Oración

Sacrificio por la Culpa: El Poder de Practicar la Confesión

Asimismo esta es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa.
En el lugar donde degüellan el holocausto, degollarán la víctima por la culpa; y rociará su sangre alrededor sobre el altar. Y de ella ofrecerá toda su grosura, la cola, y la grosura que cubre los intestinos, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado. Y el sacerdote lo hará arder sobre el altar, ofrenda encendida a Jehová; es expiación de la culpa. Todo varón de entre los sacerdotes la comerá; será comida en lugar santo; es cosa muy santa. Como el sacrificio por el pecado, así es el sacrificio por la culpa; una misma ley tendrán; será del sacerdote que hiciere la expiación con ella. Y el sacerdote que ofreciere holocausto de alguno, la piel del holocausto que ofreciere será para él. Asimismo toda ofrenda que se cociere en horno, y todo lo que fuere preparado en sartén o en cazuela, será del sacerdote que lo ofreciere. Y toda ofrenda amasada con aceite, o seca, será de todos los hijos de Aarón, tanto de uno como de otro.

(Levítico/ Vayikrá 7: 1-10)

Lo maravilloso de investigar la Instrucción (Torah) es que al describir lo que se debía de hacer con los sacrificios, ella nos transmite mensajes y enseñanzas claramente aplicables para nuestra vida cotidiana hoy.

Todos hemos pecado, y una de las consecuencias del pecado es la culpa. El Eterno nos creó con una conciencia moral que nos permite discernir internamente entre el bien y el mal. Todos tenemos una naturaleza pecadora:

«Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros»

(I Juan 1:8).

En el pasaje de Vayikrá notamos que la cosmovisión divina primeramente nos llama a estar agradecidos por los sentimientos de culpa que aparecen después del pecar, porque éstos nos conducen a buscar el perdón y la restauración celestial.

Al establecer este korban (ofrenda o acercamiento) el Eterno desea que comprendamos que los sentimientos de culpa deben de ser elevados y ofrendados. Luego, y a través de ello, corregidos para generar una reparación transformadora (tikún).

Ante esto la pregunta práctica es: ¿cómo hacemos para elevar un sentimiento de culpa, ofrendarlo al Eterno y por ende corregirlo desde Su fuerza?

Primeramente, tomando consciencia de que lo elevamos a través de comprender y aceptar que ese sentimiento de culpa es algo que nos envió el mismo Yahvéh para que recapacitemos y corrijamos nuestras conductas.

Luego, una vez que recapacitamos, se produce en nosotros el arrepentimiento (teshuvá). Así corregimos nuestra conducta y hacemos aquello que está en nuestras manos poder hacer a fin de reparar los daños causado por el error (tikún). Por ello, debemos de «ofrendar» a Yahvéh dicho sentimiento de culpa, para que éste no nos impida vivir con alegría, mejorarnos y servir a Su Nombre, logrando por medio de ello, exactamente lo opuesto que el Eterno en realidad quiere cuando sentimos esta clase de sentimientos.

Y esto es así, sencillamente porque Yahvéh nos creó para que seamos exageradamente felices (bienaventurados), y así cumplir fielmente con nuestra misión de propósito en la vida, a fin de que realmente sintamos que con nuestro accionar estamos marcando una diferencia.

Sin embargo, los sentimientos de culpa, sino se elevan al Eterno, pueden ser una carga aplastante. El rey David se sintió muy abrumado por sus errores, por eso escribió: “Mi culpa pesa sobre mi cabeza como una enorme carga. Me estoy hundiendo.” (Salmo 38:4 – PDT). Algunos hermanos han llegado a deprimirse pensando que YHVH nunca los perdonará (2 Corintios 2:7).

La persona que se siente culpable tiende a practicar el autocastigo de diferentes maneras: negándose las bendiciones, induciendo enfermedades y dolencias (sin causa física) en su cuerpo. Por esta actitud errada, se obsesiona hasta caer en angustia, ansiedad, depresión y sobre todo no se siente en comunión con Dios pues teme a su juicio.

En los siguientes versículos bíblicos puedes ver como el pecador siente dolencias físicas a causa del sentimiento de culpa provocado por el pecado y el temor al juicio de Dios.

«Enmudecí y callé; guardé silencio aun acerca de lo bueno, y se agravó mi dolor«

(Salmo 39:2).

«Mira oh Señor, que estoy angustiado, hierven mis entrañas, mi corazón se revuelve dentro de mí, porque he sido muy rebelde. En la calle la espada mata, en la casa es como la muerte«

(Lamentaciones 1: 20).

Y si los sentimientos de culpa nos debilitan o nos paralizan y hacen que vivamos con tristeza constantemente flagelándonos, entonces sin lugar a dudas que dichos sentimientos se transformaron en algo detestable e impuro, que va en contra de la voluntad del Eterno.

El Eterno quiere que tú disfrutes de una conciencia limpia. Desea que cuando hables de él y de sus promesas a otras personas, lo hagas con gozo, buena conciencia y un corazón sincero (Salmo 65:1-4). Por eso YHVH nos invita de este modo:

“Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor”

(Hechos 3:19).

El olá (holocausto) de culpa nos recuerda que siempre debemos acudir al arrepentimiento (teshuvá) y confesión ante el Eterno para reconciliarnos con Él y estar en comunión con Su Presencia en medio de nosotros. Debe hacerse en oración directamente con el Señor o en unión con hermanos maduros espiritualmente.

El holocausto de culpa implantaba en cada hebreo la enseñanza de que la confesión es la forma de liberación del sentimiento de culpa. La misma tiene dos dimensiones: confesión ante Yavhéh y también ante los hombres que Él ha habilitado para ello por medio de su vocación pastoral.

«La oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados. Por tanto confesaos vuestros pecados unos a otros, y orad unos por otros para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho»

(Santiago 5: 15,16).

 

Este pasaje nos da la certeza de que la confesión del pecado en oración, da salud, paz interior y restaura la comunión con Dios. En una manifestación de la sabiduría vivencia, el rey Salomón escribió:

«El que encubre sus pecados no prosperará, más el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia»

(Proverbios 28:13).

Estamos hablando de confesión y arrepentimiento verdadero y no un autoengaño como «permiso para seguir en el pecado«, porque al Eterno nadie le engaña (Gálatas 6:7).

Por consiguiente, lo que debemos de hacer cuando sentimos sentimientos de culpa que eventualmente nos paralizan y nos impiden cumplir nuestro propósito, es aconsejarnos con personas sabias que tienen experiencia en cómo corregir dicha clase de sentimientos, de modo tal que podamos continuar nuestro camino por la vida, con firmeza, alegría, vitalidad y plenitud. Y como está escrito que el preso no se libera a sí mismo de la cárcel, es sumamente importante consultar con una persona sabia que nos ayude a salir del terrible «calabozo» que representa el vivir con «sentimientos de culpa», para que podamos continuar «celebrando la vida» como idealmente deseamos; aprendiendo además de esto, para posteriormente poder ayudar a los demás.

Confesarle al Eterno los pecados y hablar con los presbíteros (ancianos pastorales)  puede parecer muy difícil, pero ayuda mucho a reconectarse con la fuente de la Vida. De hecho, a David también le costó. Las Sagradas Escrituras indican que durante un tiempo no le contó a nadie los pecados que había cometido (Salmo 32:3). Pero luego vio los beneficios de confesarlos y de corregir sus errores.

Uno de los beneficios más grandes fue que David volvió a ser exageradamente feliz (bienaventurado). Él escribió: “¡Bienaventurado el que ha sido absuelto de su pecado y liberado de su falta!” (Salmo 32:1, El libro del Pueblo de Dios). También le pidió a Dios: “Abre mis labios, oh Señor, para que mi boca anuncie tu alabanza.” (Salmo 51:15). David se sintió muy aliviado y agradecido al Eterno, y eso lo impulsó a alabarlo delante de otras personas.

¿Por qué debía de degollarse el sacrificio de elevación, en el mismo lugar donde era degollado el sacrificio de culpa, y por que una vez que esto había sido hecho, la sangre debía de tirarse alrededor del altar?

Y la respuesta es, que lo que la Torah nos quiere enseñar, es que si realmente queremos crecer y elevarnos, debemos de eliminar previamente todos aquellos sentimientos de culpa que negativamente nos paralizan, impidiéndonos hacer aquellas cosas buenas que podríamos llegar a realizar. Y la eliminación de esta clase de sentimientos para poder servir al Señor con amor y alegría, dedicándonos a amar y beneficiar de ahora en más a nuestros semejantes, es la corrección más elevada y positiva que puede haber para dicha clase de sentimientos, siendo considerado esto, ¡santo entre lo santo!

 

En este holocausto la sangre debía ser rociada alrededor del altar codificando así un mensaje maravilloso y práctico.  Esa sangre, que como sabemos representa a nuestra energía vital, no debía de ser destruida ni quemada, sino que por el contrario, debía de ser tirada «alrededor del altar», para que, cuando llegue el momento indicado, podamos volver metafóricamente a utilizar nuevamente dicha energía, encausándola de la manera correcta para así podernos superar, en todo desafío que la vida presenta. Es decir que la corrección de nuestras malas cualidades no pasa por destrozarlas y destruirlas, sino por tomar la energía que antes utilizábamos negativamente en ellas, canalizándolas en la dirección correcta, otorgándoles un propósito que contribuya con nuestra elevación y nuestro crecimiento, en todos los ámbitos, y especialmente en el de nuestro lugar celestial (o espiritual) que tenemos en el Mesías.

Finalmente, si el pecado ha sido confesado, ha habido arrepentimiento genuino, y ha sido perdonado; entonces es tiempo de dejarlo atrás. Recuerda que nosotros que hemos venido a Yeshúa como nuestro Gran Sumo Sacerdote, hemos sido hechos nuevas criaturas en Él. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17). Parte de las cosas “viejas” que “pasaron” es el recuerdo de pecados pasados.

Al meditar en este pasaje del libro Vayikrá nuestras conciencias se elevan en el regocijo de entender que nuestro Abba Celestial en su dinámica de salvación para cada uno de nosotros, hizo que Yeshúa, su Hijo, la Luz Primordial, pagara el precio por nuestras culpas.

Apreciado lector/a si verdaderamente has creído y aceptado que Yeshúa HaMashiaj pagó el precio por tus pecados debes asumir el derecho de sentirte limpio y sin mancha por su sangre en la cruz. Limpio de todo sentimiento de culpa, real o falso.

¿Por qué Clamas a Mí?… ¡Deja la Oración y comienza la Acción!

Entonces YHVH dijo a Moisés:
¿Por qué clamas a mí?
Di a los hijos de Israel que marchen.
Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.
Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Yahvéh, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.

(Éxodo 14: 15-18)

Pocos días después de haber decretado la liberación a los hijos de Israel, faraón, arrepentido por esta acción, resolvió en su corazón hacer volver a Israel para recuperar la mano de obra que había dejado ir. Entonces mandó a su ejército para que persiguieran a los hebreos y los retornaran cautivos.

 

Cuando el pueblo del Eterno se percató de esto, se encontraba justo al frente del Mar Rojo. Tenían solamente dos opciones: volver hacia atrás y que sus enemigos los hagan pedazos o continuar hacia adelante y morir ahogados. No tenían salida. Se encontraron en una encrucijada y temieron. Dudaron en su corazón, y entonces fueron a Moisés con quejas.

 

No había por donde escapar, no había por donde huir. Los hebreos estaban sin salida, por un lado el Mar Rojo enfurecido, y por otro, los carros de faraón, con todo un ejército de valientes. Los israelitas veían la muerte por todos lados. Los hebreos estaban asustados, estaban acabados desde su percepción.

 

En ese camino de aprendizaje, llamado desierto, el Eterno tenía que utilizar métodos para capacitar a Su Pueblo, uno de ellos fue el de las dificultades. Hasta ahora ellos, testigos de los milagros divinos en medio de cada plaga, habían pensado que todo era color de rosa. (Cómo también a muchos de nosotros nos gustaría que fuera así). Ahora, ellos estaban comenzando a entender la lección que en el propósito eterno de YHVH, todas las circunstancias ayudan a bien (Romanos 8:28).

 

Leemos que en este momento el pueblo de Israel comenzó a reclamarle a Moisés y a decirle que hubiera sido mejor seguir sirviendo en Egipto que morir en el desierto. Y Moisés siendo el líder muestra ante el pueblo una gran determinación, y entonces dice:

 

“… No temáis; estad firmes, y ved la salvación que YHVH hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. YHVH peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.”

(Éxodo 14:13, 14)

 

Moisés, en otras palabras, está animando al pueblo diciéndoles: «¡no teman!, pueden perseguirnos los egipcios y confundirnos, pero YHVH está de nuestro lado! ¡Dejemos nuestros malos pensamientos a un costado! ¡No hace falta entender lo que sucederá, sino creer en la salvación de YHVH!«. Era necesario recordarles a los israelitas que, aunque «salieron de Egipto en formación de combate» (Éx. 13:18) y «marchaban con aire triunfal» (Éx. 14:8), sería el Eterno quien les otorgaría la victoria.

 

Ante el pueblo, Moisés estaba llenos de fe; pero ante el Eterno, vemos que él clamó en desesperada oración. Esto era bueno porque Moisés debía de mostrar confianza ante la nación para incitar su fe, pero delante del Eterno, él debía mantenerse humilde y totalmente dependiente.

 

 

¿Por qué clamas a mí?”, preguntó el Eterno a Moshé. Con este cuestionamiento la revelación sanó el alma del profeta. Es claro que existe un tiempo para orar, pero también hay tiempo para actuar. Podría bien estar en contra de la voluntad de Dios el detenerse de hacer para orar solamente en una situación en particular. Este era un momento para acción, y Moisés podría orar a lo largo del camino.

