Catequesis Bíblica

Sheminí Atzéret: El Día que la Nueva Humanidad será Una con el Eterno

Por P.A. David Nesher

 

 

«Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos».

(Revelación 21:3)

Durante siete días nuestra alegría aumentó. El regocijo de la teshuvah (arrepentimiento y/o regreso) que alcanzamos en Yom Kipur necesitó ser absorbido e internalizado en nuestras vidas. En vez de perdurar como una experiencia de una vez al año, debió integrarse a nuestra naturaleza y existencia diaria. Por esto es que la festividad de siete días de Sukkot es seguida por un “Atzeret”, un día en el que nuestra alegría con la esencia de la Torah alcanza su cumbre, y es casada inmediatamente con el Cielo de nuestras vidas de todo el año.

Sheminí Atzéret significa “Octavo día de Asamblea” y también «Día de Retención«. La expresión viene del término hebreo “Atzar” (עָצַר H6113 _ Dicc. Strong) que significa: encerrar, cercar; contener; mantener, gobernar, congregar:- atajar, cerrar, cesar, detener, encerrar, impedir, meter, prevalecer, retener.

«El primer día será una ocasión sagrada: ustedes no trabajarán en sus ocupaciones; por siete días traerán ofrendas encendidas a YHWH. En el octavo día observarán una ocasión sagrada y traerán una ofrenda encendida a YHVH; es una reunión solemne: ustedes no trabajarán en sus ocupaciones».
(Levítico 23:35-36)

De acuerdo a lo que la Torah expresa, Sheminí Atzeret o el Último Gran Día está íntimamente relacionado con la Fiesta de Sukkot, en vista de que Sheminí Atzeret es conocida como “El Último Gran Día” con relación a la fiesta de Sucot, tal como se aprecia en Juan 7:37 (VIN):

«En el último día, el día grande de la Fiesta, Yeshúa se puso de pie y alzó la voz diciendo: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba».

La razón de esta santa convocación es que Abba, nos quiere con Él, en especial comunión, un día más. Como pretendiendo prolongar Sucot y no queriéndose separarse de nosotros, al volver a nuestras tareas habituales. Y esto porque es la última de las celebraciones. Ese es el motivo fundamental. Abba, no quiere dejar a sus hijitos, sino que se aferra, a nosotros como buen Dios celoso y que no nos comparte con otro.

¿Qué implica proféticamente Sheminí Atzéret?

Se evidencia claramente en las Sagradas Escrituras, que así como la festividad de Sukkot alude al Reino Milenial del Mesías, Sheminí Atzéret o el Último Gran Día (8º día de la fiesta), proféticamente es igual a la consecución de ese tiempo. O sea, Sukot alude al Reino del Mesías en el Milenio y Sheminí Atzeret alude a lo más preciado a lo más oculto, a un nivel sod  [misterio puro, oculto, algo por ser revelado] . Simplemente alude a cuando termine el Reino Milenial y Yeshúa entregue su Reino a Yahvéh mismo, tal como lo explica el apóstol Pablo a los creyentes de Corinto:

«Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia
(1Co 15:24)

Entonces el Padre estará eternamente con nosotros. Por lo tanto, el número ocho, símbolo de nuevos comienzos, representa los nuevos cielos y la nueva tierra que se mencionan en Revelación 21:1-3.

Siete es el número del mundo natural. Hay siete días en la semana, siete notas en la escala musical y siete direcciones (izquierda, derecha, arriba, abajo, adelante, atrás y el centro). «Siete» – representado por los siete días de Sukkot – es el mundo de la naturaleza. «Ocho» – representado por Sheminí Atzeret – es aquello que está más allá de la naturaleza. Es lo supernatural o eternidad misma.

Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, es el día solemne que figura lo porvenir. Representa al momento exacto cuando todos los salvos de Israel y de las naciones ya no vivirán en «habitaciones temporales» sino que finalmente serán herederos de su morada eterna y habitarán unidos a Yahvéh por la eternidad.

Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, da inicio al período de la eternidad. Representa al momento desde el que ya no estaremos regidos por el tiempo ni la materia.  El adversario, HaSatán, y los desobedientes habrán sido lanzados al lago de fuego y habrán sido olvidados para siempre.

Es decir, entonces, que Sheminí Atzéret alude al “Reino Eterno de Yahveh”. Con todo lo que eso implica para nosotros.

Con Sheminí Atzeret o el Ultimo Gran Día, Yahvéh concluye su obra de redimir a la raza humana.  De ahí en adelante todos los salvos viven en eterna y armoniosa paz dotados de cuerpos espirituales que no se pueden corromper.  ¡De ahí en adelante «no habrá mas maldición» (Ap. 22:3) porque no habrá mas posibilidad de pecar! ¡En Sheminí Atzeret celebramos que llega el Gran Día en que todos  los seres humanos seremos obedientes e incorruptibles!

¡CULMINACIÓN, ABUNDANCIA, PAZ, PLENITUD, y ETERNIDAD,… son algunas de las palabras que describen lo que experimentaremos a partir del Último Gran Día del Eterno Dios!

¿Qué quiere para nosotros el Todopoderoso en Sheminí Atzéret? 

Como ya algo dijimos el termino hebreo que identifica este día solemne es “atzar o atzer”, que significan no solo retener, sino también, impedir, detener y parar.  Y esto es muy interesante, ya que nos reafirma la intención de Yahvéh: «¡No quiero dejarlos ir!»

Comparado al Eterno, la vida del hombre, es como “niebla de la mañana,  y como el rocío de la madrugada que pasa y se desvanece”. Y aun así, Él nos anhela y necesita. Por eso nos quiere “atzar”, (nos quiere retener) con Él en Su Presencia, para hacernos Uno. Nos quiere impedir que nos alejemos. Nos quiere detener en nuestro andar. ¡Y todo por un día más! ¡Ese es nuestro tremendo Yahvéh, el único y verdadero Abba Kadosh!

Así que vemos, como este día solemne, es por nuestra parte, muestra de obediencia. Y por parte de Yahvéh, muestra de su celo y pasión por nosotros.

Sheminí Atzeret  está dedicado completamente a nuestro encuentro íntimo con el Eterno Dios, sin mediación alguna. Es pura conexión.

En este día sentimos Su Voz expresarnos al oído: …»tu partida es difícil para mí. Pero eso es debido a que nuestro tiempo es tan, pero tan preciado«.

¿Cómo podemos experimentar este estado de Unidad? Sólo a través del regalo que Él  mismo nos dio para tal propósito: Su Torah encarnada, ¡Yeshúa vivo en nosotros!

La Biblioteca del Eterno Dios

«Y vi a los muertos grandes y pequeños de pie ante Dios y los libros fueron abiertos: y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras… Y el que no fue hallado escrito en el libro de la vida, fue lanzado en el lago de fuego» 
( Apocalipsis20:15)

Es muy interesante, especialmente en este día tan importante de Yom Kippur o Día del Perdón, ver en las Sagradas Escrituras esta mención de los libros que el Eterno abre en los días de juicios y que en las congregaciones babilónicas se omite a causa de la ignorancia.

¿Qué significa que hayan libros en el Cielo? Entendemos que cuando alguien, aquí en la Tierra, quiere recordar algo, porque anhela que no se olvide, se asegurará de dejarlo registrado a través de la anotación en un libro. Todo ser pensante sabe que siempre lo que está escrito en un libro tiene mayor seguridad, mayor firmeza, que aquello que simplemente se dice y después se puede olvidar.

Aquellos que son categorizados bajo el título de los Libros del Cielo, son registros en los cuales están consignados los nombres y los actos de los hombres, especialmente los justos. Estos son los que determinarán los fallos del juicio final. El profeta Daniel dice: «El Juez se sentó, y los libros se abrieron«. Juan, describiendo la misma escena en el Apocalipsis, agrega: «Y otro libro fue abierto, el cual es de la vida: y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras» (Apocalipsis 20:12).

Nos esforzaremos en la tarea de escudriñar las Escrituras con el objetivo de encontrar en ellas cuáles son estos libros que son abiertos delante del Trono del Eterno.

El «Libro del Diseño Divino»: los códigos del verdadero Yo.

El rey y profeta de Israel David salmodiando profeticamente reveló lo siguiente:
«Porque tú formaste mis entrañas; me entretejiste en el vientre de mi madre. Te doy gracias, porque has hecho maravillas. Maravillosas son tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No fueron encubiertos de ti mis huesos, a pesar de que fui hecho en lo oculto y entretejido en lo profundo de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en tu libro estaba escrito todo aquello que a su tiempo fue formado, sin faltar nada de ello. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumerara, serían más que la arena. Despierto, y aún estoy contigo.»
(Salmos 139:13-18).
David nos muestra lo que sucedió con nosotros antes de nacer; en el período de gestación en el vientre de nuestra madre. Él habla en este salmo de un libro, y de que en ese libro estaban escritas aquellas cosas, de cada ser humano, que fueron formadas en el útero materno. Podríamos llamarlo el ‘libro del diseño‘. En este libro estaban escritas las características de nuestra personalidad, de nuestro cuerpo, de nuestro carácter. Estaban escritas las características íntimas y las características externas de nuestra persona. La ciencia denomina a una parte de este libro código genético. Una de las pruebas más grande de la existencia del Eterno Dios es el ADN (el código genético hereditario) en el que está concentrada toda la información única de cada ser humano como si fueran 80 enciclopedias británicas en cada una de nuestras células. Esta información organizada en códigos requiere de un diseño inteligente ya la información asombrosa que el ADN tiene no puede surgir de la nada.
Quisiera destacar que este libro que menciona el Salmo 139, que denominado el libro de diseño, fue escrito antes de que nuestros padres se conocieran; se confeccionó antes de la Creación, y en este libro el Eterno Dios dejó codificado todo lo que nosotros seríamos. En este libro quedó evidenciado que el Creador diseñó para cada uno de nosotros una conformación psicológica y física única e irrepetible. Todo lo que nosotros hemos llegado a ser después en nuestras vidas estaba escrito en ese libro de diseño, sin faltar nada. ¿Por qué unos somos altos, otros bajos, por qué tenemos una conformación estilizada, o menos estilizada, o por qué tenemos ojos claros u oscuros, o la forma de la nariz, la boca, o la mirada, por qué somos lo que somos?

Todo eso estaba escrito en ese libro y este libro lo escribió Yahvéh, nuestro Dios. Él determinó las características que habíamos de tener; y tan perfecto es su diseño y tan maravillosa es la capacidad creativa del Eterno, que no hay ningún diseño igual a otro. No hay ninguna persona igual a otra; todos nosotros somos únicos. Un ejemplo rápido y muy práctico de esto, son las huellas digitales de cada uno de nosotros. Ellas son absolutamente únicas y revelan el diseño característico peculiar y único que nosotros tenemos, y eso estaba escrito en el libro de diseño de Dios.A continuación me permitiré contarles una historia que de alguna manera les ayudará a entender esto:

«Había cierta vez un pastor predicando un mensaje, y hablaba sobre el Juicio Final. Estaba describiendo en forma muy detallada el momento en que los hombres tendrían que comparecer ante el Gran Trono Blanco. Detrás del Eterno Dios había una cortina y delante, parados en línea, estaban los que serían juzgados. Entonces Yahvéh hace una señal con la mano y de detrás de la cortina aparecen seres de una belleza indecible, radiantes de esplendor. Cada uno de ellos se para frente a los que estaban siendo juzgados, uno con cada uno. Los que estaban siendo juzgados nunca habían visto seres como esos, tan preciosos, tan refulgentes. Entonces le preguntan a Dios: ‘¿Quiénes son estos?’. Y Dios les dice: ‘Estos son ustedes, tal como hubiesen sido si hubiesen escuchado mi voz’. En ese momento ellos se dan cuenta de lo que han perdido, y, avergonzados, y son echados al Lago de Fuego siendo conscientes de la oportunidad que perdieron por rechazar la voz del Eterno Dios«.

