Por P.A. David Nesher
Tan pronto como terminó de enterrar Yaakov a Déborah, la nodriza de Rebeca (35:8), su alma sumó más duelo, ya que tuvo que enterrar a Raquel (Rajel), su esposa más amada. Entonces, después de cumplir con la promesa de Jacob, se trasladaron de Betel, y mientras estaban en el camino a Belén, su amada Raquel murió en el parto (35:16a). La familia estaba completa ahora con el nacimiento de Benjamín. Curiosamente, once de los doce hijos de Jacob nacieron fuera de la Tierra Prometida en Padan-aram.
De acuerdo al primer libro de Samuel (10:2), ella murió en la frontera de Benjamín y Selsá. Y sabemos por el mismo libro (7:17) que Samuel vivió en Ramá, una ciudad de Benjamín. Por lo tanto, la tumba de Raquel estaba en la ciudad de Ramá, que está al norte de Jerusalén (Jeremías 31:15).
Entendamos primeramente una cosa. Rajel murió antes de tiempo por la maldición que Yaakov había pronunciado sobre la persona que había robado los dioses de Labán (Gé 31:32). ¡Inmenso es el poder de las palabras! Por ello, haremos siempre bien en pensar antes de pronunciarlas.
Moribunda Rajel, llama al niño «Ben Oní» que significa “hijo de mi tristeza” o más literalmente “hijo de mi dolor” (en el hebreo la palabra para el «dolor» y «contracciones de parto» son sinónimos). Pero Yaakov cambió el nombre por el de Binyamin (Benjamín) que significa «hijo de la derecha«, «hijo del sur«, o «hijo de mi fuerza«. Desde el inicio de su vida Benjamín tenía dos cosas que lo diferenciaron de sus hermanos. En primer lugar, él era el único hijo nacido en la Tierra Prometida, y en segundo lugar, él era el único hijo nombrado por su padre.
En la geografía de la Torah, el oriente siempre está hacia delante. Eso difiere de la cosmovisión geográfica de hoy en día cuando todos los mapas colocan el Norte hacia delante. Por lo tanto, desde la mentalidad hebrea, la derecha implica también el sur.
En el Salmo 89:12 aparece la palabra hebrea yamin como una referencia al sur. Por eso el nombre Binyamín hace referencia al lugar del nacimiento de este hijo, fue el único que nació en la tierra de Kenaan que está al sur de Padán Aram, donde nacieron los demás hijos de Yaakov.
Por otra parte, la palabra “yamìn”, sirve algunas veces para designar el mediodía (Salmos 89:13). Avraham avinu en su tiempo solía ya dirigirse hacia el mediodía en su búsqueda del lugar más propicio para la inspiración Divina; y, de hecho, el futuro Santuario de Jerusalem tendría su sede en el sur [Rashí]. El Beth Hamikdash sería construido en territorio de Benyamín; la Majestad Divina pues, “mora entre sus hombros”, dirá así Moshé en Deut. 33:12:
“…Respecto de Binyamín dijo: Que el amado de YHVH viva tranquilo junto a Él. Él lo protege todo el día y descansa entre sus hombros…” [Torat Emet].
Es para mí interesante aportar que en el Zohar, los sabios precisan que la Shekinah se asoció al círculo de los doce hijos en el momento del nacimiento de Binyamín, momento en que, al entrar en Tierra Santa, la familia formó una unidad perfecta.
Es muy usual en la mentalidad hebrea el cambio de un nombre, sobre todo cuando se trata de apartar los malos augurios para que de ese modo se conviertan en buenos. En el lenguaje bíblico la “mano derecha” es un símbolo de «fuerza y poderío», tal como se advierte en Tehilim/Salmo 21:8. Yaakov discernió que fue la Shekinah quien llenó el vacío creado por la muerte de Rajel. A partir de entonces, la Presencia divina permaneció fiel a la familia de Israel.
Con el nacimiento de Binyamín, el Reino de los Cielos empieza a avanzar y asentarse firme en Eretz Israel. Este número 12, está grabado en las leyes de la Creación. Aparece, por ejemplo, en los meses del año, en las 12 constelaciones de los cielos que miran hacia la Tierra, en las horas del día y en las horas de la noche. Esto significa que la futura nación de Israel se asienta, desde sus inicios, sobre las mismas bases sólidas e inmutables que las leyes de la naturaleza.
Teniendo todo este diseño profético en su mente, Yaakov no quería permitir que la pena por la muerte de su amada esposa le impidiera a llegar a la meta que había puesto en su mente desde que salió de la casa de Laván. Él quería llegar a su padre Yitzjak, quien estaba en el sur. Por ello, el sur era la meta para Yaakov en esos momentos. Esta es la razón por la que él cambió el nombre del segundo hijo de Rajel para marcar que la tristeza no debería ser lo que caracterizaba al hijo, sino la visión que estaba por delante: ¡llegar a gozar plenamente de la benevolencia ilimitada del padre!
El cambio del nombre muestra la importancia que Yaakov daba a la visión que tenía. Sólo le quedaba una pequeña distancia para llegar a la meta donde estaba su padre. Jevrón (Hebrón) no está muy lejos de Bet-Lejem (Belén). Y finalmente Yaakov llegó a la meta y pudo ver a su padre (35:27).
Amado discípulo de Yeshúa, mientras peregrinas el camino de ascensión de la Luz, no permitas que las penas y las tristezas que aparecen en tu jornada espiritual te hagan perder tu vista de las metas que el Eterno ha puesto delante de ti.
Que Yahvéh nos ayude a no caer en el pozo de la amargura sino llegar a la meta, el premio de su supremo llamamiento en Yeshúa HaMashiaj.
Shalom!