 

«Y tú alza tu vara, y extiende tu mano«. Estas eran instrucciones sencillas las cuales se conectarían con un poderoso milagro. De la misma manera, el más grande milagro de salvación ocurre con estos sencillos actos de nuestra parte. El Eterno le dice a Moshé que es el momento de entrar en acción. No hay nada que esperar. De alguna manera el Eterno dice a Moshé: «¡Antes que el ejercito egipcio se acerque más, levanta tus manos y dile al pueblo que comiese a marchar!«

«La Voz Divina dice siempre a Israel: ¡Marchad! Ya sea que se encuentre ante vosotros el mar Rojo, las persecuciones antiguas o la intolerancia moderna, marchad, proseguid, avanzad siempre hacia adelante. No miréis hacia atrás, donde yacen en ruinas los pueblos que os persiguieron, sino mirad hacia adelante, donde se abren en toda su grandeza los magníficos horizontes del futuro de la humanidad. ¡Marchad! Las olas del mar no apagarán el vigor de vuestra existencia; los ríos de vuestra sangre derramada por los tiranos no destruirán vuestro nombre y vuestra gloria. ¡Marchad! Estáis por encima de los elementos, del tiempo y del espacio.

Avanzad siempre y no retrocedáis« (autor anónimo).

 

Suena asombroso, pero el Eterno le dijo a Moshé ¡que dejara de orar y se moviera! La oración debe tener un lugar vital en nuestra vida, pero también hay que tomar acción. Debemos reconocer que existen ocasiones en nuestras vidas en que sabemos exactamente lo que debemos hacer, pero en vez de actuar, nos ponemos a orar buscando mayor dirección al respecto. La realidad es que estamos buscando una excusa para no tomar acción.

 

Para concluir, cabe aquí citar lo que el famoso predicador Charles Spurgeon sostenía:

Hay tiempo para orar, pero también hay tiempo para una actividad santa. La oración se adapta para casi cualquier ocasión, pero no solamente la oración, pues viene, en ocasiones como esa y hoy, un momento en que la oración debe tomar un lugar secundario.”

 

Este es un aspecto de la vida espiritual de la cual es raramente reflejada, pero el apóstol Pablo (en Efesios 3:10-11) nos dice que Dios usa a Su gente para enseñar a seres angelicales. Cuando YHVH nos libra de la tentación o la crisis, es tanto un testimonio para nuestros enemigos invisibles como lo es para nosotros. Él usa cada victoria en nuestra vida para decir a nuestros enemigos invisibles acerca de Su poder y habilidad para obrar en y a través de nuestra frágil humanidad redimida en Yeshúa.

 

Entendemos pues, por las palabras expresadas por el mismo Eterno, que siempre hay algo más por hacer que solamente orar. No solamente debemos de rogar a YHVH, nuestro Dios, por ayuda, también debemos tener visión para hacer camino a la ayuda de Dios. ¡Hay momentos en los que no tenemos que clamar a Dios, sino, actuar!

 

Si sabemos lo que tenemos que hacer, ¡es hora de ponernos en marcha!

 

Con amor y en servicio: P.A. David Nesher

Plegaria de Protección para Israel.

«Él, que bendijo a nuestros patriarcas Abraham, Itzjak y Iaacov, que bendiga a los combatientes de las Fuerzas de Defensa de Israel, quienes defienden nuestra tierra y las ciudades de nuestro Dios, desde la frontera con el Líbano hasta el desierto de Egipto, y desde el Gran Mar hasta llegar a la Aravá, por tierra, por aire, y por mar.

Que el Todopoderoso haga que los enemigos que se levantan en nuestra contra sean fulminados delante de nuestros soldados.

Que El Santo, Bendito es, proteja y libere a nuestros luchadores de todo problema y peligro, y de toda plaga y enfermedad, y que Él mande bendiciones y éxito en cada obra de sus manos.

Que Él disponga que nuestros soldados derroten a nuestros enemigos y que les garantice la salvación y los corone con la victoria. Y que se cumpla para ellos el versículo:

«Porque es el Señor, tu Dios, quien va contigo a la batalla contra tus enemigos para que te salves».

Y ahora respondamos: Amén.

 

¿Quién luchó con Yaakov (Jacob)?

Por P.A. David Nesher

Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Cuando vio que no había prevalecido contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él. Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob. Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido.«

(Génesis 32:24-28)

En su regreso a la Tierra Prometida, Yaakov estaba anticipando el encuentro que tendría con su hermano Esaú. Pero antes de encarar a su hermano, nuestro padre tenía que tener otro encuentro… Ese encuentro que tarde o temprano todos enfrentamos, y que nos cambia la vida. El conocido «Encuentro Personal con Dios«.

Yaakov estaba viviendo un momento crítico en su vida. Estaba por enfrentarse con Esav, y tenía mucho temor. Aunque había orado a Dios, pidiendo Su ayuda (v.9-12), seguía confiando en parte en su propia astucia, como lo evidencian los v. 13-21.

Yaakov, aunque contaba 97 años sobre sus lomos, todavía dominaba su propia vida. Era un hombre sumamente fuerte. Hasta ahora no había tenido la experiencia de la entrega total al Eterno. Su fuerza era él mismo.

«Y Jacob se quedó solo, y un varón estuvo luchando con él hasta rayar el alba» (32:24).

Esa noche, Yaakov había hecho cruzar el arroyo a su familia, y luego se fue a un lugar solitario para meditar y orar, y derramar su corazón ante Dios. Por fin Yaakov se quedó sólo. Allí es donde el Eterno lo quería. Quería tratar con él a solas. Él se quedó solo, y de repente fue consciente de una pelea. Una pelea que vibraba en tres planos: físico, psíquico y espiritual. Una lucha que descubrió tenía en su interior desde hacía muchos años, y que se manifestaba en cada uno de los días que había vivido (leer Romanos cap. 7). Yaakov, en su soledad, descubrió que en su interior tenía una lucha que desde su alma impedía una perfecta relación con el Eterno. Dicha batalla interior, se fundamentaba en las heridas que su alma tenía con su hermano Esav.

Lo primero que notamos es que un varón estuvo luchando él hasta el amanecer en el vado (del río Jordán) llamado Jaboc. Es significativo que el nombre Jaboc significa luchador. Hay un juego de palabras aquí con luchó y Jaboc. Entonces prestemos atención a esto.

En hebreo, la palabra Jaboc es yabok, y la palabra luchar es yaaveik. La palabra hebrea para lucha se encuentra sólo aquí y en el siguiente versículo, y en ningún otro lugar en toda las Sagradas Escrituras. Esta palabra en sí proviene de la raíz avak que significa polvo. Así que el significado básico de esta palabra es el polvo que se levanta mientras lucha. Pero, lo que hace interesante a este nombre, es que espiritualmente significa: «el hombre que lucha para dejar de ser simplemente polvo» o «el hombre que lucha para levantarse del polvo«. Es decir que esta fue una lucha que incitó al patriarca a batallar contra las tentaciones, en procura de su evolución espiritual. 

En base a eso, esta escena de la vida de nuestro padre es muy relevante y trascendental, ya que en ella se describe la lucha interior de todo ser humano que quiere trascender lo material y elevarse a la plenitud de la imagen divina (Imago Dei) que se le ha otorgado por creación. Esta batalla jamás se logra ganar desde la soledad egocéntrica, sino solamente desde un Encuentro Personal con el Mesías. Por todo ello, evidentemente el nombre Jaboc se le dio al río en una fecha posterior para recordar la increíble experiencia de Jacob esa noche.

Entonces, ¿fue un hombre o un ángel el que luchó con Yaakov toda lo noche? Su identidad emerge gradualmente, y Yaakov se apresura a tomar cada pista.

No parece haber ninguna duda de que el autor de este pasaje (se cree que probablemente fue Yaakov) lo destinó para que fuera tomado literalmente. En lo que se refiere al misterioso luchador, él estaba en forma de un hombre, pero en realidad era un ángel. En cuanto a lo que la Torah nos dice acerca de la identidad del personaje, lo llama explícitamente «Ish» (32:25), que quiere decir: «varón» u «hombre«. Yaakov lo consideró como «enviado de Dios«, y no es extraña esta identificación, como antecedente tenemos que en Bereshit/Génesis 18:2 podemos leer acerca de la visión de tres hombres (anashim en hebreo, plural de ish) frente a Avraham, de los cuales luego reconocemos que son enviados del Eterno, e incluso se asume que son la misma presencia de Dios, por lo que no hay duda de que los ángeles pueden asumir las características físicas de los hombres si tienen que hacerlo. El Espíritu Santo indica que se trataba de un ángel como el SEÑOR inspiró a escribir al profeta Oseas:

«En el vientre tomó por el calcañar a su hermano, y en su vigor luchó con Dios.
Luchó con el ángel y prevaleció; lloró, y alcanzó misericordia.
En Bet-’El lo encontró, y allí habló con nosotros.
¡Sí, YHVH es ’Elohey Shebaot!
¡YHVH es su nombre!

(Oseas 12:3-5)!

El primer hecho misterioso de este pasaje es justamente que dicho ser espiritual apareció con forma humana. De acuerdo a lo explicado con respecto al río Jaboc, al ser contra el cual lucho Yaakov suele ser considerado como el «agente celestial de Esav/Esaú«, que es otro de los nombres del Yetzer HaRá (inclinación hacia lo negativo – carne ).  Por tanto, esta historia remarca que Yaakov no peleó contra algo ajeno a él, sino contra una parte de sí mismo, que dicho ser celestial materializa. Es decir que nuestro padre luchó:

  • contra sus propias tendencias a apartarse del camino del Bien,
  • contra su deseo por prevalecer empleando métodos reñidos con la ética y moral,
  • contra sus apetencias irracionales,
  • contra su anhelo de éxito sin miramientos,
  • contra su ambición material,
  • contra su olvido de perseguir lo trascendente en lugar de lo fugaz,
  • contra la imagen que había internalizado, y por tanto integrado a su personalidad, de su extraviado hermano Esav.

Así, vemos que nuestro padre Yaakov llegó a un punto en su existencia en la cual por primera vez descubrió sus heridas errores y hábitos descaminados, es decir, ante el encuentro crucial con su hermano, el patriarca desnudó para sí su alma, ante el Señor, y cuando reconoció lo que no era correcto, luchó contra sí mismo junto al poder del Eterno.

En esta primera instancia, las líneas sagradas nos enseñan que cuando un escogido lucha contra esa parte perversa que compone su ser, contra lo que lo aleja de su esencia más preciosa, contra lo que abjura del Eterno. Cuando el redimido se esmera y esfuerza por crecer, en lugar de vegetar o afanarse por el triunfo vacío, entonces, la persona está haciendo lo que hiciera Yaakov. Y si vamos armados con Torah (Instrucción) y sus preceptos, junto a la voluntad de combatir hasta las últimas consecuencias, entonces, estamos en condiciones de vencer nuestro Yetzer HaRá (inclinación a lo negativo -carne-), y así vencernos a nosotros mismos. Sólo de ese modo lograremos superar nuestra antigua identidad apática y pasar a ser una nueva persona, alguien capaz de enfrentarse sin tapujos contra lo negativo, y adentrarse en lo positivo para ya nunca más fracasar.

Sin embargo, en la evaluación de Jacob, su oponente de lucha era más que un simple ángel encarnando su vieja naturaleza herida. Era nada menos que el «Ángel del SEÑOR«, es decir, el Mesías pre-encarnado, y la manifestación visible del Dios invisible.

Cuando Jacob (hebreo: Yaakov) comenzó a orar esa noche, poco sabía que como él clamó a Yahvéh por fuerza y ​​liberación, acabaría luchando con Dios mismo. De la forma en que él luchó en la oración, fue con la sensación de que el SEÑOR estaba realmente presente con él. A medida que él gritó más y más en la oración, la presencia del Eterno se hizo más y más real para él hasta que, de repente, ¡Él era real! Los brazos levantados de Jacob en realidad estaban aferrados a YHVH mismo, Dios en forma humana. Fue una larga lucha indecisa. Pero una vez que se dio cuenta Yaakov con quien peleaba, declaró: «No te dejaré, si no me bendices«. Yaakov no estaba luchando más, sólo se estaba aferrando. Yaakov sintió que, si se soltaba por un momento, significaría que Dios le había dejado su oración sin respuesta; y así se aferraba desesperadamente, pidiendo al mismo tiempo Su bendición. Se dio cuenta de que no se llega a ninguna parte luchando y resistiendo a Dios. 

Así, al ver que la fe y la comprensión de Su siervo fueron creciendo mientras se aferraba, El SEÑOR en Su gracia permitió a Jacob que se sujetara a Él. Nuestro padre Yaakov ha sido reducido al lugar donde lo único que puede hacer es aferrarse al Eterno con todas sus fuerzas. Él ya no puede pelear, pero sí puede agarrarse bien. No es un mal lugar donde estar. La única manera en que usted consigue algo con Dios es cediendo y simplemente aferrándose a Su Presencia.

Al rayar el alba, el Ángel de Yahvéh misteriosamente pidió a Yaakov: “Déjame…” (v.25). En algún momento, cuando el Señor vio que no podía dominar a Yaakov, le dio la bendición que buscaba. Al parecer, ¡Yaakov podía más que Él! No era porque Yaakov era más fuerte que el Mesías. No era que Él no podía dominar a Yaakov, sino que Él permitió a Jacob aferrarse. Las palabras del Señor se deben, más bien, a la tenacidad con la cual Yaakov ‘peleaba’, y su insistencia en seguir confiando en sí mismo, en vez de ‘soltar’ su autoconfianza, y aprender a confiar en Dios. Pero viendo que no podía con él, le atacó el encaje de su muslo, y se le descoyuntó el muslo a Yaakov mientras luchaba con él (32:25), para que recordara por siempre esta experiencia. 

Esta acción no debe ser tomada como un castigo, sino como parte del discipulado del patriarca. Esto representa la manera en que a veces Dios tiene que quebrantarnos, para que dejemos de confiar en nosotros mismos, y aprendamos a confiar incondicionalmente en Él. Esto sería un recordatorio continuo de este encuentro único. 

Sin embargo, Yaakov siguió luchando por la bendición, a pesar de tener el muslo descoyuntado. Esta descoyuntura en Yaakov fue su castigo por querer huir y no depender de Dios. Aquí, el Señor está contestando la oración de Yaakov que encontramos en Génesis 32:9-12. Pero antes de que Yaakov pueda ser librado de la mano de su hermano, tiene que ser librado de su propia voluntad y autosuficiencia. Yaakov pensaba que el verdadero enemigo estaba fuera de sí, o sea, Esav. En esta lucha descubrió que el enemigo verdadero era su propia naturaleza carnal, que no había sido conquistado por Dios.

