Justicia Social

La Realidad de la Esclavitud Moderna

La esclavitud no es cosa del pasado, es un problema actual y tiene rostro humano. El caso más reciente es el Daniela, una joven que fue secuestrada y condenada a ser víctima de explotación sexual del Cártel de Los Zetas en México.

Su liberación fue un asombro para la comunidad mexicana e internacional, logró lo que pocas mujeres en manos de las organizaciones criminales más temidas pudieron hacer: continuar con vida. Fue expuesta en bares, discotecas y cualquier sitio donde pudiera captar clientes, mismos que pagaban altas sumas de dinero no solo por sus servicios sexuales, sino también por golpearla brutalmente.

No escuchaba la radio, ni veía televisión, ni leía periódico. El dinero que recibía le era despojado por los mismos integrantes del cártel. Daniela, quien hoy se dedica a contar el horror que se vive en la frontera de México, solo recuerda haber visto a mucha gente morir » de forma espantosa» prestando «sexoservicio».

Pasó se der una esbelta chica veinteañera a ganar peso, tener cicatrices en su rostro y piel producto de quemaduras de cigarro, un ojo desviado y medio rostro paralizado por las golpizas que recibió durante su cautiverio y que fueron corregidas parcialmente por una cirugía plástica de seis horas.

 

¿Los clientes? eran en su mayoría migrantes rubios, altos, esbeltos y con dinero que provenía de los Estados Unidos y que disfrutaban más con el sufrimiento ajeno que con el acto sexual. Daniela es tan solo un nombre de las millones de personas en todo el mundo que sufren la esclavitud moderna.

Casi 49 millones en el mundo

Solo imagine la historia de Daniela multiplicada por 49 millones de veces. Este es el número de personas que en el mundo, es afectada por este flagelo, ya sea porque son expuestas involuntariamente a la explotación sexual, el trabajo forzado o el tráfico humano.

La cifra es ofrecida por el Índice Global de Esclavitud de la Fundación Walk Free, que en su proyecto anual de investigación reveló este 2016 que en la dramática cifra de afectados, incluye a un gran porcentaje de niños, no solo de países en desarrollo, sino de Estados ricos que viven en democracia.

No es cosa del pasado. Los 49 millones suponen un 28 por ciento más que en la edición de 2014, según el estudio que incluyó 42 mil entrevistas en 53 idiomas, en 25 países, y 15 encuestas realizadas a nivel estatal en La India. Los estudios abarcaron un 44 por ciento de la población mundial.

Corea del Norte es el país que encabeza el mayor predominio de esclavitud moderna con respecto a su población, ya que se calcula que 4,37 por ciento de ella está esclavizada. Le siguen Uzbekistán 3,97 por ciento y Camboya 1,65 por ciento.

No obstante, en términos de números absolutos, India tiene los índices más altos con 18,35 millones de individuos esclavizados, seguida por China 3,39 millones, Pakistán 2,13 millones, Bangladesh 1,53 millones y Uzbekistán 1,23 millones.

Los cinco países antes citados, poseen 58 por ciento de los individuos afectados por este flagelo, o en números concretos: 26,6 millones de personas.

¿Quiénes se esfuerzan?

El índice Global de Esclavitud precisa que de los 161 países evaluados, solo 124 penalizaron el tráfico de individuos en concordancia con el Protocolo de las Naciones Unidas contra el tráfico. 

Asimismo, revela que  96 implementaron planes de acción nacional para coordinar las respuestas del gobierno. 

Entre las naciones que muestran mayor esfuerzo por combatir la esclavitud moderna, se encuentran los Países Bajos, Estados Unidos (EE.UU.), Reino Unido, Suecia, Australia, Portugal, Croacia, España, Bélgica y Noruega.

No obstante, en el caso de EE.UU. se registra 0,018% de la población en esclavitud, lo que representa en números concretos: 57 mil 700 personas.

¿Dónde encontramos a los esclavos?

Basureros como el de Tegucigalpa (Honduras), en las fronteras, con turistas, bares, y hasta en fábrica de ropa que incluso pertenecen a famosos, es posible encontrar o ver a hombres, mujeres y niños esclavos.

En los basureros, niños desmenuzan montañas de basura en busca de residuos para vender, mientras que ejércitos extremistas raptan o reclutan a infantes para hacerlos soldados.

