Meditación

¡Nunca Te Detengas!

Siempre ten presente que: la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,

los días se convierten en años;

pero lo importante no cambia, tu fuerza y tu convicción no tienen edad.

Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.

 
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
 
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
 
Mientras estés vivo, siéntete vivo.
 
Si extrañas lo que hacías vuelve a hacerlo.
 
No vivas de fotos amarillas.
 
Sigue aunque todos esperen que abandones.
 
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
 
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
 
Cuando por los años no puedas correr, trota.
 
Cuando no puedas trotar, camina.
 
Cuando no puedas caminar, usa el bastón…
 
¡Pero NUNCA te detengas!
 Teresa de Calcuta

¿Cuánto cuesta un Milagro?

Micaela, una niña de ocho años oyó a sus padres decir que su hermanito Andrés estaba muy enfermo y que ellos no tenían el dinero necesario para pagar la operación que podría salvar su vida. «Sólo un milagro puede salvarlo», les oyó decir.

Micaela, fue a su habitación y sacó de un frasco todos sus ahorros. Vació el contenido y con todas las monedas que tenía fue a la farmacia. Esperó con paciencia al farmacéutico que estaba muy ocupado hablando con otro hombre.

Por fin, molesto, le preguntó:

¿Qué necesitas? Estoy conversando con mi hermano que vino de Chicago y al que no he visto en mucho tiempo – añadió, sin esperar que la niña respondiera su pregunta.

Es por mi hermano, – dijo la niña – está muy enfermo y quiero comprarle un milagro.

¿Cómo? – preguntó el boticario.

Se llama Andrés y tiene algo muy malo que le está creciendo dentro de la cabeza. Dice mi papá que sólo un milagro le puede salvar. ¿Cuánto cuesta un milagro?

Aquí no vendemos milagros, lo siento, pero no puedo ayudarte – contestó éste, con un nudo en la garganta.

Mire, tengo dinero para pagarlo. Si no es suficiente, conseguiré lo que falte. Dígame cuánto cuesta.

El hermano del farmacéutico era un hombre muy elegante. Se inclinó, y preguntó a la niña:

¿Qué clase de milagro necesita tu hermano?

No sé– respondió Micaela, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Lo que sé, es que está muy enfermo y dice mamá que necesita una operación, pero como mi papá no puede pagarla, quiero hacerlo yo con mi dinero.

¿Cuánto tienes?  – preguntó el señor que venía de Chicago.

Un dólar y once centavos – respondió Micaela con voz apenas audible. Es todo lo que tengo, pero si hace falta, puedo conseguir más.

¡Qué casualidad! – dijo sonriendo, un dólar y once centavos es justo lo que cuesta un milagro para tu hermanito.

Seguidamente, el hombre recogió el dinero en una mano y con la otra tomó la mano de la niña y le dijo:

Llévame a tu casa. Quiero ver a tu hermano y conocer a tus padres, para ver si tengo la clase de milagro que necesitas.

Aquel hombre bien vestido era el Dr. Armstrong, especialista en neurocirugía, quien realizó la delicada operación. Al poco tiempo, Andrés se había restablecido totalmente.

La madre emocionada comentó: Esta operación fue un milagro. ¿Cuánto habrá costado? Micaela sonrió. Sabía exactamente cuánto costaba un milagro: un dólar y once centavos…

Micaela es un gran ejemplo, ella salió de su casa convencida de conseguir el milagro para su hermano, sólo porque en su Fe e inocencia estaba el verdadero amor de Dios.

¡Sal día a día de tu casa convencido de encontrar tu Milagro!

“Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

(Hebreos 11:1)

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“Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”.

(Mateo 21:22)

«Dar lo imposible es lo que más ama Él»… ¡Pidamos cosas imposibles!

Podemos todo por la oración.

Si no recibimos nada es porque o nos falta fe o no hemos orado bastante, o porque no sería conveniente para nosotros lo que solicitamos nos sea concedido, o porque Dios nos quiera conceder otra cosa mejor que lo que pedimos.

Pero jamás no recibiremos lo que pedimos porque sea demasiado difícil de obtener; nada es imposible de obtener… No vacilemos en pedir a Dios aun las cosas más difíciles, tales como la conversión de los grandes pecadores, de naciones enteras; pidámosle más que todas, aquellas que son las más difíciles, con la confianza de que Dios nos ama apasionadamente…

Pero pidamos con fe, con insistencia, con constancia, con amor, con buena voluntad…, y estemos seguros de que si pedimos así y con suficiente confianza, seremos escuchados, recibiendo la gracia solicitada o una mejor.

Pidamos, pues, ardientemente a Nuestro Señor las cosas más imposibles de obtener, si ellas son para su gloria, y estemos convencidos que su Corazón nos las concederá, tanto más cuanto más imposibles parezcan humanamente, pues dar lo imposible es lo que más ama Él y le es más agradable a su Corazón, ¿y cómo nos ama Él?

Por  Carlos de Foucauld

Nada es imposible para Dios frase inglés

Verdad versus Razón

Razón y Verdad no significa lo mismo.

Razón es una visión a medias, como la del espejo, y Verdad es una visión total.

La Vida es un juego, no un enfrentamiento.

Ser como un niño es dejar volar la imaginación, vivir siempre sonriente, feliz sin importar lo que digan o como puedan criticarte los demás, esa es una de las mas grandes claves para acelerar este despertar y convertir todos nuestros sueños en realidad.

La nivelación del Eterno

El deseo de Nuestro Creador, en Su Intención eterna, es que nuestra alma suba de un nivel a otro, de acuerdo a Su imagen insuflada en nuestro espíritu al crearnos.

Él anhela que desde el nivel en que te encuentras hoy, aspires a subir y elevarte, aunque haya oscuridad en ese nivel. El secreto de todo es que nuestra voluntad y el deseo de superar ese nivel hará que tu alma se ilumine y entonces puedas iluminar ese nivel, comprenderlo en su propósito y tener un conocimiento superior respecto al por qué y el para qué te encuentras en él. Así lograrás también apreciar los niveles anteriores por los que has transitado y recibirás la fuerza desde tu espíritu para ser elevado al siguiente nivel superior que te está esperando.

La persona que no se percata de las oportunidades de crecimiento que nos presentan los desafíos, va a acabar quedándose atascada en la oscuridad sin oportunidad de salir, ya que YHVH hace todo con gran amor y siempre para nuestro bien.

En amistad y bendición te deseo Su Shalom!

P.A. David Nesher

Watoto: Niños que alaban más allá de toda circunstancia

Les presento al coro infantil Watoto, de Uganda (África). Tiene la misión de ayudar y apoyar a los casi 50 millones de huérfanos en África. Estos niños dicen que cantar es solo parte de su propósito ya que actúan como embajadores del Eterno Dios para crear conciencia sobre la difícil situación de los niños vulnerables de África.

El videoclip que les comparto ahora con la canción: “Oh What Love – Be Exalted” ha causado sensación en las redes sociales.