El Eterno tendrá la victoria en nuestras vidas si es que nosotros dejamos nuestro ‘yo’ (ego) al gobierno de Dios. Mientras no sea así, habrá una lucha constante entre el Señor y nosotros.

El Nombre de Jacob Fue Cambiado (vv. 27-28)

Cuando el Ángel de Yahvéh le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” (v.27), no era porque no lo conocía; sino porque quería confrontar a Yaakov consigo mismo. El Señor quería llegar a ese punto en su vida, al punto de confesar quien verdaderamente era en sí mismo. Era necesario admitir que su nombre significaba lo que hasta ese momento su hermano Esav había dicho: «suplantador» o «estafador» (Gén. 25:26; 27:36), lo cual implica un reconocimiento de que había algo en él que no era agradable ante el Cielo, al ser capaz de mentir, engañar y hurtar para obtener beneficios materiales y espirituales. Fue un nombre apropiado para un hombre que siempre tomaba lo que quería a la fuerza o por medio de estrategias humanas. Pero ahora recibe otro nombre. El Ángel del Señor dice:

“No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.” 

(Génesis 32: 28)

Israel” este nombre significa «el que lucha con la fuerza del Principio de Dios» y así vence a los hombres (Esav y Laván).

Lo extraño de esto es que Dios le dice: “y has vencido” (v.28) en un sentido de felicitación. ¿Por qué lo felicita por eso?

Uno pensaría que la manera en que venció, tanto a Esav como a Labán, no merecía una felicitación, por parte de Dios; menos una felicitación por haber estado peleando con Dios, hasta vencerlo. Al parecer, Dios lo estaba felicitando, por su perseverancia. La perseverancia en su lucha con Dios debe entenderse en el sentido de la oración. Yaakov no estaba dispuesto a dejar de orar y clamar al Señor, hasta que Él se comprometiera a darle la victoria.

Yaakov venció en el sentido de que aguantó a través de su batalla hasta que Dios lo conquistó completamente. Cuando luchas contra Dios, solo ganas por perder y por no darte por vencido hasta que sabes que has perdido. Así es como Yaakov venció.

Esto es muchas veces lo que Dios tiene que hacer con nosotros. Tiene que llevarnos a reconocer nuestras debilidades y nuestra naturaleza pecaminosa. Lo mismo que el Eterno enseñó a Yaakov allí en Peniel, hoy nos está hablando a través del Espíritu de Yeshúa. Para poder avanzar y crecer en la vida espiritual, tenemos que ser suficientemente honestos, y reconocer quienes somos ante el Eterno cuando aún no nos sometemos a su señorío: simples pecadores.

La importancia del nuevo nombre de Jacob fue que le permitió entender su nueva pertenencia. Ahora su identidad dependía del Eterno como su único Dueño. El nuevo nombre sería para recordarle siempre su nuevo destino, y la cojera adquirida sería para recordarle siempre que vivir en el temor de YHVH sería el único secreto del éxito en su peregrinar por la vida (Proverbios 9:10).

Antes de regresar a la Tierra Prometida, Yaakov se encontró con el Eterno. Este evento fue un punto de inflexión en su vida. Para Yaakov, la victoria en la oración fue recibir la bendición de Dios. Él la pidió (v.26), y la recibió (v.29). El texto no indica en qué consistió dicha bendición. En parte, pudo haber sido su nuevo nombre; y en parte, la liberación de las manos de Esaú. Yaakov recibió un nuevo nombre que indicaba la naturaleza de su nueva relación con Yahvéh.

Finalmente, se enteró de que en el modo de hacer las cosas del Señor, la fuerza llegaría a través de la debilidad de su alma frente al poderoso Trono del Eterno. Nuestro padre Yaakov terminó débil físicamente (v.31), pero más fuerte espiritualmente. Eso lo evidencia el siguiente capítulo (Gén. 33:3), cuando él se coloca al frente de su familia, para ir al encuentro con Esav. Ya no estaba confiando en sus estrategias humanas, sino en solamente en la Benevolencia del Eterno.

Plegaria hebrea por los hijos.

Tú eres el Eterno nuestro Dios, antes de haber creado el universo,

y Tú eres nuestro Dios desde que creaste el universo,

y eternamente Tú eres el Poder único.

Tú creaste tu mundo a fin de dar a conocer Tu divinidad por medio de Tu santa Torah, como afirmaron nuestros sabios, de bendita memoria:

Bereshit, por el principio, por la Torah y por Israel (fue creado el universo)”.

Pues ellos son Tu pueblo y Tu heredad que Tú escogiste entre las demás naciones,

y les entregaste Tu santa Torá y los acercaste a Tu gran Nombre.
Y para preservar el mundo y preservar la Torá Tú nos trasmitiste dos mandamientos que escribiste en Tu Torá.

Uno es “fructifíquense y multiplíquense” (Bereshit 1:22),

y el otro “enseñarán (las palabras de Torah) sus hijos” (Debarim – Deuteronomio 11:19).

Y realmente el propósito de ambos es el mismo, ya que el mundo no fue creado para quedar desolado, sino para ser habitado,
y para Tu gloria lo creaste y perfeccionaste para que nosotros y nuestra descendencia, así como la descendencia de todo Tu pueblo Israel, conozcan Tu nombre y estudien Tu Torá.

Y por eso yo vengo ante Ti, Eterno, Rey de reyes, y presento mi súplica.

En Ti pongo mi deseo de que me concedas gracia y escuches mi oración,
enviándome hijos e hijas, y que ellos y la descendencia de ellos, también fructifiquen y se multipliquen hasta el fin de todas las generaciones,

a fin de que todos nos dediquemos a Tu santa Torá, para aprender, enseñar, guardar,
cumplir y mantener todas las palabras de estudio de Tu Torá con amor.
Ilumina nuestros ojos con Tu Torá y haz que nuestro corazón se apegue a Tus
preceptos, con el propósito de amar y temer Tu nombre.

Padre nuestro, Padre misericordioso, concédenos a todos nosotros una larga vida llena de bendición.

¿Quién es como Tú, Padre misericordioso, que con
piedad recuerdas a Tus criaturas para la vida?

Recuérdanos para una vida espiritual eterna, tal como oró nuestro padre Abraham:

Ojalá viva delante de Ti”, lo que explicaron nuestros sabios, de bendita memoria, en el sentido
en que viviera “con temor a Ti”.

Por ello es que he venido a pedir y suplicar ante Ti que para siempre mi
descendencia entera sea toda ella idónea. Que nunca se halle en mí o en mi
descendencia entera ningún defecto, invalidación o impureza, sino que tenga
paz, verdad, bondad y rectitud ante los ojos de Dios y de los hombres. Que
todos mis descendientes sean estudiosos de la Torá, sabios en las Escrituras,
sabios y cumplidores de los preceptos, generosos y hacedores de bien, y altruistas.

Que te sirvan con amor y temor sincero y profundo, y no con temor superficial.

Otorga a cada uno de ellos lo suficiente para su manutención con honor,

concédeles salud y energía, buena presencia y hermosura, gracia y encanto,

y que entre ellos haya amor, hermandad y paz.

Y a cada uno de ellos preséntale su pareja idónea, progenie de eruditos en la Torá y hombres justos,
y que sus parejas sean iguales a ellos en todo lo que he rezado por ellos,

ya que una misma remembranza vale para todos.

Tú eres el Eterno, que conoce todos los misterios y delante de Ti están revelados los secretos de mi corazón.

Tú sabes que en todo esto mi intención es en aras de Tu Nombre grandioso y santo, así como en aras de Tu santa Torah.

Por tanto, oh Eterno, respóndeme gracias al mérito de nuestros ancestros, Abraham, Yizjak y Yaakob, y salva a sus descendientes por ellos,
para que las ramas sean iguales a las raíces, y también por Tu siervo David,
que es el cuarto pilar del carruaje celestial, y el poeta imbuido de inspiración
profética.

Canto de ascensiones

Venturoso es todo aquel que teme al Eterno, aquel que
anda en Sus caminos.

Cuando comas del esfuerzo de tus manos, venturoso eres y te irá bien.

Tu mujer será como una vid fructífera en los aposentos de tu casa.

Tus hijos serán como vástagos de olivos alrededor de tu mesa.

He aquí que así será bendecido el varón que teme al Eterno.

El Eterno te bendecirá desde Siónn, y verás lo bueno de Yerushalaim todos los días de tu vida.

Y verás a los hijos de tus hijos; paz para Israel.

Por favor, oh Eterno, que escuchas la oración, que en nosotros se cumpla el pasuk (versículo) que dice:

Y en cuanto a Mí, he aquí Mi pacto con ellos, dijo el Eterno:
Mi espíritu que está sobre ti y Mi palabra que he puesto en tu boca, no se
apartarán de tu boca ni de la boca de tu descendencia, ni de la boca de la
progenie de tu descendencia, afirmó el Eterno, desde ahora y para siempre
(Yeshayahu – Isaía 59:21).

Que la expresión de mi boca y la meditación de mi  corazón sean aceptables delante de Ti, Dios, mi fuerza y mi salvación”.

 

Los Trece Atributos de la Misericordia Divina

Por P.A. David Nesher

 

 

 

 «Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: 
«YHVH, YHVH, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable…»

(Éxodo. 34:6-7)

 

 

Mientras nuestras almas se someten a la decisión de entrar en 21 días de ayuno parcial, hallo conveniente compartir con todos ustedes uno de los más grandes secretos que el Eterno reveló y transfirió a su Pueblo Israel, para lograr transformar toda tragedia en alegría. Me estoy refiriendo a lo que el Señor proclamó acerca de Él, en cuanto a Su naturaleza benevolente, durante un episodio decisivo en la historia de nuestra salvación.

 

Después de su gran pecado con el ídolo de oro (Éxodo 32), Israel a los pies del Sinaí se había arrepentido, y por intercesión de Moisés, el Eterno los había restaurado otorgándoles una segunda oportunidad. Esta nueva temporada de la gracias del Eterno produjo en las generaciones venideras una conciencia que les permitió siempre mantenerse firmes en los momentos duros de la historia certeros de que el Misericordioso Dios sería propicio de ellos.

 

Desde los sacerdotes y hasta cada sabio de Israel se concuerda que estos dos versos contienen una lista de 13 atributos de la misericordia de Dios, por esta razón se lo denomina «las 13 misericordias del Señor«. Es tan poderoso el conocimiento divino que se recepciona en esta revelación que en Israel, desde los tiempos davídicos, y durante cada fiesta bíblica, los peregrinos recitan los 13 atributos de Dios en su peregrina hacia el Monte Santo.

 

Me gustaría conducirlos a sumergirse en el poder maravilloso que esta revelación divina nos entrega.

 

En los países occidentales, el número 13 a menudo se relaciona con la mala suerte. De hecho, muchos edificios multi-pisos no tienen un piso número 13 debido a las supersticiones.

Antes de hablar sobre el número 13, es necesario que se entiendan dos conceptos:

  • Primero, que cada letra en el abecedario hebreo, que se compone de 22 consonantes, posee un equivalente numérico.
  • Segundo, que tanto los sacerdotes, tanto como los profetas practicaban la «guematría». Ésta es la disciplina dedicada a encontrar significado más profundo o escondido en las Escrituras basado en el valor numérico de sus palabras. Eso produce resultados muy interesantes. Uno de los ejemplos más comunes es la palabra hebrea de jai (חי), o «vida,» que tiene un valor numérico de 18; leyendo de derecha a izquierda, la letra ח = 8 y la letra י = 10. Dado que esta palabra es tan importante, muchos donativos judíos monetarios vienen en múltiplos de 18.

Ahora bien es importante para nosotros notar que, desde la mentalidad hebrea, el número 13 no representa la mala suerte de acuerdo a la guematría profético-sacerdotal. Normalmente escrito como yod-guímel [יג], el 13 tiene el valor numérico de la palabra ahavá («amor,» con las letras alef-hei-bet-hei) [אהבה] y de ejad («uno,» como en la declaración diaria de que Dios es Uno, con las letras alef-jet-dalet) [אחד]. Trece es la edad de la responsabilidad, cuando un niño se convierte en «hijo del pacto» o bar-mitzvá. Clamamos por la misericordia del Eterno Dios al recitar lo que la Tradición Rabínica denomina como «shlosh Hesreh middot» (שלוש עשרה מדות), que traducimos como los Trece Atributos de la Misericordia de Dios según Éxodo lo revelado en el libro de Éxodo (Shemot) cap. 34, vv. 6-7.  Estos Atributos son los caminos de Bondad, Misericordia y Juicio, con los cuales Elohim conduce al mundo y a la humanidad.

 

La Torah nos relata que Moisés había pedido ver la gloriosa Presencia del Eterno (Ex. 33:18), así que aquí, Dios continúa respondiendo a su petición. La pregunta que se contesta aquí, tanto a Moisés, como a nosotros es: ¿Qué es la Gloria de Dios? Y la respuesta que el Señor da, rompe los paradigmas equivocados de toda religión. La Gloria de Dios es más que una visión y/o manifestación de poder y majestad divina. La Gloria de Dios incluye conocer su naturaleza, carácter y manera de relacionarse con todas sus criaturas. Por ello, debemos entender que la Gloria de Dios se revela por medio de Su Misericordia y Justicia, extendidas con gracia (favor inmerecido) sobre todos los hombres, llenándonos de beneficios diariamente.

 

El Eterno al atravesar a Moisés en la nube lo bendijo compartiendo una visión profética en la que Él mismo estaba envuelto en un manto (tal como el talit cubre a un líder de una plegaria pública) mientras recitaba estos trece Atributos de Misericordia. Haciendo esto Dios le dijo que cada vez que Israel errara debían decir estas palabras y Dios perdonaría. Desde entonces todos los hijos del Eterno contamos con una de las armas mas poderosas que tenemos: clamar con las trece cualidades de misericordia de Dios en las cuales mencionamos Su gran bondad y piedad, rogándole que se conduzca con nosotros con tolerancia y benevolencia. Así que si alguna vez están realmente en un caso de extrema urgencia y necesitan una salvación urgente ¡les recomiendo que se aprendan esta lista de memoria!