Cuando leí esta historia quedó perfectamente ilustrada la idea bíblica de que existe un ‘yo real‘ (ego) y un ‘yo ideal‘. Es decir, que en la historia de cada ser humano, existe la persona que cada hombre llegará a ser y que será cotejada con la persona que el Eterno Dios concibió y se propuso que yo fuese. Esto significa que cada ser humano tiene la opción cotidiana de vivir la vida diaria a nivel de lo inmediato, no mirando más allá, o puedo proseguir a la meta, mirando lo que está delante, al yo ideal, al yo perfecto, que el Eterno de antemano diseñó para que fuera.

¿Cómo será el yo ideal de cada ser humano? Necesariamente es un yo muy parecido al modelo original, el Mesías (Cristo). El «yo ideal», de cada hombre, fue pensado para manifestar a Cristo, al mostrar las características peculiares y únicas de cada persona humana.

El «Libro de Memoria»: un acta celestial para el recuerdo eterno.

Los invito a leer en el libro del profeta Malaquías (3:16), donde dice:
«Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero; y Yahvéh escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Yahvéh, y para los que piensan en su Nombre«.

Aquí el profeta está revelando la existencia celestial de lo que se denomina el libro de memoria donde se registran los hechos, las cosas que suceden a los que temen al Señor; un libro de memoria para que el Eterno Dios pueda recordar las cosas que hicimos. Evidentemente, este no es un libro para condenar. El profeta revela que es para los que temen al Señor y para los que piensan en Su Nombre. Se entiende entonces que este es un libro de recompensas. Malaquías vivió en días de profunda crisis, en los cuales el pueblo se había apartado de los códigos que el Eterno Dios revela en Su Torah (Instrucción). Sin embargo, aun en esas circunstancias, Dios está atento a lo que hace su remanente fiel, para tomar nota de su fidelidad. Igual ocurre hoy en día. El pueblo de Israel se encontraba en una situación espantosa. Los sacerdotes habían descuidado sus deberes, y la gente se había entregado a prácticas que manchaban el nombre de Dios, tales como la hechicería, el adulterio y el fraude (Malaquías 2:8; 3:5). Sin embargo, en medio de esa corrupción moral y espiritual, un pequeño grupo de israelitas se mantuvo leal a Yahvéh. ¿Qué hicieron para lograrlo?El profeta nos lo explica: “Entonces los que temían a Yahvéh hablaron cada uno a su compañero”. El temor del Eterno Dios es una cualidad muy deseable. Aquellos israelitas fieles sentían un profundo respeto por Yahvéh y concentraban sus mentes en no desagradarlo. Además, dice el pasaje que “hablaron cada uno a su compañero”. Esto pudiera indicar que llegaron a reunirse para alabar a Yahvéh y animarse mutuamente, lo cual los ayudó a mantener su fidelidad y pureza. Por causa de esta actitud mental corporativa, el Eterno, oyó sus conversaciones y abrió un libro de actas dónde se escribió lo suyo para recuerdo celestial. Ese libro contiene los nombres de todos los que han servido lealmente a Dios. El hecho de que se le llame un “libro de memoria” indica que Yahvéh nunca olvidará a sus siervos fieles ni lo que han hecho para glorificarlo: sus buenas obras, palabras y pensamientos. Él quiere recompensar con vida eterna a todo aquel cuyo nombre esté escrito de forma imborrable en ese libro (Salmo 37:29).

Así pues, el Señor lleva un libro de memoria exacto, perfecto y completo de toda la obra de amor que los hijos de Dios hacen por causa de Su Nombre. Desde esto, nos damos cuenta que cada una de las palabras de fe dicha por un santo, cada uno de sus actos de amor, están registrados en el Cielo. Hay un libro de actas divino que registra todo pensar y obrar de los justos. A esto se refiere Nehemías cuando dice: «¡Acuérdate de mí, oh Dios mío, . . . y no borres mis obras piadosas que he hecho por la Casa de mi Dios!» (Nehemías 13:14). En el «libro de memoria» del Eterno Dios, todo acto de justicia está inmortalizado. Toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión, están fielmente consignados, y apuntados también todo acto de sacrificio, todo padecimiento y todo pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: «Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma: ¿no están en tu libro?» (Salmo 56:8).

Este libro de memoria es un registro en el cual figuran los pecados de los hombres. «Pues que Dios traerá toda obra a juicio juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala» (Eclesiastés 12:14). Yeshúa mismo se refirió a este libro al decir: «…de toda palabra ociosa que hablaren los hombres, darán cuenta en el día del juicio«… «Por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado» (Mateo 12:36, 37). Los propósitos y motivos secretos aparecen en este registro infalible, pues Dios «sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto los propósitos de los corazones» (1 Corintios 4:5). «He aquí que esto está escrito delante de Mí: . . . vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente dice Yahwéh» (Isaías 65:6, 7).

Evidentemente la obra de cada ser humano, especialmente la de aquellos que temen a Yahvéh, pasa bajo la mirada del Eterno Dios, y es registrada e imputada ya como señal de fidelidad, ya de infidelidad. Frente a cada nombre, en este libro de actas o memoria, aparecen, con terrible exactitud, cada mala palabra, cada acto egoísta, cada deber descuidado, y cada pecado secreto, con todas las tretas arteras. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos perdidos, las oportunidades desperdiciadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue registrado por el ángel anotador, que oficia en la confección de este libro.

El Señor dice que ni un vaso de agua dado a uno de sus discípulos, por pequeño que sea, quedará sin recompensa. Hay recompensa de justo a quien recibe a un justo y hay recompensa de profeta a quien recibe a un profeta (Mateo 10:41-42). Estas distinciones, tan sutiles a nuestro entender, nos indican que todo lo que el Señor hace es perfecto, y que todo está consignado a cabalidad. Nadie podrá decir en aquel día: ‘Señor, a ése le estás dando más recompensa de lo que merece’, o ‘A mí me estás dando menos de lo que merezco’. El Señor tendrá el detalle de todas las cosas que hicimos por amor de Su Nombre.

Sin lugar a dudas, es animador saber que Yahvéh valora todo lo que hacemos a fin de adorarlo de la manera correcta. Ahora bien, las palabras de Malaquías 3:16 nos deben impulsar a hacernos una importante pregunta: “¿está mi nombre escrito en el ‘libro de memoria’ del Eterno Dios?”. Lo estará si procuramos que nuestras obras, palabras y pensamientos sean algo que Yahvéh quiera recordar.

Libro de la Predestinación: el Acta de la Elección Divina.

Yendo a la Escritura para conocer lo referente a este libro, leeremos la epístola paulina a los Romanos que dice:
«Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos».
(Romanos 8:29)

Aquí se habla de un conocimiento anticipado. «…a los que antes conoció» se refiere a un período anterior a la fundación del mundo. El apóstol Pablo dice»…los predestinó», eso significa que antes de que nosotros, los escogidos, naciésemos ya estábamos considerados en el corazón del Eterno Dios, ya estábamos predestinados para que fuésemos hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que fuésemos dibujados, diseñados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Todos nosotros fuimos diseñados para ser hechos según la imagen de Cristo y esto está escrito en los códigos de un libro que podríamos denominar el «libro de la predestinación«.Haber sido predestinado no significa que ya se es salvo o que algunos «vienen o nacen salvos«. Aunque en el sentido objetivo si se es escogido se es salvo desde antes de la fundación del mundo no es así en el sentido subjetivo. Todos los hombres nacen condenados y todos son hijos de ira y necesitan la salvación que es por medio de Cristo…

 

«…Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),… «
(Efesios 2:1-5)

 

Eso es lo que dicen las Sagradas Escrituras claramente. Y si la Palabra revela la Verdad, entonces las otras interpretaciones tienen que ser falsas por obligación.

«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó«.
( Romanos 8:28-30)

El ser escogidos y predestinados no significa que ya se es salvo automáticamente y no se necesita arrepentimiento de pecados. El hombre que escucha el mensaje necesita:

  1. Creer al Evangelio del Reino de Dios en Yeshúa el Mesías para ser salvo,
  2. Recibir a Yeshúa como el Cristo Divino y Dueño de su vida por medio de la fe (es sellado con el Espíritu Santo recibiendo la Torah de la promesa para el día de la redención) .
  3. Permanecer en la fe hasta el fin.

Aunque delante del Eterno Dios esto es un hecho seguro que tuvo lugar desde antes de la fundación del mundo, y fueron perdonados los pecados en la cruz, el proyecto escrito debe de ser desarrollado a totalidad.

El Libro de la Vida: el Acta que se escribe con la Sangre del Cordero.


Al leer Apocalipsis 13:8 y 21:27, encontramos referencias al “Libro de la Vida del Cordero,” llamado también, en su forma simple, el «Libro de la Vida«. En él están los nombres de todos aquellos que han sido lavados por la Sangre del Cordero de Dios, Yeshúa, el Mesías divino. De la misma manera, Apocalipsis 3:5 se refiere al Libro de la Vida, en el cual se encuentran los nombres de los creyentes en el Señor. Este verso también pone en claro que, una vez que un nombre es escrito en el libro de la vida, Jesús promete que nunca lo borrará, respaldando una vez más la doctrina de la seguridad eterna. El Señor Jesús, quien está hablando a las iglesias en esta parte del Apocalipsis, promete reconocer a los Suyos ante Su Padre. Por el contrario, Apocalipsis 20:15 revela el destino de aquellos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida – la eternidad en el lago de fuego (Salmo 69:28).

El Cordero “que fue inmolado desde el principio del mundo” tiene un libro en el cual están escritos los nombres de todos aquellos que han sido redimidos por Su sacrificio. Ellos son los que entrarán en la Santa Ciudad, la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21:10), y quienes vivirán para siempre en el cielo con Dios. Estos son aquellos que superaron las pruebas de la vida terrenal, demostrando que su salvación fue genuina.

El Libro de la Vida contiene los nombres de todos los que entraron alguna vez en el servicio de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: «Gozaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos» (Lucas 10:20). Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, «cuyos nombres están en el libro de la vida» (Filipenses 4:3), nuevamente, identificando el Libro de la Vida como un registro de los nombres de aquellos que tienen la salvación eterna. . El profeta Daniel, vislumbrando un «tiempo de angustia, cual nunca fue«, declara que el pueblo del Eterno Dios será librado de vivir esto, al decir, «todos los que se hallaren escritos en el libro» (Daniel 12:1). Y el apóstol y profeta Juan dice en el libro de Revelación (Apocalipsis) que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres «están escritos en el libro de la vida del Cordero» (Apocalipsis 21:27).

A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe el poder redentor de la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la Torah (Instrucción) del Eterno, sus pecados han sido borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: «yo, yo Soy aquel que borro tus transgresiones a causa de Mí mismo, y no Me acordaré más de tus pecados» (Isaías 43:25). Jesús dijo: «A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos» (Mateo 10:32, 33).