Niñas, en Tailandia, por ejemplo, intercambian relaciones sexuales por dinero y muchas otras son forzadas a trabajos sin salario y con pasaporte confiscado.

Está ocurriendo aunque no esté en las estimaciones de las naciones. Su naturaleza ilegal hace que sea un fenómeno escondido que importante daño sobre todo en la población infantil. No hay preferencia, sucede en Europa, América Latina, Asia y en África.

Este 2016, la cantante Beyoncé fue acusada de crear su línea de ropa Ivy Park con mano de obra esclava en Sri Lanka.

¿Qué propicia la esclavitud moderna?

Existen una gran cantidad de factores que favorecen la esclavitud moderna, pero la pobreza es la causa más importante. No obstante, las guerras también están originando que las cifras aumenten, y las prácticas culturales a que se perpetúen.

El dato: Los países más afectados son por lo general los que tienen más cifras de pobreza, menor educación, con un clima hostil y falta clara de derechos humanos.
En conflictos armados, más de 300 mil niños son utilizados como soldados y esclavos, mensajeros, cocineros o limpiadores. Las niñas, en cambio, son condenadas a ser esclavas sexuales, con riesgos de sufrir enfermedades o quedar embarazadas.

Asimismo, algunas prácticas culturales- religiosas han desencadenado que 700 millones de mujeres en el mundo se hayan casado cuando apenas eran niñas, muchas veces fueron víctimas de abusos sexuales y obligadas a trabajar.

Las movilizaciones masivas de personas a causa de los conflictos bélicos también han propiciado el aumento en las cifras de esclavos en el mundo, pues muchos de los migrantes han caído en mafias que por lo general se aprovechan de la condición de extranjeros de sus víctimas para abusar de ellas y someterlas a trabajo forzado o prostitución a cambio de algún favor.

«No se puede concebir el fin de la esclavitud como algo aislado de los demás problemas en el mundo«, afirmó Andrew Forrest, fundador y copresidente de la organización australiana Walk Free Foundation.

Los grandes movimientos migratorios vienen infundados por el creciente terrorismo en zonas como Siria. El Estado Islámico, una de las organizaciones extremistas más temidas, fuerza a mujeres a prostituirse y mantener relaciones sexuales no consentidas, mientras que a los hombres y niños los obliga a convertirse en soldados.

El The New York Times refiere que a diferencia de las versiones históricas de la esclavitud, que mantenían a las personas como si fueran una propiedad enajenable y que ha sido prohibida en todo el mundo, la esclavitud moderna se define como tráfico de personas, trabajo forzado, endeudamiento que deviene en servidumbre, matrimonios forzados para el trabajo o explotación sexual con intercambio de dinero.

Artículo tomado de TeleSur
 Los invito a ver este VIDEO:

Argentina: ¡que no saqueen tus valores!

Cuatro imágenes causando el mismo efecto en mi corazón profético. Primero las fotos, subidas a Facebook, de aquel jovencito que orgulloso por haber saqueado el supermercado de su barrio mostraba airosamente su botín. Ésta fue una de las más llamativas. Una de las que provocaron en mí una santa ira profética.

La segunda es aquella del robo a cara descubierta por parte del mismo vecino que el día anterior había intercambiado con el comerciante de la esquina saludos para su familia.

La tercera imagen del terror es la de quienes intentaron quemar viviendas de sus vecinos porque sospechaban que fueron sus delatores ante la policía.

Pero la peor de todas, la que más eleva los grados de indignación humana, es la aceptación, resignada y general, de que un policía puede, en reclamo de un salario mejor, dejar un barrio desprotegido, una ciudad liberada y una provincia entera a la buena de Dios. Y es que en mi interior vibra enojada la justa idea de que no hay necesidad que justifique semejante decisión. Es la misma sensación de indignidad que surge cuando vemos que, en las líneas de la sanidad y salud, se abandona a un paciente, en medio de una operación a corazón abierto, para sumarse a una reivindicación salarial y laboral, por más justa y legítima que parezca. No queda duda alguna, a Argentina la saquearon, no de sus bienes materiales, sino de sus valores integrales. ¡Argentina fue saqueada de tal modo que hoy se ha quedado sin principios! ¡El país carece en sus “escaparates” principales (familia, escuela, gobierno, etc.) de basamentos para una moral íntegra y solidaria!