 

  1. YHVH – yud-hei-vav-hei (Esta mención al Tetragrámaton refiere en primer término a que el Nombre Inefable de Dios trasciende a la razón humana).
  2. YHVH – yud-hei-vav-hei. (Esta segunda mención del  Nombre YHVH da a entender que Él es quien origina todo lo existente y que implica «middat harahamim» (מדת הרחמים), es decir que la Misericordia de Dios es para con toda la creación.
  3. DiosEl. El Atributo  «El» (אל), significa en hebreo bíblico fuerza. Por lo tanto el Atributo Elohim (que incluye «El«) denota la plenitud; la fuerza y la idea de Dios Omnipotente, o la el que tiene la totalidad del poder para conducir todo lo creado por El.
  4. MisericordiosoRajúm (רחום): esto indica que el Eterno sólo hizo bondades con todo ser humano durante su estado embrionario mientras permanecía en el seno materno, en su desarrollo y crecimiento. El mismo término רחמים («Rajamim«) traducido como Misericordia, deriva de la palabra hebrea רחםRejem«, que quiere decir seno materno.
  5. Y Clemente – v’Janún (חנון): Indica la Bondad del Creador al dotar al ser humano con inteligencia y raciocinio.
  6. Tardo de ira – Erej Apayim: este Atributo divino, es el que acompaña al ser humano especialmente desde su nacimiento hasta su pubertad señalando que la persona humana no podría crecer ni desarrollarse si fuera juzgado únicamente con el atributo del rigor.
  7. Y grande en benevolencia – v’Rav Jesed
  8. Y Fidelidad – v’Emet
  9. Quien prodiga misericordia por miles de generaciones – Notzer Jesed l’Alafim
  10. Perdona la iniquidad – Nose Avon
  11. Y el pecado intencional – v’Fesha
  12. Y el error – v’Jataah
  13. Y purifica – v’Nakeh

 

Cuando terminamos de proclamar los 13 Atributos entonces declaramos audiblemente y desde nuestro corazón:

«Misericordioso y lleno de gracia, hemos pecado delante de Ti; ten misericordia de nosotros y sálvanos«.

Desde esta consideración de los Trece Atributos de la Misericordia, los invito a porofundizar el poder que se esconde en esta revelación:

Al meditar profundamente en los 13 atributos de la misericordia divina, descubrimos con asombros que son la forma en la cual el Creador se comunica con nosotros diariamente manifestándose como Abba (Papi). Esto significa que si el creador se comunica así con nosotros, cada uno de nosotros está obligado a comunicarse del mismo modo con su prójimo. Si así lo hacemos estos atributos nos protegerán como si fueran trece flechas (vectores) apostadas a nuestro favor, simplemente porque estamos siendo, en nuestro actuar, semejantes al Eterno.

Entonces analicemos cómo deberá ser nuestro carácter mesiánico una vez que Yeshúa nos penetra revelándonos al Padre en Su misericordia (Nota: al leer estos puntos compárelos paralelamente con lo puntuado en la descripción anterior):

 

  1. Todos nos equivocamos pero la Luz Infinita (Yeshúa) es misericordiosa y tiene la paciencia para que nosotros volvamos al camino, así debemos ser con los demás.
  2. Paciencia y tolerancia con los demás, nos obliga a no elaborar un juicio inmediato con nuestro prójimo.
  3. La Luz Infinita (Yeshúa) se olvida y deja pasar las cosas malas que hacemos. Esta es la esencia propia del perdonar.
  4. La Luz Infinita siente nuestro dolor. Así nosotros debemos sentir el dolor de los demás. Esto nos conduce diariamente a buscar el bien en los demás y para los demás.
  5. No guardar enojo ni rencor, ni a nosotros ni a los demás. La ira se hace positiva y constructiva.
  6. La Luz Infinita siempre busca lo bueno en nosotros, y nosotros debemos siempre encontrar lo positivo en las demás personas. Gracias a esto, realizamos solamente actos de bondad.
  7. Nosotros cambiamos y la Luz Infinita se olvida de nuestro pasado, así debemos ser. Esto significa que amamos y buscamos el bien para alguien que ha dañado y desea rectificar.
  8. La Luz Infinita con nuestra negatividad trata de ocultarla y no exponerla hasta que nos transformamos.  Nosotros debemos darle el tiempo al prójimo olvidando sus malas acciones.
  9. Cuando vemos que la gente hace cosas negativas nosotros queremos que sufran las consecuencias pero debemos inyectar misericordia y no desearle el mal. Debemos practicar la compasión.
  10. Actuar con honestidad. A veces tenemos que hacer juicio de otra persona, pero siempre debemos hacerlo con misericordia y mencionando en que.
  11. Actuar con bondad e indulgencia hacia los demás. La Luz Infinita da sin cálculos. Debemos tener la conciencia de dar y compartir. Estar en ese nivel de conciencia que YHVH anhela que tengamos.
  12. La luz siempre encuentra algo positivo en mi para darme misericordia. Nosotros siempre debemos buscar lo positivo en los demás. Debemos ayudarlos a llegar a hacer teshuvá (retorno) y no guardar rencor.
  13. Buscar maneras de mostrar misericordia y compasión a los demás. Recordar el pasado, nunca olvidarse de lo que hicieron por ti. Aunque ahora te hagan algo que no te guste, siempre recordar lo que alguna vez hicieron por ti o como te ayudaron a crecer. Desde allí obrar con ellos hacia hoy y hacia el mañana.

El pueblo de Israel, al recibir por medio de Moisés, este conocimiento, después de haber sido perdonado por el pecado del becerro de oro, captó la idea clara del propósito: así como el ser humano se comporta aquí abajo para el Eterno y su prójimo, igual será digno de abrir la calidad de esos atributos supremos desde arriba. Es decir que tal como él se comporta, así será la influencia de arriba y hará que esa calidad brille sobre su entorno. Esto conlleva el compromiso sabio de entender que no se trata simplemente de repetir oralmente estos trece atributos sino de representarlos fielmente en cuerpo y alma aquí en la Tierra.

 

Como podemos ver entonces, estos trece atributos no son tan solo ideas abstractas. Las mismas afectan los planos celestiales y los terrenales, fusionando, fusionándose y afectándose tanto desde «aquí abajo hacia arriba» como desde «allá arriba hacia aquí abajo».

 

Al considerar esta revelación no hay duda alguna que todos deberíamos alabar a Dios por esos maravillosos atributos, y pedirle que nos ayude a tratar a los demás con misericordia de la misma manera en que Abba nos trata a nosotros. Entonces, por favor, te pido que pienses en cada una de los atributos de la misericordia divina antes mencionadas y reflexiona en como poder imitarlos en cada uno de tus actos cotidianos.

 

 

¡Tzome Khal!Espero que tengas un ayuno llevadero y fácil!)

 

 

A continuación les comparto una canción que podrán utilizar como fondo cada vez que clamen al Eterno invocando Su Misericordia.

 


Nota:

Seguramente varios de ustedes vienen considerando hacer contribuciones a este ministerio de enseñanza que el Eterno me ha encomendado. Para aquellas personas que deseen hacer donaciones para la expansión de nuestra pag web y para la ejecución de nuevos proyectos de ayuda social, aquí les dejo el link que les permitirá hacerlo.

¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!

Una oración por su matrimonio… (para orar juntos)

Padre, en Tu Palabra está escrito que estimemos nuestro matrimonio como digno, precioso, de gran valor, y especialmente apreciado. Estamos de acuerdo con Tu Palabra y actuamos conforme a ella.  

Por nuestra propia voluntad, alejamos la contienda al ser prontos para escuchar, tardos para hablar y lentos para la ira. Confesamos y creemos que no nos ofenderemos el uno al otro ni nos sentiremos ofendidos el uno con el otro.

En Tu Palabra se nos declara que nos has unido con propósito y con poder; por tanto, nos comprometemos a ser el instrumento poderoso que Tú diseñaste que fuéramos en la Tierra. Deseamos ser un ejemplo de Tu amor ante nuestra familia y amigos.

 Padre, ahora, tomamos la decisión de calidad de vivir en armonía. Nos ponemos de acuerdo en no entregarnos al egoísmo que causará división y destrucción. Declaramos que valoramos y honramos nuestro matrimonio, manteniendo nuestro lecho matrimonial puro; y confesamos que éste se vuelve más fuerte cada día, y así también es de incentivo para quienes nos rodean.

Nos comportaremos con honra y decoro —amables, bondadosos, compasivos, comprensivos y amorosos, el uno con el otro—. Siempre estamos listos para creer lo mejor de cada uno, y con libertad nos perdonamos el uno al otro.

Padre, declaramos y establecemos que vivimos en una morada pacífica, y en un lugar de tranquilidad y descanso. Gracias, Padre, por hacernos herederos de la gracia de vida. Hacemos este compromiso ante Tu trono en el nombre de Jesús y con la autoridad de Tu Palabra. Amén.

(Referencias bíblicas para hacer esta oración y estudiar: Hebreos 13:4; 2 Timoteo 2:24-26; Colosenses 1:10; Filipenses 2:2, 4:7; Efesios 4:32, Isaías 32:17-18; Jeremías 1:12; Santiago 1:19, 3:2; 1 Pedro 3:7; Marcos 11:23; Mateo 18:19; Filipenses 2:3)

Oración por Nuestra Nación

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.

Nos sentimos heridos y agobiados.

Precisamos tu alivio y fortaleza.

Queremos ser nación,

una nación cuya identidad

sea la pasión por la verdad

y el compromiso por el bien común.

Danos la valentía de la libertad

de los hijos del Eterno Dios

para amar a todos sin excluir a nadie,

privilegiando a los pobres

y perdonando a los que nos ofenden,

aborreciendo el odio y construyendo la paz.

Concédenos la sabiduría del diálogo

y la alegría de la esperanza que no defrauda.

Tú nos convocas. Aquí estamos, Señor,

escuchando lo que tu Voz nos dice:

«Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde;

así encontrarán descanso» (Mateo 11:29).

Jesucristo,  te reconocemos como Señor de la historia,

por eso declaramos que te necesitamos.

Amén.

¿Cómo debo festejar Yom Kippur?

Por P.A. David Nesher

En estos años de transicionar hacia la perfecta voluntad de Abba en lo referente a valorar la Vida como una Fiesta, hemos comprendido que Yom Kipur es un día festivo especial de introspección y de profundo examen personal. Un día en el que se nos ha dado la posibilidad de acercarnos al verdadero propósito de nuestra vida, el sacerdocio de la Luz Infinita (Or Einsof) y por ese hecho, es considerado una festividad bendita y de suma importancia. Yom Kipur es la fiesta del Eterno que abre ante nosotros un mundo entero de discernimientos espirituales, refinados y maravillosos.

Yom Kipur es la forma hebrea de nombrar al Día de la Expiación. Fiesta especial del Eterno en la que el perdón y del arrepentimiento de corazón (teshuvá) se manifiestan con un poder transformador de circunstancias. Es considerado el día más santo y más solemne del año.

Yom Kipur es el ayuno más solemne del Pueblo de Dios. Durante el mismo, ningún alimento puede ser consumido en forma alguna (en todo el día), y está prohibido todo tipo de trabajo servil.  La Instrucción (Torah) dice:

 “A los diez días de este mes séptimo será el día de expiación; tendréis santa convocación, y afligiréis vuestras almas, y ofreceréis ofrenda encendida a Yahvéh. Ningún trabajo haréis en este día; porque es día de expiación, para reconciliaros delante de Yahvéh vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día, será cortada de su pueblo. Y cualquiera persona que hiciere trabajo alguno en este día, yo destruiré a la tal persona de entre su pueblo. Ningún trabajo haréis; estatuto perpetuo es por vuestras generaciones en dondequiera que habitéis. Día de reposo será a vosotros, y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del mes en la tarde; de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo.”

(Levítico/Vayikrá 23:27-32)

«Porque en este día se hará expiación por vosotros, y seréis limpios de todos vuestros pecados delante de YHWH. Día de reposo es para vosotros, y afligiréis vuestras almas; es estatuto perpetuo»

(Levítico/Vayikrá 16:30-31)

En el calendario hebreo, y como se lee en las Escrituras, Yom Kipur comienza con un servicio de adoración en el anochecer del noveno día del mes séptimo (Tishri), y continúa hasta el anochecer del siguiente día. Al terminar el día de Yom Kipur, se celebra un servicio más que marca el cierre de las fiesta. Esta culminación debe realizarse con el sonar del shofar, marcando con ella la conclusión del ayuno ofrecido a Abba.

El ayuno de Yom Kipur obedece al mandato bíblico de “afligiréis vuestras almas” (Lv. 23:32). La expresión aflicción debe ser interpretada como un ayuno completo: un alejarse, por espacio de un día, de las necesidades materiales del cuerpo humano, para poder dedicarse con más concentración a las oraciones y al contenido espiritual de la fecha.

Al decir esto, creo que primero debo aclarar el espíritu de este día a fin de ser mal interpretado en mi enseñanza. Nosotros, los primogénitos de Su Santo Monte, no ayunamos para que seamos absueltos de nuestros pecados, ni para que nuestros nombres sean inscriptos en el ‘Séfer ha’Jaim’ (Libro de la Vida).  Sabemos y tenemos la certeza que ya hemos sido redimidos, y nuestros pecados han sido perdonados, por lo que nuestros nombres ya se escribieron en el Libro de la Vida, gracias a la sangre bendita de Yeshúa, que habla más fuerte que la de Abel.

«Ustedes han llegado a Jesús, el mediador del nuevo pacto entre Dios y la gente, y también a la sangre rociada, que habla de perdón en lugar de clamar por venganza como la sangre de Abel«.

(Hebreos 12:24 -NTV)

Necesito que esto quede bien claro en la conciencias de todos y cada uno de nosotros.  Yeshúa nuestro Mesías y amado Dueño, ha hecho un Buen y Eficiente Trabajo; ha cumplido Su misión expiando perfectamente nuestros pecados; cumplió todos los tipos y figuras de los sacrificios realizados en el Tabernáculo de Moisés y en el Templo de Jerusalén del Antiguo Pacto.

