Oración

Hitbodedut: Conversar con Dios de Manera Segura.

Dice Rabí Najman:

Las plegarias, rezos y súplicas que ya se encuentran ordenadas (es decir, el texto universal de la Tefiláh) las conocen todos los ángeles malos (pensamientos e ideas destructivas) y dañinos y ellos se encuentran acechando en la ruta de ascenso de las mismas. Sin embargo, cuando se transita por rutas nuevas y desconocidas, ahí no acechan. Por eso, el HITBODEDUT, la conversación privada con el Creador que la compone cada uno en el momento, es mucho más segura y efectiva

(Likutey Moharan 2-97 – «EL ARTE DE CONVERSAR CON D-OS»; Rab Menajem ABDELJAK; Página 3).-

Los Cinco Minutos De Comunión con el ESPÍRITU SANTO

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«Me regocijo en ti, infinito y glorioso Espíritu de Yahvéh.

Tú que penetras en lo más íntimo de mi ser, sana las raíces de mi tristeza profunda. Llega hasta el fondo de mis males para que pueda recuperar la verdadera alegría. Eso espero de tu amor, mi Consolador poderoso.

No dejes que me entregue en los brazos enfermos de la melancolía. No permitas que beba del veneno de los lamentos, las quejas, el desaliento. No valen la pena.

Dame una mirada positiva y optimista.

Convénceme, con un toque de tu gracia, de que la entrega generosa es el mejor camino.

Hazme probar el júbilo de Jesús resucitado.

Dame la potencia de tu gracia para que todo mi ser sea un testimonio del gozo celestial.

Me entrego nuevamente a ti, Espíritu Santo, para servir a Jesús en los hermanos.

Quiero estar bien dispuesto para lo que tú quieras y como tú quieras, para enfrentar cualquier desafío e iniciar nuevas etapas.

Ven Espíritu Santo, y lléname con Tu Presencia.

Amén

La Oración en el Espíritu y el Don de Hablar en Lenguas.

Por P.A. David Nesher

“…el altar del incienso y sus varas, el aceite de la unción, el incienso aromático y la cortina de la puerta a la entrada del tabernáculo, el altar de la ofrenda de ascensión con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, y la fuente con su base.


(Shemot/Éxodo 35:15-16)

Al peregrinar nuestra alma por la sección Vayakhel, discernimos el llamado del Eterno para que Su Pueblo se constituya en un Reino sacerdotal, solícito en guardar el vínculo de la Paz. En la simbología de los elementos descriptos en los versículos que encabezan este estudio, se encuentran encriptados los códigos proféticos de la oración sacerdotal que todo redimido debe procurar.

Comenzaré comentándoles que el altar de incienso representa la oración con una mente dirigida por el espíritu, no una mente carnal, puesto que el altar está dentro del área de la profecía. Así, por medio de esta herramienta cósmica, el Eterno reveló a Su Pueblo que la mente humana tiende a tener dos enfoques, la carne y el espíritu:

Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz; ya que la mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la Torá de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne (los que no se sujetan a la Torá) no pueden agradar a Dios. Sin embargo, vosotros no estáis en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu del Mesías, el tal no es de él.

(Romanos 8:5-9:)

Un hombre espiritual ha aprendido a dominar y sujetar su mente para que sea puesta en las cosas espirituales. Así que la oración con el entendimiento ofrecida en el altar de oro es la oración que sale de una mente espiritual que está inspirada por las palabras de la Torá, como está escrito en

Tomad con vosotros palabras, y volveos a YHVH»
(Oseas 14:2)

El altar de cobre, o bronce (v. 16), representa la oración con el espíritu en otros idiomas (don de lenguas). Tal como hay varios tipos de sacrificios, hay varias maneras de hablar en otros idiomas. Hay idiomas que se hablan a los hombres y otras que se hablan al Eterno.

La expresión “hablar en lenguas” se refiere a la capacidad milagrosa que tenían algunos los discípulos del siglo primero de hablar un idioma sin haberlo aprendido (Hechos 10:46). De ese modo, quienes conocían el idioma podían entender con facilidad al que hablaba (Hechos 2:4-8). Este fue uno de los dones del espíritu santo que Dios les dio a los discípulos de Yeshúa en las comunidades primigenias (Hebreos 2:4; 1 Corintios 12:4, 30).

Nuestro Maestro Yeshúa había asegurado de antemano que se hablaría en idiomas no conocidos:

“Y estas señales seguirán a los que creen: …hablarán nuevas lenguas”
(Marcos 16:17)

Marcos 16:17)

Todos seguramente conocemos el relato histórico de cuando los discípulos del Mesías (unos 120 aproximadamente) fueron investidos en su ministerio celestial en el día de Shavuot recibieron la capacidad de hablar en otros idiomas humanas delante de los hombres, como está escrito en el libro de los Hechos:

Todos fueron llenos del Espíritu de santidad y comenzaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu les daba habilidad para expresarse. Y había judíos que moraban en Jerusalén, hombres piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo. Y al ocurrir este estruendo, la multitud se juntó; y estaban desconcertados porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Y estaban asombrados y se maravillaban, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos y elamitas, habitantes de Mesopotamia, de Yehudá y de Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia alrededor de Cirene, viajeros de Roma, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestros idiomas de las maravillas de Dios.

(Hechos 2:4-11)

Aquí vemos como esta manifestación espiritual dio a los hombres la capacidad de hablar las maravillas de Dios en idiomas humanas para así impactar sobre los hombres de los diferentes países. El Espíritu les inspiró a hablar en otros idiomas delante de otras personas con el fin de manifestar lo sobrenatural.

Así mismo sabemos que el Espíritu del Eterno también puede dar un tipo de idioma que no es humana sino angélica, tal como el apóstol Pablo lo enseña a los creyentes corintios:

Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.”
(1 Corintios 13:1)

Ese tipo de hablar en idiomas es dado para hablar en privado, no en público, ya que es para hablar con el Eterno, y así conseguir mayor edificación personal, que permite aprender mayores misterios de la sabiduría divina. Así lo dejó bien expresado el apóstol Pablo a las asambleas de los corintios:

Porque el que habla en otros idiomas sobrenaturalmente no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie lo entiende (en contraste con Hechos 2), sino que en su espíritu habla misterios (no es una cosa aprendida sino sobrenatural). Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, ánimo y consolación. El que habla en otros idiomas sobrenaturalmente, a sí mismo se edifica (su espíritu se fortalece), pero el que profetiza edifica a la congregación.
Yo quisiera que todos hablarais en otros idiomas sobrenaturalmente 
(esta capacidad es para todos), pero aún más, que profetizarais; pues el que profetiza es superior al que habla en otros idiomas sobrenaturalmente, a menos de que las interprete para que la congregación reciba edificación. Ahora bien, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en otros idiomas sobrenaturalmente, ¿de qué provecho os seré a menos de que os hable por medio de revelación, o de conocimiento, o de profecía, o de enseñanza? Aun las cosas inanimadas, como la flauta o el arpa, al producir un sonido, si no dan con distinción los sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se toca en la flauta o en el arpa? Porque si la trompeta da un sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así también vosotros, a menos de que con la boca pronunciéis palabras inteligibles, ¿cómo se sabrá lo que decís? Pues hablaréis al aire. Hay, quizás, muchas variedades de idiomas en el mundo, y ninguno carece de significado. Pues si yo no sé el significado de las palabras, seré para el que habla un extranjero, y el que habla será un extranjero para mí (en contraste con Hechos 2 donde el efecto fue contrario). Así también vosotros, puesto que anheláis manifestaciones espirituales, procurad abundar en ellas para la edificación de la congregación. Por tanto, el que habla en otros idiomas sobrenaturalmente (en la congregación), pida en oración para que pueda interpretar. Porque si yo oro en otros idiomas sobrenaturalmente, mi espíritu ora (usando la lengua para expresarse), pero mi entendimiento queda sin fruto (en el sentido de no entender, pero la mente puede luego ser beneficiada por el espíritu que ha sido edificado por medio de lo que se habló en otros idiomas).
Entonces ¿qué? Oraré con el espíritu (no es una cosa rechazable, sino buena y edificante), pero también oraré con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero también cantaré con el entendimiento. De otra manera, si bendices sólo en el espíritu, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias el que ocupa el lugar de ignorante, puesto que no sabe lo que dices?Porque tú das gracias bien, pero el otro no es edificado. Doy gracias a Dios porque hablo sobrenaturalmente en otros idiomas más que todos vosotros); sin embargo, en la congregación prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para instruir también a otros, antes que diez mil palabras en otros idiomas sobrenaturalmente (no es raro hablar 10.000 palabras en otros idiomas a solas, porque son ríos inagotables que salen del interior).
Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros. En la Torá está escrito: POR HOMBRES DE IDIOMAS EXTRAÑOS Y POR BOCA DE EXTRAÑOS HABLARE A ESTE PUEBLO, Y NI AUN ASÍ ME ESCUCHARAN, dice el Señor. Así que el hablar en otros idiomas sobrenaturalmente son una señal, no para los que creen, sino para los incrédulos; pero la profecía es una señal, no para los incrédulos, sino para los creyentes. Por tanto, si toda la congregación se reúne y todos hablan en otros idiomas sobrenaturalmente, y entran ignorantes o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra un incrédulo, o ignorante, por todos será convencido, por todos será juzgado; los secretos de su corazón quedarán al descubierto, y él se postrará y adorará a Dios, declarando que en verdad Dios está entre vosotros.”

(1 Corintios 14:2-25)

Si leemos con mucha atención esta enseñanza apostólica lograremos entender que existen siete propósitos para hablar sobrenaturalmente en otros idiomas:

  • Fluir del espíritu humano para edificación propia (si no son interpretadas), [14:2, 5].
  • Alabanza, (14:7; Hechos 2:11).
  • Guerra espiritual, (14:8).
  • Oración espiritual, (14:14-15).
  • Canto espiritual, (14:15).
  • Bendición y acción de gracias, (14:16-17).
  • Señal para incrédulos, (14:22).

Evidentemente por lo hasta aquí considerado el hablar sobrenaturalmente en otros idiomas es una puerta de entrada en el Tabernáculo Celestial. Por esto vemos como esta manifestación sobrenatural fue la primera que practicaron los seguidores del Mesías Yeshúa después de la resurrección (cf. Hechos 8:17-18; 10:44-45; 19:6). Es una manera de acercarse a las profundidades espirituales y avanzar hacia el nivel superior de la profecía.