Hace ya un tiempo atrás, leí y me impactó lo que un cura párroco de una villa de emergencia contó acerca de los principios que albergaban en sus pensamientos los niños y jóvenes de aquel lugar. Tomaré aquello para ilustrar mi denuncia profética. Ese varón relató que cuando se les preguntaba a los chicos de esa villa qué les gustaría ser cuando fueran grandes, muchos respondían que querían ser «piqueteros». Hoy, estoy convencido, de que es muy probable que alguno que otro conteste, ante la misma pregunta, que le anhela ser «dealer» o «narcotraficante». Y es que en los últimos años ha sido tan grande la inserción del narcotráfico en distintos poblados pobres de buena parte del país, que el fenómeno está modificando los principios de vida y los hábitos de conducta de todos sus habitantes.

Para ejemplo de esto, mencionaré lo que un informe señala acerca de la existencia de unos 2.500 puntos de venta de droga sólo en la capital de la provincia de Córdoba. Esto equivale a 2.500 familias que viven de la venta de drogas ilegales. De repente, y ante este dato, me di cuenta que sólo con esas 2.500 familias organizadas y lanzadas a la calle se puede generar un caos en tan solo una noche.

Todo nos pasó en el transcurso de una semana, desde que estallaron la rebelión de Córdoba y el apogeo de los saqueos en esa provincia. Día tras día el efecto dominó, fue armando un diseño de un arte repugnante.  Se habla ya de siete muertos y decenas de heridos por los asaltos a los comercios. Una situación de tensión extrema se advierte hoy fácilmente en el rostro de casi todos los funcionarios con responsabilidades ejecutivas a lo largo del país. No queda duda alguna que el gobierno nacional fue un imprudente espectador en las primeras horas del drama cordobés.  Un solo pensamiento surge al observar todo esto: el poder está miope y soberbio.

El rencor social serpentea entre muchos argentinos. Los lazos sociales están rotos y la responsabilidad del ciudadano es hoy, en nuestra nación, una obligación arqueológica. Existen, desde hace mucho tiempo, sectores numerosos de la sociedad que viven en la miseria. Seres humanos que han perdido cualquier esperanza de ascenso social y que han sido programados por el sistema imperante a creer que acceder a un televisor LED sería la única revolución posible en sus vidas. Son incontables vidas humanas que cargan con la frustración de comprobar que aunque muchos trabajen todo el día, al final del año no les termina alcanzando ni para lo mínimo.

Los encargados de pensar políticas y modelos de transformación deberán primero aceptar que en nuestra nación aún hay deudas democráticas. Es verdad que hemos sido testigos de fuertes avances en estos últimos treinta años de democracia, pero, sin embargo, los sectores que no tenían trabajo siguen igual porque continúan repitiéndose aquellas situaciones que le impiden a la gente dignificarse como seres humanos.

Se necesita comprender que la política tiene siempre resultados en la subjetividad, en lo que llevamos como bagaje de ideas, sentimientos y miradas. Desde esto será urgente aceptar que un modelo de rapiña que autoriza los saqueos de recursos naturales y que privilegia a las corporaciones multinacionales, genera siempre una subjetividad de rapiña, saqueo y privilegios. Desde dicha subjetividad todo el mundo cree que puede tomar lo del otro o hacer cualquier cosa para obtener lo que el otro legítimamente ha alcanzado en su esfuerzo previsor.

Para males se suma a todo esto el hecho real de que los medios son parte del problema y no de la solución porque son los hacedores de esa subjetividad. Ellos exacerban el consumo, y la violencia. Ellos hablan todo el tiempo de inseguridad generando así situaciones de miedo. Así, el espíritu de temor liberado desde los medios guía a muchas personas a encerrarse y apartarse de todos aquellos que, a su cosmovisión, son no confiables. Pero, a la misma vez, los medios empujan a otros humanos a no quedarse afuera de la rapiña, y a salvarse de cualquier modo. De esta forma, todo y todos pasan a formar parte de la misma mugre superestructural. La situación de fondo es idéntica y de descomposición en todos y cada uno de los sustratos sociales de la nación.

Ante todo esto observamos día a día impávidos el desarrollo de una etapa de fuerte descomposición de las relaciones sociales argentinas. Miramos atónitos e impotentes la descomposición de la convivencia en cada uno de las entidades fundamentales del país (familia, escuela, gobierno, policía, etc.). Desde el discurso presidencial se nos ha instado una y otra vez a entender que la democracia es el otro, pero eso en la práctica cotidiana no existe. Por el contrario solamente existe el sálvese quien pueda.