 

 

Debo destacar que cada uno de los pequeños del coro ha sufrido la pérdida de uno o ambos padres. Ellos hoy viven en las Aldeas Infantiles Watoto (que significa “niño” en un dialecto africano). Con casas, una nueva familia y educación gratuita, reciben el cuidado y la crianza que necesitan para crecer como ciudadanos productivos de su propio país. Pero lo más importante es que todos aprenden el amor de Cristo presente en sus vidas. Con la música vibrante y original africana, las rutinas de baile y las historias de vida, sus cantos y danzas se convierten en un signo de esperanza para un pueblo marcado por  las dificultades y  los sufrimientos.

 

 

Este coro inició en 1994. Desde entonces ha viajado por todo el mundo para crear conciencia sobre la lucha de los huérfanos africanos. “Todos los niños han sufrido el dolor de una pérdida, un rechazo, un abandono o de perder a las únicas personas importantes en su vida: mamá y papá”, dice Edwin Smith, líder del equipo.
watoto dance

Quiénes mejor que ellos nos pueden enseñar que nuestro Eterno Abba (Dios) nunca deja solo a nadie y que Él tiene un perfecto diseño para nuestras vidas, a fin de que manifestemos Su propósito eterno. Por eso hay esperanza y alegría en este mundo…  algo que estos niños  desean compartir con todos alrededor del planeta.Mira el impresionante video donde estos niños alaban al Eterno Dios con tanto gozo sin importar su condición o situación:

Las 5 Lecciones de Vida de un Lápiz

 

 “Me gustaría que cuando crezcas fueras como el lápiz”.
Intrigado, el nieto miró el lápiz, y preguntó al abuelo, “¿Y qué tiene de especial?
Un gran pensador escribió que ‘todo es según el color del cristal con que se mira’, y lo mismo pasa con el lápiz” –dijo el abuelo. “Si lo vemos calmadamente, encontramos que tiene cinco cualidades extraordinarias, que si logras imitarlas, harán siempre de ti una persona en paz con el mundo.
En primer lugar, al igual que el lápiz, tú puedes hacer grandes cosas, sin olvidar nunca que existe una mano que guía tus pasos. Esa mano se llama Dios. Créele, confía en Él y depende siempre de Él.
Lo segundo, de vez en cuando necesitas dejar lo que estás escribiendo y usar el sacapuntas. El lápiz sufre un poco, es cierto, pero rápidamente la punta estará afilada. También tú debes ser capaz de soportar algunos dolores que harán de ti una mejor persona.
Tercero, el lápiz tiene a nuestra disposición una goma para borrar lo que no proceda. Y óyeme bien. Corregir algo que hayamos hecho no significa que sea algo malo, sino más bien algo importante que debemos rectificar, y que nos permite mantenernos en el camino del amor a Dios y a nuestros semejantes.
Cuarta cualidad: mira bien el lápiz. Lo principal no es la madera ni su forma, sino el grafito que tiene adentro. Cuida siempre con esmero todo lo que sucede dentro de ti, ‘porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas’. (Mc 7, 21a).
La quinta cualidad es importante: el lápiz siempre deja una marca. Has de saber que todo lo que hagas en la vida, dejará trazos. Trata siempre de estar consciente de cada cosa que hagas”.

Autor: Anónimo

La Torah: una Instrucción con Claves para el Gran Cambio de tu Vida.

Por P.A. David Nesher

En  los días actuales, muchos son los seres humanos que peregrinan por la vida anhelando volver a los antiguos caminos que siempre permitieron a la humanidad llegar a la plenitud de su devenir existencial. En un sistema de cosas que ha construido un mundo que carece de confianza en sí mismo y de propósito espiritual, son cada día más los humanos que sienten el anhelo de un sistema que pueda llevarlos a la autorrealización.

Un seguidor de este blog, que reside en Europa, me consultó en forma privada acerca de cuál es el método que permitirá a la humanidad venidera (nuestros hijos) «sobrevivir» como seres humanos comprensivos, afectuosos y evolucionados. Primeramente, le respondí que en el diseño original del Padre Eterno no estamos llamados a sobrevivir ya que Él no nos creo para que evolucionemos como especie, sino más bien para que crezcamos espiritualmente promocionándonos los unos a los otros desde el servicio de amor. Por ello, el secreto reside en animarnos a llevara a cabo un revolución en nuestra visión del significado de la vida. Para ello, deberemos primeramente humillarnos reconociendo que hemos estado errados en la manera de transitar la vida, y desde ese nivel de humildad someter nuestros corazones a la Instrucción de Aquel, que siendo nuestro «fabricante» (Creador) ha dejado codificado en Su «Manual» (Las Sagradas Escrituras) todos los lineamientos que permiten al hombre que los estudia alcanzar sus metas venciendo intensas pruebas personales y trastornos sociales.

Es urgente que los que hemos despertado nuestras conciencias a Su Torah (Instrucción) nos sumerjamos de lleno en el estudio de Sus enseñanzas a fin de iluminar este mundo desde nuestros hechos como si estos fuesen minúsculos fragmentos de Su Luz que iluminan los innumerables niveles de Su profunda Verdad. De este modo contagiaremos a las multitudes a embarcarse en la aventura espiritual a la que el Espíritu Santo está invitando para que los hombres determinen en forma práctica y exitosa su destino.

En estos 23 años de servicio pastoral, he descubierto que todos los seres humanos intentan, día a día, darle un sentido, un propósito, a sus vidas. Todos luchan cotidianamente desde sus distintas funciones y responsabilidades, aspirando alcanzar cierta claridad de visión y fortaleza de convicción. Pero, desgraciadamente también he experimentado, que muy pocos nacen con la capacidad para actuar instintivamente o, mero dicho intuitivamente, en su propósito innato de acuerdo al diseño celestial que los preside.

Hoy, el Eterno Dios movilizó mi alma para escribir estas líneas con la intención de que las enseñanzas de la Torah, según Yeshúa el Mesías, puedan resultar relevante en la vida cotidiana de muchos de Uds. y, al mismo tiempo, le proporcionen al lector que así lo quiera el sabor de su objetivo original: desarrollar un hombre sobrenatural y no un fanático religioso.

Para ello, invito al lector a que se deje conducir día a día desde estas líneas por un viaje espiritual que le permitirá transitar los senderos asombrosos de la fe de Abraham. Las metas de estos caminos permitirán la comprensión de uno mismo y el dominio personal de aquellas áreas que el alma no sabe controlar.

Así, usted amado lector descubrirá que la clave de la felicidad se halla en nuestra capacidad para sacar nuestra parte positiva al momento de tomar cada decisión. De ese modo, hasta lo que parezca adversidad tendrá un final con sabor a miel, símbolo de la proverbial bendición divina disfrazada.

¡Estoy orando por vuestras vidas para que se animen a aceptar este desafío divino!