La epístola a los Hebreos es el mejor comentario que nos habla del cumplimiento de los sacrificios típicos del Día de Expiación. Nos demuestra que el sacrificio de Cristo por los pecados de la gente, cuando murió en la cruz, no fue un día anual de ayuno y expiación para ser repetido cada año, sino que único para un completo y final sacrificio por el pecado (Heb. 9:11-12, 24-26; 10:12). La lectura de esta carta apostólica no guía a entender que Yom Kipur es un Festival día de alegría por el alivio que  otorga saber que nuestros pecados han sido confesado al Eterno Dios, a través de nuestro Sumo Sacerdote Jesucristo, y el arrepentimiento (teshuvá) que hacemos durante ese día es para testificar que nuestros pecados fueron expiados, una vez y para siempre, y que además nunca serán repetidos.

Para nosotros, los primogénitos del Nuevo Pacto (Hb. 12:23) la Fiesta de Yom Kipur es una inmersión que puede eliminar completamente toda negatividad (carnalidad) que tengamos adherida en nuestra alma. Pero la negatividad sólo puede ser liberada si estamos completamente inmersos en el poder de nuestro Sumo Sacerdote y apóstol de nuestra Fe: Yeshúa HaMashiah (Heb. 3:1).  Para disfrutar de la energía que esta fiesta propone nos conviene mucho recordar y deshacernos de cada uno de los aspectos de nosotros mismos que queremos cambiar.

Yom Kipur representa también dos momentos escatológicos de la profecía:

  • el Juicio de los redimidos frente al Tribunal de Cristo, con el posterior establecimiento del Milenio;
  • y  el Día del Juicio Final cuando el Eterno juzgará a la humanidad frente a Su Gran Trono Blanco.
¿Qué se debe o puede hacer en Yom Kipur?

Es sumamente sencillo, solo debemos tener en cuenta que Yom Kipur es un día de oración y ayuno. Así que comenzamos el ayuno al anochecer del comienzo del 10 de Thisrei.

  • Tomamos una buena cena antes de la puesta del sol.
  • Si tenemos la bendición de contar con una asamblea local asistimos a un servicio especial de Kippur en la Casa de Asamblea esa noche; así que se debe asistir a la congregación, en caso de tener un lugar al cual asistir. Sino se tiene un lugar para congregarse, se debe convocar a la familia para que se reúna, para una reunión o servicio propio de este día. O asistir a una congregación virtual, en Internet,  como puede ser nuestro caso. Se pueden reunir por la noche para un servicio simple, con lecturas dirigidas a estimular la revisión, y el arrepentimiento. Y luego ir a descansar, para tener energías para el día siguiente, que es cuando se realizan mayor cantidad de actividades, aprovechando el día libre, pero tratando de no cansar el cuerpo, debido esto al ayuno. Es importante esto pues el apoyo de otros te ayudará a pasar el desafío de este día. También es más fácil concentrarse y meditar en un ambiente como el que produce una asamblea de magistrado en un santuario.  Y recuerda siempre: ¡El “sacrificio” no sirve la “misericordia” sí, y recordemos que este es un día para “ayunar” no para “morir”!
  • Luego, por la mañana, uno se puede reunir, para un servicio especial de Kipur que puede durar todo el día, o hasta el medio día, según las fuerzas y la disposición de la congregación, donde se estudie las escrituras, se ore, se cante alabanzas, se presentan testimonios, reflexiones… por parte de los miembros; y se presenta uno o varios temas escriturales por parte de los líderes de la asamblea. Luego se debe descansar un poco, se puede haber un receso al medio día para descansar y para que tomen sus alimentos los que no estén ayunando (los niños, los muy ancianos, los que padecen de alguna condición que les impide ayunar, y las mujeres embarazadas).
  • Por la tarde todos pueden reunirse nuevamente para un estudio final más, al que se le puede añadir también algunas oraciones y meditaciones que lleven a una profunda reflexión.
  • Kippur es el día especial para hacer reconciliaciones, restaurar amistades, pedir perdón y dar perdón; esa es la esencia de este Día Sagrado. Es un Día muy solemne en el que buscamos de manera especial el perdón de Yahvéh y también de aquéllos a quienes quizás hemos ofendido inadvertidamente; es un Día de Reconciliación.
  • En este Día también damos gracias por la expiación lograda en nuestro favor por el Mesías Yeshúa mediante su vida perfecta y su muerte cruenta en el Gólgota. Es muy importante, incentivar sobre todo, la toma de conciencia, respecto a que este es un día para pedir perdón al Altísimo, en actitud de meditación y arrepentimiento que involucra la “teshuváh” es decir volverse hacia Yahvéh, no solo por el arrepentirse para nuestro propio bien, sino también volverse a Yahvéh por amarlo y no poder estar alejado de el debiéndole, al tener cuentas sin saldar. Es por tanto fundamental, aprovechar este día y esta Moed, para que se adquiera una real conciencia de la magnitud del sacrificio expiatorio del Mesías Yahoshúa por nosotros. Uno se abstiene de alimentos, baile, sexo, juegos, diversiones, etc.
  • En este Día también estudiamos sobre el significado profético de esta ocasión, que representa el Día de juicio y expiación para Israel en el Reino Mesiánico venidero.
  • Kipur es el Día más sagrado del año bíblico; y es la antesala del gran Día de las Cabañas, en el que se representa el comienzo del Reino Milenial Mesiánico sobre las naciones de la Tierra.
  • Y por último, después de la caída del sol se acaba con el ayuno, ingiriendo una comida  muy liviana, evitando toda comida que pudiere ser pesada y afectara al aparato digestivo. Además hay que estar organizados, ya que los menores de edad y los enfermos, los cuales están exentos de ayunar, deben comer a las horas regulares y acostumbradas del día.

Ahora veamos unas cortas preguntas que muchos de ustedes aún realizan al acercarse este precioso día…

¿Yom Kipur es solo ayunar?

No, Yom Kipur es reposo y ayuno, ambas cosas. Como bien el Eterno nos lo dice (ver Números 29:7; Levítico 16:29 o 23:32).

¿Se puede hacer el reposo, sin ayuno?

Si se puede. Ya que una persona grave o enferma no puede ayunar, pero puede estar en reposo. Pero si se tiene salud se deben hacer ambas cosas. Una cosa no quita la otra.

Y lo contrario… ¿Se puede ayunar sin hacer reposo?

No se puede. Ya que no se debe ir a trabajar y ayunar a la vez. Debido a que el ayuno de Kipur implica ambas cosas, negación propia y reposo. Solo los enfermos pueden hacer una de las dos (es decir solo estar en reposo), lo cual es una excepción, aunque aun así sería un cumplimiento incompleto, o bien un memorial. Ayunar en kipur, pero trabajar, es quebrar kipur.

Entonces… ¿Sino se pueden cumplir con esas condiciones?

Pues sencillamente no se hace Kippur, sino más bien se realiza el “memorial”. O sea, se participa en las reuniones, haciendo “recuerdo” de esta fiesta santa (Moed Kadosh) que se debe hacer en el Templo de Jerusalén, a manera de respeto. Y teniendo en mente pedir a Abba nuestro que nos ayude el año próximo a poder hacerlo como Él ordena, en Su Palabra.

¿Qué pasa al no cumplir con Yom Kipur?

Pues, sea por una u otra razón, tenemos abogado en el Mesías. Lo cual nos da alivio, aunque no permiso para hacer lo que nos parezca. El Altísimo pasa por alto la ignorancia, pero no la negligencia, y debemos reconocer que muchos de Uds. hace ya tiempo que vienen mirando de lejos la Fiestas del Eterno, pero no se deciden a llevarla a la práctica.

Por último, solamente me queda asegurarles que la verdadera transformación es posible para cada alma humana que se comprometa a una contemplación y limpieza en Yom Kipur.

¡Envío un abrazo fuerte y fraternal para todos y cada uno de los amables compañeros de ruta que se tomaron el tiempo y el esfuerzo por leer y compartir estas líneas!

Anhelo que vuestros estén (o sean) inscritos y sellados en el Libro de la Vida, con bien, bondad, salud, prosperidad, paz, alegría, buenas nuevas y deleite de la bendición que gozamos mediante la fe en el Mesías que hemos heredados.

Perdóname… (Oración de Nuevo Nacimiento)

Señor Jesús,  me coloco en Tu presencia en oración,

y confiado en Tu Palabra te abro totalmente mi corazón.

Reconozco mis pecados y  te pido perdón por cada uno.

 Te presento toda mi vida, desde el momento en que fui concebido hasta ahora.

En ella están todos mis errores, fracasos, angustias,

sufrimientos y toda mi ignorancia de Tu Palabra.

¡Señor Jesús, Hijo del Dios viviente, ten compasión de mí que soy pecador!

¡Sálvame, Jesús! Perdona mis pecados, conocidos y desconocidos.

Libérame, Jesús, de todo vicio y de todo dominio del mal en mi mente.

En Tu presencia, quiero perdonar a todas las personas que me ofendieron,

que me amargaron, que intentaron el mal contra mí.

Y así como estoy pidiendo tu perdón para mis pecados, contando con tu gracia,

yo las perdono y las entrego a Ti, clamando sobre mí y sobre ellas tu infinita misericordia.

Y ahora, Jesús, te pido que vengas a mí; yo te recibo como mi Dueño y Salvador.

Ven a vivir en mí, dame la gracia de vivir intensamente Tu Palabra

en todas las circunstancias de mí día a día. Inúndame con Tu Espíritu.

Ven a vivir en mí, Jesús, y no permitas que yo me aleje de Ti.

Con todo mi corazón profeso la fe en el poder de tu Resurrección,

confiando en que la Gracia que el Padre nos concede en Ti

por el poder del Santo Espíritu, me sanará, sostendrá y guiará

en esta nueva etapa que hoy comienzo a Tu lado.

Amén.

Autora: Maisa Castro, Adaptación de: «Oraciones Carismáticas» editorial Raboní

¿Por qué orar en Binomio Matrimonial?

Soy un convencido que para tener siempre la recompensa del Eterno Dios, desde sus bendiciones, todo matrimonio necesita desarrollar una vida de oración.

Jesús insistió en la necesidad de la oración, pues las dificultades de un hogar no son solamente de orden natural, sino también espiritual.

Yahvéh creó el matrimonio con propósito. Ese propósito fue el de reflejar Su Gloria en la Tierra. El enemigo de la familia no quiere que se refleje esa gloria. Por lo tanto, no te engañes, el demonio, nuestro adversario, detesta a la familia, y en forma muy particular, el matrimonio, porque son diseños claves de Dios para bendecir a la Creación toda. Así que, nuestro matrimonio necesita estar armado de la gracia de Dios para vencer sus emboscadas y maldades. Pues contra Dios y su gracia él nada puede. Nuestro Señor Jesús aseguró que “era necesario orar siempre sin desanimarse” (Lc 18:1); “Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 26:41); “Pedid y se os dará” (Mt 7:7).

La oración es para la familia lo que un techo es para la casa; protege a los que están adentro, de los enemigos y las adversidades de la vida. Aún cuando orar juntos como pareja para muchos es una experiencia desafiante e incomoda, experimentaremos mucha bendición al hacer de ésta una práctica en nuestro matrimonio (Mateo 18:19).

Es por eso que cuando detectamos que algo está sucediendo con nuestro cónyuge, cuando algo amenaza la unidad matrimonial, cuando la rutina nos acecha, o las finanzas no andan bien, cuando no hay intimidad placentera o el egoísmo prima, cuando hay asomos de violencia, una queja, altibajos emocionales o simplemente sentimos que algo pasa pero que no identificamos: es necesario orar.

Sin oración, ninguno de nosotros queda de pie espiritualmente y nadie logra hacer la voluntad del Eterno Dios. La razón es muy clara: “porque separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15:5). Jesús dejó claro: este “nada” indica que, por nosotros mismos, no conseguiremos hacer el bien y, peor aún, evitar el mal. San Pablo insistió: “pero es el mismo Dios que obra en todos” (1 Co 12:6).

Cuando el Señor manda: “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis” (Mt 7:7), en el fondo, Él desea que reconozcamos que sólo Él es el autor de nuestros bienes y que, por lo tanto, debemos sólo recurrir a Él.

El amado apóstol Pablo expresó todo eso en pocas palabras: “Estad siempre alegres. Orad constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros” (1Ts 5:16-18).

La oración es el reconocimiento de nuestros límites y de nuestra dependencia: venimos de Dios, somos de Dios y retornamos a Dios. Por ello cuando oramos, y más aún cuando lo hacemos en pareja, nuestra unión matrimonial se fortalece y nuestra fe se acrecienta cuando tienes al Todopoderoso como centro de tu vida y le expresas tus alegrías, tristezas, triunfos, fracasos, ideales y realidades.

La oración es uno de los dones más misteriosos y maravillosos que el Eterno Dios, nuestro Abba, nos ha dado. Es nuestra línea vital de comunicación con el cielo, nuestra oportunidad para expresar directamente nuestras alabanzas y deseos al Creador del universo. Hay un poder en ese hecho que no se puede explicar cabalmente, sin embargo no se puede negar jamás: “La oración del justo es poderosa y eficaz” (Santiago 5:16).

¡Que bendición es para un matrimonio, cuando ambos se ponen de acuerdo para postrarse delante de Dios y presentar sus peticiones, cuando claman para que Dios les renueve el amor conyugal día tras día!
¡Cuánto crecerá espiritualmente una pareja que se une en un mismo sentir y con fe le piden a Dios sabiduría y fortaleza para solucionar sus diferencias y dificultades!
“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra. Mantendré abiertos mis ojos, y atentos mis oídos a las oraciones que se eleven en este lugar”.
(2 Crónicas 7:14-15)
Por todo ello tengan en cuenta que cuando la velocidad del diario vivir los haga actuar como seres mecánicos y programados, la oración es la mejor alternativa para aliviar todos los inconvenientes que surgen de la convivencia o de las circunstancias de cada jornada. Seguramente Yahvéh, nuestro Dios, resolverá lo que le han pedido de la manera que considere mejor en su sabiduría.