¿Y a quién le atribuiremos todo esto? Pues bien, primeramente a la política del gobierno. Porque ella misma fomenta el mismo tipo de vida en supervivencia: el plan social, la bolsa de comida de la provincia, el reparto de droga, o trabajar para la policía. Y muchas veces todo esto ocurre junto. El común denominador es que la vida ha pasado a no tener valor. Cualquiera se vende, se compra, se corrompe. Toda medida política solamente busca el efectismo. El tema central, y dónde el error radica, no es mejorar, ni mucho menos transformar, sino contener. La gestión errónea es solamente contener, armonizar, todo pegado con moco, pero que sí o sí continúe para adelante. Nadie piensa a gran escala. No se valora el considerar nuestras generaciones futuras. Nadie quiere visualizar lo que va a pasar de aquí a veinte años.

En segundo lugar, la responsabilidad cae sobre la voluntaria actitud de cada argentino de tender a la descomposición moral de sus generaciones. Es que lo único que se percibe a dónde quiera que la mirada apunte es una descomposición globalizada de lo humano. Justamente esta es la forma vil de sostener lo que hacen los gobiernos y corporaciones del mundo puestas al servicio de la élite luciferina gobernante.

Todos podemos caer en la descomposición, o elegir vivir y respirar un aire distinto. Un aire digno. Un aire no contaminado por estas cuestiones.  Aquellos que queramos hacer esto, seguiremos peregrinando en la misión de realizar actos llenos del amor perfecto. Lo otro es la pudrición, en el sentido más llano. Lo otro surge cuando se pudren los sentimientos, los sentidos, las virtudes y los principios de lo humano y de la vida. Es en este punto dónde hay que decidir si seguimos con la corriente o nos largamos unánimes a remar en contra de la corriente de descomposición que el Leviatán ha creado en el mundo.

Yo creo  firmemente en aquello que el Eterno me ha revelado. Él me mostró en Su Espíritu que los cambios se avecinan. Y ocurrirán desde ese mar de luces que nacen fuera de la superestructura que conforman hoy el Estado y el mercado. Son las luces que reman contra la corriente. Luces, encendidas en el Mesías, que  revelarán cómo salir de la descomposición y la decadencia que carcome hoy a la Argentina. Un mar de luces que producirán cantidades de situaciones diferentes, de construcción social, de cuidado ambiental y comunitario, de realización productiva, de defensa y ampliación de derechos.

Les dejo pensando en estos lineamientos, y para que el sello de su reflexión se efectivo les comparto este fragmento surgido del ingenio de un uruguayo maravilloso:

«Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.- El mundo es eso – reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende. «

Eduardo Galeano; El Libro de los abrazos (fragmento)

Córdoba y su carencia de hombres íntegros

Pleno momento del saqueo. Una imagen simbólica. Un varón corriendo en medio de un supermercado, llevando  en sus hombros una media res. De repente, su mirada se paraliza ante otro objeto que tienta su hambre. Se trata de una TV LED. El hombre titubea. Su hambre no. Es la res o la TV. El dilema acaba rápido. Abandona la red, arrojándola al suelo, y sus hombros se cargan del electrodoméstico tan deseado para sus intenciones.

La escena descripta es una de las tantas que, llenas de violencia, se repetían por toda la capital provincial, de la bonita Córdoba. Los integrantes de la fuerza policial seguían autoacuartelados y los vecinos, junto a los comerciantes de la ciudad, se defienden por su cuenta de los saqueadores específicos carentes de un discurso que justificara sus hechos.
El acuartelamiento de la policía (5 mil efectivos de un total de 22 mil ¿…?) generó consecuencias devastadoras. La ciudad se transformó en tierra de nadie y se cuentan por decenas los saqueos en supermercados y comercios, robos a punta de pistola a automovilistas, y asaltos en viviendas particulares. En medio de todo esto el olor evidente de una organización perfectamente trazada entre ciertas autoridades provinciales y aquellas redes que desde lo suburbano trazan, en el día a día, los lineamientos del narco cordobés. Evidencia de una ciudad que hace años viene siendo liberada a causa de las contrataciones entre los jueces,los  policías, las bandas del crimen y otras yerbas políticas.
Todo tipo de comercios fueron víctimas y las escenas que se vivían eran estremecedoras. Una película bizarra de un futuro inimaginable parecía estar siendo filmada a lo largo de esta ciudad. La gente corría en las calles y saqueaba todo tipo de productos. Mujeres embarazadas arrebataban cochecitos y productos para bebés. Se vio hasta camionetas cero kilómetro cargando mercadería. Sin embargo, todo esto, no es producto de una ficción sino trazada por un libreto de Hollywood, sino que son escenas de una triste y detestable realidad. 
Foto:
Un adolescente carente de bebidas alcohólicas saciando su necesidad.