El Precio de la Segunda Guerra Mundial

La guerra que fue desde 1939-1945 gastó 375.000 millones de dólares.
Con este dinero se habría podido ofrecer a cada familia de toda América y Europa una casa de 20.000 dólares, con un mobiliario de 6.000 dólares, más un regalo en metálico de 25.000 dólares. 
Si queremos ver en EQUIVALENCIAS, su destrucción se hace más dramática:
  • El precio de un tanque equivale al de 84 tractores.
  • El precio de un torpedo equivale al gasto de 15 días de vacaciones para 1.000 niños.
  • El precio de un submarino equivale al de la construcción de 35 sanatorios comunitarios.
  • El precio de un porta-aviones permitiría alimentar a 400.000 personas por un año.
  • El precio de un bombardero permitiría la construcción de 30 escuelas con 20 aulas cada una.
  • Con el gasto de una división blindada se construirían 32.000 casas de cuatro cómodas habitaciones.

Más aún: la construcción de un bombardero pesado supone unos cuatro millones y medio de dólares, y su manutención, sólo en piezas de repuesto, unos dos millones de dólares anuales: es decir, todo lo que Suecia presupuestó en el año 1949 para la protección de la infancia y la maternidad. 
Después de leer esto: ¿Tienes alguna reflexión para compartir?

Destruir Enemigos

Me enteré acerca de un antiguo emperador chino que tuvo la intención de conquistar el país de sus enemigos y de destruirlos a todos.
Más tarde se lo pudo observar como compartía la mesa con sus enemigos, chisteando y divirtiéndose mucho.
Alguien, asombrado por la escena, le preguntó:
_ Pero… ¿cómo?… ¿No era que querías aniquilar a tus enemigos?
Contestó el emperador:
_ Los he aniquilado… ¡Los convertí en mi amigos!

El Ministerio de la Reconciliación ¿Juicio o Restauración fraternal?

Una de las embestiduras maravillosas que el Mesías nos ha entregado como redimidos es el «ministerio de la reconciliación» (2Corintios 5:18); dentro del ejercicio de este servicio se encuentra la corrección fraterna el acto del amor perfecto derramado en nuestros corazones. Esta acción es una de las muchas formas de mostrar preocupación por la salud espiritual de los demás integrantes del Cuerpo redentor del Mesías. A pesar de ser una práctica que se remonta a los tiempos de las primeras comunidades, ha sido “bastante olvidada” en nuestros días.
Cuando pensamos en actos de amor fraternal, pareciera que nuestros pensamientos de los solamente se concentraran en las “obras corporales de servicio caritativo” que se dirigen a las necesidades físicas de nuestros allegados  como dar de comer al hambriento, dar vestidos o emplear voluntariamente nuestro tiempo para atender a los enfermos, pero guardamos silencio total sobre nuestra responsabilidad espiritual hacia nuestros hermanos y hermanas. Pareciera que la actitud errada de Caín prevaleciera en nuestras almas; ninguno quiere ser «atalaya de su hermano».
Sin embargo, esto no era así en las comunidades de los primeros siglos, aquellas comunidades que
eran maduras en la fe. Ellas, en su diario convivir, se ocupaban no sólo por la
salud física de sus hermanos, sino también, y prioritariamente, por su salud
espiritual y su destino en el Propósito Eterno de Dios.
La corrección fraterna de cara a la salvación eterna era, en aquellas comunidades de fe, la práctica de la advertencia al prójimo por parte de otro con el propósito de que enmiende su conducta pecaminosa o, si es posible, prevenirla. 
Toda la Escritura, especialmente las líneas neotestamentarias, claramente exhorta al Pueblo del Eterno a ejercer la corrección fraterna. En Mateo 18:15-18, nuestro mismo Mesías dice:
 «Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. De
cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el
cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.»
Evidentemente para nuestro Señor, y sus primeros apóstoles, señalar las faltas de nuestros hermanos es un gran servicio, pero sólo si es inspirado por el amor y por el deseo profundo de ayudarlos a caminar más rectamente por los caminos del Propósito del Señor. Desde este protocolo del amor perfecto, será necesario que entendamos que antes de señalar las faltas de los demás, deberemos asegurarnos de que estamos preparado para dejar que los demás nos corrijan.
La reprensión o exhortación mesiánica fraternal nunca encuentra su motivación en un espíritu de acusación o recriminación, pro el contrario siempre deberá moverse por la dinámica del amor y la misericordia, y así brotar de una auténtica preocupación por el bien del otro. De este modo, la corrección fraternal se convierte en una calle de doble dirección, una avenida del verdadero amor, que después de todo es la mejor definición del diálogo. Recordemos que la Escritura nos dice que incluso «el justo cae siete veces» (Proverbios 24, 16), y que «todos somos débiles e imperfectos» (1 Juan 1, 8).
Retomando el espíritu escondido en las letras de Mateo 18:15-18 encontramos que para Yeshúa no sólo existe la corrección activa, sino también la pasiva. Es decir que no sólo existe el deber de corregir, sino también el deber de dejarse corregir. Es justamente aquí donde se ve si uno es suficientemente maduro para corregir a los demás en el poder del amor fraternal. ¡Quien quiere corregir a alguien tiene que estar dispuesto a ser corregido!
En la cultura relativista actual, que domina lamentablemente la mente de la mayoría de creyentes evangélicos, la “corrección mesiánica fraterna” parece siempre un juicio. Si embargo, el tema de fondo y forma, es que estamos llamados a hacer juicios sobre las acciones, aunque sólo el Eterno Dios puede juzgar a las personas con el fin de condenar o justificar. Ante esto, debemos pues admitir y darnos cuenta de que no todas las elecciones son buenas, y la corrección fraterna debería ser una consecuencia de ello.
La Iglesia madura siempre reconoce que hay ciertos juicios que nos están prohibidos. Por ejemplo, no podemos valorar si somos mejores o peores que los demás antes que Dios. Tampoco podemos comprender siempre (y juzgar) la culpabilidad última o las intenciones culpables de otra persona como si fuéramos el Eterno. El verdadero creyente en el Mesías sabe que no todo juicio está prohibido, algunos juicios son obligados. La corrección al pecador es tan caritativa como virtuosa (Santiago 5:20).
Así considerado resulta que la corrección fraterna, con todo, se sostiene sobre ciertos fundamentos, incluyendo, primero, la conciencia de que la verdad existe y de que los actos son a veces objetivamente erróneos; y segundo, la comprensión de que los seres humanos estamos afectados por el pecado, habiendo sido creados para la salvación eterna de Yahvéh en el Mesías.
Sin embargo, y pese a todo esto, en una dictadura del relativismo como la que impera en el sistema de cosas actual, estos principios no son reconocidos. Los habitantes del mundo, sujetos a esa dictadura, prefieren vivir su día a día en coexistencia, sin valorar el ejercicio que exige la convivencia.  Se prefiere la ausencia de opiniones y valores morales ‘rígidos’, y se acepta la falsa imagen de ser alguien «tolerante» y de «mente abierta». Este estilo de persona generalmente profesará alguna variante del relativismo, sosteniendo el oscuro cliché de «esa es tu verdad y esta mi verdad» por lo tanto «tu a lo tuyo y yo a lo mío«, como una filosofía personal certera y conveniente. Muchos en esta línea de pensamiento, entre ellos la mayoría de los evangélicos,  se consideran ejemplares de una iluminada actitud a la que la civilización le ha costado llegar, y si se les intima a ello, admitirán sentirse ligeramente superiores a todas esas pobres almas de las generaciones precedentes forzadas a plegarse bajo obligaciones morales y religiosas. Por esto, la actitud de aquellos cristianos que, por respeto humano o por simple comodidad, se adecuan a la mentalidad relativista común, en lugar de poner en guardia a sus hermanos acerca de los modos de pensar y de actuar que contradicen la verdad y no siguen el camino del bien revelado por Yahvéh en Su Instrucción (Torah).
Evidentemente para corregir fraternalmente al hermano, debemos reconocer la existencia de la Verdad, y si la rectitud o equivocación de un acto. No obstante, no es una invitación a hacer juicios, o a intentar juzgar al otro como sólo Dios puede hacerlo.
Es necesario entender que la corrección fraterna tal y como la manda nuestro Amado Mesías es “una aplicación espiritual del principio de subsidiariedad» que establecía en Israel que todos los asuntos deberían solucionarse primero al nivel más local posible, y sólo cuando no se pueda solucionar a nivel local es cuando debería llevarse al siguiente nivel de autoridad. La exhortación de Yeshúa proscribe la murmuración o la queja de los demás sobre algo mal hecho. Al contrario, dice el Señor, lleva el problema al hermano que está cometiendo el pecado. Él claramente está mandando que el problema se resuelva primero a un nivel local. Este principio de subsidiariedad va contra nuestro primer instinto cuando nos sentimos heridos, que es quejarnos a alguien. Decirlo a un tercero, y luego a un cuarto, y luego a un quinto a todos los que están alrededor, excepto a la persona a la que estás criticando. Es que lamentablemente para los hombres es más fácil murmurar, desahogarse con alguien, sin buscar estar cara a cara con el ofensor. Pero lamentablemente esto no encauza ni resuelve el problema, y mancha la reputación de esa persona. 
Pero si ese hermano ignora la corrección dada individualmente, entonces deben encontrarse dos o más hermanos, que sirvan de testigos en esta preciada tarea del ministerio de la reconciliación. Sigue estando presente el principio de subsidiariedad: tomar a uno o dos hermanos que ven lo mismo; ir al siguiente nivel de autoridad. Al dar este segundo paso surgen dos consecuencias positivas: el testimonio de uno o dos testigos que da mayor peso a la situación, dado que al menos dos personas están de acuerdo. Esto motiva más al pecador a corregir su camino. Pero además tener que buscar a otros dos o tres constituye un examen de la propia percepción del hermano que corrige. Obliga este último a preguntarse: «ese pecado que veo en mi hermano ¿es sólo un problema mío, de mi propia personalidad  y una forma equivocada de ver las cosas? ¿O los demás están de acuerdo conmigo?«
Si el hermano ignora también a esos dos o tres, el próximo paso que señala el Maestro es llevarlo a la Asamblea (Iglesia). De este modo, el Mesías vuelve a prohibir el murmurar en general. La comunidad de la Iglesia está actuando con amor, y seguramente con el testimonio de tantos, el pecador se verá impelido a corregir sus caminos. De este modo tendrá muy pocos argumentos para persistir en su negativa. Es interesante destacar que aquí Yeshúa no está hablando de una humillación pública sino de un intento de traer con amor a esa persona de vuelta. Es que el amor no hace mal al otro. Por el contrario, lo acoge y lo restaura, restituyéndolo a su peregrinación de fe.

