Por P.A. David Nesher
Vayikachuhu vayashlichu oto haborah vehabor reyk eyn bo mayim.
«Lo tomaron y lo arrojaron a la cisterna. La cisterna estaba vacía, no tenía agua.»
(Génesis/Bereshit 37:24)
Después de que le fueron quitadas sus finas ropas, Yosef fue arrojado a un pozo seco (vers 23). Allí, Yosef, se convierte, en la idea de sus hermanos, en el «Rey del pozo”, lo cual apuntaría a otro tipo de reino más adelante.
El pozo simboliza la muerte, el abismo (cf. Salmo 30:3) donde aparece la misma palabra hebrea bor. Según Rashí, era un lugar de escorpiones y serpientes. Por eso, la decodificación de esto establece que si está el pozo está vacío está claro que no tiene agua, de lo que los sabios desprendieron el siguiente paradigma celestial:
“Agua no tiene. Culebras y escorpiones sí tendrá”.
La Torah se compara al agua. Donde no hay Torah, las serpientes y escorpiones, o sea, el impulso al mal (Yetzer HaRá), reina sin impedimentos, porque la Torah es la única defensa que tenemos contra nuestros malos impulsos.
Es en ese momento angustioso que Yosef entiende que algo no está funcionando bien para él, hay algo que está haciendo está mal y que debe cambiar.
Así mismo para nosotros existen momentos en que nos ocurren cosas semejantes; nos sobreviene alguna situación desagradable y dolorosa que nos pone a reflexionar, lo que nos hace modificar nuestro comportamiento.
Este es el secreto de la vida; es necesario que recordemos que todo el dolor y los sufrimientos que experimentamos, son oportunidades de rectificación, de mejora y de cambio.
Tipología Mesiánica:
Tanto Yosef como Yeshúa fueron echados al pozo. Veamos por lo tanto, qué significa esta simbología.
Dos veces aparece la palabra pozo en la historia de Yosef, aquí y en el cap. 41, vers. 14, donde la palabra bor se tradujo como “cárcel» o “calabozo”. La Torah muestra dos pozos en el relato de Yosef. El primero fue en la tierra de Israel y el segundo fue en la tierra de Egipto.
Esto nos enseña que la muerte del Mesías ben Yosef fue para los hijos de Israel («las ovejas perdidas de la Casa de Israel» – Mateo 15:24) y también para el mundo entero, representado en Egipto.