de alcanzar la libertad espiritual; Yom Teruáh es el momento del juicio.

De este modo, y con esta perspectiva divina, la determinación de este calendario es puesta directamente por el Eterno en manos humanas. Entonces, si la luna apareciese un lunes pero nadie la ve realmente sino hasta el martes, «ver es creer» y la corte decidiría que el primero del mes fue el martes. Como resultado, Yahvéh, por así decirlo, seguiría la decisión de la corte y actuaría de acuerdo a ella, por lo que en el caso de Yom Teruáh, ¡Él pospondría Su juicio a nivel mundial por un día!

Con este mandamiento, el Eterno pretendía darle un fortalecedor mensaje a Su Pueblo. Hasta ahora, ellos habían sido esclavos de los egipcios. Su tiempo no era propio. Pero ahora, el Eterno les está diciendo: «Ustedes se convertirán en amos de su propio tiempo. Pero no solamente de su propio tiempo, ¡sino que también de Mi tiempo!«

Así el Eterno entregó por medio de este mandamiento su propio sistema de medición del tiempo. Dicho sistema, si seguía incondicionalmente este mandamiento, permitiría a cada israelita hacerse cargo de su responsabilidad de dar forma a la realidad física con la energía de la innovavión (hbr. jidush), que permitiría renovar ciclos y así llegar a las distintas festividades evitando el ritualismo tradicional que encapsula a los hombres en el sistema dogmático de la religión.

Es decir que el Eterno entregó en este mandamiento una herramienta cósmica que permitiera el control sobre la naturaleza en sus distintos niveles.

¡Aleluya!…. Mientras que el tiempo avanza constantemente, sin nunca detenerse, marchando en un espiral cíclico y repetitivo, a nosotros, los primogénitos del Padre, nos ha sido entregado el poder de detener o iniciar el tiempo a voluntad, con lo cual se nos permitió «compartir» con Yahvéh esa creatividad especial de determinar la renovación de la realidad, y la ascensión de todas las cosas.

Pero, ¿Por qué la Luna?

En el Salterio leemos lo siguiente:

Él hizo la luna para medir los meses.”

(Salmo 104:19a)

Como parte de este fortalecedor mensaje, era esencial que la Luna fuese nuestro factor determinante para fundar nuestro calendario en vez del Sol. La característica única del satélite terrestre (la Luna) es que siempre aparece ante nuestros ojos aumentando y disminuyendo, despareciendo y reapareciendo, para crecer, decrecer y crecer nuevamente. Es también la más pequeña de las dos luminarias.

Así entonces, mientras nuestra estrella regia (el Sol) es el símbolo de la invariable naturaleza, saliendo por el este y poniéndose por el oeste día tras día, cada día del año; la Luna cambia constantemente a través de un ciclo de fases. Esto es lo que esconde un mensaje ontológico muy importante para la conciencia de Israel. La Luna, en ciclo de fases, parece estar diciéndonos: «puedes ser pequeño y puedes disminuir hasta casi desaparecer, pero entonces, cuando las cosas se ven sumamente oscuras, brota la eterna esperanza. Puedes comenzar a mirar hacia arriba nuevamente. Puedes cambiar una situación y a ti mismo para mejor, sin importar cuán malo parezca. Nada es estático o inamovible«.

Con esto, cualquiera de los hijos primogénitos del Eterno, acepta el hecho de que los seres humanos tenemos libre albedrío y en ello radica nuestro poder de renovación; una siempre presente lucha contra la constante, cíclica, repetitiva y predecible marcha del tiempo y la naturaleza.

¿Cuándo comienza entonces el Año del Eterno y cómo se organizan sus meses?

La Torah dice que en primer lugar hay que basarse en la Luna para medir los meses. Sin embargo, el Sol también fue creado para mostrar los años, a través de las estaciones como está escrito en el libro de Génesis:

Entonces dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años.”
(Génesis 1:14)

Como vemos el Creador ha establecido que el sistema de medición solar determine el año (en hebreo «shaná«), que viene de la misma raíz que «repetir«, «repasar» e indica el inicio de las estaciones a través de los solsticios (primavera – otoño) y equinoccios (verano – invierno).

En cambio, la lumbrera menor, la luna, por otro lado, es la que indica los meses que en hebreo se dice «jodesh«, palabra que que viene de la raíz hebrea «jadash«, que significa «nuevo», «cambio», «algo diferente». Es interesante aportar aquí que jadash es también la raíz que da origen a la palabra «jidush» que significa «renovación» o «innovación», señalando así la energía que se esconde en cada rosh jodesh. En pocas palabras: cada jodesh (mes) contiene la energía de jidush (innovación o renovación), trayendo una nueva y nunca antes vista revelación de la luz divina al mundo.

La luna comienza a iluminar el primer día del mes (luna nueva), y su luz se va haciendo cada vez más intensa hasta el día quince, cuando se completa su disco (luna llena). Desde el día quince en adelante, la luz comienza a menguar, y el treinta ya no es visible.

Así mismo como la luna respeta un ciclo: nace, crece, declina y desaparece para luego volver a renovarse, el alma de un hebreo está en permanente cambio y transformación. De esta manera, el hecho de guardar el mandamiento de la luna nueva (rosh jodesh) fomenta en el alma redimida la importancia de renovarse y establecer un orden en la vida usando la energía de la innovación que permite un uso efectivo de la creatividad.

Por ello es que el pueblo de Israel es comparado a la luna. A pesar de que son pequeños y de que el sufrimiento ha sido parte integral de su historia entre las naciones, el israelita sabe que nunca debe darse por vencido. Como individuo y como nación, él se levantará nuevamente e iluminará la noche.

Cada miembro de Israel vive con esta creencia en el poder de los milagros, en que el Eterno supervisa el mundo y que éste no depende de predecibles leyes de la naturaleza. La nación Israel tiene una relación especial con Dios e incluso cuando ha estado en los escalones espirituales más bajos, a punto de asimilarse y desaparecer, el Eterno ha mantenido Su amor constante, al igual que un padre ama a su hijo.

Relación aproximada entre el Calendario Romano y el Calendario Hebreo.

Es interesante saber que, hasta este momento histórico, el ciclo de los meses comenzaba en Tishrei. Pero observamos que cuando Israel estaba a punto de salir de Egipto, el Eterno ordenó que el primero de los meses, a los efectos del cálculo de las festividades, fuese Aviv (Nisán), el mes del éxodo, para que así tuviésemos siempre presente la gran epopeya, pues entonces los meses quedarían vinculados a tal episodio. Por ejemplo decir: El primer mes desde el éxodo, el segundo mes desde el éxodo, etc. El calendario hebreo es básicamente lunar, pero ajustado con el Calendario solar para que la Festividad de Pésaj siempre tenga lugar en la primavera boreal [Torat Emet].

Veamos cómo quedan distribuidos estos meses lunares en relación al calendario solar actual:

1. Nisán (Aviv) … Marzo/Abril
2. Iyar … Abril/Mayo
3. Sivan … Mayo/Junio
4. Tamúz … Junio/Julio
5. Av … Julio/Agosto
6. Elul … Agosto/Septiembre
7. Tishrei (Etanim) … Septiembre/Octubre
8. Jeshván (Bul) … Octubre/Noviembre
9. Kislev … Noviembre/Diciembre
10. Tevet … Diciembre/Enero
11. Sh´vat … Enero/Febrero
12. Adar … Febrero/Marzo
13. Adar II … Marzo.

(NOTA: Los nombres de los meses que aparecen entre paréntesis son los que aparecen en la Biblia)

Los nombres de los meses romanos septiembre hasta diciembre nos muestran que había una relación antigua entre el cómputo bíblico y el romano. Septiembre corresponde al séptimo mes Tishrei, octubre corresponde al octavo mes Jeshván, noviembre corresponde al noveno mes Kislev, y diciembre corresponde al décimo mes Tevet. Luego hubo cambios en el calendario romano y estos meses ya no corresponden al nombre que llevan. Septiembre ahora es el noveno mes del año romano.

He dicho más arriba que el calendario hebreo es una combinación entre la Luna y el Sol. El año lunar tiene aproximadamente 354,36 días y el año solar aproximadamente 365,25 días. Por esta razón, si se sigue solamente la Luna, van a faltar 11 días al año para llegar al año solar, que es la que rige en la naturaleza. El calendario árabe sigue solamente la Luna y el calendario romano sigue solamente el Sol. Ninguno de los dos cumplen los requisitos de la Torah. Tanto el Sol como la Luna tienen que ser la base para medir los años.

Un mes bíblico siempre empieza con la luna nueva. Según la Torah, el primer mes, aviv, tiene que caer en la primavera, cuando la cebada está lista para ser cosechada en la tierra de Israel. Si nos regimos sólo por el año lunar, (con 354 días), que no sigue el ciclo de la naturaleza, la primavera no caería en el mismo mes cada año. Y si seguimos solamente el año solar, no podríamos celebrar las fiestas según la luna nueva, como manda la Torá. Tenemos que tener una combinación entre la luna y el sol.

Para ajustar la diferencia entre el año lunar y el año solar, en tiempos bíblicos se añadía un mes extra al final del año en el caso de que la cebada no estuviera lista para ser cosechada. Para la fiesta del primer mes hacía falta un sacrificio de harina de cebada y si no había cebada no se podía celebrar la fiesta. Así que hasta el siglo IV de la Era Común. La misma naturaleza de Israel decidía cuando iba a ser el primer mes de cada año. Si la primavera venía tarde un año, se añadía un mes extra a los doce meses del año. Si la cebada estaba madura, no se añadía. Más adelante se estableció un calendario fijo, que es el que se usa en la actualidad, elaborado por el sabio Hillel HaShení (Hilel II) en el año 358 (E.C.). En el mismo se añade por reglas matemáticas un mes extra (Adar II) cada dos o tres años. En total son añadidos 7 meses durante un periodo de 19 años.

Antes de que el Calendario hebreo fuera elaborado por Hillel II, las autoridades del Culto en Jerusalem, fijaban las neomenias con el nacimiento de la luna.

Hombres de confianza observaban la luna en determinados lugares, y de acuerdo con su informe, el Gran Senado Judaico (Sanhedrín) fijaba los principios de los meses y las fiestas. Es por lo que en Jerusalem, donde la noticia de la luna nueva se publicaba inmediatamente, se celebraba la fiesta en el día fijado. Pero en las provincias, donde la proclamación de la neomenia por las autoridades religiosas de Jerusalem no llegaba a tiempo, se celebraba por preocupación un día más. Por ejemplo, si la fiesta de Pésaj era de siete días en Jerusalem, en las comunidades distantes de la capital duraba ocho días. Esta costumbre se sigue hasta hoy, y por eso, en la diáspora, tenemos un día festivo más que los judíos de Israel.

Cambios Cósmicos en el Movimiento del Eje Terrestre.

Ahora bien, si leemos las Sagradas Escrituras, notaremos que el año bíblico es de 360 días (cf. Daniel 7:25; Revelación 13:5; 11:2-3; 12:6, 14). No hay ningún testimonio bíblico de que hay que añadir un mes extra cada dos o tres años. La Torah no lo contempla (cf. Génesis 7:11, 24; 8:3-4; Ester 1:4). Esto nos da pie a pensar que al principio no hubo diferencia entre el año solar y el año lunar. El mes lunar tendría exactamente 30 días y así los 12 meses darían un año de 360 días. Esto significa que la tierra sólo necesitaría 360 días para dar una vuelta alrededor del sol. ¿Cómo puede ser esto?¿Qué pasó en la historia para que el año solar llegara a tener 365 días?

Existe una gran cantidad de documentos arqueológicos e históricos de varias culturas antiguas que muestran que hubo un cambio en el sistema solar en el siglo VIII a.E.C., cuando fueron añadidos 5 (cinco) días al año solar.

Parece que algo pasó en nuestro sistema solar que causó un desajuste entre el año lunar y el año solar. La tierra se alejó del Sol y la Luna se acercó a la Tierra.

Existe un acontecimiento relatado en las Escrituras que coincide con la fecha dada en las culturas antiguas, y que nos da pie a pensar que fue en ese momento cuando sucedió este desajuste en nuestro sistema solar, según está escrito en 2 Reyes 20:8-11; Isaías 38:7-8.

Este cambio causó que la Luna Nueva a partir de entonces ya no se podía saber con exactitud, puesto que el mes lunar llegó a tener 29 ½ días, en lugar de 30 que probablemente había tenido antes. En tiempos del rey Shaúl se sabía con exactitud cuándo iba a ser la luna nueva (cf. 1 Samuel 20:5).

Por este acontecimiento fue que más adelante se necesitaban dos testigos cada mes para saber cuándo celebrar la fiesta de la luna nueva. Entonces ya no se podía saber con antelación cuándo iba a ser la fiesta anual de Yom Teruáh, que cae el primer día del séptimo mes. Nadie sabe el día ni la hora cuando se verá la luna nueva de Yom Teruáh. Esto nos enseña que el regreso del Mesías será en el primer día del séptimo mes (cf. Mateo 25:13).

El Calendario del Proyecto Cósmico llamado Emanuel.

Ahora hay algo aún más hermoso y maravilloso que destacar. Aún con todas las consideraciones que hemos visto más arriba respecto a los secretos cósmicos que esconde el mitzváh del Rosh Jodesh, debo decir que en verdad que esta forma de contar los tiempos apunta al mover divino de Su Proyecto de Redención.

La redención es el inicio del proyecto de salvación del Eterno que se convertirá con el transcurrir de los tiempos en el Proyecto Emanuel.

Sabemos que todo empieza con el sacrificio del cordero, cuya sangre libera de la muerte. Después viene la libertad de la esclavitud. Todo el programa redentivo está revelado en las Fiestas del Eterno, y por esto el rosh jodesh primero (Aviv o Nisán) tiene que ser el primero del año, para que el programa esté en el orden correcto. Al alterar el orden de los meses se altera el plan de redención del Eterno y no se entenderá.

La redención, en la mentalidad hebrea, representa el emerger de la oscuridad a la luz admirable; por eso, quien nunca padeció la opresión de la esclavitud, no valorará la redención.

La esencia misma de la redención es la libertad que resulta de la sumisión misma. Si el pueblo de Israel no hubiera sido esclavizado, nunca habría experimentado la verdadera libertad; pero una vez que lo fue, esa misma esclavitud dio origen a su redención. De en medio de esa oscuridad (y de ningún otro lugar) surgió la luz.

«Será…la cabeza de los meses«, dijo el Eterno, pues todo conteo que realicen deberán hacerlo desde Aviv/Nisán. ¿Por qué? Pues el día de la redención es más significativo que el día del nacimiento, y la redención es en sí misma más trascendente que cualquier otro acontecimiento o evento.

Hasta antes de salir de Mitsrayim (Egipto) el pueblo de Israel calculaba los meses y años en base a la Creación, o desde la época en que el mundo se renovó luego del Diluvio, como declara el versículo «dos años después del Diluvio» (Génesis 11:10), o desde el nacimiento de Avraham, o desde “el pacto de las mitades” entre Dios y Avraham (Génesis 15:13), al cual alude el versículo: «Y fue al cabo de cuatrocientos treinta años«… (Exodo 12:41). Sin embargo, tan pronto como la nación redimida salió de Egipto, dejó de lado todos estos cálculos y comenzó a contar únicamente a partir de la redención: Este mes será para vosotros la cabeza de los meses.

En el Talmud [Rosh HaShaná 10a-11b] existe una discusión entre dos rabinos si el mundo fue creado en el mes de Nisán o  Tishrei. La última tuvo más fuerza y por esto la Casa de Judá ha establecido que el cómputo de los años desde la creación del mundo es a partir del 1 de Tishrei, que es el séptimo mes en el anuario bíblico. Hay una fiesta anual establecida en la Torah para ese día, llamada Yom Teruah, («Día del Clamor» o «Día de Alarma»), pero el rabinato judío decidió cambiarle el nombre que el Eterno puso por el de Rosh HaShanáCabeza de Año» o «Año Nuevo«)

«Este mes será…» En el Talmud existe una analogía que comienza con la pregunta: «¿Con qué puede compararse ello?» Inmediatamente la respuesta es: «con un rey que al nacer su hijo fijó esa fecha como día de fiesta y alegría. Años más tarde, el hijo fue tomado prisionero y mantenido en cautiverio durante largo tiempo. Cuando finalmente fue rescatado, el rey estableció el día de su liberación como la fecha de celebración más importante del año [por encima de la primera].