Oración para comenzar a estudiar

Bendito y Eterno Dios,
mi Creador,
Tú eres el Altísimo, 
el principio y fuente verdadera de Luz y Sabiduría.Te pido  que infundas el rayo de tu claridad sobre las tinieblas de mi inteligencia,
removiendo la doble oscuridad con la que nací: 
la del pecado y la ignorancia.

¡Tú, que haces elocuentes las lenguas de los pequeños, instruye la mía, e infunde en mis labios la gracia de tu bendición!

Dame penetración para entender,
memoria para retener, 
método y facilidad para atender, 
sutileza para interpretar
y gracia abundante para hablar.

Dame acierto al empezar,
dirección al progresar
y perfección al acabar.

¡Oh Señor! Eterno Dios que vives y reinas por los siglos de los siglos!

 Amén

Autor: Tomas de Aquino

Keila, José, y el amor en la fecha equivocada

Ellos son Keila y
Josué. Llevan ya 10 años de casados.  
Como cualquier pareja, han tenido
momentos espinosos durante su matrimonio.  Sin embargo, de todos esos
momentos difíciles, si duda el más amargo fue la infidelidad de Keila hace
3 años atrás.  Fue un hecho devastador, especialmente para Josué.  No
obstante, tras muchas sesiones de consejería matrimonial, Josué decidió
perdonar la infidelidad de Keila, y por mutuo acuerdo determinaron darse una nueva
oportunidad.
Acercándose
el mes de diciembre, Keila decide hacer algo especial para su marido: celebrar
su cumpleaños. La fecha es clave e inolvidable para ella: el 25 de diciembre.  Para eso, Keila planifica hacer una cena
romántica con velas y vino de alta calidad.  El día es perfecto para ello,
pues Josué estará fuera de su casa por unas horas realizando algunas
diligencias, lo cual dará tiempo suficiente a Keila para preparar la cena.
Finalmente,
llegó el día esperado.  Poco después del mediodía, Josué se despide de su
esposa y sale a realizar las diligencias planificadas. 
Keila, emocionada,
comienza los preparativos para sorprender a su marido.  Primero que nada,
ella limpia toda la casa y cambia las cortinas, manteles y alfombras. 
Luego cocina la cena que tenía planificada y deja todo preparado para la
llegada de su marido.  Por último, se da un baño, se viste con el traje
favorito de su esposo, se maquilla y se perfuma.  Una vez termina, da los
últimos toques a la mesa de la cena y se sienta a la misma para esperar la
llegada de su amado.
Como a eso
de las seis de la tarde, Keila escucha el auto de su esposo, y emocionada se
acerca a la puerta de entrada.  Cuando Josué abre la puerta, Keila lo
abraza, lo besa, y le susurra al oído:
“¡Feliz
cumpleaños, mi amor.  Estaba deseosa de verte nuevamente!”.
Josué estaba
petrificado.  No se esperaba algo así.
Keila lo mira a los ojos,
esperando alguna respuesta.
De momento,
los ojos de Josué comienzan a humedecerse.  
Keila se llena de ansiedad,
esperando alguna respuesta de su marido.  En ese instante, Josué inclina
su rostro y se cubre el mismo con la mano.  Luego remueve su mano del
mismo, y con el rostro aun inclinado, le dice lloroso:
“A la verdad
no esperaba esto de ti…”
Keila estaba
confundida.  Ella no esperaba una reacción así de su marido.  “¿No se
supone que esté alegre?
”, pensaba.  Luego le dice:
“¿Mi amor,
pero que sucede?”
Josué le
contesta:
“Keila, a la verdad agradezco tu gesto y todo lo que hiciste por mí. 
Eres la mujer de mi vida, y a pesar de todo lo ocurrido, aún te amo…pero hoy
no es mi cumpleaños.”
El semblante
de Keila cambió.  No sabía que decir ni cómo actuar.  En su corazón
había una mezcla de sentimientos que apenas podía manejar: frustración,
tristeza, confusión, desilusión y coraje.
Hubo un
silencio sepulcral.  
De momento, y todavía lloroso, Josué le dice:
“Keila, mi
cumpleaños ya pasó hace un par de meses.”
Hubo otro
lapso de silencio.  Keila estaba sumamente avergonzada por el grave error
que había cometido.
Luego de
varios segundos y lágrimas más, Josué limpia su rostro con un pañuelo, mira fijamente
a los ojos de Keila, y con un tono de voz firme y serio le dice:

“Keila, una pregunta, ¿no
era el 25 de diciembre el día de cumpleaños de tu amante?”