 

oracion_de_pareja

Oración pidiendo Trabajo

Señor Jesús, hoy te suplico para que encuentre un trabajo
que realice mi dignidad humana,
que me provea lo necesario para mi familia…
 
un trabajo que me lleve a Ti y haga de mi vida un servicio a los demás.
Sólo Tu sabes y conoces los momentos de dificultades
por los que mi familia y yo estamos pasando a causa del desempleo.
También sabes Señor con cuánta fe y esperanza me aproximo a Ti
para pedirte con sencillez lo que hay en mi corazón.
 
Deseo participar de un trabajo
que construya una sociedad más justa,
más fraterna, más solidaria y honesta.
 
“Porque Tú eres, Señor, mi única esperanza…” (Sal. 70, 5)
No permitas que me decaiga ni que pierda la fe,
mantenme alegre y creativo,
disponible y confiado en Ti.
 
Mi vida está en tus manos,
yo espero y confío en Ti,
en que no abandonas la obra de tus manos
y que tienes pensado un lugar para mí.
Amén.

Autor: Anónimo (Encontrado en «Oleada Joven»)

«Dar lo imposible es lo que más ama Él»… ¡Pidamos cosas imposibles!

Podemos todo por la oración.

Si no recibimos nada es porque o nos falta fe o no hemos orado bastante, o porque no sería conveniente para nosotros lo que solicitamos nos sea concedido, o porque Dios nos quiera conceder otra cosa mejor que lo que pedimos.

Pero jamás no recibiremos lo que pedimos porque sea demasiado difícil de obtener; nada es imposible de obtener… No vacilemos en pedir a Dios aun las cosas más difíciles, tales como la conversión de los grandes pecadores, de naciones enteras; pidámosle más que todas, aquellas que son las más difíciles, con la confianza de que Dios nos ama apasionadamente…

Pero pidamos con fe, con insistencia, con constancia, con amor, con buena voluntad…, y estemos seguros de que si pedimos así y con suficiente confianza, seremos escuchados, recibiendo la gracia solicitada o una mejor.

Pidamos, pues, ardientemente a Nuestro Señor las cosas más imposibles de obtener, si ellas son para su gloria, y estemos convencidos que su Corazón nos las concederá, tanto más cuanto más imposibles parezcan humanamente, pues dar lo imposible es lo que más ama Él y le es más agradable a su Corazón, ¿y cómo nos ama Él?

Por  Carlos de Foucauld

Nada es imposible para Dios frase inglés

¿Qué ocurre en nuestro organismo cuando ayunamos?

Hemos comprobado, cada vez que participamos de los «21 días de Aflicción» (Yemei bein Hametzarim) que el ayuno es la disciplina espiritual más poderosa de las tres que Yeshúa nos ha enseñado (Mateo 6:1-18).

En el plano físico son múltiples los beneficios que desprenden después de estar en un ayuno, sea parcial o total.

 

Al ayunar le damos la oportunidad para que descanse verdaderamente el aparato digestivo con lo que puede “poner al día” sus funciones y recargar sus energías.

El cuerpo se alimenta de las reservas menos vitales y ocurre con frecuencia una desintegración de quistes, abscesos, bultos, tumores benignos. Incluso tiene un gran efecto sobre los tumores malignos.

Durante el ayuno, el organismo primero degrada y quema las sustancias no esenciales para obtener energía.

Una fuente de material no esencial es el tejido enfermo, como los tumores benignos. Cuando el organismo físico no tiene comida, los tejidos se utilizan en orden inverso a la importancia que tienen para el organismo. Primero se utilizan los menos vitales. La grasa es el primer tejido en desaparecer. Para suministrar nutrientes a los tejidos más vitales, como el cerebro, los nervios, el corazón y los pulmones, las reservas almacenadas se utilizan antes de utilizar cualquier tejido funcional del organismo.

Durante el ayuno, la capacidad del organismo para disolver los coágulos aumenta considerablemente. Este proceso, denominado fibrinolisis, no permite que se produzcan problemas tales como trombosis o embolias.

Aumenta la capacidad inmunitaria del organismo.

Beneficios Físicos del Ayuno:
  • Degrada las grasas del organismo, lo que ocasiona una rápida pérdida de peso.
  • Se reabsorben, y este es un hecho muy comprobado, los depósitos de colesterol en las arterias.
  • Aumenta la cantidad de orina eliminada o diuresis. Esto explica la gran cantidad de peso perdida por algunas personas durante los primeros días de ayuno.
  • Desvía la energía utilizada en el proceso digestivo hacia la eliminación de sustancias de desecho, poniendo al día el retraso crónico en la eliminación que tiene lugar por nuestra alimentación excesiva y no adecuada, que hace que los órganos de eliminación (especialmente hígado, riñones, pulmones y piel) se ven sobrecargados de trabajo y no cumplen de forma muy efectiva su trabajo. El ritmo de vida, los factores psico-emocional y el estrés, agotan al cuerpo y a sus órganos de eliminación también.
  • Desvía la energía utilizada en el proceso digestivo hacia los tejidos y órganos que necesitan ser reparados, regenerados y revitalizados.
  • Ayuda al organismo a vencer las infecciones.
  • Limpia el cuerpo.
  • Clarifica y fortifica la mente y los sentidos.
  • Saca los venenos del organismo por años de alimentación inadecuada.
  • Quema la basura que estorba el flujo de la sangre.
  • Normaliza y purifica al sangre.
  • Revitaliza el cuerpo por el ahorro de energía que se hace.
  • Se experimenta modificaciones hormonales que estimulan los mecanismos de desintoxicación hepática.
  • Las variaciones en el nivel de acetona que se producen actúan sobre el cerebro, produciendo sustancias que estimulan la capacidad curativa del cuerpo.
  • Activa eliminaciones en general y en especial las de las materias morbosas del organismo.
  • Da un reposo completo a los órganos vitales.
  • Para la absorción de alimentos que se descomponen en los intestinos e intoxican después el cuerpo.
  • Vacía las vías digestivas y elimina las bacterias de putrefacción.
  • Da a los órganos de eliminación la oportunidad de poner al día su trabajo y facilitar la eliminación.
  • Restablece la química fisiológica normal y las secreciones normales.
  • Rejuvenece las células y tejidos y regenera el cuerpo.
  • Permite la conservación de la energía y la canaliza de una forma mas adecuada.
  • Aumenta los poderes de digestión y asimilación.
  • Mejora le funcionamiento general del cuerpo.

Beneficios Espirituales del Ayuno :
  • Limpia el Templo interior del Espíritu Santo (1 Corintios 6: 19)
  • Aumenta la fuerza de voluntad.
  • Por la fuerza de voluntad necesaria para resistir los embates del apetito aumenta la estabilidad psicológica y la auto confianza.
  • Puesto que las cadenas que atan al espíritu con el cuerpo son mas frágiles es mas fácil conseguir el éxtasis y gozo espiritual.
  • Se consigue una visión interior mas aguda y profunda.
  • Aumenta la devoción personal y la fe.
  • Se establece una comunicación mas directa con el Eterno, puesto se puede oír mas fácil Su Voz.
  • Nos hace más humildes.
  • Clarifica la visión interior.
  • Se aumenta la capacidad de oír con mas claridad nuestra voz interior.
  • Es un tiempo propicio para entregarse mas a la Meditación de la Torah y la Tefilá (Oración de Alianza).
  • Hace del hambre una virtud.
  • Ayuda al despertar de la Conciencia Cósmica o Mesiánica.
  • Se canaliza la energía mas fácil, puesto que es una época propicia para la sanación.
  • Puesto que se esta mas limpio interiormente se puede realizar ejercicios de Perdón mas fáciles y efectivos.
  • El Ayuno es algo sobrenatural, por que aplastamos lo carnal (el ego), para entrar en lo sobrenatural de Yahvéh.
  • Ayuda al desarrollo del domino propio.
  • Nos pone en lugar de sensibilidad al Espíritu.

 

El ayuno es un acto físico-psíquico que permite la pérdida de la necesidad de comida. Esta disciplina se realiza voluntariamente, permitiendo la abstención de probar alimentos por un determinado lapso de tiempo. De este modo facilita que el organismo descanse de la función de digestión y actúe en las funciones de eliminación y desintoxicación. Con este proceso se activan las capacidades de regeneración y renovación de todo el organismo. Por eso el ayuno es el método divino de purificación más natural y efectivo que se conoce. Los animales lo realizan cuando se sienten enfermos. Ellos se abstienen de comer hasta que se mejoren y la Fuerza Vital de la naturaleza les devuelve la salud; al ayunar se le permite a la naturaleza obrar en el cuerpo físico, y la energía de la misma se encarga de restablecer la armonía y el equilibrio orgánico.

 

Debido a que el ayuno activa los mecanismos internos naturales de curación, prácticamente cualquier dolencia es susceptible de mostrar mejorías tras su práctica adecuada.

 

El ayuno es un antídoto maravilloso para esos hábitos cotidianos con que progresivamente vamos perjudicando a nuestro cuerpo. No hay nada malo en disfrutar de la comida, pero su consumo en exceso y continuado acaba suponiendo una carga nada positiva para el cuerpo. Cuando introducimos más nutrientes de lo que realmente necesitamos (lo más común en nuestra sociedad moderna) lo que para nuestro paladar puede ser un placer, para los órganos internos supone una sobrecarga con la que debe enfrentarse.

 

 

Durante el ayuno, nuestro sistema se libera de esa carga y puede descansar en cuanto a procesos de digestión, asimilación y metabolismo se refiere. Estas son actividades que requieren una gran cantidad de energía. Se estima que alrededor del 65% de la energía corporal se destina a los órganos relacionados con la digestión tras una comida copiosa.

 

Al igual una madre que, aun cuando dispone de tiempo libre, no sabe estar parada y constantemente encuentra rincones del hogar por limpiar; el cuerpo en ayunas, eximido de su esfuerzo cotidiano, se entrega a labores de «autolimpieza». Es momento de liberar todas esas toxinas acumuladas en los tejidos, a las que hasta ese momento no había podido acceder. Esta liberación de las funciones digestivas y la consecuente capacidad de restitución orgánica, o “puesta al día”, del organismo es, sin duda, uno de los grandes beneficios del ayuno para la salud.

 

 

Por último, quiero dejar en claro que el ayuno en sí mismo no es un «medicamento» para cualquier dolencia. Lo que en realidad hace es crear un entorno propicio para que se pongan en marcha los mecanismos naturales de curación, sin la intervención de agentes externos. Y, dado que el cuerpo sabe cómo curarse a sí mismo a cualquier nivel, la conclusión es que el ayuno ayuda a reequilibrar el sistema a nivel general.

Los Motivos para ayunar 21 Días.

Ya comienza nuestra nueva y mejor temporada: 21 Días de plena Comunión con el Eterno Abba.
Ninguno de Uds. puede privarse del privilegio que este llamado profético ofrece: manifestarnos como el Templo de Yahvéh aquí en la Tierra.

Escuchen atentamente las pautas que hay que tener en cuenta para vivir en propósito y plenitud este tiempo de búsqueda.

 

 

¡Participen en Espíritu y Verdad!

(Haz CLICK en la IMAGEN y podrás verla más grande)

21 Días dexintoxicándonos del Sistema de Pecado… y manifestando nuestra Victoria

«Así ha dicho el Señor de los ejércitos: Los ayunos del cuarto mes, y de los meses quinto, séptimo y décimo, serán para la casa de Judá motivo de gozo y alegría, y de gran celebración. Así que amen la verdad y la paz».
(Zacarías 8:19)

En dos días más estaremos en el día 17 del cuarto mes del calendario hebreo que el Eterno le revelara a Israel que debía guardar.

En este día, la casa de Judá ha establecido desde la destrucción del primer Templo, un ayuno que inicia un tiempo de consternación en la que obligan a sus almas a conpungirse en la evaluación de toda deficiencia espiritual que conlleve juicios del Eterno sobre Jerusalén y la tierra santa. El objetivo será conquistar las mismas y evitar así toda actividad destructora del sistema enemigo.

Ayer, estuve impartiendo a los santos del Monte los lineamientos necesarios para que entremos juntos y unánimes en un proceso de Spa Celestial, en el que el Eterno Abba nos hermoseará por medio de Su Victoria redentiva (Salmo 149:4).

A continuación los invito a disponer sus mentes y corazones y escuchar lo que el Espíritu Santo de Dios tiene para Sus santos en estos días dónde la abundancia del pecado, obliga a que la Gracia de Abba se manifieste en sobreabundancia sobre las naciones.

Parte 1

Parte 2

 

Parte3

 

El Bosquejo de este Ayuno de 21 Días sería el siguiente:
PROPÓSITO:
Despertar en la mente y corazón del redimido el sentimiento de pérdida que se sufre cuando la Comunión con el Eterno Dios se pierde.
OBJETIVO:
Ayudar a cada redimido a conquistar las deficiencias espirituales que provocan los trágicos eventos de la caída de Jerusalén, símbolo de nuestra zona de propósito en donde tenemos identidad de hijos primogénitos en Cristo Jesús, y la destrucción del Templo, símbolo de nuestra posición de autoridad como adoradores en Espíritu y en Verdad.
PROCESO:
 Realizar Teshuvá. Es decir la instrospección y compromiso a cambiar de mentalidad y estilo de vida.
RESULTADO:
Aquirir la Unción y el Poder para transformar tragedias en alegría.

En cuanto a cómo llevar la DIETA PROFÉTICA de estos días recomiendo leer:
Consejos para realizar el Ayuno de Daniel (haz click sobre el título)

La Biblioteca del Eterno Dios

«Y vi a los muertos grandes y pequeños de pie ante Dios y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego» 
( Apocalipsis20:15)

Es muy interesante, especialmente en este día tan importante de Yom Kippur o Día del Perdón, ver en las Sagradas Escrituras esta mención de los libros que el Eterno abre en los días de juicios y que en las congregaciones babilónicas se omite a causa de la ignorancia.

¿Qué significa que hayan libros en el Cielo? Entendemos que cuando alguien, aquí en la Tierra, quiere recordar algo, porque anhela que no se olvide, se asegurará de dejarlo registrado a través de la anotación en un libro. Todo ser pensante sabe que siempre lo que está escrito en un libro tiene mayor seguridad, mayor firmeza, que aquello que simplemente se dice y después se puede olvidar.

