Secretos de la Biblia

Yahvéh, el Señor de la Providencia.

Por P.A. David Nesher

«Y aconteció que después de dos años, Faraón tuvo un sueño. Soñó que estaba de pie junto al Nilo.»

(Génesis/Bereshit 41: 1-2) 

El pasaje que nos toca estudiar hoy (Gén. 41:15-38) relata las características maravillosas de las misericordias del Eterno operando a favor de Yosef, Egipto y los pueblos cercanos. En estas líneas se resalta asimismo la fidelidad providencial de Yahvéh en guiar todas las circunstancias para llegar al cumplimiento perfecto del propósito mesiánico de Su Salvación.

Detrás de los personajes y del escenario de este hermoso relato descubrimos a un Dios soberano que controla y dirige la historia y la vida de los seres humanos y las naciones para llevar a cabo su diseño profético de salvación.

Yosef había pasado doce largos y muy dolorosos años en la cárcel. En todo este tiempo su alma no sabía si alguna vez volvería a ver la Luz de la libertad. Sin embargo, el Eterno había decretado que su vida no terminaría en el cautiverio de un presidio. Simplemente Él esperaba que esos años de prisión permitieran la expiación de las transgresiones de Yosef

Diez años de la prisión correspondía al tikún (reparación) que Yosef debía hacer por causa de haber usado lashón hará (Mal Hablar) contra sus diez hermanos.

Los otros dos años en la cárcel eran en castigo por haberle dicho al copero del Faraón: “Recuérdame y sácame de esta prisión”. Dos palabras que develaban la errada confianza que Yosef puso en las conexiones humanas. Dos años por cada palabra.

Pero al mismo tiempo, debemos discernir que los dos últimos años de Yosef en prisión, fueron una bendición enmascarada de la Providencia divina, pues si el copero lo hubiera nombrado delante de Faraón dos años antes, ¿cuál hubiera sido el destino de Yosef?

Si el Faraón lo hubiera liberado en esos años, seguramente Yosef se hubiera convertido en un intérprete profesional de sueños de toda la corte, ganando de ese modo dinero suficiente para sólo asegurarse una vida acomodada. Entonces, el propósito eterno de Dios hubiera sido abortado en él, y la Historia de la Salvación se hubiera truncado para toda la humanidad.

Pero ahora, dos años más tarde, después de los extraños sueños del rey, ¿qué le ocurrió a Yosef como consecuencia de su interpretación? Fue llevado al poder, convirtiéndose en el virrey de Mitzraim (Egipto).

Los expertos en el idioma hebreo bíblico aseguran que el versículo 1 revela en realidad que, por dos años consecutivos, el Faraón tuvo sueños extraños cada noche, pero no podía recordarlos cuando despertaba. Sin embargo, cuando llegó el momento de propósito para liberar a Yosef, el monarca egipcio despertó esa mañana muy turbado mentalmente pues recordaba el sueño en todos sus detalles.

De acuerdo con los códigos guemátricos del texto, se puede calcular la fecha de la noche del sueño, y coincide en el calendario divino con el primer día del séptimo mes, es decir Yom Teruah, tiempo cuando el Eterno decide la suerte del mundo entero y decreta la escasez y la abundancia para cada país. Es el día en el que la Justicia divina revela al obrar providencial del Eterno sobre los eventos naturales, para que todo esté siempre en armonía a Su diseño Lumínico.

Por ello, al considerar esta historia debemos tomar en cuenta cinco momentos significativos que nos permiten reconocer sin lugar a duda que Yahvéh es el Señor de la Providencia:

  1. El Eterno hace que el Faraón sueñe porque desea mostrarle sus diseños y voluntad perfecta (v. 25). Este es un buen ejemplo de cuando los sueños que Yahvéh utiliza para dar a conocer su voluntad a fin de preparar a la persona, a una familia o a una nación (o conjunto de naciones) para un evento especial.
  2. El Eterno hizo que el copero se recordara de Yosef (v. 9) Habían pasado dos años desde que el copero había vuelto a su puesto en el palacio y ahora bajo las condiciones exactas, recuerda su falta de gratitud y su falta de memoria.
  3. El Eterno otorgó a Yosef la interpretación y el significad correcto de los sueños del Faraón (v. 16). Yosef no se atribuye a sí mismo la capacidad de interpretar los sueños y con toda humildad confiesa: “No está en mí. Dios responderá para el bienestar del Faraón.”
  4. El Eterno sacó a Yosef de la cárcel y lo llevó a ser el Primer Ministro del Faraón (v. 39). Es asombroso e impresionante ver como el Faraón mismo reconoce la mano de Yahvéh en todo este asunto.
  5. El Eterno concede a Yosef la sabiduría para administrar los productos de la tierra para salvar a los egipcios, a otras naciones y en especial a la propia familia de Yosef (vv. 56-57)

Como vemos, en el diseño mesiánico providencial, Yosef es el instrumente de información del propósito divino y de previsión para la sobrevivencia de Egipto (Mitzraim) de donde siglos más tarde saldría elevada la nación de Israel. Así, por medio de Yosef, el Eterno permite que la abundancia de Egipto beneficie primeramente a la población local, luego a aquellos habitantes de las regiones vecinas donde el hambre se había extendido. La prominencia de Mitzraim (Egipto) en esta crisis y el papel directivo de Yosef son preparativos providenciales de la Divinidad indispensables para la supervivencia de la familia de Yaakov, y los descendientes que constituirían al Pueblo que daría finalmente al Mesías como pan a las naciones.

¡Con Todo… El Eterno Jamás te Olvidará! (parashah Vayeshev)

Por P.A. David Nesher

«Velo-zachar sar-hamashkim et-Yosef vayishkachehu.»

«Pero el Maestro de coperos no se acordó de Iosef, sino se olvidó de él.»

(Bereshit/Génesis 40:23)

Evidentemente, la felicidad le hizo olvidar al copero la desgracia de su compañero de celda. Este fenómeno es, desgraciadamente, muy humano, y lamentablemente bastante común en la historia de las relaciones humanas. Es simple, se llama ingratitud. El ser humano, en su naturaleza caída, tiende a olvidar al prójimo que estuvo junto a él en los momentos difíciles, pero el Eterno no olvida a Sus fieles. Sin duda se cumplen estas hermosas palabras: “…Muchos males hay acechando al justo, pero de todos los salva el Eterno…” (Tehilim/Salm 34:20).

El copero olvidó a Yosef, y con ello, la “llave” que le abriría la prisión se le negó. Yosef permaneció en prisión 12 años en total; los primeros diez años le habían sido decretados como corrección por haber contado a su padre habladurías (o Lashón Hará), contra sus hermanos, (excepto Binyamin). Dos años adicionales le fueron decretados como castigo por haber confiado en que su salvación vendría de un ser humano, es decir, por confiar en las influencias del copero. Yosef le había pedido: “…Háblale bien de mí al faraón……». Por haber confiado en un hombre, tuvo que pasar dos años más en la cárcel. Esa corrupción no se permite a los líderes del Reino. Dos años de cárcel merece esa actitud de manipulación, intentando usar un “enchufe, rosca, palanca, cuello”. Si no vas por la vía legal mereces «dos años de cárcel» (códigos en metáfora) según la justicia celestial. Era pues necesario que Yosef comprendiera y aceptara que su estancia en la cárcel no dependía del copero ni del faraón sino de Yahvéh, nuestro Dios.

Ahora pues Yosef estaba penando por duplicado, triplicado, cuadriplicado; estaba preso, era esclavo, era extranjero y ya no había esperanza de cambiar su amarguísima situación.

Los días se hicieron meses, estos se volvieron años y no había rescate para Yosef. Tantas esperanzas, tantos sueños, tantas promesas y proyectos que quedarían sepultados en la espesura terrible del pozo en el cual se encontraba. Pero, he aquí una importante lección, a veces lo que parece un fracaso en verdad es la semilla de un éxito verdadero.

Dos largos, crudos y terribles años transcurrieron para que el jefe de coperos se acordara de Yosef. No lo hizo gratuitamente, sino para ayudar a su amo el Faraón (en hbr. Paró), que estaba en problemas, justamente por un sueño que complicaba a los sabios egipcios. Y recién entonces, pudo salir Yosef del pozo para transformarse en un arrebato veloz e inesperado en el segundo hombre más poderoso de la tierra. O quizás el primero, ya que Faraón confió todo lo suyo a su ingenio.

Yosef ya había aprendido de la peor manera, cuando recibió el castigo de parte de sus hermanos, y su venta, y la esclavitud, y la falsa acusación, y el lastimoso pasaje por la cárcel. Ahora estaba seguro de que el camino debía ser el de la construcción de paz, no más orgullo, chismes, y holgazanerías, ya no más el “ego” (ratzón atmutz = «deseo de recibir sólo para sí»). Así pues, un sueño (el primero que Yosef contó a sus hermanos), había causado que Yosef cayera. Ahora otro sueño (el que aclararía a faraón), lo encumbraría por encima de todos los demás mortales.

Enseñan los sabios que, el hombre guarda su alma con toda su pureza cuando doblega su cuerpo con cuatro herramientas espirituales:

  1. El ayuno;
  2. El estudio de los secretos de la Torah;
  3. Las veladas de estudio;
  4. La resistencia al instinto animal.

Recapitulemos. ¿Por qué son importantes estos relatos? Si analizamos en detalle el destino de Yosef, notaremos la similitud con la historia del Pueblo de Israel en el exilio.

Yosef, un muchacho de 17 años, hijo predilecto de Yaakov, es arrancado de repente del seno familiar, erradicado de su país y vendido como esclavo en un país extraño. El joven se ve envuelto en circunstancias difíciles y crueles, y dichos acontecimientos le suceden siendo él inocente. Cualquier otra persona en su lugar se hubiera deprimido, entristecido, sintiendo inclusive cierta indiferencia a todo como consecuencia de su condición. Sin embargo Yosef entendió que debía ponerse a la altura de las circunstancias. Como esclavo cumplió sus tareas óptimamente, hasta que por mérito de Yosef, su amo Potifar tuvo éxito en cualquiera de sus emprendimientos. Esa es la particularidad de todo israelita, que en toda situación y circunstancia trata de cumplir con su misión de la mejor forma.

Los sabios nos explican que cada justo se distingue por la práctica de una virtud (midah) o de un mitzvah (mandamiento) por la que siente especial predilección. La mitzvah que caracterizó a Abraham fue la circuncisión, la de Yitzjak, fue la oración, y la de Yosef fue la profunda piedad que manifestó a través de su castidad, el cuidado de su brit milah (circuncisión).

Los sabios nos dicen que, lo ocurrido a Yosef no fue un error de alguien. Todo lo que ocurrió tenía que suceder así para que Yosef fuera a Egipto y pudiera plantar la semilla para la redención de los israelitas. Todos estos registros son narraciones preparatorias para la introducción de Mashiaj en Israel y el mundo. Si desconectamos al Mashiaj de los relatos de la Torah creamos un falso Mashiaj, un híbrido sin soporte histórico. El Mashiaj está conectado de manera profunda con la historia misma del pueblo de Israel. Yosef es un hijo de Yaakov quien es al mismo tiempo una sombra profética que apunta al Mesías y rey de los judíos: “…Yeshúa’ Hanotsrí Mélej Hayehudim…”, (Mat 27: 29, 37, 42; Juan 19:19).

Conclusión:

A semejanza de lo ocurrido a Yaakov, las cosas negativas que llegan a sucedernos son las llaves que abren las puertas de la transformación, permitiéndonos ver que hay más niveles para que nosotros ascendamos.

Puede que no siempre seamos capaces de controlar la situación, pero sin duda podemos controlar nuestra actitud hacia ella, y cómo elegimos enfrentar cualquier situación. Por eso, ya que nuestra vida refleja las elecciones que hemos hecho en el pasado, si estamos buscando resultados diferentes, debemos hacer elecciones diferentes. En cualquier momento, nos estamos moviendo hacia el cambio y el crecimiento, o nos estamos alejando de ambos. Escoger movernos hacia adelante cuando sentimos que todo está perdido, es lo que logra atravesar la negatividad y nos cambia para siempre.

Por esto no te desesperes cuando las cosas van en dirección contraria a lo que esperabas al ser fiel y amante de la justicia y la verdad. Sigue amando y confiando en el Eterno que constantemente está cerca de los justos, y con el tiempo te sacará del apuro. Aprende a amar a todos, no hables mal de nadie y no intentes aprovecharte de los contactos para obtener beneficios personales. Cuando hayas aprendido esa lección estarás preparado para ser levantado y elevado.

Recuerda que movernos derecho, adelante y hacia arriba es una decisión para conectarnos más e involucrarnos con la energía espiritual. Que Yahvéh, el Abba nuestro, nos permita alcanzar el mérito del atributo de *emunah (confianza en el Eterno), en verdad y de causar que descienda sobre nosotros toda la buena abundancia espiritual y material desde ahora y para siempre. Amén.

Las “Tribus” Venden a Yosef y pretenden llamarlo «Yeshú»

Por P.A. David Nesher

Vayeshvu le’echol-lechem vayis’u eyneyhem vayir’u vehineh orchat Yishme’elim ba’ah miGil’ad ugemaleyhem nos’im nechot utsri valot holchim lehorid Mitsraymah. 26) Vayomer Yehudah el-echav mah-betsa ki naharog et-achinu vechisinu et-damo.

«Luego se sentaron a comer pan, levantaron la vista y vieron una caravana de ishmaelitas que venían de Guilead cuyos camellos transportaban especias, bálsamos y aristoloquia [hierba medicinal de raíces aromáticas], que llevaban a Egipto.
Entonces dijo Yehudáh a sus hermanos.
“¿Qué beneficio tendremos de matar a nuestro hermano y encubrir su sangre

(Bereshit/Génesis 37:25-26)

Hemos estudiado como Yosef (José), el hijo favorito del patriarca Yaakov, en la flor de la edad, es separado de la casa paterna y de su tierra natal. Yosef es vendido por las “tribus” (sus hermanos), a unos extranjeros, al que más tarde abandonan en medio de una nación depravada, mientras sus hermanos, en casa, tratan por todos los medios de hacer olvidar hasta, si es posible, su nombre.

Ahora bien, desde un plano profético-mesiánico, y entendiendo que Yosef con su vida es una representación del arquetipo celestial Yeshúa HaMashiaj, debemos discernir que esta acción de los hermanos contra Yosef, para que sea olvidado su nombre, es semejante a la actitud religiosa que hoy existe casi en la totalidad del judaísmo rabínico ante nuestro Señor.

Ellos evitan mencionar el nombre de Yeshúa HaNotzri (Jesús de Nazaret – ישוע הנוצרי), modificándolo a propósito al omitir la letra final, “ayin” (ע), quedando solo las consonantes Yud, Shin, Vav (ישו) que se lee “Yeshú” y es una palabra que el rabinato detractor del SEÑOR usa como un título y/o acróstico empleado despectivamente para significar: “Yimaj shemó u´zincro” (ימח שמו וזכרו), que traducido es “que su recuerdo y nombre sean borrados para siempre”. 

La obra rabínica «Toldoth Yeshú«, un antiguo tratado medieval, escrito, según algunos en el siglo V después del Mesías, señala que el nombre original del Maestro de Nazaret era Yehoshúa (en griego: Josué) o su variante Yeshúa (español: Jesús). Luego, cuando vino a ser considerado por los líderes judíos como hereje, su nombre fue cambiado a Yeshú como un insulto rabínico deliberado eliminando la última letra de su nombre el sonido que equivale a nuestra “A” para evitar toda implicación del Redentor de la salvación, quedando las tres letras restantes “YeSHú”.

Esas palabras (“Yimaj shemó u´zincro”) adoptan y expanden sacado de los libros del verso “que su nombre sea borrado” (Mishlé/Proverbios 10:7) y de la última frase del Tehilim/Salmos 109:13. Así es como el nombre Yeshú (ישו) el cual lo relacionan al Mashíaj en la forma que cada vez que quiere hacer referencia de él lo hacen de una forma despectiva y humillante

Entonces, el nombre Yeshú se convirtió en un juego de palabras despectivo, en un conjuro en contra del cristianismo romano y bizantino. Siendo bastante común en la literatura polémica medieval hebrea y pueda ser encontrada hasta en el Talmud (SANEDRÍN B. 43) También tenemos, en el Talmud que son cinco las enseñanzas atacadas principalmente (SANHEDRIN 49B).

Sin embargo, como el «humor divino» es insondable y misterioso, esta expresión usada por la mayoría de los judíos actuales esconde una ironía profética maravillosa. Y es que de lo que no se percataron los oponentes del Mesías es que al maldecirlo con este acrónimo y su frase, lo que en realidad estaban haciendo era confirmarlo como Mesías ¿Por qué?

Porque si usamos las cuatro primeras letras de la frase, es decir Yud, Mem, Hei y Shin (YiMáJ SHemó…) cuando se las recombinan forma la palabra hebrea MaSHiaJ (Mem, Shin, Yud, Hei) es decir MESÍAS o CRISTO, es decir el Ungido de Dios.

Como dijera Yosef HaTzadík (José el Justo) a sus hermanos:

Ustedes pensaron hacerme mal, pero Elohím lo cambió en bien
(Bereshít/Génesis 50:20)


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Lo que Significa Estar en Un Pozo

Por P.A. David Nesher

Vayikachuhu vayashlichu oto haborah vehabor reyk eyn bo mayim.

«Lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna. La cisterna estaba vacía, no tenía agua.»

(Génesis/Bereshit 37:24)

Después de que le fueron quitadas sus finas ropas, Yosef fue arrojado a un pozo seco (vers 23). Allí, Yosef, se convierte, en la idea de sus hermanos, en el «Rey del pozo”, lo cual apuntaría a otro tipo de reino más adelante.

El pozo simboliza la muerte, el abismo (cf. Salmo 30:3) donde aparece la misma palabra hebrea bor. Según Rashí, era un lugar de escorpiones y serpientes. Por eso, la decodificación de esto establece que si está el pozo está vacío está claro que no tiene agua, de lo que los sabios desprendieron el siguiente paradigma celestial:

“Agua no tiene. Culebras y escorpiones sí tendrá”.