Asimismo, antes de que los hebreos descendieran a Egipto, calculaban los años en base al “decreto de esclavitud”, es decir, cuántos años habían transcurrido desde “el pacto de las mitades” entre Yahvéh y Avraham cuando se selló el decreto de cuatrocientos años de esclavitud que debían soportar en tierra extranjera (Génesis: 15:13). Pero luego de que descendieran a Egipto y fueran esclavizados allí, y el Eterno realizara grandes milagros en su favor y los liberara, comenzaron a contar los meses desde el momento de ese magno acontecimiento, como declara el versículo: Este mes será para vosotros cabeza de meses (Shemot Rabá 15).

Estudiando la historia de Israel, observamos que todas las dificultades y sufrimientos padecidos por la descendencia de Yaakov a lo largo de los tiempos se transformaron en luz y salvación; cuanto mayor fue la oscuridad, tanto mayor fue la luz resultante. De igual forma sucederá con la redención final: su luz surgirá de entre la oscuridad; en el mismo momento en que los corazones se estremecen con desesperanza, brillará la gloria de Yahvéh. ¿Y cuándo acontecerá esto? En el mes de Nisán, que el Eterno estableció como período de redención para todas las generaciones. Toda tribulación o desgracia que se abate sobre Israel durante este mes no es más que una afirmación del florecimiento de la redención que está a punto de comenzar.

Así explicaron nuestros Sabios en el Midrash: «El versículo Este mes será para vosotros… (Exodo 12:2) guarda una estrecha relación con los siguientes dos: El consejo de Dios se yergue para siempre (Salmo 33:11) y Afortunada es la nación cuyo Dios es YHVH (Salmo 33:12). Cuando el Santo, bendito sea, escogió Su mundo, estableció los comienzos de meses y los años —éste es el consejo que se yergue para siempre—; y cuando eligió a Yaakov y a sus hijos, fijó un mes de redención — un mes en el cual serían redimidos de Egipto y lo serán en el futuro. En ese mismo mes nació Itzjak, en ese mes fue atado como ofrenda sobre el altar, en ese mes Yaakov recibió las bendiciones de su padre, y en ese mes Dios insinuó a los Hijos de Israel que el mismo sería el comienzo de su redención, como expresa el versículo (Éxodo 2:2): …el primero de los meses del año para vosotros. Respecto de ello fue dicho: Afortunada es la nación cuyo Dios es YHVH«(Shemot Rabá 15).

Con estas consideraciones, los sabios expertos en toralogía señalan al mes de Aviv (Nisán) com el mes de la redención, y aseguran que debe ser considerado aún más grandioso que Tishrei, el mes en el que el mundo material fue creado. Ellos dicen que el mundo fue creado con un propósito, que es que nosotros, los humanos, lo insuflemos de significado, rectificándonos de esa forma tanto en un nivel individual como en un nivel global (Tikun Olam). Así pues, ellos aseguran que para lograr esa misión, el Eterno otorgó al mes de Aviv (Nisán) como el tiempo en que nuestro Israel emergió redimido como un pueblo sacerdotal con este objetivo como su definición de propósito nacional.

¿Qué podrían representar para un pueblo esclavo los días, las estaciones y las Festividades? Para un sirviente el tiempo no tiene un curso, y su existencia es como una noche eterna. Abarbanel explica que la Torah no viene precisamente para establecer las bases de un calendario hebraico sino para pedir en nombre de Dios, que con el fin de recordar la liberación de Egipto se conceda la primacía a este mes, que habrá de ser el primero de todos los meses del año, y a partir del mismo habrán de contar los meses, a saber: segundo, tercero, etc. Esa es la esencia de esta mitzvá, la primera que recibe el pueblo de Israel como nación a ser constituida.

Por eso, y de acuerdo a la revelación de la Torah, el mes de Aviv (Nisán) es el mes de la liberación del pueblo israelita por cuya razón celebramos Pésaj, es decir el inicio del Programa de Redención del Eterno a través del korbán Pesaj: un cordero sacrificado por el padre de familia que evitó el exterminio del Ángel de la Muerte.

¡El mes de Aviv es el comienzo del Año de YHVH!

Un Método Cósmico Para Controlar al Tiempo Exclusivo para Hijos Primogénitos.

Yahvéh le dijo a Moshé un mensaje para que él le diera al faraón y al pueblo de Israel antes de que las diez plagas comenzaran: «Mi hijo primogénito es Israel» (Éxodo 4:22). Los Israelitas estaban en su punto más bajo en este momento; no eran merecedores de ningún milagro por su propio derecho. Y sin embargo, ese momento fue justamente cuando el Eterno nos elevó, sacándonos de la oscuridad de Egipto, iniciando el proceso de movimiento ascendente hasta 50 días después, cuando fuimos merecedores de recibir la Torah y de convertirnos en una nación.

Qué momento y lugar tan perfectos para entregarle al pueblo judío aquel alentador mensaje en el mandamiento de santificar la luna nueva cada mes y de determinar nuestro calendario de esta forma:

«Y Dios le dijo a Moshé… en la tierra de Egipto, dile al pueblo judío: Este mes es para vosotros el comiendo de los meses…«
(Éxodo 12:1-2).

La Torah dice que “para vosotros”, es decir, para los hijos de Israel, el mes del Aviv es el primero del año.

El Eterno nos había dado el poder de la renovación y del cambio, es decir, el regalo de expandirnos, iluminarnos y crecer nuevamente después de haber sido disminuidos.

Es necesario aceptar que esta capacidad de renovación es exclusiva del pueblo de Israel y ella lo distingue de todas las demás naciones. Por este motivo les fue concedido el mes lunar, que representa la renovación constante: para que lo bendigan, siempre se guíen por él, y sean bendecidos con esta cualidad. Aunque su luz parezca totalmente ausente, Israel ha sido bendecido con la capacidad perpetua de renovación.

En esta característica única radica el secreto de la existencia y la eternidad del pueblo redimido por Yahvéh en Mitsrayim (Egipto).

La expresión “para vosotros” nos da a entender que no es así para otros. Desde el principio los pueblos de las naciones contaron los meses desde el día de la creación de Adam, el primer día del primer mes. Cuando Adam fue creado el sexto día de la semana, él empezó a contar el tiempo. Para él fue el primer día del primer mes. Esto nos enseña que Adam probablemente fue creado el día de la luna nueva. Desde entonces sus descendientes contaron los meses y los años según marcaba el sol y la luna (cf. Génesis 1:14).

Ahora el Eterno dice “para vosotros”, dando a entender que para otros no lo es. Ellos seguirán contando de otra manera. Antes de la salida de Egipto, los hijos de Israel no celebraban el mes del Aviv como el primero del año. Pero cuando el Eterno empieza su programa de redención, cambia todo. El mes que antes fue el primero, de repente es considerado como el séptimo. Tishrei, que antes era el primer mes, llegó a ser el séptimo. “Para vosotros” es así, pero los demás no lo van a ver así, porque no son parte de la gran redención, y por lo tanto no tiene parte en el Olam HaVá (Mundo Venidero).

El Midrash, explicando esta expresión, señala lo siguiente:

Corresponde que los grandes [pueblos gentiles] lleven la cuenta según lo grande [el sol], y los pequeños [Israel] lo hagan según lo pequeño [la luna]. Esav [Roma] se guía por el sol que es prominente; así como el sol gobierna durante el día y no durante la noche, del mismo modo Esav tiene una porción en este mundo pero no en el Mundo Venidero. Yaakov (Israel) se basa en la luna que es pequeña; así como la luna gobierna en el día y en la noche, del mismo modo Israel tiene una porción en este mundo y en el Mundo Venidero. Siempre que la luz del más grande brilla en el mundo, la del más pequeño no se destaca. Pero cuando la luz del más grande se oculta, la del más pequeño gana prominencia. De igual modo, mientras la luz de Esav brilla, la luz de Iaacov no se apaga. Pero cuando la luz de Esav se oculta, la luz de Iaacov se difunde. A ello alude el versículo (Isaías 60:1-2) «Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Dios brilla sobre ti. Pues he aquí que tinieblas cubren la tierra…».

(Bereshit Rabá 6)

Las naciones del mundo se comparan al Sol, en tanto que el pueblo de Israel se asemeja a la Luna. Pese a que Israel es la nación más débil y numéricamente mas pequeña, está destinada a inmensa gloria luego de que el dominio del mal sea erradicado por el Eterno de la faz de la tierra.

Esta capacidad de renovación es exclusiva del pueblo de Israel y ella lo distingue de todas las demás naciones. Por este motivo les fue concedido el mes lunar, que representa la renovación constante: para que lo bendigan, siempre se guíen por él, y sean bendecidos con esta cualidad. Aunque su luz parezca totalmente ausente, Israel ha sido bendecido con la capacidad perpetua de la renovación (jidush).

En esta característica única radica el secreto de la existencia y la eternidad del pueblo de Israel.

Puesto que Rosh Jodesh constituye la base de la que dependen todas las Festividades que distinguen la santidad de Israel de la vida de cualquier otro pueblo, la mitzvá de consagrar el nuevo mes (hbr. Kidush HaJódesh) le fue entregada antes que las demás.

Mientras que el pueblo de Israel todavía se encontraba en Egipto, antes de que se le encomendaran otras mitzvot, se le entregó precepto de fijar los meses. El versículo expresa:

 «Y habló Dios a Moshé y a Aharón en la tierra de Egipto, diciendo: este mes será para vosotros el primero de los meses (Nisán-Aries), primero es él para los meses del año
(Exodo 12:12)

«Este mes será para vosotros»: esta renovación es vuestra fuerza y vuestra gloria por siempre.

Lectura Recomendada para Profundizar este Tema:

Jerusalén es una Ciudad Santa, no es Sodoma

Aryeh Stern, el principal rabino askenazi dijo: «El desfile del orgullo gay está causando más daño que beneficio«

Jerusalén – La celebración del desfile de orgullo LGBT en las calles de Jerusalén contradice sus características de ciudad santa, dijo el jueves el principal rabino Ashkenazi de la capital, Aryeh Stern.

Stern subrayó que objeta y condena cualquier forma de violencia contra el desfile, pero cree que no hay espacio para tales eventos en Jerusalén.

«Es triste que un par de días después de Tisha B’Av, cuando multitudes visitaron Jerusalén y recordó que era una ciudad santa … La esencia de este desfile contradice la tendencia de Jerusalén como ciudad santa, y esa es la ciudad que queremos «, dijo Stern en una entrevista a Radio del Ejército.

«Mis opiniones son conocidas cuando se trata de violencia«, agregó Stern. «Participé en la ceremonia conmemorativa de Shira Banki, y vine a su casa para consolar a la familia afligida. Pero mantener el desfile en las calles de la ciudad está causando más daño a sus partidarios que beneficios«.

El tema del desfile de este año, que tiene lugar el jueves, es LGBT y religión. Será el decimosexto año consecutivo que el desfile se celebrará en la capital.

Sarah Kala, Directora General de la ONG de defensa de los LGBT, que busca la abertura de Jerusalén para el Orgullo y la Tolerancia, dijo al Jerusalem Post que esto viene como una respuesta a todos aquellos que dicen oponerse a la comunidad LGBT en nombre de la religión.

«Nuestro mensaje principal es decir ‘No’, esta no es nuestra manera de practicar la religión«, dijo Kala. «Hay muchas personas religiosas que están dispuestas a aceptar la comunidad LGBT, y pretendemos que el desfile sea una plataforma para el diálogo y la comprensión, no para el odio«.

El desfile incluirá un 1 km. de marcha, al parque de la independencia, donde los músicos estaran tocando. El concierto se llevará a cabo en memoria del cantante y activista Amir Fryszer Guttman, que debía ser el anfitrión del evento, pero murió hace dos semanas después de salvar a su sobrina de ahogarse en una playa de Atlit.

Cientos de policías, policías fronterizos y voluntarios de la policía asegurarán la marcha. Todas las calles que rodean el desfile estarán cerradas para el tráfico durante la tarde y la noche. Esto incluye las calles King George Avenue y Hillel, Agron, Keren Hayesod y Be’eri.

La policía ha emitido un permiso para grupos de extrema derecha, como Lehava, para llevar a cabo una contraprotesta, a varios cientos de metros de la marcha, bajo la guardia de la policía. La policía ha advertido a unas 50 personas que no interrumpirán el desfile, y algunos dijeron que no pueden estar en la capital el jueves.

Bentzi Gopstein, CEO de Lehava, dijo al Post que unos 50 manifestantes planean asistir al evento. Añadió que sus temas principales serán «Jerusalén no es Sodoma» y «No dejes que adopten niños«.

El Municipio de Jerusalén dijo al Post que el alcalde Nir Barkat no asistirá al desfile, debido a un viaje al extranjero. El municipio agregó que «recientemente, Barkat asignó unos 500.000 NIS para apoyar la Casa Abierta para el Orgullo y la Tolerancia«.

Fuente: Shalom Haverim

¿Qué Significa «TODOS USTEDES» en la Cosmovisión Divina?

Por P.A. David Nesher

La palabra hebrea «Nitzavim» tiene varios significados, aquí se trata de estar firmes, de pie, esperando algo trascendental; es estar parados para hacer algo en específico y también significa estar parados para que una fuerza superior venga a chequearnos y validarnos. Por eso, esta sección se lee siempre en el Shabat que antecede a Yom Teruah.

El mensaje primordial de esta parashá se enfoca en que cada persona tiene una finalidad en su propia existencia, y es una parte de la comunidad. Fue este principio de conciencia corporativa en constante solidaridad la que convirtió al pueblo de Israel en un pueblo inmortal; «¡Vosotros todos estáis hoy presentes!». El Eterno está profetizando sobre ellos, diciéndoles: «Cuántos pueblos del pasado histórico hoy ya no lo están. En cuanto a vosotros, lo estaréis siempre, a partir del momento en que seáis solidarios unos con los otros y reconociereis el pacto del Eterno vuestro Dios con vosotros.» Ese es el espíritu del calificativo de «pueblo apartado«.

En la expresión “TODOS USTEDES” se incluye a todo el pueblo, sin importar su calibre espiritual, desde “las cabezas” (líderes) de tribus, los infantes, las mujeres, los extranjeros prosélitos, hasta el escalón más bajo, a saber; “el leñador y el aguatero”. Todos están congregados para “hacerlos pasar por el Pacto de su Dios”, esto es la “avodáh” (el servicio sacerdotal al Santo y Bendito), a pesar de haber pecado tantas veces en Su Presencia. Lo novedoso de este pacto era que introducía el concepto de responsabilidad mutua, en virtud del cual cada israelita está obligado a ayudar a sus hermanos para que observen la Torah e impedir que la infrinjan.

Este es el motivo por el cual Moshé comenzó este discurso pedagógico relacionando entre sí, y a un mismo nivel de propósito, a todos los distintos estratos sociales de Israel que se encontraban de pie ante él. Es este el motivo por el cual dijo: que Dios no les considera responsables por pecados cometidos a hurtadillas, pero que sí cargarían con la culpa por transgresiones perpetradas en forma abierta. Esta noción resulta fundamental para la cosmovisión hebrea, pues ofrece el motivo por el cual no podemos permanecer impávidos ante los errores de los demás, y explica por qué cada varón y/o mujer de Israel de buena conciencia debe conmoverse ante cualquier acto que constituya una profanación pública de los mandamientos de la Torah.

Por todo ello, cuando leemos la expresión “los niños” (v. 10) se entiende que la Torah revela que, en tanto que son menores de edad, no podían legalmente aceptar un pacto, pero aun así, el Eterno quería que compartieran el privilegio de participar en este magno evento [según la explicación de Ramban], o bien, Dios quiso enseñar que sus mayores eran responsables de procurar que los niños se criaran como buenos israelitas [según interpretación de Seforno].

Así pues, y volviendo a nuestra consideración del vocablo “ todos ustedes”, nos damos cuenta que el mismo abarca también a las futuras generaciones de israelitas. Todos juntos, ciertamente, como si fueran Uno solo. Todos formando una entidad indivisible, llegando como un “borrón y cuenta nueva” a los pies del Santo y Bendito dispuestos a renunciar a los problemas y cargas de las generaciones del ayer e iniciar a un nuevo comienzo para asegurar bendiciones en las generaciones futuras.