Debemos aceptar que quien habla sobrenaturalmente en otros idiomas está orando en su espíritu para ser fortalecido en su interior. El espíritu fortalecido puede luego ser sensible a las otras manifestaciones espirituales y también puede tener la fuerza para dominar sobre la mente y el cuerpo. Así que es muy bueno hablar en otros idiomas en la vida de oración personal. No todos obtienen la capacidad sobrenatural de hablar diferentes tipos de idiomas para el público (cf. 1 Corintios 12:48), pero todos los que han nacido de nuevo podrán hablar en otros idiomas personales de oración (cf. 1 Corintios 14:5, 23). En las comunidades del primer siglo estaba bien claro que aquel que se atreviera a oponerse a esta práctica está apagando el Espíritu (cf. 1 Corintios 14:39; 1 Tesalonicenses 5:19).

Por últimos, la Torah nos describe “la fuente con su base”, dicha estructura cósmica representan el carisma de la interpretación sobrenatural de otros idiomas.

Como la interpretación constituye una revelación mayor que el hablar en otros idiomas, la fuente está colocada más cerca del lugar santo que la puerta de entrada y el altar.

La manifestación de interpretación tiene diferentes niveles de intensidad y de claridad, como todas las nueve manifestaciones.

Un nivel bajo de esta manifestación consiste en la capacidad de entender el tema general de lo que uno mismo u otros están hablando.

La capacidad de hablar en otros idiomas es dada para influenciar en el mundo espiritual, y la interpretación de estos idiomas es dada para que no solamente el espíritu esté involucrado en esta actividad, sino también la mente humana. Cuando la mente es activada en oración junto con el espíritu hay mayor impacto en el mundo espiritual, y así la interpretación de los idiomas constituye una herramienta útil en la vida de oración personal y comunitaria.

El nivel superior de esta manifestación implica entender todo el mensaje que se está hablando en otros idiomas, palabra por palabra, tanto de uno mismo como de otros. Según la enseñanza apostólica, cuando un creyente tiene esta capacidad espiritual es llamado “intérprete” según lo revela la enseñanza paulina:

¿Qué hay pues, hermanos? Cuando os reunís, cada cual aporte salmo, enseñanza, revelación, idiomas o interpretación. Que todo se haga para edificación. Si alguno habla en otros idiomas sobrenaturalmente (en la congregación), que sean dos, o a lo más tres (para que haya dos o tres testigos de lo que está sucediendo en el cielo en ese momento), y por turno, y que uno interprete; pero si no hay intérprete, que guarde silencio en la congregación y que hable para sí y para Dios.
(1 Corintios 14:26-28)

El intérprete de lenguas comunicaría entonces el mensaje del que habla en lenguas a todos los demás, de manera que todos pudieran entender.

«Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.»
(1 Corintios 14:13).

Al leer esto, notamos que no todos los redimidos del Mesías tienen la capacidad de poder interpretar sobrenaturalmente palabra por palabra las cosas que se hablan en otros idiomas.

Por otra parte, necesitamos conocer unos códigos lumínicos más a fin de que la práctica de estos dones carismáticos no sea egoica.

Tenemos el interesante dato de que la fuente fue hecha de cobre, o bronce. Ese metal, en las Sagradas Escrituras, simboliza juicios (hebreo din). Esto apunta al sentido almático de evaluar y purificar. De la misma manera también el agua dentro de la fuente purificaba a los que servían en el Tabernáculo. El cobre venía de los espejos de las mujeres (cf. 38:8; 1 Corintios 13:12). Los espejos simbolizan la Torah ya que la misma actúa como un espejo para el alma humana, como lo escribiera el hermano de nuestro Maestro, el apóstol Jacobo en su epístola:

Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la Torá perfecta, la Torá de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será dichoso en lo que hace.
(Santiago 1:22-25)

El agua también simboliza la Palabra del Eterno (cf. Deuteronomio 32:2; Isaías 55:10-11; Efesios 5:26). Esto nos enseña que la Torah es la base para poder “purificar”, interpretar correctamente, todos los idiomas que se hablan en las congregaciones para la propia edificación, y aún para la edificación pública de los santos.

Como conclusión final les diré que tal como todos los dones del Espíritu Santo, hablar sobrenaturalmente en otros idioma no es necesariamente una señal de madurez espiritual. Muchos de los discípulos de Corinto hablaron en lenguas pero el apóstol Pablo les dijo que eran unos “niños en Cristo” (1 Corintios 3:1), reprochándoles así su inmadurez y carnalidad. No obstante, cuando el don se utiliza de una manera apropiada, se puede utilizar para edificar a sí mismo y a los otros miembros del cuerpo del Mesías.

Oración de Fortaleza para Vencer el Pesimismo y la Tristeza

Autor: Qriswell Quero

Todos los días, debes levantarte seguro de que vas a triunfar, sin perder las esperanzas. No te quedes pegado en esa circunstancia que te nubla el pensamiento y que no te deja avanzar, Dios actuará en el momento menos pensado por ti, simplemente no desmayes, hay que seguir creyendo en lo que Dios hará en tu vida.

Quiero invitarte hoy a que recobres ese ánimo perdido por aquellas circunstancias adversas que te han robado la paz, y a que nunca te olvides que Jesús siempre te acompaña, Jesús camina contigo y debes confiar que así es.

Anímate y lucha con todas tus fuerzas y con las fuerzas que Dios ha colocado dentro de ti, ruégale, pídele, clámale, implórale, pero no te quedes inmóvil como si fueses una estatua esperando a ver si todo pasa o se calma.

¡Ten fe en lo que el Señor hará y entonces recibirás las respuestas que has estado esperando! Vamos, sonríe porque, con Jesús a tu lado, te esperan cosas hermosas, días maravillosos, sueños que realizar y nuevas cosas que descubrir.

Deja que Dios sea esa luz que ilumina todos tus senderos, apacigue todas tus tormentas y encauce tu vida por caminos de victorias.

¡Vamos! renueva tu espíritu de víctoria y permite que el poder restaurador de Dios toque todos tus sentidos, los llene de su Gracia y los avive con una entregada pasión

Todos los días, debes levantarte seguro de que vas a triunfar, sin perder las esperanzas. No te quedes pegado en esa circunstancia que te nubla el pensamiento y que no te deja avanzar, Dios actuará en el momento menos pensado por ti, simplemente no desmayes, hay que seguir creyendo en lo que Dios hará en tu vida.

Quiero invitarte hoy a que recobres ese ánimo perdido por aquellas circunstancias adversas que te han robado la paz, y a que nunca te olvides que Jesús siempre te acompaña, Jesús camina contigo y debes confiar que así es.

Anímate y lucha con todas tus fuerzas y con las fuerzas que Dios ha colocado dentro de ti, ruégale, pídele, clámale, implórale, pero no te quedes inmóvil como si fueses una estatua esperando a ver si todo pasa o se calma.

¡Ten fe en lo que el Señor hará y entonces recibirás las respuestas que has estado esperando! Vamos, sonríe porque, con Jesús a tu lado, te esperan cosas hermosas, días maravillosos, sueños que realizar y nuevas cosas que descubrir.

Deja que Dios sea esa luz que ilumina todos tus senderos, apacigue todas tus tormentas y encauce tu vida por caminos de victorias.

¡Vamos! renueva tu espíritu de víctoria y permite que el poder restaurador de Dios toque todos tus sentidos, los llene de su Gracia y los avive con una entregada pasión

«Señor mío, gracias por estar atento a todo lo que necesito y a todo lo que me pasa porque sé que me amas y quieres lo mejor para mí.

Siento que tu inmenso amor me acompaña y me hace crecer, por eso, hoy y siempre, te doy gracias por todo lo que haces en mi vida.

Quiero comenzar todos los días de mi vida con fortaleza y con la certeza de que tu poder y misericordia vienen sobre mí, y recibo con gozo y gratitud esta bendición.

Confió plenamente en tu inmensa bondad y que nunca me abandonas, y menos cuando la tristeza quiere envolverme en sus sombras desalentadoras.

Hoy puedo y quiero decir confiado: «No me rendiré, porque sé que Tú, mi Señor estás conmigo, aunque no pueda verte y a veces hasta ni pueda sentirte, sé que estás allí, se que me cuidas».

Derrama tus bendiciones sobre mí y ayúdame a afrontar toda situación complicada o dolorosa.

Aunque hayan mil y un conflictos a mi alrededor, Tú eres capaz de darme la paz si en Ti confío, porque me tienes un inmenso cariño que sobrepasa todo sentido.

Dame, Señor mío, un poco de tu fuerza para sentirme seguro en mi caminar y poder ser también calma y paz para los míos.«

Y ahora, para terminar, me escudo en tu palabra que bendice y sana, declarando:

«Como un Padre cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles».
(Salmo 103,13)

Amén.

Qriswell Quero es un venezolano, ingeniero en electrónica y comprometido con el anuncio del Evangelio. Creyente sólido de que siempre existen nuevos comienzos. Su lema: «Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro.» (Salmo 16,8-9)

Científicos Afirman que la Oración tiene Poder para Sanar….

Estudios médicos han determinado de manera concluyente, que la oración puede curar a un enfermo, y el hecho de creer en Dios ayuda a vivir más saludable, más feliz, y lo ayuda a vivir más tiempo.

Para los creyentes en Cristo nunca ha habido dudas de que la oración tiene el poder para sanar, pero los científicos también concluyen que el poder curativo de la oración es innegable, de acuerdo con 1,500 estudios médicos realizados.

La investigación de realizó en varios hospitales y universidades en Estados Unidos y de instituciones prestigiosas, indican que «la gente que cree en Dios y ora más tiene una mejor salud mental y física«, dijo el Dr. Harold G. Koenig, de la Universidad de Duke, según News Max.

Koenig agregó que «estudios han mostrado que la oración puede ayudar a prevenir que la gente se enferme, y que cuando se enfermen, se recuperen más rápidamente».

También los médicos han dicho que de 125 estudios que relacionan a la salud con la asistencia a centros de oración, un 85 encontró que quienes van a la iglesia regularmente tienen una vida más larga.

Koenig, quien es director del Centro para la Espiritualidad, Teología y Salud de Duke, y quien ha escrito varios libros sobre fe y sanación, citó el ejemplo de un estudio publicado en la revista médica Southern Medical Journal, en el que se demuestra que la oración tiene efectos sorprendentes de sanación en pacientes con deficiencias visuales y auditivas.

Según el estudio, después de sesiones de oración, los pacientes mostraron mejoras significativas basadas en exámenes audiovisuales.