La Torah se compara al agua. Donde no hay Torah, las serpientes y escorpiones, o sea, el impulso al mal (Yetzer HaRá), reina sin impedimentos, porque la Torah es la única defensa que tenemos contra nuestros malos impulsos.

Es en ese momento angustioso que Yosef entiende que algo no está funcionando bien para él, hay algo que está haciendo está mal y que debe cambiar.

Así mismo para nosotros existen momentos en que nos ocurren cosas semejantes; nos sobreviene alguna situación desagradable y dolorosa que nos pone a reflexionar, lo que nos hace modificar nuestro comportamiento.

Este es el secreto de la vida; es necesario que recordemos que todo el dolor y los sufrimientos que experimentamos, son oportunidades de rectificación, de mejora y de cambio.

Tipología Mesiánica:

Tanto Yosef como Yeshúa fueron echados al pozo. Veamos por lo tanto, qué significa esta simbología.

Dos veces aparece la palabra pozo en la historia de Yosef, aquí y en el cap. 41, vers. 14, donde la palabra bor se tradujo como “cárcel» o “calabozo”. La Torah muestra dos pozos en el relato de Yosef. El primero fue en la tierra de Israel y el segundo fue en la tierra de Egipto.

Esto nos enseña que la muerte del Mesías ben Yosef fue para los hijos de Israel («las ovejas perdidas de la Casa de Israel» – Mateo 15:24) y también para el mundo entero, representado en Egipto.

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“Un Hombre lo Descubrió”

Por P.A. David Nesher 

Vayimtsa’ehu ish vehineh to’eh basadeh vayish’alehu ha’ish lemor mah-tevakesh.

«Un hombre lo descubrió confundido en el campo y le preguntó: “¿Qué estás buscando”?»

(Bereshit(Génesis 37:15)

Yosef caminaba sin rumbo y buscando a sus hermanos. Así se internó en el campo por los lugares de pastoreo.

Este relato pone de manifiesto las muchas formas de las que dispone la Providencia divina para alcanzar sus propósitos; pues ella fue quien envió a un “hombre” en el momento oportuno, para que, revistiendo una apariencia humana, se dirigiese a Yosef y le indicase el camino correcto. Ese “hombre”, según el Midrash Tanjumá, era el malaj Gavriel. Gavriel es el “ángel de los sueños”, por eso estaba cerca de Yosef.

Yosef no estaba solo, al igual que su padre, tenía un malak (ángel o mensajero) de Dios que lo cuidaba. Ellos entran en conversación y el malak lo guía informándole que sus hermanos se hallaban en Dotán.

Yosef se convirtió así en un peregrino en el campo, siendo sombra del prototipo, Yeshúa (Jesús) quien se convirtió en un peregrino en el mundo. En su interpretación de la parábola de la cizaña, Yeshúa dijo: «El campo es el mundo» (Mateo 12:38). Como Yosef, el Mesías Yeshúa se convirtió en un peregrino, un desconocido sin hogar, en el mundo.

«Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.»

(Lucas 9:58).

Qué palabra más conmovedora en el Evangelio de Juan:

«Y cada uno se fue a su casa. Y Jesús se fue al monte de los Olivos.»

(Juan 7:53-8:1)

Cada hombre tenía su propia casa para regresar a ella, pero Yeshúa era un peregrino sin hogar en esta tierra.

 

¿En qué Consistió el Pecado de Rubén?

Por P.A. David Nesher

Vayehi bishkon Yisra’el ba’arets hahi vayelech Re’uven vayishkav et-Bilhah pilegesh aviv vayishma Yisra’el.»

«Mientras Israel estaba asentado en aquella tierra, Reuvén causó un desorden en relación con el lecho de Bilá, concubina de su padre, e Israel lo escuchó. Los hijos de Israel fueron doce.»

(Bereshit/Génesis 35:22)

Reuvén (Rubén) era el primogénito de Yaakov. Considerando esto, podríamos esperar la más alta conducta de él y esperar que seriamente recibiera el pacto de sus padres. Sin embargo, aquí pecó de la manera más ofensiva en contra de su padre y de toda su familia. Pero la pregunta es: ¿en qué consistió realmente su pecado?

Probablemente Reuvén tendría unos treinta años de edad. No se dan detalles, pero Bilhah era mucho mayor que Reuvén, siendo la sierva de Rajel, y la madre de dos hermanastros de Reuvén: Dan y Neftalí. Por esto, el texto original no permite interpretar un pecado sexual en este evento; ¡esto no fue una violación! En la superficie parecería ser una singular coincidencia, pero cada uno de los protagonistas tenía sus propias razones para involucrarse.

Desde una mente lógica y deductiva, Bilha tenía sus propias razones para involucrarse. Después de la muerte de Rajel, ella probablemente quería tomar el lugar de la matriarca como esposa principal de Yaakov. Durante la vida de Rajel la cama de Yaakov estuvo siempre en la tienda de ella; pero en su lecho de muerte él la sacó a la tienda de Bilhah, la sierva de Rajel. Después de la sepultura de la matriarca, Yaakov avinu continúo durmiendo en la tienda de esta concubina. Después de la muerte de Rajel, Bilhah era claramente la única amenaza para esa posición perteneciente a Lea, madre de Reuvén.

Reuvén se irrita por este motivo, pues cómo podía ser que él durmiera con la sierva y no con la esposa original. Lo tomó como una ofensa para su madre Leah. Según los sabios, en este acto, Reuvén siente la necesidad de recordarle a su padre que tenía la obligación de reanudar sus relaciones con Leah.

Reuvén, lleno de resentimiento por causa de esto, debe haber cavilado en su corazón algo así: «Si mi madre, Lea, estaba subordinada a Raquel, ¿ella también debe estar subordinada a la sierva de Raquel?» Ya era suficientemente malo que Yaakov prefiriera a Rajel respecto de su hermana Leah, pero era intolerable que él prefiriera una sirvienta a su madre. Por lo tanto, él quitó la cama de Bilha y la sustituyó por la de Leah. En lo que se refiere a Reuvén, esto aseguró que Bilhah nunca pudiera ascender a la posición de la esposa principal. Así pues, Reuvén lleva la cama de Yaakov a la tienda de Leah, denigrando a Bilháh y no respetando la voluntad de su padre.

Según la tradición e interpretación talmúdica, lo que realmente ocurrió fue mucho menos impactante. Reuvén de hecho estaba protegiendo el honor y el lugar de su madre en la familia. Justamente el Talmud en Shabat 55b explica que no debemos pensar que Reuvén literalmente se acostó con Bilhah; más bien, dicen que debe traducirse como que él » perturbó los arreglos para dormir de Bilhah«. Por eso es que el verso continúa de inmediato: “ Jacob tuvo doce hijos».¡Seguro que ya lo sabemos! Pero la Torah enfatiza esto dando a entender que, incluso después de esta interrupción en la casa de Yaakov, los doce aún eran hijos del tzadikim; es decir que los doce eran igualmente justos.

Pero la Escritura considera inconveniente este hecho. La pérdida de la primogenitura podría ocurrir si una grave ofensa se cometía y Reuvén, en este intento de señalarle a su padre cuál debía ser su posición, terminó por destruir la suya propia, ya que le costaría su primogenitura. Desde esta decodificación, el verdadero alcance de la ofensa de Reuvén, trastornar el delicado equilibrio en la casa de su padre y erosionar la autoridad de Jacob en su propia casa, es como si Reuvén hubiera cometido incesto con Bilhah.

En verdad, lo que Reuvén ignoraba, explican las tradiciones, es que, Yahvéh le iba indicando a Yaakov el lugar donde él debía dormir. ¿Cómo era esto? La Shekinah de gloria solía posicionarse por sobre las tiendas, por lo que Yaakov iba y entraba con la esposa que se encontrara cubierta por la Shekinah. En esta ocasión especial, la Shekinah estaba reposando sobre la habitación de Bilhah, por lo que Yaakov se dispuso a dormir en esa habitación. Lo de Yaakov no era una especie de añoranza respecto de Rajel, porque Bilhah había sido su doncella, Yaakov solo seguía las señales enviadas por el Eterno.

Por otro lado, otros sabios comentan que Reuvén quiso impedir que Yaakov trajera más tribus a la familia. Él sabía que su padre tenía la intención de erigir a doce tribus, por lo que no era posible que ahora estuviera dispuesto a engendrar más hijos.

Más allá de todo, ahora entendemos que nunca fue el propósito de Reuvén profanar el lecho de su padre; sin embargo, por esta acción anárquica, Yaakov revocó su primogenitura dándosela a su hijo Yosef, (Gén 49:3-4). Solo Moshé, antes de su muerte, es quien pudo borrar en su última y suprema bendición, las palabras afrentosas lanzadas por Yaakov contra su primogénito y exclamar:

«¡Viva Reuven, que no se extinga…!»

Raquel es Sepultada por la Muerte Declarada

Por P.A. David Nesher

 Vayatsev Ya’akov matsevah al-kvuratah hi matsevet kevurat Rachel ad-hayom.»

«Yaakov erigió un monumento sobre su sepultura, que es el monumento de la sepultura de Rajel hasta el día de hoy.»

(Bereshit/Génesis 35:20)

 

Muchas veces pensamos que las palabras que salen de nuestra boca solamente son dichos. Es decir, palabras que no tienen mayor relevancia que los hechos. Debo decir que eso es sólo una parte de la verdad, ya que lo que haces es un reflejo de lo que piensas y eres, pero, de igual manera, lo que dices tiene trascendencia en aquello que haces.

De acuerdo a lo revelado en la Instrucción (Torah) divina, lo que dices es muy importante y puede tener mucho más poder que tus actos.

El Eterno mismo nos dice en su palabra:

“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.”

(Mateo 12:37 – RVR-1960).

Es por esta razón que debemos tener muchísimo cuidado con lo que decimos, repetimos o insinuamos con la boca. Yahvéh nos dio un gran poder en las palabras para bendecir, ayudar y declarar maravillas de Él; sin embargo, hemos estado usando las palabras para destruir a alguien que nos lastimó, y lo más triste del caso, hemos estado declarando palabras que nos lazan a un destino con final trágico.

La muerte de Raquel (Rajel) es un ejemplo claro de lo dicho hasta aquí. La misma fue primeramente el cumplimiento trágico de la maldición que Jacob (Yaakov) mencionó que vendría sobre el que robó los ídolos de Laván (Génesis 31:32). Pero Rajel misma también provocó este final, al rogarle a Yaakov:

«¡Dame hijos, o si no, me muero!»

(Génesis 30:1)

¡Y así fue como sucedió, ambas declaraciones se convirtieron en realidad! Rajel tuvo hijos y murió como consecuencia de ello, y también, como consecuencia de lo que su esposo declaró vehementemente a aquel que había robado los terafim de su padre.

Lo cierto de esta historia de amor es que Rajel y su esposo no dormirán juntos el “sueño de la muerte”.

Entendemos que su vida fue un episodio corto, pero brillante dentro de esa brevedad, para el cumplimiento del propósito eterno de Yahvéh. Pero su forma de hablar, sumada a su manera sentimental de responder a algunos acontecimientos negativos referentes a su maternidad, la condujeron a transitar un camino de rigor innecesario. Los sabios explican que, por no querer dormir Rajel con su esposo una noche, fue la causa por la que El Eterno no permitió que Rajel “durmiera” junto a Yaakov el sueño permanente del sepulcro. La noche que Yaakov no durmió en la tienda de Rajel fue en la ocasión de las “dudaim” (mandrágoras). Ese día la Shekinah reposaba en la morada de Rajel y aun así, ella envió a Yaakov a dormir con su hermana Leah luego de una “negociación” –intercambio– de unas mandrágoras/dudaim, desvalorando de esa forma la compañía de su esposo así como la indicación de la Shekinah. Estas habían sido las palabras de Rajel:

“…Pero ella le respondió: “¿¡Es poco que hayas tomado a mi esposo que incluso pretendes tomar los dudaím de mi hijo!?”. Dijo Rajel: “Entonces se acostará contigo esta noche, a cambio de [que me entregues] los dudaím de tu hijo…

(Gén 30:15. Torat Emet)

“…Puedes quedarte con mi esposo Yaakov…”

Delicadas palabras de Rajel, sin duda. Sin pretenderlo, la declaratoria de Rajel anuncia de manera profética lo que ocurrirá al final de sus vidas; Leah será enterrada a lado de su esposo Yaakov en Majpela con los demás patriarcas.

Rajel fue sepultada en Ramá, al norte de Jerusalén. Yaakov erigió una estela sobre su sepultura, y Moisés comentó que el pilar que marcaba la tumba de Rajel era visible incluso hasta sus días (35:20). A esto se refiere Samuel cuando envió a Saúl a su casa después de su unción (1Samuel 10:2). Podría haber estado visible durante los días de Jeremías cuando los judíos eran llevados a la cautividad babilónica. Sin embargo, ya no es visible hoy en día, por lo que la ubicación de la tumba se ha perdido y fuera de lugar en Beit-Lejem (Belén).

Rajel muere camino a Beth Lejem de Yehudá, y lo cierto de toda su historia es que el Eterno permitirá que ella sea considerada la “Matriarca principal” de los Benei Israel (Hijos de Israel), la cual vive en el corazón y mentes de sus hijos quienes han ido a visitarle en su lugar de descanso. Rajel es considerada como una misericordiosa madre que, como mujer y esposa sacrificó el eterno amor de su compañero para darse toda ella con amor a sus hijos. Sin embargo, su actitud mental vehemente la llevó a un final que podría haber evitado si hubiera controlado sus dichos y hechos.

Reflexionando en todo esto, y volviendo al mensaje con el que comencé esta bitácora, respecto a nuestras declaraciones orales, tengo que decirte que no es tarde para quitar de tu lenguaje cada palabra dañina que existe en él, aún puedes limpiar tu boca de esas palabras que destruyen y ensucian tu vida, y con las cuales te has trazado un triste futuro. Te aconsejo que tomes como estilo de vida la actitud del salmista:

“Atenderé a mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca con freno, en tanto que el impío esté delante de mí.”

(Salmos 39:1 – RVR-1960)

Tal vez dijiste cosas que no querías. Quizás lastimaste a alguien, condenaste la vida de tu prójimo o te separaste de personas que querías a causa de eso. Acepta que la lengua es un miembro pequeño que puede provocar grandes cosas; recuerda que no sólo eres lo que haces, si no también lo que dices.

De hoy en adelante piensa bien lo que vas a decir, no permitas que el enemigo ponga las palabras en tu boca, que el amor que Dios puso en tu corazón se refleje en tus palabras.

El Dilema de la Verdadera Fe: El Dolor o la Visión

Por P.A. David Nesher

 

 

Tan pronto como terminó de enterrar Yaakov a Déborah, la nodriza de Rebeca (35:8), su alma sumó más duelo, ya que tuvo que enterrar a Raquel (Rajel), su esposa más amada. Entonces, después de cumplir con la promesa de Jacob, se trasladaron de Betel, y mientras estaban en el camino a Belén, su amada Raquel murió en el parto (35:16a). La familia estaba completa ahora con el nacimiento de Benjamín. Curiosamente, once de los doce hijos de Jacob nacieron fuera de la Tierra Prometida en Padan-aram.

De acuerdo al primer libro de Samuel (10:2), ella murió en la frontera de Benjamín y Selsá. Y sabemos por el mismo libro (7:17) que Samuel vivió en Ramá, una ciudad de Benjamín. Por lo tanto, la tumba de Raquel estaba en la ciudad de Ramá, que está al norte de Jerusalén (Jeremías 31:15).

Entendamos primeramente una cosa. Rajel murió antes de tiempo por la maldición que Yaakov había pronunciado sobre la persona que había robado los dioses de Labán (Gé 31:32). ¡Inmenso es el poder de las palabras! Por ello, haremos siempre bien en pensar antes de pronunciarlas.

Moribunda Rajel, llama al niño «Ben Oní» que significa “hijo de mi tristeza” o más literalmente “hijo de mi dolor” (en el hebreo la palabra para el «dolor» y «contracciones de parto» son sinónimos). Pero Yaakov cambió el nombre por el de Binyamin (Benjamín) que significa «hijo de la derecha«, «hijo del sur«, o «hijo de mi fuerza«. Desde el inicio de su vida Benjamín tenía dos cosas que lo diferenciaron de sus hermanos. En primer lugar, él era el único hijo nacido en la Tierra Prometida, y en segundo lugar, él era el único hijo nombrado por su padre.

En la geografía de la Torah, el oriente siempre está hacia delante. Eso difiere de la cosmovisión geográfica de hoy en día cuando todos los mapas colocan el Norte hacia delante. Por lo tanto, desde la mentalidad hebrea, la derecha implica también el sur.

En el Salmo 89:12 aparece la palabra hebrea yamin como una referencia al sur. Por eso el nombre Binyamín hace referencia al lugar del nacimiento de este hijo, fue el único que nació en la tierra de Kenaan que está al sur de Padán Aram, donde nacieron los demás hijos de Yaakov.

Por otra parte, la palabra “yamìn”, sirve algunas veces para designar el mediodía (Salmos 89:13). Avraham avinu en su tiempo solía ya dirigirse hacia el mediodía en su búsqueda del lugar más propicio para la inspiración Divina; y, de hecho, el futuro Santuario de Jerusalem tendría su sede en el sur [Rashí]. El Beth Hamikdash sería construido en territorio de Benyamín; la Majestad Divina pues, “mora entre sus hombros”, dirá así Moshé en Deut. 33:12:

“…Respecto de Binyamín dijo: Que el amado de YHVH viva tranquilo junto a Él. Él lo protege todo el día y descansa entre sus hombros…” [Torat Emet].

Es para mí interesante aportar que en el Zohar, los sabios precisan que la Shekinah se asoció al círculo de los doce hijos en el momento del nacimiento de Binyamín, momento en que, al entrar en Tierra Santa, la familia formó una unidad perfecta.