De acuerdo a lo revelado por las Sagradas Escrituras, aquellos seres humanos que no han sido salvos tendrán que dar cuentas por cada acto pecaminoso que han cometido. Todas y cada una de las cosas que han hecho saldrán a la luz delante del Eterno Dios y delante de millones y millones de personas que van a ver como en una pantalla enorme de cine todo lo que han hecho a la luz, y todo lo que han hecho en secreto desde el día que nacieron hasta el día que murieron. El libro de Apocalipsis dice: “los libros fueron abiertos” y todas las obras de los hombres que estén escritas en esos libros serán expuestas. El Eterno Dios lleva la cuenta de todo y aunque muchos piensen que las cosas que hacen a escondidas nadie las sabe, está equivocado de lleno. Él lo ve todo y cada acción está quedando grabada en los libros celestiales con el nombre de cada uno. En Su día, El Eterno juzgará a cada hombre que ha rechazado el regalo de la salvación en Su Mesías y la gracia divina en Su Hijo Jesús, de acuerdo a las cosas escritas en esos libros.

La palabra Sábado tiene etimología hebrea y no mitología latina

El hábito de agrupar los días en períodos de siete unidades, que hoy llamamos semana, ya lo practicaban los mesopotámicos en sus tiempos más remotos y fue adoptado por los griegos y los romanos, que dieron nombre a estos períodos sobre la base del número siete.Será aquí importante aportar lo dicho por el Dr. Totten, de New Haven, Connecticut, profesor de astronomía de la Universidad de Yale, que destacó los siguiente:
“A pesar de toda nuestra discusión con el calendario, es evidente que la raza humana nunca perdió la secuencia septenaria [siete días] de los días de la semana y que el día sábado de estos últimos días viene a nosotros desde Adán, a través de las edades, sin faltar un solo intervalo.”
Continuando con la línea histórica, los griegos llamaron, a este conjunto de siete días, hebdomás, de heptasiete’, palabra que perdura hasta nosotros en hebdomadario, que significa ‘semanal, semanario’.
En Roma se adoptó el nombre septimana, que llegó al español como semana.
Entre los romanos, el gran prestigio de la astrología llevó a introducir la semana de siete días, basada en la idea babilónica de las siete mañanas, pero los nombres de los días fueron tomados de astros y dioses equiparados a los babilonios.
La etimología de la mayoría de los días la semana tiene una gran relación con la mitología romana. Los romanos vieron una conexión entre sus dioses y el cielo de la noche que iba cambiando, según los días, así que empezaron a utilizar de manera natural los nombres de sus dioses para los planetas. Aquellos que se podían seguir con la vista en el cielo eran el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. La Luna (Selena – Diosa de la luna, famosa por sus amores), Marte (Ares – dios de la guerra, por lo rojo como la sangre), Mercurio (Hermes – dios de los comerciantes, mensajero de los dioses, y planeta que está más cerca del sol), Júpiter (Zeus – dios padre, por ser el segundo más brillante), Venus (Afrodita – diosa de la belleza y el amor, por ser el planeta más brillante), y Saturno (Cronos – dios del tiempo, por ser el más lento). De esta forma, el lunes se llamó así en homenaje a la Luna; el martes recordaba al dios de la guerra, Marte para los romanos; el miércoles, al dios del comercio, Mercurio; el jueves a Júpiter (dies Jove o día de Júpiter); y el viernes, a Venus.
La raíz latina original de los nombres perduró en cinco de los siete días, a excepción del sábado y el domingo, que sufrieron un giro etimológico por influencia de la religión.
Será aquí interesante señalar que por aquel entonces para los romanos, el séptimo día era el día de Saturno (dies Saturnī). Pero con el advenimiento del cristianismo, por obra y artimaña del emperador Constantino, el nombre dies Saturni fue cambiado por Sabbatum, derivado del hebreo sabbat, proveniente del verbo Shabbat (יום השבת) ‘descansar’, que entre los judíos designa al día semanal de descanso.
En latín, el domingo se llamaba Solis diesdía del Sol’, pero los cristianos cambiaron ese nombre a dies dominĭcus que significaba ‘día del Señor’ (dominus). De aquí evolucionó a dominica, de dónde pasó al español como domingo.
Fue esta estrategia de cambio de nombres de estos dos días lo que le permitió al emperador y sus cómplices religiosos (los obispos romanos) hacer que los cristianos comenzaran a santificar el domingo y no el sábado que era el día sagrado hebreo revelado por el Eterno Dios para descansar en adoración. Todo este juego estratégico fue una forma práctica, muy en la mentalidad romana, de incluir en la nueva religión de estado a los adoradores del Sol Invicto , con los de Cristo y en menor medida a los del también culto solar Mitraico (que adoraba a Mitra) ya que las tres religiones en conjunto formaban la gran mayoría de fieles en un imperio en búsqueda de una identidad religiosa unificada.
Cerraremos esta primera parte de la bitácora observando que en algunas lenguas germánicas, como el inglés, todavía se conserva la esencia de la raíz mitológica-latina para estos dos días: Saturday (Saturn Day; día de Saturno) y Sunday (Sun Day; día del Sol). Esto fue así ya que los britano-romanos no cambiaron el nombre a los dos últimos días de la semana por dejar de estar bajo el gobierno imperial a partir del imperio de Constantino

Etimología de ‘sábado’

Para terminar el planteo de esta bitácora, es importante remarcar que sábado es día de descanso. Lo es en la práctica y lo es en la etimología.
Ya entendemos que su origen remoto está en el hebreo šabbat, que era el día de descanso de los judíos. El significado de esa palabra era simplemente eso: ‘descanso’.
Antes de aterrizar en el castellano, pasó por un par de etapas intermedias. Desde el hebreo se introdujo en el griego con la forma sábbaton y a través de esta lengua llegó al latín del cristianismo como sabbatum.
Así fue como consiguió desplazar al antiguo día de Saturno (dies Saturni), del que todavía queda memoria en el inglés Saturday.
La evolución desde el hebreo al castellano, resumida, queda así:
(1) šabbat > sábbaton > sabbatum > sábado
 
Aunque pueda parecer muy diferente, el castellano sábado tiene el mismo origen que el francés samedi y el alemán Samstag. Estas dos formas, a su vez, tienen más en común de lo que parece. Ambas dan testimonio de otra rama de la evolución desde el hebreo. Para empezar, las dos incorporan la palabra día:
(2) same-di
 
(3) Sams-tag
Lo segundo que las une es que proceden de una versión popular del griego sábbaton:
(4) sámbaton
De ahí debió de salir una forma latina sambatum.

Sábado constituye un hermoso ejemplo de cómo, en cuanto empezamos a arañar en la superficie, comprobamos que es mucho lo que une al vocabulario de las lenguas europeas, incluso cuando no lo parece a simple vista.Por lo tanto, debemos estar tranquilos en nuestro entendimiento de que la palabra sábado en el idioma español tiene una etimología originada del hebreo que la libera de todo espíritu mitológico latino.Lo que sí será importante señalar es que la palabra hebrea “Shabat”, que da origen etimológico a la palabra sábado, significa suspender el trabajo. El Shabat es la señal acordada entre el Creador y los redimidos de Su Pueblo de que Él creó los cielos y la Tierra en seis días y descansó en el séptimo. Pero el Shabat no es solamente un día de descanso, es también un día especial de santidad donde el hombre debe dejar de lado toda búsqueda material y dedicarse por completo a rejuvenecerse espiritualmente por medio de escuchar al Eterno Dios hablar desde Su Instrucción (Torah).

 

Bitácora relacionada para leer:

El “Día del Señor”: ¿Es el Domingo o el Sábado?

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La Teología del Reemplazo niega el Amor del Dios de Alianzas

P.A. David Nesher

“Y oí un santo que hablaba; y otro de los santos dijo a aquél que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora que pone el santuario y el ejército para ser hollados?”, … “Y en otra semana confirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda: después con la muchedumbre de las abominaciones será el desolar, y esto hasta una entera consumación; y se derramará la ya determinada sobre el pueblo asolado. “
(Daniel 9:27,11:31, 12:11)

Como ya lo hemos estudiado en otras bitácoras, en el año 70 d. E.C. legiones romanas, bajo las órdenes del general Tito, destruyeron por completo la ciudad de Jerusalén y su Santo Templo.
La historia nos cuenta que más tarde la rebelión de Bar Kokhbá (132-135 d.C.) fue aplastada por Adriano, los judíos fueron esparcidos por todo el imperio romano como esclavos y desterrados de su patria por dos mil años. Como justificación al antisemitismo y a todas sus desgracias, se creyó que todos sus males eran causados por haber matado al Mesías. Esta idea fue propagada especialmente por los miembros de las comunidades mesiánicas simpatizantes con la filosofía griega que consideraban importante ir separando a la Iglesia de toda influencia hebrea.
De este modo, durante el siglo segundo, los llamados padres de la Iglesia comenzaron a finalizar lo que sería más tarde la base teológica de la Iglesia cristiana, donde la filosofía griega reemplazaría a la teología hebrea. Desde este movimiento en la historia eclesiástica de los siglos II y III, se verá a Roma sustituir a Jerusalén, los gentiles a los hebreos, el domingo por el sábado, las fiestas levíticas por fiestas paganas etc.  Muy pronto el sistema universal de creencias paganas y religiosas, dará paso a la Iglesia Católica Romana.
Será Agustín, quien por medio de su libro “La ciudad de Dios”, desarrollará la idea de que la Iglesia e Israel serán bendecidas por el regreso y reinado del Mesías en la tierra, pero la Iglesia reemplaza a Israel para siempre. Desde ese planteo filosófico Roma se hará el centro de la adoración, será llamada la nueva Jerusalén. El judaísmo y todas sus doctrinas serán considerados una religión imperfecta y reemplazada por el evangelio. De esta manera, todo el fundamento de la fe que instauró Yeshúa y sus discípulos, fue reemplazado por el conocimiento griego. De esta manera nace la conocida teología del reemplazo o la sustitución que enseña esencialmente que la Iglesia ha remplazado a Israel en el plan de Dios.
Un hito importante en el desarrollo histórico de la dominación de la teología del reemplazo dentro de la Iglesia ocurrió en el tercer siglo con una escuela que se formó en Alejandría, Egipto. Bajo la dirección de Orígenes, esta escuela bíblica enseñaba una mezcla de la filosofía griega y el cristianismo impulsado principalmente por la introducción de una interpretación alegórica (“espiritual” o simbólica) de la Escritura. Antes de la formación de esta escuela, no había métodos alternativos de interpretación de las Escrituras del Antiguo Testamento en la comunidad cristiana – sólo la interpretación literal. (Aunque Filón [20 aC – 50 dC] – un filósofo judío que también vivió en Alejandría – también enseñó este método alegórico para interpretar el Antiguo Testamento, no hay evidencia de que antes de Orígenes estas enseñanzas fueran de impacto dentro de la comunidad cristiana).
Esta hermenéutica (o método de interpretación de la Biblia) fue el precursor de la teología de reemplazo – o como Pablo lo llamó, los cristianos gentiles siendo “sabios en su propia opinión” (Rom. 11:25). Sión, Israel y Jerusalén se convirtieron en los términos que se refieren al pueblo redimido de Dios en general, más que tratarse de un lugar geográfico literal en el Medio Oriente.  Moab, Egipto, Asiria, Persia, Babilonia fueron entendidos simplemente como los enemigos espirituales del Israel espiritual.
La conclusión lógica del método alegórico de interpretación fue que los “hijos” de Israel eran simplemente los hijos espirituales que han “nacido de nuevo” en el nuevo pacto. (Por supuesto, esto ignora el hecho de que el Nuevo Pacto fue prometido al pueblo de Israel). Así que, en realidad, la teología de reemplazo no es una inserción al azar de su nombre en lugar de Israel al interpretar las bendiciones prometidas a ellos.  Más bien es una manifestación externa de un problema mayor: una espiritualización de las Escrituras para que estas giren en torno a mi existencia y no la del Mesías, ni tampoco el corazón fiel de Dios quien seguramente cumplirá cada promesa hecha a Abraham, Isaac y Jacob.
Ya para el año 325 de la d.C., el ecuménico Concilio de Nicea, adoptaba esta teología de enfoque griego, y durante 1.600 años fue utilizada para perseguir a los judíos y fundamentar su odio.
La posición anti-Israel continuó en el cristianismo hasta que surgió en el siglo XIX la teología de las dispensaciones y el pre-milenio. La mayoría de los teólogos aceptan la teología de reemplazo como válida. Con el surgimiento del estado judío en 1948, los de la dispensación consideraron el establecimiento del estado judío como una profecía de la segunda venida. Otros grupos se mantuvieron neutrales y otros antagónicos a esta profecía. En los últimos 15 años, con el  surgimiento del enfoque a las raíces hebreas, muchos grupos cristianos sean convencidos del error histórico de esta teología griega. Como podemos ver los seguidores de la teología del reemplazo se han apartado de la interpretación literal de las Escrituras, especialmente en cuanto al (mal llamado por ellos) Antiguo Testamento se refiere, y en el (mal nombrado por ellos) Nuevo Testamento generalmente re-interpretan los pasajes referentes a Israel, diciendo que en realidad fueron escritos para la Iglesia.