Comerciantes lloraban por las calles, desconsolados al ver el estado de sus comercios: Una voz llena de ira expresaba: “esto no es hambre, me robaron bebidas alcohólicas y electrodomésticos”, era el grito del dueño de un supermercado que no podía entender la anarquía que se vivía en la ciudad. Los malvivientes no hicieron diferencias a la hora de los saqueos.

En el inicio de esta nota hice una y otra vez referencia al hambre. Pues bien, el hambre inspirador del saqueo cordobés se origina en el materialismo práctico que hoy domina el corazón de los argentinos, alimentado por el hedonismo y el consumismo salvaje. No es la manifestación de estómagos vacíos, sino la de almas humanas llenas de vaciedad. 
Estamos en el mes de diciembre pero del año 2013. Algunos medios, mal intencionados, quieren transmitirnos las noticias sacando provecho del doloroso recuerdo de aquel diciembre del 2001, lleno de escenas de saqueos producto de los años de opresión económica neoliberal. Aquellos saqueos tenían como protagonistas a familias enteras arrebatando todo tipo de alimentos a causa del hambre que muchos de ellos vivían. Hoy, los comunicadores de estos medios monopólicos, hablan de «carentes». Yo tomo la palabra no compartiendo su aplicación. Son carentes sí, pero no de recursos y medios materiales, sino de su dignidad humana. Son carentes, sí, pero no de alimentos, sino de integridad. Son carentes, sí, pero no de empleo, sin más bien de principios y valores. Son amadores del dinero, más que de Dios y su prójimo. En pocas palabras, son carentes de un llamado a ser personas de propósito y destino.
Córdoba, así como la Argentina toda deberá volverse en sí y reflexionar en dónde ha caído. Cada provincia argentina deberá preguntar por el diseño de propósito que tiene escondida en Dios. ¡Argentina deberá volverse hacia el gobierno del Eterno Abba! 

Con amor al Mesías y por mi patria los bendigo.

P.A. David Nesher

La razón fundamental de tanto caos nacional…

Educación: Argentina es el país peor calificado de América Latina

La calidad educativa es todavía un desafío pendiente en la Argentina; un desafío de todos. El último informe PISA (que mide el desempeño en lectura, ciencia y matemática) elaborado por la OCDE, indica que los países de América latina han obtenido resultados muy por debajo del promedio general. En particular, la Argentina se sitúa en el puesto 58 entre 65 países evaluados, lo que, además, implica un deterioro en comparación con sus vecinos regionales.