Es muy usual en la mentalidad hebrea el cambio de un nombre, sobre todo cuando se trata de apartar los malos augurios para que de ese modo se conviertan en buenos. En el lenguaje bíblico la “mano derecha” es un símbolo de «fuerza y poderío», tal como se advierte en Tehilim/Salmo 21:8. Yaakov discernió que fue la Shekinah quien llenó el vacío creado por la muerte de Rajel. A partir de entonces, la Presencia divina permaneció fiel a la familia de Israel.

Con el nacimiento de Binyamín, el Reino de los Cielos empieza a avanzar y asentarse firme en Eretz Israel. Este número 12, está grabado en las leyes de la Creación. Aparece, por ejemplo, en los meses del año, en las 12 constelaciones de los cielos que miran hacia la Tierra, en las horas del día y en las horas de la noche. Esto significa que la futura nación de Israel se asienta, desde sus inicios, sobre las mismas bases sólidas e inmutables que las leyes de la naturaleza.

Teniendo todo este diseño profético en su mente, Yaakov no quería permitir que la pena por la muerte de su amada esposa le impidiera a llegar a la meta que había puesto en su mente desde que salió de la casa de Laván. Él quería llegar a su padre Yitzjak, quien estaba en el sur. Por ello, el sur era la meta para Yaakov en esos momentos. Esta es la razón por la que él cambió el nombre del segundo hijo de Rajel para marcar que la tristeza no debería ser lo que caracterizaba al hijo, sino la visión que estaba por delante: ¡llegar a gozar plenamente de la benevolencia ilimitada del padre!

El cambio del nombre muestra la importancia que Yaakov daba a la visión que tenía. Sólo le quedaba una pequeña distancia para llegar a la meta donde estaba su padre. Jevrón (Hebrón) no está muy lejos de Bet-Lejem (Belén). Y finalmente Yaakov llegó a la meta y pudo ver a su padre (35:27).

Amado discípulo de Yeshúa, mientras peregrinas el camino de ascensión de la Luz, no permitas que las penas y las tristezas que aparecen en tu jornada espiritual te hagan perder tu vista de las metas que el Eterno ha puesto delante de ti.

Que Yahvéh nos ayude a no caer en el pozo de la amargura sino llegar a la meta, el premio de su supremo llamamiento en Yeshúa HaMashiaj.

Shalom!

Limpiándose de la Idolatría para un Futuro Seguro

Por P.A. David Nesher

 

Vayomer Ya’akov el-beyto ve’el kol-asher imo hasiru et-elohey hanechar asher betochechem vehitaharu vehachalifu simloteychem. Vayitnu el-Ya’akov et kol-elohey hanechar asher beyadam ve’et-hanezamim asher be’ozneyhem vayitmon otam Ya’akov tachat ha’elah asher im-Shchem.

«Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado. Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem.»

(Bereshit/Génesis 35: 2-4)

Después de los tristes acontecimientos de Siquem, Yaakov, con su alma embargada por la tristeza y decepción que le habían causado sus hijos, sabía que no podía permanecer allí, y así se dispuso a partir para Betel, lugar del que conservaba gratos recuerdos, y al que no quiso ir a vivir cuando el Eterno se lo ordenó. Entendamos y aceptemos que el atroz incidente de Siquem, fue porque Yaakov fue a Siquem, en lugar de Betel, donde se suponía que debía estar. Así, y sin darse cuenta, la familia de Jacob había sido espiritualmente devastada por vivir durante diez años en la ciudad cananea de Siquem. Por encima de todo esto era cierto que sus hijos, eran especialmente vulnerables durante sus años de adolescencia.

Nosotros, de igual modo, a menudo terminamos en grandes problemas que traen mucha dificultad para los que nos rodean, por no ir a donde Yahvéh nos dice que vayamos. Lo mismo que le ocurrió a Yaakov con sus hijos, nos sucede con nuestros hijos hoy. Incluso si los llevamos a la congregación cada semana, la vida de la mundanalidad, durante seis días puede ser demasiado poderosa para contrarrestar cualquier cosa que suceda durante el séptimo día.

Ahora bien, la Torah (Instrucción) revela que la única cura para la mundanalidad es separarse de ella. Por ello, Yaakov tuvo que salir de Siquem e ir a Betel. Este lugar estaba a unos 24 kilómetros al sur de Siquem (hebreo Shejem), pero su elevación es 305 metros más alta. Se hace esta referencia al igual que para Jerusalén, en el Brit Chadashah. Debido a que su elevación es de unos 762 metros sobre el nivel del mar, no importa la dirección en que usted se aproxime, la Biblia dice siempre: subir a Jerusalén, y Betel, está a 3.2 kilómetros al norte de Jerusalén.

Como Yaakov avinu sabia que Yahvéh lo enviaba allí a fin de hacer una acto profético que garantizaría protección de los pueblos vecinos, el patriarca comenzó por preparar espiritualmente a toda su gente.

Yaakov manda a su familia deshacerse de todo material de idolatría, pues luego de tomar el botín de Shejem, no habían destruido los objetos idolátricos que habían capturado con el botín. Cuando habla de “ropas” o “vestidos”, se está refiriendo a ropa decorada con estampas idólatras (Torah Rashí). [Importante es tener en cuenta esto a la hora de considerar qué  tipo de ilustraciones y/o leyendas tienen las ropas que usan nuestros hijos]. Recordemos, por lo ya estudiado, que desde tiempos muy remotos, las prendas simbolizan el carácter de quien las porta. Por eso, en las Sagradas Escrituras, la vida interior de los no regenerados se compara con una vestimenta contaminada (Judas 23).  En cambio, el texto sagrado revela que el cambio de ropa simboliza la renovación interior (Efesios 4:22-24).

El Targum del maestro Yonatán indica que los aretes no eran simples adornos, sino que constituían amuletos y talismanes con los que se invocaban deidades, y se hacían conjuros (Oseas 2:13).

Todo estaba bien claro: ¡si el Eterno iba a bendecirlos de nuevo, si iban a tener un nuevo comienzo, entonces los dioses extranjeros deben ser todos quitados!

Debido a que se dieron cuenta que estaban en grave peligro de ataque desde otras ciudades cananeas, tenían miedo, y así todos se rindieron a las instrucciones de Yaakov. Del mismo modo, hay que entregarse a Dios antes de que Él nos pueda bendecir. Hay algunas cosas que hay que enterrar y dejar atrás porque posiblemente no pueden ser dedicadas al servicio de Dios.

El Eterno se muestra siempre celoso de su honor, y no admite compañía en el culto que se le ofrece a Su Nombre. A través de este relato se nos revela que lo más difícil de implantar en Israel no fue el culto de Yahvéh, el Dios de Avraham, Itzjak y Yaakov, sino la exclusión de todo otro culto. Era muy difícil admitir para los antiguos la la unicidad de Dios. Yaakov enterró todos los ídolos y amuletos de las joyas y pendientes de su clan bajo la encina de Siquem, sin duda la misma de Moré donde había estado Avraham (Gén. 12:6). La encina de Moré era un árbol o un pequeño bosque que servia como lugar de culto para los habitantes de Siquem y los pueblos vecinos que hasta allí peregrinaban. Años más tarde, en la época de la conquista de la tierra, Josué dirá también a los escuadrones de la nación israelita, bajo esta misma encina:

«Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al SEÑOR, Dios de Israel.»
(Josué 24:23)

Notamos que Yaakov no quema los objetos idolátricos porque quería que subsistieran para perpetuar el recuerdo del pecado de idolatría que habían cometido. Pero, él no tuvo en cuenta que el instrumento del pecado siempre sigue ejerciendo una acción maléfica en tanto que no es destruido totalmente. En efecto, muchos siglos más tarde, los samaritanos descubrieron un ídolo que tenía la forma de una paloma en lo alto del Monte Guerizim donde habían construido su Templo; la cogieron y se pusieron a adorarla. El caso es que este ídolo era uno de los que Yaakov había enterrado bajo la encina. Por eso, por favor, observe bien esto. La Escritura parece indicar que no se puede desviar las cosas de Satanás para utilizarlas para el servicio al Eterno. Usted necesita deshacerse de ellas (Hechos 19:19). Tenemos que recordar que todo lo que nos estorba en nuestro viaje espiritual no sirve para nada, no importa lo valioso que parezca para el mundo (Hebreos 12:1). ¡Es importante para todo el mundo hacer un balance de lo que puede tener en su casa que es impío y rápidamente deshacerse de esas cosas!

Es prioritario es entender que si no quitamos los ídolos de nuestra vida, pueden arruinar nuestra fe. ¿Qué ídolos hay en tu vida y en tu familia? Un ídolo es cualquier cosa creada que ponemos ante el Eterno. Estos no tienen que ser solamente objetos físicos, sino que pueden ser también seres humanos (queridos y cercanos), tanto como pensamientos, proyectos o deseos. Por eso, al igual que nuestro padre Yaakov, debemos ser muy tajantes y expeditivos, eliminando incondicionalmente de nuestras vidas, todo aquello que interrumpe nuestra comunión con el Espíritu de Yahvéh, nos obstaculiza las bendiciones del Olam Havá (Mundo Venidero).

Luego, después de la purificación de ellos, partieron hacia un nivel de mayor altura (Bet-El).

Interesante es notar como el texto recalca la proximidad de Shejem (v. 4). Esta codificación la podremos comprender mejor a la luz de lo que acabamos de explicar. Shejem, en efecto, era el lugar predestinado a las desgracias; fue allí donde violaron a Dinah; donde más tarde venderían a Yosef; pasando los siglos sería también ese lugar donde se escondió el reino de David, huyendo de su hijo Absalón.

Una Escalera al Cielo

Por P.A. David Nesher

 Vayachalom vehineh sulam mutsav artsah verosho magia hashamaymah vehineh mal’achey Elohim olim veyoredim bo.»

«Entonces tuvo un sueño: Resulta que una escalera estaba apoyada en la tierra y su extremo superior llegaba al cielo. Y los ángeles de Elokim subían y bajaban por ella.»

(Bereshit/Génesis 28:12)

“Soñó con una escalera.”

Por primera vez en su vida, el Eterno honraba a Yaakov con una revelación. Lo curioso también es que esta es la primera vez que la Torah nos habla de un sueño.

El sueño de Yaakov es uno de los capítulos de mayor vastedad y profundidad simbólica de toda la Torah. En el sueño de Yaakov, Malkut (la tierra) se conecta con Yesod (el Cielo).

La escalera simboliza la unión del hombre con Yahvéh. El espíritu especulativo del hombre debe elevarse en la «escalera del conocimiento» hasta acceder al Creador del Universo. Es posible unir el cielo con la tierra, sincronizar la vida mundanal con la existencia espiritual. La vida material es limitada, en tanto que la espiritual no tiene fin. Cuando unes ambas, encuentras la plenitud en esta vida y la delicia en la eternidad.

Los sabios estudiosos de la gematría y simbología del hebreo explican que la escalera simboliza nuestro pensamiento que puede ayudarnos a alcanzar hasta los mismos cielos, esto es, manifestar nuestro verdadero yo interior y alcanzar el lugar espiritual al que aspiramos. De eso se trata el sueño de la famosa “escalera”. El sueño de Yaakov avinu tendrá pues, un importante significado místico.

Este pasuk tiene distintos significados, todos ellos de suma importancia e interés. Según Rav Iben Hezra, esta escalera demuestra que los eventos que suceden en la Tierra dependen de la decisión del Omnipotente en las alturas y es como si fuera que la escalera estuviera entre ambos mundos y los emisarios de Yahvéh transitan a través de ella, en ambos sentidos, para cumplir con el Mandato divino. La visión que Yaakov tuvo es la revelación de todo lo que debía ocurrirle a sus descendientes en la posteridad. La escalera representa la escala de la Historia: pueblos, reinados, imperios que subían cada uno hasta cierto grado de grandeza, y descendían en su decadencia.

Esta visión simboliza también la escala social. Todos los hombres de virtud, cualquiera que sea su nacionalidad, su raza y su culto, tienen derecho de ascender por ella; todos se pueden aproximar a la luz Divina. Los ángeles (malakim) representan el saber sobre el conocimiento del Eterno en todas sus facetas. La escalera simboliza los niveles del conocimiento de Elokim. El hombre, pues, debe elevarse, en términos espirituales, hasta llegar a su Creador.

Siguen explicando los sabios que la “escalera” representa igualmente las tefilot (oraciones-rezos), mediante las cuales la persona puede ascender hasta los niveles espirituales más altos y volver a la tierra totalmente recargados, y llenos de emunah. Cuando un creyente se postra ante Yahvéh y lo hace en total comunión debe sobrepasar los niveles naturales. Por ello, las tefilot ofrecidas desde el Beth HaMikdash, estaban garantizadas su atención por parte del Santo y Bendito Sea.

En el libro de las Crónicas encontramos el siguiente testimonio:

“…Mis ojos estarán abiertos, y Mis oídos atentos a la plegaria que se eleve en este lugar, (16). Porque ahora he escogido y santificado esta Casa para que Mi Nombre esté allí por siempre y Mis ojos y Mi corazón estará allí eternamente…»

(2ª Cronicas 7:15-16) [Tanaj Edit. Sinaí].

La escalera es también una representación del monte Sinaí. El Sinaí fue la rampa/escalera que conectó lo Alto con lo bajo, a los hombres con Yahvéh. Es el evento del «Matán Torah» (entrega de la Torah), donde se hicieron presentes millares de malakim. Estuvieron ahí de pie todos los descendientes de Yaakov, las 12 tribus y millares de familias gentiles conversas. A futuro, la escalera de Yaakov, sería también la rampa que comunicaría con el altar del Beth HaMikdash a ofrendar los korbanot (sacrificios) los cuales serían incinerados para que sus aromas se eleven al trono Celestial. Aún el mismo viaje que emprendería Yaakov desde Beersheva hasta Jarán podría trazarse una larguísima ruta, de sur a norte en el mapa, formándose así una larga escalera geográfica.

Por último, los sabios explican que; “la escalera es la voz” de un justo. Por eso el Baal HaTurim explica en este versículo que; “la voz de la oración de los Tzadikím es como una escalera”, ya que “Sulam” (escalera) sus letras Samej (ס 60), Vav (ו 6), Lamed (ל 30), Mem (ם 40), tienen el mismo valor numérico que el vocablo “Kol” que significa “voz”, que se compone por las letras: Kuf (ק 100), Vav (ו 6), y Lamed (ל 30), en total, 136.

Esto significa que cuando la persona usa su voz para hablar palabras santas de Torah y oración con los demás, es como si tuviera una “escalera” bajo su brazo que lo lleva desde las profundidades de la tierra hasta las alturas más elevadas de los cielos. Las palabras son, literalmente, como una escalera que llevan a la persona a niveles más y más elevados. Por todo ello, existe en el judaísmo este hermoso pensamiento: ´´´«…Hay una escalera que sale de este mundo; una forma de alcanzar las estrellas. La plataforma de lanzamiento es el Sinaí, la aeronave es la Torah…».´´´

SIGNIFICADO DE LOS MALAKIM (ángeles)

“Malakim que ascendían y descendían”

Lo más lógico es que el texto dijera que los seres “descienden del cielo y luego ascienden”. Sin embargo, el pasuk habla a la inversa; los malakim “suben y luego bajan”. Según Rashí, estos seres eran malakim (ángeles) guardianes los cuales Hashem enviaba delante de Yaakov con la finalidad de protegerlo.

Mientras Yaakov estaba en Eretz Kenaan, necesitó de ángeles solo para que le ayudaran espiritualmente, pero una vez que sale de su tierra, los necesita para que le presten ayuda física y espiritual. En este sentido los malakim que “ascienden al cielo” –según el sueño-, son los que habían estado cuidando a Yaakov dentro de los límites de santidad de Eretz Israel. Como ahora Yaakov iba a salir del país, estos ángeles “ascendieron a Di-s” apartándose de él (pues Yaakov estaría fuera de su patria por muchos años), no tenían permitido salir de tierra santa. Por esta razón, nuevos seres “descienden del cielo” ahora con la misión de estar con él fuera de los ámbitos de santidad, es decir, fuera de Israel.

Los ángeles son también una figura de los Kohanim (Sacerdotes) levitas que transitarán por la rampa del altar del Templo “subiendo y bajando” transportando los distintos korbanot.

Rabí Eliezer, por su parte, explica que gel sueño de Yaakov fue una profecía en la que Dios le reveló los cuatro reinos que habían de esclavizar a sus descendientes, anunciándole así mismo su ascensión y su caída. Los cuatro reinos eran los de Babilonia, Media, Grecia y Edom, o Roma. Los malakim (ángeles) representaban los sarim (o «príncipes» o “padrinos”) de estos reinos en las esferas celestiales. Pero el Eterno apareció en la cima de la escalera y le prometió a Yaakov que le daría su protección: “…Te guardaré doquiera que vayas y te haré volver a esta Tierra…”.

Los sabios explican que un significado mesiánico es el siguiente: “La escalera” por la que los ángeles suben y bajan es un anuncio del Mashiaj. Mashiaj Yeshúa es la conexión entre el hombre pecador y la divinidad y será quien conectará en la Era Mesiánica (redención final), a todos los hombres temerosos y a la totalidad del pueblo de Israel con el Creador. Aquí lo que Yeshúa dice sobre la “Escalera de Yaakov”:

“…Y le dice:

De cierto de cierto os digo: Veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que ascienden y descienden sobre el Hijo del Hombre (Ben Adám)…”,

[Juan 1:51, Código Real den NT]
 

 

 

“Ha Makom”: «El Lugar» para Reposar la Cabeza

 

 Vayifga bamakom vayalen sham ki-va hashemesh vayikach me’avney hamakom vayasem mera’ashotav vayishkav bamakom hahu.»

«Encontró el lugar y pasó allí la noche porque se había puesto el sol. Tomó de las piedras del lugar, las puso alrededor de su cabeza y se acostó en aquel lugar.»