No hay duda alguna que el prejuicio, el odio y el celo, por tantos siglos sembrado y desarrollado son hoy obstáculos que tienen que ser destituidos para que ellos (la Casa de Judá) conozcan al Mesías. Es justamente la verdadera Iglesia la responsable de esta labor, “Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo”  (Isaías 57:14). Todo aquel que se llame seguidor de Cristo debe ser liberado de esa mentira, porque somos parte de la Casa de Israel, y por ende un solo cuerpo con la Casa de Judá.

Entonces y para que quede claro, entendemos que los adherentes de la teología de la sustitución creen que los judíos ya no son el pueblo escogido de Dios, y que el Eterno no tiene planes específicos para la nación de Israel en el futuro. Todas las perspectivas diferentes de la relación entre la Iglesia e Israel pueden ser divididas en dos campos: o la Iglesia es una continuación de Israel (la Teología de la Sustitución / la Teología del Pacto), o la Iglesia es completamente diferente y distinta de Israel (el Dispensacionalismo / el Premilenialismo).

La Teología de Reemplazo dice que Israel es imperfecta. Que no tiene las promesas y que por lo tanto ha sido reemplazado por la Iglesia. Según esta posición griega la Iglesia es la Israel espiritual, la perfecta. La que tiene todas las bendiciones y promesas. Por eso esta posición teológica asegura que Israel es maldita y esta marginada ante Dios.
Sin embargo, y según la teología de Pablo, el formador de la Iglesia en los gentiles, Israel es el olivo natural (Rom. 11) y los gentiles creyentes son injertados como una rama. Nunca Pablo enseñó que Israel sería reemplazada. La Iglesia es parte de la Casa de Israel, porque el Todopoderoso no tiene dos heredades ni tampoco dos esposas. El Eterno es fiel a las promesas y a su cumplimiento. La Iglesia es coheredera (ambos judíos – gentiles). “Ese misterio consiste en que los gentiles sean coherederos, miembros del mismo cuerpo, y participes de la promesa en el Mesías, por medio del evangelio» (Efesios 3:6).
Es evidente, y hasta lógico, que el Todopoderoso no ha rechazado a Israel. Sus promesas son eternas y el pacto es incondicional, no es transferible. La gracia del Eterno es para todos sin excepción de grupos étnicos.
Sabemos y creemos que Yahwéh es un Dios de alianzas. El hizo alianza con Abraham, Issac, Jacob y su descendencia, la Casa de Israel. Su alianza es eterna, incondicional y de amor eterno como su palabra. En el libro de Romanos, capitulo 4 y 5, Pablo declara que las promesas a Israel, fueron dadas por la fe de los patriarcas, y no sobre la base de castigo y recompensa. Si el pueblo judío existe hoy en día, sobreviviendo a  holocaustos, exilios y pogromos es porque se tienen que cumplir la Escrituras, la promesa a Abraham. Los gentiles a través del Mesías y los justos son parte de la Casa de Israel, y heredan también todas las bendiciones, no reemplazan a nadie, sino que son injertados al olivo natural.
La Iglesia no ha reemplazado a Israel en el plan del Eterno Dios. Podemos asegurar que Él no se ha olvidado de Israel, y un día la restaurará a su rol de propósito deseado para la nación que Él ha escogido (Romanos capítulo 11).
A continuación dejo las citas de distintos pasajes bíblicos que servirán para entender el planteo de esta bitácora:
“Y te desposaré conmigo para siempre; desposarte he conmigo en justicia,
y juicio, y misericordia, y miseraciones. “ 
Oseas 2:19
“¿Se Olvidará la mujer de lo que parió, para
dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque se olviden ellas, yo no me
olvidaré de ti. He aquí que en las palmas te tengo esculpida: delante de mí
están siempre tus muros
. “
Is. 4915-16.
Porque tú eres pueblo santo á Yahwéh tu Poderoso: Yahwéh tu Poderoso te
ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están
sobre la haz de la tierra.
 “
Deut. 7:6
Mas tú, Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á quien yo escogí, simiente
de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los extremos de la tierra, y de sus
principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te escogí, y no te
deseché.” 
Isaías 41:8-9
Convertíos, hijos rebeldes, dice Yahwéh, porque yo soy vuestro esposo:
y os tomaré uno de una ciudad, y dos de una familia, y os introduciré en Sión;
Jeremías 3:14
Así ha dicho Yahwéh, que da el sol para luz del día, las leyes de la
luna y de las estrellas para luz de la noche; que parte la mar y braman sus
ondas; Yahwéh de los ejércitos es su nombre: Si estas leyes faltaren delante de
mí, dice Yahwéh, también la simiente de Israel faltará para no ser nación
delante de mí todos los días. “
Jeremías 31:35-36
“Porque no dejará Yahwéh su pueblo, Ni
desamparará su heredad
; “
Salmos 94:14
DIGO pues: ¿Ha desechado el Poderoso á su pueblo? En ninguna manera.
Porque también yo soy Israelita, de la simiente de Abraham, de la tribu de
Benjamín. No ha desechado el Poderoso a su pueblo, al cual antes conoció
.”
Romanos 11:1-2
“Mas tú, Israel, siervo mío eres, tú, Jacob, á
quien yo escogí, simiente de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los extremos
de la tierra, y de sus principales te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú, te
escogí, y no te deseché
.”
Isaías 41:8-9
“¿Cómo tengo de dejarte, oh Efraím? ¿He de
entregarte yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, ni ponerte como á
Zeboím? Mi corazón se revuelve dentro de mí, inflámanse todas mis
conmiseraciones. No ejecutaré el furor de mi ira, no volveré para destruir á
Efraím: porque el Divino soy, y no hombre; el Santo en medio de ti: y no
entraré en la ciudad.”
Oseas 11:8-9
Yahwéh se manifestó á mí ya mucho tiempo ha, diciendo: Con amor eterno
te he amado; por tanto te soporté con misericordia
.”
Jeremías 31:3
“ Oh vosotros, simiente de Israel su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.  Yahwéh, él es nuestro Poderoso; Sus
juicios en toda la tierra. Haced memoria de su alianza perpetuamente, Y de la
palabra que él mandó en mil generaciones. Del pacto que concertó con
Abraham, y de su juramento á Isaac; El cual confirmó á Jacob por estatuto, Y á
Israel por pacto sempiterno,
1 Crónicas 16:13-17
Porque la parte de Yahwéh es su pueblo; Jacob la cuerda de su heredad.”
Deuteronomio 32:9
Acordóse para siempre de su alianza; De la palabra que mandó para mil
generaciones, La cual concertó con Abraham; Y de su juramento á Isaac. Y la estableció a Jacob por decreto, A Israel por pacto sempiterno
,”
Salmos 105:8-10
El denuncia sus palabras á Jacob, Sus estatutos y sus juicios á Israel.
No ha hecho esto con toda gente; Y no conocieron sus juicios. Aleluya.
Salmos 147:19-20
“Porque no dejará Yahwéh su pueblo, Ni
desamparará su heredad
; “
Salmos 94:14
“Que en aquel tiempo estabais sin el Mesías, alejados de la república de
Israel, y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en
el mundo.” 
Efesios 2:12
“Bien: por su incredulidad fueron quebradas, mas tú por la fe
estás en pie. No te ensoberbezcas, antes teme. Que si el Poderoso no perdonó á
las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.”
Romanos 11:20-21
Esto pues digo: Que el pacto confirmado del Poderoso para con el
Mesías, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga,
para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la
promesa: empero el Poderoso por la promesa hizo la donación a Abraham.”
Gálatas 3:17-18

Si tu eres cristiano, necesitas arrepentirte de todo antisemitismo implantado en ti por este sistema anti-Mesías.

En el área de la teología, necesitas repudiar la “doctrina de el reemplazo”. Esta doctrina errónea asegura que el Eterno ha terminado con el pueblo Israel, y la ha reemplazado por la «Iglesia».
A través del profeta Jeremías somos amonestados por tener una teología que niega el futuro de Israel como nación.
¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: Dos familias que YHVH escogiera ha desechado? (las 2 casas Juda y Efrain) Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación. Así ha dicho el Señor: Si no permanece mi pacto con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo y la tierra, también desecharé la descendencia de Jacob, y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos misericordia«.
(Jeremías 33: 24-26 )
¡Nadie puede enseñar o creer que el pueblo de Isrel se ha perdido, destruido, remplazado, substituido, echado a un lado permanentemente, o puesto eternamente en exilio de nuestra tierra!
NOTA RECOMENDADA:

El Ayuno del 4º Mes y el Poder de la Teshuvá (Arrepentimiento o Regreso)

Por P.A. David Nesher
 
 
 
 

Existen determinados días en el calendario del Eterno en los cuales todo integrante de la Casa de Judá se abstiene de comer, en señal de duelo por las catástrofes y tribulaciones ocurridas en el pasado.  Esos días son llamados los días de taanit tzibur (ayuno público).        

Nosotros, como hijos primogénitos en Yeshúa, con conciencia de pertenecer a la Casa de Israel, nos desafiamos ante esta hajalah para sumarnos en el espíritu que dicho lapso ofrece para un alma que goza de la Alianza con Yahvéh. Por ello, debemos aceptar que el propósito de estos días de ayuno es despertarnos de nuestro letargo, al conmover nuestros corazones hacia el arrepentimiento o regreso (heb. teshuvá), recordando nuestros propios pecados así como también los de nuestros ancestros – que fueron similares a los nuestros.  

De esa manera, al recordar estos pecados somos motivados a retornar al camino correcto de la vida, como dice la Torah:        

«Y ellos confesarán sus pecados y los pecados de sus ancestros…»
(Vayikrá / Levítico – 26:40)  

Cada uno de nosotros deberá aprovechar estos días de ayuno y reflexión para hacer un profundo auto-examen de nuestras acciones, puesto que el propósito esencial de un día de ayuno no es el detalle de no comer en sí, sino motivar al penitente que lo realiza a arrepentirse, es decir ejercitarse en la herramienta profética de la teshuvá (regreso).  

Uno de esos días especiales, y uno de esos ayunos específicos, ocurre el día 17 del cuarto mes (llamado 17 de tamuz por la Casa de Judá).  

