Catequesis Bíblica

Ser un Imitador del Mesías

Autor: Moisés Franco

En el mes lunar de Adar, el número doce del calendario hebreo, el Eterno Dios nos da consignas clave: alegrarnos por la belleza que surge de nuestro interior en propósito y en esa alegría y por medio de ella ser imitadores del Mesías.

Es decir, ser personas que representen a YAHVÉH, el Verdadero Dios, aquí en la tierra y que trabajen junto a Él para hacer volver al mundo a su diseño original. Como lo declaró en el Sinaí, ser un reino de sacerdotes, una nación santa. Es decir, gente apartada del pecado para un fin especial (eso es ser santo) que se deja capacitar por Su instrucción para reinar, traer orden a la Tierra.

Esto mismo es lo que hizo Jesús (Yeshúa en su forma original), porque fue el Cristo, que en hebreo se dice “Mashiaj” (español Mesías) y significa “ungido”. Esto significa “ser capacitado” para transformar la realidad conforme al propósito y voluntad del Dios de Amor.

Según Efesios 4:11-16 toda persona que conforma la Iglesia de Cristo está llamada a ser parte de un cuerpo que es en todo como su cabeza. Un cuerpo que trabaja en sintonía con las directivas y mentalidad de quien lo domina y que manifiesta su poder en la creación.

La pregunta es ¿cómo llegamos a eso? El Señor a través de Su Espíritu Santo nos da esa respuesta en el mismo pasaje antes citado:

“Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo.

De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.

Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas.

Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.

Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro”.     

(Ef. 4:11-16, versión NVI)

 

La respuesta indica dos fundamentos elementales e interdependientes (es decir, que se necesitan mutuamente):

  • La instrucción del Eterno (torah en hebreo y mal traducida como “ley”) administrada por los cuatro ministerios que Él constituyó (apóstoles, profetas, evangelistas y pastores maestros). Cabe destacar que las Sagradas Escrituran hablan de que fueron constituidos cuatro tipos de hombres “dones” con el objetivo de “capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para edificar el cuerpo de Cristo”. Es decir que se necesitan esos cuatro tipos de seres humanos entregados como regalo a la iglesia para poder edificar el cuerpo mesiánico que el Eterno quiere, cuatro y no menos, como muchos afirman al negar por ejemplo la existencia de apóstoles y profetas en los tiempos actuales (que dicho sea de paso carecen de fundamentos bíblicos para sostener este error).
  • El Amor perfecto, que es Dios mismo según la primera carta de Juan 4:8.

Entonces instrucción eterna administrada por los cuatro ministerios y sumergida en YAHVÉH (el Amor perfecto) conforman una humanidad que es “en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.”

Si estamos de acuerdo en que esos dos elementos son necesarios para el cumplimiento del propósito eterno, cabe advertir sobre aquello que busca que eso se cumpla.

Obviamente que muchos dirán “las tinieblas” o “satanás”, y es válido pero hasta cierto punto. Si el Señor es dueño de todo e omnipotente, nada puede impedir el cumplimiento de su voluntad, el adversario no puede “oponerse a Él”, sino que se opone a los seres humanos haciendo que éstos sean quienes se rebelen contra el diseño original.

¿Cómo lo hace? Activando nuestra falsa imagen, el ego, o en lenguaje escritural la “carne” en nosotros. Para activar esto en nosotros el enemigo usa una estrategia descripta en el mismo capítulo de Efesios: los “pensamientos frívolos”, éstos son todos aquellos que no están relacionados con “las cosas de arriba” (Mt. 16:23) y que se describen en 1 Juan 2:16:

«Esto es lo malo del mundo: desear cosas sólo por complacer nuestras malas pasiones; dejarnos atraer por lo malo que vemos y sentirnos orgullosos de las cosas que tenemos. Pero nada de eso viene del Padre, sino del mundo.»  (versión PDT)

 

Por eso, para concluir, debemos ser imitadores de Cristo Jesús como las mismas Sagradas Escrituras nos exhortan en Efesios 5:1-2, de esa manera seremos en todo semejantes a Él. Para eso debemos dejarnos capacitar (ser ungidos, es decir mesías) a fin de tener la misma mente de Él: amor en servicio, descripta en   Filipenses 2:5-8:

“Piensen y actúen como Cristo Jesús. Esa es la misma manera de pensar que les estoy pidiendo que tengan. Cristo era como Dios en todo sentido, pero no se aprovechó de ser igual a Dios. Al contrario, él se quitó ese honor, aceptó hacerse un siervo y nacer como un ser humano. Al vivir como hombre, se humilló a sí mismo y fue obediente hasta el extremo de morir en la cruz” (versión PDT).

El Velo y la Cobertura Profética de la Mujer

«Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.
Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.
Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o raparse, que se cubra»
…Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.
Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.

(1 Corintios 11:3-6; 15)

En el sistema de la Gracia divina todos somos iguales.

En el sistema de Gobierno sí existe jerarquía de potestad.

La Gracia jamás puede desplazar al Reino del que proviene. Por el contrario, la Gracia permite que el Gobierno del Eterno se manifieste sobre la Tierra igual como se hace en los Cielos.

Por eso, es importante acercarnos a las Escrituras del Nuevo Pacto con una visión de águila que nos permita entender que todo lo que está en los libros de la Antigua Alianza apunta a que el Hijo del Eterno se manifestara como la revelación última de todo el diseño redentor de nuestro Abba kadosh.

Este video es la Segunda Parte del que encabeza esta bitácora: 

Jacob y el Altar que Dios no le pidió

Por P.A. David Nesher

«Después Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, cuando venía de Padan-aram; y acampó delante de la ciudad. Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas. Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel».

(Génesis 33: 18- 20)

Por P.A. David Nesher

Después de que Yaakov pudo palpar el poder milagroso del Eterno causando la reconciliación con su hermano Esav; nuestro padre en la fe prosiguió su viaje hasta llegar a Siquem, ciudad no muy lejos de Sucot, directamente al oeste del río Jaboc y unos 32 kilómetros del río Jordán. Allí, frente a la ciudad, acampó y compró la finca donde había plantado su tienda. Justamente el Eterno había dicho que estaría con Yaakov (28:15, 31:3), y el hecho de la expresión de que él «llegó en paz a Canaán» estaría indicando que nuestro padre vio aquí el cumplimiento de esa promesa.

De acuerdo con la sociedad cananea de esa época no era un ciudadano, por lo que acampó frente a la ciudad. Es bueno que Jacob haya venido a la tierra prometida, y que se haya quedado allí, pero, él no alcanzo, porque al parecer Dios le dirigió que se fuera a Bet-el (Génesis 31: 3, 13). Justamente, y a la luz de los hechos que Yaakov y su casa vivirán en esa ciudad (un escándalo y un suceso trágico), podemos considerar que el patriarca cometió un grave error al establecerse en aquel lugar, y no continuar en obediencia hacia dónde nuestro Abba le había indicado. Y así fue como el detenerse en su viaje quedándose en Siquem por un tiempo causó a Jacob y a su familia muy graves problemas y una gran tragedia que marcaría por siempre el alma del patriarca.

Hay dos asuntos de vital importancia que se revelan a lo largo de todo el libro del Bereshit (Génesis) de los que Yahvéh se ocupó de una forma providencial y específica. El primero de ellos tiene que ver con la herencia o linaje que establece la seguridad de la materialización del Código Sagrado: la Simiente de la Mujer (Génesis 3: 15). Dicha simiente se encontraba asegurada, y sellada por pacto, en la herencia prometida a Abraham, luego a Isaac y ahora a Jacob. El Eterno quería proteger la transmisión de dicha herencia por lo que no le agradaba en absoluto que se realizasen matrimonios mixtos entre mujeres de Su Pueblo y varones pertenecientes a los pueblos paganos que vivían a su alrededor, y viceversa. El segundo asunto importante era el entorno del individuo, lo cual tenía relevancia especialmente en la vida de Jacob, que tenía una familia numerosa, pues además de sus doce hijos tenía hijas. Este relato se concentra únicamente en su hija Dina, porque ella se vio implicada en los trágicos incidentes que he citado.

«Y allí donde había plantado su tienda, compró la parcela del campo de mano de los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien monedas» (33:19). El Eterno le había prometido a Yaakov toda la Tierra Prometida, tal como lo hiciera con Abraham e Isaac, pero esta era la única parte que Jacob poseía en realidad. La tierra que compró era excelente para pastoreo de sus rebaños y manadas. Además, nuestro padre cavó aquí un pozo que se conoció como el pozo de Sicar (Juan 4:6, 11-12). Años más tarde, este será el lugar donde se sepultarían los huesos de José (Josué 24:32). Por todo esto, Siquem se convirtió en una ciudad importante en la historia bíblica. Estaba situada en el Monte Gerizim, que más tarde se convertiría en el territorio de la tribu de Efraín. Estaba muy cerca de la ciudad de Samaria, que se convertiría, siglos después, en la capital del reino del norte de Israel. Cuando Yaakov llegó allí, la ciudad estaba bajo el control de los heveos, una tribu cananea, que era gobernada por un hombre llamado Hamor. Él tenía un hijo llamado Siquem, y en homenaje al orgullo de su hijo (tal como hiciera Caín) había nombrado a la ciudad.

«Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas. Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel«.

El altar que erigió, Yaakov lo nombró: El-Elohe-Israel que significa literalmente «Dios es el Dios de Israel». Este fue el primer uso de su nuevo nombre; una evidencia que, aunque Yaakov había tenido un encuentro personal con el Mesías, y por ende, había nacido de nuevo, todavía estaba experimentado los rezagos de su viejo hombre. Hubo un cambio indudable en su vida, pero su desarrollo y consolidación fueron lentos. Yaakov levantó un altar desde su propia opinión, para destacar su nombre nuevo, más que el Nombre del verdadero Dios. Él desobedeció nuevamente porque sabía que  Dios no quería que Su altar estuviera en Siquem; sino en Betel. Convengamos pues que aunque Yaakov hizo un altar, en verdad era obediencia lo que el Eterno más quería; no sacrificio. Por ello,  Jacob llevará fruto malo y perderá tiempo porque está en un lugar donde no debe de estar.

Notamos que en ninguna parte Yaakov consultó al Eterno acerca de su decisión y, de hecho, no hay ninguna mención de Dios en toda esta sección. Los pastos de Siquem eran verdes, y sus posesiones habían aumentado hasta el punto de que todo movimiento de mudanza era difícil. Por ello, Yaakov se estableció en lo que él creía que era la vida sencilla, habiendo ya sea, pospuesto o dejado de lado el cumplimiento de la promesa de Yahvéh para él. Por esto, apareció un cáncer del sistema reptiliano en la familia de Jacob que no se había visto en la familia de Abraham o de Isaac. Los dos patriarcas anteriores tenían sus problemas familiares, sí, pero nada parecido a lo que veremos en la familia de Jacob. Dicho tumor del inframundo se extendió de tal modo en la casa de Yaakov que traerá una aflicción a su alma que durará por décadas.

Desde esta historia, y considerando la actitud errada de Yaakov, puedo decir que hay en ello una lección para nosotros. Sucede que muchas veces, cuando los hijos del Altísimo experimentamos una experiencia cumbre con el Eterno, al bajar del éxtasis, nos encontramos con la cruel y cruda realidad del sistema de cosas de HaSatán, y nos olvidamos de fortalecernos en el poder de la fuerza del Señor para hacerle frente y vencerlo. Ejemplo de esto encontramos, no sólo en el padre Yaakov, sino en muchos de los héroes de la fe. Cuando Moisés bajó del monte Sinaí, el pueblo se había moldeado un becerro de oro para adorarlo; después de que Elías derrotara a los profetas de Baal en el monte Carmelo, cayó en una profunda depresión. El rey David después de derrotar a los filisteos y los amonitas, reinando sobre todo Israel, y hacer lo que era correcto para todo su pueblo, se convirtió en un adúltero y un asesino. Su hijo, el rey Salomón fue el hombre más sabio del mundo y construyó el templo de Dios; sin embargo, en la cúspide de su vida, se convenció de que nada tuviera sentido después de que su corazón se volvió hacia los dioses de sus muchas concubinas. Del mismo modo, Jacob había luchado con Dios y, finalmente, había recibido su bendición en el camino correcto, pero luego puso a la Instrucción de Dios en un segundo plano.

¡Este era el hombre que había visto el rostro de Dios! ¡Este era el hombre por quien Yahvéh había prometido que todos los pueblos de la tierra serían bendecidos! Este era el hombre que quería la bendición patriarcal, que incluía ser el líder espiritual de la familia. ¡Y este era el hombre a quien el bien y la misericordia de Dios habían seguido todos los días de su vida! Sí, era ese hombre, un varón escogido desde el vientre de su madre. Pero también era el hombre que estaba en decadencia espiritual por causa de haberse instalado (o estancado) en Siquem. Esto es siempre lo mismo. Sólo hay una manera de deslizarse espiritualmente, esto es cuesta abajo, y Jacob se deslizó.

Cuántas veces, nosotros, tal y como le sucedió a Yaakov, terminamos hundidos en circunstancias muy complicadas que acarrean mucha aflicción al alma de todos aquellos que conforman nuestro círculo más íntimo. Todo por una sencilla razón: no ser sensibles a la voz del Señor y no ir a donde el Eterno ha señalado que quiere llevarnos.

¿Quién luchó con Yaakov (Jacob)?

Por P.A. David Nesher

Jacob se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. Cuando vio que no había prevalecido contra Jacob, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Jacob mientras luchaba con él. Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Jacob. Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has prevalecido.«

(Génesis 32:24-28)

En su regreso a la Tierra Prometida, Yaakov estaba anticipando el encuentro que tendría con su hermano Esaú. Pero antes de encarar a su hermano, nuestro padre tenía que tener otro encuentro… Ese encuentro que tarde o temprano todos enfrentamos, y que nos cambia la vida. El conocido «Encuentro Personal con Dios«.

Yaakov estaba viviendo un momento crítico en su vida. Estaba por enfrentarse con Esav, y tenía mucho temor. Aunque había orado a Dios, pidiendo Su ayuda (v.9-12), seguía confiando en parte en su propia astucia, como lo evidencian los v. 13-21.

Yaakov, aunque contaba 97 años sobre sus lomos, todavía dominaba su propia vida. Era un hombre sumamente fuerte. Hasta ahora no había tenido la experiencia de la entrega total al Eterno. Su fuerza era él mismo.

«Y Jacob se quedó solo, y un varón estuvo luchando con él hasta rayar el alba» (32:24).

Esa noche, Yaakov había hecho cruzar el arroyo a su familia, y luego se fue a un lugar solitario para meditar y orar, y derramar su corazón ante Dios. Por fin Yaakov se quedó sólo. Allí es donde el Eterno lo quería. Quería tratar con él a solas. Él se quedó solo, y de repente fue consciente de una pelea. Una pelea que vibraba en tres planos: físico, psíquico y espiritual. Una lucha que descubrió tenía en su interior desde hacía muchos años, y que se manifestaba en cada uno de los días que había vivido (leer Romanos cap. 7). Yaakov, en su soledad, descubrió que en su interior tenía una lucha que desde su alma impedía una perfecta relación con el Eterno. Dicha batalla interior, se fundamentaba en las heridas que su alma tenía con su hermano Esav.

Lo primero que notamos es que un varón estuvo luchando él hasta el amanecer en el vado (del río Jordán) llamado Jaboc. Es significativo que el nombre Jaboc significa luchador. Hay un juego de palabras aquí con luchó y Jaboc. Entonces prestemos atención a esto.

En hebreo, la palabra Jaboc es yabok, y la palabra luchar es yaaveik. La palabra hebrea para lucha se encuentra sólo aquí y en el siguiente versículo, y en ningún otro lugar en toda las Sagradas Escrituras. Esta palabra en sí proviene de la raíz avak que significa polvo. Así que el significado básico de esta palabra es el polvo que se levanta mientras lucha. Pero, lo que hace interesante a este nombre, es que espiritualmente significa: «el hombre que lucha para dejar de ser simplemente polvo» o «el hombre que lucha para levantarse del polvo«. Es decir que esta fue una lucha que incitó al patriarca a batallar contra las tentaciones, en procura de su evolución espiritual. 

En base a eso, esta escena de la vida de nuestro padre es muy relevante y trascendental, ya que en ella se describe la lucha interior de todo ser humano que quiere trascender lo material y elevarse a la plenitud de la imagen divina (Imago Dei) que se le ha otorgado por creación. Esta batalla jamás se logra ganar desde la soledad egocéntrica, sino solamente desde un Encuentro Personal con el Mesías. Por todo ello, evidentemente el nombre Jaboc se le dio al río en una fecha posterior para recordar la increíble experiencia de Jacob esa noche.

Entonces, ¿fue un hombre o un ángel el que luchó con Yaakov toda lo noche? Su identidad emerge gradualmente, y Yaakov se apresura a tomar cada pista.

No parece haber ninguna duda de que el autor de este pasaje (se cree que probablemente fue Yaakov) lo destinó para que fuera tomado literalmente. En lo que se refiere al misterioso luchador, él estaba en forma de un hombre, pero en realidad era un ángel. En cuanto a lo que la Torah nos dice acerca de la identidad del personaje, lo llama explícitamente «Ish» (32:25), que quiere decir: «varón» u «hombre«. Yaakov lo consideró como «enviado de Dios«, y no es extraña esta identificación, como antecedente tenemos que en Bereshit/Génesis 18:2 podemos leer acerca de la visión de tres hombres (anashim en hebreo, plural de ish) frente a Avraham, de los cuales luego reconocemos que son enviados del Eterno, e incluso se asume que son la misma presencia de Dios, por lo que no hay duda de que los ángeles pueden asumir las características físicas de los hombres si tienen que hacerlo. El Espíritu Santo indica que se trataba de un ángel como el SEÑOR inspiró a escribir al profeta Oseas:

«En el vientre tomó por el calcañar a su hermano, y en su vigor luchó con Dios.
Luchó con el ángel y prevaleció; lloró, y alcanzó misericordia.
En Bet-’El lo encontró, y allí habló con nosotros.
¡Sí, YHVH es ’Elohey Shebaot!
¡YHVH es su nombre!

(Oseas 12:3-5)!

El primer hecho misterioso de este pasaje es justamente que dicho ser espiritual apareció con forma humana. De acuerdo a lo explicado con respecto al río Jaboc, al ser contra el cual lucho Yaakov suele ser considerado como el «agente celestial de Esav/Esaú«, que es otro de los nombres del Yetzer HaRá (inclinación hacia lo negativo – carne ).  Por tanto, esta historia remarca que Yaakov no peleó contra algo ajeno a él, sino contra una parte de sí mismo, que dicho ser celestial materializa. Es decir que nuestro padre luchó:

  • contra sus propias tendencias a apartarse del camino del Bien,
  • contra su deseo por prevalecer empleando métodos reñidos con la ética y moral,
  • contra sus apetencias irracionales,
  • contra su anhelo de éxito sin miramientos,
  • contra su ambición material,
  • contra su olvido de perseguir lo trascendente en lugar de lo fugaz,
  • contra la imagen que había internalizado, y por tanto integrado a su personalidad, de su extraviado hermano Esav.

Así, vemos que nuestro padre Yaakov llegó a un punto en su existencia en la cual por primera vez descubrió sus heridas errores y hábitos descaminados, es decir, ante el encuentro crucial con su hermano, el patriarca desnudó para sí su alma, ante el Señor, y cuando reconoció lo que no era correcto, luchó contra sí mismo junto al poder del Eterno.

En esta primera instancia, las líneas sagradas nos enseñan que cuando un escogido lucha contra esa parte perversa que compone su ser, contra lo que lo aleja de su esencia más preciosa, contra lo que abjura del Eterno. Cuando el redimido se esmera y esfuerza por crecer, en lugar de vegetar o afanarse por el triunfo vacío, entonces, la persona está haciendo lo que hiciera Yaakov. Y si vamos armados con Torah (Instrucción) y sus preceptos, junto a la voluntad de combatir hasta las últimas consecuencias, entonces, estamos en condiciones de vencer nuestro Yetzer HaRá (inclinación a lo negativo -carne-), y así vencernos a nosotros mismos. Sólo de ese modo lograremos superar nuestra antigua identidad apática y pasar a ser una nueva persona, alguien capaz de enfrentarse sin tapujos contra lo negativo, y adentrarse en lo positivo para ya nunca más fracasar.

Sin embargo, en la evaluación de Jacob, su oponente de lucha era más que un simple ángel encarnando su vieja naturaleza herida. Era nada menos que el «Ángel del SEÑOR«, es decir, el Mesías pre-encarnado, y la manifestación visible del Dios invisible.

Cuando Jacob (hebreo: Yaakov) comenzó a orar esa noche, poco sabía que como él clamó a Yahvéh por fuerza y ​​liberación, acabaría luchando con Dios mismo. De la forma en que él luchó en la oración, fue con la sensación de que el SEÑOR estaba realmente presente con él. A medida que él gritó más y más en la oración, la presencia del Eterno se hizo más y más real para él hasta que, de repente, ¡Él era real! Los brazos levantados de Jacob en realidad estaban aferrados a YHVH mismo, Dios en forma humana. Fue una larga lucha indecisa. Pero una vez que se dio cuenta Yaakov con quien peleaba, declaró: «No te dejaré, si no me bendices«. Yaakov no estaba luchando más, sólo se estaba aferrando. Yaakov sintió que, si se soltaba por un momento, significaría que Dios le había dejado su oración sin respuesta; y así se aferraba desesperadamente, pidiendo al mismo tiempo Su bendición. Se dio cuenta de que no se llega a ninguna parte luchando y resistiendo a Dios. 

Así, al ver que la fe y la comprensión de Su siervo fueron creciendo mientras se aferraba, El SEÑOR en Su gracia permitió a Jacob que se sujetara a Él. Nuestro padre Yaakov ha sido reducido al lugar donde lo único que puede hacer es aferrarse al Eterno con todas sus fuerzas. Él ya no puede pelear, pero sí puede agarrarse bien. No es un mal lugar donde estar. La única manera en que usted consigue algo con Dios es cediendo y simplemente aferrándose a Su Presencia.

Al rayar el alba, el Ángel de Yahvéh misteriosamente pidió a Yaakov: “Déjame…” (v.25). En algún momento, cuando el Señor vio que no podía dominar a Yaakov, le dio la bendición que buscaba. Al parecer, ¡Yaakov podía más que Él! No era porque Yaakov era más fuerte que el Mesías. No era que Él no podía dominar a Yaakov, sino que Él permitió a Jacob aferrarse. Las palabras del Señor se deben, más bien, a la tenacidad con la cual Yaakov ‘peleaba’, y su insistencia en seguir confiando en sí mismo, en vez de ‘soltar’ su autoconfianza, y aprender a confiar en Dios. Pero viendo que no podía con él, le atacó el encaje de su muslo, y se le descoyuntó el muslo a Yaakov mientras luchaba con él (32:25), para que recordara por siempre esta experiencia. 