(Génesis/Bereshit 28:11)

“Se acostó en HaMakom (el lugar)”:

La Torah no precisa el nombre del lugar, pero sí dice “el lugar”, lo que significa que ya lo conocemos, que ha sido nombrado en otra parte de la Escritura.

Pues bien, la tradición histórica asegura que se trata del Monte Moriah, del que está escrito: “divisó de lejos el lugar” (Gén 22:4).

La expresión “HaMakom”, se registra tres veces en esta lectura (en los versos 16, 17 y 19). ¿Por qué aparece tres veces esta palabra? Porque en la historia del pueblo de Israel, luego de un milenio, llegarían a existir tres Templos sagrados, los cuales se establecerían exactamente en ese lugar.

En específico, según Rashí, habla de lo que ha de ser el Beth HaMikdash (El Santo Templo). Esto nos quiere decir que Yaakov se encuentra en lo que será Yerushalayim, tierra de santidad en donde también Abraham había rezado delante del Eterno y ofrecido en holocausto a Yitzjak. A este lugar le llamó «Beth El». Está orientado directamente frente a lo que sería el Beth HaMikdash, el cual constituye la “puerta” directa para que de ahí se eleven las plegarias a Yahvéh.

Entonces, tenemos que aceptar que, en primer lugar, la expresión “HaMakom” hace referencia a Jerusalén. El Eterno pues, se le aparece en “el lugar” para demostrarle que Él manifiesta Su Gloria por donde quiera que Su Nombre sea invocado. Ahí, Yahvéh le hablará igualmente de su maravilloso futuro.

En segundo lugar, debemos agregar que en el pensamiento hebreo “HaMakom” es un sinónimo del Eterno, por la interpretación del pasaje de Éxodo 33:21. Es necesario aclarar que en el hebreo no encontramos la palabra «junto» sino que literalmente dice «un lugar en mí.» De hecho hay una frase tradicional en el hebreo que se le dice a una persona que ha perdido un ser querido:

«HaMakom yenajem etjem betoj shaar avaley Tziyon ViYerushalayim»

(traducida es: “Que El Eterno te conforte entre los afligidos de Sion y Jerusalen.”)

Hay una frase judía que dice: “Él, -Hashem-, es el «lugar» del universo, el universo no es Su lugar”. Esto significa que el universo no tiene la capacidad de contener al Creador.

Concluimos que el pasuk pretende decir que, Yaakov tuvo un encuentro con el Makom/Omnipresente en ese lugar, de haberlo sabido, no se habría atrevido a dormir en un espacio tan sagrado. “HaMakom”, también es una referencia mística del mismo Creador al cual se le define bajo este vocablo, como “El Omnipresente”. Entonces “Makom” viene a ser uno de los títulos de Dios.

Hoy, nosotros como seguidores del yugo de Yeshúa, entendemos que el  Beth HaMikdash (Templo Santo) es una figura de la obra redentora del Mesías y de su Cuerpo (Juan 2:13-22). Entonces, nuestra capacidad de asombro no encuentra límite pues nos damos cuenta que Yaakov avinu entendió que la visión de la Escalera que unía Cielo y Tierra se trataba del Mesías (Juan 1:51, Juan 14:6; 1 Tim. 2:5).

«Y se levantó Jacob de mañana y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima (sobre su cabeza) de ella.»

(Génesis 28:18)

“Piedras alrededor de su cabeza”:

Ahora encuentro interesante señalar lo que enseña la mística escondida en los códigos de este relato. La intención de esto es poder llevarlos a entender lo asegurado anteriormente: Yaakov tuvo un encuentro personal con el Mesías y Su obra redentora.

Debemos saber que Yaakov toma 12 piedras y las organiza en grupos de tres alrededor de su cabeza en el lugar donde iba a recostarse. Su intención original e inmediata: protegerse de «las fieras«.

En total, son cuatro bloques de piedras en representación de los cuatro elementos naturales, fuego, tierra, aire y agua, así como de los cuatro puntos cardinales.

En el Beth HaMikdash, había cuatro cámaras donde laboraban los kohanim. ¿Qué hacían ellos? Poner orden en el universo y conectar el “Mundo Superior” con el “Mundo Terrenal”.

Las doce “piedras” representan a tres de los Nombres de Dios, cada uno de cuatro letras hebreas correspondientes a YHVH (יְהֹ וה ), “Adonai”, y “Ehyeh” (אֶֽהְ יֶ֖ה ).

Entonces, al realizar Yaakov este acto, invocando los Nombres de Yahvéh en esa secuencia, equivale a poner orden en el universo, y tal como los kohanim harían, unir el mundo de las fuerzas celestes con el mundo físico, o mundo terrenal pon el objetivo de atraer las bendiciones que se encuentran en lo Alto. De ahí que, en un sueño se le revelará una “escalera” que conecta la Tierra con el Cielo y ángeles que ascienden y descienden por ella.

Las 12 piedras se fusionarían en una sola (pasuk 18), lo cual simboliza la totalidad de Israel. Las doce tribus de Israel son la imagen de las doce piedras. Esas 12 piedras tienen una correspondencia con las doce piedras del Pectoral del Kohen Gadol.

Mientras Yaakov dormía durante la noche, el Eterno reunió todas las piedras y las convirtió en una sola roca. ¿Por qué? Explican los sabios de la Torah, porque ninguna parte del pueblo judío por separado es su esencia, sino que la esencia de Israel reside en su unidad. Solo estando unidos, los hijos de Israel podemos cumplir con nuestro propósito: reflejar la Unidad (Ejad) del Creador. Es interesante agregar el «dato curioso» de que las piedras que toma Yaakov son de las mismas de las que se sirvió Abraham para construir el altar de la “Akedá de Yitzjak”. ¡Nada es casualidad en la Historia de nuestra Salvación!

Encontramos aquí una importante lección: Yaakov no temía de las fieras salvajes en el sentido literal. Se trataba de un temor de las fuerzas del mal con las que debía enfrentarse a partir de ahora. Por ello rodeó su cabeza con piedras, indicando la firme decisión de reservar la cabeza para sí. Ciertamente debe uno ocuparse de los temas cotidianos, del sustento, los problemas, etc., pero no debemos permitir ser absorbidos por ellos. La “cabeza”, nuestro yo y control interior, deben estar protegidos de “las fieras” del materialismo y permanecer indemnes (ilesos) en el mundo del espíritu.

Dejar Atrás la Zona de Confort para Crear un Nuevo Destino.

Por P.A. David Nesher

 Vayetzé Ya’akov mi-Be’er Shava vayelech Charanah.

Yaacov salió de Beer Sheva y fue hacia Jarán.»

(Génesis 28:10)

Vayetzé” significa “Y salió”. Rashí dedica su larga explicación del último verso de la sección pasada a demostrar que: “Yaakov fue a estudiar con Ever, su antepasado, el biznieto de Noé, que permaneció en su escuela durante 14 años y que, solo después, se marchó a Jarán”. Pasaría pues, mucho tiempo en el Beth Hamidrash (de Ever), preparándose espiritualmente para la inclemencia de su destierro personal antes de conocer a los parientes de su madre Rivká.

Rashí explica que cuando el justo está en la ciudad, representa la belleza, la luz, y la gloria, pero cuando sale, desaparece la belleza, la luz, la gloria. La belleza, es la apariencia externa, la luz, es la belleza interior, su gloria, es lo que hace que influya sobre los otros. A diferencia de Yitzjak que nunca abandonó Eretz Israel, Yaakov se vio obligado a dejar su tierra e irse al exilio. Todas sus penas habían sido causadas por el aborrecimiento de parte de su hermano.

El Libro del Zohar explica que, en un trabajo espiritual para alcanzar el nivel de conciencia de Yaakov primero necesitamos identificar el Esaú dentro de nosotros, a saber; el egoísmo, la ira, el miedo y la culpa. Entonces tenemos que resistir el impulso negativo y el deseo inmediato, para luego salir de nuestra conciencia corporal dando el salto requerido. Enseñan los maestros que la Luz que fue guardada, deja detrás de ella una tenue impresión que sirve como recipiente para recibir la próxima Luz (Zohar, 1ª parte 244:2).

Así fue Yaakov, quien habitaba en las “tiendas de la Torah”, en el “Mundo espiritual”, donde aparentemente nadie lo notaba, pero al irse del lugar se sintió que la belleza, la luz y la gloria que emanaba de su persona, se desvanecieron, dejando su gusto en la vida de la gente y las ganas de encontrarlo otra vez.

Siguen explicando los místicos que, al conectar con la lectura de «Vayetzé«, aprendemos que solo cuando “salimos” de nosotros mismos, cuando dejamos nuestra zona de confort y nos alzamos por encima de nuestra naturaleza egoísta, iniciamos nuestro verdadero “viaje espiritual”.

«Vayetzé» nos enseña a dejar atrás nuestra naturaleza imperfecta con el fin de hacer un cambio drástico en nuestra vida y crear un nuevo destino. Como Yaakov que tuvo que “salir” de su casa (salió de sí mismo), para embarcarse en una misión que le llevará a convertirse en “Israel” (Príncipe de Dios), que será el conducto de energía para lo que serán sus descendientes, toda la nación de Israel.

De Jarán a Galut (Los Códigos Mesiánicos del Exilio Israelita)

Por P.A. David Nesher

“Y salió Yaakov de Beer-Sheva, y fue para Jarán.”

(Génesis/Bereshit 28:10)

 

 

La parashá «Vayetzé» se enfocará en el tema de los lazos familiares. El presente capítulo es continuación de la anterior lectura, «Toldot», que nos habló entre diversos temas, sobre la pugna entre los hermanos Yaakov y Esav que tuvieron por causa de los derechos de la primogenitura. En esta porción las disputas continuarán, pero ahora serán dos hermosas mujeres, dos hermanas, que pelearán por ganarse el amor del mismo varón.

El patriarca Yaakov es el primero que emigra de su tierra y emprende el camino al galut (exilio). En la porción «Lej Lejá», leímos sobre el patriarca Abraham Avinu que salía rumbo a la Tierra Prometida, porque allí estaba su futuro eterno. Ahora es su descendiente Yaakov quien deberá alejarse de su lugar de nacimiento, pero lo hace recorriendo cientos de kilómetros en un camino inverso, de sur a norte, al encuentro de su familia materna en la lejana Jarán. Yaakov deja su hogar, como le indicaron sus padres. En Jarán encontrará esposa y tendrá sus propios hijos con los que funda su propia familia que habrá de convertirse en una gran nación.

Uno sólo puede imaginar la extraña avalancha de sentimientos, en Yaakov, en este momento. El miedo, la soledad, el aislamiento, la emoción y la expectativa. Este fue un momento absolutamente estratégico en la vida del patriarca.

Jarán, un sitio en el que la Presencia Divina estaba oculta. Yaakov abandona el mundo puro y santificado hogar de sus padres para dirigirse a una región cuya sociedad estaba plagada de indecencia y corrupción. ¿Cuál es la razón de trasladarse a un lugar así? Porque en un lugar como Jarán es muy fácil cometer pecado, sumamente difícil cumplir las mitzvot y mantenerse virtuoso. Yaakov marcha con “corazón liviano” y convicción, pues tenía fe en el Altísimo. Por ello, se mantendría firme y pasaría exitosamente cada una de las pruebas experimentadas ahí.

Las almas de los hebreos, a través del tiempo, han seguido exactamente el mismo patrón, por ello vemos a Yaakov saliendo de la tierra santa, que es Eretz Israel, para luego encaminarse hacia tierras extrañas, territorios dominados por los paganos. Esto también nos habla del exilio del pueblo de Israel que experimentaría a lo largo de su historia viviendo y conviviendo entre goyim (paganos), empero sin quedarse de manera permanente en aquellas extrañas tierras, más regresando a casa, junto a todas las tribus, tras un “largo viaje”.

Por todo esto, esta salida de Yaakov avinu simbolizó (y anunciaba) las tres diásporas que sus hijos experimentarían en el futuro. Una diáspora sufriría el reino del norte, la Casa de Israel y dos diásporas sufriría el reino del sur, la Casa de Yehudá.

El primer destierro y el más grande es el de las diez tribus, que empezó en el año 722 a.E.C. con la invasión de Asiria. Ese destierro todavía no ha terminado. Sin embargo los profetas hablan de la vuelta en los últimos tiempos de “la casa de Israel”, “la casa de Yosef” y “Efrayim” que son los desterrados de las diez tribus, (Por favor, investiga más de esto estudiando: Ezequiel 37:15-28; Isaías 11:12; Jeremías 3:18; 16:14-16; 23:5-8; 30:3; 31:27-36; 33:7; 50:4-5; Oseas 1:11; 11:8-11; Zacarías 8:13, 23; 10:8-12).

La casa de Yehudá (Judá), el pueblo judío, ha experimentado dos destierros. El de Babilonia duró 70 años, y abarcó entre los años entre los años 586-516, si se cuenta desde la destrucción del primer templo hasta la restauración del culto.

El segundo destierro empezó en el año 70 E.C. (Era Común) si se cuenta desde la destrucción del segundo templo y, como todavía no se ha reiniciado el servicio en el tercer templo este destierro no ha terminado completamente.

Si se hace un cálculo desde la destrucción de Yerushalayim (Jerusalén) en el año 135 de nuestra era común, hasta su reconquista por el pueblo judío en el año 1967 hubo 1832 años de destierro. (Es bueno tener en cuenta que ha habido judíos viviendo en la tierra de Israel durante toda la historia desde la conquista en los tiempos de Yehoshúa (Josué).

Nuestro padre Yaakov estaría fuera de su tierra durante 20 años, los cuales corresponden simbólicamente a 2000 años. ¿Implicaría esto que el tercer templo será reconstruido en el año 2070? ¿O hay que contar los 2000 años desde la profecía del Mesías:

Cuando se acercó, al ver la ciudad, lloró sobre ella, diciendo: ¡Si tú también hubieras sabido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. Y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no conociste el tiempo de tu visitación.” (Lucas 19:41-44)

Esa profecía fue pronunciada, según algunos cálculos, el 10 de Nisán, que corresponde al 22 de abril del año 30 de la era común. ¿Será que la re-dedicación del culto en el tercer templo será en el año 2030? El Eterno, nuestro Abba, nos dará la respuesta en el tiempo oportuno.

Mientras tanto nuestro espíritu gime: ¡Maranhata! ¡Vene Señor Yeshúa!

¿Dos Naciones?… ¿Qué Naciones?… (Edom (Roma), Yaakov (Israel)

Por P.A. David Nesher

«Cuando le llegó el momento de dar a luz, resultó que en su seno había mellizos.
El primero en nacer era pelirrojo y tenía todo el cuerpo cubierto de vello.
A este lo llamaron Esaú.
Luego nació su hermano, agarrado con una mano del talón de Esaú. A este le llamaron Jacob.»

(Bereshit/Génesis 25: 24-26)

Al ir al libro de Hoshea (Oseas), el profeta, nos encontramos que en su oráculo él recuerda este nacimiento al decir:

“…Tomó por el talón a su hermano en el vientre…”

(Hoshea cap 12:4. Por favor, leer hasta el vers. 13).

En otras bitácoras he enseñado que Jacob (hebr Yaakov) la palabra hebrea para «talón» es akev. Por otro lado, la palabra hebrea para «mano» es yad y es representada por la letra hebrea yod y que está simbolizada en el paleo-hebreo por una «mano.» Es decir que el nombre Yaakov no significa ni «suplantador», ni «engañador», sino simplemente «mano en el talón.» De hecho su nombre en el hebreo Yaakov se deriva de la raiz hebrea que significa «proteger» por lo que su nombre también significa «que Dios proteja por medio de su mano» o «Dios ha protegido con su mano«

Los sabios intérpretes del hebreo bíblico explican por qué Yaakov cogió el talón (ekev) de su hermano. Ahora bien, el talón “akev” (‘עקב ‘), representa el fin de algo o su conclusión, así como “Rosh” (“cabeza”) significa el principio de algo.

Sin embargo, el talón, hay que señalar, es la característica anatómica que permite a un ser humano a ponerse de pie con la espalda recta. Al final, Yaakov (pueblo de Israel), resultará vencedor absoluto. Yaakov estaba frenando el avance de su hermano aferrándose de su pie; este es un signo profético de que Esav (o sus sanguinarios descendientes), no logrará completar su malvada misión en el mundo porque Yaakov lo tendrá sujetado del talón restándole dominio.

Al ser frenado por Yaakov, Esav es arrastrado hacia abajo hacia los niveles inferiores donde no podrá hacer más daño. Yaakov, es Israel. En el idioma hebreo, Israel (יִשְׂרָ אֵ֑ל ) se lee intercambiando el orden de las letras como “RoshLi”, que significa “tengo cabeza”. Israel sería cabeza y no cola (Deut. 28:13).

Esav puede compararse con la serpiente del Paraíso que el Eterno había maldecido en los siguientes términos:

“… El té apuntará a la cabeza y tú le herirás el talón (veatá teshupenú akev)…” (Gén. 3:15)

La expresión alude a la serpiente; al igual que ella, Esav actúa con malicia y doblez, y sus caminos son tortuosos, [llamado por los sabios «Proyecto Jai«]. Es Yaakov el “hijo primogénito” de Dios (Ex. 4:22), el bendito de Yahvéh; un alma elevada, que había sido predestinada para alejar del mundo las maldiciones que la “serpiente”, bajo engaños, introdujo a la humanidad.

A nivel geográfico, la mejor ilustración de la sentencia bíblica es la situación de la tierra de Israel que, desde los confines del Mediterráneo, pareciera estar extendiendo su mano en dirección al tacón de la “bota italiana” (Península itálica), feudo de Esaú (Gen 27: 39, Rashí) [Consultar un mapa].

En la parashah de esta semana (Toldot) hemos visto que la Torah registra a Esav con el apodo de Edom:

“…Y estos son los descendientes de Esav, él es Edom”

(Gén 36:1)

Es muy importante destacar que la identidad de Esav como Edom es repetida hasta cuatro veces en este mismo capítulo, (36:1, 8, 9, 19, 43).