El Ayuno del 17 del Cuarto Mes es el primero de los días de ayuno en listados en las Sagradas Escrituras:  

«Así ha dicho Yahvéh de los ejércitos:  El ayuno del cuarto mes,  el ayuno del quinto,  el ayuno del séptimo,  y el ayuno del décimo,  se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría,  y en festivas solemnidades.  Amad,  pues,  la verdad y la paz».
(Zacarías 8:19)  

Este ayuno del cuarto mes conmemora la primera brecha hecha en las murallas de Jerusalén, antes de que el Primer Templo fue destruido por el ejército babilónico (año 586 a. E.C.). Cabe aquí señalar que en esta misma fecha también las legiones romanas, al mando del general Tito, también derribaron el muro jerosolimitano, veintiún días antes de destruir el Segundo Templo del Señor.  

Aplicando esto a nuestras vidas, debo decir que para nosotros, los primogénitos del Pacto Renovado, estos eventos trágicos de la historia, nos sirve para meditar cómo está nuestra muralla de salvación. Por medio de este ayuno total, y los días de restricción (ayuno parcial) intermedios, evaluamos si nuestras actitudes idóltras han conducido las circunstancias para provocar causales al enemigo que le permitan realizar vallados en nuestra muralla protectora otorgada por los méritos de la obra redentora del Mesías.  

Por causa de este lapso de máxima oscuridad, en el día 17 del cuarto mes comienzan las «tres semanas de duelo», llamadas también «días de la angostura» (Yemei bein Hametsarim, יְמֵי בֵּין הַמְּצָרִים). Este término hebreo que significa “entre ambos lados del estrecho” o “lugares estrechos”. Esta expresión surge de lo anunciado por el profeta Jeremías en el libro de Lamentaciones:

«Judá está desterrada, en postración y en extrema servidumbre. Sentada entre las naciones, no encuentra sosiego. La alcanzan todos sus perseguidores entre las angosturas«.
(Lamentaciones 1:3)

Como verán este nombre ha sido dado al periodo de duelo de tres semanas que comienza con el ayuno del 17 de Tamuz, y culmina en el 9º día del mes de Av, día declarado de duelo nacional por la destrucción de ambos templos.

Si prestamos atención a los textos proféticos, notaremos que el profeta Daniel estaba guardando estos días en su famoso ayuno:

«En aquel tiempo, yo, Daniel, hice penitencia durante tres semanas: no comí alimento sabroso; ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí, hasta el término de estas tres semanas»
(Daniel 10:2-3)

Para nosotros este período de días nos permite clamar con el poder que da el gozo de Su salvación a fin de que el Eterno nos liberé de toda estrechez y/o angostura que el enemigo ha tramado contra nuestras vidas.  

La historia de la Salvación nos refleja un evento terrible que marco también este día 17 del mes cuarto. Evento que no es sólo lo que sucedió con Jerusalén ante la invasión babilónica, sino que nos remonta a los tiempos del desierto, apenas Israel había sido liberado por Yahvéh de Mitzraim (Egipto). Por datos aportados por los sabios, se acepta que, si La Torah fue entregada entre el 6 y el 7 de Siván, y Moisés ascendió por orden del Eterno para recibir las tablas, él permaneció en el Monte Sinaí durante cuarenta días. Su demora desesperó al pueblo hebreo, dándolo así por muerto el 17 de Tammuz. Ese mismo día Moisés descendió, y cuando vio que los israelitas habían hecho el becerro de oro, rompió las tablas, y declaró juicios sobre la nación.  

Este evento de apostasía de Israel en el desierto, fue también el sello doloroso de este ayuno. Por eso el Señor quiere que hagamos memoria de nuestras rebeldías e impaciencias y convirtamos este tiempo para afligirnos y meditar en Su Palabra para que seamos hombres piadosos, temerosos y obedientes. Estas semanas de ayuno guían a que recordemos aquel acto de desobediencia, desesperanza y falta de paciencia de nuestros ancestros, pero repetido en nuestras vidas.  

Es por eso que aquellos creyentes que cuidan el ayuno en la cuestión de alimentos, pero no meditan sobre los cambios internos que su realidad exige, están desperdiciando el día 17 del Cuarto Mes, y las semanas intermedias hasta Tishá BeAv (el 9 de Av).  

Ellos sólo enfatizan lo que es secundario (el ayuno), y desprecian lo que es esencial (el arrepentimiento).  Sin embargo, tomar el arrepentimiento solamente, sin ayunar, es insuficiente, porque el ayunar es una orden establecida por los profetas, y todo el pueblo de Israel ha cumplido estos días de ayuno, a través de todas las generaciones.  

La sabiduría de lo alto que hay en la prescripción de este ayuno es que por medio de él adquirimos control del ego, aniquilándolo en sus «necesidades» y necedades. Así lograremos debilitar aquellas cosas que llevan a fortalecer las pasiones egotistas, e incrementando todo lo que alimenta al espíritu humano y lo fortalece, de modo que el cuerpo siga al espíritu y se comporte en él a fin de provocar la complacencia de Yahvéh, como nuestro Abba.   El hecho de meditar profundamente en estos trágicos eventos tiene como objetivo ayudarnos a conquistar las deficiencias espirituales que los provocaron, y así aplicar toda conclusión a la realidad de nuestra cotidianidad. A través del proceso de “Teshuváh” (introspección y compromiso a cambiar) adquirimos el poder del Espíritu Santo de transformar tragedias en alegrías.    

¡Únase a este tiempo de ayuno lleno del gozo que nos ha otorgado la Fe en el Mesías Yeshúa!

Altar: códigos del corazón humano sujeto al Eterno Dios.

 Por David Nesher

La Historia de la Salvación nos revela que la relación adecuada entre el ser humano y la divinidad es la adoración. En la relación de hijos que el Mesías nos da con el Padre, entendemos que hemos dado un paso significativo en nuestra vida de fe cuando nos encontramos con el hecho de que hemos aprendido a adorar al Eterno en Espíritu y en Verdad.
Entendemos que la adoración verdadera conlleva el reconocimiento de que Dios está en lo alto y nosotros estamos en lo bajo; de que Dios es santo y nosotros pecadores aceptos en Su gracia; de que Dios es inmensamente grande y sublime y que nosotros somos pequeños, casi insignificantes, un minúsculo grano en la inmensidad de la creación; de  que Dios es todo sabiduría y nosotros, la mayoría de las veces, necedad y vanidad. Ya sea por estas u otras razones, entendemos en el acto de la adoración que estamos inhabilitados para tratar a Dios directamente; es como si necesitásemos de un medio o algo que nos permita presentarnos ante Dios para ofrecer tan siquiera un humilde y tosco tributo.

Jamás hombre alguno ha podido acercarse al Dios verdadero basado y amparado en su propia virtud, sino que, desde los inicios mismos de la historia humana, el que en verdad se ha acercado a él, lo ha hecho apoyándose en una ofrenda por sus pecados, o un sacrificio sustitutivo a su favor, o en una promesa de perdón recibida de parte de Dios mismo. Y en este acercarse a Dios por parte de los hombres de la antigüedad, un elemento pleno de significados es el altar: una especie de estructura sobre la que se ofrecían a Dios ofrendas, generalmente de animales sacrificados, como un acto de adoración.

El primer altar que el hombre edificó fue levantado para adorar a Dios y esa es  la principal razón por la que nosotros también debemos edificar un altar al Señor en nuestra vida diaria. La primera vez que aparece la palabra altar en las Sagradas Escrituras es en el libro de Génesis (capítulo 8, versículo 20), cuando Noé edificó un altar y tomó de todo animal limpio ofreciéndolo en olor fragante a YHVH.
Desde ese momento, y a través de los tiempos antiguos, encontramos hombres como Noé, Abraham, Isaac, Moisés, David, Gedeón etc. construyendo altar al Señor. Entendemos que el altar era un símbolo de sacrificio, adoración y sabemos que muchas veces se construía para recordar la promesa de Dios. En el tabernáculo de reunión, y en el templo de Salomón, se construyo el altar de bronce y el altar del incienso en dónde se ofrecía el holocausto y se quemaba el incienso aromático respectivamente.
Al entrar en el tabernáculo que Moisés construyó en el desierto, de acuerdo al diseño que se le reveló, el altar era lo primero con lo que el adorador se encontraba. Era lo que estaba a primera vista. Además era el objeto mas grande en el tabernáculo. De acuerdo a estos testimonios escriturales surge el siguiente cuestionamiento: ¿por qué YHVH demanda que se le haga altar? Porque el altar es un símbolo de restauración. Para los hombres de la antigüedad el altar traía el cielo a la tierra. ¡Altar es comunión con Dios!
Ahora bien, para poder entender mejor el altar, los invito a dar un vistazo a las palabras en hebreo y griego, utilizadas en la TaNaK (forma correcta de decir Antiguo Testamento) y los libros del Nuevo Pacto, para referirse a esta expresión.
En hebreo encontramos tres maneras para decir ALTAR:
  1. MIZBEAJ: Significa «un lugar alto donde se hacen sacrificios«. Este vocablo se usa más de 400 veces en el Antiguo Testamento. Aparece por primera vez en Génesis: 8:20.
  2. ZABAJ: significa «matar para comer» o «sacrificar«.
  3. ZEBAJ: «Sacrificio que establece comunión entre Dios y los que comen el sacrificio«.

Innumerables son los altares que se registran en el Antiguo Testamento (TaNaK) en el devenir de la historia de la salvación: el «altar» de Noé (Gn 8:20); los de Abram en Siquem (Gn 12:7), en Bet-el (Gn 12:8) y en el monte Moriah (Gn 22:9); el de Isaac en Beerseba (Gn 26:25); de Jacob en Siquem (Gn 33:20); de Moisés en Horeb (Éx 24:4); de Samuel en Ramá (1 S 7:17); del templo de Jerusalén (1 R 6:20; 8:64); y los dos «altares» previstos por Ezequiel en el templo restaurado (Ez 41:22; 43:13–17).

altar ariel

Los hombres en la antigüedad tenían claro que el altar hablaba constantemente de la relación del ser humano con Dios, tuviese o no tuviese ofrenda sobre sí. El altar de por sí ya era una señal que proclamaba poderosamente todo un mensaje de parte de Dios para las personas. El altar era una forma de recordatorio para aquellos que estaban llamados a relacionarse con el Dios Eterno: recordaba constantemente que Dios se había manifestado a ellos, que les había dado sus palabras, que en momentos especiales se reveló a ellos comprometiéndoles para con él. Era una especie de testimonio perenne de que Dios había venido manifestándose a ellos desde hacía tiempo con fiel y santo amor.

Entendiendo que lo del Antiguo Testamento fue una sombra y figura de lo que habría de venir, hoy nosotros también somos llamados a presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es nuestro culto racional (Romanos 12:1). Al igual como eran ofrecidos los sacrificios en los tiempos antiguos (animales sacrificados), hoy somos nosotros invitados a subir voluntariamente al altar y presentar un sacrificio vivo a Dios. El Eterno Padre nos llama a edificar un altar para él en nuestras vidas. Es un llamado a invocar su nombre en la vida diaria, en nuestro lugar de permanencia (casa, sitio de trabajo, lugar de estudio, etc.). Es un llamado a reconocer nuestra vulnerabilidad y necesidad de su bendición. Es un llamado a establecer señales que tengan un real significado para las decisiones que tomamos en nuestro diario andar. Es un llamado a la fe, a la consagración, a reconocer su santidad y la necesidad de que nosotros también lo seamos, es un llamado a la esperanza y a la adoración.