Esta acción no debe ser tomada como un castigo, sino como parte del discipulado del patriarca. Esto representa la manera en que a veces Dios tiene que quebrantarnos, para que dejemos de confiar en nosotros mismos, y aprendamos a confiar incondicionalmente en Él. Esto sería un recordatorio continuo de este encuentro único. 

Sin embargo, Yaakov siguió luchando por la bendición, a pesar de tener el muslo descoyuntado. Esta descoyuntura en Yaakov fue su castigo por querer huir y no depender de Dios. Aquí, el Señor está contestando la oración de Yaakov que encontramos en Génesis 32:9-12. Pero antes de que Yaakov pueda ser librado de la mano de su hermano, tiene que ser librado de su propia voluntad y autosuficiencia. Yaakov pensaba que el verdadero enemigo estaba fuera de sí, o sea, Esav. En esta lucha descubrió que el enemigo verdadero era su propia naturaleza carnal, que no había sido conquistado por Dios.

El Eterno tendrá la victoria en nuestras vidas si es que nosotros dejamos nuestro ‘yo’ (ego) al gobierno de Dios. Mientras no sea así, habrá una lucha constante entre el Señor y nosotros.

El Nombre de Jacob Fue Cambiado (vv. 27-28)

Cuando el Ángel de Yahvéh le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?” (v.27), no era porque no lo conocía; sino porque quería confrontar a Yaakov consigo mismo. El Señor quería llegar a ese punto en su vida, al punto de confesar quien verdaderamente era en sí mismo. Era necesario admitir que su nombre significaba lo que hasta ese momento su hermano Esav había dicho: «suplantador» o «estafador» (Gén. 25:26; 27:36), lo cual implica un reconocimiento de que había algo en él que no era agradable ante el Cielo, al ser capaz de mentir, engañar y hurtar para obtener beneficios materiales y espirituales. Fue un nombre apropiado para un hombre que siempre tomaba lo que quería a la fuerza o por medio de estrategias humanas. Pero ahora recibe otro nombre. El Ángel del Señor dice:

“No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.” 

(Génesis 32: 28)

Israel” este nombre significa «el que lucha con la fuerza del Principio de Dios» y así vence a los hombres (Esav y Laván).

Lo extraño de esto es que Dios le dice: “y has vencido” (v.28) en un sentido de felicitación. ¿Por qué lo felicita por eso?

Uno pensaría que la manera en que venció, tanto a Esav como a Labán, no merecía una felicitación, por parte de Dios; menos una felicitación por haber estado peleando con Dios, hasta vencerlo. Al parecer, Dios lo estaba felicitando, por su perseverancia. La perseverancia en su lucha con Dios debe entenderse en el sentido de la oración. Yaakov no estaba dispuesto a dejar de orar y clamar al Señor, hasta que Él se comprometiera a darle la victoria.

Yaakov venció en el sentido de que aguantó a través de su batalla hasta que Dios lo conquistó completamente. Cuando luchas contra Dios, solo ganas por perder y por no darte por vencido hasta que sabes que has perdido. Así es como Yaakov venció.

Esto es muchas veces lo que Dios tiene que hacer con nosotros. Tiene que llevarnos a reconocer nuestras debilidades y nuestra naturaleza pecaminosa. Lo mismo que el Eterno enseñó a Yaakov allí en Peniel, hoy nos está hablando a través del Espíritu de Yeshúa. Para poder avanzar y crecer en la vida espiritual, tenemos que ser suficientemente honestos, y reconocer quienes somos ante el Eterno cuando aún no nos sometemos a su señorío: simples pecadores.

La importancia del nuevo nombre de Jacob fue que le permitió entender su nueva pertenencia. Ahora su identidad dependía del Eterno como su único Dueño. El nuevo nombre sería para recordarle siempre su nuevo destino, y la cojera adquirida sería para recordarle siempre que vivir en el temor de YHVH sería el único secreto del éxito en su peregrinar por la vida (Proverbios 9:10).

Antes de regresar a la Tierra Prometida, Yaakov se encontró con el Eterno. Este evento fue un punto de inflexión en su vida. Para Yaakov, la victoria en la oración fue recibir la bendición de Dios. Él la pidió (v.26), y la recibió (v.29). El texto no indica en qué consistió dicha bendición. En parte, pudo haber sido su nuevo nombre; y en parte, la liberación de las manos de Esaú. Yaakov recibió un nuevo nombre que indicaba la naturaleza de su nueva relación con Yahvéh.

Finalmente, se enteró de que en el modo de hacer las cosas del Señor, la fuerza llegaría a través de la debilidad de su alma frente al poderoso Trono del Eterno. Nuestro padre Yaakov terminó débil físicamente (v.31), pero más fuerte espiritualmente. Eso lo evidencia el siguiente capítulo (Gén. 33:3), cuando él se coloca al frente de su familia, para ir al encuentro con Esav. Ya no estaba confiando en sus estrategias humanas, sino en solamente en la Benevolencia del Eterno.

Yaakov y su Confianza en el «Dios Genetista»

Por P.A. David Nesher

«… Mas él le respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cómo le ha ido a tu ganado conmigo. Porque tenías poco antes de que yo viniera, y ha aumentado hasta ser multitud; y el SEÑOR te ha bendecido en todo lo que he hecho. Y ahora, ¿cuándo proveeré yo también para mi propia casa?
Y él respondió:
¿Qué te daré?
Y Jacob dijo: No me des nada. Volveré a pastorear y a cuidar tu rebaño si tan sólo haces esto por mí: déjame pasar por entre todo tu rebaño hoy, apartando de él toda oveja moteada o manchada y todos los corderos negros, y las manchadas o moteadas de entre las cabras, y ése será mi salario. Mi honradez responderá por mí el día de mañana, cuando vengas a ver acerca de mi salario. Todo lo que no sea moteado y manchado entre las cabras, y negro entre los corderos, si es hallado conmigo, se considerará robado.»

(Génesis 30:29-33)

Al leer el libro de Bereshit, nos encontramos con un pacto comercial que plantea un problema genético de difícil interpretación científica. Es la alianza económica que hizo nuestro padre Jacob (en hebreo Yaakov) y Labán, su suegro.

Recordaremos que una vez finalizado el contrato de catorce años de trabajo a cambio de sus esposas, nuestro padre Yaakov estaba ansioso de regresar a su tierra natal. Pero al ver Labán cómo le había bendecido Yahvéh por causa de su yerno, insistió en que continuase supervisando sus rebaños; incluso le dijo a Yaakov que estipulase su propio salario.

«Vayomer elav Lavan im-na matsati jen be’eyneyja nijashti vayevarjeni Adonay biglaleja.» Mas Labán le respondió: ¡Si he hallado gracia en tus ojos!; he sabido por adivinación que el Eterno me ha bendecido por tu causa!«]

La traducción: «Sí he hallado gracia en tus ojos«, el sabio Soforno dice que debería ser así: “Si me amaras -como debe amar un familiar-, no me abandonarías”.

Labán continuo diciendo que, por medio del ocultismo, se había enterado de que, únicamente gracias a la presencia de Yaacov, se había vuelto un hombre acaudalado y que había sido bendecido con hijos (Rashí). En base a esto, los sabios dicen que es posible que Labán haya tratado de provocarle sentimiento de culpa a Yaacov, pues su partida redundaría en un desastroso decaimiento en las fortunas de la familia de sus mujeres e hijos.

Labán había albergado la esperanza de que el piadoso Yaakov se sintiera halagado con este reconocimiento de la intervención divina y declarara su disposición a quedarse sin goce de sueldo. Pero, apenas Labán se quedó en silencio, se dio cuenta de que iba a tener que ofrecerle un incentivo. Por eso le pidió a Yaakov que estipulara sus términos. Yaakov inició su respuesta reiterando que había servido a Labán con lealtad y en la forma debida, es decir, que no tenía motivos para sentirse culpable. Al contrario, fue Labán el que se había aprovechado de él todos esos años.

Importante es saber que en esa zona geográfica las ovejas y las cabras suelen ser de un solo color: las ovejas, blancas, y las cabras, negras. Por consiguiente, Yaakov se atrevió a hacer un pacto con el egoísta de su suegro, estableciendo su salario de una manera muy curiosa. Según lo pactado Yaakov propuso:

los animales que desde ahora nazcan moteados y manchados entre las cabras, y además marrones entre las ovejas serán míos”.

Es decir, Jacob se llevaría a la descendencia salpicada o manchada, pero los separaría de los animales actualmente salpicados con manchas en el resto del rebaño, por lo que las probabilidades estaban totalmente en contra de él. Permitiendo que las ovejas y cabras salpicadas permanecieran en el rebaño, aumentaría la probabilidad de tener más descendientes salpicados del mismo rebaño.

Labán le respondió: ¡Oh, que sea de acuerdo a tu palabra!” Este es un acuerdo aceptable para ambas partes. En primer lugar, se trataba de un método infalible para distinguir entre los rebaños de Labán y Yaakov, además, a Labán le gusto el trato debido a que las probabilidades estaban a su favor. Yaakov pudo haber propuesto el acuerdo, porque él estaba dispuesto a confiar en el Eterno. Y para mantener el salario tan bajo como fuese posible, Labán, por sugerencia de Yaakov mismo, separó de los rebaños todas las cabras rayadas, moteadas y con manchas de color y toda oveja morena oscura entre los carneros jóvenes, y se las entregó a sus propios hijos para que las cuidasen, e incluso fijó una distancia de tres jornadas entre ellos para evitar cruces entre los dos rebaños. Solo pertenecerían a Yaakov

las que a partir de entonces naciesen con un color anormal. (Génesis 30:25-36).

Entonces, Yaakov avinu (nuestro padre) situó una vara con manchas frente a las ovejas “para lograr el objetivo”. Tomó varas (ramitas verdes y todavía húmedas) de estoraques (otra versión dice álamo), almendros y castaños (otra versión dice plátanos), y las descortezó, para darles la apariencia de estar rayadas y moteadas. Colocó estas varas en los canales de los abrevaderos de los animales. Él tenía en su fe la idea de que si los animales miraban las rayas cuando estaban en celo, la prole que tuviesen sería moteada o de un color anormal. También procuró colocar los palos en los abrevaderos solo cuando los que estaban en celo eran los animales más fuertes y robustos. (Génesis 30:37-42).

Los antiguos contratos de pastoreo que se realizaban en estas regiones del Medio y Cercano Oriente, estipulaban una porción de entre el diez y doce por ciento del rebaño, junto con un porcentaje de la lana, y de los derivados de la leche. En los rebaños orientales, las ovejas tienen como color dominante el blanco, y las cabras poseen como color dominante el marrón oscuro o el negro. Por ende, las ovejas que eran de color oscuro (ya sea de color marrón oscuro o negro) o incluso moteado o manchado, y las cabras que eran manchadas o moteadas eran colores recesivos y eran escasos, probablemente no más de diez a veinte por ciento del total del rebaño.

Es decir que, como los animales ovinos oscuros y caprinos con manchas representaban una proporción más pequeña, era Labán quien claramente, desde una perspectiva humana, se llevara la mejor parte del negocio.  Yaakov avinu estaba dispuesto a comenzar con el mínimo y, al hacerlo, aparentemente se ponía a sí mismo en una gran desventaja. Él ha elegido para su salario los animales «raros» o «anormales», pero él también tiene el secreto para cambiar esto. Yaakov conocía la creencia popular entre los pastores que aseguraban que la naturaleza de las crías depende, en parte, de las influencias externas que rodean a la madre en el momento de la concepción.

Con esto en su mente, más la emuná (fe) de las promesas divinas en su corazón elaboró una estrategia milagrosa. La misma estaba llena de la astucia que caracterizó siempre a Yaakov, pero impregnada de humildad y obediencia a los tiempos del Eterno. Este plan se reduce a las siguiente técnicas «genéticas» celestiales:

  1. En cuanto a las cabras (vv. 37 -39), las hace aparearse ante varitas listadas de blanco, cuya vista se suponía que influía en la formación del embrión (técnica del control de la concepción).
  2. En cuento a las ovejas (v. 40), hace que al aparearse estén mirando a las cabras negras del rebaño.
  3. Para estas operaciones se asegura de elegir los machos vigorosos, dejándole a Labán los animales débiles y sus crías (técnica la cría selectiva ).

¿Cuál fue el resultado de esto? Los animales con marcas o color anormal (el salario de Jacob) fueron más numerosos que los de un solo color de tono normal, que habrían de pertenecerle a Labán.

Hoy en día, muchos detractores de la fe, al leer este relato se mofan pues no saben exactamente cómo funcionó este método. Es posible que Jacob sabía más sobre la cría de animales que lo que la humanidad hoy en día conoce, pero lo más probable que Jacob hizo lo mejor que sabía y el Eterno, nuestro Dios, lo bendijo.

Lo cierto es que detrás de este logro está el trabajo sacrificado y diligente y eficiente de Yaakov. Él mismo describe gráficamente todo el sacrificio y esfuerzo denodado que puso en el trabajo (31: 38-42) Seguramente como Yaakov obtuvo el resultado deseado, es probable que en un principio pensara que lo había conseguido con su estratagema de las varas rayadas. Sin embargo, en un sueño su Creador le explicó la verdadera razón. Jacob llegó a saber por medio de un sueño que fueron otros factores (en este caso, los genéticos), no las varas, los causantes de su éxito. Aunque Jacob estaba al cuidado de animales de un solo color, la visión le reveló que los machos cabríos eran rayados, moteados y manchados. ¿Cómo pudo ocurrir algo así? Al parecer, aunque tenían un color uniforme eran híbridos, debido a los cruces que se habían producido en el rebaño de Labán antes de que Jacob empezara a cobrar su salario. Por consiguiente, según las leyes de la herencia descubiertas por Gregor Mendel en el siglo pasado, algunos de estos animales llevaban en sus genes los factores hereditarios para producir animales manchados y moteados. (Génesis 31:10-13).

Un artículo publicado en la revista científica Nature hace un tiempo atrás relata como se comprobó en ratones, que progenitores homocigotas para “spotted tail” (cola manchada) tuvieron en la descendencia ratones con “white tail” (cola blanca), contradiciendo las leyes de Mendel. De igual manera, fue valida la prueba a la inversa – es decir, homocigotas de cola blanca, tuvieron descendencia con colas manchadas. Posteriormente lo aislaron y al inyectarlo en los ovocitos, obtuvieron crías con white tail, a pesar de provenir de progenitores sin genes “white tail” en su ADN (ya que eran homocigotas). Por otro lado, he tratado de buscar información acerca de la capacidad del estímulo visual per se, como generador de alguna respuesta genética (o sea, al igual que las varas que uso Yaakob para inducir a las ovejas a tener crías moteadas).

Siguiendo la linea de pensamiento del hallazgo científico descripto (vale decir que es posible transmitir rasgos aun en ausencia del gen en los progenitores, a través del RNA generado alguna vez por un estímulo y guardado en la “memoria”) deberíamos suponer que las varas tuvieron el objetivo de generar RNA. Este fenómeno descrito, se conoce como “paramutación”. Otro comentario del articulo dice que, los rasgos heredables pueden estar guardados en una memoria ajena al ADN. El mecanismo de paramutacion o “imprinted memories” se realiza a través del RNA, sin la participación del ADN. Es decir, “un estímulo” genera el síntesis del RNA, y este se acumula en todas las células, y en consecuencia se trasmite a la descendencia. En la experiencia publicada, obtuvieron grandes cantidades de RNA “white tail” en el sémen de los ratones. De esta manera se comprobó también que los estímulos visuales no sólo generarían una respuesta química, transitoria y reversible una vez desaparecido el estímulo, sino que “despertarían genes” y generarían RNA. Finalmente, los trabajos de los premios Nobel David Hubel y Torsten Wiesel demostraron que los estímulos visuales generan respuestas plásticas en el cerebro; en otras palabras moldean el cerebro. Esto es un descubrimiento muy poderoso, dado que confirmaría que todo lo que el niño (y los demás) observa, deja una marca indeleble en su cerebro, no sólo generando respuesta genética transmisible (a través del RNA) sino que hasta afecta el «shape (forma) cerebral».

¡Asombroso por cierto! ¡Esto es exactamente lo sucedido con las ovejas de Yaakov, y él no conocía de genética (pero Yahvéh sí)!

Durante los seis años que Yaakov trabajó en estas condiciones, y Yahvéh lo bendijo en gran manera y lo hizo prosperar no solo incrementando sus rebaños, sino también la cantidad de siervos, camellos y asnos, a pesar de que Labán seguía cambiando el salario que había acordado. Finalmente, el “Dios verdadero de Betel” le mandó a Yaakov que regresase a la Tierra Prometida. (Gén. 30:43; 31:1-13, 41).

Vemos así cómo Yahvéh, nuestro Abba, bendijo a Jacob y él enriqueciómucho, o se volvió muy próspero. El hebreo antiguo dice: “el hombre exclamo, extremadamente”, dando la idea de que hubo una explosión de prosperidad. El Eterno bendijo a Jacob, pero no fue porque Jacob era especialmente bueno. Fue a causa de las promesas que Él hizo a Jacob (Génesis 28:13-15) y el Pacto hecho a Abraham avinu. De la misma manera, la bendición viene del Señor para nosotros, no porque seamos grandes o buenos, pero debido a la alianza que Dios ha hecho con nosotros a través de Jesús, y las promesas que nos ha dado en su Palabra.

Debo dejarles bien en claro que aquí las tiras blancas de Jacob funcionaron al igual que las mandrágoras de Raquel (30: 14-18). No fueron las mandrágoras lo que la hacía fértil, y no fueron las tiras blancas las que produjeron los animales de colores recesivos. Fue el SEÑOR quien abrió el vientre de Raquel, y Ya’akov finalmente reconoció que era Dios, quien aumentó su rebaño (31:10-12).

Concluyendo nuestro peregrinar por los códigos de este relato de la Torah, necesito insistirles en los principios de liderazgo que Yaakov avinu aplicó para obtener una explosión de prosperidad:

  • No hagas que la riqueza sea tu meta (Génesis 30:25-26)
  • No tengas miedo de trabajar por los demás y tratar de aumentar su riqueza de ellos, antes o mientras trabajas para aumentar tu propia riqueza (Génesis 30:27)
  • Trabaja duro, dedicándote al éxito de tu empleador (Génesis 30:26, 31:38-42)
  • Confía en el Eterno en todo tiempo (Génesis 30:31-33).
  • Visualiza las metas y objetivos para que se hagan una realidad (Génesis 31: 10-13).

La única razón del enriquecimiento milagroso de nuestro padre (avinu) Yaakov fue su confianza en el Eterno y su trabajo diligente y astuto.

Yakoov confió en Yahvéh porque aceptó Su propósito eterno, y decidió obedientemente regresar a Canaán para el perfecto cumplimiento del mismo. Por lo tanto, no fue el engaño, ni tampoco ciertas acciones mágicas lo que lo prosperó, sino Yahvéh, quien guió las circunstancias en la vida de alguien que confió en Él y estuvo dispuesto en todo momento a cumplir Su voluntad que es buena, agradable y perfecta.

Las ovejas y las cabras obtenidas milagrosamente indicaban que Yaakov obtuvo lo mejor de Labán en una manera muy visible y llena de honestidad. De este modo Yaakov avinu se tomó honradamente su desquite de Labán. Lo que demuestra que las bendiciones de nuestro Dios y Abba siempre excederán a todo fraude humano.

Condiciones yahvistas para hacer milagros.

En esta historia patriarcal la Instrucción (Torah) divina nos da una lección de cómo lo sobrenatural siempre se introduce en lo natural mediante la colaboración entre el ser humano y el Eterno. El hombre hace un acto natural y Yahvéh responde con un acto sobrenatural. Este principio se encuentra en todas las Sagradas Escrituras. Yaakov actuó según una visión celestial que un ángel le había dado. Para poder desatar el poder sobrenatural del Eterno dentro de un marco legítimo hay que tener una revelación, tal como el mismo Mesías lo demostró en su vida:

“Por eso Yeshúa, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera.”

(Juan 5:19)

Para hacer milagros lícitos hay que tener una íntima relación con Yahvéh manifestado como Padre. Además contar con una revelación de lo que Él está haciendo en la historia por medio del hijo o hija que quiere producir el milagro. El que colabora con Él tiene éxito en todo. El que hace milagros sin tener una relación con Él será reprobado, tal como lo dejó bien establecido Yeshúa:

“Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?» Y entonces les declararé:

«Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE PRACTICAIS LA INIQUIDAD»

(Mateo 7:22-23)

Este texto nos revela dos verdades muy importantes. Para no ser reprobado en el día del juicio hay que practicar lo sobrenatural a base de dos cosas, una relación íntima con el Mesías Yeshúa y obediencia a la Torá de Moshé. La palabra griega que fue traducida como “iniquidad” es anomia, y significa “sin ley” («sin Torah») o “violación de la ley”. Por lo tanto los que profetizan y hacen milagros en el nombre del Mesías sin tener una relación íntima con Él y sin practicar los mandamientos de la Torah serán finalmente expulsados de su presencia. Lamentablemente serán muchos de los varones y mujeres que oficias como líderes en las congregaciones de la Gran Ramera.

Avram Sembró Viento y Cosechó Tempestades (Oseas 8:7)

Por P.A. David Nesher

 

Nuestro estudio del Bereshit (Génesis) nos ha traído al capítulo 16. Aquí nuestro entendimiento será entrenado en la comprensión del origen de los problemas que han existidos por siglos en el Medio Oriente a partir del nacimiento de un varón llamado Ismael.

«Y Sarai, mujer de Abram, no le había dado a luz hijo alguno; y tenía ella una sierva egipcia que se llamaba Agar. 
Entonces Sarai le dijo a Abram: 
He aquí que el Señor me ha impedido tener hijos.  Llégate, te ruego, a mi sierva; quizá por medio de ella yo tenga hijos. 
Y Abram escuchó la voz de Sarai.  Y al cabo de diez años de habitar Abram en la tierra de Canaán, Sarai, mujer de Abram, tomó a su sierva Agar la egipcia, y se la dio a marido Abram por mujer.  Y él se llegó a Agar, y ella concibió; y cuando ella vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 
Y Sarai dijo a Abram:
Recaiga sobre ti mi agravio.  Yo entregué a mi sierva en tus brazos; pero cuando ella vio que había concebido, me miró con desprecio.  Juzgue el Señor entre tú y yo.  Pero Abram dijo a Sarai: 
Mira, tu sierva está bajo tu poder; haz con ella lo que mejor te parezca. 
Y Sarai la trató muy mal y ella huyó de su presencia.»

(Génesis 16:1-6)

 Al considerar este pasaje, el Espíritu de Yahvéh nos revela algunos principios que debemos tener en cuenta a la hora de esperar el cumplimiento profético de las promesas divinas:

El primer principio es el hecho que el vientre  de Sarai continúa por un tiempo estéril como una prueba para ver si tanto ella, como Abram aprendían a reclamar en oración las promesas de Dios, y así esperar al Eterno Dios en Su obrar soberano.