El puntaje final del país cayó de 418 a 398 durante los últimos diez años. Esto significa que la Argentina no sólo está por debajo del promedio general (496 puntos), sino también peor que todos los países latinoamericanos que forman parte de la prueba, con la excepción de Panamá y Perú (que ocuparon los puestos 62 y 63 respectivamente). En contraste, Chile es el país mejor calificado de la región (44), seguido de Uruguay (47), México (48), Colombia (52), y Brasil (53).
Pero mientras el desempeño educativo es bajo, el gasto promedio en educación en América latina se ha incrementado sensiblemente durante las últimas décadas, e incluso ha alcanzado un nivel similar al de los países de la OCDE. Por ejemplo, en 2009, la Argentina invirtió aproximadamente un 6,45% de su PBI en educación, mientras que los miembros de la OCDE invirtieron en promedio un 6,3 por ciento.
Entonces, ¿por qué los resultados están empeorando en los últimos años? Porque hasta ahora los esfuerzos por mejorar la educación argentina a través de incrementos en fondos destinados a la educación dejaron de lado la importancia de la calidad educativa, y resultaron en desigualdades tanto en la calidad como el acceso a la educación. Por ejemplo, en las provincias con los peores indicadores sociales y económicos se invierte menos dinero por estudiante cada año que en las provincias que gozan de un mayor nivel de desarrollo.
De manera similar, existe todavía desigualdad en el acceso a la educación: sólo el 47% de los niños pertenecientes al quintil de menores recursos asiste al nivel inicial de educación (para los niños desde los 45 días hasta los 5 años), mientras que este porcentaje aumenta al 79% en el quintil de mayores ingresos. Además, sólo el 30% de los jóvenes entre 18 y 23 años del quintil de menores ingresos sigue en el sistema educativo, mientras que el 70% de los jóvenes de esas edades del quintil más alto permanece en el sistema.
Esta disparidad entre inversión y resultados, aunque ha sido minimizada en ciertas ocasiones por las autoridades educativas, habla del deterioro de la educación en nuestro país y de la necesidad de encarar un proceso de reformas profundo y basado en un consenso de distintos sectores. Actualmente, la variable socioeconómica en la Argentina define un altísimo porcentaje del éxito que tendrá el alumno en el sistema. El sistema educativo debería equiparar oportunidades, y eso es central en cualquier concepto de calidad.
Pero continuar por los mismos ejes transitados hasta el momento no será suficiente para mejorar el sistema educativo. Admitidos los logros alcanzados en términos de inclusión educativa, el debate hoy debe volverse hacia el mejoramiento de la calidad de la enseñanza como sostenemos en nuestro reciente libro Ahora? calidad. Apuntes para el debate sobre política educativa en Argentina . Más de lo mismo no nos ayudará a adaptarnos a un mundo cada vez más competitivo, donde nuestros estudiantes buscan empleo juntos con otros en China, India y el resto de América latina. El capital humano tampoco tiene fronteras; empresas, gobiernos y organizaciones sociales buscan sus mejores empleados mirando el mundo como base, sin límites geográficos.
Varias décadas atrás, países como Singapur tenían peores escuelas que la Argentina y un PBI significativamente menor. Sin embargo, hoy son mucho más ricos que los países latinoamericanos y ocupan los primeros lugares en calidad educativa. Estos países lograron transformarse implementando las reformas educativas necesarias y teniendo el coraje de mantenerlas como política de Estado. En la Argentina, también podemos hacerlo; podemos volver a la calidad educativa que hizo famoso a nuestro país. Por eso, es hora de pensar en la calidad.
Fuente: Esteban Bullrich y Gabriel Sanchez Zinny – LA NACION

Niños indígenas en grave riesgo nutricional

Niños indígenas, cuyas comunidades se encuentran en la frontera entre Argentina y Bolivia, mueren por hambre. Se trata de indígenas que por décadas no mejoran su situación. Por e contrario, la miseria se agudiza cada vez más y las políticas de gobierno son insuficientes e inadecuadas.
Buenos Aires, Argentina. La muerte de un niño indígena desnutrido, ocurrida el pasado 14 de abril, llamó la atención sobre las altos índices de desnutrición infantil que históricamente registra el extremo norte de Argentina, en la frontera con Bolivia.
Esta zona está comprendida en la provincia de Salta, el estado argentino que tiene la mayor cantidad de pueblos originarios reconocidos oficialmente: nueve etnias que sobreviven, en su mayoría, en situación de pobreza extrema.
El deceso del niño, de apenas un año y medio, oriundo de la comunidad del Pueblo Wichi Misión Cañaveral, en las cercanías de la localidad fronteriza de Santa Victoria Este, en el límite con Bolivia y Paraguay, despertó una polémica en la que funcionarios del gobierno salteño se esforzaron en demostrar que la muerte no fue causada por la desnutrición. Sin embargo, el propio gobierno de Salta confirmó que 40 mil niños de entre uno y seis años de edad están sufriendo desnutrición o corren riesgo de caer en ella.
La información fue brindada por el Plan de Nutrición del Ministerio de Salud Provincial y el Plan Provincial Alimentario, subprograma Nutrivida, del Ministerio de Desarrollo Humano de Salta, a través de los cuales se entregan nutrientes a los niños en los que se detecta una alimentación deficiente.
El informe oficial da cuenta que 56 niños salteños tienen un déficit nutricional grave. El total de 40 mil se alcanza con chicos desnutridos recuperados, niños con déficit nutricional leve y moderado; chicos en “riesgo nutricional” y aquéllos que están “en riesgo social de desnutrición”.
Aunque el gobierno no discriminó cuántos de estos niños pertenecen a comunidades indígenas, el registro histórico da cuenta que el mayor grado de desnutrición, o riesgo de padecerla, se concentra en el Chaco Salteño (comprendido en el Gran Chaco, que comparten Argentina, Bolivia y Paraguay), cuyos habitantes son, en su mayoría, pueblos originarios, sobre todo del pueblo wichi, y criollos campesinos.
Las comunidades indígenas y criollos practican una economía de subsistencia, seriamente amenazada en los últimos años por el avance de los desmontes masivos y la frontera agrícola (para la siembra de soya principalmente). La mayoría vive ahora del asistencialismo, en zonas donde es difícil el acceso a los servicios educativos, de salud, de provisión de agua potable y de medios de comunicación, entre otros.
Según el médico Patricio Fleming, gerente del Hospital Zonal de Santa Victoria Este, que tiene a su cargo la atención de los habitantes de la frontera, la mayor dificultad para atender la salud de los habitantes de la zona radica en los malos caminos, que en temporadas estivales hacen imposible el acceso a los parajes más alejados, y la barrera del idioma, dado que la mayor parte de los indígenas no habla castellano, y los médicos y enfermeros destinados a esos lugares no hablan las lenguas originarias. “Ellos no se comunican bien con el médico por su idioma, o con el enfermero, con el agente sanitario se comunican más porque yo trato de tener agentes sanitarios aborígenes en las comunidades aborígenes, pero uno de los grandes problemas que yo tengo acá es la falta de comunicación y la falta de confianza que hay con los centros de salud o el hospital base”, sostuvo el médico.