Entonces queda claro que cuando un israelita se conecta con Yahvéh por medio del estudio de la Torah y la observancia de Sus Preceptos (Mitzvot), los cuales derivan de un nivel espiritual que trasciende la dimensión de tiempo y espacio, se conecta a la vez con la esencia del pueblo hebreo, fuente única de sustento e identidad del ser de Israel. Y allí, en aquel nivel trascendental, en el que el tiempo y el espacio pierden su sentido físico, todas las generaciones -pasadas, presentes y futuras-, se funden en una única entidad. Justamente del Midrash recogemos las siguientes palabras:

«… El Pacto obliga a los israelitas que nazcan en el futuro. Aunque no estén físicamente presentes, sus almas están presentes en esta asamblea. En Matán Tora, estaban también todas las almas hebreas presentes…»
[Midrash, pág 288].

De igual modo encontré en el Zohar la siguiente explicación:

» … Las almas de las generaciones por venir estuvieron ahí presentes y todos recibieron la Torah en el Sinaí, como está escrito: “sino con los que se paran aquí con nosotros en este día y también con aquellos que no están aquí con nosotros en este día (…) Estaban todos ahí, cada uno de acuerdo a su mérito, y vio y recibió las Palabras…»,
[Zohar, Yitró 20:346].

Para concluir, les diré que la Torah emplea diferentes denominaciones para referirse a los descendientes de Yaakov; de todas ellas, la denominación “ Israel” es la más sublime y elevada. El nombre Israel (en Deut 29:9), denota magnitud y poder, significación e importancia. Metafóricamente, el pueblo israelita constituye un único Cuerpo, y cada integrante del mismo es un miembro vital del de dicho Cuerpo Místico.

Ahora sí lograrán ustedes entender por qué mi labor profética es primordialmente conducirlos a despertar y valorar la correcta idea de Cuerpo del Mesías en la Mesa de Comunión de cada sábado que nos permite meditar en este profundo secreto divino revelado perfectamente en Su Pacto Renovado.

Shavuá tov!

Arqueólogos descubren lugar bíblico y famoso donde apareció Cristo Resucitado

Algunos arqueólogos franceses e israelíes han encontrado los restos de edificaciones que coinciden con las descripciones, dadas en el Nuevo Testamento, de Emaús, la ciudad en la que Jesús apareció por primera vez después de su resurrección.

¿Es realmente la ciudad de Emaús?

Los expertos han identificado una fortaleza helenística de 2.200 años de antigüedad en la colina de Kiryat Yearim, cerca de Jerusalén, que podría coincidir con la ubicación de la ciudad mencionada en el Nuevo Testamento, según el periódico Haaretz.

Los arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv, Israel Finkelstein y Thomas Römer, ambos profesores de estudios bíblicos en el Colegio de Francia, sugieren que los pueblos de Kiriath Yearim Hill y Abu Ghosh, podrían encontrarse donde estaba Emaús.

Si bien los datos encontrados indican fuertemente que este lugar sería Emaús, aun los expertos se encuentran en debate para dar la resolución final.  

La Biblia dice: “sesenta estadios de Jerusalén

Según la Fundación Tierra Santa, no todos los especialistas están de acuerdo en que Emaús está en esta fortificación, pero hay al menos otras dos hipótesis sobre cuál era la posición real de esta ciudad.

“Tradicionalmente, la mayoría de los estudiosos han identificado la época de Jesús Emaús con lo que más tarde se convirtió en la ciudad bizantina llamada Emaús Nicopolis, ubicada en el valle de Ayalon, cerca del moderno cruce de Latrun”, explicó Benjamin Isaac, profesor emérito de historia antigua de la Universidad de Tel Aviv a la revista Haaretz.

Sin embargo, según el Evangelio de San Lucas, Emaús estaba a 60 estadios de Jerusalén, a unos 12 kilómetros de distancia, mientras que Emaús Nicopolis está a 25 kilómetros.

Por lo tanto, Thomas Römer señala que existen tradiciones antiguas, y quizás más confiables, que vinculan a Kiriath Yearim y Abu Ghosh, las ciudades investigadas, con Emaús, que además se ubican a aproximadamente a 12 kilómetros de Jerusalén. 

¡Estos Judíos!

Por: Jorge García Hamilton.

¿Pensaron alguna vez en esto:

¿Qué haría usted en este mundo sin judíos?

¿Qué se siente al fracasar en esta lucha contra los judíos?

¿Por qué no gastar energía en algo más productivo, en lugar de odiar sin fundamento…..?

Los judíos han sobrevivido a egipcios, babilonios, persas, griegos, romanos, otomanos, alemanes, soviéticos y el resto del mundo…

¿Por qué creen los que se manifiestan frente a la embajada de Israel que algún día ganarán la partida contra los judíos?

A 65 años del Holocausto, el pueblo judío tiene una nación floreciente y moderna en el mismo lugar que sus vecinos no consiguieron más que miseria y desierto con mucha arena.

También todos los años un judío gana un premio Nobel, el 25% de los premios Nobel de la historia, 170, son judíos.
Todos éstos que se manifiestan frente a la embajada israelí odiando al judío, odian a la mitad inteligente de la humanidad.

Aclaremos, no soy judío, sino católico pero tampoco soy estúpido.
Jesús era judío y nunca renunció a su judaísmo. San Pablo de Tarso era judío, la Virgen María era judía, los Doce Apóstoles o los primeros papas de la Iglesia eran judíos.

Por cierto, a mis amigos socialistas enemigos de los judíos, les digo que Karl Marx era judío pero también lo eran los creadores filosóficos del capitalismo, Samuelson, Milton Friedman etc.

Si jugamos en la bolsa, se usan teorías de Markowitz…..

Ninguno de los que se manifiesta contra Israel puede acudir a ningún psicólogo ( Sigmud Freud era judío), tampoco puede hoy tomar aspirina (Spiro era judío)

Tampoco pueden ser diabéticos porque tú me dirás… el creador de la forma de administrar insulina, Karl Landsteiner era judío.

Tampoco pueden vacunarse contra la poliomielitis, contra el cólera, ni contra la tuberculosis, sus inventores o descubridores fueron famosos judíos.

Ningún manifestante contra Israel podría ir vestido entonces….. Isaac Singer, el de la máquina de coser, fue su inventor……

Por cierto, tampoco pueden usar jeans, porque Levi Strauss era otro judío.
Calvin Klein, Ralph Lauren o Donna Karan, los famosos diseñadores de ropa, son judíos.

¡Ah! El micrófono con el que se lanzan exabruptos contra los judíos lo inventó un Sr. Emil Berliner. Y un tal Philip Reiss, también judío, trabajó en los aparatos de audición que sirvieron de base para el teléfono…

La primera máquina calculadora fue idea de un judío, Abraham Stern.

Las cerillas de fósforo son invento de un judío, Sansón Valobra. Por cierto, en la manifestación nada que tenga que ver con las teorías filosóficas de Durkheim, Spinoza o Strauss aunque sean fundamentales para nuestra sociedad…

Kafka era judío, Albert Einstein era judío, Ana Frank era judía.

Nada de utilizar Google ya que sus creadores, Larry Page y Sergey Brin son judíos.

Adiós Batman y Spiderman, porque Max Fleischer, el creador de Marvel Comics, es judío.

Todos los manifestantes contra Israel habrán jugado con juguetes de cuerda porque las pilas Energizer son cosa de Joshua Lionel. Sí, ladies & gentlemen…..

Una compañía israelí ha sido la primera en desarrollar e instalar una Planta que funciona con energía solar para producir electricidad en grandes cantidades en el desierto de Mojave, California.

También las Memorias USB las inventaron los JUDÍOS!

Un montón de jovencitos «anti» deberian tirar sus videojuegos SEGA, ya que son cosa del judío David Rosen.

También se tienen que olvidar de los Helados Haagen- Daaz o de los Donunts.

Las guapas mujeres que se manifiestan contra los judíos tendrán que dejar de maquillarse ya que Esteé Lauder es judía como así Helena Rubinstein; por supuesto nada de jugar con las muñecas Barbies.

Y ¿qué hay de los grandes directores de orquesta como Leonard Berstein o Daniel Baremboim?

Ningún antisemita podría ver ya películas de la MGM, de la Warner Bros, ni el canal Fox, Universal Studios o Columbia Pictures.

No podrán ver a Spielberg, Harrison Ford, Paul Newman, Kirk Douglas, Jessica Parker.
Dustin Hoffman o Barbara Streisand entre otros cientos.
Pregunta quien invento cosas de moda como el Waze?WhatsApp? Y muchas cosas más

Dejen algunos de ensuciarse las manos con productos judíos….. medio mundo se lo debemos a ellos.

Por cierto, ¿Saben cuál es el único estado realmente democrático, moderno, occidental, limpio y laico de todo medio, próximo y lejano Oriente?
¿Cuál es el único país del mundo donde hay más árboles que hace cien años?
¿Saben qué país tiene el más alto promedio de universitarios por habitante del mundo?
¿Qué país produce más documentos científicos por habitante que ninguna otra nación!?
¿Cuál fue el primer país del mundo en adoptar el proceso Kimberly, que es un estándar internacional que certifica los diamantes como «libres de conflicto»?
¿Qué país ha desarrollado la primera cámara de video ingestable, tan pequeña que cabe dentro de una píldora?. Se utiliza para observar el intestino delgado desde adentro, y ayuda en el diagnóstico del cáncer y otros desórdenes digestivos
¿Qué país desarrolló la tecnología de «riego por goteo»?
¿En dónde Fundó Albert Einsten una universidad?
¿Cuál es el 2° país en lectura de libros por habitante?
¿Cuál es el país que provee ayuda humanitaria en todo el mundo, todo el tiempo?
¿Qué país envió a Haití un equipo de rescate de 200 personas luego del terremoto?
¿Qué país montó una clínica de rescate luego del devastador terremoto en Japón?
¿Qué país ha realizado de forma gratuita operaciones del corazón para salvar la vida de más de 2.300 niños, incluídos palestinos?

¡Acertaste!… ¡I S R A E L!…

Ahora comprendo por qué es la nación a la cual muchas mentes enfermas de odio y envidia han querido destruir. Pero han olvidado un pequeño detalle, Israel es la niña de los ojos de Dios.

«No hay nada que venga de Jesús que no provenga de la Torá», aseguró un Rabino…

«… Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahvéh.»

Isaías 2:3

Keith Johnson es el fundador de la Academia de Fundaciones Bíblicas Internacional y miembro de la Iglesia Metodista Unida tomó el verso del profeta Isaías con todo su corazón. En 2002 Johnson buscó un maestro hebreo para acceder plenamente a la revelación y recibir la bendición, fue a la fuente: un rabino nacido en Jerusalén con una poderosa conexión con la lengua hebrea.

El rabino Eliezer Ben Yehuda, que dio una conferencia recibió el nombre de su abuelo, quien trabajó para revivir el hebreo como lengua moderna para el incipiente estado de Israel hace cien años.

El rabino Eliezer Ben Yehuda se convirtió en el rabino de una congregación ortodoxa en 1967, pero muy rápidamente se encontró enseñando Torá tanto a los no judíos como a los judíos. Él cree que este es un imperativo bíblico que es necesario para traer al Mesías, citando los Salmos para probar su punto.

«Nuestras bocas se llenarán de risa, de nuestras lenguas, con cantos de gozo. Entonces dirán entre las naciones: «El Señor ha hecho grandes cosas por ellos«.

(Salmos 126:2)
El rabino Eliezer Ben Yehuda junto a Keith Johnson

Desde la cita de este Salmo, agregoó:

«Dios dio la Torá a los judíos, pero es sólo cuando las naciones lo usan para alabar a Hashem que el Mesías vendrá», dijo el rabino. «No es nada menos que un cumplimiento de la profecía. Todos los rabinos que no enseñan a los no judíos están retrasando el Mesías. En ninguna parte de la Torá se dice que está prohibido enseñar al extraño entre nosotros«.

Cuando se sienta por primera vez para enseñar la Torá a los cristianos, comienza con una breve lección en hebreo.

«La palabra Torá proviene de la misma raíz que las palabras ‘harah’ (embarazada) y ‘horeh’ (padre)«, dijo el Rabino Ben Yehuda a Breaking Israel News. «Dios estaba embarazado de Torá y quería darlo a Israel. Es el fruto de su amor, y quería enseñarnos a amar, así que nos dio la Torá. Eso es lo que aprendí de mi abuelo«, agregó.

El rabino Ben Yehuda explicó lo que esto significa en profundidad las relaciones interreligiosas y el estudio de la Biblia.

«Los cristianos piensan que la Torá significa ‘la ley'», dijo. «[La palabra] Torá significa literalmente enseñar. Es la enseñanza de un padre benevolente, no de un Dios iracundo. Los cristianos piensan que el judaísmo es la religión de la ley y el cristianismo es la religión del amor. Pero Jesús era judío, y no hay nada que venga de Jesús que no provenga de la Torá«

Fuente: Profecía Al Día

¿Cómo fue la Esclavitud en Egipto?

Por Rav Yosef Bitton

Creo que la mayoría de nosotros preservamos una imagen superficial, infantil o en el mejor de los casos incompleta de lo que nuestros padres sufrieron en Egipto; imágenes –que no supimos desarrollar– de los dibujos que pintábamos en el jardín de infantes. Y esto sucede a pesar de la obligación explícita de recordar, lo más seria y fielmente posible, lo que experimentaron nuestros padres en Egipto.

Durante el Seder de Pésaj debemos recrear y visualizar los detalles de la redención hasta sentir que nosotros mismos estamos saliendo de Egipto. Parte de esta experiencia es rememorar el sufrimiento de la esclavitud y así poder valorar más plenamente el placer de la libertad e incrementar nuestro agradecimiento a Dios.

Los Sabios, los grandes maestros del Talmud, agregaron de lo que ellos conocían por la historia y la tradición, para hacer más real, y especialmente más visual, la experiencia del Seder.

Dijeron por ejemplo, que en el Seder debemos sentarnos reclinados como los nobles; que debemos continuar comiendo el maror, a pesar de que estas hierbas amargas eran dependientes del sacrificio de Pesaj, y al no haber ya sacrificio, dejan de ser obligatorias. Y también agregaron un precepto enteramente nuevo: el Jaroset, con el propósito de representar mas vivencialmente la esclavitud.

Soy muy consciente de que casi nadie se pone a pensar de una forma seria lo que este alimento representa, es decir, qué memorias se supone que debe despertar. Hasta este año, que me forcé a estudiar un poco más sobre este tema, yo también pensaba que el Jaroset era sólo una cuestión de recetas y que todo lo que se podía decir del mismo era cuánta canela, nueces o vino le agregamos….

Pero estudiar sobre el inocente Jaroset me ha llevado a valorar mucho más allá de mis expectativas originales su valor educativo y admirar, una vez más, la sofisticación de nuestros sabios, de bendita memoria.

Lo más importante que he aprendido es que el Jaroset abre una ventana al aspecto más terrible de la esclavitud en Egipto. Nos permite (o nos obliga) a ver la característica de los trabajos forzados a los cuales estaban sometidos nuestros ancestros.

La palabra clave para entender la naturaleza de esclavitud de los hebreos, y comprender por qué fue diferente, por ejemplo, de la servidumbre de los esclavos griegos, o romanos o incluso de los esclavos africanos en Estados Unidos hasta 1865, es “párej” (פרך), un término que curiosamente se repite dos veces en dos versículos seguidos: los pasukim 13 y 14 del primer capítulo de Shemot, el libro de Éxodo.

Comenzaremos por explicar que la esclavitud a la que sometió el Faraón a los judíos tuvo dos fases, con dos propósitos distintos.

«Entonces impusieron sobre ellos capataces para debilitarlos con duros trabajos. Y los judíos edificaron para Faraón las ciudades fortificadas de Pitom y Ramsés.»
(Éxodo 1:11)

En la primera fase de la esclavitud el Faraón hace trabajar a los hijos de Israel para construir Pitom y Ramsés. Los hebreos trabajaban “para el gobierno”. Esta esclavitud era un procedimiento “legal”. El monarca egipcio –irónicamente desde el tiempo de Yosef –era también el “Amo y Señor” de todos los egipcios. Los egipcios eran sus súbditos y el Faraón podía demandar de ellos cualquier tipo de servicio: sumarse a su ejército para defender su territorio o trabajar en los proyectos de construcción que el soberano consideraba necesario.