El segundo principio, es que había una promesa especifica que Abram ya había recibido en cuanto a que él tendría un heredero, (Génesis 13:14-17 y Génesis 15:45).  Por lo tanto, Abram necesitaba solamente ejercer esperanza en el Señor, y con su fortaleza esperar el cumplimiento propicio de dicha promesa.

El tercer principio es que no importa cuánto parezca que una situación no tiene cumplimiento, Abram y Sarai podían disfrutar  cada día de la esperanza y el gozo que se obtienen al creer en la promesa de Dios con respecto al heredero. De esa manera, evitarían la ansiedad que produce el preocuparse por el futuro.
El cuarto principio es que el esperar en el Señor fortalece el poder de la fe y desarrolla paciencia. La fe es la certeza y convicción que se apodera de tu mente cuando usted cree en la promesa de Dios al momento de recibirla. La paciencia es la virtud divina que permite la fortaleza y perpetuación de la fe antes de que se cumpla la promesa.

«En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte:

‘Quítate y arrójate al mar,’ y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido.

Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.»

(Marcos 11:23-24)

Cuando uno cree pero no ve la evidencia inmediata de una solución, debe obligarse a practicar la paciencia por medio de la oración de alianza.  Es muy importante comprender que el carácter verdadero de nuestra fe está determinado por nuestra paciencia. Una persona paciente esperará en el Señor y así será lento a enojarse con Él, y evitará precipitarse en la búsqueda de soluciones humanas que siempre traen consecuencias lamentables.

La paciencia también le da al creyente un poder maravilloso que le ayuda a mantenerse firme cuando está bajo presión.  «Mejor es el lento para la ira que el poderoso, y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad.» (Pro 16:32)

Todo lo expresado hasta aquí resaltan las razones por las que Abram y Sarai tendrían que haber esperado el tiempo oportuno de la voluntad del Señor. Ellos solamente tenían que aguardar pacientemente que el tiempo perfecto del Eterno se manifestara y trajera gozo y paz a sus vidas.

Sarai, la esposa de Abram, no le había dado hijos. Ella continuaba estéril aún, y a pesar, de la promesa de Dios de un hijo a Abram (15:4). Pero tenía una esclava egipcia llamada Agar, que Abram recibió de Faraón, mientras estuvo residiendo en Egipto (12:16).  El nombre de la sierva es hebreo y significa huir o ser un fugitivo. Eso evidencia que el nombre le fue dado a ella por Abram o por Sarai, porque tuvieron que huir de Egipto. Era un recuerdo viviente de un pasado triste.

Pues bien, incapaz de tener hijos, Sarai siguió la práctica común de la época.  Entonces Sarai le dijo a Abram: el Señor me ha hecho estéril (ver 11:30). Por lo tanto, ve y acuéstate con mi esclava Agar. Tal vez por medio de ella podré tener hijos. Tengamos en cuenta, al leer esto, que Sarai nunca se dirige o habla de Agar por su nombre, sólo por su rol o papel (sieva). Literalmente dice así: «Yo seré edificada». Esta disposición está en consonancia con la legislación de esa época. Si la esposa era estéril, estaba obligada a proporcionar a su marido una sierva a través de la cual pudiera tener hijos. Legalmente, el nacido de una esclava se convertía en hijo de la esposa. De esta manera su semilla no se extinguiría.

Abram al oír esto, llegó a la conclusión de que Dios podría aceptar un poco de ayuda. Seguramente muchos de nosotros nos escandalizamos ante esto, y hasta algunos podrían a llegar a reírse de Abram, pero debemos reconocer que en algún momento u otro de nuestra vida, todos hemos hecho eso. En cualquier caso, Abram escuchó y aceptó la propuesta que le hizo Saray (16:2b). Esta actitud señala un claro momento de debilida en la fe de Abram por causa de la ansiedad. Es una actitud similar a la que encontramos en el capítulo 3 verso 17 donde Adán escuchó a su mujer, y comió del árbol del conocimiento del bien y del mal (2:17, 3:17). Ambos terminaron con consecuencias negativas, pero lo más importante es que Yahvéh no estaba de acuerdo con esto en absoluto.

Sin embargo, Abram escuchó la voz de Sarai y siguió su sugerencia para solucionar el problema rápidamente en vez de esperar a Dios en su actuar soberano.  Por causa de esto, ellos tendrían que esperar otros 13 años para recibir el heredero que Dios le había prometido en Su diseño perfecto.

Leyendo esto, encontramos que la propuesta o la recomendación con la que  Sarai abordó a Abram encerraba un estado de ánimo negativo.  Notamos que no fue una sugerencia que ella dio una vez y nada más. El texto original da a entender que Sarai lo había sugerido una y otra vez, hasta el punto de atosigar la mente del patriarca. Reflexionando profundamente en esto debemos convenir que ninguna mujer normal sugiere al varón a quien ella ama, que adultere con otra mujer, para concretar el sueño de un hijo.  Las líneas sagradas nos alumbran con la evidencia de que hubo algo que funcionaba mal en el alma de Sarai en ese momento de su vida. Ella era víctima de un estado de ánimo que la presionaba a pensar erróneamente. Ese marco anímico era la auto-compasión, una de las armas más destructivas del ego humano.

Vale aquí decir que a HaSatán le encanta instigar a los creyentes hasta que lleguen a ser egocéntricos y egotistas ya que él sabe que así no estarán enfocados en la Instrucción divina, sino en sí mismos. Él ha trazado de este modo el lazo por el que consigue como resultado la frustración mental y la auto-compasión del alma humana.  Cuando un ser humano entra en la auto-compasión, lo que sigue es que se convierte en un ser hipersensible, expuesto a que todo lo hiera, por lo que hará acciones vehementes para acelerar las soluciones que ansiosamente quiere para sus problemas.

Sin embargo, la auto-compasión solamente intensifica cualquier problema y elimina cualquier posibilidad de solución verdadera.  Mientras un ser humano se queda enfocado en sí mismo con resentimiento y resignación, no hay absolutamente ninguna solución para las circunstancias difíciles que esté enfrentando en su vida.  Aquel que lamenta su situación siempre agrega arrogancia al problema.  Por ello, las personas con auto-compasión, son orgullosos y neciamente se envanecen en cada acción que realizan , por lo que les cuesta hacerse cargo de sus consecuencias.
Sarai estaba llena de la auto-compasión:

«He aquí que el Señor me ha impedido tener hijos.  Llégate, te ruego, a mi sierva; quizá por medio de ella yo tenga hijos.  Y Abram escuchó la voz de Sarai

(Gén. 16:2).

Sarai observa su problema pero no a la luz de la Instrucción y promesa divina.  Ella veía su problema con subjetividad. Era verdad, había un problema con respecto al heredero, pero el mismo se encontraba en la subjetividad hipersensible de Sarai y la impaciencia de Abram. Esto fue lo que los aprisiono en un falso enfoque: el problema existente, y no la solución ya dada por Yahvéh en Su Promesa de Pacto.

Si vivimos conscientes de que estamos en el perfecto diseño mesiánico del Eterno, tenemos que descansar en la fe y saber que Él, como nuestro Padre, no nos fallará.  Por el contrario, Él nos promoverá si humildemente aprendemos a esperar en Él.

Si no hacemos esto, seguramente caeremos en la tentación de procurar una solución a nuestra manera.  Tal vez esto trabajará positivamente por un tiempo, pero, tarde o temprano, se desmoronará trayendo consecuencia muy lamentables.  Existe nuestra manera de hacer las cosas, pero también existe la manera de Dios para hacerlas, y la manera de Él siempre trabaja con resultados maravillosos que bendicen generaciones. 

Será muy oportuno que ahora recuerden el relato de Génesis 3 verso 6:

«Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió”.

La decisión de Eva de tomar de «su fruto» le estaba diciendo al Eterno, «mi manera es mejor que la tuya». Sarai hizo lo mismo cuando fue con «este fruto» a Abram para que él lo «comiera» (aceptara) para «ayudar» al Eterno en el cumplimiento de Su promesa.

Por eso, cada vez que elegimos nuestra manera de solucionar las cosas en vez de la manera de Dios, realmente estamos diciendo arrogantemente que somos más inteligentes que Yahvéh o que somos una excepción a la regla, ya que esta solución que estamos trayendo será una especie de “ayudita” para el cumplimiento de Su Promesa.  Por favor, jamás olviden que: «Hay camino que al hombre le parece derecho, pero al final, es camino de muerte.» (Proverbios 14:12)

Amado discípulo, el Eterno te está diciendo hoy, por medio de esta Palabra: «Mi juicio es mejor que tu juicio, Mi tiempo es mejor que su tiempo.»    

Por eso, una de las mejores cosas que podemos hacer hoy en el mundo es separarnos del tiempo humano y sus presiones y ponernos en el “tiempo de Dios” (hebreo «Et«; griego «Kayros»), ya que en él es donde todo transcurre en la correcta manera. ¡Todo ocurre con propósito!

Un principio que es importante que se aprende en las dimensiones eternas es que los “retrasos de Dios” son en verdad oportunidades para el pleno desarrollo integral del hombre.  Por lo tanto, la cosa más sabia que puede hacer un escogido es esperar en el Señor y su soberanía sobre las circunstancias.  La voluntad de Dios y el tiempo de Dios siempre van juntos y son perfectos.

Como conclusión diré que si vivimos por medio de las promesas, tenemos que esperar hasta que la Fuente de esas promesas la cumpla; y la fuente es Yahvéh quien siempre cumple de acuerdo al tiempo perfecto para nuestras vidas.  Si hay algún lector que no tiene aún lo que desea, seguramente es porque no es el tiempo oportuno para que lo reciba.  Muchos lo quieren ahora, pero el Eterno dice ¡no!… ¡Aún no!… ¡Espero un poco!  Desafortunadamente, muchos creyentes tratan de conseguir el cumplimiento de sus deseos a su propia manera, en el tiempo de ellos, pero, lamentablemente, los resultados que obtengan no serán coherentes con lo que Yahvéh ha diseñado en Su propósito eterno. De este modo se perderán la felicidad perfecta y la satisfacción completa que da esperar la acción del Eterno.  Además, ellos tal vez tendrán que vivir con los resultados de esa mala decisión por el resto de sus vidas, como Abram y Sarai lo tuvieron que hacer y como los descendientes de ellos todavía lo están haciendo hoy en día en el conflicto árabe-israelí.

Yahvéh es perfecto en todos Su Camino (2Samuel 22: 31; Salmo 18:30). Su voluntad es buena, agradable y perfecta (Romanos 12:2). Su tiempo de propósito es perfecto. Por lo tanto, aprende a esperar en Él aunque te resulte difícil, y verás que Él hará (Salmo 37: 5-7).

 

Con amor y amistad de servicio: P.A. David Nesher

Sem, Cam y Jafet: Tres Nombres para Tres Culturas

Por P.A. David Nesher

Los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet (y Cam es el padre de Canaán).
Estos tres son los hijos de Noé, y de éstos se pobló toda la tierra”.

(Génesis 9:18-19)

 

Al leer el Bereshit en el capítulo noveno, nos encontramos con un mensaje trascendental para la humanidad de todos los tiempos, y en especial para nosotros hoy.

Sem, Cam y Jafet, los responsables de repoblar la Tierra, parecen haber impreso sus propias características en sus descendientes.

A los fines mismos del escritor (Moshé) inspirado por el Espíritu del Eterno, sus mismos nombres son simbólicos y proféticos. Y es que Sem, Jam y Jafet representan tres culturas.

Jam (Cam): significa “caliente”, o “calor ardiente”.

El calor en la mentalidad hebrea tiene que ver con los placeres. Por ende, Cam representa a la cultura que busca el placer por el placer en sí. Esto se llama hedonismo. El placer que es un medio a través de esta cultura se transforma en un fin.

Yefet (Jafet): signifiva «belleza» o «hermoso«.

Representa a la cultura que busca la belleza de las cosas como fin único. Esta es la base del humanismo. Esta cultura procura constantemente una ilimitada producción de belleza y goce de lo hermoso de las cosas materiales.

Shem: significa “El Nombre de Gloria”.

Esta es la cultura de la esencia. La que conduce al ser humano a investigar por la esencia de las cosas. Buscar la dimensión espiritual de todo, para poder conectarnos al Eterno.

¿ Cuál es el mensaje para nosotros en estos tres nombres ?

sem-cam-jafet

Moshé, persigue demostrar cómo, de este modo, la cultura hedonista sumada a los conceptos de la cultura humanista, reafirmaron el marco declarativo que permitió la resurrección del materialismo anti-Mesías que la serpiente había instalado en la mente de la humanidad del Edén. Fue de los descendientes de Cam y Jafet como la humanidad volvió a constituir un sistema opresor que quedó representado por la Torre de Babel.

Por ello, el Espíritu del Señor deja bien claro cuál es el secreto para vencer esta tendencia del hombre a irse tras la condenación. La sabiduría de la cultura de Shem es saber utilizar el placer y la belleza como medios que permitan glorificar el Nombre del Eterno. Con esta forma de vivir evitamos ser esclavo de la vida moderna que corre sujeta a los lineamientos de un humanismo relativista que ha convertido al hedonismo (buscar el placer por placer mismo) en el leitmotiv de la mayoría de los seres humanos actuales.


Nota:

Seguramente varios de ustedes vienen considerando hacer donativos a este ministerio de enseñanza que el Eterno me ha encomendado. Para aquellas personas que deseen hacer donaciones para la expansión de nuestra pag web y para la ejecución de nuevos proyectos de ayuda social, aquí les dejo el link que les permitirá hacerlo.

¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!

Caín y… ¿su Esposa?

Por P.A. David Nesher

Todo escéptico y agnóstico tiene la costumbre malintencionada de abordar a los creyentes con el siguiente planteo: si Adán y Eva fueron los únicos seres humanos que Dios creó milagrosamente, ¿de dónde vino toda la gente que fue de gran preocupación para Caín?

Al leer el relato del cuarto capítulo de Bereshit (Génesis) vemos que después que el Eterno sentenció al homicida Caín para ser un “errante y extranjero” en la Tierra (Génesis 4:12), él le dijo al Señor:

Grande es mi castigo para ser soportado
(v. 13)

Luego añadió:

He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará

(vs. 14)

Entonces Yahvéh le respondió a Caín, diciendo:

Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado”. Entonces Yahvéh puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara
(v. 15)

¿Sugieren las referencias a “cualquiera” en estos versículos que el Eterno creó a otros seres humanos aparte de Adán y Eva?

“Y salió Caín de la presencia de YHVH y se estableció en el país de Nod, al oriente de Edén”
(Génesis 4: 16)


La expresión hebrea «Vayetze Kayin” que aparece en las mayorías de las versiones traducida:Y salió Caín, en realidad debería ser traducida “Caín se retiró». Esto se debe a que la expresión hebrea “se retiró” da a entender que  Caín fingió sumisión a la disciplina dada por el Eterno, como uno que pretende engañar la Mente Suprema.

En verdad la frase «Vayetze Kayin» traducida literalmente «Caín salió  de la presencia del Eterno» es poco adecuada para indicar que se retiró una actitud hipócrita y engañosa, ya que sabemos que el Eterno es Omnipresente y no es posible «salirse» de Su Presencia. ¡Él no puede ser burlado! (Gálatas 6: 7) Lo cierto es que el texto original da la clara idea del carácter perverso que había adquirido este varón, y la actitud rebelde con la que decidió continuar viviendo sobre la Tierra.

Efectivamente, después de que Caín asesinó a su hermano, se retiró de la presencia del Señor y de sus padres y vivió un tiempo errante hasta que conoció a su esposa y formó su familia.

Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad, del nombre de su hijo Enoc.”
(Génesis 4:17)

Ante esta parte del relato, la pregunta clásica que a lo largo de los siglos los hombres han hecho es:

¿Cómo consiguió Caín Su Esposa? ¿De dónde salió esta mujer? ¿Quién fue ella?

Como lo expresé al empezar esta bitácora, los escépticos de la Biblia han usado a la esposa de Caín una y otra vez para desacreditar el libro de Génesis como un registro fidedigno de la historia. Lamentablemente, la mayoría de los teólogos cristianos no han respondido adecuadamente a esta pregunta. Como resultado, el mundo los ve como incapaces para defender la autoridad de las Escrituras y por consiguiente de la fe que dicen profesar en Cristo.

Sin embargo, este cuestionamiento no es tan difícil de responder considerando muchos detalles del mismo texto que contiene dicho relato.

La respuesta clásica a esta pregunta trata de apoyarse en el texto mismo diciendo que Adán y Eva tuvieron muchos hijos e hijas y de entre ellas Caín escogió a su esposa. Esto significa que a Adán y Eva tuvo que haberles nacido una hija entre Caín y Abel, o después de Abel, para que unida a Caín, surgiera en el camino de Caín, un hijo o de su descendencia, que quisiera matarlo.

Diré que dicha solución es bien lógica e inteligente y se condice con el relato en cuestión. Pero, también diré que no deja de ser una especulación humana que por lo tanto ronda el relativismo racional que hay que evitar a la hora de defender la autoridad celestial de la Torah. Por lo tanto, nos conviene hacer una relectura del texto a fin de lograr captar secretos que los dogmas cegaron, y que, sin embargo subyacen vibrando debajo de las letras de la Escritura Sagrada.

Si analizamos detenidamente el Libro de Bereshit (Génesis),  notaremos que relata que Caín fue el primer ser humano nacido fuera del Gan Edén. Según la Biblia, Adán y Eva concibieron a Caín y su hermano Abel (¿gemelos?, v. 4) después de ser desterrados del Jardín por el Eterno, debido a que habían desobedecido su orden de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Tanto Caín, como su hermano gemelo Abel, nacieron en el ámbito de una humanidad caída. Fueron los primeros hijos nacidos fuera del Jardín, más no significa esto que hayan sido los primeros que aquella pareja hubiera tenido. En ningún renglón del capítulo cuatro se asegura que Caín haya sido el primogénito.

En el relato del tercer capítulo tenemos algunos indicios del idioma hebreo que nos dan un panorama en cuanto a que la primera pareja no eran los únicos humanos que habitan el huerto. Entiendo que a esta altura de la bitácora sus cabezas deben tener la sensación de estallar. Antes de continuar mi argumentación, iremos a escuchar la enseñanza apostólica de Pablo quien dice lo siguiente:

No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir”.
(Romanos 5:14)

La expresión “… aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán…”, aseguran los eruditos bíblicos que debería traducirse de esta manera:

“… los que no desobedecieron el mandamiento explícito de Dios como lo hizo Adán…”

Ante esto surge la pregunta: ¿Había entonces en el Huerto otros que no desobedecieron el mandamiento explícito del Eterno, pero que por ser hijos de Adán e Ishá tuvieron que salir excomulgados del Edén? Desde lo que aparentemente este texto dice, la respuesta sería sí.

Estoy convencido que la expresión: “Y llamó el hombre el nombre de su mujer, Eva; por cuanto ella era madre de todos lo vivientes” (Génesis 3:20), nos permite dilucidar más claramente la respuesta al planteo hecho. Adán le cambió el nombre a su mujer de Ishá (Varona por ser la representación de su esencia) por el de Java (Eva) porque era la madre de todos los vivientes. Entiéndalo bien, de acuerdo al tiempo verbal utilizado, Adán no le cambió el nombre a Eva porque sería la madre de todos los vivientes, sino que ya era madre de todos los vivientes que hasta allí con ellos estaban.

Desde este planteo conviene entender lo que Yahvéh le dijo a la mujer:

“… Multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y a tu marido será tu deseo, y él se enseñoreará de ti”.

(Génesis 3:16)

¿Multiplicaré?… Es decir que el Eterno le anuncia a Eva que aumentaría en una forma que ella no podría imaginar “…dolores y…preñeces”, términos de maternidad que evidentemente aquella mujer ya interpretaba por experiencia propia.

Pero lo que terminará confirmando lo acertado de esta interpretación será analizar la raíz hebrea de: “Y dio también a su marido” en el verso 6 del tercer capítulo de Bereshit:

«Vatiten gam le’ishah» –-

La expresión «Gam» que aquí se traduce por también, encierra la idea de incluir a muchos, después del primero.

la-familia-adan-eva

La frase «… dio también a su marido junto con ella…» implica que ella le dio del fruto inmediatamente después de haber comido de él. El término hebreo «Gam» (–también-) expresa la idea de incluir, agregar a muchos en una acción después de que uno la comience. O sea que el relato aquí implica que además de dar del fruto a su marido, Eva también procedió a dárselo a alguien más (¿los vivientes de los que ya era madre?).

Como lo he dicho más arriba, Caín fue el primer hijo de Adán y Eva nacido fuera del Edén que registra las Escrituras (Génesis 4:1). Él y sus hermanos, Abel y Set (Génesis 4,2, 25), fueron parte de la primera generación de hijos nacidos en la Tierra en condición de humanidad caída. Pero lo que también entendemos es que, aunque no se mencionan los nombres, Adán y Eva tuvieron un gran número de hijos e hijas (Génesis 5:4). Esta expresión abarca tanto a los que les nacieron en el huerto, como a los que fueron contemporáneos de Caín. Claramente, es difícil que alcancemos a comprender cómo era el mundo en un principio y el tamaño que pudo llegar a tener la primera familia, ¡pero debemos recordar que Adán vivió, después de ser expulsado del Gan Edén 930 años! (Génesis 5:5).

Vemos que Caín cambia su oficio de labrador de metales, por el de constructor de metrópolis, ya que edificó una ciudad y le puso el nombre de su hijo, la cual vino a ser la primera ciudad del mundo. Según esto, Caín no quería someterse a lo dicho por Dios, de que sería errante; construyendo una ciudad, para radicarse en ella.

El escritor de Bereshit no habla más de la vida de Caín, sino solo para hacer referencia de pecado; y no se sabe ni como vivió de ahí en adelante, ni como murió.

Es indudable que la intención del autor del libro (Yahvéh es Su Bendito Nombre) quiere revelar a Su Pueblo por medio de este relata cuál es el antidiseño por medio del cual las tinieblas se aseguraron siempre su injerencia en las naciones. Este antidiseño, denominado «hombre rebelde» ha contaminando la Tierra en todos y cada uno de sus estratos, a lo largo de toda la Historia Universal.

El Eterno, nuestro Abba, se aseguró en este relato mostrar cómo la creación gime cada día delante de Su Trono desde el día que la humanidad cayó en los ámbitos infrahumanos de las tinieblas, conocido como pecado. La creación clama y reclama al Eterno la manifestación de sus hijos, como un reinado de sacerdotes (Éxodo 19: 5-6). La Creación sabe que ellos y sólo ellos serán los que pueden colocarle el punto final a todo este sistema violento que atenta día a día contra el Propósito Eterno de Dios: una Nueva Humanidad llegando a la estatura plena del Varón Perfecto que por ella intercede día y noche a mi derecha. Un ser humano a la estatura y  plenitud de Yeshúa, el Mesías.

Con amor y en amistad:

P.A. David Nesher

Bitácora Relacionada:

Nota Profética recomendada:

CONTRA EL HOMBRE REBELDE

Bereshit y los Relatos Míticos de la Creación… ¿coinciden o difieren?

