«Ofrecerás el un cordero á la mañana, y el otro cordero ofrecerás á la caída de la tarde…»
Éxodo/Shemot 29:39
Ofrenda un cordero por la mañana y el otro cordero ofréndalo a la tarde.
Números/Bamidbar 28: 4
El sabio Yosef Jaím, al comentar la parasha Pinjás, dice que la razón por la que se trae el Korbán Olá Tamid (traducido com «el acercamiento de constante elevación«) en la mañana y al atardecer es porque dicha ofrenda de elevación, al entregarse en la mañana, expía los pecados de la noche, y la ofrenda de elevación del atardecer, expía los pecados del día. Y ya que este korbán se compraba con dinero de la congregación, éste tiene el poder de expiar los pecados de todo el pueblo.
Yosef Jaím agrega que con las letras de la palabra en hebreo olá (traducida como «elevación de«) se formar la palabra hebrea tolá ( que se traduce como «gusano«), que viene a indicar la existencia de ángeles malos que son parte de la klipá, y tienen la condición de un gusano que quiere comer y acabar con lo que se le ponga por delante. Por lo tanto, el sabio enseña que cuando Israel ofrenda el Olá HaTamid de la mañana, está activando a las esferas celestiales para que se interpongan ante aquellos ángeles y nosotros, y no puedan hacernos daño y/o acabar con nosotros en nuestra misión de hacer tikún (reparación).
Desde ese concepto yahvista Yosef Jaím sostiene que así como existe un ángel de sufrimientos llamado Tolá, en las esferas celestiales también existe un ángel de pureza llamado igualmente Tolá, cuya función es antagónica al primero, es decir que se encarga de debilitar la fuerza del Tolá malo, con el propósito de que este no pueda llevar a cabo su objetivo en contra de aquellos que somos herederos de la salvación (Hebreos 1: 14).
Ahora bien, el Tolá malo se alimenta de la energía negativa que genera el yetzer hará que vibra en el ego de cada hombre. Pero, ¿de dónde absorbe el Tolá bueno su fuerza para poder actuar contra el Tolá malo? Del hecho de que el Pueblo de Israel ofrenda el Olá HaTamid por la mañana y por la tarde. Es decir, que por el mérito del ofrecimiento de estos korbanot, el Tolá bueno obtiene la fuerza para vencer al Tolá malo.
Leyendo y mediando esta descodificación de las Sagradas Escrituras, logramos leer con una óptica más razonable el oráculo en el que HaKadosh Baruj Hu se dirigió a Yaakov Avinu y le dijo
«No temas, Toláat («gusano de») Yaakov; es decir, no temas del Tolá de la kelipá ni de las fuerzas de la impureza, debido a que tú también tienes un Tolá con el poder de aniquilar a tu enemigo”.
(Isaías 41:14)
Los sabios, expertos en los códigos hebreos (en el Tratado de Nedarim 81a; Tratado de Shabat 119b y Tratado de Bavá Metzía 30b), preguntan:
“¿Por qué fue desolada la Tierra de Israel?”
La pregunta es retórica. Con ella quisieron decir que, si el Korbán Olá Tamid estaba supuesto a proveerle poder al Tolá bueno para batallar con el Tolá de la klipá, entonces, ¿cómo pudieron los goyim (pueblos gentiles) devastar la Tierra de Israel?
Esta pregunta se refuerza por el hecho de que en la ciudad Jerusalén vivieron grandes talmidim jajamim (discípulos de la Sabiduría), que poseían un espíritu profético, de un nivel muy elevado que no se podía medir. Dichos talmidim jajamim tenían el poder de forzar a los ángeles ministeriales a batallar contra las fuerzas de los principados destructores que presiden las naciones idólatras; dichos ángeles ministeriales no les darían a los goyim la posibilidad de destruir la Tierra de Israel
(Midrash Zuta Ejá 1:7). Entonces, ¿cómo los destructores obtuvieron el permiso para arrasar?
Esta pregunta fue formulada a los jajamim (sabios) y a los naavim (profetas), quienes no supieron responderla. Hasta que vino el Eterno mismo y la respondió:
«¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Yahvéh, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase? Dijo Yahvéh: Porque dejaron mi Torah, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;»
(Yirmeiá/Jeremías 9:12 – 13):
¿Por qué la Tierra [de Israel] fue destruida? Porque abandonaron Mi Torah
Al leer los comentarios de la Guemará (Tratado de Nedarim 81a) se puede encontrar varias razones que avalan la amonestación de YHVH a los Benei Israel (Hijos de Israel):
- que fue debido a que no bendecían antes de leer la Torah;
- porque los infantes dejaban de estudiar Torah y comenzaban a practicar las modas y costumbres de los niños de otros pueblos; y también
- porque se apegaron a la letra de la ley en demasía y, aunque cumplían las leyes de la Torah, impartían justicia implacable sin aplicar la cualidad de la misericordia.