En esta primera fase, el trabajo de los hebreos consistía en construir las ciudades de Pitom y Ramsés, que según la interpretación más aceptada, eran fortificaciones posiblemente de uso militar. Este dato no es superfluo. Estas fortificaciones no eran construidas con ladrillos comunes (adobe) como las casas o templos, sino con piedras talladas. Podemos suponer que los hebreos trabajaban en las canteras extrayendo la roca, tallándolas (“los egipcios fueron los primeros en emplear la piedra tallada para erigir templos, pirámides y otras edificaciones monumentales”) y cargando las pesadísimas piedras, que a veces, como en el caso de las pirámides, pesaban varias toneladas, y montarlas una encima de la otra.

Por último, debemos comprender cuál era el verdadero propósito de la esclavitud en esta primera fase. Cuando el Faraón pronuncia su famoso discurso de propaganda denunciando el supuesto peligro que los hebreos representan para Egipto, propone un plan estratégico para afectar su procreación. Esclavizarlos y hacerlos trabajar en la construcción de día y de noche, era la manera de evitar que cuando regresaran a sus casas no tuvieran ni el tiempo ni la energía de procrear. Así, de una manera sofisticada, legal y no violenta ( הבה נתחכמה לו ) se reduciría significativamente la tasa de natalidad de los hijos de Israel. La construcción de estas fortificaciones, por lo tanto, no era el propósito de la esclavitud, sino la excusa para frenar el crecimiento demográfico de los hebreos. Pero, como la Torah lo dice explícitamente en el próximo versículo, el plan del Faraón no produjo los resultados esperados.

«Pero cuanto más oprimían a los hebreos con trabajos forzados, los hebreos más procreaban y más se multiplicaban. Y los egipcios se sintieron amenazados por los hijos de Israel.«
(Shemot/Éxodo 1:12)

El plan del Faraón falló. El pueblo de Israel no se debilitó sino que por el contrario, se fortaleció y siguió creciendo.

En este punto, el Faraón decide comenzar con la fase 2 de la esclavitud de los hebreos, los trabajos forzados que se consideran “párej”.

«Y entonces los egipcios hicieron trabajar a los hijos de Israel con “párej”.
(Shemot/Éxodo 1:13)

Continurá…

Fuente: halaja.org

Israel tiene la Dieta más Saludable del Mundo.

Al menos 11 millones de personas murieron en todo el mundo en 2017 como consecuencia de una mala alimentación. Los decesos estuvieron ligados con un alto consumo de azúcar, sal y carne procesada, lo que contribuyó a que las personas desarrollaran enfermedades de corazón, cáncer y diabetes, según un estudio global publicado el pasado miércoles.La investigación, publicada en la revista médica -The Lancet-, ha determinado que entre los 195 países estudiados la proporción de muertes relacionadas con la dieta más alta fue en Uzbekistán, mientras que la más baja en Israel. Estados Unidos se encuentra en el puesto 43, China en el 140 e India en el 118.

El consumo de alimentos más saludables, como frutos secos y semillas, frutas y vegetales frescos, leche y granos enteros fue de media demasiado bajo, con mucha ingesta de bebidas azucaradas, carne procesada y sal, factores que han llevado a que una de cada cinco muertes en el 2017 estuvieran relacionadas con una mala dieta. Todos esos productos mencionados son típicos de la dieta israelí.

Tendencias alimentarias
El estudio Carga Global de Enfermedad ha estudiado tendencias desde el 1990 hasta el 2017 sobre el consumo de 15 factores dietarios. Chris Murray, director del Instituto de Evaluación y Métricas de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, que ha dirigido el estudio, ha señalado que los hallazgos demuestra lo que muchos habían supuesto por años.

«La mala alimentación es responsable de más muertes que cualquier otro factor de riesgo en el mundo», ha afirmado Murray. «Nuestra evaluación sugiere que los factores de riesgo dietario principales son un alto consumo de sodio, o una baja ingesta de alimentos saludables como granos enteros, frutos secos y semillas y vegetales», ha añadido.

El estudio ha hallado que las personas comen apenas un 12% de la cantidad recomendada de frutos secos y semillas -un consumo promedio de 3 gramos al día en comparación con los 21 gramos recomendados- y que bebían 10 veces más la cantidad recomendada de bebidas azucaradas.

Fuente:

Radio JAI

Bereshit: La Primera Nave Espacial de Israel que será lanzada hacia la Luna

Israel dará su primer paso a la luna el jueves por la noche, cuando la nave lunar Bereshit se lance esta noche desde la costa de Cabo Cañaveral, en una misión que, si tiene éxito, colocará al Estado judío en un club exclusivo de naciones capaces de desembarcar en la superficie lunar.

Bereshit, Genesis en español, se lanzará a las 3:45 am (hora de Israel) el viernes desde Florida a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 y, después de retirarse del lanzador, orbitará la Tierra durante dos meses, antes de aterrizar en la Luna alrededor del 11 de abril. La secuencia de aterrizaje está programada para durar alrededor de 15 minutos, que será monitoreada por un grupo conjunto de científicos e ingenieros de la Agencia Espacial de Israel (ISA), el Instituto de Ciencia Weizmann y la NASA. Una vez que aterrice, la sonda realizará varios experimentos en la superficie de la Luna, probando su magnetismo y geología.

Si tiene éxito, el aterrizaje en la luna hará de Israel el cuarto país del mundo en aterrizar en la superficie lunar, después de la antigua Unión Soviética, los Estados Unidos y China. Será la primera cápsula espacial de este tipo en aterrizar en la Luna debido a una iniciativa privada, en lugar de a una empresa financiada por el gobierno.

El proyecto ha sido encabezado por SpaceIL e Israel Aerospace Industries y ha estado en proceso durante varios años.

Hace ocho años, nos aventuramos en este viaje que ahora está a punto de completarse … No podría estar más orgulloso de dar este regalo al pueblo de Israel”, dijo el presidente de SpaceIL y su principal financiador, Morris Kahn. Otras donaciones provinieron de la Dra. Miriam y Sheldon Adelson, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la ISA, Weizmann y varios otros individuos privados.

Esta misión no es una hazaña simple. Al principio, la nave entrará en la órbita de la Tierra, pero luego tendrá que entrar en la órbita de la Luna cuando las dos se superpongan. Una vez que aterrice, la localización exacta de su ubicación en la luna también será difícil. El retrorreflector láser de la NASA está a bordo para ayudar a lograr esta maniobra y ayudar al equipo de científicos a seguir el progreso de la nave.

El presidente del IAI, Nimrod Sheffer, agradeció al equipo conjunto de SpaceIL y el IAI que trabajaron incansablemente para completar el proyecto, por su profesionalismo, determinación, fe y dedicación.

Durante muchos meses, nuestros equipos e IAI se dedicaron a probar la nave espacial y sus sistemas, realizando experimentos complejos y preparándose para todos los escenarios posibles de la misión”, dijo el CEO de SpaceIL Ido Antebi.

La nave espacial recorrerá la distancia más larga hasta la luna: unos 6.5 millones de kilómetros (alrededor de 4 millones de millas) antes de que aterrice. Bereshit atravesará el espacio a velocidades de hasta 10 kilómetros por segundo (36.000 km / h)

A principios de esta semana, el presidente Reuven Rivlin señaló que no solo es un logro nacional e histórico, sino que también tiene como objetivo inspirar a los jóvenes israelíes a estudiar campos relacionados con STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y perseguir sus sueños de viajes espaciales.

Además, la nave contiene una “cápsula del tiempo” de cientos de archivos digitalizados en un disco, que contiene dibujos de niños israelíes, la Biblia, el himno nacional, oraciones, canciones israelíes y un mapa del Estado de Israel, entre otros artículos culturales.

Bereshit está programada para permanecer estacionada en la luna para las generaciones venideras.

Artículo original de © israelnoticias.com | Autorizado para su difusión incluyendo este mensaje y la dirección: Noticias de Israel


Las Semillas de «Lo Hebreo» Se Multiplican… ¡A Pesar de Todo!

Por P.A. David Nesher

Vayamot Yosef vejol-ejav vejol hador hahu. Uveney Yisra’el paru vayishretsu vayirbu vaya’atsmu bime’od me’od vatimale ha’arets otam.

«Falleció Yosef, y también todos sus hermanos y toda aquella generación.
Los israelitas eran muy fértiles y prolíficos y se multiplicaban cual enjambres. Llegaron a ser tan numerosos que el país estaba colmado de ellos.»

(Éxodo/Shemot 1:6-7)

Al principio de su descender a Mitzrayim (Egipto), junto a su padre Israel, en tiempo de Yosef, los hebreos fueron fieles a su identidad mesiánica. Ellos, lejos de asimilarse a la sociedad egipcia dejándose encantar por su cultura progresista (en lo social, lo cultural y lo económico) permanecieron fieles a sus principios espirituales demostrándolo en sus vestimentas hebreas, a sus tradiciones familiares y sus nombres hebreos.

Sin embargo, al morir las cabezas de las tribus, hubo entre los nuevos descendientes hebreos, aquellos que ya no deseaban vivir aislados en Goshén. Estos nuevos hebreos, gustaban comer en la mesa con los egipcios entrando en sociedad con ellos con el propósito de llevar una vida más placentera, cómoda, pero lamentablemente también corrupta.

Los Midrashim nos relatan que la tendencia a mezclarse con los egipcios se dio a partir de la muerte de los hijos de Yaakov, además de las rivalidades y odios gratuitos (sin motivo alguno), que se fueron generando entre ellos. Poco a poco fueron adoptando las costumbres idólatras del país, por lo que Yahvéh se irritó contra ellos permitiéndole al faraón endurecer su mano contra esas nuevas generaciones de israelitas. Por ello subraya el pasuk (versículo) “vatimale ha’arets otam”, que se traduce: “la tierra se llenó de ellos”.

Justamente esta expresión encriptada de Luz (“Vatimalé haaretz otam”) ha ocasionado interesantísimos debates interpretativos entre los jajamím (sabios) intérpretes de la Torah.

Algunos aseguran que los verbos empleados en esta expresión para definir este crecimiento son comunes a la vida del reino animal. Por eso, quieren ver en esta sucesión de verbos, casi sinónimos entre sí, un indicio de alumbramientos múltiples por parte de las mujeres. Llama poderosamente la atención que, contrariamente a lo que sucede en casos de alumbramientos múltiples y simultáneos, los hijos de Israel nacen sanos y fuertes. Este hecho es el que realmente abrumará a los egipcios, de constitución débil.


Todos los sabios del Midrash que sostienen esta interpretación ven en esta proliferación la protección del Eterno a los hijos de Israel y el cumplimiento de la promesa formulada por Él a los patriarcas de Israel, asegurándoles descendencia, prolifera cual estrellas de los cielos y cual arena de la mar. (Basado en comentarios de Rashi, Rabbi Itshak Arama y S.R. Hirsh).

Para otros, la traducción de “vatimalé haaretz otam” debería decir: “la tierra los llenó”, o mejor traducido: “se llenaron del polvo de la tierra”, «se llenaron con el polvo de esa tierra«. Dicho así esto, el texto nos está revelando que los israelitas se impurificaron al involucrarse con los hábitos sociales de la vida egipcia. Así pues, en términos místicos, la fraseología apunta, en lo general, al apego por las cosas de este mundo; apego a las ilusiones físicas; apego a lo terreno (material), apego a las bajezas humanas; a la tendencia a enojarse, a la ira, etc.

¿Que es el apego?

El apego es una expresión de inseguridad. Cuando la conciencia humana vibra en el apego solo piensa en liberarse del sufrimiento lo más rápido posible y alcanzar la felicidad para la familia, amigos, parientes y otros cercanos.

Al apego lo consideramos negativo porque nos crea infelicidad, sufrimiento y problemas. La felicidad y la paz provienen de acciones positivas y la infelicidad, el sufrimiento y los problemas vienen de las acciones negativas.


En la cosmovisión de la Torah, existen una infinidad de formas de “llenarse de tierra”, o ensuciarse impurificándose, sin duda. En sus líneas leemos que nadie es inmune a estas situaciones. Sin embargo, la Torah revela que debemos hacer para que nuestra conciencia se desconecte de esos comportamientos y así no darle más “oxígeno” al « lado oscuro».

Por ello es que los sabios dicen que vivir en Egipto es vivir en el “mundo de la materia” o «el sistema de cosas de la fisicalidad«.

Una reflexión saludable debería ser: “¿Me estoy llenando de tierra?” o «¿me encuentro limpiando el caos de mi vida?»

Entonces, entendamos que la expresión “vatimalé haaretz otam” contiene la codificación de un llamado divino para que no descuidemos nuestro esfuerzo diario de elevar nuestra conciencia al compromiso de ser congruentes con nuestra misión redentora. “Vatimalé haaretz otam” nos dice que debemos tener cuidado, no importa donde estemos, de que nuestra conciencia no ceda a la tentación de apegarse a lo que la masa reptiliana se apega, pues es entonces cuando nuestra conciencia hebrea, automáticamente se irá para abajo. Entrando poco a poco al llamado del miedo paralizante que Mitzrayim (el sistema de cosas reptiliano) nos ha implantado con sus ideologías y dogmas materialistas, para lograr que los apegos se hagan nuestros dueños, produciendo que el ego, en todas sus formas permee nuestra vida, abandonando así nuestra misión de traer redención al mundo.

Esta bajada de guardia, impide nuestros momentos de introspección y esta condición espiritual permite darle paso al Satán, por medio de la transferencia de energía vital positiva que le hacemos a través de nuestras acciones egoístas que en hebreo se dice «averá» (עֲבֵרָה) que significa «transgresión«, «desconexión» «un cruce«, «una transferencia«… Entonces la pregunta es: ¿qué estamos transfiriendo cada vez que nos desconectamos?… Transferimos nuestra energía mesiánica al Sitrá HaRá (el Otro Lado de la Pureza), y lamentablemente sólo podremos rescatarla a través de las aflicciones que nos llaman al esfuerzo de retornar a nuestra posición de identidad y herencia.

Si todo Israel se hubiera juntado a comer en la misma mesa de los paganos, jamás habrían salido de Egipto. Pero gracias a que no todos compartieron el pan con los idólatras es que pudieron ser libres del yugo opresor.

Como ya se los he señalado en párrafos anteriores, los Benei Israel (hijos de Israel) en su mayoría se distinguieron de los egipcios por las siguientes características:

  • 1) _ Preservaron sus nombres en lengua hebrea.
  • 2) _ No dejaron de hablar su idioma (la lengua sagrada del Creador), el hebreo.
  • 3) _ No se vistieron conforme al uso egipcio.
  • 4) _ Practicaban diariamente el jésed (bondad).



El hecho de cuidar estas cuatro cosas le otorgó a los hijos de Yaakov una protección especial para que no se impurificaran a pesar de estar rodeados de los egipcios y para que mantuvieran su propia identidad.

Un Nombre con Limitaciones (Mitzrayim)

Por P.A. David Nesher

Ve’eleh shemot beney Yisra’el haba’im Mitsraymah et Ya’akov ish uveyto ba’u.

«Estos son los nombres de los hijos de Israel que llegan con Yaakov a Egipto. Cada uno llegó con su familia.»

Shemot/Éxodo 1:1

La parashá Shemot, primera sección de estudio del segundo séfer (rollo o libro) de las Sagradas Escrituras (llamado Éxodo) nos obliga a pensar en la importancia de la identidad verdadera que se mantiene firme ante toda ofensiva de asimilación sistémica.

Por ello vemos que la palabra hebrea shemot se traduce «nombres». Ahora bien, en la cosmovisión hebrea el nombre de un ser humano no conlleva la necesidad de simplemente otorgarle una identificación, sino que el nombre con el que una persona es llamado constituye su alma y fuerza vital. Es la identidad de su esencia de propósito que marca su misión y destino. Esto significa que cuando el alma habita el cuerpo, obtiene vitalidad a través de su nombre hebreo, y desde él se proyecta en méritos hacia el Olam Havá.

Sabemos que un nombre, en cualquier cultura, es tan inherente a la individualidad de una persona que es prácticamente imposible identificar a alguien sin nombre. Sin embargo, desde la visión celestial, hay un punto en lo más profundo del alma donde no hay un nombre ni un destino inevitable. En ese punto exacto el alma es una parte absoluta con su Creador, no hay manera de que pueda ser identificado.