Aquellos que son categorizados bajo el título de los Libros del Cielo, son registros en los cuales están consignados los nombres y los actos de los hombres, especialmente los justos. Estos son los que determinarán los fallos del juicio final. El profeta Daniel dice: «El Juez se sentó, y los libros se abrieron«. Juan, describiendo la misma escena en el Apocalipsis, agrega: «Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:12).

Nos esforzaremos en la tarea de escudriñar las Escrituras con el objetivo de encontrar en ellas cuáles son estos libros que son abiertos delante del Trono del Eterno.

El «Libro del Diseño Divino»: los códigos del verdadero Yo.

El rey y profeta de Israel David salmodiando profeticamente reveló lo siguiente:
«Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos, a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo.»
(Salmos 139:13-18).
David nos muestra lo que sucedió con nosotros antes de nacer; en el período de gestación en el vientre de nuestra madre. Él habla en este salmo de un libro, y de que en ese libro estaban escritas aquellas cosas, de cada ser humano, que fueron formadas en el útero materno. Podríamos llamarlo el ‘libro del diseño‘. En este libro estaban escritas las características de nuestra personalidad, de nuestro cuerpo, de nuestro carácter. Estaban escritas las características íntimas y las características externas de nuestra persona. La ciencia denomina a una parte de este libro código genético. Una de las pruebas más grande de la existencia del Eterno Dios es el ADN (el código genético hereditario) en el que está concentrada toda la información única de cada ser humano como si fueran 80 enciclopedias británicas en cada una de nuestras células. Esta información organizada en códigos requiere de un diseño inteligente ya la información asombrosa que el ADN tiene no puede surgir de la nada.
Quisiera destacar que este libro que menciona el Salmo 139, que denominado el libro de diseño, fue escrito antes de que nuestros padres se conocieran; se confeccionó antes de la Creación, y en este libro el Eterno Dios dejó codificado todo lo que nosotros seríamos. En este libro quedó evidenciado que el Creador diseñó para cada uno de nosotros una conformación psicológica y física única e irrepetible. Todo lo que nosotros hemos llegado a ser después en nuestras vidas estaba escrito en ese libro de diseño, sin faltar nada. ¿Por qué unos somos altos, otros bajos, por qué tenemos una conformación estilizada, o menos estilizada, o por qué tenemos ojos claros u oscuros, o la forma de la nariz, la boca, o la mirada, por qué somos lo que somos?

Todo eso estaba escrito en ese libro y este libro lo escribió Yahvéh, nuestro Dios. Él determinó las características que habíamos de tener; y tan perfecto es su diseño y tan maravillosa es la capacidad creativa del Eterno, que no hay ningún diseño igual a otro. No hay ninguna persona igual a otra; todos nosotros somos únicos. Un ejemplo rápido y muy práctico de esto, son las huellas digitales de cada uno de nosotros. Ellas son absolutamente únicas y revelan el diseño característico peculiar y único que nosotros tenemos, y eso estaba escrito en el libro de diseño de Dios.A continuación me permitiré contarles una historia que de alguna manera les ayudará a entender esto:

«Había cierta vez un pastor predicando un mensaje, y hablaba sobre el Juicio Final. Estaba describiendo en forma muy detallada el momento en que los hombres tendrían que comparecer ante el Gran Trono Blanco. Detrás del Eterno Dios había una cortina y delante, parados en línea, estaban los que serían juzgados. Entonces Yahvéh hace una señal con la mano y de detrás de la cortina aparecen seres de una belleza indecible, radiantes de esplendor. Cada uno de ellos se para frente a los que estaban siendo juzgados, uno con cada uno. Los que estaban siendo juzgados nunca habían visto seres como esos, tan preciosos, tan refulgentes. Entonces le preguntan a Dios: ‘¿Quiénes son estos?’. Y Dios les dice: ‘Estos son ustedes, tal como hubiesen sido si hubiesen escuchado mi voz’. En ese momento ellos se dan cuenta de lo que han perdido, y, avergonzados, y son echados al Lago de Fuego siendo conscientes de la oportunidad que perdieron por rechazar la voz del Eterno Dios«.

Cuando leí esta historia quedó perfectamente ilustrada la idea bíblica de que existe un ‘yo real‘ (ego) y un ‘yo ideal‘. Es decir, que en la historia de cada ser humano, existe la persona que cada hombre llegará a ser y que será cotejada con la persona que el Eterno Dios concibió y se propuso que yo fuese. Esto significa que cada ser humano tiene la opción cotidiana de vivir la vida diaria a nivel de lo inmediato, no mirando más allá, o puedo proseguir a la meta, mirando lo que está delante, al yo ideal, al yo perfecto, que el Eterno de antemano diseñó para que fuera.

¿Cómo será el yo ideal de cada ser humano? Necesariamente es un yo muy parecido al modelo original, el Mesías (Cristo). El «yo ideal», de cada hombre, fue pensado para manifestar a Cristo, al mostrar las características peculiares y únicas de cada persona humana.

El «Libro de Memoria»: un acta celestial para el recuerdo eterno.

Los invito a leer en el libro del profeta Malaquías (3:16), donde dice:
«Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Yahvéh, y para los que piensan en su Nombre«.

Aquí el profeta está revelando la existencia celestial de lo que se denomina el libro de memoria donde se registran los hechos, las cosas que suceden a los que temen al Señor; un libro de memoria para que el Eterno Dios pueda recordar las cosas que hicimos. Evidentemente, este no es un libro para condenar. El profeta revela que es para los que temen al Señor y para los que piensan en Su Nombre. Se entiende entonces que este es un libro de recompensas. Malaquías vivió en días de profunda crisis, en los cuales el pueblo se había apartado de los códigos que el Eterno Dios revela en Su Torah (Instrucción). Sin embargo, aun en esas circunstancias, Dios está atento a lo que hace su remanente fiel, para tomar nota de su fidelidad. Igual ocurre hoy en día. El pueblo de Israel se encontraba en una situación espantosa. Los sacerdotes habían descuidado sus deberes, y la gente se había entregado a prácticas que manchaban el nombre de Dios, tales como la hechicería, el adulterio y el fraude (Malaquías 2:8; 3:5). Sin embargo, en medio de esa corrupción moral y espiritual, un pequeño grupo de israelitas se mantuvo leal a Yahvéh. ¿Qué hicieron para lograrlo?El profeta nos lo explica: “Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero”. El temor del Eterno Dios es una cualidad muy deseable. Aquellos israelitas fieles sentían un profundo respeto por Yahvéh y concentraban sus mentes en no desagradarlo. Además, dice el pasaje que “hablaron cada uno a su compañero”. Esto pudiera indicar que llegaron a reunirse para alabar a Yahvéh y animarse mutuamente, lo cual los ayudó a mantener su fidelidad y pureza. Por causa de esta actitud mental corporativa, el Eterno, oyó sus conversaciones y abrió un libro de actas dónde se escribió lo suyo para recuerdo celestial. Ese libro contiene los nombres de todos los que han servido lealmente a Dios. El hecho de que se le llame un “libro de memoria” indica que Yahvéh nunca olvidará a sus siervos fieles ni lo que han hecho para glorificarlo: sus buenas obras, palabras y pensamientos. Él quiere recompensar con vida eterna a todo aquel cuyo nombre esté escrito de forma imborrable en ese libro (Salmo 37:29).

Así pues, el Señor lleva un libro de memoria exacto, perfecto y completo de toda la obra de amor que los hijos de Dios hacen por causa de Su Nombre. Desde esto, nos damos cuenta que cada una de las palabras de fe dicha por un santo, cada uno de sus actos de amor, están registrados en el Cielo. Hay un libro de actas divino que registra todo pensar y obrar de los justos. A esto se refiere Nehemías cuando dice: «¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, . . . y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios!» (Nehemías 13:14). En el «libro de memoria» del Eterno Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: «Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma: ¿no están en tu libro?» (Salmo 56:8).

Este libro de memoria es un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. «Pues que Dios traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala» (Eclesiastés 12:14). Yeshúa mismo se refirió a este libro al decir: «…de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio«… «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:36, 37). Los propósitos y motivos secretos aparecen en este registro infalible, pues Dios «sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones» (1 Corintios 4:5). «He aquí que esto está escrito delante de Mí: . . . vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente dice Yahwéh» (Isaías 65:6, 7).

Evidentemente la obra de cada ser humano, especialmente la de aquellos que temen a Yahvéh, pasa bajo la mirada del Eterno Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad, ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en este libro de actas o memoria, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue registrado por el ángel anotador, que oficia en la confección de este libro.

El Señor dice que ni un vaso de agua dado a uno de sus discípulos, por pequeño que sea, quedará sin recompensa. Hay recompensa de justo a quien recibe a un justo y hay recompensa de profeta a quien recibe a un profeta (Mateo 10:41-42). Estas distinciones, tan sutiles a nuestro entender, nos indican que todo lo que el Señor hace es perfecto, y que todo está consignado a cabalidad. Nadie podrá decir en aquel día: ‘Señor, a ése le estás dando más recompensa de lo que merece’, o ‘A mí me estás dando menos de lo que merezco’. El Señor tendrá el detalle de todas las cosas que hicimos por amor de Su Nombre.

Sin lugar a dudas, es animador saber que Yahvéh valora todo lo que hacemos a fin de adorarlo de la manera correcta. Ahora bien, las palabras de Malaquías 3:16 nos deben impulsar a hacernos una importante pregunta: “¿está mi nombre escrito en el ‘libro de memoria’ del Eterno Dios?”. Lo estará si procuramos que nuestras obras, palabras y pensamientos sean algo que Yahvéh quiera recordar.

Libro de la Predestinación: el Acta de la Elección Divina.

Yendo a la Escritura para conocer lo referente a este libro, leeremos la epístola paulina a los Romanos que dice:
«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos».
(Romanos 8:29)

Aquí se habla de un conocimiento anticipado. «…a los que antes conoció» se refiere a un período anterior a la fundación del mundo. El apóstol Pablo dice»…los predestinó», eso significa que antes de que nosotros, los escogidos, naciésemos ya estábamos considerados en el corazón del Eterno Dios, ya estábamos predestinados para que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que fuésemos dibujados, diseñados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Todos nosotros fuimos diseñados para ser hechos según la imagen de Cristo y esto está escrito en los códigos de un libro que podríamos denominar el «libro de la predestinación«.Haber sido predestinado no significa que ya se es salvo o que algunos «vienen o nacen salvos«. Aunque en el sentido objetivo si se es escogido se es salvo desde antes de la fundación del mundo no es así en el sentido subjetivo. Todos los hombres nacen condenados y todos son hijos de ira y necesitan la salvación que es por medio de Cristo…

 

«…Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),… «
(Efesios 2:1-5)

 

Eso es lo que dicen las Sagradas Escrituras claramente. Y si la Palabra revela la Verdad, entonces las otras interpretaciones tienen que ser falsas por obligación.

«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó«.
( Romanos 8:28-30)

El ser escogidos y predestinados no significa que ya se es salvo automáticamente y no se necesita arrepentimiento de pecados. El hombre que escucha el mensaje necesita:

  1. Creer al Evangelio del Reino de Dios en Yeshúa el Mesías para ser salvo,
  2. Recibir a Yeshúa como el Cristo Divino y Dueño de su vida por medio de la fe (es sellado con el Espíritu Santo recibiendo la Torah de la promesa para el día de la redención) .
  3. Permanecer en la fe hasta el fin.

Aunque delante del Eterno Dios esto es un hecho seguro que tuvo lugar desde antes de la fundación del mundo, y fueron perdonados los pecados en la cruz, el proyecto escrito debe de ser desarrollado a totalidad.

El Libro de la Vida: el Acta que se escribe con la Sangre del Cordero.


Al leer Apocalipsis 13:8 y 21:27, encontramos referencias al “Libro de la Vida del Cordero,” llamado también, en su forma simple, el «Libro de la Vida«. En él están los nombres de todos aquellos que han sido lavados por la Sangre del Cordero de Dios, Yeshúa, el Mesías divino. De la misma manera, Apocalipsis 3:5 se refiere al Libro de la Vida, en el cual se encuentran los nombres de los creyentes en el Señor. Este verso también pone en claro que, una vez que un nombre es escrito en el libro de la vida, Jesús promete que nunca lo borrará, respaldando una vez más la doctrina de la seguridad eterna. El Señor Jesús, quien está hablando a las iglesias en esta parte del Apocalipsis, promete reconocer a los Suyos ante Su Padre. Por el contrario, Apocalipsis 20:15 revela el destino de aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida – la eternidad en el lago de fuego (Salmo 69:28).

El Cordero “que fue inmolado desde el principio del mundo” tiene un libro en el cual están escritos los nombres de todos aquellos que han sido redimidos por Su sacrificio. Ellos son los que entrarán en la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:10), y quienes vivirán para siempre en el cielo con Dios. Estos son aquellos que superaron las pruebas de la vida terrenal, demostrando que su salvación fue genuina.

El Libro de la Vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: «Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos» (Lucas 10:20). Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, «cuyos nombres están en el libro de la vida» (Filipenses 4:3), nuevamente, identificando el Libro de la Vida como un registro de los nombres de aquellos que tienen la salvación eterna. . El profeta Daniel, vislumbrando un «tiempo de angustia, cual nunca fue«, declara que el pueblo del Eterno Dios será librado de vivir esto, al decir, «todos los que se hallaren escritos en el libro» (Daniel 12:1). Y el apóstol y profeta Juan dice en el libro de Revelación (Apocalipsis) que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres «están escritos en el libro de la vida del Cordero» (Apocalipsis 21:27).

A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe el poder redentor de la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la Torah (Instrucción) del Eterno, sus pecados han sido borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: «yo, yo Soy aquel que borro tus transgresiones a causa de Mí mismo, y no Me acordaré más de tus pecados» (Isaías 43:25). Jesús dijo: «A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32, 33).