¿Cómo es tu Visión Mental?

«Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley».
(Salmos 119:18)

¿Usa usted lentes?

¿Qué también ve sin ellos?

¿Sabía que más importante que la visión física….es la visión mental?

¿Cómo es su visión mental (cosmovisión)? 

Hágase el siguiente análisis para averiguar cómo usted ve las cosas.

1. ¿Cuándo escucho una nueva idea por primera vez, ¿veo el potencial en ese nuevo pensamiento?

(a) La mayoría de las veces.
(b) Algunas veces.
(c) Pocas veces.

2. ¿Comparto nuevos pensamientos con otros la mayor parte del tiempo, o por lo general los demás son los que lo hacen?

(a) Comparto ideas nuevas la mayoría de las veces.
(b) Comparto y recibo por igual.
(c) Los demás habitualmente comparten ideas conmigo.

3. ¿Cómo pienso cuando estoy en un grupo y se produce un nuevo problema que requiere decisión?

(a) Me uno a los demás.
(b) Me alegro de que no tengo que tomar decisiones.
(c) Soy responsable al alentar a los otros a tomar decisiones responsables.

4. En general, ¿cómo veo la vida?

(a) Difícil.
(b) Desafiante.
(c) Buena y mala, depende de la situación.

5. ¿Cómo reacciono ante las responsabilidades?

(a) Las acepto.
(b) Las dejo pasar.
(c) Las rechazo.

Resultados:


Si usted es líder y tiene visión mental a la distancia, sus respuestas fueron probablemente (1) a; (2) b; (3) a; (4) c; (5) b. 

Si usted es de visión mental corta, sus respuestas probablemente fueron (1) c; (2) c; (3) b; (4) a; (5) c.

Necesitamos enfocar nuestra vista mental para que no perdamos el camino en el transcurso de nuestra existencia. 

Recordemos, Jesús es la Luz de la vida. Él puede iluminar nuestra manera de pensar a través de la Torah (Instrucción) del Padre Eterno en nuestras vidas.

¡Vale la pena tenerlo a él para que pueda guiarnos el resto del camino!

«El Señor abre los ojos a los ciegos; levanta a los caídos; ama a los justos».
(Salmos 146:8)

Tus Problemas dentro de 10 años

Cuando el cielo esté gris, acuérdate cuando lo viste profundamente azul.

Cuando sientas frío, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.

Cuando sufras una temporal derrota, acuérdate de tus triunfos y de tus logros.

Cuando necesites amor, revive tus experiencias de afecto y ternura.

Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría.

Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos y besos
que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti
han brotado.

Si esto has tenido, lo puedes volver a tener y lo que has logrado, lo puedes volver a ganar.

Alégrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los
demás, acéptalos tal cual son; desecha los recuerdos tristes y
dolorosos, y sobre todo no tengas ningún rencor, no te lastimes más.

Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad.

Recorre tu vida, detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez.

Visualiza aquel atardecer que te emocionó. Revive esa
caricia espontánea que se te dio. 

Disfruta nuevamente de la paz que ya
has conocido, piensa y vive bien.

Allí en tu mente están guardadas todas las imagines; ¡Y sólo tú decides cuáles has de volver a mirar!

No hay carga que se nos de y no tengamos la capacidad de llevar.

Busca siempre vivir el presente aprendiendo del pasado, no cargues con situaciones y problemas que ya han pasado.

Piensa en esto:

¿Cuál era tu mayor problema hace 10 años? Probablemente ahora sea nada.

Ahora, si dentro de 10 años tus problemas actuales no van ha ser nada, ¿Por qué vivir tristes por ellos?

Por sobre todo, acuérdate de tu Creador. Él siempre se acuerda de ti.

Autor Desconocido.

Si la Culpa te confronta, busca el Poder del Perdón

  • – Encuentre la fuente verdadera de su culpa. (2 Timoteo 3:16)
  • – Localice cuál es la verdad cuando sea atacado por Satanás. (Isaías 54:17)
  • – Pase tiempo renovando su mente. (Efesios 4:22-23)
  • – Entienda que Dios cumple lo que dice. (Efesios 1:7-8)
  • – Reconozca la responsabilidad de su pecado. (1 Juan 1:9)
  • – Deje de vivir en el pasado. (Isaías 43:18)
  • – Observe que Dios alinea sus sentimientos con los hechos cuando usted obedece. (Hebreos 10:36)
  • – No trate de vivir sin Cristo. (Gálatas 2:20)

La Biblioteca del Eterno Dios

«Y vi a los muertos grandes y pequeños de pie ante Dios y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego» 
( Apocalipsis20:15)

Es muy interesante, especialmente en este día tan importante de Yom Kippur o Día del Perdón, ver en las Sagradas Escrituras esta mención de los libros que el Eterno abre en los días de juicios y que en las congregaciones babilónicas se omite a causa de la ignorancia.

¿Qué significa que hayan libros en el Cielo? Entendemos que cuando alguien, aquí en la Tierra, quiere recordar algo, porque anhela que no se olvide, se asegurará de dejarlo registrado a través de la anotación en un libro. Todo ser pensante sabe que siempre lo que está escrito en un libro tiene mayor seguridad, mayor firmeza, que aquello que simplemente se dice y después se puede olvidar.

Aquellos que son categorizados bajo el título de los Libros del Cielo, son registros en los cuales están consignados los nombres y los actos de los hombres, especialmente los justos. Estos son los que determinarán los fallos del juicio final. El profeta Daniel dice: «El Juez se sentó, y los libros se abrieron«. Juan, describiendo la misma escena en el Apocalipsis, agrega: «Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:12).

Nos esforzaremos en la tarea de escudriñar las Escrituras con el objetivo de encontrar en ellas cuáles son estos libros que son abiertos delante del Trono del Eterno.

El «Libro del Diseño Divino»: los códigos del verdadero Yo.