Desnutrición crónica

El pequeño de un año y medio que falleció el 14 de abril había sido internado días antes en el Hospital de la ciudad de Tartagal (la más importante del extremo norte argentino); pero, tras una hospitalización de más de 10 días, se le envió a casa. Según se informó oficialmente, fue tratado y a sus padres se les proveyó de la leche y demás alimentos que debían proporcionarle. Pero en su casa, en la paupérrima comunidad indígena Misión Cañaveral, le salieron llagas en la boca y no quiso comer. Dos días estuvo en esta situación.
Cuando lo trajeron nuevamente al Hospital Zonal de Santa Victoria Este, ya estaba en estado grave. El médico gerente del Hospital, Patricio Fleming, pidió un avión sanitario para trasladarlo de urgencia a un hospital de mayor complejidad.
La jefa de guardia del Hospital Materno Infantil, la médica Susana Balcarce, confirmó que el niño estaba “desnutrido” y “en muy malas condiciones”. Había ingresado al hospital con un cuadro infeccioso y tenía también “un trastorno metabólico importante”. El cuadro infeccioso que padecía sirvió para que, días después, el subsecretario de Gestión de Salud de Salta, el también médico Alejandro Gravanago, asegurara que la causa de la muerte no había sido la desnutrición, sino la infección.
En contradicción con su superior jerárquico, el director del Hospital Zonal sostuvo que el fallecido era “un chiquito con desnutrición crónica al que lo veníamos siguiendo desde hace mucho tiempo”.
Autora del Artículo: Elena Corvalán
NOTA PROFÉTICA: 

Es evidente que este tipo de temas (ocultos tras bambalinas por el mismo Estado) son los que deberían estar haciendo vibrar las discuciones del Parlamento y no lo derechos de los homosexuales para formar matrimonio. 
No cabe la menor duda que el sistema diabólico, que conduce los pensamientos de los representantes que están en el poder, logra que estas víctimas mueran en el anonimato. 
Aquí no están presentes ni las asociaciones de derechos humanos ni siquiera las agrupaciones religiosas que sí pueden juntarse para manifestarse a favor o en contra del matrimonio gay, pero se prestan a los caprichos políticos del gobierno y hacen oídos sordos a estos gemidos. 
Lo verdaderamente lamentable de esto es que aquí los líderes religiosos no se muestran sensibles y levantan su voz profética a fin de convocar a sus fieles frente al Congreso para reclamar la Justicia que merecen estas vidas.
Son justamente todos estos «detalles» los que llegan a la Presencia del Señor causándole hastió y agitando los lineamientos de su Eterna Ley para que sea propicio en su Justicia y Juicios.
¡Argentina necesita despertar al Amor y a las Buenas Obras antes que sea demasiado tarde!
P.A. David Nesher