«Los beneficios de la práctica religiosa, particularmente el estar involucrado en una comunidad de fe, son un factor importante para que la gente le haga frente a las enfermedades y experimenten un mejor bienestar, porque tienen más esperanza, son más optimistas, experimentan menos depresión, menos ansiedad«, agregó Koenig.

También el investigador y escritor Tom Knox dijo que la evidencia sobre el poder de la oración es abrumadora.

«Lo que yo he descubierto me ha sorprendido. En los últimos 30 años un trabajo científico muestra que las creencias religiosas son médica, social y psicológicamente beneficiosas«, dijo Know.

Fuente:  
AcontecerCristiano.Net

El Matrimonio es el Pozo de la Luz

Por P.A. David Nesher

Es muy importante que los varones y las mujeres acepten que muchas cosas que obstaculizan la felicidad de su matrimonio son las influencias negativas que se programaron neurolingüísticamente en sus almas durante los primeros siete años de su infancia.

En esta semana, las Sagradas Escrituras, nos revelaron como lo dogmático de la religión hace perder la esencia de la ingenuidad, la fuerza de la inteligencia emocional, y la sabiduría de la ingenuidad.Te invito a aprender acerca de esta perla de gran precio:

La Nanotecnología y el Poder de la Oración (Tefiláh)

Por P.A. David Nesher

En esta semana, el Eterno nos está entrenando a través de la porción vaetjanán («y supliqué») nos enseña los secretos que hay detrás de una tefiláh eficaz.

Cuando estuvimos estudiando la porción Vayetsé («Y salió») en el Sefer Bereshit (libro de Génesis) vimos a nuestra matriarca Lea enseñándonos que la oración tiene la capacidad de cambiar el mazal, pues sabemos que ella estaba destinada a casarse con Esav. Pero ella oró con tanta fuerza,  que logró cambiar su destino completamente, hasta el punto que es ella quien está enterrada al lado de Yaakov y no Rajel, que era la esposa más amada del patriarca.

Moshé, en cambio, no tuvo la fuerza de Leah, porque su oración no cambió su mazal. ¿Cuál fue la diferencia? Sabemos que su oración si fue escuchada porque Él pidió cruzar el Jordán con el objetivo de cumplir el mandamiento divino y contemplar la buena tierra, que era su verdadero deseo. El Eterno, sin embargo, no le permitió cruzar el Jordán, pero  Moshé sí pudo ver  con sus ojos  la tierra prometida; y por vía del Espíritu de la Profecía pudo contemplar cada centímetro de Eretz Israel. Por lo tanto, su propósito fue cumplido. Entonces, podríamos decir que su oración sí fue escuchada, solo que esto  no fue exactamente como él quería. Esto es un aprendizaje que nos indica las 4 condiciones para que una tefiláh sea respondida.  

Lo primero que percibimos en la oración del texto es:

  • Humildad. En este primer párrafo de la Torah está la palabra vaetjanan, que se traduce: “Yo imploro”, o “yo ruego”. Esto nos revela que debemos ser sumisos cuando oramos, es decir debemos bajar la cabeza y elevar el corazón( las emociones) al Eterno reconociéndolo Soberano del universo.
  • 2. Que la oración esté dirigida hacia Dios: esto quiere decir que nuestra consciencia debe estar puesta en el Creador, y no en las cita con el médico,  en los problemas de los hijos,  en las facturas que hay que pagar, en la pareja, en el negocio, etc. La conciencia, debe estar unida a la Luz por medio de la tefiláh, que es la vasija, que permite el espacio ideal para que pueda haber una respuesta divina. Esta es la razón por la cual una oración mecánica no conecta con los Cielos y por lo tanto no da resultados.
  • 3. El horario preciso y el lugar fijo: En este sentido el midrash dice que en el último año de su vida, entre  Yom Teruah y  Sheminí Atzéret, Moshé rezó cada hora para que Dios lo perdone y lo deje cruzar el Río Jordán.  Esto nos enseña dos cosas, primero, si oramos durante una hora( es decir 60 minutos), logramos conectar con los intelectos superiores de la Luz Infinita, que son el mundo de creación y de emanación, lo cual nos ayuda a alterar la realidad. ¿Porque 60 minutos? porque son 10 minutos por cada sefiráh emocional, es decir subiendo desde Yesod y pasando por Hod, Netzaj, Tiferet, y Guevura, hasta llegar a  Jesed. Y  lo segundo que nos enseña este punto, es que  debemos establecer  una hora precisa y  un lugar fijo para orar, pues esto va creando la posibilidad de acción para un un ángel que apoya y eleva nuestra oración, venciendo la resistencia del ego que trata siempre de sabotear nuestra conexión.
  • 4. Lemor (habla). Se trata de articular cada palabra de la oración agregando su respectiva  su  kavanáh (su intención). Es decir, debemos tener entendimiento de lo que estamos haciendo y pronunciar correctamente. Pero, alguien una vez me consultó: ¿cómo hacemos si no hablamos hebreo?. Leí que el sabio Rav Nahman de Breslov dice que por lo menos una vez al día debemos hacer hitbodedut, que es una plegaria personal, aquella que hacemos cuando hablamos con Dios, usando nuestras propias palabras, tal y como cuando le hablas a un amigo; y para ello “NO” necesitamos hablar hebreo pues esta oración surge del corazón, lo que el Maestro Yeshúa llama «tu aposento secreto«.

Hoy necesitamos reconocer que muchas veces estamos tan ahogados en los problemas que necesitamos hablar con alguien para desahogarnos. Pues bien, el hitbodedut es como ir al mejor de los terapeutas. Sabemos que las dificultades alteran nuestra mente y nuestra búsqueda de equilibrio, entonces cuando hablamos con Dios debemos tener esta misma  sensación de catarsis que cuando nos desahogamos con un amigo o con un terapeuta.

La dificultad de este punto está en vencer la racionalidad y escepticismo, para no sentirnos ridículos hablando con el aire. Pero si entendemos lo que expone la física cuántica que es que en cada partícula de la materia hay  inteligencia así esta sea invisible como la atmósfera, entonces tendremos un apoyo para que la Sabiduría de lo alto (Jokmáh) nos impregne. Porque más que conocimiento necesitamos emunáh para percibir al creador a pesar de su intangibilidad, así como para saber interpretar las respuestas que recibimos después nuestras oraciones.

Reconozcamos también que la mayor parte del tiempo, cuando oramos, pedimos salud, sustento u otra bendición parecida. Quizá oramos para que se manifieste el negocio por el que estamos trabajando o para recibir la llamada que esperamos, la respuesta que buscamos o el milagro que necesitamos. Pero ¿qué tan a menudo oramos por una conexión más cercana con el Creador?… Por favor, te pido que no me mal interpretes… Es perfectamente válido orar por las cosas que queremos y necesitamos, pero esta semana aprendemos que la oración más poderosa de todas es pedir cercanía con la Fuente de toda la existencia. Después de todo, estar cerca de YHVH incluirá cualquier otra bendición que busquemos. Lo que el Eterno quiere para nosotros es mucho más de lo que nosotros podríamos llegar a desear e imaginar (1 Corintios 2:9).


Orar Antes de Sanar

Un grupo de enfermeros oran por los pacientes y el personal médico de un hospital. Piden al Eterno Dios en oración, guía y sabiduría para poder cumplir con su jornada de trabajo.

El video fue publicado por una de las enfermeras, y dijo que tienen la costumbre de hacer esto siempre. “Nosotros oramos todos los días por nuestros pacientes, familias y compañeros de trabajo”, escribió Sonia Diaz en la descripción del video.

Los enfermeros del hospital Covenant Health, de la ciudad de Lubbock, aparecen en el video con las manos extendidas y las cabezas inclinadas, en un momento de oración en grupo.

La oración fue dirigida por una de las enfermeras, que clamaba a Dios con emoción:

Que sus manos sean como curación y consuelo para los que cuidan.

Te pedimos Señor que los alientes a ser los líderes que los llamaste a ser”.

“Que ellos confíen en Ti, sabiendo que Tú estás guiando cada paso que ellos dan. Señor, deles paciencia, fuerza y, sobre todo, amor mientras caminan en sus nuevos caminos”, agregó, en referencia a unos enfermeros que se despedían.

La oración se completa con las siguientes palabras: “Señor, pon una mano de protección alrededor de ellos y de todo nuestro equipo. Bendice a los que están enfermos, llorando, muriendo, para que puedan encontrar consuelo y paz en Ti.

 Te pedimos esto en su nombre precioso de Jesús. Amén”.

¿Cómo Arder Constantemente para Dios?

Por P.A. David Nesher

 

“El fuego del altar ha de mantenerse encendido en él…
El fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no se apagará, sino que el sacerdote quemará leña en él todas las mañanas…
El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se apagará.”

(Vayikrá/Levítico 6:9, 12, 13)

 

Como desde hace años lo hago, hoy remarco una vez más que la característica del holocausto que arde por un largo tiempo es una ilustración apropiada de la obra de darnos diariamente a nosotros mismos completamente al Eterno. Estoy convencido que todos ustedes entenderán que el venir a Yahvéh, nuestro Abba, como un sacrificio vivo no es una obra repentina, ni mucho menos fácil.

En la meditación de hoy, notamos que la Torah repite tres veces la importancia de no dejar que el fuego se apague sobre el altar.

Recordemos que el fuego que estaba en el altar del Mishkán (Tabernáculo) había caído desde el cielo. Era el mismo Yahvéh quien lo había otorgado como don, y lo había depositado en el altar de bronce. Lo único que debían hacer los sacerdotes era encargarse de mantenerlo vivo constantemente. Esto no significa que los sacerdotes trabajaban durante la noche, sino que el sacrificio de la tarde se dejaba allí hasta la mañana, momento en el que el sacerdote limpiaba las cenizas y preparaba el altar para el sacrificio contínuo de la mañana (Éxodo 29:38-46).

El sacerdote, desencinte de Aarón, amante de la paz y la bondad, debe encender “el fuego sagrado”, para erradicar el fuego devastador que consume todo lo bueno. Esto sí o sí se hace “a la mañana”, cuando ilumina su atributo, el atributo de claridad y bondad.

Al hacerlo en forma constante, “todos los días”, compactándose con bondad, la Torah nos garantiza que “no se apagará” nunca la luz de la fe y de la santidad.

Por eso, el fuego perpetuo se conecta a la idea de que estas ofrendas deben ser hechas continuamente. Antes del perfecto sacrificio de Yeshúa en la cruz, era imposible el completarlas de una manera perfecta.