El rey y profeta de Israel David salmodiando profeticamente reveló lo siguiente:
«Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos, a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo.»
(Salmos 139:13-18).
David nos muestra lo que sucedió con nosotros antes de nacer; en el período de gestación en el vientre de nuestra madre. Él habla en este salmo de un libro, y de que en ese libro estaban escritas aquellas cosas, de cada ser humano, que fueron formadas en el útero materno. Podríamos llamarlo el ‘libro del diseño‘. En este libro estaban escritas las características de nuestra personalidad, de nuestro cuerpo, de nuestro carácter. Estaban escritas las características íntimas y las características externas de nuestra persona. La ciencia denomina a una parte de este libro código genético. Una de las pruebas más grande de la existencia del Eterno Dios es el ADN (el código genético hereditario) en el que está concentrada toda la información única de cada ser humano como si fueran 80 enciclopedias británicas en cada una de nuestras células. Esta información organizada en códigos requiere de un diseño inteligente ya la información asombrosa que el ADN tiene no puede surgir de la nada.
Quisiera destacar que este libro que menciona el Salmo 139, que denominado el libro de diseño, fue escrito antes de que nuestros padres se conocieran; se confeccionó antes de la Creación, y en este libro el Eterno Dios dejó codificado todo lo que nosotros seríamos. En este libro quedó evidenciado que el Creador diseñó para cada uno de nosotros una conformación psicológica y física única e irrepetible. Todo lo que nosotros hemos llegado a ser después en nuestras vidas estaba escrito en ese libro de diseño, sin faltar nada. ¿Por qué unos somos altos, otros bajos, por qué tenemos una conformación estilizada, o menos estilizada, o por qué tenemos ojos claros u oscuros, o la forma de la nariz, la boca, o la mirada, por qué somos lo que somos?

Todo eso estaba escrito en ese libro y este libro lo escribió Yahvéh, nuestro Dios. Él determinó las características que habíamos de tener; y tan perfecto es su diseño y tan maravillosa es la capacidad creativa del Eterno, que no hay ningún diseño igual a otro. No hay ninguna persona igual a otra; todos nosotros somos únicos. Un ejemplo rápido y muy práctico de esto, son las huellas digitales de cada uno de nosotros. Ellas son absolutamente únicas y revelan el diseño característico peculiar y único que nosotros tenemos, y eso estaba escrito en el libro de diseño de Dios.A continuación me permitiré contarles una historia que de alguna manera les ayudará a entender esto:

«Había cierta vez un pastor predicando un mensaje, y hablaba sobre el Juicio Final. Estaba describiendo en forma muy detallada el momento en que los hombres tendrían que comparecer ante el Gran Trono Blanco. Detrás del Eterno Dios había una cortina y delante, parados en línea, estaban los que serían juzgados. Entonces Yahvéh hace una señal con la mano y de detrás de la cortina aparecen seres de una belleza indecible, radiantes de esplendor. Cada uno de ellos se para frente a los que estaban siendo juzgados, uno con cada uno. Los que estaban siendo juzgados nunca habían visto seres como esos, tan preciosos, tan refulgentes. Entonces le preguntan a Dios: ‘¿Quiénes son estos?’. Y Dios les dice: ‘Estos son ustedes, tal como hubiesen sido si hubiesen escuchado mi voz’. En ese momento ellos se dan cuenta de lo que han perdido, y, avergonzados, y son echados al Lago de Fuego siendo conscientes de la oportunidad que perdieron por rechazar la voz del Eterno Dios«.

Cuando leí esta historia quedó perfectamente ilustrada la idea bíblica de que existe un ‘yo real‘ (ego) y un ‘yo ideal‘. Es decir, que en la historia de cada ser humano, existe la persona que cada hombre llegará a ser y que será cotejada con la persona que el Eterno Dios concibió y se propuso que yo fuese. Esto significa que cada ser humano tiene la opción cotidiana de vivir la vida diaria a nivel de lo inmediato, no mirando más allá, o puedo proseguir a la meta, mirando lo que está delante, al yo ideal, al yo perfecto, que el Eterno de antemano diseñó para que fuera.

¿Cómo será el yo ideal de cada ser humano? Necesariamente es un yo muy parecido al modelo original, el Mesías (Cristo). El «yo ideal», de cada hombre, fue pensado para manifestar a Cristo, al mostrar las características peculiares y únicas de cada persona humana.

El «Libro de Memoria»: un acta celestial para el recuerdo eterno.

Los invito a leer en el libro del profeta Malaquías (3:16), donde dice:
«Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Yahvéh, y para los que piensan en su Nombre«.

Aquí el profeta está revelando la existencia celestial de lo que se denomina el libro de memoria donde se registran los hechos, las cosas que suceden a los que temen al Señor; un libro de memoria para que el Eterno Dios pueda recordar las cosas que hicimos. Evidentemente, este no es un libro para condenar. El profeta revela que es para los que temen al Señor y para los que piensan en Su Nombre. Se entiende entonces que este es un libro de recompensas. Malaquías vivió en días de profunda crisis, en los cuales el pueblo se había apartado de los códigos que el Eterno Dios revela en Su Torah (Instrucción). Sin embargo, aun en esas circunstancias, Dios está atento a lo que hace su remanente fiel, para tomar nota de su fidelidad. Igual ocurre hoy en día. El pueblo de Israel se encontraba en una situación espantosa. Los sacerdotes habían descuidado sus deberes, y la gente se había entregado a prácticas que manchaban el nombre de Dios, tales como la hechicería, el adulterio y el fraude (Malaquías 2:8; 3:5). Sin embargo, en medio de esa corrupción moral y espiritual, un pequeño grupo de israelitas se mantuvo leal a Yahvéh. ¿Qué hicieron para lograrlo?El profeta nos lo explica: “Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero”. El temor del Eterno Dios es una cualidad muy deseable. Aquellos israelitas fieles sentían un profundo respeto por Yahvéh y concentraban sus mentes en no desagradarlo. Además, dice el pasaje que “hablaron cada uno a su compañero”. Esto pudiera indicar que llegaron a reunirse para alabar a Yahvéh y animarse mutuamente, lo cual los ayudó a mantener su fidelidad y pureza. Por causa de esta actitud mental corporativa, el Eterno, oyó sus conversaciones y abrió un libro de actas dónde se escribió lo suyo para recuerdo celestial. Ese libro contiene los nombres de todos los que han servido lealmente a Dios. El hecho de que se le llame un “libro de memoria” indica que Yahvéh nunca olvidará a sus siervos fieles ni lo que han hecho para glorificarlo: sus buenas obras, palabras y pensamientos. Él quiere recompensar con vida eterna a todo aquel cuyo nombre esté escrito de forma imborrable en ese libro (Salmo 37:29).

Así pues, el Señor lleva un libro de memoria exacto, perfecto y completo de toda la obra de amor que los hijos de Dios hacen por causa de Su Nombre. Desde esto, nos damos cuenta que cada una de las palabras de fe dicha por un santo, cada uno de sus actos de amor, están registrados en el Cielo. Hay un libro de actas divino que registra todo pensar y obrar de los justos. A esto se refiere Nehemías cuando dice: «¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, . . . y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios!» (Nehemías 13:14). En el «libro de memoria» del Eterno Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: «Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma: ¿no están en tu libro?» (Salmo 56:8).