Por David Nesher

 

Desde el siglo pasado, la humanidad es testigo de una guerra sin tregua planteada desde los académicos de distintos flancos científicos hacia el relato bíblico de la Creación que aparece en el primer capítulo de Bereshit (o Génesis). Así, y desde sus discurso pedagógicos, se ha implantado en tres generaciones la idea de que el relato de la Creación que aparece en las Sagradas Escrituras es un mito más de entre los tantos que sostuvieron las religiones antiguas.

 

En verdad, si investigamos con profundidad, nos sorprenderemos al ver que por todo el mundo encontramos leyendas culturales y mitos que se parecen mucho a ciertos relatos en las Escrituras bíblicas como el de la Creación, la Caída de la humanidad, el diluvio y los relatos de la Torre de Babel. Por todas estas coincidencias, los tenidos como eruditos se apresuran a plantear una serie de cuestionamientos, que conducen sutilmente a la rápida conclusión de que la Biblia registra mitología en sus primeros capítulos.

 

Ahora bien, debo decir que cuando nos enfrentamos a la cuestión de si la Biblia registra la historia antigua con precisión en Génesis 1-11, o si estos pasajes se derivan de algún otro documento “antiguo”, primero tenemos que recordar lo que la Biblia dice sobre ella misma. La Palabra de Dios ha hecho la afirmación final y justificable sobre sí misma que ninguno de estos otros textos antiguos ha hecho. La Escritura Santa afirma en repetidas ocasiones ser la perfecta Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21; Salmo 19: 7; 119: 160). Por lo tanto, si las Sagradas Escrituras hubieran efectivamente tomado prestado de las antiguas mitologías, la anterior afirmación podría ser cuestionada.

 

En verdad, leyendo las historias míticas antiguas sobre la creación en Mesopotamia, Egipto y Siria, se destaca ante el lector el hecho de que ellas hacen mucho más que intentar explicar cómo el mundo físico llegó a existir. A menudo, los mitos de la creación perseguían elevar a un dios particular, de un santuario particular, a la supremacía sobre a los demás dioses con el fin de validar el prestigio de esa deidad, de ese santuario o de la ciudad en la cual el este estaba localizado. Un ejemplo de ello, lo encontramos en los mitos de la creación de los egipcios. En ellos se asevera que un montículo primordial o una “isla de la creación” surgió de un océano primitivo y que un dios específico creó todas las cosas desde ese sitio. Sin embargo, lo interesante, paradógico y absurdo de este mito es que varios santuarios egipcios afirmaron ser el sitio de dicho montículo primigenio y aseguraron que el dios de ese templo respectivo fue el gran y único dios creador. En Menfis, era Ptah. En el Hermópolis, era Thoth. En Heliópolis, fue Ra-Atom. En este último templo se decía que una piedra sagrada marcaba el sitio exacto donde Ra-Atom, en la forma de un ave de “Bennu”, descendió e inició el proceso creativo.

 

También debo aquí señalar que algunos temas comunes en los mitos de la creación incluye la generación espontánea de dioses, la reproducción sexual entre dioses y la deificación de la naturaleza (por ejemplo el sol y la luna teniendo coito y dando criaturas).

 

Otra característica a resaltar de un mito de la creación e s que a menudo se enfoca en elementos geográficos y en otros elementos únicos del santuario asociado con el mito. Un mito egipcio, por ejemplo, presta especial atención a la creación del Nilo.

 

En ocasiones, los mitos de la creación narran batallas entre dioses y monstruos primitivos, caos acuático, a través del cual uno o más deidades alcanza la supremacía. Algunas veces, la creación ocurre cuando un dios derrota a un mostró primitivo y divide su cuerpo en dos partes, las cuales se convierte en cielo y tierra, o tierra y agua, etc. En el mito de la creación babilónica, llamado Enuma Elish, se describe la derrota de la diosa madre y monstruo marino Tiamat por parte del dios Marduk. En sus líneas se describe como después de una terrible batalla, Marduk le quita la vida a Tiamat, corta su cuerpo a la mitad como “un pez para ponerlo a secar” y lo usa para formar la bóveda celestial llena de las constelaciones que marcarían el destino de los seres humanos. Esta victoria supuestamente establece la supremacía de Marduk entre todos los dioses.

 

marduk-contra-tiamat

Marduk le quita la vida a Tiamat

Los mitos de la creación de los griegos son similares. Después del caos inicial, las primeras deidades Gaia (diosa terrenal) y Urano (dios del cielo) surgieron una serie de dioses similares a monstruos (como Cronos, Typhon y los Titanes). Pero Zeus (hijo de Cronos) es quien termina venciendo a estos seres y establece el orden del mundo actual.

 

Además, una enseñanza espantosa que surge de la mayoría de los mitos creativos es que los seres humanos son creados  como mano de obra para realizar el “trabajo sucio” que los dioses necesitan que se haga para ellos tener fuerza y poder. Algunos mitos retratan a los humanos como esclavos de los dioses, cuya función principal es alimentarlos con sus sacrificios.

 

En cambio, podemos destacar que el relato del Génesis desafía explícitamente las afirmaciones de estos mitos antiguos de la creación al revelar la unidad y soberanía de Dios, al describir los cuerpos celestes y las criaturas del gran mar como sus creaciones y al presentar a los seres humanos como sus mayordomos, y verdaderamente portadores de su imagen, en vez de una creación tardía nacida de la necesidad o el ocio divino.

 

En una simple lectura observamos que la narración de la creación en Bereshit o Génesis se refiere al sol y a la luna como la “gran luz” y la “pequeña luz” ¿Por qué? Al describir estos cuerpos celestiales de esta forma, la Biblia los reduce a una condición de meros objetos físicos que “gobiernan” solo en el sentido en que emiten luz y delimitan el calendario. En contraste, en los mitos antiguos, notamos que en sus idiomas mismos las palabras traducidas “Sol” y “Luna” se refieren a divinidades. Ejemplo de esto es como se refieren al dios (diosa) sol y al dios (diosa) luna. Una demostración de esto último lo encontramos en la palabra Shamash, que en sumerio significa sol, pero es también el nombre del dios Sol de la Mesopotamia. La palabra griegas Selene traducida como “luna”, es también el nombre propio de una diosa griega llamada Selene, supuestamente regente de nuestro satélite. Similarmente, los antiguos consideraban a las estrellas (o constelaciones) seres divinos. En contraste, la concisa declaración bíblica: “…también hizo las estrellas” (Gn 1.16) degrada a estos cuerpos a la condición de simples objetos creados por el Eterno.

 

Podemos notar pues que la narración de Bereshit (Génesis) rechaza el tema central de la religión pagana: el panteísmo o deificación de la naturaleza. Interesadamente, no busca elevar a YHWH sobre otros dioses. De hecho, en el relato del séptimo día de la creación (Gn. 1:1-2:3) no se menciona a YHWH; al Creador simplemente se le llama “Elohim (Dios)”, un término más genérico. Incluso Génesis capítulos 2 y 3 no da indicios de que YHWH necesitara establecer su supremacía sobre otras deidades. No hay una conquista de otros dioses o monstruos, y no nos dice que algún santuario o ciudad sea el lugar desde el cual Dios empezó su proceso creativo. No se menciona ningún objeto sagrado. El Dios de Génesis 1 Es verdaderamente El Dios del universo.

 

Como podemos ver, al reflexionar profundamente en todo esto, no es difícil descartar los textos mitológicos del Antiguo y Cercano Oriente como fuentes de influencia para el relato de Bereshit (Génesis). Mientras Bereshit es confiable, estos relatos no lo son. Mientras Bereshit muestra consistencia sobre el carácter justo y soberano de nuestro Dios, los textos mitológicos muestran a los dioses como poco más que gente en constante disputas, que se engañan entre sí y a la humanidad, y que carecen de control soberano y efectivo. Mientras que el relato del Diluvio en Bereshit da suficiente información creíble para permitir la confirmación histórica y geológica, los textos mitológicos proporcionan poco que pueda ser confirmado, y lo que se proporciona no tiene sentido lógico o científico.

 

Las similitudes que existen entre el relato bíblico, las antiguas mitologías de Oriente Próximo y la Epopeya de Gilgamesh solo tienen sentido desde un punto de vista escritural. Los creyentes en el Mesías no debemos sorprendernos de que grupos étnicos por todo el mundo tengan sus propios relatos de la Creación, la Caída, el Diluvio, relatos sobre hombres de grandes edades, e incluso sobre la Torre de Babel. Los relatos solo nos dicen que alguna vez la gente tuvo el mismo registro o testigo de un acontecimiento común que fue transmitido por una generación que alguna vez se congregó en el mismo lugar y al mismo tiempo.

 

A la luz de la Escritura, notamos que la mitología de todo el mundo sirve para confirmar que la Biblia es realmente la Palabra de Dios y la única verdad fiable. El mensaje que en ella encontramos es que el Eterno mismo entra en la historia este mundo y la guía en sus acontecimientos para terminar tomando sobre sí, a través de su Mesías, la ira que merecemos. Sólo a través de la consistente Palabra de Dios podemos saber que la salvación sólo se recibe por la fe en la obra redentora de Yeshúa HaMashiaj .

Los Trece Atributos de la Misericordia Divina

Por P.A. David Nesher

 

 

 

 «Entonces pasó el SEÑOR por delante de él y proclamó: 
«YHVH, YHVH, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpable…»

(Éxodo. 34:6-7)

 

 

Mientras nuestras almas se someten a la decisión de entrar en 21 días de ayuno parcial, hallo conveniente compartir con todos ustedes uno de los más grandes secretos que el Eterno reveló y transfirió a su Pueblo Israel, para lograr transformar toda tragedia en alegría. Me estoy refiriendo a lo que el Señor proclamó acerca de Él, en cuanto a Su naturaleza benevolente, durante un episodio decisivo en la historia de nuestra salvación.

 

Después de su gran pecado con el ídolo de oro (Éxodo 32), Israel a los pies del Sinaí se había arrepentido, y por intercesión de Moisés, el Eterno los había restaurado otorgándoles una segunda oportunidad. Esta nueva temporada de la gracias del Eterno produjo en las generaciones venideras una conciencia que les permitió siempre mantenerse firmes en los momentos duros de la historia certeros de que el Misericordioso Dios sería propicio de ellos.

 

Desde los sacerdotes y hasta cada sabio de Israel se concuerda que estos dos versos contienen una lista de 13 atributos de la misericordia de Dios, por esta razón se lo denomina «las 13 misericordias del Señor«. Es tan poderoso el conocimiento divino que se recepciona en esta revelación que en Israel, desde los tiempos davídicos, y durante cada fiesta bíblica, los peregrinos recitan los 13 atributos de Dios en su peregrina hacia el Monte Santo.

 

Me gustaría conducirlos a sumergirse en el poder maravilloso que esta revelación divina nos entrega.

 

En los países occidentales, el número 13 a menudo se relaciona con la mala suerte. De hecho, muchos edificios multi-pisos no tienen un piso número 13 debido a las supersticiones.

Antes de hablar sobre el número 13, es necesario que se entiendan dos conceptos:

  • Primero, que cada letra en el abecedario hebreo, que se compone de 22 consonantes, posee un equivalente numérico.
  • Segundo, que tanto los sacerdotes, tanto como los profetas practicaban la «guematría». Ésta es la disciplina dedicada a encontrar significado más profundo o escondido en las Escrituras basado en el valor numérico de sus palabras. Eso produce resultados muy interesantes. Uno de los ejemplos más comunes es la palabra hebrea de jai (חי), o «vida,» que tiene un valor numérico de 18; leyendo de derecha a izquierda, la letra ח = 8 y la letra י = 10. Dado que esta palabra es tan importante, muchos donativos judíos monetarios vienen en múltiplos de 18.

Ahora bien es importante para nosotros notar que, desde la mentalidad hebrea, el número 13 no representa la mala suerte de acuerdo a la guematría profético-sacerdotal. Normalmente escrito como yod-guímel [יג], el 13 tiene el valor numérico de la palabra ahavá («amor,» con las letras alef-hei-bet-hei) [אהבה] y de ejad («uno,» como en la declaración diaria de que Dios es Uno, con las letras alef-jet-dalet) [אחד]. Trece es la edad de la responsabilidad, cuando un niño se convierte en «hijo del pacto» o bar-mitzvá. Clamamos por la misericordia del Eterno Dios al recitar lo que la Tradición Rabínica denomina como «shlosh Hesreh middot» (שלוש עשרה מדות), que traducimos como los Trece Atributos de la Misericordia de Dios según Éxodo lo revelado en el libro de Éxodo (Shemot) cap. 34, vv. 6-7.  Estos Atributos son los caminos de Bondad, Misericordia y Juicio, con los cuales Elohim conduce al mundo y a la humanidad.

 

La Torah nos relata que Moisés había pedido ver la gloriosa Presencia del Eterno (Ex. 33:18), así que aquí, Dios continúa respondiendo a su petición. La pregunta que se contesta aquí, tanto a Moisés, como a nosotros es: ¿Qué es la Gloria de Dios? Y la respuesta que el Señor da, rompe los paradigmas equivocados de toda religión. La Gloria de Dios es más que una visión y/o manifestación de poder y majestad divina. La Gloria de Dios incluye conocer su naturaleza, carácter y manera de relacionarse con todas sus criaturas. Por ello, debemos entender que la Gloria de Dios se revela por medio de Su Misericordia y Justicia, extendidas con gracia (favor inmerecido) sobre todos los hombres, llenándonos de beneficios diariamente.

 

El Eterno al atravesar a Moisés en la nube lo bendijo compartiendo una visión profética en la que Él mismo estaba envuelto en un manto (tal como el talit cubre a un líder de una plegaria pública) mientras recitaba estos trece Atributos de Misericordia. Haciendo esto Dios le dijo que cada vez que Israel errara debían decir estas palabras y Dios perdonaría. Desde entonces todos los hijos del Eterno contamos con una de las armas mas poderosas que tenemos: clamar con las trece cualidades de misericordia de Dios en las cuales mencionamos Su gran bondad y piedad, rogándole que se conduzca con nosotros con tolerancia y benevolencia. Así que si alguna vez están realmente en un caso de extrema urgencia y necesitan una salvación urgente ¡les recomiendo que se aprendan esta lista de memoria!

 

  1. YHVH – yud-hei-vav-hei (Esta mención al Tetragrámaton refiere en primer término a que el Nombre Inefable de Dios trasciende a la razón humana).
  2. YHVH – yud-hei-vav-hei. (Esta segunda mención del  Nombre YHVH da a entender que Él es quien origina todo lo existente y que implica «middat harahamim» (מדת הרחמים), es decir que la Misericordia de Dios es para con toda la creación.
  3. DiosEl. El Atributo  «El» (אל), significa en hebreo bíblico fuerza. Por lo tanto el Atributo Elohim (que incluye «El«) denota la plenitud; la fuerza y la idea de Dios Omnipotente, o la el que tiene la totalidad del poder para conducir todo lo creado por El.
  4. MisericordiosoRajúm (רחום): esto indica que el Eterno sólo hizo bondades con todo ser humano durante su estado embrionario mientras permanecía en el seno materno, en su desarrollo y crecimiento. El mismo término רחמים («Rajamim«) traducido como Misericordia, deriva de la palabra hebrea רחםRejem«, que quiere decir seno materno.
  5. Y Clemente – v’Janún (חנון): Indica la Bondad del Creador al dotar al ser humano con inteligencia y raciocinio.
  6. Tardo de ira – Erej Apayim: este Atributo divino, es el que acompaña al ser humano especialmente desde su nacimiento hasta su pubertad señalando que la persona humana no podría crecer ni desarrollarse si fuera juzgado únicamente con el atributo del rigor.
  7. Y grande en benevolencia – v’Rav Jesed
  8. Y Fidelidad – v’Emet
  9. Quien prodiga misericordia por miles de generaciones – Notzer Jesed l’Alafim
  10. Perdona la iniquidad – Nose Avon
  11. Y el pecado intencional – v’Fesha
  12. Y el error – v’Jataah
  13. Y purifica – v’Nakeh

 

Cuando terminamos de proclamar los 13 Atributos entonces declaramos audiblemente y desde nuestro corazón:

«Misericordioso y lleno de gracia, hemos pecado delante de Ti; ten misericordia de nosotros y sálvanos«.

Desde esta consideración de los Trece Atributos de la Misericordia, los invito a porofundizar el poder que se esconde en esta revelación:

Al meditar profundamente en los 13 atributos de la misericordia divina, descubrimos con asombros que son la forma en la cual el Creador se comunica con nosotros diariamente manifestándose como Abba (Papi). Esto significa que si el creador se comunica así con nosotros, cada uno de nosotros está obligado a comunicarse del mismo modo con su prójimo. Si así lo hacemos estos atributos nos protegerán como si fueran trece flechas (vectores) apostadas a nuestro favor, simplemente porque estamos siendo, en nuestro actuar, semejantes al Eterno.

Entonces analicemos cómo deberá ser nuestro carácter mesiánico una vez que Yeshúa nos penetra revelándonos al Padre en Su misericordia (Nota: al leer estos puntos compárelos paralelamente con lo puntuado en la descripción anterior):

 

  1. Todos nos equivocamos pero la Luz Infinita (Yeshúa) es misericordiosa y tiene la paciencia para que nosotros volvamos al camino, así debemos ser con los demás.
  2. Paciencia y tolerancia con los demás, nos obliga a no elaborar un juicio inmediato con nuestro prójimo.
  3. La Luz Infinita (Yeshúa) se olvida y deja pasar las cosas malas que hacemos. Esta es la esencia propia del perdonar.
  4. La Luz Infinita siente nuestro dolor. Así nosotros debemos sentir el dolor de los demás. Esto nos conduce diariamente a buscar el bien en los demás y para los demás.
  5. No guardar enojo ni rencor, ni a nosotros ni a los demás. La ira se hace positiva y constructiva.
  6. La Luz Infinita siempre busca lo bueno en nosotros, y nosotros debemos siempre encontrar lo positivo en las demás personas. Gracias a esto, realizamos solamente actos de bondad.
  7. Nosotros cambiamos y la Luz Infinita se olvida de nuestro pasado, así debemos ser. Esto significa que amamos y buscamos el bien para alguien que ha dañado y desea rectificar.
  8. La Luz Infinita con nuestra negatividad trata de ocultarla y no exponerla hasta que nos transformamos.  Nosotros debemos darle el tiempo al prójimo olvidando sus malas acciones.
  9. Cuando vemos que la gente hace cosas negativas nosotros queremos que sufran las consecuencias pero debemos inyectar misericordia y no desearle el mal. Debemos practicar la compasión.
  10. Actuar con honestidad. A veces tenemos que hacer juicio de otra persona, pero siempre debemos hacerlo con misericordia y mencionando en que.
  11. Actuar con bondad e indulgencia hacia los demás. La Luz Infinita da sin cálculos. Debemos tener la conciencia de dar y compartir. Estar en ese nivel de conciencia que YHVH anhela que tengamos.
  12. La luz siempre encuentra algo positivo en mi para darme misericordia. Nosotros siempre debemos buscar lo positivo en los demás. Debemos ayudarlos a llegar a hacer teshuvá (retorno) y no guardar rencor.
  13. Buscar maneras de mostrar misericordia y compasión a los demás. Recordar el pasado, nunca olvidarse de lo que hicieron por ti. Aunque ahora te hagan algo que no te guste, siempre recordar lo que alguna vez hicieron por ti o como te ayudaron a crecer. Desde allí obrar con ellos hacia hoy y hacia el mañana.

El pueblo de Israel, al recibir por medio de Moisés, este conocimiento, después de haber sido perdonado por el pecado del becerro de oro, captó la idea clara del propósito: así como el ser humano se comporta aquí abajo para el Eterno y su prójimo, igual será digno de abrir la calidad de esos atributos supremos desde arriba. Es decir que tal como él se comporta, así será la influencia de arriba y hará que esa calidad brille sobre su entorno. Esto conlleva el compromiso sabio de entender que no se trata simplemente de repetir oralmente estos trece atributos sino de representarlos fielmente en cuerpo y alma aquí en la Tierra.

 

Como podemos ver entonces, estos trece atributos no son tan solo ideas abstractas. Las mismas afectan los planos celestiales y los terrenales, fusionando, fusionándose y afectándose tanto desde «aquí abajo hacia arriba» como desde «allá arriba hacia aquí abajo».

 

Al considerar esta revelación no hay duda alguna que todos deberíamos alabar a Dios por esos maravillosos atributos, y pedirle que nos ayude a tratar a los demás con misericordia de la misma manera en que Abba nos trata a nosotros. Entonces, por favor, te pido que pienses en cada una de los atributos de la misericordia divina antes mencionadas y reflexiona en como poder imitarlos en cada uno de tus actos cotidianos.

 

 

¡Tzome Khal!Espero que tengas un ayuno llevadero y fácil!)

 

 

A continuación les comparto una canción que podrán utilizar como fondo cada vez que clamen al Eterno invocando Su Misericordia.

 


Nota:

Seguramente varios de ustedes vienen considerando hacer contribuciones a este ministerio de enseñanza que el Eterno me ha encomendado. Para aquellas personas que deseen hacer donaciones para la expansión de nuestra pag web y para la ejecución de nuevos proyectos de ayuda social, aquí les dejo el link que les permitirá hacerlo.

¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!

17 de Tamuz: El Inicio de un Proceso Victorioso

El 17 del cuarto mes (llamado por la Casa de Judá tamuz) es un día de ayuno que conmemora la caída de Jerusalén, previa a la destrucción del Templo Sagrado. Esto marca también el comienzo de un período de duelo nacional de tres semanas, que termina en Tishá B’Av (el 9 de Av o quinto mes del calendario lunar de YHVH).

También, de acuerdo a los relatos del Talmud, se registra que la primera tragedia ocurrida el 17 de tamuz fue el rompimiento de las primeras tablas de la Torah (Instrucción) en el Monte Sinaí.

El Ayuno del 17 de Tamuz es el primero de los días de ayuno enlistados en la Biblia, llamado allí «el ayuno del cuarto mes» (Zacarias 8:19). Fue instituido en recuerdo a la ruptura de la murallas de Jerusalén durante ambos sitios impuestos a la ciudad en la antigüedad: el primero de ellos por Nabucodonosor de Babilonia, el 9 de Tamuz de 586 a. C., y por segunda vez por el comandante de las legiones romanas, Tito, el día 17 de Tamuz del año 70, que devino tres semanas más adelante en la caída de la ciudad y destrucción del segundo Templo de Jerusalén, el día 9 de Av del mismo año.

Este día es el primero de los cuatro días de ayuno mencionados en los profetas. El propósito de este día de ayuno es despertar nuestro sentimiento de pérdida por el Templo destruido y la consecuente travesía de la Casa de Judá hacia el exilio.