El color rojo (Edom), significa que Esav y su descendencia serían derramadores de sangre. No es frecuente que el TaNaK (mal llamado Antiguo Testamento) describa los rasgos específicos de las personas, y menos aún, los de un niño que acaba de nacer; es por ello que estos detalles acerca de este niño nacido… “rojizo, todo él cual manto de vello…”; han servido de base para una amplia exégesis descriptiva de Esav. En los nombres de este niño nacido, los exégetas encuentran rasgos de su carácter, áspero y rudo.

Mucho más tarde en la historia, durante la ocupación romana de la tierra de Israel, los sabios del Talmud descubrirán en esta sección de la Torah (Toldot) a los sanguinarios romanos asociados con los códigos del nombre de Esav/Edom. Así encontraremos numerosas alusiones despectivas para Esav/Edom en el Midrash, que por supuesto, no pueden hacer alusión a la persona de Esav, individuo, sino a la salvaje Roma imperial.

La Torah registra que Esav es sinónimo de Edom:

“…Y estos son los descendientes de Esav, él es Edom

(Gén 36:1)

Yaakov dará origen al pueblo de Israel, en tanto que Esav/Edom da origen a Roma (la Roma imperial y la “Roma religiosa”), como enseguida les explicaré.

Fue un israelita, el rey Shelomó, quien construyó el Gran Templo de Elokim, y fue un romano (Tito) el que lo destruyó en el año 70 d. E. C. Según explican los sabios de la Torah, la destrucción del Segundo Templo coincidirá con el nacimiento, la sistematización dogmática y la ascensión del cristianismo, que vendrá a ser la piedra angular de la moralidad y pensamiento filosófico occidental. Los ejércitos de Roma asesinaron millones de judíos entre los años 67 y 135 d. E. C, durante las guerras entre Roma y el Reino judío.

De acuerdo a la tradición judía, nos encontramos actualmente en el denominado “exilio de Edom”, el último de los cuatro exilios, el cual viene inmediatamente antes de la llegada del Mesías.
En el tiempo de Asuero, rey de Persia, Hamán, su primer ministro, descendiente de Esav, hizo decretar el exterminio de todos los judíos de su imperio. Ellos profirieron la misma grande amenaza dicha por Esav contra su hermano Yaakov.

Esav/Edom tiene, en los tiempos modernos, “hijos espirituales” que también han teñido de sangre inocente el mundo. Son las naciones cristianas que han causado el asesinato de millones de judíos a lo largo de la historia. Sólo hay que recordar, por ejemplo, aquello que se llamó la “Santa Inquisición”. El resto de las denominaciones cristianas existentes están igualmente asociadas con Roma, en su sentido teológico, ya que mantienen vínculos con su idolatría porque han surgido de ahí, por lo que comparten conceptos, vocabulario, ideario y no se interesan en las Leyes de la Torah.

REGISTROS HISTÓRICOS

Los sabios judíos nos enseñan que cuando la Roma imperial adoptó el cristianismo, Edom pasó a ser la denominación del mundo cristiano.

El historiador judío Flavio Josefo cuenta que Tsefo, nieto de Esav (Génesis 36: 11), fue el fundador de Roma, ciudad que más adelante se convertiría en la sede de la cristiandad (Véase Najmánides XLIX, 31). Desde entonces, la tradición judía considera a los cristianos en general, como descendientes de Esav y a los judíos como descendientes de Yaakov.

El antagonismo entre Yaakov y Esav simboliza, hoy, la lucha entre Roma (cristianismo) y Jerusalén (judaísmo). La rivalidad secular entre Roma y Jerusalén se manifestó pues desde antes del nacimiento de los niños gemelos.

Los profetas de la antigüedad sentencian la ruina total de Edom. Esto marca el fin de la idolatría, de la lengua falaz de las religiones ajenas a Israel y de los perseguidores del pueblo santo, su verdugo será el Mashiaj:

“… ¿Quién es éste que viene desde Edom teñido [de sangre] las ropas desde Bosra.
Este viene con espléndido vestido moviendo con su mucha fuerza?
Yo soy, quien habla con rectitud aumentando la salvación.
¿Por qué causa está roja tu vestimenta y tus vestidos como el que pisa el lagar?
Un lagar he hollado Yo solo, y de los pueblos no hay nadie conmigo.
Los pisaré con Mi furia y los hollaré con Mi ira, entonces salpicará su sangre sobre mis vestimentas, y todos mis vestidos ensuciaré…”

(Yeshayahu/Isaías 63:1-4)

La pelea entre estas dos naciones continuará hasta los días del Mashiaj. En los últimos tiempos Israel quitará el dominio de Edom/Roma/Cristianismo, que tiene en toda la Tierra. Sobre esta lectura, comenta la Tanaj Katz:

«…La metáfora del espléndido vestido se refiere a la grandeza del Creador que de pronto se mancha con sangre, queriendo decir que, no obstante la cualidad de la misericordia, Hashem castiga a los malvados. Edom fue un pueblo sanguinario con Benei Israel, y no se refiere únicamente a los descendientes de Esav, sino a todo aquel gentil que repite su proceder…», Pág 154.

EL PROFETA EDOMITA, OBADYAH (Abdías)

Ovadiah era un converso a la fe de Avraham; era un edomita (descendiente de Esaú). El libro del profeta Obadyah, que es el libro más corto del Tanak, dicta durísimos juicios contra Edom, contra las naciones que surgieron de él y contra sus “hijos ideológicos –religiosos”.

Obadyah, era un descendiente de Esaú y a la vez, un oficial de los ejércitos del rey israelita Ajab.

No obstante que todo el libro de Obadyah condena a Esaú, seleccionaremos aquí solo algunos pasukim (versículos):

“…Todos los hombres de tu pacto te incitaron y luego prevalecieron contra ti, los que comen tu alimento pusieron para dolencia debajo de ti. No tienes entendimiento (…)

¿Acaso no será aquel día que haré perecer los sabios [enseñadores] de Edom (…)

Para que sea cortado todo el monte de Esav… por el despojo tu hermano Yaakov te cubrirás de vergüenza y serás y serás cortado para siempre (…)

Pero en el monte de Tziyón habrá salvación y será sagrado; y tomará posesión la Casa de Yaakov de sus heredades. Será la Casa de Yaakov como un fuego y la Casa de Yosef como una llama, y la Casa de Esav como paja, que la encenderán y la consumirán. No quedará sobreviviente de la Casa de Esav, porque la boca del Eterno ha hablado…”,

Obadyah 1:7-10; 17-18. [Tanaj Katz].

Para la época mesiánica dice nuevamente Obadyah:

“…Y subirán al monte de Tziyón para juzgar al monte de Esav, y será reconocido el reinado del Eterno…”, (vers 21).

Numerosos pasajes proféticos de juicio contra Esaú/Edom contemplados para un futuro no muy lejano se hallan en Yeshayah 34, Irmiyah/Jeremías 49:7-22, Yejezkel/Ezequiel 25:12-14; 35:1-15, 36:5; Yoel 3:19; Amós 1:11; y Lam 4:21-22, entre otros pasukim.

El profeta Yejezkel/Ezequiel profetiza también contra Esaú:

“…Tus ciudades en ruinas dejaré y tú desolado estarás. Entonces sabrás que Yo Soy el Eterno, por cuanto has tenido un odio continuo sin motivo y arrojaste a los hijos de Israel a manos de la espada, en el momento de su tragedia, en el momento que la iniquidad se completó…”,

Yejezkel/Ezequiel 35:4-5 [Tanaj Katz]

Entonces, y conectándonos con lo expresado al inicio de este estudio, como la cabeza simboliza el principio de algo, el talón significa su final. El hecho de que Yaakov estaba agarrando el talón de Esav significa que finalmente él tomará el dominio en el mundo. Cuando el dominio del imperio romano sea destruido con la venida del Mesías, el Imperio Hebreo dominará el mundo entero:

Estuviste mirando hasta que una piedra fue cortada sin ayuda de manos, y golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados, todos a la vez, el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro; quedaron como el tamo de las eras en verano, y el viento se los llevó sin que quedara rastro alguno de ellos. Y lapiedra que había golpeado la estatua se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

(Daniel 2:34-35)

Las piernas y los pies de la estatua simbolizan el Imperio Romano. Ese imperio será golpeado en los pies, el mismo lugar que Yaakov agarró de su hermano, y así se establecerá el Imperio judeomesiánico en toda la tierra:

En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre, tal como viste que una piedra fue cortada del monte sin ayuda de manos y que desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha hecho saber al rey lo que sucederá en el futuro. Así, pues, el sueño es verdadero y la interpretación fiel.”

(Daniel 2:44-45)

Más adelante en el mismo libro de Daniel se presenta la influencia romana como una bestia terrible. El final de su influencia será cuando venga el hijo del Hombre con las nubes del cielo, como está escrito en :

“Seguí mirando en las visiones nocturnas, y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre, que se dirigió al Anciano de Días y fue presentado ante Él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido…

«Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y poseerán el reino para siempre, por los siglos de los siglos.»…

«Pero el tribunal se sentará para juzgar, y su dominio le será quitado, aniquilado y destruido para siempre.

«Y la soberanía, el dominio y la grandeza de todos los reinos debajo de todo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, y todos los dominios le servirán y le obedecerán.»

(Daniel 7:13-14, 18, 26-27)

En el rollo del profeta Abdías versículo 21 leemos lo siguiente:

Y subirán libertadores al monte Tzión para juzgar al monte de Esav, y el reino será del Eterno.” 

Así que el nombre de Yaakov también puede ser entendido como “el que vencerá al final” y “el que suplantará al final”. No existe ninguna profecía que hable de la restauración de Edom después de su destrucción en la historia y en los últimos tiempos.

Por el Espíritu de la profecía que es el testimonio de Yeshúa (Rev.  19:10) sabemos que el Eterno escogió a Yaakov, pues a través de uno de sus hijos (Yeudah), vendría el Mesías. Por ello, el enemigo desde el principio de todo ha tratado de evitar y destruir a los hijos de Israel (Yaakov), con el objetivo que no se manifieste el Mesías y el Proyecto Emanuel. Esto fue revelado por el mismo Yahvéh cuando de Su Espíritu dejó el oráculo conocido como Proto-Evangelio, cuando se produjo la caída de Adam HaRishón en el Edén:

«Pondré enemistad entre ti (la serpiente) y la mujer, y entre tu simiente y la de ella;

ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (talón).»

Bereshit (Génesis) 3:15

Es decir que Israel, por medio de su simiente (un hijo primogénito) aplastaría la cabeza de la serpiente, pero ésta le perseguiría los talones a la simiente de Israel.  Por eso no es ninguna casualidad que el rey Herodes el Grande, quien mandó matar a los niños de Belén para matar al Mesías, era un Idumeo (expresión griega para decir Edomita), es decir un descendiente de Esav.

Sabiendo esto, la serpiente desde el principio, quiso revertir el oráculo divino. Entonces, surge un cuestionamiento trascendental: ¿Por qué Yaakov (Israel) le estaba sujetando el talón a Esav en el momento de nacer? ¿Sería porque Esav estaba tratando de aplastar la cabeza de Yaakov en el vientre de su madre? ¡Con todo lo dicho hasta aquí dejo que cada uno de ustedes exprese la respuesta!

¡“Jaque Mate” al Oponente (HaSatán)!

Por P.A. David Nesher

Vayomer haji kara shmo Ya’akov vayakveni zeh fa’amayim et-bejorati lakaj vehineh atah lakaj birjati vayomar halo-atsalta li berajah. Vaya’an Yitsjak vayomer le-Esav hen gevir samtiv laj ve’et-kol-ejav natati lo la’avadim vedagan vetirosh semajtiv uleja efo mah e’eseh beni. Vayomer Esav el-aviv havrajah ajat hi-leja avi barajeni gam-ani avi vayisa Esav kolo vayevk. «

En español el pasaje se traduce así:

«Entonces él dijo:
“¿Quizás por eso fue llamado Yaakov?, pues me ha engañado (acav) estas dos veces: tomó mi primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición”.
Y agregó: “¿No has reservado una bendición para mí?
Yitzjak le respondió a Esav:
“Mira, lo puse como amo tuyo y le di como sirvientes a todos sus hermanos, y con trigo y vino le sustenté. Y para ti ¿dónde y qué podré hacer, hijo mío?
Esav le replicó a su padre:
“¿Sólo una bendición tienes, padre mío? Bendíceme también a mí, mi padre.”
Esav levantó su voz y lloró.”

(Bereshit/Génesis 27: 36)

Resulta que cuando Yitzjak culminó de bendecir a Yaakov y ni bien este acababa de salir de la presencia de su padre, llegó su hermano Esav (Esaú) de su jornada de caza. Esto estuvo muy cerca; si Esav hubiese llegado un momento antes, Yaakov no hubiera recibido la bendición y podría haber sido asesinado.

Esav, también preparó un guiso, se lo llevó a su padre y le dijo:

«Levántate, padre mío, y come de lo que ha cazado tu hijo. Luego podrás darme tu bendición«.

Su padre Isaac le preguntó:

«¿Quién eres tú?»

Él respondió: «Yo«, usando el pronombre aní para enfatizar la persona, «soy tu hijo, tu primogénito, Esav» (27:31-32). He aquí un hecho que no se puede pasar por alto: Esav había cometido el pecado de vender su primogenitura a su hermano Yaakov por un guiso de lentejas, por ende sostener él era el primogénito ya no tenía sentido en su vida.

Sin embargo, ahora y de repente, ¡Esav está preocupado por la primogenitura! Anteriormente estuvo dispuesto a vender su primogenitura por un plato de guisado, y despreciándola sin temor alguno (Génesis 25:22-34). Ahora quería los privilegios materiales y políticos de la primogenitura. Cuando la apreció como un privilegio jurídico de orden profético y/o espiritual, Esav no valoró la primogenitura, pero ahora que la mira en términos materiales y políticos, él la quiere.

Esav estaba confundido y enojado mientras se quejaba diciendo:

“¿Quizás por eso fue llamado Yaacov?, pues me ha engañado (acav) estas dos veces: tomó mi primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición”. Y agregó: “¿No has reservado una bendición para mí?”

En otras palabras, Esav está diciendo de sí mismo: “¡Mi hermanito me estafó como a un niño!”. De este modo, él reconoció que el engaño de Yaakov, no fue precisamente contra su padre sino contra él. De esta manera, dicen los entendidos del hebreo bíblico, que lo que hace Yaakov es revertir y devolver el engaño que HaSatán, la serpiente antigua, hizo a Java en el Edén, provocando la caída de toda la humanidad.

Las Sagradas Escrituras revelan que una manera de restaurar las cosas es usando la astucia frente al engañador:

«Con el benigno te muestras benigno,
con el hombre íntegro te muestras íntegro;
con el puro eres puro,
y con el engañador eres sagaz.»

(2Samuel 22: 26-27)

Entonces, debemos profundizar este evento, y aceptar que de esta forma, Yaakov le devuelve la misma moneda al Oponente al “engañar” a Esav, quien contiene la simiente de la serpiente en su interior. De este modo, la bendición como primogénito, la recibe el hijo justo, Yaakov, no el rashá (malvado) Esav. Así también el Código Sagrado de la «Simiente de la Mujer«, anunciado por Yahvéh en el Gan Edén (Gén. 3:15) se mantiene vibrante y a salvo en los lomos de Yaakov, hasta que de la nación de Israel, nazca como Mashiaj.

En realidad, Yaakov había recibido su nombre por haberse asido al calcañar de su hermano gemelo, pero ahora Esav, sintiéndose engañado, interpreta el nombre de Yaakoov como: el sinuoso, el engañoso. Ahora bien, notamos aquí un juego de palabras entre las voces hebreas akev (calcañar) y akov (engañar).  Sabemos que el nombre de Yaakov viene de la raíz hebrea akav, que significa el talón; pero también debemos conocer que tiene otro significado pues la expresión akav es también la forma verbal de tomar por el talón para llegar antes en una carreraEn palabras del profeta Jeremías (en otro contexto, por supuesto) encontramos esta expresión dando la idea del engaño entre hermanos cuando dice:

Cada hombre que de su compañero se cuide, y en el hermano no confíe, ya que todo hermano HAKOB YAAKOV – engañar ha de engañar

(Jeremías 9:4)

Entonces el significado aquí es doble:

Primeramente, Yaakov venció a Esav, haciéndole una zancadilla y venciéndolo en la carrera. Esav no lo entendía. La razón por la que él fue engañado dos veces no estaba en el nombre, estaba en la voluntad divina de Dios. La primera vez, como Esav lo dice, fue cuando Yaakov tomó su primogenitura, pero eso era mentira porque él había vendido su primogenitura a su hermano menor. En segundo lugar, según lo descrito por Esav, fue cuando Yaakov le quitó su bendición. Esta fue también una mentira, porque el que tenía la bendición era el que iba a recibir la primogenitura. Una vez más en el texto hebreo hay un juego de palabras, que suenan igual. Literalmente Esav dice: «Se llevó mi derecho de nacimiento y existencia, se llevó mi bendición ontológica«.

YAAKOV (el espíritu). ESAV (el alma y el cuerpo): CAMBIO DE CUNAS.

En segundo lugar, debemos sumergirnos aquí en el mensaje metafísico encriptado para nosotros.