Este libro de memoria es un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. «Pues que Dios traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala» (Eclesiastés 12:14). Yeshúa mismo se refirió a este libro al decir: «…de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio«… «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:36, 37). Los propósitos y motivos secretos aparecen en este registro infalible, pues Dios «sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones» (1 Corintios 4:5). «He aquí que esto está escrito delante de Mí: . . . vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente dice Yahwéh» (Isaías 65:6, 7).

Evidentemente la obra de cada ser humano, especialmente la de aquellos que temen a Yahvéh, pasa bajo la mirada del Eterno Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad, ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en este libro de actas o memoria, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue registrado por el ángel anotador, que oficia en la confección de este libro.

El Señor dice que ni un vaso de agua dado a uno de sus discípulos, por pequeño que sea, quedará sin recompensa. Hay recompensa de justo a quien recibe a un justo y hay recompensa de profeta a quien recibe a un profeta (Mateo 10:41-42). Estas distinciones, tan sutiles a nuestro entender, nos indican que todo lo que el Señor hace es perfecto, y que todo está consignado a cabalidad. Nadie podrá decir en aquel día: ‘Señor, a ése le estás dando más recompensa de lo que merece’, o ‘A mí me estás dando menos de lo que merezco’. El Señor tendrá el detalle de todas las cosas que hicimos por amor de Su Nombre.

Sin lugar a dudas, es animador saber que Yahvéh valora todo lo que hacemos a fin de adorarlo de la manera correcta. Ahora bien, las palabras de Malaquías 3:16 nos deben impulsar a hacernos una importante pregunta: “¿está mi nombre escrito en el ‘libro de memoria’ del Eterno Dios?”. Lo estará si procuramos que nuestras obras, palabras y pensamientos sean algo que Yahvéh quiera recordar.

Libro de la Predestinación: el Acta de la Elección Divina.

Yendo a la Escritura para conocer lo referente a este libro, leeremos la epístola paulina a los Romanos que dice:
«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos».
(Romanos 8:29)

Aquí se habla de un conocimiento anticipado. «…a los que antes conoció» se refiere a un período anterior a la fundación del mundo. El apóstol Pablo dice»…los predestinó», eso significa que antes de que nosotros, los escogidos, naciésemos ya estábamos considerados en el corazón del Eterno Dios, ya estábamos predestinados para que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que fuésemos dibujados, diseñados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Todos nosotros fuimos diseñados para ser hechos según la imagen de Cristo y esto está escrito en los códigos de un libro que podríamos denominar el «libro de la predestinación«.Haber sido predestinado no significa que ya se es salvo o que algunos «vienen o nacen salvos«. Aunque en el sentido objetivo si se es escogido se es salvo desde antes de la fundación del mundo no es así en el sentido subjetivo. Todos los hombres nacen condenados y todos son hijos de ira y necesitan la salvación que es por medio de Cristo…

 

«…Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),… «
(Efesios 2:1-5)

 

Eso es lo que dicen las Sagradas Escrituras claramente. Y si la Palabra revela la Verdad, entonces las otras interpretaciones tienen que ser falsas por obligación.

«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó«.
( Romanos 8:28-30)

El ser escogidos y predestinados no significa que ya se es salvo automáticamente y no se necesita arrepentimiento de pecados. El hombre que escucha el mensaje necesita:

  1. Creer al Evangelio del Reino de Dios en Yeshúa el Mesías para ser salvo,
  2. Recibir a Yeshúa como el Cristo Divino y Dueño de su vida por medio de la fe (es sellado con el Espíritu Santo recibiendo la Torah de la promesa para el día de la redención) .
  3. Permanecer en la fe hasta el fin.

Aunque delante del Eterno Dios esto es un hecho seguro que tuvo lugar desde antes de la fundación del mundo, y fueron perdonados los pecados en la cruz, el proyecto escrito debe de ser desarrollado a totalidad.

El Libro de la Vida: el Acta que se escribe con la Sangre del Cordero.


Al leer Apocalipsis 13:8 y 21:27, encontramos referencias al “Libro de la Vida del Cordero,” llamado también, en su forma simple, el «Libro de la Vida«. En él están los nombres de todos aquellos que han sido lavados por la Sangre del Cordero de Dios, Yeshúa, el Mesías divino. De la misma manera, Apocalipsis 3:5 se refiere al Libro de la Vida, en el cual se encuentran los nombres de los creyentes en el Señor. Este verso también pone en claro que, una vez que un nombre es escrito en el libro de la vida, Jesús promete que nunca lo borrará, respaldando una vez más la doctrina de la seguridad eterna. El Señor Jesús, quien está hablando a las iglesias en esta parte del Apocalipsis, promete reconocer a los Suyos ante Su Padre. Por el contrario, Apocalipsis 20:15 revela el destino de aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida – la eternidad en el lago de fuego (Salmo 69:28).

El Cordero “que fue inmolado desde el principio del mundo” tiene un libro en el cual están escritos los nombres de todos aquellos que han sido redimidos por Su sacrificio. Ellos son los que entrarán en la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:10), y quienes vivirán para siempre en el cielo con Dios. Estos son aquellos que superaron las pruebas de la vida terrenal, demostrando que su salvación fue genuina.

El Libro de la Vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: «Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos» (Lucas 10:20). Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, «cuyos nombres están en el libro de la vida» (Filipenses 4:3), nuevamente, identificando el Libro de la Vida como un registro de los nombres de aquellos que tienen la salvación eterna. . El profeta Daniel, vislumbrando un «tiempo de angustia, cual nunca fue«, declara que el pueblo del Eterno Dios será librado de vivir esto, al decir, «todos los que se hallaren escritos en el libro» (Daniel 12:1). Y el apóstol y profeta Juan dice en el libro de Revelación (Apocalipsis) que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres «están escritos en el libro de la vida del Cordero» (Apocalipsis 21:27).

A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe el poder redentor de la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la Torah (Instrucción) del Eterno, sus pecados han sido borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: «yo, yo Soy aquel que borro tus transgresiones a causa de Mí mismo, y no Me acordaré más de tus pecados» (Isaías 43:25). Jesús dijo: «A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32, 33).

De acuerdo a lo revelado por las Sagradas Escrituras, aquellos seres humanos que no han sido salvos tendrán que dar cuentas por cada acto pecaminoso que han cometido. Todas y cada una de las cosas que han hecho saldrán a la luz delante del Eterno Dios y delante de millones y millones de personas que van a ver como en una pantalla enorme de cine todo lo que han hecho a la luz, y todo lo que han hecho en secreto desde el día que nacieron hasta el día que murieron. El libro de Apocalipsis dice: “los libros fueron abiertos” y todas las obras de los hombres que estén escritas en esos libros serán expuestas. El Eterno Dios lleva la cuenta de todo y aunque muchos piensen que las cosas que hacen a escondidas nadie las sabe, está equivocado de lleno. Él lo ve todo y cada acción está quedando grabada en los libros celestiales con el nombre de cada uno. En Su día, El Eterno juzgará a cada hombre que ha rechazado el regalo de la salvación en Su Mesías y la gracia divina en Su Hijo Jesús, de acuerdo a las cosas escritas en esos libros.