El hecho de atormentarnos por estos trágicos eventos tiene como objetivo ayudarnos a conquistar las deficiencias espirituales que los provocaron. A través del proceso de “Teshuvá” —introspección y compromiso a cambiar— tenemos el poder de transformar tragedias en alegrías. De hecho, el Talmud dice que después de la redención futura de Israel y de la reconstrucción del Templo, esos días de ayuno serán re-dedicados como días de regocijo y festividad. Porque como dijo el profeta Zacarías: el 17 de tamuz se convertirá en un día de “regocijo para la casa de Yehudá, de felicidad y de alegres banquetes”.

El periodo de veintiún días entre el diecisiete de tamuz y el nueve de Av es denominado bein ha-metzarim –“días de la angostura«, basado en el versículo (Eijah -Lamentaciones- 1:3) que señala: todos sus perseguidores la alcanzaron entre las angosturas. Los sabios de la escuela del sacerdote Esdras explicaron que «entre las angosturas»  se refiere a los días de aflicción que ocurrieron en el período entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av. En éste período, muchas calamidades le sucedieron al pueblo judío a través de las generaciones. Fue durante éste período que tanto el Primero como el Segundo Templo fueron destruidos. Este período fue por consiguiente, establecido como un tiempo de luto por la destrucción de los Santuarios.

El Ayuno de 17 de Tamuz es considerado día de ayuno menor, observado desde el amanecer hasta la caída de la noche y salida de las estrellas, excluyendo las horas nocturnas. Si cae en sábado, será trasladado al domingo subsiguiente, ya que según los preceptos, no se conmemora duelo en Shabat.

Hoy, para nosotros, los redimidos en Yeshúa, el león de la tribu de Judá, este ayuno tiene un propósito mesiánico: despertar el sentimiento de pérdida por el Templo destruido de Yeshúa: Su Cuerpo, la Iglesia. El objetivo de este ayuno será ayudarnos a conquistar las deficiencias psíquico-espirituales que provocan paralelamente en nuestras vidas únicas e individuales, los trágicos eventos de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo. Estas deficiencias son provocadas por la excesiva vida que le otorgamos a nuestro ego, quien orgullosamente nos conduce a crear un «Dios» a nuestra manera de acuerdo a los diferentes cánones que el materialismo práctico del sistema reptiliano nos ofrece.

El proceso que permite este ayuno es el conocido como Teshuvá, es decir nuestra capacidad de introspección para desarrollar un compromiso inteligente y emocional que nos conduzca a generar cambios en nuestro carácter al estilo de nuestro Mesías, Su majestad Yeshúa.

El resultado celestial será la adquisición de el poder que nos permite transformar tragedias en alegrías que contribuyan y permitan la transformación de nuestro entorno (Tikun).

frase el ayuno

 

BITÁCORA RELACIONADA: El Ayuno del 4º Mes y el poder de Teshuvá (arrepentimiento)

 

Siván: La Unificación de los Gemelos Celestiales

El mes de Siván es considerado como un lapso pleno de energía celestial. Es el tercer mes del calendario hebreo comenzando nuestra cuenta desde nisán, el mes de nuestra liberación de Egipto, que es la forma en que son contados los meses en las Sagradas Escrituras.

 

 

La misma Torah nos relata que en el primer día del tercer mes, los hijos de Israel llegaron a su destino:

 “Los israelitas llegaron al desierto del Sinaí a los tres meses de haber salido de Egipto.

Después de partir de Refidín, se internaron en el desierto de Sinaí,

Y allí en el desierto acamparon frente al monte.”

Éxodo 19:1-2

Allí, el Eterno le pidió al pueblo de Israel que cuiden su Pacto, asegurándoles que se convertirían en el pueblo elegido:

 “Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi Pacto,

serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones.

Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”

Éxodo 19:5-6

En este mes, YHVH, el Dios de Israel, descendió sobre el monte Sinaí, para encontrase con Su pueblo y entregarle Sus leyes, mandamientos y ordenanzas.  Él bendijo a Su pueblo con la revelación de Su Palabra, como ninguna otra nación en la tierra (Éxodo 19:1). Ellos de ser Pueblo, se transformarían en Reino de Sacerdotes según la orden de Melquisedec.

 

 

Por eso, este es el mes que marca la experiencia del Sinaí, en la festividad de Shavuot (Semanas). Ésta fiesta divina es la revelación de Luz Infinita que se relaciona históricamente con la entrega de la Torah o los 10 Enunciados (erróneamente conocidos como mandamientos) y es la culminación de la cuenta del Omer. Por eso, Siván es el tiempo que presenta una oportunidad única para acceder al poder espiritual sin igual de la Torah de fuego, que el Eterno quiere colocar en la mente y el corazón de Israel, y con él transformar todo nuestro entorno en un paraíso.

 

 

frase shavuot torah

Por causa de esta fiesta y de este evento, el mes de Siván, es un mes lleno de potencial para la unificación, particularmente para la fusión de los mundos metafísicos (segundo y tercer cielo) y el mundo físico. Se escapa rápidamente a las percepciones humanas el hecho de que lo que sucedió en el Monte Sinaí, durante este mes, en Shevuot, fue una unión entre la presencia del Eterno (la Luz Infinita) y el mundo físico. Esta unión creó, aquí en la Tierra, un ambiente de perfección total, como el que se manifestaba en Edén cuando YHVH visitaba a la humanidad en cada atardecer. La Luz en el Sinaí irradió con tal intensidad que borró las fuerzas oscuras de la muerte y la decadencia, y los Israelitas experimentaron verdadera inmortalidad. ¡Pero solo por unos momentos! Días más tarde, cuando los Israelitas perdieron la certeza de que Moisés regresaría, construyeron el becerro de oro, permitiendo a la conciencia de mortalidad reafirmarse, nuevamente en sus mentes y corazones.  Y ésta permanece con nosotros hasta la actualidad.

 

 

Por todo esto, siempre Israel comprendió que la entrega de la Torah es conocida como una «boda» entre YHVH e Israel. Leemos en el Cantar de los Cantares (5:2), que el máximo nivel de matrimonio es cuando la novia y el novio se convierten, por medio de sus almas activas en el amor, en mellizos idénticos (tamati). Los mellizos simbolizan las dos «tablas del testimonio» idénticas entregadas a Moisés. Estos mellizos simbolizan las dos manifestaciones del amor gemelo derramado en el corazón de los redimidos (Romanos 5:5) y que permiten encarnar el Gran Mandamiento que Yeshúa estableció para sus discípulos (Mateo 22: 37-39). Israel tenía a su disposición un documento legal de desposorio escrito por Su mismo Amado, el Eterno. Dicho documento les permitiría a toda esta nación manifestarse como la Esposa mesiánica del Todopoderoso.

 

 

 

Ante estas maravillas, debo finalizar instándote a que entiendas que Siván representa un tiempo oportuno de YHVH para Su Pueblo. Es el mes para persistir y proseguir en la vocación que nos ha dado y así llegar al cumplimiento perfecto de Su destino de propósito mesiánico. Es un mes especial para recibir por fe los nuevos límites, los nuevos territorios que Él  ha preparado para ti y quiere entregarte en tiempo oportuno.

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¿Por qué Yahvéh cotiza al alma humana con dinero?

«YHWH le ordenó a Moisés que les dijera a los israelitas: «Cuando alguien quiera hacerle a YHWH un voto especial equivalente al valor de una persona, se aplicará el siguiente cálculo: »Por los varones de veinte a sesenta años de edad se pagarán cincuenta monedas de plata, según la tasación oficial del santuario. »Por las mujeres se pagarán treinta monedas de plata».

(Levítico 27:1-4 NVI revisada)

En cierta oportunidad el filósofo Nietszche aseguró que los seres humanos son seres que hacen promesas, y esto en verdad es así ya que las promesas  son constitutivas de la esencia misma del hombre y de la dinámica exitencial de su historia. Debido a esta capacidad de hacer promesas podemos incrementar nuestra capacidad de acción reparadora y transformadora, podemos lograr cosas que no nos hubieran sido posibles sin la habilidad de coordinar nuestra acción con la del Perfecto Otro (o la de los otros). Basta mirar alrededor y observar todo cuanto nos rodea para discernir que gran parte de lo que vemos descansa en la capacidad del ser humano de hacer promesas. De esto, deducimos que nuestro trabajo, nuestra familia, nuestra educación, nuestra cultura, se generaron de vínculos fortalecidos en promesas que realizaron unas personas con otras.

Ante este tema tan importante, los invito a considerar un pasaje lleno de códigos mesiánicos que el Eterno reveló a Israel cuando estaba siendo capacitado por Él en el desierto, a fin de convertirse en una nación sacerdotal que manifestara el poder redentor de Yahvéh a las naciones y determinara el destino de propósito eterno de toda la humanidad.

 

Comenzaré explicándoles que en todos los tiempos, tanto en la alegría como en el sufrimiento, el ser humano sintió la necesidad de extender su corazón hacia las dimensiones espirituales y extender su felicidad o infelicidad por medio de votos, promesas y consagraciones. La finalidad de los votos o promesas es ganarse la benevolencia divina para evitar un mal o conseguir un bien. Por eso este fragmento de la Torah, hasta el versículo 8 incluido,  trata acerca de lo que se conoce como votos (hebreo néder) que hace la persona redimida, prometiendo pagar el valor de un ser humano, de un animal o de una cosa, y cuya cuantía era utilizada para los gastos de conservación del Templo. Esta promesa debía referirse a algo particularmente valioso para el individuo. Trata acerca de las promesas que una persona puede hacer para entregar su alma para el mantenimiento y la conservación del Templo del Señor.

Cuando una persona se dedicaba al Eterno por medio de una promesa, sabía que no podía servir en la tienda de reunión, pues esto era el servicio peculiar y exclusivo de los levitas. Entonces, es establecía la dinámica de este estatuto que permitía la paga de un precio de rescate a la persona que le relevaría de ese servicio. Si alguien pronunciaba las palabras: «donaré el valor de tal y tal», ellas constituían una promesa solemne que dejaba lazada el alma en compromiso con todas las dimensiones celestiales. Esto era llamado el precio de la conmutación de una persona. Justamente como no se puede entregar el alma, que es inmaterial, la Torah simbolizaba dicho acto en la entrega de un dinero en su lugar. El mismo representaba el valor de esa alma humana bajo voto de servicio. Con esta dinámica el Eterno se aseguraba que cada integrante de Israel analizara antes de hacer una promesa, si podría o no cumplirla. Esto guiaba a la conciencia que toda promesa debe pronunciarse con claridad y palabras inequívocas o bien podían surgir problemas serios en diversas áreas de su vida. Así la conciencia hebrea tomaba el paradigma sacerdotal de que cuando hacemos una promesa tiene que ir acompañada de honestidad y compromiso, ya que cuando no se cumple con las promesas (votos), los vínculos con las dimensiones celestes establecen descreimiento a la imagen divina que hay en el que promete y no cumple. Entonces se escribe en el libro de las obras contra esa vida humana, y los ángeles servidores de dichas áreas se activan negativamente. Así lo entendía el sabio rey Salomón por lo que escribió:

«Cuando le hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple todas las promesas que le hagas.

Es mejor no decir nada que hacer promesas y no cumplirlas.

No dejes que tu boca te haga pecar, y no te defiendas ante el mensajero del templo al decir que la promesa que hiciste fue un error. Esa actitud enojaría a Dios y quizá destruya todo lo que has logrado.»

(Eclesiastés 5: 4-6)

Cada integrante de Israel comprendía desde este estatuto que cuando se realiza una promesa, en realidad hay dos procesos diferentes involucrados: el proceso de hacer la promesa y el proceso de cumplirla. La promesa como un todo en plenitud, requiere de ambos. El primer proceso, el de hacer una promesa, es estrictamente comunicativo y, por lo tanto, lingüístico. El segundo proceso, el de cumplir la promesa, puede ser comunicativo o no serlo. Ambos procesos sin embargo, tienen sus respectivos puntos de cierre. Lo cierto es que la promesa como un todo se termina cuando cierra el proceso de su cumplimiento. Por eso es que en los ámbitos celestiales un alma humana tiene tanta prioridad en su manifestación lingüística.

Integridad y confiabilidad. Ambas son las competencias que se demuestran en las dimensiones celestiales cuando un hijo primogénito del Eterno (o una congregación) hace lo que dice, lo que promete. Yahvéh enseña con esto que el poder que tiene una promesa puede ser enormemente potenciador o totalmente devastador, y ello sólo depende de las acciones que lleva a cabo quien promete algo justo después de hacerlo.

La belleza de estos mandamientos es que hace a aquel que realiza el voto de consagración algo definido por hacer; el voto de consagración era por lo tanto mucho más que simples palabras, tenía una acción definida asociada con ello – y prevenía a las personas de realizar votos vacíos hacia el Eterno para no quedar impuro y ser visitado por mensajeros celestiales encargados de disciplinar los necios.

El Ser Humano valorado como Ser Lingüístico.

 

Este capítulo que trata de los votos referentes a personas, estipulando sus respectivos valores, enseña que Yahvéh no desea sacrificios humanos. Los pueblos paganos de la antigüedad, como los que habitaban el Canaán que habría de conquistar, ignorando el respeto a la vida, llegaban a donar seres humanos y a ofrecerlos en sacrificio a sus divinidades. Es por esto por lo que la Torah ordenó: «Cuando alguno hiciere un voto al Eterno, si fuere de persona, será para el Eterno según su avalúo; tu avalúo para el hombre de edad de veinte años hasta la edad de sesenta años, será de cincuenta siclos de plata» (Vayikrá 27: 2-3). Esto quiere decir: Si llegareis a hacer una promesa para ofrendar una persona a Yahvéh, lo haréis por su valor en plata y no con almas.

 

Desde esta explicación podemos decodificar que este pasaje dejaba, en primer lugar, claramente establecido que el valor del alma humana es demasiado alto para lograr ser redimida y así nunca ver la muerte (Salmo 49:7-8). Por lo tanto, aquí se trata de un precio simbólico que la Torah pone sobre el alma de una persona. Si alguien quiere donar su vida al templo, podrá hacerlo representativamente en forma de dinero. El midrash (exégesis) Tanjumá explica esto diciendo: “Si donaras el valor de una persona, lo consideraré como si la hubieras sacrificado”.

 

Teniendo en cuenta lo que venimos considerando, este mandamiento establece que para que una persona pueda dar dinero en representación de su alma, tendrá que hacerlo según su capacidad para producir bienes materiales. Los que tienen más fuerzas físicas tienen más posibilidad de producir riquezas por medio de su trabajo físico. Así que el varón que tiene entre 20 y 60 años tiene que pagar más que cualquier otro, porque en esa edad tiene su máxima capacidad para producir dinero mediante su trabajo físico. Una mujer con la misma edad normalmente no tiene la misma capacidad física, y por lo tanto la Torá no exige tanto de ella, para que no se sienta inferior al hombre si no puede llegar al mismo nivel de producción. La Torah acepta las ofrendas según la capacidad de cada uno. Esto es lo que el apóstol Pablo tenía en su mente al escribir: “Porque si hay buena voluntad, se acepta según lo que se tiene, no según lo que no se tiene” (2 Corintios 8:12 _ LBLA).

El valor de un varón de edad de veinte hasta sesenta años, se calculaba en cincuenta siclos de plata, y el de una mujer, en treinta siclos (vers. 3-8). Un hombre entre los 20 y 60 años de edad tenía un valor mayor por la cantidad de trabajo que podía realizar. El valor del trabajo parecía ser la norma de valoración. Un hombre en la flor de la vida podía efectuar el servicio más efectivo. Por la frase «tu valoración» quería expresarse el valor vigente entre la gente. El valor laboral de una mujer sería más bajo, pero lo importante de estas líneas divinas era establecer que una mujer podía ser consagrada al Eterno. Este estatuto, nos permite explicar, por ejemplo que la hija del juez Jefté no fue ofrecida como un sacrificio humano, sino que permaneció sin casarse porque fue prometida al servicio del Tabernáculo de YHVH (Jueces cap. 11). También en este contexto de la Torah podremos entender mejor el caso de Ana que ofreció el hijo que había tenido a Yahvéh para servir en el santuario y lo cumplió (1Sm. caps. 1 y 2).

Leamos a continuación los versículos 5 al 8:

«Si es una persona de cinco hasta veinte años, entonces tu valoración será de veinte monedas para un varón y de diez monedas para una mujer. Pero si son de un mes hasta cinco años, entonces tu valoración será de cinco monedas de plata para el varón, y para la mujer tu valoración será de tres monedas de plata. Y si son de sesenta años o más, si es varón, tu valoración será de quince monedas, y para la mujer, de diez monedas. Pero si es más pobre que tu valoración, entonces será llevado delante del sacerdote, y éste lo valorará; según los recursos del que hizo la promesa, el sacerdote lo valorará.» 

Podemos ver que la escala de valoración estaba determinada por la edad y no por la posición social, las riquezas o el prestigio. Estaba basada en la capacidad de trabajo.

Este pasaje nos enseña que en cuanto a la evaluación del alma, el pobre no es visto como inferior al rico, sino todos los que tienen cierta edad y sexo están evaluados por igual. Observemos la forma en que Yahvéh hizo previsiones para que los más necesitados también pudiesen participar en este servicio voluntario. Si alguien es pobre y desea entregar un dinero conforme a la evaluación de su alma, puede hacerlo con menos dinero, según el sacerdote lo estipule, y en ese caso le es contado delante de Yahvéh como si hubiera puesto todo el precio (v. 8).  Cada quien puede dar su vida al Señor; no hay nadie que sea muy pequeño, o muy insignificante, o sin utilidad. Yahvéh quiere usar a cada quien. Por ello, un precio justo y equitativo sería fijado por el sacerdote de acuerdo con su capacidad de pago. Tal como veremos en el ministerio sacerdotal-mesiánico de Yeshúa, la humilde ofrenda de una viuda tiene más valor en el cielo que los regalos más valiosos de las personas más adineradas (Mateo 12: 41-44).

Lo interesante de este texto es que establece que al envejecer, el valor del varón disminuye más en proporción que el de la mujer, pues los antiguos decían: «Un viejo en la casa es una bendición, pero una vieja es un tesoro» (Talmud Erajín 19). Y si fuese pobre quien hizo el voto, lo pagaba según le permitiese su situación económica, pero dejando para sí la alimentación para un mes, ropa para un año, cama para dormir y demás necesidades primordiales.

Una característica notable de las promesas que los hombres hacían era su carácter voluntario. Seguían a los mandamientos, ceremonias, y ritos. Eran la respuesta de un corazón agradecido al misericordioso YHVH . Sin embargo, es importante destacar lo que este pasaje enfatiza, una vez que se había hecho una promesa al Eterno Dios, ésta debía ser cumplida. Es decir que una vez que se prometía algo, se convertía en obligatorio. Dice Proverbios 20:25: «Es peligroso que el hombre prometa algo a Dios y que después reconsidere su promesa«. Y también leemos en Eclesiastés 5:4-6: «Cuando hagas una promesa a Dios, no tardes en cumplirla, porque a él no le agradan los necios. Cumple lo que prometes,  pues vale más no prometer, que prometer y no cumplir. No permitas que tus labios te hagan pecar, ni luego digas ante el enviado de Dios que lo hiciste por error. ¿Por qué hacer que Dios se enoje por lo que dices y destruya lo que has hecho? Por lo tanto, en medio de tantas pesadillas y de tantas palabras y cosas sin sentido, tú debes mostrar reverencia a Dios«.

Hay otra característica notable sobre las promesas de personas. En los asuntos humanos, ordinariamente un hombre paga por el servicio de otro. En la ley de las promesas, el orden se invertía y una persona pagaba por servir a Dios. Es que servir a Dios constituye un privilegio.

Por todo ello, estoy convencido que si prometes algo al Eterno, Él te considerará responsable de que lo cumplas. Muchos denominados cristianos hoy no están cumpliendo lo que prometen. Tú en cambio, como primogénito en Yeshúa si no tienes intención de cumplir una promesa hecha o si tomas a la ligera tus relaciones con nuestro Dios, sería mejor que no hagas promesas apresuradas. Recuerda que Yahvéh no te está pidiendo que hagas una promesa, pues esto es algo voluntario. Pero si así lo haces, asegúrate de cumplirlo. Dice Su Instrucción:  «Cuando hagáis una promesa al Señor vuestro Dios, no tardéis en cumplirla, pues tened por seguro que el Señor vuestro Dios os pedirá cuentas de ello, y seréis culpables de pecado.  Si no hacéis ninguna promesa, no cometeréis ningún pecado;  pero si de una manera voluntaria hacéis una promesa al Señor vuestro Dios, entonces deberéis cumplirla» (Deuteronomio 23:21-23).

Por último, entendemos que aquel varón o aquella mujer que ha entregado su alma para el servicio en la obra del Reino del Eterno automáticamente dará dinero a la obra que hace que su casa sea edificada, tanto en el cielo como en la tierra. Así pues, es totalmente natural y común que dichos hijos estén siempre solícitos en disponer sus recursos, fuerzas y talentos para mejorar la calidad de su casa apostólica de entrenamiento.

He Aquí mis Tips para Escudriñar Las Sagradas Escrituras.

Por P.A. David Nesher

 

«El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida».

Juan 6:63

 

En el tiempo que llevo transitando el Camino de la Verdad, he adquirido algunas pautas en mi espíritu por medio de las cuales he logrado sumergirme en los insondables pensamientos del Eterno, nuestro Abba, a través de la meditación de Su Instrucción (Torah), y las Sagradas Escrituras que ella inspira (2Timoteo 3: 16). Hoy, muchos de los discípulos que Yeshúa me ha dado para capacitar acuden a mí solicitándome algunos tips o consejos que les permitan escudriñar la Palabra, logrando así decodificar sus letras en mayor Luz para sus almas.

Escuchando atentamente con el corazón las palabras que Yeshúa expresara y que he citado en el encabezamiento de esta bitácora (Juan 6:63), entendemos que las palabras de la Biblia (Sagradas Escrituras) no sean palabras impresas solamente, ni sean meramente letras expresando fonemas, son también espíritu. Por lo tanto, las cosas espirituales que ellas expresan sólo pueden ser tocadas por el espíritu humano. De ahí surge el condicionamiento de que todo aquel que intente estudiar y analizar este Libro , necesita tener su espíritu renacido y con una conciencia bien despierta ante la mente del Eterno Formador. «¿Puedes hallar a Dios buscándole?» es la pregunta que encontramos en el libro de Job (11:7) y que hoy nos confronta con el hecho de que al Eterno no se lo encuentra por medio de la investigación lógica analítica. Por el contrario, por medio de esta pregunta, queda claramente expresada la idea de que a Él sólo se lo halla de una manera específica: por medio del espíritu humano regenerado en la Sangre de Su Cordero de Gloria, Yeshúa. Sólo entonces las Sagradas Escrituras (Biblia) comienzan a brillar y a ser efectiva en cada área.  Como no todos poseen esta condición, es comprensible por qué no todos pueden entender lo que las Sagradas Escrituras revelan.