Sabemos que el alma es la vasija de la esencia del ser humano (el espíritu). Si Adam no hubiera pecado la humanidad habría sido capaz de vivir una vida puramente espiritual. El conflicto entre el espíritu contra el alma y el cuerpo (ego u hombre natural), como vasijas, lo vemos hermosamente ilustrado en uno de los cuentos clásicos del rabí Najmán de Breslov, titulado “Los niños cambiados”:

«…Esta historia comienza cuando la reina y su sierva dan a luz a sus respectivos hijos. La comadrona cambia a los niños, de modo que el hijo de la sierva crece como un príncipe mientras que el príncipe es criado en la casa de la sierva. Al correrse el rumor que los niños habían sido intercambiados en su nacimiento, el usurpador expulsa al príncipe de su reino. Este recorre el mundo dejándose llevar por los deseos de su corazón, pero eventualmente comienza a reflexionar sobre su situación y a cuestionarse su forma de vida (…) En una interesante vuelta de la historia, el siervo, que había sido criado como príncipe, se vuelve siervo del príncipe…»,

[“Anatomía del alma”, Rabí Najmán de Breslov, págs., 25-27].

Rabí Natán explica que la oscuridad que reina en las “cámaras de los intercambios” (hebreo Heijalei HaTemurot); la confusión entre lo correcto y lo incorrecto está simbolizada en el intercambio del “Príncipe y el Siervo”. Es la oscuridad la que lleva a los conflictos entre Yitzjak e Yishmael, entre Yaakov y Esav, entre Yosef y sus hermanos, como también entre la nación de Israel y las naciones del mundo; y es la fuente de la constante batalla entre el cuerpo y el alma, [Tomado de “Anatomía del alma”].

Por su parte, algunos sabios explican que el HaSatán (el Oponente o la serpiente antigua), hizo nacer primero al malvado Esav, a fin de que recibiera la bendición Celeste y le fuera negada al genuino primogénito que era Yaakov. Así pues, el HaSatán “cambió las cunas” (cambió al bebé), y nació primero quien debería haber nacido de último para que el mal gobernara el mundo. Solo que Yaakov se interpuso en los planes de maldad de la serpiente y de esta forma, la humanidad no quedó bajo el yugo de la mentira de Esav, y finalmente Esav recibe la “bendición” de ser siervo de su hermano Yaakov.

Yitzjak supo entonces que Esav no sería el heredero espiritual de los patriarcas y suplicó al Eterno que le concediera por lo menos las bendiciones de este mundo bajo.

Esav exigía al menos una bendición a su padre. No las merecía ya que su comportamiento, al momento, había sido ruin y malvado, pero sobre todo por mostrar desprecio por todo lo divino. Tal conducta lo invalida como heredero y sucesor del legado de Abraham e Yitzjak.

En cuanto a Yaakov, él recibió ese día numerosas bendiciones. Las bendiciones consisten en obtener los siguientes beneficios:

  • 1) El rocío del cielo.
  • 2) las grosuras (= fertilidad) de la tierra.
  • 3) abundancia de trigo.
  • 4) mosto: vides, vino.
  • 5) naciones a su servicio.
  • 6) civilizaciones postradas ante Yaakov.
  • 7) Yaakov, Señor (autoridad) sobre sus hermanos.
  • 8) los hijos de su madre se postrarán.
  • 9) malditos los que maldigan a Yaakov.
  • 10) benditos los que bendigan a Yaakov.

“… ¿Qué sentido tiene bendecirte”? Pues al ser siervo de tu hermano, todo lo que tú adquieras le pertenecerá a él…”; dijo Yitzjak a Esav.

ESAV LLORA Y PEGA EL GRITO EN EL CIELO.

El relato revela que evidentemente Esav no estaba hecho para las cosas grandes. Esa alzó su voz llorando arrepentido como niño, pero todo estaba hecho. Las lágrimas de Esav, fueron lágrimas de egoísmo frustrado, no de remordimiento por su propio pecado y por despreciar su primogenitura. Refiriéndose a esto, el autor de la Carta a los Hebreos señala:

«Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos. Que no haya ningún fornicario o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no tuvo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.»
(Hebreos 12:15-17)

Esav es quizás la persona más triste y sin Dios en las Sagradas Escrituras fuera de Judas. Ambos tuvieron gran luz. Tuvieron todas las oportunidades posibles, tanto como cualquier persona en sus tiempos, de conocer y seguir a Yahvéh. Sabían Su Palabra, habían oído Sus promesas, habían visto Sus milagros y tenían comunión con Su pueblo. Sin embargo, con decidida voluntad dieron la espalda a Él.

Aquí, Esav amargamente lamentó haber vendido su primogenitura a Yaakov, pero él no se arrepintió. Él quería egoístamente las bendiciones de Dios, sin embargo él no quería a Dios.


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La Fragancia del Edén en las Ropas de Yaakov

Por P.A. David Nesher

 

 

Vayomer elav Yitsjak aviv gshah-na ushakah-li beni. Vayigash vayishak-lo vayaraj etre’aj begadav vayevarejehu vayomer re’eh re’aj beni kere’aj sadeh asher berajo YHVH.

«Le dijo su padre Itzjak:
Acércate por favor y bésame, hijo mio. Se acercó y lo besó.
Él (Yitzjak) sintió la fragancia de sus prendas y lo bendijo; le dijo:
“Mira, la fragancia de mi hijo es como la fragancia de un campo que bendijo YHVH.”

(Bereshit/ Génesis 27: 26 – 27)

Finalmente, Yitzjak avinu, seguro en su propia mente que era realmente Esav el que estaba delante de él dijo:

«Tráeme lo que has cazado, para que lo coma, y te daré mi bendición«.

Yaakov lo sirvió, y su padre comió. También le llevó vino, y su padre lo bebió (27:25).

Es necesario saber que dar un toque significativo era la primera parte del proceso que surgía de la bendición que un padre daba a su primogénito. Luego, tratando una vez más de eliminar cualquier duda, Yitzjak le dijo: «Acércate ahora, hijo mío, y dame un beso» (27:26). Así Yaakov se acercó y lo besó. Para cualquier persona, ya sea un hijo, un esposo o un amigo, el toque significa una parte esencial de la bendición.

Inmediatamente, como segundo paso, el mensaje hablado era parte de la bendición. Sólo estar presente físicamente no es suficiente, para que un niño reciba la bendición, el silencio comunica mayor confusión. Los niños que se dejan con espacios en blanco cuando tratan de sentirse valiosos y seguros, creen que sus padres piensan de ellos que casi siempre no pasan la prueba. Para ver la bendición crecer en la vida de un niño, cónyuge o amigo, necesitamos verbalizar nuestro mensaje. Mas allá de las buenas intenciones, las buenas palabras son necesarias para proporcionar una verdadera aceptación. Cuando Yitzjak olió su ropa, lo bendijo con estas palabras:

«El olor de mi hijo es como el del perfume de un campo bendecido por YHVH»
(Bereshit/Génesis 27:27)

Por medio de la frase “Como el perfume de un campo” Yaakov recibe de su padre todas las bendiciones divinas. Pero, ¿qué es lo que olió Yitzjak?

Los sabios intérpretes del hebreo bíblico enseñan que Yaakov entró a la tienda de su padre vestido con las antiguas ropas de Adam que había vestido en el Jardín del Edén, y había pasado de él a Nimrod, y luego a Esav. Para ejemplificar esta postura, citaré las palabras del Rav Iojanán quien dijo:

«…No hay una esencia más fuerte que el hedor de las cabras que estaba en su ropa, aún así el texto dice que él «olió el aroma de sus vestimentas y lo bendijo»! Pero, cuando el patriarca Iaacov entró a lo de su padre, el Gan Edén entró con él. Cuando luego Esav entra con su padre, el Gehinam (Infierno) entró con él (Midrash Rabá 65:22). Cuando Yaacov entró e Yitzjak olió a Paraíso, Itzjak creyó que su hijo tuvo éxito en arreglar el mundo, en hacer retornar esa esencia del Gan Edén que estaba antes de la caída del hombre en el mundo. Por supuesto, cuando el verdadero Esav entró, los portones del Gehinam se abrieron. La perfección no vendrá del hombre del campo (Esav), vendrá del «ish tam», el «hombre íntegro», Yaakov«.

Por eso, cuando Yaakov se presentó ante Yitzjak con estas ropas, se expandió un aroma al Jardín del Edén e Yitzjak pudo sentir el nivel de Adam Harishón (el primer hombre), a través de estas vestimentas especiales.

Estas ropas preservaban los aromas celestiales del Gan Edén (el paraíso); la penetrante fragancia, que era parecida al de los manzanos, fue percibida por Yitzjak. Él podía oler el Jardín del Edén pero a la vez estaba consciente que Esav no estaba conectado al Jardín del Edén. También escuchó a Yaakov utilizar los nombres para referirse al Creador. Yitzjak sabía igualmente que, Esav no estaba conectado con la luz del Eterno. Así que Yitzjak le dice a Yaakov: “…quiero sentirte. Quiero ver si realmente eres mi hijo Esav…”.

El olor estimuló a nuestro padre Yitzjak para que el espíritu de profecía pudiera venir sobre él. El relato revela un maravilloso secreto: para poder profetizar el alma debe estar en un estado de alegría interior (simjah). Yahvéh ha creado varios medios para alegrar el alma, y los buenos olores son algunos de esos medios. Otros estimulantes son los sonidos de instrumentos bien tocados, como en el caso del profeta Elishá, cf. 2 Reyes 3:15. El poder del Espíritu también puede ser desatado por un saludo de alegría y amor, como en el caso de Miryam cuando saludó a Elisheva, (cf. Lucas 1:41).

Por esta razón, el dulce olor que flotaba en el interior de la tienda a causa de los vestidos, Yitzjak cayó en la cuenta que, el que llevara las prendas, sin duda, debía ser un gran tzadik (justo). Ese era su hijo Yaakov. Sin embargo, cuando Esav vestía esas mismas ropas, se desprendía de ellas el olor del Guehinom (infierno destructor), debido a que todo su cuerpo estaba impregnado de suciedad por las transgresiones que había cometido.

Ahora quiero compartirles lo que he leído en Likutei Sijot Toldot, en donde el rabí Menajem M. Schneerson, explicando esta expresión escribe:

«…El aroma de mi hijo es como el aroma de un campo que Dios ha bendecido: esto es el Gan Edén. ¿Cómo reconoció Yitzjak este aroma? Obviamente, lo recordaba de su propia estadía allí. Si bien el orden divinamente estipulado es que, a toda alma cuando desciende del Gan Edén para investirse en un cuerpo físico, “un ángel le pega en la boca”, (al recién nacido), con el objeto de provocar que el alma olvide su sublime estado espiritual anterior, de modo que, aquel estado previo no trastorne y perturbe el modo en que se debe servir a Dios en esta dimensión mundana inferior; y algo similar sucede cuando el alma asciende a las dimensiones espirituales: Debe olvidar lo que vio en este mundo. No obstante, con Yitzjak sucedió algo diferente e innovador: Él trajo consigo, aquí “abajo”, a la realidad concreta, los aspectos de Gan Edén…».

Por otra parte, las vestimentas que usa Yaakov son una alegoría maravillosa del alma mesiánica; el aroma de las ropas de Yaakov era el aroma de su Torah. Explican los sabios:

«…Así como la ropa abriga a aquel que la viste, así también la Torah abriga al alma de la persona redimida. La ropa aleja al frío; así también, Yaakov alejó el Yetzer Hará (mala inclinación), que es llamado “frío”, como está escrito: “…Cuando Amalek te enfrió (debilitó) en el camino…” (Devarim 25:17-18). Pero Yaakov tenía el calor de la Torah, que lo llevaba a cumplir con su servicio a Di-s y que le otorgaba vitalidad…».

Esta frialdad de los amalekitas tiene su origen en su padre Esav, quien toda su vida se condujo con indiferencia y frialdad hacia su padre Yitzjak. Amalek es un descendiente de Esav. Así pues este hijo de Esav intentó aniquilar a Israel, primogénito de Yahvéh. Y así sucesivamente, en el futuro, “hijos” de Esav, buscarán hacer realidad los deseos que Esav no pudo cumplir; el mal querrá destruir al bien: “…Se acercarán los días de duelo de mi padre y entonces MATARÉ A YAAKOV…”, Gén 27:41. [Ver cap 25:25].

Por ello es que cuando el “Esaú religioso” (sistema reptiliano cristiano), pretende disertar de la Palabra de Dios, se desprenden los olores mortales del azufre. No así cuando habla el pueblo de Israel, primogénito del eterno Abba, ya que la “voz de Yaakov” (Israel), es la voz pura y celestial de la Torah.

Por último, debo decir que la expresión “un campo que el Eterno ha bendecido” contrasta con la maldición que vino sobre la tierra por causa de Adam HaRishon (el Primer Adán, cf. Génesis 3:17). En Yitzjak, el hijo unigénito, esa maldición fue eliminada. De la misma manera en Yeshúa, el Hijo Unigénito de Dios, la maldición será quitada definitivamente de la Tierra, como está escrito en :

“Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.” (Revelación/Apocalipsis 22:3)

¡“Soy Yo”!; ¡Esaú es!… La Voz versus las Manos

Por P.A. David Nesher

 

 Vayavo el-aviv vayomer avi vayomer hineni mi atah beni. Vayomer Ya’akov el-aviv anoji Esav bejoreja asiti ka’asher dibarta elay kum-na shevah ve’ajlah mitse’idi ba’avur tevarajani nafsheja.»


«Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío?
Y Jacob dijo a su padre:
Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas.
Entonces Isaac dijo a su hijo:
¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío?
Y él respondió:
Porque Yahvéh tu Dios hizo que la encontrase delante de mí.
E Isaac dijo a Jacob:
Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no. Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo:
La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú. Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.
Y dijo: ¿Eres tú mi hijo Esaú?
Y Jacob respondió: Yo soy.
Dijo también:
Acércamela, y comeré de la caza de mi hijo, para que yo te bendiga; y Jacob se la acercó, e Isaac comió; le trajo también vino, y bebió. Y le dijo Isaac su padre:
Acércate ahora, y bésame, hijo mío.
Y Jacob se acercó, y le besó; y olió Isaac el olor de sus vestidos…”

(Génesis 27:18-27)

En este texto notamos como Yaakov, sin duda laguna con mucha vacilación, se acercó a su padre Itzjak y le dijo: «padre mío«. Pues bien, lo que más nos interesa de esta historia es saber que la decodificación de las palabras hebreas de estos versículos permiten descubrir que a la llegada de Yaakov, Yitzjak siente inmediatamente la presencia de la Shekinah y la inspiración profética.

Ya siendo sospechoso, Itzjak le preguntó: «¿Quién eres hijo mío?» Entonces Yaakov dijo su primera mentira cuando contestó a su padre: «yo soy Esaú tu primogénito» (27:19a). En el hebreo existen dos formas de decir el pronombre «yo«. La primera manera está diciendo aní, y la segunda manera es diciendo anojí. La diferencia entre ambas siempre se nota al hablar.

Teniendo en cuenta el dato lingüístico que les acabo de compartir, los Sabios dicen que cuando Yaakov dijo «yo«, utilizó anojí en lugar de aní. La palabra anojí cuando se utiliza con un complemento sustantivo enfatiza el sujeto pronominal. Sin embargo, la palabra aní se utiliza para enfatizar el predicado nominativo, como será el caso más tarde (en 27:32), que hace hincapié en la persona. Así que aquí, Yaakov debe mentir, pero él usa anojí en lugar de aní por lo que él no tenía que hacer hincapié en la persona.

Yaakov intentó rápidamente desviar la atención de sí mismo, y el tema en cuestión, diciendo: «He hecho como me hablaste«. Es así mismo importante que entendamos aquí que la Torah enseña que el pecado está en el engaño al padre, no en recibir la bendición patriarcal. Pues bien, entonces como Yaakov no quería llamar la atención sobre sí mismo, él cambió de tema diciendo:

«Siéntate a la mesa, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma«.

La expresión hebrea “siéntate a la mesa”, que sale de la boca de Yaakov, dicen los Sabios que debe ser interpretada como que fue dicha en un tono amable y refinado, lo cual era muy común en la forma de hablar de Yaakov. Era como decirle: “Padre, siéntate por favor a la mesa y come de lo que gustosamente he preparado para ti”. Pues bien, Esav no tenía esos modales.

Por eso es que Yitzjak dirá: 

La voz es la voz de Yaakov”. 

El pasuk (versículo) se refiere aquí a su “forma” de hablar. Es decir, la voz define quién es Yaakov. Al hablar Yaakov delicadamente invocó el nombre de Yahvéh, cosa que Esav tampoco hacía. A pesar de que la voz de los dos hermanos era totalmente idéntica, las palabras de Yitzjak no se refieren al timbre particular de la voz o fonética de cada persona, aquí se habla de la manera de expresarse. Las expresiones y vocabulario de Esav y de Yaakov eran muy distintas.

En vista de que Esav no solía invocar el Nombre de Dios, fue por lo que Yitzjak empezó a pensar que al que tenía delante era a Yaakov. Sin embargo, las manos vellosas eran como las de Esav. El rabí Shlomo explica que Yitzjak quiso decir esto:

«…La voz pertenece a Yaakov y las manos a Esav. La fuerza interna que emana del corazón es la «voz» y la fuerza externa, la acción, son las «manos». Estas manos no se conforman con dominar al mundo sino que desean estar constantemente subyugando a la voz…».

Es decir, que el patriarca (consciente o no) estaba profetizando una característica constante de la lucha de estos dos hermanos. Él está anunciando que las manos de Esav (sus actitudes), se introducirán siempre con violencia dentro de las entrañas de Yaakov, manos burdas sondeando en lo más íntimo del ser construyendo ídolos en el Santuario del alma hebrea. Las manos estrangulando a la voz, la voz de la oración vacía y sin sentimiento; la voz de una mitzvá cumplida mecánicamente. Y la voz se oye cada vez más lejana. Pero a pesar de todo, “la voz es la voz de Yaakov”, destinada a elevarse, destinada a santificar y a purificar las manos. Entonces, mientras se escuche la voz de Yaakov, las manos de Esav no podrán destruirlo.

Algunos comentaristas sostienen que Yitzjak pensó que era Esav quien estaba frente a él. El patriarca creyó que Esav había adquirido la voz de Yaakov, y que por fin se había santificado y elevado a los niveles del entendimiento divino (Binah). La verdad fue que Esav no cambió, sino que fue Yaakov quien estuvo frente a él, disfrazado de Esav. La voz de Yaakov penetró hasta los confines más lejanos del mundo material. La “voz”, es la esencia de Yaakov, es la voz de las plegarias y de la Torah que las manos de Esav no podrán apagar nunca.