Al buscar sumergirnos en la simbología del fuego, sabemos que tres son los ingredientes que el mismo necesita para poder existir: combustible, oxígeno y calor. Si falta alguno de estos tres, el fuego no arde.

El calor se mantenía en las llamas y en los carbones encendidos. El oxígeno venía del aire ambiental. Sólo hacía falta añadir la leña. Esto nos enseña acerca de la importancia de mantener el fuego celestial encendido sobre el altar personal que cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior. Cada mañana hay que poner más leña sobre el fuego. Ahora bien, la pregunta es:

¿Qué simboliza la leña?

La leña es el producto de la vida y la muerte de un árbol. Está escrito que la Torah es un Árbol de Vida (cf. Proverbios 3:18). También Mashíaj se compara a sí mismo con un Árbol (cf. Lucas 23:31; Juan 15:1). Esto nos enseña que el combustible que alimenta el fuego en nuestro corazón es el producto de una doble procedencia: la Torah (Palabra Escrita) y el Mesías (Palabra Encarnada). La vida y la muerte del Mesías ha creado suficiente leña para que podamos arder eternamente delante de Yahvéh. Cada mañana hay que poner más leña en su corazón para arder continuamente delante del Eterno.

La leña es añadida en la oración, la alabanza y el estudio de las Escrituras que cada creyente hace todas las mañanas. La única manera de poder mantener el fuego celestial ardiendo en nuestra vida es ponerle más leña. Es una tarea diaria.

Querido lector, si experimentas que el fuego de tu vida espiritual se está apagando, necesitas tomar en serio este mandamiento y orar cada mañana y leer y estudiar las Escrituras santas.

El oxígeno es parte del aire. La palabra hebrea para viento es ruaj. También a Ruaj se la traduce como “Espíritu”. Esto nos enseña que el oxígeno para el fuego celestial es el Espíritu del Señor. Si falta el Espíritu Santo en la oración y la lectura, el fuego se apagará.

Que tampoco falte el calor en nuestra devoción a Yahvéh. El calor podría simbolizar el amor y la intensidad de nuestra entrega (en hebreo kavaná).

¿Por qué repite que “el fuego del Altar debe mantenerse encendido»?

El Altar representa al corazón del ser humano. Sucede que a medida que pasa el tiempo y la persona redimida se va familiarizando con los preceptos, puede llegar a perder el entusiasmo primario que alguna vez tuvo, al comenzar la peregrinación por sus códigos. Es por eso que la Torah nos dice que el fuego debe estar siempre, al principio, y luego otra vez, en el futuro.

¡Asegúrate que el fuego no se apague en tu vida!

“Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.” (2 Timoteo 1:6)

En este caso se trata del fuego del don de ser anunciador de las buenas nuevas (en griego “evangelista”).

Bitácora Relacionada:

Altar: códigos del corazón humano sujeto al Eterno Dios.

Los Tres Momentos Celestiales de Cada Día

Por P.A. David Nesher

 

Según lo que revela la Instrucción (Torah) divina, uno de los elementos clave en tu relación con tu Creador es “servirlo con todo tu corazón” (Deuteronomio 11: 13). La palabra servir se dice en hebreo avodah, que esta relacionada al trabajo laborioso. Pero ¿qué clase de trabajo puede hacer el corazón para servir al Eterno? Pues bien, ese trabajo es la tefilah (plegaria u oración de alianza): el trabajo que consiste en despertar el amor oculto dentro del corazón hasta lograr un estado de íntima unión con lo divino.

Orar es un servicio que viene del corazón. Hace humilde al corazón y no permite que deseemos nada más sino solo a la Presencia de YHVH. Cuando oramos abrimos una ventana de oportunidades para unirnos con el reino espiritual y tener comunión con Él, como nuestro Abba.

Entonces, cada vez que compartes con tu Creador lo que tienes en el corazón, tanto sea alabando, bendiciendo, quejándote como pidiendo, estás haciendo tefilah. Puedes hacerlo en cualquier momento, en cualquier lugar, siempre y cuando provenga de las inquietudes genuinas que albergas en el corazón y de la conciencia de una presencia superior que albergas en la mente.

Tradicionalmente, además de hablar con el Creador cada vez que sienten la necesidad, los hebreos hacen tefilah tres veces al día y, siempre que es posible, juntos.  Según el Talmud, la tradición de Israel, las diferentes plegarias corresponden a los sacrificios ofrecidos en el Templo, pero la idea de la oración es muy antigua.

La Torah presenta a Avraham como el que se levanta por la mañana para orar, a Yitsjak como el que ora por la tarde (cf. Génesis 24:63), y Yaakov como el que ora por la noche (cf. Génesis 32:24).

  • Avraham instituyó Shajarit, la plegaria matutina.
  • Yitzjak estableció Minjah, la oración de la tarde y
  • Yaacov concibió Arvit, el rezo de la noche.

Desde estas costumbres de nuestros patriarcas (avot), el Eterno estableció tres momentos para los sacrificios en el templo, mañana, tarde y noche. En cada uno de esos sacrificios había oraciones (cf. Lucas 1:10).

Para un hebreo, descendiente de Avraham, la Tefilah (oración de alianza) es el instrumento de la emunah (fe), que nos despierta de la rutina y nos hace ver la manifestación divina en las cosas naturales. La naturaleza es un conjunto de milagros, de manifestaciones de Elohim que suceden periódicamente.

Esto nos enseña que desde sus comienzos, los hebreos creían que la relación entre hombre y Dios se puede producir también a través de la tefilah. En esta cosmovisión la práctica de la oración se manifiesta especialmente en la preocupación patriarcal por su descendencia. Una vez que los patriarcas del mundo trazaron el camino mediante estas plegarias, hubo hombres piadosos y justos que siguieron transitando por esa senda rezando Shajarit, Minjah y Arvit, tal como lo expresó el rey David, y lo practicaban los profetas  (Salmo 55:17-18; Daniel 6:10). Por ende hoy, los tres momentos de tefilah que un hebreo debe realizar se ordenan de este modo:

-SHAJARIT

La Tefilah (Oración) matutina, puede orarse desde el amanecer (según el Gaón de Vilna) o desde la salida del Sol (según el «Maguen Abraham»). Su tiempo es durante el primer tercio del día. 

La tefilah de la mañana es la más larga. Una tefilah de Shajarit en los días de la semana puede tardar entre cuarenta y noventa minutos, dependiendo del día y de la devoción de los que estén rezando.

La estructura de Shajarit está diseñada para permitirte subir en la ascensión de la tefilah hasta que puedas alcanzar un estado de reverencia y encontrar una plegaria inspirada en el amor, siempre y cuando inviertas en la labor de enfocar la mente, el corazón y el alma en las palabras que estás diciendo y, por sobre todo, en la presencia Superior a quien están dirigidas esas palabras.

– MINJÁ

Tefilá vespertina, desde media hora después del mediodía y hay tiempo hasta trece minutos y medio después de la puesta del sol.

– ARVIT

La Tefilah de la noche, se extiende desde la salida de la estrellas hasta el amanecer. Un punto interesante de esto es que el motivo que Tefilat Arvit no tiene un momento definido de la noche se debe a que durante toda la noche se podían comer los sacrificios que se entregaban y no solamente hasta un momento determinado de la misma.

Los Tres Momentos y el Año Festivo.

Los tres momentos de tefilot (oraciones) durante el día, forman parte del patrón profético establecido por YHWH para dominar el factor tiempo con mente mesiánica. Dicho patrón sigue el Esíritu festivo del año y sus meses. Por ejemplo, de acuerdo con el calendario hebreo, el año comienza en Pesaj (Pascua). Pesaj es el amanecer del día y el amanecer del año. Los días de Sefirot haOmer o cuenta del omer pertenecen al primer fruto o Yom Bikurim  del día y del año. Shavuot es la fiesta que revela que la Torah que necesita ser seguida y observada durante el día y el año.

Estas tres festividades de YHVH esta en concordancia con la oración de la mañana o Shajarit. Durante el día nosotros enfrentamos juicios y numerosas pruebas demuestra en donde se necesita emunah (fe) para obtener fuerzas para vencer. Este tiempo de juicio y pruebas concuerdan con la destrucción del Templo en el 9 de Av o Tish b´Av, lapso que queda representado con la oración Minjah.

Al finalizar el día tenemos que prepararnos nosotros mismos para la noche. Es por esta razón que debemos orar por perdón por las cosas malas que hicimos durante la jornada. Este es un tiempo de arrepentimiento y reconciliación con YHVH. Pues bien, esto va acorde con el sentido de las festividades de Yom Teruah, Yom Kippur, y Sukkot, cuando nosotros pedimos perdón y nos preparamos nosotros mismo para el invierno en el calendario anual, (representado en la noche). Sobre esto trata la oración del Arvit.

Como podemos ver, cuando aplicamos esas oraciones al año, haciendo del año como si fuera un día, nosotros veremos el patrón de redención también incluido en ellas.

Metodología y Clave de las Tefilot.

Los varones, en particular, tienen que decir sus tefilot siempre que les sea posible en un quorum de diez, llamado minián. Las mujeres no están obligadas a asistir a las tefilot comunales y, por eso, sus tefilot pueden ser mucho más personales. No obstante, para que la tefilah sea aceptada, lo mejor es hacer tefilah en el lugar y en el momento en que se lleva a cabo la tefilah comunal.

Ahora bien, lo único realmente importante de toda tefilah es la “kavaná” que es la intención con la que haces el rezo y el estado mental en el que entras. Desde esto,es importante resaltar que lo más importante del rezo es que la persona genere cercanía con la divinidad, y por esta razón la persona debe escoger las formas que más le acomoden y le sirvanPor último, debemos aceptar que la esencia de la tefilah es nuestro modo de profundizar más y más en nuestros pensamientos más recónditos encontrando en ellos la presencia del Eterno. Después de todo, lo que cambia a través de las tefilot no es la “opinión” del Eterno. Lo que cambia a través de las oraciones es “nosotros”. Al reconocer la fuente de todas nuestras bendiciones (nuestro sustento, nuestra salud, nuestro éxito, nuestra mera existencia) nos trasladamos a un nivel espiritual más alto. Nos elevamos al acercarnos más a Yahvéh, nuestro Creador y Abba. Y a través de este acto de elevación, nos hacemos más “apropiados” para recibir aquellas cosas por las que hemos rezado tanto. Habiendo crecido a través de cada tefilah, ahora podemos utilizar nuestros regalos de forma más adecuada para perfeccionarnos a nosotros mismos y al mundo a nuestro alrededor, reparándolo, transformándolo y elevándolo hacia las esferas de la Luz Infinita.