Teniendo en cuenta esto, necesito ahora que hablemos de un nombre que contiene la encriptación de lo impuro que conlleva al caos. Estoy refiriéndome a Mitzrayim, que lamentablemente en las Biblias cristianas ha sido traducido como Egipto.

El nombre “Mitzrayim” ( מִצְרַ֙יִם֙ ), proviene de la raíz “mitzráh” que significa “comprimir” o “encerrar”.

Desde esta raíz se formará el término metzarím, que significa «límites», «límites de angustia«, refiriéndose a los condicionamientos y frenos que existen en el alma de cada persona programada por el sistema reptiliano imperante. Desde metzarím se conformará el nombre Mitzrayim.

Entonces, desde estas significaciones comprendemos que Mitzrayim es el concepto de la “restricción sin libertad de movimiento” que el sistema reptiliano que impera en la fisicalidad produce.

Esta fue la situación de los israelitas en Egipto, y a la vez, la condición limitada de nuestras vidas cuando somos gobernados por el caos que trae el Ketz (Inframundo).

Los sabios expertos en toralogía nos dicen que “Mitzrayim”, no se refiere solamente a la zona geográfica de Egipto en el NE africano, sino que es un código celestial que alude al “exilio” o «galut» en hebreo.

Por lo tanto, “Mitzrayim” se refiere igualmente a nuestro «exilio personal» que es el sufrimiento, el enojo, la enfermedad, la tristeza, el miedo paralizante y el dolor que se padecen en esta vida. Elementos de toda vida caótica. Así pues, el nombre Mitzrayim simbólicamente trasciende un lugar físico, y representa la esclavitud material y moral.

Entonces y tal como podemos apreciar, la historia de hoy es de un significado profundo ya que nos enseña sobre la penosa esclavitud de los israelitas en Mitzrayim que, en términos de mística, señalan los sabios, no es otra cosa que la relación existente entre el binomio cuerpo-alma, denominado “Egipto” y, el espíritu, que es llamado “Israel”. El simbolismo revelado aquí es que el cuerpo físico es la “prisión” de nuestra alma, y esta, por medio de la ignorancia, la cárcel del espíritu, y por ende, del Eterno, mismo.

Debemos aceptar que cada uno de nosotros, mediante programación sistémica, tenemos un “faraón interno”; cuando las letras que componen la palabra «Faraón» (en el idioma hebreo Parhó) las intercambiamos de lugar, encontramos que se nos forma el vocablo “haoref” que significa “nuca” (parte del cuello pegado a la espalda). El significado “haoref” (cuello o nuca), se comprende de la fraseología: “…Así ha dicho Yahvéh: deja ir a Mi pueblo…”. A lo que faraón se niega. Esta negativa es el “cuerpo” dándole la espalda (la nuca) al “alma”, que se interpreta también como una guerra entre la conciencia materialista contra el espíritu en plena supra-consciencia.

En hebreo, a la zona de unión del cuello y el pecho (parte de la garganta) es llamada: tzipor-hanefesh, es decir «el pájaro del alma«. Dicho esto, y considerando lo anterior, es muy fácil descubrir entonces qué relación «física» tiene Mitzrayim con la angustia.

Mitzrayim es lo que estrecha la garganta (tal como los collares que se les colocan a los esclavos), lo que provoca la angustia.

Mitzraim es angustia.

Durante 210 años lo hebreos padecieron la esclavitud angustiante. Los relatos históricos tradicionales cuentan que las vejaciones no tenían límite.
Entonces nos podemos preguntar, ¿por qué macabro designio el Eterno quiso esperar tantos decenios?
¿Él que es Todopoderoso, no podía liberar a los hebreos antes?
¿No quiso?
¿Qué pasó?

La Torá es muy clara al respecto (para el que sabe leerla con humildad y mansedumbre):

«Asimismo, Yo he escuchado el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios esclavizan, y me he acordado de mi pacto.«
(Shemot / Éxodo 6:5)

¿Cuándo se «acordó» el Eterno del pacto con los hebreos?
Obviamente que siempre, pero el relato revela que Él se puso en «campaña» para liberarlos, en el momento en que los hijos de Israel al menos pudieron «gemir» por causa del padecimiento, y a pesar del mismo.

Es decir, si los israelitas no hubieran reconocido su angustia, Dios no los hubiera redimido.

Por lo menos 210 años debieron sufrir lo «indecible», hasta que al menos un gemido colectivo y no egoísta brotó de sus estrechas gargantas:

«Los hijos de Israel gemían a causa de la esclavitud y clamaron a Elokim, y el clamor de ellos a causa de su esclavitud subió a Elokim.«
(Shemot / Éxodo 2:23)

Y, como veremos, eso fue lo único que atinaron a hacer como colectivo, como personas hartas de la esclavitud, pues:

«De esta manera habló Moshé [Moisés] a los hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moshé [Moisés], a causa del decaimiento de ánimo y de la dura esclavitud.» 
(Shemot / Éxodo 6:9)

Entonces, si lo disciernen bien, notarán que la angustia es una enfermedad terrible para el alma humana, ya que es una dura esclavitud que conduce al ser humano a vivir con el ánimo decaído.

Es mortal la esclavitud, que frente a la perspectiva de la liberación, ninguna fibra se exalta, ningún júbilo se expresa, sino que, todo lo contrario.

El libro de El Zohar nos enseña que, a medida que nuestro cuerpo físico crece en edad, lo mismo hace el alma. Esto significa que la fuerza del alma entra en el cuerpo de manera gradual, es decir, por etapas; en la misma manera en que Israel, gradualmente se convirtió en esclavo en Egipto.

Pero la guerra espiritual, en un hebreo empieza a la edad del Bar Mitzvá, justo después de que el alma fue dotada de “fuerza espiritual” (yetzer hatov), para dar la batalla a todo lo que en su mente colocó durante 13 años el yetzer hará o tendencia al mal.

LA PUERTA 49 DE IMPUREZA

El Midrash, por medio de una pregunta, plantea lo siguiente:

«Si los israelitas en Egipto estaban en la llamada «Puerta 49 de la negatividad», ¿merecían la redención? Ellos estaban en lo más bajo de la impureza, tanto que, en el momento de la separación del mar rojo, las fuerzas negativas decían al Eterno:
“… ¿Cómo puedes dejar que los israelitas sobrevivan y los egipcios se ahoguen? ¡Israelitas y egipcios están en el mismo nivel espiritual!…”.

Entonces, ¿qué permitió que los israelitas fuesen redimidos aunque estuviesen en ese nivel tan degradado?

Al encontrar la respuesta, nos damos cuenta en qué yace la belleza de la enseñanza de esta primera parasháh del libro de Shemot. Lo que permitió la redención fue que el Creador vio la parte del alma de los israelitas, la parte que está en el interior de cada individuo, esa que nunca se deteriora, el lado que nunca se ensucia a pesar de las acciones negativas que cometemos.

Entonces, entendemos que la redención pudo llegar porque el Creador no se concentró en la persona que está en el «Nivel 49 de negatividad», sino en la parte del alma que no se corrompe: sus 12 nombres, manifestados en el diseño denominado «tribu».

En este sentido, la interrogante de los sabios que estudian los secretos de la Torah es: ¿cómo podemos despertar ese mérito para nosotros, la gente de este tiempo?

Y la respuesta surge de una hermosa y sabia conclusión: sabemos que la manera en la que se comporta una persona, es la forma en la que se comporta la Luz del Creador con ella; la manera en la que nos comportemos con los demás será la forma en la que la Luz del Creador se comportará con nosotros. Eso significa que si eres una persona que encuentra la chispa de bondad en alguien que se conduce negativamente, entonces el Creador te verá y, sin importar lo que hagas, solo se concentrará en la chispa de bondad que hay en tu interior.

Para ir concluyendo, diré que en el caso de Israel en Mitzrayim, se nos hace por completo comprensible que el diseño oscuro de «mitzrayim» los acompañara luego, durante 40 años de «liberación» en el desierto. Ellos tenían a ese abatimiento psíquico totalmente presente en sus alma.

Lo entendemos porque la angustia de los hebreos era inmensa, pues vivían bajo el peor régimen esclavista y angustiante de todas las épocas, que como bien lo describe los jajamim (sabios) intérpretes, no tenía escapatoria, y sólo merced a los numerosos milagros y maravillas realizados por Dios, pudieron liberarse.

Ellos, con sus propios medios, no hubieran sacado ni siquiera un gramo del pesado yugo de Mitzrayim de sus espaldas, de sus gargantas, de sus vidas.
Ellos tuvieron el auxilio de Yahvéh, que cumplía en la oportunidad con lo prometido a los patriarcas (Génesis 15:16), y elevaba (Salmo 145:14) de la desolación al hundido (el conjunto de los israelitas) en el más profundo barro de la inmoralidad que hunde en lo infrahumano.

Así lograremos ver, al estudiar Shemot, nos daremos nuevamente cuenta que tan sólo un quinto de todos los hebreos fueron redimidos de Mitzrayim. Pero ahora, entenderemos mejor el por qué la mayoría «prefirió» el sabor amargo de la esclavitud a la aventura del gozo de la libertad.

Es que los adultos (mayores de 20 años) que salieron del Mitzrayim «físico», no lograron reconstruir su vida como personas saludables y libres. Siempre he enseñado este slogan refiriéndome a esto: «¡Ellos salieron de Egipto (Mitzrayim) per Egipto (Mitzrayim) no salió de ellos!«

Por todo esto hoy, sobre nosotros, recae la responsabilidad de «salir de Mitzrayim», es decir, de esforzarnos por emerger de nuestros propios padecimientos que nos angustian desde la temprana infancia, para ser realmente libres.

¿Cómo lo podemos hacer?

Las respuestas (de los métodos de la terapia «yahvista»  que se encuentran en el Seder del Pesaj… Pero de eso hablaremos en otras bitácoras.

Jacob y el “Fin de los Tiempos”

Por P.A. David Nesher

Vayikra Ya’akov el-banav vayomer he’asefu ve’agidah lajem et asher-yikra etjem be’ajarit hayamim.

«Y llamó Jacob a sus hijos, y dijo: Reuníos, y os anunciaré lo que os acontecerá en los días postreros.»
(Bereshit/Génesis 49:1) 

En la aliyáh (ascensión) de hoy estudiaremos un capítulo muy interesante, porque la acción transcurre junto al lecho de muerte del anciano Yaakov, nuestro padre (avinu). Como recordarán, en el capítulo anterior lo vimos ya postrado por la enfermedad y consideramos el momento en que cobró fuerzas, se sentó en la cama y bendijo a los dos hijos mayores de José (Yoséf).

El exégeta Abarbanel, refiriéndote al contexto de todo este relato, comenta lo siguiente:
Después de concluir con la bendición a los hijos de Yosef, en un ambiente de cercanía e intimidad, llama al resto de sus hijos y les bendice también, para no fomentar en ellos, celos o envidias..

Así y en este tramo de nuestra peregrinación de fe por las aliyot (ascensiones) de la parasháh Vayejí,  llegamos a una expresión importante. Encontramos que hay ciertas expresiones que las Sagradas Escrituras usan una y otra vez. Una de esas expresiones es «los últimos días«. 

La expresión hebrea ajarit-hayamim, en verdad debe traducirse literalmente como «al final de los días«. Esta frase merece ser explicada en su debido contexto, ya que cuando aparece en los libros proféticos hace referencia a Lemot HaMashíaj (traducido como “los días del Mesías”). Por ejemplo, en el rollo de Yeshayah (Isaías) cap. 2 vers. 2 y en el profeta Yejezkel (Ezequiel) cap. 38 vers. 16. Por eso, el Rambán interpreta que este pasuk (versículo 1)  relata a Yaakov haciendo referencia a la llegada de Mashiaj. El sabio Onkelos en el Targurn traduce ajarit-hayamim como “en el final de los días”.

Por causa de este matiz profético debemos entender que Yaakov dará mucho más que una bendición patriarcal estándar. Más bien, será una profecía que prefigurará el desarrollo de las doce tribus de Israel y los ambientes en los que vivirán cuando se instalen en la tierra de Canaán. Desde esta bendición Moshé continuará trazando la historia profética de Israel al enumerar el futuro de las doce tribus en el capítulo 33 del Sefer Devarim (Libro de Deuteronomio).

Nos encontramos aquí con la primera profecía conscientemente hablada por el hombre en las Sagradas Escrituras. Había muchas profecías anunciadas por el Eterno como es el caso del Proto-Evangelio (donde está anunciada la promesa del triunfo de la simiente de la mujer en Génesis 3:15), y otras profecías veladas por los hombres, pero esta es la primera profecía proveniente de boca humana conocida en la Tanak.

Yaakov avinu entonces está hablando de los últimos días de la nación de Israel y de lo que sucederá a sus doce hijos y a las doce tribus que vendrán de ellos, hasta que se manifieste el Mesías (o el Cristo), el propósito eterno de Dios para los hombres.

El sabio intérprete Rabí Itshak Arama entiende que, el propósito de Yaakov avinu al pronunciar las palabras de esta bendición fue el de hablarles del «fin de los tiempos», interpretado en la cosmovisión hebrea como «el fin de todos los exilios«. Por eso, las tradiciones interpretativas judías dicen que Yaakov estaba a punto de bendecir a sus hijos dispuesto a decirles en detalles el “gran secreto sobre el fin del tiempo”. Pero en ese momento, la gloria de Dios (la Shekináh), la Profecía de lo Alto (Apoc. 19:10), lo visitó y se fue rápido de él porque no era adecuado hacerlo en ese instante. 

La Shekinah se apartó de Yaakov porque él quería revelar a sus hijos cómo y cuándo llegaría el Mashiaj, otorgándole minuciosamente los detalles de su venida. Él poseía todo el conocimiento del gran misterio de los siglos, pero no estaba en la Intención de Yahvéh darlas a conocer aún, por lo tanto Yaakov no podía decirle a sus hijos nada detallado. Con ansias, los hijos esperaban tal revelación, pero en un inesperado giro, Yaakov calla estos asuntos y les empieza a recitar bendiciones con una escatología encriptada. Sin embargo, en las pautas del libro «Birkat Yaakov» («Bendiciones de Yaakov«), se encontrarán mensajes proféticos que habrán de revelar el futuro de cada tribu, algunas serán cumplidas hasta el momento de la aparición del Mashiaj.

El sabio Rashí interpreta, basado en el Talmud, que Yaakov quiso revelarles el final de los tiempos, pero en ese momento el Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo) se retiró de él, y comenzó a decir otras cosas.

Leyendo la Midrash [Etz Yosef] encontré la siguiente enseñanza:

Yaakov quiso revelar a sus hijos el momento de la llegada del Mesías. Supo que se mantendrían fieles a HaShem aun cuando supieran que el tiempo de la redención fuera lejano. Sin embargo, el Todopoderoso decidió que la fecha de la redención debía mantenerse en secreto de los hijos de Yaakov a causa de las generaciones futuras que no serían tan grandiosas como los hijos de Yaakov. Las generaciones futuras desesperarían en el exilio si supieran que el momento destinado estuviera tan lejano.”

Muchos hablan del hecho de que ciertas profecías concernientes a la nación de Israel se han cumplido, eso es verdad. Pero podemos reducir aún más, dividiendo a Israel en doce partes y reconociendo que el Eterno ha tenido algo que decir acerca de cada hijo y tribu. No sólo se han cumplido Sus profecías acerca de la nación, sino que también se han cumplido las profecías concernientes a cada tribu. Eso es lo que lo hace más sorprendente.

Lo cierto de todo esto es que la bendición de Yaakov no consistía en desear buenas cosas para los hijos. De aquí aprendemos que la bendición, según la cosmovisión hebrea, no está basada en pronunciar “buenos deseos”, sino en hacer una apreciación profética. Para ello, el padre que bendice se fundamenta en la apreciación del carácter de cada hijo, según lo discierne con sus ojos espirituales.

En otras palabras, en la cosmovisión celestial la “bendición paterna” son palabras proféticas que reflejan lo que el padre ha aprendido a convivir supervisando con ojos espirituales a sus hijos, y visualizando así qué clase de generaciones crearán ellos desde sus lomos.

Por eso, lo curioso de la bendición final de Yaakov es que sus palabras no sólo iban dirigidas a sus hijos, sino que estaban proyectadas también a su descendencia después de ellos hasta el final de la Historia de la Salvación.