Dos Mentalidades Corren Dentro de Mí (Esaú y Jacob)

P.A. David Nesher

“Y los hijos luchaban dentro de ella; y ella dijo: Si esto es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar al Eterno.
Y el Eterno le dijo:
Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos se dividirán desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.”

(Bereshit/Génesis 25:22-23)

Las Sagradas Escrituras nos relatan que durante el difícil embarazo de nuestra matriarca Rivkah (Rebeca), los bebés luchaban dentro de su seno. Esto la llevó a preguntarse: ¿para qué sigo viviendo? ¿Por qué es mi dolor tan grande?

La lucha de estos dos bebés, que comenzó antes de sus nacimientos, representa la lucha que aún continúa en el mundo de hoy. Justamente la porción describe por primera vez la lucha fundamental entre el bien y el mal que tiene lugar en el mundo físico. Es la historia de los dos hermanos; יַעֲ קב (Yaakov o Jacob) y עשָָֽו (Esav o Esaú), los cuales están destinados a formar dos naciones independientes, con caracteres, ideales y objetivos muy distintos, por no decir opuestos. Hay una lucha entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, entre el Espíritu y la carne que Pablo nos expone en Romanos capítulo 7, y que se libra dentro del alma humana.

Yaakov y Esaú representan dos fuerzas en pugna en el interior humano que determinan dos mentalidades o cosmovisiones. Uno de ellos, el primogénito biológico (Esav), es la representación misma de la mala inclinación (o “yétzer hará”) que se instala al lado del ser humano apenas nace; el otro (Yaakov), simboliza la inclinación al bien (yétzer hatov), fuerza que comienza a acompañar al alma humana a partir de su temprana juventud (12 años en las mujeres, 13 años en los varones).

La palabra hebrea que ha sido traducida como “luchaban”, es vayitrotsatsú, una expresión con dificultad para traducir y entender en los demás idiomas. Sucede que esta palabra (vayitrotsatsú) procede de la raíz ratzatz que significa luchar; pero también está relacionada con la palabra ratz que significa correr. Por esta razón, los rabinos interpretaron esta palabra en el sentido de que los niños estaban luchando dentro de su vientre para salir corriendo. De allí surgió el midrash que dice que cuando Rivká pasaba por un lugar donde se estudiaba la Torah Yaakov “corría” dentro de ella, agitándose para salir. Pero cuando pasaba al lado de una casa de idolatría Esav se agitaba para salir. El Targum traduce el texto diciendo que se empujaban entre sí.

Entonces la expresión “los hijos pugnaban”, literalmente dice, “corrían”. Ello significa que los niños se movían como en combate en las entrañas de la madre. Esta lucha intrauterina era también una cuestión de la legítima defensa, ya que implicará una lucha por la dominación moral en el mundo.

Estos dos hermanos, distintos en caracteres y costumbres, contenderán permanentemente uno contra el otro. A veces el victorioso sería derrotado y en otras, el elevado caería. Por esta razón es que en el seno materno estaban “agitándose”. Las figuras de Esav (Esaú) y Yaakov aparecen en una lucha la cual perdurará hasta los últimos tiempos.

Como lo expresé en el primer párrafo, los dolores de ella eran tan fuertes que se preguntaba para qué oraba pidiendo un hijo. Si hubiera sabido que el embarazo iba a ser tan difícil no hubiera orado. ¿Por qué ella fue la única mujer que sentía estas cosas durante el embarazo? Al final tomó la decisión de ir a preguntar al Eterno. ¿Adónde fue? El pasuk (versículo) 22 finaliza diciendo que Rivka “salió a consultar a Yahvéh”, lo que significa que acudió a los profetas de Dios que había en aquel tiempo. Los Midrashim, incluyendo el Libro de Yashar, señalan que Rivka fue a la tierra de Moriah, a la Yeshivah (Centro de Estudios) de Shem y Ever, y ellos le dieron el mensaje de lo Alto:

Vayomer YHVH lah shney goyim bevitnej ushney le’umim mime’ayj yiparedu ule’om mil’om ye’emats verav ya’avod tsa’ir.»

Esto se traduce así:

(«Yahvéh le contestó: “Dos pueblos hay en tu vientre y dos reinos serán separados de tu seno. Un reino prevalecerá sobre el otro reino, y el mayor servirá al menor.”)

Del Midrash recogemos las siguientes palabras:

«…Serás madre de dos naciones; las llevas a las dos juntas, pero una vez que hayan nacido, ni el mundo entero podrá albergarlos juntos en paz. ¿Cómo, pues esperas que coexistan pacíficamente dentro de tu vientre?…», [Midrash, pág 204.]

Los dos hijos que llevas simbolizan el eterno conflicto que opone la Torah Divina a la fuerza bruta del hombre… así queda revelado que el odio implacable de Esaú por su hermano no se remonta a su nacimiento sino a una época anterior; el camino de cada uno de los hermanos parece estar trazado a priori, desde antes de su nacimiento. Su futura personalidad empieza a dibujarse ya en su estado embrionario. En ellos existirán tendencias naturales altamente divergentes. Yaakov y Esaú darán origen a dos naciones que estarán enemistadas desde su misma concepción; uno para seguir su maldad y el otro para desarrollar integridad y valores. Para los sabios, Yaakov es símbolo del alma del hombre, en tanto que Esaú representa al cuerpo físico sujeto al “ego”.

Estas dos naciones jugarían un papel muy importante en la historia, y especialmente durante los últimos tiempos en relación con la venida del Mesías. Yaakov es el padre de Israel, y Esav es el padre de Edom y el Imperio Romano. Siempre habría tensión entre estos dos. Si uno estaría por encima, el otro estaría por debajo y viceversa. De los dos saldrían grandes reyes. De uno saldría el rey Shlomó (Salomón) que edificaría el primer Templo en Yerushalayim (Jerusalén) y del otro saldría el emperador Tito que destruiría el segundo Templo. Finalmente el menor será el principal. ¡Al final Yerushalayim será más poderosa que Roma!

Así, Yaakov y Esav darán origen a “dos mundos” que estarán en oposición todo el tiempo; de Yaakov surge el pueblo santo, Israel (יִשְׂרָ אֵ֑ל ), en tanto que de Esaú, que es la viva imagen de Satán, emergerá la perversa y sanguinaria Roma con todo su sistema cazador de almas. Asimismo habrá más raíces ideológicas de Esaú; son los sistemas religiosos cuyas tendencias son las de hacer a un lado a Israel, rechazar la Torah y creerse dueños de las eternas bendiciones que por orden divino le corresponden a Yaakov y a sus descendientes. ¿Quién sería el más fuerte y tendría el dominio del mundo? ¿Sería Yaakov y su fuerza espiritual? ¿O sería Esav (el lado negativo) y los poderes de la impureza? Las Escrituras nos responderán enseguida.

Mediante este oráculo divino, nuestra madre Rivká tenía muy claro el panorama desde el momento que ella recibe la indicación que el hijo mayor (el primogénito biológico) sería siervo del hijo menor. Solo habría que esperar el momento del parto para saber quién era quién. Al respecto comenta el apóstol Pablo de Tarso:

“… Y no solo esto, sino también cuando Rivka concibió de uno, de Yitzjak nuestro padre (pues no habían aún nacido, ni habían tenido la ocasión de decidirse por la obediencia o la desobediencia), para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese por el que llama, no por lo que el hombre haga por sí mismo, se le dijo:
El mayor servirá al menor. 
Como está escrito:
A Yaakov amé más que a Esav…”

(Rom 9:10-13 – Código Real del NT]).

Sobre los dos hermanos, el comentarista hebreo Isaa Abarbanel explica que, no obstante, que ambos son hijos del mismo padre y madre, han de ser de caracteres totalmente distintos, como lo son dos pueblos y naciones diferentes, como si uno fuera habitante del oriente y otro del occidente. Este maestro dice que a pesar de que estos hermanos eran mellizos (idénticos), sus acciones no se parecerían en absoluto; Esav se comportaría como un cerdo; un cerdo coloca sus patas por delante para presentarse como animal kosher, ocultando su verdadera naturaleza impura en su interior. Esav tampoco muestra interés por las leyes divinas. Teniendo en cuenta esta interpretación, los sabios dicen que Esav es la representación e imagen del Satán (oponente) o mensajero del “lado oscuro” que todo hombre lleva en su interior. Esav representa las fuerzas del mal, las cuales fueron creadas con el único propósito de que la persona las transforme en energía positiva.

La relación entre Yaakov y Esaú será un tema recurrente a lo largo de todo el Tanak (mal llamado Antiguo Testamento) y la historia de Israel. El hijo mayor, Esav aparece ligado a la perversidad en tanto que Yaakov avinu a la integridad.  Por ello es que al final, Esav elegirá la idolatría y la impiedad, en tanto que el otro (Yaakov), se conducirá por el camino de la fe y lo sagrado; Yaakov avinu sería la “voz de la Torah”. Así pues veremos que cuando Israel se mantuvo leal al Eterno, Esav careció de poder. Es que, la falta de apego a la Torah y el antisemitismo son una relación “causa-efecto”. Existe entonces aquí la revelación divina de un método totalmente efectivo para controlar el antisemitismo: intensificar el estudio de la Torah, y darle cumplimiento.

Los sabios enseñan que estos pasajes contienen un gran secreto en el aspecto espiritual:

«…Hay dos fuerzas dentro de cada persona: la del cuerpo y la del alma. Esaú representa preocupaciones del cuerpo: egoísmo, materialismo (cosmovisión el ego). Por ello es que generalmente nos ocupamos más de nuestros deseos corpóreos, somos esclavos de nuestras necesidades y deseos corpóreos; nos ocupamos más de comida, la renta, facturas, sexo, placer, etc. Mientras que Yaakov representa la conciencia del alma, el deseo de conectarse con la espiritualidad, el significado y la benevolencia. En nuestro mundo, el primogénito es el cuerpo. El cuerpo precede al alma…».

Una perspectiva mística afirma que «la cáscara precedió a la fruta». Mientras que el fruto madura, su cáscara, como el cuerpo en el cual el alma madura, lo protege. Es para este propósito que la mayor parte de la educación de un niño que tiene lugar en sus años formativos consiste en superar a Esaú dentro de esos impulsos y deseos corporales hasta que el alma gana el control sobre el cuerpo en el momento de llegar a su juventud (12 años las mujeres, 13 años los varones).

Por ello agregan los místicos que, cuando convencemos al cuerpo de que una persona espiritual llega a ser más saludable, esa fe refuerza el éxito en todos los campos, influenciamos nuestro sentido del razonamiento invirtiendo tiempo y dinero en el desarrollo espiritual. Lo que Esav quería vender era lo que Yaakov quería comprar, Esav gusta de la persecución de los placeres mundanos, y en esta parashá Toldot, la Torah compara los placeres mundanos con un guiso de lentejas, ya que el bienestar del mundo, la tranquilidad y el honor, son “circulares”, van constantemente de un lado a otro, así como lo es una lenteja, que es redonda. Es por eso que Esav vende e intercambia la “vida eterna”, o sea, el servicio sacerdotal (avodah) de Dios que le correspondía a los primogénitos, por la efímera vida de este mundo. Este es el camino que nos legaron nuestros patriarcas a nosotros y a nuestros hijos: optar siempre por el camino del servicio a Yahvéh y el temor a Su Divinidad, siguiendo el Camino que es Yeshúa HaMashiaj y Su Yugo sobre nosotros.


Puedes escuchar una explicación sintética de esto en esta catequesis:


Bitácora Relacionada:

Cinco Pozos y Una Fuente (El Pentateuco y la Enseñanza de la Luz)

Por P.A. David Nesher

 

“Y sucedió que aquel mismo día los siervos de Yitsjak llegaron y le informaron acerca del pozo que habían cavado, y le dijeron: Hemos hallado agua. Y lo llamó Shivá; por eso el nombre de la ciudad es Beer-Sheva hasta hoy.”

(Génesis/Bereshit 26:32-33)

 

En la Tierra Prometida, el acceso al agua es esencial, tanto para los cultivos como para el ganado. Sin una fuente de agua, no se puede mantener cultivos ni ganado. En pocas palabras, no se puede sobrevivir. Dado que en el sur de Israel no hay ríos ni lagos, la gente depende completamente de pozos o cisternas.

Por eso, para Isaac era muy importante buscar esa fuente de agua. También en esto Yahvéh lo bendijo, porque lo llevó a descubrir un pozo de aguas vivas: un manantial, lo cual era muy codiciado en esa región:

«Cuando los siervos de Isaac cavaron en el valle encontraron allí un pozo de aguas vivas.»

(Génesis 26:19)

Mientras estaban cavando el pozo en Berseba, Yitzjak recibió una visita sorpresa del rey filisteo. Avimélec fue a ver a Yitzjak desde Gerar. Llegó acompañado de su consejero Ajuzat, y de Ficol, el jefe de su ejército (26:26). Su acercamiento a Yitzjak muestra claramente que ellos le tenían miedo y envidia del patriarco. Pero ahora que Yitzjak estaba fuera de su tierra, ellos decidieron que era prudente mantener buenas relaciones con él.

Yitzjak los desafió diciendo: Si tanto me odian, que hasta me echaron de su tierra, ¿para qué vienen a verme? (26:27) Nunca se le ocurrió a Yitzjak que tal vez Avimelej tenía motivos razonables para su comportamiento, teniendo en cuenta como Yitzjak actuó en Gerar (26:6-11). Sin embargo, Avimelej comenzó su conversación más diplomáticamente con Yitzjak cuando él dice:

«Nos hemos dado cuenta de que el SEÑOR está contigo, respondieron. Hemos pensado que tú y nosotros debiéramos hacer un pacto, respaldado por un juramento. Ese pacto será el siguiente: Tú no nos harás ningún daño, ya que nosotros no te hemos perjudicado, sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en paz. ¡Ahora el bendecido del SEÑOR eres tú!»

(26:28-29)

Así es, los hombres de Gerar reconocieron la bendición de Yahvéh sobre Yitzjak y ellos buscaron un trato con él. Lo que ellos dicen es casi en tono suplicante. Esto es muy similar al trato que Abraham y el otro Avimelej habían hecho en Berseba casi un siglo antes. Ahora que Yitzjak estaba de vuelta en la comunión con Dios, los que antes eran sus enemigos lo buscaron y dieron testimonio de la presencia del Señor en su vida. Cuando Yahvéh aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia (Proverbios 16:7).

Milagrosamente, el Eterno llevó a que los vecinos ya no tuvieran envidia, ni miedo de Yitzjak, sino que buscaran la paz con él. Como confirmación, Yahvéh le envió a Yitzjak una señal.

Efectivamente, el mismo día en que Yitzjak hizo el tratado con Avimelej y sus líderes, los siervos de Isaac, que parecían ser muy hábiles para encontrar agua, vinieron y le trajeron la noticia de otro pozo que habían cavado. Yitzjak lo llamó Seba (en habreo Shivah), que significa “siete” y se parece a la expresión hebrea shvuah (“juramento”), razón por lo que el nombre de la ciudad donde este pozo está es Berseba, es decir el Pozo del Juramento. Pero esa era la fuente secundaria para el nombre. La fuente primaria del nombre Berseba viene de Beer Sheva, que significa literalmente el Pozo de los Siete (21:22-34). El énfasis en el capítulo 21 fue el número siete, pero aquí el énfasis está en el juramento. La palabra hebrea para jurar, juramento y siete tiene a menudo la misma raíz hebrea.

Este fue el quinto pozo que cavó Yitsjak. Los primeros manantiales que excavó Yitzjak son los que habían sido cavados por Avraham avinu y vueltos a tapar por los filisteos. Estos pudieron sellarlos exitosamente porque la tarea esencial, el servicio divino de Avraham no era cavar pozos. Pero cuando Yitzjak concretó su propio servicio divino, la reapertura de los manantiales de su padre, los filisteos ya no tenían poder para cerrarlos. Al finalizar esta tarea, Yitzjak se dedicó a abrir otros tres manantiales propios. Los primeros dos crearon una controversia por su propiedad. Por eso Yitzjak llamó al primero Esek, que significa «conflicto» y al segundo “Sitná”, que significa odio. Finalmente viajó a un área diferente donde su tarea no provocó conflictos. En este nuevo lugar estaba claro en todos los niveles de la conciencia del mundo que los pozos que cavó Yitzjak eran suyos. Así, nombró al tercero “Rejovot”, que significa «amplitud infinita», como anticipando la abundancia que le permitiría dar a luz nuevos frutos en la realidad.

Este último detalle no es nada menor, ya que, leyendo el Midrash me enteré que cada pozo abierto por Yitzjak corresponde a un libro del Jumash (Pentateuco = cinco libros). Por eso les comparto dicha interpretación:

  • Esek corresponde al rollo Bereshit (Génesis), donde se habla de la creación del “mundo” – esek.
  • Sitnah corresponde al rollo de Shemot (Éxodo) porque allí se habla de cómo los egipcios odiaron y se opusieron a los hijos de Israel.
  • Vayikrah  (Levítico) está lleno de leyes que corresponden a las aguas de “un pozo” (Génesis 26:25).
  • Shivah (siete) simboliza el rollo de Bamidbar (Números) que contiene tres libros diferentes de la Torah (porque según nuestros sabios Números 10:35-36 constituye un libro en sí mismo) lo que da un total de siete libros de Torah.
  • Rejovot corresponde al rollo de Devarim, porque allí se entregaron las leyes para el tiempo cuando los hijos de Israel estuvieran extendiéndose en la tierra prometida (Deut. 19:8).

