La policía militar de Río de Janeiro está fuera de control, según un reporte de Amnistía Internacional Brasil.
Preocupa a esta entidad la presencia de una policía represiva responsable de 1.519 homicidios en los últimos cinco años, casi el 16% de todos los registrados en la ciudad. Y con la impunidad como agravante: sus agentes casi nunca son investigados ni rinden cuentas ante la justicia.
¿Los más afectados? Los jóvenes de origen afro. Miren esta infografía:
No es fácil procesar a policías en Río de Janeiro por homicidios cometidos cuando estaban de servicio. De hecho, AI ha comprobado que de 220 investigaciones abiertas en 2011 en la ciudad, 183 siguen abiertas y solo se han presentado cargos contra un agente. Y en el informe se acumulan las evidencias de malas prácticas policiales, como la frecuente alteración del escenario de los hechos, la retirada de cadáveres sin la diligencia debida o la colocación de armas u otras “pruebas” junto al cuerpo de las víctimas. Además, los testigos rara vez acuden a declarar por temor a represalias policiales, máxime cuando fallan los programas de protección de testigos y la protección a defensores de derechos humanos. La suma de todo ello es un alto grado de impunidad y un bajo nivel de las investigaciones.