En el capítulo que tenemos ante nosotros veremos las profecías de lo que sucederá en cada tribu en los últimos días. Mientras que algunas de ellas ya se han cumplido, la mayoría de ellas esperan un cumplimiento escatológico final. Pero como el desarrollo de estas bendiciones demanda un buen espacio, los invito a ir a la siguiente bitácora.

“Judá se Acercó a José” (Parasháh Vayigash)

Por P.A. David Nesher

Vayigash elav Yehudah vayomer bi adoni yedaber-na avdeja davar be’ozney adoni ve’al-yijar apja be’avdeja ki kamoja keFar’oh.

«Entonces Yehudá se acercó a él [a Yoséf] y le dijo:
“Por favor, mi amo, permítame que yo, su servidor, le diga algo [sea receptivo a mi mensaje]; no se enoje contra mí, pues usted es como Parhó.»

(Bereshit/Génesis 44:18)

Sobre este pasuk (versículo), dicen los sabios del judaísmo que, al aproximarse a Yoséf, Yehudáh estaba dispuesto a todo, incluso a guerrear. Al igual que la sección «Miketz», esta lectura también está empapada del espíritu del Mashiaj y de la redención final del pueblo de Israel. Los invito a abrir vuestras mentes a fin de permitir al Espíritu del Eterno implantar en ella todos las segulot (energías mesiánicas) que nos permitirán cumplir con nuestra misión mesiánica: unir el Mundo de Arriba con el Mundo de Abajo.

¿Por qué se interpuso Yehudáh con tanta firmeza para interceder por Binyamín?

Las palabras del propio Yehudáh a Yoséf lo responden:

“…Porque tu servidor se constituyó en garante del muchacho…”.

Es decir, Yehudá había garantizado a su padre, Yaakov, que retornaría de Egipto, cueste lo que cueste, trayendo consigo a su hermano Binyamín. Al respecto, Itzjak Abarbanel comenta:

«…De acuerdo a la opinión de nuestros sabios, la intención de Yehudáh, con este discurso es poner en evidencia las falsas acusaciones que Yoséf ha armado contra él y sus hermanos. Sin embargo, yo pienso que, de acuerdo al sentido literal del texto, la intención ha sido despertar la misericordia de Yoséf, ofreciéndose Yehudáh como esclavo para que Binyamín quede libre, vuelva a su padre y no muera éste de pena y tristeza. Es para convencer a Yosef de la veracidad de sus argumentos que Yehudáh relata minuciosamente detalles acerca de la vida de su familia. Yehudáh cuenta con la benevolencia del Gobernador de la tierra, que ya había dicho: “A Elokim yo venero” y, por lo tanto, no podía endurecer su corazón ante la pena de un anciano ausente y en tierra lejana. Iehudáh se acerca e inicia una conversación privada, casi íntima….».

La defensa de Yehudáh se apoya en dos fuertes argumentos que, a la postre harán que Yoséf no resista más:

  1. Siendo consecuente con sus actitudes anteriores para con los hermanos, Yoséf no puede retener a Binyamín.
  2. Yehudáh no puede volver a casa de su padre sin Binyamín, el hijo menor. El estilo y las palabras empleadas por Yehudáh salen del corazón y llegan al corazón.

Como lo dije ya en un estudio anterior, en el libro de El Zohar los sabios se preguntan en un debate por qué en la Torah se emplea el vocablo וַיִּגַַּ֨שׁ (“Vayigash”), siendo que existen otras expresiones para indicar un “acercamiento”. La respuesta es que la raíz hebraica de “vayigash” es “nagsh” (Nun נ, Guimel ג , Shin ש), que es igualmente la raíz de la palabra “hitnagshut”, que significa “colisión”, o choque. Por eso es que vemos que un nudo dramático se forma aquí y un intenso debate surge entre dos grandes potencias.

Cuando en los Tehilim-Salmos (48:4) leemos: «Pues he aquí que los reyes se reunieron…”, es una alusión a Yehudáh y Yosef, que ambos fueron reyes y se juntaron en una disputa. Sigue diciendo El Zohar que la “proximidad” de los dos hermanos es un choque entre “dos mundos”, porque por un lado Yehudáh es un rey (es la tribu de los futuros reyes judíos), y Yosef HaTzadik en ese momento era el rey –ejecutivo- de Egipto. En medio de esta pelea se encuentra el menor de los doce hermanos, Binyamin. Ambos reyes lo disputan con todo su vigor.

Como lo dije en la bitácora anterior,  Yehudáh representa el “Mundo físico” y así mismo también simboliza al Brit Miláh (Pacto de Circuncisión), que no es simplemente una circuncisión o el corte de piel, sino el Pacto de la procreación biológica. En tanto que Yoséf representa el “Mundo de las visiones proféticas” (revelaciones). La expresión “Yehudáh se acercó a Yosef”, habla de dos mundos que colisionan pero que a la vez se unen; el “Mundo de Arriba” (que es Yoséf), con el “Mundo de Abajo” (Yehudáh).

Pero la motivación fundamental de Yehudáh estaba en su anciano padre, por lo que procuraba evitarle más tristezas de las que había ya sufrido; no quería que su padre muriera por el hecho de que Binyamín no volviera a casa. Cuando Rajel (Raquel) murió, fue Yoséf quien le dio consuelo a su padre. Después que Yoséf fue vendido, Yaakov aún tenía a Binyamín. Ahora sin Binyamín, sería como si los tres se fueran al mismo tiempo.

No obstante, la confrontación entre estos dos gigantes tuvo, en definitiva, resultados positivos. Pues lo que condiciona el establecimiento de relaciones armoniosas en el seno de la familia y de la sociedad es la unión del poder temporal representado por Yehudáh, fundador de la tribu real y, del poder espiritual representado por Yoséf Ha-Tzadik (José el Justo). En efecto, ninguna fuente de bendiciones es más generosa para los hombres que la que brota de la alianza entre la monarquía y los ideales religiosos.

ÓPTICA PROFÉTICA

“Yehudáh se acercó a Yoséf”, una expresión con profundos y múltiples códigos proféticos.

En relación al reencuentro de estos dos personajes, cabe precisar que, algo semejante ocurre en nuestros días: Yehudáh (pueblo judío moderno) se está “acercando” a Yoséf, está buscándolo, ya que se encuentra asimilado en “Egipto” (las naciones idólatras). En la actualidad podemos percatarnos que de poco en poquito, miembros de la Casa de Efrayím (descendiente de Yoséf), están volviendo a la unidad familiar y a sus raíces espirituales, tal como Yoséf volvió a sus costumbres hebreas al convivir nuevamente con su padre y hermanos.

La lucha que está desarrollándose aquí, solo cesará en los días de Mashiaj, como lo anuncia el profeta Ishayahu cuando evoca la venida del Redentor:

“…Entonces cesará el afán de rivalidad de Efrayím el representante de los descendientes de Yoséf y los odios de Yehudah desaparecerán; Efrayím dejará de envidiar a Yehudah y Yehudah dejará de ser enemigo de Efrayím
(Isaías 11: 13)

En efecto, si enfocamos los hechos desde una perspectiva histórica, observamos que la reconciliación entre los dos hermanos no sobrevivió al pasar el tiempo: cuando, tras la muerte del rey Shelomó, el reino de Israel se escondió en dos partes antagónicas, una se llamó Yehudáh y la otra Efrayím. En cuanto a Binyamín, permaneció siempre junto a Yehudáh, su gran protector, y nunca se alió con Efrayím y Menashéh, hijos de Yoséf, cosa que éste presintió dolorosamente desde el principio.

LA VARA DE YEHUDÁH Y LA VARA DE YOSEF SE VUELVEN UNA SOLA.

Cuando se consideran los acontecimientos de la historia de Yoséf que provocaron el “acercamiento” entre éste y sus hermanos, podemos comprender la naturaleza monumental de las expectativas del profeta Yejezkel (Ezequiel) para la restauración definitiva del pueblo judío.

El libro de El Zohar enseña que, el hecho de que Yoséf se manifestara ante sus hermanos, es una descripción del nuevo tiempo cuando HaKadosh Baruj Hu (El Santo Bendito Sea) levante a todo Israel del polvo de la tierra “resucitándolos”, para fusionarse Él directamente con ellos. Y así como en el palacio de Yoséf retiraron a todos los extraños a fin de que solo estuviesen los 12 hijos de Yaakov desahogándose juntos, tampoco habrá naciones idólatras cuando Yahvéh habite en medio de Sus doce tribus (dos Casas) de Israel.

Por este motivo el profeta enseña sobre la resurrección de los muertos mediante la ilustración de unos “huesos secos” (Ezequiel 37), pero específicamente la «Haftaráh Vayigash» (Yejezkel/Ezequiel 37:15-28), nos habla de “dos varas” (o palos); uno representa al reino de Yehudáh y el otro al reino de Yoséf (o Casa de Efrayim).

Esta hermosa Haftará del profeta Ezequiel trata de lo que sucederá en los tiempos del Mashíaj.

El profeta anteriormente había tenido una visión de ensayo de resurrección de muertos. Inmediatamente después empezó a profetizar lo que sucederá después de esa resurrección, cuando llegue el Mashíaj. Uno de los efectos fundamentales del Mashíaj es la Unión Total del Pueblo de Israel que por causa de su dispersión, se dividieron en muchísimos grupos con diferentes costumbres y leyes.

La relación de la Haftaráh con la Parasháh es evidente, ya que en esta parashá se menciona la unión de los hermanos con Yoséf. Probablemente también se explica en esta parasháh porque Binyamím se unió al reinado de Yehudáh; quizá por el hecho que Yehudáh entregó su vida por Binyamím, como lo vemos en esta Parashá Vayigash.

La fusión de los dos palos representa la unidad de los reinos que transpirarán durante la Era Mesiánica, con Mashiaj, un descendiente del rey David al frente de este imperio unificado. Hasta el día de hoy, la re-patriación de las tribus perdidas de Israel sigue siendo un componente del sueño de la redención final. “Que ocurra pronto y en nuestros días”; reza el pueblo judío. Yo a esta declaración digo ¡Amén!

Los Hermanos de José Bajan a Egipto

Por P.A. David Nesher

 

«Jacob, viendo que había grano en Egipto, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando unos a otros?
Y dijo:

Mirad, he oído que hay grano en Egipto. Bajad allá y compradnos grano para que podamos vivir y no muramos.

Entonces diez hermanos de José descendieron para comprar grano en Egipto.»

(Génesis/Bereshit 42: 1-3)

Hasta el presente hemos sido testigos de cómo Yoséf interpreta los sueños de personas extrañas y cómo estos se cumplen.

Cabe recordar que la primera vez que la Torah relaciona a Yoséf con sueños lo hace relatándonos sus propios sueños que empezarán a cobrar realidad a partir del encuentro con sus hermanos.
Años han transcurrido desde que Yoséf fuera odiado por sus “sueños y sus palabras”.

El hambre en Egipto y en las comarcas que circundan a esa tierra no es más que uno de los elementos que conducirán al cumplimiento de los sueños de Yoséf, que no son un fin en sí mismos, sino que a su vez son los caminos a través de los cuales los descendientes de Abraham llegarán a Egipto y se acrisolarán como pueblo de Israel. Así pues, el hambre no perdonó a ningún pueblo, incluida Eretz Kenaán, país de los hijos de Yaakov. De esta forma se cumple el sueño de Yoséf; la gavilla de él es “levantada” más arriba que los de sus hermanos. Una pregunta surge aquí: ¿Qué hizo Yoséf para que sus sueños se cumplieran? Mantenerlos frescos en su memoria, no olvidarlos, solo de esa forma podían volverse realidad. Un buen sueño nunca debe olvidarse. Si el hombre olvida sus sueños nunca se le cumplirán y también él será olvidado.

Canaán y el mundo fueron golpeados con hambruna en la buena, agradable y perfecta Voluntad (Ratzón) del Eterno. Yaakov avinu y sus hijos estaban en peligro de muerte. Como el hambre se propagaba en la tierra prometida a Avraham e Itzjak, la familia de Israel estaba empezando a caer en desgracia. En la tierra prometida ya no fluía leche y miel. La mano invisible de Yahvéh había cerrado todo grifo celestial. Los canales sefiróticos del Eterno estaban sufriendo pérdidas en otras dimensionalidades de la existencia, por lo que en el plano físico la tierra de Canaán estaba experimentando dicha negatividad. Se había convertido en una tierra de hambre y desesperación.

Sabemos que el hambre no es algo bueno, pero el Eterno lo usó. Él puede, y hace uso del material necesario, que necesitamos en nuestra vida para que lleguemos a hacer cosas que normalmente no haríamos. Normalmente, los hermanos de Yoséf nunca hubieran descendido a Egipto.Pero la necesidad los llevó a esa nación.

El negocio de la familia de Yaakov era principalmente criar ganado vacuno y ovino en lugar de la agricultura. Ellos habían soportado un año antes la hambruna y tenían reservas para tal ocurrencia. Pero cuando el segundo año de la hambruna vino sobre ellos sus reservas se habían agotado y era el momento de actuar. Tenían que encontrar grano para mantenerse a sí mismos y sus familias, alrededor de ochenta personas en total. Pero a pesar de tener ellos una gran riqueza, no había grano para comprar en Canaán. Así Yaakov envió a sus diez hijos a Mitzraím (Egipto) para comprar allí. Toda esta circunstancia negativa, permitida por la Providencia del Eterno, los expulsó de sus tierras, y los llevó a Mitzraím (Egipto) un símbolo del mundo o gentilidad. Todo esto sería una tipología perfecta, ya que esta profecía  se cumpliría dos mil años más tarde, cuando Yeshúa el Mesías también sería entregado por sus hermanos (los judíos) en manos de los gentiles,  y tantos años después, los hijos de Israel (Casa de Judá), después de rechazar al Mesías (o Cristo) fueron obligados por los romanos (enviados por Dios) a abandonar sus tierras y se dispersaron en todo el mundo gentil (goyim).

«Así que los hijos de Israel fueron a comprar grano entre los que iban, pues la hambruna estaba en la tierra de Canaán.»

(Génesis/Bereshit 42:5)

Imaginemos la escena. Al igual que el terrible silencio de Avraham e Itzjak (Isaac) viajando al Monte Moriah, ellos viajaban en resignado silencio. No está registrada ni una sola palabra de la conversación. Sólo podemos imaginar los pensamientos y sentimientos de los diez hermanos, que viajaban a Egipto y recordaban la venta de su hermano veintidós años antes. Lo que no sabían es lo que habría en los depósitos de granos para ellos.

Los hijos de Yaakov estaban muy lejos de imaginar que al vender a Yoséf a los mercaderes que se dirigían a Egipto estaban sellando el destino de toda su familia y el de las generaciones venideras. La disposición divina tenía que cumplirse; para ello ellos debían ir a Egipto, posteriormente lo haría la familia entera con la finalidad de sobrevivir al hambre que azotaba a aquellas regiones. La profecía de Yahvéh a Abraham estaba en proceso de cumplirse:

«…Peregrina será tu descendencia en tierra que no le pertenece, y los harán servir…»,

(Gén 15: 13)

Yoséf era el visir (virrey) del país, y no obstante, jamás delegó en nadie la responsabilidad de la distribución física de los productos de primera necesidad a la gente que los requería. Él era el que vendía el cereal a todo el pueblo de la tierra (v. 6). Él personalmente cumplía esa función, para asegurarse de que nadie fuese engañado y para constituirse en un ejemplo vivo de la celeridad y la urgencia con que se debe atender los menesteres de los más necesitados. [Torat Emet].

Vinieron los hermanos de Yoséf y se prosternaron con el rostro a tierra. ¡Así y tal como lo leemos! Los hermanos de Yoséf llegan a Egipto y se presentan ante él inclinando sus rostros por tratarse de un varón de autoridad. Ahora bien, si usted no cree que el Eterno puede llevarlo al fin de usted mismo, mire esta imagen. Aquellos que se rieron del adolescente en el pozo ahora están postrados delante de él rostro en tierra. Necesitamos ser humildes ante el Dueño del universo. Nuestra expresión española humilde viene de la palabra griega humas, que significa tierra. Es decir, que cuando usted ruega a Dios debe acostumbrarse a «poner su cara en tierra«. Si los ángeles lo hacen, ¿por qué no hacerlo nosotros? La Sagrada Escritura dice que hay que humillarse ante Dios (Daniel 10:12), porque si usted no se humilla, Él lo humillará, porque tarde o temprano toda rodilla se inclinará ante Él (Filipenses 2:10-11). No es si usted va a humillarse, es cuando va a humillarse. Usted puede inclinarse hoy, o puede inclinarse en el Día del Juicio, pero se inclinará. Su elección es de que manera.