Entonces es tiempo de estar ante la presencia del Melek Malakim (Rey de reyes). Es tiempo de practicar la humildad y aceptar el yugo del cielo sobre nosotros.

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Tefilá = Singular, Oración, Rezo
Tefilót = Plural, Oraciones, Rezos

BIRKAT HAMAZON (La Bendición del Pan para Después de la Comida)

«Comerás y te saciarás y bendecirás al Eterno, tu Dios»

(Deuteronomio 8:10)

Está bastante claro que la bendita Instrucción (Torah) divina requiere algún tipo de bendición después de comer. El requisito es de La naturaleza bíblica solo cuando uno está saciado , como es evidente en el versículo. Esta es un mitzvá (mandamiento) de acción de gracias, que obliga a ofrecer nuestro aprecio por la comida que acabamos de disfrutar.

En la historia del Pueblo de Dios existe una bendición de primera clase, por así llamarla, que engloba a todo el deseo de agradecer al Eterno por todo lo que hizo para sustentar a sus criaturas. Es la bendición del “Birkat HaMazon”.

El Birkat HaMazon se establecen después de haber comido pan y fue Moisés quien las reconoció como un agradecimiento del alimento que los hebreos obtuvieron en el desierto después de haber salido de la esclavitud de Egipto. De hecho, solo versículos después de este, Moisés advierte en contra de comer la tierra y participar de la abundancia de la tierra sin reconocimiento de dónde obtenemos nuestra riqueza, instándonos a recordar nuestra historia. En una tierra tan buena y completa como la descrita en el pasaje de la Torah, es muy fácil disfrutar de la prosperidad y olvidar la fuente de nuestra bendición. En consecuencia, la bendición después de las comidas es nuestro escudo para ayudar a evitar el hueco vacío que resulta de la auto-satisfacción y la arrogancia.

El Birkat HaMazon es una declaración del señorío de YHVH sobre el mundo, y en particular, su dominio y propiedad sobre la comida que hemos consumido. Con esta bendición reconocemos a YHVH como el creador y sustentador del mundo natural, el que alimenta a todas las criaturas vivientes. Al rezar esta bendición, afirmamos que todo los elementos de la Creación ha sido puesto por YHVH para ayudarnos a vivir y por tal motivo debemos apreciar todos estos recursos y jamás quejarnos. Recuerden siempre que las bendiciones son el código que eleva la frecuencia de nuestro cuerpo y nos vuelve aptos para extraer la luz de lo que estamos consumiendo. Los secretos de la Torah revelan que a través de recitar la bendición elevamos el elemento material utilizado y lo conectamos con el Altísimo, a través de ello se concreta el objetivo de la creación, de elevar la materia y unirla al espíritu.

Lo vuelvo a repetir. El propósito de Birkat HaMazon es evitar la arrogancia que se cuela en el corazón de un hombre y le hace olvidar que Dios es el Creador. Por eso, fundamentalmente, Birkat HaMazon no es una simple acción de gracias o alabanza, sino más bien un acto de recordar a YHVH como Señor de todo. Es decir, es un cumplimiento del mandato constante de  ser consciente de nuestro Creador en cada aspecto de nuestra vida. Cuando la Torah concluye la sección, lo hace diciendo: «Más bien, te acordarás de YHVH tu Dios que te da la fortaleza para tener éxito«(Deuteronomio 8:17).

Por lo tanto, el Birkat HaMazon no es simplemente un mandamiento particular con respecto a la comida y nuestra saciedad; es más bien una expresión de la creencia y el compromiso que apuntala toda nuestra vida de fe. Orar alabanza ante Dios es fácil; para dar gracias, uno simplemente tiene que volverse sentimental. Sin embargo, recordar a YHVH y atribuirle todo a Él, reconociendo que es quien está en control de todo el proceso cósmico de la creación, y declarar siempre que Él es el Maestro y el Dueño de todo, requiere una disciplina mental de primer orden, y es en verdad la experiencia fundamental de la verdadera fe.

Lo importante es que cuando ya estamos satisfechos, llenos de energía y haber bendecido, poder influir a los demás para que lo aprendan. Así, al recitar esta bendición después de comer y estamos llenos y saciados, confirmamos que el Eterno es la Fuente de nuestro sustento, de la vida y de la existencia misma. El propósito de la bendición es declarar, como lo hará el mundo entero al final de los días, que Él es el único y verdadero «Dios grande y santo«.

Este esel Birkat HaMazon:

«Bendito eres Tú, Yahvéh,nuestro Dios, Rey del universo, quien nos alimentas, con gracia, benevolencia, holgura y misericordia.

Declaramos que Tú proporcionas el pan a todas las criaturas porque tu misericordia es para siempre.

Así mismo, confesamos que por tu inmensa bondad nunca nos faltó ni nos faltará jamás el sustento, pues Tú alimentas y sustentas a todos. Tu mesa está preparada para todos pues provees alimento y sustento para todas las criaturas que hiciste con tu misericordia y tu inmensa bondad, tal como está escrito: «¡abres Tu mano y satisfaces el deseo de todo ser vivo!»

¡Bendito eres Tú, Eterno, que sustenta a todos por tu eterna Providencia!

Nosotros, por ser discípulos de Yeshúa, agregaremos a continuación de este rezo judío, las palabras que sumaban las primeras comunidades al Birkat HaMazón:

Te damos gracias, Padre nuestro, por Tu santo Nombre revelado en tu Mashiaj, y que has hecho habitar en nuestros corazones. Gracias por el conocimiento, la fidelidad y la vida eterna que nos has dado a conocer por medio de Tu siervo Yeshúa. Tuya es la gloria por siempre.

En Yeshúa. Amén.

La Oración de Fe y su Tiempo de Cumplimiento… (Isaac ora por la esterilidad de Rebeca)

Por P.A. David Nesher

«Tenía Isaac cuarenta años cuando tomó por mujer a Rebeca, hija de Betuel, arameo de Padán-aram, hermana de Labán arameo. Y oró Isaac a YHVH en favor de su mujer, porque ella era estéril; y lo escuchó YHVH, y Rebeca su mujer concibió… Isaac tenía sesenta años cuando ella los dio a luz.»

(Bereshit/Gén. 25:20-21, 26)

 

Mientras Isaac fue creciendo, tanto su madre Sara como su padre Abraham, le relataban una y otra vez la historia de nacimiento milagroso. Ellos le implantaron con su relato la perfecta conjunción que se da cuando el amor al Eterno alimenta la esperanza, que fortalece la fe (1 Corintios 13: 13). Así se marcó en su mente lo mucho que sus padres lo anhelaban y lo intensa que fue su oración por él, año tras año, para que Yahvéh lo enviara a ellos en el tiempo oportuno.

Isaac sabía que su madre Sara era estéril, pero Abraham oró por ella, y la maldición de la esterilidad desapareció. Por eso, Isaac también mantenía la certeza de que un acto de Yahvéh unió a Rebeca con Isaac. Por ello, vivía también convencido que vibraba sobre ellos Ahora otro acto de Yahvéh para vencer su esterilidad. Isaac había aprendido de sus padres que él era el hijo de la promesa, y que sería a través de él y sus descendientes que el Mesías vendría.

Así mismo, él había aprendido de su padre el dolor de tratar de dar al Señor una «ayuda» para tener un hijo con su esclava, y él había prometido dentro de sí mismo que no repetiría ese error.

¿Qué le quedó por hacer a él? Simplemente orar al Eterno en favor de su esposa, porque era estéril. Después esperar en Yahvéh. Por eso, el Eterno oyó su oración, y ella quedó embarazada (25:21).

Entonces Yitzjak oró a Yahvéh, en nombre de su mujer, que era estéril. Y, al igual que Sara y Abraham habían esperado 25 años para el nacimiento de Isaac; Rebeca e Isaac también esperaron 20 años. Pero entonces el Señor contestó su oración, y su esposa Rebeca quedó embarazada.

El esperar en Yahvéh por medio de la oración es uno de los actos más grande de la verdadera fe (emuná). Verdaderamente es lo más grande que se requiera de los seres humanos. No es la fe en el resultado de lo que estemos pidiendo al Eterno Dios, es la fe en Su carácter, la convicción en Él mismo. Esto es perfecta confianza en que Él le guiará en el camino correcto, en el momento adecuado, Él suplirá nuestras necesidades. Él cumplirá Su Palabra escrita. Él nos dará lo mejor si confiamos, creemos y tenemos fe en Él.

Este texto nos enseña que las promesas del Eterno no se cumplen sin la colaboración del ser humano. Aunque Yitzjak había heredado las promesas dadas a su padre de que su descendencia sería como las estrellas y como la arena, otorgando la simiente de la mujer anhelada por la humanidad, él no se quedó quieto esperando pasivamente el cumplimiento de esas promesas. Yitzjak se puso a orar para que se ellas se cumplieran. Él conocía el secreto. El Eterno ha creado la oración para poder colaborar con el hombre en el cumplimiento de su proyecto en la Tierra.

Por la misma Escritura Sagrada, sabemos que Yitzjak era un hombre de oración. Cuando Eliezer estaba volviendo de su misión de buscarle una esposa, la Escritura dice que Yitzjak estaba en el campo meditando (24:63). Esto nos revela que Yitzjak salió al campo por la tarde para estar sólo con el Eterno y pensar profundamente sobre las cosas importantes de la vida.

Justamente el hecho de que la Torah menciona que fue por la tarde revela la idea de que fue nuestro padre Yitzjak quien instituyó la oración de la tarde, llamada minjá. La Torah también relata que Avraham avinu se levantaba por la mañana (Gén. 19:27; 21:14) de lo cual viene la práctica de orar la oración de la mañana, llamada shajarit. Más adelante veremos cómo Yaakov al luchar con el ángel por la noche, compartió la disciplina de practicar la oración de la noche, llamada arvit.

Sabemos que la oración (tefilá) es la herramienta con la que cuenta el alma humana para comunicarse con el Creador. Sirve para desahogarse con Él, recibir nuevas fuerzas, entrar en equilibrio, interceder por otros, pedir ayuda etc. Por todo esto, entendemos que existen muchos tipos de oración. Por esa razón, debemos aprender a desarrollar una vida de oración multifacética para que el Eterno pueda cumplir, a través de nosotros, Su voluntad en la Tierra como se cumple en el cielo.

