Durante el siglo XX se observó el mayor aumento de población en la historia de la humanidad: pasamos de 1.600 millones en el año 1900 a 6.000 millones en 2000. Pero esa tendencia ha terminado. Ahora la mayoría de los datos demográficos sugieren que, a pesar de las preocupaciones previas sobre las crisis de superpoblación, el mayor problema para la mayor parte del planeta será la escasez de bebés.
Este fenómeno se ve reflejado claramente en los datos. En Japón, la gente compra más pañales para ancianos que para bebés. China, que durante mucho tiempo aplicó una política de un solo hijo, recientemente elevó su límite de niños a tres; la nación espera que su población alcance su punto máximo y luego disminuya en 2030. Y la tasa de crecimiento de la población en los Estados Unidos se encuentra en mínimos históricos, que recuerdan a la era de la Gran Depresión.
Una nueva investigación publicada en npj Urban Sustainability explora el futuro de la subpoblación y cómo es probable que afecte los objetivos de sostenibilidad. Utilizando datos demográficos de los informes de las Naciones Unidas, el estudio sostiene que el problema de la subpoblación es dinámico y doble: las poblaciones se están reduciendo y envejeciendo simultáneamente.
Según los investigadores:
A nivel mundial, las personas mayores de 65 años son los segmentos de la población de más rápido crecimiento y en 2019, por primera vez en la historia de la humanidad, superaron en número a los niños menores de 5 años. En 2020, el 9% de la población mundial tenía más de 65 años, lo que equivale a 728 millones de personas. Se prevé que esta población aumente más del doble, llegando a 1.550 millones en 2050 y representando el 16% de la población mundial, con tasas de fecundidad medias.
Estas variaciones no se extenderán uniformemente por todo el mundo. Para 2050, las regiones que experimentarán los mayores aumentos en las poblaciones de ancianos incluyen Europa, Asia y América del Norte, mientras que la mayoría de las naciones de África seguirán teniendo una población relativamente joven.
LOS GRANDES EFECTOS DE LA URBANIZACIÓN
Para comprender los cambios de la población, una métrica clave es el nivel de reemplazo de la fecundidad, que es el número promedio de hijos que las mujeres deben tener para mantener constante la población. Esta tasa es aproximadamente 2,1: dos hijos para reemplazar a la madre y el padre, con un 0,1 agregado porque no todos los niños sobreviven hasta la edad adulta.
La tasa de reemplazo ha caído en decenas de países por debajo de 1,5, especialmente en Europa y Asia oriental. Una de las razones del descenso es la rápida urbanización. En 1950, alrededor de un tercio de los seres humanos vivían en áreas urbanas, pero se proyecta que esa proporción se duplicará para el 2050, con alrededor de 7 mil millones de personas viviendo en ciudades, muchas de las cuales lo harán por oportunidades de empleo en nuestra cada vez más industrial y tecnológica economía global.
La urbanización afecta a la población de dos formas clave. Una es que los habitantes de la ciudad tienden a tener menos bebés por razones como un mayor costo de vida, un acceso más fácil a la anticoncepción y las mujeres urbanas centradas en su carrera que eligen renunciar o retrasar el tener hijos, señaló la investigación. La vida urbana también ofrece diferentes incentivos: las familias pueden beneficiarse de tener más hijos en las zonas rurales, pero no ocurre lo mismo en las ciudades. Esto explica, en parte, por qué China decidió relajar su política de hijo único para las familias rurales en la década de 1980.
La urbanización también tiende a reducir las tasas de mortalidad debido al aumento de la riqueza y el acceso a la atención médica. Por lo tanto, los adultos tienen menos bebés y, simultáneamente, viven más tiempo. Los investigadores señalaron que:
Puede haber fuertes interacciones en el sentido de que los aumentos en la proporción de ancianos en un país pueden ejercer más presión económica y social sobre la población en edad de trabajar, disminuyendo aún más las tasas de natalidad y/o posponiendo los nacimientos, lo que hace que las tasas de fertilidad sean aún más bajas.
ESTÍMULO DEL BEBÉ
Al enfrentar el envejecimiento y la disminución de la población, algunas naciones ya están aprobando o explorando políticas para aumentar las tasas de fertilidad, incluidas las “bonificaciones para bebés”, el cuidado infantil subsidiado y las licencias pagadas por paternidad y maternidad.
Si tienen éxito, estas intervenciones podrían marcar el comienzo de una nueva fase demográfica que el estudio llama el “reloj de arena vulnerable”, caracterizada por una baja mortalidad pero recientemente una alta fecundidad. Esto podría resultar en una población con muchos jóvenes y ancianos, pero relativamente pocos adultos en edad laboral, que podrían sobrecargarse.
Los investigadores notaron que los cambios demográficos son complejos, y aún queda mucho por saber cómo factores como la urbanización afectarán no solo los niveles de población, sino también el medio ambiente y las condiciones socioeconómicas en todo el mundo.
Los investigadores concluyeron:
Teniendo en cuenta el rápido ritmo de estos cambios, especialmente porque la tasa de envejecimiento y la disminución de la población podrían subestimarse en las estadísticas oficiales, existe la necesidad de una acción urgente.
Tomado con permiso de: Grandes Medios