A esta altura de nuestro estudio nos debemos preguntar: ¿Cómo se restaura el altar? ¿cuáles son los principios para hacerlo tal y como Abba lo revela? Para responder estas preguntas nos es necesario regresar a la consideración del significado de la palabra hebrea mizbeaj usada para altar.

En la palabra MIZBEAJ cada una de las letras  consonante que la forman tiene un significado especial (recuerde que el hebreo las vocales se suprimen) formando un acróstico que permite descifrar los códigos secretos escondidos en la palabra altar:

Cordero altar fuego

La letra M significa: Mejilá = Perdón;

La letra Z significa: Zejut = Justicia (buenas acciones);

La letra B significa: Beraka = Bendición;

La letra J significa: Jayim = Vida.

El mensaje oculto en los códigos que forma el altar nos da a entender que si nosotros restauramos cada uno de estos conceptos en nuestras vidas tendremos un altar que permitirá la activación diaria de nuestro gozo y el ejercicio excelente de nuestra fe.

Restaurar nuestro altar cada mañana, por medio de la oración matutina y el estudio de la Escritura, reactiva en nosotros Su gracia a través del poder del perdón en la sangre del Cordero. Esto manifiesta Su justicia que nos fortalece para realizar buenas obras. Por ellas, nos alcanzarán todas las bendiciones garantizadas por promesas divinas en Su Ley (Torah) y eso realmente garantiza Vida, y vida en abundancia, es decir, la que alcanza con la misericordia del Eterno, hasta la tercera generación.

LA OFRENDA DE SHABAT: Una Expresión Física del Corazón Humano.

Por P.A. David Nesher

 

“El día del sábado ofrecerás dos corderos de un año, sin defecto, y una ofrenda vegetal de dos décimas de un efa de harina fina amasada con aceite, con su libación. 
Este es el holocausto de cada sábado, además del holocausto continuo y de su libación.» 
(Números 28: 9-10)

Pesaj2-cordero-de-dios

Reiteradamente, por medio de mis enseñanzas, he explicado que el corazón, en las Sagradas Escrituras, representa el centro del alma, de donde emana todo lo que el hombre piensa, habla y hace. Son justamente los pensamientos del ser humano, la manera en que este intelectualiza lo que de su corazón emana, su deseo o intención (kavaná). Las palabras son la manera en que el hombre expresa sus pensamientos, los cuales como dijimos anteriormente son el resultado del discernimiento intelectual de un deseo que emana del corazón del hombre. Los actos son la labor que hombre emprende en pos de satisfacer ese deseo que emana de su corazón, su discernimiento intelectual del deseo de su corazón le dirigió sobre la manera de satisfacerlo, y por eso el hombre entiende o sabe qué acto es el que necesita hacer para satisfacer el deseo que emana de su corazón.
En resumen de lo que vengo diciendo, el acto físico solo es el resultado de un proceso de discernimiento espiritual dentro del alma del hombre, siendo entonces el acto físico la manifestación de lo que está emanando desde el corazón del hombre, el acto es el medio en que lo espiritual que emana del corazón del hombre se manifiesta en el mundo material.
Toda persona justa en el Mesías debe estar consciente que el valor de su ofrenda física se lo da el corazón con que se está presentado, de allí la importancia en que no solo nuestra educación en la Torá sino el ambiente de nuestras comunidades, deben de ser propicias para cultivar los corazones de los ofrendantes y que estos sean adecuados, y entonces sus ofrendas y oraciones sean gratas delante del Trono Celestial.
Y por otro lado debemos aprender sobre el momento adecuado para cada ofrenda, no antes y no después de lo que la Torá ha instruido, por ejemplo, la ofrenda del Shabat (séptimo día de la semana) es clave para un hijo primogénito de Dios, siendo el Shabat la puerta que une a este mundo con la perfección que viene del Creador de los cielos y la tierra. Por ello, teniendo en cuenta que en ese día nos disponemos a cerrar nuestras manos para no laborar y así buscar esa perfección, nuestra ofrenda de Shabat es de suma importancia, y por eso debe ser dada antes de iniciar mi búsqueda de esa perfección disponible en ese día santo.
Para lograr entender el espíritu profético-mesiánico de este acto ofertorio, deberemos entender el sentido de la acción de sacrificar. “Sacrificar le parecía al hombre tan ‘natural’ como orar; lo primero indica lo que el hombre siente acerca de sí mismo, lo otro lo que siente con respecto a Dios”, escribe el historiador bíblico Alfred Edersheim. Desde que el pecado entró en el mundo, ha traído consigo el dolor de la culpa, el desamparo y el alejamiento de Dios. El hombre es consciente que necesita liberarse de estos males. Es fácil de entender que cuando la gente se encuentra en esa situación desesperada piense que debe recurrir a Dios por ayuda (Romanos 5:12).
Por ello, el mismo Dios Eterno, garantizó el cumplimiento de los tiempos con el advenimiento de la «simiente de la mujer» que acabaría con la serpiente antigua y su simiente, el pecado en el corazón humano (Gén. 3:15). De ese modo reveló que en tiempo oportuno Él mismo manifestaría al Cordero que fue inmolado antes de la fundación del mundo (Ap. 13:8). Entonces la humanidad toda tendría abierto el portal de regreso al Reposo (Shabat) del Eterno e Infinito Dios.
Por ello, cuando se estableció el ritual del tabernáculo en el monte Sinaí, el Eterno ordenó que cada mañana y cada tarde se ofreciera un cordero de un año (hebcordero-altar. kebes) como holocausto por todo Israel (Ex. 29:38-42; cf Nm. 28:4), y dos el sábado de mañana y dos el sábado de tarde (Nm. 28:9, 10). Por causa de su inocencia, paciencia e inofensividad, un cordero resultó ser el mejor animal para representar a quien prometió llevar los pecados del mundo, el Cordero de Dios. Por ello, el cordero desempeñó una parte importante en el antiguo sistema de sacrificios, el cual prefiguraba el ministerio y sacrificio de nuestro Salvador. Este animal, ofrecido en holocausto, representaba el ministerio continuo de Jesucristo en favor de los pecadores. Por cuanto ésta era una «ofrenda encendida«, «ofrenda quemada«, o un «holocausto continuo [diario]» (v. 3), se la llegó a conocer como tamîd: literalmente, «continuo» o «diario«. Este término hebreo para “ofrenda quemada” significa “ofrenda de ascensión” u “ofrenda que asciende”, lo cual es pertinente porque en esta el animal degollado se quemaba sobre el altar y ascendía hacia el cielo a Dios un olor dulce, conducente a descanso (Shabat). La ofrenda quemada se distinguía de las demás en que el animal se ofrecía entero al Eterno después de haber salpicado su sangre alrededor del altar. Los sacerdotes tenían que “hacer humear todo ello sobre el altar como ofrenda quemada, ofrenda hecha por fuego, de olor conducente a descanso (Shabat) a YHVH” (Levítico 1:3, 4, 9; Génesis 8:21).
Ahora comprendemos que ley (hajalá) mosaica, con todos sus sacrificios y ofrendas, se dio a los israelitas de antaño para que pudieran acercarse al Eterno y así conseguir y conservar su favor y bendición hasta la llegada de la Simiente de la mujer prometida. El apóstol Pablo, que era judío, lo explica de este modo: “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe” (Gálatas 3:24). Lamentablemente, la nación de Israel no respondió a esa tutela, sino que abusó de su privilegio. En consecuencia, sus muchos sacrificios se hicieron repugnantes a YHVH, quien dijo por medio de su profeta: “Suficiente he tenido ya de holocaustos de carneros y de la grasa de animales bien alimentados; y en la sangre de toros jóvenes y corderos y machos cabríos no me he deleitado” (Isaías 1:11).
Teniendo en cuenta estas imágenes proclamadas en la Antigua Alianza, vemos que las primeras comunidades estaban llenas en sus conciencias de estas significaciones. Cristo, nuestro Cordero pascual, ha sido inmolado, decía Pablo a la comunidad de Corinto (1 Cor 5: 7). Y Pedro, en su primera epístola, invitaba a los fieles a recordar que habían sido rescatados de su vano vivir no con oro o plata, que son bienes corruptibles, sino con la sangre preciosa de Yeshúa, Cordero sin defecto ni mancha (1Pe 1: 18-19). Para la Nueva Humanidad conformada en el Mesías, Él era el Cordero del Eterno prefigurado en todos y cada uno de los corderos ofrendados en el altar del Antiguo Pacto.
Los primeros discípulos sabían que la ofrenda es tan importante delante de YHVH que entendían por qué el mismo Yeshúa se convirtió en una para salvar a los hombres del caos. Las primeras comunidades sabían que Él es el Cordero de Dios que quita nuestro pecado (Jn. 1:29) y también, quien sana la tierra. En la cruz del Gólgota, Él era el Cordero a ser sacrificado. Este recordatorio se activaba en cada cierre del ciclo semanal, durante la celebración del Shabat. Los discípulos de los dos primeros siglos, separaban de sus bienes durante las dos comidas del sábado a fin de traer a la comunidad, al iniciarse el primer día, la evidencia de su amor al Eterno y Su Torah como ofertorio. Dichas ofrendas eran usadas muchas veces como instrumentos de la tzedaká (justicia social) que la idea de Shabat les revelaba:

«Cada primer día de la semana, cada uno de ustedes ponga algo aparte, según lo que haya ganado, y guárdelo, para que no se tengan que recoger las ofrendas cuando yo esté allá.»

(1 Corintios 16:2 – RVC)
Hoy, nosotros, los hijos primogénitos que habitamos Su Monte Santo, creemos en el poder de traer nuestras ofrendas de Shabat. Entendiendo que las mismas son actos de adoración a nuestro Abba, el Eterno Dios, por medio de las que ocurren grandes cosas. Al cumplir con estos principios, se revela en todos los cielos lo que hay en nuestros corazones, y nos ponemos en posición para recibir las recompensas correspondientes a nuestra obediencia en el guardar el Shabat.
Así que debemos dimensionar la gran importancia que tiene el acto de honrar al Eterno Dios con la ofrenda encendida de Shabat, ya que el hecho más importante que nos ha sucedido, implicó el sacrificio de dar lo más valioso. Por lo tanto, al hablar de salvación inevitablemente hablamos de ofrenda de Shabat manifestándola materialmente. Nos encanta recibir el beneficio de la cruz, pero debemos entender que fue una ofrenda, un sacrificio con el cual Yeshúa otorgó Reposo (Shabat).
Al ofrendar en Shabat, manifestamos que creemos en que todo el universo opera basado en ciclos. Las mujeres tienen su ciclo mensual, la lluvia pasa por un ciclo; el Eterno creó el mundo basado en ciclos para asegurar su continuidad. Cuando uno de esos ciclos se desequilibra, se crean grandes conflictos. Al celebrar Shabat manifestamos nuestra convicción en que toda la Creación marcha al encuentro de ese «instante eterno» en que todo lo creado entrará en el Reposo de YHVH. En cada Shabat establecemos que nuestro Único Dios está en absoluto control de todas las cosas por medio de Su Mesías-Cordero. De ese modo no ha posibilidad alguna de que las tinieblas establezcan el caos en la Tierra, y desde ella, en el cosmos todo. Por el contrario, el señorío entregado por el Padre a nuestro Dueño Yeshúa realiza diariamente un ministerio continuo en intercesión a favor de los hombres y la creación misma. Dicho ejercicio ministerial garantiza una vivencia de Su Paz (Shalom) en todas las áreas del ser humano, y particularmente aquellas que tienen que ver con su economía. Tu acto de ofrendar proclamamos a todo testigo de nuestro alrededor (ángeles y hombres) que aceptamos lo que YHVH está haciendo por nosotros, aunque no lo merezcamos.
Por todo ello, necesito decirte, a ti que lees esta bitácora, que cuando ofrendas en Shabat entras en el ciclo de libertad financiera que nuestro Abba Eterno diseñó para ti. Si ofrendas estás dando testimonio de lo que recibes cada día de tu vida es de parte del Eterno Dios; entonces las bendiciones te alcanzarán (Dt. 28:1-14). Pero si recibes, y no ofrendas, te sales de ese ciclo y las maldiciones de la Torah te alcanzarán (Dt. 28:15-68).
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Varones con Bulimia y Anorexia… ¡Un fenómeno que crece en Argentina y el mundo!