Esta última razón es la que he notado que lleva a que muchos que comienzan a leer la Torah y quieren investigarla, después de algunos capítulos la dejan de lado por no comprender nada. Dicen que estudiar las Sagradas Escrituras (Biblia) les resulta difícil. Es que en verdad, se trata de libros a veces difíciles de entender, debido a que se sabe poca historia y poca geografía de Israel y Medio Oriente, y además no se tiene costumbre de ubicar lo que lee en su propio contexto, por desconocer particularmente las raíces hebreas del texto original.

Por ello, y considerando aquellos redimidos que noto diariamente hambrientos por las pautas de vida eterna reveladas en Su Instrucción (Torah) he movilizado humildemente mi alma hacia la elaboración de estos tips (consejos) que darán una praxis mental para obtener el mayor y más sano provecho de Sus líneas santas.

  • Crea un plan de estudio. Establece un lugar y una hora específicos. Desarrolla un plan sobre lo que quieres hacer a diario en un calendario. Tener un plan te alentará a descubrir lo que tienes que aprender de la palabra de Yahvéh cada día. También te mantendrá organizado, al llevar un registro de los pasajes que has cubiertos y de las lecciones que has aprendido.
  • Procura usar diferentes versiones de la Biblia. Al hacer esto, trata de que las mismas sea fielmente cercanas a los originales. Entiende que todas son buenas pero no todas traducen claramente o correctamente las ideas originales codificadas en el texto bíblico.
  • Estudia las Sagradas Escrituras adoptando una actitud de orante. Este tiene que ser el primer paso para entender los escritos que Yahvéh ha inspirado. El estudio de las Sagradas Escrituras tiene que enfocarse con un devoto deseo de aprender. Disciplínate para leer toda las Sagradas Escrituras bajo la cobertura de la Torah (Instrucción) encarnada, es decir Yeshúa y empezarás a cobrar vida. Después de todo, es alimento espiritual que nuestro Abba kadosh nos ha entregado para crecer y alcanzar Su semejanza.
  • Estudia con la certeza de que toda la Escritura Sagrada se interpreta a sí misma. Toda doctrina o enseñanza debe ser filtrada por la Torah y por las palabras y vida de Yeshúa.
  • Prioriza la lectura de las Sagradas Escrituras antes que la de libros doctrinales, dogmáticos, teológicos, etc. Ten en cuenta que todo lo que leas en un libro que no es de inspiración divina, sino la opinión humana de un pasaje escritural. Al leer literatura auxiliar, debes comprobarlo por lo menos con 2 testigos, que aparezca en las escrituras por lo menos 2 veces en el contexto correcto.
  • Ten siempre presente que las Sagradas Escrituras no se contradicen. Si así parece a tu primera lectura, deberás tener en cuenta que seguramente es por problemas de traducción e interpretación. Recuerda lo que dijo el escritor y traductor polaco Andrzej Sapkowski: «Toda traducción es una traición. Algunas no se admiten a la primera, otras son de pena de muerte. Las obras maestras resultan, generalmente, destrozadas«.
  • Sé consciente que el Creador no cambia. Ten eso en tu mente. Mantén siempre presente en tus pensamientos que Su Palabra, es eterna como Él. Me refiero a su Instrucción (Torah) y mandamientos (mitzvot) que en realidad son su Voluntad buena, agradable y perfecta (Rom. 12:2). Por lo tanto no menosprecies sus palabras.
  • Para interpretar le libro de Revelación (Apocalipsis) debes asegurarte de conocer la Historia de Israel y de las naciones. Es necesario que entiendas que en cada línea de este libro existe un lenguaje alegórico, lleno de figuras que aparecen en otros libros proféticos como Daniel, y los otros profeta. Debes conocer la Torah para interpretar textos alegóricos. Recuerda las Sagradas Escrituras se interpretan a sí misma.
  • Cuando estudies un texto lee todo el capítulo. Te presente que es más fácil de entenderlo en su contexto, no le agregues ni le quites.
  • Recuerda que lo que tienes en tus manos es una traducción en un lenguaje que no es el original. Por ende, busca siempre la raíz de las palabras originales. Hoy cuentas con una infinidad de herramientas para hacerlo. Así veras que tu cosmovisión cambia de manera correcta hacia los niveles celestiales que inspiraron a los autores bíblicos.
  • Por favor, quítate todo lente religioso (dogmático) y cuestiona todo lo que te han enseñado. Descubrirás que no todo tu conocimiento bíblico estaba bien conectado con la Intención original del Eterno.
  • ¡Por sobre todo, aborda al texto con preguntas! Y no te preocupes, todos los que verdaderamente anhelamos la verdad lo hacemos. No te sientas sabio en tu propia opinión.
  • Escucha a los que piensan diferente a ti. Ten presente que al transitar por la búsqueda de la Luz, en sus códigos hebreos, descubrirás que aún no estás bien preparado en todo, y por lo tanto, necesitas fundamentar con las Sagradas Escrituras tus creencias. Sobre todo necesitas que todo lo que otros te digan desde sus dogmas cuadre con toda la enseñanza del espíritu de la Torah.
  • Recuerda que algo complicado es entender profecía ya que muchas cosas ya se cumplieron y lo fácil es mandar todo al futuro. Apóyate para ello en la consulta de documentos antiguos, hoy contamos con muchos de ellos en Internet.
  • Hay términos del primer siglo que no se entienden si no conoces la cultura hebrea y las raíces de sus palabras. Hay palabras y conceptos que tienen una razón cultural y etimológica provenientes de un contexto histórico-lingüístico que necesitamos considerar. Un ejemplo de ello es la expresión «obras de la ley«. Ella no se refiere a la Torah de YHVH Dios; por el contrario, se refiere a interpretaciones rabínicas, convertidas en tradición oral o ley (halajá).
  • Acostúmbrate a usar las referencias cruzadas y las notas a pie de página si tu Biblia las tiene. Esto son pequeños números y símbolos que te dicen que busques en otro lugar del texto para tener más información. También te muestran cuando algo ha sido discutido anteriormente. Los pie de nota, que normalmente están en la parte de debajo de una página, te dirán de dónde viene la información o te explicarán ideas complejas o conceptos y eventos históricos.
  • Usa un diccionario. Asegúrate de que buscas las palabras que no entiendas de cada capítulo que leas. Esto te ayudará a entender mejor las Sagradas Escrituras, y enriquecerás tu vocabulario español.
  • Subraya cosas importantes o que te llamen la atención en tu Biblia. No subrayes nada si la Biblia pertenece a otra persona.
  • Consigue una libreta o cuaderno de apuntes para tu estudio. Esto te ayudará a llevar un registro de las aliyás (ascensiones) que estudias y lees cada día. Además, cuando te hagas alguna pregunta sobre lo que lees, apúntalo en ese anotador (libreta o cuaderno). Puedes usar las preguntas «quién», «qué», «cuando», «donde», y «cómo» para analizar los pasajes que leas. Por ejemplo, pregúntate «quién estaba allí», «qué estaba sucediendo», «donde sucedió este relato» o «qué resultados tuvo cierta acción». Responde todas las preguntas posibles bajo cada categoría. Verás que estas preguntas sencillas harán que comprendas mejor la historia que estás leyendo. Luego míralas y medita sobre ellas.  Todo esto te ayudará a ver lo que Dios te está revelando a través de Su Palabra.
  • Evita todo tipo de distracción. Apaga la radio y la televisión. También desconéctate de tus redes sociales mientras estudias la Torah. A menos que estés estudiando en grupo, intenta encontrar un lugar tranquilo y silencioso con una mesa para poder leer y tomar notas. Considéralo un tiempo de cita íntima entre tú y Yahvéh.
  • Asegúrate tener un grupo de estudio que te fortalezca una vez por semana. Encuentra un grupo de gente con la que puedas estudiar. El texto de la Torah es muy complicado y tener un poco de ayuda para entenderlo puede ser muy importante. También te ayudarán a mantenerte motivado e inspirado. Valora el diseño celular llamado U.VA. (Unidad de Vida y Amor).
  • Prioritariamente, siempre comienza tu estudio rogando al Espíritu Santo del Eterno. Él te guiará a su verdad, ¿cuál? ¡La palabra es la verdad! (Juan 17:17).
  • Y sobre todo se humilde y aprende sumiso a la guía del Espíritu de la Verdad, recordando que a todos nos falta mucho por aprender.

 

Escudriñar las Escrituras frase Verdad

Para comprender mejor el tema de qué versiones bíblicas leer, recomiendo primeramente considera qué es el Textus Receptus haciendo click en este enlace.

INRI y el Nombre Oculto del Eterno (YHVH)

Por: P.A. David Nesher

 

«Escribió también Pilato un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS.
 Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín.
Dijeron a Pilato los principales sacerdotes de los judíos:
No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos.
Respondió Pilato: Lo que he escrito, he escrito».

(Juan 19:19-22)

 

 

La anécdota con la que comenzaré puede resultar graciosa, pero también develará el espíritu de ignorancia que hoy gobierna en las mentes cristianas. Cierta vez, me encontré con un católico nominal que estaba convencido que el cartel que él leía en la parte superior de los crucifijos (INRI) ostentaba el nombre de la fábrica de procedencia del mismo. Sorprendido quedó cuando le leí esta porción del evangelio en la que queda bien en claro que esas cuatro letras son el acrónimo (palabra formada por las iniciales de otras palabras) de un paradigma de condenación redactado por Poncio Pilato. Estas iniciales eran de las palabras que informaban de la causa de la sentencia del crucificado.

El famoso título en latín que todos conocemos era INRI, pero dice el Evangelio que primeramente estaba escrito en hebreo y luego en griego y latín. Por lo tanto, lo que se leía como acrónimo era en este orden: YHVHINBI, INRI. El uso de estas tres lenguas son por el siguiente motivo: el hebreo era la lengua oficial del templo, el griego era la lengua cultural y comercial; y el latín era la lengua oficial del imperio romano.

El letrero era este:

inri_1cartel

Sus inscripciones se espesaban en sus correspondientes idiomas así:

ישוע הנצרי ומלך היהודים (hebreo)
ΙΗΣΟΥΣ Ο ΝΑΖΩΡΑΙΟΣ Ο ΒΑΣΙΛΙΑΣ ΤΩΝ ΙΟΥΔΑΙΩΝ (griego)
Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (latín)
¿Qué era lo escrito en la cruz que ofendía la mente hebrea de los sacerdotes?

Debemos entender que los sacerdotes estaban enteramente capacitados para discernir los mensajes ocultos detrás de cada letra hebrea. Ellos conocías y manejaban perfectamente la herramienta de la gematría. Por lo tanto el ojo agudo y místico de los sacerdotes, les permitió observar una peculiar «anomalía» en el burlezco título en hebreo, griego (koiné) y latín que se encontraba en la cruz. Protestaron en gran manera a Poncio Pilato (Juan 19: 19-22), porque en el letrero le había puesto un título en hebreo que significaba que Yeshúa era rey de los Judíos. Lo inquirieron para que modificase de la cruz ese título en hebreo. Ellos querían que se pusiera que fue el propio Yeshúa el que decía que era rey de los Judíos, sin embargo ésta no era la única razón para modificar el título, sino que al estar la cruz cerca de la ciudad y al estar en el paso por donde todos subían a Jerusalén para Pesaj (Pascua), cuando se veía ese madero de tormento con la inscripción, lo que se leía de lejos era YHVH, el nombre de Elohim clavado en la cruz.  Imagínense el impacto que esto significó en aquél 14 de Abib comienzo de Pésaj (Pascua) día de gran solemnidad, que en una Cruz romana estuviera clavado un hombre que se llamaba Yahvéh y que había sido crucificado a petición de ellos mismos.

Para entender mejor esto que les estoy planteando los invito a que veamos detenidamente ciertos detalles que contienen los secretos de esta tesis.

En el título puesto por Pilato sobre la cruz, encontramos que Jesús (Yeshúa) era y es primeramente Rey de los Judíos. El famoso título en latín que todos conocemos era INRI, pero dice el Evangelio que primeramenteestaba escrito en hebreo y luego en griego y latín. Comenzamos por el ultimo el latín.

INRI= Acrónimo esotérico en Latín:

 

 

INRI hemos dicho que  son las siglas de la frase latina IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM, la cual se traduce al español como: «Jesús de Nazaret, Rey de los Judíos».

Algunas sociedades esotéricas como los masones y los rosacruces atribuyen a este acrónimo orígenes paganos, es decir, anteriores a la cristianización. Lo interpretan como IGNE NATVRA RENOVATVR INTEGRA, que significa «Por el fuego se renueva completamente la naturaleza», era una manera de adoración al sol. Y esto Poncio Pilato lo conocía muy bien, por lo cual diseñó esta escritura con la intención de continuar burlándose de nuestro Señor y también de los judíos que gobernaba.

INBI= Acrónimo Griego:

Algunas Iglesias Ortodoxas de Oriente usan las letras INBI del texto griego de la inscripción en la cruz,Ἰησοῦς ὁ Ναζωραῖος ὁ Bασιλεὺς τῶν Ἰουδαίων. Su sacerdocio cambia el título por ὁ Bασιλεὺς τοῦ κόσμου ( que signfica «El Rey del Mundo«), no implicando que esto es en realidad lo que estaba escrito, sino que eso es lo que debió haberse escrito. También otras Iglesias Ortodoxas de oriente (como la de Rumania), utilizan la abreviación INRI.

YHVH= Acrónimo Hebreo que revela al Eterno.

Pero la perla mística revelada a nuestra fe es la inscripción en hebreo cuya abreviación es el propio Tetragrama o nombre de Elohim (Dios):

ישוע הנצרי ומלך היהודים

 “Yeshúa HaNotzri VeMelej HaYehudim” (YHVH), que significa lo mismo que INBI y que INRI, Yeshúa es Jesús, HaNotzri es de Nazaret,  V’Melej con V , es Rey, y HaYehudim, de los Judíos.

INRI

el-sello-yhvh

Es decir que lo que se leía al principio de cada palabra eran la siglas  YHVH, el nombre de nuestro Dios como título encima de la cabeza de Jesús clavado en el madero. Esto causó un fuerte impacto en la mente de los sacerdotes y fariseo. Significaba claramente y a simple vista que en el comienzo de la Pascua,  en una cruz romana, estuva clavado un hombre que en el título o cartel sobre su cabeza tenía codificado el nombre sagrado Yahvéh. Esta situación coincidía con el cartel que se colocaba en el cuello de los corderos consagrados que cada padre de familia llevaba ese mismo día al Templo para sacrificarlo y luego disfrutarlo en familia durante la Cena de esta gran solemnidad. Cada cartel destacaba el nombre del padre que había apartado dicho cordero para la redención de su hogar. Los especialistas en códigos sagrados, discernían que cualquier judío que por allí pasara camino al Templo para adorar, vería claramente que aquel hombre verdaderamente era el Cordero de Elohim que quita el pecado del mundo, tal y como lo anunciara Su profeta Juan, el bautizante tres años antes en el Jordán (Juan 1:29).

Los sacerdotes también discernían que de esta manera se cumplía en Jesús la Escritura del libro de Éxodo donde el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) debía llevar el nombre de Elohim sobre su frente para cargar sobre sí las faltas cometidas por los hijos de Israel y a fin de que ellos reciban gracia delante de YHVH.

«Harás un ornamento de oro puro y graba en él como en un sello: ‘Apartado para YHVH.’
 Átalo al turbante con un cordón azul, en la parte delantera del turbante,
sobre la frente de Aarón. Porque Aarón lleva la culpa de los errores cometidos por los hijos de Israel en dedicar sus ofrendas santas, este ornamento estará siempre sobre su frente, para que las ofrendas para YHVH sean aceptadas por ÉL.»
(Éxodo 28:36-38)
 Los sacerdotes temían que cualquier varón judío, entendido en la Torah, al pasar cerca del Gólgota y ver de lejos las siglas de este cartel, se preguntara: «¿Cómo llevara el Kohen Gadol sobre su frente el Nombre de YHVH después de haberlo condenado a muerte?«. Usted, amado lector, ¿logra darse cuenta de este gran secreto mesiánico?

 Entonces, como comprendemos hasta aquí las siglas de los acrónimos INRI o INBI no nos dicen nada. Solamente cumplen su rol de texto informativo. Pero, el acrónimo, en hebreo (el idioma original que fueron escritas las Escrituras, la lengua santa y el idioma con el que Dios creó el mundo), nos hacer ver que Yeshúa (Jesús) está sellado con el Nombre del Dios verdadero: YHVH. ¿Casualidad? ¿Coincidencia?… Seguros estamos que no. Poncio Pilatos, en su ignorancia escarnecedora, puso esas letras, pero fue el Santo Espíritu del Eterno quien permitió que así se revelara el nombre de Dios.

 Para colmo de todo, la ira de estos líderes religiosos se aumentó exponencialmente al oír del procurador romano lo siguiente:

Pilato respondió: Lo que he escrito, he escrito.

(Juan 19:22)

Con todo esto, aquellos líderes religiosos, los testigos de esta Pasión maravillosa de nuestro Mesías, los discípulos que captaron esta señal,… lograron discernir el cumplimiento del salmo cantado por tantos años en Israel, especialmente en lo coronación de sus reyes:

(Salmo 2)

1 «¿Por qué se amotinan las gentes,
    Y los pueblos piensan cosas vanas?

Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra YHVH y contra su ungido, diciendo:

Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus cuerdas.

El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.

Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira.

Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.

Yo publicaré el decreto;
YHVH me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.

Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.

Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

10 Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.

11 Servid aYHVH con temor,
Y alegraos con temblor.

12 Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
Bienaventurados todos los que en él confían».

 

Este fue el anuncio final del Eterno a Su Pueblo. Él se manifestaría corporalmente en Su Mesías. Evidentemente este mensaje resalta y sella que Yeshúa  (Jesús) es YHVH.  Así, y solamente así, se comprende el kerigma apostólico de las primeras comunidades: ¡Jesús es El Señor! Habiendo sido traducida  las Sagradas Escrituras al latín,  hoy los seres humanos solamente ven en las iglesias el termino (INRI).   Con esto entendemos lo que sostengo al afirmar que las traducciones le roban el significado a la idea original de las Escrituras. ¡Toda versión es una traición!

¡Mas hoy debemos alegrarnos porque Espíritu Santo ha comenzado a restaurar la lengua que fue confundida en Babel, para traernos a todos a su conocimiento antes de que El regrese!

El Nombre Yehoshua evolucionado a Yeshúa

«Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos».

(Hechos 4:12)

Importantísimo resulta para los primogénitos del Monte Santo adentrarnos en los misterios revelados del Nombre de nuestro Redentor. Y es que Yeshúa es un nombre hebreo que aplicado en la persona del Hijo unigénito del Eterno se transforma en un Nombre que es sobre todo nombre. Por ello, dedico esta bitácora para que, por medio de unos instantes de sus vidas, puedan sus almas reflexionar profundamente en los distintos secretos que Abba les revelará acerca del nombre Yeshúa.

Tenemos bien entendido que nombre en español Jesús, es una transliteración idiomática del original hebreo Yeshúa. La raíz hebrea de este nombre  proviene de HO-SH-U-A que significa Salvación. Sin embargo, “la salvación” es sólo la mitad de la esencia de éste nombre. Para conocer la esencia completa del nombre de Jesús en hebreo, debemos remitirnos a la historia de los doce espías que Moisés envió para que reconocieran la tierra de Canaán. En el relato bíblico se nos dice que Moisés le dio a Hoshua (Oseas) el nuevo nombre de Ye-hoshua (Josué), que significa:Yahvé-es-Salvación.

«Y Yahvé habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Y Moisés envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Yahvé; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. Estos son sus nombres… Samúa… Safat… Caleb… Igal… Oseas [Hoshua]… Palti… Gadiel… Gadi… Amiel… Setur… Nahbi… Geuel… Estos son los nombres de los varones que Moisés envió a reconocer la tierra; y a Oseas [Hoshua] hijo de Nun, le puso Moisés el nombre de Josué [Yehoshua]«.

(Números 13:1-16)

Vemos aquí entonces que Yeshúa (en hebreo יֵשׁוּעַ) es una forma tardía del nombre de Josué.

Al transcurrir el tiempo, el nombre de Yehoshua (Josué) llegó a ser de uso muy común dentro del pueblo de Israel. Por ejemplo, así se llamó un descendiente del sacerdote Eleazar (1 Crónicas 24:11, 2 Crónicas 31:15), un gobernador del tiempo del rey Josías (2 Reyes 23:8), y durante el tiempo de la reconstrucción de Jerusalén un sumo sacerdote (Hageo 1:1, Zacarías 3:1) y un gobernador (Nehemías 3:19).

Fue allá por el siglo quinto antes de Cristo, cuando el nombre Yehoshúa fue acortado a Yeshúa (esto podemos verlo como ejemplo en 1 Crónicas 24:11, Esdras 3:2, Nehemías 7:39 y Zacarías 6:11-12). Incluso durante el siglo primero de nuestra era, otros hombres judíos también tuvieron el mismo nombre hebreo Yeshúa, por ejemplo un falso profeta (Hechos 13:6) y un compañero de trabajo del apóstol Pablo (Colosenses 4:11). Este nombre aparece también citado en escritos seculares. En las obras de Flavio Josefo, por ejemplo, son mencionados unos veinte personajes con igual denominación.

Repasando lo que hasta aquí les he enseñado, podemos sintetizarlo en el siguiente cuadro:

Yeshua (1)

Resultará muy interesante mencionar que David Flusser, un profesor de la universidad Hebrea,  afirma que Yeshu era la manera como se pronunciaba aquel nombre por parte de los judíos galileos del primer siglo. Ellos no pronunciaban la letra hebrea ayin ubicada al final de las palabras y tal vez por esa razón con el tiempo empezaron a deletrear de acuerdo con esa pronunciación. “El nombre hebreo de Jesús, Yeshu, es evidencia de la pronunciación de la Galilea de la época, y no es de ninguna manera abusiva. Jesús era galileo, y por lo tanto no se pronunciaba la a al final de su nombre Yeshua”. [David Flusser. Fuentes Judías en la Cristiandad Temprana. Pág. 15. Adama Books, New York, 1987].

En el siglo primero después de Cristo, los judíos (probablemente debido a la influencia griega) redujeron  la pronunciación hebrea del nombre Yeshúa dos veces más. Primero en Y’shua y luego en Y’shu. La forma Y’shu fue un intento deliberado de los judíos ortodoxos de ese tiempo para expresar su descontento con Yeshúa de Nazaret, presentándolo como si fuera una maldición compuesta por las letras iniciales de las tres palabras Immach SCHeino Vezicro, que traduce: “¡Que su nombre y memoria sean borrados!”. [aconsejo leer más de esto en Daniel Gleason. La Evolución del Nombre Jesús. Yehoshua -> Ihsous -> Iesus -> Jesús].