Yitzjak cavó cinco pozos, es decir que trabajó su alma en el estudio de todos los mitzvot (mandamientos) que proceden de la enseñanza de la Luz (Oraitah), que es la Fuente de donde provine todos los planos de la existencia. Por ello, su vida fue la perfecta representación de la virtud divina conocida como Guevurah que es la capacidad de aplicar rigor a uno mismo para recibir de la benevolencia, para luego darlo con justicia y compasión a todos los que conforman el entorno.

¡Esto es maravilloso! El principal objetivo individual del propósito del alma de Yitzjak a este mundo fue cavar pozos de agua en el desierto, elevando las aguas y manantiales subterráneos para que se revelen sobre la tierra, con el apoyo de su esposa Rivkah. Cavar un pozo es penetrar la tierra y ver a través de barreras opacas. Los sabios explican que la Torah es como el agua porque al igual que sin agua no hay vida, tampoco sin Torah hay vida. Cuando uno que tiene el mérito de dedicarse al estudio de la Torah, de entenderla, y logra sumergirse en las profundidades de ella, es como si buscara y encontrara agua.

Por todos los datos compartidos hasta aquí, podemos notar que Avraham avinu fue un hombre de altares y Yaakov sería un hombre de tiendas, pero el patriarca Itzjak era un hombre de pozos, es decir un varón que se disciplinaba (aplicaba para sí la guevurah) en investigar las pautas divinas.

El trabajo de Yitzjak avinu era complementario del de su padre, Avraham, cuyo servicio y rectificación era traer luz directa desde lo Alto hacia el mundo abajo. Abraham proyectaba luz a sus oyentes que eran como estudiantes sentados a los pies de su maestro. El maestro proyecta luz directa, desde arriba hacia abajo a sus estudiantes. Este servicio, realizado desde arriba hacia abajo es llamado “or iashar”, (luz directa).

En cambio, Yitzjak no merodea para hacer campañas e iluminar el mundo, y al parecer no le interesa mucho. Yitzjak excava pozos, observa la realidad desde abajo, al mundo y sus habitantes tal como son, también en el máximo materialismo grosero y tosco, y quiere revelar la existencia del Eterno en todo lugar. Yitzjak no busca iluminar la realidad desde arriba, porque la luz por más grande que sea ilumina la realidad desde afuera pero no penetra en su interior. Yitzjak excava y perfora, profundiza más y más, para revelar que el suelo que aparece a la vista desierto y destruida, alejado de la Divinidad, en verdad oculta en su interior un “beer maim jaim”, es decir, un pozo de aguas vivientes. Oculta a Yahvéh mismo. O sea que el servicio y rectificación de Yitzjak complementaba al de su padre Avraham actuando en dirección opuesta, de abajo hacia arriba. Al cavar los pozos revelaba la luz oculta simbolizada por las aguas vivientes, que previamente habían sido atrapadas en el reino material inferior (Malkut). Con sus herramientas rompía las corazas (klipot), las cáscaras físicas revelando la luz encubierta desde por debajo de la tierra hacia arriba. Este servicio se llama “or jozer” (luz de retorno).

Por esto su emunah (certeza y convicción) le permitía adquirir y dominar el conocimiento de la Provisión constante de Yahvéh. También sabía que el Eterno podía proveer en muchas diferentes maneras, no solamente una.

La sabiduría mística explica que los últimos tres pozos de Yitzjak corresponden a los tres niveles ascendentes del alma. Este servicio esencial de Yitzjak representa el proceso madurativo rectificado de toda alma en sentido ascendente de abajo hacia arriba. Esta es la labor del tzadik oculto que inspira a la gente para estimular su amor y temor al Eterno, aunque no conscientemente. Al cavar los pozos, Yitzjak proyectaba su energía positiva hacia los corazones de la gente, causando que experimenten un inexplicable estímulo por conocer y amar al Todopoderoso.

Entendiendo lo hasta aquí considerado, podemos entender por qué Yitzjak ama a Esav. Sabe que él no es un gran tzadik (justo), pero es un hombre del campo, de la tierra, ciertamente un gruñón que respira la grosera realidad del mundo físico. Y esto es lo que Yitzjak ama de él. Yitzjak no quiere ángeles en el cielo (ya los conoce desde la akeidah -atadura-), está acostumbrado a verlos. Lo que le interesa es atrapar un pedazo de realidad y ocuparse de él. He aquí el motivo por el que Yitzjak quiere bendecir a Esav, porque cree que con la fuerza de esas bendiciones Esav puede verdaderamente revertirse, rectificar su camino y justamente desde su tosquedad revele a HaKadosh Baruj Hu, Yahvéh, nuestro Dios.

Antes de este capítulo, Itzjak fue mencionado sólo en combinación con Avraham; desde este punto en adelante, él sólo se menciona en relación con Yaakov. Este es el único capítulo en el que el centro de atención está sobre él. Él vivió 180 años, con lo que su vida fue la más larga de los tres patriarcas. Pero su vida es la menos accidentada, no obstante esto, por todo lo que hemos visto que hizo en su misión, él es un tipo de Mashiaj.

Ismael y Su Grito de Alabanza Final

Por P.A. David Nesher

 

«Aquí está la genealogía de Yishmael, el hijo de Avraham, a quien Hagar la Mitzrayimi había dado a luz a Avraham.
Estos son los nombres de los hijos de Yishmael, nombrados en el orden de su nacimiento.

El primogénito de Yishmael fue Nevayot; seguido de Kedar, Adbeel, Mivsam,Mishma, Dumah, Massa,
Hadad, Teima, Yetur, Nafish y Kedmah.
Estos son los hijos de Yishmael, y estos son sus nombres, conforme a sus asentamientos y sus campamentos, doce jefes de tribus. 
Esto es cuanto tiempo Yishmael vivió: 137 años. Entonces él espiró por última vez, murió y fue reunido a su pueblo.
Los hijos de Yishmael habitaron entre Havilah y Shur, cerca de Mitzrayim como cuando uno va hacia Ashur; él se asentó cerca de todos sus hermanos.»

(Génesis/Bereshit 25:12 – 18)

Pensar que Avraham avinu decidió darle una ayudita a Dios. Es una forma amable de mi parte de decir que él, aconsejado por su esposa Sarah, decidió adelantarse a Dios en cuanto al cumplimiento de Su promesa. Ellos determinaron darle esa ayuda a Dios haciendo que Avraham concibiera un hijo por medio de Hagar, la esclava egipcia de su esposa. El niño nacido de esa unión fue nombrado Yishmael, que significa «Dios lo escuchará» o mejor traducido: «el Poderoso escuchará«. Hemos aprendido que la voz de la aflicción de Hagar fue escuchada por el Eterno y precisamente por eso el niño recibió el nombre Yishmael (16:11). Luego el Eterno escuchó la voz del joven cuando estaba llorando al estar a punto de morir (21:17).

Entonces Yishmael es el hijo del apresuramiento de Avraham y Sarah en cumplir el propósito de Dios con recursos humanos. Sin embargo, al considerar este pasaje descubrimos que este varón no quedó en el olvido divino. Este relato, justamente tiene el propósito de demostrar el cumplimiento pleno de la promesa del Eterno a Avraham, en lo referente a su simiente, y también a Hagar, de convertir la descendencia de Yishmael en una nación. Recordemos lo que ya hemos estudiado. Cuando Hagar concibió, entendió esto como una elevación a su estatus y no estaba dispuesta a ser la sirviente de Saráh. Por esto fue que Sarah tuvo que reconfirmar su autoridad sobre Hagar tratándola con duro rigor (Guevurah). Por esto Hagar huyó. Entonces el Eterno mandó un ángel a persuadir a Hagar para que regrese. El ángel le dijo que tendría un hijo (Yishmael) quien sería un poder muy grande en el mundo. Describiendo su grandeza el mensajero celestial dijo:

«Será un hombre salvaje. Su mano estará contra todos, y la mano de todos estará contra él. Igual vivirá sin ser molestado entre sus hermanos»

(Génesis 16,12)

Yishmael fue bendecido por los Cielos de tal manera que doce príncipes, cada uno con una tribu, salieron de sus lomos. Esto confirma la promesa dada a Avraham y Hagar sobre su futuro:

“Y en cuanto a Ismael, te he oído; he aquí, yo lo bendeciré y lo haré fecundo y lo multiplicaré en gran manera. Engendrará a doce príncipes y haré de él una gran nación.”

(Génesis 17:20)

 “Y también del hijo de la sierva haré una nación, por ser tu descendiente.”

(Génesis 21:13)

“Levántate, alza al muchacho y sostenlo con tu mano; porque yo haré de él una gran nación.”

(Génesis 21:18)

Yishmael tomó a una esposa egipcia (Génesis 21:21) «Y habitó en el desierto de Parán; y su madre le tomó mujer de la tierra de Egipto», y se convirtió en el padre de 12 tribus. Estas tribus se convertirían en el núcleo de los pueblos árabes, un pueblo con una mezcla de sangres semítica y egipcia. Otras tribus árabes rastrean su origen a los seis hijos de Avraham que le nacieron de su segunda esposa, Keturah (Génesis 25:1-4)

Vemos que tres veces el Eterno prometió que iba a hacer de Yishmael una gran nación, y en el texto que nos ocupa vemos que el Eterno es fiel para cumplir su promesa. Sus descendientes fueron doce patriarcas, número requerido en la antigüedad para que los clanes familiares pudieran comenzar la formación de una nación. Por todo esto, con el tiempo, la descendencia de Yishmael se convirtió en una nación identificable étnica, cultural y territorialmente.

En este pasaje vemos como se indica que los ismaelitas tenían una organización política bien definida. Algunos son de vida nómada y otros son seminómadas, es decir, que su territorio se organizaba en aldeas y campamentos.

Se especifica que territorio geográfico les fuera asignado: desde Hávila hasta Shur, es decir un territorio frente a Egipto y en dirección al camino a Asiria en la península de Sinaí. Esta asignación territorial está fuera de Canaán lo que aseguraba la ausencia de disputa territorial con Itzjak y sus descendientes. Se menciona también la muerte de Yishmael en los términos nuevos de ser reunido a su pueblo Los ismaelitas serán mencionados varias veces en la Torah, ya que mantuvieron una relación estrecha con los israelitas.

En nuestros días, podemos contemplar como el Eterno ha sido fiel a esas promesas. En la actualidad, hay 21 naciones árabes con una población combinada de 175 millones de personas. Los árabes ocupan un área total de 12,9 millones de km² (la totalidad de países de habla hispana del Hemisferio Occidental) de territorio rico en petróleo. En contraste, sólo hay un Estado Judío, llamado Israel, con una población de 4 millones de personas que están apretujadas en sólo 20.700 km² de espacio. Ésa es una proporción de población de 43 a 1 y una proporción de tierra de 662 a 1. Los árabes ciertamente han sido bendecidos pero por su ignorancia la cambian a maldición por desechar a Israel en el diseño celestial del Eterno.

La bendición sobre Yishmael no implica solamente la multiplicación de sus descendientes para que sean muchos y prósperos en el mundo, sino también una dimensión espiritual. Esa bendición está reservada de una manera especial para los últimos tiempos cuando el Islam sea quebrado.

Aceptemos un código importante. Yishmael era el hijo de Abraham. Pues bien, la cualidad más grande de Avraham fue la benevolencia.  Avraham fue alrededor del mundo enseñando que Yahvéh es infinitamente benevolente, misericordioso y la fuente de todas las bendiciones.  El Eterno no practica benevolencia como respuesta al comportamiento humano, hace el bien simplemente porque es bueno.  El mundo está basado en pura benevolencia (Salmos 83;3). Así mismo, Avraham enseñó que la esencia de este bien que el Eterno da sin razón alguna es el hecho de que Él nos da una oportunidad. Yahvéh le da al hombre la oportunidad de obtener el bien verdadero al perfeccionarse espiritualmente por medio de sus esfuerzos en aprender los secretos del Cielo y así llegar a elevarse hasta tal punto que se gana el derecho de estar conectado con el Creador.

Reflexionando en lo dicho en el párrafo anterior, entendemos que el mundo pudo haber sido fundado con pura benevolencia pero estaba planeado para acabar en pura justicia. Por eso también comprendemos que Yishamel internalizó solamente la primera mitad del mensaje de Avraham.  Estaba más que listo para recibir la infinita bondad de Dios, pero no estaba preparado para tomar el desafío que la acompaña.

Sin embargo, leemos en este pasaje la expresión: «Entonces él espiró por última vez». El intérprete  Rashí dice que la palabra hebrea que ha sido traducida como “expiró” es gueviah, que sólo es usada en referencia a hombres justos. ¡Así que Yishmael murió como un hombre justo (tzadik)! Esto tiene un alto grado profético de injerencia para los últimos días de esta era que vale la pena considerar.

Si lo recordamos bien, al inicio de este estudio he dicho que Yishmael significa «el Poderoso escuchará«. Interesante es decir que el Yishmael actual sabe gritar. Sus descendientes, los pueblos árabes, gritan mucho. Esto es porque el Eterno ha capacitado a esta etnia para gritar. He aquí pues que el nombre Yishmael encierra una profecía sobre su fin; él gritará y el Poderoso escuchará su grito. Veamos con más detalle esto:

Las Sagradas Escrituras anuncian que el Eterno derramará juicio sobre las naciones árabes en los tiempos del fin por su hostilidad hacia los judíos y por su intento de reclamar como propia la patria judía (por favor, antes de seguir leyendo considere, por ejemplo, Sal 83:4-12, Joel 3:19). Por ello es que primero, Yishmael dará un grito de ayuda, como aquella vez cuando estaba a punto de morir, porque muchos males vendrán sobre los países árabes en los últimos tiempos, como lo viera y anunciara el profeta Daniel:

“Y al tiempo del fin, el rey del sur (Egipto) se enfrentará con él, y el rey del norte (Siria) lo atacará con carros, jinetes y con numerosas naves; entrará en sus tierras, las invadirá y pasará. También entrará a la Tierra Hermosa, y muchos países caerán; mas éstos serán librados de su mano: Edom, Moab y lo más selecto de los hijos de Amón (la actual Jordania). Y extenderá su mano contra otros países, y la tierra de Egipto no escapará. Se apoderará de los tesoros ocultos de oro y plata y de todas las cosas preciosas de Egipto. Libios y etíopes seguirán sus pasos. Pero rumores del oriente y del norte lo turbarán, y saldrá con gran furor para destruir y aniquilar a muchos.”

(Daniel 11:40-44)

Los países árabes, y especialmente Egipto, tendrán muchos sufrimientos por las guerras que vendrán al tiempo del fin. Esto producirá un grito muy grande entre ellos. Pero el grito irá cambiando y se producirá un grito muy distinto en la boca de Yishmael. En lugar de gritar con odio contra su hermano Yitsjak y echarle la culpa por todo lo que le pasa a él mismo, o gritar por el sufrimiento de las guerras que está viviendo, empezará a clamar al Cielo (no al falso dios del islam) sino al Poderoso de Israel, Yahvéh es Su Nombre. 

Así, al igual que los judíos, un remanente de los árabes emergerá de su sufrimiento con sus corazones vueltos hacia el único y verdadero Dios:

«Así dijo YHVH contra todos mis malos vecinos, que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel:

He aquí que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de en medio de ellos a la casa de Judá. Y después que los haya arrancado, volveré y tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada uno a su heredad y cada cual a su tierra. 

Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo, para jurar en mi nombre, diciendo:

Vive YHVH, así como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán prosperados en medio de mi pueblo.  Más si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola de raíz y destruyéndola, dice el Señor.

(Jeremías 12:14-17)

Entonces Él, el Dios de Avraham, escuchará y responderá, tal como lo anunciara el profeta Isaías: 

“Y YHVH herirá a Egipto; herirá pero sanará; y ellos volverán a YHVH, y Él les responderá y los sanará”

(Isaías 19:22)

Así, después de haber recibido esa maravillosa sanidad del Elokim de los hebreos, los hijos de Yishmael elevarán otro tipo de grito, el cual ha sido descripto por el profeta Isaías de este modo:

Levanten la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar (el segundo hijos de Yishmael).

Canten de júbilo los habitantes de Sela, desde las cimas de los montes griten de alegría.

Den gloria a YHVH, y proclamen en las costas su alabanza.

(Isaías 42:11-12)

El oráculo es bien claro. El último grito de Yishmael será un grito de alabanza al Eterno, el Elokim de Israel, que no ha puesto su Nombre en Meca sino en Yerushalayim (Jerusalén). Y a Yerushalayim vendrán los hijos de Yishmael en un futuro no muy lejano a ofrecer sacrificios en el tercer templo, como también lo anunciara el profeta Isaías:

“Todos los rebaños de Cedar (el segundo hijos de Yishmael) serán reunidos para ti (Yerushalayim),

los carneros de Nebaiot (el primogénito de Yishmael) estarán a tu servicio;

subirán como ofrenda agradable sobre mi altar, y yo glorificaré la casa de mi gloria.”

(Isaías 60:7)

De esta manera se cumplirá el propósito del nombre Yishmael en sus descendientes. El Poderoso los escuchará y les hará un gran pueblo que traerá mucha bendición material y espiritual a toda la tierra.

En conclusión, todo ser humano debe aceptar que no existe ninguna parcialidad para con el Eterno (Romanos 2:11). Él escogió a Israel y sus miembros, no para ser un repositorio de Sus bendiciones, sino para ser un vehículo a través del cual Él bendeciría a todas las naciones del mundo, incluyendo a los árabes. Pero el requisito fundamental para recibir las bendiciones de Yahvéh (ya sea para los judíos y los árabes, así como para todas las personas), es aceptar el regalo de amor de Yahvéh en Yeshúa, Su Hijo, al recibirlo como Mesías y Dueño. Con este mensaje vibrando en su mente y corazón, el apóstol Pablo escribió al considera la gracia de Dios hacia sus hermanos judíos:

“!Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! !Cuán insondables son Sus juicios, e inescrutables Sus caminos!”

(Romanos 11:33)

Esto es también lo que hoy vibra en mi esencia al meditar en lo que este mensaje me ha implantado al considerar a los pueblos árabes.

¡Que ese día llegue pronto y en nuestros días!

¡Amén!