Nuestro padre Yitzjak es un ejemplo para nosotros de un hombre que sabía orar. Su esposa Rivká era estéril y, humanamente, era imposible que tuviera hijos. ¿Cómo las promesas a Avraham podrían ser cumplidas si el único hijo de la promesa tenía una mujer estéril? La única manera de poder resolver esta crisis era orar. Además, Yitzjak conocía que las oraciones de un marido por su esposa tienen un poder especial.

En lugar de sentarse con los brazos cruzados esperando el cumplimiento de la promesa, Yitzjak oró delante de su mujer. El texto hebreo usa aquí una palabra interesante: vayeatar (ויעתר)   que significa “y oró intensamente”. También puede traducirse: “oró insistentemente” ó “oró abundantemente”. Esto enseña que las promesas del Eterno no son fáciles de ver realizadas. Siempre hay un precio que pagar y un sacrificio para dar. Todo nacimiento en este mundo caído tendrá que pasar por dolores de parto. Los dolores en la oración intensa y la tentación para desesperar al no recibir la respuesta inmediata o a corto plazo, pueden abortar muchas intervenciones divinas (cf. Lucas 18:1-8; Hechos 12:5; Hebreos 5:7; Sant.5:15-16).

Las instrucciones y el ejemplo de nuestro Dueño Yeshúa sobre la oración nos enseñan que, para obtener respuesta desde el cielo, hay que orar con intensidad, entrega e, inclusive muchas veces, con dolores y angustias.

Como la oración enérgica y ferviente de un hombre justo puede lograr mucho (Sant. 5:16-18) la oración de Yitzjak tuvo éxito después de veinte años de insistencia. Empezó a orar a los cuarenta años, pero no vio el resultado hasta los sesenta. Aún al hijo de la promesa no le vino fácilmente el cumplimiento de la promesa. Es que siempre ésta viene solo a través de la oración y el esperar en Yahvéh.

Querido discípulo, no te desanimes en tu oración. Si oras según las promesas y la voluntad del Eterno, debes mantener la certeza que tendrás tu respuesta, aunque esta demore. No pienses que el Eterno no te ha escuchado. Mucho menos caigas en el error de creer que no desea ayudarte. Sigue insistiendo según lo que te ha revelado de su Palabra y finalmente obtendrás lo que has pedido, aunque tengas que orar veinte años, como nuestro padre Yitzjak.

El Poder de Humillarte

«Nunca subestimes el poder de humillarte ante יהוה en oración, invocando su misericordia.

Aunque era solo un adolescente, Daniel se humilló ante su Dios pidiendo misericordia para el, (así como para sus compañeros); y ese humillarse ante el gran Rey (El Creador) le proporciono el merito necesario para ser exaltado por el rey Nabucodonosor, como esta escrito:

«Entonces el Rey Nabucodonosor engrandeció a Daniel, y le dio muchos honores, y grandes dones, y le hizo gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios…»

 

(Daniel 2:48)

¿»Camellos Humildes» o Discípulos Adoradores?

Por P.A. David Nesher

Y en las afueras de la ciudad, hizo arrodillar los camellos junto a un pozo de agua, al tiempo del atardecer, al momento en que salen las aguadoras… Entonces el hombre se postró y adoró a Yahvéh.«

(Génesis/Bereshit 24:26)

Estudiando la parashá (porción) Vayerá, hemos visto que Eliezer, el siervo de mayor confianza de Abraham, se fue a Mesopotamia (a Aram Naharayim, a la ciudad de Nacor) para buscar esposa para Yitzjak (Isaac).

El relato nos dice que llevaba consigo diez camellos cargados de toda clase de bienes.

Necesito que entendamos que el damasceno Eliezer se había criado en el ambiente espiritual que había creado aquí en la Tierra, la emunáh (fe) de su amo. Es por eso que Abraham avinu tenía total confianza en él porque sabía que era completamente leal a la visión del llamado divino que sostenía su peregrinar.

Notamos que Eleazar como, buen siervo, no buscaba sus propios intereses cuando estaba sirviendo en su misión de shalíaj (emisario, apóstol). Lo único que le interesaba era cumplir la voluntad del que le había enviado y en este caso él sabía que no se trataba de una misión meramente humana. Su conciencia se movía en la certeza de que debía colaborar con un proyecto divino para la redención futura del mundo. Debido a esto, él entendía que era importantísimo que Yitzjak recibiera una esposa designada por el Cielo. Esta era la razón por la que el siervo no confiaba en sus propias capacidades de discernimiento, sino había aprendido de su amo a confiar absolutamente en el Eterno, y así actuar en fe.

El viaje habría tomado por lo menos 20 días, y había viajado más de 720 Km. Sus camellos habían recorrido un largo camino, probablemente no había tomado agua en varios días y estaban muy sedientos.

La caravana se detuvo junto a un pozo a las fuera de la ciudad, al atardecer cuando las mujeres salen a buscar agua. Él conocía que las mujeres pronto estarían saliendo, y este sería el mejor lugar para reunirse con ellas. Fue allí donde Eliezer confiaba que Yahvéh le daría una guía específica para cumplir con éxito su comisión.

El fiel servidor de Abraham avinu hizo arrodillar a los camellos junto a un pozo de agua (24:11). Este hecho de que Eliezer hizo arrodillar a los diez camellos no puede pasar rápidamente ante nuestros ojos, ya que es una alegoría de lo que Abraham había estado enseñando a sus seguidores.

En primer lugar, el camello tiene una simbología encontrada, ya que representa la tozudez y la altanería, en tanto y en cuanto vive salvajemente. Pero, una vez domesticado, se convierte en el símbolo de la humildad, y el servicio paciente. En este sentido, tiene un simbolismo metafísico y antropológico: el ser humano que se lanza, humilde y pacientemente, a la búsqueda de lo trascendente y que logra así superar los distintos obstáculos que se le presentan en su camino.

Es sabido que los camellos necesitan arrodillarse para poder descansar. El hecho de que la Torah mencione este detalle natural nos desafía a investigar la enseñanza alegórica de la Luz Infinita escondida aquí.

Pues bien, primeramente les diré que la expresión hebrea para arrodillar que aparece aquí es baraj (ברך) ). La palabra baraj también significa bendecir (24:1). Es la palabra que se usa cuando bendecimos al Eterno: “Baruj Yahvéh” (Bendito Yahveh). Baruj significa bendito. Lo curioso de esto es que baraj tiene relación con berej (ברך)  ) rodilla. Esto último nos conduce a una codificación muy interesante, ya que aquí se revela que la bendición está íntimamente relacionada con la rodilla.

Esta verdad la había aprendido Abraham y la había transmitido a todos los discípulos que vivían con él. El secreto profético aquí escondido es que el que sabe humillarse, doblando sus rodillas, está apto para hacer descender las bendiciones celestiales y convertirlas en recompensas materiales. ¡El que se humilla será ensalzado!

De la misma manera como Eliezer hizo que sus siervos, los camellos, se arrodillaran, así Abraham avinu había estado enseñando a sus discípulos a humillarse y arrodillarse ante el Eterno. Abraham era amigo del Eterno, y por eso él conocía lo que le agrada al Eterno, y lo que más desea entre los humanos (Miqueas 6:8).

Abraham sabía qué es lo que el Eterno busca: adoradores en Espíritu y en Verdad. Es lo que nuestro amado Yeshúa revelará a la mujer samaritana:

“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren.”

(Juan 4:23)

Abraham había ganado muchas almas (12:5) y a todas ellas había enseñado a ser adoradores del Nombre del Eterno. El único deseo de su alma era satisfacer los deseos de su Señor y por eso se dedicaba a enseñar a su pueblo a ser adoradores que sabían inclinar sus corazones y doblar sus rodillas ante el Eterno.

Habiendo decodificado esta alegoría, podemos entender por qué cuando el siervo de Abraham había recibido una respuesta clara a su petición (de una mujer para Yitzjak de una hija de sus familiares), se inclinó en tierra y adoró al Eterno.

Hoy, desde estos detalles proféticos de la Luz Infinita, te animo a que seas un adorador del Eterno. Acostúmbrate a inclinar, no solamente tus rodillas, sino también tu corazón, ante el Eterno. De esa manera serás un hijo seguidor de Abraham que imita fielmente su fe, porque los que son de fe, esos son hijos de Avraham (Rom. 4:12; Gal. 3:7).

Que seas bendecido junto con tu padre Abraham en el Mesías Yeshúa, nuestro Dueño.

¡Cada Día con el Shemá!

Por P.A. David Nesher

 

 

 

«Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno»

 

שְׁמַע יִשְׂרָאֵל יְהוָה אֱלֹהֵינוּ יְהוָה אֶחָד

Pronunciación: Shemá Israel, YHVH Eloheinu, YHVH Ejad

 

(Deuteronomio 6: 4)

 

 

En la parashá (sección o porción) Vaetjanan nos encontramos con las bases de nuestra creencia. Se repite en nuestra memoria el momento supremo de recibir la Torah (kabalá Torá). También tenemos el primero de los tres párrafos del *Shemá Israel:

  • «Shemá Israel«, Escucha Pueblo de Israel,
  • «Yahvéh Eloheinu«, Yahvéh es nuestro Dios,
  • «Yahvéh Ejad«, es Uno y Único.

 

En el lenguaje hebreo la palabra Shemá (escucha), puede también significar «acepta hasta que vibre en todo tu ser«. Por eso, debemos saber que cuando recitamos el Shemá, estamos aceptando la soberanía del Eterno sobre nosotros. Esto quiere decir que aceptamos y nos comprometemos con cumplir Su voluntad tal como se nos indica e instruye en la Torah, con todos los preceptos positivos y negativos (prohibiciones) que el Todopoderoso ordenó observar.

En estas palabras, llamadas El Shemá, encontramos la clave para poder vivir cerca del Eterno en todo momento. Por ello, quiero permitirme el lujo celestial de desglosar esta expresión en cada uno de sus términos, y poder sumergirnos en las profundidades de su significación:

Shemá: Significa «Escuchen con atención y tomen esto seriamente» Es la aceptación de que lo primero que el ser humano tiene que hacer para estar cerca del Eterno es escuchar y obedecer. El Eterno toma la iniciativa para acercarse a nosotros y nosotros sólo tenemos que hacerle caso para poder obtener su gracia. Acércate cada mañana al Eterno y toma unos minutos para escuchar, sin hacer nada más, y deja que el Espíritu de Yahvéh te hable por las palabras de la Torah que has leído. No seas tan rápido en tus oraciones que sólo hables y no escuches. Es mejor escuchar a Yahvéh que hablarle. El shemá nos enseña a poner el escuchar con atención como la máxima prioridad en nuestras vidas, para luego obedientemente llevarlo a la práctica.