Para nosotros, los primogénitos en Su sangre, es muy importante entender que Yeshúa es el nombre que el Eterno prometió revelar en la Historia de la Salvación para cuando Él mismo viniera a salvarnos manifestado en carne (Isaías 52:6). Por eso, al ser el nombre del Eterno Dios, es que Yeshúa es el nombre que está por encima de cualquier otro nombre (Filipenses 2:9-10). Por lo tanto, es el único nombre en el que tenemos vida (Juan 20:31) y perdón de pecados (Hechos 4:12, 1. Juan 2:12), y es por eso que su iglesia está llamada a hacer todo en el nombre de Jesús o Yeshúa (Colosenses 3:17).

El Shabat fue la primera Reforma de Fe que Moisés hizo en Egipto

«Entonces el rey de Egipto les dijo: Moisés y Aarón, ¿por qué hacéis cesar al pueblo de su trabajo? Volved a vuestras tareas.
Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis cesar de sus tareas.
Y mandó Faraón aquel mismo día a los cuadrilleros del pueblo que lo tenían a su cargo, y a sus capataces, diciendo: De aquí en adelante no daréis paja al pueblo para hacer ladrillo, como hasta ahora; vayan ellos y recojan por sí mismos la paja. Y les impondréis la misma tarea de ladrillo que hacían antes, y no les disminuiréis nada; porque están ociosos, por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios.
Agrávese la servidumbre sobre ellos, para que se ocupen en ella, y no atiendan a palabras mentirosas».
Éxodo 5:4-9
Ante los argumentos teológicos que muchos cristianos esgriman aduciendo que el Shabat (sábado) solamente fue establecido a partir del encuentro de Israel y el Eterno en Sinaí (Éx. 20), creo conveniente conducirlos a una interesante curiosidad bíblica que aparece en este pasaje.
Recuérdese que el tema es el de la redención de Israel; y de ahí que sea un asunto en que el pueblo no podía tener parte alguna. El Eterno debe actuar por ellos; y es Él, por consiguiente, el que entra en controversia con Faraón. Tanto Faraón, como el dios de este mundo, Satanás, procura mantener al pueblo en servidumbre. Es el propósito de YHVH librarlos; el mensaje confiado a Moisés es, por tanto, para el oído del rey Egipcio. ¿Y cuál es el objeto de Dios en la emancipación de Israel? «Para que ellos me celebren una fiesta solemne en el desierto.» (versículo 1 – VM).
Ahora bien, esta idea de celebrar a YHVH ya había comenzado a implantarse por medio de un acto ritual muy especial, revelado por el Eterno a la humanidad antes de la caída en pecado. Leemos en el relato del Éxodo que el Faraón se quejó ante Moisés y Aarón de hacer  cesar al pueblo de sus obras:
“Dijo también Faraón: He aquí el pueblo de la tierra es ahora mucho, y vosotros les hacéis  cesar de sus tareas”
(Éxodo 5:5)
Resultará para ustedes muy interesante notar que la palabra traducida como “cesar” en el versículo 5 deriva de un término egipcio para sábado, y en hebreo la palabra que aparece es “shabát” y hace referencia a guardar el séptimo día. Moisés había iniciado su misión profética llamando al pueblo a reformar la observancia del sábado.
Faraón no solamente rechazó la idea de dar a los israelitas tres días para que celebren a YHVH, sino que él veía a la costumbre ancestral de guardar Shabat, que Moisés y Aarón habían restituido, como una pérdida de tiempo y producción. La perspectiva de perder el servicio de sus esclavos lo llenó de ira. El resultado fue que aumentó las tareas del pueblo, cargó sobre ellos cargas más pesadas, para fijar más firmemente los grilletes de su servidumbre. Él no podía permitir un día especial que permita reflexionar en el poder infinito que otorga la libertad.
Siempre es así. Pero a pesar del poder y la sutileza de Satanás, él siempre se derrota a sí mismo. De hecho, no tiene visión anticipada. No puede ver el futuro, así como nosotros tampoco podemos, y como consecuencia, él siempre se extralimita. El pueblo estaba ocioso (dijo Faraón), y, «por eso levantan la voz diciendo: Vamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios» (Éxodo 5:8). Él deseó, por tanto, que el aumento de trabajo echara fuera todos tales pensamientos de sus mentes. ¡Ah! Así ha sido y siempre será, Satanás rodeará tierra y mar para evitar que ni siquiera uno de sus pobres esclavos escape de su servicio. Por eso es que si un alma es convicta de pecado, y comienza a anhelar libertad y paz con Dios, para escapar de Egipto y ser salva, Satanás la rodeará con mil trampas, fascinaciones, y enredos de su sistema. Procurará, tal como hizo Faraón con los hijos de Israel, mediante una mayor ocupación, atrayéndole con señuelo a un torbellino de excitación o actividad. Muchas veces hará creer que un aumento de trabajo o una promoción laboral del mismo, son una bendición divina.  Por ello, si alguno de ustedes está luchando con esta idea sobrenatural de celebrar Shabat como día de liberación, debe tomarse de la mano del Eterno y dejarse conducir a dimensiones inimaginables.

Recuerden que el Eterno proporcionó al día de Shabat santidad y bendiciones después de la creación de los cielos y de la tierra, tal como se señala en la Torah:

“Elohim bendijo al séptimo día y lo santificó, pues en él descansó de toda Su actividad que Elohim había creado para hacer

(Génesis 2:3).

Por medio del cumplimiento de Shabat demostramos nuestra fe en el Eterno, quien creó los cielos y la tierra. De la misma forma que Yahvéh creó el universo durante los seis días de la creación y descansó al séptimo día, así nosotros también debemos descansar de nuestras actividades en el séptimo día. Así lo expresa la Torá: “Los hijos de Israel guardarán el Shabat, para hacer del Shabat por todas sus generaciones un pacto eterno. Es un signo entre Yo y los hijos de Israel de que en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día descansó e hizo un respiro” (Éxodo 31:16-17).

Por eso, el Shabat también es una recordación de la salida de Egipto, como se señala en el versículo: “Recordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y el Eterno, tu Di-s, te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por tanto, el Eterno, tu Di-s, te ha ordenado cumplir el día de Shabat (Deuteronomio 5:15). Al salir de Egipto dejamos de ser un pueblo de esclavos y nos convertimos en un pueblo de hombres libres, capacitados para transformar nuestro entorno, y restituir los lineamientos divinos en toda la Creación del Eterno.

La salida de Egipto constituye un principio fundamental de nuestra fe en Dios. Por medio de nuestro descanso en Shabat expresamos la libertad adquirida al salir de Egipto, así como la fe y el apego a Yahvéh, quien nos sacó de la esclavitud a la libertad y nos entregó Su Torah.

El Shabat no constituye únicamente un día de descanso físico, sino que también posee una naturaleza excelsa y elevada y nosotros lo designamos para la elevación espiritual.  El día sábado (Shabat) posee la capacidad para arrancarnos de lo cotidiano de los días de la semana y brindarnos la posibilidad de elevarnos por encima de la atmósfera mundana de los seis días de actividad y sentir la espiritualidad del día que todo él es descanso y reposo para la vida eternaTambién nos brinda la capacidad para trasladar los valores espirituales y el gusto especial de las oraciones de Shabat y de sus comidas a los demás días de la semana. Mediante ello el Shabat se convierte en un día del cual los demás días, tanto anteriores como posteriores, extraen elevación espiritual y santidad.

El Nombre de Yeshúa contra el Poder de la Bestia (el Sistema 666)

Muchos de los que me escuchan pronunciar el Nombre del Mesías, reaccionan asombrados por distintas razones. Yo digo Yeshúa, y los pensamientos comienzan a fluir en juicio condenatorio contra mi persona. Algunos de mis oyentes, me juzgan con la carátula calificatoria de «judaizante» que pretende confundir a la audiencia a la que sirvo. Otro, influenciados por la secta judaizante de los Nombres Sagrados, creen que «mi ignorancia» me lleva a privarme del conocimiento que ellos, supuestamente gozan, cuando pronuncian Yahshúa como la manera correcta de nombrar a nuestro Mesías. Estos últimos, permanecen adormecidos en el sopor de la ignorancia que sus propios maestros le han implantado gracias a tanto material sin fundamento que publican por la Internet.

Pues bien, en esta hora, no tomaré este espacio para profundizar en la razones etimológicas hebreas que defienden mi pronunciación del Nombre del Mesías. No, no atrasaré mi intención profética en esos detalles que pueden ser investigados por Uds. en otros páginas que con seriedad investigativa postean las razones del decir Yeshúa y no Yahshúa. Lo que sí haré será sumergirme en las vibraciones esenciales del propósito eterno de YHVH. Pretendo demostrarles a cada uno de ustedes que el Nombre bendito de Yeshúa está directamente ligado con Su Misión anunciada en el Protoevangelio registrado en el libro de Génesis (Bereshit) capítulo 3, verso 15:

«Pondré enemistad entre ti y la mujer,  y entre tu simiente y la simiente suya;  esta te herirá en la cabeza,  y tú la herirás en el talón«.

El Eterno, está proclamándole a la humanidad caída que el linaje carnal que ellos mismos estaban iniciando inspirados por la serpiente, sería vencido por la redención misma de la humanidad a través de un hombre ungido para esta tarea. De este modo, el sistema u orden de cosas que comenzó a regir la Tierra desde la mirada supervisora del gran dragón, tenía la sentencia profética de parte del mismo Formador de la humanidad de que de esta misma surgiría el hombre capacitado y asignado celestialmente para destruir el orden de cosas de las tinieblas.

Para que esta explicación pueda ser captada en su más profunda significación espiritual, necesito que cada uno de ustedes me permita guiarlos a ciertos puntos importantes:

El primero de ellos, tiene que ver con el hecho de que el Nombre del Mesías fue asignado por el Eterno Dios. Esto queda bien claro al leer el evangelio.

«Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados«.

(Mateo 1:21)

El Nombre del Mesías, el Hijo del Eterno, no fue dado por medio de un hombre sino que su Nombre fue revelado desde el cielo. Leamos el testimonio de Lucas 1:30-31:

«Entonces el ángel le dijo: Myriam, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.

Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS (YESHÚA)».

(Biblia Versión Reina Valera 1960, Énfasis nuestro)

Está bien claro, que fue el ángel, como mensajero de la Voluntad divina, quien reveló el Nombre que sus padres debían darle según el designio apostólico del Eterno. ¡María y José no escogieron el nombre del redentor!

Ahora bien, todos ustedes ya tienen bien asumido que el nombre Jesús no es más que una transliteración del idioma español del nombre original hebreo. El asunto justamente es que en este momento de la Historia de la Salvación, el mensajero celestial está pronunciando dicho nombre así: YESHÚA. El ángel dice que debe llamarse así por una razón: «… el salvará a su pueblo de sus pecados«.

Me resulta interesante aportar a estas alturas el hecho de que a Saulo de Tarso le fue revelado el nombre desde el cielo por el mismo Hijo de Dios. Pero lo más interesante es que le fue revelado en hebreo. Leamos: Hechos 26:12-15

«Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y DECÍA EN LENGUA HEBREA: «¡Saulo, Saulo!, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón». Yo entonces dije: ¿Quién eres, Amo? Y el Maestro dijo: Yo soy Yeshúa, a quien tú persigues».

No cabe la menor duda, que este nombre es hebreo y debe ser dicho en lengua hebra tal como lo vemos en las Escrituras. En el Tanaj (Toráh, Profetas y Escritos – llamado de forma común Antiguo Testamento-) es YESHÚA y encontramos esto en el libro de Nehemías. Antes de citar esta escritura conviene que veamos cómo se escribe Yeshúa en hebreo. Las letras se leen de derecha a izquierda y son: Yod, Shin, Vav y Ayin.

yeshua-adon

La referencia Strong H3442  ישׁוע (Yeshúa) tiene como raíz la H3091 יהושׁוּע (Yehoshúa) y significa: YHVH ES SALVACIÓN, así mismo podemos apreciar en la transliteración más correcta del nombre Yeshúa al español, que este aparece como “JESÚA”, El diccionario bíblico nos dice:

– Jesúa (hebreo Yêshûa) es una forma tardía de Yehôshûa (Josué); también aparece en antiguos sellos hebreos y en documentos seculares encontrados entre los Rollos del Mar Muerto).

Ahora, permítanme conducirlo a un secreto maravilloso revelado en los códigos de este maravilloso Nombre.

Debemos aceptar que el idioma hebreo es muy rico en su fondo y forma. Cada palabra cuenta con un significado complejo y rico, y además, cada letra que la conforma esconde un mensaje codificado. Para una mayor comprensión de esto que digo, valdrá aquí comparar a cada palabra hebra con un archivo comprimido de nuestra PC, ya que cada una encierra mayor información de la que se ve a primera vista. Por ello, me gusta aconsejar que aquellos que se están sumergiendo en la investigación de las raíces hebreas de nuestra fe, no se dejen seducir por falsos maestros que enseñan a repetir consignas y conceptos basados en la ignorancia.

En el anuncio angelical entendemos que el Eterno llamó al Mesías Yeshúa porque significa «Yahvéh salva«. De este modo, Abba nuestro, se aseguró que cada vez que un redimido pronuncie ese Nombre declaré que es salvo, no por obras de esfuerzo humano, sino por mano poderosa de YHVH (Ef. 2:8-9). De esta manera se entiende más profundamente lo que las comunidades primigenias del siglo I había vivenciado al conocer Su Nombre y confesarlo con su boca:

«… que si confiesas con tu boca a Yeshúa por Señor, y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo;  porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación»

(Romanos 10:9-10)

Esta maravillosa revelación se nos manifiesta en la superficie misma del Nombre Yeshúa. Su primer significado esconde un poder maravilloso para la humanidad caída. Pero, como antes lo expresé, el idioma hebreo encierra en las letras de sus palabras un mensaje cifrado que puede comprenderse al decodificarlas en sus significaciones pictográficas y/o numéricas. Es por eso que el Nombre del Mesías encierra aún más riqueza para nosotros.

Cuando me refiero al carácter pictográfico de cada letra hebrea, estoy hablando que ellas fueron en sus orígenes representadas por figuras (dibujo) de partes del cuerpo humano, objetos, animales, etc. Esto fue descubierto en 1905, cuando Flinder Petri, egiptólogo, hizo un descubrimiento que cambiaría la historia. En la Península del Sinaí, en Serabit, encontró un objeto con una inscripción que ahora se conoce como, proto-cananeo o proto-sinaítico, que prueba ser la escritura más antigua del planeta, y la madre del resto de las escrituras del planeta. Esta escritura pudo ser entendida porque las letras hebreas contienen un significado pictográfico. Estos pictogramas eran de letras hebreas, lo que prueba que es un alefato previo al fenicio .

El nombre «Jesús» en hebreo es «Yeshûa». «Yeshûa» se escribe con 4 letras hebreas (de derecha a izquierda) de la manera siguiente:

· Yôd.
· Shîn.
· Vav.
· Áyin.

Yeshua-Jesus

Si ahora, nosotros consideramos la letras que conforman el Nombre hebreo Yeshúa y las decodificamos desde sus valores pictográficos, tenemos lo siguiente:

Yod:  Históricamente la letra de la yod se origina en un dibujo, el pictograma que representa la mano.

yod-pictogram mano

El pictograma de la letra yod (un brazo con su mano extendida)

letra YOd

Shin: En la antigüedad tenía una imagen pictográfica primitiva que describía a unos dientes, de hecho ese es su significado primario, «dientes» o «morder».  De esa imagen de dos dientes de serpiente viene su significado de «diente, dientes, «filoso» o «puntiagudo»; «destructor». Se la asociaba con los verbos destruir y consumir.

SHIN (1)

Vav: representa en el alfabeto hebreo al número seis (6), cuyo símbolo pictórico es un clavo, estaca o gancho; y su significado y función principal es ser conexión y establecer un orden.  Un gancho mantiene dos cosas juntas, o unidas. También un medio para conectar lo espiritual y lo físico. Así que esta letra hebrea vav también está asociada con el hombre, porque él fue creado en el sexto (6) día; y con el cosmos o universo porque éste fue creado en seis (6) días (Gn. 1:26-2:2).

6-vav

Ayin: en el alef-beto pictográfico Significa ojo, ver, supervisar desde la cima, el ojo que vela. En gematría representa el nº 70; en la Biblia el número 70 está asociado a las naciones (universalidad) y el orden  administrativo espiritual y material que las controla.

Desde esta detallada consideración podremos ahora sorprendernos al descubrir que el Nombre del Mesías tiene un peso muy fuerte para nuestros días. Por favor, observe las imágenes e interprete el claro mensaje profético para las tinieblas:

yod  Yod        mano_blood-cross  La Mano  

Shin Shin            estatua-nabucodonosor-roca  que destruye

vav-  Vav         satanas y su sistema  el sistema de cosas 

ayin  Ayin        ojo-piramide  del Ojo que vela.

«La mano que destruye el sistema de cosas del Ojo que vela».

¡El paradigma es claro y poderoso! Es la vergüenza que el apóstol Pablo describe a los Colosenses que padecieron las autoridades de las tinieblas:

«… habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz.  Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de Él« (Yeshúa).

(Colosenses 2: 14-15)

¡Debemos apasionarnos con la confianza que hemos puesto en esta grandiosa obra divina! Cuando leemos Hebreos 2:14,15 podemos ver que la obra redentora del Mesías en la cruz del Gólgota ha destruido el poder de Satanás y su sistema reptiliano sobre el ser humano: “… para destruir por medio de la muerte al que tenla el imperio de la muerte, esto es, al diablo.” DESTRUIRLO. ¿Podríamos pronunciar algo más fuerte que esto? En el griego esta palabra significa “dejar sin poder, o ponerlo fuera de acción”.

En la cruz, Yeshúa luchó y venció a estos dominios político-espirituales que desafían su condición de criaturas para oponerse a los designios de la Torah del Eterno. En la cruz, afirma Pablo, los poderes mostraron su fiereza y potencial destructivo. Los instrumentos humanos y sobrehumanos al servicio de este sistema de cosas que promovía la enemistad con el Eterno han sido vencidos de una vez y para siempre en la obra redentora de Yeshúa. Esos poderes no gobiernan el mundo, aunque visiblemente pueda parecerlo: la vida mesiánica derramada en la cruz los desarmó e inhabilitó para siempre. Ésa es la realidad más grande para nuestra confianza y hay que asumirla no con triunfalismo, sino con una responsabilidad activa en la promoción de la venida del Reino Milenial del Eterno, en el que Yeshúa, el Cordero de Dios y Su Esposa, Israel, la Iglesia, enseñaremos a los pueblos y las naciones el poder creativo-transformador de la Torah.

Aquello que el Eterno anunció en el Edén acerca del destino final de la serpiente y su diseño anti-Torah, fue cumplido fielmente por Su Hijo Yeshúa, nuestro amado Mesías y Amo.

Por ello, es que yo sé cuál es la correcta pronunciación del Nombre de mi Amado y no me interesa lo que los indoctos piensen.

¿Cuál será tu posición en cuánto a esto?

Aquí les comparto el alef-beto pictográfico que les permitirá cotejar lo expuesto en este estudio

Hebreo pictográfico

Las 9 Frases NO Bíblicas que muchos cristianos confiesan

Por P.A. David Nesher

El regalo divino más maravilloso que hemos recibido es la Instrucción (Torah) del Eterno. Nuestro Creador, YHVH es Su Nombre, se encargó que este regalo fuera usado correctamente inspirando, a lo largo de unos 1.600 años, un manual de 66 rollos que hoy se conoce con el nombre de Biblia. Ella es, literalmente, la forma en la cual el Eterno mismo se revela y se comunica con la humanidad. Cada uno de sus 66 libros enseñan cómo cumplir fielmente la Torah en nuestras vidas. Todo lo que sabemos sobre nuestro Formador viene de las Sagradas Escrituras y contienen todo lo necesario para ser un hijo justo y vivir la vida según esta convicción.

Sin embargo, al mirar la cristiandad, notaremos que hay muchas cosas que los que se autodenominan seguidores de Cristo  creen, y que NO SON BÍBLICAS en lo absoluto.

¿Qué explicación se le puede dar a esto? Muy sencillo. La gran mayoría de las veces, los cristianos escuchan  a alguien decir algo que les gustó y les hizo sentido. Entonces se dedican a repetirlo como si fuera de parte de la revelación divina sin corroborarlo en las Escrituras, tal y como lo hacían los creyentes de Berea que escuchaban la catequesis del apóstol Pablo (Hch. 17:11). Hay algunos de estas frases y afirmaciones que han sido tan popularizadas, que hay creyentes sinceros (incluso pastores) ¡que afirman que son versículos de la Biblia!

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1. “Ayúdate que yo te ayudaré.”

Comienzo con ella pues es la que más he escuchado repetir cuando estoy hablando con algún ser humano que quiere jactarse ante mí de tener su mente iluminada por la Biblia.

No existe registro en la Biblia en el que se encuentre ésta afirmación, y popularmente la gente cree que La Biblia lo dice, simplemente porque en medios de comunicación masiva y personas en su diario vivir lo han compartido.

En verdad, esta frase es anti-Evangelio. La misma promueve en la mente humana el desarrollo de una actitud de auto-dependencia y fariseísmo. Se induce a creer que por mis obras y esfuerzo, el Eterno está obligado a sorprenderse, y por ende, a ayudarme en mis metas y planificaciones. Es la actitud satánica de que “esforzándote más lo harás mejor” y llegarás a ser pleno. Justamente, esta actitud es la que siempre estorba el trabajo que el Eterno quiere hacer en la vida de un ser humano mediante la revelación de Su Hijo.

La frase «Ayúdate que yo te ayudaré» tiene su origen en escritos del obispo de Hipona del siglo IV, Agustín. Él decía: “Haz lo posible, que Dios hará el resto” y también escribió esto: “Dios ayuda a los que se ayudan», obviamente esto se interpretó como los que “se ayudan a sí mismos”. Desde aquí la herencia oral intergeneracional lo convirtió en “ayúdate”. Como es obvio pensar, Agustín había leído La Biblia y habría encontrado un texto que conlleva un mensaje similar; pero él acomodó la frase a su modo poniéndole sus propias palabras.

Veamos entonces lo que la Biblia sí afirma:

La Biblia sí afirma que debemos esforzarnos y tener valentía para obedecer lo que YHVH dice en Su Instrucción (Torah), con el fin que todo lo que emprendamos y hagamos nos salga bien.

Literalmente el texto es: «Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas» (Josué 1:7). Vemos aquí la orden del Eterno a Josué, el sucesor de Moisés, al tomar el mando del pueblo de Israel tras el fallecimiento de este último. Antes que Josué conquistara Jericó, y atravesara el río Jordán, YHVH le dio varias indicaciones para obtener la victoria, y entre ellas se encontraba ésta en particular.

Fíjense que el contexto es totalmente diferente al concepto que popularmente se tiene del “Ayúdate que yo te ayudaré”, aquí se trata es de obedecer los mandatos del libro de la Torah (los cinco primeros libros de La Biblia). Esto complementa el hecho que debemos tener la iniciativa para dejar la pereza y tener dedicación para lograr los grandes objetivos en la vida. Pero esto parte de seguir las palabras que YHVH me ha revelado en Su Instrucción.