- y además, por fuerza mayor, habían dejado de traer la ofrenda de elevación constante, pues se les habían acabado los animales para ofrecer, y como el korbán viene a expiar los pecados del día y los de la noche, no tenían forma de expiar; por ende, perdieron la protección.
Entonces, notamos que el Pueblo de Israel se fortalece sobre sus enemigos solo cuando ofrendan el Korbán Olá Tamid, el cual es un símbolo de la elevación y superación diaria a los que el Eterno llama a cada miembreo de Su Pueblo. Por ende, dicho Korbán Tamid tiene el poder de darle fuerza al Tolá de la santidad; y es necesario que dicho Tolá esté en condición de elevarse y superarse constantemente, como un avión que para poder despegar y mantenerse en vuelo requiere de una fuerza constante, a fin de no perder altura y caer.
Sin embargo, desde que el Pueblo de Israel había dejado de ofrendar el Korbán Tamid, el Tolá de la kedushá (santidad) no tenía más fuerza para vencer a la klipá de la impureza; por ello, los goyim consiguieron potestad para destruir Jerusalén y Su Templo.
De acuerdo a la historia, el Pueblo de Israel dejó de ofrendar el Korbán Tamid el 17 de tamuz debido a que no les quedaron más ovejas (así lo relata el Tratado de Arajín 11b, y Rashí allí). Pero en lugar de preocuparse por el hecho de que no les quedaban más ovejas y de meditar cómo fue que habían llegado a esa situación de carencia, permanecieron serenos y no se dedicaron a sopesar si esa situación era una señal del Cielo para que se dedicaran a corregir sus actos. Por ejemplo, cuando una madre ve que su hijo no crece y no se desarrolla como debe, o que duerme más horas de las normales, de inmediato, se despierta en su corazón la sospecha de que algo no anda bien. Entonces, recurre a los médicos en busca de descubrir el origen del problema. De la misma forma, cuando el hombre sospecha que no se está elevando, sino que permanece siempre en el mismo nivel (o que, al contrario, está descendiendo de nivel, debe ocuparse de dicha situación meditando en sus acciones negativas, y no puede descansar o permanecer tranquilo hasta que encuentre la respuesta al problema y realice el tikún (reparación) correspondiente.
Dicen los sabios de los códigos hebreos de la Torah que debido a esto, el Eterno estableció que, al envejecer, los cabellos de un ser humano cambien de color. Al principio son negros, pero después se emblanquecen conforme la persona vaya envejeciendo. Asimismo, el rostro de la persona no permanece terso y reluciente como en la juventud. Todo esto, ¿por qué? ¡Si el Eterno podría crear una realidad en que la persona dejara este mundo después de sus 120 años luciendo como un joven! ¿A qué se debe que la persona se vea tan diferente y desgastada al fallecer anciana? El fundamento radica en que las señales de la vejez vienen para despertar a la persona, que se dé cuenta de que ella no está protegida para siempre, que sus años sobre la tierra están fijados y tienen un límite, y que llegará el día en el que dejará este mundo y será enterrada. Sabiendo esto, todo varón y toda mujer de Israel, debe despertar y aprovechar sus días, estudiar Torah y cumplir los mitzvot (mandamientos), pues llegará el día en el que la elevación espiritual le será tomada de las manos, y será juzgado de acuerdo con sus acciones, y entonces ya no podrá corregir lo hecho.
De igual modo, el Pueblo de Israel tenía que haberse despertado, y preocupado de buscar la razón de por qué de pronto no tenían más la posibilidad de ofrendar el Korbán Olá HaTamid. El solo hecho de que se había agotado el rebaño para sacrificar indicaba que habían afectado su estudio de Torah y no se habían dedicado a ella con integridad. Pero, como el Pueblo de Israel permaneció indiferente y no buscó el origen para establecer el Tolá de la santidad, las fuerzas del mal se fortalecieron desde las negatividades que ellos mismos generaban y lograron destruir Jerusalén por medio de las naciones goyim.
En nuestros días, en que no tenemos el Bet Hamikdash (Templo) ni la posibilidad de ofrendar el Korbán Olá HaTamid, cada miembro de los Benei Israel (Hijos de Israel) tiene la obligación de elevarse en la sagrada Torah, y hacer una introspección respecto de sus actos, si es que son debidos o si requieren de corrección. Y cuando la persona se conduce de esta forma, refuerza el poder de la pureza y la santidad ante las fuerzas de la impureza.