Israel: La segunda cosa que es necesario que se destaque en nuestra conciencia es nuestra identidad como pueblo exclusivo del Eterno. El gentil que ha hecho la conversión al Dios de Israel por medio del Mesías Yeshúa es parte del Pueblo escogido, pero no se convierte en judío (no necesita hacerlo), y puede identificarse con el pueblo (Efesios 2:19).

«YHVH Eloheinu» (Yahvéh nuestro Dios): Esta es la declaración de los que son parte de Israel. Al pronunciar esta expresión aceptamos nuestra certeza de que Yahvéh es nuestro Dios personal además de ser el Dios universal. Él mantiene una relación exclusiva con cada uno de nosotros individualmente y establece todas las circunstancias de la vida para extraer y aplicar toda la grandeza con la que fuimos creados. Este versículo revela que Yahvéh es únicamente el Dios de Israel. Los que tienen otros dioses no son parte de Israel. Pero los profetas aseguraron que en el futuro sería el Dios de toda la humanidad a través del Mesías:

“En ese tiempo daré a los pueblos labios puros, para que todos ellos invoquen el nombre de Yahvéh, para que le sirvan de común acuerdo.”

(Sofonías 3:9)

 

“Y YHVH será rey sobre toda la tierra; aquel día YHVH será uno, y uno su nombre.”

(Zacarías 14:9)

 

Hoy, las naciones gozan del cumplimiento mesiánico de estas promesas, y es responsabilidad de nosotros, los hijos primogénitos de Su Monte que demos a conocer Su Nombre entre los pueblos.

 

» YHVH Ejad” (Yahvéh Uno es): La palabra traducida como “uno” (ejad), implica unidad y unicidad. Es decir que el énfasis de esta frase es revelara que Yahvéh es Uno y Único.

 

Primeramente, es interesante decir que las Sagradas Escrituras usan este término para marcar la unidad entre varios elementos o personas, pero que se manifiestan como uno solo. El hebreo usado aquí para uno es ejad, el cual habla literalmente de una unidad compuesta, en lugar de utilizar la palabra hebrea yajeed, la cual se refiere a una unidad absoluta o singularidad (Génesis 22:2 y Salmo 25:16).

La primera vez que se utilizó echad en la Torah es en Génesis 2:24 donde se usa la expresión ejad diciendo «y serán una sola carne”. Nuevamente, la idea de una unidad (una sola carne), haciendo una pluralidad (varón y mujer). En Éxodo 26:6 y 11, los cincuenta corchetes de oro son utilizados para unir cortinas para que la tienda pueda ser una (ejad), una unidad (una) compuesta por una pluralidad (las muchas partes del tabernáculo). En Ezequiel 37:17 el Señor dice a Ezequiel que debe unir dos palos (representando proféticamente a Efraín y a Judá) en uno (ejad), hablando nuevamente de una unidad (un palo) compuesto por una pluralidad (dos palos). No hay ninguna manera en que ejad pueda tener la idea de una singularidad absoluta; la idea de un Dios en tres personas encaja perfectamente con el termino de ejad.

Por lo tanto, la palabra ejad tiene los siguientes dos significados en este contexto: que Yahvéh no es plural (no hay dentro Él dioses en alianza) y que no hay otro igual a Él. Él es el único Dios que existe y esa unicidad, esa singularidad, lo ha revelado a Israel, especialmente a través del Mesías.

La vida eterna consiste en conocer – por experiencia vivencial – al único Dios verdadero, y a quién ha enviado, Yeshúa el Mesías:

“ Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshúa el Mesías, a quien has enviado.”

(Juan 17:3)

 

“…para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para Él; y un Señor, Jesús el Cristo, por quien son todas las cosas y por medio del cual existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen este conocimiento…”

(1 Corintios 8:6-7a).

 

Así mismo, hasta el título Dios (hb. Elohim) en esta línea sugiere la pluralidad del Eterno en una absoluta y perfecta Unidad. La palabra hebrea es Elohim, gramáticamente, es una palabra plural siendo utilizada como una palabra singular. El rabí Simeón ben Joaji, comentando acerca de la palabra Elohim: “Venir y ver el misterio de la palabra Elohim; son tres grados, y cada grado por si solo, sin embargo, todos son uno, y uniéndose se hicieron uno, y no están divididos entre sí.” El teólogo y reformador alemán Martín Lutero al explicar la exégesis de Elohim usado en este versículo destacó: “Pero tenemos el claro testimonio que Moisés pretendió indicar a las tres personas en una y única naturaleza divina.” ¡No son tres dioses, sino Uno y Único!

 

Sólo hay UN Dios. Adoramos a UN Dios, existiendo en tres personas, no tres dioses diferentes.

 

Un redimido, de mentalidad hebrea, debe saber que el Eterno es Uno Arriba, Abajo y en los cuatro puntos cardinales.

 

El significado de UNO incluye:

 

Es la única Verdad absoluta pues todas las demás realidades dependen de Él para su existencia. La idea significa que no solo hay un Dios, sino que Dios y toda la creación son una cosa. No hay nada aparte de Yahvéh. Nada existe fuera de Él; cada cosa que percibimos, cada partícula de existencia no es sino una manifestación del Eterno.

 

La esencia del Eterno es Una, si bien podemos percibirlo solamente a través de diversos atributos.

 

Él es una Unidad, no puede ser dividido ni comparte Su soberanía. Él es el Rey del Universo.

Es Uno por encima del tiempo y el espacio. Aunque podemos aceptar los eventos y las personas únicamente en términos del pasado, el presente y el futuro, debemos entender que Yahvéh es eterno; y aunque podamos pensar de cualquiera como confinado en un lugar, debemos saber que Yahvéh está presente en todas partes (Omnipresente).

Está por encima de cualquier atributo corporal. Aunque estemos obligados a referirnos a Él en términos comprensibles para nosotros, como son: «Su Voz», «Su Brazo», etc. debemos comprender que en realidad no tiene ningún atributo físico y no está sujeto a ninguna condición o limitación alguna.

Esta es la verdad esencial de Yahvéh, nuestro Dios. Él es una persona y no una fuerza vaga panteísta. Siendo Uno, Él no puede ser representado por imágenes contradictorias. Ya que Yahvéh nuestro Dios es uno, Él no es Baal, ni Astarté. Él es Yahvéh, el verdadero Dios, y el Señor de todos, y esos dioses no lo son.

 

Este es el motivo por el cual tenemos que amar a Yahvéh con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todos nuestros medios o recursos.

 

Por eso necesitamos elevar nuestra conciencia ante el hecho de que el Shemá es una de las herramientas más poderosa para atraer energía sanadora a nuestra vida. El verdadero poder del Shemá es liberado cuando recitamos esta oración mientras meditamos con ella al despertar, y antes de acostarnos. Decir el Shemá por la mañana y por la noche es una hermosa mitzvá (mandamiento) que garantiza la atmósfera de milagros que necesitamos para cada día.

 

El Shemá Israel proviene de la tecnología espiritual de la Torah, y está diseñada para ayudarnos a traer la consciencia Mashiaj a nuestra vida y la de nuestra familia.

 

Para finalizar, debo decir que al tiempo que un hijo primogénito debe creer en la Unicidad de Yahvéh en todo momento, está obligado a proclamarlo verbalmente cada mañana y cada noche por donde quiera que vaya y a toda criatura que encuentre en su peregrinar.

 

 

Ahora los invito a que consideren la decodificación de la palabra EJAD (Uno) en este imagen:

 

 


Crear Atmósfera de Milagros… (El Poder de Rezar el Shemá)

Por P.A. David Nesher

«Juntaos y oíd, oh hijos de Jacob, y escuchad a Israel vuestro padre.»

(Génesis/Bereshit 49:2)

La Torah (Instrucción) del Eterno revela que cada hebreo tiene la obligación de recitar el pasaje bíblico conocido como Shemá Israel (Escucha, Israel), dos veces por día. Una a la mañana y la otra recitación al anochecer, en cumplimiento de la de-codificación del precepto: “y hablarás de ellas … al acostarte y cuando te levantes” (Deuteronomio 6: 7 b). Es decir que la primera obligación diaria de un hebreo es la recitación del Shemá. Ésta consiste en la recitación del versículo (Deuteronomio 6:4): “Escucha Israel, El Eterno es nuestro Dios, El Eterno es Uno”. Junto con el párrafo mencionado el principal significado del Shemá es una proclamación de la unidad de Dios y la aceptación del Yugo de Su Reino.

Entonces, el precepto de la aceptación del Yugo Celestial se cumple principalmente mediante el recitado del versículo (Dvarim-Deuteronomio 6:4)  “Shemá Israel: YHVH Eloheinu YHVH Ejad”. Inmediatamente después de recitado, se pronuncia en voz baja la frase “Baruj Shem Kevod Maljutó Leolám Vaed”. Si bien esta última frase no figura en la Torah en el marco de la porción del Shemá, existe una explicación histórica para agregarla al rezo.

El Midrash (conjunto de explicaciones y/o exégesis) cuenta que Jacob reunió alrededor de su cama a todos sus hijos, y antes de bendecirlos les hizo esta última pregunta:

_ «Hijos míos, ¿estáis bien firmes en vuestra creencia en el único Dios?«

Cómo respuesta, sus hijos levantaron las manos al cielo y dijeron:

_ «Shemá Yisrael (oye, Israel – Jacob -): ¡El Eterno es nuestro Dios, el Eterno es Uno! Nuestra fe es la tuya y nuestra confianza está en el Creador de los cielos y de la tierra«.

Jacob, reconfortado, dijo entonces:

_ «Bendito sea para siempre el nombre de su eterno reino«.

La frase del Shemá quedó desde entonces como la profesión de fe del Pueblo de Dios, su principio máximo y la condensación de sus ideales. Por ello, cabe destacar el dato de que estas fueron las últimas palabras pronunciadas por los mártires israelitas que cayeron en todas las generaciones, al Kidush Hashem (por la santificación del nombre de Dios de Israel): Shemá Yisrael, YHVH Elohenu, YHVH Ejad.

También vale aquí explicar que aunque el Shemá es una parte integral de los servicios matutinos y vespertinos, no es, hablando técnicamente, una oración. Más bien, es una declaración de fe. Es una afirmación de la unidad del Eterno que nos recuerda nuestras obligaciones para con Él. Es una declaración de fe que recuerda los signos del Pacto Renovado en el Mesías y nos advierte contra los desvíos de querer seguir los deseos vanos del corazón y las inmoralidades que los ojos puedan ansiar.