De acuerdo a lo revelado por las Sagradas Escrituras, aquellos seres humanos que no han sido salvos tendrán que dar cuentas por cada acto pecaminoso que han cometido. Todas y cada una de las cosas que han hecho saldrán a la luz delante del Eterno Dios y delante de millones y millones de personas que van a ver como en una pantalla enorme de cine todo lo que han hecho a la luz, y todo lo que han hecho en secreto desde el día que nacieron hasta el día que murieron. El libro de Apocalipsis dice: “los libros fueron abiertos” y todas las obras de los hombres que estén escritas en esos libros serán expuestas. El Eterno Dios lleva la cuenta de todo y aunque muchos piensen que las cosas que hacen a escondidas nadie las sabe, está equivocado de lleno. Él lo ve todo y cada acción está quedando grabada en los libros celestiales con el nombre de cada uno. En Su día, El Eterno juzgará a cada hombre que ha rechazado el regalo de la salvación en Su Mesías y la gracia divina en Su Hijo Jesús, de acuerdo a las cosas escritas en esos libros.

¿Para qué sirve el Ayuno?

 Cuando ayunamos, negarnos la comida y la bebida nos ayuda a quitarnos las capas exteriores de nuestra personalidad, y a reconocer por fin qué cosas son realmente importantes para nosotros. Durante el resto del año es fácil engañarnos a nosotros mismos. ¿Para qué vivimos? ¿Acaso ese delicioso almuerzo es lo que le trae verdadera felicidad a mi vida?

Pero cuando vivimos sin esas comodidades, podemos hacer una introspección más profunda. ¿Qué es lo que realmente le da significado a mi vida? ¿Qué es realmente importante para mí? Cuando disfrutamos lo superficial podemos distraernos con ello; cuando tenemos que dejar lo superficial de lado, podemos ver más allá y reconocer qué es lo que realmente nos importa. Este ejercicio psíquico-pneumático se denomina teshuvá (arrepentimiento o regreso).

Entonces, el primer paso hacia el arrepentimiento es el ayuno. Minimizamos nuestros placeres físicos, las cosas que generalmente creemos que nos hacen disfrutar de la vida. En cierto sentido esto es hacer duelo por la pérdida, pero también nos ayuda a reordenar nuestras prioridades: a quitar lo secundario y a entender la esencia de la vida. Al negar lo físico reconocemos que, en esencia, somos personas espirituales. Las comodidades mundanas son sólo un medio hacia la felicidad, no el objetivo.

Después, cuando ya hemos absorbido este mensaje básico, podemos hacer el duro trabajo del arrepentimiento. Podemos analizar con cuidado nuestro comportamiento y encontrar lo que hicimos bien y lo que necesita ser mejorado. El primer paso es conocerse a uno mismo, observar más allá de las comodidades y las superficialidades en las que tan a menudo nos encontramos sumergidos y darnos cuenta de quiénes somos en realidad.

Sentir hambre en un nivel físico nos ayuda a acceder al concepto de “deseo” y “necesidad” en un nivel espiritual. La exigencia del ayuno en los días en que se necesita arrepentimiento nos ayuda a activar el anhelo que tenemos de andar por una senda que conduce a un mundo mejor. Cuando esta herramienta es utilizada, en lugar de ignorada, puede estimular nuestra teshuvá  (regreso).

Ayunar es difícil, pero es esta dificultad la que nos da la oportunidad de conectarnos con el Eterno de un modo más poderoso. La sublimación de nuestro deseo de comer en favor de la orden de ayunar es una ofrenda en sí misma. Además, aprovechar el vacío que crea el ayuno para llegar a un nivel más profundo de arrepentimiento, junto con el sacrificio que podemos “ofrecerle” a Dios, convierte al ayuno en una oportunidad preciosa para conectarnos con la voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta (Romanos 1:3).

Consejos para el Ayuno de Yemei bein Hametsarim («Días entre Dificultades»)

Debemos tener en cuenta que esta disciplina es un ayuno espiritual de veintiún días. Aquellos que se embarcan en él siguen un ayuno similar al que el profeta Daniel realizó durante su exilio en Babilonia.
La esencia de éste es llevar a los seguidores de Yeshúa a una relación más cercana con Dios.
Durante estos días, se debe consumir solamente vegetales y agua como alimento único. En el transcurso de los veintiún días, está escrito que Daniel se abstuvo de consumir vino, carnes y otros alimentos, que eran servidos en cualquier mesa de Babilonia. Los adherentes que siguen el ayuno estrictamente sólo se permiten consumir frutas, vegetales y agua. Otros escogen un camino que permite ingerir alimentos que se cosechan como los granos y legumbres.
 
Los alimentos permitidos.
 
A diferencia del concepto tradicional de ayuno, que lo que permite en la dieta es sólo agua, el ayuno de Daniel te permite comer toda la comida que quieras, siempre y cuando te mantengas dentro de los límites.
Mientras que estés siguiendo el ayuno de Daniel, puedes comer frutas, frutos secos, semillas, verduras y legumbres. Esos son los únicos alimentos que Daniel comió durante su ayuno. También se puede comer cereales integrales, como avena y cebada, así como pescados.

Las directrices de Daniel no te permiten comer alimentos «valiosos», como el alimento azucarado, comida condimentada o alimentos procesados, aunque algunas pautas permiten los alimentos sazonados con hierbas frescas.

Recuerda que debes beber abundante agua. La pureza del cuerpo es uno de los aspectos fundamentales de este ayuno, y el agua potable, en lugar de bebidas azucaradas, té o café, ayudará a lograr la pureza. Esto puede ser la parte más difícil para algunas personas debido a la adicción a la cafeína o el azúcar. Los dolores de cabeza son un síntoma típico tanto de la abstinencia de cafeína como de la deshidratación, y beber más agua ayuda con ambas razones.

Bebidas.
 
Repito lo dicho en el párrafo anterior, si estás siguiendo el ayuno tal y como se describe en el libro de Daniel, la única bebida que puedes tener durante tu ayuno es el agua.
Justamente es muy importante aclarar que la hidratación es esencial en cualquier dieta. Cuando tomas parte de un ayuno parcial, el agua es un factor crítico. Ten en cuenta que la deshidratación frecuentemente se presenta en forma de hambre. Esto toma sentido, dado que muchos alimentos, especialmente las frutas y vegetales, están compuestos en su mayoría de agua. Bebe al menos dos litros de agua diariamente.

Si no acostumbras a beber suficiente agua, tu cuerpo podría desarrollar un patrón de almacenar agua. Esta retención de agua implica que tendrás un peso adicional no deseado.

Al incrementar el consumo de líquidos durante el ayuno de Daniel, estarás eliminando toxinas y enseñándole a tu cuerpo que no necesita retener el exceso de agua. Si bebes agua caliente con rodajas de limón durante tu día, en especial antes de comer, esto te ayudará a retener menos líquidos. Asegúrese de consumir agua filtrada y libre de químicos.

Algunas pautas permiten jugos de frutas y jugos de verduras siempre y cuando todo sea natural sin adición de sal, edulcorantes, conservantes u otros ingredientes artificiales.

El té de hierbas o té común, bebidas con cafeína o componentes similares (como el mate) y las bebidas azucaradas también están en contra de las directrices.

La leche está también fuera de los límites, ya que es un producto lácteo.

Preparación.

 
Los alimentos que consumas mientras estés en ayuno se deben cocinar lo menos posible. Frutas, verduras, frutos secos y semillas, por ejemplo, se pueden comer crudas o ligeramente cocidas al vapor.

Los alimentos no pueden ser fritos o rebozados. Nada de lo que comas debe ser cocinadas con grasa en absoluto, esto incluye la margarina, la manteca y la mantequilla, sin embargo, los aceites naturales, como el aceite de oliva, son permisibles.

Qué no puedes comer.
Las principales prohibiciones son carne y los productos lácteos, ya que proceden de animales.

También hay una prohibición de vino o bebidas alcohólicas fermentadas. La idea es comer sólo cosas que crecen de la tierra y que no se cambien de su estado original por el hombre. Sin embargo, no son las únicas restricciones.

También debes evitar el pan que se elabora con levadura. La razón de esto es a la vez espiritual y metafórico. Como parte del sacrificio rápido original, Daniel dijo que no iba a comer nada «alimentos agradable», porque estaba de luto. El pan es generalmente un alimento deseable, especialmente en las mesas argentinas.
Recordemos que en las Sagradas Escrituras, la levadura también se utiliza como una metáfora de pecado, así también cuando se rechaza la levadura, simbólicamente se rechaza el pecado.

Por último, se debe evitar cualquier alimento procesado. Algunos alimentos enlatados podrían estar bien, pero debes comprobar la etiqueta de los aditivos sintéticos o conservantes. En el corazón del ayuno de Daniel está la noción de comer sólo cosas que crecen de forma natural, por lo que cualquier comida creada en un laboratorio en vez de el campo estaría fuera de los límites.

Este ayuno te enseña a valorar los dolores de hambre.

Usualmente, cuando tenemos dolores de hambre, corremos a comernos un aperitivo o cualquier cosa que haga desaparecer estos dolores. Sabemos que un poco de información sobre estos dolores, le hará tomar en el futuro otras opciones.

Los dolores de hambre realmente significan que el cuerpo está utilizando sus reservas de grasa. Así que si quieres perder peso durante el ayuno de Daniel, entonces alégrate con estos dolores de hambre.

La deshidratación usualmente también envía unos mensajes al cerebro que son interpretados como dolores de hambre. La próxima vez, en vez de comer algo inmediatamente, ¡beba un gran vaso de agua y el dolor se irá rápidamente!

Además aproveche esos dolores como una alarma natural en el que el Espíritu Santo lo llama a orar. Retírese a un lugar solitario en el que pueda entrar en comunión con el Eterno Abba.

Considera tdo el tiempo por qué y para qué estás ayunando.
 
Debido a que está permitido comer, el ayuno de Daniel es atractivo para muchos que se sienten incómodos con una ruptura total de los alimentos. Sin embargo, existe el tiempo de compensación.

El ayuno de Daniel tiene una duración de 21 días, que puede ser una eternidad para alguien que está acostumbrado a beber café. Cuando el ayuno se pone difícil, recuerda que estás haciendo este sacrificio por una razón, y mantén esa razón cerca a tu corazón.

Si, como Daniel, estás ayunando porque estás de luto, debes orar acerca de tu situación.

Si estás buscando respuestas a un dilema difícil, debes meditar en la Torah (Instrucción) en busca de esas respuestas. Aprovecha este tiempo para volver a un compromiso profundo con las parashot (porciones) semanales de la Torah. Recuerda que el ayuno conlleva la idea celestial de que el alma humana ascienda en su conciencia mesiánica, por lo tanto, meditar las aliyá (ascensiones) cotidianas de las parashot permitirá que tu mente y corazón experimenten correctamente un mayor acercamiento al Eterno.

Si estás buscando la curación de tu cuerpo, toma consuelo en el hecho de que te estás purificando a través del ayuno.

El punto de un ayuno es reemplazar lo que estás ayunando con algo espiritual lo que te llevará más cerca de Dios.

Precauciones.

 
Debido a que es probable que estés alterando drásticamente tu dieta, puedes experimentar dolores de cabeza y otros síntomas leves.

Si no estás seguro acerca de los síntomas que tienes, consulta a tu médico.

Mientras hagas el ayuno de Daniel, considera tomar un suplemento vitamínico o mineral para asegurarte de recibir toda la nutrición que necesitas.

Como con cualquier ayuno, si tienes problemas de salud o preocupaciones, deberías consultar con un médico antes de comenzar.

Partida sin regreso

 Autora: Laura Arco

(Todos los Derechos Reservados)

Como dije alguna vez, ¡Dios tiene tantísimos y tan variados métodos para enseñar a sus hijos! Quizás, como educadora que soy, hay en mí una habilidad especial para advertir y admirar métodos y estrategias pedagógicas. Hoy, cuando quedé en la quietud y el silencio de las casa, pues algunos ya no estaban y otros todavía no se levantaban, le preguntaba al Maestro qúe tenía que meditar, aprender y compartir en este día; y quedé a la espera.

Un rato más tarde mi esposo puso música de películas famosas y pude reconocer la banda sonora de «Cinema Paradiso». Una sola escena vino a mi memoria: cuando el operador del cine, Alfredo, ya ciego, le dice al joven Salvatore que se vaya del pueblo y no vuelva nunca más. Y como cartelitos luminosos se encendieron estas palabras en mi mente:

«Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra«
(Lucas 4:24)
«No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa
(Marcos 6:4)
«…habéis invalidado el mandamiento de Dios por guardar vuestra tradición«
(Marcos 7:9)
«Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre«
(Génesis 12:1)

El joven protagonista de esa película tenía aspiraciones que no se amoldaban a la cultura tradicionalista de su comunidad. Si quería verlas concretadas debía ser en otro ámbito en donde no hubiera «familiaridad», donde no fuera el «Toto», sino un hombre con proyectos personales y superlativos.

Cuando Dios le manda a Abram abandonar sus orígenes le está diciendo que Él lo llevará a buen puerto. Lo lleva a un lugar donde Abram podría prosperar de adentro hacia afuera.

¡Cuántas riquezas han permanecido toda una vida encofradas en un ser humano que no pudo ser fructífero al extremo a causa de las ataduras de las convenciones sociales del lugar donde se crió!

¡Cuántos hay que emigran buscando mejores pastos, pero siguen tan atados a esas estructuras mentales como los que se quedaron!

¡Cuántos, sin haber salido jamás de su comarca, llegan a recorrer toda la esfera terrestre y aun alcanzan su centro, o la ven desde la luna!

Así lo hizo Julio Verne, quien jamás cruzó los límites de París ¡pero sí los de su tiempo y cultura!

Desde Mendoza, Argentina, yo me uno a todos Uds., los que leen estas reflexiones y los invito a que nos unamos al que está más allá de las estrellas quebrantando todas las fronteras para ser varones y mujeres superlativos como el mismo Jesús que rompió a todas las barreras que nos separaban del Altísimo.

Oración:
«Amado Papá, te agredezco este llamado a salir de mi conformismo. Siempre me llamas a subir a un nivel mejor. Gracias por mirarme como a Abraham, capaz de engendrar multitudes. Gracias por romperme los moldes una y mil veces, ya que soy adicta a ellos. Gracias por llamarme a la expansión y la libertad. Oigo tu voz _eres mi Papi_ y la sigo. Hágase tu voluntad en mí. Amén.»
Laura Arco
 Maestra Apostólica