El 10% de los adolescentes varones, con bulimia o anorexia

Son datos de ALUBA sobre 100 mil chicos de escuelas secundarias. Según expertos, esos trastornos dejaron de afectar sólo a las mujeres. Es porque ellos ahora también están muy pendientes de su físico. En los últimos 10 años se triplicaron los casos 
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Hace ya un tiempo que la estética dejó de ser una cuestión netamente femenina para convertirse en un tema de todos. Los hombres comenzaron a preocuparse por el brillo del pelo, la tersura de la piel, los abdominales de la panza, la prolijidad de las uñas. En fin, por el físico. Pero con ese nuevo “cuidado” al físico apareció también su contracara: la obsesión, lo patológico. Y el resultado es que aumentaron significativamente los casos de bulimia y anorexia entre los más jóvenes . Según la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA), sólo en la última década subieron un 350% las patologías alimentarias entre los adolescentes varones.
El número surge de un relevamiento que hizo esta asociación durante los últimos tres años en colegios de nivel secundario tanto públicos como privados de todo el país, y en el que participaron algo más de 100.000 chicos. Esta asociación había hecho el mismo trabajo en el 2000, y en ese entonces se registró un nivel de patologías del 2 % en el total de adolescentes varones encuestados, en tanto en este último informe el índice llega casi al 10 % . Además, en el 2000 se había detectado un 12 % con desordenes alimentarios, en tanto que en el estudio más reciente alcanza el 21 %.
¿Cómo se explica este enorme crecimiento de casos en varones? “Porque ellos también están más estéticos. Se depilan, usan cremas. Y esto se junta con los problemas propios de la adolescencia, como el miedo a crecer, a fracasar. Así, piensan que si son lindos y tienen cuerpos perfectos, va a ser más fácil tener éxito ”, explica Mabel Bello, Fundadora de ALUBA.
La nutricionista Ana Jufe, asesora del Hospital de Clínicas, coincide en que la presión social por el físico y la estética también llegó a los varones. “Ahora, además, hay menos vergüenza para contar ciertas cosas, y por eso hay más hombres que consultan. Encima el adolescente es un niño que está saliendo del lugar de chiquito querido por sus padres para identificarse con sus pares, y cree que si es bonito y perfecto va a ser mejor aceptado”. Entonces, hasta ahora, el crecimiento se explica por la combinación adolescencia/presión social por el físico; sin embargo, no todos los chicos sufren patologías alimentarias. “ Hay factores predisponentes. La familia es fundamental, si es rígida, ausente.

«Hay también un cambio cultural importante que justifica eso: los jóvenes se depilan, prestan más atención al propio cuerpo, tienen más dificultades para integrarse socialmente o para conseguir trabajo y eso puede generar conductas adictivas en personalidades predispuestas«, advirtió.

Existen dos grupos importantes de «población de riesgo, uno formado por niños o niñas perfeccionistas, rígidos, obsesivos, generalmente estudiosos o abanderados de escuela y con pocas habilidades sociales«, explicó Bello.

El otro «es un grupo mayor de chicos que presenta por lo general desórdenes de conductas y emociones, altibajos emocionales, irritabilidad, enojo, dificultades en el estudio o para concentrarse», señaló.

Para Bello «lo más importante es conectar los cambios sociales y culturales con este aumento notable en las cifras; vivimos una cultura muy visual, que hace énfasis en la belleza y la estética, y eso hace que los adolescentes o los jóvenes se interesen extraordinariamente por sus propios físicos«.

La patología alimentaria es la que presenta más mortalidad entre las enfermedades psiquiátricas en la adolescencia a nivel mundial, por eso es tan importante prevenirla. Y hay desencadenantes. A veces es la adolescencia en sí misma, o una situación estresante como una mudanza, la separación de los padres, la identificación o definición sexual.
Edith Szlazer, psiquiatra de Bace, un centro de tratamiento integral de bulimia y anorexia, dice que si en los 90 la relación de trastornos en la alimentación en chicas y varones era de 95% y 5%, hoy es del 85% y 15%. “Ponen en el cuerpo situaciones de angustia. El varón siempre fue más de canalizar todo por la violencia, el alcohol, el gimnasio, pero ahora también lo está haciendo con la comida. Tiene que ver con que vivimos en una sociedad muy exigente, y a veces se pierde el control interno . Pero también influye la falta de autoestima, si hay una madre demasiado presente, un padre ausente. El aumento de estas patologías en varones también se explica por la imagen del padre, y ahora hay muchas más separaciones, padres menos presentes, padres que no están nunca en la cena familiar ”.
La especialista describe algunas señales de alerta. La más evidente: la pérdida de peso (si bajó el 15% del peso corporal en tres meses), si se aísla, si cambia de estado de ánimo, si tiene bajo rendimiento escolar, si después de comer va al baño. “Los padres o familiares deben estar atentos a: si dejan de realizar las comidas, o dicen que ya comieron en otro lado o que van a comer en otro lado, si cuando los ven comer desmenuzan la comida en el plato y la separan y desparraman por el plato, si están más selectivos especialmente suprimiendo los dulces, las pastas, el pan y los hidratos de carbono y grasas en general. En el caso de la bulimia, si faltan grandes cantidades de comida, a veces dejan restos de los vómitos en el baño, o si se van a bañar inmediatamente y siempre después de comer”, dice Jufe. Y agrega: “ Si estas patologías se dan antes de los 15 años, puede haber retraso en el crecimiento y el desarrollo . Lo fundamental es tratarlos antes de los 19 años, que es cuando comienzan a cerrarse los cartílagos”.
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¿Qué puedes hacer al respecto?
Muchos adolescentes tomaron al pie de la letra el mensaje publicitario: “Delgadez es sinónimo de éxito social”, pero yo quiero denunciar desde aquí que es un mensaje falso. Los jóvenes son terreno propicio para este tipo de perversiones que no son otra cosa que una forma de adicción a las dietas y a los atracones de comida descontrolados, dañinos, peligrosos y muchas veces mortales.
Al asociar mentalmente la delgadez con la habilidad para triunfar, para conseguir un puesto especial o conseguir la atención de la persona elegida. Este sútil mensaje contenido en la publicidad de productos dietéticos, comidas light, productos de cosmética, marcas de ropa y los modelos de las vidrieras, imposibles de vestir sin llegar a un peso en que se expone la salud. Todo el que aspira a triunfar debe verse como una de estas “modelos del aviso”. Pero este modelo es inalcanzable, están muy retocadas para ocultar sus imperfecciones, tampoco dicen que una buena impresión gráfica elimina estrías, rollitos y hasta las flaccideces. Aspiran a ser una imagen “espectral” e imposible y se meten así, en un camino sin salida, irreal, que les hace perseguir algo vacío, ilusorio.
En los últimos 10 años creció mucho el número de personas que se hacen “adictos” a las dietas y a los atracones, y la edad más frecuente oscila entre los 12 y 18 años, y aún se puede detectar hasta los 25 años.
La mayoría de los jóvenes que están transitando estos problemas de alimentación son personas que no han aceptado el cuerpo que Dios les ha dado. Son personas que creen la mentira de los ambiciosos, que lucran con la salud y la vida de los adolescentes. A esos jóvenes debo decirles que todo esto les es  contado como pecado.
Si eres una joven, o una jovencita, que estás atravesando este camino perverso, debes entender que la autoconmiseración y el querer conseguir la estima y la elección de la pareja por el valor del cuerpo, son pecados y muy graves, que demuestran la falta de conocimiento acerca de cómo piensa el autor de nuestro cuerpo, lo que Su Instrucción dice acerca del éxito en la vida en los verdaderos valores.
La confesión de estos pecados será el comienzo de tu liberación. Luego deberás aferrarte por la fe en la persona de Yeshúa, el Mesías. Desde allí, deberás confiar en su ayuda para controlar el deseo del mal hábito ya instalado en tu cuerpo. Para esto requerirás de la lectura y la memorización de las Escrituras y orar al Eterno Dios cada día pidiendo que controle tu voluntad.
Deberás abrir el corazón a Dios como tu Padre y te dispondrás a obedecer Su Instrucción (Torah), cambiando así los valores de tu vida.
Es necesaria una renovación de tu mente, pues dice Prov. 12:20 “Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal, pero alegría en el de los que piensan el bien”.
Además no debes conformarte al sistema de este mundo, sino entender que lo realmente importa es tu interior. Debes anhelar la posesión de un espíritu afable y apacible que es verdaderamente lo de gran estima delante de Dios (1 Pe. 3:3-4).
Por último, déjame decirte que si quieres seguir el modelo de este mundo sólo conseguirás frustración, pero si quieres seguir el modelo del diseño origianal que el Eterno nos dejó en Su Palabra, entonces podrás comprobar la hermosura de la voluntad de Dios para tu vida.
“No os conforméis a este siglo sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”
(Romanos 12:2)

El Desagradable Arte de la Queja

Por  Lic. Laura Arco
Maestra Apostólica
Coach del Reino
 

«¿Quién puede anunciar algo y hacerlo realidad sin que el Señor dé la orden?¿No es acaso por mandato del Altísimo que acontece lo bueno y lo malo?

¿Por qué habría de quejarse en vida quien es castigado por sus pecados?

Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor.

Elevemos al Dios de los cielos nuestro corazón y nuestras manos.

Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y tú no has querido perdonarnos.»

 

Lamentaciones 3:37-42
Hace tiempo entendí que igual que el tabaco, el alcohol y el chisme, la queja también es un vicio (que los argentinos pueden llegar en convertir en deporte y hasta en arte).
Quien se dedica a ella se considera superior moral o intelectualmente a otros u otros, pues aquello de lo que se queja se debe a una incapacidad para hacer lo bueno y/o correcto. Si somos víctimas de alguna injusticia es a causa de la inmoralidad de alguien; si lo somos de alguna ineficacia es a causa de la torpeza o ignorancia (o de ambas) de alguien. Pero siempre, en cualquiera de los casos, nos consideramos víctimas y que nosotros podríamos hacerlo mejor.
Todos los humanos somos así, ¿acaso el mismo pueblo de Dios liberado de la esclavitud de Egipto no se quejaba de continuo? Pero los argentinos tenemos la cultura del tango incorporada: la vida es dura, injusta, nos trata mal y nos hace vivir con el ¡ay! en la boca.
Reconozco que yo misma suelo caer en esta trama, tal vez porque he sido entrenada para detectar el error (del otro). Más me hubiera gustado ser entrenada para ver los aciertos.
Si así actuamos en lo intrascendente también lo hacemos con lo trascendente. Si nos quejamos a Dios por lo que nos acontece, y de Él viene lo bueno y lo malo, ¿no le estamos diciendo que Él es moralmente malo o un incompetente?
“Alguien” está obrando en injusticia para que yo esté sufriendo tal situación. Sería bueno considerar que si Dios sólo tiene pensamientos de bienestar para conmigo (Jeremías 29:11) tal vez el injusto sea yo. Es hora de invertir la mirada, de redireccionarla: en lugar del ojo ajeno, miremos el propio (Lucas 6:41).
Nada ganamos con quejarnos, pues ella nos ofusca y obsesiona; nos impide abrirnos a considerar otros ángulos y lo peor los beneficios de las situaciones adversas.
Hagamos las cosas bien y no tendremos de qué quejarnos. Es mucha la tarea y no es fácil, pero es más que necesaria. Sino vivimos la gloria que creemos merecer es porque el Señor la retiene porque su bendición alcanza al contrito y humillado y rechaza al soberbio.
Dios Todopoderoso, nuestro Padre, no mira nacionalidad, y el pecado no discrimina raza o lengua. Seas o no argentino, esta palabra está en la Escritura y es para todos.
Hagamos ayuno de queja y arrepintámonos de nuestras rebeldías que son la causa de todos nuestros males.
Oración:
«Papá, te doy gracias por tu Palabra que alumbra mi camino para que yo pueda corregir mi rumbo. Extiende tu braza y quema mis labios para que sea santificada mi manera de hablar. Sea tu Espíritu Santo mi guía y compañero en esta expedición a mi interior hasta encontrar la raíz de mis males. Sé que amas y nunca me dejarás sola. Me humillo ante Ti y te pido perdón. Bendíceme con una nueva oportunidad. En el nombre de Jesús, el Cristo, nuestro Señor, te lo pido. Amén».