A los efectos de comprender esta cuestión, es necesario, primeramente, explicar dos niveles diferentes de fe (emunáh) que vibran en la unidad de YHVH. El primer versículo “Shemá Israel” expresa el plano superior, absoluto y único de lo que se denomina la “unificación superior” (en hebreo “ijud elión”). En este nivel todos los aspectos y matices se hayan incluidos y unidos en la revelación divina. La segunda frase expresa el plano que surge a raíz de  la creación y al que se llama “unificación inferior” (hebreo “ijud tajtón”), por medio del cual aceptamos el Yugo Celestial según la fe que se manifiesta en este mundo.   De acuerdo a esta fe, cada criatura y aspecto de la creación posee un sitio propio; YHVH les da vida a todos, reina sobre ellos y los dirige en conformidad a la conducta de estos para completar Su propósito eterno en la Creación. Esto significa que Su Nombre y Su Soberanía se revelan en el mundo. O sea, lo que se manifiesta en la creación no es Su esencia sino Su nombre y Su soberanía, ya que si la primera se manifestase todas las criaturas se verían anuladas ante Su Inconmensurable Luz.

Dado que la fe en el plano superior es de un nivel muy elevado, esta se manifiesta únicamente en la raíz del alma en momentos de auto-sacrificio o “mesirut nefesh” (entrega total del alma). Por eso, el Eterno, nuestro Abba kadosh, nos preceptuó tomar contacto con esta dimensión únicamente dos veces al día al recitar o rezar el “Shemá”. Empero, conjuntamente con la unificación superior, los sabios estipularon que recitemos también la “unificación inferior”, esto es, que expresemos el nivel de la fe que se revela en este mundo en todos sus diferentes matices. Este nivel es de gran agrado a ojos del Eterno, ya que el objetivo final de la creación es que se manifieste la fe en este mundo físico en toda su belleza y esplendor. Con todos sus colores y sonidos, pasiones y características.

En el lenguaje hebreo la palabra Shemá, traducida como «escucha«, puede también significar «acepta en tu esencia hasta que vibre en todo tu ser«. Por eso, cuando recitamos el Shemá, debemos aceptar la soberanía de Yahvéh, como Dios único y verdadero, gobernando sobre nosotros. Esto quiere decir aceptar el cumplir Su voluntad tal como se nos indica e instruye en la Torah, con todos los preceptos positivos y negativos (prohibiciones) que el Todopoderoso ordenó observar.

En definitiva, al rezar el Shemá, cada santo está confesando que Yahvéh, nuestro Dios es, entonces, el verdadero conductor de todo, y sólo Su proyecto perdurará. Su bondad y perfección entonces serán plasmadas en su creación, tal como está revelado en las Sagradas Escrituras.

Por lo tanto, al pronunciar este versículo con su agregado histórico entendemos que YHVH es la fuente de toda la creación por toda la eternidad, y declaramos que unidos a Él por el Yugo de Comunión que tenemos en el Mesías (la Torah) podemos ver una atmósfera diferente llena de posibilidades, pues en cada situación de la vida se esconde un bien de Su propósito eterno.

שמע ישראל יהוה אלהינו יהוה אחד
“Oye, Israel: Adonai nuestro Dios, Adonai uno es”
 
(Bendito sea el nombre de su gloriosa majestad por siempre jamás)
 
Y en fonética hebrea:
 
“Shema Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad”
 
(Baruj Shem Kevod Maljuto Leolam Vaed)

Bitácora Relacionada:

Los Hijos Primogénitos y el Ayuno del 4º Mes

Desde que la piedra angular, Yeshúa HaMashiaj, fue establecida por nuestro Abba kadosh (Papá Santo), mediante su obra redentora en el Gólgota, un nuevo Templo comenzó a se levantado en las dimensiones celestiales. Dicho Templo, de características puramente espirituales, lo constituyen aquellos hijos primogénitos que desde la Sión celestial se dejan edificar como piedras vivas por el perfecto Arquitecto que es el Eterno, nuestro Abba y Dios.

Desde esas dimensionalidades se nos propone en estos días específicos, realizar un trabajo espiritual que asegure en nosotros que el ego, está día a día crucificado con el Mesías.

Proyectándome Al Mundo con Compromiso y Propósito (los Tzitzit y el Talit)

Por PA. David Nesher

 

Y habló YHVH a Moshé, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que pongan en el fleco de cada borde un cordón azul. Y os servirá el fleco, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de YHVH, a fin de que los cumpláis y no sigáis vuestro corazón ni vuestros ojos, tras los cuales os habéis prostituido, para que os acordéis de cumplir todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios. Yo soy YHVH vuestro Dios que os saqué de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo soy YHVH vuestro Dios.”

 

(BaMidbar/Números 15:37-41)

 

En el propósito eterno de Dios no existen las casualidades. Por lo tanto, no es casualidad que el tema está desarrollado en la Torah a continuación del suceso en donde encontraron a una persona que recogía leña el día de Shabat transgrediéndolo. Permítanme explicarme en lo que quiero decir:

Leyendo esta declaración, uno medita unos instantes y se pregunta: ¿Qué significan estos flecos? ¿Cuál es la finalidad de los mismos? ¿Acaso los mismos encierran algún misterio intrínseco?

Los sabios explicaron que estos flecos encierran numerosos misterios celestiales relacionados con el Reino del Eterno obrando en la Tierra.

Por tal razón, debo primeramente decir que este instrumento es un medio propicio y adecuado para captar la energía suprema de la mente divina y generar la descarga de la misma en los seres humanos. Observamos que el versículo declara: “Serán por tzitzit para vosotros, para que lo veáis y recordéis todos los preceptos de El Eterno”. Es decir, los tzitzit poseen una energía especial que puede ser captada al observarlos y contemplar en ellos la energía proveniente de El Eterno. Consideren que está escrito “para que lo veáis” y no está escrito “para que los veáis”. Es decir, refiere a la aprehensión de la manifestación suprema de El Eterno.

Yahvéh quiere que sus hijos primogénitos comprendan que Él diseñó al ser humano rodeado de mitzvot (mandamientos) en el camino de la vida. La palabra “mitzvá” está relacionada con la palabra hebrea “tzavta”, que significa conexión. Esto es por que cada mitzvá es otra oportunidad para conectarnos con el Eterno Es otra oportunidad de traer divinidad a nuestras vidas y al mundo alrededor nuestro.

Entonces, se entiende que realizar este mitzvot no se trata de cumplir con los deberes religiosos que practica la Casa de Judá; sino más bien, mantenerse en una consciencia elevada en la que la Instrucción (Torah) del Eterno y sus mitzvot, estén relacionados con los alimentos, las cosas, los diversos objetos y aún los vínculos cotidianos. Así que el Eterno proveyó a cada varón hebreo los Tzitzít para recordar diariamente las obligaciones que este tiene. Esto es semejante al capitán que lanza una cuerda a un hombre que se ahoga mientras le ordena: «¡Agárrala bien, no la sueltes, pues tu vida depende de ella

El propósito principal para llevar un fleco, en hebreo tzitzit, en cada una de las cuatro esquinas del manto con el cual el varón hebreo se cubre, es que se vea para recordarnos de su compromiso con todos los mandamientos de la Torah. Por lo tanto, el que lleva tzitzit sin ser fiel a los mandamientos que le correspondan trae juicio sobre sí.

Los flecos que los varones ponen en sus ropas de cuatro puntas sirven para  recordar el compromiso que tienen con el Eterno y sus mandamientos. Cuando los ojos desean desviarse e ir tras la impureza, los flecos allí están para recordar que es santo y eso le ayuda a evitar el pecado. Los flecos también son un recordatorio de la salida de Egipto lo cual significa que los hijos de Israel ya no son esclavos, ni siquiera de los deseos de sus ojos y así podrán superar los malos instintos con la ayuda del Eterno. El deseo que despierta esta prenda es el de ser moralmente puro, activando la certeza que el Eterno es mi Elohim y que yo vivo para Él. Por eso, soy santo como Él se santo.

La Torá nos garantiza que por cumplir esta Mizva recordaremos todos los preceptos de YHVH. La palabra «tzitzít» suma numéricamente 600 y si sumamos a ella los ocho hilos y los cinco nudos (8 + 5) que el tzitzít posee, llegaremos a la cuenta de 613 Mizvot que la Torah nos enseña.

Los cinco nudos hablan de los cinco libros de Moshé y los cinco sentidos del hombre que están involucrados en la obediencia a los mandamientos. Las ocho hebras hablan de lo sobrenatural que se introduce en lo natural, mediante la entrega de la Torah y del Mesías que también vino del cielo, como lo escribió el apóstol Juan:

“Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo.”

(Juan 3:13)

Los cuatro flecos que están en las cuatro direcciones nos recuerdan que tenemos la obligación de cumplir los mandamientos dondequiera que nos volvemos. Los Tzitzít representan dos testigos en frente de una persona y dos testigos detrás de ella, para advertirle contra el pecado.

La Torah nos enseña que el recuerdo de todos los mandamientos protege nuestros corazones y nuestros ojos del pecado. También nos enseña que si cumplimos los mandamientos somos santificados. Los mandamientos nos santifican, nos apartan del pecado y nos acercan al Eterno. Así que los Tzitzít nos ayudan a acercarnos al Eterno. ¡Qué bonito regalo!

En el libro del profeta Zacarías leemos que los varones redimidos que viven en una santidad real, no ficticia, serán los maestros futuros de las naciones que los buscarán con afán al ver como el Todopoderoso está con ellos en todos los aspectos, también de manera sobrenatural. Llegará el momento en la historia, y no está lejos, cuando diez varones de las naciones asirán de los bordes de un judío – donde están los cuatro flecos – y pedirán ayuda para caminar con Él.

“Así dice YHVH Tzevaot:

«En aquellos días diez hombres de todas las lenguas de las naciones asirán la esquina del vestido de un judío, diciendo:

‘Iremos con vosotros, porque hemos oído que Dios está con vosotros.»

(Zacarías 8:23)

La disciplina basada en el temor del Cielo es una de las condiciones para que lo sobrenatural pueda estar presente de manera constante. El varón redimido que sabe cumplir los mandamientos correctamente conoce a su Elohim (Dios) y Elohim está con él. Esa presencia divina es atractiva y es la que finalmente podrá ayudar a los de las naciones a caminar bien.