Volviendo a este encuentro fraternal. En realidad, Yoséf quien mandó a buscar a sus hermanos apenas los reconoció. Ellos no sabían que estaban ante su hermano “perdido”. Era imposible identificar a Yoséf detrás de esa barba, con un collar de oro en el cuello, con vestimentas de seda y carmín, y sin su inconfundible cabellera peinada-trenzada. Además llevaba en su cabeza una corona real de oro puro. Sin embargo, él sí reconoció a cada uno de ellos, a pesar de no verlos durante más de 20 años.

Yoséf no era reconocible porque había cambiado, pero ellos ¿habían cambiado? Él no lo sabía, pero a lo largo de los años había decidido que si sus hermanos llegaban ante él, primero los probaría antes de revelárseles. Finalmente ellos se quedaron allí. En el versículo 7 hay un juego de palabras en hebreo. Fueron reconocidos, pero él se hizo irreconocible y fingió ser un extraño. Por eso, decidió hablarles duramente a través de un intérprete. Dicho intérprete sabía a la perfección el idioma egipcio y el hebreo; el Midrash cuenta que este intérprete era Menashé, hijo mayor de Yoséf. Pasados 22 años, se volvieron a ver. Yoséf no reveló su identidad a sus hermanos, sino que los trató con rudeza.

YOSÉF TRATA DURAMENTE A SUS HERMANOS.

 Vayizkor Yosef et hachalomot asher chalam lahem vayomer alehem meraglim atem lir’ot et-ervat ha’arets batem.


«Yoséf recordó los sueños que había soñado acerca de ellos y les dijo:

“¡Ustedes son espías. Vinieron a investigar el punto débil de la tierra para luego atacarnos!»

(Génesis 42:9)

Explica el Midrash que, los hermanos de Yoséf enfrentan el cargo de “espías”, ya que Yoséf advirtió que ellos ingresaron de forma estratégica a Egipto; cada uno por puertas distintas.

¿Por qué los acusa de espías?

Los hermanos de Yoséf lo habían calificado de esa manera cuando trabajaba para su padre Yaakov.

Durante la hambruna Yoséf había ordenado que se registrara a cada individuo que entraba Egipto. Él estaba seguro que sus hermanos tendrían que llegar al país en búsqueda de alimentos. Los midrashim narran que, llegando a Egipto, los hermanos comienzan a buscar a Yoséf para tratar de recuperarlo. Esta acción es profética: Actualmente, Yoséf (Casa de Efrayím), está disperso entre los gentiles y los judíos (Estado judío moderno), están ayudando a la recuperación de sus descendientes, las “tribus perdidas de los hijos de Yaakov”.

Volviendo al momento de la acusación que Yoséf les hace, no habiendo ofrecido ellos ninguna respuesta ante la misma, Yoséf los confina por tres días como sospechosos, hasta que se aclare su situación.

El primero en admitir su culpa, entre ellos, fue Yehudá quien reconoce haber maltratado a Yoséf y participar en el complot contra él. También reconoce que él sugirió la venta de Yoséf, pero fue una manera de salvarlo de morir en el pozo. Sin embargo, todos eran culpables de darle la tristeza de su vida a su anciano padre Yaakov.

La dureza — aparente o real — con la cual Yosef trata a sus hermanos es objeto de interpretaciones variadas.

Existe un detalle maravilloso que debo destacar antes de continuar con el hilo de esta bitácora. Como quiera que sea, en las Sagradas Escrituras los protagonistas de sus relatos son seres humanos con pasiones y amores, odios y lealtades. Por esto, no veremos a un Yoséf indiferente frente a sus hermanos, ni indolente por el sufrimiento que ellos le causaron. Abarbanel sugiere que, en última instancia, los propósitos de daños maquinados por sus hermanos no afectaron a Yosef, ya que él sobrevive y alcanza la gloria, entendiendo que todo estaba dominado por la soberana Intención de Yahvéh. Pero, en la mentalidad básica de ellos anidó la voluntad de dañar.

Por lo tanto Yoséf responderá en la misma forma. El los interrogará, les hará preguntas difíciles, quizás algunas con poco fundamento, pero velará por su bienestar físico; les venderá alimentos y al mismo tiempo ordenará, en secreto, la devolución de su dinero, tal vez para no empobrecerlos. Les hablará con dureza en público, pero se ocultará muy cerca de ellos y llorará.

El reconocerá a sus hermanos físicamente y más aún reconocerá su grado de parentesco y no los dañará, cosa que los hermanos ignoraron cuando lo arrojaron a “la cisterna, en el desierto”.
Evidentemente hay grandeza de alma en Yoséf, sin olvidar su condición humana.

Personas y no héroes protagonizan estos relatos.

Entonces aceptemos bien lo que aquí se esconde. Cuando Yosef probó a sus hermanos, él buscaba dos cosas antes de revelarse a ellos. En primer lugar, quería ver si ellos habían cambiado. La última vez que los vio, lo habían arrojado a un pozo y luego lo vendieron como esclavo. Entonces, como prueba definitiva de sus corazones cambiados, Yosef necesitaba ver cómo ellos tratarían a su hermano menor Benjamín. ¿Iban a ser ellos tan celoso de Benjamín como lo habían sido de él? ¿Podía confiar en ellos?

Muchas veces el Eterno puede y debe utilizar formas que pensamos que son muy duras para llamarnos a estar donde Él quiere que estemos. No debemos resistirnos nunca, porque es la dureza de nuestro corazón la que lo demanda.

«Antes que fuera humillado, yo erraba, pero ahora guardo tu Palabra.»

(Salmo 119: 67)

Existe en estos códigos una tipología profética maravillosa. Ni Yoséf ni Yeshúa fueron reconocidos por sus propios hermanos.

Yoséf había sido exaltado sobre todo Egipto, pero Israel no lo sabía. Todos esos años él creyó que Yosef estaba muerto, y luego, por causa del hambre mundial, los hijos de Israel descendieron a Egipto, pero no lo reconocieron. Así ha sido con los descendientes de Israel en la Casa de Judá desde el momento en que rechazaron a su Mesías:

«A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron.»

(Juan 1:11)

Los judíos no han aceptado que el Eterno había enviado y criado a Yeshúa. Ellos creyeron que, después de su crucifixión Él está muerto, y a lo largo de todo este exilio de Edom (Roma) un velo se ha puesto sobre sus corazones y mentes. Incluso el comienzo de la Gran Tribulación los encontrará aún ignorantes de la exaltación y gloria del Señor Yeshúa HaMashiaj (2 Tesalonicenses 2:14).

Mashiaj Ben Yoséf, Mashiaj Ben David y Yeshúa HaNotzri (Jesús de Nazaret)… ¿Quién es Quién?

La vida de Yoséf hijo de Yaakóv/Yisrael es sumamente interesante y reveladora de códigos mesiánicos. A través de toda su vida, el Eterno nos traza un mapa u hoja de ruta que nos muestra profundamente por medio de sombras o tipos las pautas proféticas de una Esposa (la nación de Israel) y su Amado, el Mesías. En primer lugar, se revelan los sufrimientos del pueblo de Yisrael es decir de lo que sucedería a sus descendientes, como nación, división y posterior exilio de las denominadas “Ovejas Perdidas” y su futura exaltación En segundo lugar, aparecen encriptados las características de los sufrimientos del Mashíaj ben Yosef y del glorioso enaltecimiento como Mashíaj ben David, sobre Mashíaj Ben Yosef es el que profundizaremos. Analicemos un poco este paradigma.

En su primera aparición puede decirse que Yeshúa se manifiesta como «Mashíaj ben Yoséf». Entiéndase bien: dicha expresión no significa que sea un descendiente genealógico de Yoséf sino más bien es su «figura mesiánica».

Para el judaísmo ortodoxo, Yoséf es una sombra mesiánica del Mashiaj. Del mismo modo en que Yoséf fue puesto como jefe de todo Mitzrayim (Egipto) y solo Faraón estaría por encima de él, asimismo el Mashiaj, en la Era Mesiánica será el supremo gobernante de las naciones solo por debajo de Yahvéh, HaKadosh Baruj Hú (El Bendito Sea), es decir, Yeshúa será el Virrey de todos los pueblos y el Eterno Rey será Yahvéh.

Como es bien sabido, las características del «Mashiaj ben Yoséf» y las de «Mashiaj ben David» son distintas; «Mashiaj ben Yoséf» es el “siervo sufriente” descripto por el profeta Yeshayah (Isaías) en sus cap. 53 y también por el profeta Zejaryah (Zacarías) en el cap. 12 vers. 10. En cambio, «Mashiaj ben David», ha de venir después, no como siervo, sino como poderoso rey, guerrero y conquistador que habrá de terminar con la impiedad en el mundo. Así pues, según registra el Talmud, existen dos clase de Mesías.

Otra opinión es que hay un solo Mesías con característica dual. Sin embargo, estos dos Mesías están totalmente implicados con la liberación del pueblo de Israel del exilio (las dos Casas de Israel), lo que daría paso al tan esperado Tiempo Mesiánico. Dos roles mesiánicos que describen a un mismo ungido. Por lo tanto, no son dos Mesías, sino uno solo con dos roles o misiones a cumplir.

Naturalmente, nuestros hermanos judíos rechazan categóricamente a Yeshúa el nazareno como Mashiaj de Israel porque se le ha interpretado bajo una falsa identidad, una identidad totalmente antijudía; la versión de la eclesiástica romana (como Yoséf que siendo hebreo se le dio una identidad egipcia y el nombre de “Tzafenat Paneaj”, cap 41:45), y en su lugar, el mundo judío ha ungido a un sinnúmero de candidatos que, finalmente resultaron no ser el Mashíaj prometido. Un registro de algunos de estos Mesías lo encontramos en la Enciclopedia breve del Judaísmo:

«Ungido. En la Escritura este término se refiere a los reyes, sumos sacerdotes y a cualquier individuo que tenga una misión divina. Después del exilio, la visión profética del Reino de Dios se asoció con la reunión de Israel bajo un descendiente ungido de la Casa de David […] Durante este período aparecieron varios falsos Mesías, incluyendo a Jesús al que los judíos no aceptaron porque no cumplía las profecías de redención mesiánica contenidas en la Biblia hebrea. En el siglo II, Simeón Bar Kojba fue considerado mesías. En el siglo V un pseudo mesías, Moshé, apareció en Creta. Otras figuras mesiánicas fueron Abu Issa Isfahani (siglo VIII), Serene (siglo VIII), Yudghan (siglo VIII), David Alroy (siglo XII); Abraham Abulafia (siglos XI-XII), Moshé Botarel (siglo XIV), Asher Lambein (siglo XVI), Shelomó Molcho (siglo XVI), Shabetay Tsebi (siglo XVII) y Yacoob Frank (siglo XVIII)…» [Enciclopedia breve del Judaísmo. Pág. 155].

Tan solo, en Israel, desde el año 6 a. E.C. hasta el 66 D. E.C., en un lapso de 72 años, casi cada tres años aparecía un personaje con características mesiánicas. Ello arroja un número de 24 pretendientes a Mesías (en las fechas citadas). Así pues, durante un par de milenios, el mundo judío ha dicho de muchas personalidades “este es nuestro Mesías”, pero se han equivocado rotundamente. Por otro lado, igualmente se ha dicho: “Yeshúa no es el Mesías”. ¿No estarán errados también? Un comentario muy interesante nos lo comparte el historiador Mario Sabán:

«…La creencia mesiánica en un Mesías determinado no hace que el judío deje su Judaísmo. Existieron a lo largo de la historia, judíos que no abandonaron el Judaísmo, pese a seguir a un Mesías determinado. David Moljo o Shabetay Zvi son dos claros ejemplos de judíos que se autoproclamaron “Mesías” y sus seguidores no abandonaron el Judaísmo. A la muerte de ellos, en algunos casos se formaron sectas divididas del tronco central judío, sin embargo la mayoría judía mesiánica de estos movimientos no dejaron de cumplir con la Torah…» [“Judaísmo de S. Pablo”. Pág. 161].

Volviendo a nuestro tema, el hecho de que los hijos de Yaakov no reconocieran a Yoséf en su primera estancia en Egipto sino hasta que ellos regresan con Binyamin (Benjamín), es un indicador de que al Mashiaj no le reconocerían en su primera aparición sino en la segunda.

¿Estará listo el mundo judío para aceptar a Yeshúa HaNotzrí? Veamos la opinión de un judío de este tiempo que mira con simpatías al Rabino Yeshúa:

«… ¿Y si la “segunda venida del Señor”, proclamada por el cristianismo, coincide con la llegada del Mesías para el judaísmo…»?

[Raíces judías del cristianismo, pág 313. Mario Sabán]
No hay duda que estamos en los últimos tiempos y que el judaísmo actual, en todas sus facciones, se está preparando para la llegada del Mashiaj, sea quien sea.

Cabe poner en relieve que, solo hasta que los 11 hermanos (las once tribus), estuvieron de pie delante de Yoséf (el hermano nº 12), es decir, una vez que las tribus estuvieron completas (como lo veremos en la siguiente sección «Vayigash»), es que Yoséf finalmente es identificado y reconocido como su hermano perdido; el hermano rechazado, pero que también fue odiado por ellos, negado, olvidado y finalmente vendido a extranjeros. Ahora, teniendo en cuenta esta tipología, meditemos juntos: ¿acaso Yeshúa no ha despertado también este tipo de sentimientos entre sus hermanos judíos?

En la sección Vayeshev vimos que la acción de hermanos contra Yoséf, es semejante a la actitud religiosa que existe casi en la totalidad del judaísmo rabínico; evitar mencionar el nombre de Yeshúa HaNotzri (ישוע הנוצרי ), modificándolo –omitiendo la letra final, “ayin” (ע)-, quedando solo las consonantes Y, Sh, V, (ישו : “Yeshé”), que es un título/acróstico que se emplea despectivamente para significar: “Yimaj shemó u´zincro”, (“que su recuerdo y nombre sean borrados”).

Por eso, en una escena de la siguiente Parashá («Vayigash»), veremos que ahí están todas las tribus, los hijos de Yaakov, incluidos los hijos de Yoséf, Menashé y Efrayim. Lo mismo ocurrirá con Yeshúa cuando se revele a los suyos en su segunda oportunidad; entonces será «Yeshúa Mashiaj ben David», y toda la Casa de Israel (las tribus perdidas), estarán aglutinadas en torno a él, como cuando Israel se sujetó bajo el gobierno del rey David.

Es interesante saber que entre los mismos rabinos judíos ha habido por siglos diferencias en el intento de entender los detalles acerca de las Escrituras que señalan al Mesías, pero el hilo conductor que tienen en común es que consideran al Mesías con dos cumplimientos y/o roles Mesiánicos separados por una distancia de tiempo.

Nosotros creemos que Yehoshúa (Yeshúa) Mashíaj, cumplió el papel de Mesías ben Yosef en el primer siglo y que volverá para ejercer el papel de Mesías ben David en nuestros días de acuerdo a las señales que estamos viendo.

Yosef Aprendió a Pasar del «Alma Gorda» al «Alma Flaca»

Por P.A. David Nesher

«Y del Nilo subían siete vacas gordas y de hermoso aspecto, que apacentaban en el juncal.
Tras ellas, subían del Nilo otras siete vacas de mal aspecto y enjutas de carne, y se paraban junto a aquellas vacas a la orilla del Nilo. Y las vacas de mal aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas gordas y de hermoso aspecto. Y despertó Faraón.
Y se volvió a dormir, y soñó por segunda vez, y he aquí siete espigas gordas y buenas crecían de un mismo tallo. Sin embargo, he ahí otras siete espigas menudas y resecas por el viento oriental brotaban después de ellas.»

(Génesis 41:2-6)

 

El Faraón (hebreo Parhó) soñó. Él sabía que hacía dos años su almohada era visitada por oráculos en forma de sueños. Pero esta vez soñó, y recordó sus sueños. Eran dos sueños sucesivos. Pero en su alma, el Faraón tenía la intuición que era dos formas de un mismo mensaje divino.