 

Pequeñas Coberturas

M.A. Laura Arco

Mendoza, Argentina

 

Hay situaciones cotidianas y de poca relevancia que suelen funcionar como disparadores para la reflexión.

A mí me agradan, tal vez porque ponen en evidencia varias cosas, por ejemplo, que no somos seres meramente carnales, sino que desde nuestra naturaleza material y sensible estamos siempre listos para brincar y entrar y funcionar en el medio que nos es más propio y propicio, el espiritual.

 

«Lo que ha nacido de la carne, carne es;
y lo que ha nacido del Espíritu, espíritu es».

(Juan 3:6)

Por otro lado, porque entiendo que toda la realidad es un sistema de códigos que conllevan en forma latente mensajes superiores. Todo está a la vista y, paradójicamente, oculto. Cada cosa es como una moneda, con dos caras; la una exhibe un aspecto y la otra un valor. Normalmente vemos sólo una, la material, externa, sensible; a la otra sólo la intuimos.

Cuando miramos un semáforo no vemos solamente tres luces de color encendiéndose alternadamente. Por la vista captamos las señales lumínicas, pero en ellas y a través de ellas está lo más preciado, que es el mensaje. Entendemos que éste es más importante que la estética de esa organización cromática. Sin embargo, por importante que el mensaje sea está sujeto al esquema visual.
Así observo que Jesús mostraba los semáforos para que se conociera la verdad y el funcionamiento de las leyes espirituales; me refiero a las parábolas.

» …a vosotros os es dado saber
los misterios del reino de los cielos…
les hablo en parábolas porque
viendo no ven y oyendo no oyen
ni entienden 
Abriré en parábolas mi boca;
declararé cosas escondidas
desde la fundación del mundo.»
(Mateo 13: 11, 13; 35)

El tema de la codificación de la verdad, invisible y sobrenatural, diseño eterno, es muy amplio y complejo y merece un abordaje más sistemático y extenso. Sin embargo, era necesario este breve comentario para poder compartir mi observación, y, a partir de ella, leer el mensaje oculto.

Últimamente he prestado atención a un hecho trivial y rutinario, que en verano se repite con frecuencia diaria. (Entiendo que Dios tiene una didáctica infinitamente variada para enseñarnos y advertirnos.)

¿Cuál es el hecho en cuestión? Cuando mi esposo y yo nos acostamos, como hace calor, lo hacemos sobre la sábana inferior, muy ligeros de ropa, y no nos cubrimos (¿Quién no, verdad?) A medida que nos vamos relajando y entrando en el sueño nuestra temperatura corporal baja al punto que ambos, simultáneamente, sin habernos puesto de acuerdo, acudimos a extender la sábana superior y cubrir nuestra desnudez. Nos basta esa sola y liviana cobertura para sentirnos cómodos y continuar nuestro descanso.

Varias noches consecutivas ocurrió lo mismo, sin que yo le prestara atención a la coincidencia. Pero un día, al despertar, vi lo que antes no había visto, y esta acción rutinaria cobró sentido. Me llamó la atención nuestra sincronización para buscar la sábana, pero más aún el ver que una cobertura tan liviana nos brindara tanto bienestar. Y he aquí el brinco de la vulgar a lo significativo.
Desde unos años a esta parte oigo hablar de coberturas ministeriales y miro a mi alrededor buscando ejemplos de coberturas y le pregunto a Dios qué es, en qué consiste y cómo debe ser, porque lo que veo en derredor me confunde y no me satisface.

En algunos casos, basta que alguien solicite a otro una extensión de su registro de culto y una bendición para funcionar, y otras, una larga lista de requisitos a cumplir para conceder al otro esa tan anhelada cobertura. Pero…¿Qué es?

¿Una cuestión legal? ¿Una formalidad? ¿Un convencionalismo social o eclesiástico? ¿Una credencial para ser reconocido como “un alguien” y no como un NN?

Creo que haberle hecho la pregunta al que Todolosabe me hizo observar el asunto de la sábana de mi lecho conyugal.

Descubrí que no la busca uno u otro, sino que ambos, los dos que integramos esta unidad de amor llamada matrimonio, pareja de pacto, nos movemos en el mismo sentido.

Descubrí que la cobertura nos alcanza a ambos y cubre toda nuestra desnudez, modo que si algún intruso se atreve a invadir nuestra zona privada, sólo verá nuestras cabezas.

Descubrí que esa cobertura es tan liviana que nos permite mover en libertad, como el cuerpo lo desee o necesite. Nos cubre, no nos aplasta. No es una carga pesada, sino ligera.

Descubrí que nos protege de lo que nos pudiera afectar desde afuera, como de los mosquitos, y no permite que se nos escape el calor propio, o que el fresco de la madrugada nos incomode o dañe. Esta cobertura es tan agradable que podemos estar en reposo.

Las parábolas, en el sentido más estricto, no son más que comparaciones, es decir “lo que se pone al lado para conocer mejor”. Si debo interpretar esta experiencia como parábola que el Padre me puso para que yo, por fin, viera, debo aplicar las características de cobertura física a la espiritual.

Y así descubro que algo anda mal, pero muy mal. Un registro de Culto no ofrece lo que ofrece mi sábana; tampoco una denominación. Si entendemos que cada congregación es una unidad de amor, igual que un matrimonio, también entendemos que el pacto tiene el mismo carácter. Ningún registro proporciona amor; sólo el reconocimiento de parte del Estado de que un cierto número de personas concuerdan en una práctica de fe, la cual le permite llevar estadísticas que podrán o no incidir en políticas socioculturales.

 

Por otra parte, las denominaciones, al menos las que yo he podido conocer, se asemejan más a las sectas de fariseos, saduceos, zelotes y herodianos que a una comunidad en la que los ancianos se convierten en mentores de los más jóvenes desplegando paternidad sobre ellos.

Meditando sobre este punto el Espíritu Santo me trajo a memoria la historia del joven profeta que fue instado a desobedecer a Dios por un viejo profeta, hombre de experiencia, lo cual le significó la muerte y fin de su ministerio (1Reyes 13).

Todos los que habiendo leído el Evangelio hemos creído y entregado nuestra vida a Jesucristo hemos aceptado el mensaje completo, sin restricciones, sin “peros” o quejas y nos hemos dispuesto a obedecer en todo, aun en lo que no entendemos. Como María, con la misma fe y disposición hemos dicho con asombro y sin dudar:

«¿Cómo será esto?» (Lucas 1:34)
«He aquí la sierva del Señor,
hágase conmigo conforme a tu palabra.» (Lucas 1:38)

Pero luego, los más viejos, experimentados teólogos, conocedores del oficio, repetidores de cientos y cientos versículos de memoria, expertos “críticos” de las Escrituras, empiezan a contaminar la fe de los nuevos siervos con los “sí, pero”, de modo que la obediencia es a medias, o sea, es servicio en desobediencia.

Y como hay dos formas de tener éxito: una dándole a la gente lo que la gente pide, y otra, dándole lo que la gente necesita, fácilmente se confunde el camino y los bien intencionados terminan siendo engañados y explotados. La primera forma da un resultado rápido, aunque efímero y sin fruto aceptable. La segunda, es dolorosa, ardua y a muy largo plazo, pues sólo los escogidos la pueden oír (ejecutar). (Juan 6:60)

La mayoría de las veces ocurre esto: la tradición de las denominaciones, defendida por los “viejos profetas”, invalidan la Palabra de Dios (Marco 7:13) y los jóvenes pierden su camino, pues ingenuamente aceptan su cobertura, comen su pan y beben su agua y toman otro rumbo, ya no es el que Dios les mostró.

Algunos dicen: “No, yo no sirvo a una denominación” y hablan de redes apostólicas y proféticas que no difieren mucho de las denominaciones tradicionales.
La era de la Apostolitis y el Redismo ha constituido comunidades que se dijeron:

 

«Vamos, edifiquémonos una ciudad
y una torre, cuya cúspide llegue
al cielo; hagámonos un nombre,
“por si” fuéremos esparcidos sobre
la faz de la tierra.»
(Génesis 11:4)

Alcanzar los cinco continentes con redes apostólicas que se extienden no por el poder del Espíritu Santo ni con el nombre de Jesucristo, sino por contrataciones y bajo el nombre de un profeta o apóstol, o ministerio de “tal”, no agrada al Señor y no da cumplimiento a las :últimas palabras de Jesús antes de ser ascendido:

“recibiréis poder cuando haya venido
sobre vosotros el Espíritu Santo y me seréis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra”
(Hechos 1:8)

No es suficiente predicar el Evangelio; eso lo hacen todas las religiones cristianas, y algo similar, las ideologías y filosofías de toda estirpe. Es preciso ser testigos con poder y eso sólo es posible creyendo y obedeciendo sin restricciones al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

¡¿Cuántos ministerios son testigos de otros nombres, y no de Cristo?! ¡Cuántos sienten su respaldo en el poder del marketing que da pertenecer a determinada red! ¡Cuántas contrataciones! El Señor ha prometido vaciar esas mansiones.

«A causa de la multitud de sus contrataciones
fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que
Yo te echaré del monte de Dios, y te arrojaré
de entre las piedras de fuego, oh querubín protector.»
(Ezequiel 27:16)

Parece que hoy en día es poco o insuficiente decir “Soy la Iglesia de Cristo”. Da más prestigio decir que “ese ministerio” o “esa red” me dan cobertura, que confiar que el poder del Altísimo cubrirá. (Salmo 91:1; Lucas 1:35).

 

No hay nombre de persona, ministerio, asociación, red o denominación que pueda cubrir nuestra desnudez. Sólo la gloria de Dios sobre una Iglesia que se reconoce esposa de Cristo y deja ver que la cabeza es Cristo es verdadera cobertura. Los demás son pequeñas coberturas. (Efesios 5:23).

 

De ningún modo quiero decir que no sean necesarias las coberturas. No. Todas las noches acudíamos a ella en el lecho. Pero no nos equivoquemos; si no hay paternidad no hay buena cobertura y una buena paternidad enseña a confiar en Dios Abba y a creerle siempre y todo lo que Él dice.

 

M.A. Laura Arco