¿Y EL DISCERNIMIENTO?

Por – Chuy Olivares
Así discierne el mundo:

A los engañadores se les llama hábiles.

A los hombres fieles a su esposa y que cuidan a su familia se les llama mandilones.
A la desnudez se le llama arte.
Al robo en la administración pública se le llama bono o compensación.
A la conciencia cauterizada que conduce a la perversidad se le llama madurez y a la desvergüenza, salir del clóset.
A la mujer virgen se le llama anticuada.
Al que se divorcia por cualquier causa y se vuelve a casar se le llama ejercer su derecho a ser feliz.
A la esposa que se dedica a su familia se le llama víctima oprimida.
A la carencia de valores absolutos se le llama criterio abierto.
A un ateo que se burla de Dios se le llama intelectual.
Al aborto se le llama libertad para decidir.
A la grosería se le llama franqueza.
A quien devuelve lo robado se le llama tonto.
Al sexo extramarital con condón se le llama hacerlo con responsabilidad.
Al vestirse con ropa de marca se le llama tener éxito.
Al que tiene éxito económico se le llama hombre de buena familia.
A las mentiras se les llama estrategias de venta.

Cuán penoso es ver que este modo de juzgar las cosas está hoy también en la iglesia:

 Al que quiere vivir en santidad le llaman legalista.

Al que quiere seguir a Jesús fielmente le llaman fanático.

Al que se aparta del mundo le llaman religioso.
Al libertinaje le llaman ser libre de la religiosidad.
Al permiso para pecar le llaman estar bajo la gracia.
Al caerse al suelo y temblar le llaman mover de Dios.
Al llenar estadios le llaman avivamiento.
A la diarrea verbal le llaman palabra profética.
Al deseo de poder le llaman tener una visión grande.
Al robo descarado le llaman pactar con Dios o sembrar en el reino.
A los que denuncian el pecado les llaman fariseos modernos.
A las falsas doctrinas les llaman revelaciones apostólicas.
A los antros disfrazados de iglesia les llaman reunión de jóvenes cristianos.
A lobos rapaces les llaman apóstoles.
A las congregaciones que no instauran el G-12 les llaman grupos sin visión.
A volver el estómago le llaman vómito santo.
A la metafísica le llaman confesión positiva.
Al orgullo le llaman hacer las cosas con excelencia ‘para Dios’.
A las fábulas le llaman atar el espíritu de adulterio, alcoholismo y narcotráfico.
A hacerse rico a costa de los cristianos le llaman concierto ‘para la gloria de Dios’.
A cobrar la entrada a una reunión cristiana le llaman gastos de recuperación.
A cobrar por cantar o predicar le llaman ‘el obrero es digno de su salario’.
A reprender el pecado y las conductas erradas le llaman murmuración.
A la impunidad eclesiástica le llaman ‘no toquéis al ungido de Jehová’.
Al materialismo le llaman prosperidad divina.
Al show milagrero le llaman manifestación del poder de Dios.
A una jauría de lobos rapaces le llaman reunión de apóstoles y profetas.

Los Días Memorables del Eterno Dios

Por P.A. David Nesher

 

«Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.»
(Hebreos 4:13) 
Desde el día de ayer, estamos caminando en el Mesías los tiempos espirituales más especiales. Y es que de acuerdo a lo que el Eterno revela en su diseño festivo, desde el Yom Teruah (Día del Clamor) y hasta el Yom Kippur (Día de la Expiación) los llamados y escogidos de Israel, deben vivir el poder que se esconde en ese intervalo de esas diez jornadas, llamado los Yomim Norayím, es decir, los «Días Terribles«, «Días de Asombro» y/o «Días Memorables«.  También los podríamos traducir «Los Días Reverenciales«.
Según la codificación de la Torah, durante estos días el Trono de la Gracia del Eterno se manifiesta con Rigor y Justicia sobre todos los habitantes del planeta. En este periodo de días los libros celestiales se abren y los hombres son juzgados de acuerdo a las obras realizadas a lo largo de los siete meses del año, contando desde el mes portador de la Pascua (Pesaj).
Estos días son un tiempo de cuidado, y de muchas plegarias de perdón. Son jornadas dónde nos auto-contemplamos guiados por el Santo Espíritu del Señor, y nos disponemos a reparar todo daño que hayamos provocado a nuestro prójimo y nuestro medio ambiente.
Este es un tiempo muy especial y específico que nos permite analizar nuestras vidas, evaluar qué hemos hecho, lo que hemos hablado acerca de otros, y aquellas cosas negativas que albergamos en nuestros corazones. (Mat. 7:4-5).
Durante estos diez días nuestros corazones están llamados a vibrar espiritualmente sujetos a las pautas expresadas por Yeshúa cuando dijo:
«Más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas».
(Mateo 6:15)
La clave para el éxito de estos días esta en este texto. Pues YHVH no nos perdonara, sino nos perdonamos, y si no pedimos perdón por las ofensas que hemos ocasionado. Si sabemos la verdad, y si no estamos dispuestos a pedir perdón por nuestras faltas, no recibiremos los beneficios de Su Shalom (Paz que sobrepasa entendimiento).
En este periodo de días, nuestro Mesías y Dueño nos quiere guiar a una vida llena de palabras vivificadoras, portadoras de reconciliación y del poder de resurrección. Su Espíritu activa nuestras consciencias desde las palabras expresadas por el profeta:
 “No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras arrogantes de vuestra boca;
Porque el Dios de todo saber es Yahvéh, y a Él toca el pesar las acciones.”
(1 Samuel 2:3)

La actividad mesiánica de nuestro espíritu será arrojar fuera toda jactancia en nuestra forma de hablar a fin de que la balanza con la que Yahvéh pesa en estos días a los seres humanos nos favorezca según los méritos del Mesías a favor nuestro.

En estos días toda criatura queda totalmente expuesta delante de los ojos del Altísimo y Soberano Juez del Universo. Por ello, no nos conviene ser indiferente a este llamado a arrepentimiento (teshuvá) que Su Espíritu nos hace, pues no existe lugar dónde escondernos ante esta contemplación divina.

 

«¿Se ocultará alguno, dice Yahvéh, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Yahwéh, el cielo y la tierra.”
(Jeremías 23:24)

 

Es necesario que la reflexión y meditación de cada escogido se centre en la idea de que Yahvéh se manifiesta en estos días en el rigor de un juez que supervisa las acciones de los hombres y determina sus premios y/o castigos para el próximo año.
«Porque los ojos del Señor recorren toda la tierra para fortalecer a aquellos cuyo corazón es completamente suyo. Tú has obrado neciamente en esto. Ciertamente, desde ahora habrá guerras contra ti».
(2 Crónicas 16:9)