En el primer sueño, siete vacas gordas pacían en la «hierba del pantano» junto al río Nilo (sostén divino de la ganadería y agricultura egipcia). Pero después subieron del río siete vacas enjutas, que devoraron a las hermosas, sin, no obstante, engordar con ello.

El segundo sueño mostró un tallo de grano con siete espigas «llenas y hermosas», cuando a su lado brotó otro tallo, también con siete espigas, pero «abatidas del viento solano»; «y las espigas menudas devoraban a las siete espigas buenas». El sueño fue tan vivo que a Faraón le pareció realidad así lo asegura el sabio intérprete Rashbam que explica que «el texto revela que hasta este momento Faraón había creído que era una visión real y no un sueño» (vv. 5-7). Así era, sólo un sueño y, no obstante, la impresión de su realidad todavía le oprimía. Como él era considerado un dios encarnado, por lo tanto era inusual que solicitara la interpretación de sus sueños. Se entendía que él sabía lo suficiente como para estar preocupado, pero no lo suficiente para ser su propio intérprete. Se revolvió toda la noche en su cama porque los sueños parecían ser muy reales. Los egipcios creían que cuando los sueños se repetían o llegaban en dos juntos estos eran especiales, por lo que se determinó en conseguir alguna ayuda,  de modo que hizo llamar a «los magos (hebreo: jartumim) de Egipto, y a todos sus sabios» para que interpretaran su sueños.

Los jartumim egipcios que traducimos como magos eran muy conocidos en la corte del Faraón (Parhó).  Ellos eran los encargados, mediante secretos milenarios de la magia cusita (fundada por Cus) de explicar los sueños. Los veremos actuar en repetidas ocasiones en los relatos incluidos en los primeros capítulos del libro de Éxodo (Éx. 7:11). Era una creencia común en Egipto (Mitzraim), que los dioses se comunicaban a través de sueños. Los magos y adivinos conservaban diferentes interpretaciones de los sueños del pasado en libros de sueños, que eran supuestamente fiables.

Parhó relató sus sueños, “más no había quién se los interprete a Parhó”. El sabio exegeta Rashí dice que esta expresión debe traducirse: “Le fueron ofrecidas varias interpretaciones por parte de los magos más ninguna era aceptable para Faraón porque no le satisfacían”. La incapacidad de los magos para desentrañar el sueño del Faraón fue provocada por el mismo Espíritu del Eterno, con el fin de convertir el triunfo de Yoséf en un evento más grande aún, que aseguraría el empoderamiento del tzadik en la corte egipcia.

Los sueños del Faraón están muy en armonía con la naturaleza de Egipto. El ganado vacuno abundaba en el valle del Nilo. Por eso, el Parhó, desde su cosmovisión y juicio, discierne que su padre, el dios Ra, le está enviando esos sueños con el fin de amonestarlo sobre los sucesos venideros y darle ocasión de tomar medidas oportunas.

Las vacas deben haber impresionado a Faraón especialmente en un sentido religioso pues en la mitología de Mitzraim (Egipto) la vaca era el símbolo de las diosas Isis y de Hathor, divinidades de la fertilidad, la cual en este caso sería muy grande o muy escasa, según lo indica el número siete, representante simbólico de la perfección, la intensidad y la plenitud divina. En el libro egipcio «Libro de los Muertos», la principal escritura del antiguo Egipto, Osiris, es el dios de la vegetación y del inframundo y se representa como un gran toro acompañado por siete vacas. Por esto, el Parhó  (Faraón) estaba perplejo con los detalles oníricos que aún perduraban en su mente, haciéndolo víctima de grandes temores. Él estaba convencido que la interpretación de los magos y sabios intentando tocar los puntos mitológicos del Imperio no tenía nada que ver con el camino que se debía seguir; pero… ¿cuál era ese Camino?

Bien, cuando todos los magos y sabios fueron llamados y el Faraón les contó sus sueños, el jefe de los coperos estaba escuchando. Después de todo, su posición era estar al lado de Faraón y atender a todas sus necesidades. Así pues, cuando ninguno de los magos podría dar una interpretación a Parhó (Faraón), el copero se acordó de Yoséf.

A menudo, la gente se olvida de lo que en el pasado alguien ha hecho por ellos; esto se llama ingratitud. Por la alegría de ser liberado de la cárcel, el jefe de los coperos se olvidó de Yoséf por dos años. Ahora no tuvo más remedio que hablar de Yoséf a Parhó (Faraón), aunque sin alabar al cautivo, se refirió así sobre él:

“…En la prisión había con nosotros un jovenzuelo hebreo (extranjero que apenas conoce nuestro idioma)…”.

El copero tuvo cuidado de no elogiar a Yoséf para que éste no hallara gracia ante el Parhó (Faraón) y de ese modo no se le diera un puesto de altura en el gobierno egipcio, lo que finalmente sucedió. El copero se refirió a él como un “jovenzuelo hebreo”, es decir, un individuo que no merece grandeza, pero al menos descifraba visiones.

Faraón (Parhó) no perdió tiempo en enviar por Yoséf. En circunstancias normales, probablemente no habría buscado la ayuda de un hebreo, y mucho menos uno en la cárcel, pero no tenía a quién recurrir. Qué imagen tiene que haber sido, el poderoso rey y el esclavo desconocido.

«Entonces Parhó mandó llamar a Yoséf y prontamente lo hicieron salir de la fosa. Se rasuró su cabello, se cambió de ropa y se presentó ante Parhó» (v. 14). Yoséf no se había cortado el cabello, ahora tendría que mostrar una buena presentación por respeto al rey.

Ahora bien, gracias al obrar amoroso del Eterno, para este momento Yoséf ya no era el joven inmaduro de 17 años que solía presumir y jactarse de sus visiones. Pasó doce años encarcelado y ahora tenía 30 años de edad.  Los lujos, la grandeza, y la adulación no conmueven la ahora fe (emunah) sólida de Yoséf en Yahvéh. Yoséf, al escuchar que se le califica como un intérprete de sueños, rechaza delicadamente este título y opta por presentarse como un simple instrumento de Yahvéh, que habrá de proporcionar la tranquilidad y la paz al reino:

“…No es mérito mío, es Elohim quien dará a Faraón respuesta satisfactoria…” (v. 16)

Puntualizó Yosef con toda humildad. Literalmente se lee: «Dios responderá el shalom del Faraón». La palabra shalom a menudo lleva la idea de completo, perfección, o completamente, y eso es lo que quiere decir aquí. El Eterno le responderá a Faraón (Parhó) completamente. Por esta respuesta, Yosef exhibió un gran crecimiento en la madurez espiritual desde la época de sus propios sueños anteriores en Canaán. Entonces, él había antagonizado con su familia llamando la atención sobre su propia superioridad. Ahora, sin embargo, él se ganó la confianza y el respeto de un rey pagano y su corte por su habilidad propia y dando todo el crédito a Yahvéh. Sus años de esclavitud y encarcelamiento de hecho le habían enseñado humildad y paciencia. En lugar de llamar la atención sobre los fracasos de los magos y haciendo hincapié en sus propias fuerzas, él actuó con la mayor cortesía y moderación, y dirigió toda la alabanza solo a Yahvéh, el Verdadero y Único Dios.

Es evidente que, sin la intervención divina, Yoséf habría sido dejado languidecer en prisión hasta que morir. Fue el Eterno quien turbando el espíritu del Parhó (Faraón) en un sueño, provocó su liberación. El mismo Yoséf reconoció esto, como se desprende de sus palabras a sus hermanos más adelante: Por eso «Elohim me envió delante de vosotros para preservaros un remanente en esta tierra y para daros vida por medio de una gran liberación. Así que, no me enviasteis vosotros acá, sino Elohim.» (45:7-8).

Después de trece largos años de prisión, el Eterno había despojado a Yoséf de su yo carnal, el ego o ratzón atzmutdeseo de recibir sólo para sí«). No estaba pavoneándose en su túnica real de muchos colores que le había dado su padre. No estaba diciendo, «yo puedo hacerlo por todas las aptitudes que poseo«; por el contrario, él decía: «… y ya no vivo yo, sino que el Mesías vive en mí.» (Gálatas 2:20). Estaba diciendo: «No puedo Yo hacer nada de mí mismo. Según oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.» (Juan 5:30). Él estaba diciendo que ser un servidor es la base del liderazgo. Yeshúa dijo de sí mismo: «porque ni el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos.» (Marcos 10:45).

Aquel que anuncia a Yeshúa también se convierte en un servidor.

¿Es usted un servidor? ¿A quién sirve?

El servicio es la llave de oro que abre la puerta al éxito en el Reino de Dios.

«Porque vosotros hermanos, a libertad fuisteis llamados; sólo que no uséis la libertad como oportunidad para la carne, sino servíos los unos a los otros por medio del amor.»

(Gálatas 5:13)

Somos como bestias cuando muerden y se devoran unos a otros; somos como seres humanos cuando nos criticamos unos a otros, pero somos como Dios cuando servimos a los otros en amor. Eso es lo que hizo Yosef aquí. ¿Qué decide usted hacer hoy aquí y ahora?

 

¡Con Todo… El Eterno Jamás te Olvidará! (parashah Vayeshev)

Por P.A. David Nesher

«Velo-zachar sar-hamashkim et-Yosef vayishkachehu.»

«Pero el Maestro de coperos no se acordó de Iosef, sino se olvidó de él.»

(Bereshit/Génesis 40:23)

Evidentemente, la felicidad le hizo olvidar al copero la desgracia de su compañero de celda. Este fenómeno es, desgraciadamente, muy humano, y lamentablemente bastante común en la historia de las relaciones humanas. Es simple, se llama ingratitud. El ser humano, en su naturaleza caída, tiende a olvidar al prójimo que estuvo junto a él en los momentos difíciles, pero el Eterno no olvida a Sus fieles. Sin duda se cumplen estas hermosas palabras: “…Muchos males hay acechando al justo, pero de todos los salva el Eterno…” (Tehilim/Salm 34:20).

El copero olvidó a Yosef, y con ello, la “llave” que le abriría la prisión se le negó. Yosef permaneció en prisión 12 años en total; los primeros diez años le habían sido decretados como corrección por haber contado a su padre habladurías (o Lashón Hará), contra sus hermanos, (excepto Binyamin). Dos años adicionales le fueron decretados como castigo por haber confiado en que su salvación vendría de un ser humano, es decir, por confiar en las influencias del copero. Yosef le había pedido: “…Háblale bien de mí al faraón……». Por haber confiado en un hombre, tuvo que pasar dos años más en la cárcel. Esa corrupción no se permite a los líderes del Reino. Dos años de cárcel merece esa actitud de manipulación, intentando usar un “enchufe, rosca, palanca, cuello”. Si no vas por la vía legal mereces «dos años de cárcel» (códigos en metáfora) según la justicia celestial. Era pues necesario que Yosef comprendiera y aceptara que su estancia en la cárcel no dependía del copero ni del faraón sino de Yahvéh, nuestro Dios.

Ahora pues Yosef estaba penando por duplicado, triplicado, cuadriplicado; estaba preso, era esclavo, era extranjero y ya no había esperanza de cambiar su amarguísima situación.

Los días se hicieron meses, estos se volvieron años y no había rescate para Yosef. Tantas esperanzas, tantos sueños, tantas promesas y proyectos que quedarían sepultados en la espesura terrible del pozo en el cual se encontraba. Pero, he aquí una importante lección, a veces lo que parece un fracaso en verdad es la semilla de un éxito verdadero.

Dos largos, crudos y terribles años transcurrieron para que el jefe de coperos se acordara de Yosef. No lo hizo gratuitamente, sino para ayudar a su amo el Faraón (en hbr. Paró), que estaba en problemas, justamente por un sueño que complicaba a los sabios egipcios. Y recién entonces, pudo salir Yosef del pozo para transformarse en un arrebato veloz e inesperado en el segundo hombre más poderoso de la tierra. O quizás el primero, ya que Faraón confió todo lo suyo a su ingenio.

Yosef ya había aprendido de la peor manera, cuando recibió el castigo de parte de sus hermanos, y su venta, y la esclavitud, y la falsa acusación, y el lastimoso pasaje por la cárcel. Ahora estaba seguro de que el camino debía ser el de la construcción de paz, no más orgullo, chismes, y holgazanerías, ya no más el “ego” (ratzón atmutz = «deseo de recibir sólo para sí»). Así pues, un sueño (el primero que Yosef contó a sus hermanos), había causado que Yosef cayera. Ahora otro sueño (el que aclararía a faraón), lo encumbraría por encima de todos los demás mortales.

Enseñan los sabios que, el hombre guarda su alma con toda su pureza cuando doblega su cuerpo con cuatro herramientas espirituales:

  1. El ayuno;
  2. El estudio de los secretos de la Torah;
  3. Las veladas de estudio;
  4. La resistencia al instinto animal.

Recapitulemos. ¿Por qué son importantes estos relatos? Si analizamos en detalle el destino de Yosef, notaremos la similitud con la historia del Pueblo de Israel en el exilio.

Yosef, un muchacho de 17 años, hijo predilecto de Yaakov, es arrancado de repente del seno familiar, erradicado de su país y vendido como esclavo en un país extraño. El joven se ve envuelto en circunstancias difíciles y crueles, y dichos acontecimientos le suceden siendo él inocente. Cualquier otra persona en su lugar se hubiera deprimido, entristecido, sintiendo inclusive cierta indiferencia a todo como consecuencia de su condición. Sin embargo Yosef entendió que debía ponerse a la altura de las circunstancias. Como esclavo cumplió sus tareas óptimamente, hasta que por mérito de Yosef, su amo Potifar tuvo éxito en cualquiera de sus emprendimientos. Esa es la particularidad de todo israelita, que en toda situación y circunstancia trata de cumplir con su misión de la mejor forma.

Los sabios nos explican que cada justo se distingue por la práctica de una virtud (midah) o de un mitzvah (mandamiento) por la que siente especial predilección. La mitzvah que caracterizó a Abraham fue la circuncisión, la de Yitzjak, fue la oración, y la de Yosef fue la profunda piedad que manifestó a través de su castidad, el cuidado de su brit milah (circuncisión).

Los sabios nos dicen que, lo ocurrido a Yosef no fue un error de alguien. Todo lo que ocurrió tenía que suceder así para que Yosef fuera a Egipto y pudiera plantar la semilla para la redención de los israelitas. Todos estos registros son narraciones preparatorias para la introducción de Mashiaj en Israel y el mundo. Si desconectamos al Mashiaj de los relatos de la Torah creamos un falso Mashiaj, un híbrido sin soporte histórico. El Mashiaj está conectado de manera profunda con la historia misma del pueblo de Israel. Yosef es un hijo de Yaakov quien es al mismo tiempo una sombra profética que apunta al Mesías y rey de los judíos: “…Yeshúa’ Hanotsrí Mélej Hayehudim…”, (Mat 27: 29, 37, 42; Juan 19:19).

Conclusión:

A semejanza de lo ocurrido a Yaakov, las cosas negativas que llegan a sucedernos son las llaves que abren las puertas de la transformación, permitiéndonos ver que hay más niveles para que nosotros ascendamos.

Puede que no siempre seamos capaces de controlar la situación, pero sin duda podemos controlar nuestra actitud hacia ella, y cómo elegimos enfrentar cualquier situación. Por eso, ya que nuestra vida refleja las elecciones que hemos hecho en el pasado, si estamos buscando resultados diferentes, debemos hacer elecciones diferentes. En cualquier momento, nos estamos moviendo hacia el cambio y el crecimiento, o nos estamos alejando de ambos. Escoger movernos hacia adelante cuando sentimos que todo está perdido, es lo que logra atravesar la negatividad y nos cambia para siempre.

Por esto no te desesperes cuando las cosas van en dirección contraria a lo que esperabas al ser fiel y amante de la justicia y la verdad. Sigue amando y confiando en el Eterno que constantemente está cerca de los justos, y con el tiempo te sacará del apuro. Aprende a amar a todos, no hables mal de nadie y no intentes aprovecharte de los contactos para obtener beneficios personales. Cuando hayas aprendido esa lección estarás preparado para ser levantado y elevado.

Recuerda que movernos derecho, adelante y hacia arriba es una decisión para conectarnos más e involucrarnos con la energía espiritual. Que Yahvéh, el Abba nuestro, nos permita alcanzar el mérito del atributo de *emunah (confianza en el Eterno), en verdad y de causar que descienda sobre nosotros toda la buena abundancia espiritual y material desde ahora y para siempre. Amén.