El Eterno nos dio unas capacidades, talentos y raciocino. Pero éstos deben ser usados bajo una absoluta dependencia de Su Voluntad, que es buena, agradable y perfecta (Rom. 12:3) y que se encuentra revelada en la Torah. Justamente la realidad del Evangelio del Reino que Yeshúa proclamó es: que el Eterno solamente ayuda a aquellos que mueren a sí mismo y lo siguen en Su Yugo (Mateo 16:24).

¡La gracia puede hacer maravillas en el hombre que le abre su corazón al Eterno y obedece Su Instrucción (Torah)!

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2. “Dios quiere que yo sea feliz.

Muchas personas cristianas hoy en día creen que el objetivo final de Dios es hacernos feliz. Esto es especialmente popular hoy en día en los púlpitos llenos de mensajes de la New Age, desde donde se implanta en los oyentes la idea de los derechos humanos como importantes en su relación con el Eterno. Por alguna razón, es algo común pensar en Dios como nuestro asistente personal, esperando a que nosotros pidamos algo para darnoslo. Es impresionante la cantidad de pecado que justificamos porque creemos que “Dios sólo quiere que yo sea feliz.” De ese modo este pensamiento genera esta falacias:
1. Lo que me haga feliz debe estar correcto. Lo que me haga infeliz debe estar equivocado.
2. La incomodidad, demora, riesgo, sufrimiento, inconvenientes y obstáculos no pueden ser la voluntad de Dios.

El resultado práctico de esto será que dichos creyentes comienzan a adorar a los dioses falsos del confort, el dinero, el placer, y todo lo que el sistema de cosas reptiliano les ofrece.

El problema con esta teología New Age es que a menudo otorga el permiso para hacer cosas que deshonran a la Voluntad del Eterno revelada en Su Torah. Desde allí se daña la relación de alianza con YHVH e incluso  las relaciones con los demás. Eso no está bien.

El Eterno Dios nos llama a la santidad, y no a la felicidad. Después de todo la felicidad es una condición esencial de nuestro espíritu que viene en nosotros desde nuestra concepción. Lo que en verdad YHVH anhela es que nos convirtamos en Bienaventurados. La palabra bíblica (en el NT) para bienaventurado “makarios” significa “supremamente bendecido” o “exageradamente feliz”. Esta es la meta del Dios verdadero, YHVH,  para nosotros, incluso cuando las cosas no van de la manera que queremos que vayan. El deseo del Eterno es hacernos santos, no sólo temporalmente feliz. La verdadera felicidad es una vida “bendecida”, y sólo llega cuando buscamos el Reino de YHVH en primer lugar, amando su justicia (Torah) por encima de todo.

Para logra esto es necesario dejarnos transformar en su proceso de santificación. Nuestro Formador quiere que lo honremos con nuestras opciones diarias y nuestro estilo de vida en general. Según la Biblia, existe el bien y el mal. Y cuando algo está mal, el Eterno nos dice “no lo hagas” desde lo que claramente ha establecido en Su Torah.

«Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo»

(1 Pedro 1:14-16). 

¡El Eterno no te quiere feliz cuando tu idea de felicidad sólo se basa en las cosas de este mundo! Los aprendices de Yeshúa tienen una visión diferente de las cosas que todos los demás. Sabemos que hay más en esta vida que el aquí y ahora. Así que codiciar lo que ofrece este sistema de cosas  (y tratar de encontrar total realización y felicidad en ello), es idolatría. Y nuestro Abba no quiere que adoremos ídolos, pues eso acarrea muerte y condenación.

«No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre»

(1 Juan 2:15-17).

Lo que el Eterno Dios quiere es que seamos obedientes a Él, que confiemos en Sus promesas de Alianza y que siempre esperemos sin ansiedad alguna, sabiendo que todo lo que hace obra para el bien de Su propósito eterno, aunque no nos haga sentir “felices” en ese momento (Romanos 8:28).

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3. “Todos somos hijos de Dios.”

La Biblia establece claramente, que toda la humanidad es creación de Dios (Colosenses 1:16), pero que sólo aquellos que han nacido de nuevo son hijos del Eterno Dios (Juan 1:12; Juan 11:52; Romanos 8:16; 1 Juan 3:1-10). Es decir, que sólo aquellos que se han arrepentido de sus pecados y que han puesto su fe en Yeshúa como Mesías y Señor, y a quienes el Eterno los santificó con al Torah por medio de Su Espíritu Santo pueden llamarlo “Padre” (Romanos 8:15-16).

Por lo tanto, todos los que no tienen a Yeshúa como su Mesías no son hijos del Altísimo:

Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos pecados. Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al diablo —el líder de los poderes del mundo invisible—, quien es el espíritu que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a Dios

(Efesios 2:1-2).

Por lo tanto, podemos identificar quiénes son hijos de Dios y quiénes son hijos del diablo. Todo el que no se conduce con rectitud y no ama a los creyentes no pertenece a Dios

(1 Juan 3:10)

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En la Escritura, los que se pierden nunca son mencionados como hijos de Dios. Efesios 2:3 nos dice que antes que fuéramos salvos, “éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. El apóstol Pablo, en Romanos 9:8, dice que “…no los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino los que son hijos según la promesa son contados como descendientes”. En vez de haber nacido como hijos del Eterno, nacimos en pecado, el cual nos separa de YHVH y nos sitúa al lado de Satanás como enemigos del Altísimo Dios (Juan 8:43). Un verso después, en Juan 8:44, Jesús dijo a los fariseos; “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer…

Nos convertimos en hijos de YHVH cuando somos salvos porque somos adoptados dentro de la familia de Dios a través de nuestra relación con Yeshúa, el Mesías (Gálatas 4:5-6; Efesios 1:5). Esto puede verse claramente en versos como Romanos 8:14-17. “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados.” Aquellos que son salvos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26) porque Dios nos ha “…predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad” (Efesios 1:5).

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4. “Dios no te dará más de lo que puedas soportar”.

Esta frase suena agradable y reconfortante, pero, nuestro Abba nunca dijo esto. De hecho, es seguro que el Eterno te dará más de lo que puedas soportar.

Lo que sucede en realidad, es que muchos cristianos piensan que este paradigma es cierto porque confunden lo que dice La Biblia en 1 Corintios 10:13:

«Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir«.

Si leemos cuidadosamente, nos damos cuenta que el versículo habla de la tentación, no las situaciones y dificultades que afrentamos a diario. La Biblia dice que el Eterno nunca permitirá más tentación de lo que puedas soportar. Él siempre te dará una salida de la tentación. Pero la Biblia nunca dice, “Dios no te da más de lo que puedas soportar”.

La realidad es que toda la vida es una dificultad tras la otra. El propósito de que nosotros vivamos en un mundo caído no es para que intentemos con nuestras fuerzas llevar este yugo pesado, sino que nos rindamos ante el Eterno Dios. Este es un mundo caído y nuestro Abba nos diseñó para una eternidad perfecta en Él. Por eso es que Yeshúa nos dice: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Como seres humanos, naturalmente tratamos de resolver nuestros problemas con nuestra propia fuerza y habilidades. Si crees que Dios nunca te dará más de lo que puedes soportar, entonces cuando viene la crisis vas a tratar de apoyarte en tus propias fuerzas. Esto no es lo que Dios quiere para ti. Dios nos da más de lo que podemos soportar de manera que aprendamos a confiar en su poder.

El apóstol Pablo luchó contra lo que llamó un aguijón en la carne. No sabemos exactamente de qué se trataba, pero hizo que su vida y ministerio fuera un desafío. En tres ocasiones diferentes, le pidió a Dios que le quitara esta condición debilitante.

«Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. 10 Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte«

(2 Corintios 12:9-10).

Notamos que el apóstol Pablo estuvo feliz cuando sufrió porque le permitió experimentar el poder de Dios en su vida.

La verdad, de todo esto, es que creceremos más cerca de Dios en nuestros tiempos de sufrimiento y dolor, que en los tiempos de facilidad y comodidad. Esos momentos de crisis y lucha son momentos en los que podemos experimentar el poder de Dios que nos sostendrá.

Dios nos dará más de lo que podemos soportar. Cuenta con eso. Pero lo hace para que lo conozcamos mejor y para que confiemos más profundamente en su poder.

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5. “Todos adoramos al mismo Dios”.

Esta falacia surge porque muchas personas sostienen que todas las religiones son caminos igualmente válidos para llegar a Dios y descubrir el sentido de la vida. Otras muchas creen que en todas las religiones hay cosas buenas y cosas malas, y que ninguna posee el monopolio de la verdad ni puede afirmar que es la única vía que conduce a Dios.

Esas ideas son populares en la sociedad pluralista y “tolerante” de hoy. Tanto es así que a los que no las comparten suele vérseles como personas llenas de prejuicios, de mente estrecha.

Si somos sinceros, podemos desde este falso paradigma hacer algunas reflexiones. Si todas las religiones llevaran a un mismo Dios, las veríamos promoviendo la paz y unidad entre la humanidad. Pero ¿lo están haciendo? La historia demuestra que en lugar de unir a la gente, la religión ocasiona divisiones y peleas.

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La conclusión es obvia. Las religiones del mundo no han traído paz y unidad y no han conducido a la gente a adorar al verdadero Dios. Al contrario, han dividido a la humanidad y han pintado un cuadro confuso de quién es Dios y de cómo adorarlo. Por consiguiente, todo el que quiera adorar al Dios verdadero tiene que elegir con cuidado el camino que seguirá. Esto está en armonía con lo que dice la Biblia. Ella indica claramente que para encontrar el camino que conduce al Dios verdadero hay que pensar con detenimiento y decidir en consecuencia. Josué, siervo del Eterno, dijo lo siguiente a la antigua nación de Israel: “Escójanse hoy a quién quieren servir, si a los dioses a quienes sirvieron sus antepasados que estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra están morando. Pero en cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Yahvéh”. Años después, el profeta Elías también animó al pueblo a que escogiera: “¿Hasta cuándo irán cojeando sobre dos opiniones diferentes? Si YHVH es el Dios verdadero, vayan siguiéndolo; pero si Baal [un dios cananeo] lo es, vayan siguiéndolo a él” (Josué 24:15, 16; 1 Reyes 18:21).

Estos y otros textos bíblicos demuestran categóricamente que los que querían servir al Dios verdadero tuvieron que tomar una decisión bien pensada. Hoy día nos encontramos en la misma situación. Si queremos adorar y servir al Dios verdadero, tenemos que decidirnos por el camino correcto. Ese camino está revelado por Yeshúa, la Torah viviente del Eterno Dios.

Sí, hay un solo Dios vivo y verdadero (Deuteronomio 4:39), pero Él sólo acepta la adoración que viene a través de Su hijo unigénito, Yeshúa, … no Buda, ni Mahoma, ni ningún otro (Hechos 4:12; Juan 14:6).

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6. “Todos somos gente buena”.

Muchos seres humanos postmodernos no se quieren acercar al Eterrno porque dicen que no se explican  “por qué un Dios lleno de amor, puede permitir que le sucedan tragedias a personas buenas”.

Muchas veces, ka tendencia de los seres humanos, es colocarse en el asiento del juez, determinando desde criterios relativistas lo que está bien y lo que está mal. Pensamos que una persona es más buena o más mala que otra o peor aun, que somos mejores que otra persona por cualquier razón. La realidad bíblica es que no hay ninguno bueno entre nosotros. Ni uno, dice la Escritura (Romanos 3:10). Es por esta razón que necesitamos el sacrificio de Yeshúa.

Quizá a ti te haya pasado algo malo y tu te consideras una persona buena que no le hace mal a nadie, a lo mejor pueda que estés sufriendo por la perdida de un ser querido, porque te despidieron, porque sufriste un accidente o te paso algo sumamente malo que se te hace difícil sacarlo de tu mente. Y es aquí donde tu te cuestionas.. ¿Porque un Dios bueno puede permitir que cosas malas me pasan? ¿Porque a mi si no le hago daño a nadie? Si te haces estas preguntas déjame decirte que ¡conoces muy poco a Dios! Es por eso que debes aprender lo siguiente:

«No hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!»

 (Romanos 12:11-12)

Ante los ojos del Eterno todos los hombres son iguales. No hay distinción de raza, clase social, sexo, sin embargo aunque parezca que el Eterno nos hizo distintos solo tenemos una cosa común y es el PECADO. Desde las personas mas ricas hasta las mas pobres han ofendido el carácter santo y justo de Dios al quebrar Su Instrucción (Torah). Eso es el pecado, nos vuelve imperfectos ante los ojos de YHVH y nos separan y condenan al Lago de Fuego.

«Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor».

(Romanos 6:23)

Debido a que todos somos pecadores, esa condición hace que “Nadie sea bueno”, ya que todos en nuestra vida hemos mentido, hemos robado, hemos codiciado a alguien etc.. y toda la vida seremos así.. no hay pecado grande o mayor.. para el Eterno tanto la mentira como el asesinato son considerados faltas graves contra su persona. Leemos lo siguiente:

«Porque el que cumple con toda la Torah pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado toda.
Pues el que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No mates.» Si no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la Torah».

(Santiago 2:10-11)

Ahora que comprendemos que para Dios no hay nadie bueno, ya que TODOS se han descarriado, podemos empezar a tener un enfoque diferente de las cosas.

«No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra«.

(Gálatas 6:7)

El fracaso emocional que estés pasando, las malas relaciones que puedas estar teniendo o algo grave por lo que estés atravesando muy posiblemente sea por las malas decisiones que has tomado tu u otras personas que te rodean, como padres y amigos. Decisiones tomadas dándole la espalda a lo que la Torah revela.

Cuando llevamos una vida en desobediencia a la Torah del Eterno, no considerando sus consejos y principios bíblicos, llegamos a tener una vida egoísta y vacía, llena de múltiples problemas y dificultades. Si conocemos poco a Dios nos podemos llegar a irritar y enojarnos con Él, echándole la culpa de nuestras desgracias, cuando ya vimos que no es así.
Medita bien en esto: las malas decisiones que tomes hoy decidirán quien eres mañana, recordando que el Eterno siempre esta contigo en donde quiera que vayas.

El Eterno es bueno con todo aquel que lo busca, Él tiene un diseño de propósito perfecto para cada persona y cada circunstancia que pasa (sea buena o aparentemente mala) solo es una oportunidad que Él nos da para que vivamos por Yeshúa cada día, escuchando y obedeciendo Su Instrucción (Torah).

¡El Señor te ama, clama a Él y con paciencia el te responderá! ¡No te dejes vencer por el mal al contrario véncelo con el bien que se esconden en Su Torah! ¿Que tu fe no desmaye! ¡Cobra fuerzas en el Señor!

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7. “Cuando alguien muere, Dios gana un angelito.”

La respuesta aquí es simple y sencilla: los humanos son humanos y los ángeles son ángeles. La Torah, claramente enseña que los ángeles son seres distintos a los humanos. En el Salmo 8:4-5 de la Biblia aparece que Dios hizo a los humanos un poco menos que los ángeles. Hebreos 12:22-23 menciona que los ángeles y los espíritus perfeccionados de la gente justa se encuentran bien diferenciados en la asamblea de adoración de Abba. Esto implica que los espíritus humanos mantienen sus propias cualidades después de la muerte y no se convierten en ángeles. Esto se mantiene así hasta la eternidad.

En el caso de los niños que no alcanzaron la capacidad de razonamiento y mueren, hay que también entender que fueron creados como seres humanos. Por lo tanto, siempre serán seres humanos. Cuando mueren, no se convierten en ángeles, una clase de criatura diferente.  En este mundo nosotros conocemos y amamos a los niños como seres humanos. Después de la muerte los niños siguen siendo seres humanos.

Así como Yeshúa no llegó a convertirse en ángel cuando murió y resucitó, así no se va a convertir en ángel ningún ser humano.

La Biblia incluso enseña lo siguiente: «¿no sabéis que juzgaremos ángeles?» (1 Corintios 6:3 ). Si bien este versículo puede estar refiriéndose a los ángeles rebeldes que han elegido seguir a Satanás, implica que nuestra condición después de la muerte será superior a la de los ángeles.

De hecho, a los ángeles les intriga la interacción entre el Eterno y los humanos creados a Su imagen y semejanza:

“A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles”.

(1 Pedro 1:12)

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8. “Todos vamos al mismo sitio cuando muramos”

Esta falacia proviene de la doctrina babilónica de la mortalidad del alma. Dicha doctrina se fundamenta principalmente en decir que el alma no muere después del fallecimiento de una persona. HaSatán ha logrado  con esta falacia usar a las religiones para enseñar que los difuntos se convierten en espíritus a los que los vivos deben respetar y honrar. Según esta creencia, esos espíritus pueden ser amigos poderosos o enemigos terribles. Creyendo esta mentira, muchas personas los temen, los honran y les rinden culto. La Biblia, en cambio, enseña que los muertos están durmiendo y que solo debemos adorar al Dios verdadero, Yahvéh, quien nos ha creado y nos ha dado todo (Revelación 4:11).

Al leer La Biblia descubrimos otra cosmovisión acerca de este asunto. El libro de Eclesiastés 12:7, que en relación al final de nuestra vida dice:

“… y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Elohim que lo dio.”

Bien, la pregunta es: ¿puede aquel que muere estar consciente y saber todo lo que ocurre con sus seres queridos en la tierra a tal punto de comunicarse con ellos?, Respecto de eso, la Biblia aclara:

Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol

(Eclesiastes 9:5 y 6)

Muchos pasajes de la biblia reafirman esta idea, es más en diversas ocasiones la muerte es comparada con un sueño:

Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle“.

(Juan 11:11)

Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él“.

(1 Tesalonicenses 4:13,14)

Quiero quedarme con esta ultima idea. La Biblia es clara, no quiere que estemos sin una esperanza, a muchos amados perderemos, pero podremos volver a abrazarles cuando el regrese, si aceptamos su salvación, ¿Quieres respuestas?, La Biblia las tiene, no siempre nos gustaran, pero créeme, Dios sabe como hace las cosas y te ama con una profundidad inimaginable.

Cuando conocemos la verdad sobre los muertos, ya no nos engañan las mentiras religiosas. Además, entendemos mejor otras enseñanzas de la Biblia, como por ejemplo, la promesa de vivir eternamente en el Milenio y desde allí el Paraíso.

Esta esperanza se vuelve muy real para nosotros cuando aprendemos que los difuntos no van a vivir como espíritus a otra parte. ¡No existe un estado intermedio con conciencia entre la muerte y la resurrección!

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9. «Dios ama al pecador pero aborrece el pecado»

¿Está esto basado en las Escrituras? Me temo que no. La verdad es que esta frase fue dicha por el abogado, pensador y político hindú  Mahatma Gandhi. Tiempo después esta frase fue tomada por muchos cristianos y en sus púlpitos y sermones comenzaron a mencionarla implantándola en los oyentes como un paradigma bíblico.

La Biblia, en cambio, simplemente no dice esto. De hecho, se dice lo contrario:

«Los que se ensalzan no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que hacen iniquidad.”

(Salmo 5: 5)

Sé que muchos de Uds.  van a protestarme aquí, pero la Biblia también dice:

«Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti.

Los insensatos no estarán delante de tus ojos;

aborreces a todos los que hacen iniquidad.»

(Salmos 5:4-5)

«Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días». 
(Salmos 7:11)

«Abominación son a YHVH los perversos de corazón; más los perfectos de camino le son agradables».

(Proverbios 11:20) 

Será bueno aclarar que esto no significa que el Eterno es cruel. Él abomina al pecador porque es Justo. Las Escrituras revelan que YHVH es Juez Justo, por lo tanto, abomina al pecador. Él no mandara el homosexualismo al lago de fuego el mandara al homosexual. No mandara el robo a la condenación eterna, sino que Él mandara al ladrón. Esto no se trata de crueldad, sino de plena Justicia revelada en la Torah.
¡En La Biblia no dice que la ira de Dios se manifiesta sobre el pecado, dice que la ira divina se manifiesta sobre el pecador!

 «El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él».

(Juan 3:36)

«Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia».

(Efesios 5:6)

El aborrecimiento justo es una píldora difícil de tragar tal debido a la cultura auto-centrada, autosuficiente, egoísta , ególatra, y de auto-exaltación en la que vivimos. Lo que todos tenemos que entender es que en la cruz del Gólgota, sobre el cuerpo del Cordero divino, el amor y el odio santo chocaron.

Seamos sinceros; la mayoría de los cristianos profesantes de hoy adoran a un Jesús incompleto, el Jesús romano. Un falso Cristo. Por otra parte, si no entendemos el odio del Eterno, Su amor perfecto no significa mucho para nosotros. Tenemos que llegar a un acuerdo con el odio santo de YHVH. El versículo más conocido pero desconcertante en el Nuevo Testamento que nos confronta con el odio de Dios por los pecadores es Romanos 9:13- “a Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.” Es comprensiblemente difícil envolver nuestras mentes alrededor de esto, pero si tomamos el Biblia en serio tenemos que aceptarlo y poner nuestras emociones volubles, opiniones y tradiciones de lado.

En el gran esquema de las cosas, el odio de Dios será derramado sobre los no elegidos por la eternidad en el lago de fuego. Tenemos que entender que el Eterno es perfectamente justo y bueno para sólo salvar a algunos porque todos merecemos su ira aborrecedora. Romanos 9:14-15 arroja más luz: “¿Qué diremos entonces? ¿Que hay injusticia en Dios? ¡De ningún modo! Porque El dice a Moisés: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y tendré compasión del que yo tenga compasión.” Cuando comprendemos y continuamente recordamos que Yahvéh nos ha salvado a los pecadores de experimentar su odio, nos hace ser personas humildes agradecidas.

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Al considerar todas estas falacias, notamos que lo paradójico del cristianismo es que por un lado enseña que la Biblia fue inspirada por Dios y es de Su autoría, y aunque usó el puño y letra de seres humanos no tiene errores en su mensaje. Pero, por el otro lado fomenta el analfabetismo bíblico en aquellos creyentes que mantiene en sus filas, permitiendo que sostengan, afirmen y declaren estas falacias como parte de la revelación de la Instrucción de Dios.

Yo quiero aconsejar al lector sincero que está leyendo esta bitácora, que en lugar de aceptar estas cosas sólo porque son populares o porque las escuchaste de un pastor o líder en la iglesia, seas como los creyentes de Berea que La Biblia describe que “día tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad” (Hechos 17:10-11).

Por último, te aconsejo que a partir de ahora todo lo que confieses como paradigma de fe, esté sujeto a la revelación de Su Palabra. La Biblia dice:

“Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesús, el Cristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.”

(1 Pedro 4:11)


Nota:

Seguramente varios de ustedes vienen considerando hacer donativos a este ministerio de enseñanza que el Eterno me ha encomendado. Los mismos serán usados en las actividades sociales que la Fundación Monte Santo realiza con los más carenciados de nuestra sociedad. Si esta intención vibra en ustedes los invito a ponerse en contacto conmigo, a fin de conseguir los datos bancarios para llevar a cabo dichas donaciones.

¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!